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UNIDAD SEGUNDA DE TRABAJO

2ª PARTE: EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO


El conocimiento científico
ÍNDICE

1. Introducción. 2. Origen y clasificación de las ciencias:


2.1. El origen de la ciencia.
2.2. Clasificación de las ciencias.
3. El método científico y los elementos fundamentales de las explicaciones
científicas:
3.1. El lenguaje científico.
3.2. El método científico: introducción.
3.3. El método deductivo.
3.4. El método inductivo.
3.5. El método hipotético-deductivo.
4. Concepciones sobre el progreso de la ciencia:
4.1. Karl Popper: el progreso continuo de la ciencia.
4.2. Thomas Kuhn: las revoluciones científicas.
4.3. Paul Feyerabend: el anarquismo epistemológico.
5. Los límites de la ciencia.
6. Actividades.

1. INTRODUCCIÓN.

«En la era moderna se siente un gran aprecio por la ciencia. Aparentemente existe la creencia generalizada de
que hay algo especial en la ciencia y en los métodos que utiliza. Cuando a alguna afirmación, razonamiento o
investigación se le denomina científico, se pretende dar a entender que tiene algún tipo de mérito o una clase
especial de fiabilidad. Pero, ¿qué hay de especial en la ciencia, si es que hay algo? ¿Cuál es este método científico
que, según se afirma, conduce a resultados especialmente meritorios o fiables? »
Chalmers, A.; ¿Qué es esa cosa llamada ciencia?

¿Por qué las predicciones de los meteorólogos son científicas y no lo son, en cambio, las de los astrólogos?, ¿qué
diferencia a los curanderos de los médicos?, ¿las explicaciones históricas del pasado son equiparables a las
explicaciones causales de la física?, ¿son científicas las investigaciones sobre los ovnis?, ¿podemos estar seguros de la
consistencia de nuestras teorías científicas sobre la realidad?

Responder a estas preguntas es el propósito que nos hemos impuesto en este apartado. Para ello, será fundamental
perfilar qué entendemos por ciencia, cómo y cuándo surge, qué disciplinas consideramos científicas y cómo las
clasificamos. Pero, sobre todo, cuál es el método que garantiza la fiabilidad que atribuimos a esta forma de
conocimiento que tanto peso social tiene hoy en día.

La ciencia es una actividad realizada por la comunidad científica de una época, desarrollada y fomentada en
instituciones, universidades y otros centros de investigación. La ciencia nos da un cuerpo sistemático y organizado de
conocimientos que se exponen en forma de leyes y teorías. Los rasgos más característicos de la ciencia son la
contrastación empírica con la realidad que investiga y la precisión en su formulación, a ser posible matemática.

Una aportación importante de la moderna filosofía de la ciencia, desde que en los años sesenta apareciera la obra de
Thomas S. Kuhn La estructura de las revoluciones científicas (que profundizaba en ideas que ya había aportado
Ludwig Fleck treinta años antes, pero que no tuvieron eco en su momento), consiste en acentuar la importancia de su
carácter institucional, las relaciones de poder y competencia que se establecen entre los diversos grupos
investigadores, la influencia de la financiación, la presión social que puede ejercerse sobre una determinada
comunidad científica. Para Kuhn La ciencia es una actividad realizada por la comunidad científica de una época,

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desarrollada y fomentada en instituciones, universidades y otros centros de investigación. La ciencia nos da un cuerpo
sistemático y organizado de conocimientos que se exponen en forma de leyes y teorías. Los rasgos más característicos
de la ciencia son la contrastación empírica con la realidad que investiga y la precisión en su formulación, a ser posible
matemática. El desarrollo y progreso científico, así como los campos de investigación están condicionados por factores
de carácter económico, cultural, político, en este sentido podemos afirmar que la ciencia tiene una dimensión social.
Al mismo tiempo, la ciencia proporciona la imagen que la sociedad de una época tiene de la realidad, por lo que posee
también una dimensión filosófica.
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Pero, ante todo, la ciencia es un conocimiento, opuesto al conocimiento ordinario o común, que responde a preguntas
concretas sobre el mundo o sobre el ser humano, de forma que la respuesta sea estricta, justificada, comunicable,
sistemática y fruto de un método.

2. ORIGEN Y CLASIFICACIÓN DE LAS CIENCIAS.

Como iremos viendo, la ciencia se diferencia de otras formas de conocimiento por la pretensión de ser una explicación
sistemática de todo cuanto existe y por el método que emplea para conseguirlo. Además, se consideran rasgos
propios de ella la neutralidad o ausencia de prejuicios, la seriedad o rigor al abordar los problemas, el talante
crítico y la exigencia de intersubjetividad. Estas características que le atribuimos no se dan siempre en el estudio de
la realidad, sino que surgen en un determinado momento, que podemos considerar la fecha de origen de la ciencia.
Además, existen muchas y variadas disciplinas que se ajustan a esta caracterización, por lo cual convendrá también
proponer una clasificación de las ciencias.

2.1. El origen de la ciencia.

El cielo estrellado o el movimiento del Sol, la Luna y los planetas motivaron muchos interrogantes entre las primeras
civilizaciones de las que tenemos noticia. Los movimientos de estos astros podían parecer, a primera vista, caprichosos
o azarosos. Sin embargo, en contra de las apariencias, en estas civilizaciones hubo pensadores convencidos de la
regularidad y constancia de tales movimientos. Ajemos a las explicaciones religiosas y míticas imperantes en el
momento, empezaron a cultivar lo que hoy llamamos “ciencia”.

La ciencia surgió, por tanto, cuando el ser humano tuvo la convicción de que los fenómenos naturales podían
integrarse en un sistema ordenado y coherente. De este modo, perdían su apariencia azarosa y se convertían en
asequibles y comprensibles para la razón humana. Es posible encontrar muestras de ciencia y, en concreto, de
astronomía en civilizaciones como la babilónica, la egipcia y, sobre todo, la griega.

Como vimos en la primera unidad, en el siglo VI a. C. nace en Grecia una nueva forma de abordar cuestiones como la
constitución y el origen del universo. Estos primeros pensadores buscaban respuestas racionales a sus interrogantes y
se sirvieron de la observación. Así, la ciencia y la filosofía surgieron de una misma actitud crítica e indagadora frente a
la realidad y, en un principio, eran disciplinas indistinguibles.

La ciencia se independizó de la filosofía y empezó a desarrollar unos métodos propios durante un período que,
precisamente por eso, se conoce como Revolución Científica. Abarca los siglos XVI y XVII, y sus protagonistas son
hombres como Kepler, Copérnico, Galileo o Newton, que, además de sentar las bases para la nueva ciencia, cambiaron
la imagen que se tenía del mundo.

Galileo Galilei está considerado el primer científico moderno, y no tanto por el alcance de sus descubrimientos (por
otra parte, decisivos), sino por inaugurar una nueva manera de hacer y entender la ciencia. Galileo se ocupó de los
mismos problemas que habían interesado a las personas de ciencia anteriores (el movimiento de los cuerpos y de los
astros, por ejemplo), pero lo hizo de una manera radicalmente diferente y revolucionaria. Esta forma de proceder
sigue teniendo en la actualidad estas mismas características:

 Experimentación. Galileo introdujo una importante novedad en la concepción del método científico y en el papel
reservado a la observación. Era consciente de que algunas de sus hipótesis –como la referida a la caída libre de los
cuerpos- no eran observables en la vida cotidiana, por lo que sólo podía contrastarlas creando una situación ideal en la
que los elementos perturbadores, tales como la fricción, fueran eliminados. De esta manera, el experimento permite
aislar el fenómeno y estudiar únicamente aquellas variables consideradas decisivas. También fue el primero en usar

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instrumentos, como los telescopios, para realizar sus estudios. Esta tendencia, que inaugura Galileo, será imparable en
la ciencia que, cada vez más, dependerá de sofisticados instrumentos y mecanismos de experimentación.

 Matematización. Galileo afirmó claramente que la naturaleza atiende a unas regularidades expresables mediante
funciones matemáticas. La matematización constituyó una pieza angular de la nueva ciencia, en contraste con la física
anterior, dominada por cualidades ocultas y por tendencias naturales de los elementos. La cuantificación, al aportar
una mayor precisión a las observaciones realizadas, permitió librarse de la subjetividad y ambigüedad propias del
lenguaje cotidiano.

«La filosofía está escrita en ese grandísimo libro que continuamente está abierto ante nuestros ojos (me refiero al
universo), pero que no puede entenderse si primero no se aprende a entender la lengua y conocer los caracteres con
los que está escrito. Está escrito en lenguaje matemático y los caracteres son triángulos, círculos y otras figuras
geométricas, sin las cuales es imposible entender humanamente una palabra; sin ellos sería enredarse vanamente por
un oscuro laberinto.» (Galileo Galilei)

¿Podrías decir cuáles son los dos términos de la metáfora propuesta por Galileo? Indica qué
trata de explicar el autor mediante esta metáfora.

2.2. Clasificación de las ciencias.

Formales: No se ocupan de los hechos y acontecimientos que ocurren en el mundo, sino de relaciones entre símbolos.
No tienen contenido empírico ni se basan en la observación, sino
en la coherencia interna del sistema. Ej: Lógica, Matemáticas

Empíricas: Se ocupan de la realidad, de los hechos que ocurren en el mundo y de sus relaciones. Tienen contenido
empírico que surge de la observación y la experiencia. Además,
sus afirmaciones han de ser comprobadas por el recurso a la experiencia.

Naturales: Se ocupan de la realidad natural. Ej: Física, Química, Biología…


Sociales o humanas: Se ocupan de la realidad social y humana. Ej: Sociología, Historia, Psicología…

Observa las siguientes afirmaciones:


o La temperatura interna de los mamíferos es constante.
o La depresión no siempre está causada por un hecho traumático.
o La raíz cuadrada de 16 es 4.
o Si sucede p, entonces se da q.
Estas cuatro proposiciones son científicas ya que pertenecen al cuerpo de conocimientos de la ciencia. Sin embargo,
existe una diferencia evidente entre ellas. Las dos primeras hablan de algún hecho o suceso de la realidad (ya sean los
mamíferos o las depresiones); es decir, son proposiciones empíricas. Las dos últimas, en cambio, no afirman nada
acerca del mundo, nada que pueda ser observado en él (ya sean las raíces cuadradas o p y q); las consideramos
proposiciones formales. Esta diferencia ha provocado que, tradicionalmente, se distingan también dos grandes tipos
de ciencias.

Como puedes ver, en el seno de las ciencias empíricas también distinguimos entre ciencias naturales y sociales o
humanas. Durante años fue famosa la polémica sobre si disciplinas como la historia o la psicología debían
considerarse ciencias equiparables a la física, que, tradicionalmente, se ha considerado el prototipo de conocimiento
científico. Pero el caso es que a pesar de que la historia o la psicología no se dejan reducir al lenguaje matemático, no
siempre se basan en la observación y no pueden establecer leyes universales que permitan predecir con absoluta
garantía el comportamiento individual o colectivo, comparten con las ciencias naturales la objetividad, la precisión y el
método que las caracteriza.

3. EL MÉTODO CIENTÍFICO Y LOS ELEMENTOS FUNDAMENTALES DE LAS


EXPLICACIONES CIENTÍFICAS.

3.1. El lenguaje científico.

Fíjate en estos dos enunciados y compáralos:

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o Las cosas caen al suelo.
o Todo objeto es atraído por la Tierra por una fuerza que es directamente proporcional al producto de sus masas
e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ambos.

El primer enunciado pertenece a lo que llamamos lenguaje natural, mientras que el segundo es propio del lenguaje
específico de la física. Cuanto más especializada es una ciencia, más distancia existe entre el lenguaje que ésta emplea
y el lenguaje común. La ciencia crea un lenguaje artificial para garantizar la objetividad y precisión de sus conceptos,
hipótesis, leyes, teorías y modelos:

-CONCEPTOS. Son los términos específicos de cada ciencia. Deben estar perfectamente definidos y puede hablarse
de tres tipos:
Clasificatorios: permiten organizar la realidad en conjuntos o grupos. Así, mediante los conceptos procariota y
eucariota clasificamos las células según posean o no núcleo.

Comparativos: permiten ordenar gradualmente los objetos de un conjunto. Por ejemplo, mediante el concepto de
dureza establecemos una gradación en el conjunto de los minerales.

Métricos: permiten medir numéricamente propiedades de los objetos. Así, para medir la longitud o la masa de un
cuerpo, empleamos conceptos como metro o kilogramo.

-HIPÓTESIS. Las hipótesis son suposiciones o conjeturas que intentan explicar un fenómeno. La experimentación y
la observación son los pasos para comprobar la validez de una hipótesis. El mundo natural, por la presencia de
fenómenos incontrolados, presenta restricciones que dificultan e impiden la observación de regularidades; por ello, se
crean situaciones experimentales en las que se provoca de forma controlada en un laboratorio los sucesos que se
quieren estudiar. En ciencias como la astronomía, donde la experimentación resulta imposible, la observación es
fundamental. La experimentación y la observación requieren instrumentos que midan, detecten y examinen el objeto
de estudio.

-LEYES. Cuando, por ejemplo, en química se afirma que la presión de un gas es inversamente proporcional al
volumen que ocupa, estamos enunciando una ley científica y, más concretamente, la ley de Boyle. Las leyes son los
enunciados básicos del conocimiento científico y se caracterizan por:
o ser hipótesis que han sido verificadas y comprobadas mediante la observación o la experimentación.
o Usar conceptos que han sido previamente definidos de forma precisa. En el ejemplo de la ley de Boyle, los
conceptos de presión y volumen.
o Determinar de forma universal una regularidad de la naturaleza; es decir, explicar todos los fenómenos de esa
misma clase.

-TEORÍAS. La ciencia pretende explicar ámbitos de la realidad lo más amplios posible. Por esta razón, las leyes
científicas se dan interconectadas unas con otras, formando sistemas compactos, coherentes y sistemáticos, a los que
llamamos teorías científicas. Por ejemplo, la termodinámica está formada por teorías que contienen principios
generales como: la energía se conserva, y leyes más específicas en las que se apoya: entre dos cuerpos de distinta
temperatura y que están en contacto se produce una transferencia de energía térmica.

-MODELOS. La realidad que investigan los científicos, el mundo, es algo sumamente complejo: las diferentes
ciencias son el resultado de salirle al paso a esta complejidad parcelando: dentro de la totalidad se distingue lo
químico, lo físico, lo biológico, etc. Pero, tras esta parcelación, los trozos obtenidos siguen siendo lo suficiente
complejos como para que los hombres de ciencia necesiten facilitarse la investigación mediante simplificaciones aún
mayores que se concentren en lo esencial y más relevante. Aquí es donde entran en juego la modelización y los
modelos que ésta produce. Pero, ¿qué es un modelo? «Un modelo es un objeto, concepto o conjunto de relaciones,
que se utiliza para representar y estudiar de forma simple y comprensible una porción de la realidad empírica»
(Ríos, p. 24). Los modelos o analogías permiten explicar un sistema desconocido partiendo de otro conocido, que nos
sirve de modelo De modo que la modelización simplifica la realidad y facilita la investigación. Nos servimos de
modelos cuando hacemos comparaciones explicativas basándonos en dibujos (átomo) o en parecidos (mente humana
con ordenador), o bien cuando usamos mapas o maquetas, cuando utilizamos ejemplos de difícil comparación (el
universo con un folio enrollado en espiral para intuir la curvatura del espacio, o el más común de la ciencia es el uso
de representaciones matemáticas para interpretar o describir la realidad.

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3.2. El método científico: introducción.

El término “método” significa etimológicamente “camino”. Un método es un procedimiento más o menos fijo y
estable, compuesto de varios pasos o reglas que permiten alcanzar un fin. A lo largo de la historia de la ciencia, ha
habido diversas concepciones acerca del método usado por los científicos. De ellos, vamos a analizar el método
deductivo, el método inductivo y el que actualmente se considera método propiamente científico, el método hipotético-
deductivo o experimental.

3.3. El poderoso método deductivo de las ciencias formales.

Estas ciencias no obtienen sus conocimientos de la experiencia; no se desarrolla en referencia a realidades físicas, sólo
expresan las condiciones formales del conocimiento, esto es, la forma y no los contenidos: que «dos más tres sean
cinco» no te dice nada de «qué cinco cosas» se trata. Aunque se trata de un modo natural de proceder del pensamiento
racional, hablamos aquí de dos ciencias concretas: las matemáticas y la lógica. De una operación matemática
cualquiera no se afirma en absoluto que eso suceda, así por ejemplo:

o « Si todos los hombre son mortales» y «Sócrates es hombre» entonces se sigue que «Sócrates es mortal»
o «Si todos los hombres son buenos» y «Enrique es hombre», entonces se sigue que «Enrique es bueno».

Podríamos nombrar otros muchos ejemplos como:

o «Todos los libros de filosofía son aburridos. Este libro es un libro de filosofía. Este libro es aburrido»;
o incluso:
o «Todos los gatos tienen cinco patas. Bugs Pussy es mi gato. Luego Bugs Pussy tiene cinco patas».

Digamos que se establecen conexiones necesarias entre enunciados, ya se den o no en la realidad. Las condiciones de
validez formal son necesarias para el establecimiento de conocimientos, pero no son suficientes para afirmar que tales
conocimientos existan realmente. Identificaremos este modo de proceder con el método deductivo, esto es,
hablaremos en estos casos de razonamientos o argumentaciones donde las conclusiones se derivan de forma
necesaria de otras proposiciones ya admitidas y cuya verdad, se supone, es ya conocida. En toda deducción, y
ponemos como ejemplo a todo sistema matemático, existen unas primeras proposiciones (enunciados del lenguaje), o
primeros principios, que se llamarán también axiomas o postulados, que servirán de base a la demostración pero que
son en sí mismas indemostrables –podemos decir que se dan por verdaderas de una manera evidente para el grupo de
científicos que las aceptan como tales-.
Las condiciones indispensables para que un sistema matemático sea válido son las siguientes: a) que el número de
axiomas sea el mínimo posible, b) que los axiomas y el resto de proposiciones estén relacionados deductivamente, c)
que no haya contradicciones dentro de un sistema.

3.4. El método inductivo: La inducción y el inductivsmo.

Consiste fundamentalmente en llegar a leyes generales partiendo de un conjunto de casos particulares. Viene a
tener los siguientes pasos:

1º/ Observar y registrar los hechos “relevantes” que intervienen en un problema de modo objetivo y riguroso, y
repetir las observaciones en condiciones variadas.
2º/ Comparar y clasificar los hechos, lo cual permitirá llegar a conclusiones generalizadoras (leyes).
3º/ Deducir las consecuencias de las leyes así obtenidas para poder realizar predicciones.

Sin embargo, a pesar de lo razonable de estas propuestas, debemos oponer algunas objeciones a dicho método:

a) La primera de ellas es que no existen hechos puros, es decir, la relevancia o importancia de los hechos depende de
si pueden o no relacionarse con una teoría. Lo veremos mejor con un ejemplo: en 1856 se descubrió un cráneo en el
valle de Neander. Nadie le prestó mucha atención y el Sr. Virchov lo consideró como un cráneo anómalo, debido
probablemente a un caso de idiotismo. En 1891 se descubrió en Trinil un cráneo parecido y el descubrimiento causó
un gran interés ¿Por qué? En 1869 Darwin publicó “El origen de las especies”, y este tipo de descubrimientos se

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pusieron en relación con la evolución humana; es decir, en ese momento sí que se consideraba tal hecho relevante para
la investigación científica.

b) La generalización carece de justificación lógica: es lógicamente incorrecto decir por ejemplo: “algunos alumnos
de 1º C suspenden matemáticas, por lo tanto, “todos los alumnos de 1º C suspenden matemáticas” Por muy increíble
que parezca, siempre podremos encontrar a algún alumno de 1º C que apruebe las matemáticas, y si esto sucede, si
encontramos una excepción, ya no podremos decir “todos” (que es una generalización), sino “algunos” o “muchos”.
Podemos entonces concluir que la inducción es un argumento débil, un solo contra-ejemplo basta para que el
enunciado sea falso. Pues una excepción no confirma en ningún caso la regla, antes bien, niega la regla.

c) No existe generalización completa: la inducción se asienta en presupuestos metafísicos, no demostrables


empíricamente, tales como que «la naturaleza es uniforme» o «la naturaleza no da saltos». Si queremos tener en cuenta
todos los casos, nunca terminaremos el proceso de registro, ya que para afirmar, por ejemplo que “todos los cuervos
son negros” podré verificarlo en un gran número de casos, pero no en todos; ¿qué pasa con los cuervos que podamos
encontrar en el futuro, está garantizado que sean negros? Las generalizaciones pueden dar lugar a tragedias como las
del “pavo inductivista” del que hablaba Bertrand Russell:

"Este pavo descubrió que en su primera mañana en la granja avícola comía a las 9 de la mañana. Sin embargo,
siendo como era un buen inductivista, no sacó conclusiones precipitadas. Esperó hasta que recogió una gran cantidad
de observaciones del hecho de que comía a las 9 de la mañana e hizo estas observaciones en gran variedad de
circunstancias, en miércoles y en jueves, en días fríos y calurosos, en días lluviosos y soleados. Cada día añadía un
nuevo enunciado observacional a su lista. Por último, su conciencia inductivista se sintió satisfecha y efectuó una
inferencia inductiva para concluir: siempre como a las 9 de la mañana. Pero, ¡ay!, se demostró de manera indudable
que esta conclusión era falsa cuando, la víspera de Navidad, en vez de darle la comida, le cortaron el cuello"

En definitiva, por muchos casos que hayamos comprobado y por muy bien seleccionados que estén, nada nos asegura
que todos los demás sean del mismo tipo y, menos aún, que los casos futuros vayan a seguir también la misma pauta.
Así pues, este método no proporciona seguridad o certeza, sino probabilidad.

d) La inducción no sirve para la formulación de conocimiento científico relevante, que implica más que una
simple generalización. Así, la ley de gravitación universal, aunque se refiera a una totalidad («todos»), difícilmente
puede formularse por simple inducción. Al respecto suele contarse que se le ocurrió a Newton un buen día en que,
tumbado bajo un manzano, le cayó encima uno de sus frutos. Sin embargo, antes de Newton, durante siglos, los
hombres vieron caer manzanas e infinidad de otros objetos, de lo cual puede inducirse, a lo sumo, que «todos los
cuerpos caen» (cuando se elimina aquello que los sujeta), pero la ley de gravitación universal, que sin duda es una
generalización, implica bastante más que eso: incluye una fuerza no observable a simple vista, más que por sus
efectos, ¡que sólo son tales cuando se la presupone!, al igual que unas proporciones matemáticas. Esto nos muestra que
las teorías no proceden, de un modo directo, de la observación como propone la inducción, sino más bien al contrario
las observaciones adquieren relevancia desde una teoría determinada.

El paso a la probabilidad.
Los importantes problemas de la inducción, que han dado en clasificarlo de método ingenuo, determinan que las
generalizaciones a las que se ha llegado mediante inducciones no sean perfectamente verdaderas, aunque sean
probablemente verdaderas. El principio de inducción será reemplazado por una versión probabilística, donde las
hipótesis se aceptarán en función de las frecuencias observadas, y donde el principio de la probabilidad podría
formularse del siguiente modo aproximado:«Si bajo cierta condiciones de ejecución de un experimento se han
observado un número determinado de A, y si todos estos A observados poseen sin excepción la propiedad B, entonces
todos los A poseen la propiedad B en un tanto por ciento especificado de casos»

3.5. El método hipotético-deductivo.

Galileo fue el principal promotor de este método, a caballo entre la deducción y la inducción. Sus pasos principales
son los siguientes:

a) Descubrimiento de un problema y planteamiento preciso del mismo. Por ejemplo, se


observa que las personas obesas tienen peor salud física que las delgadas.

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b) Invención y formulación de hipótesis para solucionar el problema: se propone una explicación posible que debe
ser coherente y conforme con la actitud científica: rigurosa, neutra y contrastable. Ejemplo: se propone la hipótesis de
que la presencia de la hormona X impide la obesidad.
A esta fase se la llamará también «abducción» como una búsqueda hacia la mejor explicación posible de los hechos.
Se trata de un momento difícil de método que requiere de científicos imaginativos, pues no se rige por reglas lógicas
sino que posee un carácter extralógico. Einstein definió este proceso como una intuición psicológica. La «inferencia
hacia la mejor explicación posible de los hechos» es un momento genial y creativo del científico, que algunos
emparentan a la creación artística. Los «grandes realizadores de importantes abducciones», que, no en vano, son
tenidos por genios. No hay reglas, pero si buenos consejos: el convertir lo normal en excepcional, y convertir lo
excepcional en normal. Resulta de aquí, que las explicaciones de los hechos no están a la vista, hay que imaginarlas,
suponerlas, crearlas en un esfuerzo de la razón, antes de descubrirlas. Dada, sin embargo, su enorme importancia, los
lógicos no han dejado de buscar una lógica del descubrimiento o lógica heurística, y se han creado incluso
programas de ordenador, dentro del campo de la denominada inteligencia artificial, para el «descubrimiento
mecánico» (machine discovery) de leyes y teorías (P. Langley et. al., Scientific Discovery, Cambridge, Mass., 1987).
Su nombre, abducción, se debe a Pierce, que también la denominó hipótesis o inferencia hipotética. Se pueden
distinguir dos modalidades:
1) La abducción que suministra una ley o teoría nueva, que no existía antes, como es el caso de la ley de
gravitación universal cuando la formula Newton.
2) La abducción que, para explicar un hecho, se sirve de leyes o teorías ya existentes: abduce el médico cada vez
que realiza un diagnóstico a partir de unos síntomas; lo hacen los detectives, la policía, para llegar al asesino,
que es aquél con quien «mejor encajan los hechos».

c) Deducción de las consecuencias contrastables de la hipótesis (normalmente, predicciones empíricas del tipo: “si
esto fuera así, dada esta otra situación, entonces sucedería x”). Es decir, utilizando el método deductivo, se extraen las
consecuencias que tendría la hipótesis si fuera verdadera. Hay que recordar que la hipótesis propiamente dicha es una
construcción teórica y racional que no se somete como tal a contrastación, sino las consecuencias que de ella pueden
derivarse. Ejemplo: si la hipótesis es verdadera, las ratas a las que se les inyecte la hormona X no engordarán aunque
sigan un régimen de sobrealimentación.
d) Contrastación de la hipótesis y de sus consecuencias realizando diversos experimentos para ver si las cosas
suceden como las hemos predicho. Este paso es fundamental pues supone recurrir a la observación de la realidad (de
los hechos) y a la experimentación. Sin embargo, como no podemos comprobar todos los casos posibles, a partir de un
número suficiente de éstos cuidadosamente seleccionados, podremos comprobar la validez de la hipótesis. Ejemplo: se
inyecta la hormona X a tres grupos distintos de ratas de mil miembros cada uno. De donde puede resultar:
I. Refutación de la hipótesis: cuando no se cumplen las consecuencias previstas es preciso rechazar la hipótesis
y volver a empezar el proceso, formulando una nueva. Ejemplo: a pesar de haberles inyectado la hormona X,
las ratas han engordado.
II. Confirmación de la hipótesis: si nuestros experimentos dan la razón a nuestra hipótesis, entonces ésta queda
confirmada como verdadera, al menos provisionalmente. Ejemplo: después de haberles inyectado la hormona
X, las ratas no han engordado.

Sin embargo, no todo es tan sencillo porque es difícil confirmar la veracidad de una hipótesis. Y, como se puede
ver en la historia de la ciencia, leyes que se consideraban irrefutables y verdaderas han resultado refutadas con la
llegada de otras investigaciones y el uso de otros métodos o aparatos de medida. Uno de los problemas más
importantes del método hipotético- deductivo es la contrastación de hipótesis. A este respecto podemos mencionar
tres posiciones:

Verificación: los neopositivistas del círculo de Viena propusieron la verificación como requisito para considerar
verdadera una hipótesis. Así, una hipótesis será verdadera si y solo si los hechos observados en el mundo están de
acuerdo con los hechos deducidos de la hipótesis. Ahora bien, ya hemos dicho que es imposible una inducción
completa y que, por lo tanto, decir que una hipótesis es verdadera en todos los casos es una mentira gordísima.

Confirmación: Carnap, perteneciente también a este círculo, propuso un criterio para la contrastación algo más
liviano y posible: la confirmación, es decir, una hipótesis podrá ser aceptada cuando se pueda obtener una
confirmación provisional de la misma.

Falsación: es el punto de vista de Popper; una hipótesis podrá ser admitida (provisionalmente) siempre y cuando
no resulte refutada por los hechos. Ya no se trata de buscar hechos que estén de acuerdo con la hipótesis como en

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los dos casos anteriores, sino de buscar hechos que estén en oposición. Así, el valor científico de una hipótesis
radica en su resistencia a la refutación. Este criterio también es un criterio de demarcación entre enunciados
científicos y no científicos, de tal manera que los primeros serán considerados científicos si son en principio refutables.
Por ejemplo, es muy difícil contrastar afirmaciones tales como “el alma es la dimensión espiritual del ser humano”;
pues, ¿cómo podemos comprobar esta afirmación?

Veamos el ejemplo completo:


1. se observa que las personas obesas tienen peor salud física que las delgadas.
2. Se propone la hipótesis de que la presencia de la hormona X impide la obesidad.
3. Si la hipótesis es verdadera, las ratas a las que se les inyecte la hormona X no engordarán aunque sigan un
régimen de sobrealimentación.
4. Se inyecta la hormona X a tres grupos distintos de ratas de mil miembros cada uno y: a) después de haberles
inyectado la hormona X, las ratas no han engordado, b) a pesar de haberles inyectado la hormona X, las ratas han
engordado.

4. CONCEPCIONES SOBRE EL PROGRESO DE LA CIENCIA.

Los problemas que hemos visto sobre el método científico ponen en tela de juicio el cientifismo ingenuo que
considera la ciencia como el logro más perfecto de la racionalidad humana. Esta postura estima garantizado un avance
indefinido y un progreso sin límites. Además, juzga los principios científicos como dogmas incuestionables, en lugar
de cómo teorías útiles y eficaces, pero probables y provisionales.

Pero, ¿es cierto que la ciencia progresa? “Somos enanos subidos a hombros de gigantes” (F. Bacon) Este
pensamiento refleja una concepción acumulativa del saber. Es razonable pensar que a lo largo de la historia del saber
hemos llegado a un conocimiento más profundo y exacto de los fenómenos naturales y humanos; sin embargo, la
pregunta no se refiere a la cantidad y calidad de nuestros conocimientos, sino a los mecanismos que han hecho
progresar la ciencia. A este respecto podemos distinguir las posiciones de Popper, Kuhn y Feyerabend.

4.1. Karl Popper: el progreso continuo de la ciencia.

Popper defiende el progreso de la ciencia, pero no desde una mera acumulación de conocimientos, sino por la
aparición de nuevas teorías que permiten explicar mejor un mayor número de problemas. En efecto, no se puede
considerar definitivamente verdadera ninguna teoría científica, pues en el futuro podría ser falsada. Sin embargo, la
ciencia progresa porque cada nueva teoría se acerca más a la verdad, es decir, cuando una teoría sustituye a otra que ha
sido falsada y rechazada, la consideramos mejor que la anterior porque es más explicativa, tiene menos problemas y,
por tanto, está más cerca de la verdad. Para Popper, falsar una teoría no es algo dramático o negativo, sino que conocer
las deficiencias y problemas que tiene nos ayuda a formular otra mejor. Así aprendemos de nuestros errores y eso
garantiza que las nuevas teorías son más “verosímiles”, se acercan más a la verdad, aunque ésta, de hecho, sea
inalcanzable.

En efecto, una de las ideas fundamentales del racionalismo crítico que mantiene Popper es que la actitud científica se
basa en una actitud crítica (inventada por los griegos) que se opone o sobrepone a la actitud dogmática. La actitud
dogmática, según Popper, es una actitud más primitiva que buscaría compulsivamente la confirmación o verificación
de sus teorías, hasta el punto que en ocasiones la impone por la fuerza y oculta los testimonios y evidencias en contra.

En cambio, la actitud crítica sería una actitud razonable, racional; se basaría en la libre discusión de las teorías con el
propósito de descubrir sus puntos débiles para poder mejorarlas. La actitud científico-crítica se podría describir como
el intento consciente de hacer que nuestras teorías, nuestras conjeturas, se sometan a la lucha por la supervivencia de la
más apta.

En este contexto, la "buena fe" de los científicos es, para Popper, un elemento imprescindible para poder fundamentar
este espíritu crítico, ya que corren el peligro de utilizar artimañas para evitar la refutación de su teoría. Los
científicos no han utilizar tesis "ad hoc" (para el caso) con el fin de poder salvar sus teorías (ya no estarían
intentando falsarlas) De igual modo, la competencia entre unos y otros miembros de la comunidad científica nos
asegurará que esto no ocurrirá y nos incitará a ser disciplinados y críticos con nosotros mismos.

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4.2. Thomas Kuhn: las revoluciones científicas.

Thomas Kuhn, en su obra La estructura de las revoluciones científicas, y tomando como base sus investigaciones en
el ámbito de la historia y la sociología de la ciencia, niega el progreso como modo de desarrollo propio de la ciencia, y
afirma que ésta es la obra de una comunidad de científicos cuyos componentes aceptan un paradigma común
(entiende por paradigma un modelo total de explicación de un grupo amplio de fenómenos, por ejemplo la mecánica
newtoniana, la explicación aristotélica del movimiento, la mecánica celeste de Ptolomeo, la de Copérnico, la teoría de
la relatividad, la teoría darwinista...). Los paradigmas incluyen los métodos, presupuestos y leyes con los que se cuenta
para explicar la realidad.

La comunidad de científicos trabaja sobre ese paradigma y las realizaciones que están dentro de ese paradigma
constituyen la llamada “ciencia normal”. Cuando surgen gran número de anomalías, fenómenos que no pueden ser
explicados de modo suficiente dentro del paradigma, la ciencia normal entra en crisis (por ejemplo, así ocurrió en el
siglo XVI cuando el geocentrismo no parecía capaz de explicar algunos fenómenos relacionados con el movimiento de
los planetas tal y como se observaba desde la Tierra). En tal momento puede surgir otro paradigma rival que entra en
conflicto con el anterior y que trata de explicar las anomalías que el anterior no puede resolver. Si la comunidad
científica opta por el nuevo paradigma sobreviene una revolución científica. Lo más llamativo de la tesis de Kuhn es
que la elección de un paradigma u otro se produce más por motivos sociológicos y psicológicos (por ejemplo, intereses
y prejuicios de los propios científicos) que por motivos internos a la ciencia misma. Y, en conclusión, en la historia de
la ciencia no hay progreso, sino revolución.

En definitiva, Kuhn rechaza el falsacionismo propuesto por Popper como modo válido de entender la evolución de la
ciencia, y, aunque no rechaza la validez del método hipotético-deductivo en sus versiones más complejas,
relativiza el papel real que juega en el desarrollo del conocimiento científico.

Las teorías anteriores de filosofía de la ciencia han hecho un análisis de la ciencia que no ha tenido presente el
desarrollo histórico y real de ésta. Ha marginado totalmente el contexto de descubrimiento para fijarse sólo en el
contexto de justificación. El problema no es preguntarse ¿qué deben hacer los científicos? sino ¿qué es lo que
realmente han hecho?, ¿cómo trabajan en la práctica? Por tanto, Kuhn pone el énfasis y presta especial atención a la
comunidad de científicos, sus creencias, sus prejuicios y sus filosofías destacando la importancia de las
características sociológicas de las comunidades científicas.

4.3. Paul Feyerabend: el anarquismo epistemológico.

Feyerabend constituye, con diferencia, el filósofo de la ciencia más original y polémico de los que hemos visto hasta
ahora. Su concepción de la ciencia, aunque se inserta en el campo abierto por sus colegas, es la más radical y atrevida.

Uno de los puntos principales en los que Feyerabend se aleja de sus colegas es la negativa a ver en la ciencia una
actividad sustancialmente diferente de otras actividades humanas. La mitificación y deificación de la que ha sido
objeto la ciencia durante el siglo XX se debe a un ingenuo optimismo. Para Feyerabend, el “mito de la ciencia” se basa
en la creencia de que ésta tiene más éxito y eficacia que otras actividades. Esta mitificación es consecuencia de la fe
desmesurada en el método científico. A menudo, los científicos confían en que el método de las ciencias empíricas
es capaz de garantizar una infabilidad y un progreso de los que ninguna
otra actividad humana disfruta.

Sin embargo, para él, esto es falso. No existe regla ni procedimiento, por muy fundamentado que esté, que no sea
infringido por los investigadores. Es más, estas infracciones son útiles y necesarias. Y es que la rigidez en la aplicación
del método limita y reduce las posibles vías de
investigación.

Todas las metodologías tienen sus límites. Esto lleva a nuestro autor a defender un radical pluralismo metodológico,
es decir, en la investigación científica “todo vale o sirve” si de ello se sigue algún progreso. Frente a la sacralización
del método hipotético-deductivo, sostiene que el científico tiene que valerse de lo que tiene más a mano: “sugerencias
heurísticas, concepciones del mundo, disparates metafísicos, restos y fragmentos de teorías abandonadas”, es decir, de
todo lo que, por sorprendente que parezca, pueda tener una utilidad. En este sentido, su concepción del trabajo
científico ha sido denominada “anarquista”, ya que reivindica la falta de reglas y normas inamovibles en la
investigación, y la validez y legitimidad de cualquier procedimiento.

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5. LOS LÍMITES DE LA CIENCIA.

Comúnmente se entiende que la ciencia es una especie de fuente de milagros, capaz de llegar a la verdad
objetivamente y de resolver casi todos nuestros problemas. Esta imagen casi mitológica se la debemos al positivismo
de Comte, un filósofo del siglo XIX, sumamente optimista o iluso y que sostenía tesis como las siguientes:

 Confianza absoluta en el progreso indefinido de la humanidad.


 La convicción de que la ciencia nos ofrece una imagen exacta del Universo.
 La necesidad de que la ciencia se convierta en la única forma válida de conocimiento.
 La esperanza de que la ciencia aportará felicidad a la especie humana y resolverá todos sus problemas.

Esta concepción recibe el nombre de cientifismo. Sin embargo, actualmente, la concepción de la ciencia que tienen la
mayoría de los científicos y filósofos (no me refiero a los profesores de ciencias o de filosofía, ese es otro cantar) es
mucho más modesta y no acepta casi ninguna de las tesis anteriores. Empecemos pues con los reproches. Se dice que
la ciencia es el único conocimiento válido porque es objetivo y neutral. Pero, ¿es realmente así?

Respecto a la “objetividad” y la posibilidad de un conocimiento cierto, es más un objetivo que un logro. Desde el
surgimiento de la física cuántica, se asume que a nivel subatómico el conocimiento no es todo lo objetivo que
desearíamos, ya que el sujeto que observa a través de sus instrumentos un fenómeno interfiere en el comportamiento
de lo observado, y la única certidumbre que puede obtenerse es que dicho conocimiento es fruto de la perturbación del
sujeto.

Cuando hablamos de “neutralidad” en la ciencia suponemos los siguientes sentidos:


a) desinterés.
b) independencia de prejuicios.
c) no estar al servicio de intereses ajenos a la propia investigación científica.
d) indiferencia respecto a fines.

¿Es posible reconocer la neutralidad de la ciencia en alguno de estos sentidos?

Los estudios sociales de la ciencia desarrollados durante este siglo y el anterior han puesto de manifiesto la
naturaleza social de la práctica científica. Es decir, la ciencia es una actividad social vinculada a las restantes
formas de la actividad humana. Los procesos de producción, difusión y aplicación de conocimientos propios de la
actividad científica son inexplicables al margen de los intereses económicos, políticos, militares, entre otros, que
caracterizan los diversos contextos sociales. En esta perspectiva la ciencia es una actividad
institucionalizada, permeable a los valores e intereses sociales y no puede ser neutral. La ciencia es actividad y es
saber. Ni lo uno ni lo otro por separado.

¿Desinterés?

Comencemos por la neutralidad como "desinterés". La actividad científica es inexplicable al margen de los intereses
sociales. Esos intereses se expresan, por ejemplo, en la financiación de la ciencia, en las prioridades que para ella se
establecen. Esos intereses, sin embargo, no niegan el interés por producir conocimiento objetivo, los intereses
propiamente cognoscitivos que favorecen la objetividad. Las políticas científicas, los programas de investigación, las
instituciones que articulan el trabajo científico no son neutrales respecto a los fines sociales que les dan vida, pero
ello no hace del conocimiento obtenido la expresión de un interés económico o político particular, aunque su
utilización sí suele subordinarse a ellos.

¿Independencia de prejuicios?

Veamos la idea de neutralidad como "independencia de prejuicios". Aquí, la palabra “prejuicio” no tiene un sentido
peyorativo; se refiere a "un cierto complejo preconstituido de convicciones, actitudes intelectuales, hábitos mentales,
valoraciones, etc.". La ciencia, vista como actividad humana, no puede ser neutral respecto a los prejuicios así
definidos. Cada individuo, colectividad, sociedad, época, portan tales prejuicios que influyen sobre el modo de
hacer ciencia, en la elección de los campos de la investigación, prioridades en la enseñanza y otras expresiones de la

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práctica científica. Debemos reconocer, entonces, que esos prejuicios también influyen sobre la ciencia como saber.
Por ello, la construcción de un saber objetivo exige la disposición permanente a discutir los prejuicios que condicionan
las conclusiones científicas y a través de ello es alcanzable un grado razonable de neutralidad.

¿Instrumentalización?

Al hablar de la neutralidad como "desinterés" nos referimos más a un ideal que debe conducir la ciencia, se trata de
"no estar al servicio de intereses", frente a una posibilidad de instrumentalización de la ciencia. La actividad
científica parece contradecir tal tipo de neutralidad, aunque considerada como como conocimiento objetivo, la
conclusión debe ser diferente. La ciencia ha contribuido a promover dentro de nuestra civilización ese hábito moral
que llamamos “honestidad intelectual" o sea, aquella actitud de fondo que consiste en el rechazo a callar la verdad, a
camuflarla, o a hacerla pasar por falsa, en obsequio a intereses de cualquier género, incluso si éstos fueran
particularmente nobles y altruistas. Desde luego que intereses muy diversos pueden penetrar el conocimiento
científico; la honestidad intelectual debe constituir un antídoto para imponer límites a una ciencia al servicio de
intereses ya sean económicos o políticos particulares.

¿Indiferente respecto a fines?

El sentido de la neutralidad como "indiferencia respecto a fines" permite, por una parte, reconocer la diversidad de
finalidades que pueden guiar la ciencia como actividad y, por otra, identificar la finalidad distintiva y fundamental de
la ciencia. Aun admitiendo que la ciencia puede perseguir diferentes finalidades en contextos diversos como la
investigación, la aplicación, la enseñanza u otros, podemos admitir que su finalidad fundamental es la producción de
conocimiento objetivo. Otra cuestión es que realmente se consiga. La ciencia no puede y no debe ser neutral
respecto a diversos fines sociales, no puede desentenderse de ellos alegando que no le preocupan; esto sería miopía o
hipocresía. Los colectivos que aceptan o promueven la ciencia pueden y deben preguntarse en referencia a qué valores
sociales, a qué prioridades e intereses desarrollarán su actividad.

Finalmente, hemos de abordar la cuestión de si la ciencia es el único conocimiento válido. A este respecto, observamos
que ciencia y tecnología están provocando un impresionante avance en la sociedad occidental; sin embargo, la
confianza excesiva depositada en ellas implica enormes riesgos. No todo lo que se puede tecnológicamente, se debe
moralmente hacer (la carrera por la construcción de la primera bomba nuclear en la Segunda Guerra Mundial fue
desgraciadamente posible, pero ¿fue moralmente aceptable?) No pertenece al conocimiento científico resolver los más
graves problemas: la elección de los fines, la determinación de los valores morales, el sentido de la existencia... Por
esta razón, junto al conocimiento científico, se necesita la reflexión ética y filosófica en general ¡Eso es estar
despierto!

Pregunto: se invirtió mucho dinero en la carrera espacial a la luna, gracias a este proyecto fue posible desarrollar, por
ejemplo, la tecnología de las comunicaciones. ¿Cambiarías tu teléfono móvil por un plan de desarrollo agrícola
efectivo en países del llamado “tercer mundo”?

TEXTOS

1. ¿Objetividad y neutralidad en la ciencia?


El cientifismo ha recibido numerosas críticas. El filósofo español José Ortega y Gasset (1883-1955) escribió
memorables palabras contra el "utopismo científico", tal y como él lo denominaba:
«La situación actual de la ciencia o razón física resulta bastante paradójica. Si algo no ha fracasado en el repertorio de
las actividades y ocupaciones humanas, es precisamente ella cuando se la considera circunscrita a su genuino
territorio, la naturaleza. En este orden y recinto, lejos de haber fracasado, ha trascendido todas las esperanzas y, por
vez primera en la historia, las potencias de realización, de logro, han ido más lejos que las de la mera fantasía. La
ciencia ha conseguido cosas que la irresponsable imaginación no había siquiera soñado. El hecho es tan
incuestionable, que no se
comprende, al pronto, cómo el hombre no está hoy arrodillado ante la ciencia como ante una entidad mágica. Pero el
caso es que no lo está, sino, más bien al contrario, comienza a volverle la espalda, No niega ni desconoce su
maravilloso poder, su triunfo sobre la naturaleza; pero, al mismo tiempo, cae en la cuenta de que la naturaleza es sólo
una dimensión de la vida humana, y el glorioso éxito con respecto a ella no excluye su fracaso con respecto a la
totalidad de nuestra existencia.»
José Ortega y Gasset (1935), Historia como sistema.

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2. “La imagen de la ciencia del siglo XX en las mentes de legos y científicos está determinada por milagros tales como
la televisión en color, las fotografías lunares, el microondas, así como por un rumor o cuento de hadas, un tanto
indefinido pero pese a ello muy influyente, que concierne a la manera en la cual se han producido esos milagros. De
acuerdo con este cuento de hadas, el éxito de la ciencia es el resultado de una sutil pero cuidadosa combinación de
creatividad y control. Los científicos tienen ideas. Y tienen métodos especiales para perfeccionar ideas. Las teorías de
la ciencia han pasado la prueba del método. Dan una mejor cuenta del mundo que las ideas que no han pasado esa
prueba.
Pero el cuento de hadas es falso. No hay un método especial que garantice el éxito o lo haga probable. Los científicos
no resuelven problemas porque posean una vara mágica -metodología-, sino porque han estudiado el problema por
largo tiempo, porque conocen bien la situación, porque no están demasiado faltos de inteligencia, y porque los excesos
de una escuela científica son casi siempre equilibrados por los excesos de alguna otra escuela. Además, los científicos
sólo raramente resuelven sus problemas, cometen muchos errores y muchas de sus soluciones son absolutamente
inútiles”.
Feyerabend, P., El mito de la ciencia y su papel en la sociedad.

3. La idea de que la ciencia puede y debe regirse según unas reglas fijas y de que su racionalidad consiste en un
acuerdo con tales reglas no es realista y está viciada. No es realista, puesto que tiene una visión demasiado simple del
talento de los hombres y de las circunstancias que animan, o causan, su desarrollo. Y está viciada, puesto que el
intento de fortalecer las reglas levantará indudablemente barreras a lo que los hombres podrían haber sido, y reducirá
nuestra humanidad incrementando nuestras cualificaciones profesionales. Podemos librarnos de la idea y del poder que
pueda poseer sobre nosotros a) mediante un detallado estudio de la obra de revolucionarios como Galileo, Lucero,
Marx, o Lenin; b) mediante alguna familiaridad con la filosofía hegeliana y con la alternativa que provee Kierkegaard;
c) recordando que la separación existente entre las ciencias y las artes es artificial, que es el efecto lateral de una idea
de profesionalismo que deberíamos eliminar, que un poema o una pieza teatral pueden ser inteligentes a la vez que
informativas (Aristófanes, Hochhuth, Brecha), y una teoría científica agradable de contemplar (Galileo, Diraqc), y que
podemos cambiar la ciencia y hacer que esté de acuerdo con nuestros deseos. Podemos hacer que la ciencia pase, de
ser una matrona inflexible y exigente, a ser una atractiva y condescendiente cortesana que intente anticiparse a cada
deseo de su amante. Desde luego, es asunto nuestro elegir un dragón o una gatita como compañía. Hasta ahora la
humanidad parece haber preferido la segunda alternativa: “ Cuanto más sólido, bien definido y espléndido es el
edificio erigido por el entendimiento, más imperioso es el deseo de la vida (…) por escapar de él hacia la libertad”.
Debemos procurar no perder nuestra capacidad de hacer tal elección. (PAUL K. FEYERABEND. Contra el método).

4. “La matemática y la lógica son, en suma, ciencias deductivas (…). En matemáticas la verdad consiste, por esto, en
la coherencia del enunciado dado con un sistema de ideas admitido previamente: por esto, la verdad matemática no es
absoluta, sino relativa a ese sistema, en el sentido de que una proposición que es válida en una teoría puede dejar de
ser válida puede de ser lógicamente verdadera en otra teoría. (Por ejemplo, en el sistema de aritmética que empleamos
para contar las horas del día, es válida la proposición 12+1=1).
(…) En las ciencias fácticas la situación es enteramente diferente. En primer lugar, ellas no emplean símbolos vacíos
(variables lógicas), sino tan sólo símbolos interpretados. (…) En segundo lugar, la racionalidad –esto es, la coherencia
con un sistema de ideas aceptado previamente- es necesaria pero no suficiente para los enunciados fácticos. (…)
Además de la racionalidad exigimos de los enunciados de las ciencias fácticas que sean verificables en la experiencia
(…). Unicamente después que haya pasado las pruebas de la verificación empírica podrá considerarse que un
enunciado es adecuado a su objeto, o sea, que es verdadero y aun así has nueva orden. Por esto es que el conocimiento
fáctico verificable se llama a menudo ciencia empírica.” (BUNGE, M., La ciencia, su método y su filosofía).
 ¿Qué significa “verdad como coherencia”?
 ¿Qué significa “fáctica”? ¿Y “verificación de la experiencia”?¿Y que un enunciado es adecuado a su
objeto?
 Diferencia entre ciencia deductiva y empírica

5. “La Filosofía está escrita en este vasto libro que está siempre abierto ante nuestro ojos: me refiero al universo; pero
no puede ser leído hasta que no hayamos aprendido el lenguaje y nos hayamos familiarizado con las letras en que está
escrito. Está escrito en lenguaje matemático, y las letras son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las
cuales es humanamente imposible entender una sola palabra.” GALILEO GALILEI Il Saggiatore
 ¿Cuál es el lenguaje de la ciencia?
 ¿Qué significa la expresión “Dios geómetra”?

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6. “Un ejemplo histórico de la aplicación del método científico se encuentra en las experiencias hechas por Ignaz
Semmelweis entre 1844 y 1848 en el Hospital General de Viena. Como jefe de la Primera Sala de la Maternidad
observaba que aproximadamente 8.5% de las mujeres que habían dado a luz ahí fallecían de fiebre puerperal o fiebre
de post-parto; cifra alarmante si la comparaba con 2.3% registrado en la Segunda Sala del mismo hospital.
Semmelweis eliminó así la creencia de aquel entonces acerca de los “cambios-cósmico-telúricos” como causantes de
la enfermedad. No podía ser que las influencias ambientales únicamente afectaran a las pacientes de la división a su
cargo y no a las de la Segunda Sala. Luego formuló varias hipótesis: involucraban la manera cómo los estudiantes de
medicina trataban a las pacientes; o psicológicas, que atribuían al paso de los sacerdotes al pabellón para prestar los
últimos auxilios a las moribundas, el cual tenía, de acuerdo con su percepción, un ‘efecto terrorífico’ en las mujeres
hospitalizadas; o las que hacían referencia al modo de acostar a las pacientes ya sea boca arriba o de costado. Todas
estas hipótesis, que se formularon teniendo en cuenta las diferencias en la atención que se prestaban entre la Primera y
Segunda Sala del hospital, luego de las respectivas experiencias fueron descartadas por Semmelweis. La tasa de
mortalidad en su sala seguía tan alta como al principio.
Cuando un colega suyo se hirió la mano con un escalpelo, Semmelweis encontró la clave que lo llevaría a hacer uno de
los aportes más importantes en atención hospitalaria de su época. El colega murió presentando en su agonía los
mismos síntomas de las pacientes que padecían fiebre puerperal. La explicación estaba a su alcance: el escalpelo con
que su amigo se lastimó había sido utilizado momentos antes por un estudiante para realizar una autopsia, en
consecuencia era la “materia cadavérica” introducida en su sangre lo que le produjo la muerte. Con referencia a la
problemática que lo absorbía, observó que los estudiantes luego de haber realizado disecciones en la sala de autopsias,
no tenían como rutina lavarse las manos de manera adecuada antes de ingresar al pabellón. Por tanto, ordenó que lo
hicieran con una solución de cal clorurada antes de examinar a cada paciente. De este modo, en el transcurso de 1848,
cuatro años después de haber iniciado su investigación, en la Primera Sala donde la mayoría del personal eran
estudiantes de medicina, la mortalidad por fiebre puerperal descendió a 1.2%, mientras en la Segunda Sala, donde el
personal eran parteras, registró 1.3%.
2) Este descubrimiento constituyó un aporte humanitario en el desarrollo histórico de la atención a pacientes
hospitalizados. Sin embargo, en una experiencia posterior, Semmelweis procedió con sus estudiantes al examen de una
paciente con cáncer cervical ulcerado, y luego, sin lavarse las manos con la solución, examinó a doce mujeres; el
resultado: once mujeres murieron de fiebre puerperal. Por tanto, para Semmelweis la fiebre post-parto no era sólo
producida por la “materia cadavérica” sino también podía producirse por la “materia pútrida procedente de organismos
vivos”. Esta última experiencia con seres humanos muestra que las investigaciones en salud en el pasado, podían no
contemplar la condición humana de los pacientes. De realizarse en la actualidad, sufriría una gran censura por parte de
la sociedad, pues se pone en riesgo la vida de 12 pacientes para confirmar una hipótesis.”
 Lee el texto con atención e identifica los distintos pasos del método científico.
1. Resume el texto (10-12 líneas máximo).
2. Indica cuál es el problema que da origen a la investigación, enumerando las distintas hipótesis que aparecen en el
texto y el modo en que Semmelweis las rechaza hasta que da con la que mejor explica el hecho.
3. Señala mediante qué experiencia confirma su propia hipótesis y cómo se explica, a través de su hipótesis, que la
mortalidad en la Segunda División fuera más baja.
4. ¿Cuáles crees que son las principales características de la metodología de Semmelweis?¿Crees que fue
original y creativo en su investigación? ¿Por qué?
5. ¿Por qué su hipótesis final, aunque fue contrastada, no llegó a considerarse como conocimiento
científico teórico sino solo en una técnica clínica útil?
6. ¿Crees que las decisiones de los científicos para apoyar o rechazar una hipótesis, o una teoría se basan
únicamente en los hechos o influyó algún otro factor además del estrictamente científico?

ALGUNAS INDAGACIONES SOBRE EL TEXTO

Preguntas sobre el caso Semmelweis-Filosofía de la Ciencia

¿Qué diferencia crees que hay entre observación e inferencia en la investigación científica? La interpretación de
Semmelweis de los hechos observados es diferente a la de la gran mayoría de los médicos de la época. Las inferencias
de Semmelweis son distintas a las de Klein.
Cuáles crees que son las principales características de la metodología de Semmelweis? Semmelweis hace
observaciones y analiza datos estadísticos. Hace inferencias causales y formula hipótesis para contrastar e intentar
resolver el problema. Su metodología parece ajustarse a un modelo de descubrimiento en dos etapas: una dfe hipótesis.
Que incluye análisis de datos estadísticos previos, y otra experimental. En la primera, se descartan otras hipótesis
cuyos contrastes dieron resultados negativos. En la segunda, se somete a experimentación, con un carácter

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eminentemente pragmático, la hipótesis basada en criterios anatómico-patológicos y estadísticos. Desde una posición
positivista y empirista, Sammelweis habría seguido implacablemente el método científico en su investigación (Hanson
1973, Paavola 2006): se planteó preguntas, formuló hipótesis, recogió datos, experimentó y obtuvo conclusiones. Cabe
preguntarse si esto fue realmente así de simple.
¿Crees que Semmelweis fue original y creativo en su investigación? ¿Por qué? Una de las principales novedades
de la metodología de Sammelweis para la época fue la aplicación de la estadística clínica. Otro rasgo de creatividad
aparece en su capacidad para establecer nuevas relaciones entre las enfermedades: lo que causó la muerte del profesor
de anatomía patológica Kolletschka y la fiebre puerperal.
¿Crees que la hipótesis de Semmelweis llegó a convertirse en una teoría?¿Por qué? Las hipótesis pueden
convertirse en parte de teorías más globales si hay suficientes pruebas que las apoyen. La hipótesis de Sammelweis
condujo a una práctica clínica que resolvía el problema de la fiebre puerperal: la desinfección de las manos mediante
un lavado a fondo con una disolución de cloruro de calcio. Sin embargo, no se apoyó en las dos teorías dominantes de
la época: miasmática y la del contagio; y no estableció un marco teórico alternativo. Sus observaciones, estadísticas e
inferencias causales implicaban una nueva forma de clasificar las enfermedades que chocaba con la ontología de la
ciencia médica oficial, pero no rebatieron la teoría miasmática de las epidemias, ni completaron una teoría
comprensiva de la causa común de la fiebre puerperal. Semmelweis carecía de una teoría explicativa que diera cuenta
de la naturaleza de la materia putrefacta, una entidad desconocida por entonces en la comunidad científica, y de su
relación causal con la fiebre puerperal. Además,, segús Skoda, Semmelweis no ambicionaba explicar todas las causas
de la fiebre puerperal, sino encontrar y superar las causas de la excesiva mortalidad en el primer pabellón del Hospital
de Viena (Persson 2009).
¿Por qué crees que tardaron tanto sus resultados en ser aceptados? Los avances científicos no son inmediatos;
además, vienen precedidos de escepticismo y discusiones en al comunidad científica cunado no se apoyan en las
teorías vigentes o las contradicen. Ya muerto Sammelweis, el nuevo marco teórico lo proporcionaría la teoría germinal
sobre las enfermedades infecciosas de Pasteur. Sin una teoría firme, las controversias dentro de una comunidad
científica pueden encontrar más fácilmente un terreno abonado para que afloren ptros aspectos contextuales, de
carácter institucional y social, que retrasen la aceptación.
¿Crees que influyó el procedimiento que siguió en su investigación?¿Por qué? La mayoría de los médicos de la
época rechazaron las ideas de Sammelweis porque eran un asalto a la ortodoxia establecida respecto a las teorías
médicas dominantes, así como a la clasificación de las enfermedades, sin que propusiera una teoría alternativa. La no
realización de experimentos controlados en el laboratorio, y la negativa empecinada de Sammelweis a usar el
microscopio, le impidieron hacer una caracterización más precisa.
La verdadera historia del doctor Semmelweis:
Desde que Semmelweis descubrió la causa de la fiebre puerperal hasta que se aceptó su descubrimiento pasaron más
de treinta años. Las razones de ese largo retraso son muy variadas e ilustran la variedad de elementos valorativos que
intervienen en la elaboración y aceptación de las innovaciones tecnocientíficas. Influyeron injusticias sociales,
circunstancias políticas, factores nacionalistas, envidias personales, incomodidades laborales, dificultades expresivas,
trabas a la investigación, rivalidades teóricas, y prejuicios sobre la autoridad académica de unos y otros. Cuestiones
que, en sí mismas, no tenían nada que ver con la fiebre puerperal. El contexto histórico y social en el que sucedieron
las cosas era el siguiente: el año 1848 fue un año revolucionario en Europa. El imperio austrohúngaro sufrió graves
tendencias separatistas. Muchos Investigación científica y contexto social Página 7 húngaros querían independizarse
del poder de Viena. Semmelweis era de origen húngaro y trabajaba en Viena. Por otra parte, en la Viena de mediados
del siglo, las mujeres de buena familia parían en sus casas. El hospital Central asistía, básicamente, a mujeres de
condición humilde y a madres que tenían sus hijos al margen de las severas reglas sociales de la época. Aquellas
mujeres no contaban con una excesiva estima social ni, por supuesto, con ningún poder. Es cierto que Semmelweis
realizó su descubrimiento en 1848. Con su medida higienista consigue, de hecho, que la incidencia de la fiebre sea
inferior a la de la segunda sección. Pero Semmelweis, que es un pésimo escritor, no lo divulga. Se lo comunica a sus
antiguos profesores, uno de los cuales lo publica en una revista importantísima. Las ideas no tienen eco, son
demasiado distintas a lo que los tocólogos habían estudiado y a lo que enseñan en la universidad. Las ideas de
Semmelweis no son tenidas en cuenta. Sólo un médico las considera. Nadie le escucha. Ante esa reacción, otro de los
antiguos profesores de Semmelweis consigue que una comisión de la Universidad se decida a estudiar sus
investigaciones. Pero estalla la revolución. El jefe de Semmelweis le acusa de prohúngaro y no le renueva el contrato.
No se sabe si lo hizo molesto por las incomodidades de un empleado tan preocupado que había conseguido incomodar
a muchos compañeros con sus medidas de profilaxis o envidioso de su éxito inminente. Lo cierto es que, cuando
Semmelweis, le pide las historias clínicas para justificar sus investigaciones, se las niega. Todo su trabajo debe
reiniciarse de nuevo. Pero no tiene dónde. Mientras su sustituto ridiculiza sus ideas, en el nuevo trabajo que consigue,
casi un año después, no le permiten hacer demostraciones con mujeres vivas. Sólo le permiten hacerlo con muñecos
desmontables. Se vuelve a Hungría y consigue un nuevo empleo en un hospital donde no se respeta ninguna de las

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normas higiénicas que él sabe que pueden salvar muchas vidas. Reinicia su trabajo y descubre que también la suciedad
de las sábanas puede ser motivo de contagio. En 1860 se decide a escribir sus ideas. Aunque es un texto muy mal
escrito, logra que un profesor de Heidelberg “Investigación científica y contexto social” -Página 8- defienda sus ideas
en el congreso de médicos y biólogos del año siguiente, pero en el segundo tercio del siglo XIX, una de las corrientes
con más relevancia en el campo de la medicina era la que se basaba en el concepto de célula que Virchow había
desarrollado. Las ideas de Semmelweis no casan con esta interpretación. Son rechazadas. Semmelweis desesperado,
escribe personalmente a los principales médicos de la época acusándoles de todas las muertes por sepsis que las fiebres
causan. Por supuesto, su tono no gusta a nadie y es descalificado como un loco. Y, desde entonces, incapaz de asumir
que sus ideas, tan válidas, no sean aceptadas, le dan crisis de llanto y, por la calle, se abalanza sobre las parejas para
rogarles que, llegado el parto, exijan a sus comadronas que usen las medidas higiénicas que él sabe eficaces. Cuando al
fin le internan en un psiquiátrico, curiosamente él mismo ya estaba infectado, al haberse hecho un corte en una
operación. Murió poco después de la misma enfermedad que había descubierto cómo evitar. La innovación de
Semmelweis no supo abrirse paso entre las revistas, no fue valorada por los congresos, no llegó a las universidades.
Fue negativamente valorada. Durante treinta años, nadie tomó la decisión de aplicar las medidas que él proponía. Los
que podían hacerlo encontraban que esas ideas eran demasiado distintas de aquellas en las que ellos mismos se habían
educado y con las que seguían educando a los futuros médicos, El verdadero caso del doctor Semmelweis no es, en
absoluto, una mera cuestión de aplicación del método hipotético-deductivo. Está todo él impregnado de valores.

7. “Desde luego, los éxitos de las ciencias se quedan muy por detrás de estas expectativas y esperanzas. (…)Pero lo
que las hace gozar de tanta preferencia es algo distinto. La autoridad de la ciencia y de los expertos significa un alivio
de la responsabilidad que incumbe a quien actúa aún cuando a menudo la ciencia no pueda proporcionar una seguridad
real. (…) Sin embargo, el hecho de que esto sea así no resuelve aún la cuestión acerca de la legitimidad del objetivo de
someter todas las decisiones a la responsabilidad de la ciencia. Para que esta cuestión sea decidible, hay que
representarse en todas estas esferas de la vida un dominio llevado a la perfección y preguntarse: ¿Podría proporcionar
satisfacción un querer saber de este tipo, que es también, y no en última instancia, un querer saber acerca de aquello
que tenemos que hacer? ¿Es posible pensar y querer, tanto para la vida del individuo como para la vida de la sociedad,
una cientifización tan completa que una decisión personal y política sea decidida “objetivamente”, es decir, no por
nosotros sino a través de la ciencia? ¿ O es nuestro querer saber del tipo de aquello que tiene que alimentarse de otras
fuentes que no son las de la investigación en permanente progreso? (…) ¿Hay que rechazar las preguntas para las
cuales la ciencia no tiene ninguna respuesta y que, sin embargo, siguen preocupando al espíritu humano, preguntas que
han sido provocadas por las terribles respuestas de las religiones, de las mitologías, de las creaciones artísticas, tales
como la tragedia, de obras del pensamiento, como los diálogos platónicos?” (GADAMER, H.G. La razón en la época
de la ciencia).

 ¿Qué tipos diferentes de límites de la ciencia aparecen en el texto?


 ¿Qué papel atribuye el autor a la ciencia en nuestros días?
 ¿Qué otro tipo de saber propone el autor que debe acompañar a la ciencia?

8.“Estando reunidos en mi despacho cinco o seis amigos discutiendo un tema bastante lejano a éste (probablemente,
de metafísica), pronto nos vimos en un punto muerto por las dificultades que, de todos lados aparecían. Después de
devanarnos los sesos durante un rato sin lograr aproximarnos a la solución de las dudas que nos tenían sumidos en la
perplejidad, se me ocurrió que habíamos equivocado el camino, y que antes de meternos en discusiones de esta índole
era necesario examinar nuestras actitudes y ver qué objetos están a nuestro alcance o más allá de nuestro
entendimiento. Así lo propuse a la reunión, y como todos estuvieran de acuerdo, convinimos que ése debería ser el
primer objeto de nuestra investigación” [Locke: Ensayo sobre el entendimiento humano]

9. A partir del siguiente texto de Karl Popper, detecta el uso del método hipotético-deductivo y cómo la labor del
científico consiste en afinar cada vez más el conocimiento que se tiene:
“Comenzamos con un problema. Los murciélagos son capaces de volar con facilidad y a gran velocidad, evitando las
ramas de los árboles, los cables telegráficos, otros murciélagos, etc., y pueden atrapar insectos. Y, no obstante, los
murciélagos tienen ojos débiles y de todos modos vuelan casi siempre de noche. Este hecho plantea un problema
porque, en apariencia, falsa la plausible teoría de que los animales, al igual que los seres humanos, ven con los ojos.
Quizás suceda que, aunque los ojos de los murciélagos aparentan ser débiles, sin embargo, de alguna manera que no se
conoce, pueden ver de manera eficaz por la noche utilizando sus ojos. Se puede comprobar esta hipótesis. Se suelta un
grupo de murciélagos en una habitación a oscuras que contenga obstáculos y se mide de alguna manera su habilidad
para evitar los obstáculos. Luego se suelta en la habitación a los mismos murciélagos, pero con los ojos vendados, se

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efectúa el experimento y se descubre que los murciélagos evitan los choques de manera tan eficaz como antes. La
hipótesis ha sido falsada. Ahora hay necesidad de utilizar de nuevo la imaginación, de formular una nueva conjetura,
hipótesis o suposición. Tal vez un científico sugiera que los oídos de los murciélagos tienen que ver de algún modo
con su capacidad para evitar los obstáculos. Se puede comprobar la hipótesis en un intento de falsarla tapando los
oídos de los murciélagos antes de soltarlos en el laboratorio de la prueba. Esta vez se descubre que la habilidad de los
murciélagos para evitar los obstáculos se ve disminuida considerablemente. La hipótesis ha sido confirmada. Entonces
el científico debe tratar de precisar su hipótesis. Se sugiere que el murciélago escucha el eco de sus propios chillidos
que rebotan en los objetos sólidos. Se comprueba esta hipótesis amordazando a los murciélagos antes de soltarlos. De
nuevo los murciélagos chocan con los obstáculos, lo cual confirma de nuevo la hipótesis. Parece que ahora se está
llegando a una solución provisional del problema, aunque no se considera que se haya probado mediante el
experimento cómo evitan chocar los murciélagos mientras vuelan. Pueden surgir una serie de factores que muestren
que estábamos equivocados. Quizás los murciélagos no detecten los obstáculos con los oídos sino con zonas sensitivas
cercanas a los oídos, cuyo funcionamiento disminuye cuando se tapan los oídos de los murciélagos. O quizás los
diferentes tipos de murciélagos detecten los obstáculos de diferentes maneras, de manera que los murciélagos usados
en el experimento no sean auténticamente representativos.”

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