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2.

- De dicho fallo conoce este Tribunal y Sección en virtud de


apelación interpuesta por ambas partes.-
3.- En los procedimientos se ha observado las prescripciones de ley
correspondientes.-
REDACTA la Jueza MARTÍNEZ BOLÍVAR; y,
CONSIDERANDO:
I. Sobre Omisiones Procesales: Afirma el apoderado especial judicial
de la demandada, que la sentencia se dictó sin resolver la actividad
procesal defectuosa alegada al contestar la audiencia sobre
documento de folio 206, admitido por el juzgador de primera instancia
como prueba para mejor proveer. Sin embargo, el Tribunal considera,
que el no atender su oposición al documento no causa ninguna
nulidad. El párrafo in fine del numeral 331 del Código Procesal Civil
establece claramente que, la resolución que admite la prueba para
mejor proveer carece de recurso alguno. Tómese en cuenta además
que la nulidad de las resoluciones, únicamente se alega junto con el
recurso que contra las mismas quepa. En este caso, al carecer de
recurso, la nulidad es total y absolutamente improcedente.
II. Sobre los Hechos Probados: Se avalan los enumerados 1) a 5),
por ser los mismos reflejo de los elementos probatorios que constan
en autos. Se modifican y agregan los siguientes: "6. Para el segundo
cuatrimestre de mil novecientos noventa y cuatro, el actor no concretó
la matricula durante el período normal del módulo cuatro de la carrera,
correspondiente a las materias AD6163 Planificación Operativa,
AD6103 Técnicas de Control Integrado y Gestión empresarial, AD6143
Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos y
EG6030 Seminario de Investigación Dirigida I (ver documentos de
folios 4, 6, memorando CA 3-95 de folios 9 a 11). 7. Dado lo indicado
en el hecho anterior, el actor optó por cursar las materias del módulo
IV, sin llevar a cabo la matrícula correspondiente; finalizados los
mismos solicitó al decano de la Facultad de Turismo, señor Eduardo
Leitón, se le permitiera hacer una matrícula extemporánea de dicho
bloque, y dicho funcionario tomó la determinación de conceder la
matrícula, pero en los términos que él establecía. Esta situación fue
puesta en conocimiento de la Contraloría Académica de la
Universidad, la cual, en memorando CA 3-95 de fecha tres de enero
de mil novecientos noventa y cinco, hizo las siguientes
conclusiones: "3.1 Acceder a la medida tomada por el señor Decano
de la Facultad de Turismo, en los términos que su resolución expresa
(memorando adjunto)/ 3.2. Limitarle al señor Campos Zamora su
matrícula nueva -si lo pretende- a los cursos que le restan para
completar el VI Módulo (Area de énfasis). Esto con el fin de resguardar
el orden de requisitos en el desarrollo del plan de estudios./ 3.3. Con
base este antecedente, girar instrucciones a los señores Decanos a fin
de evitar que "estudiantes" sin matrícula, reciban lecciones y notas en
algún curso que no han formalizado. Asimismo, tomar medidas para
invalidar "calificaciones" a posteriori, en los casos cuyo motivo sea
justamente la ausencia de matrícula." (ver el referido memorando de
folios 9 a 11). 8. El día veintitrés de febrero de mil novecientos noventa
y cinco, y con base en la autorización de matrícula extemporánea
mencionada en el hecho anterior, el actor únicamente formalizó la
materia denominada Seminario de Investigación Dirigida I, como
cursada y aprobada durante el segundo trimestre de mil novecientos
noventa y cuatro (ver a folio 272 la respuesta del actor a la pregunta
quinta del interrogatorio presentado en la audiencia de
confesional). 9. El día veinte de marzo de mil novecientos noventa y
cinco -aunque el encabezado diga otra fecha-, el decano de la
Facultad de Turismo, emite una constancia en la que indica que el
actor ha cursado y aprobado, entre otras, Métodos de Diseño y
Presupuestos de Programas Turísticos con una nota de ochenta y
ocho (ver constancia de folios 7 y 8). 10. En el tercer cuatrimestre del
año de mil novecientos noventa y siete, el actor matriculó la materia
EG6040 correspondiente al Seminario de Investigación Dirigida III, la
cual se consigna como reprobada (ver constancias de folios 119, 120 y
138, documento de folios 142 a 162). 11. Posteriormente al último
cuatrimestre de mil novecientos noventa y siete, la demandada tomó la
decisión de no permitir al actor volver a matricular el Seminario de
Investigación Dirigida III, alegando que el mismo tiene pendiente el
curso AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas
Turísticos (ver lo manifestado por el actor en cuanto a esta
circunstancia, en el párrafo primero del hecho quinto y décimo de la
demanda de folios 83 a 97, asimismo, la manifestación de esa misma
parte en párrafo segundo de folio 367, hecha en escrito de expresión
de agravios). 12. El trece de setiembre de dos mil dos, el actor insiste
ante la Dirección de Posgrados, el haber cursado y aprobado la
materia Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos,
pese a que el acta de ese curso respecto a él no aparece y que en
certificaciones extendidas por la Universidad no se incluye como
aprobada (ver nota de folio 206, constancia de folio 138). 13. El día
siete de abril de dos mil ocho, el actor remitió correo electrónico a la
señora Sarah Cordero Pinchansky, funcionaria de la demandada, en el
que solicita revisar sus atestados e indicarle si podía proceder con la
matrícula del Seminario III, para culminar con su proyecto de
graduación (ver copia de correo de folio 114 no impugnada por el actor
y 141). 14. En respuesta al correo anterior, la señora Milagro Murillo,
funcionaria de la demanda le indicó al actor, que luego de realizado
una revisión de su situación académica, los cursos pendientes en su
plan de estudios son los siguientes: El 6143 Métodos de Diseño y
Presupuestos de Programas Turísticos, pero dado, que ya este no
existe tendría que sustituirlo por alguno de la MBA, recomendándole
para ello, el curso de Análisis Financiero de Proyectos de Inversión, el
Seminario de Graduación y Defensa, y dos cursos de Alfabetización
(copia de correo de folio114 no impugnada por el actor). 15. El día
diecinueve de mayo de dos mil ocho, doña Sarah Cordero Pinchansky,
funcionaria de la demandada le remite correo electrónico al actor, en el
que le indica que ya se solicitó a la oficina de registro se procediera la
búsqueda del acta de notas del curso AD6143 Métodos de Diseño y
Presupuestos de Programas Turísticos del segundo "trimestre" de mil
novecientos noventa y cuatro (ver copia de correo de folio 115 no
impugnada por el actor). 16. Mediante nota fechada veinte de mayo de
dos mil ocho, la señora Sarah Cordero Pinchansky, en su calidad de
Decana de la Facultad de Ciencias Empresariales de la accionada le
indica al actor, que con base en reclamo posterior al correo de fecha
21 de abril de 2008 remitido por la señora Milagro Murillo, se llevó a
cabo un estudio exhaustivo de su expediente y en este no consta que
él haya matriculado y aprobado la materia AD6143 Métodos de Diseño
y Presupuestos de Programas Turísticos, reiterándole que debía
cumplir con lo expuesto en correo del veintiuno de abril de dos mil
ocho. Ante recurso de apelación, el representante legal de la
demandada le comunicó al actor, en nota de fecha veintisiete de mayo
de dos mil ocho, que el Consejo Universitario acordó ratificar la
respuesta emitida por la Señora Cordero en su nota de veinte de mayo
de dos mil ocho (documentos de folios 116 y 117 no impugnados por
el actor). 17. Mediante oficio CONESUPAJ-234-2008, de fecha
veintiocho de noviembre de dos mil ocho, la Directora Ejecutiva de ese
ente estatal concluye, que en virtud de principio de irretroactividad de
la ley, el Reglamento de Régimen Estudiantil de la demandada,
aprobado por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior
Universitaria Privada en sesión 382-99, celebrada el nueve de
setiembre de mil novecientos noventa y nueve, no le es aplicable al
actor dado que, este ingresó a la carrera antes de la autorización de
dicho reglamento (ver copia de oficio de folios 14 a 16 no impugnada
por la accionada). 18. El día diez de diciembre de dos mil ocho, el
actor remite a doña Sarah Cordero Pinchansky, la comunicación
hecha por la Directora Ejecutiva del Consejo Nacional de Enseñanza
Superior Universitaria Privada y solicita, se le notifique a partir de qué
momento puede proceder a matricular el Seminario III, "Presentación
de Tesis" (ver copia de correo de folio 13 no impugnada por la
demandada).
III. Sobre los Hechos No Probados: Por la forma en que se resuelve
este asunto, se elimina el único hecho de esta naturaleza, por ende,
de este Considerando.
IV. Mediante sentencia de las catorce horas veinte minutos del diez de
setiembre de dos mil doce, el juez de primera instancia dispuso lo
siguiente: "Se rechaza la excepción de prescripción opuesta por la
demandada.- Se acoge parcialmente la excepción de falta de derecho
opuesta por la demandada, únicamente en cuanto al extremo petitorio
referido al lucro cesante reclamado por el actor.- Se rechazan dicha
excepción en cuanto a los demás extremos.- En consecuencia se
declara parcialmente con lugar el presente proceso ordinario
promovido por CARLOS CAMPOS ZAMORA contra la ASOCIACIÓN
PARA LA PROMOCIÓN DE LA CULTURA MIGUEL ANGEL
CASTRO CARAZO (conocida como ULACIT), disponiéndose lo
siguiente: a) Se ordena a la demandada permitirle al actor matricular el
Módulo VI, último del Plan de Estudios de esa maestría originalmente
pactado entre las partes, denominado EG6040 Seminario de
Investigación Dirigida III y presentación de tesis; lo anterior sin que el
señor Campos Zamora esté obligado a llevar ningún otro curso
adicional académico para obtener ese postgrado académico y bajo
apercibimiento de que en caso de incumplimiento podrá ser acusado
su representante por el delito de desobediencia a la autoridad.-
Comuníquesele en forma personal al señor Alvaro Castro Harrigan o a
quien ocupe el cargo de Presidente de esa Asociación ésta sentencia
en forma personal para lo correspondiente.- b) Se condena además a
la demandada a cancelar al actor por concepto de daño moral la suma
de CUATRO MILLONES DE COLONES.- c) Son ambas costas de
este juicio a cargo de la demandada.-". Contra lo así dispuesto se
alzan ambas partes, la demandada, en los términos del libelo de folios
339 a 364, suscrito por su apoderado especial judicial, Marvin Mattews
Edwards y el actor, en escrito de folios 365 a 368, suscrito por su
apoderado especial judicial, Verny Valerio Hernández.
V. Sobre la Prescripción: Por una cuestión de lógica se atenderá
primeramente, el recurso interpuesto por la demandada y de este, lo
concerniente a la excepción de prescripción. Señala al respecto la
apelante, para fundamentar el rechazo de la excepción de
prescripción, el a quo violenta los principios doctrinarios,
jurisprudenciales y legales aplicables a la materia, al desvirtuar la
relación mercantil establecida, confundiéndola con una de carácter
civil. A continuación cita un extracto del análisis llevado a cabo por el
juzgador sobre ese punto, para así manifestar, que el juez desaplica
en su análisis las disposiciones del Código de Comercio, por la sola
consideración de la naturaleza de una de las partes intervinientes en la
relación. Asegura, con base en lo dispuesto por el artículo primero del
Código de Comercio, la relación debe examinarse por su naturaleza y
contenido, que en este caso trata, por un lado, de una organización
universitaria que oferta servicios de carácter educativo y formativo, y el
otro, estudiantes, que los adquieren a título oneroso y como
consumidores. Agrega, es oportuno indicar que la ley de creación del
CONESUP (6693 de 2/11/81), originalmente obligaba a que los entes
auspiciadores o fundadores de universidades privadas fueran sin fines
de lucro, por lo que habrían de adoptar las formas asociativas
conocidas como "Asociaciones" o "Fundaciones", requerimiento
declarado inconstitucional por la Sala en el voto 7494-1997, que cita
en su apoyo. Afirma, este Tribunal y Sección, mediante voto número
18-2010 de las 14:20 horas del 15 de enero de 2010, determinó que la
prescripción en estos casos es mercantil, por lo que se aplica el plazo
de cuatro años. Por lo expuesto, dice la apelante, el hecho de que ella
sea una Asociación parte en la relación jurídica, no desnaturaliza el
carácter comercial de la misma, independientemente de que su
creación y funcionamiento esté regulado por la Ley de Asociaciones,
máxime, por lo indicado en el artículo 2 de dicha Ley, norma que
arbitrariamente se desaplica en la sentencia. Expresa, como
consecuencia de la posibilidad que señala ésta última norma, se tiene
lo dispuesto por el artículo 26 de la referida Ley, por lo que, sí se
pueden celebrar contratos de cualquier índole, indistintamente de la
naturaleza de la entidad jurídica, esto quiere decir, que ella no
necesita ser una sociedad anónima para celebrar contratos
mercantiles, de ahí que, las conclusiones de la sentencia parten de
una parcial e indebida interpretación del ordenamiento jurídico, lo cual
le causa un verdadero perjuicio. Reitera, es falso que solo las
personas jurídicas de orden mercantil, pueden celebrar contratos y
establecer relaciones de ese tipo, pues como lo dijo la Sala
Constitucional, no es necesario que "se alteren situaciones reales para
encubrir un fin económico que en la práctica se denota". Finalmente
indica la recurrente, no hay duda que entre el actor y la universidad se
estableció una relación de indiscutible carácter mercantil, por sus
características de prestación y adquisición de servicios educativos a
título oneroso, motivo por el cual se opuso la excepción a la luz de las
disposiciones del Código de Comercio, el cual regula la materia, por
cuanto, en este caso, el plazo previsto transcurrió sobradamente entre
el año de 1997 y el 2002, y entre este último y el año 2008. El
reclamo es de recibo. El juzgador de primera instancia fundamentó el
rechazo de la excepción de prescripción en los siguientes
términos: "No obstante, no lleva razón la demandada en sus
argumentos y al caso resulta aplicable el régimen del Código Civil que
establece como regla general un plazo de prescripción de diez años.-
La relación que existe en este tipo de casos no es de orden mercantil,
sino estrictamente contractual civil.- Lo anterior se deduce
fundamentalmente de las partes que participan en esa contratación.-
Así se desprende de la propia base asociativa bajo la cual se
constituyó la demandada como Asociación y no como persona jurídica
de orden mercantil.- En razón de ello toda su actividad se encuentra
regida por la Ley Nº 218 denominada Ley de Asociaciones que en sus
artículos 1 y 2 disponen: "Artículo 1º.- El derecho de asociación puede
ejercitarse libremente conforme a lo que preceptúa esta ley. En
consecuencia, quedan sometidos al presente texto las asociaciones
para fines científicos, artísticos, deportivos, benéficos, de recreo y
cualesquiera otros lícitos que no tengan por único y exclusivo objeto el
lucro o la ganancia. Se regirán también por esta ley los gremios y las
asociaciones de socorros mutuos, de previsión y de patronato./ Lo
anterior significa que si la actora eligió esa forma de organización,
salvo prueba en contrario, el cumplimiento de sus fines no tiene como
único y exclusivo objeto el lucro o ganancia. Por lo tanto no puede ser
calificada su actividad como típica mercantil. La propia demandada a
folio 128 indica: "La ULACIT se constituye con el objetivo de formar
profesionales, en el ejercicio de la libertad de enseñanza, y dentro del
marco jurídico establecido en la Ley 6693, del 27 de noviembre de
1981".- Tampoco alegó dentro de sus argumentos que el fin de su
actividad en la formación de profesionales sea estrictamente
mercantil.- Ahora bien la referida Ley 6693, crea el CONESUP como
una entidad jurídica del Estado cuyo objetivo es la supervisión y
vigilancia de la actividad privada de la educación superior y en ese
tanto tampoco, la actividad que ejerce la accionada puede
considerarse como mercantil.- Tampoco de la relación que subyace
para el alumno en este tipo de contratación, podría considerarse como
mercantil, pues el fin último que persigue el estudiante es obtener un
título o grado académico profesional, como parte de su realización
personal y profesional y lógicamente para buscar un mejoramiento en
sus posibilidades laborales y no un fin de lucro.- Por todo lo anterior,
se descarta en la especie que el régimen aplicable a la prescripción en
este asunto, sea el regulado por el Código de Comercio.- En ese
sentido entonces resulta aplicable, según se dijo, el régimen
establecido en el Código Civil, el cual establece un plazo de diez años
para la prescripción de la acción y el correspondiente derecho.-
(Artículo 868).-" (sic). Como se aprecia, el a quo estima que la relación
jurídica entre las partes de este proceso es de naturaleza civil, al ser la
demandada una asociación y no una persona jurídica de orden
mercantil, a la cual le resulta aplicable lo dispuesto por el inciso 1 de la
Ley de Asociaciones y no la leyes comerciales, máxime que no
acreditó, que el fin de su actividad sea estrictamente de lucro, además,
por el hecho de que la actividad de la accionada está regulada por el
Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada
(CONESUP). Sin embargo, estas apreciaciones son insuficientes para
la resolución de este asunto. El Tribunal considera, que previo a
determinar que dicha relación jurídica entre el actor y la demandada,
es de carácter mercantil o civil, se ha debido proceder a un análisis
integral del ordenamiento jurídico vigente. En primer lugar tenemos
que, la ley número 218, denominada Ley de Asociaciones, que entró a
regir el 08 de agosto de 1939, estableció en su articulado: "Artículo
1º.- El derecho de asociación puede ejercitarse libremente conforme a
lo que preceptúa esta ley. En consecuencia, quedan sometidos al
presente texto las asociaciones para fines científicos, artísticos,
deportivos, benéficos, de recreo y cualesquiera otros lícitos que no
tengan por único y exclusivo objeto el lucro o la ganancia. Se regirán
también por esta ley los gremios y las asociaciones de socorros
mutuos, de previsión y de patronato./ Artículo 2º.- Las asociaciones
que no siendo de las enumeradas en el artículo anterior se propongan
un objeto meramente comercial o civil se regirán por las leyes
comerciales o civiles, según el caso.". Sin embargo este concepto,
indudablemente ha variado con el transcurso del tiempo, dada la
promulgación de leyes posteriores a la misma. En efecto, el Código de
Comercio, que entró en vigencia el 27 de mayo de 1964 estableció en
el artículo 5, dos criterios diferentes para determinar quien es
comerciante, uno objetivo y otro subjetivo. En el primero de ellos se
estima que es comerciante, aquella persona con capacidad jurídica
que ejerce en nombre propio, actos de comercio como ocupación
habitual, y en el segundo, las sociedades constituidas de conformidad
con las disposiciones de ese Código, independientemente de cual
pueda ser el objeto o actividad que lleven a cabo. Por su parte, los
numerales 1 y 6 de dicho cuerpo de leyes resaltan la importancia del
criterio objetivo al señalar claramente: "Artículo 1.- Las disposiciones
contenidas en el presente Código rigen los actos y contratos en él
determinados, aunque no sean comerciantes las personas que los
ejecuten. ...Artículo 6.- Los que ocasionalmente lleven a cabo actos de
comercio no serán considerados comerciantes, pero quedan
sometidos, en cuanto a esos actos, a las leyes y reglamentos que
rigen los actos de comercio.". Sobre esto último ha señalado la Sala
Primera: "III.- ...Empero, si bien este es un elemento que debe ser
valorado para justificar la aplicación del régimen mercantil, no es el
único, ya que por el solo hecho de que una de las partes ejerza
actividades de comercio, no debe entenderse que todas las relaciones
jurídicas en que participe adquieren esta naturaleza. Por el contrario,
debe atenerse a las características propias de esa relación
jurídica a efectos de determinar cuál es la normativa que regula
ese vínculo particular. Cabe destacar que el ordinal primero del
Código de Comercio pone de relieve este aspecto, al señalar que
dicho cuerpo normativo regirá “los actos y contratos en él
determinados, aunque no sean comerciantes las personas que los
ejecuten” (el subrayado es suplido). Como se logra colegir de lo
anterior, resulta claro que el ámbito de aplicación está ligado a la
existencia de un acto de comercio, y no a la naturaleza de
quienes intervengan en ese negocio jurídico. En este orden de
ideas, resulta fundamental analizar la relación jurídica en
cuestión para así determinar las reglas de prescriptibilidad con
base en las cuales se debe resolver el conflicto." (ver voto número
31 de las 09:10:00 horas del 19/01/2012) (el resaltado es suplido).
Ahora bien, la ley 7472 denominada Ley de la Competencia y Defensa
Efectiva del Consumidor, promulgada en fecha 20 de diciembre de
1994, vino a regular varios temas de interés al caso. Efectivamente, el
numeral 2 define las figuras del consumidor y comerciante de la
siguiente manera: "Consumidor/ Toda persona física o entidad de
hecho o de derecho, que, como destinatario final, adquiere, disfruta o
utiliza los bienes o los servicios, o bien, recibe información o
propuestas para ello ...Comerciante o proveedor/ Toda persona física,
entidad de hecho o de derecho, privada o pública que, en nombre
propio o por cuenta ajena, se dedica en forma habitual a ofrecer,
distribuir, vender, arrendar, conceder el uso o el disfrute de bienes o a
prestar servicios, sin que necesariamente esta sea su actividad
principal.". En relación a las definiciones anteriores, la Comisión
Nacional del Consumidor, en el voto 2173-98 de las 13:30 del
02/11/1998 de forma ilustrativa señaló: "SEGUNDO.- ...En principio la
definición de comerciante, se hizo necesaria para delimitar la materia
que sería de conocimiento de los tribunales mercantiles y no de los
civiles, varios criterios trataron de determinar entonces cuáles
relaciones serían reguladas por el Derecho Mercantil, uno de estos
criterios consiste en determinar si uno de los sujetos es un
comerciante (criterio subjetivo), otro de los criterios establece que esa
tutela dependerá de si el acto es un acto de comercio con indepen-
dencia de quien lo realice (criterio objetivo). Así por ejemplo el Código
de Comercio costarricense es considerado predominantemente
objetivo, lo anterior por cuanto el artículo 1 dispone que las
disposiciones contenidas en ese código rigen los actos y contratos en
él determinados "aunque no sean comerciantes las personas que los
ejecuten, los contratos entre comerciantes se presumen actos de
comercio", en tanto que el artículo 5 define quién es comerciante, en
este orden de cosas si bien existen una serie de actos que son de
comercio (los contenidos en ese código), también existe una definición
de quien es comerciante a efectos de aplicar la
presunción. ...TERCERO.- De la definición de comerciante contenida
en el artículo 2, puede concluirse que los comerciantes pueden ser
personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, que actúen en
nombre propio o por cuenta ajena que en forma habitual ofrezca,
venda, arriende, conceda el uso o disfrute de bienes o preste
servicios, sin que necesariamente ésta sea su actividad principal. La
habitualidad se refiere a que la actividad debe desarrollarse
profesionalmente, debe manifestarse al exterior y dirigirse al mercado
en forma pública, sistemática y continua, aunque la actividad puede
ser interrumpida no debe ser ocasional. Tampoco debe ser su
actividad principal, puede ser accesoria. Este es el sujeto obligado por
el artículo 31 de la Ley 7472, el hecho de que una variedad de entes
realicen actos de comercio o puedan realizarlos lícitamente, no implica
per se que puedan ser sancionados por la Comisión Nacional del
Consumidor, a menos que puedan ser calificados como tales de
conformidad con el artículo 2 de esa Ley..." (el resaltado en negrita es
del original). Por su parte, en la norma 6 de esta ley se estableció la
eliminación de una serie de restricciones al comercio, entre las cuales
está la siguiente: "...Se reconoce la facultad de las cámaras y las
asociaciones privadas para autorregular su actividad económica, para
garantizar la prestación eficiente de servicios a la sociedad, con
estricta observancia de los principios éticos y de respeto por la libertad
de concurrencia de los agentes económicos y para prevenir las
conductas que en esta Ley se prohíben y sancionan. La participación
de esas entidades no podrá limitar el libre acceso al mercado
correspondiente ni impedir la competitividad de nuevos ajustes
económicos.". Dentro de este recuento no podemos dejar de lado el
hecho de que el 23 de noviembre de 1981, se crea el Consejo
Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada, adscrito al
Ministerio de Educación Pública, mediante la ley 6693 denominada
Ley de Universidades Privadas, la cual dispuso, entre otras, las
siguientes normas de interés: "Artículo 5º.- Para solicitar la
autorización de funcionamiento de una universidad privada, deberá
constituirse, para ese efecto, una fundación o asociación, cuyo
personero presentará la respectiva solicitud, dirigida al Consejo
Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada./ ...Artículo 15.-
Se prohíbe la finalidad de lucro en la enseñanza superior universitaria.
Los excedentes que eventualmente obtuvieren las universidades
privadas, deberán reinvertirse par los mismos fines educativos que
persigue la institución, en el entendido de que una parte de esos
excedentes se dedicará a otorgar becas a estudiantes de buenas
calificaciones académicas y de escasos recursos económicos.
Asimismo, se prohíbe la constitución de sociedades anónimas, o de
cualquier tipo de empresa comercial, con el objeto de brindar
enseñanza universitaria. La infracción a esta norma, implicará la
aplicación inmediata del inciso b) del artículo 17 de esta ley.". Empero,
ambos artículos fueron declarados inconstitucionales por la Sala
Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en el voto 7494-97 de
las 15:45 horas del 11/11/1997, correspondiente a la acción planteada
por la ASOCIACION NACIONAL DE UNIVERSIDADES PRIVADAS
contra varios artículos de la referida ley y su reglamento, esto, por
considerar ese alto Tribunal, que los mismos contravenían los
derechos a la libertad de asociación, la libertad de enseñanza y la
libertad de empresa, dando para ello los siguientes motivos: "...IV.-
MODELOS DE ORGANIZACION: Se impugna el artículo 5 en cuanto
impone determinados modelos organizativos, eliminando la capacidad
negocial de los administrados, vulnerándose de esa forma los artículos
25, 28.2, 46 y 79 de la Constitución Política. Señala el artículo 5 que
para solicitar la autorización de funcionamiento de una universidad
privada, deberá constituirse, para ese efecto, una fundación o
asociación. Tal norma es inconstitucional, por cuanto vulnera
tanto la libertad de empresa que regula el artículo 46 de la
Constitución Política, como la libertad de enseñanza consagrada
en el numeral 79. Las personas pueden asociarse como mejor
crean conveniente para canalizar sus intereses, en este caso,
educativos. La libertad de enseñanza, que como se mencionó
contempla tanto la libertad de enseñar como la libertad de
aprender, exige que quienes deseen constituirse como miembros
de una institución de enseñanza superior elijan el modelo
societario que mejor se adapte a sus intereses y no resulta
contrario a los fines de la educación el que esas empresas tengan
como fin el lucro, desde luego que no como primordial, ni de
manera tal que se constituya en un valladar para el acceso del
interesado al sistema educativo, extremo que se analizará de
seguido./ V.- FINALIDAD DE LUCRO Y FISCALIZACION DE LA
CONTRALORIA: ...el artículo 15 de la Ley...Señala el accionante que
ese artículo impide que los centros puedan organizarse como
sociedades, además prohíbe el lucro, lo cual no se prohíbe en el
ejercicio de ningún otro derecho fundamental, ni siquiera en la
educación infra-universitaria, considera que empresa y actividad de
enseñanza no son conceptos incompatibles entre sí. Ese artículo es
contrario a la Constitución Política. En primer término, en cuanto
a la finalidad de lucro en la enseñanza, resulta inconstitucional
prohibir a las universidades privadas la consecusión de un
objetivo económico o lucrativo en su actividad, por cuanto ello es
contrario a la libertad de empresa que se encuentra tutelada en el
artículo 46 de la Constitución Política. Lo contrario conlleva a que
se alteren situaciones reales para encubrir un fin económico que
en la práctica se denota. Obviamente, ese fin de lucro no puede ir
en menoscabo del derecho de enseñanza que tienen los
educandos, por lo que no puede ser irrestricto, sino que el
Estado debe velar para que exista un adecuado equilibrio, para
que se cobren tarifas justas, proporcionales al servicio que se
presta y de conformidad a los criterios ya externados en esta
sentencia al respecto. Con relación a las formas societarias que
puede asumir una organización de enseñanza superior
universitaria, conforme se indicó al analizar el artículo 5) de la
Ley, resulta inconstitucional establecer limitaciones, por cuanto
contraviene la libertad de asociación, la libertad de enseñanza y
la libertad de empresa. ..." (el resaltado no es del original). El
desarrollo normativo expuesto y las resoluciones de cita, permiten
concluir, que al día de hoy, independientemente de la manera en que
se constituya una persona jurídica, ya sea, conforme a la Ley de
Asociaciones o bajo alguna de las formas societarias establecidas en
el Código de Comercio, si su fin principal es o no el lucro, o bien, deba
ser regulada por el Consejo Nacional de Enseñanza Superior
Universitaria Privada, se rige por las leyes comerciales, en cuanto a
los actos de comercio que lleve a cabo. Es así como, no le cabe la
menor duda a esta Cámara, que el contrato suscrito entre entre el
demandante y la accionada es de carácter mercantil, por ser este un
acto de comercio. Es público y notorio, que en el mercado económico,
la demandada es una persona privada, legalmente constituida, que a
nombre propio se dedica en forma habitual a ofrecer servicios de
educación privada al consumidor en su calidad de destinatario final,
como lo es el actor, quien los adquiere, utiliza y disfruta. En ese orden
de ideas, para efectos de prescripción, dicha relación se rige por las
disposiciones del Código de Comercio, específicamente por la norma
del 984, que establece para estos casos un plazo de cuatro años.
Cabe señalar que ya este Tribunal y Sección se había pronunciado en
ese sentido en el voto 18 de las 14:20 horas del 15/01/2010, cuando
dijo: "XI.- SOBRE LA PRESCRIPCIÓN. Fundamentándose en el Voto
número 7494-97 de la Sala Constitucional, la parte accionada,
sostiene que las pretensiones del actor se encuentran prescritas, ello
porque la Sala en dicho voto estableció que las actividades que
realizan las universidades privadas son de índole mercantil. De
acuerdo a esto, se alega que la graduación formal del actor debió de
producirse en el año dos mil cinco, ello sin perjuicio de obtener la
certificación en que se corrobora su condición profesional. A pesar de
que esa certificación indicaba que el actor tenía requisitos
reglamentarios que cumplir, él optó por la inercia y no efectuó ningún
acto interruptor o tendiente a suspender la prescripción negativa de un
año que establece el artículo 984 del Código de Comercio. Por ende,
se alega que su pretensión para reclamar los daños y perjuicios
causados se encuentra prescrita. El a-quo denegó esa defensa,
argumentando que la prescripción aplicable era la decenal, conforme
al numeral 868 del Código Civil. El Tribunal admite la tesis de la parte
accionada, en tanto sostiene que la prescripción aplicable al caso es la
mercantil, no obstante, consideramos que no es la del año sino la de
los cuatro años que establece el 984 ibídem. Veamos el por qué. La
norma en cuestión (984) establece una serie de supuestos de
prescripción de un año, sin embargo, en ninguno de los incisos se
encuentra regulada la situación de los daños y perjuicios y su cobro.
Así las cosas, en caso de aplicarse algún plazo de prescripción sería
la de los cuatro años....". Tomando en cuenta lo anterior, corresponde
ahora determinar si ese plazo fatal se cumplió en el sub litem. Con
base en lo expuesto por el actor en el párrafo primero del hecho quinto
y décimo de la demanda de folios 83 a 97 y lo manifestado por él de
manera espontánea en el párrafo segundo de folio 367 del escrito de
expresión de agravios, se logra acreditar, que luego del último
cuatrimestre de 1997, específicamente a partir de enero de 1998, que
inició el proceso de matrícula de principio de año, la demandada
decidió no permitir al actor cursar el Seminario de Investigación
Dirigida III, correspondiente a la presentación y defensa de la tesis,
esto, por estimar que el mismo tenía pendiente el curso AD6143
Métodos de Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos.
Asimismo se tiene por demostrado, que luego de esa fecha, no es
sino, hasta el 13 de setiembre de 2002 (folio 206), que don Carlos,
presenta una nueva gestión a la Dirección de Posgrados, en la que
reitera el cumplimiento de ese requisito. Como vemos, entre el
conocimiento de la decisión de la Universidad y la nueva gestión del
actor, transcurrió sobradamente el plazo de cuatro años, por lo que
deberá acogerse la excepción planteada, eso sí, únicamente respecto
las pretensiones del demandante, en el sentido de que él curso y
aprobó la materia AD6143 Métodos de Diseño y Presupuestos de
Programas Turísticos en la Universidad ULACIT, que en razón de ello
debe permitírsele matricular el requisito final de graduación y que se
condene a la demandada a los daños y perjuicios ocasionados por no
poder graduarse en todos estos años y optar por una mejor posición
laboral.
V. Sobre los cursos adicionales: Señala la apelante, que al haber
abandonado el actor sus estudios, luego del proceso formal de
matrícula hecho en el último cuatrimestre de 1997,
reglamentariamente perdió su condición de alumno regular de la
universidad. A continuación transcribe parte de lo indicado sobre este
punto en el escrito de conclusiones, en el que, esencialmente niega
que don Carlos tenga un derecho adquirido respecto al programa o
plan de carrera que originalmente cursó, por lo que, asegura, que si lo
que pretende es concluir la carrera, deberá hacerlo con las nuevas
condiciones y requerimientos que se le exijan, por cuanto, su desidia
lo colocó en esa situación no la universidad. Afirma, en la sentencia se
omite referirse a lo anterior, que es de relevancia para la correcta
resolución del asunto, pues se utilizan expresiones acomodaticias en
sus considerandos como "prácticamente" o "con casi todo el plan de
estudios" para introducir la idea de que el actor concluyó su plan de
estudios, incluyendo el Módulo VI de la Maestría en Turismo
Ecológico, lo que asegura, no es cierto, pretendiendo superar con ello
el hecho de que don Carlos abandonó sus estudios sin razón alguna
como lo reconoció en la confesional. Agrega al respecto: "Por todo lo
anterior, resulta incomprensible que en la fundamentación de la
sentencia se afirme lo contrario, al establecer que, si bien es cierto
que "lleva razón la demandada en el sentido de que no existe ninguna
violación al principio de irretroactividad el que se varíe
reglamentariamente los requisitos académicos, incluyendo nuevas
materias para determinada carrera o grado académico, ese no es el
caso en el presente asunto. En primer lugar, porque el actor solicitó
matrícula para culminar el módulo VI desde enero de 1995, una vez
finalizado el módulo V del plan de estudios, por lo que no es cierto que
el señor Campos Zamora hubiere hecho abandono de sus estudios
por más de dos cuatrimestres, pues si como consta finalizó el módulo
V a finales de 1994 no pudo matricular el módulo siguiente por propia
culpa de la accionada. Y en segundo lugar, a la luz de los hechos
acaecidos el actor tenía completado prácticamente todo su plan de
estudios..." (Considerando VI, folios 304 vuelto y 305 frente). Y menos
comprensible se hace este análisis cuando en la misma sentencia se
tiene por probado que: "8.-) Para el último cuatrimestre del año 1997
el actor pudo matricular el último módulo de esa maestría... (Ver folios
271 y 272...)" y "9.-) El actor reprobó en ese año el Seminario de
Investigación Dirigida III... documental de folio 138 en relación con la
probanza del hecho anterior)". Por tanto, la Universidad NUNCA LE
IMPIDIO FORMALIZAR SU MATRÍCULA PARA CONTINUAR Y
CULMINAR SUS ESTUDIOS, COMO LO AFIRMA, INFUNDADA Y
CONTRADICTORIAMENTE, EL A QUO." El agravio es de recibo en
lo que se dirá. La modificación y agregado de hechos realizada por el
Tribunal en esta segunda instancia, y el acogimiento de la excepción
de prescripción planteada por la accionada respecto a las
pretensiones que se relacionan con el curso AD6143 Métodos de
Diseño y Presupuestos de Programas Turísticos, que no permite
discusión alguna, sobre si la negativa de la demandada de impedir al
actor matricular el curso final de graduación es o no arbitraria por ese
motivo, echa por tierra la fundamentación del a quo, del por qué, no
puede exigírsele al actor llevar los dos cursos de alfabetización
tecnológica, que actualmente se exige para efectos de finalizar el plan
de estudios de la Maestría de comentario. Ahora, no obstante lo
anterior, ésta Cámara estima que no es posible variar lo dispuesto por
el a quo, respecto a la pretensión del señor Campos Zamora, de que
no está obligado a llevar ningún curso adicional para obtener el
postgrado, pues evidentemente, esta solicitud se basa en un acto
administrativo, plasmado en el oficio CONESUPAJ-234-2008, de fecha
28 de noviembre de 2008, emanado de la Dirección Ejecutiva del
Consejo Nacional de Enseñanza Superior Universitaria Privada, este
último, ente regulador de la actividad de la accionada, según el cual,
en virtud del principio de irretroactividad de la ley, el Reglamento de
Régimen Estudiantil de la demandada, aprobado por dicho Consejo en
sesión 382-99, celebrada el 09 de setiembre de 1999, no le es
aplicable al actor dado que, este ingresó a la carrera antes de la
autorización de dicho reglamento. Si bien la demandada no comparte
las conclusiones a las cuales llegó ese órgano, lo cierto es que, no es
posible en esta jurisdicción ni en este proceso, determinar la validez y
eficacia de dicha actuación de la administración pública, pues no se
cuenta con la competencia para ello. Ha debido la demandada recurrir
a la vía contenciosa administrativa, para evitar la afectación de ese
acto a sus intereses, de lo cual no se tiene noticias haya hecho.
VI. Dada la forma en que se resuelve este asunto, resulta inane
referirse a los restantes argumentos de la demandada, acerca de una
indebida valoración de la prueba, respecto a los hechos tenidos por
acreditados y los que, a su criterio, eran de importancia y no fueron
incluidos en el fallo. También resulta innecesario pronunciarse sobre
los agravios del actor, respecto a la falta de acogimiento del extremo
de lucro cesante, errónea apreciación de la prueba en la
determinación de uno de los hechos y violación de las reglas de la
sana crítica, la razón, la experiencia y de los principios de
razonabilidad y proporcionalidad en la valoración del daño moral.

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