el profanador de textos
Traducido del alemán al francés por Mireille
Delacroix, y del francés al castellano por Miguel
López-Maurosa.
N o existen sobre la Tierra más que unas 2400 ó
2500 variedades de minerales. Forman los ele-
mentos constituyentes de la tierra mineral en estado
sólido, líquido y gaseoso. Son los órganos, grandes y
pequeños, de su cuerpo viviente.
Entre ellos se encuentran varias docenas que
denominamos como “piedras preciosas.” Este
concepto no es fácil de definir. Es el resultado
de determinados movimientos más bien efecti-
vos que se apoderan del alma ante la visión de
estos minerales en especial. Nos sorprendemos
ante la idea de que una “piedra” puede ser tan
clara, tan pura, estructurada, coloreada, lumi-
nosa, irradiante, tan “maravillosamente bella.”
La sorpresa se transforma en veneración, la
veneración en entusiasmo, el entusiasmo en el
sentimiento de tener ante nosotros un objeto
preciado, raro y de gran valor (no naturalmente
de valor mercantil).
F, Deneach 1 Piedras preciosas
Piedras preciosas
Su esencia en relación con la Tierra,
el hombre y el cosmos
Entonces se despierta la necesidad de conocer esta
entidad en aparencia total y exclusivamente material
y que por tanto, en su manifestación sensible tiene
una acción tan misteriosa, prodigiosa y enigmática.
La piedra despierta en el observador no prevenido,
un presentimiento profundo, una interrogación su-
perior que no encuentra respuesta en los senderos de
la conciencia ordinaria, por los métodos de la ciencia
moderna.
Puesto que ni el conocimiento de la forma de los
cristales, ni el de su composición química, ni de su
entramado cristalino, ni el de su formación geoló-
gica, ni el de sus asociaciones y yacimientos, ni el
de su valor comercial, pueden darnos información
sobre lo que llena el corazón del observador sorpren-
dido. Lo que se puede decir, sin embargo, es que en
el fondo, todo mineral, no importa cual sea, tiene
las mismas propiedades: es algo acabado, e reposo,
sin impulso, sin deseo, que no es más que “algo que
F. Deneach
existe,” que es o se ha convertido en casta, puro, algo
que no es absolutamente más que sí mismo, Y que,
por tanto, ya sea sólido, líquido o gaseoso, no es po-
sible sin el Todo: tierra, sistema solar, universo. Y lo
que los minerales ordinarios todavía pueden conte-
ner de esta pura existencia, es en las piedras preciosas
y semipreciosas, de formas claras y transparentes,
brillantes, tornasoladas, parpadeantes, duras, cromá-
ticas, es en ellas que se revela con mayor intensidad
lo que puede manifestar un mineral y en las que se
oculta todo lo que el mineral debe ocultar. Es quizás
esta facultad de “ocultar revelando” lo que constitu-
ye la esencia de la piedra preciosa.
Muchas personas se refieren a la tradición, que
es tan antigua como el mundo y que conduce hacia
el origen, el carácter, las propiedades psicoespiritua-
les, las cualidades, los poderes y los efectos que se
atribuyen a las piedras preciosas. La ciencia moderna
no ve en ello más que antropomorfismo (transferen-
elprofanador
el profanadorde textos
de textos cia de reacciones humanas subjetivas), superstición,
error o ilusión. Y es que, por un aparte, los atributos
se transmiten a veces con mucha precisión, de siglo
de los doce apóstoles del Cordero” (Apocalipsis 21,
14).
Según la tradición, la piedra preciosa se halla
confesiones de invierno a siglo, incluso de milenio a milenio. Por otro lado, dotada de virtudes místicas, psicoespirituales. Tienen
(¡siempre charly garcía debe estar presente!) son tan complejos, imprecisos y contradictorios, que un alma invisible; posee poderes mágicos que se
parece imposible al poder tener de ellos un conoci- transmiten a los que la llevan; ya sea al ser humano,
quiero a los libros —esos seres impresos en árboles miento racional. a la vestimenta, utensilio o joya. Tienen un espíritu,
muertos (o debería decir ‘asesinados’)— con ‘sagrado’ En los documentos religiosos cristianos del una individualidad que está ligada a los ejemplares
respeto, pero resulta que muchas veces son inhalla- Antiguo y Nuevo Testamentos, las gemas desempeña particulares; está dotada de virtudes de protección,
bles… o hallables a un precio inalcanzable. además un papel importante. Así, por ejemplo, en- de fuerzas benéficas, pero también de poderes
por eso me convierto en ‘profanador’: ‘deshonro,’ ‘pros- contramos doce nombres de piedras preciosas en un maléficos. Tiene una vida, que se puede utilizar en
tituyo’ la belleza del papel y transfiero la sabiduría a este lugar de hecho central: en el Antiguo Testamento, medicina. Es a la vez un símbolo o un signo exterior:
nuevo ser electrónico. sobre el pectoral del Gran Sacerdote Aarón, en el tiene un poder mediador. De una manera o de otra,
profanador, ra. es verdad: dejo sin pan a que disposición de las piedras y su nombre son está ligada a cada uno de los dignos del Zodiaco o
(Del lat. profanãtor, -ōris). quien lo creó. pero comple-
1. adj. Que profana. U. t. c. s. directamente inspirados a Moisés por el propio de los planetas; pertenece, se origina en el Cosmos
to su más profundo deseo: Jahvé, proviniendo por tanto de una experiencia que la hacen portadora de mundos y entidades
profanar. difundir su conocimiento. suprasensible (Éxodo 28). Y en el Nuevo Testamento espirituales. Mística, mágica, mitológica, religiosa,
(Del lat. profanãre). (a mi tampoco me conven- aparecen otros doce nombres de gemas al autor del cultural, simbólica, representativa, cósmica, astroló-
1. tr. Tratar algo sagrado sin cen estas ‘razones,’ son Apocalipsis, cuando, trasportado por el espiritual, gica, amuleto, talismán, médico: todo un mundo de
el debido respeto, o aplicarlo puro bla, bla, bla.) Juan tiene la visión suprasensible de un Nuevo Cielo tradición esotérica envuelve todavía hoy al universo
a usos profanos. el diseño apaisado es para
2. tr. Deslucir, desdorar, des- y una Nueva Tierra, cuando todo el universo actual de las piedras preciosas.
honrar, prostituir, hacer uso
que sea fácil leerlo en el haya desaparecida. Figuran en la “imaginación” de La intuición inmediata, la investigación científica
indigno de cosas respetables. monitor de la computadora una ciudad, la “Jerusalén Celeste.” En ella el Sol, las materialista y mecanicista, la tradición oculta: las
o impreso en hoja A4, estrellas, la tierra y la humanidad se funden en un tres coexisten sin relación alguna entre sí, oponién-
Real Academia Española © simple o doble faz. a fin de mismo organismo espiritual del futuro: los mate- dose en un antagonismo muy violento.
Todos los derechos reservados cuentas, millones de libros riales de construcción espirituales aparecen bajo la Pero hoy en día se hace posible establecer relacio-
han sido leidos ‘fotocopia- forma de los doce “fundamentos,” ornados de pie- nes. El mejor intento que se ha hecho hasta ahora
dos’ en ese formato. (en dras preciosas, con los colores psíquicos y las fuerzas gracias a los puntos de vista y métodos goetheanos
realidad, los más benefi- espirituales de cualidades morales y que llevan el de la ciencia espiritual, es la obra de Walther Cloos
ciados son los que venden nombre de piedras preciosas. “Kleine Edelsteinkunde”. Se apoya en los resultados
recargas de cartuchos.) El griego emplea el nombre “kosmasmanoi,” de la investigación espiritual de Rudolf Steiner que
que se puede traducir por “adornados,” pero en han echado sobre la mezcla confusa de la tradición
elprofanadordetextos@
yahoo.com realidad habría que decir “cosmificados,” si exis- una luz que permite crear un orden en ella, corri-
tiera el nombre (Apocalipsis 21, 19-20), Al mismo giéndola y profundizándola. Las piedras preciosas,
primera pedeeficación: tiempo, los doce fundamentos adornados con estas como todo el mundo mineral en su conjunto, tienen
noviembre 10, 2012 piedras preciosas llevan inscritos “los doce nombres un origen distinto de que nos hacen creer las inter-

F, Deneach 2 Piedras preciosas

el profanador de textos
pretaciones que la ciencia ha extrapolado en el pasa-
do: la idea de base de la ciencia espiritual de Rudolf
Steiner es que el universo —el macrocosmos— y el
hombre—el microcosmos— tienen un origen suprasen-
sible común (cfr. Steiner, Rudolf “Ciencia oculta”).
Todos los elementos que constituyen el universo
han aparecido al mismo tiempo que todos los que
componen al hombre; tienen un origen espiritual
común y se han desarrollado también paralelamente
del estado espiritual al estado físico pasando por lo
psíquico y lo viviente, con los que hoy todavía se
pueden hallar las correspondencias. El Sol corres-
ponde al corazón y al Yo; la Tierra a la cabeza y a la
conciencia; los planetas a los órganos internos y a
las facultades del alma; las estrellas fijas —y especial-
mente el Zodiaco— a las diferentes partes de la es-
tatura humana y a los tipos fundamentales; el reino
animal presenta bajo formas especializadas lo que, de
una forma atenuada, compone todo el psiquismo del
hombre; el reino vegetal corresponde al conjunto de
las fuerzas de la vida; y el reino mineral lleva consigo
y a su alrededor, bajo otra forma de existencia, las
imágenes del ser humano entero.
Es así que determinados minerales han apareci-
do al mismo tiempo que ciertos órganos o sistemas
humanos: en el camino de la evolución microcósmi-
ca se ha convertido en órganos humanos, en el de la
evolución macrocósmica, han creado las entidades
de la naturaleza. Este parentesco interno del mineral,
del vegetal y del animal con lo humano es la verda-
dera razón por la que determinadas entidades de la
naturaleza pueden ser remedios para ciertas enferme-
dades humanas. Se tiene aquí el fundamento cósmi-
co de una terapéutica y de una farmacología nuevas.
A fin de cuentas nos relacionamos aquí con
entidades espirituales reales, suprasensibles, indivi-
F, Deneach 3 Piedras preciosas
duales; puesto que en el universo todo tiene no sólo
un cuerpo material, sino también vida, un alma y un
espíritu individual. Para la ciencia moderna existen
ahí, naturalmente, enormes dificultades.
Esta idea fundamental de un parentesco entre
el hombre y el universo se halla además ligada al
futuro de la evolución del mundo. En ella no se
trata solamente del mecanismo material que concibe
la ciencia moderna con su ley de entropía, sino de
la intervención continua de entidades espirituales,
incluido el hombre. Gracias a una perpetua transfor-
mación del mundo existente, incluido el material,
por esta intervención de entidades espirituales, de las
cuales la más poderosa y más activa es la del Cristo,
la evolución verá el descenso del mundo en la materia,
dejar lugar a un estado futuro de reespiritualización y
de nuevos desposorios de las entidades cósmicas, Es
sólo así que se puede comprender la imaginación de la
‘Jerusalén Celeste’: en la visión de estas bodas se expresó
en la imagen de los doce fundamentos y piedras precio-
sas con los doce nombres de los apóstoles. Elementos
tan alejados entre sí como pueden parecer las gemas, el
hombre y el Zodiaco, vuelven a ser pare el vidente una
única realidad suprasensible de futuro. Pero ello no será
posible si este futuro no ha comenzado a caminarse hoy.
Para este calendario, se ha escogido entre las
múltiples posibilidades, para los doce meses del año
y las cuatro fiestas (Navidad, Pascua, San Juan y San
Miguel) la fotografía en colores de doce y cuatro
piedras preciosas con las que se hallan emparentadas.
En este momento se nos plantea la cuestión del
orden de las ilustraciones. Constantemente nos
encontramos con el hecho de que el orden estra-
tégico tradicional de las posiciones del sol y de los
meses del año es compatible con las posiciones reales
del sol en el Zodiaco. El desplazamiento del punto
vernal durante el año platónico hace que el orden de
las posiciones del Sol no sea ya la misma en astro-
logía que en astronomía. Para la astrología, del 21
de Marzo al 20 de Abril, el sol se halla “en Aries,”
lo que los astrónomos llaman un ‘signo.’ Mientras
que para la astronomía el sol se halla un día, de
hecho del 12 de Marzo al 10 de Abril ante la cons-
telación de Piscis. Me es hasta el 19 de Abril que
entra en Aries, Desde el punto de vista astronómico,
la delimitación de las constelaciones es una pura
convención de la ciencia, que da a las figuras poli-
gonales que se descomponen sobre la bóveda celeste
en la zona de la eclíptica, nombres de la mitología
antigua, sin atribuir la más mínima realidad a dichas
líneas y límites. Para la astronomía y la astrofísica, el
Zodiaco no deja de ser una realidad, puesto que en
él encontramos la eclíptica; y aún esta no deja de ser
más que la proyección óptica de la trayectoria visible
del sol sobre el telón de fondo de las estrellas fijas.
Las ‘estrellas que componen una constelación’ pue-
den incluso pertenecer a galaxias diferentes, y aparte
de su proximidad aparente pare el que las observa
desde la Tierra, pueden no tener la más mínima re-
lación entre sí. La atribución de ‘influencias’ a estos
frutos de estrellas no tiene el menor sentido para el
astrónomo. Le paprece absurdo que , como preten-
den los astrólogos, en el momento en que en Marzo-
Abril el sol pasa efectivamente delante de Piscis, se
halle en el signo de Aries.
Esta paradoja no puede resolverse a menos que se
cese de considerar como única concepción posible
la extrapolación materialista de las doce direcciones
espaciales del Zodiaco. Según la ciencia del espíritu,
las constelaciones son los signos, legibles como en
una escritura, de dominios suprasensibles de donde
irradia determinadas influencias de entidades espiri-
el profanador de textos
tuales. Para estas entidades, la figura formada por las
estrellas visibles es una especie de signo en forma de
imagen, En la ‘Ciencia Espiritual’ de Rudolf Steiner,
aparecen como los doce ‘Iniciadores cósmicos,’
aportando confirmación o corrección a la astrología
tradicional (“Mensch im Lichte von Okkultismus,
Theosophie un Philosophie”). Son ellos la verdadera
realidad del Zodiaco, En realidad allí se halla el do-
minio de la Primera Jerarquía: Serafines, Querubines
y Tronos, pero sobretodo de los Querubines, Estas
entidades aparecen a la visión suprasensible bajo la
forma de imaginaciones animales.
Hubo un tiempo en que, en lo relativo a la posi-
ción del Sol, la constelación (astronómica) y el signo
del Zodiaco (astrológico y espiritual) coincid´çian.
En esa época, el punto vernal se hallaba en Aries. Es
la época en que en el hombre Jesús, la entidad de
Cristo vino a caminar sobre la Tierra, la época del
misterio del Gólgota. Con la venida de Cristo, la
actividad de los Querubines se dividió. Una parte
permanevió cósmica y se expresa en el desplaza-
miento el punto vernal, engendrando épocas de
civilizaciones siempre nuevas (Era de Aties, Era de
Piscis…).
Para esta acción el Sol se halla. del 21 de Marzo
al 20 de Abril, frente a Piscis. Otra parte de la acción
de los Querubines se halla, bajo la dirección de la
entidad del Cristo, ligada a la vida de la Tierra y de
la humanidad; hubo entonces para la impulsión de
Cristo una especie de ‘horóscopo de nacimiento’
que, más tardem es válido también para las emcarna-
ciones terrestres de los humanos. Para esta actividad
destinada a espitirualizar y cristificar la Tierra, eñ Sol
se halla del 21 de Marzo al 20 de Abril en el ‘signo’
de Aties. Astronomía y Astrología pueden comple-
tarse mutuamente.
F, Deneach 4 Piedras preciosas
Hablando de ello, se puede actualmente repartir
las piedras preciosas del Apocalipsis entre los meses
del año y los dignos del Zodiaco. Em ese calendario,
se pusieron las fotos de las piedras en los meses que
se hallan determinados al máximo tiempo por el
signo en cuestión (Calcedonia, Enero, Capricornio).
Dado que el año civil comienza en Enero, el
calendario hace lo mismo. Pero el año espiritual
comienz por una parte en el punto vernal astroló-
gico (21 de Marzo, 1º de Aries), por otra parte en
Pascua, que casa año tiene una fecha distinta. En el
1º de Enero se entra entonces en un período del año
que se dirige hacia su fin; ello haría falta tenerlo en
cuenta en nuestro espíritu.
En el Apocalipsis de Juan, la enumeración de las
piedras preciosas comienza por el jaspe. La pertenen-
cia y correspondendia de las doce gemas según un
orden retrógrado, comenzando por el jaspe en Piscis,
luego Acuario, Capricornio… hasta Aries en Abril.
Esta sucesión corresponde no al curso anual del Sol,
sino al movimiento vernal en el año platónico. Lo
que es de hecho espiritual se opone a lo que es a
todos hechos, físico.
En los comentarios que acompañan las ilustracio-
nes de los meses, los resultados de la investigación
científica se evocan brevemente. Para mayores deta-
lles, se consultará también un tratado de mineralogía
(pir ejmeplo, Mechatsckli: “Spexielle Mineralogie”).
El profundizar en el sentido de la ciencia espiri-
tual y goerhean, lo encontramos en Walther Cloos
(“Kleine Edelsteinhunde”), Aquí tambiés no hace-
mos más que dar breves indicaciones, para el resto
se puede consultar esa obra. La relación que existe
entre las piedras preciosas y lo smeses, los signos del
Zodiaco y las fiestas, no se la puede comprender
sino partimos no sólo del objeto unicamente, sino
también del trasfondo espiritual, es decir dle origen
y de la finalidad. Ahí también la cienica espiritual de
Rudolf Steiner porta datos de base. Lo que xonsti-
tuye el fundamento común de las femas, del hom-
bre y de las estrellas es, precisamente, la actividad
espiritual de la Jerarquía de los Querubines, cuyos
impulsos creadores —diferenciado por lls entidades
espirituales inferiores— se manifiestan en tanto que
cosmos material. Creándolas, diferencian las doces
formas principales del reino animal y vegetal. En
la organización humanan, forman las parted del
cuerpo los doce sentidos y los doce tipos de caravte-
res. Todo ello se concilia aún más por el hecho de
que Cristo reunió a su alrededor a doce hombres.
Por todas partes, en los antiguos misterios, estas
relaciones eran bien conocidas. Pero la esencia pro-
funda de todos estos doce (existe un gran número
de ellos) sólo se revela cuando uno se eleva hasta las
virudes psicoespirituales y a las fuerzas fundamen-
tales de las entidades espirituales. En relación con el
Zodiaco, Rudorl Steiner desarrolló —en “Palabras
de Verdad,” “Doce armonías zodiacales,” en las
conferencias de Euritmia— el conjunto de actitu-
des del hombre total, y en “Anweisungen Für Eine
Esoterische Schulung” [GA245], las doce virtudes.
Es en estos dominios que se halla uno lo más cerca
de las propias entidades, pues en realida los seres
espirituales no son distintos de los ideales más eleva-
dos que grillan en nosostros. Por otra parte, los mi-
nerales son las últimas oraciones exteriores de estas
entidades cósmicas. y en el seno del reino mineral,
las piedras preciosas son los fenñomenos en los que
se hallan mejor representados los Creadores, pero
también allí donde se hallan ‘mineralmente encar-
nados.’ Las dificultades que encuenta la trdición en
la repartición de deterkinadas gemas entre los signos
el profanador de textos
del Zodiaco proceden del hecho de que no hay más
que doce piedras preciosas teneiendo en cuenta que
lo ssiete planetas y sus espíritus modifucan cada una
de las doce influencias del Zodiaco. Tenemos pues
el derecho de imaginar que estisten siee grupos de
doce piedras preciosas. Ello no excluye qye las gemas
particulares tengan sufricientes propiedades como
para figurar en varios grupos de doce. Estas entida-
des serían entonces la acción combinada de muchas
fuerzas creadoras.
Las doce gemas que figuran en este calendario
son las del Apocalipsis, Como la imagen apocalíp-
tica es una visión del futuro, es lícito pensar que es
sobretodo en estas doce que los impulsos del futuro
del ‘Reino de los Cielos’ hallen verdaderamente lo
que los ‘modela.’ En lo relativo a estos siete grupos
de doce que acabamos de mensiconar, se intro-
ducirá un octavo: ‘las doce piedras preciosas del
Apocalipsis.’ Ello no quiere decir que estas piedras
no pueden figurar en lo sotros siete grupos de doce.
Pero serán ellas las que aporten a las propiedades he-
redadas del pasado los gérmenes de propiedades del
futuro. Lo que nos sorprende aquí es que la mitad
de estas pedras apocalípticas pertenecen al grupo de
los cuarzos y que gemas como el rubí, el diamante,
el granate, la turmalina y también el cristal de roca
no figuran.
Las doce entidades espirituales del Zodiaco
aparecen a la visión suprasensible bajo la forma de
imaginaciones animales. Eso es así también en el
Apocalipsis (por ej., Ap 4, 6-8). Sin embargo en
la imaginación del furuto de la Ciudad Santa, las
entidades del Zodiaco se manifiestan en doce fun-
damenteos doce piedras preciosas, así como en doce
‘engarces’ en donde se hallan escritos los nombres de
las doce tribus del pueblo del futuro y de los doce
F, Deneach 5 Piedras preciosas
apóstoles. Allí se revela a la visión suprasensible la
acción combinada de Jerarquías del mundo mineral,
de grupos humanos y de hombres particulares. He
aquí lo relativo al futuro.
Pero ¿cómo se debe pensar en la relación? Lo
que une al hombre y a las piedras preciosas es, de
inmediato, la pura materialidad. En el hombre son
los doce sentidos que lo religan al mundo, abrein-
do el acceso a un dominio preciso, específico. La
boluntad humana que fluye y refluye en esta orga-
nización sensorial se impregna en certa medida de
la Voluntad Cósmica que constituye el universo.
He ahí en realidad en qué consiste la percepción
sensorial. La Voluntad Cósmica de l a Primera
Jerarquía, de los Serafines, Querubines y Tronos,
se convierte en el Zodiaco espiritual de los cuatro
principales Querubines, en algo activo en el Toro,
el León, el Aguila y el Aguador. Cada uno de ellos
se halla acp,pañade de sus dos vecinos. Son ellos
la verdader realidad del Zodiaco, Y de la misma
manera que al pracical virtudes e ideales el hombre
en su interior, con su alma y espíritu, se pone en
contacto con esta entidades, puede también, en la
observación sensorial, ver como se revel ala misma
entidad en el mundo mineral. Ello inidca que la
acirvidad crativa de las entidades espirituales se
dirige a sea hacia el exteriro, manifestándose en los
minerales, las plantas y los animales, ya sea hacia
el interior, en donde puede finalmente ser alcan-
zada en el hombre en forma de moralidaa. En la
materia mineral puede uno ver el fin de la activi-
dad creadora de los Querubines, en las virtudes,
su comienzo. Y entre ambos se extiende el campo
de sus creaciones en los órganos y los elementos
constituyentes del hombre y de los reinos de la
naturaleza.
En sus dos obras de base, Walther Cloos persen-
ta la aparición de la piedras precioss en una tierra
original viviente y sus estados primitivos. Como los
demás minerales, las piedras preciosas son el resulta-
do no solo del enfriamiento de las masas del magma
en fusión, sino sobretodo, de una vasta desvitaliza-
ción de los antiguos minerales-plantas y animales-
plantas de donde nacieron ppur lado lo sminerales
y por otro., los vegetales y animales inferiores. Pero
también muestra como ciertas piedras preciosas se
distinquen particularmente: así, por ejemplo, el
cristal de roca con su peopagación por todo el globo
y sus diez variedades de cristalizaciones; el diamante,
con sus cualidades llevadas al extremo; la turmalina,
con su carácter vergetal; y el granate, con sus múlti-
ples variedades que son casi todas piedras preciosas
cuya forma permanece siempre la misma.
Si ahora pasamos revista a las doce piedras del
Apocalipsis, se constata que la mitad son piedras
semipreciosas del grupo de los cuarzos y minerales
semejantes (amatistas, crisopraso, sardio, sedonico,
calcedonia y jaspe). En su obra, que se basa en las
indicaciones de Steiner, Cloos muestra la importan-
cia del proceso Sílica-Cuarzo en los fenómenos de
sensación y d percepción de la Tierras, de las plantas,
del animal y del hombre. Es en el grupo de los cuar-
zos que se expresa más clarametne la relación ente
los sentidos humanos y la formación de las piedras
preciosas. Ante el término ‘piedra semipreciosa,’
se tiene en primer lugar la impresión putamente
instintiva de algo que todavía no se ha realizado
plenamente; pero es precisamente eso lo que indica
que quizás lo sea algún día: se halla todavía a medio
camino. Es esto que explica que las doce piedras
preciosas del Apocalipsis son entidades que, como
ya se dijo, se unan a las fuerzas del futuro. Según
el profanador de textos
Rudolf Steiner, seis de ellas han aparecido al miemo
tiempo que el sentid del yo, del oido, del olfato,
del movimiento, de la piel (tacto) y del calor. Y si
se estudian las otras seis, se puede notar que éstas
también tienen que algo de piedras semipreciosas.
La relación entre el Jacinto y el zircó (Jacinto de
Ceilán), entre el topacio y los otros minerales fluo-
rados, entre el barilo y el aguamarina, el crisólito y
el olivino, la esmeralda y el berilo, entre el zafiro y
los rubíes, prueba la existencia de dichos intermedia-
rios. Estas seis imágene de las gemas del Apocalipsis
crean la imagen de las fuerzas del futuro de los otros
seis sentidos del hombre: el sentido de la vida, del
equilibrio, del poensamiento, de la vista, de la pa-
labra y del gusto. Es necesario ahí precisar que esta
repartición correspomde al aspecto de futuro de los
sentidos: el espacio de origenreclamaría una disposi-
ción totalmente distinta de los dominio sensoriales
sobre le Zodiaco. Pero no es aquí el lugar para entrar
en dichos debates.
Intentemos elevarnos hasta la esfera original de
los doce ‘Iniciadores Cósmicos,’ tendremos primero
que encontrar allí las cualidades morales, las virtudes
que emanan de estas entidades. Las indicaciones al
respecto se las encontrará en Rudolf Steiner, en sus
consejos para la meditación; ahí es sidnificarivo que
un movimiento interior confuce a cada virtud en sí a
sobrepasarse desde el momento en que se ha culti-
vado ya lo suficientemente. Así, por ejemplo, en la
evolución furuta del ser humano, la devoción debido
al impulso de Aries se converte en fuerza de sacrifi-
cio. Siguiendo dichos procesos interiormente acaba
adquieriéndose un sentido interiro para la observa-
ción de esas piedras preciosas. Se puede entonce en
ciero sentido moverse desde lo espiritual a lo mate-
rial y de lo mateial a lo espiritual. Este movimiento
F, Deneach 6 Piedras preciosas
interior es el seno de una esferea particular de los Bibliografía
Querubines permite ocservar tamvién el pasaje de Se pueden consultar:
una esfera a la otra, La expresión cósmica de este fe- Steiner, Rudolf. ‘El Apocalipsis.’ [GA104]
nómeno es la órbita de los planetas y, sobretodo, del Steiner, Rudolf. ‘La Ciencia Oculta. Un bosquejo’
Sol, a lo largo del Zodiaco. Uno de los movimientos [GA013]
correspondientes al curso del año va avanzando de Steiner, Rudolf. ‘Misterios: Centros iniciáticos.’
Aries a Piscis. El segundo va retrocediendo desde [GA232]
Piscis a Aries: es el movimiento del punto vernal,
Un tercero, en la serie de imágenesdel Apocalipsis Correspondencias zodiacales:
retrograda también desde Piscis a Aries. Un cuar- Aries Amatista
to se menciona también en las indicaciones de Tauro Jacinto
Rudolf Steiner sobre las actitudes y gestos zodiacales Géminis Cridopraso
(“Curso de Euritmia de la palabla”). Este movimien- Cáncer Topacio
to, total en relación con el hombre, tiene dos puntos Leo Berilio
de partida: el uno en Leo, que comienza con el gesto Virgo Crisolita
de ‘entusiasmo ardiente,’ pasa por Virgo… y llega Libra Sandio
hasta Capricornio (conflicto del pensamiento con el Escorpio Sandonice
mundo). El otro punto de partida se halla en Cáncer Sagitario Esmeralda
con el motivo ‘impulso hacia la acción’ y que pasan- Capricorno Calcedonia
do por Géminis llega hasta Piscis (‘el evento se ha Acuario Zafiro
hecho destino’). Estos movimientos pueden también Piscis Jaspe
relacionarse con las imágenes de las piedras precio-
sas: presentan relaciones que corresponden a los
nombres de los Espítirus de la Armonía. Cuando se
consideran nuestras gemas terrestres y se las relacio-
na con una determinada zona cósmica, con una ac-
titud, con una organizacion del hombre, se devieran
tener en cuenta también las relaciones y pases del
uno al otro. Es así que se deasrrollará una manera de
ver, un pensamiento móvil que. no solamente capra
las relaciones lógicas y tipológicas, sino que vive
además de una forma real, las mutaciones viviente,
las metamorfosis físicas, psíquicas y espirituales. ♣