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EVANGELIUM VITAE

JUAN PABLO II

Camilo González González

Estamos llamados a la vida divina en la unión con Dios esto demuestra el valor que tenemos como
personas, el valor que tiene nuestra vida y la importancia de respetarla; y mas aun cuando el Hijo
de Dios en su encarnación se unió a todo hombre dándonos un valor incomparable por su gracia.

Toda persona por el misterio de Cristo esta confiada a la iglesia y por esto ella misma es doliente
de todo lo que amenaza su dignidad. Hoy se hace especial por la multiplicación de amenazas
contra la vida de las personas ya que además de las hambrunas y guerras se añaden practicas
políticamente correctas que atentan contra la dignidad humana y contra Dios. Estas condenadas
por el CV ll en vez de disminuir agrandan consiguiendo el apoyo político y social deteriorando cada
vez más el común sentido moral y así se da la eliminación normalizada y aceptada de las vidas
humanas incipientes o próximas a su ocaso; esto fruto del oscurecimiento de las conciencias que
ya no son capaces de diferenciar lo bueno de lo malo.

Hoy una gran multitud de seres humanos débiles e indefensos, como son, concretamente, los
niños aún no nacidos, está siendo aplastada en su derecho fundamental a la vida y la iglesia siente
la obligación de anunciar el valor real de la vida y denunciar los ataques contra ella, en especial a
favor de los que no tienen voz.

CAPÍTULO I

LA SANGRE DE TU HERMANO CLAMA A MÍ DESDE EL SUELO

«Caín se lanzó contra su hermano Abel y lo mató» (Gn 4, 8): raíz de la violencia contra la vida

La muerte no es creatura de Dios y El no se alegra con ella, esta es fruto del pecado y entro por la
envidia del diablo. La muerte entra a la historia de la humanidad violentamente con el asesinato
de Caín a Abel. Podemos ver también que Caín era libre de no hacerlo y que así todo hombre es
libre de decidir por el bien sobre el mal y puede y debe hacer esta elección. Este fue el primer
fratricidio, pero como en cualquier homicidio se viola el parentesco espiritual entre las personas y
más aún en el aborto o cuando se favorece o procura la eutanasia dentro de la familia cuando esta
violación se da también en el parentesco de carne y sangre. También vemos como a la pregunta
que le hace Dios: "¿Dónde está tu hermano Abel?" Contestó: "No sé. ¿Soy yo acaso el guarda de
mi hermano?". En este “no se” se ven todas las ideologías que intentar encubrir estas atrocidades
y en el resto de la respuesta vemos como la sociedad también carece totalmente de su deber
solidario con su prójimo en especial con los más necesitados, es decir, ancianos, enfermos,
inmigrantes y niños; y la indiferencia que se observa en la relación entre los pueblos, incluso
cuando están en juego valores fundamentales como la supervivencia, la libertad y la paz.

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