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Este documento describe la importancia de la oración común en las comunidades religiosas. Sostiene que la oración común, especialmente la liturgia y la eucaristía, son fundamentales para construir la fraternidad y unir a los miembros de la comunidad. También enfatiza la necesidad de equilibrar la oración común con tiempo para la oración personal y la contemplación, para mantener una relación viva con Dios.
Este documento describe la importancia de la oración común en las comunidades religiosas. Sostiene que la oración común, especialmente la liturgia y la eucaristía, son fundamentales para construir la fraternidad y unir a los miembros de la comunidad. También enfatiza la necesidad de equilibrar la oración común con tiempo para la oración personal y la contemplación, para mantener una relación viva con Dios.
Este documento describe la importancia de la oración común en las comunidades religiosas. Sostiene que la oración común, especialmente la liturgia y la eucaristía, son fundamentales para construir la fraternidad y unir a los miembros de la comunidad. También enfatiza la necesidad de equilibrar la oración común con tiempo para la oración personal y la contemplación, para mantener una relación viva con Dios.
LA COMUNIDAD RELIGIOSA, LUGAR DONDE SE LLEGA La oración en común, que se ha considerado siempre
A SER HERMANOS como la base de toda vida comunitaria, parte de la
contemplación del Misterio de Dios, grande y sublime, Del don de la comunión proviene la tarea de la de la admiración de su presencia, operante en los construcción de la fraternidad, es decir, de llegar a ser momentos más significativos de nuestras familias hermanos y hermanas en una determinada religiosas, así como también en la humilde realidad comunidad donde han sido llamados a vivir juntos. cotidiana de nuestras comunidades. Aceptando con admiración y gratitud la realidad de la comunión divina, participada por las pobres criaturas, Como una respuesta a la advertencia del Señor «velad surge la convicción de que es necesario empeñarse en y orad» (Lc 21,36), la comunidad religiosa debe ser hacerla cada vez más visible por medio de la vigilante y tomar el tiempo necesario para cuidar la construcción de comunidades «llenas de gozo y del calidad de su vida. A veces la jornada de los religiosos Espíritu Santo» (Hech 13,52). y religiosas, que «no tienen tiempo», corre el riesgo de ser demasiado afanosa y ansiosa, y por lo mismo También en nuestro tiempo y para nuestro tiempo, es puede terminar por cansar y agotar. En efecto, la necesario reemprender esta obra «divino-humana» comunidad religiosa está ritmada por un horario para de formar comunidades de hermanos y de hermanas, dar determinados tiempos a la oración, y teniendo en cuenta las condiciones propias de estos especialmente para que se pueda aprender a dar años en los que la renovación teológica, canónica, tiempo a Dios (vacare Deo). social y estructural ha incidido poderosamente en la fisonomía y en la vida de la comunidad religiosa. La oración hay que entenderla también como tiempo para estar con el Señor para que pueda obrar en Queremos ofrecer, a partir de situaciones concretas, nosotros, y entre las distracciones y las fatigas pueda algunas indicaciones útiles para alentar el proceso de invadir la vida, confortarla y guiarla, para que, al fin, una continua renovación evangélica de las toda la existencia pueda realmente pertenecerle. comunidades. Una de las adquisiciones más valiosas de estos Espiritualidad y oración común decenios, reconocida y estimada por todos, ha sido el En su componente místico primario, toda auténtica redescubrimiento de la oración litúrgica por parte de comunidad cristiana aparece «en sí misma una las familias religiosas. realidad teologal objeto de contemplación». De ahí La celebración en común de la Liturgia de las Horas, o que la comunidad religiosa sea ante todo un misterio al menos de alguna de ellas, hare vitalizado la oración que ha de ser contemplado y acogido con un corazón de no pocas comunidades, que han alcanzado un lleno de reconocimiento en una límpida dimensión de contacto más vivo con la Palabra de Dios y con la fe. oración de la Iglesia. Cuando se olvida esta dimensión mística y teologal, En nadie, por tanto, puede debilitarse la convicción de que la pone en contacto con el misterio de la que la comunidad se construye a partir de la Liturgia, comunión divina presente y comunicada a la sobre todo de la celebración de la Eucaristía y de los comunidad, se llega irremediablemente a perder otros sacramentos. Entre éstos merece una renovada también las razones profundas para «hacer atención el sacramento de la reconciliación, a través comunidad», para la construcción paciente de la vida del cual el Señor aviva la unión con Él y con los fraterna. Ésta, a veces, puede parecer superior a las hermanos. fuerzas humanas y antojarse como un inútil derroche de energías, sobre todo en personas intensamente A imitación de la primera comunidad de Jerusalén (cf comprometidas en la acción y condicionadas por una Hech 2,42), la Palabra, la Eucaristía, la oración en cultura activista e individualista. común, la asiduidad y la fidelidad a la enseñanza de los Apóstoles y de sus sucesores, ponen en contacto El mismo Cristo que los ha llamado convoca cada día a con las grandes obras de Dios que, en este contexto, sus hermanos y hermanas para conversar con ellos y se hacen luminosas y generan alabanza, gratitud, para unirlos a sí y entre ellos en la Eucaristía, para alegría, unión de corazones, apoyo en las dificultades convertir los progresivamente en su Cuerpo vivo y comunes de la convivencia diaria y fortalecimiento visible, animado por el Espíritu, en camino hacia el recíproco en la fe. Padre. Desgraciadamente, la disminución de sacerdotes Esta comunicación, donde se practica puede hacer imposible en algunos sitios la espontáneamente y de común acuerdo, nutre la fe y participación diaria en la santa Misa. A pesar de ello la esperanza, así como la estima y la confianza hay que tener la preocupación de adquirir una recíproca, favorece la reconciliación y alimenta la conciencia, cada vez más profunda, del gran don de la solidaridad fraterna en la oración. Eucaristía, y de colocar en el centro de la vida el 17. Las palabras del Señor, «orar siempre sin Sagrado Misterio del Cuerpo y de la Sangre del Señor, desfallecer» (Lc 18,1; cf 1 Tes 5,17), valen tanto para vivo y presente en la comunidad para sostenerla y la oración personal como para la comunitaria. La animarla en su camino hacia el Padre. comunidad religiosa, en efecto, vive constantemente De aquí se deduce la necesidad de que cada casa ante su Señor, de cuya presencia debe tener continua religiosa tenga, como centro de la comunidad, su conciencia. Sin embargo, la oración común tiene sus oratorio, donde sea posible alimentar la propia propios ritmos, cuya frecuencia (diaria, semanal, espiritualidad eucarística, mediante la oración y la mensual, anual) es determinada por el derecho propio adoración. de cada instituto.
Efectivamente, es en torno a la Eucaristía celebrada o La oración en común, que reclama fidelidad en el
adorada, «vértice y fuente» de toda la actividad de la horario, exige también y sobre todo perseverancia: Iglesia, donde se construye la comunión de los «Porque en virtud de la perseverancia y del consuelo espíritus, premisa para todo crecimiento en la que nos vienen de las Escrituras, mantenemos viva fraternidad. «De aquí debe partir toda forma de nuestra esperanza (...), a fin de que con un solo educación para el espíritu comunitario». espíritu y una sola voz demos gloria a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo» (Rom 15,4-6). La oración en común alcanza toda su eficacia cuando está íntimamente unida a la oración personal. En La fidelidad y la perseverancia ayudarán también a efecto, oración común y oración personal están en superar creativa y sabiamente las dificultades, propias estrecha relación y son complementarias entre sí. En de algunas comunidades, como la diversidad de tareas todas partes, pero especialmente en ciertas regiones y y, por tanto, de horarios, la sobrecarga absorbente de culturas, es necesario subrayar más el momento de la trabajo y las diversas formas de cansancio. interioridad, de la relación filial con el Padre, del La oración a la Bienaventurada Virgen María, animada diálogo íntimo y personal con Cristo, de la por el amor hacia ella, que nos conduce a imitarla, profundización personal de cuanto se ha celebrado y hace que su presencia ejemplar y maternal sea una vivido en la oración comunitaria, del silencio interior y gran ayuda en la fidelidad diaria a la oración (cf Hech exterior, que deja espacio para que la Palabra y el 1,14), llegando a convertirse en vínculo de comunión Espíritu puedan regenerar las profundidades más para la comunidad religiosa. ocultas. La persona consagrada que vive en comunidad alimenta su consagración ya con el La Madre del Señor contribuirá a configurar las constante coloquio personal con Dios, ya con la comunidades religiosas según el modelo de "su" alabanza y la intercesión comunitaria. familia, la Familia de Nazaret, lugar que las comunidades religiosas deben frecuentar La oración en común se ha enriquecido en estos espiritualmente, porque allí se vivió de un modo últimos años con diversas formas de expresión y admirable el Evangelio de la comunión y de la participación. fraternidad. Especialmente fructuosa para muchas comunidades También el impulso apostólico es sostenido y ha sido la participación en la Lectio divina y en las alimentado por la oración común. Por un lado, es una reflexiones sobre la Palabra de Dios, así como la fuerza misteriosa transformante que abraza todas las comunicación de las experiencias personales de fe y realidades para redimir y ordenar el mundo; y, por de las preocupaciones apostólicas. La diferencia de otro, encuentra su estímulo en el ministerio edad, de formación, de carácter, aconsejan ser apostólico: en las alegrías y en las dificultades prudentes en exigirla indistintamente a toda la cotidianas. Éstas se transforman en ocasión para comunidad: es bueno recordar que no se pueden buscar y descubrir la presencia y la acción del Señor. precipitar los tiempos de su realización. Las comunidades religiosas más apostólicas y más vivas evangélicamente -contemplativas o activas- son las que poseen una rica experiencia de oración. En un momento como el nuestro, en el que se
asiste a un cierto despertar de la búsqueda de la
trascendencia, las comunidades religiosas pueden llegar a ser lugares privilegiados donde se experimentan los caminos que conducen a Dios.
«Como familia unida en el nombre del Señor, (la
comunidad religiosa) es, por su misma naturaleza, el lugar donde se ha de poder alcanzar especialmente la experiencia de Dios y comunicársela a los demás»; en primer lugar, a los propios hermanos de comunidad.
Las personas consagradas a Dios, hombres y mujeres,
¿dejarán de asistir a esta cita con la historia, no respondiendo a la «búsqueda de Dios» que sienten nuestros contemporáneos, induciéndoles, acaso, a buscar en otra parte, por caminos equivocados, ¿cómo saciar su hambre de Absoluto?
ACTIVIDAD
1. Copiar el texto en el cuaderno.
2. Crear un mapa mental del texto anterior. 3. Crear un comic que contenga 15 escenas explicativas del texto y de lo que entendió de la lectura.
Instrucción La Conversión Pastoral de La Comunidad Parroquial Al Servicio de La Misión Evangelizadora de La Iglesia A Cargo de La Congregación para El Clero