El museo Imperial de la Guerra se sitúa en la capital de Inglaterra,
Londres, aunque también existen otras tres sedes de este museo repartidas por el Reino Unido; hay una en Cambridge especializado en la aeronáutica, otro en Manchester y un último en Belfast, Irlanda del Norte, que se trata de un buque de guerra. El de Londres se construyó durante la Primera Guerra Mundial, concretamente en 1917, pero no fue hasta el 9 de Junio de 1920 cuando se inauguró. En la Segunda Guerra Mundial, el museo fue bombardeado por los alemanes, resultando dañada la galería naval.
Este edificio exhibe más de 10.700.000 artículos que ayudan a comprender
el origen de todos los conflictos bélicos, aunque en especial aquellos de los que Reino Unido formó parte; entre los cuales se encuentran obras de arte, material fotográfico y de vídeo, aviones, vehículos, armamento militar y documentos personales y oficiales. Las colecciones se dividen en seis plantas: dos sótanos, una planta baja y tres plantas corrientes.
En el primer sótano del museo resulta especialmente interesante ya que
contiene piezas originales de las dos guerras mundiales, además de las reconstrucciones de algunos escenarios bélicos, a través de las cuáles es posible experimentar la sensación de los militares que se encontraban en las trincheras. En el segundo sótano, hay una pequeña exposición dedicada a los niños durante la guerra, que deja patente el modo de vida que llegaron a tener los más pequeños y cómo trataban de evadirse de la realidad convirtiendo el terror en un juego. La planta baja contiene grandes muestras de armamento pesado, como algunos tanques o cohetes. En la primera planta existe una exposición dedicada a la guerra secreta, un espacio que muestra los materiales que fueron utilizados para las tareas relacionadas con el espionaje. La segunda y la tercera planta del museo muestran una exposición bastante dura que narra los horrores que se vivieron durante el Holocausto, por medio de materiales y objetos originales.
El Museo de la Guerra de Londres es uno de los mejores que existen a
nivel mundial. Las exposiciones no sólo ofrecen la posibilidad de contemplar de cerca la carcasa de una bomba atómica, un torpedo humano, tanques o aviones militares, sino que también muestran las experiencias personales del personal militar que participó en las guerras y las de los ciudadanos que sufrieron las consecuencias. Además, su entrada es totalmente gratuita y se puede visitar todos los días desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde y tiene una tasa anual de visitas de 1.069.358.