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EL MOLINO HIDRÁULICO DE ADOLFO ROQUÉ

Ciudad de Córdoba - Argentina

CRONOLOGÍA HISTÓRICA DESDE SU ORIGEN HASTA SU ABANDONO

Dr. Sergio Alejandro Tissera

SINONIMIA: Molino de Roqué, Molino de Gavier, Molino de Carreras, Molino de Carreras-


Gavier, Molino de los Carreras, Molino San Jerónimo, Establecimiento San Gerónimo.

1. INTRODUCCIÓN

1.1. LOS MOLINOS HARINEROS HIDRÁULICOS EN CÓRDOBA

La industria molinera en Córdoba tiene sus orígenes en los albores de la colonia española. La
harina de trigo, base de la alimentación europea, pasa a ser en nuestro medio un elemento
indispensable a partir de la conquista. Por esto, se trae la tecnología para producirla en cantidad, es
decir el molino.
Los molinos de los primeros españoles llegados a nuestras tierras, eran accionados por fuerza
animal (Tahonas o Atahonas) o por la fuerza motriz del agua, de allí que estos últimos se denominan
hidráulicos.
Esta tecnología, que venía desde la edad media, se instala en Córdoba no solo durante toda la época
colonial, sino incluso, durante el transcurso del siglo XIX, en donde al finalizar dicho siglo, la
llegada de modernas tecnologías, como el motor a vapor primero y el eléctrico después, comienzan
a desplazar a los viejos molinos hidráulicos debido a la gran producción de la que eran capaces
estas nuevas maquinarias. Esto sin contar que para el normal funcionamiento de estas últimas no se
requería del mantenimiento de presas, acequias y/o canales para embalsar y conducir el agua hasta
el ingenio; y muchas veces la “reconstrucción” de estos sistemas cuando había aluviones en los ríos.
Y además tenían una producción continua, a diferencia de los molinos hidráulicos, que salían de
funcionamiento en los períodos de sequía.

En la ciudad de Córdoba han existido numerosos molinos hidráulicos. Desde el primero, que
perteneció a Pedro de Soria construido en el año 1588 (1), que se ubicaba en el solar de la esquina
N.O. de las actuales calles Av. Gral. Paz y Santa Rosa (2), hasta los últimos que estuvieron en
funcionamiento aún en la 1º década del siglo XX, que justamente incluye al que nos ocupa en este
estudio. Estos ingenios han formado parte de una industria importante que abastecía en su momento
no sólo a Córdoba, sino también a gran parte de nuestro país.
Actualmente solo quedan en pie, en distintos grados de conservación, las ruinas de cuatro molinos
de este tipo en nuestra ciudad: El molino de Torres (ubicado en Villa Warcalde y único que conserva
parte de la maquinaria), el de Hormaeche (cuyas ruinas están en el Parque Municipal Gral. San
Martín), el de Zavalía (en Barrio Villa Belgrano y que se refuncionalizó para usina eléctrica a
principios del siglo pasado) y el de Adolfo Roqué (en ruinas semienterradas, en las inmediaciones
del puente 15, próximo al estadio Mario Kempes), objeto de este estudio.

1- AHMC, Libro III, Córdoba, 1880, pág. 23.


2- Carlos A. Luque Colombres, Orígenes históricos de la propiedad urbana de Córdoba (Siglos XVI y XVII),
Córdoba, 1980, pág. 44.
1
1.2. ESTRUCTURA Y FUNCIONAMIENTO DE LOS MOLINOS HIDRÁULICOS

Existen dos tipos de molinos hidráulicos en relación al suministro de agua: Los molinos que se
sitúan al borde del cauce de un río o arroyo, en donde el flujo del agua le da movimiento directo a
una rueda con aspas que luego, mediante un par de engranajes, lo transmite a la muela; y los que
están a cierta distancia de donde se toma el agua para su movimiento. En este último caso se abría
una boca toma a la orilla del río o se construía una presa o dique sobre su lecho, y desde la misma
se conducía el agua por un canal o acequia hasta el molino. Este sistema se usaba cuando los cursos
de agua eran de flujo y nivel variable, tal es el caso en nuestra provincia de Córdoba.

El sitio donde se abría la boca toma o se disponía la presa era escogido de acuerdo a la ubicación
del molino y a la topografía que presentaba el terreno entre esos dos puntos. La presa o dique era
una empalizada de palos cruzando el río de orilla a orilla, dispuestos a pique, que servía de
esqueleto a una estructura de piedras bolas afirmadas entre sí (tal el caso de nuestro molino en
estudio). Otras veces se construía un murallón de calicanto.
Desde la presa se conducía parte del agua embalsada por un canal, que podía ser una acequia (zanja
excavada en un terreno), un canal con paredes de mampostería o un túnel si se presentaba una
barranca sobre la banda del río en donde se situaba la boca-toma (esta situación se observa con el
molino de Adolfo Roqué) o una loma en el trayecto de la acequia.

Otra clasificación de los molinos hidráulicos está en relación a la posición de la rueda que hace
girar el agua, y tenemos los molinos horizontales (más antiguos) y los verticales.

Gráficos representativos de un molino horizontal y uno vertical (3)


(Fotografías del autor)

Los molinos horizontales tenían su rueda a la que se adosaban una serie de aspas o paletas
(denominada rodezno) en el plano horizontal, sobre la que caía el agua por medio de un canal en
rampa descendente desde un estanque o depósito (llamado cubo) que tenía una abertura de pequeño
calibre donde se adosaba un pico de madera o metal (llamado saetillo o saetín). El depósito o cubo
eran alimentados con la acequia o canal derivado del río. La rampa y el saetillo servían para
imprimirle presión al flujo de agua y así poner en funcionamiento el rodezno.

3- Colección Gráfica donada por Pedro Grenon S.J. al Archivo Histórico Municipal de Córdoba (AHMC) en 1974.
2
El rodezno se situaba bajo una bóveda de mampostería denominada cárcavo (tal el caso del Molino
de Hormaeche o de los molinos jesuíticos de Santa Catalina) y tenía un eje de madera (Árbol) que
transmitía el movimiento rotatorio directamente a una de las muelas, situada en la sala de molienda
encima de la bóveda. En algunos casos la sala de molienda estaba separada del sitio donde estaba el
rodezno, por medio de un entablonado de madera (tal el caso del molino jesuítico de Alta Gracia o
el de Adolfo Roqué). A partir del siglo XIX se comienzan a reemplazar algunas partes de madera
(como el árbol, el saetillo y el rodezno) por piezas de metal.

Los molinos verticales, tenían su rueda dispuesta en el espacio en forma vertical, sobre un canal que
se comunicaba con el depósito de agua. El movimiento del eje de la rueda, llegaba a la muela
mediante un par de engranajes que permitían el giro del eje de la muela, transversal al eje de la
rueda. Es una tecnología más sofisticada y el único ejemplo que pudimos observar en Córdoba
hasta el momento de este tipo de molino, está en la estancia jesuítica de Jesús María (en el
denominado Molino de arriba).

Una vez que el movimiento del eje o árbol llegaba a la sala de molienda, hacía girar una de las
muelas (llamada volandera), que se ubicaba sobre otra muela fija (solera), estabilizada sobre una
estructura de piedra o madera.
Cada par de muelas o piedras se denominaban paradas, y los molinos podían tener más de una
parada, dato que se puede obtener de los inventarios.
Sobre la volandera, en un orificio central, se introducía el grano a moler mediante una tolva; y el
producto de la molienda escapaba entre las muelas (la solera tenia tallada unas estrías en sentido
centrífugo por donde discurría el producto molido) hacia un recipiente que envolvía a la solera.

1.3. DOCUMENTACION LOCAL INÉDITA EXISTENTE SOBRE MOLINOS HIDRÁULICOS

Los molinos hidráulicos eran denominados con el nombre del propietario. Como estos, dentro de
su vida útil, pasaban por distintos dueños, su denominación cambiaba con el tiempo. Por esto,
muchas veces se ha generado confusión al tratar de ubicar a los distintos molinos que existieron en
Córdoba, mencionando un “mismo molino” como si hubieran sido más de uno.
La documentación inédita referida a los molinos hidráulicos en nuestra ciudad, la podemos
encontrar en diferentes archivos oficiales. La información sobre los molinos que existieron desde
finales del siglo XVI hasta la 1º mitad del siglo XVIII inclusive, es la más confusa si queremos
ubicarlos espacialmente. En estos documentos no hay planos, mapas ni referencias geográficas
específicas.
En las actas capitulares (Documentos de las disposiciones del Cabildo desde 1573 hasta 1824) se
mencionan las solicitudes o permisos que se requerían de las autoridades para construir un molino.
En la documentación existente en el AHPC (4), se guardan los juicios y sucesiones que tienen una
rica información al respecto. Los juicios referentes al uso del agua eran comunes, ya que era el
recurso clave en el sistema productivo, tanto para mover los molinos como para el riego de huertas
y campos de sementeras.
La mayoría de los juicios se referían al uso del agua para riego, ya que al tomar mediante acequias
el agua del río, los propietarios que estaban por debajo de la boca – toma que derivaba parte del
flujo del río hacia algún campo, quedaban sin agua cuando el río traía poco caudal.
En el caso de los molinos había menos problemas porque el agua extraída para dar movimiento al
ingenio, una vez utilizada como fuerza motriz, se devolvía al río.

4- Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba (AHPC).

3
El problema se suscitaba en casos puntuales, donde existía otro propietario diferente al del molino,
que tenía su boca-toma, ya sea para otro molino o para riego, entre la boca-toma y el desagüe del
primero (este caso ocurrió entre el molino que es objeto de nuestro estudio y otro molino ubicado en
la banda opuesta del río, como veremos más adelante). Podía ocurrir también que un mismo
propietario usara el agua no solo como fuerza motriz, sino también para riego; por lo que el agua
levantada no volvía al río. En estos casos el campo de riego podía estar antes del molino (y por un
sistema de canales y compuertas se escogía hacia donde se conducía el agua: a la zona de cultivo o
hacia el molino) o después del molino (en este caso se regaba el campo con el sobrante de agua del
molino).
Estos juicios conocidos genéricamente como “juicios de agua” arrojan información valiosa sobre la
situación espacial de los distintos molinos y acequias a lo largo del río Suquía.

Otra fuente documental, que salvaguarda el AHPC, está en los inventarios y protocolos notariales,
donde se mencionan no solo la ubicación de los molinos, sino también datos de sus propietarios, ya
sea por compras y ventas o sucesiones. Los inventarios eran obligatorios en las compras y ventas de
propiedades y en las sucesiones; y en ellos también podemos descubrir detalles técnicos y
constructivos de los molinos.

Otro archivo con información valiosísima al respecto, poco conocido en Córdoba por no estar
catalogado, es el Archivo de Hidráulica de la Provincia de Córdoba, que guarda los libros de
solicitudes sobre irrigación desde el año 1876 hasta el siglo pasado.
El solicitante que peticionaba “una boca-toma para levantar el agua del río” elevaba una nota al
Gobierno Provincial (al Ministro de Gobierno), quien daba parte al Departamento Topográfico
(cuyos archivos están en la Dirección de Catastro Provincial); este último analizaba el proyecto de
la acequia (ubicación de la boca-toma, trayecto del canal, extensión, campos de otros propietarios
por donde debía pasar, etc.) y de no haber objeciones (por parte del Departamento Topográfico o de
los propietarios de bocas - tomas en la parte inferior de la corriente) esta oficina devolvía el tramite
a la oficina Ministerial, quien autorizaba la obra. Este procedimiento administrativo, según los
documentos que obran en Hidráulica, se ejecutó entre 1882 y 1890. Con la llegada de las obras de
irrigación de los altos, es decir los canales maestros que abastecían a las tierras altas de nuestra
ciudad y a la campaña, se conformó la oficina de irrigación.
A partir de aquí el trámite consistía en una nota del peticionante al Ministerio de Hacienda y Obras
Públicas; quien trasladaba dicha petición con los detalles técnicos de la acequias a la Oficina de
Irrigación, que jugaba el rol que anteriormente desempeñó el Departamento Topográfico para estos
casos. También era necesario reinscribir las concesiones ya aprobadas, cuando cambiaban de
propietario, ya sea por venta de un terreno “con derecho a riego” o en las sucesiones. Estos libros
contienen información específica sobre las acequias que existieron en Córdoba, incluso con planos
ilustrativos que son una fuente documental excelente para quienes se dedican, como nosotros, a la
hidráulica histórica.

2. CRONOLOGÍA HISTÓRICA DEL MOLINO DE ADOLFO ROQUÉ

Para su estudio histórico, hemos dividido la vida del molino en cuatro etapas, definidas por los
distintos propietarios que tuvo el mismo en sus 37 años de actividad. Cada etapa, que hemos
denominado período, marcó una fase dentro del ciclo productivo del molino; desde la primera en
donde se fue consolidando dentro de los molinos ya existentes, pasando por las etapas intermedias
de mayor producción que marcaron un hito en la industria local, hasta la última donde comienza su
declinación hasta desaparecer.
4
2.1. PERÍODO DE ROQUÉ (1871 – 1877)

Juan Roqué, francés afincado en nuestra ciudad en la segunda década del siglo XIX, fue un
importante empresario e industrial molinero en la Córdoba de aquel siglo.
En 1833 compra al Colegio de Huérfanas un molino ubicado en los suburbios Oeste de la ciudad (5).
Este molino había sido construido por Juan Manuel López (6) alrededor del año 1790, quien lo
vendió a Monseñor Ángel Mariano Moscoso en 1793. Moscoso, Obispo de la Diócesis de Córdoba
del Tucumán entre 1789 y 1804, dispuso que el molino abasteciera tanto económicamente como de
materia prima al Colegio de Huérfanas, por lo que donó dicho molino en 1796 al Colegio. A partir
de aquí fue conocido como “El Molino de las Huérfanas”. (7)

En el año 1838 Juan Roqué compra parte de las tierras denominadas “Bajo de Ontiveros” en dos
fracciones a los Sres. Miranda y Capdevilla respectivamente (8). Estas tierras estaban ubicadas en
donde hoy está emplazado el Estadio Mario Kempes (un verdadero “bajo”) y sus inmediaciones; y
se conocían como de Ontiveros debido al apellido de quien había sido el propietario algunos años
antes.
En 1845, Juan Roqué compró otro molino ubicado en las adyacencias del Molino de las Huérfanas
(en lo que hoy sería el barrio Villa Páez), a Ignacia Funes de Bulnes, que había pertenecido al Dean
Funes (9). Estos molinos fueron conocidos para esa época como “los molinos Roqué”. Esto es un
punto importante a destacar, porque hemos visto confusión en algunos historiadores que no lograron
diferenciarlos del molino de Adolfo Roqué.

En 1857, Juan Roqué vende estas tierras a su hijo Adolfo (10), quien a partir de ese año y hasta 1869
las irá ampliando con terrenos colindantes que comprará a propietarios vecinos.
Así adquiere en 1857 un terreno a Dolores Altamirano; en 1860 varias fracciones de tierras a la
sucesión de Ontivero y a Valentín Albarracín; en 1867 otro terreno a María Ontivero y finalmente
en 1869 una suerte de tierra a José Miranda. De esta forma las tierras de Roqué terminan ocupando
una superficie importante de los suburbios S.O. de la ciudad. (11)

No tenemos información exacta de cuando Adolfo Roqué comenzó a construir su molino ni cuánto
tiempo demando esta obra. El 1º plano del molino (del cual mostramos más abajo una fotografía)
data de fines de 1871 y se levantó para acompañar el expediente de un juicio que Roqué le entabló a
un colindante que planeaba pasar una acequia por su propiedad. En este documento se menciona
que el molino ya está terminado y listo para trabajar; es decir que está equipado y concluida la
acequia de alimentación con sus túneles. (12).

5- AHPC. Protocolos, Registro 1, 1831 – 1836, folios 140 al 143.


6- Juan Manuel López fue quien dotó a la ciudad de Córdoba (entre otras importantes obras) de la primera agua
corriente desde una acequia cuya boca toma estaba emplazada en las cercanías del actual puente La Tablada. Para
dicha obra, fue contratado por el Gobierno del Marqués de Sobremonte, quien en parte de pago lo autorizó a
construir este molino en las cercanías de la boca toma, con la condición de que el sobrante de agua del molino
(que se abastecía de una acequia propia) cayera en la acequia de la ciudad. Las obras de López se ejecutaron entre
los años 1785 y 1791. Ignacio Garzón, Crónica de Córdoba, Córdoba. 1898, t. I, pág. 8 a 31.
7- Pedro Grenon S.J., El trigo y su molienda en Córdoba, Córdoba, 1972, pág. 72 y 74.
8- Ana Inés Ferreyra, Estado y mercado de tierras en Córdoba, 1820 – 1855. Córdoba, 2000, pág. 78.
9- AHPC. Escribanía 1, 1881, Leg. 574, Exp. 10.
10- AHPC. Protocolos, Registro I, 1856 – 1857, folios 316 al 319.
11- AHPC. Juzgado 1º Civil, 1889, Leg. 7, Exp. 5, folios 1 al 4.
12- AHPC. Escribanía 2, 1872, Leg. 181, Exp. 5

5
En base a esta documentación fijamos el 1º período de este molino entre 1871 (Puesta en
funcionamiento) hasta su venta acaecida en el año 1877.

Plano del molino de Adolfo Roqué, levantado por el Departamento Topográfico en 1871 (13)
(Fotografía del original por el autor)

2.2. PERÍODO DE GAVIER (1877 – 1885)

En 1877 Adolfo Roqué vende su molino, junto a una fracción de sus tierras, a Enrique Gavier (14).
Don Enrique Gavier González, nació en Córdoba en 1842, hijo de Don Enrique Gavier (natural de
Bélgica) y Dña. Martina González (oriunda de Córdoba), y era primo hermano por parte de madre
de Adolfo Roqué. (15)

La escritura pública de la venta de Roqué a favor de Gavier, con fecha del 9 de Agosto de 1877,
expresa lo siguiente:

“Don Adolfo Roqué vende a Don Enrique Gavier, un molino de su propiedad que se haya ubicado
en el Bajo de Ontiveros como a dos leguas al oeste de la ciudad y que consta de ochenta a cien
cuadras cuadradas y cercadas, lindando al Norte y al Este con el Río (Suquía), y al Oeste y Sud con
terrenos del vendedor” (16)

13- Idem 12.


14- AHPC. Protocolos, Registro 1, 1877, t. II, folios 907 al 912.
15- Revista de la Junta de Historia Provincial de Córdoba, año 1978, vol. 8, pág. 136.
16- AHPC. Juzgado 1º Civil, 1889, Leg. 7, Exp. 5, folio 5.
6
A partir de la venta del molino por parte de Roqué a Gavier, el mismo pasa a conocerse como
“Molino de Gavier”, nombre que perdurará hasta principios del siglo XX.

En el año 1881 se sanciona la primera ley de riego en la Provincia de Córdoba, en donde disponía
en su artículo 11 que todos las concesionarios (de bocas tomas desde los ríos) existentes deberían
reinscribir sus derechos de riego en los próximos seis meses. (17)

En cumplimiento de esta ley se presenta Enrique Gavier solicitando al Gobierno de turno que le
reinscriban a su nombre la concesión, que había pertenecido a Roqué, para tomar agua del río,
permiso que se le concede el 7 de Octubre de 1882. En el documento consultado se lee la respuesta
a lo solicitado por Gavier:

“Visto lo informado por el departamento Topográfico, concédese a Don Enrique Gavier, el permiso
que solicita para continuar haciendo uso de la acequia de su propiedad con la cual levanta el agua
del Río I (Suquia) para dar movimiento a un molino y regar un terreno de su propiedad” (18)

Este dato nos revela que la acequia que suministraba agua al molino, también se usaba para regar un
campo, que se ubicaba en donde está actualmente el Estadio Mario Kempes y su entorno inmediato.

Entre 1883 y 1884, Gavier ampliará sus tierras adquiriendo terrenos comprados a propietarios de la
zona. Estas compras las realiza en común con David Carreras (19), con quien a través de los años
conformó varias sociedades comerciales.

2.3. PERÍODO DE CARRERAS – GAVIER (1885 – 1904)

El 19 de Junio de 1885, Enrique Gavier vende la mitad de su molino a David Carreras (20).

David Carreras Ponce de León, nacido en la localidad Cordobesa de Río Seco en 1838, fue un
importante empresario y comerciante, que llego a amasar una de las fortunas más sólidas de su
tiempo en la provincia.
Ocupó varios cargos políticos en la legislatura Provincial y fue el primer presidente del Banco de la
Provincia de Córdoba.
Enrique Gavier y David Carreras eran cuñados, ya que este último se había desposado en 1868 con
Rosario Gavier González, hermana de Enrique; y años antes ya habían conformado su primera
sociedad comercial para dedicarse, entre otras cosas, al comercio de tierras (21).

La asociación entre Gavier y Carreras para explotar el molino los lleva a fundar la sociedad “Gavier
y Carreras” y bautizan al establecimiento ubicado en el bajo de Ontiveros, como “San Jerónimo”.
Por esta razón a partir de este momento, el molino de Gavier también será conocido como Molino
San Jerónimo (22).

17- Archivo de Hidráulica de la Prov. de Córdoba. Solicitudes y Transferencias. Libro 87 (1927-1931). Solicitud de
Carlos M. Martínez.
18- Hidráulica de la Prov. de Córdoba. Registro de inscripciones de canales y acequias. Libro 1 (1876-1885).
Concesión Nº 120.
19- AHPC. Juzgado 1º Civil, 1889, Leg. 7, Exp. 5, folios 6 y 7.
20- AHPC. Juzgado 1º Civil, 1889, Leg. 7, Exp. 5, folio 8.
21- Ignacio Tejerina Carreras, Los Carreras, Córdoba, 1983, pág. 32 y 33.
22- Carlos Gavier Olmedo, Los Gavier: sus entronques con linajes cordobeses, Córdoba, 1996, pág. 59.
7
Este será el período de gloria del molino, en donde tendrá su mayor producción; p r o d u c t o d e
u n a a m p l i a c i ó n y m o d e r n i z a c i ó n d e l a m a q u i n a r i a d e l m i s m o ; situación que se
extenderá por los próximos diez años.

En 1887, Gavier y Carreras solicitan al Departamento Topográfico un deslinde y mensura de los


terrenos de su establecimiento (23), en donde el agrimensor Parménides Ferrer levanta un plano (del
cual mostramos una parte en la siguiente fotografía) que permite localizar perfectamente el sitio del
molino, coincidiendo con las ruinas que hoy podemos observar al costado derecho del camino de
acceso al puente 15, si es abordado desde el norte.
También nos indica dicho plano, parte del trazado de la acequia y los terrenos regables.

Mensura del establecimiento de la sociedad Gavier-Carreras, año 1888 (24).


(Fotografía del original por el autor)

La mensura practicada por Parménides Ferrer arroja una superficie total de 454 hectáreas, de las
cuales David Carreras separará una fracción de 54 hectáreas a su favor, en donde comienza a
construir en las proximidades del molino su famosa mansión, conocida como “Chateau Carreras”.
La propiedad, verdadero casco de estancia, contará con grandes parques diseñados por el paisajista
Carlos Thays (25) y un lago artificial, obra que queda concluida en 1890 (26).
Actualmente esta casa palaciega es sede del Centro de Arte Contemporáneo.

23- AHPC. Juzgado 1º Civil, 1889, Leg. 7, Exp. 5, folios 13 al 22.


24- Idem 23.
25- Arquitecto y Paisajista Francés que diseñó el Parque Sarmiento en nuestra ciudad.
26- Diario “La voz del interior”, 1 de Junio de 1978. Suplemento especial, pág. 31.
8
Así las tierras de Gavier y Carreras quedan divididas en dos partes: 54 hectáreas en manos de David
Carreras y 400 hectáreas de la sociedad Carreras y Gavier. En esta última funcionó el
establecimiento San Jerónimo, el cual llegó a ser uno de los más importantes productores de harina
en la Provincia de Córdoba en ese momento. (27)

Superficie de las tierras de Gavier y Carreras que mensuró Parménides Ferrer en 1888. Se observa la
acequia del establecimiento San Jerónimo y sobre la otra banda del río la acequia de Carlos Tillard, con la
que también se accionaba un molino. (28)
(Fotografía del original por el autor)

3.4. PERÍODO DE LOS CARRERAS (1904 - 1908)

Durante la última década del siglo XIX, el molino siguió produciendo, situación que se extendió
hasta principios del siglo XX.
La industria molinera en Córdoba se consolida a fines del siglo XIX, transformándose con la
llegada del nuevo siglo, en la más importante en nuestro medio. Después de los molinos hidráulicos
de Juan Roqué y de Carlos Tillard, que marcan una importante producción en la 2º mitad del siglo
XIX; se suman el de Gavier y el de los Hermanos Ducasse; y finalizando el siglo aparecen los
primeros “grandes molinos” con sus nuevas tecnologías y mayor producción. Así, Tillard inaugura
en 1892 el “Molino del Parque” (frente al actual Parque Las Heras) y la sociedad Minetti en 1898
instala el “Molino Letizia”, primer molino eléctrico en nuestra provincia (28).

27- Junta Provincial de Historia. Año 1993, Cuaderno 36, pág. 16.
28- Archivo Histórico de Catastro de la Prov. de Córdoba. Plano General, Capital, Suburbio S.O., 1907.
9
Esta industria molinera “ahora de mayor envergadura”, continúa en crecimiento durante el nuevo
siglo XX. Ante este nuevo contexto productivo, los molinos hidráulicos comienzan a ser obsoletos y
a esto no escapará el molino “San Jerónimo”.
Gavier y Carreras, dos visionarios en el mundo comercial y acostumbrados a los grandes negocios
vislumbran el porvenir y entienden que su ciclo á terminado.
Para el cambio de siglo, Enrique Gavier y David Carreras disuelven la sociedad que los vinculaba
en la explotación del molino y posteriormente transfieren el establecimiento San Jerónimo a los
hijos de Carreras, también sobrinos de Gavier, Horacio, Oscar y David..

En 1904, con fecha 29 de Septiembre, los hermanos Horacio, Oscar y David Carreras Gavier
solicitan la reinscripción de la concesión Nº 120, (que había pertenecido a la sociedad Carreras y
Gavier; y antes a Enrique Gavier) para seguir levantando agua del río 1º (Suquía) y utilizarla para
dar movimiento al molino y regar una superficie de 10 hectáreas. (29)
La reinscripción se acepta y quedan autorizados a usar una fuerza de 5 caballos a vapor para el
molino.

En 1907, con fecha del 2 de Septiembre, los hermanos Carreras, como propietarios del
“Establecimiento San Jerónimo” solicitan a las autoridades pertinentes incrementar el volumen de
agua que levantan del río, afín de aumentar la fuerza motriz para el molino, de 5 caballos a vapor
que tenía otorgada la concesión, a 300. (30)
Evidentemente necesitaban un aumento de la producción en un intento de no quedar tan desfasados
del nuevo marco productivo en que se desplegaba ahora la industria molinera.
La oficina de riego, después de estudiar el caso, se expidió el 15 de Mayo de 1908 “no dando a
lugar” a lo solicitado. En su argumentación se sostenía que para lograr la fuerza motriz de 300
caballos, se requería levantar más de la mitad del caudal que llevaba el río al nivel de la boca-toma
(31); y estaba reglamentado que ninguna concesión podía levantar más del 50% del volumen del río.

El frustrado pedido de los Carreras determinó el cese de la actividad del molino, aunque la
concesión para riego siguió vigente una década más, re inscripta bajo el N° 1286. (32)

4. RECONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DEL MOLINO DE ADOLFO ROQUÉ Y SU SISTEMA


DE ABASTECIMIENTO DE AGUA.

En base a un relevamiento que efectuamos en el sector y nuestros conocimientos en materia de


hidráulica antigua, es que trataremos de darle forma al molino de Roqué, a partir de las ruinas que
se observan en el sector donde estuvo asentado. Esto es solo un panorama general y debe tomarse
en el campo de la hipótesis hasta tanto se realice una excavación arqueológica en el sitio.
En el caso del sistema de abastecimiento de agua de dicho molino tenemos mayores certezas ya que
pudimos acompañar el relevamiento con documentación inédita y no habiendo hasta el momento
nada publicado al respecto, podemos considerar esta última parte del estudio, como revelación
histórica.

28- Angela González Aguirre, Grupos de poder en la región cordobesa. La familia Minetti, su actividad en la industria
molinera, 1867-1920.En Travesía, Nº 6, primer semestre de 2001, pág. 240 y 241.
29- Hidráulica de la Provincia de Córdoba. Registro de inscripciones de canales y acequias. Libro 2 (1886 – 1910).
Concesión Nº 120
30- Solicitudes sobre irrigación. Sección Campaña – concesiones. Libro 41 (1908), folios 532 al 540.
31- Idem 29.
32- Archivo de Hidráulica de la Prov. de Córdoba. Registro de canales y acequias, año 1908, folio 379.

10
Plano del Establecimiento “San Gerónimo” levantado en 1907, que acompaña la solicitud de los hermanos
Carreras de aumentar el volumen de agua que levantaban del río. En el mismo se muestra el molino y la
acequia de alimentación. (Fotografía del original por el autor)

Como expusimos en la introducción del presente trabajo, los molinos hidráulicos en su estructura
más general constan de dos partes bien definidas: Una superior donde está el sistema de molienda
(sala de molienda) y otra inferior (muchas veces subterránea o semi-subterránea) que conforma el
sistema hidráulico donde está la turbina que le da movimiento a las muelas situadas en la parte
superior.
Al analizar molinos en ruinas, que ya no poseen partes de la maquinaria y sólo presentan la
estructura total o parcial del edificio; la morfología de la parte inferior y su relación con el canal o
estanque de agua nos revela si se trataba de un molino horizontal o vertical. En los molinos
horizontales el agua corre bajo la sala de molienda, mientras que en los verticales lo hace por un
costado.
En los molinos horizontales la zona hidráulica o parte inferior está bajo una (o más) bóveda de
cañón corrido (llamada cárcavo). Otros molinos horizontales (tanto coloniales como posteriores a la
época colonial) pueden no tener cárcavos, y los dos niveles del edificio (zona hidráulica y sala de
molienda) estar separados por un entablonado de madera apoyado sobre vigas también de madera,
conformando a la vez el piso de la sala de molienda y el techo de la zona hidráulica (tal el caso del
Molino Jesuítico de la Estancia de Alta Gracia). También podían disponerse las vigas de madera con
escasa separación entre sí y asentar encima ladrillos cocidos.
A fines del siglo XIX, la estructura de madera se reemplazó por la nueva tecnología de la época
para construir techos: Las vigas de madera fueron reemplazadas por hierro, y el entablonado por
ladrillos dispuestos en bovedillas.
Para los muros de los edificios se emplearon diversos materiales: desde piedras asentadas en cal
(Siglo XVII), combinación de piedras con ladrillos y argamasa (Siglo XVIII) o ladrillos cocidos
(Siglo XIX). El adobe crudo se utilizó en algunos casos para erigir la sala de molienda (Siglos XVI
– XIX). Las acequias, al menos en su tramo final, eran canales calzados con mampostería.

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Las presas se construían, según la época y volumen de agua a levantar del río; con piedras del
mismo río apiladas en cordón, palos a pique con otros puestos en forma transversal, una
combinación de maderas y piedras superpuestas a modo de escolleras, murallón de calicanto o de
mampostería.

El molino de Adolfo Roqué presenta características constructivas atípicas. Cuando se hizo, el resto
de los molinos que existían en la ciudad, databan del período colonial (aunque reformados y
modernizados); pero aún no había llegado la época de la nueva arquitectura, donde se comenzarían
a emplear nuevos materiales y modernas técnicas de construcción (32).
Por lo tanto, el molino de Adolfo Roqué perteneció a una época de transición entre la arquitectura
colonial y la arquitectura moderna.
Si observamos las ruinas del molino, podemos pensar “a priori” que se trataba de una construcción
colonial, ya que comparte algunas características con fábricas del período colonial, como el empleo
mixto de ladrillos y piedras asentados en argamasa.

Ruinas de “aspecto” colonial en el sitio del molino. (Fotografía del autor, año 2013)

La apariencia de estas ruinas han generado información errónea como la de atribuirlas a un molino
colonial perteneciente a Juan de Espinoza y Negrete. Este último fue un regidor que solicitó al
cabildo permiso para construir el primer molino hidráulico de la ciudad a fines del siglo XVI (33),
pero su proyecto nunca se concretó.
Otra información errónea, que incluso estuvo en los catálogos de Patrimonio de Córdoba hasta que
denunciamos la existencia de las ruinas del molino a raíz de obras viales en el sector que las
pusieron en peligro de desaparecer (34); fue adjudicar el molino a Norberto Zavalía (35), propietario
que tuvo un molino en la zona pero en la margen opuesta del río, que luego lo transfirió a Carlos
Tillard.

32- Cuando entró en funcionamiento el molino de Adolfo Roqué, sus pares en la ciudad de Córdoba eran los
de Torres (antes de los padres Betlemitas), de Tillard (antes de Norberto Zavalía) y de Juan Roqué (antes
del Colegio de Huérfanas). Todos estos molinos procedían del siglo XVIII, sumados al de Villada (antes de
Hormaeche) que ya no funcionaba.
33- Actas Capitulares, sesión del 20 de Octubre de 1579.
34- Diario “La voz del Interior”, 13/09/2013, Sección Ciudadanos.
35- Subdirección de Patrimonio de la Municipalidad de Córdoba, 2002.
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No hemos encontrado una descripción del molino. Si, un croquis de planta confeccionado en 1871,
donde se muestra el edificio del molino, otro anexo: el tendedero y sus desagües:

Planta primitiva del Molino y su Tendedero (para secar la harina), según plano levantado en 1871 (36)

También hemos conseguido una fotografía del año 1948, donde se ve la sala de máquinas y la
ampliación realizada por la sociedad Carreras – Gavier, en ruinas, pero con sus paredes en
aún en pie.

Ruinas de la sala de máquinas del molino en el año 1948 (gentileza del Sr. Fernando Molina)

De los restos del molino sobresale un muro que corre en sentido Este-Oeste, que se correspondía
con una de las paredes de la sala de molienda (ver fotografía siguiente). Esta sala era cuadrangular,
y el muro visible es su lateral norte. Por detrás del mismo (al norte) emerge la parte superior del
cubo por donde ingresaba el agua, y por delante (al sur) de dicho muro estaba el espacio que alojaba
la maquinaria.
El techo de la sala de molienda estaba soportado por vigas de madera (quedan los huecos donde las
mismas estaban empotradas en el muro) y por encima quedan los vestigios de un muro de adobe
que cerraba el espacio alrededor del cubo. El piso de la sala de molienda, que a su vez formaba el
techo de la zona hidráulica por debajo de la primera (donde estaba la turbina), seguramente era un
entablonado, también soportado por vigas empotradas en los muros.
La pared contralateral (pared sur) de la sala de molienda ha desaparecido, pero la zona hidráulica,
soterrada, seguramente permanece intacta.

36- AHPC. Escribanía 2, 1872, Leg. 181, Exp. 5.


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Esquema de molino hidráulico (visto en un corte lateral) similar a lo que
fue el Molino de Roqué. Se aprecian los dos niveles, superior (sala de molienda) e inferior (zona de turbina)
y el cubo por donde descendía el agua, alimentada desde un estanque conectado a una acequia de
suministro. (37)

Parte superior del muro Norte de la sala de molienda, con los encastres de las paradas (pares de muelas). Por
detrás está el cubo por donde ingresaba el agua a la zona hidráulica, hoy soterrada.
(Fotografía del autor, año 2012)

37- http://olmo.pntic.mec.es/~jpag0004/molino%20de%20villandiego.htm

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Restos de muros de ladrillos soterrados, se visualizan por delante y a un costado de la estructura
primitiva; de una factura diferente (ladrillos de otras dimensiones y argamasa), propios de la
construcción que amplió el ingenio a fines del siglo XIX.
En cuanto a la ubicación de este molino, traspolando el dibujo o croquis del molino que muestran
los planos de mensuras de fines del siglo XIX a una carta topográfica del sector, lo ubican en el sitio
donde están las ruinas arriba mencionadas.
Observando aerofotografías antiguas del sector, podemos ver en un vuelo de 1940 (38) el canal y el
edificio del molino aún en pie. La aerofotografía que le sigue cronológicamente a la anterior, data
de 1965 (39), y ya á desaparecido el edificio del molino y el canal, pero se observan restos de muros
que se corresponden con las ruinas actuales del sector.

Aerofotografía del Sector tomada en 1940 (38)

Aerofotografía del Sector tomada en 1965 (39)

38- Aerofotografías de la Ciudad de Córdoba, Lapadula, 1940, Sector N.O. AHMC.


39- Aerofotografías de la Ciudad de Córdoba, vuelo 1965. Dirección de Catastro de la Municipalidad de Córdoba

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4.1. EL SISTEMA DE ABASTECIMIENTO DE AGUA DEL MOLINO Y LOS MÍTICOS
TÚNELES DEL CHATEAU CARRERAS

Si bien los aspectos constructivos del molino no figuran en ninguna documentación ni se podrán
establecer con exactitud, hasta tanto se realice una excavación que descubra completamente las
estructuras que aún permanecen semienterradas, de lo que podemos dar certezas es del sistema de
abastecimiento de agua, que involucra algunos de los túneles del sector de los que tanto se á
hablado, siempre rodeados de misterio y leyendas.

En las riberas del río Suquía alrededor del sitio donde estuvo emplazado el molino, existen los
vestigios de antiguos túneles excavados manualmente en las barrancas que circundan dicho río. Son
viejos canales para el transporte de agua, que ante la falta de documentación y estudios históricos,
han quedado hasta el día de hoy en el misterio, tejiendo un sinfín de mitos y leyendas, en cuanto a
la época en que fueron construidos, por quien y para qué.
Hemos podido encontrar felizmente documentación que explica el origen y la función de estos
túneles, y en referencia al molino presentamos la siguiente información.
En una serie de planos de 1907 (40), puede verse el canal de abastecimiento de agua en una vista
aérea y en un corte, donde se ve claramente que debe atravesarse la barranca para llevar al agua
desde la boca-toma hasta el molino. Si bien no se menciona la palabra “túnel”, queda claro que este
canal es subterráneo.

Trazado del canal, cuya 1º porción es en túnel y su continuación en acequia (izquierda). Corte de la
barranca entre la toma y el desagüe del molino, topografía que obligó a excavar el túnel para el paso
del canal (derecha). (Fotografías de planos originales por el autor)

Otro documento que hallamos en nuestra búsqueda en archivos hace mención explícita del túnel. Se
trata de una demanda que llega a juicio entablada por Enrique Gavier contra otro molinero, Carlos
Tillard, en 1884. (41) El primero denuncia al segundo que a raíz de trabajos realizados por este
último en el río para alterar su curso natural con el fin de aumentar el caudal de agua para su molino
(42), á quedado su toma con escaso abastecimiento de agua, por lo que en tiempos de bajo caudal del
río el molino de Gavier se queda sin suministro de agua.

40- Hidráulica de la Provincia de Córdoba. Registro de inscripciones de canales y acequias. Libro 2 (1886 – 1910).
Concesión Nº 120
41- Fallos de la Suprema Corte de Justicia Nacional con relación de sus respectivas causas, Vol. XXXVIII, 3º Serie,
Tomo 8. Causa XXXVII.
42- Tillard tenía un molino en la ribera opuesta del Río, cuya boca toma se hallaba aguas arriba de la de Gavier. Este
molino lo había adquirido en 1867 por compra a Norberto Zavalía.
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Este juicio es un ejemplo de los mencionados “juicios de agua”, que arrojan múltiples datos
valiosos para quienes se interesen en la historia de la legislación y la hidráulica antigua. A nosotros
nos interesa citar el resumen del caso, pues se menciona el túnel:

Caso. — En Julio de 1884 se presentó ante el Juzgado de Sección D. Enrique Gavier, exponiendo: que en un
establecimiento de su propiedad, situado hacia el oeste de la ciudad de Córdoba sobre la banda Sur del Rio
Primero, se halla fundado desde muchos años atrás un molino que emplea como fuerza motriz, el agua de
dicho rio tomada á la conveniente altura, por medio de un túnel excavado en las barrancas que forman su
ribera sud.

Esquema del canal del molino primero en túnel (trazo en rojo) y su continuación en acequia (trazo en verde).
Croquis en vista satelital de google earth.

Una descripción magistral del sistema hidráulico de este molino la realiza nuestro amigo,
recientemente fallecido, Fernando Molina, quien se dedicó a historiografiar aspectos de su querido
barrio Villa Belgrano. Su abuelo llegó a limpiar los túneles del molino y el mismo presenció el
tajamar en la boca toma del río que estuvo indemne hasta mediados del siglo pasado.
A continuación transcribimos literalmente la descripción hecha por Molina:

La derivación del agua se efectuaba a través de un tajamar, construido por rollizos de quebracho,
enterrados en forma de palo a pique y muy próximos el uno del otro (aproximadamente un metro),
en el lecho del río y luego unas vigas en la misma madera pero de sección rectangular puestas en
forma horizontal. Todo este conjunto formaba el núcleo de dos escolleras de piedra bola que lo
recubrían de ambos lados. Este tajamar estuvo vigente hasta aproximadamente el año 1950 que
como consecuencia de la putrefacción de las maderas y las sucesivas crecientes se fue deteriorando
hasta desaparecer. El tajamar formaba un embalse de unos 200 metros de longitud y unos 40 de
ancho con un promedio de 1,20 metros de profundidad. Con estas características era uno de los
lugares del río más frecuentado por los bañistas y pescadores. De este tajamar en sus orígenes, se
derivaba el agua a través de una acequia construida en mampostería y que salía en forma
perpendicular al río y penetraba en un túnel enclavado en la barranca.

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Antes de entrar en el túnel, la acequia tenía una compuerta de regulación para el control del
caudal de agua y un vertedero para derivar el exceso de esta.

Hasta aquí la descripción del tajamar y la toma de agua.


En un relevamiento que realizamos en el año 2012 encontramos restos del muro de piedra bola en la
ribera sur del río.

Restos de la escollera (Fotografía del autor, Año 2012)

La descripción del túnel que hace Molina, tampoco ahorra detalles y da una idea acabada del
complejo:

El túnel era aproximadamente de 1,70 metros de ancho por 1,80 metros de alto. Entraba en forma
perpendicular a la barranca, unos 10 metros y luego seguía en forma paralela al perfil de esta, en
una longitud de unos 500 metros, donde se continuaba con un canal a cielo abierto que, bordeando
el bajo del Chateau Carreras, donde actualmente se encuentra el “Estadio Córdoba” (Hoy
rebautizado “Estadio Mario Kempes”) llegaba al Molino cuyo emplazamiento estaba justo a la par
de donde actualmente está el “Puente 15”.

El túnel que como dijimos, corría en forma paralela a la barranca, tenía tres salidas
perpendiculares a este y que eran las que servían para su desbarre periódico, pues como en el
ingreso del agua, no tenía un adecuado desarenador, en cada creciente del río, entraban
sedimentos que se depositaban en el túnel, por lo cual periódicamente era necesario su limpieza,
además como era excavado en la tosca, sin otro revestimiento sedimentos de las paredes del túnel
se desprendían al paso del agua.

El túnel principal o acequia subterránea, que pudimos transitar parcialmente en el año 1986 ya
semi-inundado y colmatado de sedimento, hoy á quedado inaccesible. Los túneles secundarios que
se desprendían del primero mencionados por Molina, los llamamos escombreras, pues sirvieron
también al propósito de ir sacando el producto de la excavación cuando se horadó la barranca para
construir el túnel principal. Estas escombreras se han ido tapando por los derrumbes de la barranca
y el ingreso de sedimento aluvial, actualmente solo queda abierta una de las tres.

Otro túnel que sobrevivió al paso del tiempo es un pasadizo que conecta lo alto de la barranca con
la zona de la boca-toma. Molina hace referencia a la función del mismo cuando escribe:

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A la par del túnel de ingreso del agua, había otro que comunicaba con el parque del Chateau, en la
zona que actualmente ocupa el Pabellón Verde de FERIAR. Este túnel servía para los casos de
crecidas del río, para bajar a cerrar la compuerta de regulación y evitar daños en las
instalaciones.

Croquis del relevamiento realizado en 1986 (Gentileza Lic. Luis E. Tissera)

Recogiendo testimonios de viejos pobladores de la zona, encontramos referencias sobre este túnel,
que fue usado, ya desaparecido el molino; para bajar al lago que formaba la presa, usado como
natatorio. Originalmente tenía escalones de ladrillo cocido, que se han ido desprendiendo, pero aún
se conservan algunos en la parte superior.

Única escombrera visible en la actualidad (izquierda).Túnel de la Escalera visto desde abajo en el cual se
observan algunos escalones de ladrillo (derecha). Fotos del autor (Año 2012)

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En las cercanías de las ruinas del molino, nace otro sistema de túneles (denominados “túneles del
Chateau”), que no tiene relación a la obra de Roqué; túnel que hemos estudiado en profundidad y
hallado la documentación que explica su origen y función; tema para otra publicación.

5. CONCLUSION

Los objetivos al publicar este trabajo fueron varios. Como estudioso de la hidráulica antigua y
consultando la escaza bibliografía que existe de esta en nuestro medio, quise realizar un aporte al
tema.
También esclarecer sobre datos históricos falsos referidos a los molinos, en cuanto a número y
ubicación. Escogí hablar del molino de Adolfo Roqué por ser uno de los que han sido mal ubicados
o confundido con algún otro molino. También el único de los molinos de la familia Roque del que
se conservan ruinas, y da la posibilidad de su rescate.
Este molino presenta características únicas y estas son: Su arquitectura y su sistema de conducción
del agua. Quedan pocos exponentes de construcciones coloniales en Córdoba. Muchos más de
finales del siglo XIX, pero prácticamente nada del período intermedio. Este molino es un exponente
particular de esa época y una muestra de la arquitectura de dicho período. Es además el único
ingenio hidráulico que utilizó un túnel para transportar el agua (los demás túneles de la zona
conducían el agua para riego), y el que contempla en el sistema, a su vez, el único túnel para
transporte de personas.
Finalmente, quienes apostamos a enriquecer el patrimonio tangible como intangible de nuestra
provincia, queremos dejar documentado para la atemporalidad otro aspecto histórico de la Córdoba
desconocida como así también abrir la posibilidad de recuperar los vestigios materiales aún
existentes de este patrimonio.

AGRADECIMIENTOS:

Sr. Fernando Molina.


Arq, Néstor Daniel Dalmasso.
Sr. Ostiano Moyano.
Sr. Martín Mariano González.
Lic. Esteban Domina.
GST – Grupo SpeleoTúnel.

Copyright © 2014 Sergio Alejandro Tissera.

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