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El Centro de Información y Referencia Nacional de la Red - Drogas “Portal

Amarillo” de la República Oriental del Uruguay, es una Institución Pública dependiente


la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). Fue creado en el año
2005, posteriormente convertido en Unidad Ejecutora en el 2008 y en virtud de una
reforma en ASSE, que crea la Unidad de Especializados Asistenciales, su dependencia
pasa a esta órbita conjuntamente a la de Salud Mental en el año 2010.

Desde su proyecto fundacional y refrendado por la constitución de su Equipo


Técnico (conformado por 43 especialistas de diferentes disciplinas: Médicos:
psiquiatras, toxicólogos, internistas, Psicólogos, Asistentes Sociales, Educadores
Sociales, Licenciados en Enfermería, Auxiliares de Enfermería, así como también
Talleristas) su conceptualización posee una muy fuerte impronta Interdisciplinaria y de
abordajes en Red.

Consideramos que el hecho de ser un Centro de Referencia Público nos


posiciona en un espacio de relevancia estratégica por varias razones:

1. Ser un ámbito privilegiado de diagnóstico e intervención sobre consumos


problemáticos en nuestro país, en virtud de tener posibilidad de acceso a
diversos contextos sociales en los que inscriben sus prácticas otros efectores del
Sistema Sanitario del Uruguay, integrantes de la Red - Drogas.
2. Esta “perspectiva situacional” ha venido afirmando un supuesto conceptual
básico de nuestro modelo teórico y metodológico en el sentido de que no hay
consumos problemáticos disociables de sus contextos problemáticos: familiares,
grupales, socioculturales y económicos.
3. Por lo anterior planteamos que los abordajes interdisciplinarios no deben ser una
opción, sino un imperativo ético, para intentar conjurar los riesgos de abordajes
monodisciplinarios omnipotentes, reduccionistas, y cronificantes. 1
4. En relación a lo anterior, consideramos que lo que superficialmente se observa
como conducta rígida, repetitiva y estereotipada en el adicto, también revela y
denuncia una estructura compleja de vínculos familiares y sociales que lo
mantienen “rígida y estereotipadamente” ubicado en un lugar inamovible e
“invivible”, en el cual las sustancias o cualquiera de las múltiples y siempre
renovadas ofertas de alienación que nuestro sistema social nos propone: juego,
comida, internet, marcas, etc. pasan a cumplir funciones esenciales y a generar
múltiples beneficios secundarios.
5. Lo anterior nos lleva a considerar, que junto a las investigaciones acerca de las
diferentes sustancias y sus acciones famacodinámicas y farmacocinéticas, es de
fundamental importancia interpelar el tipo de vínculo que los sujetos con

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Muchas veces los consumos problemáticos no constituyen una “enfermedad crónica”, sino que
resultan cronificados por diagnósticos y tratamientos reduccionistas, que no contemplan la complejidad
y multiplicidad de sus variables causales. Está demostrado que a mayor riqueza y complejidad de un
campo de análisis de los fenómenos, mayor riqueza y complejidad en el campo de intervención sobre los
mismos y que las causas que no son incluidas, quedan como impensadas, invisibles, naturalizadas, y
excluidas por tanto, de toda acción transformadora.

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consumos problemáticos establecen con ellas. Entendemos que la noción de
vínculo es muy útil para la construcción de la interdisciplina, por ser una noción
tan compleja que no se deja capturar fácilmente ni por las ciencias “psi”, las
biológicas o las sociales. Cuando nos vinculamos, se pone en juego todo nuestro
psiquismo, pero también nuestro cuerpo (nuestros vínculos son muy
psicoactivos). A su vez, los encuadres, códigos, y pautas de cómo vincularnos
son también socioculturales, por lo que ubicar al vínculo adictivo, o como
preferimos denominarlo desde nuestro modelo “Las Matrices de Vinculación
tóxica” , como objeto privilegiado de investigación e intervención, nos obliga a
mantenernos respetuosos de la complejidad inherente a nuestra condición de
seres biopsicosociales.
6. Desde nuestro modelo de abordaje, todo diseño asistencial o preventivo en
relación a consumos problemáticos, debe necesariamente incluir en su campo de
análisis -por lo menos- tres escalas diagnósticas básicas:

i.- Personal o intrasubjetiva: donde debemos preguntarnos qué funciones y


beneficios secundarios cumple la droga en ella. Escala imprescindible pero
absolutamente insuficiente.

ii.- Familiar, de los Grupos Primarios o intersubjetiva, evaluando también


aquí qué funciones y beneficios secundarios cumple el consumo en los grupos más
significativos para el usuario.

iii.- Institucional, Social o Transubjetiva: sosteniendo en ella también los


mismos interrogantes en el sentido de qué funciones y beneficios
secundarios genera el consumo en su escenario social.

7. A partir del énfasis puesto en nuestro modelo en mantener una perspectiva


Interdisciplinaria, situacional y vincular en el abordaje de los consumos
problemáticos, consideramos los dispositivos grupales como una herramienta
clínica de primer orden. Pensamos que en el contexto social actual, los
consumos problemáticos emergen como síntoma de un panorama vincular
primario severamente disfuncional y muchas veces desolador. La magnitud de
esta problemática en occidente a su vez revela y denuncia un severo
debilitamiento del “tejido social”. Ante este estado de cosas , pensamos que los
grupos secundarios pueden cumplir varias funciones terapéuticas esenciales:

i.- ofician de espacio restaurador por excelencia del anémico entramado


social.

ii.- se constituyen en espacios de narcisización secundaria y de subjetivación


alternativos frente a las carencias de sus grupos primarios.

iii.- ofrecen una red de sostén y un “holding” que propicia procesos


identificatorios cruzados.

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iv.- se constituyen en un espacio apropiado para el análisis crítico de las
matrices primarias de vinculación tóxica y su sustitución paulatina por otras
signadas por la discriminación, la solidaridad, la confianza, el cuidado y el
respeto mutuos.

8. Finalmente, como señalábamos al comienzo, nuestro posicionamiento como


Institución Pública Estatal, nos permite contribuir significativamente en el
diseño e implementación de políticas públicas, que incluyan el desafío de
ajustarse lo más posible a las siempre cambiantes condicionantes sociales de los
consumos problemáticos en el mundo actual; para la pesquisa permanente de las
sutiles variaciones de esas condicionantes socioculturales contamos con los
valiosísimos insumos aportados por los demás efectores del sistema sanitario
uruguayo que se suman a la “red drogas” nacional, que tenemos el enorme
privilegio de liderar como nodo central.

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