Piedad, La Voz de Los Insomnes Crónicos - No Hay Peor Pesadilla Que No Dormir - Crónica

9/11/22, 20:02 Piedad, la voz de los insomnes crónicos: "No hay peor pesadilla que no dormir" | Crónica
INFORME: LA ESPAÑA QUE NO DUERME
Piedad, la voz de los insomnes crónicos: "No hay peor pesadilla

que no dormir"
El caso extremo de la cocinera sevillana y de otros pacientes crónicos que hacen de España un país con 4,7
millones de insomnes. Ella estuvo "nueves meses" como en una "neblina permanente" en los que cree, como le
explica su médico, que sobrevivió con microsueños
https://www.elmundo.es/cronica/2022/11/07/6365369cfc6c83f74b8b4585.html 1/10
PREMIUM
ANDROS LOZANO
REPORTAJE GRÁFICO: CARLOS GARCÍA POZO
Actualizado Lunes,
7
noviembre
2022
-
13:39
Ver 6 comentarios
Hubo un tiempo demasiado largo en el que Piedad

Castilla dejó de dormir. No pegaba ojo. No lo YO DONA ¿Por qué las mujeres sufren más de insomnio que los
hombres? Los estudios son unánimes
conseguía ni de día ni de noche. Ni a la hora de la
siesta ni al poner la cabeza en la almohada tras una SALUD El sueño, guardián de su salud
jornada agotadora en casa y en el trabajo. Así, durante
nueve meses.
Cerraba los ojos, respiraba hondo, pero nada. Lo volvía a intentar pasados unos minutos. Tampoco. Leía, se
ponía la radio, miraba una película. Ni por esas.
Por aquel tiempo Piedad pasaba las noches en casa de su madre -ya viuda la señora- para que no durmiera
sola. Aunque llevaba años padeciendo insomnio y pese a que por aquel entonces ya sólo dormía un par o
tres de horas, a las cinco o seis de la mañana Piedad ya estaba en pie. Aquel corto espacio de sueño le era
reparador. Pero los «nueve meses» que pasó acompañando a la mujer que la trajo al mundo «fueron una
pesadilla». Hasta que sufrió un accidente de tráfico.
Piedad Castilla, de 61 años, sevillana, sufre problemas de insomnio severos desde 2007. CARLOS G. POZO
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«Yo me iba a casa de mi madre cada noche. Ella, que no daba apenas trabajo, no tuvo culpa de nada.
Imagino que mi organismo respondió así a aquel cambio», explica Piedad. «Recuerdo vivir como en una
neblina constante. Fueron nueve meses que guardo como la peor racha de mi vida. Estaba cansadísima
siempre, agotada. Me costaba concentrarme, atender a los demás. Quería dormir, pero no podía. No hay
peor pesadilla que esa. Mi cerebro necesitaba que yo cerrase los ojos y relajarse, pero era imposible. Hasta
que me estrellé de frente contra un coche cuando volvía de trabajar. Ya estaba muy cerca de casa. Pienso
que di una cabezada, invadí el carril contrario y ¡pum!. A partir de entonces mis hermanos y yo nos fuimos
relevando para quedarnos con mamá».
Piedad tiene 61 años. Trabaja como cocinera de hospital. Vive en Albaida del Aljarafe, un pueblo de
3.000 habitantes a 25 kilómetros al oeste de Sevilla. Tiene diagnosticado insomnio crónico. Sus noches son
muy cortas. O muy largas, según se mire. Hay días, la mayoría, que duerme una hora, una hora y media o
dos. Otros días, que «son los menos», tres o cuatro horas. Pero de ahí no pasa. Ese, dice, es su límite.
«Sé que tengo que convivir con ello el resto de mi vida. Es frustrante saber que no voy a dormir más
tiempo. Cuando duermo cuatro horas, a la mañana siguiente pienso: 'Qué descansada estoy, virgen santa'.
Aunque mi cuerpo se ha acostumbrado a apenas dormir, cuando sí lo hago me doy cuenta de que me
encuentro mucho mejor, con más vitalidad, con mejor ánimo. Las noches que sólo duermo una horita o
dos se me hacen interminables entre las sábanas. Estoy deseando que llegue las cinco de la mañana si
ese día tengo que trabajar para poner un pie en el suelo y salir de la habitación. Si no trabajo, me levanto a
las seis, no te vayas a creer que me dan las ocho o las nueve de la mañana en la cama».
El caso de Piedad, aunque extremo, no es aislado en España, donde el insomnio crónico afecta a alrededor
del 10% de la población, unos 4,7 millones de personas, según la Sociedad Española de
Neurología.Afecta al rendimiento diario y produce déficits cognitivos y de memoria. También genera
problemas de ansiedad y depresión, hipertensión, diabetes u obesidad. Además, se le asocia con otras
enfermedades. Un 25% de los enfermos de alzheimer y un 98% de los de párkinson sufren insomnio.
Piedad trabaja como cocinera de hospital. Vive en Albaida del Aljarafe, un pueblo de 3.000 habitantes a 25 kilómetros al oeste de
Sevilla. CARLOS G. POZO
La Sociedad Española del Sueño calcula que entre un 20% y un 48% de la población padece problemas para
dormir. Estos afectan con mayor prevalencia a mujeres, pero aparece cada vez de forma más frecuente
en varones y menores, posiblemente relacionado con los hábitos sociales, como el uso de dispositivos
móviles hasta altas horas de la noche (teléfonos móviles, tabletas...) o el alto ritmo de trabajo en
determinados sectores.
Un buen indicativo de la salud del sueño de un país es el mercado de compra de remedios en las farmacias.
A tenor del actual se infiere que la cifra de personas con este problema no deja de crecer. Un estudio de la
consultora Health Market Research (HMR) señala que entre octubre de 2021 y septiembre de 2022 se
vendieron 11,8 millones de cajas de productos como la dormidina o la melatonina, que no requieren de
receta médica. Son 800.000 unidades más que dos años antes.
Otra señal es el consumo de benzodiacepinas, el grupo de medicamentos que engloba a los ansiolíticos,
hipnóticos y sedantes como el Diazepam o el Lorazepam. En muchas ocasiones, los médicos de cabecera
recetan este tipo de fármacos cuando un paciente relata problemas de insomnio recientes. En 2020,
España fue líder en el mundo en consumo de benzodiacepinas. Según la Junta Internacional de
Fiscalización de Estupefacientes, se consumieron casi 110 dosis diarias por cada 1.000 habitantes. En
Alemania, por ejemplo, esa cifra se redujo a 0,04 dosis al día.
"TENGO NECESIDAD DE DORMIR, PERO NO PUEDO"

El inicio de los problemas de insomnio de Piedad se remonta a 2007, hace ya 15 años. Los médicos del
ambulatorio del pueblo le recetaban fármacos para relajar su sistema nervioso y ayudarla a conciliar el
sueño. Apenas le ayudaron, se lamenta la mujer. Aunque cuenta que nunca fue de dormir mucho, poco a
poco su tiempo de sueño se fue reduciendo, mientras que las noches en vigilia fueron ensanchándose.
Desconoce la razón. Desde entonces, «nunca» ha dormido más de esas cuatro horas. Hoy, lo normal es
que lo haga entre una y dos horas y media.
«Si me acuesto a las 11.30 o las 12 de la noche, lo más habitual es que a las dos de la mañana ya no pueda
pegar ojo. Tengo la necesidad de querer dormir, pero no puedo. Es imposible. También hay noches que
no pego un ojo», explica la mujer. «¡Ni un ojo! Y no exagero».
De marzo a diciembre de 2016, Piedad pasó por aquellos nueve meses que describe como «insufribles». «No
dormía. No dormía. No dormía», repite hasta tres veces. «Iba como zombi», explica. Cuenta que hacía las
cosas por «pura inercia».
Una mujer se somete, la noche de este pasado jueves, a un estudio del sueño en el Hospital Universitario Virgen del Rocío, en
Sevilla. CARLOS G. POZO
«Recuerdo que las primeras horas del día, con la llegada de la luz del sol, las pasaba como en un estado de
semiinconsciencia. Actuaba casi como un robot. Luego me reactivaba y volvía a ser yo. Era una sensación
extrañísima. Te hablan y es como si la otra persona estuviera lejos. O como si hay algo que te distancia de
ella. Todo te resulta ajeno y molesto».
"EL CEREBRO HUBIERA COLAPSADO"

El doctor Paolo Porcacchia es quien trata a Piedad. Con estudios en la Universidad de Roma, ejerce como
neurofisiólogo del Hospital Universitario Virgen del Rocío, en Sevilla. Es una eminencia en la materia.
Explica que, aunque Piedad considere que no durmió nada durante ese tiempo que pasó cuidando de su
madre, a lo largo de los días de aquellos nueve meses debió tener fases de «microsueños» que le
permitieron descansar.
«Más allá de unos días, el cuerpo humano no es capaz de seguir con vida sin dormir. Si no hubiese dormido
algo, aunque fuera algo mínimo de vez en cuando, el cerebro hubiera colapsado. Pacientes como esta
señora consideran que no duermen durante todo el día porque la sensación que tienen es esa. Pero estoy
seguro de que tuvo cortos espacios temporales de entrar en la primera fase del sueño, que también es
reparadora aunque puede ser muy corta. Lo que durante ese tiempo es probable que no alcanzara es la
etapa de un sueño profundo».
Los problemas con el sueño de los españoles aterrizaron esta semana en el Congreso de los Diputados. Este
pasado miércoles la Comisión de Sanidad aprobó una Proposición no de Ley (PNL) que insta al Gobierno
de Pedro Sánchez a tomar medidas sobre la formación y la acreditación de los sanitarios que tratan a
pacientes con insomnio, las guías clínicas y la promoción de hábitos saludables entre la población. El texto
fue aprobado con los votos favorables de todos los grupos, excepto Vox y Unidas Podemos, que se
abstuvieron.
El diputado socialista Julio Navalpotro presentó la PNL. «Resulta importante estudiar las necesidades
formativas de los especialistas en ciencias de la salud sobre los trastornos del sueñoy para dar respuesta a
los avances del conocimiento cientifico que requieren de una formación adecuada, que pondrían solución al
impacto en la calidad de vida que generan en la población», dijo.
De marzo a diciembre de 2016, Piedad pasó por aquellos nueve meses que describe como «insufribles». CARLOS G. POZO
La pandemia también ha incidido negativamente en la calidad del sueño de la población mundial en

general, según diversos estudios y encuestas. «En algunas personas el insomnio está muy relacionado con
la ansiedad», explica el doctor Paolo Porcacchia. «Los expertos creemos que la pandemia generó el
contexto perfecto para que en este tiempo se haya producido un repunte de gente con problemas para
dormir bien».
"UNA EPIDEMIA SILENCIOSA"

Otros estudiosos del insomnio explican que el modo de vida en los países más desarrollados del planeta
inciden en el deterioro de la calidad del sueño. El doctor Juan Antonio Madrid Pérez, catedrático de
Fisiología y director del Laboratorio de Cronobiología y Sueño de la Universidad de Murcia, acaba de
publica el libroCronobiología, una guía para descubrir tu reloj biológico (Editorial Plataforma). Este
reputado experto, uno de los mayores del mundo, señala: «Sin temor a exagerar podemos decir que las
sociedades desarrolladas se enfrentan a una epidemia silenciosa de privación de sueño. Las causas son
múltiples. Una de ellas tiene que ver con el envejecimiento general de la población ya que, entre los
cambios que ocurren con la edad, uno de ellos es la alteración del ritmo de sueño-vigilia. Otro factor es la
incertidumbre ante el futuro incierto en el que estamos instalados, con el consiguiente aumento de los
trastornos por ansiedad y depresión».
Juan Antonio Madrid explica que el insomnio también afecta al ser humano externa e internamente. «Las
alteraciones del sueño, de las que el insomnio es una de las muchas que se conocen, producen un
envejecimiento acelerado que se manifiesta como un aumento de la incidencia de trastornos de memoria,
de estado de ánimo, diabetes, obesidad, ciertos tipos de cáncer, alteración del sistema inmune o
infertilidad. Sus efectos también los podemos observar en el aspecto de la piel, en los ojos y en la salud del
pelo».
En ocasiones, el insomnio puede sobrevenir de una causa fortuita y circunstancial, como un accidente de
tráfico. Es el caso de Sergio Pérez, un hombre de 37 años que vive en Olivares (Sevilla). En enero de
2019, yendo de camino al trabajo una mañana, el coche que circulaba por detrás de él embistió al suyo y
Sergio acabó empotrándose con el que circulaba delante. Al mes y medio le diagnosticaron fibromialgia
postraumática. A finales de septiembre de este año, tras someterse a un estudio del sueño, le dijeron que
también sufre insomnio crónico. Los dolores que sigue padeciendo en articulaciones y nervios, por los
que ya ha pasado varias veces por un quirófano, le impiden dormir.
Sergio Pérez, de 37 años, padece insomnio crónico desde que sufrió un accidente de tráfico. Los dolores y la ansiedad le impiden dormir
cada noche. CARLOS G. POZO
«El primer mes tras el accidente fue terrorífico. No dormí nada. Literal, nada. Desde entonces estoy a base
de Diazepam, Lorazepam y aceite de cannabis. Es lo único que me alivia y que me permite descansar a
ratos. También estoy en manos de un psicólogo. Desde entonces mi vida es otra. De noche veo pasar las
horas del reloj. Las dos, las tres, las cuatro, las cinco... Hasta que amanece. Me ha cambiado la actitud, la
mentalidad. Soy una persona mucho menos válida que antes», asegura Sergio, al que le han declarado la
incapacidad permanente para ejercer su profesión habitual. Trabajaba como técnico de medio ambiente. Él
reclama la incapacidad absoluta. «¿Adónde trabajo yo ahora, si no puedo?», se pregunta con lamento.
"LLEGAR CANSADO AL ÚLTIMO TRAMO DEL DÍA"

Este insomne crónico, que también está en manos del doctor Porcacchia, sigue los consejos que le dio el
galeno. No duerme siestas, hace ejercicio físico, deja de lado el teléfono móvil cuando llega la noche... «La
cuestión es llegar cansado al último tramo del día. Pero mi caso es muy complejo. Los dolores son los que
me impiden dormir. Y eso me lleva a tener ansiedad en la cama, lo que a su vez aumenta el insomnio.
Estoy viviendo una pesadilla».
El pasado 21 de octubre, la cantante estadounidense Taylor Swift lanzaba su nuevo disco, Midnights. Se
trata de 13 canciones que compuso en 13 noches de insomnio. En 24 horas se convirtió en el álbum más
escuchando de Spotify en lo que va de año. Hay quien hace de la necesidad (de sueño) virtud.
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Comentarios
Frun
07/11/2022
19:35 horas
#4
Supongo que debe ser muy duro y, sinceramente, lo siento mucho por esta señora. También lo siento por mi vecino de
arriba, que la pasa más o menos lo mismo, pero éste pone la tele a todo volumen toda la noche.
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