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BOSQUEJO 8
LÍBRANOS DEL MAL
Mateo 6:5-15
Continuamos meditando sobre el Padrenuestro, la oración modelo que Jesús nos enseñó.
Ya casi estamos terminando con nuestras meditaciones. Hoy llegamos a la última de las
peticiones: “No nos metas en tentación, más líbranos del mal”.
El Padrenuestro es la oración del discípulo, es la oración de aquel que quiere ser un hijo de Dios
y quiere vivir con Dios como su Padre. Dijimos también que cada petición del Padrenuestro
requiere una DISPOSICIÓN ESPECIAL del ánimo por parte del discípulo.
La palabra griega peiradso es la que se traduce “tentación”, significa tanto “tentar” como
“probar”. Para nosotros la diferencia entre “prueba” y “tentación” parece ser importante.
De todos modos, hay que dejar bien en claro que la tentación no es pecado.
-TODOS somos tentados; pero eso no implica que necesariamente debamos caer en el pecado.
- JESÚS fue tentado. Las tres veces del desierto y además “en todo”. En carne propia Jesús
sufrió todas nuestras tentaciones. Hebreos 2:17-18, 3:1, 4:15-16.
La tentación es algo que nos toma por sorpresa. Es interesante que de la misma palabra
“peiradso”, tentar-probar, deriva la palabra PIRATA.
Es chocante atribuir a DIOS que pueda meternos en la tentación. DIOS NO TIENTA A NADIE,
(Santiago 1:13-18). Por eso otros traducen: “no nos dejes caer en la tentación” e implican
que la actitud de Dios no es la de “meternos”, sino la de impedir que caigamos en la tentación.
De igual manera es inadecuado que le echemos la culpa al DIABLO. Es cierto que Satanás
está ahí para tentarnos y para hacernos caer, pero no es cierto que él sea el culpable
de nuestras caídas. Satanás está para tentar, pero nosotros estamos para RESISTIR.
“Por eso, obedezcan a Dios. Pónganle resistencia al diablo y él huirá de ustedes” Santiago 4:7.
- Vivimos en un mundo que nos incita a pecar. Cuanto más proveemos para los deseos de
la carne, más disponibles estamos para que la tentación nos ataque (Ro. 13:14; Ga. 5:6).
- La tentación viene de nuestro propio interior. Santiago dice que “cada uno es tentado y
seducido por sus propios malos deseos”. Cada uno puede TOMAR o DEJAR sus malos deseos.
La oración es el vigilante del alma (Mateo 26:41).
Hay cuatro tipos posibles de tentación: (1) Hacer lo verdaderamente malo. (2) Hacer una
maldad aparentemente inofensiva. (3) Dejar de hacer una bondad (omisión) y (4) la tentación
de la pereza, de no desarrollar todas nuestras potencialidades.
De todas ellas pedimos a Dios que nos guarde, nos cuide, que no nos deje caer.
La tentación no es pecado, pero si caemos en ella, eso sí es pecado. Eso está mal.
De dos cosas podemos estar siempre seguros: (1) Las pruebas o tentaciones serán duras y
difíciles. (2) Dios estará cerca nuestro para que podamos sobrellevarlas.
Cristo demostró que es posible vivir sin pecado. Él fue tentado en todo, pero SIN pecado.
Esto hay que destacarlo: SIN pecado, SIN pecado, SIN pecado. También nosotros podríamos
vivir sin pecar. Esta es una posibilidad en la estructura humana. A las pruebas o tentaciones
no las podemos anular. Lo que podemos y debemos hacer es vencer al pecado. Esto es lo
que hace Cristo. Esto solo se hace si nuestra vida está EN CRISTO. Con el poder de Cristo en
nuestras vidas.
Conclusión
SIN CRISTO, vamos a pecar una y otra vez. CON CRISTO, Dios nos libra del mal.
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os
dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la
tentación la salida, para que podáis soportar”.