Está en la página 1de 16

ELACORDEÓN

Domingo 19 diciembre 2021

Tito Monterroso, cien años


Editor Luis Aceituno | Diseño Estuardo de Paz
2 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021

Cien años
con Augusto
Monterroso
Augusto Monterroso cumple cien años. Más allá de ser el
autor de El dinosaurio, el cuento más corto de la historia
de la literatura, es uno de los últimos clásicos de la lengua
castellana. Un clásico guatemalteco, la nacionalidad que él
escogió como destino, habiendo nacido en Tegucigalpa,
Honduras, el 21 de diciembre de 1921, y vivido la mayor
parte de su vida exiliado en la Ciudad de México, donde
murió el 7 de febrero de 2003. Escribió libros que lo
convirtieron en uno de los autores canónicos del siglo XX,
siguiendo la huella de griegos y latinos, pero sobre todo
de uno sus grandes maestros en el arte de narrar, José
Batres Montúfar, de quien heredó la ironía para revertir
los malos trances de la vida, entre ellos el horror de las
dictaduras militares: Obras completas (y otros cuentos),
La oveja negra y demás fábulas, Movimiento perpetuo, Lo
demás es silencio… son monumentos literarios de nuestra
historia nacional, grandes legados que aportamos a la
cultura universal y que merecieron reconocimientos,
como el consagratorio Premio Príncipe de Asturias. Este
número de elAcordeón está dedicado a celebrar su vida,
su palabra y su presencia entre nosotros, a través de
destacadas plumas, a quienes agradecemos de todo
corazón sus colaboraciones.

Tito
L
POR | LUIS ACEITUNO

o imagino, silencioso y atormen- un escritorio apolillado en cuyas gavetas


tado, caminando por las calles del descansan ediciones baratas de griegos y
centro de la ciudad. Deteniéndose latinos. Saca del bolsillo de su chaqueta una
frente a las vitrinas para obser- libreta sucia y deshojada. Escribe poemas
var de reojo a las muchachas que a la manera de Don Luis de Góngora que
caminan por la sexta avenida. Apurando una más tarde le sonarán infames. Se repite
cerveza tibia en alguna cafetería pobre y bulli- hasta el cansancio extrañas frases en latín
ciosa. Matando la noche en billares de mala de las que solo sospecha el significado.
muerte. Memorizando sonetos de Shakespeare Por las tardes se refugia en la Biblioteca
a la luz de una bombilla sucia y mortecina. Nacional. Observa intrigado al viejo sabio
Es la Guatemala de finales de los años que descifra textos místicos y esotéricos:
treinta. Ubico deambula por oscuros corre- es delgado y misterioso, amigo de Barba
dores. En sus pesadillas, poetas, ladrones, Jacob, el escritor maldito. Se abstrae en la
comunistas incendian la Casa Presidencial lectura de Aristófanes tratando de encon-
y bailan sobre su cadáver. Por eso duerme trarle algún sentido a la inutilidad de la
rodeado de garrotes y pistolas; despierta vida, a los días horrorosos e iguales.
sudoroso de madrugada, perseguido por Ubico fuma Chesterfields en su oficina.
gritos y carcajadas que le retumban en la Intenta pensar en el futuro y solo ve un
cabeza. túnel largo, negro y sin salida. Por única
A esa hora, el muchacho silencioso vez siente miedo.
camina rumbo a la carnicería. Siente el El muchacho ríe para sus adentros al
olor de la carne fresca y se abre paso, doblar cualquier esquina. “No me ubico”,
entre las reses destazadas, hasta llegar a alcanza a garabatear en un muro.
Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021
3
y Aragón, el dramaturgo Carlos Solórzano,
y el artista plástico Carlos Mérida, entre
decenas de intelectuales y académicos que
ya nunca pudieron regresar a Guatemala,
sometida por décadas a la violencia repre-
siva de las dictaduras militares.
Para Monterroso el breve, la escritura
era también lo que no se escribía, lo que
quedaba en el silencio. Balzac, el copioso,
venía a ser todo lo contrario de su concepción,
o escogencia, de la literatura, esa parquedad
que se volvía una especie de pudor verbal;
y a la vista de aquella cordillera de crestas
que se repiten sin fin en el horizonte que es
La comedia humana, Monterroso, frugal,
exclama, lleno de graciosas ínfulas: “hoy he
escrito una línea, hoy me siento un Balzac”.
En su cuento magistral El zorro es más
sabio, que cierra su libro La oveja negra y
demás fábulas, escuchamos la historia del
Zorro escritor a quien siempre pedían un
nuevo libro, a pesar de que ya había publicado
dos, aclamados por la crítica. “En realidad
lo que estos quieren es que yo publique un
libro malo; pero como soy el Zorro, no lo
voy a hacer”, pensaba el Zorro.
La astucia y la brevedad. En el personaje
del Zorro escritor, no pocos descubren al
discreto Juan Rulfo, que se negó a escribir
un tercer libro, o inventó que estaba escri-
biendo uno que se llamaría La Cordillera
para que lo dejaran en paz, pero nunca lo
empezó. También Rulfo tenía ese vicio de
la parquedad.
Recuerdo, además, una broma de
Monterroso frente a un grupo de estudian-
tes guatemaltecos que planeaban editar
una revista y llegaron a visitarlo a su casa
en la Ciudad de México para pedirle una

Cuando despertó,
colaboración literaria. Los mandó con otro
escritor, poeta compatriota suyo, este sí,
abundante hasta la desmesura, y mal poeta,
también en el exilio, diciéndoles: “pídanle

Monterroso
a él, ese tiene bastante”.
Obras completas y otros cuentos, su pri-
mer libro, se publicó en 1959, y todos los
que contiene son textos ejemplares que
despreciaban el rezago vernáculo de la

todavía estaba allí


literatura centroamericana de entonces,
y abrieron puertas para ventilar la escritura,
lejos de los circunloquios paternalistas del
regionalismo, siempre generoso en palabras
y desbordado de retórica.
POR | SERGIO RAMÍREZ Luego, una década después, vendría La

E
oveja negra y demás fábulas, e, igual que su
l mes de diciembre se cumple el cen- nada estridente. Como era corto de estatura, nueva tarea de oficina, solía responder, zorro, Monterroso empezó a prevenirse de
tenario del nacimiento de Augusto inventó el aforismo de que los bajitos tenían tímida pero tozudamente: “preferiría no no caer en las provocaciones del escribir
Monterroso, un escritor que seguirá un sexto sentido para reconocerse entre hacerlo”. demasiado para acrecentar su fama. Cuando
despertando y siempre estará allí, como el ellos. Y se declaraba también embajador Como suele ocurrir con las accidentadas alguna vez le dije, hiriendo su modestia, que
famoso dinosaurio de su cuento de pocas plenipotenciario de los Países Bajos. vidas centroamericanas, nació en Tegucigalpa, nunca había escrito una sola línea mala, me
líneas, obra maestra de la brevedad, del Ya el hecho de que, en lugar de Augusto, de padre guatemalteco y madre hondureña, respondió, antes de soltar su risa sosegada,
ingenio,
g y de la ligereza que tan caro era su nombre de pila, lo llamaran Tito, era venido de una parentela de gambusinos como que era porque escribía poco. La ilustre com-
a Ítalo Calvino. pasar del terreno de la majestad imperial, los de las películas del oeste, que colaban pañía de Bartleby. Recomendaba, además, a
Un cuento de una sola línea, una sola despojado a gusto de su título de empe- el oro recogido en la corriente de los ríos, sus alumnos de los talleres literarios, frente
coma y un solo punto que es, además, el rador romano, al de un diminutivo que tal como lo cuenta en su libro biográfico a la página que uno creía perfecta, agregar
único cuento que puede aprenderse ente- lo hacía sentirse confiado en sí mismo, de 1993, Los buscadores de oro. algún error, para lograr así la imperfección,
ro de memoria, como muchos lo hemos maestro como fue de la brevedad también Vivió su infancia y adolescencia en que es siempre una obra humana.
aprendido, y que hoy cabría en la estricta por regla literaria. Guatemala bajo la dictadura de Jorge Ubico, Igual que Borges, Monterroso pasó de
medida de un tuit, con lo que Monterroso, La brevedad no solo en cuanto a la exten- y cuando este fue derrocado, respaldó de ser un escritor para escritores, a ser un
mal que le pese, pasa a ser un adelantado sión de sus textos, sino en cuanto a su obra estudiante la revolución democrática que escritor para lectores, sin que deje de ser
de la posmodernidad. toda, que nunca llegó a ser abundante, debido se inició en 1944 con el presidente Juan un escritor de culto. E igual que sus ante-
Al primero a quien la solemnidad de a su recato frente a las palabras, y a los graves José Arévalo; salió al exilio tras la caída de pasados que se metían en las corrientes de
este aniversario habría divertido es a él riesgos que para él entrañaban los textos Jacobo Árbenz en 1953, y vivió primero en los ríos a colar la arena en busca de pepitas
mismo, desconfiado siempre de la pompa excesivos. La regla de la rigurosa escasez. Chile, para luego recalar en México, donde de oro, Monterroso lo hizo con las palabras.
del bronce y los laureles, y quien vivió para En esto se parecía a Bartleby, el escribiente se quedó el resto de su vida. Mucha arena colada y poco oro.
el humor, que era parte esencial de su pro- solitario del cuento de Herman Melville, En México, igual que él, vivirían también Y cuando despierte dentro de otros cien
pia naturaleza. Un humor sosegado, para a quien, cuando se le quería confiar una exiliados para siempre el poeta Luis Cardoza años, seguirá allí.
4 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021

Encuentros
con Monterroso
POR | MÉNDEZ VIDES

M
éxico 1977. Lo había dejado todo y su condición natural, sin elección consciente:
según le decía a quienes iba cono- los peces no deciden ser peces, de poder tal
ciendo en el camino, mi destino era vez querrían ser arañas. La literatura no
París. Las lecturas me tenían confundido: se trata de por ejemplo querer cantar sino
a los escritores nos correspondía marchar- de tener buena voz, un don preciado, eso
nos a la Ciudad Luz, así como los animales es todo. Monterroso comentó que cantaba
tiran para el monte y las plantas giran en poco porque temía despertar y descubrir
dirección de los rayos del sol. Durante mi que todos se la habían pasado engañados
escala en el Distrito Federal me pareció con respecto a él. Mejor no hacer mucha
vital pasar a conocer a los nuestros, a los bulla. Lo que le fascinaba era leer.
desterrados, a quienes existían por sus obras Al mediodía mexicano, como a eso de
pero no en persona. Hice una lista y pedí las tres, nos invitó a todos sus visitantes a
ayuda a la guía de teléfonos de la gran urbe ir a comer. Nos apretamos en el escarabajo
latinoamericana. Volkswagen. El escritor de las fábulas al
Ingenuo creía entonces que los auto- volante, su esposa al lado y los escritores
res famosos eran como las divas del cine, guatemaltecos en peregrinación hechos un
insidiosos, complicados, con secretarios enredo atrás. Barbas, zapatos suecos, caites,
excusándolos y alejándolos de los admi- el tufo a sobacos. Entramos a un restaurante
radores. Llamé a Augusto Monterroso y discreto, del tipo de los que hoy día se dedi-
me sorprendió su amabilidad. Todo resultó can a servir almuerzos ejecutivos por aquí,
mucho más fácil de lo que creía. repleto de gente de oficina, disfrutando el
—Soy escritor y quisiera conocerlo. intervalo con el sabor del hogar. Tomamos
Bastó con decir que era antigüeño, escritor caldo de pollo y luego llevaron la comida. A
en ciernes y que iba rumbo a París. cada rato me pedía el autor famoso que me
—Véngase de una vez. sirviera más arroz de la fuente, otro poco
Me dictó la dirección con las instrucciones de salpicón o de lo que fuera, pensando que
para el taxista. Al rato me encontré compar- tal vez así me ayudaba convirtiéndome en
tiendo en su apartamento, su inteligente camello, para que pudiera aguantar mejor
y bella esposa a su lado y otros escritores el hambre en el futuro.
guatemaltecos haciéndole la visita. Se mos- —Lástima estas tortillas de máquina.
traba amable, reposado, quería saber de Comiendo hablamos sobre más comida.
Guatemala, pero yo insistía en interrumpir Yo interrumpía a cada rato porque todo
al resto para hablar de mi viaje maravillo- lo que llega al estómago me ha parecido
so, lo que no parecía incomodar a nuestro siempre lo mismo. A mí me interesaban
anfitrión que ponía atención emocionado, los libros.
hasta que se hizo evidente cierta reacción Con el volumen firmado me sentí
paternal al enterarse que del idioma galo realizado. Ya no me subí al auto de vuel-
yo solo sabía los rudimentos, que no tenía ta, porque el escritor tenía otros planes.
lugar real a dónde llegar, nadie me esperaba Nos despedimos en el estacionamiento.
y viajaba muy limitado de fondos. Yo para Con los autores invitados, a quienes no respirando incómodo el humo contaminado por ciento del producto de las ventas como
defenderme, citaba el libro de Murguer conocía sino de nombre, decidimos ir a y necio de la zona central. En la esquina derecho de autor. Puse el libro en un sobre
sobre la bohemia, como que si se tratara beber tequila en el bar más próximo. Al ya empezaban a ubicarse los travestidos y lo fui a dejar al correo. De allí me dirigí
del Kempis. principio nos habíamos tratado con cierta abriendo sus puestos de trabajo. Uno se a la iglesia de San Francisco, donde ofrecí
—El cuerpo humano puede aguantar desconfianza, por eso del celo profesional despojaba de la ropa masculina por la de a una de las imágenes que si me concedía
varios días sin ingerir alimentos, solo toman- y la competencia, pero en el hogar de los mujer, oculto detrás de un auto. el milagro de la publicación, pondría de
do agua, pero sería prudente no exponerse Monterroso nos hicimos grandes amigos. —¿Qué me ves? —preguntó. las futuras ganancias unos cinco quetzales
a más de tres. En caso extremo será mejor No lo volví a llamar durante mi estadía en —Buenas noches —dije. en su alcancía. Un mes más tarde llegó un
pedir auxilio. México, porque no había motivo y porque no Los demás gruñeron, con la desconfianza sobre aéreo con los colores de México en
Monterroso hablaba poco, esperaba que hay peor cosa que convertirse en chinche. de si no sería yo el que a veces los salpicaba los bordes, mi primer rechazo editorial, mi
tomáramos la palabra los demás, sonreía Una manera de desaparecer del mapa. Yo desde la terraza, derramándoles agua pesti- bautizo. Un trofeo que guardo con espe-
cuando un comentario le sonaba inge- padezco de incapacidad natural para cultivar lente, arruinándoles el negocio de la noche. cial cariño. Me trataban de escritor y me
nuo. De alguna manera él también quería amistades. Volví a saludarlo hasta años más Saludé al guardián. Las nueve en punto. agradecían la intención, pero lo sentían
emprender la búsqueda de París. No diré tarde, ya de vuelta en Guatemala, cuando Mi esposa me observó entrar desencajado, mucho porque no estaban interesados en
que yo lo escuchaba como se acostumbra de noche recibí una llamada telefónica suya sabía que yo estaba deprimido, de lejos se ese tipo de obra. Una primera derrota. No
con los maestros, porque más bien era él totalmente inesperada. Para entonces su fijó en la manera mía de servirme la bebida era nada después de todo.
quien ponía atención, situación de la que fama había crecido de manera considerable, en un vaso, con la luz del comedor apagada. —Algún día se arrepentirán —dije en
hoy día me avergüenzo. se había convertido en autor de moda en Faltaban dos semanas para que cumpliera voz alta.
Le entregué un ejemplar de Movimiento España, en una autoridad en todo el ámbito los treinta años, el temible cambio de década Desde la otra punta de la línea una voz
Perpetuo para que me lo autografiara. Lo de nuestro idioma. Allí estaba del otro lado que tanto me horrorizaba porque en mi vida desconocida se presentó como Augusto
tuvo en sus manos largo rato, Bárbara Jacobs de la línea el escritor famoso que me había de escritor no había ocurrido nada a pesar Monterroso. Me llamaba personalmente
le preparó la pluma, él respiró profundo recibido en su casa diez años atrás con tanta de las plegarias. A los doce años mandé la para comunicarme que yo acababa de ganar
y haciendo un gran esfuerzo firmó “Tito” afabilidad. Yo volvía de la calle, de comprar primera novela a una editorial mexicana. un premio literario, lo cual implicaba la
con una raya al final. en la tienda un par de botellas de cerveza, Presumiendo de atrevimiento les indicaba publicación por fin de una novela mía. Sentí
De esa visita me quedó la impresión de que a la pudorosa usanza antigüeña llevaba que si les interesaba publicar mi obra, yo un inmenso gozo, nuestro autor famoso
que Monterroso tomaba la escritura con la resguardadas dentro de una bolsa de papel tendría mucho gusto en concederles la había estado en el jurado y ahora estaba
sabiduría de quien llegó a su confín, porque es kraft. Acababa de atravesar la cuarta avenida autorización exigiendo apenas el cincuenta celebrando que yo fuera el ganador. Sentí
Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021
5
el cosquilleo hormigueante en todo
el brazo derecho. Charlamos un rato
más, él decía recordarse de mí pero a
mí no me parecía que fuera cierto. Sin
interrumpirlo escuché su comentario
sobre la última vez que nos habíamos
visto en Madrid o en las Islas Canarias,
en algún congreso al que yo no había
asistido. Tuve que aceptar que me con-
fundía, hasta que antes de pasar el telé-
fono a otras personas que también me
querían saludar, me preguntó qué me
había parecido París, que cómo había
estado el viaje. Sí se recordaba de mí,
a pesar de la fama que se le endilga de
desmemoriado. Yo le expliqué con voz
dramática queq lastimosamente había
descubierto que París ya no existía. Él
estuvo muy de acuerdo.
De allí en adelante lo volví a encon-
trar en circunstancias muy eventuales
y muy diversas, temiendo siempre no
ser reconocido. Guardo en mi corres-
pondencia notas suyas muy breves,
una de su puño y letra al calce de una
fotocopia, y la memoria grata de otra
llamada nocturna inesperada de rescate,
para comentar por ejemplo un libro mío
publicado veinte años antes.
—Venite al hotel —me dijo—, te invito
a un trago.
Yo acababa de regresar de la Costa,
sudando, cansado por la manejada, con
los ojos cerrándoseme. Me alegré tanto
que salí disparado. Lo encontré en el
lobby del hotel rodeado por un ejército
de amigos y admiradores. Cruzamos

La noche que conocí


dos o tres palabras. Casi levantando la
mano le conté lo que me había pasado
esa tarde en el museo de La Democracia,
Escuintla. Un empleado iba prendiendo

a “Tito” Monterroso
las luces neón a medida que avanzábamos
por el salón. Unas pocas piezas mayas
encontradas en las fincas. De repente
me fijé en un cubo de piedra con dos
agujeros muy finos que atravesaban una
parte de la pieza. Me pareció un objeto POR | FRANCISCO PÉREZ DE ANTÓN
curioso. Le pregunté al empleado en
qué consistían dichos objetos. En memoria de sus cien años de vida (1921-2021).

M
—Es donde los mayas ponían las
plumas sobre el escritorio —dijo el adrid, noche invernal, dos grados y atrayentes son las de La letra E. Es una que pone de manifiesto que a este autor de
encargado del museo. sobre cero. Una helada trans- noche especial, sin duda. El Instituto de lúcidas e inspiradoras brevedades incluso
Al momento de despedirnos me parente se posa sobre la yerba Cooperación Iberoamericana ha dedicado su propio apellido se le hace demasiado
acompañó hasta la puerta del hotel. arrecida de la Ciudad Universitaria. El al escritor guatemalteco este homenaje. largo.
No platicamos mucho, pero su ama- tráfico se precipita frío abajo de la calle Revistas, periódicos y publicaciones le han De repente, los susurros se diluyen y el
bilidad fue muy elocuente. Algo de lo y los peatones se alientan unos a otros, cubierto de ditirambos y  admirativos. Y público se alebresta. Una dama de chaqueta
que yo había escrito le llamó la atención, arrojándose bocanadas de vapor. El fal- un diario madrileño, El Sol, ha regalado a cuadros acaba de entrar en el vestíbu-
lo que no tenía por qué ser asunto de dón de un autobús anuncia el estreno de un ejemplar de Las ilusiones perdidas a lo. Los fogonazos de los flashes inundan
tomármelo tan a pecho, pero en estos la La dama del alba, el poético piropo que cada uno de sus 100 mil lectores. unas facciones que el paseante identifica
países áridos todo ayuda. Gracias a su Alejandro Casona le echó a la muerte. Y A unos pasos del paseante, Monterroso con las de Carmen Romero. La esposa del
apoyo debo la aparición de mi primer el paseante se sospecha que, al amanecer, firma autógrafos. Como su literatura, presidente González, lectora y admiradora
libro de relatos en México. De alguna la yerba despertará cubierta de una mor- Monterroso –Tito para los amigos–  es de Monterroso, ha querido participar en
manera pienso que Monterroso está taja de rocío. Estimulado con tan gratas un hombre breve y rosa, en torno a cuya uno de los coloquios que se celebran en
esperando que yo lo llame de París un reflexiones, se pregunta también por qué menuda talla se ha configurado el aura de obsequio del autor de El dinosaurio. 
día de estos, y le cuente que después de a las sábanas que envolvían los cadáveres quien goza de la gloria en vida. Pero si sus Ya en el auditorio, repleto hasta la ban-
todo sí existía la ciudad de los mitos. se les daba el nombre de sudarios, si lo mejillas rosadas rememoran y subrayan dera, el moderador del coloquio dice que
A mi admiración se suma mi agrade- menos que hace un muerto es sudar. Pero su apellido, no sucede lo mismo con su será inmoderado con q quienes se vayany
cimiento. He leído y disfrutado toda su antes de darse una respuesta, alcanza el nombre. El p porte de Monterroso es de todo por los cerros de Úbeda, y no por los de
obra. Me alegro cada vez que recibe un umbral de su destino, traspasa una nube menos augusto. Él mismo suele contar que, Monterroso, y cede la palabra a doña
nuevo homenaje. Me entusiasma saber de fotógrafos y toma por asalto un radiador en cierta ocasión, una señora le preguntó Carmen. La señora De González dice que
que él acepta los honores sin fatuidad ni de la calefacción. si todos los escritores guatemaltecos eran las fábulas de Tito son epigramas morales,
petulancia, convencido que un día todos Más cálido y confortado, el paseante como él, a lo que con inefable humor repuso: aunque sin aspiraciones moralizadoras.
igual desapareceremos, como nuestra observa a un público diverso y curioso que “No señora. Algunos son más chaparros”. Y recuerda una frase del autor, según la
obra. Que lo único valioso es el momento susurra en torno a dos mesas donde se exhi- Por encima de cabezas y hombros, el cual, “la mejor forma de acabar con las
dichoso de la lectura, la conversación ben las obras de Augusto Monterroso. De paseante observa que el escritor no firma ideas es llevarlas a la práctica”.
grata, la risa limpia ante una anécdota La oveja negraa hay seis o siete ediciones en Monterroso, sino Mont, con una t desma- Tras doña Carmen, toma la palabra Luis
deliciosa. El autor es su obra. diferentes idiomas, pero las más originales ñada de largos brazos y tronco diminuto. Lo Landero, catedrático y novelista. Landero
6 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021

inicia su exposición con un palíndromo cado al profundo mensaje de las fábulas


(“Ah terca dama, amad a Creta”), una de Monterroso. Sobre todo la del perro
manera de rendir tributo a los que escribe que quería ser hombre y cuya moraleja
Monterroso, quien es un adicto al géne- es diáfana, al menos para el paseante.
ro. Y el paseante, que solo recuerda el El hombre es un querer ser sin ser, un
de “dábale arroz a la zorra el abad”, se envanecido animalito que cree cantar
queda algo picado con el juego y se dis- muy bien, pero que aúlla sin dar una
trae unos instantes buscando palabras nota a derechas.
capicúa. Pero solo encuentra una: aérea. Cuando el samoyedo abandona el
Y, un tanto frustrado se propone hacer estrado en medio de una cerrada ova-
muchos crucigramas a fin de volverse ción, Monterroso abre el diálogo con el
diestro en leer de derecha a izquierda. público. El escritor habla con voz suave y
Landero dice que las narraciones de como pidiendo excusas. Pese a los muchos
Monterroso son un kilo de placer, con años de vivir en México, no ha perdido su
900 gramos de ensayo y 100 de fábula, y acento materno. Y en un tono socarrón
que admira en el escritor guatemalteco declara que el momento más serio del
sus argucias sintácticas, su capacidad de acto ha sido la intervención del chucho.
sugerencia y esa sabiduría que esconde y El paseante ha recordado de golpe un
disfraza de forma tan desenfadada como palíndromo cervecero que aprendió en sus
magistral. El paseante recuerda en ese días de universidad (“¡arriba la birra!”) y
momento otro palíndromo de Monterroso, está a punto de gritarlo. Pero una señora
“son robos, no solo son sobornos”, que de acento extranjero ha tomado la pala-
viene muy al caso de lo que dice Landero, bra y pregunta a Monterroso si conoce el
quien remata su intervención diciendo primer palíndromo de la historia, el que
que, gracias a una narración de don Tito, pronunció Adán cuando se presentó a
El zorro sabe más, aprendió que el éxito Eva. “Madam, I’am Adam”, dicen que le
del escritor es siempre efímero. dijo. Con lo cual se demostraba de paso
El último de los expositores es José que el mundo lo crearon los anglosajones.
Miguel Ullán, un espíritu burlón, poeta Monterroso responde con modestia
y crítico literario, quien provoca el rego- que sí, que lo conoce, pero que él no es
cijo del público cuando este descubre bueno para armar palíndromos y que los
que Ullán no ha venido a dar una charla que hace suelen ser imperfectos, como
literaria, sino a montar un espectáculo. sería el caso de donadón, que parece un
Con seriedad de cartujo, Ullán muestra al palíndromo, pero no lo es. “Y a propósito
público la serie de objetos que un amigo –dice volviéndose hacia el moderador–,
ya fallecido le dejó en herencia. Y entre ¿por qué en España se les llama palíndro-
ellos menciona una grabadora que acer- mos y en América  palindromas?”. Y el
ca al micrófono y echa a andar para que inmoderado moderador, que está en vena,
todos oigan este lamento emitido por una responde lacónico: “Por la misma razón
voz de ultratumba : “Lo único malo de que decimos hipódromo y no hipódro-
irse al cielo es que allí el cielo no se ve”. ma”. Y en medio de la hilaridad general,
Quienes asocian la frase con El da por terminado el coloquio.

Chuang Tzu
paraíso imperfecto, entre ellos su autor, De regreso al vestíbulo, Dante Liano
Monterroso, ríen de buena gana. Pero presenta al paseante a Monterroso.
Ullán no hace concesiones a la galería. Modesto y encantador, Monterroso res-

y el dinosaurio
Ahora ha encendido un cigarrillo y, entre ponde enteramente a la imagen que el
melancólico y nostálgico, se dedica a perfo- paseante tiene del escritor, pero no es
rar, sin dejar de perorar, la página doblada fácil hablar con él entre tanta gente. Unos
de un diario. El público atiende más a la le murmuran al oído, otros le tiran de un
humareda que a la charla. Mas cuando, al brazo, alguien le invita a cenar.
cabo de la operación, Ullán despliega el El paseante le dice que, en Guatemala, POR | DANTE LIANO

C
papel, la audiencia, Monterroso y doña sus admiradores le guardamos gran admi-
Carmen sueltan la carcajada al comprobar ración y afecto y que Chepe Barnoya le on una cierta frecuencia, menciono Llosa la prueba. Hace muchos años, redac-
que, con el cigarrillo, Ullán ha escrito: ha dedicado un libro de cuentos breves, dos relatos breves: El despertar tando un poco al desgarriate, el escritor
La oveja negra.  titulado Últimas palabras. Los ojos de de Chuang Tzu y El dinosaurio, peruano, en su columna dominical de El
Ullán mira a uno y otro lado y siembra Monterroso ríen con una chispa de emo- de Tito Monterroso. El relato de Chuang País, escribió que el cuento más breve
la curiosidad de todos, formulando esta ción. Luego le da la mano al paseante y Tzu proviene de la tradición zen, y, más del mundo contaba con siete palabras:
pregunta: “¿Se acuerdan ustedes de la se despide, mientras susurra a un amigo que un minicuento, como se le ha que- “Y cuando despertó…”, etcétera. No con-
fábula titulada El perro que deseaba ser un que no le apetece ir a cenar, ni salir a rido denominar, es un apólogo filosófico taba con la astucia de sus lectores. Una
ser humano?”. El público no se acuerda, ningún lado y que lo único que desea es condensado en pocas líneas. El dinosaurio buena cantidad de cartas inundaron al
pero sí alcanza a columbrar, por entre las meterse en la cama. nace como una inspiración individual periódico madrileño. Hacían notar que
cortinas laterales del escenario, la cabeza En la calle, los dos grados –palíndro- del autor guatemalteco, famoso por su el cuento reportado por el Premio Nobel
de un bellísimo samoyedo. La sorpresa mo imperfecto– se han reducido a cero. tendencia a la brevedad, y resume su ideal no tenía siete letras, sino ocho. La “Y”,
deja boquiabierto a Monterroso, mientras La grama se viste de blanco. El paseante de decir mucho con poco. Veamos ambos del inicio, tan frecuente en nuestras con-
el samoyedo, altivo, elegante, engreído, emprende el camino de regreso a casa relatos. El de Chuang Tzu suena más o versaciones, estaba de sobra. De modo
exhibiendo con donaire su vestimenta tratando de leer a la inversa los rótulos de menos así: “Una mañana, Chuang Tzu se que los lectores filólogos fijaron el texto:
polar, cruza el escenario conducido por neón. Y esa noche sueña con una jauría despertó, después de haber soñado una “Cuando despertó, el dinosaurio todavía
una joven y se queda mirando al público de samoyedos y azotado por los palín- mariposa. Al despertar, Chuang Tzu no estaba allí”.
desde las candilejas. dromos que le inflige la dama del alba. sabía si era un hombre que había soñado La historia de Chuang Tzu, fiel a la tradi-
Por unos instantes, audiencia y chucho Poco antes del amanecer, se despierta con que era una mariposa o si era una mariposa ción oriental, pone en entredicho nuestra
se observan con curiosidad y suspicacia. síntomas de gripe. A poco, empieza a sudar que estaba soñando ser un hombre”. El percepción de la realidad. Sutilmente,
Luego, la joven saca una armónica y ento- y a sentir escalofríos y a imaginarse que relato de Monterroso, en cambio, siem- alude a una experiencia común: cuando
na El Danubio Azul. El samoyedo alza la es un cadáver envuelto en una sábana. Y pre me ha dado problemas de memoria. soñamos, no estamos conscientes de estar
nariz. Y, sin aviso ni preámbulo, comienza ya sumido en la fiebre alcanza a oír, cerca Al recordarlo, suelo escribir: “Y cuando soñando, sino que creemos firmemente
a desgranar un rosario de melancólicos del lecho, una voz de ultratumba que le despertó, el dinosaurio todavía estaba que ese mundo creado por nuestro cere-
aullidos. El público no sabe si aplaudir o susurra este palíndromo estremecedor: allí”. Lo recuerdo mal y debo a Vargas bro es tan real como el mundo en que
reír. La extravagancia de Ullán le ha acer- ”Adán, al alba habla la nada”.
Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021
7
Con las manos arriba
POR | DANTE LIANO

T
ito Monterroso gozó no solo de la ingleses tienen una rara expresión: the significó la Revolución del 44 y su igno- salido quién sabe de dónde, y dijo: “Señor
fama de ser un escritor dueño del scale answerr (o, quizá, son los franceses miniosa caída, tenemos que leer Llorar escritor, usted representa a nuestro pueblo
sentido del humor, sino también de los que han acuñado: l’esprit de l’escalier).
r orillas del río Mapocho, un relato de dolor. en una de las características más evidentes
una persona que, a lo Oscar Wilde, tenía, en Se trata de aquella situación en la que, Ya de regreso a México, como exiliado, de nuestra cultura: el sentido del humor”.
la punta de la lengua, ingeniosas respues- durante una reunión, alguien te dice una Tito se encontró con la mayoría de intelec- (Ignoraba el amigo que todos los pueblos
tas que despertaban la risa en sus inter- grosería digna de una buena respuesta, tuales que habían tenido que escapar de se atribuyen dicha cualidad, aunque no
locutores. Esa fama puede ser un filoso pero tal respuesta viene a la mente solo la furia de los anticomunistas guatemal- la tengan). “Quisiera preguntarle, ¿sabe
peligro, pues una cosa es pasar por una cuando, en la escalera, se ha cerrado la tecos. Allí estaban Carlos Solórzano, Luis usted de dónde nos viene a los chapines
columna de la literatura universal que usa puerta a tus espaldas. Neruda se quejaba, Cardoza y Aragón, Raúl Leiva, Rina Lazo esta virtud de hacerlo todo chiste?”. Tito
el humorismo, como Cervantes o Rabelais, con frase espléndida: “Rápido para ofen- y tantos otros que formaban una comu- tomó el micrófono y con voz baja (siempre
y otra es quedarse en simple humorista, derme; lento para responder”. nidad artística en el destierro. Fue amigo hablaba con voz baja, casi murmurando), le
famoso por sus boutades irresistibles. La Tito Monterroso no era lento para de Otto Raúl González y Carlos Illescas, respondió: “Joven, gracias por su pregunta,
anécdota de Quevedo sobre el clavel y la responder. Una vez, al hablar sobre su excelentes poetas, que compartían con pero no estoy preparado para responderle.
rosa no hace desmerecer su rotunda obra participación en la Revolución de 1944, Tito la corta estatura. En una ocasión, Sin embargo, le paso al Señor Embajador,
literaria, pero Woody Allen corre el ries- cuando los guatemaltecos salieron a la fueron los tres a pedir la renovación del que le dará una respuesta oficial”. No pudo
go de ser recordado por aquella frase de calle y lograron, con sus manifestacio- permiso de residencia. Cuando los vio hacerlo, el Señor Embajador, porque una
“Dios ha muerto y yo últimamente no me nes de descontento, derrocar al dictador entrar, el funcionario que se encargaba carcajada invadió el salón.
encuentro muy bien”. También es cierto Ubico, Tito relató su mayor hazaña en esos del trámite se puso a reír. “¿A qué no?”, Hay muchas otras anécdotas sobre el
que cualquiera de nosotros crea un per- días de fervor cívico. “Bueno”, dijo. “Uno dijo entre carcajadas. “¿A que los chapines sentido del humor de Tito. Naturalmente,
sonaje que le mostramos a los demás y es de esos días andaba yo en la calle con un son todos de la misma estatura?”. A lo que de nada valdrían si Monterroso no fuera
cierto que muchos terminan por creérselo tubo de cartón, en donde tenía la pintura Tito respondió prontamente: “No, señor. el autor de textos fundamentales para la
ellos también. que me había regalado un amigo. En eso se Los hay bajos”. literatura latinoamericana, algunos con
Tito Monterroso, de quien se recuerda formó una manifestación y se reunió un Otra vez, Tito se hallaba en Roma, humor, otros con sarcasmo, otros con ironía,
este año el centenario de su nacimiento, grupo de gente. Entre ellos había algunos para recibir el Premio del Instituto Italo otros paradójicos, y otros muy serios. Todos
era un señor bastante serio y reflexivo, con ubiquistas convencidos, que comenzaron Latinoamericano, que se concedió a los ellos desarman con paciencia de artífice
una conversación peligrosamente llena de a gritar: “¡Viva Ubico!”. Yo estaba detrás de grandes literatos hispanoamericanos con- los mecanismos del lenguaje, las trampas
incesantes y memoriosas lecturas. Tenía uno de ellos. Le asesté un tubazo de cartón temporáneos. En la mesa, se encontraban del pensamiento, las rutinas del conoci-
esa cualidad, que poseen algunos, de ver en la cabeza y salí corriendo. Esa fue mi las autoridades del IILA y el embajador miento, para abrir puertas y ventanas a la
el lado ridículo de la historia. Poseía, gesta más valiente durante la revolución”. guatemalteco. Al final de la entrega del inteligencia, que quizás era el rasgo más
también, un talento muy apreciado en la El sarcasmo de Tito hizo pasar la épica a premio, se dio la palabra al público para temible de Tito. No por nada, Gabriel García
cultura hispánica: el ingenio lingüístico. la farsa a través del sarcasmo. Porque si que pudiera hacer sus pertinentes pregun- Márquez escribió: “A Tito Monterroso hay
He aprendido, en alguna parte, que los queremos saber lo que verdaderamente tas al autor. Se levantó un guatemalteco, que leerlo con las manos arriba”.

vivimos cuando estamos despiertos. La la lluvia de meteoritos que acabó con los
gran pregunta que se plantea inmediata- dinosaurios.
mente es antigua y persistente: si cuando Podríamos proponer que ambos relatos
soñamos, estamos seguros de estar en plena ponen en crisis el modelo occidental de la
realidad (si soñamos que nos persiguen, la narración. Creemos, porque nacimos en
angustia que sentimos es real; si soñamos Occidente, que la fórmula inventada por
con el amor, el sentimiento es real), enton- los griegos y estilizada por Aristóteles es
ces, cuando estamos seguros de habitar la una forma universal. Todo relato tiene una
realidad, ¿no será que estamos soñando? introducción, un nudo y un desenlace. Lo
El lector que lee este texto, ¿no será que creemos en forma tan profunda, que uti-
sueña con leer un texto? Lo que se pone lizamos ese esquema cuando relatamos
en entredicho es el concepto de “realidad”, hechos de nuestra vida cotidiana. Hemos
y la duda puede ser resuelta rápidamente tenido que esperar la llegada de Proust,
con nuestro Calderón de la Barca: todo en Joyce, Virginia Woolf y William Faulkner
la vida es sueño, y los sueños, sueños son. para darnos cuenta de que la realidad no
Un espléndido giro de tuerca que destruye se nos presenta estructurada como en el
cualquier duda en el momento en que nace. esquema aristotélico. La realidad es des-
El relato de Monterroso, en cambio, ordenada, caótica, fluida. Somos nosotros
más que en el problema de la realidad, los que le ponemos un orden narrativo. La
se basa en el problema del tiempo. Quizá cuestión es si ese orden narrativo se usa en
por ese motivo tendemos, casi espontánea- todas las sociedades del mundo. Pareciera
mente, a iniciarlo con la conjunción “Y”, que no es así. Pareciera que hay un modelo
como si estuviera precedido de una frase. occidental del relato y que ese modelo está
Inconscientemente, lo completamos: “El en fuerte crisis y pareciera que hay mode-
hombre se fue a dormir y, cuando despertó…” los diferentes de relatar historias, según la
Solo que Monterroso no dice que el sujeto cultura que las produce. Con gran simpli-
de la frase sea un hombre, una mujer, un cidad, que merece sutilezas, distinciones
niño o un marciano. Detrás de ese “cuan- y profundizaciones, podríamos decir que,
do despertó”, hay un tiempo infinito, que mientras el modelo occidental se basa en
puede ser la eternidad, y puesto que el único el individuo y su capacidad de cambiar la
ser viviente mencionado en ese brevísimo naturaleza, otros modelos se basan en la
texto es un animal antediluviano, también comunidad dentro de la naturaleza y su
el tiempo posterior puede ser una eternidad aspiración es vivir en armonía con ella.
que termina con la catástrofe: el diluvio o Ello cambia el relato de lo real.
8 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021

Alejandro Lámbarry:
Monterroso, en busca
del dinosaurio
POR | JAIME BARRIOS CARRILLO

A
lejandro Lámbarry es profesor- esto es prueba suficiente de que cambió
investigador del Departamento de nuestra manera de leer y escribir literatura.
Filosofía y Letras de la Universidad Al final de su vida se le elogió mucho la
Autónoma de Puebla, México. Se doctoró minificción. Es famoso el comentario de
en la Universidad de París (La Sorbona) con Ítalo Calvino sobre su deseo de escribir
una investigación sobre la voz animal en la una colección de relatos de una sola frase,
literatura hispanoamericana del siglo XX. como la de Monterroso. La minificción es
Ha publicado ensayos, artículos y libros importante. Pero las dimensiones jurásicas
sobre la obra y vida de Augusto Monterroso, de El dinosaurio ha opacado en ocasiones
como La letra M M, La mosca en el canon y el resto de su obra.
la biografía Monterroso, en busca del dino-
saurio, publicada en 2019. Los bestiarios no son pocos en la
literatura latinoamericana (Borges,
¿Cómo surgió el proyecto, y cuándo, Arreola e incluso en la poesía Pablo
de escribir una biografía de Augusto Neruda). Pero los insectos resultan
Monterroso? excepcionales y en Monterroso
– Después de mi investigación del doctorado. encontramos, por ejemplo el grillo
Estudié en Francia, donde predominaba pero en especial la figura de la
una crítica literaria de análisis textual: el mosca. ¿Qué hay detrás de la mosca
pasado estructuralista. Para sobrellevar la monterrosiana?
fatiga y también como premio por haber – La mosca es el protagonista de Movimiento
terminado me puse a leer solo ficción y bio- perpetuo. Creo que hay que tomar en serio
grafías, que son los géneros que más disfruto. las palabras de Monterroso cuando refie-
Cuando volví a la crítica, me dije: ¿por qué re, en el primer apartado de ese libro, que
no intentar una biografía? Y la siguiente Melville tuvo a la ballena, Poe, al cuervo,
pregunta fue: ¿sobre quién? La respuesta y él, a la mosca. Las moscas le sirven para
tiene que ser muy genuina. De otra mane- darle una estructura ligera y volátil al libro.
ra la biografía se cae, no despega. Para mí Son también insectos que han estado siem-
Monterroso fue un autor muy importante. pre en la literatura. Monterroso hace una
Recuerdo incluso el lugar donde lo leí por búsqueda intertextual sumamente original
primera vez: el coche de mi suegra mientras y exhaustiva de ellas. Por último, la mosca
esperaba a que ella saliera del médico. Me sirve como una buena imagen de su poéti-
dije entonces haz la de Monterroso. ca: un insecto que vuela alegre y zumbón
alrededor del canon.
La crítica belga An Van Hecke,
especializada en Monterroso califica ¿Podría comentarnos algunas
su biografía sobre el autor como diferencias, sobre todo cronológicas,
“una verdadera hazaña” y afirma que pero también las semejanzas entre
usted mantiene el difícil equilibrio los relatos El eclipse e y Míster Taylor? r
entre dos voces: la supuesta voz – Míster Taylorr lo escribió en respuesta al
nuestra del académico y la voz ggolpe
p de Estado qque apoyó
p y la CIA en contra
apasionada del novelista. ¿Qué opina del presidente Árbenz. Eso fue en 1954.
de estas afirmaciones de Van Hecke Se preocupó, eso sí, de que no fuera una
y cómo las ampliaría? denuncia política. Le habría restado uni-
– Que es el mejor cumplido que pude haber versalidad al cuento. El eclipsee lo escribió
recibido. La biografía es un género híbrido, antes, en México. Se publicó por primera
a mitad de camino entre la historia y la fic- vez en 1952, en la colección Los Epígrafes,
ción. Si la balanza se inclina por la historia, que dirigía su amigo Juan José Arreola.
se pierde el encanto de la narración. Si se Ambos son cuentos satíricos en contra de
inclina por la ficción, se pierde el rigor la soberbia imperialista. En ese sentido se
científico que le asegura al lector que eso me dije: misión cumplida. menos considerable. Monterroso fue uno adelantaron a una de las teorías más signi-
que lee está justificado. Hay que caminar de los precursores de la minificción, creó ficativas del siglo XX: el poscolonialismo.
por la cuerda floja. Explíquenos su postulado de que la fábula abierta, practicó la metaficción, la
Yo admiro mucho la obra crítica de An, Monterroso cambió la manera de leer autoficción y el libro objeto. Creó además En cuanto a la relación de Monterroso
por eso la invité a que escribiera la con- y escribir literatura. el género en movimiento perpetuo, que con los clásicos recientemente el
traportada. Pensé que iba a comentar algo – El siglo XX fue de gran innovación y se distingue del misceláneo –al menos esa escritor español Vila-Matas publicó
sobre la aportación académica del texto. experimentación formal. Inició en Europa es mi hipótesis– porque hila el aparente un artículo en El País,
s donde sostiene
Cuando vi que señaló con aprobación las y continuó en América Latina. Borges fue desorden con un tema (la literatura) y una definición extrema de Elena
dos voces, la del novelista y el académico, el primero, y de ahí sigue una lista más o un personaje (la mosca). Creo que todo Poniatowska: “Monterroso nació
Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021
9
clásico”. ¿Qué puede decirnos de un cineasta supuesto que pretendiera
sobre este tema? hacer una película de El dinosaurio. Tendría
– Tiene razón, en parte. Su primer libro que escoger entre dos opciones. La prime-
Obras completas (y otros cuentos) lo ra de corte realista: alguien se encuentra
publicó casi a los cuarenta años. Es el un dinosaurio y prefiere dormirse para
libro de alguien maduro, con una poética evitarlo, pero al despertarse el dinosau-
muy consolidada. La crítica fue muy rio todavía está ahí. La segunda, que Eco
elogiosa y casi unánime al calificar ese califica de surrealista y también kafkiana:
libro de inteligente, original, complejo, alguien duerme y tiene una pesadilla con
un clásico. Para ver al Monterroso más un dinosaurio y al despertarse la bestia
inseguro, el que busca, el que experimen- prehistórica todavía está ahí. Eco prefie-
ta y se equivoca, hay que ir a sus primeros re esta segunda posibilidad. Encontramos
años, cuando empieza a publicar a los una puntualización de dos procesos físicos
dieciocho años cuentos y textos breves y psíquicos diferentes: el dormir soñando
en la revista Acento y el periódico El y el despertar al asombro.
Imparciall de Guatemala; el que escribe Eco reflexiona sobre la posible perceptiva
poesía, cuentos y borradores de novelas de los espectadores de una imaginada pelí-
en la década de los cuarenta. Ese es el cula basada en El dinosaurio. Las variantes
Monterroso que duda y aprende. Pudo resultan sorprendentes, sobre todo si se
haber eliminado esos manuscritos, que parte de que esos posibles espectadores
no lo haya hecho me parece otra de sus no conocen el texto original. Las interpre-
expresiones de humildad. taciones serían infinitas.
Pero en 2014 se produce la premiada
¿Cómo ha sido la recepción de película de largometraje Los güeros del
su biografía sobre Monterroso en cineasta mexicano Alfonso Ríospalacios.
México y otros países? Es un filme enmarcado dentro de la tradi-
– Muy buena. Académicos que admiro ción de road moviee o películas de carretera
muchísimo como Will Corral y Manuel o de viajes. En el sentido simbólico de viaje
Alberca escribieron reseñas sobre iniciático o de pasar de un estado existen-
ella. También lo hicieron el escritor cial o de conciencia a otro diferentes. La
Alejandro Badillo, Esnedy Zuluaga y trama tiene un acontecimiento de fondo:
Antonio Villarruel. Me imagino que una huelga de estudiantes en la Ciudad
la intención de un escritor rara vez de México. Y la búsqueda de un músico
coincide con la recepción que hacen moribundo conocido de la familia de uno
los lectores de su obra. Eso está bien. de los protagonistas. Riospalacios se vale
Pero con esta biografía me sorprendió la de El dinosaurio para ubicar su película
coincidencia con lo que busqué y lo que en una atrevida intertextualidad en que la
señalaron las reseñas. Una muy clara, huelga misma puede ser interpretada como
por ejemplo, fue que identificaron mi el dinosaurio, pero también la situación
intención narrativa siempre vigilada que ha motivado la huelga.
por el archivo, el documento o una Augusto Monterroso nunca reveló el
teoría. Eso me gustó mucho. Por otra significado de su dinosaurio. Ignoró con
parte, creo que la biografía no ha sido actitud olímpica las paráfrasis que le con-
muy difundida en Guatemala. Quise ir sultaron: que si era una metáfora del PRI
este año a presentarla y a un congreso o si era de las dictadura militares o que si
de la Universidad de San Carlos, pero era una síntesis de la filogenética prehis-
lo impidió la pandemia. Me da mucha tórica del ser humano. No cabe duda que
ilusión conocer Guatemala, que es un Monterroso legó su dinosaurio para que
país para mí cargado de fuerza cultural y sea interpretado a la enésima vez, ahora y

Sigue ahí
literaria, vamos, es el país de Monterroso. en los tiempos venideros: logró resucitar
una arcaica especie extinguida que encie-
¿Por qué leer a Monterroso rra misterio, hecatombe, origen y muchos
entrando en la tercera década del etcéteras. El dinosaurio es universal y poli-
siglo XXI? sémico. Un texto en que el lector participa
– Porque es un excéntrico en una época, POR | JAIME BARRIOS CARRILLO activamente como en ningún otro texto.

C
como la nuestra, muy materialista, Monterroso fue el maestro de la sutileza
homogénea, uniformada. Imagino a on el centenario de Augusto Pero hasta ahora no encontré ninguno que pero también de la sátira. No ofende sino
veces a Monterroso como un autor Monterroso (1921-2021) se multi- supere el del escritor guatemalteco Augusto derrumba muros de solemnidad y estul-
maduro que regresa a su niñez y que plican las menciones de su emble- Monterroso”. ticia. Con ese estilo deletéreo que el poeta
–con la creatividad de esa etapa de la mática bestia prehistórica. Difícilmente ¿Cómo se escribirá El dinosaurio en Luis Cardoza retrató muy bien en su libro
vida– piensa: por qué no mejor escribir encontraremos un texto que haya teni- chino? ¿Despertará el asombro del lector El Río (1986):
sobre este tema o de esta manera. Es un do tantas interpretaciones. Alejandro pekinés? La movilidad textual crea sor- “Este angelito es la mangosta vencedora
autor que nos hace reflexionar sobre Lámberry en su documentada biografía presas aún sin que se cambie de lengua, de la cobra invencible. Sonriendo, gira en
temas éticos y estéticos. Nos conecta de Monterroso, afirma que la dimensión en el ámbito del español hasta el mismo torno de las imbecilidades de la vida, de las
con otros autores y obras tan variadas y jurásica de El dinosaurio ha opacado en dinosaurio ha experimentado metamor- enroscadas mezquindades de la vida. La
universales como Kafka, Cervantes y el ocasiones el resto de su obra. fosis. Carlos Fuentes lo confundió con un serpiente no pierde de vista a la mangosta
Popol Vuh. Y todo esto con un lenguaje El dinosaurio ha sido objeto de muchas cocodrilo o Vargas Llosa tomándolo por pero cuando parpadea, antes de que pase
sencillo, claro y transparente.
p Entiendo paráfrasis, a veces disparatadas y de todos unicornio. el relámpago de sombra, ha recibido un
que el lenguaje barroco de Miguel Ángel los órdenes. También intentos de compe- Umberto Eco presenta cuatro variantes golpe que aumenta su desconcierto. Y así,
Asturias o Alejo Carpentier es un hallaz- tencia, alguien hasta llegó a proponer el de interpretación de El dinosaurioo y en todas de parpadeo en parpadeo, con recios mano-
go. Hay que celebrarlos. Pero también escribir un solo punto
p como el relato más concluye que la reversibilidad tiende a ser tazos fulgurantes, la cobra se derrumba.
hay que celebrar el valor y la belleza de corto y otros absurdos por el estilo. Ítalo mínima. Eco llama a las interpretaciones de La zarpa de Monterroso me recuerda el
estilos opuestos por su aparente sen- Calvino dijo en serio: “Yo quisiera prepa- El dinosaurioo un continuumde
m reversibilidad. sutil alfanje del verdugo que con diestro,
cillez, como el de Monterroso, que es rar una colección de cuentos de una sola Además, lleva la interpretación temática insensible tajo decapita. El condenado le
también el estilo de Borges. frase, o de una sola línea, si fuera posible. del microrrelato de Monterroso al dilema implora cumplir sin tardanza su labor.
10 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021

El verdugo le recomienda mover los


hombros. Los mueve, y rueda la cabeza”.
Quince años después del retrato
de Cardoza, la académica española
Francisca Noguerol Jiménez concretó
su tesis de doctorado en la Universidad
de Salamanca resaltando el papel de la
sátira en la narrativa de Monterroso y
señaló esa capacidad de “tender tram-
pas” en la aparente sonrisa. Monterroso
fulmina y lo hace de una manera que
sutilmente acaba en la guillotina. Un
ejemplo recurrente es el epígrafe de su
libro La oveja negra y demás fábulas:
“Los animales se parecen
tanto al hombre que a veces es
imposible distinguirlos de este”.
K’nyo Mobutu.
A primera vista este epígrafe es un
texto ramplón por su evidente obviedad.
Pero encierra una trampa, una especie
de guasa deliberada o aspecto humo-
rístico que a su vez cumple una función
epistemológica recordando el origen
animal de la especie humana y su rela-
ción biológica con las otras especies.

De cabezas y
La intención se descubre solo al final Bernays transforma los bananos en un pro-
en el índice onomástico y geográfico ducto estratégico y, a base de lobistas y voces
donde se informa que K’nyo Mobuto es favorables de la pprensa, arma la imageng de
un antropófago, es decir una relación un Árbenz comunista, enemigo del mundo

de bananos:
de canibalismo que en los animales democrático libre.
carnívoros y rapaces se entiende como El cuento Míster Taylorr de Augusto
característica pero en los seres huma- Monterroso trata no de bananas, sino de
nos refiere a un aspecto simbólico de la cabezas humanas reducidas que, de pron-
agresividad humana y a la vez conecta to, se vuelven mercancías deseables en el

“Míster Taylor”,
con el canibalismo primitivo de tribus norte: “Un hogar sin su correspondiente
prehistóricas. cabeza teníase por un hogar fracasado.” El
La fábula que da origen y sentido al protagonista del cuento, Mr.Taylor, no era
libro, La Oveja negra, condensa signifi- un publicista, sino un pobre gringo que en

un cuento que
cados múltiples y crea símbolos con el un lugar de una selva amazónica, gracias al
uso del negro, lo diferente, y el blanco, obsequio de una “tribu” y el astuto instinto de
lo que hoy llaman el mainstream o la su tío Mr. Rolston afincado en New York, da
mayoría que actúa irracionalmente. con un producto que se volverá un fetiche. En

perdura
El tema del bien y el mal está tratado efecto, el cuento trata sobre una producción
en otras fábulas del libro. En la Oveja frenética de cabezas humanas que, por un
Negra se traza en once líneas el tema tiempo, sacian el mercado estadunidense y
de la reinterpretación de la historia. Lo propician a los pueblos nativos del Amazonas
que es verdad hoy no necesariamente de un progreso risible: se moderniza una
será la misma verdad en el futuro. El vereda alrededor del Palacio Legislativo
villano puede ser héroe en el mañana. POR | MÓNICA ALVIZÚREZ por donde pasan las bicicletas “que les

E
Monterroso es sin duda sutil, él había donado la compañía”. El problema
mismo así se definía. Y a veces duda- dward Bernays (1891-1995) está ligado deviene cuando hay escasez de cabezas y,
ba de su sutileza: “Hago llamados a la a la historia trágica de Centroamérica la locura del consumo, determina medidas
rebelión y a la revolución, pero desgra- y particularmente de Guatemala. Eran draconianas y destructoras, descritas con
ciadamente en una forma tan sutil que los años finales de la década del cuarenta ironía: “a los enfermos graves se les con-
por lo general mis lectores se vuelven del siglo XX. La Segunda Guerra Mundial cedían veinticuatro horas para poner en
reaccionarios”. había acabado y el capitalismo global reque- orden sus papeles y morirse; pero si en este
También dijo en broma a un perio- ría más mercados, nuevos y distintos pro- tiempo tenían suerte y lograban contagiar a
dista que El dinosaurio no era cuento ductos. Samuel Zemurray (1977-1961), el la familia, obtenían tantos plazos de un mes
sino novela. En una ocasión un fun- dueño de la United Fruit Company, entra como parientes fueran contaminados”. Se
cionario, de “esos de la cultura”, en un en contacto con Bernays, para entonces necesitaban más enfermos, más muertos,
evento le preguntó a Monterroso si era considerado el genio de las relaciones más cabezas. El desenlace del cuento se pro-
el “hombre del dinosaurio”. Afirmando públicas y la publicidad. En el portafolio duce cuando Mr. Taylor, desesperado por no
con la cabeza, Tito preguntó a su vez al de Bernays figuraba el haber legitimado el poder mandar más cabezas, envía la propia.
funcionario si ya lo había leído y este cigarrillo como el producto de la libertad y Mr. Rolston no soporta esa visión “cuando
respondió que iba por la mitad, pero emancipación en los años veinte. En su libro al abrir un paquete del correo se encontró
que lo leído le había gustado mucho. Propaganda a (1928), Bernays reconocía que con la cabecita de Mr. Taylor, que le sonreía
Más allá del cliché del cuento más son pocos los que entienden las costumbres desde lejos, desde el fiero Amazonas, con
corto de la literatura, resaltamos ahora el y opiniones de las masas y son ellos los que una sonrisa falsa de niño que parecía decir:
interés por su obra en Hispanoamérica las pueden manipular con inteligencia. Esa “Perdón, perdón, no lo vuelvo a hacer.” Mr.
y España. Y la fidelidad de sus lectores manipulación era importante para Zemurray, incitando al consumo o la imagen de una Rolston se tira por la ventana.
y el asombro de los nuevos que lo leen. quien buscaba ampliar el mercado para los familia nuclear y feliz, cuyo desayuno a base En literatura hablamos de horizontes de
Acaso porque todos llevamos algo del bananos, que eran producidos, entre otras de cereal y banano, potenciaba la salud y la expectativa de lectores, concepto acuñado
dinosaurio original, del niño interno que regiones, en Guatemala. Así es como en la instauración de un aura de confort y opti- por Robert Jauss, en el que se condensan
nos conserva la capacidad del asombro radio y televisión norteamericanas aparece mismo. En pocas palabras, era el tiempo de las experiencias que los lectores poseen en
y que sigue ahí, afuera y adentro de los de pronto la caricatura de una banana ves- comer bananas y el obstáculo más ggrande, determinadas épocas y, por lo tanto, el grado
sueños. tida al estilo tropical de Carmen Miranda el gobierno de Jacobo Árbenz. Es cuando de identificación que podrán entablar con
Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021
11
Solamente una vez…
el texto. De ahí se explica que un texto
se lea más en determinado momento
histórico o que se deje de leer o perdure
según condiciones específicas. La maes-
tría del cuento de Augusto Monterroso
escrito en el año de 1954, cuando el pro- POR | DAVID UNGER

F
yecto revolucionario democrático en
Guatemala es derrotado por la interven- ui a almorzar en la casa de Tito ojos marrones, grandes, y Tito, en compa- los Acuerdos de Paz en 1996, lo cual podría
ción norteamericana, alcanza distintos Monterroso en 1993, no porque ración, era una cosita no muy atractiva. justificar su regreso a un país supuestamente
horizontes. Evadiendo la transparencia quisiera conocerlo, sino porque un Es por eso que se sentía orgulloso, me lo “democrático,” pero, de todas maneras, me
de los referentes, el cuento no se cen- año antes había encontrado una copia del imagino, y porque de cierta manera él había sentí un poco decepcionado.
tra en la geopolítica de aquel momento libro Las hojas muertas, de su esposa, la sido su consejero literario. Aunque solo he traducido su cuento El
traumático para Guatemala, sino en el escritora mexicana Bárbara Jacobs, en Hablé poco con Tito. Tenía un humor eclipse,
e me da placer saber que ayude a Edith
fetichismo de la mercancía que arma los un estante de ediciones Era en la FIL seco, empapado de ironía y sonrisas, menos Grossman (traductora de Gabo y Vargas
diseños globales capitalistas de produc- Guadalajara. Y me gustó tanto, que decidí cuando hablaba de política. Era bastante Llosa) y a Will Corral a publicar la selec-
ción y consumo. Monterroso ofrece en traducirlo. Interesé en el libro al editor tímido y no fue nada pretencioso en esa ción de cuentos de Monterroso Complete
Míster Taylorla
r imagen de una sociedad Sandy Taylor, de la prestigiosa editorial ocasión. Me contó que había nacido en Works and Other Stories con la editorial
regocijada en aquel fetichismo, tras el gringa Curbstone Press (prestigiosa, a Honduras, pero que era guatemalteco y University of Texas Press, en 1995. No creo
que se ocultan las terribles condiciones mi parecer, porque casi exclusivamen- ahora mexicano. Había salido de Guatemala que Tito lo supiera, y creo que a Grossman
de producción que agotan los recursos te publicaba traducciones de escritores en 1944 y aunqueq regresó
g durante el se le olvidó que yo había hecho el puente
de regiones distantes. Siguiendo a Marx, centroamericanos), y se publicó en 1993 gobierno de Árbenz, se consideraba un para que apareciera ese libro.
si la mercancía es un jeroglífico social, bajo el titulo The Dead Leaves. Bárbara me exiliado viviendo en México. Yo le conté Vi a Tito una última vez con Bárbara en
al desenvolver el paquete, –metáfora invitó a almorzar en su casona de la calle de mis frecuentes viajes a Guate, uno muy el DF, un par de años antes de su muerte.
del “místico velo” en que se funda el Rafael Checa, en la preciosa colonia de importante en 1989 para un encuentro de Nos encontramos en Coyoacán en frente
fetichismo de la mercancía–, Mr. Rolston Chimalistac, junto con Tito, para devol- escritores centroamericanos durante el de la librería Gandhi. Recuerdo que Tito
está descifrando finalmente ese jeroglí- verme las gracias por mi trabajo. gobierno de Cerezo, en el cual conocí a se veía muy disminuido, si se puede uti-
fico, lo que es lo mismo, está conocien- El almuerzo fue algo formal. Almorzaron Daisy Zamora, Francisco Goldman, Ana lizar esa palabra, y andaba con bastón de
do el trabajo muerto que la mercancía con nosotros los padres de Bárbara, libaneses María Rodas, Francisco Morales Santos un lado y del brazo de Bárbara del otro.
conlleva, el proceso de producción que maronitas, y tal vez una hermana de ella, y a Otto Raúl González, gran poeta guate- Pensé que envejecer de esta manera no tiene
ha sacrificado una sociedad entera y al todos personajes de Las hojas muertas. En malteco, también exiliado en México, en ninguna gracia, pero él se veía tranquilo.
propio Mr. Taylor. ese entonces conocía muy poco la obra de su primer viaje de regreso (estaba muy En fin, entramos a la librería a tomar un
En La palabra mágica, Augusto Tito —si mucho, había leído sus cuentos nervioso, Otto Raúl —fumaba como una café y platicar a gusto. Al despedirme de
Monterroso escribe que desistió de un Míster Taylor, El eclipse y El dinosaurio. chimenea). Monterroso se rio y dijo que él, pensé en una línea anodina de Míster
proyecto literario al que fue convocado. Durante el almuerzo, Bárbara me contó nunca regresaría a Guatemala hasta que Taylorr donde el narrador dice “Creo que
Ese proyecto consistía en escribir narra- que ella había conocido a Tito en un taller se estableciera un gobierno democrático. con esta será la segunda vez que diga que no
tivas sobre dictadores latinoamericanos, de escritura, allá por los años setenta, y En vez de admirar su pose, sentí vergüenza todos los tiempos son buenos.” A pesar del
a él eventualmente le correspondería que poco después se hicieron pareja y se por haber regresado a Guatemala muchas humor y el conocimiento erudito de Tito, a
escribir sobre Somoza. Desiste, indica casaron. Recuerdo que mientras ella me veces durante gobiernos opresores como fin de cuentas, sus minificciones ocultaban
Monterroso, por “miedo de meterme contaba cómo se conocieron, Tito, un los de Lucas García y Ríos Montt. Sí me una obsesión con la muerte. Cuando recibí
en el personaje, como inevitablemente hombre rotundo y chaparrito, levantaba sorprendí, años después, cuando me con- la noticia que había fallecido, pensé que, a
hubiera sucedido, y de empezar con la las cejas, movía su cabeza graciosamente, taron que
q había regresado
g a Guate para
p pesar de su fama, lo que más apreciaba Tito
tontería de buscar en su infancia, en reventando los hombros. Orgulloso de todo recibir el Premio Miguel Ángel Asturias era tomar un café con Bárbara, la mujer que,
sus posibles insomnios y (…) terminar lo que decía su mujer. de Literatura en 1997, durante el gobierno
g al regresarle el amor, lo salvó de la soledad
comprendiéndolo”. Precisamente el éxito Bárbara era una mujer guapa con lindos de Álvaro Arzú. Claro, se habían firmado que seguro lo dominaba.
de la narrativa de Monterroso, y parti-
cularmente del cuento Míster Taylor, r
es huir de la referencialidad, del tono
confesional, de la búsqueda de empatía,
de la reducción del poder a una perso-
na, y más bien de entenderlo como un
sistema difuso y complejo, compuesto
de redes visibles e invisibles en torno
al mercado. Desde esa concepción del
poder, el cuento Míster Taylorr logra lo
que el propio Monterroso sentenciaba
para El señor presidente de Asturias:
“sobrevive a los elogios de la crítica, al
entusiasmo del público”. Porque, en
clave presente pasados casi 70 años de
su publicación, aquel lugar sin nombre
de la selva Amazónica donde sucede la
acción del cuento, existe y se reconfi-
gura en muchas espacios nacionales
y transnacionales, como también las
alianzas y corrupciones en atención a
saciar el mercado global normalizan-
do lo que sería intolerable. Leáse, por
ejemplo, la explotación del níquel en
El Estor, Izabal.
Bernays, a diferencia de Rolston,
no se tira por la ventana, sino termina
plácidamente su vida, lejos de las llama-
das repúblicas bananeras. Ya lo había
dicho Monterroso “los buenos libros
son buenos libros y sirven para seña-
lar los vicios, las virtudes y los defectos
humanos. Pero no para cambiarlos.”
12 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021

L La revisión de la cultura
a obra polifónica, autorreflexiva y
contestataria de Augusto Monterroso
ha llevado a interpretaciones del
contenido de sus relatos. La oveja negra y

occidental en la fábula
demás fábulass fue considerada por Gabriel
García Márquez como una colección que
“se lee con los brazos en alto”. La alegoría
típica de la tradición fabulística, en esta
obra conlleva un profundo cuestionamien-

de Augusto Monterroso
to de su referente: la cultura oficial que
se viene enseñando desde hace siglos en
el sistema educativo occidental como un
discurso fidedigno y estable.
Mi encuentro con las fábulas de
Monterroso me inspiró para realizar un POR | VICTORIA THÖRNRYD
trabajo monográfico que, más tarde se
concretó en la tesis doctoral La desau-
torización del discurso oficial en la fábula
de Augusto Monterroso.
La base teórica y metodológica de esta
tesis es la semiótica, pero debido al ya
mencionado carácter polifónico del texto
fue necesario completar esta teoría con
otras como la poscolonial y la feminista
que permitieron una mirada más profunda
al análisis del contenido de las fábulas.
Intentaré resumir aspectos esenciales de
mi investigación

Introducción
Para escudriñar la visión poscolonial que se
desprende de La oveja negra a fue necesario
centrarse en marcas como la exclusión
y las identidades truncas o incompletas,
que el proceso de colonización dejó en la
sociedad hispanoamericana. Huellas que se
desprenden de un ordenamiento colonial
que sigue imperando, de ahí la necesidad
del fabulista de hacer una denuncia a través
de la creación literaria. En esta colección
de fábulas el tema de la identidad tiene
como base de trasfondo crítico la relación
centro–periferia.

La crítica poscolonial
En varias fábulas de la colección de La
oveja negra se puede ver la revisión de la
conquista de América. En La buena con-
ciencia, por ejemplo, se observa cómo la
presencia cultural eurocéntrica del con-
quistador y la visión del sí mismo influ-
yeron profundamente en la identidad de
los pueblos originarios, quienes, debido a
la represión terminaron adaptándose a la
modalidad impuesta desde el centro como
se señala al final de esta fábula: “Entonces
decidieron volverse vegetarianas. Y a partir
de ese día se comen únicamente unas a
otras y viven tranquilas, olvidadas de su
infame pasado”.
El impacto que la empresa de Colón
tiene sobre la identidad del sujeto que se ta por la hegemonía tutelar en donde la estas mantuvieran, por siglos, un carácter manera de pensar, abogándose por un
coloniza se muestra en fábulas como La hibridez que forma parte de su identidad simbólico monofónico, estable e incues- pensamiento autorreflexivo, dialógico y
Mosca que soñaba que era un Águila, en cultural vista como algo impuro. De ahí tionable dentro de nuestra cultura. Por contextualizado. A través de una estra-
donde la búsqueda de una identidad propia que en ella se manifieste el deseo obsesivo ejemplo en el texto siguiente: tegia dialógica se pone al descubierto la
se ve afectada por la ideología etnocéntrica de ser lo que ella no es: un águila que lucha “Todos saben que en ciertas ocasiones racionalidad del discurso monológico.
del sí mismo como cultura superior, que por conseguir la aceptación de los demás yo me oculto detrás del Mal, como cuando Mediante dicha estrategia dialógica tanto
el colonizador implantó en la mente de la y también la suya propia. te enfermas y no puedes tomar un avión el Mal como el Bien quedan equipara-
alteridad al imponer un nuevo paradig- y el avión se cae y no se salva ni Dios; y dos en un mismo nivel discursivo y se
ma cultural. De este modo, se fractura la Crítica a la metafísica occidental que a veces, por el contrario, el Mal se reivindica la figura de la alteridad como
unidad estructural originaria generando El monoteísmo, propio de la religión cris- esconde detrás de mí, como aquel día en desvío (presente en el Mal),
l tradicional y
una herencia identitaria trunca. tiana, se expresa mediante un modelo sim- que el hipócrita de Abel se hizo matar por simbólicamente oprimido y limitado. En
La lectura de este relato puede verse bólico construido a partir de las nociones su hermano Caín para que este se queda- el último segmento de la fábula se afirma
como una metáfora de la identidad des- bien vs. mal que ha pasado a ser uno de ra mal con todo el mundo y no pudiera categóricamente que “Las cosas no son
centrada, no integrada de los pueblos los cimientos de la cultura occidental. La reponerse jamás”. tan simples”, como se nos ha enseñado
conquistados. La mosca, en este relato, legitimidad que se le ha otorgado a esta y Lo que Monterroso cuestiona aquí es a través de los discursos monológicos
permanece fija a una concepción impues- a otras nociones fundacionales hizo que la racionalidad monológica de nuestra como el eclesiástico.
Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021
13
La desautorización
del discurso falocéntrico
El pensamiento occidental organiza el
mundo sobre una base logocentrista que
le otorga un lugar privilegiado al varón
en su sistema binario. En las fábulas de
Monterroso se puede apreciar un claro
intento por replantear la tradición lite-
raria y, con ella, la figura preterida de la
mujer. Para desviar las estructuras de
la autoridad textual recurre a la épica
como tradición literaria fundante.
Aquí, la fábula La tela de Penélope, o
quién engaña a quien cumple la misión
de desmontar la visión patriarcal, al
otorgársele a Penélope el rol protagó-
nico de mujer activa e independiente.
Monterroso lo realiza a través de una
grieta literaria en el relato homérico:
era ella y no él quien movía los hilos
de la sociedad que les rodeaban. La
parodia se presenta como un recurso
deconstructivo y desmitificador al pre-
sentar la figura femenina como sujeto
activo cuyas acciones daban a Ulises la
posibilidad de buscarse a sí mismo, y
el accionar de ambos personajes se da
en el terreno de la equidad.
En La rana que quería ser una rana
auténtica a se aborda la problemática del
prototipo de la belleza femenina y la
importancia, por parte de la crítica

Nosotros
feminista, de analizar el cuerpo de la
mujer en las sociedades contemporá- tenemos la misma especie de sexto sentido
neas. La rana, protagonista de este relato, que tienen los enanos para reconocerse
se presenta como un caso de obsesiva afectuosamente entre sí. Más bien, me
dependencia a los moldes convencio- explicó, en muchas oportunidades lo que

todavía
nales. Esta, influida por la propaganda, prevalece entre nosotros es la desconfian-
intenta afanosamente alcanzar el ideal za y, no pocas veces, las descalificaciones
estético femenino de perfección. A tra- mutuas.
vés de su comportamiento se critica la Pero, la verdad, las explicaciones que

estamos ahí
exigencia que la cultura de imagen y me dio estaban de más, porque una vez que
consumo ejercen sobre la mujer instán- se nos acercó me di cuenta que a quien se
dola a alcanzar los más altos estándares dirigía a saludar, de manera efusiva, por
de perfección y que hoy se hacen tam- cierto, era a Memo. Entre ellos se creó, ins-
bién extensivos a los varones. El párrafo tantáneamente, una corriente de simpatía
final de la fábula, en el segmento “qué POR | RAFAEL CUEVAS MOLINA y camaradería que me dejó totalmente al

C
buena rana, que parecía que era pollo”, margen y, me atrevo a decir, a todos los que
se toma conciencia de que la belleza onocí a Augusto Monterroso en de medio punto por el que se accedía a la nos encontrábamos en la sala.
es algo relativo ya que depende de la septiembre de 1997, cuando llegó habitación. Como atento escucha de su conversación,
mirada del observador. Esta fábula a Costa Rica junto a su esposa Bárbara Pero nuestra sorpresa fue mayúscula que parecía desarrollarse como si estuvieran
constituye un desafío que incita a la Jacobs a presentar su libro, publicado por cuando, sin decir agua va, Monterroso tam- en la intimidad de la sala del hogar de cual-
reapropiación del cuerpo femenino. Alfaguara, Cuentos, fábulas y lo demás es bién pareció reconocer en Memo a alguien quiera de los dos y no en un lugar público
En La sirena inconformee asistimos silencio. con quien, si bien no se habían visto antes, como en el que estábamos, me enteré que
a la desmitificación de la sirena que Me acerqué al Centro Cultural Español, formaba parte de una familia extendida Tito, como le llamaba Memo, estaba escri-
adquiere un rol protagónico como el de conocido como El Farolito, en donde tendría cuyos miembros, al encontrarse en cual- biendo “un cuento sobre dinosaurios” que
Ulises, a diferencia del relato fundante. lugar el evento en el que su esposa también quier parte del mundo, se comportan como le estaba costando “reducir a lo esencial”,
La reescritura del mito de la sirena es una presentaba un libro,Juego limpio. Era plena viejos conocidos y se prodigan profusas según dijo un poco dubitativamente.
clara intención de humanizar a ambas época lluviosa, y esa tarde había caído un muestras de afecto. Memo le dio un par de consejos, aunque
figuras, demostrándose así que la parodia chaparrón que provocó que la gente fuera Bárbara Jacobs debía saber de esto, no sé si llamar así a las reflexiones que hizo
como recurso renovador (Bajtín) hace llegando poco a poco al recinto en donde se porque no se mostró sorprendida cuando sobre el sentido de la vida, la circularidad
posible la renovación de los discursos, iban amontonando los paraguas, mientras Monterroso, al que Memo desde el primer del tiempo y el destino trágico de nuestros
comprobándose al mismo tiempo el Monterroso conversaba, al fondo del salón momento llamó confianzuda e irreveren- pueblos. A Monterroso debe de haberle
dinamismo del signo lingüístico pro- en donde tendrían lugar las presentaciones, temente Tito, se nos quedó viendo con ojos parecido interesante lo que le decía, por-
clamado por los posestructuralistas. De con una funcionaria del Centro. pícaros, y, como movido por un resorte, saltó que sacó una pequeña libreta en la que,
esta manera, Monterroso muestra que Me acompañaba mi amigo de toda la de la silla en donde se encontraba sentado rápidamente, anotó algo.
las concepciones estáticas que habíamos vida Guillermo González, quien reunía en y caminó, o, mejor dicho, casi que corrió, La charla tenía que comenzar y desde el
aprendido de la tradición son suscep- él dos cualidades que lo emparentaban con a encontrarnos. escenario lo conminaron a presentarse. Con
tibles de ser reivindicadas. La sirena Monterroso: le gustaba escribir y medía Como es de suponer, yo estaba totalmente la mirada propia de quien está buceando en
deja de representar la figura de la mujer apenas un metro cincuenta de estatura. sorprendido. Tenía la ilusión de conocer a su interior, Monterroso guardó su libreta
monstruo y pasa a encarnar a un sujeto Certificando la certeza de la intuitiva afir- Monterroso, esperaba que nuestra común en un bolsillo interior de su chaqueta, se
humanizado, cuya tenacidad la lleva a mación del bate visitante, según la cual nacionalidad guatemalteca permitiera un dirigió al estrado que le señalaban y empezó
poseer finalmente a Ulises con quien “los enanos tienen una especie de sexto cierto acercamiento, pero nunca imaginé su presentación trastrabillando un poco,
conciben un hijo. Ambos, la Sirena y sentido que les permite reconocerse en la reacción que había tenido. como desconcentrado.
Ulises, al aparecer como sujetos frag- el acto”, Guillermo, a quien siempre lla- Iluso de mí. Monterroso no me había Cuando se despabiló y pareció centrarse
mentados y humanizados cambian el mamos cariñosamente Memo, lo detectó reconocido a mí, porque como bien me lo en lo que estaba diciendo, nosotros todavía
curso del petrificado relato épico. inmediatamente, apenas cruzamos el arco hizo saber más tarde, los guatemaltecos no estábamos ahí.
14 Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021

C
erca de cincuenta y dos años han
transcurrido desde aquel día de
septiembre de 1944 en que con mi
compañero de letras, Francisco Catalán,
y custodiado por funcionarios de la emba-
jada mexicana, crucé la frontera entre
Guatemala y México rumbo a un exilio
forzoso, impuesto por las circunstancias
revolucionarias que nuestro país vivió en
aquel año que, por cierto, iba a convertirse
en un parteaguas histórico de enorme sig-
nificación, como se demostraría más tarde,
no solo para Guatemala sino también para
nuestras patrias grandes: Centroamérica
e Hispanoamérica en su conjunto.
Eran los días finales de la guerra mundial
contra el fascismo, y de la esperanza de
los pueblos sustentada en aquella inmensa
batalla por la libertad que se libraba con
la mira puesta en la conquista de una vida
verdaderamente digna para todos. En sus
modestas proporciones, en la lucha contra el
régimen opresivo del dictador Jorge Ubico,
vale decir contra los fascistas locales, el pue-
blo de Guatemala se levantó asimismo con

Un escritor
valor y fortaleza moral, en un movimiento de su casa de La Parroquia nos daba a escu-
de rebeldía que, correctamente interpretado char ciertos domingos la Novena Sinfonía
por sus visionarios dirigentes de entonces, de Beethoven, no sin antes advertirnos
dio por resultado un nuevo cuerpo legal que la grabación, dirigida por Wilhelm

guatemalteco
e institucional que nos rigió durante los Mengelberg, duraba una hora exacta, y me
sucesivos regímenes democráticos del prestaba La montaña mágica de Thomas
doctor Juan José Arévalo Bermejo j y del Mann, esto sin advertirme que su lectura
coronel Jacobo Árbenz Guzmán. “Diez duraría toda la vida; el siempre enamorado
años de primavera en el país de la eterna Otto-Raúl González, que al mismo tiempo
tiranía” llamó en su momento a ese impor- POR | AUGUSTO MONTERROSO que me daba a leer la primera versión de
tante periodo de nuestra historia aquel otro su obra maestra Voz y voto del geranio, me
gran guatemalteco, el gran poeta, ensayis- transmitía personalmente algunas de las
ta y hombre íntegro, mi amigo de muchos lecciones de Derecho que le impartían en la
años y desvelos compartidos en el exilio universidad, principalmente las contenidas
mexicano, Luis Cardoza y Aragón. en un volumen de Derecho Romano pre-
Múltiples son las actividades que el pros- parado por su maestro, el novelista Flavio
crito, el refugiado, el exiliado en general, ha Herrera, en el que aprendí para presumir
de desempeñar una vez fuera de su patria, el extraño sustantivo “usucapio”, el más
alejado de sus hábitos y costumbres, de sus extraño verbo “usucapir”, y el principio
familiares y amigos, de sus nubes, sus ríos y suum quique, e “a cada quien lo suyo”; en fin,
barrancos de la infancia y la primera juven- otros cercanos compañeros de la Generación
tud. ¿Cuál camino adoptar, cuál seguir en del Cuarenta, de la que tan orgulloso me he
el duro trance de emprender una nueva sentido siempre: poetas, músicos, pintores
existencia en suelo ajeno? Cualquier exilia- y escultores a quienes he dejado de ver, mas
do sabe que en numerosas ocasiones esto no de querer y recordar, pero cuya mención
lo determina el azar, esa combinación de personal aquí haría una lista que excedería
factores diversos e imprevistos que en un los límites que el tiempo impone a estas
momento dado deciden un destino. Pero breves palabras.
cualesquiera que hayan sido esos nuevos La fidelidad, pues, a aquella vocación y
llamados, esas inesperadas puertas que se a estos recuerdos ha sido invariable en mí
me abrían (por todas las que se me cerraban), a lo largo de cinco décadas de destierro, de
esas urgentes tentaciones, yo puedo decir siempre por Miguel de Cervantes; en un todos sabemos, en el poema Las campanas, aprendizaje y de algunas modestas reali-
ahora que, por lo que a mí hace, al salir de establecimiento comercial de la Novena de Edgar Allan Poe, en el que yo volvía a zaciones en el campo de la literatura, que
Guatemala llevaba claro ya el signo al que, Avenida Norte, llamado Carnicería Central, encontrar el enorme valor que en este oficio firmemente adopté como oficio a raíz de la
mal que bien, con múltiples fallas y alguno en que a escondidas de mis patrones, pero tienen el ritmo y el sonido de las palabras, publicación de mis primeros trabajos en el
que otro acierto, fui y he sido invariable- con la complicidad de un jefe comprensivo, como el propio Poe sabía y proclamaba. hoy desaparecido diario El Imparcial, l que
mente fiel: el signo de escritor, de escritor don Alfonso Sáenz, quien me regaló las obras Nada me llevó a olvidar que en estos mismos me acogió a través de los inolvidables César
guatemalteco, que desde el despertar de completas de William Shakespeare en doce alrededores me movía con mis entrañables Brañas, Joaquín Méndez, Francisco Méndez
mi conciencia sentí como el destino al que tomos que aún conservo, y me indujo a leer compañeros de Generación: el inquieto y Manuel Eduardo Rodríguez, el Pájaro; y
debía entregarme. a Juvenal, a Lord Chesterfield y a Víctor Guillermo Noriega Morales, que escribía en la revista Acento, que mis compañeros
Y así ha sido. No ha habido nada en mi Hugo, cuyas grandes novelas me abrieron cuentos llenos de imaginación y malicia, de generación y yo fundamos en 1942 junto
larga y azarosa existencia por esos mundos los ojos a las injusticias sociales de todos con quien yo estudiaba latín para algún día con el brillante poeta y ensayista, nuestro
ásperos o amables, por esas otras latitudes los tiempos y todos los países; y en un salón poder leer en este idioma a Horacio con querido amigo Raúl Leiva, lamentablemente
acogedoras y a veces hasta sutilmente lison- de billar (los caminos de la vocación son su “Solvitur acris hiems grata vice veris et fallecido años más tarde durante su exilio
jeras; no ha habido nada, repito, que me haya inescrutables) llamado Santa Rosa, en la Favoni”, pero sobre todo a nuestro Rafael mexicano y en el mejor momento de su
inducido a olvidar que fue precisamente aquí, octava calle, regenteado por don Domingo, Landívar con su melancólica invocación a fecunda carrera literaria, que abrazó con
en la Biblioteca Nacional, dirigida entonces un hombre amable y risueño que me hablaba Guatemala: “Quam juvat, alma, tuas animo pasión y denuedo.
por nuestro gran narrador y poeta Rafael de poesía, cosa que le vendría de sangre, pervolvere dotes,/ temperiem, fontes, com- Aun cuando al cruzar aquella frontera
Arévalo Martínez, en donde por primera pues se declaraba descendiente de ese pita, templa, lares”, que su definitivo exilio en 1944 yo iba ya lo que se podría decir
vez me sumergí en la lectura y el estudio de personaje orgulloso y triste de nuestra le dictó en Bolonia, y que desde entonces formado, es un hecho cierto que el apren-
los clásicos de nuestro idioma, Garcilaso literatura, Domingo Estrada, poeta amigo conservo en mi memoria como un tesoro; dizaje del oficio de escritor no termina
de la Vega, Gracián, Quevedo, encabezados de José Martí y traductor celebrado, como el polifacético Carlos Illescas, que en la sala nunca. Así, fue necesario que pasaran otros
Guatemala, domingo | ELACORDEÓN | 19 diciembre 2021
15

quince años de intentos constantes, de y pasa por la pluma (propiamente dicha) del
innumerables lecturas y experiencias, conquistador y fundador Bernal Díaz del
para que yo me decidiera a entregar a la Castillo, a quien ya Gómez Carrillo llama
Universidad Nacional Autónoma de México paisano; por los incomparables hexámetros
(a la que me incorporé de diversas maneras latinos de la Rusticatio mexicanaa de nuestro
desde mi primera llegada a aquel gene- padre Rafael Landívar; por la prosa chis-
roso país), a petición de mi gran amigo peante y la observación aguda de Salomé
mexicano Henrique González Casanova, Jil, José Milla; por los elaboradísimos,
los originales de mi primer libro, Obras perfectos, insuperables e insuperados
completas (y otros cuentos), parte de cuyo endecasílabos que componen las octavas
contenido había yo venido publicando en reales de las Tradiciones de Guatemala, de
forma por demás dispersa en el tiempo y nuestro gran satírico José Batres Montúfar;
en el espacio. las incomparables crónicas maestras para
Enfrenté un nuevo exilio involuntario todo el ámbito de nuestro idioma, idioma
que duraría dos años en la república de Chile, al que, como Rubén Darío en el verso, con-
cuando renuncié a mi cargo diplomático tribuyó en forma decisiva a instalar en la
en Bolivia, al momento que el Gobierno de modernidad de Enrique Gómez Carrillo;
Estados Unidos decidió en 1954 derrocar para llegar de lleno a nuestro atribulado
el ggobierno legítimamente
g constituido de siglo XX con el Ecce Pericles, los poemas y
Jacobo Árbenz Guzmán, y acabar de un El hombre que parecía un caballo, modelo
solo golpe con el intento democrático y precursor de indagación psicológica, de
con las aspiraciones de una vida más justa Rafael Arévalo Martínez; a la penetración
para nuestras mayorías indígenas, y para en nuestra alma indígena en Hombres de
los trabajadores guatemaltecos en general, maíz,z y de la otra en El señor Presidente, de
de la ciudad y del campo. Y, de paso, para Miguel Ángel Asturias; y la inquietante y
cuantos hubieran entregado su saber y sus certera lucidez de la poesía y los ensayos
mejores esfuerzos en favor de esta causa. de Luis Cardoza y Aragón, para citar solo
En mi cuento Míster Taylor, r que como pro- nuestras más altas cumbres y para ocu-
testa escribí y publiqué en aquellos días parme únicamente de autores fallecidos.
en el diario El Siglo de Santiago de Chile, En conversaciones, en la cátedra, en foros
y que más tarde incluí en aquel mi primer internacionales, no he dejado nunca de
libro, quise dejar un modesto testimonio señalar la gran riqueza literaria, las firmes
literario de mi repulsa a esta intervención bases con que históricamente contamos los
injustificada y brutal, así como a los métodos escritores guatemaltecos, centroamericanos
usuales de la penetración imperialista en en general. ¿Habrá alguien que con una
nuestros países. tradición así se pierda? Estoy seguro de
De vuelta a un renovado exilio en México, que esta tradición se prolonga en la actua-
en 1956, hasta los presentes días, y en cum- lidad gracias a la imaginación y el talento
plimiento de aquel destino, o quizá solo de tantos narradores y poetas de nuestros
vocación, he sido lo suficientemente afor- días, la probable presencia aquí de algunos
tunado como para encontrar ocupaciones de los cuales me impide mencionar nom-
decorosas que me permitieran cumplirlo, bres para no parecer adulador, o herir su
o llevar adelante. Es así, y con mucho de modestia, pero en cuyos espíritus y en cuyas
suerte también, como al cabo de estos años obras estoy seguro de que Guatemala tiene
he podido publicar la totalidad de mis libros asegurada la continuidad de una siempre
en México, en España y en países de otros viva línea de originalidad, fuerza e ingenio
idiomas, una obra de toda la vida que, con literarios.
sincera humildad, espero que no desmerez- (Fragmento del discurso de agradecimiento
ca demasiado dentro de la gran tradición pronunciado por Augusto Monterroso al
literaria de que los guatemaltecos somos recibir el Doctorado Honoris Causa otor-
dueños, esa tradición que viene desde el gado por la Universidad de San Carlos de
lejano pero cada vez más cercano Popol Vuh, Guatemala en 1996.)

También podría gustarte