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INTERPROFESIONAL EN CASOS
DE ABUSO SEXUAL INFANTIL
2019
© Leonardo Rodríguez Cely
© Camila Arbeláez Gómez
© Mayra Ardila Puentes
Impresión
STUDIO SELECTION
Calle 9 # 10-60
Diseño de Caratula
Mateo Peña Sánchez
Diagramación y edición
Natalia Gómez Muñoz
Primera edición
Bogotá, D.C., Colombia, mayo 2019
ISBN
3
AUTORES Y COLABORADORES
Agradecemos a nuestras colegas Paola Perilla G. y Alejandra Alvarado R. por los aportes a este libro
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CONTENIDO
PRÓLOGO ............................................................................................. 8
INTRODUCCIÓN .................................................................................. 11
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6.EDUCACIÓN ................................................................................................ 69
7.PAPEL DE LA FAMILIA ................................................................................ 72
Prevención .............................................................................................................................. 72
Conclusiones Preliminares ..................................................................................................... 74
BIBLIOGRAFÍA .............................................................................................. 80
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LISTA DE ABREVIATURAS
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PRÓLOGO
El abuso sexual contra niñas, niños, adolescentes, y como bien se dice en el primer
párrafo, es un flagelo, un grave flagelo.
La introducción concluye señalando las fallas del sistema, desde la falta de pericia de
los denominados expertos, hasta la revictimización en el proceso, pasando por la
descoordinación institucional. Y así de forma concreta, concisa, nos presenta como se
estructura un libro de pocas páginas, y mucho contenido.
Los autores Rodríguez Cely; Arbeláez Gómez; y Ardila Puentes nos presentan unas
estadísticas impactantes, que pareciera son solo el 6% de los casos reales de abusos,
pues el resto son callados y conforman un doloroso agujero negro.
La comparativa con otros países, nos aproxima a cifras similares. El chirrido inaudible,
el dolor, la impotencia, el sufrimiento, la indefensión no encuentran un eco que conlleve
medios, técnicas, conocimiento, evidencia, para prevenir y tratar.
El libro que tenemos entre manos define el abuso sexual infantil y lo hace de forma
precisa, inclusiva. Y desde ahí, desde el ámbito de la definición, subrayando que se trata
de una de las formas más graves de violencia contra la infancia, nos aproxima al
secretismo que envuelve el ambiente donde acontece, el desamparo que acompaña, el
atrapamiento, hasta llegar en ocasiones al sentimiento de autoculpabilidad, de
desconcierto, que incluso lleva a retractarse de lo denunciado.
Fui el primer Defensor del Menor en España y presidente de la red de defensores del
menor europeos, y aprecié el sufrimiento callado, hondo, invasivo, de muchos niños, su
lucha interna, su desprotección, su exposición a amenazas, a chantajes emocionales.
Una confluencia y choque de presiones de oleajes, que deja la autoestima a la deriva,
que induce a la disonancia cognitiva, a la quiebra emocional, incluso a la disociación,
responsabilizándose de su propio sufrimiento, generando culpabilidad donde solo hay
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una víctima inocente. Y digámoslo ya, detrás de cada niña o niño víctima de abusos
sexuales hay al menos un bastardo, y más que posible, probable, un cobarde que calla.
Continúa describiendo las distintas formas de abuso sexual infantil, siendo que algunas
de ellas “buscan preparar el terreno para un acceso más intrusivo al cuerpo de la
víctima”.
La distancia relacional ente víctima y victimario supone una esencial diferenciación,
primordialmente para la víctima, siendo que en los abusos sexuales extrafamiliares no
existe confusión en su papel de víctima. La prostitución, la pornografía, se engloban en
la denominada explotación sexual comercial de niñas, niños y adolescentes. Reseñar
que los datos aportados son de gran actualidad. Con respecto a la asimetría de poder,
se señala y cuantifica el matrimonio forzado.
Las maravillosas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC), por contra
conllevan el abuso sexual infantil online, que se diversifica en ciberacoso sexual y en
ciber-abuso sexual (“Grooming”; “Sexting”).
Leonardo Rodríguez Cely, Camila Arbeláez Gómez, Mayra Ardila Puentes, con la
contribución de Natalia Gómez Muñoz se adentran con suma precaución en las posibles
características del abusador, y delicadeza en las características de la víctima, siendo que
cualquier niña o niño puede ser víctima potencial de abuso sexual.
Los factores de riesgo en la unidad familiar son descritos, al igual que las características
del contexto social. La docena de mitos construidos alrededor del Abuso Sexual Infantil,
son reveladoras. Aquí los autores se basan en el Fondo de las Naciones Unidas para la
Infancia (U.N.I.C.E.F.). Estos mitos son un grave lastre contra el objeto del libro.
“Criterios de intervención interprofesional en casos de abuso sexual infantil”.
Y llegamos a los efectos del abuso sexual infantil en la víctima, sus manifestaciones
físicas, emocionales, sexuales y conductuales. Este libro dice exactamente lo que hay
que decir, bebe de las mejores fuentes, no sobra un dato o una palabra.
Querida lectora, lector, no intente subrayar este volumen. Lo subrayará todo. El libro
nace en Colombia, pero su visión y su valía es internacional.
El capítulo 2 nos habla del papel de los profesionales y en este caso de los psicólogos en
ámbitos cual el de la prevención; la atención; la evaluación. Obviamente se detiene en
aspectos relevantes cual la credibilidad del testimonio. Asimismo, señala con acierto los
indicadores que se identificaron en la mayoría de los casos de denuncias falsas. Con
similar claridad y concisión se adentra en las funciones de la Medicina Forense y el
Derecho. Recalcando en las funciones de las Instituciones Públicas (son muy de
agradecer las aportaciones ideográficas). Continúa con el Trabajo Social, la Educación.
Y el papel de las familias.
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Nos señalan estos expertos autores, tres principios que han de seguirse en el abordaje
del abuso sexual infantil: inmediación de la prueba. Concentración de la prueba.
Intervención mínima.
Mucho más que un libro, un manual de intervención, un salvavidas para niños dañados
por seres manipuladores, egoístas, irrespetuosos, deleznables. Si algo me ha generado
sufrimiento en mi dilatada carrera profesional son estos casos. Y estupor y desgarro
cuando el agresor era otro menor, al que exploraba en Fiscalía.
Tengo mucho interés en ver el libro publicado, para referenciarlo, releerlo, tenerlo a
mano.
Javier Urra
Académico de Número de la Academia de Psicología de España
Embajador de la Asociación Iberoamericana de Psicología Jurídica
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INTRODUCCIÓN
Todos estos casos, plantean serios interrogantes sobre la efectividad de las políticas
públicas y de aquellas instituciones inscritas en los sectores de justicia, salud, educación
y las colectividades sociales encargadas del desarrollo y promoción de los diversos
programas dirigidos a la promoción, prevención, evaluación, atención y seguimiento de
los casos que se denuncian a diario y que han llevado a tal frustración y clamor colectivo,
que hoy se pide la cadena perpetua para los abusadores, la castración química y la pena
de muerte; en contraste con el abandono de las víctimas en procesos legales
interminables, dispendiosos, costosos donde la revictimización sigue imperando en los
procesos legales que, después de pronunciado el sentido de fallo son las víctimas
nuevamente las olvidadas en “los procesos de reparación integral”, dada la ineficiencia
e ineficacia de las instituciones del Estado Colombiano para atender las complejas
necesidades y repercusiones que tienen estos delitos para las víctimas y sus familias.
La sentencia de Casación No. 40478 ejemplifica lo que está ocurriendo con algunos casos
de abuso sexual infantil en Colombia. En el mes de julio del año 2009 la progenitora de
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un niño de 6 años de edad realizó una denuncia penal por tocamientos en sus genitales
por parte de su abuelastro. Estos hechos se conocieron por un informe psicológico, que
refirió que el niño era víctima de maltrato al interior del hogar y existía sospecha de
actos sexuales abusivos.
Durante las sesiones de psicoterapia, que no superaron el mes, la psicóloga afirma que
el niño le relató los tocamientos sexuales, sin embargo, la profesional no documentó en
la historia clínica estas revelaciones. Adicionalmente, utilizó el Test de la Figura
Humana de Machover, mencionando que había sospecha de abuso sexual debido a que
en el dibujo se observaba que “(…) los genitales estaban expuestos (…)”; esta historia
clínica inicia el 3 de agosto de 2009 y termina el 28 de agosto del mismo año, fechas
anteriores a la denuncia. En diciembre del 2009 se realiza la entrevista psicológica
judicial al niño, cuyo resultado fue Indeterminado. Sin embargo, este procedimiento
resultó incompleto puesto que no se realizó una transcripción literal de lo dicho por el
niño, además de no dejar constancia sobre el estado emocional y psicológico del
evaluado, aunque este era el objetivo central del dictamen.
Más adelante, en audiencia de juicio oral se concluye que en el testimonio del niño se
había observado “deterioro emocional” y se calificó su actitud como un grave estado de
alteración emocional debido a que guardó silencio respecto a los hechos. Empero, en el
video no se permite constatar esta reacción, además de no contar con una parte del
testimonio pues no quedó registrado por una falla técnica.
Durante los meses de noviembre (2011), marzo y junio (2012) se llevó a cabo la audiencia
de juicio oral, que finalizó con la decisión de declarar al procesado autor responsable de
la conducta punible, según el juez, el niño había guardado silencio por una alteración
emocional o miedo que sufre al tener que referirse a los hechos. Así mismo, en segunda
instancia el tribunal afirmó que “al abordar el tema del abuso sexual”, “evidenció
deterioro emocional”, “entró en crisis” y “simplemente guardó silencio al respecto”. Es
al llegar al recurso de casación en donde se hacen evidentes múltiples irregularidades
durante el proceso y se absuelve de toda responsabilidad penal al acusado, quien había
sido condenado a 156 meses de prisión por actos sexuales con menor de 14 años,
agravado en concurso homogéneo (Corte Suprema de Justicia, 2015).
Como este existen muchos otros casos de Abuso Sexual Infantil que presentan errores
en su atención; exámenes físicos y psicológicos que terminan en conclusiones erradas
debido a: I) la falta de experiencia y conocimientos especializados, II) el poco uso de las
técnicas de entrevista, la cámara de Gesell y la grabación en video, III) la toma de
decisiones basada en creencias como “los niños y niñas siempre dicen la verdad” o “los
niños tienden a presentar confusiones, guiones y falsas memorias producto de sus
fantasías y su poca maduración en el desarrollo psicológico”, entre otros aspectos
(Kvitko, 2006). De acuerdo con una investigación realizada por las facultades de
Ciencias Jurídicas y Psicología de la Pontificia Universidad Javeriana en el Consultorio
Jurídico de la misma institución, se identificó que las víctimas de violencia sexual son
revictimizadas por las autoridades debido a la falta de capacitación y supervisión que
reciben quienes atienden estos casos; se evidenció en los funcionarios el
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desconocimiento de guías y protocolos, la existencia de prejuicios, cargas laborales
excesivas, carencia de procesos de prevención y seguimiento a las víctimas, falta de
políticas públicas y poca articulación entre las entidades que forman parte de la ruta de
atención para esta problemática (Coronado, Quiñones, Sampedro y Suelt, 2014)
Desde la política pública colombiana, el Abuso Sexual Infantil (ASI) se entiende desde
una perspectiva integral, sin embargo, esto no se materializa en la atención que se
brinda a los niños, niñas y adolescentes víctimas de estos delitos. Por el contrario, cada
profesional e institución se especializa en su área de conocimiento sin tener un eje
articulador, lo que dificulta el trabajo interdisciplinario, interinstitucional e
interprofesional.
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CAPÍTULO 1. CONSIDERACIONES GENERALES
Estadísticas
Estos rangos de edad pueden deberse a dos circunstancias, la primera por la etapa del
desarrollo fisiológico en la que se encuentran los niños/as desde los 5 hasta los 13 años.
Cavanaugh y Kail (2015) describen que a partir de la niñez intermedia se presenta un
crecimiento físico estable que persiste hasta la adolescencia; en los niños es común un
decrecimiento de grasa desde los seis hasta los ocho años, por lo tanto, los músculos
aumentan en la longitud, anchura y grosor. En el caso de las niñas, a partir de los nueve
o diez años su crecimiento se acelera a causa de los cambios hormonales, un rápido
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desarrollo de los órganos de reproducción y la aparición de características sexuales
secundarias, así como el crecimiento y la maduración de los órganos sexuales. Por tal
motivo, esta población es más vulnerable a ser víctima de conductas sexuales abusivas.
La segunda circunstancia puede ser que para los NNA entre los 5 y 13 años es más fácil
revelar o comunicar el abuso del cual están siendo víctimas, razón por la cual la mayoría
de los casos corresponden a estas edades. Por el contrario, los niños/as más pequeños
no tienen los recursos para comunicar estas situaciones, lo que permite inferir que en
los casos sin denunciar (subregistros) influyan factores como la etapa del desarrollo que
dificultan el descubrimiento del ASI.
Respecto al presunto agresor, en el 2016 se presentaron 17.284 (88%) casos en los que
era una persona cercana a la víctima, como un familiar (43,34%), un conocido (25,97%),
un amigo (9,67%) o la pareja/expareja (9,19%). Mientras tanto, un agresor desconocido
representó el 6,48% de los casos (Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, 2017). Las cifras del año siguiente son similares, pues en el 86,65% de los
casos el agresor era cercano a la víctima, específicamente familiares (45,08%),
conocidos (23,96%), amigos (9,10%) o parejas/exparejas (8,50%). Por su parte, un
6,02% de los casos fueron presuntamente cometidos por un desconocido (Instituto
Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2018).
Como se mencionó previamente estas estadísticas sólo evidencian los casos que han
sido denunciados y atendidos por el INMLCF, por lo tanto, no refleja el total de NNA
víctimas de abuso sexual en Colombia. Acuña (2014), explica que sóloel 6% de los casos
de abuso sexual son reportados a las autoridades, esto puede deberse, según diversos
autores, a situaciones como la estigmatización del evento; la ausencia de confianza o
miedo a contar; el difícil acceso a servicios de salud o justicia; la dificultad para detectar
los casos de abuso sexual en ausencia de signos físicos; aspectos culturales, sociales o
familiares que dificultan el reconocimiento del abuso o normalizan este tipo de
agresión; sentimientos de la víctima derivados de la experiencia (miedo, resignación,
vergüenza, culpa o baja autoestima); cercanía con el abusador; y el temor de contar (De
los Ríos y Orpinas, 1999; Caballero, Martínez, Ramos, Romero y Saltijeral, 2001; Buka,
Kessler y Molnar 2001; Baquero, Botero, Pinzón y Ross, 2009; Finkelhor, Hamby,
Ormrod, y Turner, 2011).
Al respecto, el INMLCF explica que esta situación es una problemática de salud colectiva
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que aún no se ha logrado caracterizar en toda su dimensión (Instituto Nacional de
Medicina Legal y Ciencias Forenses, 2017). Aun así, con las estadísticas ya mencionadas
es evidente que una gran cantidad de niños, niñas y adolescentes están siendo víctimas
de abuso sexual, lo que significa que no están funcionando las estrategias de prevención,
atención, evaluación y seguimiento en el contexto familiar, educativo, social y en las
políticas públicas.
Ahora bien, en otros países los resultados son similares. Save the Children (2012)
retoma lo encontrado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la
violencia contra la infancia, la cual estableció que, en 21 países de ingreso alto y medio,
por lo menos el 7% de las mujeres (variando hasta 36%) y el 3% de los hombres
(variando hasta 29%) afirmaron haber sido víctimas de violencia sexual durante su
infancia, además entre el 14% y el 56% del abuso sexual hacia el sexo femenino y hasta
el 25% del abuso sexual hacia el sexo masculino fue perpetrado por parientes, padrastros
o madrastras. Adicionalmente retoma las estadísticas de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) en las cuales se encontró que una de cada cinco mujeres y uno de cada 10
hombres afirman haber sido víctimas de abusos sexuales en su infancia; esta misma
organización, junto con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(UNODC) y la OMS en el año 2014, realizaron un informe sobre 133 países, y reportaron
que una de cada cinco mujeres ha sufrido abusos sexuales en la infancia. Forns, Guilera,
Gómez y Pereda (2009), por su parte, realizaron un meta-análisis en el cual analizaron
65 artículos sobre ASI en 22 países y en sus resultados encontraron que el 7,9% de los
hombres y 19,7% de las mujeres han sufrido alguna forma de abuso sexual antes de los
18 años.
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seducción o la coerción de un niño o niña para realizar [o participar de] —incluida la
ayuda a otra persona para el mismo fin— cualquier tipo de conducta sexual explícita, o la
simulación de dicha conducta con el fin de producir una representación visual de esta, o
b. la violación, el tocamiento, la prostitución o cualquier otra forma de explotación
sexual de un niño o niña, o el incesto” (p. 31).
Por otra parte, Save the Children (2012), hace referencia a este concepto como “una de
las formas más graves de violencia contra la infancia y conlleva efectos devastadores en
la vida de los niños y las niñas que lo sufren” (p.7), además “supone la imposición de
comportamientos de contenido sexual por parte de una persona un adulto u otro menor
de edad hacia un niño o una niña, realizado en un contexto de desigualdad o asimetría
de poder, habitualmente a través del engaño, la fuerza, la mentira o la manipulación”
(p.7).
Dentro del marco legal colombiano, esta conducta está definida en la Ley 1146 de 2007
Artículo 2 de la siguiente manera: “Para efectos de la presente Ley se entiende por
violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, todo acto o comportamiento de tipo
sexual ejercido sobre un niño, niña o adolescente, utilizando la fuerza o cualquier forma
de coerción física, psicológica o emocional, aprovechando las condiciones de
indefensión, de desigualdad y las relaciones de poder existentes entre víctima y agresor”
(p.1).
Posteriormente se explica el desamparo; “es habitual educar a los niños(as) para que
sean amables y cariñosos con las personas que conocemos y forman parte de nuestro
entorno, mientras que los alertamos sobre los desconocidos” (Müller, 2015, p. 28).
Contrario a lo que se cree, el perpetrador en la mayoría de los casos hace parte del
entorno del niño(a) o adolescente y las conductas abusivas serán percibidas por él como
una traición, ya que quien se suponía debía protegerlo no lo hizo. Lo anterior generará
sentimientos de desprotección y pondrá a la víctima en una posición de indefensión.
Debido a que el abuso sexual, en la mayoría de los casos, es un proceso recurrente y el
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niño, niña o adolescente debe seguir con su vida cotidiana guardando ese gran secreto,
comienzan a funcionar en él mecanismos adaptativos -como la disociación- que le
permiten acomodarse a la situación traumática. A este momento Summit lo denomina
atrapamiento y acomodación.
En este momento es primordial la respuesta de los adultos, quienes deben ser una fuente
de apoyo para la víctima. Si esto no ocurre, y el niño, niña o adolescente es señalado de
mentiroso, es posible que termine por retractarse. Summit reconoce que el momento de
la retractación, muy común en los casos de Abuso Sexual Infantil, ocurre producto de
la culpa por acusar al agresor, por no mantener a la familia unida o debido al
cumplimiento de las amenazas del victimario. Müller (2015) afirma que “ante la
respuesta indiferente, nula o escasa del medio pueden llegar a decir que esta es una
invención, que no ha ocurrido, prefieren asumir un rol de perturbado, perverso y
desequilibrado para lograr mantener una aparente armonía y estabilidad en su familia”
(p. 29).
En muchos casos ocurre que los adultos creen más en la retractación que en la
revelación inicial, generando mayores riesgos psicológicos en la víctima. Por el
contrario, el retractarse es un indicador más de la posible ocurrencia del abuso debido
a los elementos mencionados anteriormente (Salinas, 2011).
El estudio acerca de las motivaciones y las causas que llevan a algunos adolescentes,
hombres y mujeres a cometer delitos sexuales, es uno de los más grandes retos de la
psicología, por ello desde los últimos años muchos investigadores se han dedicado a
estudiar esta problemática, encontrándose que para intentar explicar y comprender la
etiología de este tipo de desviaciones sexuales es necesario hacerlo desde una
perspectiva multicausal que integre teorías, enfoques y modelos (Milner, J., 1991;
Barbaree y Langton, 2006; Beech, Mandeville Norden y Goodwill, 2012; Echeburúa y
Redondo, 2010; Fergusson, McLeod y Horwood, 2013; Ryan, 2016; Sigurdsson,
Gudjonsson, Asgeirsdottir y Sigfusdottir, 2010; Martínez-Catena y Redondo, 2016;
Finkelhor, 1984; Beitchman y col. 199 citado en Alonso, Kerman, & Pavía, 2009; Peters
1988; Mullen y col. 1993 citado en Alonso, Kerman, & Pavía, 2009; Christiansen y
Blake,1990).
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Varios autores coinciden que uno de los modelos que explicaría la agresión sexual, es
aquel donde experiencias traumáticas en la infancia o en la adolescencia influyen
significativamente en el desarrollo de conductas de abuso sexual (Marshall, Marshall,
Serran y Fernández, 2006; Redondo y Martínez García, 2012; Marshall, Laws y
Barbaree, 2013); El abuso infantil modifica la genética de las víctimas y transforma la
actividad de genes relacionados con el desarrollo del sistema nervioso y con la
regulación del sistema inmune, es decir, las experiencias vitales de la infancia pueden
llevar a una impronta genética (D. Mehta, T. Klengel, K. N. Conneely, A. K.
Smith,Altmann, T. W. Pace, M. Rex-Haffner, A. Loeschner, M. Gonik, K. B. Mercer, B.
Bradley, B. Muller-Myhsok, K. J. Ressler, E. B. Binder, 2013). Además, vivencias como
el abandono familiar, la victimización sexual, la negligencia, problemas de aprendizaje,
maltrato y rechazo afectivo, podrían generar déficits severos en la empatía, el control
de impulsos, la comunicación, la autoestima, las habilidades sociales y el aislamiento
social, siendo estas algunas de las características específicas de muchos agresores
sexuales (Carcedo & Reviriego, 2007; Figuero y Otero, 2005; Cohen y Strayer, 1996;
Porter, Newman, Tansey y Quayle, 2015; Agnew, 2014; Hulme y Middleton, 2013;
Hendriks y Bijleveld, 2004; Geng, Xia y Qin, 2012; Becker y Johnson, 2001; Hamby,
Finkelhor y Turner, 2012; Van Wijk, 1999; Ford y Linney, 1995; Katz, 1990; Martínez y
De Paul, 1993; Brown, Walker, Gannon y Keown, 2013; Beavin, 2015; Mann y Barnett,
2013; Covell & Scalora, 2002; Kirsch & Becker, 2007); este tipo de delincuentes también
suelen presentar comportamientos externalizantes como sentimientos de soledad,
ansiedad social, tristeza y fantasías sexuales desviadas (McCuish, Lussier y Corrado,
2015, Becker y Hunter, 1997; Van Wijk et al., 2006, Ellis Lee,1991).
Otro modelo que ha intentado explicar la etiología de los agresores sexuales está
fundado en los estilos de crianza, donde estudios han encontrado que los estilos
parentales negligentes, la incongruencia educativa, la falta de normas y reglas asertivas
y la desvinculación emocional de los padres hacia los hijos puede incrementar la
vulnerabilidad de los niños, niñas y adolescentes, generando repertorios sexuales
desviados y comportamientos antisociales (Maniglio,2012; Mancini, Reckdenwald y
Beauregard, 2012; Marshall y Marshall, 2014). Estas familias suelen presentar carencia
de cuidados parentales o relaciones entre los miembros del hogar extremadamente
rígidas y distantes e incluso la existencia de episodios cotidianos de maltrato, deserción
escolar, consumo de alcohol, drogas o abuso sexual (González, Martínez, Leyton, &
Bardi, 2004; LaFree Gary D,1982; Joel S, Milner y Herce, 1994; Hanson & Morton-
Bourgon 2005). Autores como Trepper y Barret citados en González, Martínez, Leyton
y Bardi (2004) mencionan que en la aparición del abuso sexual se tienen que enlazar
factores socioambientales como variables culturales, factores de la familia de origen del
abusador, factores psicológicos individuales y factores del sistema familiar, como por
ejemplo la distorsión de roles.
Entre otros modelos, se encuentra el cognitivo que ha demostrado que los agresores
sexuales adultos a menudo tienen numerosas “distorsiones cognitivas”, creencias y/o
actitudes irracionales, tanto de sus presuntas víctimas como justificadores del uso de la
fuerza y la violencia en las relaciones sociales (Spraggon, 2002; Snowdon, 1982; Abel,
Gore, Holland, Camps, Becker y Rathnner, 1989; Wakefield y Underwager, 1991; Craig,
Browne, Beech y Stringer, 2006; Fitzpatrick y Weltzin, 2014; Merdian, Curtis, Thakker,
Wilson y Boer, 2014, Whitaker et al, 2008; Scott, South y Felson, 1990; Scully, 1988).
Igualmente, estas percepciones sociales erróneas provocan déficits en la intimidad
interpersonal, la regulación emocional y otras deficiencias socio- cognitivas necesarias
para la estabilidad emocional y la interacción social adecuada (Covell & Scalora, 2002,
citado en Alarcón, 2008).
En una revisión realizada por Alarcón en el 2008, que incluyó 31 artículos consultados
en bases de datos como ScienceDirect, PsycInfo y PsyArticles, se relacionan los
resultados encontrados desde las diferentes posturas y modelos descritos,
corroborando que existen características y vivencias que pueden incidir en el desarrollo
de las conductas sexuales desviadas, que van desde familias negligentes en el cuidado y
la protección, ambientes adversos, apegos inseguros, desconfianza, asociación con pares
negativos y relaciones disfuncionales con los padres y en algunos casos, haber sido
víctimas de abuso físico y/o sexual (Hanson & Bussière, 1998; Lyn & Burton, 2004;
citado en Alarcón, 2008); problemas de violencia y agresión con su pareja sentimental,
preferencia por la soledad y poca tolerancia a temas de contenido sexual (Covell &
Scalora, 2002; Hanson & Morton-Bourgon 2005; Kirsch, & Becker, 2007 citado en
Alarcón, 2008).
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Strong, Cantor & Klassen 2002, citado en Alarcón, 2008). Aunque estas investigaciones
muestran hallazgos significativos en los puntajes de Coeficiente Intelectual, consideran
importante hacer más estudios al respecto.
Desde la perspectiva del Modelo biológico, autores como Kelly & Lusk, 1992 citado en
Cortés & Cantón, 2004; Keown, 2008, describen la existencia de hormonas, genes,
neurotransmisores y lesiones en estructuras cerebrales que podrían influir en el
comportamiento agresivo y a su vez elevar la excitación sexual sin un control sobre está
(Mayanagi, Sekino, Ogashiwa y Ishijima, 1970 citado en Ortega-Escobar, Alcázar-
Córcoles, 2016; Haller, 2014). En relación con las alteraciones del lóbulo frontal, cabe
mencionar que esta estructura cerebral, se encarga principalmente del funcionamiento
ejecutivo, como la inhibición de respuestas, la modulación verbal de comportamiento y
la planeación, por ello, se ha encontrado que las lesiones del lóbulo frontal están
vinculadas con alteraciones en el control de los impulsos que contienen las conductas
hipersexuales (Elliot y Biever, 1996; Méndez, Chow y Ringman, 2000; Bradford, 2000
y Van der Kolk, 1988).
Ahora bien, el Abuso Sexual Infantil se puede manifestar mediante dos formas de
conductas. Autores como Faller, Finkelhor, Sedlack y Broadhurst han descrito actos
sexuales que pueden clasificarse en comportamientos con contacto y otros sin contacto.
Respecto a los segundos, se incluyen acciones como la exhibición de genitales,
voyeurismo, la exposición de un niño, niña o adolescente a contenido pornográfico e
inducirlo a desnudarse o masturbarse en presencia del agresor. Por otra parte, la
manipulación genital y digital son ejemplos de conductas con contacto (Fernández y
Ramírez, 2011).
Respecto a estas diferentes formas de abuso sexual, Grau, Martínez, Navales, Pereda y
Polo, (2007), realizaron un estudio en España con una muestra de 593 denunciantes.
Entre sus resultados obtuvieron que las conductas sexuales más frecuentes son los
tocamientos encima o debajo de la ropa (64,39%), luego le siguen la penetración vaginal
(9,27%), masturbaciones y penetración anal (3,41%), penetración oral (1,95%), y por
último los comportamientos sin contacto físico (proposiciones y/o exhibicionismo)
(3,41%). Estas estadísticas reflejan que la mayoría de las víctimas pueden no presentar
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indicadores físicos del abuso, por lo que surge la necesidad de profesionales altamente
especializados en la identificación de otro tipo de indicadores.
Sea cual sea el tipo de conductas, estas se caracterizan por ser progresivas debido a que
tienen el objetivo de “preparar el terreno para un acceso más intrusivo al cuerpo de la
víctima” (p. 30). Este tipo de actos, que pueden ser encubiertos, permiten al ofensor
examinar las reacciones y resistencia de la futura víctima, generar confusión respecto a
lo que es o no “normal” y preparar las condiciones para el fin último que terminaría
siendo el contacto sexual (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF),
2015).
Otra forma de distinguir el Abuso Sexual Infantil es la expuesta por Barudy con base en
la distancia relacional entre víctima y victimario. En el abuso sexual extrafamiliar el
agresor no es un miembro de la familia, pudiendo ser un conocido o total desconocido.
En este tipo de abuso el niño, niña o adolescente termina reconociéndose como víctima
e identificando al adulto como agresor más fácilmente. Por otro lado, el abuso sexual
intrafamiliar se caracteriza por el contacto sexual que lleva a cabo un pariente
consanguíneo o perteneciente al sistema familiar nuclear (padres, hermanos, abuelos,
tíos, padrastros o hermanastros). La agresión en este caso presenta elementos
característicos distintivos, debido a que el agresor manipula el vínculo familiar
haciendo uso del poder que su rol le confiere. El abuso generalmente se lleva a cabo
más de una vez y así se conforma una dinámica del secreto, lo que complejiza su
revelación y esta resulta tardía (citado en Villanueva, 2013).
En Colombia las conductas de ESCNNA han sido difíciles de identificar y tipificar en los
delitos ya establecidos en la ley, debido a que estos casos son registrados como
violaciones o actos sexuales abusivos (ECPAT, 2014). No obstante, el Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar y la Organización Internacional para las Migraciones
(OIM) (2015) reportaron que de los NNA ingresados al Proceso Administrativo de
Restablecimiento de Derechos (PARD) entre los años 2011, 2012 y 2013, se
identificaron 2.135 casos de Explotación Sexual Comercial de NNA, los cuales fueron
84,26% del sexo femenino, el 54,99% adolescentes de 12 a 17 años, y en su mayoría
situaciones de prostitución y de pornografía infantil. Adicionalmente, el Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar y el Ministerio del Trabajo (2018) retoman los datos
del Sistema de Información Misional (SIM), encontrando que para el 2016 se registraron
333 casos de PARD por explotación sexual comercial infantil, y en el año 2017, 314 casos.
22
Según la Policía Nacional- Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL entre el
2014 y 2018 se registraron 2.567 casos de ESCNNA. Adicionalmente, del 2003 al 2012
se reportaron 1.293 delitos relacionados con la explotación sexual en la infancia a nivel
nacional, de los cuales el 85% de los casos en Colombia fueron por los delitos de
inducción a la prostitución (650), estímulo a la prostitución de menores de edad (253)
y pornografía con menores de edad (195) (Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
y Organización Internacional para las Migraciones, 2015; Instituto Colombiano de
Bienestar Familiar y el Ministerio del Trabajo, 2018).
Estas formas de conducta se han visto influenciadas por el uso de nuevas tecnologías,
originando el Abuso Sexual Infantil Online. Carbonell, Montiel, y Salom (2014) lo
definen como toda implicación de un NNA, quien aún no tiene edad de consentimiento,
en cualquier actividad sexual de forma online; esta también puede darse producto de la
coerción, violencia, abuso de superioridad, de confianza o cuando exista una situación
de vulnerabilidad; adicionalmente, abarca la producción, distribución, descarga y vista
de material de abuso de menores de edad.
Dentro del Abuso Sexual Infantil Online se encuentran dos formas de conductas; la
primera es el Ciberacoso sexual, en el cual el agresor emplea técnicas agresivas,
coercitivas y/o intimidatorias para conseguir lo que desea del NNA. La segunda es el
Ciberabuso sexual, que consiste en el uso de técnicas sin agresividad, como el
acercamiento amistoso o seductor que permite establecer un vínculo emocional entre
víctima y agresor. Dentro de esta última, se incluyen formas como el Grooming y el
Sexting (Carbonell, Montiel y Salom, 2014).
Cuando esto sucede, surge la modalidad de conducta llamada Sextorsión, definida por
Romero (2017) como los chantajes que el agresor realiza cuando el NNA envía o publica
imágenes con contenido sexual a través de internet. Este mismo autor realizó un estudio
haciendo uso de 1.705 registros de denuncia sobre ESCNNA en el Sistema Penal Oral
Acusatorio (SPOA) entre los años 2012 y 2015, encontrando que el Sexting tiene
incidencia en los delitos de Sextorsión (19,7 %) y pornografía con personas menores de
18 años (38%), debido a que la víctima envía múltiples imágenes con buenas
intenciones y estas son utilizadas por los victimarios para llevar a cabo las conductas ya
mencionadas. Adicionalmente, en 717 de los casos analizados se encontró que el agresor
utilizó algún tipo de red social para obtener contacto con la víctima; de este número total
67,2% usó Facebook, 16,9% WhatsApp, 4 % por medio de videos y 3,8 % Facebook y
WhatsApp. Este mismo autor identificó que la pornografía con menores de 18 años es
la modalidad de delito más frecuente (38 %), seguida de la Sextorsión (22,5 %), el
Sexting (19,7 %,) y el Grooming (19,1%,).
De acuerdo con la UNODC (United Nations Office on Drugs and Crime, 2015), la
implementación de estas conductas en el medio digital permite que sea más fácil para los
victimarios la Explotación Sexual Comercial de NNA puesto que se agilizan las
actividades, se expanden las redes y se reducen los costos de las operaciones que
implican reclutar, publicitar, organizar y comunicarse a través de móviles u otros
dispositivos; así mismo, los agresores pueden tener mayor control sobre las víctimas en
el cumplimiento de sus actividades y el rastreo de sus movimientos mediante el Sistema
de Posicionamiento Global (GPS). Las TIC pueden facilitar el acceso a las víctimas y al
material, aumentar las ganancias de las empresas delictivas, reducir el riesgo de
identificación de los perpetradores y agravar el daño para las víctimas.
24
Factores de riesgo y vulnerabilidad
En primer lugar, puede ser un hombre reservado, poco viril, que al exterior del núcleo
familiar se presenta como alguien púdico y moralista, en casos religioso. Se muestra
sumiso y puede inspirar ternura, simpatía, lástima y deseo de protección. La relación
víctima/victimario está definida por la presencia de ternura, inocencia y abnegación
hacia el menor de edad, ya que la sexualidad del adulto es infantil e inmadura; esto
puede estar conectado a comportamientos fóbicos y aversivos hacia la sexualidad adulta
(Echeburúa y Guerricaechevarría, 2000; Perrone, 2000; Perrone y Nannini, 2005;
Perrone y Nannini, 2007).
A estos sujetos, parte o no de la unidad familiar, se les confía el cuidado de los hijos
precisamente por la atracción que ejercen sobre ellos.
25
vida sexual activa y satisfactoria con parejas de edad apropiada, pero ante ciertas
circunstancias, como situaciones de tensión excesiva en las cuales su autoestima se ve
amenazada, reacciona impulsivamente utilizando como pareja sexual a un NNA de
manera que pueda descargar su ira. Esto puede estar acompañado de un consumo
excesivo de alcohol y otras sustancias psicoactivas (Echeburúa y Guerricaechevarría,
2000; Perrone y Nannini, 2007).
Si bien han sido pocos los autores que han descrito las madres como perpetradoras del
abuso, Perrone y Nannini (2007) afirman que su rasgo común, a diferencia de los
abusadores de sexo masculino, es el amor “sacrificado” hacia la víctima, sin demandar
reciprocidad y sin coerción ni violencia. Las mujeres generalmente se benefician de la
relación maternal y los gestos cotidianos que no pueden ser claramente connotados
como abusivos, para obtener placer sexual.
Características de la víctima
Cualquier niño, niña o adolescente puede ser víctima potencial de abuso sexual, dado
su desconocimiento del tema, impotencia y dependencia. Sin embargo, existen algunos
factores que pueden hacerlos más vulnerables. Intebi establece que esta población se
caracteriza por tener una edad entre los 8 y los 13 años (citada en Villanueva, 2013),
mientras que el ICBF (2007), identifica que la edad de mayor riesgo está entre los 11 y
15 años. Esta misma institución menciona que ser de sexo femenino, tener bajos
recursos económicos y culturales, antecedentes de otras formas de maltrato infantil y
haber desarrollado baja autoestima, sumisión a la autoridad y poca confianza en los
adultos aumenta el riesgo de ser víctima de Abuso Sexual Infantil (citado en Herrera,
Lozano, Martínez y Mebarak, 2010).
Otros factores que hacen más propensos a los niños, niñas o adolescentes son los
trastornos del desarrollo, discapacidades cognitivas o sensoriales (Franco y Ramírez,
2016), así como la falta de vínculos de apego seguro y carencias afectivas dentro de la
familia (Save the Children, 2012). Por lo general estos NNA cumplen un doble rol en el
sistema familiar, puesto que por un lado se sacrifican con el fin de proteger la cohesión
familiar, al tiempo que son privilegiados por gozar de una atención especial por parte
del padre abusador, recibiendo regalos y halagos frecuentes. Esta dinámica compleja es
vivida por la víctima de manera confusa y traumática (Villanueva, 2013).
Características de la familia
Sin importar el tipo de familia, el secreto se guarda también por la presencia de amenazas
verbales acompañadas de violencia física. Con todos estos elementos, el NNA víctima
no encuentra cómo escapar del sistema, del que además es dependiente, y su principal
objetivo se vuelve mantener la cohesión familiar (Perrone y Nannini, 2007; Villanueva,
2013).
Otros elementos identificados como factores de riesgo en la unidad familiar tienen que
ver con la violencia como única herramienta de comunicación, lo cual genera un ciclo
de comportamientos abusivos y violentos que se repiten entre generaciones; esta
dinámica favorece el mantenimiento de secretos, entre ellos la ocurrencia del Abuso
Sexual Infantil (Fuentes, 2012). Asimismo, Save the Children (2001) establecen que
cuando las habilidades de comunicación y resolución de problemas son limitadas, es
decir, cuando al niño, niña o adolescente no se le permite expresar sus sentimientos y
necesidades dentro del contexto familiar, puede ocurrir el abuso sexual con mayor
facilidad. Esta falta de asertividad y tendencia a la sumisión dificulta que haga frente al
abuso, lo detenga o lo revele.
En cuanto a la relación entre los padres, cuando uno de estos es el victimario, una
27
problemática de pareja podría correlacionarse con la aparición de conductas de Abuso
Sexual Infantil dentro del sistema familiar. Por el contrario, una unión conyugal sólida
constituiría un factor de protección para la aparición de este fenómeno. La falta de
actividad sexual entre los cónyuges o este tipo de actividad de manera extraconyugal
podría traer como consecuencia la pérdida de intimidad y límites entre la pareja y el
abuso aparecería como la continuidad de esta actividad sexual. Se observa también en
muchos casos la aceptación del abuso por parte de uno de los miembros de la pareja, lo
cual puede deberse a factores como el miedo, la dependencia o la creencia de que la
mujer deberá proteger a su marido sin importar la situación. Todos estos elementos
terminan traduciéndose en la persistencia de las conductas de abuso consideradas
como desviaciones perdonables o comprensibles (Perrone y Nannini, 2007; Villanueva,
2013).
Cabe destacar que las madres de los niños, niñas o adolescentes que han sido abusados
sexualmente a nivel intrafamiliar también tienen unas características particulares. En su
mayoría presentan un vínculo maternal débil e inmadurez afectiva manifestada en la
búsqueda permanente de una pareja, lo que termina por poner en peligro a los niños,
niñas y adolescentes. Adicional a esto, son mujeres que defienden la cohesión familiar
por sobre todas las cosas, por lo que la dependencia material o afectiva con respecto a su
pareja impide que se cuestione la relación entre víctima y victimario y decida hacerse “la
sorda y ciega” con el fin de mantener la estabilidad familiar aparente. De igual forma, el
discurso de la madre está enmarcado por elementos como el agotamiento, pues se
muestran como mujeres muy ocupadas por su trabajo o manifiestan síntomas de
depresión y fragilidad emocional (Vázquez, 1995; Barudy, 1998; Navarro, 1998; Perrone
y Nannini, 2007).
Una serie de elementos socioculturales que también influyen en que ocurra el Abuso
Sexual Infantil pueden ser la falta de conciencia del niño, niña o adolescente como
sujetos de derechos (los NNA son particularmente dependientes de los adultos
encargados de su protección), estereotipos de género, validación social de la violencia
dentro de las relaciones cercanas, uso de las redes sociales sin supervisión, tolerancia
de ciertas formas de agresión física, aceptación de cierto tipo de relaciones sexuales con
niños, niñas o adolescentes, desconocimiento de la trascendencia que tienen las
vivencias en la infancia para el desarrollo del NNA, costumbres culturales que
promueven el matrimonio temprano y falsas creencias sobre la sexualidad infantil y
adulta (Pulido y Yeste, 2010; Save the Children, 2012).
Respecto a este último elemento, se han construido mitos alrededor del Abuso Sexual
Infantil, los cuales se convierten en obstáculos o interferencias al momento de la
intervención. Tanto el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) (2015),
como Müller (2015) recogen los siguientes:
1.“El abuso sexual, como otros tipos de violencia, es un problema de las clases bajas”
Por el contrario, este tipo de violencia no distingue clases sociales, género ni religión.
28
Ocurre en muchos casos que en los estratos más altos se oculta de manera más exitosa
esta conducta o se contrata a importantes abogados que logran desestimarla. Si bien es
cierto que condiciones económicas desfavorables actúan como un factor potenciador
del estrés y que situaciones de hacinamiento facilitan el acceso del abusador sexual a su
víctima, estos deben ser vistos como factores de riesgo y no como características
determinantes para que ocurra (UNICEF, 2015).
2.“El abuso sexual es un hecho raro, poco frecuente, que les ocurre a pocos niños”
Estudios han confirmado que la tasa de abusos es mucho mayor a la evidenciada en las
estadísticas. Lo anterior se debe, entre muchos factores, a que esta forma de violencia
tiene entre sus elementos constitutivos el secreto, lo que dificulta su revelación y
posterior reporte (UNICEF, 2015).
3.“Los ofensores sexuales son personas que sufren de alguna patología en particular
o abusan sexualmente bajo los efectos del alcohol”
Hasta la fecha no hay un solo perfil de ofensor sexual, por lo que la conducta puede
deberse a múltiples elementos; “De acuerdo con el testimonio de múltiples víctimas
muchos ofensores sexuales cometen estos abusos estando alcoholizados, pero también
estando sobrios” (UNICEF, 2015, p. 49). Müller (2015) afirma que el abusador sexual
no necesita estar bajo los efectos de sustancias psicoactivas para cometer estas
conductas, puesto que la mayoría de ellas son pensadas, planeadas y ejecutadas con
plena conciencia de la situación.
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7.“Si un niño es abusado sexualmente, seguro lo contará de inmediato”
Uno de los elementos esenciales del Abuso Sexual Infantil es el secreto, haciendo uso
también de coerción física y amenazas. Adicionalmente, el victimario hace creer al niño,
niña o adolescente que este es parte activa del abuso sufrido, aumentando el miedo y la
culpa. Con todo lo anterior se hace más fácil que el NNA guarde silencio (UNICEF,
2015).
11.“El abuso sexual que ocurre dentro de las familias es una cuestión privada”
Por esta razón se piensa que debería resolverse exclusivamente dentro del seno familiar.
En oposición a esto, al ser una forma de vulneración de los derechos de niños, niñas y
adolescentes es competencia del estado garantizar su protección cuando las figuras
parentales no lo han hecho. Este mito genera que el abuso sea una dinámica controlada
por los secretos y su develamiento no ocurra. (UNICEF, 2015).
Otra forma de explicar los factores de riesgo es haciendo uso del modelo ecológico de
Bronfenbrenner, tal como lo desarrolla Wtodarczyk (2016):
De igual forma, existen factores que reducen la probabilidad de ocurrencia del abuso.
En el microsistema se destacan un apego seguro, buenas relaciones familiares y fuertes
habilidades parentales. En cuanto al exosistema, son importantes el apoyo en la
comunidad local y servicios sociales funcionales. Por último, el macrosistema abarca la
educación sexual adecuada, la prevención del abuso infantil, y el reconocimiento de los
derechos de los niños, niñas o adolescentes (Wtodarczyk, 2016).
Manifestaciones físicas
Los indicadores clínicos más comunes en el Abuso Sexual Infantil son los mencionados
por Franco y Ramírez (2016), estos son la dificultad para caminar o sentarse; ropa
interior rasgada, manchada o ensangrentada; irritaciones, abrasiones y/o hematomas
en pubis, cara interna de muslos y de rodillas; enrojecimiento, erosiones y/o lesiones
en región intraoral; hematomas por succión en cuello y/o mamas; hemorragia genital o
rectal; vulvitis y vulvovaginitis (dolor, picazón, inflamación y/o flujo); Enfermedades de
31
Transmisión Sexual (ETS) no adquiridas por vía perinatal; embarazo temprano;
dificultad para orinar y/o defecación dolorosa; dolor abdominal; irritación genital o
anal; ruptura o dilatación himenal mayor a 5-6 milímetros; dilatación anal refleja
mayor a 15 milímetros. Save the Children (2012) por su parte, señala la enuresis y
encopresis.
Otros tipos de consecuencias según Beisert y Izdebska (2012) son los problemas
emocionales, distorsión de la autoimagen (depresión y comportamiento
autodestructivo), trastornos somáticos y disociativos (ansiedad y tensión, pesadillas,
trastornos del sueño y la alimentación, diversas formas de disociación), problemas de
autoestima (sentimientos de aislamiento, autoestima baja) y problemas interpersonales
(dificultad para relacionarse con los demás, pérdida de confianza, sentirse traicionado,
miedo a las parejas sexuales, susceptibilidad a la re victimización) (citados en
Wtodarczyk, 2016).
Manifestaciones sexuales
Uno de los indicadores más comunes para la detección de Abuso Sexual Infantil es la
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presencia de conductas sexualizadas que el niño, niña o adolescente no manifiesta de
manera natural y por ende, no las comprende. Algunas de estas conductas abiertamente
eróticas son la masturbación compulsiva, imitación de actos sexuales, uso de vocabulario
sexual inapropiado, curiosidad sexual excesiva, y conductas exhibicionistas (Save the
Children, 2012). El ponerse objetos en la vagina o el ano, comportamiento seductor,
juego de índole sexual con muñecos, la solicitud de estimulación sexual a adultos o
pares, y el conocimiento inusual sobre temas sexuales para su edad (Fernández y
Ramírez, 2011). Adicionalmente, suelen presentar dificultades para diferenciar las
relaciones afectivas de las sexuales (Franco y Ramírez, 2016).
Adicionalmente, suelen ser más complejas las secuelas cuando el abuso sexual se
presenta dentro del sistema familiar puesto que este supone sentimientos
contradictorios en cuanto a la confianza, la protección y el apego que se supone debería
tenerse (Salinas, 2011; Villanueva, 2013).
La gravedad de las consecuencias producidas por este tipo de maltrato también está
mediada por la clase de abuso sexual sufrido. Ramírez (2008) estableció diferencias
significativas entre un grupo de niños, niñas y adolescentes que habían sufrido abuso
sexual con penetración y aquellos que habían sido sometidos a otros actos de índole
sexual; esto se traducía en peor funcionamiento cognitivo, una autoestima más baja y
poca capacidad de apego hacia sus pares (citado en Fernández y Ramírez, 2011).
“Se requiere canalizar los estudios del ASI acerca de sus efectos inmediatos, así como
la implementación de proyectos de prevención teniendo en cuenta los factores de
riesgo previamente identificados, además de profundizar en el diseño de
herramientas clínicas que permitan intervenir de una manera adecuada con miras a
minimizar, hasta donde sea posible, la amplia variedad sintomatológica que acarrea
a corto y largo plazo” (Herrera, Lozano, Martínez y Mebarak, 2010).
33
CAPÍTULO 2. PAPEL DE LOS PROFESIONALES
Como se mencionó al inicio del texto, el Abuso Sexual Infantil es una problemática que
tiene incidencia en todos los contextos del niño, niña o adolescente que lo sufre, y por
esto se hace necesario un abordaje desde una perspectiva integral en la que los
profesionales de Psicología, Medicina Forense, Derecho, Trabajo Social y Educación
intervengan desde la prevención, la atención y evaluación; asimismo, la familia cumple
ciertas funciones en el desarrollo de estos procesos. De acuerdo con esto se responderán
las siguientes preguntas ¿Cuáles son las funciones de estos profesionales en el abordaje
de los casos de ASI? ¿De qué manera se articulan estas funciones? ¿Cuáles son las
problemáticas más comunes en su abordaje?
1. PSICOLOGÍA
En el abordaje integral del Abuso Sexual Infantil los profesionales en Psicología pueden
actuar desde distintos campos, como lo son el diseño, aplicación y seguimiento de
programas de prevención, la atención psicoterapéutica y la evaluación psicológica en el
ámbito forense. Para esto la Resolución 000459 de 2012, explica que el psicólogo
forense se encarga, a solicitud de la autoridad competente, de la evaluación de la víctima
y posterior realización de un informe pericial. El profesional en psicología clínica por
su parte tiene como función el acompañamiento psicoterapéutico de la víctima y su
grupo familiar.
Cabe destacar, que cualquiera de estos profesionales puede ser llamado por la
administración de justicia solicitando conceptos acerca de determinadas temáticas,
dependiendo de su experticia; siempre y cuando declare sobre lo que conoce desde su
ejercicio profesional, puede aportar elementos valiosos al juez para determinar si la
niña, niño o adolescente fue víctima de abuso sexual (Resolución 000459 de 2012).
Prevención
Los programas de prevención que lleve a cabo el profesional en psicología deben actuar
sobre la información, las actitudes y conductas para detectar situaciones de riesgo,
comprender sistemas de creencias, normas y valores, facilitar la revelación, conocer
cómo se debe actuar ante estas situaciones, dónde hallar a los profesionales que
atienden esta problemática, entre otros temas (Rodríguez, s.f.).
Se debe tener en cuenta que para que estos programas sean efectivos, deben dirigirse a
todos los miembros que se ven inmersos en el ASI: menores de edad, padres, madres,
profesionales de distintas áreas y la comunidad en general. Dependiendo de las
características de cada una de estas poblaciones, el programa tendrá unos objetivos
específicos. Por un lado, los programas preventivos para los adultos deben orientarse a
reconocer la responsabilidad de protección de la infancia y las conductas que favorezcan
en el adulto una mejor comunicación con él, entre otros aspectos. En caso de estar
dirigidos a niños, niñas y adolescentes, buscarán desarrollar habilidades para la
autoprotección y la capacidad de comunicar el abuso sexual, de pedir y encontrar ayuda
34
tanto para sí mismos como para alguien cercano. Finalmente, cuando se orienten hacia
la comunidad, el objetivo será la adquisición de conocimientos básicos sobre qué es y
qué no es ASI, saber discriminar las conductas abusivas o de riesgo, promover el diálogo
sobre estos temas, y diferenciar la sexualidad libremente aceptada de la imposición que
implica el abuso (Rodríguez, s.f.).
35
niños, niñas y adolescentes.
Esta revisión encontró pruebas de que los programas escolares de prevención del abuso
sexual infantil fueron eficaces para aumentar las aptitudes de los niños y niñas en los
comportamientos protectores y el conocimiento de los conceptos de prevención del
abuso sexual (medidos según cuestionarios o viñetas), independientemente del tipo de
programa. Los niños expuestos a un programa de prevención del abuso sexual infantil
tuvieron mayores probabilidades de revelar el abuso, en comparación con los niños que
no estuvieron expuestos. Los estudios aún no han medido de forma adecuada los efectos
beneficiosos a largo plazo de los programas en cuanto a reducir la incidencia o la
prevalencia (o ambas) del abuso sexual infantil en los participantes del programa.
En otros estudios como el de Póo, Obreque, & Matamala, (2002) fue desarrollado un
programa en Argentina creado a partir de un video interactivo de prevención del abuso
sexual infantil y se aplicó en 10 establecimientos, participando 250 niños en el desarrollo
de habilidades de autocuidado. El programa fue evaluado con una metodología
cualitativa que identificó: representaciones sociales de los niños y niñas respecto a
límites corporales, relación con los extraños, confianza con padres, educadores y
conciencia de riesgo del abuso sexual infantil.
De acuerdo con lo anterior, los programas de prevención del abuso sexual infantil, no
36
se pueden abordar sólo desde las instituciones educativas, es indispensable el trabajo
con grupos interdisciplinarios, que involucren la familia y la comunidad en general.
Indiscutiblemente, lograr intervención en prevención eficaz y eficiente a través de los
diferentes garantes desde la escuela, permitirá que la red de victimarios disminuya y así
también las víctimas, fortaleciendo la salud mental de las comunidades (Prieto, 2004).
Así como los estudios de efectividad de los programas de prevención han despertado
interés en los investigadores, también otros han estudiado los efectos colaterales que
generan este tipo de estrategias. Entre los efectos más citados se encuentra el incremento
de ansiedad, temores y aprehensión frente a los adultos y el contacto físico con ellos,
generando desconfianza generalizada y malestar frente a las muestras de afecto y cariño
(Binder y MacNeil, Hazzard, Miltenberg y Thiesse-Duffy, Wurtele y Miller-Perrin citado
en Repucci, Land y Haugaard 1998; Hindman,1992).
Atención
Teniendo en cuenta el impacto negativo que tiene el Abuso Sexual Infantil para la
víctima y su familia, es importante una intervención inmediata con el fin de atenuar la
crisis desencadenada a partir del suceso. Esta crisis es entendida por el Fondo de
Población de las Naciones Unidas y la Secretaría Distrital de Salud, (2008) como
situaciones emocionalmente amenazantes, en las cuales el individuo muestra un alto
riesgo de desplegar estrategias de afrontamiento “mal- adaptativas”, o de quedar
inmovilizado emocionalmente.
Cualquier acto de violencia sexual amerita asumirse como una urgencia en la cual el
profesional debe detectar, evaluar y controlar la presencia de posibles riesgos vitales en
el paciente, derivados de su condición mental, tales como los riesgos de autoagresión,
heteroagresión o de quedar expuesto a revictimización. Tales riesgos pueden estar
presentes tanto en los episodios agudos de violencia sexual, como en el contexto de
violencia sexual crónica. (Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Secretaría
Distrital de Salud, 2008).
Los primeros auxilios psicológicos es el procedimiento inicial que debe llevarse a cabo
una vez el menor de edad llega a la institución médica o judicial, con el objetivo de
estabilizarlo emocionalmente. No obstante, esta función no es delegada únicamente al
psicólogo clínico puesto que cualquier profesional que se encuentre debidamente
entrenado puede brindar esta atención (Resolución 000459 de 2012). Los primeros
auxilios abarcan los siguientes componentes:
Posterior a los primeros auxilios psicológicos, se deben llevar a cabo acciones que son
competencia únicamente del psicólogo clínico debidamente preparado. La primera de
ellas es la Intervención en crisis la cual debe realizarse como parte de la atención inicial
para toda víctima de violencia sexual. Su objetivo es reducir las posibles consecuencias
negativas que puedan derivarse del evento traumático, a partir de la identificación y el
fortalecimiento de recursos personales, familiares y sociales, así como la búsqueda de
soluciones factibles ante problemas específicos (Resolución 000459 de 2012).
Ahora bien, el profesional en psicología clínica para poder realizar esta intervención
debe tener conocimiento de los siguientes elementos: para iniciar es pertinente
centrarse en el motivo de la consulta, posteriormente en el desarrollo de la sesión
identificar y entender el problema; facilitar la descarga emocional, expresión de
sentimientos y normalización de síntomas; movilizar recursos y habilidades personales,
familiares y sociales; evaluar el estado mental de la víctima, recontextualizando los
síntomas como reacciones esperables ante la situación sufrida que pueden ser superados
mediante acciones específicas. Se debe finalizar con recomendaciones y sugerencias
generales, acuerdos terapéuticos específicos y un resumen final con retroalimentación
por parte de la víctima (Resolución 000459 de 2012).
1.Permitir a la víctima hacer elecciones durante la entrevista: con el fin de facilitar que
retome la percepción de control sobre sí misma y sus circunstancias.
2.Permitir que elija el sitio donde quiere sentarse
3.Indicar que en cualquier momento puede suspender la entrevista, si así lo desea.
4.Hacerle saber que puede hablar de lo que le parezca pertinente, por medio de frases
como “No tiene necesidad de compartir todo lo ocurrido. Tal vez haya cosas que le
parezca que en este momento debe guardar”.
5.Respetar el ritmo impuesto por la víctima y las pausas que necesite tomarse durante
la entrevista.
6.Facilitar la expresión de emociones y significados otorgados a lo ocurrido:
7.Afirmar con la cabeza, con la mirada; hacer alguna anotación o expresión verbal que
animen a la persona a sentirse cómoda hablando.
8.Observar la comunicación no verbal.
9.Preguntar por sus necesidades, preocupaciones, ansiedades y dificultades.
10.Formular las preguntas de manera abierta, para que faciliten la comunicación.
11.Aceptar tranquilamente el silencio, la información angustiante y el dolor de la otra
persona el tiempo que sea necesario sin perder la calma o llenar el silencio con cualquier
comentario.
12.Tener contacto visual como signo de aceptación y de escucha.
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13.Poner el foco de atención en cómo se siente y se comporta la persona respecto a lo
ocurrido más que en los hechos producto de investigación, por ejemplo, en sus
emociones y percepciones, y detectar cuáles de estas emociones pudieran ser
problemáticas en el futuro (por ejemplo, autoacusación o vergüenza severas).
14.El objetivo de este espacio no es saber la verdad ni conocer detalles de lo ocurrido.
15.Resignificar los sentidos y significados otorgados por la víctima: de modo que la
adaptación y solución de problemas resulte más fácil.
16.Ayudarla a comprender que la agresión sexual no fue su responsabilidad.
17.Emplear técnicas de ubicación en un futuro en el cual ya se hayan superado los
efectos de la victimización.
18.Resignificar los signos y síntomas mentales encontrados, eliminando sus
connotaciones negativas, y entendiéndolos como una parte más de las estrategias de
afrontamiento.
Por el contrario, existen ciertas acciones y actitudes por parte del profesional que
limitan los alcances de la Intervención en crisis (Resolución 000459 de 2012), algunas
de estas son:
1.Decir “le entiendo perfectamente” o “imagino por lo que está pasado”, porque aparte
de inadecuado, es falso.
2.Aplicar rígidamente programaciones preestablecidas independientemente de las
necesidades percibidas en la víctima.
3.Ignorar, restar importancia o negar los sentimientos de la otra persona.
4.Fingir que se ha comprendido, cuando no es así.
5.Cambiar del tema que resulta importante para la persona por incomodidad personal.
6.Dar consejos.
7.Intentar tranquilizar forzosamente, tratar de animar o quitarle importancia al asunto.
8.Juzgar o criticar lo que la persona hizo durante la agresión o después de ella.
9.Insistir con preguntas sobre los detalles de la experiencia.
10.Es importante mencionar que, al ser un ejercicio de escucha únicamente, se debe
evitar intervenir el relato parafraseando o corrigiendo palabras utilizadas por la víctima.
Una vez terminada la intervención en crisis, el psicólogo clínico debe decidir si la víctima
requiere ser remitida a la consulta externa para continuar un proceso de psicoterapia
por psiquiatría, psicología clínica, o si requiere la atención de algún otro profesional
(Resolución 000459 de 2012) Adicionalmente, realizará un seguimiento del impacto
que ha tenido la intervención tanto para la víctima como para su grupo familiar.
39
problemas relacionados con el Abuso Sexual Infantil, los programas buscan combinar
diferentes técnicas que se adapten a las necesidades de cada paciente (Jehu, Klassen y
Gazan, 1986; Carver, Stalker, Stewart y Abraham, 1989; Roberts y Lie, 1989; Martsolf y
Draucker, 2005; Harvey y Taylor, 2010 citados en Beltrán y Rull, 2011). En los estudios
revisados por Beltrán y Rull (2011) y Portillo (2004) (Pasarela, Méndez y Mari, 2010;
Córdoba y Vallejo, 2012) se formulan las siguientes recomendaciones para llevar a cabo
un proceso terapéutico con NNA víctimas de abuso sexual: a) combinación de técnicas;
b) flexibilidad terapéutica; c) la formulación del tratamiento debe ser diferente si se ha
dado o no contacto físico (contacto íntimo, vaginal o anal, o exhibicionismo, obligar al
menor a realizar actividades sexuales); d) tener en cuenta características del niño (edad,
capacidad verbal, madurez emocional); e) el número de sesiones, así como la duración
del tratamiento y la frecuencia se recomienda en sesiones semanales de una hora de
duración aproximadamente; y f) la intervención de los profesionales de la salud mental
(psicólogos y/o psiquiatras) involucrados en este tipo de procesos terapéuticos debe
apoyarse en una intervención multidisciplinar.
De acuerdo con el meta-análisis propuesto por Beltrán y Rull (2011) los enfoques
teóricos más utilizados en la mayoría de procesos psicoterapéuticos son: el enfoque
psicodinámico grupal e individual, y el enfoque cognitivo-conductual, estableciéndose
como motivo de consulta principal la sintomatología psicológica o malestar psicológico
asociados con los siguientes síntomas: a) ansiosos; b) afectivos; c) distorsiones
cognitivas; d) baja autoestima; y, e) sentimiento de culpa (Gorey, Ritcher y Snider,
2001; Grosz, Kempe y Kelly, 2000; Romano y De Luca, 2006; Hébert y Bergeron, 2007;
Kimborough, Langenberg, Chesney y Berman, 2010; Price., 2005 citados en Córdoba y
Vallejo, 2012); se destacan también las terapias sistémicas, de enfoque feminista, y de
Mindfulness. Adicionalmente, como técnicas de psicoterapia se plantean: a) la
reestructuración cognitiva; b) el entrenamiento de habilidades específicas de
afrontamiento; c) las técnicas de habilidades específicas de control; d) las estrategias de
entrenamiento en asertividad; e) el entrenamiento en habilidades de resolución de
problemas; f) conversaciones; g) teatro; h) redacciones, i) relajación; y, j)
musicoterapia.
Evaluación
En los casos de Abuso Sexual Infantil, los principales campos de acción para el
profesional en psicología forense son determinar la credibilidad del testimonio
haciendo uso de técnicas tanto para su obtención como para el análisis posterior;
valorar el estado y afectación emocional del menor de edad, identificando la presencia
40
de lesiones y secuelas psicológicas derivadas del hecho delictivo, por medio de
indicadores emocionales, características conductuales y síntomas clínicos; evaluar los
procesos básicos (Senso-percepción, atención, memoria, lenguaje, pensamiento) y la
presencia de psicopatología (Asociación de Psicólogos Forenses de la Administración
de Justicia (APF), 2018).
El primer paso para llevar a cabo esta pericia consiste en revisar el expediente del caso en
cuestión, que suele contener el escrito de acusación, informes de entrevistas y
evaluaciones realizadas anteriormente, tanto al NNA como a su familia, historias
clínicas y documentos de otras instituciones; para esta revisión se recomienda utilizar
la metodología conocida como análisis de contenido (Rodríguez, s.f.). Teniendo en
cuenta lo encontrado, el psicólogo forense organiza los hechos en orden cronológico y
plantea hipótesis que permitan la objetividad e imparcialidad. La Asociación de
Psicólogos Forenses de la Administración de Justicia (APF) (2018) afirma que, ante una
situación como el abuso sexual a niños, niñas y adolescentes, se debe contemplar no
sólo la supuesta ocurrencia de tales hechos, sino hipótesis alternativas como la
sugestión, inducción, coacción, falsedad, inadecuada interpretación de determinados
signos, ganancia secundaria, así como la presencia de simulación, disimulación o
engaño.
Una vez planteados los objetivos de evaluación y las hipótesis respectivas, el psicólogo
forense inicia la recolección de información. El Protocolo de Evaluación Básica en
Psiquiatría y Psicología Forense del INMLCF (2009), describe que a la hora de emitir
un concepto la entrevista es el instrumento más importante, puesto que permite
obtener información sobre una persona. Este procedimiento incluye el examen del
estado mental y un diálogo con la persona evaluada que abarque tanto su historia de
vida como el hecho que es motivo de investigación.
41
Esta misma institución, específica que el tipo de entrevista varía de acuerdo al
profesional y su experticia. No obstante, en el protocolo se recomienda el uso de una
técnica semiestructurada, que permita la espontaneidad y al tiempo haya control por
parte del entrevistador sobre la conversación. Así mismo se recomienda que se
desarrolle en un espacio que favorezca la privacidad, la comunicación y el contacto
visual entre evaluador y evaluado.
42
de complejidad que tiene entrevistar a esta población en los casos de Abuso Sexual.
Algunos de los más utilizados son la Entrevista Paso a Paso (Yuille, Hunter, Joffe y
Zaparniuk), Guía de Poole y Lamb-Protocolo de Michigan, Protocolo NICHD (National
Institute of Child Health and Human Development), Entrevista de Corner House
SATAC-RATAC, la Entrevista Cognitiva (Geiselman y Fisher), Elaboración narrativa
(Saywitz y Snyder) y Protocolo del Center for Child Protection (CCP) (Cantón y Cortés,
2000; Hernández 2011).
• Fase sustancial: se pasa de la fase neutra a dirigir la atención del menor de edad
hacia la persona y situación objeto de la investigación, de forma que a partir de
este enfoque se puedan desarrollar los principios básicos del interrogatorio
forense: invitación o relato libre, abiertas, preguntas encadenadas, preguntas
aclaratorias y en casos excepcionales, preguntas más dirigidas y/o centradas. En
esta fase será necesario recuperar el recuerdo del presunto abuso que el niño,
niña o adolescente posea, con el máximo detalle y la mínima contaminación por
parte del entrevistador. Es en esta fase en la que se pueden introducir diferentes
técnicas de recuperación del recuerdo (Por ejemplo: la Entrevista Cognitiva,
únicamente cuando sea viable) para así obtener la máxima precisión y exactitud
en el recuerdo de los hechos investigados.
De acuerdo con la edad del menor y la etapa del desarrollo en la que se encuentre, la
entrevista debe seguir unos criterios específicos. La Asociación de Psicólogos Forenses
de la Administración de Justicia (APF) (2018) establece que cuando el niño(a) es menor
de tres años no se recomienda la realización de una entrevista por lo que la información
puede ser recopilada a través del expediente recibido y entrevistas colaterales. En caso
de que el menor esté entre los cuatro y seis años sí es posible llevar a cabo este
43
procedimiento teniendo en cuenta las limitaciones que tienen ellos en sus procesos
básicos y en la diferenciación de realidad y fantasía. A partir de los seis años, es posible
obtener un testimonio con suficientes detalles acerca del hecho. Por otro lado, los
adolescentes entre 14 y 18 años pueden ser entrevistados de forma más directa debido
a la etapa del desarrollo en la que se encuentran.
En este orden de ideas el profesional puede hacer uso de otras técnicas para recolectar
44
información, por medio del contacto con profesionales del entorno del niño, niña o
adolescente (profesores, pediatras, psicólogos, etc.) y entrevistas colaterales a los
familiares y conocidos (Abad y Pereda, 2013). La utilización de estas fuentes le permite
al evaluador adecuar la entrevista de acuerdo con las particularidades del NNA (etapa
del desarrollo, procesos básicos, características de personalidad, intereses, entre otros)
y obtener más datos para el contraste de hipótesis (González, González-Guerrero,
Manzanero, Muñoz, Sotoca y Terol, 2016).
Múltiples autores han abordado el tema de las falsas alegaciones en los casos de ASI,
las cuales pueden darse por diversas razones, como la motivación del NNA por intereses
personales o por ayudar a otros; un error de interpretación que produce que el menor
relate un hecho falso; la presión de un tercero al NNA para dar un testimonio inventado,
entre otros. Sin embargo, Ruiz- Tejedor (2017) se enfocó en las situaciones en las que
los menores son instrumentalizados, mayoritariamente en los contextos de litigio entre
los progenitores. Los indicadores que se identificaron en la mayoría de los casos de
falsas denuncias son:
45
Adicionalmente se indica la existencia de litigio entre los progenitores, acompañado de
interferencias parentales.
Respecto a este último elemento, es común que el niño, niña o adolescente describa la
conducta sexual haciendo uso de vocabulario adulto y aporte pocos detalles (Pereda,
2009 citado por Ruiz- Tejedor, 2017).
Para terminar, es importante tener en cuenta que en los casos de falsas denuncias es más
probable que el NNA sufra de victimización secundaria al haber sido examinados con
anterioridad por otros profesionales, además de tener un riesgo más alto de presentar
el fenómeno de falsa memoria (Ruiz-Tejedor, 2017).
46
Por último, la labor de los profesionales que atienden los casos de Abuso Sexual Infantil
se ve influenciada por errores cometidos en aspectos éticos, teóricos, metodológicos y
técnicos. Según Rodríguez, Ochoa, Perilla & Amaya (2018) las principales falencias se
encuentran en la falta de competencia por parte de los profesionales para atender a los
requisitos técnico-científicos de las guías, protocolos, técnicas e instrumentos avalados
por la comunidad científica. De acuerdo a lo anterior, se identifican dificultades en: a)
el cumplimiento de las normas correspondientes en dichos casos; b) la realización de
entrevistas forenses; c) la utilización de programas metodológicos para correlacionar la
información obtenida en la evaluación, administración, sistematización, análisis e
interpretación de instrumentos psicométricos y psicodiagnósticos; d) el uso de la
Cámara de Gesell; y e) las técnicas de credibilidad del testimonio.
En cuanto a los aspectos éticos algunos profesionales no cumplen con los requisitos del
consentimiento informado; metodológicamente se denotan dificultades en la
justificación de guías y protocolos utilizados y poca correspondencia entre los objetivos
e hipótesis planteadas, los instrumentos y los procesos de sistematización, análisis e
interpretación de los datos. Finalmente, respecto a los elementos técnicos se observan
conceptos que carecen de parámetros técnico-científicos, poco manejo de constructos
teóricos y técnicas de credibilidad del testimonio con estándares internacionales,
además de aceptación por parte de la comunidad científica (Rodríguez, Ochoa, Perilla
& Amaya, 2018).
2. MEDICINA FORENSE
Prevención
47
Atención
En los casos de ASI, Álvarez, González, Quirós y Soto (2016) explican que el
entrevistador debe obtener el consentimiento informado del representante legal del
48
niño, niña o adolescente antes de cualquier intervención o procedimiento. Es necesario
que esta revisión no sea un proceso forzado, por lo que siempre hay que explicar los
objetivos enfatizando en el uso de instrumentos, utilizando un lenguaje comprensible
tanto para la familia como para el NNA de acuerdo con su edad, desarrollo y
características de su personalidad. Lo anterior con el objetivo de generar un ambiente de
confianza y disminuir el temor.
• Inspección de prendas
Estos objetos pueden ser utilizados como elementos materiales probatorios o evidencia
física puesto que suelen contener fluidos, evidencia proveniente de la escena o
alteraciones que orienten sobre la manera cómo ocurrieron los hechos. De ser así, se
deberá cumplir con los procedimientos de cadena de custodia.
49
• Examen externo
Se lleva a cabo en estrecha relación con el relato del hecho referido por la persona
examinada, y tiene como objetivo establecer la presencia o ausencia de lesiones (huellas
de presión en cuello y brazos, signos de atadura en las extremidades, señales de
bofetadas o abrasiones en cara y orejas, huellas de mordedura o succión en lo senos o la
región pectoral, azotes en la espalda, equimosis en muslos y abdomen) y recuperar
evidencia biológica. Adicionalmente es útil para evaluar criterios clínicos y determinar
si hay signos de embarazo o de alguna Infección de Transmisión Sexual (ITS).
El Ministerio de Salud de Chile (2016) establece que este examen debe dividirse en dos
partes; en primer lugar, un examen general en el que se identifiquen lesiones en el
cuerpo, y posteriormente, un examen segmentado comenzando con la cara y el tórax,
luego el abdomen y por último las extremidades superiores e inferiores.
Adicionalmente, estos hallazgos deben registrarse en un esquema de figura humana.
50
• Registro y documentación de los hallazgos
Los hallazgos deben ser registrados en una descripción detallada y documentados por
medio de diagramas, calcos, fotografías, entre otros medios como ecografías y
radiografías. Álvarez, González, Quirós y Soto (2016) explican que, en este paso, es
importante hacer uso de dibujos y de la convención internacional de las “manecillas del
reloj” para describir las lesiones, teniendo en cuenta que la uretra toma la posición de
las 12 horas y la región anal 6 horas.
• Toma de muestras
La necesidad de tomar muestras será determinada por el perito de acuerdo con el
contexto del caso. Algunas de estas son: muestras en piel, cavidad oral, uñas, entre
otros; muestras vulvares, muestras vaginales, muestras del ano, estudios sobre tóxicos,
estudio sobre Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), y/o estudio de embarazo.
51
e. Asesoría para Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE).
f. Recolección de evidencias.
g. Orientación a la familia.
h. Tomar las pruebas diagnósticas necesarias para explorar el estado de salud
de la víctima en la evaluación inicial.
• Asegurar una intervención terapéutica inicial especializada en salud mental para
la víctima durante la primera consulta.
• Planear los seguimientos clínicos requeridos, realizando a cada víctima de
violencia sexual un total de cinco consultas de control luego de efectuada la
atención inicial de urgencia, con la siguiente periodicidad: a las dos semanas,
cuatro semanas, tres meses, seis meses y doce meses.
• Remitir a otros profesionales de la salud requeridos para asegurar la atención
integral de las víctimas de violencia sexual.
• Remisión a protección y reporte al sector justicia, preferiblemente Fiscalía,
Policía Judicial, SIJIN, DIJIN, CTI o a la Policía Nacional- estaciones de policía,
líneas de denuncia, entre otras. Si se trata de una víctima menor de 18 años de
edad, se debe notificar al Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) con
el fin de iniciar el Proceso de Restablecimiento de Derechos y que se tomen las
medidas de protección integral a las que tienen derecho las víctimas de violencia
sexual.
• Realizar los seguimientos rutinarios que requiere una víctima de violencia sexual
atendida por el sector salud.
• Efectuar un adecuado cierre de caso.
En todos los casos de Abuso Sexual Infantil, el médico (a) debe tener presente la
atención humanizada de la víctima durante la valoración, la reiteración a la víctima de
que fue valiente al buscar ayuda ante la victimización sufrida, la explicación de todos
los procedimientos a realizar, y la solicitud del consentimiento informado.
Para finalizar, los hallazgos periciales pueden variar totalmente, encontrando casos en
donde el aparato genital queda totalmente destruido, hasta la absoluta ausencia de
signos físicos. En las víctimas adultas el diagnóstico tiene como base la denuncia y los
signos de violencia genital o extragenital; esto último es raro encontrarlo en los abusos
infantiles. Es importante señalar que, así como un examen genital negativo no descarta
la ocurrencia de abuso sexual, la mala interpretación médico-legal puede provocar que
se legitimen falsas denuncias (Rodríguez- Almada, 2010). De acuerdo con esto, una de
52
las dificultades más grandes para estos profesionales tiene que ver con la falta de
indicadores de certeza o especificidad que permitan confirmar la ocurrencia de ASI,
puesto que, en la mayoría de los casos, tal como lo explica Rodríguez-Almada (2010),
se identifican indicadores de sospecha que pueden ser causados por conductas sexuales
inapropiadas o tener otras causas. De ahí la importancia del trabajo interprofesional con
el fin de confirmar y descartar hipótesis.
3. DERECHO
En los casos de Abuso Sexual Infantil, el área de Derecho tiene un papel fundamental
puesto que por medio de normas regula la protección a los niños, niñas y adolescentes,
sus derechos sexuales y el proceso legal a seguir en caso de que estos sean vulnerados.
En este orden de ideas es importante iniciar describiendo el marco legal que delimita
esta problemática en Colombia.
• Ley 12 de 1991
Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (CDN) y Constitución Política de
Colombia de 1991; tras haber reconocido que los niños, niñas y adolescentes (menores de
18 años) requieren de una asistencia especial, los Estados Partes de esta convención
deben tomar las medidas que sean necesarias con el fin de garantizar que esta población
esté protegida frente a cualquier forma de discriminación o castigo (Ley 12, 1991,
Artículo 2); de esta manera, la CDN tiene como fundamento el Interés superior del niño.
De acuerdo con esto, entre los derechos mencionados en la presente ley que están
relacionados con el Abuso Sexual Infantil se encuentra el derecho a la integridad
personal según el cual esta población debe ser protegida “contra todas las acciones o
conductas que causen muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico (…).
Tienen derecho a la protección contra el maltrato y los abusos de toda índole” (Ley
1098, 2006, Artículo 18, p. 4). Adicionalmente, en el Artículo 20 se especifica que los
menores de edad deben ser protegidos contra la violación, la prostitución, explotación
sexual, pornografía y cualquier otro acto que vaya en contra de su libertad, integridad y
formación sexual. Cuando estas conductas son cometidas sobre menores de seis años
tienen unos efectos diferenciados debido a la etapa del desarrollo en la que se
encuentran; por esta razón, el Artículo 29 hace referencia al derecho que tiene la
primera infancia de un desarrollo integral, puesto que es en ese momento donde se
determinan las bases para el desarrollo cognitivo, emocional y social del individuo (Ley
1098, 2006).
Ahora bien, el Artículo 19 hace referencia al derecho que tienen los menores de edad
que han infringido la ley a rehabilitarse y resocializarse mediante programas
garantizados por el Estado (Ley 1098, 2006). Esto cobra especial importancia cuando el
victimario de la conducta abusiva es otro menor de edad.
En primer lugar, en el Artículo 39 se afirma que el grupo familiar debe promover “la
igualdad de derechos, el afecto, la solidaridad y el respeto” (Ley 1098, 2006, p. 11),
54
además del ejercicio responsable de los derechos sexuales y reproductivos. Por esto, se
debe evitar toda conducta que tenga como consecuencia malos tratos físicos, sexuales o
psicológicos.
Teniendo claridad acerca de los derechos que cobijan a niños, niñas y adolescentes en
Colombia y las obligaciones de la familia, la sociedad y el Estado para su cumplimiento,
es importante mencionar los delitos contra la libertad, integridad y formación sexuales
tipificados en el Título IV del Código Penal Colombiano (2000). Previo a esto, es
importante entender los conceptos de libertad, integridad y formación en el ámbito
sexual. El primero de ellos hace referencia al derecho que tiene el individuo a elegir,
aceptar, rechazar y autodeterminarse frente a la conducta sexual. Por otro lado, cuando
se habla de integridad y formación se hace referencia a la facultad de auto determinarse
en un futuro en materia sexual contando con las condiciones óptimas.
Para comenzar, dentro del Capítulo I. De la violación son descritos los delitos de Acceso
carnal violento, Acto sexual violento y Acceso carnal o acto sexual en persona puesta
en incapacidad de resistir; este último se refiere a una acción realizada por el victimario
para dejar a la víctima en un estado de inconsciencia o en condición de inferioridad
psíquica, lo cual limitará su comprensión y capacidad de consentimiento (Ley 599,
2000, Artículos 205, 206 y 207).
55
Es posible dilucidar que los delitos contenidos en los capítulos anteriores presentan
unas características específicas. Por un lado, en los delitos del Capítulo I se hace
evidente el uso de violencia, la falta de consentimiento y el nexo de causalidad entre
estos dos factores, puesto que la violencia es usada con el fin de obligar a la víctima.
Contrario a esto, en las conductas del Capítulo II no se presenta violencia, sino un
aprovechamiento de las condiciones que tiene la víctima, quien a causa de su inmadurez
psicológica es incapaz de comprender y dar su consentimiento.
Ahora bien, el Capítulo III contiene algunas disposiciones que son comunes a los
capítulos ya mencionados. Por un lado, se nombran las Circunstancias de agravación
punitiva, entre las cuales se encuentran i) Si la víctima es menor de catorce (14) años y
ii) Si la víctima es pariente hasta cuarto grado de consanguinidad, cuarto de afinidad o
primero de civil. Por otra parte, es definido el concepto de Acceso carnal (Ley 599,
2000, Artículos 211 y 212).
56
4. FUNCIONES DE LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS
Debido a este amplio campo de acción las funciones del profesional dependen de la
institución en la que se desempeñe; según el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
(ICBF, 2010) en casos de violencia sexual hacia un menor de edad, intervienen las
siguientes instituciones:
RUTA DE ATENCIÓN 1
DETECCIÓN
Toda persona que conozca algún caso de violencia en contra de NNA.
1 Tomado del documento de rutas internas institucionales. Violencia intrafamiliar y violencia sexual.
(2018). http://sedboyaca.gov.co/wp-content/uploads/2018/02/20180208-circular-conjunta-anexo2-
ruta-interna-casos-violencia-intrafamiliar-sexual.pdf
57
ATENCIÓN
1. Recepción de la denuncia (Defensor de Familia).
2. Instauración de denuncia (en el caso que requiera, Defensor de
Familia).
3. Atención a NNA cuyo agresor es menor de 14 años y familia (equipo
Interdisciplinario).
4. Verificación de Derechos (equipo Interdisciplinario) Art 52 ley 1098.
5. Valoración psicológica, socio familiar y nutricional por el equipo.
6. Apertura y medida de restablecimiento de derechos.
7. Aplicación de medidas de protección.
8. Evaluación de factores de protección en el entorno familiar:
• SI: Proceso de intervención psicosocial y terapéutico: Mitigación de
factores de riesgo.
• NO: Ubicación en familia extensa u hogar sustituto.
Centro Zonal: Equipo Interdisciplinario: Psicología, Trabajo Social, Nutrición, Defensor de familia
En caso de que la víctima sea un niño/a no es necesaria la denuncia, puesto que con el
aviso de cualquier persona es suficiente. Adicionalmente, cuando se determine que está
en riesgo físico o moral, debe ser remitido a la oficina de Bienestar Familiar (Fiscalía
General de la Nación, 2006).
58
lineamientos para la investigación penal y judicialización de delitos de violencia
sexual (2016).
RUTA DE ATENCIÓN2
DETECCIÓN
1. Información directa de las víctimas (si son menores de edad, a
través de su representante legal) en la sala de recepción de
denuncias del CAIVAS.
2. De oficio (por comunicación emitida por clínicas, hospitales y
centros de salud, por comisarías y defensorías de familia, por
instituciones educativas, etc.)
3. Información recibida a través de la línea gratuita.
4. Denuncias anónimas.
5. A través de la página web.
6. Informes de la policía de vigilancia.
7. Compulsa de copias realizadas por instituciones estatales o
privadas.
2 Tomado del documento de rutas internas institucionales. Violencia intrafamiliar y violencia sexual.
(2018). http://sedboyaca.gov.co/wp-content/uploads/2018/02/20180208-circular-conjunta-anexo2-
ruta-interna-casos-violencia-intrafamiliar-sexual.pdf
59
ATENCIÓN
Con detención: Sin detención:
Atenciones Prioritarias
1.En el campo de la salud se debe activar el CÓDIGO VERDE, de igual forma en la URI
realizar actos urgentes y es necesario dar el número de la noticia criminal, asignarse un
fiscal para tratar el caso o las salas de recepción de denuncias.
2.El Fiscal que va a realizar investigación realiza un programa metodológico.
3.En caso de Violencia Sexual a un NNA se solicita protección (ICBF –Comisarías de
Familia) para dar inicio al procedimiento administrativo de restablecimiento de derechos
y se ordenan las medidas necesarias.
4.En el caso de que el comisario o funcionarios de ICBF no tomen las medidas de
protección el fiscal debe acudir ante el juez de control de garantías para que este disponga
las medidas de protección a la(s) víctima(s). Art. 153 – 154 Código de Procedimiento Penal
(Protección a testigos y víctimas en el marco de la VIF) Ley 1257 de 2008. Art. 18 Protección
a la(s) víctima(s). Recolectados los elementos materiales de prueba suficientes de los cuales
se puedan deducir la existencia del hecho y la responsabilidad del victimario, el fiscal acude
ante el juez de control de garantías para formular la imputación por el delito de VS;
igualmente, puede solicitar medida de aseguramiento.
5.Cuando víctima es menor de edad se debe solicitar medida de aseguramiento.
6.Si el fiscal lo considera necesario emite otras órdenes a policía judicial y dentro del plazo
de sesenta (60) días siguientes a la imputación debe acudir al juez de conocimiento para
acusar o para pedir la preclusión.
7.Luego de formulada la acusación continúa el proceso con la audiencia preparatoria y de
juicio oral, en el cual se practican todas las pruebas de la Fiscalía y de la defensa. Por último,
el juez dicta sentencia condenatoria o absolutoria.
60
ACTIVACIÓN
A través de oficios remisorios solicita a las instituciones
valoraciones.
RUTA DE ATENCIÓN3
DETECCIÓN 1. NNA y adultos que conocen o son víctimas de Delitos Sexuales, dando
a conocer el caso a las autoridades.
2. En la línea de atención de emergencias 123.
3. Línea de atención al ciudadano-gratuita 018000-
910600/018000-910112.
4. En los Municipios y zona rural, el número de celular del comandante
o patrullero encargado.
RECEPCIÓN
1.Registro de la situación manifestada por NNA, jóvenes y adultos.
2.Policía con especialidad de Infancia y Adolescencia, encargado de
NNA.
3.Realizar un reporte de forma inmediata sobre la situación a las
instituciones competentes.
4.Para poder llevar a cabo los procedimientos es necesario que se haya
puesto la denuncia.
5.La Policía tiene atención las 24 horas del día, por lo tanto, en el momento
en que se informa sobre una situación de vulneración de derechos
brindan atención inmediata dirigiéndose al lugar de los hechos.
3 Tomado del documento de rutas internas institucionales. Violencia intrafamiliar y violencia sexual.
(2018). http://sedboyaca.gov.co/wp-content/uploads/2018/02/20180208-circular-conjunta-anexo2-
ruta-interna-casos-violencia-intrafamiliar-sexual.pdf
61
ATENCIÓN EN FLAGRANCIA
1.Verificar la situación
establecida en la denuncia. 1. Establecer medidas de
2.Revisar el estado de la protección de las víctimas NNA y
persona a nivel emocional y adultos, en caso de identificar
físico. que están en riesgo.
3.Si el NNA se encuentra solo, 2. Cuando el agresor es menor de
se debe ubicar a un familiar o edad, realizar el contacto con el
conocido que pueda CESPA, y cuando es mayor de
acompañar en el proceso. edad directamente con la
4.Garantizar el Fiscalía.
acompañamiento a los NNA, 3.Capturar al agresor con la
el traslado a juzgados, centros autorización previa del juez, la
hospitalarios o institución que orden para el arresto y la
atienda el caso, con el fin de asignación del fiscal que inicie
prevenir y controlar proceso de investigación.
alteraciones de la víctima. 4.También es posible capturar al
5.Acompañar al personal de agresor si se evidencian daños y
las instituciones en las visitas lesiones en la víctima, en caso de
al domicilio de las víctimas o ser NNA es necesario garantizar
del agresor, para conocer las la protección inmediata, revisar
condiciones de riesgo. el estado de la persona y
6.Apoyar a las autoridades trasladarla.
Judiciales, Defensores(as), 5.Generar Actos Urgentes,
Comisarios(as) de Familia, reporte inmediato que se realiza
Personeros(as) Municipales e a la Fiscalía sobre un caso, en el
Inspectores(as) de Policía en cual se presenta la noticia
las acciones de protección del criminal.
NNA y de su familia. 6.Verificar el caso y entregar un
reporte, se indaga sobre cómo
fueron los hechos, si existe
agresor, quién es la víctima,
lugar, cómo fue el abuso.
ACTIVACIÓN
1. En los municipios donde hay Centro Zonal de ICBF, la Policía
remite para las medidas de protección y restablecimiento de derechos.
2. En los municipios donde NO hay ICBF, la Policía remite a
Comisaría de Familia o Personería, puesto que forman parte del
Sistema Nacional de Bienestar Familiar.
3. La policía se apoya de la institución prestadora de salud más
cercana para la valoración médica y psicológica, con el fin de verificar
el estado de la persona, en primera instancia.
4. Si dentro del relato o la situación se conoce que es violencia sexual,
solicitar examen pericial a Medicina Legal:
a. Si el NNA está acompañado de algún miembro de la familia o
acudiente, ellos dan la aprobación para realizar el examen pericial.
b. Si no está el acompañante del NNA, se debe comunicar con el
Procurador de Familia o Defensor de Familia.
6. Debe dar conocimiento sobre la situación a Policía Judicial,
Fiscalía y/o Juzgado, para iniciar con el proceso judicial.
7. En los municipios donde no existe Medicina Legal, remitir para
la valoración en la Institución de Salud.
62
4.4 Policía Judicial-Cuerpo Técnico de Investigaciones (CTI)
ATENCIÓN
1. La entrevista forense al NNA víctima de violencia sexual es realizada
Ley 1652 de 2013
por personal debidamente entrenado del Cuerpo Técnico de Investigación
de la Fiscalía General de la Nación. Para la aplicación es necesaria la
previa revisión del cuestionario por parte del Defensor de Familia, sin
perjuicio de su presencia en la diligencia.
• En caso de no contar con los profesionales aquí referenciados, a la
autoridad competente le corresponde adelantar las gestiones pertinentes
para asegurar la intervención de un entrevistador especializado.
• El menor podrá estar acompañado por su representante legal o por un
pariente mayor de edad.
63
• Reglamento Técnico para el Abordaje Forense Integral en la Investigación del
Delito Sexual (2009).
• Guía para la Realización de Pericias Psiquiátricas o Psicológicas Forenses en
Niños, Niñas y Adolescentes Presuntas Víctimas de Delitos Sexuales (2010).
4 Tomado del Protocolo de investigación de violencia sexual: Guía de buenas prácticas y lineamientos para
la investigación penal y judicialización de delitos de violencia sexual de la Fiscalía General de la Nación.
(2016).
64
RUTA DE ATENCIÓN5
DETECCIÓN
NNA y adultos que conocen o son víctimas de Delitos Sexuales,
dando a conocer el caso a las autoridades.
RECEPCIÓN
1.Recibe la denuncia porque la víctima pone en conocimiento la
situación, ya sea un NNA o un adulto.
2.Realiza un informe y registro sobre la situación.
• En caso de no haber Defensor de Familia la ley 1098 (2006) art 98
establece que las funciones de este serán cumplidas por Comisaria
de Familia. En ausencia de los dos, se le atribuyen a Inspección de
Policía.
ATENCIÓN
1.Iniciar el Proceso para garantizar, proteger y reparar los derechos
del NNA.
2.Recopilación del relato de las personas involucradas en el suceso.
3.Activar el trabajo interdisciplinario con el fin de verificar y realizar
investigación sociofamiliar.
4.Adoptar las medidas de emergencia y de protección necesarias,
contempladas en la ley 575 (2000) en el art 5.
5.Realiza la verificación de derechos como lo establece la ley 1098, art
52
6.Denunciar la situación ante la Fiscalía.
7.Solicitar valoración médico legal al Sector Salud o Medicina Legal,
por tener competencias de Policía Judicial.
ACTIVACIÓN
1.Realizar las remisiones correspondientes. directamente a CAIVAS en
los casos de NNA.
2.En los municipios que no existe o no hay cercanía de CAIVAS, al Sector
Salud para la valoración de examen pericial.
3.A Medicina Legal para valoración médico-legal.
4.A la Fiscalía para instaurar la denuncia respectiva por la violencia
sexual.
5.Al ICBF para la atención del NNA, si el municipio tiene Centro Zonal.
6.Cuando se requiera,
58 orientar y gestionar la atención a servicios
especializados.
5 Tomado del documento de rutas internas institucionales. Violencia intrafamiliar y violencia sexual.
(2018). http://sedboyaca.gov.co/wp-content/uploads/2018/02/20180208-circular-conjunta-anexo2-
ruta-interna-casos-violencia-intrafamiliar-sexual.pdf
65
4.7 Personería
Vela por la protección del interés de la sociedad, vigila la conducta de los funcionarios
públicos y brinda asesoría a la comunidad sobre derechos humanos y civiles de los
ciudadanos.
RUTA DE ATENCIÓN
6
DETECCIÓN NNA que han sido vulnerados en sus derechos y/o han tenido una
experiencia de delitos sexuales, quienes denuncian el caso en
Personería con el fin de garantizar la atención.
RECEPCIÓN
• Si la denuncia es verbal orientar a la persona y elaborar un oficio
de remisión a la entidad competente.
• Si es escrita trasladar la queja a la autoridad competente.
ACTIVACIÓN
• En los casos de Violencia o Delitos Sexuales a un NNA, es necesrio
remitir a ICBF para el restablecimiento de derechos y protección, si
no cuenta con un Centro Zonal con Comisaría de Familia.
• En caso de Violencia Doméstica, VIF o Delitos Sexuales remitir a
Comisaría de Familia.
• Recibir apoyo por parte de la policía para el acompañamiento en los
procedimientos adelantados por Comisaría.
6 Tomado del documento de rutas internas institucionales. Violencia intrafamiliar y violencia sexual.
(2018). http://sedboyaca.gov.co/wp-content/uploads/2018/02/20180208-circular-conjunta-anexo2-
ruta-interna-casos-violencia-intrafamiliar-sexual.pdf
66
víctimas de violencia sexual con el fin de garantizar un trato digno. Por otra parte,
brindan atención integral a estas víctimas.
5. TRABAJO SOCIAL
Este profesional debe partir de un análisis comprensivo de la situación del NNA que ha
sido víctima y de los contextos donde se desenvuelve. Para esto, se hace necesario
estudiar su contexto socio-familiar, vincular e institucional con el fin de realizar un
diagnóstico particular adecuado que abarque la historia individual, la cronicidad de la
violencia sexual, y de ser el caso de otras formas de violencia (Bagnasco, Gelso y Recio,
2015). Adicionalmente, reconocer factores protectores y de vulnerabilidad con los que
cuenta la familia.
Para llevar a cabo lo anterior, el Trabajador social debe realizar una entrevista
semiestructurada, individual o grupal, en las sesiones que sean necesarias. En este
procedimiento es importante identificar si las necesidades básicas del NNA están
siendo cubiertas de forma adecuada; establecer factores psicosociales predisponentes y
de riesgo a nivel socio-familiar; conocer el vínculo o relación entre víctima y agresor con
67
el fin de tomar medidas de protección; observar la actitud de la familia hacia la víctima
y el nivel de afectación de sus integrantes frente a los hechos ocurridos, así como las
reacciones del entorno ante la revelación; por último, debe evaluarse el estado en el que
se encuentran todos sus miembros para dar una oportuna intervención en crisis y apoyo
durante el proceso (Fondo de Población de las Naciones Unidas y la Secretaría Distrital
de Salud, 2008).
1.Consentimiento informado
2.Registro de los datos de identificación de la víctima y del grupo familiar (vivienda,
educación y trabajo).
3.Composición del grupo familiar.
4.Datos sociodemográficos y económicos.
5.Dinámica familiar (roles, relaciones, vínculos familiares, si es posible de otros
contextos sociales; comunicación, mitos, creencias, circunstancias socioeconómicas),
esto con el propósito de identificar las dificultades en el funcionamiento familiar que
propicien la situación de vulnerabilidad y de agresión sexual, y los factores resilientes.
Esta información puede ser ilustrada a través del genograma y ecomapa.
6.Abordar aspectos de la historia de vida de la víctima y la familia con el fin de
identificar antecedentes de abuso sexual, crisis y conflictos; el origen y tipo de
dificultades personales y/o familiares no resueltas, las alternativas de solución
implementadas y su potencial de cambio.
7.Reconocer la red de apoyo familiar, social e institucional; igualmente las necesidades
de salud, protección y justicia.
8.Formular el diagnóstico social de acuerdo con la información obtenida.
De igual forma, este profesional debe formular un plan de acción de acuerdo con las
necesidades identificadas tanto en la víctima como en su familia, realizando un análisis
con el equipo interdisciplinario. El Fondo de Población de las Naciones Unidas y la
Secretaría Distrital de Salud (2008) así como Casado (2017) establecen las siguientes
acciones:
68
• Establecer estrategias de protección y prevención intra o extrainstitucionales.
• Direccionar los trámites legales pertinentes para la denuncia y/o realizar
seguimiento mediante la contrarreferencia con la entidad remitente, siguiendo
la ruta de atención. Si es necesario se debe realizar el acompañamiento para el
trámite correspondiente.
• Coordinar actividades de remisión institucional e interinstitucional.
• Establecer un plan de seguimiento en conjunto con el grupo familiar, para
generar compromisos y garantizar la intervención clínica.
• Realizar visitas domiciliarias en los casos e instituciones requeridas, con el fin
de realizar seguimiento al grupo familiar, determinar necesidades e
implementar acciones que orienten los procesos requeridos.
• Realizar procesos de capacitación y actualización permanentes.
• Atender las solicitudes de las instancias legales para el manejo o seguimiento de
los casos.
• Coordinar acciones de protección que varían de acuerdo con el caso particular,
entre ellas el alojamiento temporal, aunque en miras de resguardar el Interés
superior del niño, niña o adolescente siempre se prefiere que permanezca en su
entorno familiar. Respecto a esto, Fuentes (2012) establece que este profesional
cuenta con las competencias para solicitar el retiro de su medio familiar ya que
no le provee las condiciones necesarias para su desarrollo. Así pues, tendrá que
analizar las razones para retirarlo siempre teniendo en cuenta lo que implica la
separación de un NNA de su hogar y el efecto que tiene sobre las relaciones
vinculares; para esto es muy importante el trabajo con otras áreas del
conocimiento.
6. EDUCACIÓN
En los casos de Abuso Sexual Infantil las instituciones educativas en Colombia están
regidas por la Ley 1146 de 2007, Capítulo IV. El sector educativo y la prevención del
Abuso Sexual Infantil desde este contexto:
69
básica y media, deberán incluir elementos que contribuyan a la identificación
temprana, prevención, autoprotección, detección y denuncia del abuso sexual de
que puedan ser víctimas los educandos, dentro y fuera de los establecimientos
educativos.
Ahora bien, las personas que desarrollan su actividad profesional dirigida a niños, niñas
y adolescentes deben tener las competencias para detectar signos de posible Abuso
Sexual Infantil. Cabe destacar que, aunque los indicadores no son garantía de la
ocurrencia de abuso, si son evidencia de que algo está sucediendo con el NNA, por lo
que es importante realizar un seguimiento. Respecto a esto, es frecuente que, al notar
algún indicador, el miembro de la institución educativa sienta la necesidad de conocer
más detalles antes de decidirse a comunicarlo y termina por interrogar al NNA por
medio de una clase de entrevista. Esto último no debe ser llevado a cabo por alguien
distinto a un profesional capacitado, por lo que no se recomienda en los ámbitos
educativos (Fernández y Guerrero, 2016).
También puede ocurrir que el niño, niña o adolescente revele, de manera directa o
indirecta el abuso del que es víctima. En estos casos es importante:
70
1.Ser sensible a las necesidades del NNA. En este momento es especialmente
vulnerable, por lo que es necesario que sepa que el profesional le cree y que está dispuesto
a escucharlo y apoyarlo.
2. No posponer la revelación. El NNA debe ser escuchado en el momento que ha elegido
comunicarlo.
3.Mantener la calma y escuchar con atención. Lo cual le enseñará al NNA que puede
hablar de lo ocurrido con otras personas.
4.Es importante no mostrar las emociones puesto que podría desencadenar en el NNA
más ansiedad o miedo; no juzgar ni insultar; no interrumpir el relato; ser cálido y
cercano; en el momento en que la información sea lo suficientemente clara, no pedir
más detalles y orientar la conversación hacia el apoyo emocional. Una vez la
conversación finalice, agradecerle la confianza y explicarle que es importante
comunicarlo a un tercero por motivos de seguridad.
5.Dejar por escrito lo que se ha escuchado. Estas notas deben ser lo más fieles posible a
lo relatado por el NNA, haciendo uso de las palabras tal y como las usó, y describiendo
su comportamiento durante la revelación.
6.Posterior a esto, es necesario comunicarlo a los padres de inmediato y orientarlos
frente a los pasos a seguir. Cuando la revelación indique que el perpetrador es un
miembro de la familia nuclear, se debe poner en conocimiento a las autoridades sin
previa comunicación a los padres o cuidadores. Finalmente, respecto al manejo de esta
información, la institución educativa y sus miembros deben salvaguardar la identidad
de la víctima y el presunto victimario, salvo que la información sea solicitada por una
autoridad competente (Fernández y Guerrero, 2016).
De acuerdo con todo lo mencionado, la Alcaldía Mayor de Bogotá junto con la Secretaría
Distrital de Educación (2014) realizaron un documento orientado a ofrecer información
acerca de las formas de responder ante situaciones que afecten el adecuado ejercicio de
los derechos que tienen los niños, niñas y adolescentes; entre estas se encuentra la
violencia sexual. En primer lugar, los docentes y directivos deben activar rutas de acción
en el caso de identificar indicadores conductuales como: retraimiento, conductas
sexualizadas, tristeza, llanto sin razón aparente, excesivo temor al contacto físico
percibido como normal, personalidad sumisa, conducta agresiva, trastornos del sueño,
pseudomadurez y bajo rendimiento académico (Cantón y Cortés, 2000; Alcaldía Mayor
de Bogotá y Secretaría Distrital de Educación, 2014).
En presencia de estas señales, se debe entablar una conversación con el NNA con el fin
de preguntar acerca de lo observado. Si en este momento surgen más indicios acerca de
la ocurrencia de abuso sexual, se busca obtener mayor información con el fin de poder
completar el reporte a la autoridad competente. Esta será información general, pues en
ninguna circunstancia se deben llevar a cabo entrevistas a profundidad. En caso de que
el relato obtenido no corresponda con la presunta ocurrencia de esta problemática, el
docente debe realizar un seguimiento del NNA, puesto que los comportamientos
identificados igual pueden ser señal de alguna otra situación (Alcaldía Mayor de Bogotá
y Secretaría Distrital de Educación, 2014).
71
Una vez se ha remitido el caso a las autoridades (Comisaría de familia, Instituto
Colombiano de Bienestar Familiar- ICBF o el Centro de Atención Integral a Víctimas de
Abuso Sexual- CAIVAS), la institución educativa debe establecer contacto con algún
familiar del niño, niña o adolescente teniendo en cuenta que no sea el presunto agresor,
con el fin de sensibilizar a la familia acerca del proceso de Restablecimiento de Derechos;
este es el momento también para dejar claridad acerca de los alcances y limitaciones que
tiene el profesional dentro de la institución educativa. Finalmente, se realiza un
seguimiento para asegurar que el NNA y su familia estén asistiendo a los procesos que
sean necesarios, reportar cualquier novedad, ofrecer información o asesoría y evitar que
esta sufra de victimización secundaria dentro de la institución.
7. PAPEL DE LA FAMILIA
Prevención
72
• Disciplina sin violencia
Enseñar límites a los niños, niñas y adolescentes sin violencia física o emocional
promueve en ellos la toma de decisiones basada en la reflexión y no en la obediencia a
ciegas hacia los adultos. Esta sumisión pone al NNA en una posición de fragilidad frente
a una situación de abuso. De esta manera, es recomendable un estilo de crianza desde
los derechos humanos, fortaleciendo los vínculos afectivos caracterizados por el respeto
y la equidad, sin importar el sexo o la edad. Esto hará que el NNA entienda que tiene
derecho a decir “No” explícitamente si se siente mal, incómodo o confundido en
determinadas situaciones. (Fondo de Población de las Naciones Unidas, 2011; Urra,
2013).
Para finalizar, debe tenerse en cuenta que el factor protector más importante es el
ejemplo que le dan los padres a sus hijos(as), puesto que lo que ellos perciban de su
entorno determinará la forma en la que se enfrenten a todo tipo de situaciones.
Atención
1.Mostrar interés por el relato del niño, niña o adolescente y que sepa que el adulto le
cree. Sin embargo, es importante también evitar interrogarlo e ir más allá de lo que él
quiera compartir en el momento.
2.Mantener la calma y no mostrar emociones fuertes, ya que esto puede producir
preocupación y miedo en el NNA.
3.Hacerle saber que no tiene la culpa de lo sucedido, que el único responsable es el
agresor.
4.Infórmele y asegúrele que lo va a proteger, que impedirá que la situación ocurra
nuevamente y que el amor hacia él no va a cambiar.
5.Dígale que ha sido muy valiente en haber contado la situación y que se está orgulloso
de él.
6.Consultar de inmediato con un profesional.
7.Adicional a los elementos mencionados, es importante que, dentro de lo posible, la
revelación no altere la vida cotidiana del NNA, promoviendo que siga asumiendo su rol
como niño. Por esta razón es recomendable que siga escolarizado y disfrute de otro tipo
de actividades, pues al retirarlo de estos contextos puede sentir que está siendo
73
castigado (Fondo de Población de las Naciones Unidas, 2011; Urra, 2013).
Teniendo en cuenta el papel central que tiene la familia en la prevención del Abuso Sexual
Infantil, uno de los errores más comunes es negar la existencia de estas problemáticas,
limitando las estrategias de prevención en el niño, niña o adolescente.
En cuanto al afrontamiento de estas situaciones, los familiares del NNA pueden tomar
algunas posiciones que dificultan una adecuada recuperación; por un lado, no creerle,
haciéndole pensar que confundió la situación o que es un mentiroso. Por otro lado, el
abuso sexual puede aceptarse y centrar la vida del NNA desde esa situación,
sobreprotegiéndolo y prohibiéndole retomar sus actividades cotidianas. Cualquiera de
estos dos caminos puede generar un daño más grave en el niño, niña o adolescente.
Por último, es importante tener en cuenta que ante la revelación se presentan ciertos
miedos; por un lado, el NNA puede pensar que lo van a señalar como mentiroso o como
un provocador de la conducta sexual, además de temer por lo que pueda suceder con su
agresor. En cuanto a los padres, podrían preguntarse por el proceso judicial,
preocupados por el daño que este puede generar en su hijo y por la posibilidad de
demostrar que los hechos realmente sucedieron; en los casos en los que el agresor
resulta ser el padre, los miedos de la madre podrían estar orientados a ser una víctima
también o a ser abandonada (Urra, 2013). Esto debe ser tenido en cuenta por todos los
profesionales que tienen contacto con la víctima y su familia con el fin de llevar a cabo
un acompañamiento oportuno.
Conclusiones Preliminares
En el abordaje del Abuso Sexual Infantil es necesario tener en cuenta tres principios
que deben seguirse con el fin de garantizar una atención adecuada. En primer lugar, el
Principio de inmediación de la prueba se refiere al derecho que tienen, en este caso los
niños, niñas y adolescentes víctimas de estas conductas, de ser atendidos con carácter
prioritario por los profesionales que cumplen funciones en la restitución de los derechos
y las interconsultas que dieran lugar en cada caso, en cumplimiento de los protocolos
de los sectores de educación, salud y justicia. Adicionalmente, estos procedimientos
deben ser llevados a cabo en corto tiempo entre cada sesión; a este derecho se le
denomina Principio de concentración de la prueba. Finalmente, los NNA deben ser
atendidos de forma amplia e integral por los profesionales, guardando las evidencias y
evitando en todo caso la victimización secundaria tal como lo enuncia el Principio de
intervención mínima.
El Abuso Sexual Infantil es una problemática con un alto nivel de complejidad para su
abordaje, por lo que se hacen necesarias guías y protocolos que orienten a los
profesionales en sus funciones dentro de los programas y procesos de prevención,
atención, evaluación y seguimiento. En Colombia, tanto las instituciones públicas como
las privadas han diseñado este tipo de herramientas con el objetivo de brindar una
atención integral a los niños, niñas y adolescentes que han sido víctimas de este
fenómeno. Esto ha generado que actualmente estén disponibles un gran número de
protocolos cuya calidad no ha sido monitoreada por medio de investigaciones que
midan su eficacia y eficiencia.
75
• “La protección integral se materializa en el conjunto de políticas, planes,
programas y acciones que se ejecuten en los ámbitos nacional, departamental,
distrital y municipal”
Los protocolos no responden al cumplimiento de la protección integral por los
elementos mencionados a lo largo de esta sección. De igual forma no es posible
comprobar su ejecución, puesto que los documentos analizados no cuentan con
procedimientos claros de seguimiento y evaluación. Lo anterior impide que haya una
verificación del éxito o fracaso de las acciones propuestas para el cumplimiento de los
objetivos, y que la única herramienta disponible para evaluar el impacto de los
protocolos sean las alarmantes estadísticas en Colombia (Abril, Alcántara, Castañeda y
Martínez, 2016).
Ahora bien, en otros países han sido desarrollados protocolos para el abordaje del
Abuso Sexual Infantil que pueden ser tomados como un modelo para la protección
integral de esta población. A nivel Latinoamérica, Abril, Alcántara, Castañeda y
Martínez (2016) destacan el protocolo Protección legal y sistema de atención integral
para la niñez y adolescencia en Cuba en la Misión Permanente ante la Oficina de las
Naciones Unidas en Ginebra y los Organismos Internacionales con sede en Suiza
(2013) de Cuba, debido a la implementación de diferentes elementos claves como la
fuerte asistencia social, acceso gratuito a los servicios de salud, educación, cultura y
recreación, la comunicación efectiva entre las instituciones gubernamentales y la
sociedad civil.
Por otra parte, el protocolo de los Resultados del estudio "Optimus" en Suiza -
Victimización sexual de Los niños y adolescentes en Suiza (2011) es concebido como una
76
herramienta que surge del estudio del contexto cultural propio y es desarrollado, no sólo
para profesionales que trabajan en el abordaje de la problemática, sino que involucra al
conjunto de la sociedad. El protocolo español denominado Programa de prevención e
intervención en Abuso Sexual Infantil (2010) por su parte, cuenta con fases detalladas
para su desarrollo las cuales se dividen en las necesidades que deben atenderse en la
víctima y el victimario. Adicionalmente, incluye indicadores cualitativos y cuantitativos
para la evaluación (Abril, Alcántara, Castañeda y Martínez, 2016).
Para finalizar, se observa que en Colombia cada profesional está regido por un protocolo
especializado en su área y lleva a cabo los procedimientos sin tener conocimiento acerca
de las funciones que cumplen otros expertos en el abordaje del ASI. Por esta razón se
observa una falta de articulación que limita los alcances de la atención integral e
interprofesional a esta población.
77
CAPÍTULO 4. CRITERIOS DE INTERVENCIÓN
INTERPROFESIONAL
Protocolo Integral
Si bien existen un gran número de protocolos que recogen las funciones que debe llevar
a cabo cada profesional, estas no se encuentran adecuadamente articuladas, así como
tampoco existe una ruta de atención estructurada en donde sea claro en qué momento
debe intervenir cada uno de estos profesionales. Por lo tanto, el criterio más importante
en el abordaje del ASI es un protocolo integral que desarrolle la promoción, prevención,
evaluación, atención y seguimiento; incluya los procedimientos de cada uno de los
funcionarios y describa la ruta que debe seguir la víctima, con el fin de garantizar las
buenas prácticas en el trabajo interprofesional y evitar fenómenos como la
victimización secundaria. Adicionalmente, deben incluirse a la familia y la sociedad
como sujetos activos dentro de este proceso.
Por último, una de las funciones de casi todos los profesionales es el desarrollo de una
entrevista al NNA lo cual aumenta el riesgo de victimización secundaria, construcción
de guiones, falsas memorias y sugestión; ¿De qué manera se podría delimitar la
aplicación de este procedimiento para evitar estos efectos negativos?
Actualmente no se conocen datos acerca del impacto que tienen los protocolos en el
abordaje del Abuso Sexual Infantil, por lo que las estadísticas son la única herramienta
para determinar el éxito o fracaso de estos programas. Así pues, se observa la necesidad
de estandarizar procesos de seguimiento y evaluación con el fin de que las guías y
protocolos cumplan con los objetivos propuestos y se garanticen las buenas prácticas
78
en el ejercicio de los profesionales. Estas herramientas se encuentren en constante
revisión para disminuir al máximo los niveles de error. Adicionalmente, más que la
creación de nuevos protocolos es necesaria la actualización constante de los ya
existentes, la cual tenga en cuenta el nuevo conocimiento técnico científicos y los cambios
socioculturales, por ejemplo, la incidencia de las nuevas tecnologías en la ocurrencia de
ASI.
Comentarios Finales
79
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