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-PRIMERA PARTE-
Como dice Gregory Bateson, las fronteras de un individuo no están limitadas por su
piel, sino que incluyen a todo aquello con lo que el sujeto interactúa -familia, entorno
físico, etc. Podemos agregar que el sistema “significativo” del individuo no se limitan
a la familia nuclear o extensa, sino que incluyen a todo el conjunto de vínculos
interpersonales del sujeto: familia, amigos, relaciones de trabajo, de estudio y de
prácticas sociales. Hoy agregaríamos todo el entorno de redes sociales que no es de
menor peso en el mapa relacional de la persona.
Esta compresión del mapa de red social de la persona es de vital importancia para la
compresión de su integración psicosocial, de su bienestar general, del desarrollo de su
identidad y de la consolidación de potenciales cambios dentro del ciclo vital de la
persona. También arroja luz sobre los procesos de desintegración social psicosociales,
de malestar y del enfermar, de trastornos de la identidad y de perturbaciones en los
procesos de adaptación y de cambio. El mapa relacional es una herramienta necesaria
para poder desarrollar una labor clínica en el campo de la salud mental manteniendo
una óptica ecosistémica responsable.
La teoría del caos nos recuerda que toda perturbación tiene efectos imprevisibles. Por
ejemplo, habiendo dos personas distintas que se enteran de que un compañero de
trabajo ha sufrido un accidente, la reacción esperada puede ser completamente
diferente. Nunca podremos saber la reacción que tendrá en la vida del individuo un
hecho inesperado. Este tipo de impactos siempre estarán influenciados por la red que
contiene al individuo y por su propia personalidad.
El macro mapa social involucra la comunidad, la sociedad, nuestra especie y nuestra
ecología. Esto implica una red social mucho más amplia que depende de los intereses
personales en la que el individuo hará una discriminación de lo que es relevante o no
para sí mismo. Habrá quien considera de vital importancia el cuidado de nuestra casa
común, nuestro planeta, y quien considera que el planeta solo es una fuente de
recursos económicos sin importar su cuidado.
Este gran mapa social del individuo ha ido cobrando cada vez mayor importancia en el
campo de la salud mental, por su eficacia psicoterapéutica. y por la denuncia que
provoca en un nivel de políticas y de leyes de salud mental obsoletas e ineficaces para
la recuperación de personas con consumos problemáticos, como la Ley 26.657 de
Salud Mental en Argentina, sancionada en diciembre de 2010 y basada en documentos
de 1990. Esta ley obsoleta y deficiente dice, por ejemplo, que no puede realizarse un
diagnóstico en base a una demanda familiar, cuando en problemáticas de consumos de
sustancias es fundamental la intervención de la familia para iniciar un tratamiento.
Hoy, la ley exige que para internar a un familiar que expone a la familia a una
violencia extrema debe llamar al 141 en pleno acto de violencia para que la policía lo
encuentre “in franganti” para poder iniciar una medida judicial. No se puede realizar
si la policía llega 10 minutos después y la violencia ya terminó.
El mapa macrosocial delata el alto nivel de incompetencia en el ámbito de políticas de
salud mental a nivel mundial. Si una institución de salud mental debe cerrar sus
puertas y ser clausurada es porque no ha sido auditada y controlada como es debido
por el bien de los pacientes, es porque no ha recibido el apoyo de la comunidad, y ni el
amor ni el respeto que se debe a cada vida humana por parte del estado, de los
profesionales a cargo, ni de la comunidad en su totalidad. Las familias quedan solas
frente a problemas de extrema gravedad en los que se requiere del apoyo de toda una
comunidad terapéutica. Por ser parte de una problemática de adicciones, las familias
son discriminadas de muchos ámbitos de esta red macrosocial. Ámbitos
imprescindibles para la recuperación de adicciones como el campo laboral, por
ejemplo, donde la reinserción social se hace tan difícil.
Pensemos, por ejemplo, que en la década de los `90 los experimentos terapéuticos para
encontrar soluciones a los problemas macrosociales se realizaban en secreto para no
molestar al “establishment” psiquiátrico en servicio estatal de psiquiatría, salud mental
y trabajo social en muchas partes del mundo.
-FUNCIONES DE LA RED.
La red sirve para detectar el intercambio interpersonal entre los miembros de la red. Si
la persona recibe compañía social, apoyo emocional, guía cognitiva y consejos,
regulación social, ayuda material y de servicios, acceso a nuevos contactos.
Naturalmente, las relaciones intimas familiares suelen cubrir un gran número de
funciones, pero otras funciones serán cumplidas solo por el resto de los cuadrantes y
tendrán el mismo peso e importancia que la familia.
También podemos observar los atributos de los vínculos de la persona. Si perduran en
el tiempo, si son recíprocos, si son multidimensional y con versatilidad o si son
rígidos. Podemos medir la intensidad o el compromiso de las relaciones, las
frecuencias de los contactos, historia de las relaciones.
Una función fundamental es que el paciente pueda hablar sobre su red social. Su vida
entera, en el momento presente, se hace presente dentro del mapa. Poder visualizarla
es un gran paso en un sentido terapéutico. También sirve para que la persona vea cuál
o cuáles de los cuadrantes puede movilizar con mayor intensidad en un sentido
terapéutico. También cuáles secciones deben ser desactivadas o modificadas en
momentos de crisis. A partir de la red también se pueden realizar intervenciones para
realizar durante la semana, recomendar actividades. Por ejemplo, realizar una llamada
telefónica a una persona que hace mucho que no se comunica. Se puede indicar, por
ejemplo, que la persona llame a una persona distinta cada día durante dos semanas tan
solo para charlar en caso de depresión. A veces una persona descuida muchas
relaciones de importancia significativa que se van perdiendo tan solo por falta de
contacto frecuente.
REFERENCIAS:
(1) DSM 5 – 5ta. Edición – Editorial Médica Panamericana.
(2) Epidemiología del uso de drogas en América Latina y el Caribe: un enfoque de
Salud Pública – Informe 2009
(3) La familia del adicto y otros temas – Eduardo Kalina, R. Fernandez Labriola, J. A.
Arias, C. D. Pierini,