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La crisis de la Década Perdida
1980-1985
La década de los años ochenta suele conocerse actualmente
como la década perdida
La economía mundial entró en una recesión general la cual afectó
a todas las economías capitalistas. En Guatemala la industria
colapsó, y en realidad no ha logrado recuperarse de dicha crisis.
La década perdida de América Latina es un término empleado
para describir las crisis económicas sufridas en América Latina
durante la década de 1980 (y que para algunos países continuaron
hasta bien entrada la década siguiente).
En general las crisis se componían de deudas externas impagables,
grandes déficit fiscales y volatilidades inflacionarias y de tipo de
cambio, que en la mayoría de los países de la región era fijo.
En respuesta a la crisis, la mayoría de las naciones debieron
abandonar sus modelos económicos de industrialización por
sustitución de importaciones y adoptaron una estrategia de
crecimiento orientada hacia las exportaciones, estrategia
fomentada por el Fondo Monetario Internacional, aunque hubo
excepciones como Chile o Costa Rica que brevemente adoptaron
estrategias reformistas.
La tasa de crecimiento real del PIB (Producto Interno Bruto) para la
región fue de sólo 2,3% entre 1980 y 1985. Entre 1982 y 1985,
América Latina pagó 108 mil millones de dólares en obligaciones
vencidas.
El Producto Interno Bruto del país cayó en un -2.5% en 1982 y
continuó descendiendo por cuatro años más
Es importante hacer notar que el crecimiento del ingreso parecía
estar agotado en el año 1975, sin embargo, los gastos de
reconstrucción y la ayuda internacional recibida con motivo del
terremoto de 1976, parece que lograron revertir por un breve lapso
la declinación de la economía
La segunda década perdida ( a
partir del 2012)
Durante la segunda mitad de la década, casi todos los países del
subcontinente atravesaron períodos de crecimiento nulo o recesión
económica, lo que ha desembocado un escenario de turbulencia
política y social.
Entre 2003 y 2012, la América Latina vivió años de estabilidad (e
incluso auge en algunos casos) debido a la alta demanda de
materias primas por parte del mercado asiático, principalmente de
China, sorteando con poca dificultad la crisis subprime de 2008,
beneficiándose del debilitamiento de las monedas de países
industrializados al poder acceder a mayores cantidades de divisas.
Sin embargo, la ralentización china a partir de 2012, y la
consiguiente caída del precio de las materias primas dieron paso a
un nuevo escenario.
La región tuvo en 2011 su último año de crecimiento fuerte (superior
al 4% anual), mientras que en 2012 fue ligeramente superior al 3% y
entre los años 2013 y 2015 fue inferior al 2%.
Durante los años 2016 y 2017 la actividad económica
latinoamericana decreció por primera vez desde 2002, mientras
que en 2018 apenas superó el 1%. La pobreza en el subcontinente
también creció a partir de 2014, por primera vez desde la década
del 80.
Venezuela fue el país más afectado por la crisis económica debido
a una mezcla entre la extrema dependencia del petróleo (cuyo
valor se desplomó entre 2012 y 2015), una organización estatal
inflada y corrupta, y la falta de apoyos económicos desde el
extranjero, lo que generó una situación de niveles catastróficos,
incluyendo una parálisis industrial, desabastecimiento y problemas
con los servicios públicos.
Brasil, país que tuvo una de las mayores cifras de crecimiento a
nivel mundial durante la década del 2000, quedó sumida en un
período de decrecimiento a partir de 2012, una situación también
influida por los costos del Mundial de Fútbol de 2014 y las
Olimpiadas de 2016, eventos organizados en aquella nación,
generándose una ola de protestas, mientras que entre 2014 y 2016
la economía entró en recesión.
Exportaciones en Guatemala