Está en la página 1de 35

~-

.,.•.$" ~ i
~1
:,
..-' - ' ""!!!!"'-
.. \

:. ;'\. '/:71'/j
~'~ '~ "
~ ~~

Abigael 80hórquez (Cabarea.


Sonora, 1937- Hermosillo, Sonora,
1995) ensayista. poeta y dramaturgo:
enlre sus obras más n(){ables en
poesfa encontramos: El/sayos
Poi/jeas (1955), Poes(a ¡Tea/m
( 1957), Las amarras terrestres
(1969 ), Memoria el! fa alla Milpa
(1 975), D;go lo que amo ( 1976),
Desierto Mayor ( 1980), Heredad
(19B I), Abigoeles ( 1991), Poes{o el!
Umpio (199 [) y Na vegaci6n en
Yoremito ( 1993). Obtuvo di versos
premios nacionales e internacional es
por su obra poé tica. ..r
-~ ------ -- ~ -- ~ ----------

[El
o~
~

o:
(JO "O
~ g>-
Q: <JO

tr1
ti
otn
C/). tI>
~ o
o- ::r
~ o'
¿;
..,o tí
~ N
""
<
~ .
->
~


POESlDA

E stáis muertos. Pero,


¿En verdad estáis muertos.
promi scuos homosexuales?
MUERTOS SIEMPRE DE VIDA:
Dice Vallejo,
EL CESAR.

9
y caminado a pi e calles y calles,
sin nómina,
levantando colillas de cigarros;
y hubime detenido en los des tazaderos,
ladrando co mo perro sin dueño,
suel o al cielo, mirando a los abastecidos.

C uando ya hu be sentido
en pleno vienlre el hueco
resq uebrajado y yermo
del ho ntanar vacío,
y metido las manos a los bolsillos locos
y, aun así, levantando la frágil ay ul1anza
del alma e n claro,
me cOlú o nno, me he dicho:
DESAZON Dios asisle, y espero.

Cuando ya hube saboreado


sexo y carne y entraña,
y vendido mi cuerpo en los subastaderos,

C uando ya hu be roído pan familiar


un tado de absÜnencia,
y hube bebido agua de fosa séplica
c ua ndo hu be paladeado
boca, lengua y piSlilo,
y comprado el am or entre vendimiadores,
donde orinan las besti as; c uando hube devorado
y robado a hu rtadi llas ave y pez y ri zoma
tortilla y sal y huesos y c uadrúpedo y hoja
de las cenadurías; y sentado a la mesa alba y sofi sti cada

10 II
y dormido en recámara amurallada de oro, ya de sí moridera y desamores,
y gustado y tactado y haber visto y oído, en esta costra anti gua
me confo rm o, me he dicho: a diario levantada y rev ivida,
D ios asiste. Y cam ino. en esta pobre hombruna
de suyo empobrecida y extenuada
Cuando ya hu be sal ido por la raza baldía? Sida.
de cárceles, burdeles, montepíos, deliquios, Qué palabra tan honda
confesionarios, trueques, bonanzas, aJlibajos, que encoge el corazón
elíxires, destie rros, desprestigios, mi seri a, y nos lo a prieta.
extorsiones, poesía, encum bramientos, gracia,
me co nformo, me he dicho: Afuera, al sol,
Dios asiste. Y acato. juguetean los niños,
agrio viento,
Por eso, ahora lejos con un barco menudo
de lo que fue mi casa, en mar rey uelto.
mi solar por treinta años,
mi heredad amanHsima,
mi s palomas, mi s libros,
mi s árboles, mi niño,
mi s perras, mi s vo lca nes,
mi s quehaceres, la chofi,
sólo escribo a pesares:
Di os me asi sle.
y confío.

y de repente, el Sida.
¿Por qu é este mal de muerte en esta playa vieja

t2
t3
I

CARTA

M i calavera es amplia de mandíbula;


me la palpo, la quiero,
sobre la piel marchita que la e nfunda,
la cubre o la contiene,
donde ocurre la vida
y el oj o, enamorado
de lo q ue da la sencillez terrestre,
y la o reja

14
que alguna vez no escuchará a la vida , sobre hombres de vienlre glandular:
y el olfalo avizor, ama con su terrena potestad aún
y la lengua, -sobre todo, ay, la lengua la vida
a la que llega Dios magnáni 1110 y provee -, y le crece la barba y encanece,
me pon go a recordarme, pero ah, tú,
a reco rdarte el más abandonado y lejos entre la
a muerte; muchedumbre,
creo que lo que adentra calavera soy tu palabra, ",,,ntala cOlUni go.
me está pidiendo -ya que no eslás-
que le olvide, que hay otros; Mi cala vera de dientes desiguales,
pero sucede que a veces dolorida se dolora,
más vale lo que fuimos otras se acuerd a amor mi calavera ,
que el canto inconocido ay, huesote de luz
que pasa enfrent.e alumbrando desde el doce de marzo
y suena. del trei nta y siete, esta carne machaca
que han de comerse los gusanos.
Mi calavera es ancha de quijada,
amplia de frente, M i calavera
hueso que hiede, sin ti , lejano, que ya sostengo entre mis manos, casi,
pero i cómo ha querido, qué leve, qué amarilla, qué cualesquiera
calacachóndima! osament a de amor,
desprestigiada de amor,
Mi calavera hueso de todos,
donde ocurrió la luz pobre,
y trem ó el corazón y aulló la magia haciendo reso nar entre tus cosas
y la carga mortal de los desamarías, la huesera
y que descabelló sus ojos turbios que pudo todav ía
desencantadamente escribirte esta ca rta .

t6 t7
oc
from whal an)' ol1e supposed.
Sobrevi no el terror,
Ihe happ)' bir/hda)' of dear DEATfI TRA CY;
lino
entonces,
enamorado todavía de las cosas oscuras
tornó a mirar a su izquierda, a su derecha,
detrás, al f renle,
queriendo ver espejos donde tocar un rostro fértil ;
pero llegó al go que vino enemistando,
desapartando y no es igual la vida:
because /O die for AIDS is differen/
from wha/ an)' ol1e supposed;
y devino el horror impenitente
de que éra mos muri endo o vamos a morir
SLOGAN o estamos muertos
y obstinamos: dead-drunk
rack,
dead-end
rock,

Y fu e que, un día, el BUEN vecino


estrenó la película, como un trigal en llamas:
AlDS IS COMING/ AIDS IS f1ERE ;
deadfall
rack,
deadly gane worl d
rack,
y lino ya no volvió a poder ser
oh yeah,
la fami lia de hierba de Wall Wh.ilma n:
bUl lo die for AlDS is differel1/
-¿ me celebro a mí mismo y me canto a
y ai'nos vamos, carn al
mí mi smo?-
haciéndonos poquitos,
because lo die for AIDS is differel1l

20 21
esfú mate, pass bye
no chingues. puta muerte, para slCmpre,
bul lO die for AIDS is dif(erenl, sino que yo te amaba
like lO spi! lO olden olden Cad, y he muerto.
rock
rack
rock 'n ro lling,
a pesar de aquel día.

Porq ue hubo días hasta la desvergüenza,


donde f ui 111 0S lanlúbricos
tan móviles
lan fértiles
lan plácidos
tan sórdidos,
presuntos dueños del amor intemporal;
porqu e hu bo días en los que fuim os
aquella mano que bu scaba,
y aquella otra mano que ciaba sobresaltos,
y aquella breve mirada solándula y pro mi scua,
porque todo estaba tiempo de la pasión,
y convivimos la cintura del ca nto,
y no conocíamos piedras en el camino;
pero hubo días en los que fuim os
los únicos culpables
de esta v ieja batall a
recientemente conc luida,
en la que no diré que te he perdido

22
Q ue un puñado de tierra lleve hormigas
para que sobre mí pue blen s u casa;
que un puñado de tierra lleve tri go
y se cubra de pan mi calavera;
y un puñado de ti erra con tu nombre
pa ra enterrarl o con el mío.

24
aunque sea des
hojando la flor del entresueño,
des
hojado de me quiere de mucho de poquito
de nada, como ahora
lejos del paraíso dJ. de lrei nta años
donde guachié y perdí.
Amanezco en el frío fiebrero de este viaje
Hillo a San Lui s
ocho horas paradito de Cristo no importa,
pero es que allá
queda lo que me va
quedando del otro edén el último
y hay que ir a recoger
la incontenida lágrima de nuestra tri bu bojorqu ita
en la que aú n aletea un borrón de la vida
CANTARES y la muerte Sofía tú perdida,
vista v ira vez en los ojos azules
de las tías que me aman;
I
pero duele lo ésto también
enlreabriéndose el día y no

Y: que fui del amor ave de paso,


yo que fui mariposa de mil fl o res,
qué gana de querer,
sentir un perro, un hombre,
un ronq uido, un suspiro,
un deliq uio de sábanas calientes,
de ser querido un bolero en la radio,
aunque sea por carta de naufragios, {X>rque un beso como el que me di ste
por sefíales de humo, nunca me
por satélite, por lam tam , por fax , po r o uija, la campana del templo, el alba,
por bola de cristal; el gallo.

26 27
Yo queda ser arrojado y me arrojé
del penúltimo escaño; un fantasma se al1..:"1 entre las ruinas,
lodav ía recuerdo pájaro de mala muerte yo
mi propia espada de Miguel, quisiera llorar y no
f1amígera, te ngo más llanto, y
y mi dedo, indicándome la c umbia grotesca: e l sida el sida el sida el sida,
el desposeímiento; en el terror del c uarto,
pero ¿cuántos hombres as í qué miedo.
van por la ti erra?:
toman su lío, su libro, Puedo aullar esta noche;
su espej ismo, su po brecita vida, mejor dicho, ya aull é,
cami nan amari lIos de espanto como yo y no consigo nada;
a que otro perro se los ladre; cierro los ojos y un negro de pavor
y ll egan algún día me hace dormir
desamorados, ateridos, soñando todavía con tu c uerpo lúbrico y desleal ,
a otro paraje de hom bres COIltu sexo entrañable,
que los verán de fre nte, de reojo, como mi como yo muchos más llorará n
de espalda ahora mismo
pedir amor no se los dan, lo que perdieron,
lIaménse tras terrados, e mi grantes, y los ami gos muertos
prófugos, vagabundos, que tal vez no entendieron por qué el amor
rom eros escapados de la pira, ya no me quieras tanto
pero sobre todas las cosas: hom bres a soledad:
01v ídate de mí;
si yo encontrara un alma y el sueño a lcahuetea
compañeros del mismo dolor, te juro que dorm ir casi no
inmensa nostalgia invade y U'anslada y ubica
y todavía la desazón y el hambre.
peregri no de amor

28 29
bañado en lágri mas,
Al sueño me desquito las que derramé por mÍ.
y el sueño se da vuelo en donde nada A medida que el ti empo vaya y venga
es cier to, trastabi ll ándome de no saber ni qué,
y al despertar iré olvidando -¿podrá ser?-
com pruebo que lo que sacude ahora tunde trema
que fui tocado tenido sal vado como un árbol sin higos mi amor chiquito mi
sólo con recordar corazón sin nada y nadie
el sueño mío donde tú al suelo, comi do de rapiña,
tú ya no picoteado de gárgolas;
estabas en tanto estoy de más y en otra parte
SI los que me esperaban tull ido de tu s recueros,
en el próximo sueño ¿por qué mientras aquí piso con pezuñas de ausencia
nu me enseñas te como se vi ve este no se si soy aquel que ayer no más decía
sin? o aquel que po r quererte
y me agradezco no le ol vida,
que puedo seguir haciéndomela mano y D ios me da la espalda,
sobre lodas las cumbias porque inlltil con otra nueva arruga en el espej o.
será el quererte olv idar amo r perdido,
huero, hediondo, putrefacto Es ahora cuando me acuerdo más
roído de ratonas. En y también otra vez
ti bi o la m udcz en 1as arcadas de tí, doña Sofía
de esbeltos corredores donde todo que por setenta años lástima
lo dice la mañana de la doncel ería cargaste pesadu mbre de tu hijo como tú,
de esta sopa rle letras lingüi s ganes, irgu iendo la mirada sufrida de tu dolor
y transcurre febrero en este olvido contra el pueblo rascuache;
de aquel viaje remoto es ahora cuando vivo terrible tus harapos,
en el que era noche y no volví la vista atrás, tu pobredumbre de sierva malquerida

30 31
alrededor del niñotú que fui mos, sacudo la cabeza
mi llantotú cuando partí a estudiar y ahora es que respiro emocionado
y c uando ya emocionado de que tú me levantes
vivimos juntos en tórtolas alturas y desde el polvo
te fui ste a morir quel amor el
desalentada ¿amor?
de lejos de tu casa, algun día algun día algun día
y allá quedaste sin tu casa, de aq uestos,
sin mí: por la calle.
huesitos.
Cuántas noches de noches de noches
posiblemente te arrepentiste de ti,
y cuantas veces de veces de veces Que los ojos deshojos los despojos
orgullecida de mí desnudan y traspasan
te congraciaste con la vida lo imposible.
por haber llorado
tanto.
y ya lo ves, amá,
si algo vale la pena,
es la confesa cruz de ti a mí heredada
y levantar la cara ,
silbante la pedrada
y la Poesía,
que peor hubiera sido quedar sin mi
tú , viva y
en el televisor:
el sida el sida el sida el sida
y otra vez estar muerto;

32
33 I
MURAL

S iempre los vi morir de la otra muerte urbana.


Nunc.:'1 de trance natural.
Tal vez se acaban de beso a beso
como en la vida, unos,
cavando largos túneles de recuerdos vacíos,
pensando sabe qué remordi mientos
de haber amado as í;
la l vez se Illueren todos

35
desencantados de otros días ta mbién Nunca he vislo morir a uno, qué mejor, (':-.'
con muchos pero siguen.
bajo las regaderas de los baños, Así han llov ido ausencia
o el cachondor de los cines a tientas, doncellas abastecidas de ignorancia,
fo rniqueciendo prostitutas míseras y febril es,
en las cuevas umbrías, ni fu tos inculpabl es,
o en los bares hediondos semidioses,
donde buscando encontrarírul j óvenes reinas,
al nuevo al mi smo al del olro, negros de la reventa,
o aq uellos otros más, los pobres, poelas de la adi cción,
sentenciados co n su pri mer am or como en la viej a peste fe udal,
que ha sido el último ; enracimados, amorecidos, amantísimos,
y se esfuman mordiendo la mañana temerosos señoritos de ca pa caída,
sin ya sin ellos la medianoche inocentes palomitas que se dej aron engañar,
donde pidieron paz, los pi cadores sin tardanza,
o abrazados a un cri sto los c uh lo, los por dónde,
o al retrato de lo que más qui sieron, los lánguidos capullos de la peluca, del spray.
mirándose al espej o, viejísimos , Me lamento por lodos
esq ueletos de aquell a primavera los q ue alzaron deseperada menle
que, de repente, se quedó sin hojas, tina mirada, un ruego, un abrazo, un billete,
sin la delicIa carni s hasta ayer verdeS IDA, ya ca mbi o les echaron al rostro un sali vazo,
arru gaditos, desventu rados, una sábana ilustre de hospital general,
mien tras un loco aullido de terro r: una cifra,
¿ po r qué? mientras enmudecían los pífanos,
les sale fi namente por la boca los crótalos , las n autas locas de caídas
ex tenuada. del decaído y loco boul evard.

36 37
U nos van a sus guerras, Aho ra, casca vana la nuez,
otros al corazón de los hoteles, y a la manzana
otros a las iglesias o los parques, le ha nacido un gusano,
y dondequiera acecha
la guadaña fecunda que ha de segarse trigo;
y asi sigue la vida , ni qué deci r;
y otra vez el amor recomenzado
en el hedor profundo de la muerte.
Le lamento deveras. Me la mento
por los viejos instant'es de pureza
que vivimos a lomo de aventura
recolectando r'u tos de solaz,
bucólica andrajallcia
de respirar a pleno mar un sexo

~
y poseerlo callallamente abri I
sobre la playa,
y entrecruzar los cuerpos bajo la luna ebria
I ,\./
junto al silencio cómplice
de las guitarras,
por concertar si n miedo
I
los supremos poderes de amarnos
entre la hierba,
'"
por tomarnos de la cintura
(> I

bajo el sol sin el lúgubre silbo


de la parca, (
porque fuim os de libertad la flor y dábamos , ¡
7' tffI'//¡" 1J
de flor la fruta verde.

38

-'
DUELO

" \ Tengo a estarm e ele lUlo por aquellos


V . que
. han mue rto a dcsabas to,
por los que rú til os o fa lllél icos,
procurando saciar su corazó n o su hambre,
cayeron en la trampa;
eran fl o res de arena, papirolas.
artificios de bubble ){um, almas de azogue,
ve letas de discof hequc, aleteos, di spe ndio,

41
pero eran tambi én un alma, una palabra, Vengo a estarme de luto
un esquel eto de pan y sal, porque puedo.
con rincones amables Porque si no lo digo
°
como el tuyo el mío, co mpañero, yo
un pensamiento herm oso o ruin , poeta de mi hora y de mi ti empo,
mas cosa co mo nosotros, se me ve ndría abaj o el alma, de vergüenza,
hechos un haz de sangre todavía por haberme callado.
entre el verdor y el agua de la vida.
Vengo a estarme de l uto
por aquellos Q ué natalicio nuevo de la ausencia,
que reci bieron prematuramente qué grave el día,
su runeral de escándalo, qué turbio el sol
su ración , su ca mastro, su obituario velado, apenitas ayer abeja de oro,
pero más por aquellos qué viento de crueldad esle dom ingo,
que, desde que nacieron, qué pena.
son confinados, etiq uetados, muertos Pero está bien;
en sus propios rediles, en este mundo todo es tá bien:
herrados, engrill ados a un escritori o oculto, el hambre, la seq uía, las moscas,
a un cubículo negro. el appartheid, la guerra santa, el S ida,
A h, ·caravana de las carcaj adas , mientras no se nos loq ue a El;
carne desamparada de la arcaica matanza, Ese no cuenta,
paredón de la pública bera, simplemente está Allá,
arrirnaditos, amonto naditos loco de ri sa,
en el muro del asco. próspero de la m uerle,
agusto.

42 43
r

asediado de pochos, de negros,


de narcos sal vadoreños,
de muerte.
Hasta que dió con Ella.

RETRATOS

E ste era Lesbia Ro berto.


Quería ser estrella como Lala Beltrán.
Era muy jovencito cuando le revelaron
que estaba muerto de
"qué vergüenza de la fami ¡i aU ;
fue cuando vivió para ya no con tarl o
y se hizo rico sintié ndose Mae West
en su bar de Los Angeles, e ~ 'W'i.....-

44
se le apareció El Diablo,
y una mañana
lo descubrieron tieso, con el alma tri zada,
en libertad de alco hol y de tabaco,
amoratada pájara tucana,
alma de Dios,
salvada de sin amor, de sin calor
humano. N i divino.

P{~ara Gustavo.
E ste era
Fue profesor de educación primaria
y tuvo el alma de cri stal ( soplado) ,
por eso lo corrieron de trabajar;
hizo versitos, coronas para muertos,
valses para quinceaños;
rezaba novenarios,
hablaba solo con la Vírgen María,

46
ahora ocupa un lote baj o ti erra,
y sus ami gos, en pleno seguimiento
sin Tatena La Margue,
muerto en la peda augusta,
de ra bia,
un si,úín de semana.

E ste era Daniel L'amour:


trabajaba el grabado con escasa fortuna;
padeció bajo el poder terrible de Oiga G uillot
y Concha de Villareal, dos ángeles hermanos;
como amiguísimo era un padre. Tatena,
se las partía por uno
o con uno cuando no había más.
Compró un lote sil vestre
porque siempre anheló levantar una casa,
para que los amigos fuéramos a seguirla
el sinfín de semana;
leal a su muerte, frustrado,

48
y éstas sus compinches:
Odi lón, Isabel de los Angeles,
I
Mi General Zeta, Feyamira,
la fanfarronería, el splel/dor
de old mexican movie,
con señas muy visibles de varones,
con ostentosos entrecejos de soldados rasos,
con cicatrices de haber ido a tra bajos forzados,
con a1ebrestos de Juan Tenorio de jaripeo,
ásperas oropéndolas de la "madriza"
nacidas para perder.
Se les dijo bien claro: Pelotón, marcha atrás;
pero tomaron sus mazos, sus cascos,
sus cadenas, sus bragueros,
sus áspides,
y partieron al Frente,
dejando novias llorando,
llorando
la desped ísima.

E sta era Sarito:


no el c riado de Rosalina
la nov ia puertoriqueña de JUCUl Ramón,
sino esta hobrembra de picapleitos
y promotora de "vencidas".
muje r de pelo en pecho,
cantante de ranchero
que a las muje res más bonitas se llevaba,

50 5t
y de 110 haberse hecho santo,
constancia de no haber sido
como pudo ser
su personaj e inolvidable,
pavesas de haberse dado holgadamente
a la desventuranza,
indicios de que una vez probó,
del icuescentcmcll te,
la miel sobrada del amor,
pruebas irrefutables de mala suerte
y mala muerte
en la tcnebra del hospital.

E sle fue Brauli o Ayeres


que, de la noche a la mañana,
contrajo. de raíz,
magnol ¡as de consunción,
que consiguió ver despojos
de haber dado fragancia,
impáv idos rescoldos de haber pasado por el fuego

53
52
E stos eran Bartolito, don Chuy, Lolo,
Estrellita de Enero,
decadensos mariquitas de lonchería,
chapeteaditos de escarnio,
viejérrimos,
siseando placer
a los hom bres que velúan del mar
de las pizcas.

54
sus miradas arroides,
espiando por las rendijas de los muros de Jeri có
la brut al ceremonia,
desafalláodose de calentura y ex torsión
en las braguetas de la poli cía.

r ~
\ \ :::r 'r';
~ - .

E stos eran Letici a, Salomón, la Yeti s,


alebrestados jotitos de prostíbulo,
añorando la muerte piernasarriba
( ~\
de las putas, 1\
mordi squeando sus sombras, / ..; I
sus curvas, sus cosmét icos, /
imitando sus zafios cadereos, ) /
copiando en los espejos i'(/ffill... ~'F (

56
E stos eran C hiquita y Juan Manuel,
model i lOS de ofici na,
acic.:'l.Iándose en el baño de damas;
E ste era Jesús, el revelado;
tuvo di ez hijos a la luz públi ca
y era pastor de evangel izaciones,
y Apolon ia: la chic, pero de noche
Pola Negri de arrabal, atragant ada era I-Ierodías, Dali la, Semírami s, Astar lé,
de morder su nari z do nde at racaba y danzaba entre velos y címbalos y coros de mancebos
el velero mayor de la comarca. que palmeaban mucha ropa pelos pelos
aleluya aleluya
en la iglesia sodómica.

58 59
E ste era yo, perplejo:
zurcía, bordaba, jugaba con muñecas,
cantaba, amargo, descreído de Dios.
O h trasvestis casi perfectos de los camavalitos,
oh vedettes culimpinados de los gimnasios,
oh lacorrallas de las sacristías,
oh pobrecitos de aldea
apedrcados por el veci ndario,
cercados por los perros,
ahorcados y quemados en la noche sin tregua ~
Oh Rubé n de la eterna noche de l11i desconsuelo

60 6t
bebiendo, tro nándotelas, de a soledad,
soportando una esposa que no pediste,
echando pali acale con el lechero,
en sarté n con e l velador, piniclIchado,
de a rápido;
oh A lej andro ma lvada
visti éndote de madrota
porque estabas re reo,
oh damas caballeros de la rosa común :
por ellos supe, de ni ño
lo que q ui e re decir ese mote quemante,
palabra la pida ria
que escuc hé muchas veces por la vida
y que aún zumba el tímpano:
entrem edio,
luciso mbra,
cacha granizo,
leandro;
por eso sé que
ahora sé
qué canto.
" ' len, madre y hazme decir:
V Jarrita de rojo barro en que lOmo mi café
le quiero lanto jarrita que Ilunca le romperé,
levántam e del polvo de tus huesos,
de tu palabra fina l de expiración
que no escuché,
levántate de tu vestido que guardo
para ponérm elo un día de lo tal abandono,

62 63
ya deja que no te sueñe a diario,
y ven otra vez en la derrota de estar si n ,r'
derrotada otra vez,
madre con hijo así, marav i
llosa,
y cántame con aquella voz tuya, tipluda, delgadila:
que no es necesario que cuando tú pases
me digas adiós,
porque no estaré.
Por ahí andaré
sorteando la corri ente, tristecito,
tratando de vivir lo que me di ste
en el clamor baldío.
Por ahí andaré, ti erra de ciegos,
con el ojo del tuerto
para lo que hay que ver.

C uando el alba aletee otra vez


y vuelva al mundo la claridad,
y quizá yo no exista,
y los jóvenes asuman nuevamente
la fuerla comosea del amor
en el sexo cualquiera,
y el AIDS sea un slogan de los ochentas,
habré de ver qué di go

64 65
de donde esté:
Lázaro resucita cada día
entre los minerales del estiércol,
y la paloma de la masacre
volverá a hacer pichones
bajo el cielo.

66
gulaúmbra
f.'
pero qué cauda de perfecciones tu poesía
sólo instante de trinos preciocísimos
en tu magra fi gura despeñada
ya evocación y duelo
casi herrumbre
al Titzio donde nadie habrá de rescatarte
de la corriente abajo
de tu sueño.

ENVIO
A Carlos Eduardo T urón

Hermosillo, Sonora
Noviembre de 1991.
Te Illori slede negros
Levaluados tamemes rufianes tábanos
desempleados arcángeles horquetas Premio internacional CONASIDA
inocentes pi rañas sucedáneas Organización Panamericana de la Salud
c igarros delicados UNAM 1992
gonzalos sibilinos y danieJes
ánforas de progenie dispendiadas
nóminas de avaricia

68 69

También podría gustarte