Martín Fierro Uno busca un pellón blando, Este un lazo, otro un rebenque, Ninguno me hable de penas Y los pingos relinchando Porque yo penando vivo, Los llaman dende el palenque. Y naides se muestre altivo Aunque en el estribo esté El que era pion domador Que suele quedarse á pié Enderezaba al corral, El gaucho mas alvertido. Ande estaba el animal Bufidos que se las pela.... Junta esperencia en la vida Y mas malo que su agüela, Hasta pa dar y prestar Se hacía astillas el bagual. Quien la tiene que pasar Entre sufrimiento y llanto; Y allí el gaucho inteligente, Porque nada enseña tanto En cuanto el potro enriendó, Como el sufrir y el llorar. Los cueros le acomodó Y se le sentó en seguida, Viene el hombre ciego al mundo Que el hombre muestra en la vida Cuartiándolo la esperanza, La astucia que Dios le dió. Y á poco andar ya lo alcanzan Las desgracias á empujones; Y en las playas corcobiando ¡Jué pucha! que trae liciones Pedazos se hacía el sotreta El tiempo con sus mudanzas! Miéntras él por las paletas Le jugaba las lloronas, Yo he conocido esta tierra Y al ruido de las caronas En que el paisano vivía Salía haciéndose gambetas. Y su ranchito tenía Y sus hijos y mujer...... Ah! tiempos!... si era un orgullo Era una delicia el ver Ver ginetear un paisano— Cómo pasaba sus días. Cuando era gaucho baquiano Aunque el potro se boliase, Entonces.... cuando el lucero No había uno que no parase Brillaba en el cielo santo, Con el cabresto en la mano. Y los gallos con su canto Nos decían que el día llegaba, Y mientras domaban unos, A la cocina rumbiaba Otros al campo salían El gaucho que era un encanto. Y la hacienda recogían, Las manadas repuntaban, Y sentao junto al jogón Y ansí sin sentir pasaban, A esperar que venga el día; Entretenidos el día. Al cimarrón le prendía Hasta ponerse rechoncho, Y verlos al cair la tarde Miéntras su china dormía En la cocina riunidos, Tapadita con su poncho. Con el juego bien prendido Y mil cosas que contar, Y apénas el horizonte Platicar muy divertidos Empezaba á coloriar, Hasta despus de cenar. Los pájaros á cantar, Y las gallinas á apiarse, Y con el buche bien lleno Era cosa de largarse Era cosa superior Cada cual á trabajar. Irse en brazos del amor A dormir como la gente, Venía la carne con cuero, Pa empezar el día siguiente La sabrosa carbonada, Las fainas del día anterior. Mazamorra bien pisada, Los pasteles y el güen vino... ¡Recuerdo! ¡Qué maravilla! Pero ha querido el destino, Como andaba la gauchada, Que todo aquello acabára. Siempre alegre y bien montada Y dispuesta pa el trabajo... Estaba el gaucho en su pago Pero al presente... barajo! Con toda seguridá! No se le vé de aporriada. Pero aura... barbaridá! La cosa anda tan fruncida, El gaucho mas infeliz Que gasta el pobre la vida Tenía tropilla de un pelo, En juir de la autoridá. No le faltaba un consuelo Y andaba la gente lista... Pues si usté pisa en su rancho Teniendo al campo la vista, Y si el alcalde lo sabe Solo vía hacienda y cielo. Lo caza lo mesmo que ave Aunque su mujer aborte... Cuando llegaban las yerras, No hay tiempo que no se acabe ¡Cosa que daba calor! Ni tiento que no se corte! Tanto gaucho pialador Y tironiador sin yel— Y al punto dése por muerto ¡Ah! tiempos!... pero si en él, Si el alcalde lo bolea, Se ha visto tanto primor. Pues hay no más se le apea Con una felpa de palos,— Aquello no era trabajo, Y después dicen que es malo Mas bien era una junción, El gaucho si los peléa. Y después de un güen tirón En que uno se daba maña, Y el lomo le hinchan á golpes, Pa darle un trago de caña Y le rompen la cabeza, Solía llamarlo el patrón. Y luego con lijereza, Ansí lastimao y todo, Pues vivía la mamajuana Lo amarran codo con codo Siempre bajo la carreta, Y pa el cepo lo enderiezan. Y aquel que no era chancleta, En cuanto el goyete vía, Ay comienzan sus desgracias, Sin miedo se le prendía Ay principia el pericón; Como güérfano á la teta. Porque ya no hay salvación, Y que usté quiera ó no quiera, Y qué jugadas se armaban Lo mandan á la frontera Cuanto estábamos riunidos! O lo echan á un batallón. Siempre íbamos prevenidos! Pues en tales ocasiones Ansí empezaron mis males A ayudarle á los piones Si gustan... en otros cantos Caiban muchos comedidos. Les diré lo que he sufrido— Lo mesmo que los de tantos, Eran los días del apuro Despues que uno está... perdido Y alboroto pa el hembraje, No lo salvan ni los santos. Pa preparar los potajes Y osequiar bien á la gente, Y ansí, pues, muy grandemente, Pasaba siempre el gauchaje.