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Cambios

socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.

Conferencia SALESIANOS

UNIDDAD 1
Episcopal DON BOSCO
C H I L E

DIPLOMADO
EN PASTORAL
DE JUVENTUD
Módulo 1 Unidad 1
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.

Dr. Jorge Baeza Correa.

Instituto de Pastoral Juvenil UCSH - 2021


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Diplomado
en Pastoral
de Juventud
MÓDULO 1

JORGE BAEZA CORREA, es Sociólogo, Licenciado y Magíster en


Sociología, Doctor en Ciencias de la Educación y Postdoctorado
en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud. Investigador del
Centro de Investigación en Ciencias Sociales y Juventud de la
Universidad Católica Silva Henríquez. Correo
jbaeza@ucsh.cl

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Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.

UNIDDAD 1
ABSTRACT

El presente texto, se concentra en los grandes cambios


socioeconómicos y culturales en la sociedad de hoy, a la luz
del magisterio pontificio del Papa Francisco. El texto se
ordena en la lógica tradicional de ver, juzgar y actuar. En
este caso, utilizando expresiones del Santo Padre: la
realidad vista como una “sociedad del descarte”, la
necesidad de construir en respuesta a lo diagnosticado una
“cultura del encuentro” y, por último, la exigencia para
construir dicha cultura del encuentro, de una “iglesia en
salida”.

En la etapa del ver, se da cuenta que el diagnóstico del Papa


Francisco, es coincidente con lo que muchos autores de las
ciencias sociales están escribiendo hoy sobre el mundo en
que vivimos. A su vez, en la etapa del juzgar, se presentan
cuatro principios que al Papa Francisco incorpora en forma
explícita en la tarea de discernir y se postula a nivel
hipotético la existencia implícita en sus textos, de una
antropología relacional. Al momento de la acción, el Papa
anima a una iglesia en salida y a un profundo trabajo para
salir de sí mismo, para lo cual invita a confiar en Dios y

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aprender de la compasión de Jesús, haciendo un llamado
explícito a los jóvenes a la fraternidad y el trabajo
misionero.

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MÓDULO 1

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en Pastoral
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INTRODUCCIÓN

Ya es un clásico en numerosos textos de Iglesia, diferenciar tres


momentos en su conformación: Marco de realidad, diagnóstico
donde se ve lo que está aconteciendo; Marco Doctrinal, espacio
para juzgar lo visto y, Acción Pastoral, cierre donde se adoptan
decisiones sobre el actuar para enfrentar lo diagnosticado,
acorde a lo discernido. En los textos del Papa Francisco ello no es
la excepción; pero, con la variante de que, en algunos textos del
Papa Francisco, diferencia entre reconocer, interpretar y elegir:
“Es preciso esclarecer aquello que pueda ser un fruto del Reino y
también aquello que atenta contra el proyecto de Dios. Esto
implica no sólo reconocer e interpretar las mociones del buen
espíritu y del malo, sino —y aquí radica lo decisivo— elegir las
del buen espíritu y rechazar las del malo” (EG 51). Tres
momentos que el Santo Padre, los presenta como tres pasos de
un mismo dinamismo interior y de un mismo discernimiento:
“Como hemos visto, para la Iglesia la posibilidad del
discernimiento se basa en una convicción de fe: el Espíritu de
Dios actúa en lo íntimo —en el «corazón», dice la Biblia; en la
«conciencia», según la tradición teológica— de cada persona,
independientemente que profese explícitamente la fe cristiana, a
través de sentimientos y deseos, suscitados por lo que ocurre en
la vida y que se vinculan a ideas, imágenes y proyectos.
Justamente de la atención a los dinamismos interiores surgen los
tres «pasos» del discernimiento que Papa Francisco indica en EG
51 y el Documento Preparatorio retoma: reconocer, interpretar,

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elegir”. 112 (Instrumentum Laboris para el Sínodo Los jóvenes,


la fe y discernimiento vocacional, N° 112).

Detrás de esta metodología, uno puede reconocer la pedagogía


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de Jesús en su encuentro con los peregrinos de Emaús: Jesús


sale al encuentro y les consulta sobre qué conversan
(diagnóstico de la realidad) luego Él les explica las Escrituras, una
a una y detalladamente, para que puedan juzgar que ha
acontecido; por último, los acompaña porque ya cae la noche
(las sombras de las dudas aún persisten), pero, con sus palabras
y su gestos, hace arder los corazones de los peregrinos, que
vuelven presurosos a Jerusalén –acción- para decirles a lo demás
lo que han visto y oído.

En los escritos del Papa Francisco, hay un diagnostico que él lo


expresa en la existencia de una cultura del descarte; en su
proceso de discernimiento y juicio desde el Evangelio, visualiza
que se requiere que dicha realidad sea reemplazada por una
cultura del encuentro. Instalar esa cultura del encuentro que
supere a la cultura del descarte, exige a la iglesia (y a cada uno
de sus integrantes) convertirse en una iglesia en salida.

Este texto, sigue el orden que se ha identificado, dejando hablar


en la mayor parte al propio Papa, el cual nos recuerda, y vale
como parte de esta introducción, tener presente que: “no es
función del Papa ofrecer un análisis detallado y completo sobre
la realidad contemporánea” (EG 54)1, pero de igual forma,
alienta a todas las comunidades a una siempre vigilante
capacidad de estudiar los signos de los tiempos y para ello hace
una recomendación, “cuando lo hagan, tengan en cuenta que,
cada vez que intentamos leer en la realidad actual los signos de
los tiempos, es conveniente escuchar a los jóvenes y a los
ancianos. Ambos son la esperanza de los pueblos. Los ancianos
aportan la memoria y la sabiduría

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en Pastoral
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1 Los diversos textos del magisterio del Papa Francisco que son mencionados, se

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identifican con las dos primeras letras de su nombre, (LF) Carta Encíclica Lumen
fidei; (LS) Carta Encíclica Laudato si’; (FT) Carta Encíclica Fratelli tutti; (CV)
Exhortación Apostólica Postsinodal Christus vivit; (GE) Exhortación Apostólica
Gaudate Exsultate; (AL) Exhortación Apostólica Amoris Laetitia y (EG)
Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. El número corresponde al párrafo
citado.

de la experiencia, que invita a no repetir tontamente los mismos


errores del pasado. Los jóvenes nos llaman a despertar y
acrecentar la esperanza, porque llevan en sí las nuevas
tendencias de la humanidad y nos abren al futuro, de manera
que no nos quedemos anclados en la nostalgia de estructuras y
costumbres que ya no son cauces de vida en el mundo actual”
(EG 108). Ello, además, permite no caer “en diagnósticos
apocalípticos u [de] oscuros jueces que se ufanan en detectar
todo peligro o desviación” (EG 168), sino que nos ayuda a
mantenernos “como alegres mensajeros de propuestas
superadoras, custodios del bien y la belleza que resplandecen en
una vida fiel al Evangelio” (EG 168).

1
Ver (reconocer): Vivimos en una “cultura del descarte”.
En los textos del Papa Francisco hay un diagnóstico común: “la
humanidad vive en este momento un giro histórico” (EG 52),
donde asistimos a “enormes y veloces cambios culturales [que]
requieren que prestemos una constante atención para intentar
expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita
advertir su permanente novedad” (EG 41).

A juicio del Papa: “cada época de la historia lleva en sí elementos


críticos, pero, al menos en los últimos cuatro siglos, no se han
visto tan sacudidas las certezas fundamentales que constituyen
la vida de los seres humanos como en nuestra época. Pienso en

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el deterioro del medio ambiente: esto es peligroso, pensemos un


poco adelante, en la guerra del agua, que viene; en los
desequilibrios sociales; en el terrible poder de las armas (…); en
el sistema económico-financiero, que tiene en el centro no al
hombre, sino el dinero, el dios dinero; en el desarrollo y en el
peso de los medios de información, con toda su positividad de
comunicación (…). ésta no es una crisis de «cambio»: es una
crisis de «cambio de época». Es una época, la que cambia. No
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son cambios de época superficiales”. (Discurso Encuentro con el


mundo de la Cultura. Aula Magna de la Pontificia Facultad de
Teología de Cerdeña, Cagliari 22.09.2013)2. Existe, además,
señala el Papa, “una gran desmesura antropocéntrica que (…)
hoy sigue dañando toda referencia común y todo intento por
fortalecer los lazos sociales” (LS 116), lo que requiere “pensar
seriamente en las futuras generaciones (…) y pensar en quienes
quedan excluidos del desarrollo (…) los pobres de hoy, que tienen
pocos años de vida en esta tierra y no pueden seguir esperando”
(LS 162).

Para el Papa Francisco, en síntesis: “Hemos dado inicio a la


cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se
trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la
opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en
su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive,
pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino
que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino
desechos, «sobrantes»” (EG 53).

Una cultura, indica en su última Encíclica, donde este descarte


“se expresa de múltiples maneras, como en la obsesión por
reducir los costos laborales, que no advierte las graves
consecuencias que esto ocasiona, porque el desempleo que se
produce tiene como efecto directo expandir las fronteras de la
pobreza. El descarte, además, asume formas miserables que
creíamos superadas, como el racismo, que se esconde y

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reaparece una y otra vez. Las expresiones de racismo vuelven a

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avergonzarnos demostrando así que los supuestos avances de la
sociedad no son tan reales ni están asegurados para siempre”
(FT 20). A lo que se agrega, que en el origen “de esta cultura del
descarte existe una gran falta
2 Se hace presente, que, para efecto de facilitar la lectura; si bien, se deja entre
comillas bajas « » las citas que se contienen dentro de otra cita -siempre iniciada
y terminada con comillas alta “ ” y en cursiva- se han retirado los números de
identificación de aquellas citas al interior de otra cita.

de respeto por la dignidad humana, una promoción ideológica


con visiones reduccionistas de la persona, una negación de la
universalidad de sus derechos fundamentales, y un deseo de
poder y de control absolutos que domina la sociedad moderna
de hoy. Digámoslo por su nombre: esto también es un atentado
contra la humanidad” (Video mensaje del Santo Padre Francisco
a la 75 Asamblea General de las Naciones Unidas, 25 de
septiembre de 2020).

En los escritos del Papa Francisco son parte además de esta


cultura del descarte, una verdadera pérdida del “nosotros” fruto
de un individualismo que prácticamente tiene sumida a la
humanidad en una guerra mundial en pedazos. “Sin el
«nosotros» de un pueblo, de una familia, de una nación y, al
mismo tiempo, sin el nosotros del futuro, de los hijos y del
mañana; sin el nosotros de una ciudad que «me» trascienda y
sea más rica que los intereses individuales, la vida será no sólo
cada vez más fracturada sino más conflictiva y violenta”
(Discurso Visita a la Pontificia Universidad Católica de Chile;
17.01.2018). De aquí también que sostenga, “Hay algo que es
claro, no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad,
a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra. No nos es lícito
ignorar lo que está sucediendo a nuestro alrededor como si
determinadas situaciones no existiesen o no tuvieran nada que
ver con nuestra realidad. No nos es lícito, más aún no es humano

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entrar en el juego de la cultura del descarte”. (Discurso


Encuentro con el mundo de la enseñanza. Pontificia Universidad
Católica de Ecuador, Quito; 07.06.2015).

En su visita a Chile, el Papa Francisco al profundizar sobre esta


materia frente al mundo académico, sostuvo, que “… vivimos en
una sociedad líquida o ligera, como la han querido denominar
algunos pensadores, van desapareciendo los puntos de
referencia desde donde las personas pueden construirse
individual y socialmente. Pareciera que hoy en día la «nube» es
el nuevo punto de encuentro, que está marcado por la falta de
estabilidad ya que todo se volatiliza y por lo tanto pierde
consistencia” (Discurso Visita a la Pontificia Universidad Católica
de Chile 17.01.2018). En sus palabras hay clara alusión a dos de
los investigadores de las ciencias sociales de la actualidad con
mayor influencia, Bauman y Lipovetsky. Bauman identificó a la
sociedad presente, a fines de los ’90, como una sociedad liquida,
una sociedad de transformación, de cambio permanente.
Donde, incluso, las personas ya no intentan cambiar a la
sociedad, sino más bien, cambiar uno para estar en este mundo.
Esto es lo que Bauman (2001) denomina la “inadecuación del
yo”: ya que al mundo no lo puedo cambiar, soy yo el que debo
cambiar. Una sociedad, que puede reconocerse desde Byung-
Chul Han (2012)- que ya no se pretende cambiar, sino de
adaptarse a ella, que va a asociada también a otro cambio muy
importante. “La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino
una sociedad de rendimiento” (p. 25). Si la sociedad disciplinaria
es una sociedad donde el “no puedo” es la característica; en la
sociedad actual, la sociedad del rendimiento prima la expresión
“sí, puedo”. De aquí que el deprimido, en esta sociedad del
rendimiento, es aquel que no está a la altura, está “cansado” del
esfuerzo de no poder lograr los resultados anhelados. “El
lamento del individuo depresivo, «Nada es posible», indica Han,

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solamente puede manifestarse dentro de una sociedad que cree

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que «Nada es imposible»” (p. 31).

A su vez, Lipovetsky (2016), caracteriza a la sociedad de hoy de


ligereza: “Lo ligero nutre cada vez más nuestro mundo material
y cultural, ha invadido nuestras prácticas cotidianas y
remodelado nuestro imaginario (…) hoy es un valor, un ideal, un
imperativo en múltiples esferas: objetos, cuerpo, deporte,
alimentación, arquitectura, diseño. En el corazón de la era
hipermoderna se afirma por doquier el culto polimorfo de la
ligereza (…) se ha introducido en todos los aspectos de nuestra
vida social e individual, en las «cosas», en la existencia, en los
sueños, en los cuerpos” (p. 7). Si bien antes, dice el autor “la
modernidad podría definirse por lógicas estructurales como la
racionalización, la diferenciación funcional, la individuación, la
secularización e incluso la mercantilización del mundo (…) [hoy]
ninguna idea aclara mejor la dinámica de las sociedades
modernas que la de «aligeramiento de la vida»” (p. 25). A lo que
agrega el autor: “La ligereza, en la era del omniconsumismo se
impone como norma general, ideal universal y permanente,
principio fundamental de la vida en sociedad, estimulado por el
orden comercial. Por obra y gracia del consumismo, vivimos el
tiempo de la legitimación y generalización social de la ligereza,
celebrada como valor cotidiano y modo de vida para todos” (p.
27). En fin, concluye Lipovetsky: “soñamos con aligerar nuestra
vida sin renunciar en el fondo a la sociedad de consumo. El
ciudadano hipermoderno ya no siente la ambición de cambiar el
mundo, de construir la sociedad de clase y un hombre nuevo:
quiere «respirar», vivir mejor, sentirse más «ligero»” (p. 61).

Vivimos una sociedad claramente más individualista. En esta


realidad de ligereza, de liquidez o de riesgo, según la califica
Ulrich Beck (2001), surge la primacía de un individualismo, de
una ética de la realización personal y del triunfo individual. El

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en la sociedad de hoy.

vivir en una sociedad altamente diferenciada facilita e invita a


vivir una vida propia, pero donde paradojalmente la lucha para
vivir la propia vida no resulta fácil, ya que se habita un mundo
donde las interconexiones avanzan. Una sociedad, además,
donde la menor importancia de las tradiciones hace de la vida
algo experimental, en que las recetas heredadas y los
estereotipos no sirven. El personaje central de nuestro tiempo,
afirma Ulrich Beck, es el ser humano capaz de escoger, decidir y
crear, que aspira a ser autor de su propia vida, creador de una
identidad individual. Un individualismo que, en definitiva,
cuando es llevada a un extremo, genera una desconfianza
extrema en los demás, apareciendo con ello un nuevo estadio
del individualismo: el narcisismo. A juicio de Lipovetsky, si la
modernidad se identifica con el espíritu de la empresa o la
esperanza futurista, señalaba en 1983, está claro que por su
indiferencia histórica el narcisismo inaugura la postmodernidad.
Pero más aún, indica el mismo autor, (Lipovetsky, 2006), ya
entrado en el Siglo XXI, si antes el narcisismo era una
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preocupación por el propio cuerpo, por la propia imagen, hoy en


día no es esa la preocupación mayor que tiene el hombre en la
sociedad actual. El narciso no está tanto enamorado de sí
mismo, sino que está atemorizado por la vida cotidiana. Es un
narciso que frente a las situaciones de incertidumbre tiene
miedo, un narciso que está aterrorizado por el miedo a las
enfermedades como también a la vejez. Vive asustado e
inquieto por su cuerpo y por su entorno social que ve como
agresivo.

Una sociedad donde en lo individual, además, sólo se confía en


la propia familia y en lo social, prácticamente, no se confía en
ninguna institución, lo que conduce a una verdadera retracción
social. A un fuerte “nosotros” familiar, que se acrecienta con una
sensación de exclusión por parte de los otros: los que no son de
la familia3. En este marco, de una sociedad cada vez más

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amenazante, muchos autores indican que, si antes nos


refugiábamos en la familia por diversión, ahora nos refugiamos
en ella por temor. La confianza se encapsula. Se genera lo que
llama Rorty (1995) los “círculos de lealtad”. Esa relación elástica
que va variando con relación a la inclusión de los otros en
nuestro círculo, según los grados de confianza o desconfianza
que se tenga con los demás, producto de lo atemorizante que
resulte el medio. A mayor temor, miedo o inseguridad, el círculo
se hace más estrecho. El tema es que la confianza es un
elemento básico en la cohesión social y ésta es un elemento
central para construir democracia. Un país donde hay
desconfianza es un país que no tiene una adecuada relación
entre las personas y, por lo tanto, hace muy frágil al país, y eso
puede debilitar la democracia.

Detrás de esta realidad, de individualismo, de desconfianza y de


retracción social, que encierra a la defensiva en un nosotros

3 Ver Baeza, Jorge (2013): “Ellos” y “Nosotros”: la (des)confianza de los jóvenes en


Chile.

restringido a la familia (“solo confío en los míos”), existe un


mundo con una fuerte concentración de la riqueza, que cuando
uno examina los últimos 250 años, señala Thomas Pikketty
(2014), lo que se ve, es que la riqueza no se comienza a
distribuir, sino que tiende a aumentar y a concentrarse,
aumentando así la desigualdad y con ello la pobreza 1. Hoy se
sabe con más certeza que antes, que hay un 1% en la población
mundial que concentra los mayores ingresos del mundo. El
2015, señala el último Informe Mundial sobre Ciencias Sociales

1 A este respecto habría que precisar con Adela Cortina (2017), que más que una
desconfianza en los demás en general, vivimos en una sociedad que rechaza a la
pobreza y al pobre en particular. “Es el pobre, el áporos -dice Cortina- el que
molesta (…). Es la fobia hacia el pobre la que lleva a rechazar a las personas, a las
razas y a aquellas etnias que habitualmente no tienen recursos y, por lo tanto,
no pueden ofrecer nada, o parece que no pueden hacerlo” (p. 21).

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(UNESCO 2016) “el 1% de la población mundial concentraba en

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sus manos casi la mitad de la riqueza poseída por el conjunto de
las familias del planeta. Asimismo, las 62 personas más ricas del
mundo poseen por si solas tantos bienes como la mitad más
pobre de la humanidad” (p. 3).

Realidad, por lo demás, que para nada es ajena a la realidad de


Chile, donde un estudio realizado por Ramón López y otros
(2013), publicado por la Facultad de Economía y Negocios de la
Universidad de Chile, señala que el 0,01% de la población de
Chile es el grupo donde se está concentrando la riqueza del país.
Esto nos ubica en una situación internacional de primera
categoría. Somos uno de los países de peor distribución de
ingresos del mundo. Donde el vivir, además, está tensionado por
las exigencias de un modelo neoliberal que amplifica las
privatizaciones y disminuye la responsabilidad del Estado,
imponiendo grandes dificultades para el acceso igualitario a los
bienes y servicios necesarios para una adecuada calidad de vida.
Ello ha traído una marcada segregación y segmentación que
genera una gran desigualdad, donde se registran avances en el
nivel de los servicios, pero de una clara menor calidad
comparativa en los beneficios que reciben los sectores pobres,
con relación a los grupos de mayores ingresos.
Frente a esta realidad de inequidad, surge como una
preocupación fundamental el tema de la cohesión social. Ya que
esta verdadera erosión de las instituciones de protección social,
ha vuelto más frágil el entramado social y el concepto de
comunidad se ha resquebrajado. Los ciudadanos difícilmente se
ven a sí mismos formando parte de un sujeto colectivo, de un
“nosotros”, todo lo cual aumenta los riesgos de una sociedad
fragmentada.

Pareciera ser que otros logran los beneficios del desarrollo y el


avance del país, y son estos, los que pueden hacer un uso

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confiado de las instituciones en todo y cada uno de los ámbitos

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de la vida en sociedad. Muchos de los cambios y logros del país
no resultan significativos para una mayoría en su vida cotidiana,
incluso la aceptación de cierto éxito de otros, puede llevar a una
mala imagen de sí mismo como “perdedor”. En este sentimiento
de inseguridad y desconfianza social, hay una experiencia
subjetiva, pero también se debe reconocer mucha base real, que
lleva a que especialmente los más pobres vean que existe una
gran brecha, una disparidad incluso, entre los avances exitosos
del desarrollo socioeconómico del país y los beneficios
personales de dichos avances.

Este diagnóstico es reconocido y aceptado por los Obispos de


Chile (CECh 2014), al caracterizar la realidad del país como
punto de inicio de sus Orientaciones Pastorales 2014 – 2020:
“Somos testigos de un hondo malestar social, de un clamor por
mayor justicia social que atraviesa nuestro país. Junto a un claro
crecimiento económico se mantiene una profunda desigualdad.
Son numerosas las antiguas pobrezas que se mantienen, surgen
nuevas pobrezas y también constatamos realidades de
exclusión. Estos hechos están en la raíz del malestar social y
generan un clamor por mayor respeto a la dignidad de cada
persona, por justicia social y por la defensa del bien común. El
malestar social va acompañado de una crisis en las relaciones
interpersonales. Crece la desconfianza en los demás y en las
instituciones. Se va instalando una crisis de credibilidad que
erosiona el tejido social”. Las manifestaciones de octubre del
2019, despejadas de su violencia, son clara manifestación de
este malestar.

En síntesis, detrás de esta realidad, lo que se esconde en opinión


de Jesús Martín – Barbero (2004), es que estamos pasando “de
una sociedad integral, en el sentido de que era una sociedad que
buscaba integrar en ella al conjunto de la población, a todos,

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aun cuando fuera para explotarlos (…) [a un] nuevo modelo de


sociedad de mercado neoliberal, que es la sociedad dual -de
integrados y excluidos- en la que el mercado pone las lógicas, y
mueve las claves de la conexión/desconexión,
inclusión/exclusión, social”. Análisis que para nada es distinto a
la opinión del Papa Francisco, de estar viviendo en una sociedad
de la “cultura del descarte”.

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Juzgar (interpretar): Necesitamos construir una “cultura
del encuentro”.

El Papa Francisco una vez diagnosticada la realidad, no se queda


en ella, avanza en la línea de una propuesta: “Hoy suele
hablarse de un «exceso de diagnóstico» que no siempre está
acompañado de propuestas superadoras y realmente aplicables.
Por otra parte, tampoco nos serviría una mirada puramente
sociológica, que podría tener pretensiones de abarcar toda la
realidad con su metodología de una manera supuestamente
neutra y aséptica. Lo que quiero ofrecer va más bien en la línea
de un discernimiento evangélico. Es la mirada del discípulo
misionero, que se «alimenta a la luz y con la fuerza del Espíritu
Santo»” (EG 53). La propuesta frente a esta realidad, no es otra,
en palabras del papa Francisco, que la “cultura del encuentro”:
“El aislamiento y la cerrazón en uno mismo o en los propios
intereses jamás son el camino para devolver esperanza y obrar
una renovación, sino que es la cercanía, la cultura del encuentro
(…) la promoción de una cultura del encuentro y del diálogo,
orientan hacia la solidaridad, como elemento fundamental para
una renovación de nuestras sociedades” (Discurso Encuentro
con el mundo de la Cultura. Aula Magna de la Pontificia Facultad
de Teología de Cerdeña, Cagliari 22.09.2013).

Además, precisa el Papa Francisco, la cultura del encuentro no


es solo encontrase con los demás, es la posibilidad de
encontrarse con el rostro de Dios vivo, ya que: “Sólo saliendo se
encuentra el rostro concreto de los hermanos y hermanas, con
sus heridas y sus aspiraciones, sus preguntas y sus dones.
Debemos aprender con el corazón, la mente y las manos a «salir
del campamento» -como dice la Carta a los hebreos (13,13)-
para encontrar, precisamente allá afuera, el rostro de Dios en el

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rostro de cada hermano y hermana”. (Discurso a la Comunidad

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Académica del Instituto Universitario Sophia de Loppiano. Sala
del Consistorio, 14.11.2019).

La palabra “cultura”, indica el Santo Padre, “es algo que ha


penetrado en el pueblo, en sus convicciones más entrañables y
en su estilo de vida. Si hablamos de una “cultura” en el pueblo,
eso es más que una idea o una abstracción. Incluye las ganas, el
entusiasmo y finalmente una forma de vivir que caracteriza a ese
conjunto humano. Entonces, hablar de “cultura del encuentro”
significa que como pueblo nos apasiona intentar encontrarnos,
buscar puntos de contacto, tender puentes, proyectar algo que
incluya a todos. Esto se ha convertido en deseo y en estilo de
vida. El sujeto de esta cultura es el pueblo, no un sector de la
sociedad que busca pacificar al resto con recursos profesionales
y mediáticos” (FT 216).

A juicio del Papa Francisco, según indica en su última encíclica:


“Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no
se desarrolla ni puede encontrar su plenitud «si no es en la
entrega sincera de sí mismo a los demás». Ni siquiera llega a
reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con
los otros: «Sólo me comunico realmente conmigo mismo en la
medida en que me comunico con el otro». Esto explica por qué
nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a
quienes amar. Aquí hay un secreto de la verdadera existencia
humana, porque «la vida subsiste donde hay vínculo, comunión,
fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se
construye sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el
contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer sólo a
nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece
la muerte” (FT 87). En este mismo sentido, el Papa Francisco,
sostiene que: “La persona vive siempre en relación. Proviene de
otros, pertenece a otros, su vida se ensancha en el encuentro con
otros. Incluso el conocimiento de sí, la misma autoconciencia, es

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relacional y está vinculada a otros que nos han precedido: en


primer lugar, nuestros padres, que nos han dado la vida y el
nombre. El lenguaje mismo, las palabras con que interpretamos
nuestra vida y nuestra realidad, nos llega a través de otros,
guardado en la memoria viva de otros. El conocimiento de uno
mismo sólo es posible cuando participamos en una memoria más
grande” (LF 38).

El Papa, en vista de establecer una cultura del encuentro,


identifica en la Encíclica Fratelli Tutti –sin enumerarla y entre
otras- un conjunto de condiciones fundamentales para generar
dicha cultura:

1. Una primera tarea es dialogar: “Acercarse,


expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de
comprenderse, buscar puntos de contacto, todo eso
se resume en el verbo “dialogar”. Para encontrarnos y
ayudarnos mutuamente necesitamos dialogar. No
hace falta decir para qué sirve el diálogo. Me basta
pensar qué sería el mundo sin ese diálogo paciente de
tantas personas generosas que han mantenido unidas
a familias y a comunidades. El diálogo persistente y
corajudo no es noticia como los desencuentros y los
conflictos, pero ayuda discretamente al mundo a vivir
mejor, mucho más de lo que podamos darnos cuenta”
(FT 198). Al contrario de lo anterior, agrega el Papa:
“La falta de diálogo implica que ninguno, en los
distintos sectores, está preocupado por el bien
común, sino por la adquisición de los beneficios que
otorga el poder, o en el mejor de los casos, por
imponer su forma de pensar. Así las conversaciones
se convertirán en meras negociaciones para que cada
uno pueda rasguñar todo el poder y los mayores
beneficios posibles, no en una búsqueda conjunta que

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genere bien común. Los héroes del futuro serán los

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que sepan romper esa lógica enfermiza y decidan
sostener con respeto una palabra cargada de verdad,
más allá de las conveniencias personales. Dios quiera
que esos héroes se estén gestando silenciosamente
en el corazón de nuestra sociedad” (FT 202).

2. Un segundo aspecto, lo constituye la


preocupación por el bien común. A juicio del Papa
“La mejor manera de dominar y de avanzar sin límites
es sembrar la desesperanza y suscitar la desconfianza
constante, aun disfrazada detrás de la defensa de
algunos valores. Hoy en muchos países se utiliza el
mecanismo político de exasperar, exacerbar y
polarizar. Por diversos caminos se niega a otros el
derecho a existir y a opinar, y para ello se acude a la
estrategia de ridiculizarlos, sospechar de ellos,
cercarlos. No se recoge su parte de verdad, sus
valores, y de este modo la sociedad se empobrece y
se reduce a la prepotencia del más fuerte. La política
ya no es así una discusión sana sobre proyectos a
largo plazo para el desarrollo de todos y el bien
común, sino sólo recetas inmediatistas de marketing
que encuentran en la destrucción del otro el recurso
más eficaz. En este juego mezquino de las
descalificaciones, el debate es manipulado hacia el
estado permanente de cuestionamiento y
confrontación” (FT 15). Además, en esta misma línea,
indica que “el individualismo radical es el virus más
difícil de vencer. Engaña. Nos hace creer que todo
consiste en dar rienda suelta a las propias
ambiciones, como si acumulando ambiciones y
seguridades individuales pudiéramos construir el bien

21
Diplomado
en Pastoral
de Juventud

común” (FT 105)2. En este sentido: “La falta de


diálogo implica que ninguno, en los distintos sectores,
está preocupado por el bien común, sino por la
adquisición de los beneficios que otorga el poder, o en
el mejor de los casos, por imponer su forma de
pensar” (FT 202). El Santo Padre Francisco, recuerda
una vez más, que “Reconocer a cada ser humano
como un hermano o una hermana y buscar una
amistad social que integre a todos no son meras
utopías. Exigen la decisión y la capacidad para
encontrar los caminos eficaces que las hagan
realmente posibles. Cualquier empeño en esta línea
se convierte en un ejercicio supremo de la caridad.
Porque un individuo puede ayudar a una persona
necesitada, pero cuando se une a otros para generar
procesos sociales de fraternidad y de justicia para
todos, entra en «el campo de la más amplia caridad,
la caridad política». Se trata de avanzar hacia un
orden social y político cuya alma sea la caridad social.
Una vez más convoco a rehabilitar la política, que «es
una altísima vocación, es una de las formas más
preciosas de la caridad, porque busca el bien común»”
(FT 180). “Esta caridad política, agrega el Papa,
supone haber desarrollado un sentido social que
supera toda mentalidad individualista: «La caridad
social nos hace amar el bien común y nos lleva a

2 El Papa Francisco propone a los jóvenes a este respecto: “…ir más allá de
los grupos de amigos y construir la «amistad social, buscar el bien común
[…]. Sean capaces de crear la amistad social». No es fácil, siempre hay
que renunciar a algo, hay que negociar, pero si lo hacemos pensando en
el bien de todos podremos alcanzar la magnífica experiencia de dejar de
lado las diferencias para luchar juntos por algo común. Si logramos
buscar puntos de coincidencia en medio de muchas disidencias, en ese
empeño artesanal y a veces costoso de tender puentes, de construir una
paz que sea buena

22
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.

buscar efectivamente el bien de todas las personas,

UNIDDAD 1
consideradas no sólo individualmente, sino también
en la dimensión social que las une»” (FT 182).

3. En esta misma perspectiva, un tercer aspecto al


cual el Papa llama a poner atención, es la tarea de
construir un “nosotros”. En esta línea indica, que:
“Cuidar el mundo que nos rodea y contiene es
cuidarnos a nosotros mismos. Pero necesitamos
constituirnos en un «nosotros» que habita la casa
común” (FT 17). En esta

para todos, ese es el milagro de la cultura del encuentro” (CV 169)

misma línea, indica, no se debe caer nunca en


conductas donde “deja de existir el mundo y
únicamente existe «mi» mundo, hasta el punto de que
muchos dejan de ser considerados seres humanos con
una dignidad inalienable y pasan a ser sólo «ellos»”
(FT 27). En este sentido, indica el Papa, “no puedo
reducir mi vida a la relación con un pequeño grupo, ni
siquiera a mi propia familia, porque es imposible
entenderme sin un tejido más amplio de relaciones:
no sólo el actual sino también el que me precede y me
fue configurando a lo largo de mi vida. Mi relación
con una persona que aprecio no puede ignorar que
esa persona no vive sólo por su relación conmigo, ni
yo vivo sólo por mi referencia a ella. Nuestra relación,
si es sana y verdadera, nos abre a los otros que nos
amplían y enriquecen. El más noble sentido social hoy
fácilmente queda anulado detrás de intimismos
egoístas con apariencia de relaciones intensas. En
cambio, el amor que es auténtico, que ayuda a crecer,
y las formas más nobles de la amistad, residen en
corazones que se dejan completar. La pareja y el

23
Diplomado
en Pastoral
de Juventud
MÓDULO 1

amigo son para abrir el corazón en círculos, para


volvernos capaces de salir de nosotros mismos hasta
acoger a todos. Los grupos cerrados y las parejas
autorreferenciales, que se constituyen en un
«nosotros» contra todo el mundo, suelen ser formas
idealizadas de egoísmo y de mera autopreservación”
(FT 89). De aquí también que, frente al momento
actual, el Papa agrega, que después de pasada la
pandemia, “la peor reacción sería la de caer aún más
en una fiebre consumista y en nuevas formas de
autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no
estén «los otros», sino sólo un «nosotros» (…). Ojalá
que tanto dolor no sea inútil, que demos un salto
hacia una forma nueva de vida y descubramos
definitivamente que nos necesitamos y nos debemos
los unos a los otros, para que la humanidad renazca
con todos los rostros, todas las manos y todas las
voces, más allá de las fronteras que hemos creado”
(FT 35).

4. Un cuarto aspecto, es la generación de un


nosotros local y universal a la vez. A este respecto,
dice el Papa, “Cabe recordar que «entre la
globalización y la localización también se produce
una tensión. Hace falta prestar atención a lo global
para no caer en una mezquindad cotidiana. Al mismo
tiempo, no conviene perder de vista lo local, que nos
hace caminar con los pies sobre la tierra. Las dos
cosas unidas impiden caer en alguno de estos dos
extremos (…) la fraternidad universal y la amistad
social dentro de cada sociedad son dos polos
inseparables y coesenciales. Separarlos lleva a una
deformación y a una polarización dañina” (FT 142). En
esta misma perspectiva, señala como ejemplo, que:

24
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.

“En algunos barrios populares, todavía se vive el

UNIDDAD 1
espíritu del “vecindario”, donde cada uno siente
espontáneamente el deber de acompañar y ayudar al
vecino. En estos lugares que conservan esos valores
comunitarios, se viven las relaciones de cercanía con
notas de gratuidad, solidaridad y reciprocidad, a
partir del sentido de un «nosotros» barrial. Ojalá
pudiera vivirse esto también entre países cercanos,
que sean capaces de construir una vecindad cordial
entre sus pueblos. Pero las visiones individualistas se
traducen en las relaciones entre países. El riesgo de
vivir cuidándonos unos de otros, viendo a los demás
como competidores o enemigos peligrosos, se
traslada a la relación con los pueblos de la región.
Quizás fuimos educados en ese miedo y en esa
desconfianza” (FT 152).

5. Por último, sin ser este listado exhaustivo de lo


indicado por el Papa Francisco, se puede identificar
como una de las responsabilidades más importantes
para el logro de una cultura del encuentro, es el
trabajo artesanal y cotidiano de todas las personas
en dicha tarea: “los procesos efectivos de una paz
duradera son ante todo transformaciones artesanales
obradas por los pueblos, donde cada ser humano
puede ser un fermento eficaz con su estilo de vida
cotidiana. Las grandes transformaciones no son
fabricadas en escritorios o despachos (…). Hay una
«arquitectura» de la paz, donde intervienen las
diversas instituciones de la sociedad, cada una desde
su competencia, pero hay también una «artesanía»
de la paz que nos involucra a todos.” (FT 231).

A su vez, es también fundamental, reconocer otros dos aspectos


– muy de fondo- que son reiterados en los textos del Papa

25
Diplomado
en Pastoral
de Juventud
MÓDULO 1

Francisco y que ayudan a comprender su respuesta frente a la


realidad de una cultura del descarte. Uno de estos aspectos es
explícito y el segundo, claramente está perfilado en más de uno
de sus textos, pero no está expresado en forma directa.

El Papa Francisco indica, que “los habitantes desarrollan la


dimensión social de sus vidas configurándose como ciudadanos
responsables en el seno de un pueblo, no como masa arrastrada
por las fuerzas dominantes. Recordemos que «el ser ciudadano
fiel es una virtud y la participación en la vida política es una
obligación moral». Pero convertirse en pueblo es todavía más, y
requiere un proceso constante en el cual cada nueva generación
se ve involucrada. Es un trabajo lento y arduo que exige querer
integrarse y aprender a hacerlo hasta desarrollar una cultura del
encuentro en una pluriforme armonía”. (EG 220). A lo cual
agrega: “Para avanzar en esta construcción de un pueblo en paz,
justicia y fraternidad, hay cuatro principios relacionados con
tensiones bipolares propias de toda realidad social (…) que
orientan específicamente el desarrollo de la convivencia social y
la construcción de un pueblo donde las diferencias se armonicen
en un proyecto común” (EG. 221).

1. El tiempo es superior al espacio. “Hay una


tensión bipolar entre la plenitud y el límite. La
plenitud provoca la voluntad de poseerlo todo, y el
límite es la pared que se nos pone delante. El
«tiempo», ampliamente considerado, hace referencia
a la plenitud como expresión del horizonte que se nos
abre, y el momento es expresión del límite que se vive
en un espacio acotado. Los ciudadanos viven en
tensión entre la coyuntura del momento y la luz del
tiempo, del horizonte mayor, de la utopía que nos
abre al futuro como causa final que atrae. De aquí
surge un primer principio para avanzar en la

26
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.

construcción de un pueblo: el tiempo es superior al


espacio” (EG. 221). Por lo demás: “Este principio
permite trabajar a largo plazo, sin obsesionarse por
resultados inmediatos (…). El tiempo rige los espacios,
los ilumina y los transforma en eslabones de una
cadena en constante crecimiento, sin caminos de
retorno. Se trata de privilegiar las acciones que
generan dinamismos nuevos en la sociedad e
involucran a otras personas y grupos que las
desarrollarán, hasta que fructifiquen en importantes
acontecimientos históricos. Nada de ansiedad, pero sí
convicciones claras y tenacidad” (EG. 222).

2. La unidad prevalece sobre el conflicto. “El


conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de
ser asumido. Pero si quedamos atrapados en él,
perdemos perspectivas, los horizontes se limitan y la
realidad misma queda fragmentada. Cuando nos
detenemos en la coyuntura conflictiva, perdemos el
sentido de la unidad profunda de la realidad” (EG.
226). De aquí, agrega el Papa, que “hace falta
postular un principio que es indispensable para
construir la amistad social: la unidad es superior al
conflicto. La solidaridad, entendida en su sentido más
hondo y desafiante, se convierte así en un modo de
hacer la historia, en un ámbito viviente donde los
conflictos, las tensiones y los opuestos pueden
alcanzar una unidad pluriforme que engendra nueva
vida. No es apostar por un sincretismo ni por la
absorción de uno en el otro, sino por la resolución en
un plano superior que conserva en sí las virtualidades
valiosas de las polaridades en pugna” (EG 228).

27
Diplomado
en Pastoral
de Juventud
MÓDULO 1

3. La realidad es más importante que la idea.

UNIDDAD 1
“Existe también una tensión bipolar entre la idea y la
realidad. La realidad simplemente es, la idea se
elabora. Entre las dos se debe instaurar un diálogo
constante, evitando que la idea termine separándose
de la realidad. Es peligroso vivir en el reino de la sola
palabra, de la imagen, del sofisma. De ahí que haya
que postular un tercer principio: la realidad es
superior a la idea. Esto supone evitar diversas formas
de ocultar la realidad” (EG 231). El Papa al explicarlo,
indica que: “La idea desconectada de la realidad
origina idealismos y nominalismos ineficaces, que a lo
sumo clasifican o definen, pero no convocan. Lo que
convoca es la realidad iluminada por el razonamiento
(…). Hay políticos -e incluso dirigentes religiosos- que
se preguntan por qué el pueblo no los comprende y
no los sigue, si sus propuestas son tan lógicas y
claras. Posiblemente sea porque se instalaron en el
reino de la pura idea y redujeron la política o la fe a la
retórica” (EG 232). Luego agrega: “este criterio nos
impulsa a poner en práctica la Palabra, a realizar
obras de justicia y caridad en las que esa Palabra sea
fecunda. No poner en práctica, no llevar a la realidad
la Palabra, es edificar sobre arena” (EG 233).

4. El todo es superior a la parte. “Entre la


globalización y la localización también se produce
una tensión. Hace falta prestar atención a lo global
para no caer en una mezquindad cotidiana. Al mismo
tiempo, no conviene perder de vista lo local, que nos
hace caminar con los pies sobre la tierra. Las dos
cosas unidas impiden caer en alguno de estos dos
extremos: uno, que los ciudadanos vivan en un
universalismo abstracto y globalizante, miméticos

28
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.

pasajeros del furgón de cola, admirando los fuegos


artificiales del mundo, que es de otros, con la boca
abierta y aplausos programados; otro, que se
conviertan en un museo folklórico de ermitaños
localistas, condenados a repetir siempre lo mismo,
incapaces de dejarse interpelar por el diferente y de
valorar la belleza que Dios derrama fuera de sus
límites” (EG 234). De aquí dice el Papa: “El todo es
más que la parte, y también es más que la mera suma
de ellas. Entonces, no hay que obsesionarse
demasiado por cuestiones limitadas y particulares.
Siempre hay que ampliar la mirada para reconocer un
bien mayor que nos beneficiará a todos. Pero hay que
hacerlo sin evadirse, sin desarraigos. Es necesario
hundir las raíces en la tierra fértil y en la historia del
propio lugar, que es un don de Dios. Se trabaja en lo
pequeño, en lo cercano, pero con una perspectiva
más amplia. Del mismo modo, una persona que
conserva su peculiaridad personal y no esconde su
identidad, cuando integra cordialmente una
comunidad, no se anula, sino que recibe siempre
nuevos estímulos para su propio desarrollo” (EG 235).

El Santo Padre, utiliza en más de una ocasión estos cuatros


principios, donde cada uno de ellos tiene un sustento
evangélico.
Solo a modo de ejemplo:
“Reiteradas veces he invitado a desarrollar una cultura del
encuentro, que vaya más allá de las dialécticas que
enfrentan. Es un estilo de vida tendiente a conformar
ese poliedro que tiene muchas facetas, muchísimos
lados, pero todos formando una unidad cargada de
matices, ya que «el todo es superior a la parte». El

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Diplomado
en Pastoral
de Juventud

poliedro representa una sociedad donde las

UNIDDAD 1
diferencias conviven complementándose,
enriqueciéndose e iluminándose recíprocamente,
aunque esto implique discusiones y prevenciones” (FT
215).

“La gravedad de la crisis ecológica nos exige a todos pensar en


el bien común y avanzar en un camino de diálogo que
requiere paciencia, ascesis y generosidad, recordando
siempre que «la realidad es superior a la idea»” (LS
201).

“… la obsesión no es educativa, y no se puede tener un control


de todas las situaciones por las que podría llegar a
pasar un hijo. Aquí vale el principio de que «el tiempo
es superior al espacio». Es decir, se trata de generar
procesos más que de dominar espacios. Si un padre
está obsesionado por saber dónde está su hijo y por
controlar todos sus movimientos, sólo buscará
dominar su espacio. De ese modo no lo educará, no lo
fortalecerá, no lo preparará para enfrentar los
desafíos” (AL 261).

“…desde un punto de vista simplemente antropológico, la


unidad es superior al conflicto; hemos de contar
también con el conflicto, pero experimentarlo debe
llevarnos a resolverlo, a superarlo, transformándolo
en un eslabón de una cadena, en un paso más hacia la
unidad” (LF 55).

De aquí entonces, frente a la “cultura del descarte”, se requiere


establecer una “cultura del encuentro”, sabiendo que el tiempo es
superior al espacio, por lo tanto, si trabajamos desde hoy por una
cultura del encuentro en algún momento lo lograremos; que la
unidad prevalece sobre el conflicto, que el deseo de una sociedad

30
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.
MÓDULO 1

de dialogo está por sobre las conductas que excluyen; que la


realidad es más importante que la idea, que el testimonio diario de
gestos de fraternidad son más efectivos que los discursos
grandilocuentes y que el todo es superior a las partes, que en la
cultura del encuentro todos tienen cabida, ya que las diferencias
enriquecen y complementan.

Un segundo aspecto que se puede visualizar en los escritos del


Papa, es el reconocimiento de que la realidad de “cultura del
descarte” que vivimos, tiene parte fundamental de su origen en
una profunda crisis antropológica. El Papa sostiene que una de
las causas de la realidad que vivimos, “se encuentra en la
relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos
pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras
sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace
olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica:
¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado
nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex
32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el
fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un
rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis
mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de
manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de
su orientación antropológica que reduce al ser humano a una
sola de sus necesidades: el consumo” (EG 55)

Existe a juicio del Papa Francisco una reducción antropológica:


“Muchas veces se percibe que, de hecho, los derechos humanos
no son iguales para todos. El respeto de estos derechos «es
condición previa para el mismo desarrollo social y económico de
un país. Cuando se respeta la dignidad del hombre, y sus
derechos son reconocidos y tutelados, florece también la
creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede
desplegar sus múltiples iniciativas en favor del bien común».

31
Diplomado
en Pastoral
de Juventud

Pero «observando con atención nuestras sociedades

UNIDDAD 1
contemporáneas, encontramos numerosas contradicciones que
nos llevan a preguntarnos si verdaderamente la igual dignidad
de todos los seres humanos, proclamada solemnemente hace 70
años, es reconocida, respetada, protegida y promovida en todas
las circunstancias. En el mundo de hoy persisten numerosas
formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas
reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias,
que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre.
Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra
parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o
pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados»”
(FT 22).

Dos textos, quizás menos conocidos del Papa Francisco, ayudan a


profundizar su visión en la materia:

“Nosotros estamos viviendo un momento de crisis; lo vemos en


el medio ambiente, pero sobre todo lo vemos en el
hombre. La persona humana está en peligro: esto es
cierto, la persona humana hoy está en peligro; ¡he
aquí la urgencia de la ecología humana! Y el peligro es
grave porque la causa del problema no es superficial,
sino profunda: no es sólo una cuestión de economía,
sino de ética y de antropología. La Iglesia lo ha
subrayado varias veces; y muchos dicen: sí, es justo,
es verdad... Pero el sistema sigue como antes, pues lo
que domina son las dinámicas de una economía y de
unas finanzas carentes de ética. Lo que manda hoy no
es el hombre: es el dinero, el dinero; la moneda
manda. Y la tarea de custodiar la tierra, Dios Nuestro
Padre la ha dado no al dinero, sino a nosotros: a los
hombres y a las mujeres, ¡nosotros tenemos este
deber! En cambio, hombres y mujeres son sacrificados
a los ídolos del

32
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.
MÓDULO 1

beneficio y del consumo: es la «cultura del descarte»”


(Audiencia general Plaza San Pedro 5de junio 2013)

“… la difusión de la cultura del descarte, que devora cosas y


seres humanos sin distinción alguna. Dicho poder se
funda en una antropología que concibe al hombre
como un depredador y al mundo en el que vive como
un recurso para depredar a voluntad” (Discurso a los
miembros de la Fundación Gravissimum educationis,
Sala del Consistorio Lunes, 25 de junio de 2018)

En los textos del Papa Francisco, si bien no se señala, con el nivel


de explicitación de los cuatro principios anteriores, es posible a
nivel de hipótesis6, sostener que el Papa cree necesario instalar
una antropología que podríamos llamar relacional. Una
antropología que oriente en la relación con los demás, con la
naturaleza, con Dios y consigo mismo. En este sentido, se puede
sostener junto al Papa, hoy más que nunca, resulta de vital
importancia una antropología relacional, donde se asuma, que
“el descuido en el empeño de cultivar y mantener una relación
adecuada con el vecino, hacia el cual tengo el deber del cuidado
y de la custodia, destruye mi relación interior conmigo mismo,
con los demás, con Dios y con la tierra. Cuando todas estas
relaciones son descuidadas, cuando la justicia ya no habita en la
tierra, la Biblia nos dice que toda la vida está en peligro. Esto es
lo que nos enseña la narración sobre Noé (…). En estos relatos
tan antiguos, cargados de profundo simbolismo, ya estaba
contenida una convicción actual: que todo está relacionado, y
que el auténtico cuidado de nuestra propia vida y de nuestras
relaciones con la naturaleza es inseparable de la fraternidad, la
justicia y la fidelidad a los demás” (LS 70).
6 Para una profundación de esta hipótesis, es posible ver el trabajo de Jorge
Baeza y Nelson Rodríguez (2019): Un necesario aggiornamiento
antropológico de la educación. Publicado en: Revista Educatio Catholica

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Diplomado
en Pastoral
de Juventud

Congregazione per l’Educazione Cattolica. Anno V – 4/2019. Città del

UNIDDAD 1
Vaticano; páginas 135 - 150.

1. “La persona vive siempre en relación. Proviene de


otros, pertenece a otros, su vida se ensancha en el
encuentro con otros. Incluso el conocimiento de sí, la
misma autoconciencia, es relacional y está vinculada
a otros que nos han precedido: en primer lugar,
nuestros padres, que nos han dado la vida y el
nombre. El lenguaje mismo, las palabras con que
interpretamos nuestra vida y nuestra realidad, nos
llega a través de otros, guardado en la memoria viva
de otros. El conocimiento de uno mismo sólo es
posible cuando participamos en una memoria más
grande” (LF 38).

2. “La persona humana, con sus derechos


inalienables, está naturalmente abierta a los vínculos.
En su propia raíz reside el llamado a trascenderse a sí
misma en el encuentro con otros. Por eso «es
necesario prestar atención para no caer en algunos
errores que pueden nacer de una mala comprensión
de los derechos humanos y de un paradójico mal uso
de los mismos. Existe hoy, en efecto, la tendencia
hacia una reivindicación siempre más amplia de los
derechos individuales -estoy tentado de decir
individualistas-, que esconde una concepción de
persona humana desligada de todo contexto social y
antropológico” (FT 111).

3. “Las criaturas tienden hacia Dios (…) la persona


humana más crece, más madura y más se santifica a
medida que entra en relación, cuando sale de sí
misma para vivir en comunión con Dios, con los
demás y con todas las criaturas” (LS 240). A lo que se

34
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.
MÓDULO 1

suma, que: “Sólo gracias a ese encuentro -o


reencuentro- con el amor de Dios, que se convierte en
feliz amistad, somos rescatados de nuestra conciencia
aislada y de la autorreferencialidad. Llegamos a ser
plenamente humanos cuando somos más que
humanos, cuando le permitimos a Dios que nos lleve
más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro
ser más verdadero” (EG 8).

4. “una presentación inadecuada de la antropología


cristiana pudo llegar a respaldar una concepción
equivocada sobre la relación del ser humano con el
mundo. Se transmitió muchas veces un sueño
prometeico de dominio sobre el mundo que provocó
la impresión de que el cuidado de la naturaleza es
cosa de débiles. En cambio, la forma correcta de
interpretar el concepto del ser humano como «señor»
del universo consiste en entenderlo como
administrador responsable” (LS 116). En este mismo
sentido, “no hay ecología sin una adecuada
antropología. Cuando la persona humana es
considerada sólo un ser más entre otros, que procede
de los juegos del azar o de un determinismo físico, «se
corre el riesgo de que disminuya en las personas la
conciencia de la responsabilidad»” (LS 118).

Una antropología relacional, en definitiva, como sostiene el Papa


Francisco, hablándole en especial a los jóvenes, implica cambiar
el enfoque de mirarse a sí mismo y a los demás:

“Cuando se trata de discernir la propia vocación, es


necesario hacerse varias preguntas. No hay que
empezar preguntándose dónde se podría ganar más

35
Diplomado
en Pastoral
de Juventud

dinero, o dónde se podría obtener más fama y

UNIDDAD 1
prestigio social, pero tampoco conviene comenzar
preguntándose qué tareas le darían más placer a uno.
Para no equivocarse hay que empezar desde otro
lugar, y preguntarse: ¿me conozco a mí mismo, más
allá de las apariencias o de mis sensaciones?,
¿conozco lo que alegra o entristece mi corazón?,
¿cuáles son mis fortalezas y mis debilidades?
Inmediatamente siguen otras preguntas: ¿cómo
puedo servir mejor y ser más útil al mundo y a la
Iglesia?, ¿cuál es mi lugar en esta tierra?, ¿qué podría
ofrecer yo a la sociedad? Luego siguen otras muy
realistas: ¿tengo las capacidades necesarias para
prestar ese servicio?, o ¿podría adquirirlas y
desarrollarlas?” (CV 285).

“Estas preguntas tienen que situarse no tanto en


relación con uno mismo y sus inclinaciones, sino con
los otros, frente a ellos, de manera que el
discernimiento plantee la propia vida en referencia a
los demás. Por eso quiero recordar cuál es la gran
pregunta: «Muchas veces, en la vida, perdemos
tiempo preguntándonos: ‘Pero, ¿quién soy yo?’. Y tú
puedes preguntarte quién eres y pasar toda una vida
buscando quién eres. Pero pregúntate: ‘¿Para quién
soy yo?’». Eres para Dios, sin duda. Pero Él quiso que
seas también para los demás, y puso en ti muchas
cualidades, inclinaciones, dones y carismas que no
son para ti, sino para otros” (CV 286).

36
Cambios
socioeconómicos
y culturales
en la sociedad de hoy.
MÓDULO 1

3
Actuar (elegir): Requerimos construir entre todos una “iglesia
en salida”.

Vista la realidad y enjuiciada, lo que corresponde es elegir los


caminos a actuar para la transformación de lo diagnostico
(cultura del descarte) y construcción de lo anhelado (cultura del
encuentro). El camino propuesto por el Papa Francisco es una
iglesia en salida: “La Iglesia es una casa con las puertas abiertas,
porque es madre». Y como María, la Madre de Jesús, «queremos
ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus
templos, que sale de sus sacristías, para acompañar la vida,
sostener la esperanza, ser signo de unidad […] para tender
puentes, romper muros, sembrar reconciliación»” (FT 276)

Para mayor especificación, se puede indicar que el Papa


Francisco señala: “La Iglesia en salida es la comunidad de
discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que
acompañan, que fructifican y festejan. «Primerear»: sepan
disculpar este neologismo. La comunidad evangelizadora
experimenta que el Señor tomó la iniciativa, la ha primereado en
el amor (cf. 1 Jn 4,10); y, por eso, ella sabe adelantarse, tomar la
iniciativa sin miedo, salir al encuentro, buscar a los lejanos y
llegar a los cruces de los caminos para invitar a los excluidos (…).
La comunidad evangelizadora se mete con obras y gestos en la
vida cotidiana de los demás, achica distancias, se abaja hasta la
humillación si es necesario, y asume la vida humana, tocando la
carne sufriente de Cristo en el pueblo. Los evangelizadores
tienen así «olor a oveja» y éstas escuchan su voz. Luego, la
comunidad evangelizadora se dispone a «acompañar».
Acompaña a la humanidad en todos sus procesos, por más duros
y prolongados que sean. Sabe de esperas largas y de aguante
apostólico. La evangelización tiene mucho de paciencia, y evita

37
Diplomado
en Pastoral
de Juventud

maltratar límites. Fiel al don del Señor, también sabe

UNIDDAD 1
«fructificar»” (EG 24).

Detrás de este impulso del Papa, está el reconocimiento de que:


“En la Palabra de Dios aparece permanentemente este
dinamismo de «salida» que Dios quiere provocar en los
creyentes. Abraham aceptó el llamado a salir hacia una tierra
nueva (cf. Gn 12,1-3). Moisés escuchó el llamado de Dios: «Ve,
yo te envío» (Ex 3,10), e hizo salir al pueblo hacia la tierra de la
promesa (cf. Ex 3,17). A Jeremías le dijo: «Adondequiera que yo
te envíe irás» (Jr 1,7). Hoy, en este «id» de Jesús, están presentes
los escenarios y los desafíos siempre nuevos de la misión
evangelizadora de la Iglesia, y todos somos llamados a esta
nueva «salida» misionera” (EG 20). Salir como Dios Padre e Hijo
impulsan, dice el Papa Francisco, es el mayor desafío para la
Iglesia del presente: “Juan Pablo II nos invitó a reconocer que
«es necesario mantener viva la solicitud por el anuncio» a los
que están alejados de Cristo, «porque ésta es la tarea primordial
de la Iglesia». La actividad misionera «representa aún hoy día el
mayor desafío para la Iglesia» y «la causa misionera debe ser la
primera». ¿Qué sucedería si nos tomáramos realmente en serio
esas palabras? Simplemente reconoceríamos que la salida
misionera es el paradigma de toda obra de la Iglesia. En esta
línea, los Obispos latinoamericanos afirmaron que ya «no
podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros
templos» y que hace falta pasar «de una pastoral de mera
conservación a una pastoral decididamente misionera». Esta
tarea sigue siendo la fuente de las mayores alegrías para la
Iglesia: «Habrá más gozo en el cielo por un solo pecador que se
convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan
convertirse» (Lc 15,7)” (EG 15).

Esta tarea de salida, de misión, recuerda continuamente el Papa


Francisco, no es solo una responsabilidad institucional, sino que
también, es una tarea personal.

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y culturales
en la sociedad de hoy.
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1. “Sueño con una opción misionera capaz de


transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos,
los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se
convierta en un cauce adecuado para la evangelización
del mundo actual más que para la autopreservación. La
reforma de estructuras que exige la conversión pastoral
sólo puede entenderse en este sentido: procurar que
todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral
ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y
abierta, que coloque a los agentes pastorales en
constante actitud de salida y favorezca así la respuesta
positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su
amistad” (EG 27).

2. “Tu desarrollo espiritual se expresa ante todo


creciendo en el amor fraterno, generoso,
misericordioso. Lo decía san Pablo: «Que el Señor los
haga progresar y sobreabundar en el amor de unos
con otros, y en el amor para con todos» (1 Ts 3,12).
Ojalá vivas cada vez más ese «éxtasis» que es salir de
ti mismo para buscar el bien de los demás, hasta dar
la vida” (CV 163).

En esta sociedad del descarte, en esta responsabilidad de


generar una cultura del encuentro, el Papa llama en forma
especial a una iglesia en salida “hacia las periferias de su propio
territorio o hacia los nuevos ámbitos socioculturales. Procura
estar siempre allí donde hace más falta la luz y la vida del
Resucitado” (EG 30). A lo que agrega: “Salir hacia los demás
para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el
mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien
detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y
escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se

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Diplomado
en Pastoral
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quedó al costado del camino. A veces es como el padre del hijo

UNIDDAD 1
pródigo, que se queda con las puertas abiertas para que, cuando
regrese, pueda entrar sin dificultad” (EG 46). Pero también
precisa, que: “¡Dios nos libre de una Iglesia mundana bajo
ropajes espirituales o pastorales! Esta mundanidad asfixiante se
sana tomándole el gusto al aire puro del Espíritu Santo, que nos
libera de estar centrados en nosotros mismos, escondidos en
una apariencia religiosa vacía de Dios. ¡No nos dejemos robar el
Evangelio!” (EG 97).

De esto último señalado, resulta comprensible, que el Papa


indique: “prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada
por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro
y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades (…). Más
que el temor a equivocarnos, espero que nos mueva el temor a
encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención,
en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las
costumbres donde nos sentimos tranquilos, mientras afuera hay
una multitud hambrienta y Jesús nos repite sin cansarse:
«¡Dadles vosotros de comer!» (Mc 6,37)” (EG 49)

Pero, así como el Santo Padre, llama a salir e incluso a arriesgar a


la iglesia institución, llama también a cada uno a salir de sí
mismo: “Desde la intimidad de cada corazón, el amor crea
vínculos y amplía la existencia cuando saca a la persona de sí
misma hacia el otro. Hechos para el amor, hay en cada uno de
nosotros «una ley de éxtasis: salir de sí mismo para hallar en
otro un crecimiento de su ser». Por ello «en cualquier caso el
hombre tiene que llevar a cabo esta empresa: salir de sí mismo»”
(FT 88). A lo que agrega, en una directa alusión a la crisis de la
existencia de un “nosotros” que supere los egoísmos
individualistas: “no puedo reducir mi vida a la relación con un
pequeño grupo, ni siquiera a mi propia familia, porque es
imposible entenderme sin un tejido más amplio de relaciones: no
sólo el actual sino también el que me precede y me fue

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Cambios
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en la sociedad de hoy.

configurando a lo largo de mi vida. Mi relación con una persona


que aprecio no puede ignorar que esa persona no vive sólo por
su relación conmigo, ni yo vivo sólo por mi referencia a ella.
Nuestra relación, si es sana y verdadera, nos abre a los otros que
nos amplían y enriquecen. El más noble sentido social hoy
fácilmente queda anulado detrás de intimismos egoístas con
apariencia de relaciones intensas. En cambio, el amor que es
auténtico, que ayuda a crecer, y las formas más nobles de la
amistad, residen en corazones que se dejan completar. La pareja
y el amigo son para abrir el corazón en círculos, para volvernos
capaces de salir de nosotros mismos hasta acoger a todos. Los
grupos cerrados y las parejas autorreferenciales, que se
constituyen en un «nosotros» contra todo el mundo, suelen ser
formas idealizadas de egoísmo y de mera autopreservación” (FT
89).

El salir de sí mismo, el vencer la autorreferencialidad, además,


dice el Papa, es camino para el encuentro con Dios: “El hombre
religioso está en camino y ha de estar dispuesto a dejarse guiar,
a salir de sí, para encontrar al Dios que sorprende siempre” (LF
35); como también es parte del necesario equilibrio al cual
estamos llamado: “No es sano amar el silencio y rehuir el
encuentro con el otro, desear el descanso y rechazar la actividad,
buscar la oración y menospreciar el servicio” (GE 26). Vencer la
preocupación exclusiva por el sí mismo, es también “la raíz que
hace posible todo cuidado de los demás y del medio ambiente, y
que hace brotar la reacción moral de considerar el impacto que
provoca cada acción y cada decisión personal fuera de uno
mismo. Cuando somos capaces de superar el individualismo,
realmente se puede desarrollar un estilo de vida alternativo y se
vuelve posible un cambio importante en la sociedad” (LS 208).
Incluso el Papa Francisco, indica, “a veces me pregunto si, por el
aire irrespirable de nuestra autorreferencialidad, Jesús no estará

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Diplomado
en Pastoral
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MÓDULO 1

ya dentro de nosotros golpeando para que lo dejemos salir” (GE

UNIDDAD 1
136).

En este mismo sentido, el Papa Francisco, le hace un fuerte


llamado a la Pastoral Juvenil en la Exhortación postsinodal
Christus Vivit a la fraternidad y a la acción misionera:

1. “En algunos lugares ocurre que, después de


haber provocado en los jóvenes una intensa
experiencia de Dios, un encuentro con Jesús que tocó
sus corazones, luego solamente les ofrecen
encuentros de “formación” donde sólo se abordan
cuestiones doctrinales y morales: sobre los males del
mundo actual, sobre la Iglesia, sobre la Doctrina
Social, sobre la castidad, sobre el matrimonio, sobre
el control de la natalidad y sobre otros temas. El
resultado es que muchos jóvenes se aburren, pierden
el fuego del encuentro con Cristo y la alegría de
seguirlo, muchos abandonan el camino y otros se
vuelven tristes y negativos. Calmemos la obsesión por
transmitir un cúmulo de contenidos doctrinales, y
ante todo tratemos de suscitar y arraigar las grandes
experiencias que sostienen la vida cristiana (…).
Cualquier proyecto formativo, cualquier camino de
crecimiento para los jóvenes, debe incluir
ciertamente una formación doctrinal y moral. Es
igualmente importante que esté centrado en dos
grandes ejes: uno es la profundización del kerygma, la
experiencia fundante del encuentro con Dios a través
de Cristo muerto y resucitado. El otro es el
crecimiento en el amor fraterno, en la vida
comunitaria, en el servicio (…), cualquier plan de
pastoral juvenil debe incorporar claramente medios y

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en la sociedad de hoy.

recursos variados para ayudar a los jóvenes a crecer


en la fraternidad, a vivir como hermanos, a ayudarse
mutuamente, a crear comunidad, a servir a los
demás, a estar cerca de los pobres. Si el amor
fraterno es el «mandamiento nuevo» (Jn 13,34), si es
«la plenitud de la Ley» (Rm 13,10), si es lo que mejor
manifiesta nuestro amor a Dios, entonces debe
ocupar un lugar relevante en todo plan de formación
y crecimiento de los jóvenes”. (CV 212, 213 y 215).

2. “Si sabemos escuchar lo que nos está diciendo


el Espíritu, no podemos ignorar que la pastoral
juvenil debe ser siempre una pastoral misionera. Los
jóvenes se enriquecen mucho cuando vencen la
timidez y se atreven a visitar hogares, y de ese modo
toman contacto con la vida de la gente, aprenden a
mirar más allá de su familia y de su grupo, comienzan
a entender la vida de una manera más amplia. Al
mismo tiempo, su fe y su sentido de pertenencia a la
Iglesia se fortalecen. Las misiones juveniles, que
suelen organizarse en las vacaciones luego de un
período de preparación, pueden provocar una
renovación de la experiencia de fe e incluso serios
planteos vocacionales” (CV 240). A lo que agrega,
que: “los jóvenes son capaces de crear nuevas
formas de misión, en los ámbitos más diversos. Por
ejemplo, ya que se mueven tan bien en las redes
sociales, hay que convocarlos para que las llenen de
Dios, de fraternidad, de compromiso” (CV 241). Ya
antes, había precisado: “Junto con la pastoral popular
juvenil hay, inseparablemente, una misión popular,
incontrolable, que rompe todos los esquemas
eclesiásticos. Acompañémosla, alentémosla, pero no
pretendamos regularla demasiado” (CV 239).

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MÓDULO 1

Por último, el Papa Francisco, nos asegura que, en esta tarea de

UNIDDAD 1
iglesia en salida, de vencimiento de la centralidad en sí mismo,
camino necesario para la generación de una cultura del
encuentro que supere la cultura del descarte, no se está sólo,
Dios acompaña, ilumina y da fuerza: “Dios, que nos convoca a la
entrega generosa y a darlo todo, nos ofrece las fuerzas y la luz
que necesitamos para salir adelante. En el corazón de este
mundo sigue presente el Señor de la vida que nos ama tanto. Él
no nos abandona, no nos deja solos, porque se ha unido
definitivamente a nuestra tierra, y su amor siempre nos lleva a
encontrar nuevos caminos” (LS 245).

Nos invita a mirar la compasión de Jesús por quienes sufren:


“Miremos a Jesús: su compasión entrañable no era algo que lo
ensimismara, no era una compasión paralizante, tímida o
avergonzada como muchas veces nos sucede a nosotros, sino
todo lo contrario. Era una compasión que lo movía a salir de sí
con fuerza para anunciar, para enviar en misión, para enviar a
sanar y a liberar. Reconozcamos nuestra fragilidad, pero
dejemos que Jesús la tome con sus manos y nos lance a la
misión. Somos frágiles, pero portadores de un tesoro que nos
hace grandes y que puede hacer más buenos y felices a quienes
lo reciban. La audacia y el coraje apostólico son constitutivos de
la misión” (GE 131). Como también, nos invita a mirar y
movilizarnos con “el ejemplo de tantos sacerdotes, religiosas,
religiosos y laicos que se dedican a anunciar y a servir con gran
fidelidad, muchas veces arriesgando sus vidas y ciertamente a
costa de su comodidad. Su testimonio nos recuerda que la
Iglesia no necesita tantos burócratas y funcionarios, sino
misioneros apasionados, devorados por el entusiasmo de
comunicar la verdadera vida. Los santos sorprenden,
desinstalan, porque sus vidas nos invitan a salir de la
mediocridad tranquila y anestesiante” (GE 138).

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Bibliografía utilizada:

1. Baeza, J. (2013) “Ellos” y “Nosotros”: la (des)confianza de los


jóvenes en Chile. Revista Latinoamericana de Ciencias
Sociales, Niñez y Juventud. Ed. CINDE, Manizales, Colombia;
N°11 (1), páginas 273 a 286.
2. Baeza, J. y Rodríguez, N. (2019): Un necesario
aggiornamiento antropológico de la educación. Publicado
en: Revista Educatio Catholica Congregazione per
l’Educazione Cattolica. Anno V – 4/2019. Città del Vaticano;
páginas 135 - 150.
3. Bauman, Z. (2001): La sociedad individualizada. Editorial
Cátedra, Madrid.
4. Beck, Ulrich (2001): Vivir nuestra propia vida en un mundo
desbocado: individuación, globalización y política. En:
Anthony Giddens y Will Hutton (editores) En el límite. La
vida en el capitalismo global. Ed. Tusquets; Barcelona,
España. p. 233-245
5. Conferencia Episcopal de Chile (2014): Orientaciones
Pastorales 2014 – 2020. Santiago, Chile. En: documentos.
iglesia.cl
6. Cortina, A. (2017): Aporofobia, el rechazo al pobre. Un
desafío para la democracia. Ed. Paidós / Espasa Libros, S.
L.U.; Barcelona.
7. Francisco (2013): Audiencia general Plaza San Pedro 5 de
junio 2013
8. Francisco (2013): Carta Encíclica Lumen fidei.
9. Francisco (2013): Discurso Encuentro con el mundo de la
Cultura. Aula Magna de la Pontificia Facultad de Teología de
Cerdeña, Cagliari 22.09.2013.

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Diplomado
en Pastoral
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10. Francisco (2013): Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium.

UNIDDAD 1
11. Francisco (2015): Carta Encíclica Laudato si´. Sobre el
cuidado de la casa común.
12. Francisco (2015): Discurso Encuentro con el mundo de la
enseñanza. Pontificia Universidad Católica de Ecuador,
Quito; 07.06.2015.
13. Francisco (2016) Exhortación Apostólica Amoris Laetitia
14. Francisco (2018) Discurso en Pontificia Universidad Católica
de Chile.
15. Francisco (2018) Exhortación Apostólica Gaudate Exsultate
16. Francisco (2018): Discurso a los miembros de la Fundación
Gravissimum educationis, Sala del Consistorio Lunes, 25 de
junio de 2018.
17. Francisco (2018): Discurso Visita a la Pontificia Universidad
Católica de Chile; 17.01.2018.
18. Francisco (2019): Discurso a la Comunidad Académica del
Instituto Universitario Sophia de Loppiano. Sala del
Consistorio, 14.11.2019.
19. Francisco (2019): Exhortación Apostólica Postsinodal
Christus vivit.
20. Francisco (2020) Carta Encíclica Fratelli tutti
21. Francisco (2020): Video mensaje del Santo Padre Francisco a
la 75 Asamblea General de las Naciones Unidas, 25 de
septiembre de 2020.
22. Han, B. (2012): La sociedad del cansancio. Editorial Herder,
Barcelona.
23. Lipovetsky, Gilles (2006): Los tiempos hipermodernos. Ed.
Anagrama S. A., Barcelona, España.

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y culturales
en la sociedad de hoy.
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24. Lipovetsky, Gilles (2016) De la ligereza. Ed. Anagrama,


Barcelona, España.
25. López, Ramón; Figueroa B., Eugenio y Gutiérrez C., Pablo
(2013): La ‘parte del león’: nuevas estimaciones de la
participación de los super ricos en el ingreso de Chile. Serie
Documentos de Trabajo, SDT 379, Departamento de
Economía, Facultad de Economía y Negocios de la
Universidad de Chile. Santiago, Chile.
26. Martín – Barbero, J. (2004): Crisis identitaria y
transformaciones de la subjetividad. En: Laverde, María
Cristina, et al (editoras) Debates sobre el sujeto.
Perspectivas contemporáneas. Ed. Universidad Central DIUC
– Siglo del Hombre Editores, Bogotá, Colombia; pp. 33 – 45.
27. Pikketty, Thomas (2014): El Capital en el Siglo XXI. Ed. Fondo
de Cultura Económica, Madrid, España.
28. Rorty, R. (1995): Pragmatismo y política. E. Paidós,
Barcelona, España.
29. Sínodo de los jóvenes (2018): Instrumentum Laboris para el
Sínodo Los jóvenes, la fe y discernimiento vocacional.
30. UNESCO y CICS (2016): Informe Mundial sobre Ciencias
Sociales 2016. En www.worldsocialscience.org
Lectura Obligatoria:

1. Francisco (2019): Exhortación Apostólica Postsinodal


Christus vivit. A los jóvenes y a todo el pueblo de Dios.
http://www.vatican.va/content/francesco/es/apost_
exhortations/documents/papa-
francesco_esortazioneap_20190325_christus-vivit.html
2. Conferencia Episcopal de Chile (2014): Orientaciones
Pastorales 2014 – 2020. Santiago, Chile. http://www.iglesia.
cl/especiales/oopp2014-2020/

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Lectura complementaria:

UNIDDAD 1
1. Baeza, J. (2019) Ser joven hoy: un difícil desafío al
individualismo y la desconfianza. Capítulo de libro en:
Arnaiz, José María y otros Una vida consagrada joven y para
los jóvenes. Ed. San Pablo, Santiago, Chile; ISBN N°978-956-
256-608-7. Capítulo II pp. 47 – 66

Sugerencia de recurso complementario:

1. https://view.genial.ly/5f78919073991b0cf572fc40/
horizontal-infographic-review-enciclica-fratelli-tutti

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Conferencia SALESIANOS
Episcopal DON BOSCO
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