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EXAMEN PARCIAL DE ECLESIOLOGÍA

Francisco M. Villanueva Huamán


A la luz de lo tratado en clases y, eventualmente, del capítulo I de la Constitución Dogmática
sobre la Iglesia Lumen gentium, escribir sintética y suficientemente sobre los temas siguientes,
como si estuvieran explicando el tema a alguien que no tiene mayor conocimiento sobre el
mismo:
1. ¿Cuál es la importancia del Antiguo Testamento para comprender la Iglesia?
La Constitución Lumen Gentium nos señala que la Iglesia ha sido “preparada admirablemente
en la historia del pueblo de Israel y en la Antigua Alianza” (n. 2), este señalamiento va en
consonancia con la enseñanza de los Padres de la Iglesia que evocan a la ecclesia ab Abel, es
decir, que la Iglesia se remonta en cuanto a su preparación hasta el justo Abel. San Juan
Damasceno dice sobre este tema: “En ella se reúne la asamblea de los antepasados, patriarcas,
profetas, apóstoles, etc.”. Ahora bien, ¿qué pasos se ha dado en esta preparación de la Iglesia
desde el pueblo de Israel? Sobre este aspecto se puede decir que:
a. El llamado a Abraham: en él se conoce la promesa hecha por Dios, respondiendo con
fe y obediencia a su llamado, demostrándolo también en la petición por parte de Dios de
sacrificar a su hijo Isaac. La fe de Abraham será paradigmática para el pueblo. . La
promesa: “Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones”
(Gn 17, 4). “La multitud de naciones” prometida a Abraham se hace real en la
universalidad de la Iglesia.

b. Pueblo de la Alianza:

 Liberación: tras la esclavitud en Egipto, el pueblo clama a Dios y Él toma una


postura concreta de protección con su pueblo enviando a Moisés. La
experiencia histórica del paso de la esclavitud a la libertad será motivo de
memorial por parte del pueblo en la celebración pascual, puesto que, es un
evento fundante para su fe. La liberación dada por Dios a través de Moisés es
figura de la liberación dada por Cristo a los hombres que nos llega a través de la
Iglesia.
 Alianza: Dios adopta al pueblo como suyo, ahora este pueblo le pertenece, esta
es la roca de la fe del pueblo de Israel: “Si escuchan mi voz y observan mi
alianza, serán mi propiedad exclusiva entre todos los pueblos” (Ex 19, 5). La
Alianza se conocerá como Testamente (herencia), puesto que parte de la
gratuidad absoluta de Dios hacia su pueblo. El Decálogo – la Alianza - expresa
la Palabra vivificadora de Dios. Sin embargo, esta Alianza también es figura
para la Alianza definitiva en Cristo.

c. Palabra profética: sin embargo, en la vida del pueblo, se evidencia la infidelidad y las
consecuencias de la misma., pero al clamor del pueblo Dios responde con fidelidad. Los
profetas reiterarán la continua fidelidad de Dios con las siguientes expresiones: hessed
(fidelidad del amor), rahamin (misericordia), emuná (compromiso). Al caer el pueblo en
idolatría, los profetas tratan de hacer volver su mirada hacia Dios, hacia la alianza,
motivando un cambio de pueblo, la vuelta a ser un pueblo santo. Esta experiencia de
misericordia por parte de Dios hacia la condición humana se hará patente en el
sacrificio de Cristo en la cruz.
d. Comunidad mesiánica: desde Samuel hasta pasando a los profetas post – exílicos la
espera de un mesías está latente en el corazón del pueblo. Este mesías vendrá de la casa
de David, porque así lo ha dicho el Señor. Sin embargo, el pueblo no logra comprender
la profunda realidad que el mesías entraña, tratando de encasillarlo en sus propias
expectativas. Solo Jesús, el Mesías, responderá a la promesa dada por Dios a su pueblo.
2. Trate de la llamada y el ministerio de Pedro en el Nuevo Testamento como momento
fundacional de la Iglesia. Indique ¿por qué no basta centrarse en el texto de Mt 16, 16-18?
El ministerio que cumple Simón Pedro en el NT, especialmente en los Evangelios y en la
primera parte de los Hechos de los Apóstoles, nos brinda un panorama claro acerca de su
función y misión en el momento fundacional de la Iglesia. A saber:
a. La función de Pedro en el grupo de los Doce: las SSEE en diversos momentos nos
muestra que el apóstol hermano de Andrés toma un papel protagónico entre el grupo de
los apóstoles (Mc 1, 36; Lc 9, 32, Mt 17, 4; Mc 2, 14; Hch 10, 1 ss, etc.). En estos se
evidencia que el papel de Pedro no se obtuvo posteriormente en la redacción de los
textos sagrados, sino que ya desde los inicios de la comunidad primitiva tuvo relevancia
su persona entre los Doce: el Señor lo lleva junto a Santiago y a Juan al monte Tabor, el
responde a la pregunta de Jesús si tras haber escuchado la dureza de sus palabras
también quieren dejarlo, es el primero – y esto cabe destacarlo – en ver a Jesús
resucitado y el Señor, en el Evangelio de Juan, le pide confirmar a sus hermanos (Jn 21,
15 – 17) tras una triple declaración de fidelidad en el amor.

b. El cambio de nombre: el cambio de nombre en las Sagradas Escrituras indica y señala


una misión, sucedió en Abraham y Jacob. Jesús llama a Simón como Cefas (Piedra).
Este nuevo nombre no era usual en la época y, explica Ratzinger, que al no ser usual es
lo más cierto que conocemos del Nuevo Testamento. En el Evangelio también se llama
Boanerges (hijos del trueno) a Santiago y a Juan, pero este nombre no pasa más que de
un hecho anecdótico, en cambio, en Pedro este cambio de nombre es tan inherente a su
persona que pasa a ser su nombre, el nombre con el cual pasará a ser conocido,
inclusive Pablo prefiere llamarlo Cefas. Ahora bien, ¿cuál es el significado de este
nombre? Ratzinger señala que no puede ser por una cualidad de Pedro, ya que
evidenciamos que es quebradizo e indeciso, sino más bien que cuando Cefas, por su
vínculo con Cristo, se deja guiar por el Espíritu Santo puede llegar a ser instrumento y
ser roca sobre la que se asiente la Iglesia
Con respecto a por qué no puede centrarse la primacía de Pedro en el texto de Mt 16, 16 – 18,
señala Ratzinger que si bien la apologética clásica había optado por este camino para defender
el ministerio petrino de los ataques que desequilibrarían su función, no se puede hacer depender
de un solo texto la importancia de la primacía de Pedro, es más el texto por la teología
protestante ha sido cuestionado en su autenticidad, mostrándolo inclusive como una
interpolación. Por ello, Ratzinger invita a contemplar la misión y función de Pedro en la
comunidad primitiva y cómo su papel logró tal relevancia en la fundación de la Iglesia como lo
hemos mostrado más arriba.
3. Señale tres elementos importantes de lo que podría llamarse la eclesiología del evangelio
de Mateo. Enumerarlos y explicar.
1. La disponibilidad a acoger el Reino: El ambiente de la época de Jesús es reacio a
escuchar su anuncio y, mucho más, a acoger su persona. Esta cerrazón provenía de las
expectativas mesiánicas que se habían configurado en Israel, la figura de un mesías rey
o profeta o sacerdote. Jesús no cumplía específicamente con ninguna de ellas, porque
las superaba todas. En contraposición a la cerrazón de los judíos, tenemos la
disponibilidad con la que los paganos se acercan a Jesús: la figura de los magos (Mt 2,
11), Pilato al reconocer su inocencia (Mt 27, 19 – 24), la fe de la mujer cananea (Mt 15,
21 – 28), entre otros. Aunque esta apertura a los paganos parece contradicha con la
indicación de Jesús de “no ir a tierra de paganos” (Mt 10, 5), es perfectamente
entendible cuando se comprende a la luz de que el pueblo de Israel debe ser el primer
destinatario del anuncio, partiendo de ellos la Iglesia se debe expandir a todo el mundo,
pero como los judíos no acogieron el Reino (Mt 21, 33 – 46), el anuncio se dirigió a los
gentiles.
2. La Iglesia como fraternidad: la Iglesia en consonancia con el Qahal Yahvé es una
comunidad convocada por Dios en el infinito amor que Cristo nos muestra. El
Evangelio de Mateo nos enseña que tres son las características de ser cristianos: ser
hijos del Padre, discípulos de Cristo, hermanos al interior de la comunidad. La filiación
divina, es decir, el ser hijo de Dios es el punto vertebral de la esencia del cristiano, solo
los hijos de Dios pueden continuar el camino que recorrió el Hijo, esto es, ser discípulos
de Cristo. Como hijos, el término usado entre los cristianos es “hermanos”, todo
miembro de la Iglesia es hermano y este evangelio lo reitera insistentemente. La
fraternidad es la relación que se vive al interior de la Iglesia: en Dios Padre, todos
somos hermanos. Esta relación de fraternidad conlleva una responsabilidad de unos con
otros, teniendo – como Jesús lo vivió – una especial preferencia por el necesitado.
3. La Iglesia de la misión: el mandato misionero dado por Cristo (Mt 28, 19) es la
consigna de la Iglesia como continuadora de la obra del Señor. El Hijo salió del seno de
la Trinidad para anunciar el amor que Dios tiene para con el hombre en su Persona. Este
anuncio ha sido consignado a la Iglesia para que lo lleve a “todos los pueblos”. Es
necesario y la Iglesia no escatima en esfuerzos para anunciar el Reino de Dios a todos
los hombres, para hacerlos discípulos del Jesús, bautizándolos y enseñando lo que Él
nos enseñó (Mt 28, 19 – 20). Sin embargo, este trabajo evangelizador no debe verse
como un puro deseo de proselitismo, no es el afán de conseguir poder el que motiva a la
Iglesia a no cansarse de anunciar a Cristo, sino su propia identidad misionera
configurada por su Fundador.
4. ¿Por qué san Pablo usa imágenes al tratar acerca de la Iglesia? ¿Cuáles son esas
imágenes? Explique una.
Pablo utiliza imágenes para hablar acerca de la Iglesia porque la realidad que la comprende es
tan honda que no puede ser limitada en una definición. Por ello, emplea metáforas que si bien
no pueden aplicarse exactamente a lo que la Iglesia es, sí nos pueden brindar ciertas
características descriptivas para su comprensión. Entre estas imágenes se encuentran: el campo,
el cuerpo, la familia de Dios, el nuevo Israel, la casa como edificación, la casa como hogar, la
esposa de Cristo, el Pueblo de Dios.
Iglesia como Cuerpo de Cristo
La imagen del cuerpo para el mundo griego era de por sí infravalorada. Por ello, san Pablo al
referir a la Iglesia como cuerpo de Cristo trata de distanciarse no solo de la concepción que tenía
el mundo heleno sobre el cuerpo, sino también de su perspectiva moral. La Iglesia es Cuerpo de
Cristo en donde Cristo es la cabeza y los cristianos sus miembros, en donde el hombre se
encuentra vinculado con Cristo no solo como perteneciente a una institución, sino en sentido
ontológico y existencial. Esta vinculación entre Cristo y los cristianos, similar a la de la cabeza
con sus miembros, debe ser vertebral en la vida de los seguidores de Jesús. De este modo, esta
imagen trata de explicar la absoluta dependencia de la Iglesia con respecto a Cristo, bebiendo de
un solo Espíritu para formar un solo cuerpo (1 Co 12, 13). Sin embargo, esta vinculación no
solo debe percibirse de forma vertical, sino también horizontal, puesto que, si bien dependemos
de Cristo – Cabeza, entre los cristianos existe una suerte de interdependencia, por la cual, al
igual que entre los miembros donde uno no puede desentenderse del otro, los cristianos somos
responsables unos de otros, preferencialmente por los más débiles y necesitados (1 Co 12, 22).
Desde un punto de vista moral, esta vinculación con Cristo también conlleva consecuencias. El
cristiano al ser todo él – cuerpo y alma – parte de Cristo no puede ir en detrimento de esta
vinculación (1 Co 6, 15 – 16), su cuerpo es Templo del Espíritu Santo (1 Co 6, 19), entonces, el
ser miembro de Cristo contiene un correlato moral: ser miembro de Cristo es vivir como Cristo.
Romper el vínculo con la Cabeza no solo afecta a la relación entre Cabeza y miembro, sino
también al cuerpo entero, por ello, Pablo nos invita a glorificar también con nuestro cuerpo a
Dios (1 Co 6, 20).

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