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S∴ F∴ U∴

Resp∴ Log∴ Simb∴ Virt∴ Renacer de la Santa Cruz 24.

Plancha: Qué es la Egrégora masónica.

“Egregor” o Egrégora deriva [del griego Egregoroi] significa velar. Egrégora también
proviene del mismo término y designa la fuerza generada por la sumatoria de las energías
físicas, emocionales y mentales de dos o más personas cuando se reúnen con cualquier
finalidad.

Eliphas Levi, el escritor ocultista francés, los denomina príncipes de las almas.

Rizardo da Camino en su Diccionario Masónico, dice que es un “Cuerpo Místico que se


forma con sus propias peculiaridades, después de la apertura del Libro Sagrado, cuando todos
se unen con las mentes para el acto de crear.” La Egrégora se supone que es un centro de
conciencia dévico, entendemos por dévico a las reacciones del Espacio por cualquiera de los
estados de conciencia humanos.

Se le conceptúa esotéricamente como un ente primordial formado por una agrupación


de almas en un todo de sustancia mental o psíquica. Los antiguos consideraban a la Egrégora un
ser vivo con fuerza y voluntad propias generadas a partir de sus creadores o alimentadores
pero independiente de las de cada uno de ellos.

En el plano racional a las Egrégoras se les entiende como formas psíquicas que tienen
que ver con estados de conciencia humanos. Es un 'ser psíquico' de carácter colectivo; un
campo de influencia común, es un fluir sutil, invisible y elástico que ocupa espacios y que
transmite energías creadas por un modo de pensar, de sentir o de actuar de los seres humanos.
Es un “ente” real, sensible y actuante, aunque imponderable, que permite tener a los corazones
sintonizados.

Es un alma grupal, un arquetipo que rige un sentir común. Es innegable su poder por la
consolidación de lazos entre el individuo y el grupo, integrando al Iniciado a un registro del
consciente colectivo. Si algunas personas se reúnen y emiten vibraciones fuertes e idénticas por
pensamientos de la misma naturaleza, formarán uno por energía positiva o negativa, según sea
el género de los pensamientos emitidos, la Egrégora creada con nuestros pensamientos,
sentimientos y emociones y de acuerdo a ellos, reaccionará sobre nosotros. Es decir, todo
impulso vital o substancial que surge de individuos o de comunidades produce una reacción en
el espacio que provoca la forma psíquica de un Egrégora, que se establece alrededor de las
personas, de los hogares, de templos, de instituciones, etc., y por el que se puede percibir las
condiciones y carácter de los mismos.

La Egrégora se realimenta de las mismas emociones que la crearon, y a quienes la


engendraron, se les induce a producir repetidamente las mismas emociones. Lo efímero
obedece a impulsos psíquicos o estados de conciencia esporádicos y sin fuerza aglutinante; lo
permanente son el resultado de la acumulación de materia psíquica realizada de manera
constante y por efecto de los estados de conciencia habituales, ya sea de los individuos o de los
grupos. Por ejemplo: Una persona pesimista producirá un tipo de energía que por ley de
afinidad se fijará a su alrededor y se identificara con personas y sitios que tengan su misma
vibración.

Vibración que es uno de los siete principios herméticos, el que dice: "Nada está inmóvil,
todo se mueve, todo vibra."

En el Universo entero no hay nada que esté inmóvil y quieto sino que en realidad está
todo continuamente vibrando y en movimiento. Cualquier pensamiento (positivo o negativo) es
energía que sale de nosotros hacia el mundo exterior para dar forma a lo que hemos pensado.
En su camino se une con pensamientos similares de otras personas y se fortifica, una vez que es
lo suficientemente fuerte, regresa a quien lo creó. Una perfecta comprensión de este principio
habilita al estudiante hermético a controlar sus propias vibraciones mentales, así como las de
los demás.

Tres axiomas herméticos:

«Para cambiar vuestra característica o estado mental, cambiad vuestra vibración.»

«Para destruir un grado de vibración no deseable, póngase en operación el principio de polaridad y


concéntrese a la atención en el polo opuesto al que se desea suprimir. Lo no deseable se elimina
cambiando su polaridad.»

«La mente, así como los metales y los elementos, puede transmutarse de grado en grado, de
condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración.»

La Egrégora formado durante la ejecución de los ritos, de las ceremonias litúrgicas y de


meditaciones llevadas a cabo regularmente por las distintas religiones, sociedades y escuelas
esotéricas de entrenamiento espiritual del mundo, determinan estados psíquicos, con gran
influencia que afectan, el ambiente particular de tales comunidades y sobre otras conciencias
generando un fenómeno psicológico como un despertar espiritual. Así, se aprecia una elevación
o dignificación de la conciencia.

Estas Egrégora es correcto entenderlas como una reacción colectiva iluminada. Por el
contrario, existen otros negativos que son generados por actos de egoísmo, por la incapacidad
de aceptación del bien y de rechazar al mal. Estas Egrégora son los más numerosos y los que
frecuentemente nos encontraremos cruzados en el camino hacia la máxima elevación espiritual
en donde se busca la paz, la serenidad y la comprensión.

Los distintos tipos de Egrégora califican la vida del individuo y de los grupos que los
produjeron por efecto de sus ordinarios y habituales trabajos y estados de conciencia. Los hay
que provenientes del pasado aún resuenan en ritos y ceremonias y continúan proyectando
energías. Otros, de carácter reciente generan un poder muy notorio en la vida actual
determinando los aspectos sociales, políticos, culturales.

La Egrégora, siendo básicamente una creación mental ya sea en un sentido positivo o


negativo, ofrece la particularidad de estar dotado de una conciencia creadora con capacidades
de acción y de reacción, así como de un alto espíritu de supervivencia. Tiene capacidad de
absorción de las energías y también de expansión de las mismas, oponiendo resistencia a las
fuerzas que tratan de destruirle. Las Egrégoras influyen muy directamente en la historia
humana estructurando ambientes psíquicos que determinan el grado de civilización y cultura,
podríamos decir que Jesús formó la Egrégora del cristianismo, Hitler el del nazismo.

La Egrégora masónica atribuye a los trabajos un carácter místico, diferenciándolos de


otros tipos de reuniones, por este motivo el V∴ M∴ nos instruye al ingresar en el Templo,
debemos dejar todo pensamiento y actitud profana fuera. Los Aprendices, Compañeros y
Maestros, superando el papel de simples espectadores, deberían estar dispuestos a realizar
aportes de actitud y opinión constructiva que producirán una especie de vibración involucrada
que formará una Egrégora particular en la que nos conectaremos de manera mental, emocional
y espiritual.

Si nuestro trabajo en el Taller se limita al simple ejercicio mímico del Rito, si


evidenciamos una actitud desapegada y sin sentido ceremonioso, si nuestra intervención es una
simple exposición de palabras vanas, una presencia sin propósito, si nuestro pensamiento se
enrosca perezosamente en la rutina y desprecia aspiraciones elevadas entonces estaremos
contribuyendo a la formación de una Egrégora que sumado a otros con igual actitud aumentará
su fuerza y provocará una Egrégora densa y oscura restándole brillo y valor al trabajo
presentado.

Cuando un hermano realiza su honesto aporte masónico puede generar una vibración
poderosa que se propagará libremente por el silencio de algún alma opacada estimulando su
reflexión. Imaginemos a la totalidad de hermanos trabajando con similar disposición y será fácil
augurar un futuro provechoso para ése templo.

Puedo asegurar sin temor a equivocarme que esta Logia, este Taller Virtual Renacer de
La Santa Cruz 24 tiene sus características especiales que perduraran a pesar de que estemos
separados por diferencias de tiempo y distancia, este taller tiene su alma, su Egrégora, formado
por todos los que participamos en las Tenidas de corazón buscando la luz de la Verdad.

He cumplido V∴ M∴

25 de Octubre 2021 de la era vulgar.

C∴ M∴ Roberto Ibáñez Cuellar.

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