imágenes más veneradas del Ecuador. Se caracteriza porque su devoción no sólo se encuentra entre quienes viven en El Cisne, sino que se expande alrededor de todo el Ecuador e incluso existe mucha devoción en ciudades como Nueva York y Madrid.
La aparición de la Virgen de El Cisne data del 12 de
Octubre de 1594, fecha en la que la parroquia de El Aparación: Cisne era azotada por una “gran sequía y plaga de ratas que destruyeron todos los sembríos; consecuentemente se produjo una terrible hambruna La imagen de la virgen que obligó a los indios a emigrar en busca de mejores tierras, por una parte, y por otra lo hicieron huyendo de quienes trataban de imponerles la religión católica. (…) Se hallaban los indios en esta determinación cuando se les aparece la Santísima Virgen y les dijo que fundasen allí una iglesia, pues Ella los habría de asistir para que no volviesen a tener hambre.
A cerca del origen de la imagen de la Virgen del Cisne
tallada en fino roble en Quito por el artista español Diego de Robles, quién había trabajado antes en la imagen de la Virgen del Quinche, y que tallaría la imagen a petición de los nativos del Cisne. Mide 65 centímetros de altura y es de belleza extraordinaria. “Realzan su hermosura el ovalado rostro y gracioso semblante. Su frente, que ostenta la blancura del alabastro, es serena y espaciosa. Sus grandes y abrillantados ojos, expresan una amabilidad indefinible. Son sus mejillas de un bajo carmín, luciendo el matiz de las espigas en sazón. Su semblante graciosamente sereno y apacible, expresa un sentimiento noble y lleno de majestad, a la par que de ternura y de inefable solicitud Confiad en mí, porque os voy a ayudar y a proteger para que nunca Promesa: más volváis a tener hambre. Aquí os quiero asistir. Levantad en este lugar un templo, que allí estaré siempre con vosotros. En efecto hicieron así los naturales e inmediatamente comenzaron a caer las lluvias, se reverdecieron los campos y los habitantes de esa comarca recibieron muchos favores de la Bendita Madre de Dios Sin embargo existen otras historias sobre la aparición de la Virgen de El Cisne y una de ellas nos cuenta como la virgen se le aparecía a una doncella indígena que acostumbraba salir al campo a pastorear a sus ovejas y en el camino se encontraba ‘‘con una hermosísima Señora coronada de fragantes rosas” quien la acompañaba mientras permanecía en el campo con conversaciones acerca de Dios.