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Clase 2:

Acondicionamiento y almacenamiento
de hidrógeno

Curso:
Almacenamiento y uso de hidrógeno verde

Profesores: Patricio Lillo/Néstor Escalona/Javier Pereda

Dr. Néstor Escalona

Pontificia Universidad Católica de Chile © Dr. Néstor Escalona Burgos

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Clase Nº2:
Acondicionamiento y almacenamiento de hidrógeno

Contenido
1. Introducción ........................................................................................................................................... 3
2. Acondicionamiento ................................................................................................................................ 4
2.1 La condensación parcial: método criogénico ......................................................................................... 4
2.2 Métodos de adsorción: adsorción por oscilación de presión (PSA) ....................................................... 4
2.3 Membranas ............................................................................................................................................. 5
3. Almacenamiento .................................................................................................................................... 6
3.1 Almacenamiento físico de hidrógeno ..................................................................................................... 7
3.1.1 Almacenamiento de hidrógeno comprimido a alta presión, CGH2...................................................... 7
3.1.2 Almacenamiento de hidrógeno líquido, LH2 ...................................................................................... 10
3.1.3 Almacenamiento de hidrógeno crio-comprimido, CcH2 .................................................................... 10
3.2 Fenómeno de pérdida de integridad del material ................................................................................ 12
3.3 Almacenamiento de H2 basado en materiales...................................................................................... 13
3.3.1 Hidruros ............................................................................................................................................. 13
3.3.2 Compuestos orgánicos (LOHCs) ......................................................................................................... 16
3.3.3 Adsorción de hidrógeno en materiales porosos ................................................................................ 17
4. Comparación de métodos de almacenamiento................................................................................... 18
Conclusión ........................................................................................................................................................ 19
Bibliografía ....................................................................................................................................................... 20

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Resultado de aprendizaje de la clase:

Con el desarrollo de esta clase los participantes lograrán


● Analizar los diferentes métodos de acondicionamiento
● Distinguir y comparar los tipos de almacenamiento de hidrógeno.

1. Introducción

El hidrógeno “H2” es una sustancia gaseosa incolora, inodora, insípida e inflamable, además es el miembro
más simple de la familia de elementos químicos. Debido a su alta inflamabilidad se enciende muy fácilmente
en una amplia gama de concentraciones de vapor/aire y arde con una llama azul pálida, casi invisible, siendo
sus vapores más ligeros que el aire. El hidrógeno, en condiciones estándares, es un gas. Sin embargo, a
temperaturas muy bajas y/o presiones altas, el gas se vuelve líquido o sólido. En condiciones normales, el
hidrógeno gaseoso es una agregación suelta de moléculas de hidrógeno, donde cada una consta de un par
de átomos, una molécula diatómica, H₂. La primera propiedad química importante conocida del hidrógeno
es que se quema con oxígeno para formar agua, H2O; de hecho, el nombre hidrógeno se deriva de palabras
griegas que significan “hacedor de agua”. El hidrógeno es, con mucho, el elemento más abundante en el
universo, dado que constituye el 75% de la masa de toda la materia visible en la tierra, las estrellas y las
galaxias [1].

Existe una diversidad de fuentes de generación de hidrógeno a partir de recursos renovables y sostenibles,
ofreciendo así una solución ecológica prometedora para la transición energética esperada en las próximas
décadas. La producción de hidrógeno a partir del agua por electrólisis se considera hoy en día la principal
alternativa sostenible a la síntesis de hidrógeno a partir de combustibles fósiles. La producción de hidrógeno
a partir de biomasa también ha demostrado ser una solución rentable tanto mediante la gasificación de agua
supercrítica como en procesos fermentativos. La energía solar es también otra forma sostenible y respetuosa
con el medio ambiente de producir hidrógeno mediante electrólisis.

Actualmente se considera al hidrógeno como una de las fuentes de energía más importantes que se utilizará
para resolver el problema energético del mundo, y a su vez podrá producirse de forma continua durante
muchos años. Una de las ventajas más importantes del gas hidrógeno como energía es que no contiene gases
tóxicos y además no causa corrosión. Por tanto, el uso de la energía del hidrógeno es seguro y muy sencillo
cuando se toman las precauciones necesarias. Como resultado de la quema de hidrógeno como combustible
no contaminante, el vapor de agua emerge como desecho [1]. Como fuente de energía, la característica más
importante que tiene el hidrógeno es que se puede almacenar. Sin embargo, surgen algunos problemas
durante el almacenamiento porque es el gas más ligero jamás conocido. Hoy, con el uso generalizado del
hidrógeno como energía del futuro, se deben desarrollar métodos efectivos y eficientes para el
almacenamiento de hidrógeno. El hidrógeno se puede almacenar en estado gaseoso, comprimiéndolo, o en
estado líquido, enfriándolo a temperaturas muy bajas, licuado. El hidrógeno puede almacenarse físicamente
en nanotubos de carbono y químicamente en hidruros en estado sólido.

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En esta clase, podremos observar diversos métodos de acondicionamiento y almacenamiento del hidrógeno,
incluyendo la capacidad de almacenamiento, ambientes de trabajo adecuados y más seguro para trabajar a
distintas presiones.

2. Acondicionamiento

El acondicionamiento es usado en general para todos los procesos iniciales de la cadena de valor con el fin
de incrementar la concentración de hidrógeno. El hidrógeno producido de diversas fuentes presenta varios
componentes y reactantes residuales como el dióxido de carbono, vapor de agua, monóxido de carbono y
metano. A partir de estos gases ricos en hidrógeno se prepara hidrógeno de un nivel de pureza específico
mediante procesos de separación y purificación. El hidrógeno obtenido puede ser purificado posteriormente
a un nivel específico de acuerdo con su aplicación final. En la actualidad existen muchos procesos para
separar y purificar el hidrógeno. Éstos se basan en principios físicos y químicos, y se pueden clasificar en
procesos de cambios de fase, absorción, adsorción, permeabilidad a través de membranas, y reacciones
químicas. Algunos de estos procesos se emplean en la práctica de acuerdo con las condiciones operativas,
especificaciones y usos finales.

2.1 La condensación parcial: método criogénico


El proceso de condensación parcial consiste en un método de separación líquido-gas que se consigue a través
de diferencias relativamente altas entre las volatilidades de las sustancias de la alimentación. Este proceso
separa los componentes fácilmente condensables, como el vapor de agua existente en los gases ricos en
hidrógeno y en los obtenidos a raíz de gases crudos de relativamente bajo contenido en hidrógeno o
presiones parciales de hidrógeno bajas; y también simultáneamente separa hidrógeno y otros componentes
valiosos en operaciones continuas y de larga duración, porque las impurezas gaseosas como los
hidrocarburos, el vapor de agua, el dióxido de carbono, el monóxido de carbono, y el nitrógeno condensan a
una temperatura mucho mayor que el hidrógeno. Este método consiste en enfriar la mezcla de hidrógeno
crudo por debajo de la temperatura de condensación del CH4 (-162 °C), ya que es muy diferente a la del H2
(-253 °C). La condensación parcial a una temperatura criogénica era el método más representativo de
separación de hidrógeno, principalmente para la obtención de hidrógeno de gases petroquímicos. Hoy en día
la separación criogénica no es tan popular, requiere temperaturas tan bajas que resulta muy costoso.

2.2 Métodos de adsorción: adsorción por oscilación de presión (PSA)


La adsorción por oscilación de presión (PSA: Pressure Swing Adsorption) es el método más utilizado en la
actualidad para la separación de hidrógeno. Se basa en un lecho adsorbente que captura las impurezas de la
corriente a alta presión y después libera las impurezas a baja presión, ya que la concentración que tolera el
adsorbente es más elevada a alta que a baja presión. Se pueden utilizar múltiples lechos simultáneamente,
de modo que se logre producir una corriente continua de hidrógeno de pureza alrededor del 99,9%. La PSA
es un proceso cíclico muy complejo que utiliza lechos fijos de adsorbente sólido para eliminar las impurezas
del gas.
En la Figura 1 se muestra un diagrama esquemático de la unidad de PSA, que se utiliza para la separación
de hidrógeno de una corriente proveniente de procesos de producción. Este sistema presenta cuatro
columnas de adsorción, que funcionan en paralelo para ejecutar cuatro procesos primarios, como adsorción,
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enjuague, purga y purga-presurización, secuencialmente. Cada uno de los procesos en las columnas necesita
un tiempo definido para completarse. Cada columna está provista de cuatro válvulas (V1, V2, V3 y V4) que
se operan secuencialmente según el proceso realizado en la columna. El gas de alimentación se enfría
primero en un enfriador, luego se comprime utilizando un compresor de alimentación de dos etapas para
aumentar la presión de operación de la columna de PSA. El gas comprimido se introduce por el fondo de la
columna del lecho adsorbente (carbón activado/zeolita) para realizar el proceso de adsorción abriendo la
válvula de alimentación de la columna (V1). Las impurezas son adsorbidas en el lecho adsorbente (dióxido de
carbono, metano y nitrógeno) y el hidrógeno que se separa, sale por el tope de la columna. Al finalizar el
tiempo de adsorción, se cierra la válvula de alimentación a la columna en particular. Se abre la válvula 3 para
que cierta cantidad de mezcla de gases presurizados, que contiene CO2, N2 y CH4, enjuaguen el lecho y
eliminen el hidrógeno presente en el lecho. Posteriormente, la válvula de suministro (V2) y la válvula de
mezcla de gas de alta presión (V3) se cierran y la válvula de mezcla de gas de baja presión (V4) se abre
finalizando el paso de enjuague y comenzando el paso de purga. En la etapa de purga, la presión cae al valor
ambiental (ya que el cabezal de mezcla de gas de baja presión se mantiene a presión ambiente) cuando los
gases adsorbidos en el adsorbente se desorben. Luego, la válvula (V2) se abre de nuevo para enviar hidrógeno
al lecho y para purgar los otros gases del lecho al tanque de mezcla de gas de baja presión. La válvula (V4) se
cierra para finalizar el paso de purga y comenzar la presurización. Durante la presurización, solo la válvula
(V2) se mantiene abierta mientras que el resto de las válvulas permanecen cerradas. Esto permite que el
hidrógeno del tope de la columna a alta presión vuelva a presurizar la columna para que esté lista para una
mayor adsorción. Es importante destacar que es necesario enfriar la columna de adsorción porque el proceso
de adsorción es exotérmico y funciona mejor a temperaturas más bajas. El enfriamiento se realiza con agua
a temperatura ambiente o con un refrigerante para reducir aún más la temperatura de la columna.

Figura 1. Diagrama de proceso de adsorción por oscilación de presión (PSA) [2].

2.3 Membranas
La mayoría de las membranas de separación de hidrógeno funcionan según el principio de difusión impulsada
por presión a través de membranas, donde sólo el hidrógeno puede difundirse debido a las propiedades
inherentes del material. El mecanismo de difusión del hidrógeno a través de la membrana depende del tipo
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de membrana en cuestión. En la mayoría de las membranas la difusión del hidrógeno depende de la presión
parcial de hidrógeno en el flujo de entrada, que se equilibra con la presión parcial de hidrógeno en el flujo
de salida. El mecanismo de la purificación del hidrógeno implica una serie de pasos: (1) adsorción, (2)
disociación, (3) ionización, (4) difusión, (5) recombinación y (6) desorción. Varias moléculas de átomos de
hidrógeno y nitrógeno se encuentran en la superficie del metal. Dentro del metal, el hidrógeno pierde su
electrón en la estructura del paladio y se difunde a través de la membrana como ion (o protón). En la
superficie de salida ocurre el proceso inverso. Se han presentado varios ejemplos de evidencia experimental
para corroborar este mecanismo. En la figura 2, se observa como la molécula de gas de hidrógeno entra en
contacto con la superficie de la membrana, luego se disocia en hidrógeno monoatómico y pasa a través de la
membrana. En la otra superficie de la membrana de paladio, el hidrógeno monoatómico se recombina en
hidrógeno molecular para obtener el hidrógeno a una concentración ultrapura (< 1ppb).

Figura 2. Procesos de purificación de hidrógeno por membranas.

3. Almacenamiento

Una de las principales ventajas del hidrógeno es que se puede producir a partir de energías renovables
(excedentes) y, a diferencia de la electricidad, también se puede almacenar en grandes cantidades durante
períodos de tiempo prolongados. Por esa razón, el hidrógeno producido a escala industrial podría
desempeñar un papel importante en la transición energética. Como almacén de energía química, el
hidrógeno podría actuar como medio de acoplamiento sectorial en esquemas energéticos integrados.

Debido a sus propiedades físicas y químicas, los costos logísticos (es decir, almacenamiento y transporte) del
hidrógeno son más altos que los de otras fuentes de energía (como los combustibles líquidos). En esta sección
del curso se ofrece una descripción general de las tecnologías de almacenamiento de hidrógeno como
portador de energía. Los métodos de almacenamiento de hidrógeno más importantes, que se han probado
durante largos períodos de tiempo, incluyen métodos de almacenamiento físico basados en compresión o
enfriamiento o una combinación de los dos (almacenamiento híbrido). Además, se están buscando o
investigando muchas otras nuevas tecnologías de almacenamiento de hidrógeno. Estas tecnologías se
pueden agrupar bajo el nombre de tecnologías de almacenamiento basadas en materiales. Estos pueden
incluir sólidos, líquidos o superficies. La Figura 3 muestra una descripción general de los métodos de
almacenamiento de hidrógeno disponibles. Sin embargo, solo el almacenamiento físico por compresión y
licuefacción tiene relevancia comercial.
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Figura 3. Esquema de métodos de almacenamiento de Hidrógeno [3].

3.1 Almacenamiento físico de hidrógeno

Los métodos de almacenamiento físico son los más maduros y los más utilizados. Se hace una distinción entre
el almacenamiento a alta presión, el almacenamiento de hidrógeno criogénico o licuado y una mezcla de
estos métodos denominados crio-comprimido o híbrido.

3.1.1 Almacenamiento de hidrógeno comprimido a alta presión, CGH2

En toda la cadena de valor del hidrógeno, este se maneja a diferentes presiones. Un tanque de
almacenamiento a baja presión funciona a solo 50 bar. Mientras que, para el almacenamiento intermedio en
tanques de alta presión o cilindros de gas, las presiones pueden llegar hasta 1.000 bar. Sólo los recipientes
especiales de presión de acero o acero compuesto son adecuados para el almacenamiento a alta presión [4].

El hidrógeno comprimido (gaseoso) con presiones de almacenamiento de 350 bar o 700 bar – técnicamente
conocido como CH2 o CGH2 – se ha convertido en la norma para su uso en el sector de la movilidad. Dado que
el hidrógeno se calienta cuando se comprime, en algunos casos se maneja a presiones excesivas o el gas
hidrógeno está pre-enfriado. Si el hidrógeno se comprime a 350 bar (CGH2), la densidad de energía
volumétrica aumenta a 2,9 MJ/L; mientras que cuando se comprime a 700 bar la densidad de energía
específica es de 5,6 MJ/L. Por lo que se debe disponer de tanques especiales para su almacenamiento que
cumpla con regulaciones internacionales para disminuir riesgos asociados al transporte y distribución.

En términos de masa, el hidrógeno tiene casi tres veces el contenido energético de la gasolina: 120 MJ/kg
para el hidrógeno frente a 44 MJ/kg para la gasolina. Sin embargo, sobre la base del volumen, la situación se
invierte; el hidrógeno líquido tiene una densidad de 8 MJ/L mientras que la gasolina tiene una densidad de
32 MJ/L a temperatura ambiente. En la figura 4 se comparan las densidades de energía de los combustibles
en función de valores caloríficos más bajos, lo que hace que el almacenamiento de hidrógeno sea un
problema importante para las aplicaciones móviles [5].

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Figura 4. Comparación de energía específica (energía por masa o densidad gravimétrica) y densidad de energía
(energía por volumen o densidad volumétrica) para varios combustibles basada en valores caloríficos más bajos [5].

El sistema de almacenamiento más común son los cilindros de gas de alta presión, que funcionan a una
presión máxima de 200 bar. Sin embargo, la resistencia a la tracción de los materiales puede variar desde
500 bar hasta más de 1000 bar dependiendo del tipo de material del cilindro [6]. Por lo tanto, los tanques
que almacenan el hidrógeno en estas condiciones deberán estar especialmente preparados. Tienen que
soportar grandes tensiones, así como un gran número de ciclos a fatiga por la carga y descarga del depósito.
Los materiales empleados tienen que ser lo menos susceptibles posible a la fragilización por hidrógeno.
Debido al pequeño tamaño de las moléculas de hidrógeno, estas son capaces de permear a través de distintos
materiales lo cual debe ser tenido en cuenta a la hora del diseño de los tanques. Igualmente deben tenerse
en cuenta los problemas de seguridad que puedan surgir ya sea por posibles fugas o en caso de accidente.
Así, como puede verse esquemáticamente en la Figura 5, hasta el momento se han desarrollado cuatro tipos
funcionales de tanques para el almacenamiento y transporte del hidrógeno, denominados Tipo I, II, III y IV.

Figura 5. Representación esquemática de los 4 tipos de recipientes a presión [6].

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Tipo I. Los tanques tipo I son depósitos sin costuras fabricados con acero o aluminio. Estos depósitos pueden
operar a presiones no superiores a 175 bar en el caso de estar fabricados de aluminio y 200 bar si son de
acero. Este tipo de depósitos es muy pesado y tiene paredes muy gruesas lo que provoca que su capacidad
gravimétrica sea muy pequeña, en torno al 1%. Esto quiere decir que, del peso total del tanque lleno, tan
solo un 1% es hidrógeno. Los tanques tipo I pueden ser una opción económica para el almacenamiento de
hidrógeno en determinadas aplicaciones estacionarias. Son los tanques para el almacenamiento de
hidrógeno comprimido utilizados en los laboratorios.

Tipo II. Son tanques metálicos, de acero o aluminio, sin costuras y reforzados con materiales compuestos de
fibra de carbono o vidrio en la dirección del aro en la sección cilíndrica del depósito. Se han fabricado tanques
tipo II que han soportado presiones de 700 bar y hasta 1000 bar. En este caso el recipiente metálico y el
material compuesto soportan aproximadamente la misma carga estructural. Siguen siendo depósitos muy
pesados, lo que no les hace viables para su uso vehicular, pero son utilizables en aplicaciones estacionarias.
En particular, dada las elevadas presiones que son capaces de soportar suelen emplearse como depósitos de
alta presión en las plantas generadoras de hidrógeno.

Tipo III. Constan de un forro metálico interno con o sin costuras a fin de evitar las fugas de hidrógeno por
difusión, recubierto todo ello por un material compuesto dispuesto en distintas direcciones. La parte metálica
es normalmente de aluminio, aunque también puede ser de acero. Los más resistentes son aquellos que
emplean fibra de carbono como material compuesto, siendo capaces de soportar hasta 700 bar. En este caso
la mayor parte de la carga estructural es soportada por el material compuesto. La eliminación de paredes
gruesas de materiales metálicos y el mayor uso de materiales compuestos hace que el peso de estos
depósitos disminuya en comparación a los de tipo I y II.

Tipo IV. Consta de un forro interno de material plástico, generalmente polietileno de alta densidad, para
evitar la difusión del hidrógeno, reforzado mediante fibras de carbono en distintas direcciones que recubren
todo el forro de plástico. Es este material compuesto el que soporta en este caso todas las cargas
estructurales. En la parte más externa puede contar con un recubrimiento de fibra de vidrio a fin de proteger
la superficie externa. Estos tanques tipo IV mantienen las válvulas metálicas para poder llevar a cabo la
recarga del depósito y el suministro de hidrógeno. En cuanto a la presión máxima que son capaces de
soportar esta se encuentra en torno a unos 700 bar. Al eliminar prácticamente todo el material metálico del
depósito, los tipo IV son mucho más ligeros que los tipo I y II. Sin embargo, el forro interno de plástico es
peor barrera a la difusión del hidrógeno que los metales. Por otra parte, aunque los depósitos tipo IV son
mucho más ligeros que los tipo I y II, también son mucho más caros debido al uso de una gran cantidad de
fibra de carbono. Con ellos es posible llegar a alcanzar una densidad gravimétrica de hidrógeno de hasta el
11.3 %, en comparación al 1% de los tipo I.

Los depósitos tipo III y IV, a pesar de ser más caros que los tipo I y II, son empleados en vehículos debido a su
mayor capacidad gravimétrica. Por ejemplo, cada Toyota Mirai cuenta con dos depósitos tipo IV con
capacidad total de 122,4 L.

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3.1.2 Almacenamiento de hidrógeno líquido, LH2

Además de almacenar hidrógeno gaseoso bajo presión, también es posible almacenar hidrógeno criogénico
en estado líquido. El hidrógeno licuado (LH2) tiene una densidad de energía específica de 120 MJ/Kg , que es
superior a la del gas natural comprimido (GNC) (aproximadamente 53,6 MJ/Kg), gases licuados GLP (49,6
MJ/Kg) y gas natural licuado GNL (53,6 MJ/Kg) [7]. El hidrógeno líquido (LH2) está en demanda hoy en día en
aplicaciones que requieren altos niveles de pureza, como en la industria de chips, por ejemplo. Como
portador de energía, LH2 tiene una mayor densidad energética que el hidrógeno gaseoso, pero requiere
licuefacción a –253 °C, lo que implica una planta técnica compleja y un costo económico adicional. Al
almacenar hidrógeno líquido, los tanques y las instalaciones de almacenamiento deben aislarse para
mantener bajo control la evaporación que se produce si el calor se transporta al contenido almacenado,
debido a la conducción, radiación o convección. Las instalaciones de almacenamiento existentes rara vez son
capaces de prevenir estos efectos completamente, es decir, sólo pueden retrasarlos [8]. Tal como se observa
en la figura 6, los tanques LH2 o recipientes de almacenamiento generalmente tienen un diseño de doble
casco, con un vacío entre el contenedor interior y exterior. Para regular un aumento de presión causado por
la evaporación del hidrógeno en el contenedor interno, se han liberado pequeñas cantidades de gas
(ebullición). Los sistemas modernos están optimizados para que la ebullición ya no lleve a pérdidas
sustanciales.

Los tanques para LH2 se utilizan hoy principalmente en viajes espaciales. En consecuencia, el tanque más
grande se encuentra en el sitio de lanzamiento de cohetes de Cabo Cañaveral y este tiene una capacidad de
almacenamiento de hidrógeno líquido alrededor de 3.800 m3 [9].

Figura 6. Tanque de almacenamiento de hidrógeno líquido [10].

3.1.3 Almacenamiento de hidrógeno crio-comprimido, CcH2

El almacenamiento de hidrógeno crio-comprimido combina las propiedades de los sistemas de hidrógeno


gaseoso comprimido y almacenamiento de hidrógeno licuado. Este sistema está desarrollado para minimizar

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la pérdida por ebullición del almacenamiento de hidrógeno licuado, al mismo tiempo que conserva una
mayor densidad de energía del sistema. El hidrógeno se almacena en un tanque aislado que puede aceptar
temperaturas criogénicas (20 K) y alta presión (al menos 300 bar) a temperatura ambiente. El hecho de que
el tanque sea capaz de soportar altas presiones permite mayores aumentos de presión antes de que el
hidrógeno se evapore. Dichos recipientes a presiones criogénicas prolongan significativamente el tiempo
antes de comenzar las pérdidas por evaporación cuando están en funcionamiento y, por lo tanto, aumentan
la autonomía de almacenamiento.

Por ejemplo, BMW Group ha iniciado la validación del almacenamiento de hidrógeno crio-comprimido para
vehículos de hidrógeno con requisitos de alta energía y de largo alcance. El diagrama representado en la
Figura 7 reportado por BMW [11] muestra que el H2 crio-comprimido permite una alta densidad de
almacenamiento (80 g/L). El tanque consta de un recipiente a presión compuesto de tipo III con un
revestimiento metálico que está encapsulado en una chaqueta aislada secundaria, cuya función es limitar la
transferencia de calor entre el hidrógeno y el medio ambiente. También se han realizado experimentos para
evaluar el efecto de los ciclos combinados de presión y temperatura criogénica sobre las propiedades del
material compuesto de los tanques [11].

En la Figura 7 se observa claramente como el hidrógeno líquido y el crio-comprimido presentan una densidad
mucho mayor que la del hidrógeno comprimido. Lo que se desprende de la Figura 7, es la capacidad de
cambiar dinámicamente la densidad de H2 en un rango de combinaciones de temperatura y presión,
especialmente con la disminución de la temperatura y el aumento de la presión o combinaciones de estas.
Por lo tanto, los cuatro enfoques más comunes para almacenar hidrógeno para aplicaciones automotrices se
definen fácilmente por los regímenes operativos de presión-temperatura. A pesar de las grandes ventajas
que plantea el almacenamiento líquido y sobre todo el crio-comprimido, hoy en día se encuentran en una
fase experimental para ser usado en vehículos livianos. El método más empleado actualmente para el
almacenamiento de hidrógeno es el de hidrógeno comprimido.

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Figura 7. Almacenamiento de hidrógeno BMW. CcH2 - gas criogénico más denso que LH2 [11].

3.2 Fenómeno de pérdida de integridad del material

En este apartado, observaremos y analizaremos los principales fenómenos físicos y químicos que pueden
conducir a una pérdida de integridad de los equipos de almacenamiento de hidrógeno. Esto con el fin de
prevenir accidentes con consecuencias severas debido a la pérdida de integridad producida por el hidrógeno,
tales como como daño por hidrógeno (HD). Por otro lado, existen otros procesos como la fragilización a baja
temperatura y la contracción térmica que pueden ocurrir para la LH2 y estas no se clasifican como HD. La
formación de la mayoría de estos fenómenos depende de tres factores diferentes: el entorno (cantidad,
forma y procesos de hidrógeno), el tipo de campo (condiciones mecánicas, electroquímicas, operativas)
donde se emplea el material y el material seleccionado en sí.

Hay tres formas principales de HD que son causadas por la difusión de hidrógeno en el metal, el agrietamiento
asistido por hidrógeno que incluye diferentes tipos de grietas y la formación de hidruros metálicos. En la
Figura 8, se ilustra el esquema de los fenómenos de ataque de hidrógeno, formación de ampollas y formación
de hidruro metálico. El ataque de hidrógeno se manifiesta cuando los aceros al carbono y de baja aleación se
exponen al hidrógeno a alta temperatura (200 – 595 °C) y presiones por debajo de los 1000 bar durante
mucho tiempo. Como resultado, la descarburación del acero debido a la formación de metano a partir del
hidrógeno y el carbono contenidos en el material, o la generación de grietas y fisuras que debilitan la aleación.
En cambio, se producen ampollas en las aleaciones de baja resistencia si se limpian con decapado o se
exponen a un entorno corrosivo, como el H2S a alta temperatura (200 – 595 °C) y presiones en un rango 200-
1000 bar. Una ampolla es una deformación plástica de las aleaciones provocada por la precipitación de
hidrógeno atómico a molecular, inicialmente difundido dentro de los defectos internos del material.
Finalmente, la fragilización por formación de hidruro se refiere al agrietamiento causado por la formación de
hidruros metálicos frágiles en algunos metales reactivos como magnesio, tántalo, niobio, vanadio, circonio,
titanio y sus aleaciones en un entorno que contiene hidrógeno. El fenómeno a veces se denomina
"agrietamiento por hidruro". Los átomos de hidrógeno atómico se difunden en el metal y reaccionan con los
átomos del metal para formar una fase de hidruro metálico frágil (MHx), que precipita en el metal donde
afecta las propiedades mecánicas e inicia el agrietamiento. El hidrógeno puede provenir de trabajos de
soldadura sin una adecuada protección con respecto al medio ambiente, un tratamiento térmico, procesos
de corrosión o una operación de fundición sin atmósfera controlada.

Las tensiones en el metal aceleran la formación de hidruro. En consecuencia, la formación de hidruros se


repetirá en el campo de esfuerzos en la punta de la grieta y la grieta continuará propagándose hasta la
degradación de las propiedades mecánicas y craqueo del material haciéndolo más dúctil.

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Figura 8. Esquema de los fenómenos de ataque de hidrógeno, formación de ampollas o encapsulamiento y formación
de hidruros metálicos [12].

3.3 Almacenamiento de H2 basado en materiales

Una alternativa a los métodos de almacenamiento físico es proporcionada por el almacenamiento de


hidrógeno en sólidos y líquidos y en superficies. Sin embargo, la mayoría de estos métodos de
almacenamiento todavía están en desarrollo. Además, las densidades de almacenamiento que se han logrado
todavía no son adecuadas, el costo y el tiempo involucrados en la carga y descarga de hidrógeno son
demasiado altos, y /o los costos del proceso son demasiado caros.

Los medios de almacenamiento de hidrógeno basados en materiales se pueden dividir principalmente en


cuatro clases: sistemas de almacenamiento de hidruro, portadores de hidrógeno líquido orgánico, adsorción
superficial e hidrógeno químico.

3.3.1 Hidruros

Los hidruros metálicos están formados por átomos metálicos con imperfecciones reticulares y átomos de
hidrógeno incrustados en los intersticios de las cavidades reticulares. En los sistemas de almacenamiento de
H2 en forma de hidruro metálico, el hidrógeno ocupa los espacios intersticiales generados por las
imperfecciones de los metales. Aquí el hidrógeno molecular se adsorbe primero en la superficie metálica y
luego se incorpora en forma de hidrógeno atómico (H) en la estructura metálica mediante un proceso de
quimisorción directa disociativa, donde se genera desprendimiento de calor cuanto el hidrógeno es

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adsorbido (Q >0) y posteriormente al aplicar calor el hidrógeno es liberado (Q <0) de acuerdo con lo
observado en la ecuación 1.

x ⎯⎯
→ MH X ( s ) + Q
M (s) + H 2 ( g ) ⎯

2 Ec. 1

Hay una serie de hidruros reversibles que se han estudiado para el almacenamiento de hidrógeno. Las
características de almacenamiento de hidrógeno de los diversos materiales en estudio se resumen en la
Figura 9 [13]. Los hidruros más simples son los llamados hidruros metálicos o intermetálicos como LaNi y
FeTi, que operan a temperaturas relativamente bajas cercanas a los 100 °C y presiones moderadas inferiores
a 100 atm. Estos hidruros tienen una alta densidad volumétrica de almacenamiento de hidrógeno, pero
almacenan solo un pequeño porcentaje (2-3% en peso) de hidrógeno por unidad de peso de material. Se
pueden lograr densidades de almacenamiento gravimétricas y volumétricas más altas usando hidruros de
alta temperatura como MgH2 y MgNiH2 que operan a 300-350 °C y a presiones de 5-10 atm. Sobre esta base,
los hidruros de alta temperatura pueden almacenar entre el 3 y 8% en peso de H2. Estas cantidades son
significativamente mejores que los hidruros de baja temperatura, pero el requisito de alta temperatura
probablemente excluye su uso en vehículos ligeros.

Los alanatos, que son combinaciones de metales alcalinos y aluminio son hidruros de alta temperatura que
operan a 300-400 °C y presiones relativamente bajas (menos de 10 atm). En estas condiciones, los alanatos
pueden llegar a almacenar de 5-12% en peso, siendo el NaAlH4 el más estudiado de los alanatos para el
almacenamiento de hidrógeno. Sin embargo, si este es dopado con un catalizador que contiene compuestos
de Ti y Zn, la temperatura de funcionamiento de NaAlH4 se puede reducir a aproximadamente 100 °C
comparable a la de los hidruros de baja temperatura.

Otra clase de hidruros para almacenar hidrógeno son los hidruros químicos, como el borohidruro de sodio
(NaBH4). Estos hidruros experimentan una reacción química para liberar el hidrógeno. En el caso de NaBH4,
el hidruro se mezcla en solución con agua y se bombea a través de una cámara que contiene un catalizador
para liberar el hidrógeno. La reacción es exotérmica y genera aproximadamente 35 kJ/g de H 2. Esto
corresponde al 29% del contenido energético del hidrógeno e indica que enfriar la cámara de reacción no
será un asunto sencillo.

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Figura 9. Características de masa y volumen de varios materiales hidruros.

Cabe recalcar que todos estos materiales presentan una capacidad de almacenamiento superior al carbón
de acuerdo con lo observado en la figura 9. Sin embargo, muchos de estos materiales presentan
inconvenientes sustanciales para el almacenamiento de hidrógeno a base de hidruros son en primer lugar la
gran cantidad de energía térmica utilizada para la descarga y, en segundo lugar – especialmente para
aplicaciones en el transporte – la alta masa y la lenta absorción y liberación de hidrógeno. Las ventajas
incluyen el efecto de filtro del almacenamiento metálico, permitiendo descargar hidrógeno de alta pureza
con bajo potencial de liberación.

Por su parte en la figura 10, podemos evidenciar que, para el almacenamiento de energía a bordo, los
vehículos necesitan una contención compacta, ligera, segura y asequible. Un automóvil moderno, disponible
comercialmente, optimizado para la movilidad y no el prestigio con una autonomía de 400 km quema
alrededor de 24 kg de gasolina en un motor de combustión; para cubrir el mismo rango, se necesitan 8 kg de
hidrógeno para la versión con motor de combustión o 4 kg de hidrógeno para un coche eléctrico con pila de
combustible. Esta masa de hidrógeno molecular a condiciones normales ocupa un volumen de 45 m 3. Esto
corresponde a un globo de 5 m de diámetro que difícilmente ofrecería una solución práctica para un vehículo.
En la figura 10 podemos observar un ejemplo del volumen de almacenamiento de hidrógeno empleando
distintos métodos de almacenamiento, analizando los materiales, la tecnología y los aspectos de seguridad.
Siendo el método de almacenamiento con hidruros el que presenta el menor espacio de almacenamiento
por masa de hidrógeno.

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Figura 10. Comparación del volumen de almacenamiento de 4 Kg de hidrógeno en un vehículo.

3.3.2 Compuestos orgánicos (LOHCs)

Los portadores de hidrógeno orgánico líquido (LOHCs) representan otra opción para unir hidrógeno
químicamente. Los LOHCs son compuestos químicos con altas capacidades de absorción de hidrógeno.
Actualmente incluyen, en particular, el tolueno, que se convierte en metilciclohexano por hidrogenación,
dibenziltolueno, borano de amonio y ácido fórmico [14]. En la figura 11 se observa un proceso cíclico en dos
etapas, donde primeramente se aplica la fijación del hidrógeno en el tolueno mediante una reacción de
hidrogenación catalítica en presencia de un catalizador a base de níquel a presiones de 30 a 50 bar y
temperaturas en un rango de 150 a 200 °C. Esta reacción es exotérmica, lo que indica que se libera calor,
siendo este utilizado en otro proceso con fines de calentamiento o para el precalentamiento antes de la
deshidrogenación. El derivado hidrogenado, que en este caso es el metilciclohexano, tiene propiedades
fisicoquímicas comparables al combustible diésel y puede transportarse y almacenarse para posteriormente
ser deshidrogenado [15]. En la segunda etapa se aplica un proceso de extracción del hidrógeno mediante
una reacción de deshidrogenación catalítica. Esta reacción se lleva a cabo empleando un catalizador a base
de platino a una temperatura entre 250 y 300 °C (reacción endotérmica). Como consecuencia de esta
reacción se liberan 6% en peso de hidrógeno. El hidrógeno extraído en algunos casos también puede
necesitar ser liberado del vapor LOHC.

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Figura 11. Diagrama esquemático de la reacción de hidrogenación de tolueno deshidrogenación del metil
ciclohexano [16].

3.3.3 Adsorción de hidrógeno en materiales porosos

El hidrógeno se puede almacenar como un sorbato mediante la adsorción en materiales con áreas
superficiales específicas altas. Estos materiales de adsorción incluyen, entre otros, compuestos
organometálicos microporosos (marcos metal-orgánicos (MOF)), alumino-silicatos cristalinos microporosos
(zeolitas) o nanotubos de carbono microscópicamente pequeños.

Los MOF son materiales porosos construidos por enlaces coordinados entre ligandos orgánicos y átomos
metálicos o pequeños grupos que contienen metales. Debido a la presencia de bloques de construcción
variables, los MOF tienen áreas de superficie muy grandes, altas porosidades, tamaños de poros uniformes
y ajustables y sitios de ocupación de hidrógeno bien definidos. Estas características hacen que los MOF sean
candidatos prometedores para el almacenamiento de hidrógeno. Como se observa en la figura 12, los MOF
son estructuras híbridas inorgánico-orgánicas altamente cristalinas que contienen grupos metálicos o iones
(unidades de construcción secundaria) como nodos y ligandos orgánicos como enlazadores [17].

Actualmente se evalúan los efectos del área de superficie, el volumen de poros y el calor de adsorción sobre
la absorción de hidrógeno en MOF y, como resultado, el extenso trabajo se dirigió hacia la síntesis de MOF
con áreas de superficie y volúmenes de poros elevados. Como ejemplo, se ha reportado sobre una capacidad
de almacenamiento de 3,1% en peso a 77 K por debajo de 1,6 MPa en los poros en forma de rombo 1D, con
tamaños de 8,5 Å y una superficie media de 1100 m2/ g en los sistemas nanoporosos MIL-53 [17].

Por su parte, la zeolita es un tipo de sólido microporoso utilizado comercialmente en catálisis y separación
de gases. Las zeolitas son candidatos prominentes para un medio de almacenamiento de hidrógeno, debido
a su estructura y alta estabilidad térmica, gran área de superficie interna, bajo costo y composición ajustable.
Además, este material es barato y se ha utilizado ampliamente en procesos industriales durante muchas
décadas. El extenso estudio experimental muestra que la capacidad de almacenamiento de hidrógeno de las
zeolitas es <2% en peso a temperaturas criogénicas y <0,3% en peso a temperatura ambiente y superiores

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[18]. La Figura 12 muestra que la estructura de estos minerales se basa más comúnmente en un marco de
especies alternas de AlO4 y SiO4, con entidades de equilibrio de carga (hidroxilo o catiónico), que forman
redes de cavidades, canales y aberturas de diferentes dimensiones [18].

Debido a la estructura tubular hueca única, la gran superficie y la estabilidad química y térmica deseable, los
nanotubos de carbono (CNT) se consideran un candidato prometedor para la adsorción de gas (figura 12). Se
han reportado diversas investigaciones que demuestran que las capacidades de almacenamiento de
hidrógeno obtenidas experimentalmente son muy bajas cuando se emplean CNTs a temperatura ambiente:
inferior al 0,1% en peso a temperatura ambiente y 3,5 MPa [19]. También se han reportado que el
almacenamiento de hidrógeno presenta una baja reproducibilidad y el mecanismo de cómo se almacena el
hidrógeno en los CNT sigue sin estar claro. En resumen, la cantidad de hidrógeno se puede almacenar en los
CNT, la capacidad confiable de almacenamiento de hidrógeno de los CNT es inferior al 1,7% en peso bajo una
presión de alrededor de 12 MPa y a temperatura ambiente, lo que indica que los CNT no pueden cumplir con
el punto de referencia establecido para los sistemas de almacenamiento de hidrógeno a bordo de DOE (0,045
Kg H2/kg)[20].

a) b) c)

Figura 12. Estructuras típicas de materiales microporosos de tipo a) MOF, b) Zeolita y c) nanotubo de
carbono.

4. Comparación de métodos de almacenamiento

El almacenamiento de hidrógeno de alta densidad es un desafío para aplicaciones estacionarias y portátiles,


y sigue siendo un desafío importante para las aplicaciones de transporte. Las opciones de almacenamiento
disponibles en la actualidad suelen requerir sistemas de gran volumen que almacenen hidrógeno en forma
gaseosa. Esto es un problema menor para las aplicaciones estacionarias, donde la huella de los tanques de
gas comprimido puede ser menos crítica.

El desafío de la ciencia de los materiales del almacenamiento de hidrógeno es comprender mejor la


interacción del hidrógeno con otros elementos, especialmente los metales. Deben investigarse compuestos
complejos como el Al(BH4)3 y se descubrirán nuevos compuestos de con metales que faciliten la desorción

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del hidrógeno a bajas temperaturas. La producción, el almacenamiento y la conversión de hidrógeno ha
alcanzado un nivel tecnológico, aunque todavía son posibles muchas mejoras y nuevos descubrimientos.

Aquí se han descrito seis métodos diferentes de almacenamiento de hidrógeno. Junto con los cilindros de
alta presión bien establecidos para aplicaciones de laboratorio y los métodos de almacenamiento de
hidrógeno líquido para aplicaciones en el aire y el espacio, los hidruros metálicos y los hidruros complejos
ofrecen una forma segura y eficiente de almacenar hidrógeno en cilindros tipo III y IV. La investigación y el
desarrollo técnico adicionales conducirán a una mayor densidad de hidrógeno volumétrica y gravimétrica.
Los mejores materiales conocidos en la actualidad presentan una densidad volumétrica de almacenamiento
elevada, pero se requiere de mucha energía para la desorción del hidrógeno y posterior uso como recurso
energético.

Conclusión

Hoy en día existe una gran tendencia en el desarrollo de nuevos materiales que facilite el almacenamiento
de hidrógeno mediante hidruros metálicos, y el hecho de que no exista un esfuerzo económico comparable
en el almacenamiento de hidrógeno en nanoestructuras de carbono puede tomarse como un signo claro a
favor de los sistemas metal-hidrógeno. Hay motivos para esperar que algún día se descubran y desarrollen
materiales de almacenamiento de hidrógeno mucho mejores, en lugar de lo que hemos visto una revolución
en los materiales superconductores de alta temperatura o los imanes permanentes duros. Debemos tener
en cuenta que el desarrollo de una futura política energética sostenible requiere que nos enfoquemos no
solo en el desafío científico y técnico, sino también en adaptaciones vitales del sistema socioeconómico y un
cambio de actitud hacia la energía. La sostenibilidad y la humanidad se beneficiarán si el precio que pagamos
por la energía incluye los costos de producción, transporte y distribución a largo plazo de energía, materiales
y restauración del medio ambiente dañado.

El hidrógeno representa una alternativa ideal como combustible, ya que presenta el valor calorífico más alto
por masa de todos los combustibles químicos. Además, es el elemento más abundante en el universo, se
puede sintetizar fácilmente, y cuando se usa en una celda de combustible con oxígeno produce solo agua
como subproducto, por lo que es amigable con el medio ambiente. Sin embargo, la principal preocupación
hasta la fecha es el transporte seguro y eficiente de este gas extremadamente inflamable. Se utilizan
convencionalmente dos tecnologías de almacenamiento diferentes, cilindros de gas a alta presión e
hidrógeno líquido en recipientes criogénicos.

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