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DESDE LA GUERRA DE COTO AL PRIMER GOLPE DE ESTADO DE 1931

1.- LA GUERRA DE COTO DE 1921.


El Rey de España, Carlos IV expidió en 1803 la Real Cédula que fijaba los límites de
Panamá; en tierra firme llegaban por el oeste hasta el Cabo de Gracias a Dios en
Nicaragua.
El 11 de septiembre de 1900, el presidente de Francia, Emilio Loubet nombrado
árbitro por Colombia y Costa Rica para dirimir el litigio de los límites, dictó un fallo en que
concedía a Colombia todo el Valle de Talamanca ocupado por costarricenses y, a Costa
Rica la región de Coto habitada por istmeños.
Costa Rica no aceptó el fallo, pese a su palabra de acoger lo señalado por el árbitro.
Colombia fue indiferente a los reclamos de Costa Rica.
Desde 1903 al separarse Panamá de Colombia, los panameños tuvieron que hacerle
frente al problema de los límites.
A pesar de las advertencias del Dr. Abel Bravo de no acceder a un nuevo arbitraje
que solicitaba Costa Rica, porque pondría en peligro la tesis panameña consagrada en el
Fallo Loubet; el 12 de marzo de 1910 se firmó en Washington la convención con el nombre
de Anderson – Porras; en la cual Panamá discutiría el fallo del presidente Emilio Loubet,
debilitando, de esta manera, la tesis que favorecía a los panameños.
Desde ese momento, quedó eliminado el Laudo Loubet. Los representantes por
Panamá fueron Belisario Porras y por Costa Rica Luis Anderson. Se aceptó nombrar al
presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos, Edward White para que
interpretara el fallo Loubet.
El 12 de septiembre de 1914 se dictó el Fallo del Sr. Edward White. Este acusó a
Loubet de haberse extralimitado en su decisión, sin tener en cuenta que a él se le había
nombrado para interpretar el Fallo Loubet y no para dar un nuevo Fallo.
El 21 de octubre de 1914 la Asamblea Nacional de Panamá y el pueblo protestaron,
pero el gobierno de Washington no hizo caso. Desde 1914 hasta el 21 de febrero de 1921,
la controversia de límites había quedado como estaba.
A Belisario Porras le correspondió hacer frente a uno de los sucesos más
importantes de la época republicana.
El 21 de febrero de 1921, para imponer el fallo White las tropas costarricenses
invaden y se posesionan del Pueblo Nuevo de Coto, situado en el área limítrofe, en la
Provincia de Chiriquí. Porras dirigiendo un Consejo de Gabinete se ofreció a encabezar una
expedición para reconquistar el territorio. Sin embargo, le tocó al General Manuel
Quintero Villarreal (que había participado en la Guerra de los Mil Días) dirigir esta
expedición formada por un centenar de policías que se trasladaron a Chiriquí en el vapor
"Veraguas”.
El gobierno panameño incautó armas al comercio, también 50 fusiles y miles de
balas que Porras había ocultado en la Presidencia, por el desarme de la Policía Nacional
que ordenaron las autoridades en la zona del canal en 1915, debido a los frecuentes
choques con los marinos norteamericanos.
El país se preparó para la guerra, cuando el 24 de febrero se conoció la invasión a
Coto, la multitud se concentró en el parque de Santa Ana, encabezada por Harmodio
Arias, Domingo H. Turner, Luis Felipe Clement, Ricardo y Frank Morales, Aurelio Dutari, y
otros. La manifestación popular marchó hacia la Presidencia de la República para
demostrar "el alto sentimiento patriótico del pueblo panameño" y para conocer la
posición del gobierno ante esta grave situación. Porras indicó que ya se habían tomado las
medidas de orden militar, pero también afirmó que al día siguiente todos los ciudadanos
debían ir a inscribirse a la Alcaldía. Tanto en San José como en Panamá distintos grupos
destrozaron los escudos de Costa Rica y Panamá. Se improvisó un ejército con miles de
voluntarios dispuestos a tomar las armas.
El Presidente Porras hizo una proclama pública cuatro días después de la invasión,
incitando a los panameños a defender la dignidad nacional repeliendo la fuerza con la
fuerza, olvidando las diferencias partidistas. Se había turbado el orden público en todo el
territorio nacional, se suspendieron los derechos individuales y se llamó al servicio militar
a todos los panameños con edades comprendidas entre los 18 y los 40 años. La policía
pasó a desempeñar funciones militares y la Asamblea Nacional fue convocada a reuniones
extraordinarias.
Aún con la desventaja militar de Panamá, Costa Rica fue derrotada. El 27 de febrero
se reconquistó Coto con un saldo de dos muertos y nueve heridos costarricenses y dos
heridos panameños. Hubo muchos prisioneros, se incautaron armas, municiones y tres
lanchas. En Panamá hubo mucha alegría por la victoria obtenida.
El 4 de marzo Costa Rica, debido a las derrotas en el sector Pacífico, invadió la
Provincia de Bocas del Toro, tomando la población de Guabito en Changuinola y con el
apoyo de la United Fruit Company cerca de dos mil soldados ticos se trasladan por tren al
puerto de Almirante que asaltaron sin ninguna resistencia. Los panameños se replegaron
porque fueron superados en cantidad y en armamento.
Ante la crisis en Bocas del Toro, los Estados Unidos decide intervenir en el conflicto,
solicitando la suspensión de las hostilidades. Se le pidió a Costa Rica que se retirara de
Bocas del Toro, y Panamá debía aceptar el Fallo White de 1914.
Panamá exige anular el fallo White y someter a un nuevo arbitraje del litigio
limítrofe con Costa Rica. No obstante, Estados Unidos se hizo garante de dicho fallo y
presionó a nivel diplomático, y empleó medidas de fuerza como el envío de buques
armados, el Sacramento, en el atlántico y Pennsylvania, en el pacífico chiricano, con
órdenes de proteger a los ciudadanos e intereses norteamericanos en la zona. Estados
Unidos demostraba que estaba vigente la “política del gran garrote” el cual era “la
diplomacia de las cañoneras”, dando el ultimátum al gobierno de Panamá que Costa Rica
tomaría posesión del territorio de Coto el 5 de septiembre de 1921.
Estos hechos, "como otros tantos excesos de poder", afectaban la "independencia y
soberanía de la nación". Panamá se vio obligada a ceder parte de su territorio a Costa
Rica, presionada por Estados Unidos que se había comprometido a garantizar y mantener
su independencia.
El comportamiento en los Estados Unidos, pesaron no solo los intereses de las
compañías dedicadas al comercio del banano, sino también el temor de que los británicos
afianzaran su influencia en Costa Rica.
El Presidente Porras firmó un decreto declarando un mes de luto por la pérdida de
este territorio; las campanas de las iglesias doblaron a muerte durante todo el día.
Las autoridades estadounidenses protestaron por esta medida que consideraban
como propaganda antinorteamericana y expresó que si se suscitaban disturbios Estados
Unidos intervendría para mantener el orden en Panamá y Colón.
El Tratado conocido como Arias – Calderón Guardia, puso fin a la controversia. Los
derechos que Panamá había defendido sufrieron un cambio con este acuerdo firmado 1
de mayo de 1941, por los presidentes Rafael Calderón Guardia de Costa Rica y Arnulfo
Arias Madrid de Panamá.

2.- JORNADA INQUILINARIA DE 1925.


Siendo presidente de Panamá, Rodolfo Chiari de 1924 a 1928, surge un movimiento
de protesta, debido al aumento excesivo en el alquiler de las viviendas, que estaban
descuidadas por sus dueños, no las pintaban, eran de madera, techos de zinc, y no aptas
para que la gente pobre viviera, formadas por unos setenta o más cuartos, separados por
delgadas paredes y una rejilla para la ventilación, con dos excusados y baños comunales.
Estas casas se habían construido en las ciudades de Panamá y Colón para albergar a los
trabajadores del Canal Francés.
Hasta principios de la década del 20, los gobiernos de la burguesía no se inmutaban
por expedir leyes que protegieran a los inquilinos, pese a que con la construcción del canal
por los Estados Unidos aparecieron nuevos barrios en Panamá y Colón, como: Calidonia,
San Miguel, Marañón, Chorrillo y otros (en Panamá), Rainbow City y Folk River (en Colón).
El 11 de febrero de 1925, mediante la Ley 29, se dispuso gravar la propiedad
inmueble con un impuesto sobre su valor. Esta alza hizo que los dueños de casas
aumentaran entre 25 a 50 por ciento el precio de los alquileres en los barrios de Panamá y
Colón. Esto motivó a que se realizara una huelga general, encabezada por la “Liga
Inquilinaria”, que agrupaba a un gran número de trabajadores y a cierto sector de la clase
media panameña.
El movimiento recibió el apoyo de exiliados residentes en el país. También hubo
figuras panameñas, como los socialistas Domingo Turner, Diógenes de la Rosa, Gabino
Sierra Gutiérrez y otros.
En los primeros días de octubre, se inició la "huelga del no pago". El 6 de octubre
se prohíben las reuniones de protesta, luego que ya se habían realizado muchas de ellas.
Se dijo que estos actos atentaban contra el orden público.
El mismo 10 de octubre pese a la prohibición del alcalde Mario Galindo, se citaba a
la población a las 8 de la noche, en Santa Ana. La gente se agolpó desde muy temprano,
con animosidad al saberse que miembros de la organización habían sido encarcelados y
que un inquilino había sido golpeado por la policía. La plaza, la encuentran rodeada de
policías, lo que no impidió que fuera tomada por la multitud enardecida.
La Liga Inquilinaria efectuó un mitin en el Parque de Santa Ana, siendo reprimida
violentamente. La Policía se enfrentó a la multitud, dejando como resultado a varios
heridos por bando y la muerte de Mariano Mirones por los inquilinos. También murieron
días después Emilio Olivardía, Ferdín Jaén y Lorenzo Brown. Pese a la represión, las
autoridades, estaban convencidas de que el poder y belicosidad de las masas populares
eran un peligro potencial para el orden constituido.
Los enfrentamientos se extendieron por las calles de Santa Ana y otros
corregimientos. El gobierno organizó el Primer Batallón de Voluntarios, con el fin de
combatir a los inquilinos, se abrieron inscripciones en el Consejo Municipal, como si se
fuera una guerra civil. Incluso los Soldados de la Independencia ofrecen sus contingentes.
El 11 de octubre el presidente Rodolfo Chiari, llama a un Consejo de Gabinete,
invoca el artículo 136 de la Constitución, junto a autoridades de la zona del canal, pide de
acuerdo al Tratado de 1903, la intervención de las tropas estadounidenses para
restablecer el orden en las calles por debido a las protestas.
El 12 de octubre, unos 600 soldados con bayonetas caladas ocuparon la ciudad de
Panamá, instalándose en los Parque de Santa Ana y de Lesseps, donde levantaron sus
tiendas de campaña, instalaron hilos telefónicos y cocinas.
Luego del allanamiento de las oficinas de la Liga, se dieron choques entre inquilinos y
las tropas norteamericanas, dándose una fuerte represión que provocó varios muertos y
heridos y muchos detenidos.
La ocupación estadounidense en algunos puntos de la ciudad se extendió hasta el
23 de octubre. Este hecho es recordado como la segunda intervención armada de Estados
Unidos en Panamá.
Este problema hizo crisis en el año 1932 debido a que los gobernantes que se
sucedieron no realizaron ningún esfuerzo para solucionar la situación. Se realizó una
protesta pacífica de los inquilinos en la capital. Pero nada detenía a los dueños de las
casas. De tal manera que la Liga ordenó el 30 de julio la “huelga de no pago”. Cada vez
que se realizaban reuniones de comité, llegaba la policía, los disolvía y arrestaban a sus
dirigentes.
El presidente Ricardo J. Alfaro convocó a una reunión en la cual participaron
representantes de los inquilinos y dueños de casas, pero dicha reunión fracasó. La huelga
continuó hasta que el presidente Alfaro suspendió las garantías constitucionales y rebajó
los alquileres hasta un 30 por ciento.
Luego se creó una ley más justa para proteger a los inquilinos, promulgada el 15 de
noviembre de 1932, que redujo el alquiler a un 50 % y otros beneficios para los inquilinos
de Panamá y Colón.
De los sucesos de 1925, es prohibido olvidar las vergonzosas palabras del secretario
de Relaciones Exteriores de Panamá. Horacio Alfaro, quien el 30 de octubre de ese año
dijo, “Agradecemos al Gobierno de Estados Unidos la eficaz cooperación prestada por sus
fuerzas militares para mantener el orden en la ciudad de Panamá durante los disturbios
ocurridos en el presente mes".

3.- EL PRIMER GOLPE DE ESTADO DE 1931.


La primera década del siglo XX tuvo una gran influencia estadounidense las ciudades
de Panamá y en Colón. No había suficientes profesionales, pero la gente se preparaba
poco a poco. Se nombran en diferentes sitios a profesionales estadounidenses.
Las instituciones ocupadas fueron: la Dirección del Instituto Nacional, la Dirección
de la Escuela Artes y Oficios, la Dirección de la Escuela Normal de Institutoras, los Correos
y Telégrafos, la superintendencia del Hospital Santo Tomás, la Dirección de la Escuela de
Enfermeras, se nombró a un instructor de la policía, a un ingeniero jefe de construcción de
carreteras, y un inspector de educación. Despectivamente decían que en Panamá no había
profesionales competentes.
A los recién graduados no se les permitía entrar al engranaje del gobierno,
tampoco escuchaban sus opiniones. A los políticos se les acusaba de no ofrecer
oportunidades y de ser los mismos los que dirigían el país. La oligarquía en el poder
permitía y solicitaba la intervención de las tropas yanquis cuando no podían resolver los
problemas. En este escenario político surge el movimiento Acción Comunal el 19 de
agosto de 1923, integrado por personas de clase media profesional y una pequeña
burguesía.
Desde 1928 se hacen fuertes críticas al presidente Florencio Harmodio Arosemena,
sucesor de Rodolfo Chiari. Juramentado el 17 de octubre de ese año, su mando
presidencial se destacaba por el despilfarro y la corrupción. Chiari como empresario y
presidente entre 1924-1928 manejaba el gobierno como si fuera su hacienda, con todo
tipo de exoneraciones de impuestos. Y que el Presidente servía en exceso al gobierno
estadounidense.
Acción Comunal acuerda ejecutar campañas de denuncias para plantear sus
opiniones e inquietudes. Por varios meses se planificó derrocar al presidente Arosemena
para llamar a elecciones libres y convocar a una constituyente. Se evaluó que Estados
Unidos intervendría a favor del gobierno.
El 2 de enero de 1931, en la madrugada, Acción Comunal, toman a mano armada
los cuarteles, el Banco Nacional, la Fiscalía del Distrito y la Presidencia.
En el desarrollo de los hechos, varios golpistas entran a la central telefónica a las
1:40 am dejando la ciudad incomunicada. Roberto Clement y doce hombres más atacan a
las 2:00 a.m. el Cuartel de Policía Montada de Las Sabanas, y toman las armas del
almacén, solo hubo un policía muerto.
A partir de las 2:30 am, Homero Ayala ataca el Cuartel Central de Policía, muriendo
algunos policías que se resisten. Allí recuperan rifles, carabinas, subametralladoras y
ametralladoras de trípode para unirse en la Presidencia a José Manuel Quirós (abogado),
Arnulfo Arias (médico) y Ramón Mora (odontólogo).
En la Presidencia, amenazan con volarla si no se rendían. Atacados por todos lados, a
las 4 de la madrugada y sin municiones, los policías flaqueaban, pero resistían con la
confianza de que llegarían las fuerzas armadas de la Zona del Canal, que tenían la
obligación de apoyar al gobierno en virtud de la Constitución y el Tratado Hay-Bunau
Varilla. El embajador de Estados Unidos en Panamá era Roy T. Davis.
Luego de horas de disparos para ingresar al edificio, someten a la guardia y toman el
Palacio. Arma en mano Arnulfo Arias exige al presidente Arosemena su renuncia, lo cual
no hizo de inmediato. A las 4:30 de la tarde Florencio Arosemena abandona la
Presidencia y junto con su familia se dirige al Hotel Tívoli en la Zona del Canal. Fue
sustituido por Ricardo J. Alfaro que culminó su período.

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