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El Huevo de la Serpiente (2 de 3)

(Auto entrevista imaginaria)

¿Pero, acaso no son el conocimiento y el Logos funciones básicas de toda


universidad?
La función de producir conocimiento y promover el Logos racional, ha dejado
de ser, en los hechos, una función básica de la universidad, su eficacia para
llevar a cabo estas funciones está además cada día más destartalada; y lo está
por dos razones poderosas empíricamente verificables.

¿Cuáles serían estas dos razones?


La primera es que el conocimiento y el Logos universitario tienen serios
competidores externos operando a escala planetaria, desde la tecnología y las
redes transfronterizas de aprendizaje universitario en línea, por ejemplo, hasta
las actividades ilícitas y la «narco cultura» como espacios de vida y sentido
para muchos jóvenes, pasando también —y esto es muy importante— por
nuevas comunidades humanas auto organizadas para promover sus propios
intereses educativos, científicos, tecnológicos, culturales y de valores, y que
operan en espacios supra universitarios.

¿Cuál sería la segunda razón?


La segunda razón es que la eficacia de la universidad para producir
conocimiento y promover el Logos racional, está sometida a estatutos legales
que básicamente destruyen esa eficacia. Alguien, desde algún lugar —ya he
hablado de esto— se ha dedicado a financiar y a empoderar sustitutos locales
del Logos y la razón, cuya eficacia social y cultural es cada día más
abrumadora y destructiva: me refiero al activismo político deconstruccionista,
así como el ascenso biológico de las “mujeres” a la esfera pública. Estas dos
cosas son poderosos sustitutos irracionales («resignificantes» dirían los
activistas) del Logos y del conocimiento racional dentro de las universidades.
Para las activistas, la razón y la lógica son instrumentos de dominación del
patriarcado, que ven como el origen de todos sus males, por lo que hay que
eliminar ambas. El problema es que no se puede eliminar la razón y la lógica
sin también eliminar a la universidad (risas).

¿A qué se refiere con el ascenso biológico de las mujeres a la esfera


pública?
A que el «monopolio natural» sobre la sexualidad y la reproducción que
detenta la mujer, así como la capacidad persuasiva—y a veces de negociación
forzada— sobre el varón que ese monopolio natural confiere a la mujer en la
esfera pública, es sumamente peligroso si se utiliza para manipular, violentar y
corromper la esfera privada y el tejido social—pensemos aquí en aquella
candidata panista a la presidencia de la república en campaña invitando a sus
votantes mujeres a «no dar cuchi cuchi» —presionar sexualmente a sus
esposos— si no votaban por ella—. Estas no son anécdotas triviales sino focos
rojos, que nos hablan del poder biológico que tiene la mujer para transformar
la esfera pública y hacer que, cosas que antes juzgábamos intocables y de
trascendental importancia, como la promoción del Logos y la producción de
conocimiento racional dentro de la universidad, empiecen a parecer, en menos
de un lustro, poco menos que un juego de tontos. No de «tontos»
peyorativamente hablando, sino en el sentido de «tontos biológicos» al que
alguna vez hizo referencia Álvaro Mutis cuando comparaba al hombre con la
mujer:

«Yo creo que hay en la mujer esencialmente un conocimiento de la


naturaleza, un contacto con el destino muchísimo más profundo y muchísimo
más definitivo que el que puedan tener los hombres. Yo siento que los
hombres finalmente terminamos siendo en el fondo unos niños que nunca
acabamos de crecer. No sucede esto con las mujeres. La mujer tiene un
conocimiento de la sabiduría esencial del universo que los hombres apenas
adivinamos.» Entrevista a Álvaro Mutis

¿El hombre es un «tonto biológico» entonces?


Comparado con la mujer, sí, el hombre es un «tonto biológico» en eso tiene
mucha razón Álvaro Mutis.

¿Y la mujer, qué es la mujer entonces?


La mujer es una «tonta cultural», solo hay que oír los maullidos de Natalia
Morrison cantando en el Estadio de los Deportes (risas). Y es que, así como el
dominio del hombre es la cultura, el dominio de la mujer es la naturaleza —
sobre esto, los interesados pueden leer «Cultura femenina» de Rosario
Castellanos, —. Si el hombre es «tonto biológico que destruye la naturaleza»
la mujer es «tonta cultural que destruye la cultura y el tejido social» que no se
poca cosa (risas histéricas), su visión no es para construir sociedades mixtas
realmente (risas), sino solo colectivos solipsistas de mujeres para mujeres,
escuchando a otras mujeres opinando sobre lo que dicen otras mujeres sobre
las mujeres y los problemas de las mujeres. Pero así no es, nunca lo ha sido —
y siento decirlo, nunca lo será— la manera no es como se construye una
sociedad funcional (risas); esa es la otra cara de la moneda que no vemos en
estos momentos y no veremos por varias generaciones más quizás, —en las
difícilmente imperará otra cosa que no sea la violencia, dicho sea de paso—
(risas, aplausos)

2022/VI/17

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