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¿QUé ESPERA EN REALIDAD EL SEÑOR DE SU IGLESIA EN

ESTOS ÚLTIMOS DíAS?

(Parte primera)

Este es un estudio para reflexionar en lo que estamos creyendo, si se ajusta o no a la


verdad cabal de la Escritura.

"Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento..." (Oseas 4:6)

Índice del Estudio

 Antecedentes
 1. Los dos barcos escatológicos
 2. El famoso Y2K (el efecto año 2000)
 3. ¿Qué espera realmente el Señor de Su Iglesia en estos últimos días? (sólo un
atisbo)
 4. No es lo mismo una cosa que otra
o ¿Todo es "por fe"...?
o La "fe" como excusa para el egoísmo

Antecedentes

Conocí al Señor hace treinta años en mi Barcelona natal a través de un amigo de la


infancia que al poco se apartó, que entienda yo, hasta la fecha.

Desde el principio experimenté un sano afán en conocer la verdad de Dios en todos sus
aspectos, y eso me llevó a estudiar y aprender, no sólo lo concerniente a cuestiones de la
vida y proceder cristianos, sino también en cuanto al aspecto profético de la Palabra,
dándome cuenta de que la Biblia es un libro eminentemente profético.

Me apasionó la escatología, aún y cuando todavía no tenía conocimiento del término en


sí. Me di cuenta de que la Biblia tiene tanto que decir acerca del principio, como del
final de los tiempos... y pasaron los años.

Pasé mucho tiempo flotando en los mares de la escatología, a la vez, y sin darme cuenta,
en dos diferentes e imaginarios barcos, que navegan en dos direcciones diferentes
también.

1. Los dos barcos escatológicos

El primero de esos barcos pertenece a la armada llamada premilenarista, y navega


poniendo rumbo en la dirección literal que da la Biblia.

Va a buen puerto, a recibir al Señor en las nubes. Sube a los cielos con toda la verdadera
Iglesia, es testigo del paso de la Iglesia por el Tribunal de Cristo, es testigo también de
las Bodas, y luego desciende con todos los santos glorificados, con el Señor como
capitán, a proclamar el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los
enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo
de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado (1 Ts. 4:13-
18; 2 Co. 5:10; Ap. 19:7; Zac. 14:5; Is. 61:2-3)

Seguidamente, a constatar que se reedifican las ruinas antiguas, se levantan los


asolamientos primeros, se restauran las ciudades arruinadas, los escombros de muchas
generaciones, y así empiece el Reino Milenial, etc. (Is. 61:4)

El segundo de esos barcos pertenece a la armada posmilenarista, y navega poniendo


rumbo a una exaltación triunfalista de la Iglesia en este mundo y ahora; mucho antes de
que el Rey vaya a descender en gloria en él, y antes de que venga a recogerla.

Para ese tipo de escatología de tres al cuarto, la Iglesia ya reina de facto.

En ese barco, se celebran grandes fiestas triunfalistas, cargadas de emocionalismo y


motivos de conquista. Hay mucha creencia para alcanzar y conquistar todos los puertos
de su periplo, y muchos creen que la Iglesia que navega en él, con sus supuestos
capitanes y almirantes al frente – los nuevos súper ungidos, los "nuevos apóstoles" y
"apóstoles de apóstoles (y sigue)",podrán derrotar y echar fuera de los mares y tierras de
este mundo al enemigo de nuestras almas. Creen que cuando esto se haya cumplido,
podrá volver el Señor Jesús. Siendo de ese modo, la venida de Jesús depende de la
Iglesia.

Consecuentemente, la gloria es para esa iglesia conquistadora... pero ausente de la


realidad bíblica.

Realmente, y por años me mareé bastante con tanto trajín y con tantas olas. Por un lado
esperaba la venida del Señor a por su Iglesia de un momento a otro, por otro lado creía
que la Iglesia tenía la encomienda del Señor de establecer el Reino en este mundo, antes
de Su venida, y pensaba... ¿Cómo va a haber tiempo material para hacer toda esa tarea,
si el Señor ya viene? Y ¿Cómo va la Iglesia a establecer el Reino en esta tierra sin el
Rey presente?

No me salían los números. En ese momento, fui consciente de estar en dos barcos a la
vez, navegando en direcciones opuestas, hasta que, definitivamente me quedé en un solo
barco, el de bandera premilenarista, y en él avanzo seguro en el rumbo que marca la
Biblia, sin lugar a dudas... y hasta aquí valga esta metáfora marinera.

2. El famoso Y2K (el efecto año 2000)

...Y llegaba el año 2000. Una gran mayoría esperaba el paso del terrible "efecto del año
2000", en inglés el famoso, ya caduco y olvidado Y2K.

Ese fue el momento en el que muchos pensaban que el mundo se iba a pique por la
caída de todas las computadoras. Muchos hicieron un buen negocio con todo ello, y los
falsos profetas y profetisas también, porque se les escuchó más que nunca antes.

Los profetas y profetisas de turno, sobre todo los de corte posmilenarista/dominionista,


auguraban carencias, desastres y tumultos sin par.
También decían que gracias a ese evento sin precedentes, la Iglesia iba a tomar
posiciones de autoridad en la tierra, y que las gentes, en desesperación iban a correr a
las iglesias cristianas buscando ayuda y entregándose al Señor sin paliativos; algunos
aseguraban que ese evento iba a ser el disparador del ansiado y tantas veces anunciado
"Gran Avivamiento Mundial"... Todas sus falsas predicciones iban precedidas del
manido "Así dice el Señor...".

Pero llegó el uno de enero del año 2000, y nada, absolutamente nada ocurrió en el
mundo, y todo lo que profetizaron esos profetas y profetisas, quedó reducido a simple y
vano vapor de humo.

Muchos se acordaron de Deuteronomio 18:22, donde la Biblia habla de los falsos


profetas que hablan en el nombre del Señor, y no se cumple lo que dicen, que esa no es
palabra que el Señor ha hablado.

Los deseos de muchos de ver el ansiado avivamiento quedaron truncados, aunque esto
no fue del todo en vano. Gracias a lo ocurrido, y no sólo en cuanto a mi persona, sino a
más hijos de Dios, fue motivo para hacerse la gran pregunta:

"¿Qué espera realmente el Señor de Su Iglesia en estos últimos días?"

3. ¿Qué espera realmente el Señor de Su Iglesia en estos últimos días?


(sólo un atisbo)

"...hasta Berea...recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las
Escrituras para ver si estas cosas eran así" (Hch. 17:10-11)

Esta pregunta ha de ser cabalmente contestada, después de escudriñar la Biblia a fondo,


desechando toda influencia tanto propia - véase deseos y entendimientos personalistas
– como ajena – véase añadiduras externas, como la casi inagotable cantidad de falsas
profecías, falsos "decretos proféticos", y demás sandeces que se han emitido y vertido
en papel, en audio, en video, en directo y a todo color, sobre todo, en los últimos quince
o veinte años hasta la fecha.

Lo que el Señor espera de Su Iglesia – es decir, de todos aquellos salvados por él – es


clave para ir en una o en otra dirección. Por eso es tan importante el estudio de la
profecía, en su proyección escatológica bíblica.

Veamos. Si uno espera que Dios ha de convertir a naciones enteras (por supuesto, la de
uno), y que por tanto vamos a tener una labor indescriptible en "discipular a las
naciones" (caso este que en ningún lugar encontramos en la Biblia), pues eso tiene y
tendrá toda una serie de consecuencias en la vida del que así procede.

4. No es lo mismo una cosa que otra

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3)
Si uno cree que todas las obras y bendiciones de Dios para Sus hijos, las cuales Dios ha
dispuesto en términos de eternidad, son para aquí y ahora, entonces también eso tiene y
tendrá toda una muy importante serie de consecuencias en la vida del que así cree.

Vamos a ir viendo algo de todo esto a continuación.

No es lo mismo creer que estamos ya reinando, a creer que somos siervos (Jn. 18:36; 1
Co. 4:8)

No es lo mismo creer que ya tenemos todas las bendiciones y privilegios, a creer que
eso no es todavía (1 Co. 4:8; 1 Jn. 3:2)

No es lo mismo creer que conquistamos las naciones, a creer que es Cristo el que
conquistará las naciones (Ap.19:11ss)

No es lo mismo creer que los cristianos ocuparemos los medios de comunicación de


este mundo, a entender que cada vez se están cerrando más las puertas (Jn. 8:23; Ef.
2:2)

No es lo mismo creer que los cristianos ocuparemos todas las instituciones, y


manejaremos los poderes a todo nivel de este mundo, a creer y ver que cada vez a los
cristianos se nos están cerrando más los accesos al respecto (Jn. 7:7; 15:18)

No es lo mismo creer que las religiones falsas caerán, cuando cada vez surgen nuevas y
más dispares abominaciones por todas partes (Mt. 24:5,11-12)

No es lo mismo creer que los gobernantes y las naciones enteras se rinden a Cristo, que
ver que ocurre todo lo contrario (Mt. 10:25; Hch. 24:25; 26:24,28)

No es lo mismo creer que los reyes y potentados, así como los humildes, y las gentes en
general en este tiempo caerán de rodillas confesando sus pecados y recibiendo a Cristo,
que creer y ver que es más bien todo lo contrario (Ap. 9:20-21; 11:18; 18:3)

No es lo mismo creer que las ciudades y pueblos sucumbirán al poder del


"avivamiento", entregándose a Cristo, que ver que genéricamente ocurre todo lo opuesto
(Jn. 12:38; Ro. 10:16; Ap. 13:16; 9:20; 18:23)

No es lo mismo creer que las riquezas de este mundo pasarán a manos de los cristianos,
que ver que los cristianos cada vez estamos más en todo tipo de estrechura (como
siempre ha sido) (Jn. 16:33)

No es lo mismo creer que Cristo vendrá cuando el mundo le esté esperando, a creer que
el tiempo de la segunda venida de Cristo será como el tiempo de los días de Noé o de
Lot (Lc. 17:26,28)

No es lo mismo creer que la política y el gobierno de las naciones estarán en las manos
de la Iglesia, que creer que la Iglesia partirá con el Señor antes de los juicios del
Altísimo (1 Ts. 4:13-18; 1 Ts. 1:10)
No es lo mismo creer que el mundo se rendirá a Cristo, a creer que Cristo hará que el
mundo se rinda a él (S. 2: 5 ss; Ap. 2: 27)

No es lo mismo creer que la Iglesia conquista el mundo para Cristo, a creer que es el
Padre el que pone a Sus enemigos por estrado de Sus pies (S. 110:1; 1 Co. 15:27)

No es lo mismo creer que ya reinamos, a creer que todavía no se ha manifestado lo que


hemos de ser (1 Jn. 3:2)

No es lo mismo... ¿cierto? Entonces, deberemos de una vez y por todas escoger.

Lo primero es falsa teología posmilenarista/dominionista- triunfalista. Lo segundo es


teología premilenarista y por tanto, bíblica. No hay reino sin el Rey. Cuando venga el
Rey, habrá reino.

¿Todo es "por fe"...?

¿Y ustedes creen que creer lo que no se ha de creer no tiene o tendrá consecuencias?...

¿Saben cuál es el más peligroso de los engaños del diablo? Aquel que es agradable al
oído del que está dispuesto a creer cualquier cosa porque cree que "todo es por fe".

Por un mal concepto de lo que es "por fe" se llega a creer y hacer cualquier cosa.

El diablo está encantado con las malas interpretaciones de frases bíblicas como: "Al que
cree todo le es posible" (Mr. 9:23)

Muchos creen que todo está basado en "creer", pero olvidan que es creer conforme a lo
que es de Dios, no conforme al parecer de cada cual, a pesar de la buena intención, la
cual no basta.

Muchos dicen que todo "es por fe", y así creen cualquier cosa; pero olvidan que es por
fe sólo que es según la fe de Dios, no el sueño, el deseo, la interpretación al uso de cada
uno, aún y sonando el asunto muy "espiritual".

Por eso el diablo hace su agosto con ese tipo de creyentes que todo lo creen. Y,
díganme, ¿Verdad que la idea de contemplar la Iglesia reinando aquí y ahora en este
mundo es deseable, atractiva? Pero ¿es digna de ser creída? y – por qué no – "por fe"?

Es deseable, pero no es de fe, porque no es bíblica. No es digna de ser creída.

¡Creamos a la verdad, no a la subjetividad!

La "fe" como excusa para el egoísmo

Genéricamente hablando, la realidad es que no hay suficiente amor por la Palabra de


Dios. El motivo por el cual muchos que se dicen creyentes hacen más caso a su
subjetividad que a la verdad, es porque sólo quieren encontrar en su "fe cristiana" la
solución a sus problemas, necesidades y anhelos, poco más que eso.
Evidentemente, eso no es amar a Dios, sino a uno mismo, con la excusa de decir que se
ama a Dios...

"¿QUÉ ESPERA EN REALIDAD EL SEÑOR DE SU IGLESIA EN


ESTOS ÚLTIMOS DÍAS?"

(Parte segunda y última)

Este es un estudio para reflexionar en lo que estamos creyendo, si se ajusta o no a la


verdad cabal de la Escritura.

"Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento..."(Oseas 4:6)

Índice del estudio

 1. Debemos creer la verdad por encima de cualquier otra consideración


o A. Y... ¿Qué hay del "gran avivamiento mundial"?
 2. ¿Existe de veras una pugna entre el bien y el mal en este mundo?
o Ahora bien, ¿Qué enseñan?
 3. Las implicaciones y consecuencias de creer lo que no se ha de creer, y hacer
lo que no se debe hacer
 4. ¿Qué espera el Señor en realidad de Su Iglesia en estos últimos días?

En la entrega primera comenté acerca de la importancia de creer; no lo que nos gustaría,


sino lo que es conforme a la verdad revelada. La verdad deberá primar sobre los
pareceres, gustos, deseos, anhelos y demás cuestiones personalistas, por muy
espirituales que nos pudieran parecer.

Hay un reto que debemos asumir: el de creer y obedecer a Dios, por encima de nuestro
entendimiento y voluntad (Jn. 4: 34)

Pedro se dejó llevar por su propia apreciación de las cosas espirituales cuando le dijo a
Cristo que tuviera compasión de sí mismo y no fuera a la cruz; y ya sabemos la
respuesta del Señor (ver Mt. 16: 22, 23). Pedro habló esas palabras guiado por un falso
sentido de la espiritualidad y la misericordia; y cómo le agrada al diablo ese tipo de
conducta.

1. Debemos creer la verdad por encima de cualquier otra consideración

"... porque no es de todos la fe" (2 Ts. 3: 2)

Como cristianos, desearíamos que este mundo literalmente se rindiera a los pies de
Cristo; que en esta dispensación, todos – o al menos – la mayoría de los hombres se
entregaran a él, y así recibieran la vida eterna. Ese es un encomiable sentimiento; pero,
¿es realmente inspirado?
Como cristianos, en nuestra humanidad, y conforme a nuestra lógica, es fácil llegar a la
conclusión de que existiendo un Dios Todopoderoso que ama a los hombres, sería fácil
para él salvarlos, más aún cuando Cristo fue a la cruz justamente para eso.

Esa es la lógica humana, no obstante siendo así, los hombres dejarían de ser hombres
para convertirse en seres controlados desde afuera, en este caso por Dios. Ese no es el
estilo del Altísimo.

Veamos. Si bien es cierto que el diablo no puede hacer pecar al hombre, no es


menos cierto que Dios vaya a evitar que el hombre peque.

El pecado es la libre elección del hombre, con sus consecuencias eternas.

Como cristianos, anhelamos ver un mundo feliz en Cristo; una sociedad formada por
individuos que amen a Dios porque le conozcan y le sigan. Sin embargo, como
cristianos debemos entender que esto último es el Cielo, no la tierra.

Para Pedro era más importante lo que le fuera a ocurrir a su Maestro; para Cristo lo más
importante era obedecer al Padre.

Como cristianos, una cosa es lo que nos gustaría que fuese, otra bien distinta es la que
es, y va a ser, conforme a Dios.

A. Y... ¿Qué hay del "gran avivamiento mundial"?

Siguiendo esta misma línea de pensamiento, prosigo. Dirigidos por la insistencia de los
falsos profetas de los últimos años, cabe decir, con mucha ligereza y falta de respeto a la
Escritura, hoy por hoy muchos enarbolan la falsa bandera del "avivamiento mundial",
pretendiendo hacer creer a los demás algo así como que Dios va a hacer que las gentes
en masa se rindan a Cristo, pero les digo lo que la Biblia dice: Dios no va a hacer eso.

Olvidan que la palabra "avivamiento" ni siquiera viene en la Biblia, y que en todo caso,
sólo se puede aplicar a aquellos que ya están vivos, y necesitan fortalecerse en el
Espíritu de Dios, caso de Timoteo, aconsejado por Pablo (ver 2 Ti. 1: 6)

No existe tal concepto en la Palabra de Dios como "avivamiento mundial", es decir,


avivamiento de los incrédulos. Los incrédulos no se pueden avivar, porque no son de
Dios (ver 2 Co. 4: 3, 4), y los impíos que pudieran llegar a ser salvos, en todo caso,
primero deberán convertirse a Cristo para en todo caso ser avivados.

Pero los que predican el gran "avivamiento mundial" y el "avivamiento de las


naciones", no están pensando tanto en el avivamiento de lo hijos de Dios, sino en la
conversión en masa de las gentes, e incluso de las naciones enteras.

Otra vez digo. Todo muy deseable, pero no cierto. Y no es cierto porque la Palabra de
Dios dice todo lo contrario, y además por boca del mismo Señor Jesucristo:

"Como en los días de Noé, así también será en los días del Hijo del Hombre. Comían,
bebían, se casaban y se daban en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca,
y vino el diluvio y los destruyó a todos. Asimismo como sucedió en los días de Lot;
comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot
salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día
en que el Hijo del Hombre se manifieste" (Lucas 17: 26-30)

¿No es cierto que estas palabras distan mucho del concepto explicado de "avivamiento
mundial" al final de este tiempo de gracia?

Por otro lado, pareciera como que las palabras de Jesús destilan derrota y fracaso. En
todo caso es la derrota y el fracaso del hombre pecador que desecha a Dios, no un
fracaso atribuible al Altísimo, de la misma manera que tampoco lo fue la obra de la
cruz, razón de nuestra salvación.

2. ¿Existe de veras una pugna entre el bien y el mal en este mundo?

Si hiciéramos esta pregunta a muchos verdaderos cristianos, una gran mayoría


rápidamente responderían que sí, y estarían equivocados. Otra vez, las apariencias nos
engañan. Escuchen: si bien el diablo lucha contra Dios; Dios es Dios.

Ese concepto, especie de ying-yang "cristiano", o dualismo "cristiano", tan propio del
G12 y de otras malas hierbas, es imposible encontrarlo en las Escrituras. Yahwéh es el
Creador, y el diablo, una simple y finita criatura.

Dios es el que está en control. Dios es quien está sentado en el Trono.

Ahora bien, ¿Qué enseñan?

Se equivocan mucho, y hacen equivocar, los que enseñan que existe una especie de
dualismo, una constante pugna entre el bien y el mal en este mundo, y que
paulatinamente el bien irá imponiéndose y echando fuera el mal, supuestamente por
mano de la Iglesia, hasta que toda la tierra sea llena del conocimiento de Dios, y
entonces Cristo pueda volver.

Esto es falsa doctrina dominionista (*)/postmilenarista con fuertes tintes de metafísica,


y es lo que se está enseñando y creyendo, sobre todo en los medios neo-pentecostales y
carismáticos.

(*) "El Dominionismo o teología del Dominio, es falsa escatología posmilenial y


militante, que enseña que la única manera de que el mundo pueda ser rescatado, debe
ser a través del poder temporal y terrenal previamente incautado por la Iglesia al
mundo. Sólo después de que de ese modo el mundo haya sido rescatado, podría
entonces regresar el Señor Jesús. Muchos lo espiritualizan diciendo que la Iglesia
establecerá el Reino en este mundo con el poder de lo Alto, a modo de un juicio divino"

Enseñan esos falsos maestros que, enemigos de Cristo como el pecado, la carne, el
diablo, serán erradicados paso a paso, poco a poco por la labor de una Iglesia muy
militante encabezada por unos muy ungidos líderes, al ir estableciendo el Reino en la
tierra.

Nota: No deja de ser eso, un concepto católico romano. Confundiendo la proclamación


del Evangelio, con la imposición del evangelio.
De esta manera el bien, es decir, el evangelio, iría erradicando el mal, y por
consecuencia, este mundo iría cambiando y transformándose hasta convertirse en el
cielo en la tierra.

Enseñan que el bien se impondrá sobre el mal. Los malos serán destruidos, mientras los
cristianos ya reinamos aquí y ahora. Luego, cuando el Padre lo haya decidido enviará a
Cristo a este mundo salvado y rescatado por la labor de los ungidos y el resto de los
santos. Otros creen que Cristo no será necesario que retorne físicamente porque está
"corporizado" en la Iglesia.

Estos falsos maestros dominionistas, fuera de contexto citan las palabras de Pablo:

"porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la


libertad gloriosa de los hijos de Dios" (Ro. 8: 21)

Escribe del siguiente modo el dominionista Daniel Cipolla, en "Una visión atrevida";
"... que el reino de los cielos baje con poder, descienda con poder a través de los hijos
del reino, se arme una convulsión, una revolución y un establecimiento del reino de
Dios en las naciones antes del gran día de la venida de nuestro Señor Jesucristo, es el
día de la vara de almendro"

Esa manera de entender las cosas finales no es en absoluto conforme a la Biblia, sino
conforme a la imaginación humana inspirada por el mismo diablo; es conforme a la
mente de aquel Pedro carnal al cual Jesús llamó Satanás por un momento.

En primer lugar, la Iglesia no glorificada, no es artífice de Dios para establecer el


Reino en este mundo. La Iglesia es ajena a este mundo (Col. 3: 3), así como el Reino es
ajeno a este mundo (Jn. 18: 36). Este mundo está bajo el maligno (1 Jn. 5: 19) por la
voluntad permisiva de Dios, hasta que la actual dispensación de la gracia haya
terminado.

En segundo lugar, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido (Dn.
2: 44b). Será el Señor Jesucristo, en su venida en gloria quien lo hará:

"Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen
en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó" (Daniel 2: 34)

Esa Piedra es Jesucristo.

En tercer lugar, y en consecuencia con el segundo punto, el Reino no será


paulatinamente establecido, sino que lo será de golpe y con contundencia. Veámoslo:

"...una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de
barro cocido, y los desmenuzó" (Daniel 2: 34)

"y en los días de estos reyes, el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido..."(Daniel 2: 44)

Esos reyes son los diez mandatarios que estarán junto con la Bestia Anticristo reinando
en este mundo por "una hora" (Ap. 17: 12), eso será durante la Gran Tribulación.
La gloria se la lleva Cristo, no la Iglesia (la cual ni siquiera ha sido todavía glorificada)

Por lo tanto, que la Iglesia sea artífice más o menos directo, co-causante del imaginario
"gran avivamiento mundial", no es algo que el Señor espera de ella. Lo que el Señor
espera de la Iglesia es justamente, ni más ni menos, lo que la encomendó hacer:

"...id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura...id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo" (Mr. 16: 15; Mt. 28: 19)

Existe una insalvable diferencia entre predicar el Evangelio, y salvar a la gente.


Nosotros no salvamos a nadie, sólo ayudamos a salvar.

Existe una insalvable diferencia entre hacer discípulos a todas las naciones, y discipular
las naciones.

La predicación del Evangelio no es sinónimo de salvación, así como el hacer discípulos


de los que creen no es sinónimo de discipular naciones que no creen, ni va a creer.

3. Las implicaciones y consecuencias de creer lo que no se ha de creer, y


hacer lo que no se debe hacer

Hace algunos años, un pastor británico le decía a alguien que no veía gravedad alguna
en creer algo que escatológicamente no fuera correcto, ya que al final todo vendrá a ser
conforme a la voluntad de Dios. Ese razonamiento tan impropio y rebosante de ligereza,
era fruto de una ignorancia manifiesta, y por qué no, de poco apego a la Palabra.

Si Dios nos ha revelado algo, ¿será que no es importante? ¿Es que Dios habla de balde?

Naturalmente que hay consecuencias por creer lo que no hay que creer al respecto de lo
que hemos estado viendo.

Vamos a ver algunas de las consecuencias en este estudio, que no van a ser todas, ni
muchos menos, por falta de espacio.

El creer que los cristianos estamos conquistando las naciones y estableciendo el Reino
en esta tierra para que vuelva Cristo, que llegará un momento en que todo el planeta se
rendirá a Cristo de una manera o de otra, y por mano de la Iglesia, no sólo es mentira,
sino que esa mentira está llevando a muchos a mucho mal: engaño espiritual;
triunfalismo; fanatismo; fantasía e irrealidad; idolatría (a los líderes "ungidos");
frustración; inseguridad en cuanto a la fe; rechazo de la fe; apostasía, etc...

Muchas han sido, son y van a ser en este sentido, las oraciones no contestadas
levantadas con mucho fervor y pasión, pero que no pasan del techo de la sala de
reunión, del congreso, o de la pieza, porque no casan con la revelación bíblica. Van a
ser obras de heno y hojarasca que el fuego consumirá (1 Co. 3: 12, 13)

El creer que los cristianos ya reinamos, no sólo es mentira, sino que esa mentira está
llevando a muchos a mucho mal: fanatismo; engaño espiritual (con sus obvias
consecuencias); inmadurez; exigencias; carnalidad; fantasía e irrealidad; ambición y
codicia; orgullo; pésimo testimonio; burla del Evangelio (por parte de los impíos), etc.

El creer que los cristianos tenemos el derecho de disfrutar de todas las bendiciones y
privilegios ahora (sanidad total, posición económica, trabajo, relaciones, etc. etc.), así
como que vamos a liderar todas las instituciones, las sociedades, los gobiernos, "el
mundo a los pies de la Iglesia", etc. etc. no sólo es mentira, sino que esa mentira está
llevando a muchos a mucho mal: a creer más mentiras; a esperar lo
inesperable; fantasía e irrealidad; exigencias; desilusión; pérdida de la fe (cuando no
ocurre lo que se espera "por fe"); ridículo ante los impíos; burla de los cristianos;
pésimo testimonio; confusión; abandono; etc. etc.

Unos pocos se enriquecen a costa de muchos ingenuos, a los cuales se les enseña a que
deben "pactar con Dios" para obtener esto o aquello, lo cual significa que deben dar
dinero o bienes al "ministerio" de esos charlatanes engañadores. Esto es un escándalo.
Muchísimos impíos nada quieren saber del Evangelio por causa de esas prácticas y
abusos, y muchos cristianos se apartan también.

El creer que los cristianos estamos en este mundo para provocar y ver el "gran
avivamiento mundial" no sólo es mentira, sino que esa mentira está llevando a mucho
mal: un ecumenismo brutal(cuantos más seamos no importa cómo, mejor; lo importante
es la "unidad" por encima de lo que creamos, y todo con la escusa del "amor")

Argumentan que en esa unidad de todos los que se llaman cristianos, el mundo conocerá
que Cristo vino, pero no es así; olvidan que no es en esa falsa unidad, sino en la perfecta
unidad:

"Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad..." (Juan 17: 23)

Evangelización forzada y forzosa(ganar almas como sea, con la escusa de tener


"pasión" por las almas; esa expresión no la encontramos en la Biblia).

El querer "ganar el mundo para Cristo" y para eso adoptar y adaptar tantas cosas del
mismo, está haciendo que el mundo esté entrando a bocajarro en las iglesias, y en las
vidas de muchos creyentes.

Con la manida excusa de que no hay que juzgar a nadie (cosa que no es cierta), muchos
son muy permisivos con el mal, aduciendo que el motivo es ganar a muchos para
Cristo.

La cantante mejicana Yuri, la cual participa en los festivales del ecuménico Luis Palau,
se presentó en el nuevo centro nocturno de West Hollywood, "The Factory", una
discoteca gay de Los ángeles; según la intérprete, apoyar a un club de este estilo no va
en contra de sus creencias, "yo no soy quién para juzgarlos. Yo voy a llevarles mi
música y mi alegría" –dijo. (Agencia Órbita)

Juzguen ustedes mismos.

El "algo nuevo de Dios" (se cree que Dios está haciendo "algo nuevo", no revelado en
las Escrituras necesariamente, y hay que aceptarlo "por fe", porque es la manera de que
se produzca el "avivamiento", ya que – dicen – es el poder del Espíritu Santo en acción.
Pero veamos que dice la Escritura:

"Se levantarán falsos ungidos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de
tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos" (Mt. 24: 24)

Señales, manifestaciones, prodigios engañosos, fenómenos engañososetc. que compiten


y aun niegan lo declarado en la Escritura: caídas y desvanecimientos, golpes con el saco
(chaqueta)a los creyentes; empujones que provocan caídas, falsas invocaciones del
Espíritu Santo; sacudidas y temblores incontrolados, mesmerismo e hipnosis de masas
puesta en marcha por falsos hombres y mujeres de Dios, provocando las caídas en el
"espíritu". Es decir: falsedad, desorden, y la consecuente burla de muchos.

Sigo: falsos milagros (milagrería), caída de polvo de oro (falso), aceite en las manos...

Mi amigo el Dr. Antonio Bolainez me comentó que un "evangelista" se le acercó y le


dijo que podría tener más éxito en su ministerio si hacía caer "polvo de oro", que él le
iba enseñar cómo se hacía. La respuesta de mi amigo a ese tunante se la pueden
imaginar...

Falsas sanidades, emocionalismo y carnalidad atribuidos al Espíritu Santo, falso gozo


(risa "santa"), sonidos de animales (arrastrarse por el piso como un animal, saltos y
danzas estrambóticos, falso gozo), falsas lenguas del Espíritu (los demonios y los
satanistas también hablan en lenguas), falsa impartición del Espíritu Santo (a personas
que ni siquiera nacieron de nuevo), abuso de la imposición de manos, transferencia de
espíritus inmundos (confundiéndolo con el Espíritu Santo), etc. etc. etc.

Falsas profecías y decretos proféticos; falsos diseños del "Espíritu"; derramamiento de


sal (como los brujos hacen); enterramiento de Biblias (como los chamanes); ungimiento
con aceite en cualquier lugar, como calles de las ciudades (usado como talismán)

¡Cualquier cosa es aceptada, porque deberá redundar en el éxito de la Iglesia a la


hora de implementar el Reino en este mundo! ¿Es así?, no, ni lo uno ni lo otro.

Prácticas ajenas a la Biblia de corte metafísico, orientalista, budista y ocultista (Nueva


Era): visualización, soñar para conquistar y lograr lo que se quiere; fe en la fe (Word-of-
faith Movement), confesión positivista, poder de la mente y de la palabra humanas,
doctrina de los pequeños cristos o dioses, etc.

Encuentros del G12 o del D12 (ya usan otros nombres pero es lo mismo), idolatría,
regresiones, psicodramas, psicología ocupando el lugar de la fe escritural, falsas
liberaciones, falsas maldiciones generacionales (en Cristo las maldiciones se han roto,
sólo toca echar fuera demonios, en todo caso); salidas del cuerpo (proyección astral o
bilocación), levitación, trances (manifestación demoníaca en realidad), etc. etc.

La lista es tan larga como penosa...

Si el "gran avivamiento mundial" o "gran reforma mundial" ha de producirse, entonces


debería esperarse toda manifestación poderosa de Dios; el surgimiento de ungidos
hombres; el establecimiento de un gobierno teocrático constatable y constatado; el
respeto y hasta temor de los impíos hacia los cristianos; el máximo bienestar en lo
natural de sus hijos (sanidad, finanzas, etc. etc.); paulatinamente, el cielo en la
tierra...Curiosamente, ¡está ocurriendo todo lo contrario, como siempre fue desde el
principio del cristianismo!

Además, la maldad está aumentando en este mundo a todos los niveles, como el Señor
mismo dijo que iba a ocurrir (Mt. 24: 12), y esto es así porque Dios va a juzgar este
mundo con toda la severidad, y espera que la maldad alcance su punto más álgido.

Escuchen bien:

¡¡NO VENDRá GOBIERNO TEOCRáTICO EN ESTE MUNDO SIN QUE


ANTES VENGA JUICIO Y DERRAMAMIENTO DE LA IRA DE DIOS SOBRE
EL MISMO!!

"El Señor ejecutará su sentencia sobre la tierra en justicia y con prontitud" (Romanos
9: 28)

La misericordia y paciencia de Dios para este mundo que ha dado la espalda a Su Hijo
está llegando a su fin, y empezarán los juicios hasta la consumación de Su ira santa.

Por parte de los cristianos, el ir en la dirección contraria a esta voluntad de Dios, la de


efectuar Su sentencia contra este mundo, sería como hizo Pedro al aconsejar a Jesús a
que no fuera a la cruz, o, a como hizo el rey Saúl de perdonar al anatema (1 S. 15), o, a
como hizo Israel de no acabar con el amorreo al conquistar la tierra prometida.

¡Muchos pretendiendo "ayudar" a Dios están ayudando al diablo!

4. ¿Qué espera el Señor en realidad de Su Iglesia en estos últimos días?

¿Qué es lo que de veras espera Cristo de Su Iglesia en estos últimos días? Pues
exactamente lo que esperó de la iglesia primera. Nada ha cambiado. Nada ha cambiado
mientras la Iglesia permanece todavía en esta tierra.

Este mensaje de tantos "profetas" que se ha estado vertiendo en los últimos lustros de
que la iglesia primitiva se quedó muy corta frente a la iglesia del final de los tiempos, la
cual estará rebosante de poder y unción, no es más que una mentira diabólica.

El mensaje de Cristo a Su Iglesia es el mismo desde el principio hasta el final. El Señor


espera de Su desposada que le ame, que desee Su venida a por ella cada día (Ti. 2: 13).
Mientras tanto el Señor espera de Su Iglesia que no ponga su mira en esta tierra, porque
su ciudadanía es celestial (Col. 3: 1-3), y no se le ha dado el poner un pie en ella, como
a Abraham (He. 11: 8-11)

La Iglesia debe proseguir hasta aquel día, en esta tierra como extranjera y llena del
poder del Espíritu Santo.

La Iglesia existe sobre la tierra para dar testimonio de Cristo al mundo, predicando el
Evangelio (Mr. 16: 15; Hch. 1 8); haciendo discípulos y bautizándolos (Mt. 28: 19);
soportando la persecución cuando sea preciso (2 Ti. 3: 12), influenciando la sociedad,
siendo sal y luz (Mt. 5: 13, 14), buscando mediante la oración y el buen testimonio, el
cambio de los corazones de los hombres (1 Ti. 2: 1). Debe luchar espiritualmente contra
las fuerzas del enemigo, bajo la dirección del Espíritu Santo (Ef. 6: 12). Debe echar
fuera demonios y creer que las señales del Señor seguirán a la proclamación del
Evangelio (Mr. 16: 16-18), etc. etc.

La verdadera Iglesia nunca será más que una minoría, menospreciada y rechazada
como lo fue su Maestro (Mt. 7: 13, 14; 22: 14; Lc. 12:32; Jn. 15:20). No seamos
ingenuos. No olvidemos que el mundo detesta el Reino de Dios y el Espíritu. Así como
la Iglesia y el mundo son antagónicos, así el Reino de Dios y el mundo son antagónicos.
Por eso el apóstol Juan nos exhorta a no amar el mundo (1 Juan 2: 15-17)

Sólo aquellos que hayan sido llamados por el Padre (Jn. 6: 65), podrán espiritualmente
salir del mundo para ser parte de la Iglesia, y consecuentemente ser súbditos del Reino
de los Cielos. El mundo entonces será su enemigo, pero Cristo su Señor y amigo.

Dios les bendiga.

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey Jesucristo, Madrid, España.


www.centrorey.org
Noviembre 2010

FIN

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