Antecedentes de las Relaciones Comerciales entre Japón y México.
La amistad y los negocios entre Japón y México se remontan a más de 400
años. Comenzó en 1609 cuando Nueva España intentó firmar un acuerdo comercial y diplomático con el Imperio de Japón, que incluía: abrir puertos japoneses a todos los barcos de Nueva España y Filipinas en condiciones seguras para operar durante su estadía en Japón, y los españoles en Libertad de religión en los países asiáticos y una licencia para traer sacerdotes católicos a Japón. Al mismo tiempo, uno de sus beneficios es la diversificación comercial. Pero no fue aprobado por disposición de la familia real española. México tradicionalmente exporta productos primarios a Japón, y en 1960 las exportaciones se clasificaron bajo las 221 fracciones arancelarias de la nomenclatura arancelaria de Bruselas, siendo las principales: sal, café, algodón crudo, anémona de mar, zinc, ópalo, maíz, garbanzos, puré de tomate, granos de cacao sin fermentar, tabaco crudo, sulfato de calcio y joyas de plata. Durante el auge petrolero mexicano (1977-78), el comercio se concentró en las ventas de petróleo $ 474 millones o 84.2% del total. Actualmente es el cuarto socio comercial más importante para nuestro país, después de Estados Unidos, China y la Unión Europea; con el cual México tuvo un déficit comercial de 14,936.10 millones de dólares para 2014; mientras que para Japón nuestro país del lado de las importaciones ocupa el lugar número 30 (después de EE.UU., Canadá, Brasil y Chile) y por parte de las exportaciones la posición 15. Los antecedentes de las relaciones económicas entre nuestro país y la nación del sol naciente están en: 1) el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación y 2) las preferencias comerciales del SGP Japonés, que en un determinado momento representó el mecanismo para aumentar el comercio entre los dos países, ya que la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI) en su documento denominado “El Sistema General de Preferencias y Japón” precisó que a través de dichas preferencias arancelarias se lograría el equilibrio de la balanza comercial entre los dos países. Los objetivos macroeconómicos de un gobierno son: maximizar la tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto Per Cápita, mantener bajas las tasas de inflación y de desempleo, además de tener un sector externo en equilibrio o fácilmente financiable, es decir que no pase del 4%. Bajo este contexto, México a partir de 1970 cambió su estrategia de crecimiento económico a través de modificar su política comercial con lo cual redujo las barreras arancelarias y no arancelarias, introdujo formas de cooperación y unificación en la esfera del GATT-OMC e inició la suscripción de TLC´s, medidas con las cuales buscó ampliar el acceso de las mercancías a otros mercado y generar economía de escala, a la par de enviar señales de estabilidad económica, para los potenciales inversores y, a su vez, el establecimiento de compromisos de política pública a largo plazo. En 2005 nuestro país estableció una zona de libre comercio con Japón para ampliar el intercambio de bienes, servicios y capitales bajo un marco regulatorio preferencial que abarca las esferas fitosanitario, zoosanitaria, competencia económica, cooperación y normas técnicas. El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre México y Japón. (“Tratado de Amistad, Comercio y Navegación - Wikipedia, la enciclopedia ...”) "En 1867, el shogún Tokugawa Keiki hace entrega pacífica del poder a la familia imperial japonesa, inaugurando así la Era Meiji, con el Emperador Mutsushito." (“Capítulo I Antecedentes históricos de las relaciones México- Japón”) De esta forma, al restaurar el sistema imperial, Japón entró a la nueva Era moderna (1868-1912). "Las negociaciones del tratado de “Amistad, Comercio y Navegación” entre México y Japón, el cual se firmó en 1888, se situaron en un período importante en la vida de cada nación." (“Capítulo I Antecedentes históricos de las relaciones México-Japón”) El desarrollo de las negociaciones de este tratado se encontraba marcado por los intereses nacionales de cada uno de estos países. Por un lado, México buscaba establecer, en base a sus relaciones con Europa, un equilibrio de poder con relación a los Estados Unidos; por el otro, Japón deseaba lograr el reconocimiento y trato igualitario de los países de Europa a su soberanía. Ignacio Mariscal, secretario de Relaciones Exteriores en esta época, indica al emisario mexicano, que debe informar al enviado japonés sobre la disposición de México de celebrar un tratado de amistad, comercio y navegación sobre bases de absoluta igualdad, sin buscar obtener las ventajas que otros países europeos deseaban. Pero Japón no deseaba celebrar otros tratados con ningún país, hasta no conseguir de las naciones europeas la abrogación de los existentes y la celebración de nuevos tratados en bases de igualdad. Por lo que de esta manera se suspenden las negociaciones el 6 de febrero de 1883, reanudándose las pláticas hasta enero de 1888, una época en la que el Porfiriato había logrado la estabilidad política, en base a la concentración del poder. En estas fechas Japón continuaba sin resolver los tratados desiguales con Europa. La aceptación de México a la igualdad se debe también a la actitud de los Estados Unidos de América que incitaron a México a otorgar las bases de reciprocidad al Japón. La negociación del tratado prosiguió con la aceptación de las proposiciones japonesas. Japón estaba dispuesto a firmar el tratado concediendo a México las ventajas de la nación más favorecida, pero no deseaba que esas ventajas se extendieran a la jurisdicción extraterritorial, derecho que había concedido a las demás naciones con quienes había celebrado tratados. Relaciones comerciales entre México y Japón. México anuncia oficialmente el restablecimiento de relaciones bilaterales con el gobierno japonés. mecanismo de recuperación los contactos diplomáticos continúan. Acuerdo firmado en 1954 acuerdos bilaterales culturales y otros acuerdos comerciales. Este el siguiente paso es devolver el inmueble que ocupaba embajada de México en Tokio e indemnización por daños y perjuicios para la guerra Al mismo tiempo, Japón envió una misión diplomática. Establecimiento temporal de una embajada en México. En general, estos años se caracterizan por intentar la restauración de las relaciones entre los dos países. muchos son el proyecto de ley de protocolo reafirma sus conexiones basadas en los principios de amistad y respeto mutuo. a pesar de que el enfoque diplomático en los Estados Unidos y países de Asia Pacífico. Las relaciones económicas y comerciales entre México y Japón son muy positivas y mutuamente beneficiosas. El comercio bilateral creció un 87,8% entre 2004 y 2017. Según representantes de la Secretaría de Economía (SE) de Japón, subió a $23.950 millones desde $12.752 millones el año pasado. Las exportaciones mexicanas a Japón aumentaron 165.8%, al pasar de $200,0179 millones en 2004 a $5,076.5 millones en 2017. Las exportaciones de Japón a México aumentaron 61.8%, al pasar de $10,000.583 millones en 2004 a $18,000-184 millones en 2017. Cabe señalar que las exportaciones de Japón a México consisten esencialmente en componentes integrados a la cadena de valor y se exportan principalmente fuera de México. Las exportaciones mexicanas a Japón, por otro lado, totalizaron alrededor de mil millones de dólares el año pasado, con productos agrícolas creciendo a una tasa del 10 por ciento anual y el resto siendo productos industriales. México anunció oficialmente el restablecimiento de relaciones con el gobierno japonés. El mecanismo para restaurar el compromiso diplomático continúa. Los acuerdos culturales bilaterales y otros acuerdos comerciales se firmaron en 1954. Los siguientes pasos fueron devolver la propiedad ocupada por la embajada de México en Tokio y pagar los daños causados por la guerra. Al mismo tiempo, Japón envió una misión diplomática temporal para establecer una embajada en México. En general, estos años han estado marcados por los intentos de restablecer las relaciones entre los dos países. Muchos son actos rituales que reafirman el deseo de fortalecer relaciones basadas en los principios de la amistad y el respeto mutuo. Las relaciones comerciales de México con Japón hasta finales de los años noventa se caracterizaron por una penetración muy baja de productos mexicanos en el mercado japonés, mientras que las importaciones provenientes de Japón estaban vinculadas estrechamente a la inversión japonesa establecida en México. Desde el punto de vista de las exportaciones, la ausencia de una estrategia a largo plazo para penetrar el mercado japonés provocó que México no aprovechara las oportunidades que habían comenzado a surgir en este mercado durante los años noventa con la desregulación y la liberalización gradual emprendidas por Japón. El TLCAN absorbía toda la atención de México. Desde el punto de vista de las importaciones, también la ausencia de una estrategia industrial con un énfasis en el desarrollo del sector de las PYMES determinó la fuerte dependencia de los insumos importados por el sector de las maquiladoras en general y de las japonesas en particular. Uno de los objetivos del AAEMJ es precisamente remontar estos obstáculos. Inversión Japonesa en México (1998-2004) Japón se ha convertido en una fuente importante de flujos de inversión. (“3274 - Japón es una fuente de flujos de inversión para México / 27 ...”) Entre 1987 y 2007, el monto acumulado de IED japonesa ascendió a 675 000 mdd y una tercera parte de este se concentró en Estados Unidos. Japón cuenta actualmente con más de cuatro mil, que representan ocho por ciento de las del grupo de países desarrollados. Más aún, entre las 100 empresas multinacionales más importantes del mundo, nueve son japonesas.33 Las japonesas operan con 13 000 subsidiarias en el extranjero, y de esta forma contribuyen con las exportaciones y el empleo en los países anfitriones. Para México, tanto las radicadas en Japón como las subsidiarias establecidas en Estados Unidos son fuente importante de inversión. Como ya se señaló anteriormente, los flujos de inversión extranjera directa a México se incrementaron sensiblemente a partir de la firma del TLCAN en 1994 y, en éstos, de acuerdo con las cifras oficiales, la participación de la IED japonesa fue marginal. Sin embargo, como en el caso del comercio, estas cifras no reflejan toda la historia con respecto a la IED japonesa en México, pues dejan fuera las inversiones que las subsidiarias japonesas establecidas en Estados Unidos realizan en México. Del total de empresas extranjeras radicadas en México en 2008 (39 782), la mitad está en el sector servicios, incluyendo los servicios financieros; le siguen en importancia el sector manufacturero con 25%, y el resto se ubica en el comercio y otras actividades. Una de las principales características de la IED japonesa en México es su alta concentración en el sector manufacturero (81%), que contrasta con el 48% de la proveniente de Estados Unidos. La mayor parte de estas exportaciones se dirigen al mercado norteamericano, y de esta forma contribuyen al superávit que México mantiene con ese país. Como se puede observar, la relación económica México-Japón está estrechamente vinculada a la relación de ambos países con Estados Unidos. En cuanto a la localización de la IED japonesa en el país, la tendencia reciente señala a los estados fronterizos de Baja California y Nuevo León como concentradores importantes de la IED japonesa. En el centro, Aguascalientes ha ido ganando importancia sobre todo por la inversión de Nissan, en tanto que el Distrito Federal ha ido perdiendo importancia relativa. Tendencia de las relaciones comerciales entre Japón y México (1993-2008) Hasta que Japón fue desplazado por China en 2003, se mantuvo tradicionalmente como el socio más importante de México en Asia-Pacífico. La importancia relativa de México como socio de Japón era y es todavía muy baja: para Japón, las exportaciones a México representan apenas 1.1% del total de sus exportaciones; este último ocupa el lugar número 21 como socio comercial; las importaciones mexicanas representan apenas 0.5% del total de las importaciones niponas, lo que sitúa a México en el lugar 36 entre sus socios. En cuanto a la participación de México en los flujos en el periodo 1996 a 2003, la IED japonesa acumulada en el periodo representó 0.85% del total invertido por Japón en el mundo. No obstante, esta relativa baja intensidad en la relación, al considerar a los otros socios de Japón y México, en el periodo 1993 a 2008 el comercio entre las dos naciones se cuadruplicó, e incluso fue más allá, al pasar de 5000 mdd a 20 000 mdd, aunque la participación relativa de Japón en el comercio total de México disminuyó de 4.3 a 3.4% en el periodo señalado. Por otra parte, el aumento en el nivel del comercio entre las dos naciones estuvo determinado en buena medida por el crecimiento de las importaciones mexicanas procedentes de Japón que pasaron de cuatro a 16 mdd dólares con una tasa de crecimiento promedio anual de 11%. No obstante, es notoria la desaceleración de estas en 2007 y 2008 a causa del impacto de la crisis global. Las exportaciones mexicanas a Japón también presentaron, en el periodo considerado, un importante dinamismo al crecer a una tasa promedio anual de 10.6%, aunque ésta muestra un comportamiento más variable que el de las importaciones. En ese periodo las exportaciones a Japón llegaron a triplicarse hasta alcanzar 3788 mdd en 2008 y, en contraste con las importaciones, las exportaciones mostraron tasas de crecimiento por arriba del promedio tanto en 2007 como en 2008. Por otra parte, en 2001 las empresas maquiladoras japonesas que operaban en México se vieron afectadas negativamente por la entrada en vigor del artículo 303 del TLCAN, que estipulaba la eliminación de las exenciones al pago de impuestos de importación a material y equipo utilizado en la producción de exportaciones a Estados Unidos. Esta situación contribuía a poner en desventaja a las empresas japonesas frente a sus competidores norteamericanos en un momento en el que las corporaciones japonesas enfrentaban fuertes retos en los mercados globales, como ya se señaló. Fue en ese entorno en el que se propuso el acuerdo con México, cuyas gestiones comenzaron en 2001. De acuerdo con estudios realizados por Japan External Trade Organization (jetro), las empresas japonesas instaladas en México contribuyen con tres de cada 100 empleos formales en la industria manufacturera. En ese sector, los subsectores automotor y electrónico son los que han recibido los mayores flujos de inversión nipona. Por otro lado, también de acuerdo con información de jetro proveniente de la Confederación de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAREM), para 2003, entre las 100 empresas líderes en exportación, 13 corporaciones japonesas contribuían con 8000 mdd a las exportaciones.