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"¿Te desviaron de tu ruta?

"
Propósito General: Consagración.
Propósito Específico: Invitarte a confiar, que si Elohim te desvía de lo que tú habías planeado, es lo mejor que pudo pasarte.
Proposición: ¡Confía en que ÉL es el Camino!
Palabra clave: Desviación.
Textos: Salmo 143.1-12 (inicio), Romanos 12.1-21 (todos), Varios (Mensaje Semanal)

INTRODUCCIÓN
La mayoría de nosotros, aprendimos a conducir cuando para encontrar una ruta, se utilizaba la
llamada Guía Roji o los Atlas de Carreteras, impresos en papel, con puntos de diferentes tamaños
para representar poblaciones y líneas de diferentes anchos, según el de camino que fuera.
Para ir de un lugar a otro, localizabas en dónde estabas y a dónde querías ir y, la mayoría de las
veces, buscabas la distancia más corta; eso funcionaba muy bien hasta que te encontrabas con un
letrero de desviación, que te dirigía fuera de tu camino, con una señal o dos, para después dejarte
sin más indicaciones, y generalmente ni idea de cómo volver a tu camino.
A veces, Elohim nos desvía del camino de nuestras vidas, al menos de los planes que trazamos y
del destino hacia el cual queríamos dirigirnos; ¿qué hacemos con esto?, ¿acaso Elohim nos está
jugando una mala pasada, o cambió de idea en cuanto a Su propósito para nuestras vidas?
Si leemos la Biblia, encontramos que varios personajes experimentaron algunos desvíos increíbles,
por nombrar algunos: A Abraham, le dijo que dejara su patria y saliera a un lugar, que
eventualmente, Elohim le mostraría; a Pedro, Andrés, Santiago y Juan los llamó a dejar el próspero
negocio familiar que tenían pescando en el Mar de Galilea, para seguir a Yeshúa; al apóstol Pablo,
quien tenía planes para hablar la Palabra en Asia (lo que hoy es Turquía), de repente se ve
impedido por el Espíritu Santo, y en sueños se le llama para que vaya a Macedonia.
Ahora bien, piensa en esto, tratar de volver a tu antigua ruta, es perderte lo que Elohim quiere hacer
en tu vida; porque la desviación, se ha convertido en el nuevo camino. Veamos algunas
consecuencias de que Elohim nos haya metido en una desviación.

DESARROLLO
1) Un beneficio a largo plazo.
Génesis 45.1–5 José no pudo ya contenerse delante de todos los que estaban junto a él, y exclamó:
Haced salir a todos de mi lado. Y no había nadie con él cuando José se dio a conocer a sus
hermanos. Y lloró tan fuerte que lo oyeron los egipcios, y la casa de Faraón se enteró de ello. José
dijo a sus hermanos: Yo soy José. ¿Vive todavía mi padre? Pero sus hermanos no podían
contestarle porque estaban atónitos delante de él. Y José dijo a sus hermanos: Acercaos ahora a
mí. Y ellos se acercaron, y él dijo: Yo soy vuestro hermano José, a quien vosotros vendisteis a
Egipto. Ahora pues, no os entristezcáis ni os pese por haberme vendido aquí; pues para preservar
vidas me envió Elohim delante de vosotros.
Si recordamos la historia del “Soñador”, José estaba disfrutando de su tiempo como el hijo
consentido de un padre rico, por envidia, sus hermanos lo arrojaron a un pozo, para después
venderlo como esclavo; así llegó a Egipto, donde más tarde fue encarcelado, a pesar de que no hizo
nada malo.
Conforme a Génesis (37.2, 41.46-49, 45.6), pasaron ¡22 años para entender esa desviación!, sólo
así, la posición de José en Egipto, fue utilizada por Elohim para satisfacer la necesidad de su
pueblo en una época de hambruna severa.
Así que es posible que no veas el beneficio o la bendición de una desviación durante muchos años.
¡Confía en que ÉL es el Camino!
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2) Una bendición para otros.
Génesis 12.1–4 Ahora bien, YHVH había dicho a Abram: Vete de tu tierra, de tu parentela y de la
casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré y
engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendigan, y maldeciré al que te
maldiga, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra. Se fue entonces Abram como YHVH
le había hablado, y Lot fue con él. Y era Abram de setenta y cinco años cuando salió de Jarán.
El padre de Abram, se llamaba Taré, habitaba en la ciudad de Ur, al oeste y al norte del golfo
Pérsico (alrededor del año 2100 a.C.), la cual era una ciudad sumeria, agitada y próspera. Algunos
documentos de arcilla descubiertos en las excavaciones arqueológicas, describen a una cultura
sofisticada y avanzada. Elohim le dijo a Abram que abandonara la ciudad de Ur, él y su esposa
Sarai, junto con su padre Taré y su hermano Nacor, salieron de Ur y viajaron cerca de 800
kilómetros al noroeste hacia la ciudad de Jarán (actualmente Siria).
Cuando murió Taré (Hechos 7:2–4), Elohim llamó a Abram por segunda vez, y no sólo le pidió
que dejara su tierra y su parentela, sino que agregó: “Vete… de la casa de tu padre”; los únicos
parientes de Jarán que lo acompañaron fueron su esposa Sarai y su sobrino Lot. Abram dejó Jarán
a la edad de 75 años, y migró hacia el sur, a la tierra de Canaán; pero, Elohim le hizo una promesa,
o mejor dicho un conjunto de promesas.
Vale la pena hacer notar, que Elohim trata con nosotros como lo hizo con Abram, no en términos
de exigencia, sino principalmente en términos de promesa, y que es ÉL quien tomó la iniciativa, y
la sigue tomando para llamar al pecador.
Todas las cosas que Elohim dijo a Abram, sobre su gran familia de descendientes o sobre el nuevo
país que iba a heredar, encuentran su verdadero propósito y significado en la revelación de Elohim
centrada en Yeshúa; y Abram lo comprendió así (Juan 8:56), porque Elohim no tuvo una forma
para que la gente del Antiguo Testamento entrara a su familia, y otra para nosotros en el tiempo del
Nuevo Testamento. Siempre ha existido una sola forma: confiar en las promesas de Elohim
centradas en Yeshúa.
El resultado de que Abram fuese desviado hacia Canaán, resultó en que todas las naciones de la
tierra fueran bendecidas.
¡Confía en que ÉL es el Camino!
3) Una bendición para Su Reino.
Hechos 9.1–6 Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, fue al
sumo sacerdote, y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos
que pertenecieran al Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.
Y sucedió que mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció en su derredor
una luz del cielo; y al caer a tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y ÉL respondió: Yo soy Yeshúa a quien tú persigues; levántate,
entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
Saulo, quien se convirtió en el apóstol Pablo, quizás haya tenido una de las más dramáticas
desviaciones; pues de cazar y querer matar seguidores de Yeshúa, se convirtió en el misionero más
grande de la historia, plantando iglesias a lo largo y ancho del Imperio Romano. Pero seguramente,
ésta no era la ambición original de su vida (pero aún tú y yo, somos resultado de esa desviación).
Me inclino a pensar que Saulo soñaba con ser el heredero del puesto de Gamaliel, pues su hoja de
vida apuntaba hacia ello; Gamaliel (‫ ג ְַּמלִ יאֵ ל‬- Gamliyʾel – Recompensa de EL) había sido el maestro
de Saulo, quien estudió la Ley bajo su dirección (Hechos 22:3); murió hacia el año 50 d.C.
Gamaliel fue miembro del sanedrín, fariseo, doctor de la Ley, y es conocido en la tradición judía
como Gamaliel el Viejo, era hijo de Simón, y nieto del famoso Hillel, representaba la escuela de

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pensamiento de éste, liberal y tolerante, contraria a la más extremista de Shamai; entre los judíos,
fue el primero que recibió el honor de ser llamado, Rabán (Nuestro Maestro).
El resultado de que Saulo fuese desviado de su ruta, para llegar a ser el Apóstol Pablo, resultó en
que el REINO se extendiese, y llegara a los gentiles.
Y Elohim puede hacer lo mismo, contigo, hoy.
¡Confía en que ÉL es el Camino!

CONCLUSIÓN
Una bendición para ti.
Hechos 2.36–42 Sepa, pues, con certeza toda la casa de Israel, que a este Yeshúa a quien vosotros
crucificasteis, Elohim le ha hecho Señor y Mesías. Al oír esto, compungidos de corazón, dijeron a
Pedro y a los demás apóstoles: Hermanos, ¿qué haremos? Y Pedro les dijo: Arrepentíos y sed
bautizados cada uno de vosotros en el nombre de Yeshúa el Mesías para perdón de vuestros
pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque la promesa es para vosotros y para
vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos como el Señor nuestro Elohim llame.
Y con muchas otras palabras testificaba solemnemente y les exhortaba diciendo: Sed salvos de
esta perversa generación. Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados; y se
añadieron aquel día como tres mil almas. Y se dedicaban continuamente a las enseñanzas de los
apóstoles, a la comunión, al partimiento del pan y a la oración.
El Evangelio nos muestra que fuimos enemigos de Elohim, hasta que ÉL intervino y nos ofreció la
salvación a través de Yeshúa; en nuestra antigua vida, trazamos nuestro propio destino, el que nos
llevó a estar separados de Elohim.
La salvación es totalmente un don de Elohim, no es algo que nosotros logramos o a lo que
contribuyamos; todos fuimos parte de la “perversa generación”, porque mientras no nos
arrepentimos, pedimos perdón y reconocimos a Yeshúa como nuestro único y suficiente Salvador
personal, éramos incrédulos, y estábamos destinados a la condenación, pero el Espíritu Santo,
mediante el Evangelio nos persuadió y cambió.
Los apóstoles enseñaron todas las cosas que Yeshúa les había mandado (Mateo 28:18-20), sus
enseñanzas son preservadas para nuestra instrucción e inspiración, en las páginas del Nuevo
Testamento; como todo creyente verdadero, debemos estar dedicados a vivir y a enseñar esto.
El resultado de que nuestra ruta haya sido desviada, fue una bendición, al reconciliarnos con el
Creador, y todo lo que ello implica; quizás el beneficio sea a un plazo tan largo, como el estar en Su
Presencia, puede ser una bendición para otros, en la medida que recordemos ser testigos (Hechos
1.7-8), y si hacemos lo que nos corresponde como discípulos de Yeshúa, Su Reino es extendido.
Así que permite que lo que parece un desvío, sea el nuevo camino de obediencia para tu vida, no
busques volver a tu ruta original.

¡Confía en que ÉL es el Camino!


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