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Si bien el equipo espera de un líder que esté fuerte, también tiene que
destapar su parte más humana. Que exprese sus dudas, sus apuros y su
sufrimiento no es malo, al contrario, lo humano acerca, y cuando te ven
cercano la gente cree más en ti. Pero de la misma forma que debe
mostrar las debilidades, también tiene que saber sobreponerse y mostrar
al equipo su capacidad de resiliencia. Tener espíritu de superación y
sacar la energía de donde sea. “Seguimos adelante” tiene que ser un
mensaje que el líder deba repetir, porque el equipo le va a seguir.
Hoy estás cerrado, mañana abres. En muchos casos, los equipos hay
que reactivarlos de un día para el otro. Tienen que quedar muy bien
definidas no solo las tareas y los objetivos, sino las expectativas para que
el equipo responda de forma ágil. A diferencia de un jefe, que manda, da
órdenes y lo único que espera es que le obedezcan, a un líder le siguen
porque le admiran, inspira y da ejemplo. Un líder consigue que el equipo
trabaje de manera efectiva, que haya equipos de alto rendimientos y que
las personas se impliquen desde la cabeza y desde el corazón, porque
invierte tiempo en ellas potenciando su talento y sacando lo mejor de
estas.
6- Atrévete a equivocarte
Uno primero tiene que recuperarse del choque y, luego, seguir adelante
siendo lo más flexible posible. Estamos delante de una nueva realidad y
no podemos actuar como antes, sino que debemos intentarlo de una
nueva manera. Si el delivery no funciona, probamos otra cosa. De los
errores no solo se aprende, sino que han salido grandes éxitos en la
historia. El error forma parte del aprendizaje y no hay que tenerle miedo.
9- Para ponerte en los zapatos del otro, primero quítate los tuyos