Está en la página 1de 59

Muerte de Huayna Cápac y

lucha por la mascapaicha


p. 63-98

TEXTO NOTASILUSTRACIONES
TEXTO COMPLETO
1Huayna Cápac gobernó aproximadamente hasta 1525,
cuando la muerte lo sorprendió en la parte norte del Imperio,
sin haber podido elegir un sucesor que redujera la ambición
de otros aspirantes a la mascapaicha, símbolo del poder. La
cuestión de la sucesión era un problema bastante complicado
para un imperio que apenas había sido instaurado recién por
Pachacuti, retomando viejos patrones y principios andinos
que al parecer no otorgaban la debida estabilidad a una
organización política de tipo imperial. El dualismo de las
jefaturas de los ayllus y etnias, en la división hurin y hanan,
identificados como un modelo predominante de gobierno en
los Andes, ha sido propuesto para explicar la organización
política de gobierno del Tawantinsuyu.
 20 En la tradición historiográfica se ha planteado el modelo de la
monarquía teocrática hereditaria. (...)

220
3No obstante las discrepancias sobre el modelo de sucesión
inca, existían condiciones que, al parecer, cada eventual
aspirante debía cumplir. Estos requisitos eran indispensables
para ser considerado un candidato serio en la obtención de la
mascapaicha. Las principales características de la disputa por
la sucesión estaban dadas por la influencia de las parentelas
maternas (panacas), la callpa o examen ritual de las visceras
de llama, la elección según capacidades personales del
aspirante contrastadas por las señales que debía dar la
divinidad solar, la capacidad del aspirante para obtener
control de la producción de tubérculos, coca, ají y maíz; el
incremento de la parentela a través de las mujeres, sea por
intercambios o acuerdos; tener ancestros prestigiosos
ocupando rangos importantes en la jerarquía Inca, constituían
también mecanismos de legitimación (REGALADO 1993: 74-
75).
4Hacia 1527 el imperio Inca se encontraba en una seria
disyuntiva para consolidar su estabilidad política. Túpac Inca
Yupanqui había llegado a conquistar territorios en el norte del
Perú y los Andes ecuatorianos, sometiendo a los tallanes,
cayambis y cañaris. Estos últimos le opusieron una tenaz
resistencia al punto que para someterlos el inca diezmaría a
gran parte de su población. Más adelante Huayna Cápac,
soberano que seguiría la pauta conquistadora de sus dos
antepasados inmediatos, llegó hasta el sur de Colombia,
logrando someter en parte a los pastos y popayanes, tribus
con escaso grado de cohesión política y famosos por practicar
el canibalismo. La extensión territorial del Imperio exigió
entonces la formación de nuevos centros de control y dominio
efectivo; Huayna Cápac fundó entonces Tumibamba (hoy
Cuenca) y construyó lo que entonces se llamaría un segundo
Cusco. El significado de ambos detalles, conquistas y
fundación de ciudades con sus respectivas construcciones,
eran relevantes en la consolidación de los grupos de poder —
las panacas— no sólo en función del control y dominio
político efectivo, sino también porque prestigiaban a la
panaca de origen, consolidando con ello sus derechos a la
sucesión.
 21 Es importante anotar que en la dualidad de la etnia inca, los
Hanan Cusco eran los guerreros por a (...)
5Según las crónicas y los historiadores que han seguido los
dramáticos sucesos durante el ascenso de un nuevo
gobernante inca luego de la muerte de Huayna Cápac,
sostienen que el sucesor fue Ninan Cuyochi, un infante
apenas recién nacido que no sobrevivió a la muerte de su
padre. Luego fue nombrado Huáscar, gobernador del Cusco
(por tanto, su correinante), el mismo que no recibió la
confirmación debida del soberano extinto. Huáscar, hijo de
Huayna Cápac y perteneciente a la rama guerrera inca de los
Hanan Cusco, descendiente de la panaca de Túpac Inca
Yupanqui,21 tuvo que vencer las insurrecciones de Cusi
Atauchi y otros hermanos más, así como también enfrentar la
oposición del clero tradicional, los albaceas y generales de su
propio padre, quienes expresaban sus preferencias por
Atahualpa. Atahualpa, hijo de una noble palla cusqueña y
perteneciente a la panaca de Pachacuti y de la línea también
de Hanan Cusco, impulsado posiblemente por los nuevos
intereses creados en el norte y por los generales de su padre,
emprendió la lucha por la borla y terminó enfrentando en
varias batallas a su hermano Huáscar, quien fue finalmente
vencido, en la batalla de Cotapampa, luego trasladado a
Huanucopampa y ejecutado en Andamarca con toda su
parentela, descendiente de la panaca de Túpac Inca Yupanqui.
Aumentar Original (jpeg, 2,6M)

Los andenes ornamentales de la ladera oriental

6Hasta allí el registro de la historia inca se reduce a una serie


de luchas, conflictos y traiciones por acceder al trono
imperial. Cada panaca se formaba a la muerte de cada
emperador y la integraban sus hijos y eventualmente
hermanos importantes, creando así fuentes de riqueza
(tierras, yanas y mitmas) para mantener el recuerdo, el
prestigio y el potencial político de los descendientes
agrupados en una panaca. En ciertas ocasiones las panacas
tendían a aprovisionarse de nuevos recursos para distribuir
entre sus grupos aliados favores que los obligaban a obtener
más tierras, mano de obra y producción agrícola y minera
para el mantenimiento y reproducción de privilegios, incluido
el nuevo acceso a la mascapaicha. Estas situaciones tendían a
crear más luchas y conflictos por acceder a esos recursos
materiales y simbólicos, multiplicaba también la necesidad de
extenderse a más territorios, crear espacios personales de
apropiación y emprender costosas empresas constructivas de
edificios para realzar el prestigio personal de la panaca y
reforzar las infraestructuras burocráticas en los territorios
sometidos. Indistintamente, las diferentes etnias y naciones
andinas que habían sido sometidas veían en esas luchas entre
las élites gobernantes, la oportunidad de sumarse a los
bandos en disputa para obtener concesiones y ventajas, sea
como grupos étnicos, mitmas o yanaconas.

Aumentar Original (jpeg, 641k)

La plaza principal vista desde el camino al ushnu


 22 Una explicación la da Pärssinen (2003:181) en el sentido que las
parentelas divididas en tres cate (...)

7Así, los competidores —apoyados en sus respectivas panacas


de origen— utilizaban a estos grupos de poder para acceder a
la jefatura imperial. A su vez las panacas, especialmente de
Pachacuti y Túpac Inca Yupanqui, intentaban recuperar a
través de los incas en pugna, los antiguos privilegios de que
gozaron con los primeros emperadores. La disminución de los
beneficios y el predominio de la panaca recién establecida de
Huayna Cápac que acababa de fallecer y de Huáscar que
dejaba la jefatura de Cusco para asumir las funciones de
gobierno, hacían ver que el diseño jerárquico establecido para
la obtención de tierras y prestigio creado por Pachacuti para
conservar las ambiciones de las élites incas estaba llegando a
una situación de agotamiento (BETANZOS 1999 [1557]:
243; GUZMÁN 1997). En la lucha por la sucesión, los
descendientes de Pachacuti que estaban en Cusco apoyaron
también a Atahualpa; sin embargo, resulta difícil de explicar
aún los motivos que indujeron a ambas panacas —la de
Pachacuti y la de Túpac Inca Yupanqui— a encontrarse en el
período de Huáscar en una pugna que terminaría por
destruirlos tanto a ellos como a su propio Imperio. 22
8En los casos de Huáscar y Atahualpa, resulta claro que
ambos personajes intentaban reafirmar sus derechos sobre el
Imperio, a pesar del nombramiento de Huáscar por su padre,
pues continuaron con sus políticas de expansión y de
construcciones que consolidaran sus derechos a la primacía
del gobierno. Mientras Atahualpa y los generales de su padre
seguían comandando las conquistas al norte del
Tawantinsuyu o «visitando» zonas que ya habían sido
sometidas en busca de conseguir las lealtades debidas a su
persona, tarea que además consolidó con las construcciones
en Quito, Huáscar pasó, en cambio, a formar parte de los
Hurin Cusco y amenazó con una contrarreforma religiosa que
enterrase las momias y abrir con ello la posibilidad de quitar
las tierras de las panacas que no respetaran su autoridad.
Esto y su pretensión de seguir haciendo para sí palacios en
Calca, serían parte de su afirmación a los derechos sobre el
gobierno del Imperio.
Aumentar Original (jpeg, 569k)

La marcha española al Cusco:


inicio de la resistencia
9Cuando Francisco Pizarro, en 1529, contactó en Tumbes con
los primeros súbditos de los Incas de tierra firme, tomó
noticia de la lucha entre los principales señores. Así, no
perdió la oportunidad de aprovechar el conflicto existente con
una audaz acción en la plaza de Cajamarca, capturando al
inca Atahualpa, triunfante hasta ese momento de la guerra
entre panacas, y manteniéndolo fuera del escenario durante
un año para luego ejecutarlo y presentarse como restaurador
de las tradiciones imperiales que por un momento Huáscar
había amenazado. Corría el año 1533 y Pizarro, ante la
necesidad de tener un jefe nominal inca, hizo nombrar en ese
momento a un sucesor ficticio de Atahualpa: Túpac Hualpa y
emprendió su marcha al Cusco.
10Las huestes de Atahualpa habían logrado apoderarse de los
Andes centrales, desde Quito, a Jauja, Vilcas, Andahuaylas,
Abancay y Cusco. Sus generales Chalcochima y Quisquis
conducían la reconquista del Imperio, empezando por el
exterminio de la panaca de Túpac Inca que había apoyado a
Huáscar. Mientras tanto, el grupo español dirigido por
Francisco Pizarro, siguió hacia Cusco. En el transcurso de su
viaje —en realidad desde Cajamarca mismo— encontraron el
apoyo de jefes étnicos como los cañaris, chachapoyas y
huancas. También se le sumaron los sobrevivientes del bando
de Huáscar y otros miembros de la nobleza inca; entre los
más destacados estaban Manco Inca y Paullu Inca.
Aumentar Original (jpeg, 2,5M)

Vano de entrada a la plaza principal

 23 Para ello Paullu Inca, hasta entonces fiel súbdito de Manco Inca,
contó con la ayuda de la hueste (...)

11Manco Inca y Paullu Inca eran también hijos de Huayna


Cápac, y si bien la lucha de los hermanos mayores los había
mantenido apartados del núcleo de la contienda principal, las
persecuciones de Atahualpa y sus generales los tenían a salvo
de la mortandad que afectó a la familia imperial. Ambos hijos
se apoyaron en la hueste conquistadora. Manco Inca,
afirmado en sus derechos por Paullu Inca, se ofreció luchar
contra las tropas de Quisquis estacionadas en Cusco; a
cambio de ello, pidió a Pizarro que eliminase al capturado jefe
atahualpista Chalcochima, lo que efectivamente hizo tras ese
primer encuentro de jefes incas y españoles, entre Vilcaconga
y Jaquijahuana (hoy provincia de Anta). Mientras tanto,
Quisquis dejó la capital imperial a merced de Manco Inca,
pues se encontraba ubicado en territorio enemigo. Manco Inca
pudo ingresar triunfalmente al Cusco y con la ayuda de
Pizarro se coronó inca sin haber cumplido los rituales de ley
(1533). Al fin, la debilitada nobleza inca no atahualpista ni
huascarista pudo llegar a contar con un auqui que podía
continuar con las tradiciones imperiales. Manco Inca había
sido el guardián de la panaca de Huayna Cápac y cuidaba su
momia, mientras Paullu Inca —quien era nieto además de un
importante jefe de los Guayllas y tenía por esto un importante
ascendiente en la región de Charcas y Lupacas en la actual
Bolivia— sostendría una campaña de reconquista en la parte
sur del Imperio, que se había relajado contra la autoridad
imperial a raíz de las guerras civiles entre las panacas.23
12No obstante, en el Cusco, el desencanto sería total.
Francisco Pizarro y Manco Inca tenían que acabar con la
resistencia atahualpista de Quisquis en Jauja, donde sus
aliados huancas (en realidad más aliados de Pizarro que de
Manco Inca), eran amenazados. Éstos fueron derrotados por
las fuerzas imperiales del sur (léase los cinco mil soldados de
Manco Inca, jefe del sur del Tawantinsuyu y los cincuenta
españoles de Hernando de Soto) en Maraycalla en mayo de
1534, huyendo luego hacia el norte. Hasta ese entonces, el
impacto de la presencia de los conquistadores sería notable.
Tenían a su favor la diezmada simpatía de los nobles incas,
que no aceptaban totalmente la autoridad de Manco Inca, la
propia dependencia de éste para legitimar su mandato, las
simpatías de las principales y más aguerridas naciones de un
imperio recién formado: los cañaris, los chachapoyas y los
huancas. Tenían además el prestigio de ser considerados
seres sobrenaturales, por la tecnología bélica que los
encumbraba sobre ejércitos indígenas y un factor crucial que
en ese momento se hacía notar cíclicamente: las epidemias
que diezmaban a la población y conferían un significado
trágico y fatalista al momento que vivían, las mismas que
debilitarían el sentido religioso de las poblaciones andinas
frente a una agresiva evangelización cristiana.
 24 Empezando por sus hermanos que conspiraban contra él, entre
los principales mitmacunas al servicio (...)

13Manco Inca pudo mantenerse, sin embargo, en el Cusco;


mas la rapacidad y la extorsión de los conquistadores (tanto
de jefes como de subalternos), humillaron hasta tal extremo
la dignidad del Inca que las naciones ya no le obedecían sin el
consentimiento de sus «aliados españoles», ni tampoco los
mismos yanaconas y mitmacunas,24 lo que lo convirtió
prácticamente en un inca fantoche. El imperio de los incas o
Tawantinsuyu había sido herido en el centro vital de su
ordenamiento político: el Inca, jefe e hijo de la deidad solar en
la tierra, había perdido la autoridad para cohesionar de modo
legítimo la diversidad de naciones y tierras que habían
usufructuado durante noventa años.
 25 La guerra de Manco Inca, desde su fuga del Cusco en 1536,
abarcó estos cuatro aspectos de modo int (...)

14Ante esta realidad, la disyuntiva era obvia: dejar que la


ficción de un reinado continuase o iniciar una lucha y
resistencia que recuperase la plenitud de su dominio sobre
aquellas tierras y pueblos. La elección para Manco Inca no fue
difícil, planteó la guerra contra los cristianos: política,
económica, religiosa y militarmente.25
 26 Otro asentamiento de resistencia vendría a constituir Tarawasi,
centro ceremonial ubicado en Limat (...)

15El primer acto de esta resistencia fue la fuga a Calca, la


antigua residencia de Huayna Cápac, lugar de recreo del
soberano, que pasó a ser un primer refugio de Manco Inca,
para luego esconderse en Tampu (Ollantaytambo), centro de
almacenamiento y administración inca desde donde pudo
coordinar, organizar y dirigir los ejes de resistencia de todas
las regiones sobre las que aún poseía autoridad,
especialmente sobre el aparato burocrático, militar y religioso
que mantenía en las regiones cercanas al Cusco.26

Resistencia desde Ollantaytambo


16Tampu, conocido también como Ollantaytambo, es una
zona anexada al Imperio para despensa de los incas. No
resulta fortuita la fuga de Manco Inca a esta región, por varios
motivos: sea por su alta capacidad productiva y diversificada,
por la cercanía al Cusco, por sus conexiones a Vilcabamba y
Anta en caso de ser necesario, entre otros. De todos estos
factores merece destacarse el primero.

Aumentar Original (jpeg, 1,7M)

Vista panorámica del cerro Choquequirao y de sus andenes


orientales

 27 Especialmente para el valle de Yucay, Huayna Cápac hizo traer


dos mil mitmas del Chinchaysuyu y Co (...)
 28 Cf. mapa 2 en Kendall 1991. La visita realizada por nuestro
equipo de investigación confirma esta(...)

17En esta área, como lo afirma Ann Kendall, 27 la


infraestructura de la zona para el cultivo y la producción —
especialmente en tierras del Inca y del Sol— se prestaba para
un aprovechamiento intensivo de la población asentada en el
lugar, un área que en su extensión total (Quente-Torontoy
Cusichaca y Ollantaytambo) podía mantener en una
temporada hasta cien mil personas (1991: 28-29). Esta área
fue aprovechada para escapar de Cusco y mantenerse a una
prudente distancia, para luego intentar la recuperación de la
ciudad. Por otro lado, la recuperación del Cusco imponía la
necesidad de rodearla por sus cuatro salidas y Ollantaytambo
ofrecía esa ventaja, pues sus salidas por el Antisuyu hacia
Huayopata y Amaibamba o la conexión con Anta y
Limatambo, que era el Chinchaysuyu, eran relativamente
fáciles partiendo desde la quebrada de Patacancha y las punas
de Pumamarca en Tambo que contaba con caminos,
corredores y una zona de tambos y miradores conectados
entre sí y que atravesaban el monte Salcantay para
desembocar por las abras a Mollepata, Marcahuasi y al río
Apurímac, facilitando de ese modo la reunión de contingentes
runas hacia la zona de conflicto.28

Fracaso del sitio del Cusco


 29 Waypar, Inguill y Pascac según Edmundo Guillén (1981: 38),
Hemming (1982: 233); Titu Cusi (1985 [1 (...)

18Según la tradición histórica, Manco Inca pudo levantar un


inmenso ejército para tomar la ciudad del Cusco en mayo de
1536. El cerco duró diez meses. Lo comandaba aún desde
Calca y tenía el control de Yucay. La defensa del Cusco frente
a las fuerzas de Manco Inca, que rodearon por los cuatro
lados a la ciudad, estaba constituida también por fuerzas
imperiales al mando de sus hermanos y rivales de otras
panacas.29 Igualmente, formaban los contingentes defensivos
de la ciudad: cañaris, chachapoyas, mitmas y los grupos
étnicos recién llegados con los españoles, al mando de
Chilche y los huancas, aliados de Pizarro. Estos huancas, que
habían sido llevados como auxiliares y cargadores y habían
participado en el saqueo de la ciudad, al entrar por primera
vez, ahora la defendían contra Manco Inca ( ESPINOZA 1990:
98).
 30 Para muestra, dos botones: los rituales de luna llena y la
confianza excesiva en la masificación ( (...)

19La defensa, confiada a los contingentes incaicos y étnicos


aliados a los españoles, que tenían el mando, pudo resistir los
repetidos embates de una estrategia mal planteada por Manco
Inca, sujeto además a imperativos andinos frente a una lógica
y práctica occidental del combate.30 Manco Inca no pudo
tomar la ciudad y la mayor parte de sus fuerzas se replegaron
a Sacsayhuaman:
[...] cada uno de ellos con grandes cuadrillas de indios, los cuales
dieron gran consuelo a los cristianos, que después que se vieron
con ellos é vista la necesidad y hambre que pasaban, dieron orden
de meter en la ciudad gran cantidad de comida para el socorro y
mantenimiento de los cristianos e indios que estaban en ayuda y
socorro de ellos, que fueron más de dos mil ánimas de yanaconas
y cañares y chachapoyas de los cuales vinieron de Quito al saco del
Cusco, los cuáles se quedaron por yanaconas de los españoles.
(QUIPUCAMAYOCS 1974 [1542-44]: 65)
Aumentar Original (jpeg, 1,2M)

Vista panorámica del conjunto desde el ushnu

20Sacsayhuaman es una construcción inca que no pudo


concluirse. Hubo de convertirse, pues, en reducto y fortaleza
de las fuerzas de Manco Inca; luego, fue tomada por la
alianza hispa-no-indígena. A la larga, muchas edificaciones
incas de similares condiciones se irían convirtiendo en
fortalezas, por las necesidades de la guerra.
 31 Almagro ciñó la mascapaicha a Paullu a su regreso al Cusco, de
este modo podría contar con un alia (...)

21Hacia mayo de 1537, las fuerzas de Manco Inca se


encontraban replegadas y comenzaron a desbandarse, porque
no podían sostener un largo asedio sin descuidar las
cosechas, única fuente de subsistencia de los runas y sus
ayllus. Ollantaytambo tampoco ofrecía las seguridades ante la
llegada de más refuerzos españoles de Alonso de Alvarado y,
especialmente, por el retorno de Diego de Almagro con el
príncipe Paullu, quien dejó de reconocer la autoridad de su
hermano y aceptó ser coronado en su lugar con la
mascapaicha.31
 32 El envío de tropas leales de Manco Inca a Lima y Charcas entre
1536 y 1539 señala un período de re (...)

 33 La otra rama conocida sería la de Paullu Inca, que generaría la


rama de los Sahuaraura (cf. DUNBAR (...)

22Manco Inca se retiró de Ollantaytambo a Vitcos, seguido de


algunos miembros de la nobleza inca con el fin de reagrupar
sus fuerzas y defenderse de la persecución de Almagro, los
Pizarro, sus propios hermanos y antiguos súbditos en
Cusco.32 Tras este retiro, el Tawantinsuyu como entidad
política imperial inca había desaparecido de la historia. Sólo
quedarían grupos nobles dispersos que, en algunos casos,
alternarían la lucha y las negociaciones hasta 1572, y, en
otros casos, la incorporación de privilegios temporales y
perpetuos (Marquesado de Oropesa), al tiempo que se
consumaba la conquista.33
Aumentar Original (jpeg, 2,2M)

Plaza principal del sector bajo con sus edificios

Resistencia en Vitcos
23Tras el fracaso de la toma de Cusco y de Lima en febrero de
1538, y en vista de las persecuciones organizadas por Diego
de Almagro y Hernando Pizarro, siempre con ayuda de los
nobles incas, Manco Inca se retiró a Vitcos. Siguió la ruta del
abra de Málaga o Panticalla y el río Lucumayo, una zona de
difícil acceso que lleva a los antiguos palacios de
Huamanmarca pertenecientes a Pachacuti y poblados
entonces por mitmas chachapoyas. Ingresó al valle de
Amaibamba para cruzar el río Urubamba por el puente de
Chuquichaca a la altura del pueblo de Chaullay. En el
transcurso de esta retirada, Manco Inca atacó a los mitmas
chachas que habían estado ayudando a los españoles en su
captura (MURÚA 2001: 234-35; ROSTWOROWSKI 1993).

24El cortejo de la retirada fue por lo demás emotivo, Manco


Inca aún contaba con la esperanza de organizar desde las
montañas de Vilcabamba la expulsión de los españoles;
disponía para ello de ejércitos en el Collao, Contisuyu,
Conchucos y Huánuco. También se organizaron conatos de
resistencia y apoyo a los conquistadores entre las diferentes
etnias en el Collao, en la región huanca, en la sierra central y
en el callejón de Huaylas, lo que demuestra la enorme
fragmentación y rivalidad interétnicas avivada por la presencia
de los conquistadores españoles (GUILLÉN 1981: 56-58).
 34 Hablamos de una hoya conformada, además, por otras redes
tributarias de ríos como son el Pampas, E (...)

25Manco Inca pudo organizar la resistencia desde su refugio


en Vitcos a través de las diferentes redes de gobierno que
todavía conservaba, por ejemplo, su ejército que no se
disolvió hasta las derrotas de 1539 y 1541, y por la
disposición de los caminos que atraviesan toda la región de
Vilcabamba, que había pasado a ser de un territorio de
colonización inca, a una zona enteramente de refugio. Entre
esos caminos se puede señalar la ruta que manifiesta Pedro
Cieza de León y que va de Vilcabamba a Huamanga, el mismo
que aún es transitado hoy en día, especialmente por las
poblaciones de Ayacucho y Andahuaylas entre las quebradas
de Arma, Huarancalqui y Pampaconas (Cosío 1951: 16).34
 35 «Título de real composición de Cotaqui, Vilca-Arpay y otros
(Huanipaca). Año 1618». Folio 24v. Tít (...)

 36 Se señala la fortaleza de Rabantu (CUSI YUPANQUI1985 [1570]:


28). Hemming supone que podría ser K (...)

26Estos caminos —pequeños y «farragosos» en la


terminología de la época— atraviesan el río Apurímac para
llegar hasta Vilcabamba, luego de atravesar sus cumbres. Por
la misma ruta a Andahuaylas, por el pueblo de Carco y el
puente de Osambre (Cusambi), Sayre Túpac saldría de
Vilcabamba a Lima para tomar la encomienda ofrecida por la
Corona en Yucay. Otra ruta es la que atraviesa Vilcabamba a
Vitcos y que parte del lado del Cusco, y que actualmente se
usa para el transporte de arrieraje y de turistas de aventura
que parten del pueblo de Santa Teresa de Huadquiña del río
Urubamba, para venir directamente a Cusco por Machu
Picchu. Probablemente fue la primera ruta usada por
Pachacuti para llegar a Vitcos en su campaña de conquista
tras someter a los Chancas, ruta que fue relegada por mucho
tiempo por la ruta del Panticalla o abra Málaga y que usó
Manco Inca en su fuga. Otros caminos pasan por el río
Apurímac, a través de puentes que llevan a Choquequirao y
Vitcos, tal como se menciona en un documento de
1661.35 Había otra ruta fluvial que unía a la zona de
Vilcabamba con la del centro y nororiente de los Andes, a
través de los ríos Apurímac, Ene y Ucayali hasta el Huallaga y
que contempló Manco Inca para su escape de Vilcabamba a la
región de los chachapoyas; ésta era muy usada por la etnia
piro en su comercio amazónico.36
Aumentar Original (jpeg, 350k)

Templo del sector Hanan y cerro Corihuayrachina

27Vitcos, por otro lado, se convirtió en centro de gobierno,


con carácter ceremonial y de supervivencia de los usos y la
cultura inca, aunque también se vería influida por las
necesidades de la guerra así como por su vecindario con las
tribus amazónicas en la adopción de nuevos usos y
costumbres. Las ruinas más importantes del lugar son
Rosaspata, Chuquipallpa, el pueblo de Pucquiura y
Pampaconas; las llamadas fortalezas de Huayna Pucara y
Machu Pucara sirvieron, primero, como centros colonizadores
y de avanzadas de administración para pasar luego a ser
refugio del último de los jefes de la nobleza de los orejones;
sin embargo, no fueron suficientes como para detener las
expediciones de Rodrigo de Orgóñez y los Pizarro en 1539,
aunque con muchas bajas de parte de este último y donde el
Inca perdió a su esposa luego de una salvaje tortura aplicada
por parte de sus captores. Así, Manco Inca aprovechó hasta
donde pudo las ventajas de aquella herencia imperial desde
su residencia de Vitcos, pero entre 1544 y 1545 sería
asesinado alevosamente por perseguidores almagristas a los
que había dado refugio, concluyendo de esta forma la etapa
de resistencia de uno de los linajes más sobresalientes del
incario. Dejaba el escenario para las guerras civiles entre
españoles que asolarían al país durante los siguientes diez
años.

Vilcabamba: luchas y
negociaciones
28La trágica muerte de Manco Inca señaló la extinción de un
intento organizado por recuperar el control de un imperio que
cayó por entero en manos de los españoles. La caída de los
Pizarro —de Francisco en 1541 y de Gonzalo en 1548—, la
muerte de Paullu en 1549 y la instauración del virreinato
como organización política de gobierno colonial, señaló el
inicio de una nueva etapa para atraer a su favor (o dominio) la
lealtad de los soberanos incas que habían hallado su último
reducto en Vilcabamba. Con la mayor parte del territorio
sometido, Manco Inca había dejado de lado su enfrentamiento
con los españoles, limitándose a observar las luchas que
éstos desataron sobre su antiguo Imperio. Con su muerte, su
hijo Sayre Túpac (Tabaco Real),  de 11 años de edad, fue
nombrado por los orejones refugiados de Vilcabamba como
nuevo Inca, encerrándose más en su territorio.

Aumentar Original (jpeg, 651k)


 37 Paullu Inca, hermano de Manco Inca, recibió a cambio de su
invaluable ayuda en la conquista del Ta (...)

29En 1548, el presidente licenciado Pedro La Gasca entabló


conversaciones con la corte de Vilcabamba a través de los
familiares de Sayre Túpac que habían servido a la Corona
española, es decir, a través de su tío Paullu y una tía de Sayre,
Beatriz Yupanqui, esposa del conquistador Diego
Hernández.37 Estas negociaciones iniciales entre ambos
grupos no eran nuevas, ya que el propio Vaca de Castro había
intentado persuadir la rendición de Manco Inca, llegando
inclusive a enviarse regalos mutuamente. En aquella
oportunidad Manco Inca fue categórico en solicitar tierras,
sirvientes rucanas que lo llevaran en andas, sitios de placer,
chacras de coca, otros territorios para criar camélidos, maíz y
orejones (HEMMING1982: 327). Definitivamente, lo que pedía
Manco Inca eran las antiguas tierras, heredades y privilegios
que sus antepasados habían fundado entre los ríos Urubamba
y Apurímac y que ahora él poseía en parte; esto lo confirmó el
propio rey Carlos V en una Real Provisión dada el 9 de febrero
de 1554, a favor de Sayre Túpac que a la letra dice:
 38 «Real Provisión de don Carlos V dado el 9 de febrero de 1554», ff.
4v y 5r, doc. 32, libro 6. Seri (...)

Consigo tiene hasta el dia que viniesen de paz e que asi mismo
viniendo a nuestra real obediencia. Le hiziesemos merced de
yndios en Abancay y de la volver las casas y Tierras que su padre
dejo en esta ciudad del Cusco y le señalasemos tierra en que
poblase los yndios que en su campaña tiene o como la nuestra
merced fuese lo qual visto por el dicho presidente e oydores fue
acordado que deviamos mandar dar esta nuestra carta para vos en
la dicha razon e nos tovimoslo por bien/ por la qual perdonamos
al dicho Mango Ynga, Xairetopa e a los dichos capitanes e yndios
que consigo tuviere todos e cualesquier robos e delitos que
hubiesen cometido hasta el día que venga a nuestra real
obediencia e viniendo a ella junto remitimos cualquier pena en que
avia yncurrido por razon de los aver cometido/ e prometemos que
veniendo como dicho es le seran dados yndios en la provincia de
Abancay y le mandaremos volver las tierras y casas que su padre
dejo e tenia en la ciudad del Cusco y haremos proveer de tierras
en que pueblen los indios que en su compañía tienen e teniendo
efeto su venida mediante la diligencia y cuidado. 38

30El licenciado Pedro La Gasca optó por hacer un informe al


rey en 1548, luego de haber enviado una expedición
negociadora a la corte de Vilcabamba y éstos devolverle la
visita con emisarios del Inca para cerciorarse de la verdad de
tales ofrecimientos. En estas negociaciones, La Gasca no dejó
de mezclar la buena voluntad y los regalos con las amenazas
de capturarlos si es que no accedían a su solicitud. Para
entonces, lo que pedían los regentes se mantenía en los
puntos exigidos por Manco Inca, y confirmados luego en la
real provisión de 1554, donde se mencionaba que:
[...] debían dársele las tierras que ocupaba en ese momento en
Vilcabamba más todo el triangulo comprendido entre el Apurímac
y el Abancay desde su confluencia hasta el camino real, más unas
casas que habían sido de su abuelo en Cusco, y cierta heredad y el
solar de unas casas de placer que en Jaquijahuana solía tener su
abuelo. (En HEMMING1982: 336)

 39 «Provisión librada en el tambo de Hatun Lucana en 1 de


septiembre de 1548», ff. 5r al 7v, doc. 32, (...)

31La provisión de La Gasea del 1 de septiembre de 1548


establece en realidad una zona de ocupación en el río
Apurímac; en ésta se incluía el pueblo de Tacamarca, que
contaba con 354 ayllus (350 a 400 indios) y que estaba en
poder de Pedro Alonso de Carrasco. El pueblo de Ancoy que
tenía Hernando Pizarro con 200 indios que, junto con 30
indios sumaban con otros que no se precisan, 630 indios. Los
territorios establecidos y que solicitaban los regentes del
nuevo Inca, Sayre Túpac, hijo de Manco Inca, abarcaban desde
el puente del río Apurímac hasta Abancay; ocupaban ocho
leguas, y las que hay desde el río Abancay hasta su
confluencia con el Apurímac que son siete leguas, más diez
leguas que estaban al lado del río Apurímac. El camino real
era entonces el límite, y Choquequirao se hallaba unos
kilómetros adentro. También solicitó que se le hiciera merced
de 90 fanegadas de tierras que poseyó su padre Manco Ynga.
Asimismo solicitó las 20 leguas de tierras que sus
antepasados habían desmontado para cocales y que estaban
en Vilcabamba, pero que habían sido asignadas a Hernando
Pizarro en la primera distribución de encomiendas que hiciera
su hermano. También reclamaba los solares en el Cusco y el
asiento de Pumacurca con sus casas y que estaba en poder de
Pedro Alonso de Carrasco, además de los asientos y solares
que tenía en Jaquijahuana y Tambocancha, que habían sido
las casas de placer de Huayna Cápac. En total solicitaba la
cesión de 49 leguas que le correspondían por derecho 39(ver
mapa 1).
Aumentar Original (jpeg, 2,4M)

Vista global del templo Hanan y del cerro Corihuyarachina

 40 «Real Provisión de don Carlos V dada el 9 de febrero de 1554», f.


4r.

 41 «Real Cédula para que se informe acerca de ciertos indios y


tierras que solicita Paullu Inga. 29 d (...)

32Las propiedades de los Pizarro y sus aliados eran ahora


usadas como bienes de negociación con los incas de
Vilcabamba, como una manera de resarcimiento —según la
Corona— y devolución de la dignidad de la que habían sido
despojados durante la conquista de estos territorios. 40 Lo que
no admitió la Corona fue la conservación de Vilcabamba en su
poder, pues ello su-ponía un peligro para la estabilidad de la
región y de todo el país, dado que «podían levantarse cuando
quisieran». Este juego de los españoles y los incas, sin
embargo, queda mejor esclarecido cuando se trata con las
pretensiones frustradas de Paullu Inca, el abado
«incondicional» que solicitó las mismas tierras que el Inca
sublevado ocupaba en la región, y que nunca le fueron
concedidas.41 Paullu Inca no era cualquier aliado; desde un
principio había ayudado a los españoles, asumiendo su
condición de colaborador nativo. Pero los territorios que
reclamaba, aunque eran difíciles de poblarlos no eran difíciles
de dominar; así lo demuestran las campañas de Orgóñez y
Gonzalo Pizarro contra Manco Inca y luego de Toledo contra
Túpac Amaru I. Paullu, sin embargo, no dejaba de ser para los
españoles parte de la raza que habían sometido; además, era
un personaje representativo, pues también había sido
coronado como Inca y en un sistema político tan endeble y
conflictivo para la sucesión de los SapaIncas,  ello
representaba mucho para quienes pretendiesen ceñirse la
autoridad entre los runas ahora sometidos a la Corona. Paullu
era respetado por los curacas y le servían y tributaban como a
un Inca auténtico (LAMANA 2001: 31, 35). Por lo menos así lo
demostró desde su conflicto con Manco Inca:
 42 También el siguiente testimonio de su nieto concuerda con los
quipucamayocs: «[...] aviso dello mu (...)

Mango Inga se metió en la tierra de los Andes [...] y Paullo Topa


Inga al tiempo que salía de esta jornada con sus diligencias y
amonestaciones hizo que se vinieran a él y a los cristianos casi
toda la gente de guerra que Mango Inga tenía consigo,
desamparándole. (QUIPUCAMAYOCS 1974 [1542-44]: 71)42

33Muchos españoles desconfiaban de Paullu, y él mismo —


aun-que según los documentos intentaba disimularlo—, no
dejaba de demostrar su categoría de un Inca pretendiente,
desde su apoyo a un Manco Inca coronado, su alianza con un
Almagro triunfante en Cusco, pasó luego al campo pizarrista
cuando éstos fueron ejecutados, y de ese mismo modo
terminó sirviendo a la Corona con el triunfo de La Gasca.
Alegaba con ello su poca disposición a la lealtad, si es que no
estaba en función de sus intereses, tal como lo demostró en
el cerco del Cusco por Manco Inca:

Aumentar Original (jpeg, 2,7M)

Mapa 1: Etnias y poblados antiguos

[...] dijo que este testigo vido en la dicha parte de Cochacaxa


estaban cuatro mil yndios, poco mas o menos peleando con los
dichos españoles del dicho capitán Alonso de Alvarado, he dicho
mariscal e su gente estaban de los yndios un tiro de piedra
diziendo el dicho mariscal al ynga (Paullu) que porque no hechaba
a los ¡españoles los diez mil yndios que le avía prometido para que
diese en ello por las espaldas, y el dicho ynga dezía que aquel día
venían, que no tuviese pena, y que no vinieron más de los que allí
estaban, porque al parecer de este testigo el ynga tenía poca gana
de dar en los dicho cristianos. (En LAMANA 1997: 257)

34Pero ésta no era una actitud particular de Paullu, Manco


Inca la mostró en sus negociaciones con los españoles; Sayre
Túpac también accedió, por las encomiendas que le ofreció la
Corona a cambio de su sometimiento, como luego lo haría su
hermano Titu Cusi Yupanqui; la diferencia es que esta actitud
finalmente les costó la vida a los tres incas de Vilcabamba,
mientras que Paullu pudo disfrutar en paz de sus «premios».
Por otro lado, los españoles no estarían dispuestos a tolerar
que existiese un territorio liberado tras la cordillera de
Vilcabamba y al otro lado del río Urubamba, con una
hegemonía liderada por una nobleza inca.

Aumentar Original (jpeg, 606k)

Andenes del sector Hanan con nichos ceremoniales


35Para el gobierno español, los incas de Vilcabamba eran una
amenaza; lo grafica mejor el oidor de la Audiencia de Lima,
licenciado Juan de Matienzo en su obra Gobierno del
Perú,  quien sostenía la necesidad de afirmar el orden colonial
por sobre cualquier otra consideración, aun negociando con
los incas, puesto que Vilcabamba era una zona de mucho
riesgo en una guerra contra el Inca. Además era una zona de
difícil acceso y control, su conquista no garantizaba un
sometimiento pleno; tanto para los rebeldes como para los
aliados de la Corona, ambos sectores verían siempre la
oportunidad de levantarse en cualquier momento contra el
dominio colonial. Esta era una situación complicada para el
gobierno español, en la medida que los indios siempre veían
en el Inca un señor natural al cual acudir en caso de
desobediencia y resistencia al régimen, más aún cuando éste
recibía en sus posesiones a súbditos prófugos
(MATIENZO 1967 [1567]: 308).

36Vilcabamba había dejado de ser entonces un foco activo de


resistencia militar y se convirtió, en cambio, en un espacio de
revitalización cultural, religiosa y de vigencia política de los
grupos nobles incas que no se sometieron a la Corona. Una
de las primeras acciones que realizó Manco Inca fue trasladar
las momias de sus antepasados y la imagen del Sol —
conocido como Punchao—, señalando de ese modo la
continuidad de las tradiciones cultivadas por sus ancestros.
En esta región, conocida luego por los españoles como la
provincia de Vilcabamba, encontramos una serie de
construcciones ubicadas en las márgenes del río del mismo
nombre; una de ellas fue conocida anteriormente como
Vitcos, que era el nombre de la capital que ocupó primero
Manco Inca, ubicada en el territorio de los manaríes. El
cronista fray Martín de Murúa nos describe el templo
dedicado al Sol en Chuquipalta, junto al pueblo de Vitcos,
donde se adoraba una piedra grande encima de un manantial
de agua, sitio tenido por sagrado y como oráculo por los
súbditos de los incas y donde se le ofrendaban oro y plata
(HEMMING 1982: 384; MURÚA 2001 [1616]: 259). En la
probanza de la bisnieta de Huayna Cápac, Beatriz Coya, se
reconoce también que Vilcabamba, además de ser una zona
enferma e inhabitable y habitada únicamente por mitmas, el
inca ordenaba guardar ídolos, guacas y cosas particulares que
en ella quería conservar (ROSTWOROWSKI 1970: 241, pregunta
36).
Aumentar Original (jpeg, 655k)

 43 Vitcos figura inclusive como poblado preinca, conquistado por


Pachacútec y Túpac Inca.

37Diego Rodríguez de Figueroa, emisario español enviado por


el virrey Diego Zúñiga Velasco, Conde de Nieva, y el único que
escribió sobre la llamada «tierra del Inga» en sus viajes entre
los años 1565 y 1567, nos da una descripción de los
poblados existentes y de cómo se vivía en aquellos tiempos.
En su primera entrada a Vilcabamba —nos relata en 1565—
describe las construcciones de Pampaconas, mientras que en
la parte baja del valle había casas del pueblo, y se llegaba a él
—desde el lado de los principales poblados de Vitcos,
Lucuma, Pucquira y Layancalla— a través de un camino «muy
limpio en un llano muy grande» sembrado además de
pequeños fuertes de protección y teniendo enfrente la
cordillera de Vilcabamba. Pampaconas era uno de los
principales asentamientos en Vitcos y el mismo Vitcos era el
más antiguo de todos en Vilcabamba, 43 se hallaba
resguardado, además, por trescientos indios lanceros que se
desplazaban por todo el territorio. Las construcciones estaban
hechas de barro colorado y el pueblo poseía una plaza
principal que Rodríguez la identifica con un teatro; allí el Inca
tenía su asiento principal, un Ushnu sin duda. La entrada del
Inca es relatada así por el embajador español:

Aumentar Original (jpeg, 3,3M)

Santuario méridional de la plaza principal con su muro «triunfal»

El ynga venia delante de todos con unas coracinas de oro de


muchos colores y con una patena de plata delante de los pechos e
una rodela de oro e una media lanza con el hierro e unas cintas,
que bolteavan las lanzas, e unos garavatos, e todo de oro. Traía
unos cinojiles de pluma en las pantorrillas, y en los tovillos,
colgado de ellos unos cascavales de palo, traía en la cave[z]a una
diadema de muchas plumas; y asi mesmo en el pescue[z]o otra.
Traía un puñal dorado en la mano de la rodela de Castilla, y venía
enmascarado de un mandul colorado, e a cabos verde e á cabo
morado de diferentes colores, echando los pasos en horden. Y
llegado al llano donde estavan puesto su asiento y los del pueblo e
yo, miró hazia donde el sol estava, e hizole con la mano una
manera de reberencia, a quien llaman ellos mocha, e luego se fue
a su asiento. (RODRÍGUEZ DE FIGUEROA 1910: 98-99)

38Las tradiciones imperiales se habían conservado, pero con


ingredientes adicionales de carácter amazónico. Objetos
usados por los incas, como los adornos y pinturas que vestían
y ornamentaban el cuerpo del Inca, típicas de las tribus
amazónicas con quienes convivían e intercambiaban, se
complementaban además con una corte también influida por
usos y costumbre amazónicas (RODRÍGUEZ DE FIGUEROA 1910).

39Vilcabamba y los poblados vecinos vivían de productos


agrícolas que los incas habían introducido en la región,
consumían papas y maíz, frijoles y otros productos
aclimatados en la zona como algodón, maníes, plátanos,
ajíes, paltas, yucas y frutales como guayabas, piñas, lúcumas,
papayas, pacaes y hasta caña de azúcar. En cambio se
consumía poca carne, sin duda camélidos y cuyes, usados en
los rituales de augurio, pero también animales y aves
selváticas. Se introdujeron, además, animales europeos tales
como los carneros de Castilla, ganados vacunos, ovejas y
puercos que conservaba el Inca en Pampaconas ( MURÚA 2001
[1616]: 279). La chicha era una bebida que se conservaba en
su dieta, pero era utilizada más para los rituales y las fiestas.
Sobre estas fiestas, Rodríguez hace la siguiente descripción
donde se destaca el carácter mítico y ritual que los incas de
Vilcabamba habían dado a su lucha y resistencia contra los
españoles:
E de enzima de un cerrito vi las fiestas que le hacían al ynga, e
cantos. E los bailes eran con las lanzas en las manos á uso de
guerra, tirándose unos de otros de botes, donde salieron heridos
uno o dos; que creo que con la mucha chicha que avian bevido
desatinaban e hazían semejantes cosas.

Y el ynga me enbió a llamar sobre la tarde, e fui contra mi


voluntad. E luego me mandó sentar, y empezó a decir cosas muy
brabas, diziendo que avía de matar a todos cuantos españoles,
que havía en todo este reino, e que él solo bastava para matar a
cincuenta españoles. [...] E luego vinieron todos aquellos Andes a
ofrecerse al ynga, e que si quería, que luego me comería[n] allí
crudo, diziéndole: ¿qué haces con este barbudillo aquí que te
quiere engañar? Mas vale que lo comamos luego. E luego vinieron
dos orejones yngas, con dos lanzas en las manos derechos hazia
mí, tirándome botes y arrimándome el hierro en las costillas,
diziendo: ¡a barbudos nuestros enemigos! E yo á todo esto me
reía, e por otra parte me encomendava a Dios. E le dixe al Ynga
que me hiziese merced, que quería yr a proveerme; y assi me
escabulli de aquella jente renegada y me escondí hasta la mañana.
(RODRÍGUEZ DE FIGUEROA 1910: 110-11)

 44 Guillén identifica Taraura como un poblado a espaldas del Cusco,


el mismo que no se ha hallaba aún (...)

40En otra entrada a Vilcabamba, en 1567, el embajador Diego


Rodríguez de Figueroa empleó esta vez la ruta de ingreso por
Andahuaylas; es decir, el otro extremo del territorio inca,
cruzando desde Huamanga, el puente Osambre (hoy Cusambi)
y asentándose en el pueblo de Carco (la ribera derecha del río
Apurímac), donde el Inca le alcanzaría una memoria de todos
los pueblos bajo su dominio (se mencionan doce) desde el
pueblo de Carco hasta Taraura, ubicado posiblemente entre
los ríos Vilcabamba y Urubamba ( GUILLÉN 1977: 642,
646).44 Al revés de la visita anterior, se describe el activo
comercio entre los indios de Vilcabamba con los indios de
Andahuaylas y Abancay, de productos ganaderos, comestibles
y donde la coca era la moneda corriente de transacción, junto
con la sal. Ello continuaba así una larga tradición de circuitos
de intercambio entre los runas andinos y los habitantes
amazónicos, teniendo esta vez como intermediarios a los
incas (GUILLÉN 1977: 644).
41Entre las características que se describen en estos informes
están las penosas condiciones de vida en que la población de
estas regiones vivía: «[...] estas tierras del Inga están muy
enfermas y se ha muerto mucha gente allí», especialmente
por el estado de abandono. La muerte acechaba a sus
moradores; incluso el propio inca Titu Cusi lo señala (1985
[1570]: 647-48), lo que confirma hasta cierto punto el
tremendo colapso demográfico regional luego de las guerras
civiles, conquista y al derrumbe del mundo andino. Ello
confirma también la frágil situación en que vivía la sociedad
indígena de Vilcabamba hacia la mitad del siglo XVI, luego de
haber sido una zona eminentemente dedicada a la producción
de tributos en alimentos, andinos y amazónicos, y
especialmente minerales y coca.
42Las misiones diplomáticas de la Corona española enviadas
a Vilcabamba, desde la época de Vaca de Castro y de La Gasca
—con criados que llevaron obsequios y que regresaron
cargados con más regalos—, y una misión más, intentada por
Paullu Inca en 1549, pero que no se realizó por muerte del
mismo, fracasaron en su intento de lograr una apertura de los
incas a las negociaciones. Sólo en 1557 se realizó otra
misión, esta vez enviada por el virrey Hurtado de Mendoza,
marqués de Cañete, con familiares del joven inca Sayre Túpac
— entre ellos un primo mestizo suyo y un tío político que se
haría célebre como cronista: Juan de Betanzos—, con la
misión de convencer al Inca de aceptar el vasallaje al
soberano español. Aunque en esta oportunidad pasaron sólo
los familiares indios, incluido su primo mestizo, Juan Sierra,
hijo del conquistador Mancio Sierra y de la hermana de Manco
Inca, la ñusta Beatriz Huaylas, no pudieron pasar los
españoles más allá del puente Chuquichaca, aunque lograron
convencer al Inca de aceptar el perdón, las mercedes y
encomiendas que la Corona le ofrecía.
43La oferta que Sayre Túpac terminó por aceptar
contemplaba, en primer lugar, un «perdón» formal del rey,
además de recibir el nombramiento de «Adelantado» del valle
de Yucay:
Su principal repartimiento estaba cerca de Oropesa, en el extremo
superior de ese hermoso valle, donde solían los incas (Pachacútec,
Túpac Inca y Huayna Cápac) tener «sus casas de placer». Las
tierras de Oropesa estaban cultivadas por los españoles con viña y
cereales, por lo que no quedaban muchos indios tributarios, pero
las otras encomiendas de Sayre Túpac eran mucho más lucrativas,
particularmente Jaquijahuana, en la llanura al noroeste del Cusco,
que era una de las encomiendas más ricas del Perú, confiscada
poco antes al rebelde Francisco Hernández Girón. Otros
repartimientos confiscados al mismo Hernández Girón incluían la
fortaleza de Pucará, en el camino al Titicaca [...] Los indios de esas
fincas pagaban a su propietario un tributo anual de más de
diecisiete mil pesos de oro, es decir, equivalente a 71 kilos de oro:
Sayre Túpac era pues un magnate territorial con una renta anual
de alrededor de 150 mil pesos. Y el virrey [marqués de] Cañete
impresionado, por la majestad de su huésped y orgulloso de su
propio triunfo diplomático, le había concedido las encomiendas no
por las habituales dos vidas sino a perpetuidad. ( HEMMING 1982:
352-53)

 45 Un inca era esencialmente una autoridad con una dignidad


religiosa y política; mediaba entre el di (...)

44Así se dejaba de lado las ofertas que cedían los primeros


territorios ubicados en el triángulo de Abancay —entre los
ríos Pachachaca, Apurímac y Vilcabamba— y se concedían en
cambio las propiedades de sus antecesores en el valle de
Yucay, que eran valles estrictamente de propiedad Inca, los
mismos que formaban parte de los patrimonios personales de
sus antecesores y que finalmente eran los que daban dignidad
a los gobernantes del Cusco45 (ver mapas 1 y 2).
 46 El otro fue Paullu Inca, nombrado por Almagro, pero éste se pudo
acomodar rápido a la hegemonía hi (...)

45Las mercedes otorgadas por la Corona y aceptadas por el


joven Inca (quien no contaba con más de veinte años) eran de
modo perpetuo, a diferencia de las mercedes que por dos
vidas usualmente recibían los encomenderos. Ello se puede
evaluar como un intento político de la Corona por legitimar
sus derechos a ejercer el dominio en el mundo andino sobre
dos bases: la cristianización de los indios infieles y la
civilización de los territorios ocupados
(HANKE 1988; PEREÑA 1992). Desde este punto de vista, la
Corona pretendió obtener un derecho de continuidad al
dominio que los incas habían ejercido sobre las poblaciones
andinas. Pero someter la línea parental de Manco Inca era
fundamental, pues si bien éste fue un gobernante elegido por
los Pizarro para poder mediar en la caída de su propio
imperio, fue también el único que pudo plantear una lucha de
resistencia contra la invasión hispánica con el grado de
legitimidad que le correspondía.46 La situación de la
conquista, dada la rebeldía de muchos de los conquistadores,
obligó a la Corona a plantear la necesidad de ceder una
pequeña parte de lo obtenido a la línea de Manco Inca, vía
estas mercedes. Con ello la Corona demostraba su capacidad
para imponer un orden colonial bajo su control, aplicando
condiciones bajo las cuales las élites indígenas se convertían
en un eslabón más del dominio colonial (LAMANA 1996: 80).

46En las apreciaciones del Inca y de la corte de Vilcabamba se


apreciaba, sin embargo, un sinsabor respecto a los territorios
y pueblos ofrecidos y concedidos por la Corona española
entre 1548 y 1554. Si bien el ofrecimiento del perdón real y la
concesión de mercedes fueron siempre los medios sobre los
cuales los incas de Vilcabamba aceptaron prestar sumisión y
lealtad a la Corona, al parecer —y esto se desprende de las
informaciones que dan los cronistas tanto españoles,
mestizos e indios— los incas de Vilcabamba se hallaban
disconformes sobre el lugar que les correspondería en la
nueva sociedad colonial. Sayre Túpac manifestó, por ejemplo,
su desencanto haciendo una analogía sobre el mantel que
poseía por derecho de sus antepasados (se refería al Imperio)
y la hilacha que ahora recibía de los españoles (las
encomiendas) en la cena que el virrey y toda la corte de Lima
le organizaron para recibir el perdón y los beneficios de la
cédula del rey (HEMMING 1982: 352).
Aumentar Original (jpeg, 2,7M)

Mapa 2: Propiedades reales, tierras del Sol y tierras del Estado

Aumentar Original (jpeg, 3,0M)

Vivienda de «los sacerdotes» ubicada al sur del ushnu

 47 Dicha actitud de los nobles incas en el régimen colonial, para


perpetuar su condición legítima de (...)
47Los derechos que reclamaban eran los que les
correspondían como linajes de nobleza inca, es decir, como
jefes de panacas que ahora eran y que representaban las
principales cabezas dirigentes del antiguo Imperio. En este
sentido, los linajes nobles que se creían desde los tiempos
imperiales con derechos sobre tierras y hombres (moyas y
yanas), retrucaron en los primeros tiempos de la colonia su
lógica de resistencia militar hacia una resistencia cultural,
enfatizando esta actitud especialmente en sus fiestas y
rituales que celebraban en su refugio, para proclamar que
poseían los atributos suficientes para ser ubicados como los
grupos de más alta jerarquía y con privilegios entre los
dominados, pues habían sido los antiguos y más poderosos
señores de estas tierras.47 En ese contexto, es importante
situar el siguiente discurso de Sayre Túpac —citado por María
Rostworowski (1970: 199-200)—, en su salida de Vilcabamba
para recibir el perdón real y las encomiendas ofrecidas, tras la
consulta a los augures de su corte:
Claro es, que aquí yo soy señor de todo lo que buenamente puedo
querer, pues aquí me pueden venir a servir todos los indios con
sus mitas: de lo qual se les sigue gran trabajo, y de mí también
tenéis que soy mancebo belicoso, y de tanto ánimo como mis
passados, que todo conocisteis su valor: pero aveis de considerar
que el Sol quiere que yo salga, por ser cosa que me cumple, y
porque me vea aumentado en Señorío, para que alla afuera pueda
ser remedio de mi sangre, y de todos vosotros por lo qual os digo,
que yo quiero salir, bien que supiese que me costase por ello la
vida, por eso todos los que bien me quisiéredes, y mi servicio, me
seguid en esta empresa, e los que no, os quedad, porque yo os
prometo que antes de mucho tiempo os arrepintáis, y que yo tome
la enmienda en por ello, haziendo castigo en vosotros. [Énfasis del
autor].
48El discurso está tomado de la probanza de Beatriz Coya,
hija de Sayre Túpac, en el juicio contra la Corona por la
devolución de los indios de las encomiendas que le habían
sido quitadas (ROSTWOROWSKI 1970: 199-200), y señala los
motivos de fondo que fueron movilizando a los incas de
Vilcabamba para aceptar las reglas de juego de los españoles
y defender sus derechos como noblezas aborígenes.
 48 Los siguientes son los nombres de pueblos que se decían eran
tributarios de Titu Cusi Yupanqui y q (...)

49Con esta lógica de negociación se guió Titu Cusi Yupanqui,


y señaló precisamente el juego que este Inca de Vilcabamba,
el más enérgico y hábil político desde Manco Inca, guiaría a
su parentela hasta su muerte en 1569. Vilcabamba para
entonces había dejado de ser la rica tierra de colonización
inca, para convertirse en un refugio de los restos de la
nobleza cusqueña. Vilcabamba era una zona bastante limitada
productivamente, quizá por la escasa población y porque era
un territorio cercado por el imperio español y apoyado por
etnias que buscaban vengarse de viejas ofensas. Estos últimos
incas apenas contaban con unos pocos nobles y menos
yanaconas o mitmas que se habían fugado del Cusco o
estaban siendo diezmados por el medioambiente, las plagas y
las enfermedades. Por otro lado, contaban con un dudoso
apoyo de aquellas etnias y tribus amazónicas del que tanto se
jactó Titu Cusi Yupanqui durante su entrevista con el oidor
Matienzo.48
 49 En «Tres documentos inéditos para la historia de la guerra de
reconquista inca. Las declaraciones (...)

50Los registros que tenemos de las incursiones incas al


territorio bajo dominio español describen más que campañas
sistemáticas para enfrentar la presencia española, unos
intentos para negociar mercedes y beneficios, los mismos que
se concentraban en el territorio ocupado por los
encomenderos de Cusco y Huamanga entre Abancay y
Andahuaylas, y en Amaibamba, ubicado en la ribera izquierda
del río Urubamba. No se descarta por esto que muchas
edificaciones antes mencionadas —ahora sitios arqueológicos
— siguieran cumpliendo, hasta muy avanzado el período de la
conquista y la colonia, una de las funciones más importantes
para las que fueron creadas en la época inca: producir para
aprovisionar y satisfacer la necesidad de los guerreros
vilcabambinos en su tránsito hacia los valles de Abancay. 49

La evangelización y despoblación
en Vilcabamba
51Los puntos de negociación establecidos por Titu Cusi
Yupanqui, en su afán de posesionarse en el naciente sistema
colonial y adquirir un espacio económico que le permita
sustentar la dignidad de su línea familiar, estaban hábilmente
definidos por una lógica inca de conservación de privilegios y
de estatus, vía los mayorazgos, los derechos de las élites
vencidas, que reconocieron como el único modo de sobrevivir
en paz tras el colapso de su Imperio. De este modo, para los
incas de Vilcabamba conservar la primacía de su propio linaje
por sobre las demás estirpes nobles indígenas que también se
habían adscrito al sistema colonial español era un modo de
conservar, dentro de éste, el estatus de ser reconocidos como
la única línea de nobleza real legítima.
 50 Entre los enfrentamientos célebres de líneas familiares incas por
hacerse reconocer como «las más (...)

 51 En lo que parece ser una emotiva confesión personal hecha por
Titu Cusi al licenciado Matienzo, en (...)
52En este contexto se explica la pugna entre diferentes
noblezas que reclamaban mayor legitimidad sobre la herencia
inca.50 Es el caso, por ejemplo, de Sayre Túpac que asumió
que la posesión de las encomiendas era más un deber político
familiar en la tierra donde se había nacido.51
 52 Al revés de todas las élites incas y nativas de los Andes,
Vilcabamba era un reducto de resistenci (...)

53Las negociaciones entabladas entre Titu Cusi y la Corona


hacían hincapié en concesiones significativas para ambos
bandos. Por un lado, la Corona legitimaba la continuidad del
gobierno colonial, sometiendo a las noblezas nativas a un
consentimiento sucesorio y natural del régimen; y, para las
noblezas, significaba mantener su estatus y privilegios en el
nuevo orden. Sin embargo, para el régimen inca de
Vilcabamba esta política negociadora colisionaba con un
problema fundamental: la cuestión religiosa. 52 Las señas de
identidad de la sociedad vilcabambina estaban íntimamente
ligadas a la creencia de que el Inca era un señor con poder y
autoridad esencialmente religiosas, como hijo del Sol y como
mediador entre el mundo de las huacas y de los runas; se
encontraba, además, en disputa con el dios de los cristianos.
En la jerarquía de poder de la nobleza incaica en Vilcabamba,
estudiada por la historiadora Liliana Regalado, se puede
distinguir cómo la división de funciones políticas y
administrativas estaba vinculada también a las
responsabilidades religiosas de cada uno de los cuatro
miembros que formaban la cabeza dirigente de este bastión
andino. En Vilcabamba, la jerarquía política y religiosa se
formaba desde Manco Inca, manteniendo el principio andino
de la dualidad y oposición.
Aumentar Original (jpeg, 1,9M)

Kallanka de la plaza principal con el ushnu al fondo

54Cuando fue asesinado Manco Inca, los regentes coronaron a


Sayre Túpac, su segunda persona en hanan (línea de los
guerreros y con poder temporal). Titu Cusi, que era el hijo
mayor de Manco Inca —aunque no se sabe si de una madre de
origen noble—, y primero en importancia jerárquica entre los
hurin (línea sacerdotal) y segundo entre los incas, se mantuvo
como sumo sacerdote dejando a Túpac Amaru I en segundo
puesto en la línea sacerdotal de los hurin y convirtiendo
posiblemente a un capitán de la nobleza en segunda persona,
en hanan (REGALADO 1993: 112-14). Más adelante, y con la
muerte de Titu Cusi, lo sucederá Túpac Amaru I, pasando a
formar parte de los hanan y el hijo de Titu Cusi, Quispe Titu,
ocupará entonces el puesto de sumo sacerdote del Sol
(REGALADO 1993: 114-15).
 53 Cosa que el Inca niega en su: Instrucción... (CUSI YUPANQUI 1985
[1570]: 33-34).
55Si la posible estructura de gobierno, tal como sostiene la
historiadora Regalado, se cierra con la captura y muerte de
Túpac Amaru I y la condena o destierro de todos los capitanes
de Vilcabamba, no podemos dejar de señalar cómo esta
misma estructura se había visto ya perturbada en sus
cimientos culturales dos veces en forma sensible. La primera
fue cuando Sayre Túpac abandona Vilcabamba y se bautiza
pasando al cristianismo; la segunda, cuando Titu Cusi —que
había desempeñado el papel de sacerdote y ahora Inca
(aunque por encargo, según dice en su carta al rey, por la
minoría de edad de Túpac Amaru I)—, también se bautiza y
permite la entrada de frailes evan-gelizadores como parte de
los acuerdos y muestra de la buena voluntad del Inca para
negociar su salida con los españoles, causando con ello una
conmoción entre sus seguidores.53 El círculo de resistencia de
los incas de Vilcabamba se estaba cerrando también en la
esfera cultural, con las concesiones y la paulatina
cristianización de los refugiados.
 54 Incluso se ofreció él mismo a predicar y evangelizar entre los
indios (cf. HEMMING 1982: 387, nota (...)

56Los primeros sacerdotes católicos ingresaron en 1565 al


reducto inca de Vilcabamba, como parte de los acuerdos
previstos por Titu Cusi, para encargarse del adoctrinamiento
de su hijo Quispe Titu, incluyendo además el hecho de que
apoyarían la construcción de una iglesia en Carco. Ya desde la
entrada de Rodríguez de Figueroa, el Inca se había mostrado
tolerante a la propagación del cristianismo en sus dominios, y
hasta él mismo se había dejado bautizar. El propio Inca
solicitaba evange-lizadores en sus dominios, y la Iglesia
católica en el Cusco respondía entusiasmada a estos pedidos.
Titu Cusi recibió personalmente la comisión de frailes y
vecinos en 1568 en Lucuma y Vitcos, y fue nuevamente
bautizado, adoptando el nombre de Diego de Castro Titu Cusi
Yupanqui (como el virrey de ese entonces) y a una de sus
esposas la bautizaron como Angelina Polan Quilaco (como el
nombre de su madrina Angelina Siza Ocllo). Quizá Titu Cusi
estaba introduciendo el cristianismo en sus dominios en un
afán de salvar lo que quedaba de las noblezas incas.54
57Entre 1565 y 1568 la actividad misionera, aunque pequeña
fue muy intensa por parte del padre Antonio de Vera; lo
reemplazarían luego los frailes agustinos fray Marcos García y
Diego Ruiz Ortiz, el primero de profunda convicción religiosa
y el segundo participante en la evangelización y extirpación
idolátrica en Chuquiago (La Paz), Potosí y Capinota en
Cochabamba (Gisbert 1992: 196). Empezaron su obra
misionera pidiendo permiso al Inca para fundar una iglesia en
Huarancalla (hoy Layancalla), y fray Marcos García se quedó
en Puquiura, pasando al lado del río Apurímac con Martín
Pando, entre Carco y presumiblemente Andahuaylas; allí
fundaron capillas, levantaron cruces y bautizaron a los
lugareños; también se sumaron a este repertorio de bautizos
los pilcozones, una etnia amazónica que solicitó tal ritual. Sin
embargo, los nuevos convertidos seguían sus prácticas
idolátricas y ello creaba demasiados conflictos con los frailes.
Esta fue, no obstante, una primera oportunidad para que los
frailes ingresaran a Vilcabamba, llamada la «universidad de la
idolatría», viaje realizado probablemente en 1569, y donde el
Inca dictó su famosa Instrucción...  en 1570, declarando su
voluntad personal por convertir a las etnias amazónicas. A
pesar de ello, los frailes vieron que el entusiasmo
cristianizador del Inca y de los propios bautizados era
superficial y compartido con sus antiguas creencias. El
capítulo trágico de esta historia llegó a su cenit cuando los
frailes convocaron a los indios cristianos para destruir el
adoratorio de Yurac-Rami en Chuquipalta, el oráculo del
agua, la piedra blanca y el templo del Sol fue consumido por
el fuego en Puquiura.
 55 Rodríguez de Figueroa hace notar a lo largo de su Relación de
viaje, el estatus que los capitanes (...)

58En un contexto tan encendido como éste, los principales


opositores a la evangelización eran los capitanes guerreros
incas, quienes detentaban las principales funciones de
gobierno y de defensa, y naturalmente los sacerdotes
indígenas. Esta réplica del antiguo Imperio, tal como
menciona el historiador Hemming, tenía una debilidad
fundamental: la escasez de hombres como mano de obra para
el cultivo y la defensa. Si los capitanes permitieron las
negociaciones durante este período entre Sayre Túpac y Titu
Cusi fue porque ellos coconducían al Estado inca en la
cuádruple cabeza dirigente de Vilcabamba.55 Ostentaban
además los privilegios que esta pequeña sociedad inca trató
de conservar a partir de los modelos sociales prevalecientes
en el desaparecido imperio, pero la limitación para esta
reproducción del modelo clásico del Tawantinsuyo siempre
fue la mano de obra. Sobre esta situación, es explicable que
la dilación de las conversaciones y el final incumplimiento de
los acuerdos tuvieran en este componente económico y social
una de sus mayores trabas para que los incas salieran de
Vilcabamba. Titu Cusi lo declaró así al licenciado Matienzo, la
imposibilidad de cumplir con la devolución de indios
secuestrados en las zonas de Apurímac y Amaibamba, era por
la oposición de sus capitanes:
Aumentar Original (jpeg, 2,6M)

La kallanka de la plaza principal con el cerro Corihuayrachina

Yo [Matienzo] respondí agradeciéndole mucho lo que había dicho y


le concedí [a Titu Cusi] —en el nombre de su Majestad— todo lo
que pedía, y que todo se cumpliría, xcepto en lo de los indios que
él en su tiempo había tomado, que estos se habían de volver a sus
repartimientos, si ellos quisiesen, porque Su Majestad quiere que
los indios sean libres todos, y nadie les haga fuerza. Esto sintieron
mal sus capitanes, porque los tenían ya repartidos entre sí, para
hacer sus chácaras, diciendo que los tenían ganados en buena
guerra, según de los españoles que allá quedaron en rehenes.
(MATIENZO 1967 [1567]: 304. Énfasis del autor.)

59Matienzo comprendía esta situación y por eso llegó a


proponer, de su lado, la posibilidad de replicar el modelo
mitma inca, es decir, compensar a los encomenderos
trasladando indios de otros lugares para sus servicios. Esta
situación también explica el motivo del porqué Titu Cusi
solicitaba de la Corona la autorización para fundar pueblos en
Amaibamba y Piccho, sin presencia española alrededor, al
parecer quería satisfacer las necesidades de conservación de
su propia línea familiar, también los intereses de sus
capitanes y evitar de paso la entrada hispánica a una región
que se ha presumido desde siempre como rica en oro y plata.
60El mal endémico de la despoblación, las agresivas
campañas evangelizadoras de los frailes, la demora en la
confirmación de los acuerdos de Acobamba por parte del rey,
el celo religioso de los sacerdotes andinos y los intereses
creados por los intransigentes capitanes incas que se había
reforzado con los asaltos y secuestros de indios, más la
amenaza permanente de invasión al pequeño Estado
vilcabambino, crearon la atmósfera para precipitar la muerte
de Titu Cusi Yupanqui, envenenado probablemente, por sus
propios súbditos que veían amenazados sus intereses frente a
su política negociadora y la tolerancia a la introducción del
cristianismo en sus dominios. Era 1571 y Vilcabamba se
quedó sin un líder que los condujese a buen término en las
negociaciones.
61Si bien las principales defensas de Vilcabamba habían sido
hasta ese momento las cordilleras desérticas, el clima
sofocante, lluvioso y húmedo, las guerras civiles entre
españoles y las negociaciones de los incas, estos factores
dejaron de servir cuando murió este Inca y llegó el nuevo
virrey Francisco de Toledo (1569), con la resuelta intención de
reorganizar el virreinato y poner fin a las negociaciones.
NOTAS
20 En la tradición historiográfica se ha planteado el modelo de la
monarquía teocrática hereditaria. No obstante, se ha establecido
también la posibilidad de que pudiesen haber dos, tres y aún
cuatro incas simultáneos que gobernasen un suyo de modo
respectivo. Cf. DUVIOLS 1980; María Rostworowski, en el capítulo
«La diarquía entre los Incas» (1986: 130-179); Martti Pärssinen,
cap. 4: «La organización sociopolítica del Cusco» (2003).
21 Es importante anotar que en la dualidad de la etnia inca, los
Hanan Cusco eran los guerreros por antonomasia, en oposición a
los sacerdotes que eran los Hurin y que están ligados
fundamentalmente a la etapa preimperial desde su fundador
Manco Cápac y, por ironía, al último inca Túpac Amaru. María
Rostworowski no descarta, sin embargo, que existieran también
sublinajes guerreros en Hurin Cusco como sacerdotales en Hanan.
De los soberanos incas, los tres incas históricos son
conquistadores, pertenecen al linaje Hanan y sus panacas:
Pachacútec y Hatun Ayllu, Túpac Inca Yupanqui y Cápac Ayllu y
Huayna Cápac y Tumibamba Panaca, con este último nombre se
fundaría un segundo Cusco en Quito. De estas panacas se
generarían los conflictos por la sucesión.

22 Una explicación la da Pärssinen (2003:181) en el sentido que


las parentelas divididas en tres categorías: Qollana, Payan y Kayaw
(más alto, alto y bajo estatus, respectivamente) estarían más cerca
del prestigio a medida que hubiese referencia de parentesco con el
Inca gobernante vivo, el mismo que designaba a su sucesor o
sucesores, lo que de hecho implicaba privilegios y beneficios a
quienes más cerca se ubicaban al Inca de turno. Obviamente, con
este sistema se favorecía al Inca gobernante y a su familia más
cercana, pero a medida que se nombraban nuevos monarcas y se
creaban nuevas panacas, éstos entraban en conflicto con los
antiguos linajes que iban pasando a posiciones cada vez más
relegadas.

23 Para ello Paullu Inca, hasta entonces fiel súbdito de Manco Inca,
contó con la ayuda de la hueste dirigida por Diego de Almagro.
Usualmente esta última parte de la historia inca se ha visto como
el inicio de la conquista de Chile por los españoles y, por tanto,
como una extensión a la primera etapa de la conquista del Perú;
sin embargo, Almagro no pudo conseguir nada, ni señorío, ni
riquezas, ni encomiendas, ni posesiones. Su regreso al Cusco
estaría teñido de graves consecuencias, iniciando la primera
guerra civil entre conquistadores.

24 Empezando por sus hermanos que conspiraban contra él, entre


los principales mitmacunas al servicio de la casta imperial, el más
destacado sin duda era Chilche, jefe de los mitmas cañaris
designado por Huayna Cápac para servir en sus tierras personales
en Yucay, y que se sometió a Pizarro incluso antes que Manco Inca,
en las cuestas de Limatambo, ofreciéndole servirle fielmente,
razón por la que Pizarro lo nombró su administrador en las tierras
que se había apropiado de Huayna Cápac (cf. VILLANUEVA 1970: 6-
10).

25 La guerra de Manco Inca, desde su fuga del Cusco en 1536,


abarcó estos cuatro aspectos de modo intermitente; primero con el
vigor militar de la lucha y luego con sus incursiones y
negociaciones políticas hasta su trágica muerte en 1545. No se
deja de lado tampoco el hecho de que la visualización de la
contienda entre dos adversarios fundamentales fuese vista desde
el mayor sacerdote andino, Vilaoma, quien planteó con claridad
dónde residía el mayor peligro entre todos los conflictos que
atravesaba el Tawantinsuyu, y éste era la contienda con los
españoles, pues «no venían a obedecer sino a mandar», a lo que se
podría agregar: con otro señor, con otra cultura y con otra
religión.

26 Otro asentamiento de resistencia vendría a constituir Tarawasi,


centro ceremonial ubicado en Limatambo, cerca al Cusco y que
estaba ubicado en el Chinchaysuyu.

27 Especialmente para el valle de Yucay, Huayna Cápac hizo traer


dos mil mitmas del Chinchaysuyu y Collasuyu, y los hizo sembrar
maíz, ají, algodón, coca, maní, camote (cf. VILLANUEVA 1970: 4,
14).
28 Cf. mapa 2 en Kendall 1991. La visita realizada por nuestro
equipo de investigación confirma esta suposición.

29 Waypar, Inguill y Pascac según Edmundo Guillén (1981: 38),


Hemming (1982: 233); Titu Cusi (1985 [1570]: 70), Murúa (2001:
222). Este último da mayores detalles de la lucha dinástica
continuada en esta guerra, que ya no era sólo entre los incas sino
una lucha atravesada por la conquista de los españoles, cuando
sucedió la fuga de Manco Inca a Calca en Yucay: «Cuando salió
[Manco Inca] para irse a Yucay se quedaron, que no quisieron ir
con él o por deseo de servir a su Magestad o por particulares
pasiones y odios que entre ellos hubiese, Pazca, Huaypara Soptor,
Cayo Topa, hijos de Auqui Topa Ynga y sobrinos de Huayna Cápac.
También se quedó don Juan lona y don Luis Utupa Yupanqui y don
Pedro Mayor Rimachi, con otros muchos indios naturales del
Cusco».

30 Para muestra, dos botones: los rituales de luna llena y la


confianza excesiva en la masificación (cf. HEMMING 1982: 234-35).
Por el lado español, además de las armas de fuego, la coraza y
principalmente la caballería no tenían más que mostrar su astucia,
el ciego valor de cruzados en algunos, pues como dice el cronista,
de los 190 españoles que tenía la ciudad, la mayoría eran cojos,
mancos y cobardes. Tampoco Hernando Pizarro dejó de lado el
terrorismo como arma contra los prisioneros, a quienes cortaba la
mano derecha para escarmiento del enemigo.

31 Almagro ciñó la mascapaicha a Paullu a su regreso al Cusco, de


este modo podría contar con un aliado coronado.

32 El envío de tropas leales de Manco Inca a Lima y Charcas entre


1536 y 1539 señala un período de reconquista de los territorios
perdidos que no tocaremos en este trabajo. Pueden consultarse los
textos de Edmundo Guillén (1982) y John Hemming (1982).
33 La otra rama conocida sería la de Paullu Inca, que generaría la
rama de los Sahuaraura (cf. DUNBAR TEMPLE 1949).

34 Hablamos de una hoya conformada, además, por otras redes


tributarias de ríos como son el Pampas, Ene, Perené y Apurímac.
Fue propuesta esta ruta por el citado autor como probable ingreso
de un ferrocarril que uniese los centros arqueológicos adyacentes
con Machu Picchu.

35 «Título de real composición de Cotaqui, Vilca-Arpay y otros


(Huanipaca). Año 1618». Folio 24v. Títulos antiguos. Sección
colonial. Archivo regional de Apurímac, Abancay. Atestiguado y
aseverado también por viajeros españoles del siglo XVIII como Juan
Arias Dias Topete en 1710 (cf. BUENO 1951 [1764-68]: 96-
97; HUERTAS 1973: 204-207; ORICAÍN 1906 [17901: 346-347).

36 Se señala la fortaleza de Rabantu (CUSI YUPANQUI 1985 [1570]:


28). Hemming supone que podría ser Kuelap o Abiseo (cf. 1982:
277-79). Ver también el Informe Antropológico en Anexo.

37 Paullu Inca, hermano de Manco Inca, recibió a cambio de su


invaluable ayuda en la conquista del Tawantinsuyu propiedades en
el Cusco: el palacio de Colcampata que perteneció a Huáscar,
tierras en Copacabana sobre el Titicaca y Jaquijahuana en el Cusco;
la encomienda de Hatun Cana habitada por los pueblos de Canas
en el río Apurímac (922 indios tributarios y 4391 habitantes
trasladados), en Muyna, en Condesuyos. Además se le reconoció la
legitimidad de todos sus hijos y hasta se le otorgó un escudo de
armas (HEMMING 1982: 304-6).

38 «Real Provisión de don Carlos V dado el 9 de febrero de 1554»,


ff. 4v y 5r, doc. 32, libro 6. Serie Colección Diego Felipe Betancur.
Genealogía de Saire Topa. Sección Libros antiguos, impresos y
manuscritos. Archivo Regional del Cusco.
39 «Provisión librada en el tambo de Hatun Lucana en 1 de
septiembre de 1548», ff. 5r al 7v, doc. 32, libro 6. Serie: Colección
Diego Felipe Betancur. Genealogía de Saire Topa. Sección: Libros
antiguos, impresos y manuscritos. Archivo Regional del Cusco.

40 «Real Provisión de don Carlos V dada el 9 de febrero de 1554»,


f. 4r.

41 «Real Cédula para que se informe acerca de ciertos indios y


tierras que solicita Paullu Inga. 29 de noviembre de 1541»
(en MEDINA 1895: VI, 198).

42 También el siguiente testimonio de su nieto concuerda con los


quipucamayocs: «[...] aviso dello muchos de sus caciques
principales y otros indios de los que se avían alzado con el dicho
Mango Ynga su hermano para que le dexasen y viniesen de paz
que él los ampararía y alcanzaría perdón de los españoles
mediante la qual y muchas otras diligencias y otros muchos
medios que para ello hizo tubo» (citado por LAMANA 1997: 250).

43 Vitcos figura inclusive como poblado preinca, conquistado por


Pachacútec y Túpac Inca.

44 Guillén identifica Taraura como un poblado a espaldas del


Cusco, el mismo que no se ha hallaba aún bajo dominio del Inca.
En otra información, dicho autor señala entre 1976-1977, en
la Revista del Museo Nacional de Historia,  documentos inéditos del
mestizo Martín Pando, escribano de Titu Cusi Yupanqui fechados
también en 1567 desde Taraura, donde identifica a Taraura con
Talawara. Siguiendo el criterio de este estudioso con un
documento hallado por nuestro equipo de investigación en el
Archivo del Ministerio de Agricultura de Cusco, nosotros ubicamos
Talawara como hacienda con el nombre también de
Ccayarapampa. En: «Procedimiento de afectación del Predio
‘Talahuara o Ccayarapampa’ y anexos ‘Chaupihuaycco y
Quishuarhuaycco.’ 1965-1971», ff. 36r y 39r. Afectaciones y
predios. Reforma Agraria y Afectaciones. Archivo del Ministerio de
Agricultura, Cusco. Esto es cerca al río Santa Teresa que
desemboca en el río Urubamba-Vilcanota cerca de Machu Picchu.
Lo que hace factible una hipótesis: que la extensión política
territorial de Vilcabamba como dominio Inca iba desde los
márgenes del río Apurímac, lindando con el río Pampas y
Andahuaylas hasta el margen del río Urubamba en que cambia a
Vilcanota.

45 Un inca era esencialmente una autoridad con una dignidad


religiosa y política; mediaba entre el dios Sol y la tierra de los
runas, e intercambiaba, negociaba, conquistaba y construía con los
señores de estos runas para ser considerado como tal. Las panacas
a las que pertenecía el inca eran las privilegiadas social y
económicamente con el poder creciente del Imperio. Tenían
capacidad para influenciar en los asuntos políticos pero no para
manejarlos, porque para eso se contaba con la burocracia imperial
conformada de miembros de élites incas y no incas; éstos
dependían precisamente del poder político y religioso. Para una
mayor exposición de esta lógica véase de Liliana Regalado de
Hurtado «Control de excedentes y proceso sucesorio en el período
incaico: algunos aspectos relacionados con la organización
política» (1997).

46 El otro fue Paullu Inca, nombrado por Almagro, pero éste se
pudo acomodar rápido a la hegemonía hispánica. Sobre las
complicadas normas de herencia entre los incas, véase el apartado
correspondiente en este trabajo.

47 Dicha actitud de los nobles incas en el régimen colonial, para


perpetuar su condición legítima de antiguos señores del Perú, se
halla presente en una posición que John Rowe llamó «Movimiento
Nacional Inca» y que se manifestaba en las esferas de los desfiles
públicos, el atuendo, la construcción de genealogías, las pinturas y
retratos de los nobles, la literatura, especialmente del Inca
Garcilaso de la Vega, etc. Esta actitud persistió hasta la rebelión de
Túpac Amaru II, cuando se descabezó a la nobleza inca
hereditaria, iniciándose la supresión de las manifestaciones
culturales incas (en Rowe 2003).

48 Los siguientes son los nombres de pueblos que se decían eran


tributarios de Titu Cusi Yupanqui y que en realidad se identifican
como etnias: Viticos, Manaríes, Sicuanies; los siguientes se
identifican como provincias: Chacumanchay, Nigrias, Opataris,
Paucarmayo, localizados, según testimonio de Titu Cusi al oidor
Matienzo, entre la cordillera al mar del norte (océano Atlántico) y
hacia los Chunchos, la provincia de Pilcozuni hacia la región Rupa-
Rupa (al norte de Vilcabamba siguiendo los ríos Apurímac, Ene,
Tambo, Perené, Urubamba Alto), la provincia de Guaranipu y Peati
(Paititi), la provincia de Chirinaua y la provincia de Chiponaua
(hacia los ríos Acre, Madre de Dios y el Guapote en el triángulo
amazónico boliviano, brasileño y paraguayo) —cf. MATIENZO 1967
[1567]: 294.

49 En «Tres documentos inéditos para la historia de la guerra de


reconquista inca. Las declaraciones de Lorenzo Manko y Diego
Yucra Tizona, servidores de Manco Inca Yupanqui y de Francisco
Waman Rinmachi, testigos presenciales de los sucesos de 1533 a
1558», se señala cuáles fueron los pueblos encomendados y
atacados por los guerreros de Vilcabamba (en GUILLÉN 1984: 13-
49).

50 Entre los enfrentamientos célebres de líneas familiares incas


por hacerse reconocer como «las más legítimas, rectas y
derechas», con motivo del reclamo de herencia a la primacía de la
representación Inca en el período colonial, están precisamente los
originados por la pugna entre Manco Inca y Paullu Inca; sobre este
último, véase al respecto los trabajos de Ella Dunbar Temple
(1937; 1939; 1949; 1951 -52), Rostworowski (1970); Horacio
Villanueva Urteaga (1970), entre otros.
51 En lo que parece ser una emotiva confesión personal hecha por
Titu Cusi al licenciado Matienzo, en su entrevista en el puente
Chuquichaca, el Oidor anota lo siguiente del Inca: «Lo primero que
hizo fue darme cuenta de su destierro, con lágrimas que me
movieron a compasión, escusándome de los saltos que había
hecho, porque habían sido por los malos tratamientos que a él y a
su padre habían hecho los españoles, persiguiéndoles y no
dejándoles sino aquella pobre tierra, a do desheredados de todo el
Perú, se había recoxido, a do había muy poca carne, y ansi les era
forzado tomarla adonde la hallase por fuerza de armas»
(MATIENZO 1967 [1567]: 301).

52 Al revés de todas las élites incas y nativas de los Andes,


Vilcabamba era un reducto de resistencia cultural, puesto que la
mayoría de los curacas y orejones que apoyaron la caída del
Imperio adoptaron dos cualidades en sus personas: nombres
castellanos, generalmente de los conquistadores o de los jefes y
gobernadores hispánicos, seguidos del nombre completo andino; y
para adquirir este rasgo, obviamente dichos curacas y señores
nativos tenían que bautizarse, sólo así podían entrar al
nuevo establishment  del poder colonial.

53 Cosa que el Inca niega en su: Instrucción...  (CUSI


YUPANQUI 1985 [1570]: 33-34).

54 Incluso se ofreció él mismo a predicar y evangelizar entre los


indios (cf. HEMMING 1982: 387, nota 18). No es lejana esta
posibilidad, pues sus parientes cristianizados y en general, en los
Andes, los indígenas convertidos, podían continuar manteniendo
sus tradiciones con la condición de eliminar de su repertorio de
creencias los nombres de los antiguos dioses y huacas y
transponerlos en el dios cristiano y sus santos. Los propios incas
usaban el factor religioso como medio político de inserción y no
negaron nunca esta posibilidad en su época de apogeo; el culto al
Sol estaba acompañado de un amplio número de dioses
regionales. La unificación de las múltiples etnias andinas
encontraba en este modo, probablemente implantado por
Pachacútec hacía poco más de un siglo, la forma más eficiente de
legitimar su dominio. Otra posibilidad, extendiendo la lógica
expuesta, es que la guerra de conquista fue también una guerra
entre dioses y religiones, en la que el resultado dado en el mundo
de los runas no daba lugar a dudas acerca de que el cristianismo
era el vencedor y por tanto una religión más poderosa que la
vencida.

55 Rodríguez de Figueroa hace notar a lo largo de su Relación de


viaje,  el estatus que los capitanes del Inca tenían, incluso
sentándose a la derecha y siguiendo a Titu Cusi en su entrevista
con él.

También podría gustarte