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11',NIlENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI

esos espacios naturales intoxicados por la acción desapren-


siva del hombre'". En fin, por señalar un ejemplo reciente de
esta llamada de atención sobre la continua degradación am-
biental, realizada a través de la fotografía, señalaré el trabajo
que el norteamericano Allan Sekula llevó a cabo en la Costa
da Morte coruñesa durante las labores de limpieza de la ma-
rea negra ocasionada por el hundimiento del Prestige. Seku-
la, siempre interesado por temas sociales que aborda desde
una perspectiva documentalista, ofrece un testimonio espe-
luznante de las consecuencias de aquel accidente, tanto desde
o
el punto de vista medioambiental como humano, ya que su CAl'ÍTULO 3
atención está dirigida preferentemente hacia quienes lucha
ron durante semanas contra aquella agresiva contaminación. La reinvención del cuerpo
El compromiso ético del artista con la ecología no se plas-
ma, por tanto, sino de una forma minoritaria, en una identi- PATRlCIA MAYAYO
ficación entre creación artística y activismo. La intervención
simbólica sobre el territorio y la denuncia mediante el refle
jo fotográfico de los efectos de la acción humana sobre aquél Nadie sabe lo que puede un cuerpo.
se imponen en términos cuantitativos. En cualquier caso, son
BARUCH SPINOZA
un reflejo más de la adscripción de los creadores al ámbito
de lo real.

EL CUERl'O EN EL CAMPO EXPANDIDO

Como señala Robert Fleck en un ensayo titulado «Lactua-


lilé du happening» ', basta hacer un breve repaso de las expo-
siciones de los últimos diez años (Post Human, Lausana, 1992;
I fors Limites. L'art el la vie, París, 1994-1995; Body as Site, Vie-
• na, 1996; Foreign Body, Basilea, 1996; Trans Sexual Express, Bar-
celona, 2001; El cuerpo real, Madrid, 2002, etc.) para darse
cuenta de que se ha producido una vuelta, en el arte actual, a
prácticas accionistas centradas en tomo al cuerpo, lo que de-
muestra, según Fleck, «que el happening, el accionismo, Flu-
xus, el body art y la performance de los años 60 Y 70 fueron
algo más que un simple episodio-t. No obstante, parece indu-
dable que existen diferencias notorias entre los accionistas

2K Véase Catálogo de la Exposición Imago 2007. Encuentros defotografía y VI I R. Fleck, «L'actualité du happening», en Hors Limites. L'art et la vie 7952-
deo,junta de Castilla y León y Consorcio SaJamanca 2002, SaJamanca, 200 l. /994, París, Centre Georges Pompidou, 1994, págs. 310-317.
págs. 17-20. 2 Ibíd., pág. 310.
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LA REINVENCIÓN DEL CUERPO O 87
«históricos» y este arle «neoperformativo» o «neocorporal- al
que se refiere Fleck. En primer lugar, la mayor parte de los
artistas de hoy en día han optado por abandonar el carácter
teatral o ritual que revestía la performance «clásica», inclinán-
dose por lo que Claudia Gianetti denomina la «metaperfor-
mance»:', esto es, un tipo de manifestaciones performáticas
que prescinden de la relación directa entre el artísta/perfor-
mer y el público gracias al empleo de las nuevas tecnologías
audiovisuales y de los sistemas interactivos o telemáticos.
Por otro lado, frente a la imagen del cuerpo como labora-
torio de experiencias, reducto y garante de autenticidad, que
imperaba en los años sesenta y setenta, en la cultura artística
actual el cuerpo se ha convertido en una realidad a la vez om
nipresente y volátil, visible y difícil de localizar, sin límites fi
jos, proteiforme y mutante. Da la impresión de que el 'cuer
po, cuando se muestra, no lo hace sino para plantear una se
rie de inlerrogantes sobre- la propia corporeidad. Como
subraya Frank Perrin:

Es necesario señalar que lo que se ha producido no es tan


sólo un retorno del cuerpo, como si se tratase de un estilo que
se vuelve a poner de moda, sino el arranque de un nuevo ca
pítulo en la historia de una entidad que había sido arrincona
da en el campo artístico desde los años 60. El cuerpo se ha
despertado después de un sortilegio de varios años, pero al En efecto, las epidemias de órganos de los hermanos
mismo tiempo nos vuelve modificado, alterado, sometido a ~hapman [1], las excrecencias de Matthew Bamey, las próle- l. Jake y Dinos
nuevos tratamientos, reconstruido bajo el impulso de parámc Chaprnan,
sis de Marcel.li Antúnez, los mmphings de Robert Gligorov,
tras imprevistos. El cuerpo se ofrece ahora como una entidad Zygotic acceleration,
las autohibridaciones de Orlan, las mezclas de Christian Mar- biogenetic,
compleja, no ya unificada y estructurada (como en la época
rlay [2], las maquinarias de Jana Sterbak o incluso los vesti- de-sublimated
del body art), sino estructurantc, acosada por todas partes pOI
dos «rnutantess de algunos modistas actuales como Jeremy libidinal model,
la. genética, la donación, las nuevas tecnologias, la cultura CI
Scott, Alexander McQueen' o Martin Margiela nos hablan de 1995.
ber, la pérdida de la fisicalidad o la promoción de lo inorgá
1111 cuerpo que ha dejado de ser una realidad estable para
nico".
ronvertirse en un proyecto cambiante, susceptible de ser
reinventado y reconstruido sin cesar, a medio camino entre
lo orgánico y la máquina; de un cuerpo, en una palabra, post-
:i C. GianetLi, «Metaperforrnance-El sujeto-proyecto», en Luces, Cámara, a¡ humano. .-
ción (..). iCorten.' Videoaccion: el cuerpo y sus fronteras, Valencia, IVAM, 1997,
pág. 97.
El acta de nacimiento de esta concepción posthumana
·1 F. Perrin, «Mutant Body: Le corps dans son champ élargi. Notes sur un" del cuerpo fue, sin duda, la exposición Post Human, organi-
connecLique transforrnauonnelle», en L'art au corps. Le corps exposé de Man Ru» zuda en Lausana en 1992 por el comisario uorteamericano
ti nos jours, Marsella, Musées de Marseille/Reúnion des musées nationaux
[rffrey Deitch. Como apunta Paul Ardenne en un libro re-
1996, págs. 407-415.
riente, L'image corps. Figures de l'humain dans l'art du xxe sie-
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LA REINVENCION DEL CUER.J'O O 89

«Tenía el pecho plano» -declara la modelo. «Imposible dis-


tinguir si estaba de frente o de espaldas. No tenía más redon-
deces por W1 lado que por otro.» Stetler se sometió a una ope-
ración de cirugía plástica mamaria para embellecer su silueta
de adolescente. No ha sido la única".

A primera vista, el problema de Stetler parece puramente


anecdótico: j..ll1amodelo modifica la apariencia estética de su
cuerpo recurriendo a la ayuda de la cirugía plástica. Sin em-
bargo, la noticia adquiere tal repercusión mediática (se publi-
2. Christian
ca en la primera página de un periódico de difusión interna-
Marclay (1955),
Doorsiana, 199 1. cional como el New York Times) que, según Deitch, se transfor-
Fundas de discos y ma en un verdadero indicador cultural. El objetivo implícito
nylon, 76 x 81 cm. en decisiones como la de Stetler va mucho más allá -sostie-
Roben Shiffier
ne Deitch- de la mera transformación del cuerpo físico: el
CoUeclion.
objetivo es modelar «una nueva concepción del yo», modifi-
car los datos heredados de la naturaleza. Se trata de recompo-
cle'', la muestra tenía un doble objetivo: por una parte, propo- ner la identidad no sólo en lo que tiene de visible, de camal
ner una reflexión teórica y bien documentada sobre lo post- (Stetler se encuentra poco atractiva), sino también en el terre-
humano en tanto que fenómeno social y cultural; por otra, no psíquico (la modelo se enfrenta a una depresión si no hace
exponer la obra de una serie de creadores (jóvenes en su ma- algo para luchar contra su fealdad). Lo que subyace tras esta
yor parte) que reflejaban, según Deitch, la influencia crecien- anécdota es, según Deitch, la lógica de lo «posthumano»: los
te de lo posthumano en el terreno artístico. Deitch abría el avances técnicos nos permitirán en un futuro próximo llevar
texto del catálogo con una noticia extraída del New York Times a cabo una transformación de nuestro cuerpo que será, al
del 6 de febrero de 1992, una anécdota aparentemente in- mismo tiempo, una transformación de nuestra psique. A este
transcendente, pero esencial, a su juicio, para entender hasta respecto, Deitch escribe:
qué punto lo posthurnano se estaba convirtiendo en una nue
va cultura (es decir, en un nuevo enlramado de representa Estamos tomando conciencia día tras día de que gozamos
ciones formales y simbólicas): de la posibilidad de intervenir tanto sobre nuestro cuerpo
como sobre nuestra situación social en vez de aceptar lo que
Para la mayor parte de la gente, Stacey Stetler se habría hemos heredado genéticamente. la idea pedestre de aceptar-
merecido un diez en materia de beUeza. Desde sus 1,83 m de se tal y como la «naturaleza» nos hizo está siendo reemplaza-
altura, esta modelo neoyorquina, rubia y de ojos azules, ha da por el sentimiento de que lo normal es reinventarse. El
paseado la ropa de Yves Saint-Laurent por las pasarelas de modelo freudíano de la «persona psicológica» se está disol-
París con gracia y seguridad, ocupando las portadas de las viendo en un nuevo paradigma, que anima a los indíviduos a
grandes revistas de moda. Sin embargo, cuando se miraba al renunciar al análisis angustiado de la huella que el contexto
espejo, StetJer se veía más defectos que rasgos de perfección. familiar ha dejado sobre su comportamiento. Sencillamente,

5 P. Ardenne, L 'image COT/lS. Figures de l'humain dans l'art du xxe siede, París,
Editions du Regard, 200 1, pág. 426 Y ss. Mi análisis de la exposición Post Hu h J. Deiteh, Post Human, Amsterdam, Idea Books, 1992; cit. en Ardenne, op.
man. es deudora de la interpretación de P. Ardenne. cit., pág. 427.
90 (] TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI
LA REINVENCION DEL CUERPO (] 91
hemos llegado al punto en el que podemos construimos la
personalidad que queramos tener, liberada de los constreñi
mientos del pasado y de un código genético heredado".

Según insinúa Deitch, la humanidad se encamina, pues,


hacia una nueva fase «posdarwinista», en la que dejarán de
funcionar los esquemas evolucionistas naturales. En primer
lugar, se supone que controlaremos, al menos en gran me di
da, nuestro destino físico. En segundo lugar, se producirá
también un cambio de índole existencial ya que, como subra
ya Ardenne, «el ser no se construirá de forma proyectiva (ya
sea según el modelo cristiano humanista del individuo dota-
do de libre arbitrio o según el modelo existencialista del indi
í 3. Johl1 Armleder,
Untitled, 1997.
viduo que se realiza a través de sus actos), sino que se recons
truirá sin cesar, siguiendo el principio de una metamorfosis necía del cuerpo era la envoltura vestimentaria), otros aposta-
controlada, absolutamente antikafkiana (imaginemos por ejem- ban por la destrucción, por el despedazamiento del cuerpo fí-
plo a Gregario Samsa, el héroe infeliz que La metamorfosis de sico (ya fuese como en el caso de Robert Gober, a partir de
Kafka transforma en una cochinilla, bruscamente proyectado vaciados de su propio cuerpo, ya fuese como Cindy Sherman
en la era de lo posthumano: pide una cita en el instituto local [4], utilizando la vieja imagen del maniquí o de la muñeca);
de biología o en el centro de estética más próximo, da el nú- otros creadores, fmalmente, parecían defenderse de la incer-
mero de su tarjeta de crédito, pasa a la mesa de operaciones: Lidumbre de los tiempos mediante un retorno a la infancia
fin de su calvariol-". (era el caso de Mike Kelley y sus peluches [5] o de Pruit y
Como bien observa el propio Ardenne, esta visión optimista Early y sus altares para adolescentes).
del futuro posthumano se ve cuestionada, paradójicamente, en Si bien quizá resulte excesivo leer muchas de estas obras,
muchas de las obras que Deitch eligió para formar parte de la según propone Ardenne, como una especie de contrapuesta
muestra. La impresión que se desprendía de gran parte de los crítica al discurso del comisario (contrapuesta que, frente a
trabajos expuestos en Post Human era la de incertidumbre, los sueños de perfección que encarnan la eugenesia y la ciru-
cuando no la de crítica, frente al advenimiento de la nueva gía plástica, insistiría -dice Ardenne- en la monstruosidad
era posthumana: desorientación, pérdida de referencias, de- subversiva, en el devenir-monstruo -devenir-monstre- del
sazón, «toda una serie de respuestas vacilantes» -según es- arte)", lo que parece claro es que la sensación general que
cribe Ardenne- «que oscilaban entre el rechazo a represen- transmitía la exposición era más perturbadora que triunfal:
tar el cuerpo y su despedazamiento, entre la confirmación de frente a los supuestos beneficios del progreso en la era post-
su inadaptación social y el reconocimiento de su deficiencia humana que prometía el texto del catálogo, lo que el especta-
moral-". Así, mientras que algunos artistas se inclinaban por dor terminaba encontrándose en las salas parecía abocarle,
subrayar la desaparición del cuerpo (por ejemplo,John Arm-
leder [3] o Susan Etkin, en cuyas obras lo único que perma-
10 Sobre todo porque muchas de las obras presentes en la muestra parecían
más bien una prolongación de estrategias próximas a la figuración tradicional
7 Ibid., pág. 427. que una reflexión sobre el nuevo fenómeno de lo posthumano; sobre este
x P. Ardenne, op. cit., pág. 428. punto, véase R. Olivares, «Más allá de la apariencia. Nuevas formas de figu-
9 Ibid., pág. 430. ración en el arte contemporáneo», Lápiz año XI, núm. 93, mayo de 1993,
págs. 24·29.
LA REINVENCIÓN DEL CUERPO D3
92 TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DI:: TENDENCIAS A PRlNCIPIOS DEI. SIGLO xxi

5. Mike Kelley,
Frankenstein, 1989.

bres de la naturaleza para reconstruirse, física y psíquicamen-


le, en función de sus deseos. El problema, evidentemente, es
determinar quién es ese «individuo» que desea y que decide.
Dcitch parece postular, ingenuamente, la existencia de una
4. Cindy Sherman,
suerte de subjetividad ahistóríca, anterior a la socialización;
Untit/.ed, 1992.
no obstante, parece obvio que el yo deseante no es una tabu-
más bien, a la preocupación y a la perplejidad. Una perpleji la rasa, sino que sus deseos han sido previamente condiciona-
dad acentuada, probablemente, por las contradicciones inter dos por una serie de factores de orden genético y cultural.
nas del discurso de Deitch. En efecto, según el comisario nor Así, puede que, como en el caso de Stacey Stetler, los avan-
teamericano, el advenimiento de lo posthumano marca el ini ces biomédicos se transformen no tanto en una herramienta
cio de un proceso de emancipación: la ingeniería genética, la de liberación, cuanto en un reforzarniento de los códigos de
cirugía plástica, las técnicas de reproducción asistida, la con valores dominantes. é Nos hallamos realmente ante una oca-
quista del ciberespacio, el desarrollo de la inteligencia artif sión sin precedentes de configuramos una identidad corporal
cial, etc., permitirán al individuo liberarse de las servidum «u la carta»? ¿ O acaso nos veremos obligados a reconocer
LA REINVENCIÓN DEL CUERPO O 95
94 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI

cuerpo»? Para intentar responder a algunas de estas pregun-


tas, me gustaría examinar tres de los grandes mitos tecnofíli-
os que aparecen reiteradamente asociados a la utopía de un
nuevo cuerpo posthumano: la posibilidad de ocupar identi-
dades diversas e incluso contrapuestas (la creación de un nue-
vo tipo de subjetividad nómada); la. superación de las viejas
dicotomías (en particular la dualidad cuerpo/mente) caracte-
rísticas del humanismo clásico; y, finalmente, la promesa de
la autorrealización frente a la herencia.

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c>

[DENTJDADES N6MADAS
~
«There are no closets in Cyberspacev'". Éste era el lema
on el que en 1997 un chal norteamericano se anunciaba a
toda página en la revista Advocate [6]: el ciberespacio -su-
gería el texto del anuncio- supondrá, sin duda, una desa-
parición progresiva de todos los indicadores de carácter fí-
sico; imposibles de discernir en un entorno virtual, la raza,
el sexo, la edad, el peso, etc., dejarán de ser un factor esen-
ial en la definición de las relaciones sociales. Más aún, en
Internet cualquiera podrá (y puede) ser «cualquier cosa»:
hombre o mujer, adulto o niño, negro, blanco o hispano,
profesor, artista o cantante, alto, bajo, gordo o delgado,
musculoso o carnoso o todas estas cosas a la vez ... «Podría-

6. Anuncio de la
revista Advocate,
- \ F'r-ll :);) mos decir que la clave del que habita en Internet es el he-
cho de poder "cruzar fronteras"; pero no sólo las fronteras
que lo sitúan en "espacios" diferentes sino las del mismo
1997.
uerpo y las del rostro» -escribe Remedios Zafra a este
respecto. «Parece claro que Internet supone la materializa-
que lo que se presenta bajo el ropaje de la novedad no es, ión de una nueva ontología de las identidades y del len-
muchas veces, sino una reiteración de viejas representaciones guaje, es decir, ofrece al individuo la posibilidad de "hacer-
normativas del cuerpo? ¿Es posible afirmar -como sostiene se y deshacerse", así como de relacionarse mediante nuevas
Claudia Gianetti- que se está abriendo «un camino hacia formas comunicativas que cuestionan los paradigmas de li-
una sinergia positiva entre lo humano y lo tecnológico»?". nealidad y narratividad» ".
¿O quizá no resulte descabellado temer que las nuevas tecno-
logías terminen poniéndose al servicio de esa otra «tecnolo-
12 «No hay armarios en el ciberespacio», frase de difícil traducción que alu-
gía» que Foucault denominaba «la tecnología política del
de a la expresión «salir del armario» «<to get out of the closet»).
la R. Zafra, «Habitares reversibles de la mujer, el arte e Internet»,
http://www.elviajero.org/mujeresque/
11 Gianetti, op. cit., pág. 92.

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96 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENClAS A PIUNCIPIOS DEL SIGLO XXI
LA REINVENCIÚN DEL CUERPO 97

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7. Heath Bunting y C¡',,"l\onUI'''¡¡rlukl'lI [10' ;1
Olia Lialina,
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Database. Identity Swap


.r:iI'[; j',> L¡¡ ,xf~ Database,

En una obra titulada Identity Swap Database (<<Basede datos


cas, nacionalidad, lengua materna, duración de la donación.
para un intercambio de la identidad»), los net.artistas Heath
Por una parte, la obra nos exige que nos definamos en fun-
Bunting y Olia Lialina reflexionan, con humor, sobre la posi-
ción de los parámetros que el Estado moderno ha utilizado
bilidad de construir un nuevo concepto de subjetividad nó-
habitualmente para fijar y controlar la identidad civil; por
mada en la red. El proyecto se abre con dos fotografías del
otra, el proyecto despoja de cualquier tipo de credibilidad a
rostro de una niña visto de perfil en dos posiciones diferentes
esos mismos parámetros. Es evidente que no hay forma de
[7], una referencia evidente al papel de registro y control po-
garantizar que tanto los datos de las identidades que se donan
licial de la identidad que ha cumplido la fotografía desde sus
cuanto los de las que se adoptan sean «verdaderos»; más aún,
orígenes. A esta imagen disciplinaria se contrapone la pro-
ni siquiera resultan ser permanentes (existe, de hecho, la po-
puesta de Bunting y Lialina. En efecto, el internauta que ac-
sibilidad de pasarse la vida intercambiando identidades). Se
cede a la página principal puede activar dos casillas: donar
sabotean así los dos pilares en los que se basa el sistema esta-
una identidad [8] o buscar una nueva identidad. Ambas op-
tal de atribución de la identidad: la veracidad comprobable
ciones sugieren la posibilidad de desencializar el concepto de
de las notas identificatorias y su permanencia a lo largo de
identidad: dicho de otro modo, en el ciberespacio la identi-
toda la vida (o al menos durante períodos prolongados) del
dad ya no se concibe como una esencia fija e inmutable, sino sujeto identificado.
como una opción voluntaria y variable que puede, además,
La imagen del ciberespacio como lugar de desestabiliza-
intercambiarse con otras (la obra alude, de este modo, a esa
ción potencial de la relación entre cuerpo e identidad civil
imagen de una economía del regalo de la que tanto se ha ha-
reaparece también en un libro fascinante de Alluquere Ro-
blado a propósito de Internet). Si activamos la casilla «donar
sanne Stone, The l#lr o/ Desire and Technologyal the Close o/ the
una identidad», se nos pedirá que rellenemos un formulario
Mechanical Age (1995). Mezcla de ensayo, periodismo, ciencia
con los siguientes datos: correo electrónico, sexo, color de
ficción y autobiografía, el texto narra en su tercer capítulo
piel, color del pelo, color de ojos, año de nacimiento, peso,
una historia enigmática de cuerpos, deseos y personalidades
historial bancario, historia criminal, cicatrices y marcas físi-
múltiples. En 1982 un psiquiatra de Nueva York llamado
100 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI LA REINVENCIÓN DEL CUERPO O 101

seguido la popularidad que en su día tuvo Julie, algunos de han dado lugar a las nuevas ciencias clásicas y disciplinas aca-
los amigos de ésta han terminado por trabar contacto habi- démicas (y también por la emergencia del capitalismo, una de
tual con él. las influencias predominantes en la producción de las estruc-
turas de conocimiento).
La historia deJulie (o de Sanford) no es sólo un caso con-
Este despliegue de saberes fue unido a un perfecciona-
movedor de personalidad múltiple, sino una de esas historias-
miento de los sistemas de medida tanto en el ámbito físico
límite (lo que Stone denomina «boundary stories») en las que
como en el simbólico (es el caso, por ejemplo, de la cartogra-
se demuestra cómo, en Occidente, la relación entre el «cuer- fía y la psicología). Me parece que, a! menos en parte, ese pro-
po» y el «yo» ha sido una relación marcada por continuas lu- ceso representaba una respuesta compleja a la necesidad de
chas de poder. Como afirma Stone, «el punto de unión entre ordenar las relaciones entre el nuevo «sujeto» emergente y el
nuestro cuerpo y nuestro yo es un territorio de batalla., densa- cuerpo que se presumía asociado a éste de una forma que ase-
mente estructurado, en el que los gobiernos, las industrias, los gurase el mantenimiento de un orden social que ya estaba, en
científicos, los tecnólogos, los fanáticos religiosos, los modera- ese momento, en peligroso desequilibrio. Desde ese punto de
dos y los académicos reclaman su derecho a hablar, a emitir vista, mantener el orden socia! implicaba poner en marcha un
un juicio moral y sobre todo a controlar las estructuras episté- proceso de control espacial, es decir, saber en todo momenlo
dónde estaba el individuo sujeto a la ley.
micas a través de las cuales los cuerpos adquieren significa-
Este mecanismo de control espacia! [...] tómo la forma de
do»:". Frente a la narración tenaz que sostiene que existe tan
leyes que adscribían al cuerpo físicouna serie de características
sólo un «yo» para cada «cuerpo», la historia de Julie/Sanford
fiduciarias (el censo, la introducción de las direcciones de ca-
nos abre un abanico de posibilidades: por ejemplo, la de va- lles, los pasaportes, los números de teléfono). Se trataba de do-
rias personas en un solo cuerpo (como en el trastorno de per- cumentar la ciudadanía en todas sus formas, es decir, de ejer-
sonalidad múltiple) o la de una sola persona para varios cuer- cer una vigilancia y un control eficaces y susceptibles de pro-
pos (si varios cuerpos físicos asumen una misma personalidad ducir un ciudadano más «estable» y manejable!".
on-Iine). Subvertir la relación yo/cuerpo es, como sugiere
Stone, subvertir uno de los pilares del orden social: El desarrollo del ciberespacio, según Stone, permite alber-
gar por primera vez en mucho tiempo la esperanza de inter-
Con el paso del tiempo, las relaciones entre los cuerpos y ferir en la producción de esa categoría del «ciudadano», de
sus correspondientes «yoes» han experimentado un lento fundir y confundir los límites entre cuerpo y yo, cuerpo e
proceso de cambio. Aunque sus efectos han sido profundos y • identidad civil. En ese sentido, el nuevo espacio social de re-
duraderos, la clásica visión burguesa del mundo (basada en
laciones telemáticas se configura como un posible territorio
una concepción mecanicista del universo y en una imagen
de resistencia. Por otra parte, sin embargo, es obligado reco-
egocéntrica del «hombre» que implican que la relación entre
el cuerpo y el yo tan sólo puede establecerse bajo determina- nocer que los cuerpos (y/o las identidades) nunca han estado
das condiciones políticas y epistemológicas) tan sólo ha ocu- tan estrechamente controladas como en la era de las nuevas
pado un lugar dominante en los últimos ciento cincuenta tecnologías de la comunicación. En primer lugar, como
años [...]. Poderosas fuerzas de orden social canalizaron esta apuntaJavier Echeverría", éstas han propiciado el surgimien-
visión del mundo en una serie de oposiciones binarias: cuer- to de una nueva modalidad de identidad individual, la iden-
po/mente, yo/sociedad, hombre/mujer, etc. El despliegue de tidad electrónica. En efecto, en lo que Echeverría denomina
un conjunto de saberes (basados todos ellos en el presunto ca-
rácter ontológico de esas oposiciones binarias) se vio acompa-
ñado por el surgimiento de los mecanismos totalizadores que 17 Ibid., págs. 89-90.
IK J. Echeverría,
«Cuerpo electrónico e identidad», en Domingo Hemán-
dez Sánchez (ed.), Ar/e, cuerpo, tecnología, Salamanca, Universidad de Salaman-
J[¡ Ibid., pág. 84. a, 2003, págs. 13-30.
102 O TENDENCIAS DEL AHTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXl
LA RElNVENCIÓN DEL CUERPO 103

el primer entorno (la physis, la naturaleza), la identidad es so- «el aparato tecnológico ha llevado el registro del cuerpo a su
bre todo de orden físico y biológico y viene determinada por madurez. Con su inmensa capacidad de almacenar y sus me-
características como la época y el lugar de nacimiento, el canismos para ordenar y procesar la información velozmente,
sexo, la edad, la tribu, los rasgos físicos, etc. Con la aparición ningún detalle de la vida social es demasiado insignificante
del segundo entorno (el Estado, la sociedad industrial) a este para archivarlo y examinado. Desde el momento en que nace-
tipo de identidad se superpone la identidad civil que cada mos y nuestro certificado de nacimiento va on-line, hasta el día
ciudad o Estado atribuye a los individuos independendiente- en que morimos y nuestro certificado de defunción va on-Iine,
mente de su identidad físico-biológica (nombre y apellidos, la trayectoria de nuestras vidas individuales es archivada con
lugar de residencia, profesión, nacionalidad, números de escrupuloso detalle. Expedientes de educación, expedientes de
identificación, etc.). El desarrollo del tercer entorno (la socie- seguros, expedientes tributarios, expedientes de comunica-
dad de la información) ha supuesto la creación de un tercer ción, expedientes de consumo, expedientes médicos, expe-
tipo de identidad, de índole digital y numérica. Como escribe dientes de viajes, expedientes criminales, expedientes de inves-
Echeverría: tigación, expedientes hasta el infinito ...»20.El registro del cuer-
po tiene, según afirma CAE, dos funciones primarias: la
El sujeto no sólo requiere interfaces, redes y electricidad
primera sirve al aparato represivo; la segunda al aparato de
para ser persona en el espacio electrónico. Además ha de
mercado. El problema principal del pancapitalismo ya no es el
hacer propia una nueva modalidad de identidad, la identidad
electrónica, que ya no viene dada por las familias, las tribus, de la producción: hemos pasado de una economía de la nece-
el pueblo, la ciudad o el Estado, sino por otro tipo de poder, sidad a una economía del deseo, lo que ha obligado a las em-
los Señores del Aire, es decir, las empresas transnacionales que presas a desarrollar métodos más sofisticados para generar ar-
generan, ponen en funcionamiento y mantienen la parafer- tificialmente deseos de consumir productos que no se necesi-
nalia tecnológica que posibilita la vida social en el tercer en- tan. El registro del cuerpo les proporciona los datos necesarios
torno. Los números de identificación personal (o colectiva) para conocer los patrones de consumo y el estilo de vida de los
representan adecuadamente al nuevo sistema identitario, iudadanos que tienen rentas excedentes. «El registro del cuer-
que no sólo afecta a los sujetos, sino también a buena parte po -subraya CAE-- ayuda a los vendedores a encontrarte y
de los objetos (sitios Web, códigos de barras, passwords, etc.)
a proveerte de un estilo de vida. El eslogan posmoderno, "Us-
[...]. En algunos países, como los Estados Unidos de Améri-
ted no escoge la comodidad; es la comodidad la que lo escoge
ca, ya comienza a primar esta nueva modalidad de identi- •
a usted", tiene ahora más significado que nunca.»
dad en la vida social: lo determinante es poseer una tarjeta
de crédito con amplia disponibilidad, independientemente Esta posibilidad de registro exhaustivo del cuerpo es lo que
de las características físicas o del origen nacional de la per- nos sugiere (y quizá incluso cuestiona críticamente) la obra de
sonal!'. la net.artista Eva Wohlgemuth. Como cuenta la propia Wohl-
gemuth21, al principio de su carrera lo que le interesaba era
Además, dado que esta tercera modalidad de identidad no explorar las relaciones entre los mapas o mediciones topográ-
elimina sino que se superpone a las otras dos, la aparición de ficas del espacio físico y los contextos sociales y personales en
las nuevas tecnologías de la comunicación ha supuesto tam- los que éstos se inscriben. Durante una estancia en París, hizo
bién un aumento espectacular de la capacidad de vigilar y con- que le tatuaran en la piel siete pequeños puntos, a partir de
trolar todas las formas de identidad individual. Como señala el
colectivo de artistas y activistas Critical Art Ensemble (CAE),
~o Critical Art Ensemble: «Promesas utópicas, Net realidades», en
hltp://aleph-arls.org/pens/neCrealidades.html
19 lbíd., págs. 26-27. ~I http://www.tO.or.atl-
104 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCiAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI
LA RElNVENCIÓN DEL CUERPO IO.'í

(muy arraigados, por otra parte, en la tradición filosófica de


Occidentel-? en el mundo actual. En efecto, cabe pregun-
tarse si tras el sueño de lo posthumano no se esconde el vie-

J'j
jo deseo de trascender las limitaciones físicas del cuerpo
para acceder a un reino limpio e invulnerable de pura con-
ciencia. Así, lejos de diluir la antigua dicotomía cuer-
.tJt _~"'~. . ~. po/mente, el mito de una corporeidad posthumana estaría
1 ,~':";:,-.lk'.·..
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.i::.1:,1f:}!f.j¡J,- . reforzando las concepciones dualistas del cuerpo. La valo-
.t,: ':"-"~"" ·W•.•. ~,"'~~.:." ~
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•.•7t«' ..,.•.;p"" .;<,J¡')'ilJ.
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ración de lo mental frente a lo físico aparece constantemen-
te, por ejemplo, como explica Claudia Springer-", en la cul-

ni
,/.~, '/'-:*'"f./:?'ó'."i1, ~.~··:.:'~"'S'l'
"'" , ...•.•.....~ ,¡¡ftt-"
.. ,,;,..:~ :.'.....>.;,~~r\\~?:"~~.~~.'f';$.·;f"
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,/-'J :j~'~ '
.•::.<..... :.'' ".~ '.:~'.' . '1"i('/";'<:?;,' :0":';1- • tura ciberpunk. El ciberpunk, una rama de la ciencia fic-
ción que se remonta a principios de los años ochenta,
9. Eva
...•~. :'(",",;.:,'
~ <s~~:·)~r
~,.<~."
":":l~'r.~. ,.,)J.~';1~.
.../,,'.! /!:.;..:.":':~f:. ~
<:1')" combina una agresiva sensibilidad punk, enraizada en la
Wohlgemuth,
evasys.personal
inJormation 7.0,
1997.
d !,'::é.'/i'- ~ ::;t·t~l\Jl.~};.:}jj<4?"
t-,,>:IJ.~
.:;"'
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~/¡-
cultura urbana callejera, con la visión de un futuro marca-
damente tecnológico, donde se disuelven los límites entre
humanidad y tecnología. En los textos ciberpunks se em-
plea con frecuencia la palabra «carne» para referirse al
los cuales construyó una proyección geográfica de la superfi- cuerpo humano. «Carne», en este contexto, tiene un senti-
cie global del mundo (los siete continentes). La comercializa- do claramente peyorativo: ser «carne» significa ser débil,
ción de nuevas herramientas tecnológicas como el escáner le ser vulnerable. Esta aversión hacia la «carne» aparece ya,
sugirió la posibilidad de escanear todo su cuerpo: en febrero de hecho, en una de las novelas fundadoras del género,
de 1997 hizo que escanearan sus datos corporales en Cyber- Neuromante de William Gibson (publicada por primera vez
ware (Monterrey, California) y desde entonces -escribe- en 1984). Como apunta Anna Casanovas'", el protagonista
«estoy disponible como conjunto de datos en varias configu- de la obra, Case, intenta escapar de su cuerpo mortal pro-
raciones». Partiendo de esa materia prima, Wohlgemuth ha yectando su conciencia descarnada al ciberespacio. El cas-
producido distintos trabajos, como por ejemplo eoasys.personal Ligoque se le inflige es desconectado de la red e inyectarIe
information 7.0 [9], en los que su cuerpo aparece reconstruido una microtoxina de efecto retardado:
a partir del escaneado de una serie de puntos. El cuerpo físi-
co (con lo que tiene de imprevisible y caótico, de mortal, en [...) ellos se iban a encargar de que nunca más volviese a
definitiva) se desmaterializa, convirtiéndose en una masa de trabajar.
datos controlable, cuantificable y, como señala la propia artis- Le dañaron el sistema nervioso con una rnicrotoxina rusa
ta, «disponible». Disponible -habría que añadir- épara qué? de los tiempos de la guerra.
y, sobre todo, épara quién?

~~ Sobre este punto, véase E. Grosz, Volatile Bodies. Toward a Corporeal Femi-
nism, Bloomington e Indianapolis, Indiana University Press, 1994, págs. 4 Y ss.
LA NOSTALGIA DE LA TRASCENDENCIA
~~ C. Springer, «El placer de la interfaz», en Marina Nuñer, Salamanca, Ceno
Iro de Arte de Salamanca, 2002, pág. 126.
La idea de la desmaterialización del cuerpo físico, muy ~I A. Casan ovas, «Cibercultura: el cuerpo esfumado», en M. Azpeitia, M.J.
presente en la cibercultura, indica también sin duda la vi- Harral, E. Díaz, T. González Cortés, E. Moreno y T. Yago (eds.), Piel que ha-
gencia que siguen teniendo los discursos somatofóbicos bla. Viaje a través de los cuerposftmeninos, Barcelona, Icaria, 200 1, pág. 33.
LA REINVENCIÓN DEL CUEIU'() 107
TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI
106

Atado a una cama de un hotel de Memphis, el talento se le


extinguió micrón a micrón y a1ucinó durante treinta horas.
El daño fue mínimo, sutil y totalmente efectivo.
Para Case, que vivía para la inmaterial exultación del cibe-
respacio, fue la Caída. En los bares que frecuenta.ba como va-
quero estrella, la actitud distinguida implicaba un cierto y de-
safectado desdén por el cuerpo. El cuerpo era carne. Case
cayó en la prisión de su propia carne2!i.

A lo largo de la novela, Case buscará la forma de impe-


dir que la microtoxina explote, intentando al mismo tiem-
po volver a disponer de un cuerpo virtual (de característi-
cas infinitamente superiores a las de su cuerpo físico) que lo
lance al ciberespacio a velocidades increíbles. «El autor
previó y llevó al límite en 1984 muchas de las tendencias
de la sociedad postindustrial y cibernética de este cambio 10. Stelarc, The
Third l Iand, 1991.
de siglo -escribe Casanovas-. Así, a la descorporeización
creciente que permite la liberación del cuerpo mortal y ob-
soleto corresponde una recorporeización suprahumana en pcriféricos- ". Será precisamente la instalación de prótesis
el ciberespacio. La imperfección del cuerpo palpable que- que aumenlen la potencia de su cuerpo lo que cenlre las per-
da compensada por un artificio "perfecto" creado por orde- Iorrnances de Stelarc desde los años ochenla: así, en The
nador+". Third Hand [10] o The Third Arm, el artista añade a su cuerpo
Esta búsqueda de la condición suprahumana es lo que un brazo articulado mecánico o una tercera mano que le per-
persigue también en gran medida, a mi juicio, el artista aus- miten incremenlar un tercio la fuerza de sus miembros supe-
traliano Stelarc. Las primeras acciones de Stelarc, en los años riores o sus capacidades de prensión manual; en Amplified
setenta, poseían ya un claro componente tecnológico: se tra- Bod», Laser Eyes and Third Hand [11] se construye unos ojos
taba de «suspensiones corporales», eventos espectaculares dotados de rayos láser que le dan la oportunidad de «ver
duranle los cuales el artista se colgaba en el aire medianle ea- • más allá»; en Extra Ear [12] proyecta la instalación de una
bles de acero terminados en anzuelos sujetos a su piel, y de oreja exlerior que aumenla la potencia de escucha de su
«cuerpos amplificados», acciones en las que Stelarc conse- cuerpo; y en Exoskeleton [13] se coloca una máquina dotada
guía amplificar los sonidos internos de su cuerpo (el latido de de seis piernas cuyo funcionamiento está regulado por el
su corazón, la circulación arterial, etc.) gracias a una serie de paso de un andador.
altavoces situados en el espacio de la galería. Éstos, como se- Frente a ese gas lo improductivo, a ese cuerpo insumiso,
ñalaJuan Guardiola, «se convertían en los nuevos contene- ajeno a los criterios de utilidad, que reivindicaba, por ejem-
dores de sus funciones corporales señalando cómo su cuerpo plo, Bataille en los años treinta, el cuerpo «amplificado» de
estaba ya obsoleto y demandaba a gritos la incorporación de Stelarc es un cuerpo orienlado hacia la consecución de la má-

2.\ W. Gibson (I984), Neuromante, Barcelona, Minotauro, 2002, pág. 14. 27 J. Guardiola, «Sangre, sudor y ... software. Una cuestión de (piel y) aga-
llas», Kalías, año VII, núrns. 15-16, 1996, pág. 76.
26 Casan ovas, op. cit., pág. 33.
LA REINVENCIÓN DEL CUERPO 1m)
108 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI

11. Stelarc,
Amplified Body,
Laser Eyes and Third
Hand.

xirna eficacia productiva. Su potencia sobrehumana poco tie-


ne que envidiar a la masculinidad invencible de los nuevos
superhéroes de la era cíborg como Terminator o Robocop. En
la película Robocop, el protagonista va revestido con una arma-
dura externa que le protege de las balas y otros ataques; avan-
za con firmeza y sin miedo a través de un enjambre de dispa-
12. Stelarc, Extra
ros mientras las balas rebotan sobre su cuerpo blindado. En Ear, 1997.
Terminator, la armadura del cíborg está dentro de su cuerpo y
no se ve, pero lo convierte en prácticamente indestructible.
Stelarc, por su parte, se describe a sí mismo como «un guía en cada en la transformación biotecnológica de su cuerpo.
la evolución, que extrapola e imagina nuevas trayectorias [...]; Como es bien sabido, desde 1990, Orlan se ha sometido a
un escultor genético [...], un arquítecto [...] de los espacios inte- nueve operaciones de cirugía plástica destinadas a conseguir
riores del cuerpo, un cirujano primigenio [...], un alquímista de una transformación total de su rostro y de su apariencia cor-
la evolución, provocador de mutaciones y transformador del poral, inspirándose en una imagen de síntesis fabricada a par-
paisaje humano-é", Demasiado, probablemente, como señala tir de los rasgos de algunas famosas heroínas de la historia del
con ironía Félix Duque/", para un solo hombre ... arte: la nariz de la Diana de Fontainebleau, la boca de la Eu-
La nostalgia de la trascendencia forma parte también, en ropa de Boucher, la frente de la Gioconda de Leonardo, la
mi opinión, del discurso de la francesa Orlan, otra artista vol- barbilla de la Venus de Botticelli y los ojos de la Psique de
Géróme. La artista ha insistido siempre en que estas interven-
2~ «Strategies and Trajectories», en J. D. Paffrath y Stelarc (eds.), Obsolet. ciones le sean practicadas con anestesia local [14], de forma
Body/Suspensions/Stelarc, Davis, 1984, pág. 76; cil. en F. Duque, «De cyborgs, su que pueda dirigir personalmente el trabajo de los cirujanos y
perhombres y otras exageraciones», en Hemández Sánchez, Arte, cuerpo, tec· controlar muy de cerca cada una de las fases del proceso. En
nologia, op. cit., pág. 174. las performances de Orlan, la cirugía se transforma en un
29 F. Duque, «De cyhorgs, superhombres y otras exageraciones», op. cit.,
gran espectáculo, de una teatralidad algo barroca [15]: la ar-
pág. 174.
108 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI LA REINVENCIÓN DEL CUERPO O 109

11. Stelarc,
Amplified Body,
Laser Eyes and Third
Hand.

xima eficacia productiva. Su potencia sobrehumana poco tie-


ne que envidiar a la masculinidad invencible de los nuevos
superhéroes de la era cíborg como Terminator o Robocop. En
la película Robocop, el protagonista va revestido con una arma-
dura externa que le protege de las balas y otros ataques; avan-
za con firmeza y sin miedo a través de un enjambre de dispa-
12. Stelarc, Extra
ros mientras las balas rebotan sobre su cuerpo blindado. En
Ear, 1997.
Terminalor, la armadura del cíborg está dentro de su cuerpo y
no se ve, pero lo convierte en prácticamente indestructible.
Stelarc, por su parte, se describe a sí mismo como «un guía en
la evolución, que extrapola e imagina nuevas trayectorias [.. r cada en la transformación biotecnológica de su cuerpo.
Como es bien sabido, desde 1990, Orlan se ha sometido a
un escultor genético [...], un arquitecto [...] de los espacios inte- nueve operaciones de cirugía plástica destinadas a conseguir
riores del cuerpo, un cirujano primigenio [...], un alquimista de una transformación total de su rostro y de su apariencia cor-
la evolución, provocador de mutaciones y transformador del poral, inspirándose en una imagen de síntesis fabricada a par-
paisaje hurnanc+". Demasiado, probablemente, como señala tir de los rasgos de algunas famosas heroínas de la historia del
con ironía Félix Duque/", para un solo hombre ... arte: la nariz de la Diana de Fontainebleau, la boca de la Eu-
La nostalgia de la trascendencia forma parte también, en ropa de Boucher, la frente de la Gioconda de Leonardo, la
mi opinión, del discurso de la francesa Orlan, otra artista vol- barbilla de la Venus de Botticelli y los ojos de la Psique de
Géróme. La artista ha insistido siempre en que estas interven-
~K «Strategies and Trajectories», en J. D. Paffrath y Stela.rc (eds.), Obsolet ciones le sean practicadas con anestesia local [14], de forma
Body/Suspensions/Sularc, Davis, 1984, pág. 76; cit. en F. Duque, «De cyborgs, su que pueda dirigir personalmente el trabajo de los cirujanos y
perhornbres y otras exageraciones», en Hernández Sánchez, Arte, cuerpo, tec-
controlar muy de cerca cada una de las fases del proceso. En
nología, op. cit., pág. 174.
las performance s de Orlan, la cirugía se transforma en un
:m F. Duque, «De cyborgs, superhombres y otras exageraciones», op. cit.,
pág. 174. gran espectáculo, de una teatralidad algo barroca [15]: la ar-
110 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCLAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI LA RELNVENCION DEL CUEIU'O O 111

13. Stelarc,
Exoskeleton:
Event for Extended
Body and Walking 14. Orlan, Séptima
Machine, 1998. operación, 1993.

tista va siempre acompañada de músicos y bailarines; el cia de un «yo» estable, de una identidad definida en términos
atrezzo de los participantes, muy cuidado, está diseñado por ontológicos: «Yo es Otro» Ue est un autre) -afirma, por ejem-
modistos famosos (Paco Rabanne, por ejemplo, fue el respon- plo, en su vídeo Opération réussie, evocando la fórmula de
sable del diseño del vestuario de la cuarta de estas interven- Rimbaud-; «Contrariamente al deseo del transexual, no de-
ciones); la sala de operaciones se halla decorada con imáge- seo una identidad definida, estoy a favor de las identidades
nes de las obras de arte a partir de las cuales Orlan intenta rei- nómadas, múltiples, en movimiento», señala, asimismo, en su
ventar su cuerpo y con una serie de objetos (crucifijos, frutas, Orlanamférence'". Por otro lado, sin embargo, el discurso de
flores de plástico, etc.) esterilizados conforme a la normativa Orlan destila, en ocasiones, un cierto deseo de trascendencia
médica. En todas sus «operaciones», Orlan suele leer un tex- espiritual, de recuperación, mediante el desgarramiento de la
to extraído del libro La robe de la psicoanalista lacaniana Eu- epidermis que nos aprisiona, de una prístina unidad origina-
génie Lemoine Luccioni, en el que se insiste en el carácter ria de cuerpo y alma: «Orlan me ha hablado muchas veces
múltiple y fluido de lo que denominamos identidad: «La piel -declara una de sus galeristas, Penine Hart- de su voluntad
es decepcionante, es innecesaria, porque ser y parecer no de reducir la distancia entre lo externo y lo interno [...]. Inten-
coinciden, y la posesión de la piel da origen a toda una serie ta llegar a un estado de plenitud haciendo que coincidan sus
de malentendidos en las relaciones humanas. Tengo la piel rasgos internos y externos. En realidad, quiere reducir la dis-
de un ángel, pero soy un chacal; la piel de un cocodrilo, pero tancia entre ambos y fundirlos en una unidad-'". La propia
soy un caniche, la piel de una negra pero soy blanca, la piel artista lo confirma: «Con ayuda de la cirugía [...] podría ser
de una mujer pero soy un hombre. Nunca tengo la piel de lo
que soy. No hay excepción a esta regla porque nunca soy
lo que tengo.»
so «Conferencia de Orlan», Madrid, Círculo de Bellas Artes, 21 de abril
Es precisamente este punto, el de la reflexión sobre el con- de 1999.
cepto de identidad, el que me parece más problemático en la 31 «lnterview with Penine Hart», en «Landscapeís]», número monográfico
obra de Orlan. Por un lado, sus obras insisten en la inexisten- de Felix: afournal ofMediaArts and Communiauions, vol. 2, núm. 1,1995, pág. 22.
J 12 O TENDENCIAS DEL ARTE, ARTE DE TENDENCIAS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI LA REINVENCIÓN DEL CUERPO 113

16. Orlan, Orlan


15. Orlan, Cuarta accouche d'elle-
operación, 1990. m'aime, 1964.

posible transformar la imagen interna en la imagen externa» de sus primeras fotografías [16], Orlan accouche d'elle-m'aime
---escribe en su Orlanconférence"J2. Así, si por una parte se ali- (<<Orlanse da a luz a sí misma/ella me ama», 1964), una obra
nea con la idea del sujeto-proyecto, de una identidad o iden- que actúa, según afirma Dominique Baqué en un libro recien-
tidades en continuo proceso de transformación, por otra Or- te, Mauvais genre(s). Érotisme, pomographie, art contemporain=,
lan parece aspirar, en un discurso de tintes espiritualistas, a como una especie de fotografía originaria, de matriz del tra-
desvelar un yo «auténtico» que trascienda las barreras de lo bajo posterior. El rechazo de lo «dado» y de lo natural, la re-
fenoménico, las limitaciones de la corporeidad. belión contra la anatomía entendida como destino, la lucha
por construirse una identidad que no esté sometida a las leyes
de la herencia, de la biología o de lo social, sino que emane
MODERNOS PROMETEOS. del deseo de ser por fin ella misma autogenerándose: Orlan
LA REESCRITURA DEL ORIGEN accouche d'elle m'aime anticipa muchas de las ideas que marca-
rán el proyecto de «autorretrato carnal», las operacíones/per-
Tanto en la obra de Orlan como en la Stelarc, se vislumbra lormances de los años noventa. «Yo digo que hago un acto de
también otro de los grandes mitos vinculados al concepto de transexualismo de mujer a mujer de la misma forma que un
lo posthumano: la promesa de la autorrealización frente a la hombre que se siente mujer quiere que los demás le vean
herencia, la emancipación de lo que se percibe como el inso- como una mujer» -declara la artista'". Para ella, autoescul-
portable peso de la carga genética, el final de la sumisión al pirse mediante la cirugía es, como decíamos antes, reducir la
orden de la naturaleza. La importancia que tiene la reescritu-
ra del origen en la poética de Orlan queda plasmada en una
:1:1 D. Baqué, Mauuais genreis). Érotisme, pomographie, art contemporain, París,
Editions du Regard, 2002, pág. 175.
32 «Conferencia de Orlan», Madrid, Círculo de Bellas Artes, 2 J de abril de 31 «Conferencia de Orlan», Madrid, Círculo de Bellas Arles, 2\ de abril
1999. de 1999.

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