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UNIVERSITARIO INSUCO

HISTORIA DEL PENSAMIENTO JURIDICO Y SOCIAL I

UNIDAD II. LA ERA CLASICA.- LA DEMOCRACIA

Historia de la democracia: Cómo vivían la democracia los griegos

Aunque no dieron ciudadanía a las mujeres ni a sus esclavos, la democracia fue


vivida intensamente por los griegos, y el derecho a voto, ejercido incluso en
circunstancias adversas.

La palabra democracia proviene directamente del griego, y significa gobierno (kratos) del


pueblo (demos). Y en efecto, lo que entendemos por democracia se origina en la práctica
política de los antiguos griegos. La unidad política entre ellos era la polis, término que da
origen a la palabra política y que suele traducirse por ciudad-estado, indicando así el hecho
de que cada ciudad en la antigua Grecia podía encarnar su propio Estado, con muy
Por cierto, el
diferentes formas de gobierno, leyes e instituciones.
sistema tropezaba y
caía
constantemente: La cercanía de estas múltiples formas de gobierno, y la propia genialidad de los griegos,
baste señalar que el generó un prolongado estudio y comparación de las mismas, que dio origen a la filosofía
filósofo Sócrates fue política occidental. Sin duda, otros pueblos practicaron distintas formas de democracia, pero
condenado a muerte fue esta asociación de práctica política democrática y permanente pensamiento
por votación crítico respecto de la misma, lo que moldeó y dio nombre a lo que se espera hoy de un
popular. régimen político democrático.

Para los griegos la democracia era un sistema de gobierno que se oponía a otros dos:
la oligarquía y la monarquía.

La monarquía es el gobierno en que una sola persona manda. La oligarquía es


el gobierno de los 'pocos', en que un grupo pequeño, generalmente los más pudientes,
gobiernan. Frente a estos sistemas, la democracia se entendía como el gobierno de todos, en
el cual cada ciudadano ejercía de modo directo su voluntad mediante votaciones en
asambleas.

Los griegos nunca concedieron esta ciudadanía a las mujeres, ni tampoco cuestionaron


la institución de la esclavitud, de modo que a nuestros ojos su democracia puede, en la
 
práctica, resultar muy limitada, pero histórica y filosóficamente su esplendor es inagotable.
Tucídides registró el
momento en que los
griegos, tras una DOS HISTORIAS NOTABLES Y OTRA, NO
nueva votación,
decidieron anular la Podemos vislumbrar lo que fue esta vida democrática en muchos testimonios que nos han
orden de muerte legado los escritores antiguos. La historia registrada por Jenofonte en su Anábasis, por
contra los mitilenos. ejemplo, muestra cuán profundamente arraigado estuvo el ideal democrático entre los
griegos.
 
Cuenta este relato las extraordinarias peripecias de un grupo de casi once mil griegos, que
  servían como mercenarios al rey persa Ciro alrededor del 400 a.C. Aunque ellos ganan
  todas las batallas, Ciro perece y los griegos quedan abandonados a su suerte en medio del
territorio persa, a miles de kilómetros de su patria, sin dinero, sin guías ni provisiones,
rodeados de enemigos. Para colmo, les matan a todos sus generales. Durante un año y
medio realizarán una larga marcha, combatiendo a los persas y a unos veinte pueblos
hostiles.

Durante todo este tiempo eligen a todos sus líderes por votación, discuten en
asambleas cada decisión importante, escuchando y sopesando las distintas opiniones. A
pesar de las enormes diferencias sociales y culturales entre ellos, sorprende aún hoy el
clima de profunda igualdad en las asambleas, donde el voto de un pastor vale lo
mismo que el del aristocrático Jenofonte.
Otro famoso episodio nos muestra un ejemplo de la capacidad autocrítica, que juzgamos
esencial al ejercicio democrático.

Alrededor del 430 a.C., la ciudad de Mitilene se había rebelado al imperio ateniense y, en


castigo a esta rebelión, la asamblea había condenado a muerte a toda la población
masculina adulta y sometido a esclavitud a todas las mujeres y niños. Mientras un
barco ya viajaba con la funesta orden, cundió la inquietud en Atenas, según
cuenta Tucídides: "… al día siguiente, les sobrevino un cierto arrepentimiento, unido a la
reflexión de que la resolución tomada, de aniquilar una ciudad entera en lugar de a los
culpables, era cruel y monstruosa". Se decidió discutirlo nuevamente. Se escucharon muchas
opiniones, de las cuales Tucídides reproduce dos.

A favor de la condena, el discurso de Cleón, quien precisamente había logrado que se


aprobara la anterior moción de matar a los mitilenos. En contra de esta decisión
habló Diódoto, del cual desgraciadamente no tenemos ninguna otra noticia que su
extraordinario discurso conservado por Tucídides, una de las más notables piezas
conservadas de la retórica antigua. En resumen, tras una nueva votación, se decidió
anular la orden de muerte contra los mitilenos y una nueva nave partió tras la anterior,
que llevaba un día de ventaja: "la velocidad de navegación fue tal, que los hombres comían
harina amasada con vino y aceite sin dejar de remar… y como por fortuna no sopló ningún
viento contrario y la nave primera no navegaba con prisas hacia una misión desagradable,
mientras la segunda se apresuraba del modo que hemos visto… atracó a continuación de la
otra y pudo impedir la matanza".

Por cierto, el sistema tropezaba y caía constantemente: baste señalar que el


filósofo Sócrates fue condenado a muerte por votación popular.

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