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Josmery Cedano Mat.

21-0033
Psicología Del Pensamiento (PSI-336-03)
Prof. Angely Mejía

Las Partes del Ojo Humano


La conjuntiva es una membrana casi transparente que recubre la parte blanca del
ojo, la esclera, y también los párpados por su cara interior. Su función es proteger
de agentes externos al globo ocular, aunque interviene también en la formación de
componentes de la lágrima y en la defensa inmunológica del ojo.

El iris es la parte coloreada del ojo. Se encuentra entre la córnea y el cristalino. La


abertura redonda y central del iris se denomina pupila. Músculos muy pequeños
dentro del iris hacen que la pupila se haga más pequeña y más grande para controlar
la cantidad de luz que entra al ojo. Esto le permite ver bien en condiciones más
iluminadas o más oscuras.

La pupila se encuentra en la parte central del iris, y es el punto circular negro en el


centro del ojo. Su función es regular la cantidad de luz que entra al ojo, permitiendo
que la retina reciba la luz que necesita dependiendo del ambiente. Se hace más
pequeña ante una luz brillante y tiende a agrandarse a medida que la cantidad de
luz disminuye.
El cristalino es una estructura transparente con forma de lente biconvexa situado
en interior del ojo, justo detrás de la pupila y el iris. el cristalino es el único
componente que tiene una función dinámica, ya permite enfocar correctamente los
objetos a diferentes distancias. es la primera estructura del ojo en mostrar los signos
de la edad, con el paso del tiempo evoluciona y envejece perdiendo elasticidad y
transparencia, haciéndose más opaco. La opacidad en el cristalino se denomina
catarata y estas dificultan la visión.

Es la capa externa que desempeña un papel de protección, con una forma curva y
aspecto transparente por lo que podríamos decir que es la primera lente que
encuentra la luz cuando llega a nuestro ojo. Es el filtro principal ante la luz y los
rayos que emite, siendo así la encargada de proteger el iris y el cristalino, además de
otras estructuras oculares, por medio de sus propiedades de refracción.

La esclerótica es una membrana de color blanco, gruesa, resistente y rica en fibras


de colágeno que constituye la capa más externa del globo ocular, extendiéndose
desde la córnea hasta el nervio óptico en la parte posterior de ojo. Su principal
función es esquelética, puesto que esta ayuda a dar forma al globo ocular. A su vez,
es una estructura que protege de posibles daños todos sus elementos internos,
manteniendo la presión dentro del ojo.
El Coroides es una membrana que se encuentra entre la esclerótica y la retina. Esta
se encuentra irrigada con capilares (que traen oxígeno y nutrientes hasta las partes
internas del ojo) y tejido conectivo. También contiene melanina, sustancia
responsable de su pigmento y de hacer posible que la membrana sea capaz de
realizar una de sus funciones más importantes como: absorber la luz para impedir
la reflexión de la misma y la visión borrosa.

La retina la capa de tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior


globo ocular. Por lo regular luce roja o naranja debido a que hay muchos vasos
sanguíneos justo detrás de ella. Las imágenes que pasan a través del cristalino del
ojo se proyectan en la retina. La retina convierte entonces estas imágenes en señales
eléctricas y las envía por el nervio óptico al cerebro. La retina posee células
fotosensibles, que son de gran importancia para la interpretación del estímulo visual
y responden a cambios graduales en la intensidad de la luz; estas se denominan
fotorreceptores, de los que existen dos tipos: los conos y los bastones. Los conos se
encargan de la percepción del color y los bastones son las responsables de
que veamos formas en condiciones de poca luz.

La mácula ocular, también llamada fóvea es una pequeña zona ubicada en el centro
de la retina, ocupando apenas el 5% de esta. Luce como una pequeña mancha
amarilla al interior de la retina. Es la responsable de la visión central, detallada y
aguda. Formada por diversas capas de receptores llamados conos, responsables de
la agudeza visual. Es considerada la parte más importante de la retina debido a que
en ella reside la visión central, la visión del detalle y la visión del movimiento.
Además, permite ver con claridad los objetos pequeños y percibir los colores. Esta
zona hace posible distinguir las caras y que se desarrolle la lectura sin
inconvenientes.
El nervio óptico es un nervio sensitivo que agrupa a más de un millón de fibras
nerviosas que trasladan mensajes visuales. Este conecta la parte posterior de cada
uno de los globos oculares (la retina) con la parte del cerebro encargada de la
visión, por lo tanto, la función del nervio óptico es transportar los impulsos
nerviosos que recibe de la retina hacia el cerebro, para que estos sean procesados
y convertidos en imágenes. Si el nervio óptico resulta dañado, el cerebro dejará de
recibir la información dada la ausencia de estímulos visuales. Puesto que el tejido
nervioso no se regenera, la muerte de las fibras del nervio óptico supondrá la
pérdida irreversible de visión, total o parcial, dependiendo donde se encuentre el
daño.

El humor vítreo es la sustancia transparente y gelatinosa de consistencia firme que


se encuentra en la cámara posterior del ojo, rellena el espacio entre la cara posterior
del cristalino y el interior de la retina, ofreciendo al globo ocular su forma esférica.
Supone el 80% del volumen del ojo y está compuesto principalmente por agua (99%)
y el resto es una mezcla de colágeno, cloro, potasio, proteínas, sales, azúcares y ácido
hialurónico, si bien en cantidades muy pequeñas. Entre sus funciones se encuentra
el dar volumen al ojo, sostener la retina y mantener su transparencia de manera que
los haces de luz puedan atravesarla, este además protege a todo el globo ocular de
lesiones y traumatismos. Con el paso de los anos el humor vitreo cambia su
consistencia haciéndose más líquido.

El humor acuoso es una sustancia transparente compuesta en mayor parte por agua
que rellena la cámara anterior al ojo. Es decir, el espacio que queda entre la córnea
y el cristalino. Este fluido se regenera completamente cada 90 días y también es
responsable de conservar la forma del ojo. Permite que la refracción de la luz se
realice de forma adecuada y, en consecuencia, que veamos correctamente. La
formación de esta sustancia está correlacionada y es sensible al ritmo circadiano de
tu cuerpo, es decir, a los ciclos del sueño por la luz. Este se encarga de nutrir los
tejidos adyacentes, como la córnea y el iris.

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