- De dicho fallo conoce este Tribunal y Sección en virtud de
apelación interpuesta por ambas partes.- 3.- En los procedimientos se ha observado las prescripciones de ley correspondientes.- REDACTA la Jueza MARTÍNEZ BOLÍVAR; y, CONSIDERANDO: I. Sobre Omisiones Procesales: Afirma el apoderado especial judicial de la demandada, que la sentencia se dictó sin resolver la actividad procesal defectuosa alegada al contestar la audiencia sobre documento de folio 206, admitido por el juzgador de primera instancia como prueba para mejor proveer. Sin embargo, el Tribunal considera, que el no atender su oposición al documento no causa ninguna nulidad. El párrafo in fine del numeral 331 del Código Procesal Civil establece claramente que, la resolución que admite la prueba para mejor proveer carece de recurso alguno. Tómese en cuenta además que la nulidad de las resoluciones, únicamente se alega junto con el recurso que contra las mismas quepa. En este caso, al carecer de recurso, la nulidad es total y absolutamente improcedente. II. Sobre los Hechos Probados: Se avalan los enumerados 1) a 5), por ser los mismos reflejo de los elementos probatorios que constan en autos. Se modifican y agregan los siguientes: "6. Para el segundo cuatrimestre de mil novecientos noventa y cuatro, el actor no concretó la matricula durante el período normal del módulo cuatro de la carrera, correspondiente a las materias AD6163 Planificación Operativa, AD6103 Técnicas de Control Integrado y Gestión empresarial, AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos y EG6030 Seminario de Investigación Dirigida I (ver documentos de folios 4, 6, memorando CA 3-95 de folios 9 a 11). 7. Dado lo indicado en el hecho anterior, el actor optó por cursar las materias del módulo IV, sin llevar a cabo la matrícula correspondiente; finalizados los mismos solicitó al decano de la Facultad de Turismo, señor Eduardo Leitón, se le permitiera hacer una matrícula extemporánea de dicho bloque, y dicho funcionario tomó la determinación de conceder la matrícula, pero en los términos que él establecía. Esta situación fue puesta en conocimiento de la Contraloría Académica de la Universidad, la cual, en memorando CA 3-95 de fecha tres de enero de mil novecientos noventa y cinco, hizo las siguientes conclusiones: "3.1 Acceder a la medida tomada por el señor Decano de la Facultad de Turismo, en los términos que su resolución expresa (memorando adjunto)/ 3.2. Limitarle al señor Campos Zamora su matrícula nueva -si lo pretende- a los cursos que le restan para completar el VI Módulo (Area de énfasis). Esto con el fin de resguardar el orden de requisitos en el desarrollo del plan de estudios./ 3.3. Con base este antecedente, girar instrucciones a los señores Decanos a fin de evitar que "estudiantes" sin matrícula, reciban lecciones y notas en algún curso que no han formalizado. Asimismo, tomar medidas para invalidar "calificaciones" a posteriori, en los casos cuyo motivo sea justamente la ausencia de matrícula." (ver el referido memorando de folios 9 a 11). 8. El día veintitrés de febrero de mil novecientos noventa y cinco, y con base en la autorización de matrícula extemporánea mencionada en el hecho anterior, el actor únicamente formalizó la materia denominada Seminario de Investigación Dirigida I, como cursada y aprobada durante el segundo trimestre de mil novecientos noventa y cuatro (ver a folio 272 la respuesta del actor a la pregunta quinta del interrogatorio presentado en la audiencia de confesional). 9. El día veinte de marzo de mil novecientos noventa y cinco -aunque el encabezado diga otra fecha-, el decano de la Facultad de Turismo, emite una constancia en la que indica que el actor ha cursado y aprobado, entre otras, Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos con una nota de ochenta y ocho (ver constancia de folios 7 y 8). 10. En el tercer cuatrimestre del año de mil novecientos noventa y siete, el actor matriculó la materia EG6040 correspondiente al Seminario de Investigación Dirigida III, la cual se consigna como reprobada (ver constancias de folios 119, 120 y 138, documento de folios 142 a 162). 11. Posteriormente al último cuatrimestre de mil novecientos noventa y siete, la demandada tomó la decisión de no permitir al actor volver a matricular el Seminario de Investigación Dirigida III, alegando que el mismo tiene pendiente el curso AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos (ver lo manifestado por el actor en cuanto a esta circunstancia, en el párrafo primero del hecho quinto y décimo de la demanda de folios 83 a 97, asimismo, la manifestación de esa misma parte en párrafo segundo de folio 367, hecha en escrito de expresión de agravios). 12. El trece de setiembre de dos mil dos, el actor insiste ante la Dirección de Posgrados, el haber cursado y aprobado la materia Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos, pese a que el acta de ese curso respecto a él no aparece y que en certificaciones extendidas por la Universidad no se incluye como aprobada (ver nota de folio 206, constancia de folio 138). 13. El día siete de abril de dos mil ocho, el actor remitió correo electrónico a la señora Sarah Cordero Pinchansky, funcionaria de la demandada, en el que solicita revisar sus atestados e indicarle si podía proceder con la matrícula del Seminario III, para culminar con su proyecto de graduación (ver copia de correo de folio 114 no impugnada por el actor y 141). 14. En respuesta al correo anterior, la señora Milagro Murillo, funcionaria de la demanda le indicó al actor, que luego de realizado una revisión de su situación académica, los cursos pendientes en su plan de estudios son los siguientes: El 6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos, pero dado, que ya este no existe tendría que sustituirlo por alguno de la MBA, recomendándole para ello, el curso de Análisis Financiero de Proyectos de Inversión, el Seminario de Graduación y Defensa, y dos cursos de Alfabetización (copia de correo de folio114 no impugnada por el actor). 15. El día diecinueve de mayo de dos mil ocho, doña Sarah Cordero Pinchansky, funcionaria de la demandada le remite correo electrónico al actor, en el que le indica que ya se solicitó a la oficina de registro se procediera la búsqueda del acta de notas del curso AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos del segundo "trimestre" de mil novecientos noventa y cuatro (ver copia de correo de folio 115 no impugnada por el actor). 16. Mediante nota fechada veinte de mayo de dos mil ocho, la señora Sarah Cordero Pinchansky, en su calidad de Decana de la Facultad de Ciencias Empresariales de la accionada le indica al actor, que con base en reclamo posterior al correo de fecha 21 de abril de 2008 remitido por la señora Milagro Murillo, se llevó a cabo un estudio exhaustivo de su expediente y en este no consta que él haya matriculado y aprobado la materia AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos, reiterándole que debía cumplir con lo expuesto en correo del veintiuno de abril de dos mil ocho. Ante recurso de apelación, el representante legal de la demandada le comunicó al actor, en nota de fecha veintisiete de mayo de dos mil ocho, que el Consejo Universitario acordó ratificar la respuesta emitida por la Señora Cordero en su nota de veinte de mayo de dos mil ocho (documentos de folios 116 y 117 no impugnados por el actor). 17. Mediante oficio CONESUPAJ-234-2008, de fecha veintiocho de noviembre de dos mil ocho, la Directora Ejecutiva de ese ente estatal concluye, que en virtud de principio de irretroactividad de la ley, el Reglamento de Régimen Estudiantil de la demandada, aprobado por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada en sesión 382-99, celebrada el nueve de setiembre de mil novecientos noventa y nueve, no le es aplicable al actor dado que, este ingresó a la carrera antes de la autorización de dicho reglamento (ver copia de oficio de folios 14 a 16 no impugnada por la accionada). 18. El día diez de diciembre de dos mil ocho, el actor remite a doña Sarah Cordero Pinchansky, la comunicación hecha por la Directora Ejecutiva del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada y solicita, se le notifique a partir de qué momento puede proceder a matricular el Seminario III, "Presentación de Tesis" (ver copia de correo de folio 13 no impugnada por la demandada). III. Sobre los Hechos No Probados: Por la forma en que se resuelve este asunto, se elimina el único hecho de esta naturaleza, por ende, de este Considerando. IV. Mediante sentencia de las catorce horas veinte minutos del diez de setiembre de dos mil doce, el juez de primera instancia dispuso lo siguiente: "Se rechaza la excepción de prescripción opuesta por la demandada.- Se acoge parcialmente la excepción de falta de derecho opuesta por la demandada, únicamente en cuanto al extremo petitorio referido al lucro cesante reclamado por el actor.- Se rechazan dicha excepción en cuanto a los demás extremos.- En consecuencia se declara parcialmente con lugar el presente proceso ordinario promovido por CARLOS CAMPOS ZAMORA contra la ASOCIACIÓN PARA LA PROMOCIÓN DE LA CULTURA MIGUEL ANGEL CASTRO CARAZO (conocida como ULACIT), disponiéndose lo siguiente: a) Se ordena a la demandada permitirle al actor matricular el Módulo VI, último del Plan de Estudios de esa maestría originalmente pactado entre las partes, denominado EG6040 Seminario de Investigación Dirigida III y presentación de tesis; lo anterior sin que el señor Campos Zamora esté obligado a llevar ningún otro curso adicional académico para obtener ese postgrado académico y bajo apercibimiento de que en caso de incumplimiento podrá ser acusado su representante por el delito de desobediencia a la autoridad.- Comuníquesele en forma personal al señor Alvaro Castro Harrigan o a quien ocupe el cargo de Presidente de esa Asociación ésta sentencia en forma personal para lo correspondiente.- b) Se condena además a la demandada a cancelar al actor por concepto de daño moral la suma de CUATRO MILLONES DE COLONES.- c) Son ambas costas de este juicio a cargo de la demandada.-". Contra lo así dispuesto se alzan ambas partes, la demandada, en los términos del libelo de folios 339 a 364, suscrito por su apoderado especial judicial, Marvin Mattews Edwards y el actor, en escrito de folios 365 a 368, suscrito por su apoderado especial judicial, Verny Valerio Hernández. V. Sobre la Prescripción: Por una cuestión de lógica se atenderá primeramente, el recurso interpuesto por la demandada y de este, lo concerniente a la excepción de prescripción. Señala al respecto la apelante, para fundamentar el rechazo de la excepción de prescripción, el a quo violenta los principios doctrinarios, jurisprudenciales y legales aplicables a la materia, al desvirtuar la relación mercantil establecida, confundiéndola con una de carácter civil. A continuación cita un extracto del análisis llevado a cabo por el juzgador sobre ese punto, para así manifestar, que el juez desaplica en su análisis las disposiciones del Código de Comercio, por la sola consideración de la naturaleza de una de las partes intervinientes en la relación. Asegura, con base en lo dispuesto por el artículo primero del Código de Comercio, la relación debe examinarse por su naturaleza y contenido, que en este caso trata, por un lado, de una organización universitaria que oferta servicios de carácter educativo y formativo, y el otro, estudiantes, que los adquieren a título oneroso y como consumidores. Agrega, es oportuno indicar que la ley de creación del CONESUP (6693 de 2/11/81), originalmente obligaba a que los entes auspiciadores o fundadores de universidades privadas fueran sin fines de lucro, por lo que habrían de adoptar las formas asociativas conocidas como "Asociaciones" o "Fundaciones", requerimiento declarado inconstitucional por la Sala en el voto 7494-1997, que cita en su apoyo. Afirma, este Tribunal y Sección, mediante voto número 18-2010 de las 14:20 horas del 15 de enero de 2010, determinó que la prescripción en estos casos es mercantil, por lo que se aplica el plazo de cuatro años. Por lo expuesto, dice la apelante, el hecho de que ella sea una Asociación parte en la relación jurídica, no desnaturaliza el carácter comercial de la misma, independientemente de que su creación y funcionamiento esté regulado por la Ley de Asociaciones, máxime, por lo indicado en el artículo 2 de dicha Ley, norma que arbitrariamente se desaplica en la sentencia. Expresa, como consecuencia de la posibilidad que señala ésta última norma, se tiene lo dispuesto por el artículo 26 de la referida Ley, por lo que, sí se pueden celebrar contratos de cualquier índole, indistintamente de la naturaleza de la entidad jurídica, esto quiere decir, que ella no necesita ser una sociedad anónima para celebrar contratos mercantiles, de ahí que, las conclusiones de la sentencia parten de una parcial e indebida interpretación del ordenamiento jurídico, lo cual le causa un verdadero perjuicio. Reitera, es falso que solo las personas jurídicas de orden mercantil, pueden celebrar contratos y establecer relaciones de ese tipo, pues como lo dijo la Sala Constitucional, no es necesario que "se alteren situaciones reales para encubrir un fin económico que en la práctica se denota". Finalmente indica la recurrente, no hay duda que entre el actor y la universidad se estableció una relación de indiscutible carácter mercantil, por sus características de prestación y adquisición de servicios educativos a título oneroso, motivo por el cual se opuso la excepción a la luz de las disposiciones del Código de Comercio, el cual regula la materia, por cuanto, en este caso, el plazo previsto transcurrió sobradamente entre el año de 1997 y el 2002, y entre este último y el año 2008. El reclamo es de recibo. El juzgador de primera instancia fundamentó el rechazo de la excepción de prescripción en los siguientes términos: "No obstante, no lleva razón la demandada en sus argumentos y al caso resulta aplicable el régimen del Código Civil que establece como regla general un plazo de prescripción de diez años.- La relación que existe en este tipo de casos no es de orden mercantil, sino estrictamente contractual civil.- Lo anterior se deduce fundamentalmente de las partes que participan en esa contratación.- Así se desprende de la propia base asociativa bajo la cual se constituyó la demandada como Asociación y no como persona jurídica de orden mercantil.- En razón de ello toda su actividad se encuentra regida por la Ley Nº 218 denominada Ley de Asociaciones que en sus artículos 1 y 2 disponen: "Artículo 1º.- El derecho de asociación puede ejercitarse libremente conforme a lo que preceptúa esta ley. En consecuencia, quedan sometidos al presente texto las asociaciones para fines científicos, artísticos, deportivos, benéficos, de recreo y cualesquiera otros lícitos que no tengan por único y exclusivo objeto el lucro o la ganancia. Se regirán también por esta ley los gremios y las asociaciones de socorros mutuos, de previsión y de patronato./ Lo anterior significa que si la actora eligió esa forma de organización, salvo prueba en contrario, el cumplimiento de sus fines no tiene como único y exclusivo objeto el lucro o ganancia. Por lo tanto no puede ser calificada su actividad como típica mercantil. La propia demandada a folio 128 indica: "La ULACIT se constituye con el objetivo de formar profesionales, en el ejercicio de la libertad de enseñanza, y dentro del marco jurídico establecido en la Ley 6693, del 27 de noviembre de 1981".- Tampoco alegó dentro de sus argumentos que el fin de su actividad en la formación de profesionales sea estrictamente mercantil.- Ahora bien la referida Ley 6693, crea el CONESUP como una entidad jurídica del Estado cuyo objetivo es la supervisión y vigilancia de la actividad privada de la educación superior y en ese tanto tampoco, la actividad que ejerce la accionada puede considerarse como mercantil.- Tampoco de la relación que subyace para el alumno en este tipo de contratación, podría considerarse como mercantil, pues el fin último que persigue el estudiante es obtener un título o grado académico profesional, como parte de su realización personal y profesional y lógicamente para buscar un mejoramiento en sus posibilidades laborales y no un fin de lucro.- Por todo lo anterior, se descarta en la especie que el régimen aplicable a la prescripción en este asunto, sea el regulado por el Código de Comercio.- En ese sentido entonces resulta aplicable, según se dijo, el régimen establecido en el Código Civil, el cual establece un plazo de diez años para la prescripción de la acción y el correspondiente derecho.- (Artículo 868).-" (sic). Como se aprecia, el a quo estima que la relación jurídica entre las partes de este proceso es de naturaleza civil, al ser la demandada una asociación y no una persona jurídica de orden mercantil, a la cual le resulta aplicable lo dispuesto por el inciso 1 de la Ley de Asociaciones y no la leyes comerciales, máxime que no acreditó, que el fin de su actividad sea estrictamente de lucro, además, por el hecho de que la actividad de la accionada está regulada por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada (CONESUP). Sin embargo, estas apreciaciones son insuficientes para la resolución de este asunto. El Tribunal considera, que previo a determinar que dicha relación jurídica entre el actor y la demandada, es de carácter mercantil o civil, se ha debido proceder a un análisis integral del ordenamiento jurídico vigente. En primer lugar tenemos que, la ley número 218, denominada Ley de Asociaciones, que entró a regir el 08 de agosto de 1939, estableció en su articulado: "Artículo 1º.- El derecho de asociación puede ejercitarse libremente conforme a lo que preceptúa esta ley. En consecuencia, quedan sometidos al presente texto las asociaciones para fines científicos, artísticos, deportivos, benéficos, de recreo y cualesquiera otros lícitos que no tengan por único y exclusivo objeto el lucro o la ganancia. Se regirán también por esta ley los gremios y las asociaciones de socorros mutuos, de previsión y de patronato./ Artículo 2º.- Las asociaciones que no siendo de las enumeradas en el artículo anterior se propongan un objeto meramente comercial o civil se regirán por las leyes comerciales o civiles, según el caso.". Sin embargo este concepto, indudablemente ha variado con el transcurso del tiempo, dada la promulgación de leyes posteriores a la misma. En efecto, el Código de Comercio, que entró en vigencia el 27 de mayo de 1964 estableció en el artículo 5, dos criterios diferentes para determinar quien es comerciante, uno objetivo y otro subjetivo. En el primero de ellos se estima que es comerciante, aquella persona con capacidad jurídica que ejerce en nombre propio, actos de comercio como ocupación habitual, y en el segundo, las sociedades constituidas de conformidad con las disposiciones de ese Código, independientemente de cual pueda ser el objeto o actividad que lleven a cabo. Por su parte, los numerales 1 y 6 de dicho cuerpo de leyes resaltan la importancia del criterio objetivo al señalar claramente: "Artículo 1.- Las disposiciones contenidas en el presente Código rigen los actos y contratos en él determinados, aunque no sean comerciantes las personas que los ejecuten. ...Artículo 6.- Los que ocasionalmente lleven a cabo actos de comercio no serán considerados comerciantes, pero quedan sometidos, en cuanto a esos actos, a las leyes y reglamentos que rigen los actos de comercio.". Sobre esto último ha señalado la Sala Primera: "III.- ...Empero, si bien este es un elemento que debe ser valorado para justificar la aplicación del régimen mercantil, no es el único, ya que por el solo hecho de que una de las partes ejerza actividades de comercio, no debe entenderse que todas las relaciones jurídicas en que participe adquieren esta naturaleza. Por el contrario, debe atenerse a las características propias de esa relación jurídica a efectos de determinar cuál es la normativa que regula ese vínculo particular. Cabe destacar que el ordinal primero del Código de Comercio pone de relieve este aspecto, al señalar que dicho cuerpo normativo regirá “los actos y contratos en él determinados, aunque no sean comerciantes las personas que los ejecuten” (el subrayado es suplido). Como se logra colegir de lo anterior, resulta claro que el ámbito de aplicación está ligado a la existencia de un acto de comercio, y no a la naturaleza de quienes intervengan en ese negocio jurídico. En este orden de ideas, resulta fundamental analizar la relación jurídica en cuestión para así determinar las reglas de prescriptibilidad con base en las cuales se debe resolver el conflicto." (ver voto número 31 de las 09:10:00 horas del 19/01/2012) (el resaltado es suplido). Ahora bien, la ley 7472 denominada Ley de la Competencia y Defensa Efectiva del Consumidor, promulgada en fecha 20 de diciembre de 1994, vino a regular varios temas de interés al caso. Efectivamente, el numeral 2 define las figuras del consumidor y comerciante de la siguiente manera: "Consumidor/ Toda persona física o entidad de hecho o de derecho, que, como destinatario final, adquiere, disfruta o utiliza los bienes o los servicios, o bien, recibe información o propuestas para ello ...Comerciante o proveedor/ Toda persona física, entidad de hecho o de derecho, privada o pública que, en nombre propio o por cuenta ajena, se dedica en forma habitual a ofrecer, distribuir, vender, arrendar, conceder el uso o el disfrute de bienes o a prestar servicios, sin que necesariamente esta sea su actividad principal.". En relación a las definiciones anteriores, la Comisión Nacional del Consumidor, en el voto 2173-98 de las 13:30 del 02/11/1998 de forma ilustrativa señaló: "SEGUNDO.- ...En principio la definición de comerciante, se hizo necesaria para delimitar la materia que sería de conocimiento de los tribunales mercantiles y no de los civiles, varios criterios trataron de determinar entonces cuáles relaciones serían reguladas por el Derecho Mercantil, uno de estos criterios consiste en determinar si uno de los sujetos es un comerciante (criterio subjetivo), otro de los criterios establece que esa tutela dependerá de si el acto es un acto de comercio con indepen- dencia de quien lo realice (criterio objetivo). Así por ejemplo el Código de Comercio costarricense es considerado predominantemente objetivo, lo anterior por cuanto el artículo 1 dispone que las disposiciones contenidas en ese código rigen los actos y contratos en él determinados "aunque no sean comerciantes las personas que los ejecuten, los contratos entre comerciantes se presumen actos de comercio", en tanto que el artículo 5 define quién es comerciante, en este orden de cosas si bien existen una serie de actos que son de comercio (los contenidos en ese código), también existe una definición de quien es comerciante a efectos de aplicar la presunción. ...TERCERO.- De la definición de comerciante contenida en el artículo 2, puede concluirse que los comerciantes pueden ser personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, que actúen en nombre propio o por cuenta ajena que en forma habitual ofrezca, venda, arriende, conceda el uso o disfrute de bienes o preste servicios, sin que necesariamente ésta sea su actividad principal. La habitualidad se refiere a que la actividad debe desarrollarse profesionalmente, debe manifestarse al exterior y dirigirse al mercado en forma pública, sistemática y continua, aunque la actividad puede ser interrumpida no debe ser ocasional. Tampoco debe ser su actividad principal, puede ser accesoria. Este es el sujeto obligado por el artículo 31 de la Ley 7472, el hecho de que una variedad de entes realicen actos de comercio o puedan realizarlos lícitamente, no implica per se que puedan ser sancionados por la Comisión Nacional del Consumidor, a menos que puedan ser calificados como tales de conformidad con el artículo 2 de esa Ley..." (el resaltado en negrita es del original). Por su parte, en la norma 6 de esta ley se estableció la eliminación de una serie de restricciones al comercio, entre las cuales está la siguiente: "...Se reconoce la facultad de las cámaras y las asociaciones privadas para autorregular su actividad económica, para garantizar la prestación eficiente de servicios a la sociedad, con estricta observancia de los principios éticos y de respeto por la libertad de concurrencia de los agentes económicos y para prevenir las conductas que en esta Ley se prohíben y sancionan. La participación de esas entidades no podrá limitar el libre acceso al mercado correspondiente ni impedir la competitividad de nuevos ajustes económicos.". Dentro de este recuento no podemos dejar de lado el hecho de que el 23 de noviembre de 1981, se crea el Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada, adscrito al Ministerio de Educación Pública, mediante la ley 6693 denominada Ley de Universidades Privadas, la cual dispuso, entre otras, las siguientes normas de interés: "Artículo 5º.- Para solicitar la autorización de funcionamiento de una universidad privada, deberá constituirse, para ese efecto, una fundación o asociación, cuyo personero presentará la respectiva solicitud, dirigida al Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada./ ...Artículo 15.- Se prohíbe la finalidad de lucro en la enseñanza superior universitaria. Los excedentes que eventualmente obtuvieren las universidades privadas, deberán reinvertirse par los mismos fines educativos que persigue la institución, en el entendido de que una parte de esos excedentes se dedicará a otorgar becas a estudiantes de buenas calificaciones académicas y de escasos recursos económicos. Asimismo, se prohíbe la constitución de sociedades anónimas, o de cualquier tipo de empresa comercial, con el objeto de brindar enseñanza universitaria. La infracción a esta norma, implicará la aplicación inmediata del inciso b) del artículo 17 de esta ley.". Empero, ambos artículos fueron declarados inconstitucionales por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en el voto 7494-97 de las 15:45 horas del 11/11/1997, correspondiente a la acción planteada por la ASOCIACION NACIONAL DE UNIVERSIDADES PRIVADAS contra varios artículos de la referida ley y su reglamento, esto, por considerar ese alto Tribunal, que los mismos contravenían los derechos a la libertad de asociación, la libertad de enseñanza y la libertad de empresa, dando para ello los siguientes motivos: "...IV.- MODELOS DE ORGANIZACION: Se impugna el artículo 5 en cuanto impone determinados modelos organizativos, eliminando la capacidad negocial de los administrados, vulnerándose de esa forma los artículos 25, 28.2, 46 y 79 de la Constitución Política. Señala el artículo 5 que para solicitar la autorización de funcionamiento de una universidad privada, deberá constituirse, para ese efecto, una fundación o asociación. Tal norma es inconstitucional, por cuanto vulnera tanto la libertad de empresa que regula el artículo 46 de la Constitución Política, como la libertad de enseñanza consagrada en el numeral 79. Las personas pueden asociarse como mejor crean conveniente para canalizar sus intereses, en este caso, educativos. La libertad de enseñanza, que como se mencionó contempla tanto la libertad de enseñar como la libertad de aprender, exige que quienes deseen constituirse como miembros de una institución de enseñanza superior elijan el modelo societario que mejor se adapte a sus intereses y no resulta contrario a los fines de la educación el que esas empresas tengan como fin el lucro, desde luego que no como primordial, ni de manera tal que se constituya en un valladar para el acceso del interesado al sistema educativo, extremo que se analizará de seguido./ V.- FINALIDAD DE LUCRO Y FISCALIZACION DE LA CONTRALORIA: ...el artículo 15 de la Ley...Señala el accionante que ese artículo impide que los centros puedan organizarse como sociedades, además prohíbe el lucro, lo cual no se prohíbe en el ejercicio de ningún otro derecho fundamental, ni siquiera en la educación infra-universitaria, considera que empresa y actividad de enseñanza no son conceptos incompatibles entre sí. Ese artículo es contrario a la Constitución Política. En primer término, en cuanto a la finalidad de lucro en la enseñanza, resulta inconstitucional prohibir a las universidades privadas la consecusión de un objetivo económico o lucrativo en su actividad, por cuanto ello es contrario a la libertad de empresa que se encuentra tutelada en el artículo 46 de la Constitución Política. Lo contrario conlleva a que se alteren situaciones reales para encubrir un fin económico que en la práctica se denota. Obviamente, ese fin de lucro no puede ir en menoscabo del derecho de enseñanza que tienen los educandos, por lo que no puede ser irrestricto, sino que el Estado debe velar para que exista un adecuado equilibrio, para que se cobren tarifas justas, proporcionales al servicio que se presta y de conformidad a los criterios ya externados en esta sentencia al respecto. Con relación a las formas societarias que puede asumir una organización de enseñanza superior universitaria, conforme se indicó al analizar el artículo 5) de la Ley, resulta inconstitucional establecer limitaciones, por cuanto contraviene la libertad de asociación, la libertad de enseñanza y la libertad de empresa. ..." (el resaltado no es del original). El desarrollo normativo expuesto y las resoluciones de cita, permiten concluir, que al día de hoy, independientemente de la manera en que se constituya una persona jurídica, ya sea, conforme a la Ley de Asociaciones o bajo alguna de las formas societarias establecidas en el Código de Comercio, si su fin principal es o no el lucro, o bien, deba ser regulada por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada, se rige por las leyes comerciales, en cuanto a los actos de comercio que lleve a cabo. Es así como, no le cabe la menor duda a esta Cámara, que el contrato suscrito entre entre el demandante y la accionada es de carácter mercantil, por ser este un acto de comercio. Es público y notorio, que en el mercado económico, la demandada es una persona privada, legalmente constituida, que a nombre propio se dedica en forma habitual a ofrecer servicios de educación privada al consumidor en su calidad de destinatario final, como lo es el actor, quien los adquiere, utiliza y disfruta. En ese orden de ideas, para efectos de prescripción, dicha relación se rige por las disposiciones del Código de Comercio, específicamente por la norma del 984, que establece para estos casos un plazo de cuatro años. Cabe señalar que ya este Tribunal y Sección se había pronunciado en ese sentido en el voto 18 de las 14:20 horas del 15/01/2010, cuando dijo: "XI.- SOBRE LA PRESCRIPCIÓN. Fundamentándose en el Voto número 7494-97 de la Sala Constitucional, la parte accionada, sostiene que las pretensiones del actor se encuentran prescritas, ello porque la Sala en dicho voto estableció que las actividades que realizan las universidades privadas son de índole mercantil. De acuerdo a esto, se alega que la graduación formal del actor debió de producirse en el año dos mil cinco, ello sin perjuicio de obtener la certificación en que se corrobora su condición profesional. A pesar de que esa certificación indicaba que el actor tenía requisitos reglamentarios que cumplir, él optó por la inercia y no efectuó ningún acto interruptor o tendiente a suspender la prescripción negativa de un año que establece el artículo 984 del Código de Comercio. Por ende, se alega que su pretensión para reclamar los daños y perjuicios causados se encuentra prescrita. El a-quo denegó esa defensa, argumentando que la prescripción aplicable era la decenal, conforme al numeral 868 del Código Civil. El Tribunal admite la tesis de la parte accionada, en tanto sostiene que la prescripción aplicable al caso es la mercantil, no obstante, consideramos que no es la del año sino la de los cuatro años que establece el 984 ibídem. Veamos el por qué. La norma en cuestión (984) establece una serie de supuestos de prescripción de un año, sin embargo, en ninguno de los incisos se encuentra regulada la situación de los daños y perjuicios y su cobro. Así las cosas, en caso de aplicarse algún plazo de prescripción sería la de los cuatro años....". Tomando en cuenta lo anterior, corresponde ahora determinar si ese plazo fatal se cumplió en el sub litem. Con base en lo expuesto por el actor en el párrafo primero del hecho quinto y décimo de la demanda de folios 83 a 97 y lo manifestado por él de manera espontánea en el párrafo segundo de folio 367 del escrito de expresión de agravios, se logra acreditar, que luego del último cuatrimestre de 1997, específicamente a partir de enero de 1998, que inició el proceso de matrícula de principio de año, la demandada decidió no permitir al actor cursar el Seminario de Investigación Dirigida III, correspondiente a la presentación y defensa de la tesis, esto, por estimar que el mismo tenía pendiente el curso AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos. Asimismo se tiene por demostrado, que luego de esa fecha, no es sino, hasta el 13 de setiembre de 2002 (folio 206), que don Carlos, presenta una nueva gestión a la Dirección de Posgrados, en la que reitera el cumplimiento de ese requisito. Como vemos, entre el conocimiento de la decisión de la Universidad y la nueva gestión del actor, transcurrió sobradamente el plazo de cuatro años, por lo que deberá acogerse la excepción planteada, eso sí, únicamente respecto las pretensiones del demandante, en el sentido de que él curso y aprobó la materia AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos en la Universidad ULACIT, que en razón de ello debe permitírsele matricular el requisito final de graduación y que se condene a la demandada a los daños y perjuicios ocasionados por no poder graduarse en todos estos años y optar por una mejor posición laboral. V. Sobre los cursos adicionales: Señala la apelante, que al haber abandonado el actor sus estudios, luego del proceso formal de matrícula hecho en el último cuatrimestre de 1997, reglamentariamente perdió su condición de alumno regular de la universidad. A continuación transcribe parte de lo indicado sobre este punto en el escrito de conclusiones, en el que, esencialmente niega que don Carlos tenga un derecho adquirido respecto al programa o plan de carrera que originalmente cursó, por lo que, asegura, que si lo que pretende es concluir la carrera, deberá hacerlo con las nuevas condiciones y requerimientos que se le exijan, por cuanto, su desidia lo colocó en esa situación no la universidad. Afirma, en la sentencia se omite referirse a lo anterior, que es de relevancia para la correcta resolución del asunto, pues se utilizan expresiones acomodaticias en sus considerandos como "prácticamente" o "con casi todo el plan de estudios" para introducir la idea de que el actor concluyó su plan de estudios, incluyendo el Módulo VI de la Maestría en Turismo Ecológico, lo que asegura, no es cierto, pretendiendo superar con ello el hecho de que don Carlos abandonó sus estudios sin razón alguna como lo reconoció en la confesional. Agrega al respecto: "Por todo lo anterior, resulta incomprensible que en la fundamentación de la sentencia se afirme lo contrario, al establecer que, si bien es cierto que "lleva razón la demandada en el sentido de que no existe ninguna violación al principio de irretroactividad el que se varíe reglamentariamente los requisitos académicos, incluyendo nuevas materias para determinada carrera o grado académico, ese no es el caso en el presente asunto. En primer lugar, porque el actor solicitó matrícula para culminar el módulo VI desde enero de 1995, una vez finalizado el módulo V del plan de estudios, por lo que no es cierto que el señor Campos Zamora hubiere hecho abandono de sus estudios por más de dos cuatrimestres, pues si como consta finalizó el módulo V a finales de 1994 no pudo matricular el módulo siguiente por propia culpa de la accionada. Y en segundo lugar, a la luz de los hechos acaecidos el actor tenía completado prácticamente todo su plan de estudios..." (Considerando VI, folios 304 vuelto y 305 frente). Y menos comprensible se hace este análisis cuando en la misma sentencia se tiene por probado que: "8.-) Para el último cuatrimestre del año 1997 el actor pudo matricular el último módulo de esa maestría... (Ver folios 271 y 272...)" y "9.-) El actor reprobó en ese año el Seminario de Investigación Dirigida III... documental de folio 138 en relación con la probanza del hecho anterior)". Por tanto, la Universidad NUNCA LE IMPIDIO FORMALIZAR SU MATRÍCULA PARA CONTINUAR Y CULMINAR SUS ESTUDIOS, COMO LO AFIRMA, INFUNDADA Y CONTRADICTORIAMENTE, EL A QUO." El agravio es de recibo en lo que se dirá. La modificación y agregado de hechos realizada por el Tribunal en esta segunda instancia, y el acogimiento de la excepción de prescripción planteada por la accionada respecto a las pretensiones que se relacionan con el curso AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos, que no permite discusión alguna, sobre si la negativa de la demandada de impedir al actor matricular el curso final de graduación es o no arbitraria por ese motivo, echa por tierra la fundamentación del a quo, del por qué, no puede exigírsele al actor llevar los dos cursos de alfabetización tecnológica, que actualmente se exige para efectos de finalizar el plan de estudios de la Maestría de comentario. Ahora, no obstante lo anterior, ésta Cámara estima que no es posible variar lo dispuesto por el a quo, respecto a la pretensión del señor Campos Zamora, de que no está obligado a llevar ningún curso adicional para obtener el postgrado, pues evidentemente, esta solicitud se basa en un acto administrativo, plasmado en el oficio CONESUPAJ-234-2008, de fecha 28 de noviembre de 2008, emanado de la Dirección Ejecutiva del Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada, este último, ente regulador de la actividad de la accionada, según el cual, en virtud del principio de irretroactividad de la ley, el Reglamento de Régimen Estudiantil de la demandada, aprobado por dicho Consejo en sesión 382-99, celebrada el 09 de setiembre de 1999, no le es aplicable al actor dado que, este ingresó a la carrera antes de la autorización de dicho reglamento. Si bien la demandada no comparte las conclusiones a las cuales llegó ese órgano, lo cierto es que, no es posible en esta jurisdicción ni en este proceso, determinar la validez y eficacia de dicha actuación de la administración pública, pues no se cuenta con la competencia para ello. Ha debido la demandada recurrir a la vía contenciosa administrativa, para evitar la afectación de ese acto a sus intereses, de lo cual no se tiene noticias haya hecho. VI. Dada la forma en que se resuelve este asunto, resulta inane referirse a los restantes argumentos de la demandada, acerca de una indebida valoración de la prueba, respecto a los hechos tenidos por acreditados y los que, a su criterio, eran de importancia y no fueron incluidos en el fallo. También resulta innecesario pronunciarse sobre los agravios del actor, respecto a la falta de acogimiento del extremo de lucro cesante, errónea apreciación de la prueba en la determinación de uno de los hechos y violación de las reglas de la sana crítica, la razón, la experiencia y de los principios de razonabilidad y proporcionalidad en la valoración del daño moral.