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Universidad Santo Tomás

Facultad de Salud - Terapia Ocupacional

IMPACTO EN EL DESEMPEÑO OCUPACIONAL EN NIÑAS Y NIÑOS


EN EDAD ESCOLAR VÍCTIMAS SOBREVIVIENTES DE ABUSO SEXUAL EN
LATINOMÉRICA

Seminario de Título para optar al grado de Licenciado en

Ocupación Humana

AUTORES:

ROMINA FRIGERIO HUANQUILEN

FERNANDA MONDACA KING

PAULETTE RIVERA CESPED

DOCENTE GUÍA

JENNIFER HERMOSILLA ZÚÑIGA, TERAPEUTA OCUPACIONAL, MAGISTER


EN GESTIÓN ESTRATÉGICA EN SALUD

Iquique, Chile

Julio, 2022

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Tabla de Contenido/índice

RESUMEN / ABSTRACT 4

1. INTRODUCCIÓN. 5

2. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA. 6

3. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN. 8

4. OBJETIVOS. 8

4.1. Objetivo general

4.2. Objetivos específicos.

5. MARCO CONCEPTUAL 9

5.1. Terapia Ocupacional 9

5.2. La Practica en Latino América 11

5.3 Modelo de Ocupación Humana 11

5.4 El cuerpo vívido 12

5.5 Desempeño Ocupacional y Áreas del desempeño 12

5.6 Población Infantil en edad escolar 14

5.7 Abuso sexual infantil y sobrevivencia 15

5.8 Trauma y Restauración 17

5.9 El Juego como ocupación principal de las infancias 19

5.10 Independencia y autonomía en actividades de la vida diaria 21

5.11 Estrés post traumático y su impacto en el sueño 22

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5.12 Enfoques para la intervención desde la Terapia Ocupacional 23

6. DISEÑO METODOLÓGICO 24

6.1 Tipo y nivel de investigación 24

6.2. Población y muestra 25

6.3. Métodos de investigación 25

6.4. Técnicas e instrumentos de investigación 25

7. DISCUSIÓN 26

8. CONCLUSIONES Y SUGERENCIAS 27

9. REFERENCIAS 28

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Resumen

Palabras clave: Impacto - desempeño ocupacional – infancia - abuso sexual infantil -


terapia ocupacional – cuerpo vívido – trauma – áreas de desempeño.

La presente investigación contiene una selectiva revisión de publicaciones referentes al


impacto en el desempeño ocupacional ocasionado por el trauma del abuso sexual
infantil, este impacto es analizado desde una perspectiva ocupacional, en cómo cambia
o varía el desempeño de un niño o niña que ha sido víctima de abuso sexual, que ha
sobrevivido y que debe enfrentar nuevamente su vida y sus distintas áreas de ocupación.
Este estudio indaga sobre los cambios que experimenta esta población en cuánto a sus
elecciones ocupacionales, si el juego es acorde a su etapa vital, si el juego sigue siendo
una ocupación importante para el niño o niña, si sus actividades básicas de la vida diaria
son realizadas como hasta antes del episodio de abuso sexual, si su autocuidado se
transforma frente al trauma, si el sueño se ve intervenido, y por supuesto, bajo el prisma
de cómo es llevado a cabo el desempeño en todas éstas áreas. Por último, el contexto
abarcado en esta revisión se expande fuera del escenario nacional, pero se restringe al
territorio latinoamericano.

Abstract

Keywords: Impact - occupational performance - childhood - child sexual abuse -


occupational therapy - vivid body - trauma - areas of performance.

The present investigation contains a selective review of publications referring to the


impact on occupational performance caused by the trauma of child sexual abuse, this
impact is analyzed from an occupational perspective, in how the performance of a boy
or girl who has been a victim changes or varies. of sexual abuse, who has survived and
who must once again face his life and his different areas of occupation. This study
investigates the changes experienced by this population in terms of their occupational
choices, if the game is consistent with their life stage, if the game continues to be an
important occupation for the boy or girl, if their basic activities of daily life are carried
out as before the episode of sexual abuse, if their self-care is transformed in the face of
trauma, if sleep is intervened, and of course, under the prism of how performance is

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carried out in all these areas. Finally, the context covered in this review expands outside
the national scenario, but is restricted to the latinoamerican territory.

1. INTRODUCCIÓN

El siguiente trabajo investigativo se enmarca en el concepto de impacto en el


desempeño ocupacional, aludiendo a su definición que lo expone como un golpe
emocional producido por un acontecimiento desconcertante, asimismo, se extrae de sus
significados, la importancia de resaltar que éste es a su vez es una huella o señal que
queda producto de dicho golpe (RAE, 2020). Desde esta premisa, el impacto
ocupacional habla sobre una modificación en el estado ocupacional, traducida en una
manifestación que difiere de un desempeño ocupacional anterior al evento vivido, este
hecho corresponde a la huella o señal que entrega la experiencia en cuestión, lo que
Kielhofner (2004) define como el cuerpo vívido. Conforme a esto, y respecto del
enfoque de esta investigación sistemática, la presencia de un deterioro o alteración en el
desempeño ocupacional nace como consecuencia de la experiencia de abuso sexual
infantil, experimentado por niños y niñas que han sobrevivido a estos hechos, y que
supone una señal de alerta frente a una intervención terapéutica. Para analizar esta
problemática es necesario mencionar la definición del hecho en cuestión, que, por
cierto, tanto en Chile como en el resto de los países de Latinoamérica, es considerado un
delito de gravedad, pero que en proporción a las sanciones legales que reciben los
perpetradores de este delito en menores de edad, no contribuye a la reparación y proceso
de sanación de esta población. Entonces, se entenderá por abuso sexual infantil a toda
actividad relacionada con proporcionar placer sexual, estimulación o gratificación
sexual a un adulto, que utiliza para ello una niña o niño, esto bajo el supuesto de que el
adulto es un sujeto con un poder superior al del niño o niña (Deza, 2005), asimismo,
frente a la claridad en qué consiste el abuso sexual infantil, es posible generar una
primera tipificación en relación al dominio en que se desarrolla la agresión, abarcando
desde “tocamientos”, lo que alguna vez se tipificó en Chile como “abuso deshonesto”,
un delito distinto del abuso sexual en ese entonces; hasta la penetración, sea llevado a
cabo en el entorno extrafamiliar o intrafamiliar, en cada caso compromete
particularidades y dinámicas distintas.

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En relación a lo anterior, es importante determinar aquellos daños o marcas que desde el
trauma psíquico o psicológico dan cabida a daños en el desempeño o funcionalidad del
niño o niña en distintas ocupaciones, siendo la más significativa; el juego, instancia
donde se conjugan distintas habilidades como las cognitivas, de interacción social y
comunicativas, además, es relevante abarcar aquellas actividades o tareas que son
llevadas a cabo en los contextos donde la población infantil se desenvuelve
mayormente, destacando el hogar con actividades de la vida diaria, tanto básicas como
instrumentales, y el contexto de educación formal donde el foco es el desempeño
escolar.

Por un lado, la amplitud en las posibilidades de sanación del dolor o reparación del daño
mediante el quehacer diario o cotidiano, que reafirma el sentido de eficacia y que da
espacio al sentido de pertenencia emerge de forma adyacente en la terapia. Por otra
parte, queda el cuestionamiento sobre si, efectivamente, la experiencia traumática de un
abuso sexual durante la infancia ¿genera un impacto significativo en las ocupaciones y
su desempeño?

2. JUSTIFICACIÓN DEL PROBLEMA

El abuso sexual infantil en niños y niñas en edad escolar se configura como un hecho
realmente alarmante dentro de la realidad nacional y latinoamericana. En el primer
escenario, Chile, las cifras de ambas policías, tanto carabineros de Chile, como la
Policía de Investigaciones (PDI), las denuncias por abusos a menores de 14 años
constituyen la mayor parte de éstas. Como lo indica la PDI en su balance del primer
trimestre del año 2021:

“Un total de 1.686 víctimas y denunciantes en casos de delitos sexuales se registraron


en los primeros 3 meses, cifra que representa un aumento del 5% respecto a los casos
del año 2020. De este universo, el delito más frecuente es el abuso sexual contra niños y
niñas menores de 14 años, con 691 casos”.

Respecto de la realidad en países de Latinoamérica, según las estadísticas más recientes


del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), se determina que 1.1
millones de niños y niñas entre los 15 y 19 años han sido víctimas de algún tipo de

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violencia sexual desde la infancia (UNICEF en Vargas, 2019). Estadísticamente las
cifras son alarmantes, haciendo necesaria la búsqueda de estrategias para la mitigación
del abuso sexual infantil. La población involucrada pertenece a un alto porcentaje de la
población latinoamericana y son muchas las vidas que manifestarán consecuencias
negativas para su bienestar en adelante (Vargas, 2019).

En la realidad colombiana, según una investigación del Instituto de Medicina Legal de


Colombia y publicada en el periódico “El Tiempo”, en el año 2018, entre los meses de
enero y agosto, ocurrieron 15.408 episodios de violencia sexual con menores de edad
que oscilan entre los 5 y 17 años (El Tiempo en Vargas, 2019). Al observar estas
estadísticas de forma más concreta y cercana a una Programas de prevención en
Latinoamérica de esta población en específico, el abuso sexual infantil pasa a ser un
problema social de gran envergadura y que obliga a las instituciones gubernamentales y
no gubernamentales a prestar atención a esta forma de violencia contra los menores. En
países como México, la realidad es más alarmante aun, considerado como el país con
mayor cantidad de abuso sexual infantil y adolescente, posicionándose como el primer
país del mundo en abuso sexual de menores, de acuerdo con la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). De esas violaciones, el 90%
perpetrado contra niñas se producen en el interior de los hogares y en el entorno
familiar, dos de los espacios donde las pequeñas deberían estar más seguras y protegidas
(El País, 2021). No obstante, esta realidad impacta en la importancia de considerar una
figura vincular importante en la posterior restauración, debido a estos datos existe la
tendencia en las líneas terapéuticas de no incluir al entorno, pero sobre todo a la madre,
cuando esta no ha participado o no ha sido cómplice en el abuso, para valorar
adecuadamente el impacto de su desempeño en el niño o niña, entendiendo que no solo
es un ser individual, sino también social y afectivo.

Por otra parte, indagar sobre el impacto que genera un abuso sexual a nivel ocupacional
se hace urgente debido al déficit de espacios dirigidos a prestar atención eficiente en
casos de abuso sexual infantil. En Chile, la entidad encargada de prestar atención
terapéutica a esta población es el Servicio Nacional de Menores (SENAME), los
lineamientos de esta entidad resultan muy generales para el trabajo específico con los
casos, aun cuando es esperable que cada uno de los centros que trabajan en este tema
tenga documentos internos más específicos, estos no son de amplio conocimiento.
Debido a esto, es necesario profundizar y complementar estos lineamientos generales
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(Capella & Gutiérrez, 2014). Igualmente, para SENAME es relevante la intervención
que considera al entorno más cercano del niño o niña, principalmente a los padres y
cuidadores, tal y como mencionan Marín, Orellana y Venegas en la guía de Aspectos
Teóricos del abuso sexual infantil (2019): “Debido a que los programas están a menudo
dirigidos sólo a los niños, su eficacia es reducida, se debe considerar un modelo que
incorpore a los padres y/o cuidadores y ello deriva en nuevas dificultades para tratar
temas sensibles”, reconociendo la importancia de un enfoque biopsicosocial o ecológico
para el tratamiento de los abusos sexuales en población infantil, esto es esencial al
momento de determinar el impacto en el desempeño ocupacional, cuando integramos al
entorno de esta población, la valoración de éste desempeño cobra mayor significado y
proporciona mayor éxito en la restauración. Continuando con la misma línea de la
urgencia en la modificación de la intervención terapéutica de los niños y niñas, y la
integración del núcleo familiar en ésta, surge un enfoque que incluye a la figura de la
madre como componente esencial en la terapia de restauración, dirigiendo el tratamiento
hacia un enfoque de responsabilidad por sobre el de culpabilidad de esta figura
importante en la vida del niño o niña (Sinclair & Martínez, 2006).

3. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN

En relación con la importancia de la temática a abordar en el siguiente estudio


sistemático de fuentes bibliográficas, surge la necesidad de cuestionar aspectos
relevantes con el fin de determinar las implicancias del abuso sexual infantil y el
desempeño ocupacional de los niños y niñas que han sufrido estos hechos, por esto
mismo, surge la siguiente interrogante: ¿Es la experiencia de abuso sexual un factor
determinante en el desempeño ocupacional de los niños y niñas que lo han sufrido?

4. OBJETIVOS.

4.1 Objetivo general:

Conocer el impacto en el desempeño ocupacional en niñas y niños en edad escolar


víctimas sobrevivientes de abuso sexual en Latinoamérica

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4.2 Objetivos específicos:

- Identificar las distintas áreas del desempeño ocupacional afectadas en niñas y


niños en edad escolar que han sufrido abuso sexual infantil.

- Exponer la relación entre el cuerpo vívido y el impacto en el desempeño


ocupacional en población infantil víctimas de abuso sexual.

- Explorar sobre enfoques de intervención desde la Terapia Ocupacional en esta


población.

5. MARCO TEÓRICO / CONCEPTUAL

5.1 Terapia Ocupacional

La práctica de la Terapia Ocupacional pediátrica se basa en la comprensión de la


relación inseparable que existe entre el niño, su actividad y los entornos en los que ésta
se desarrolla. Por esta razón, la comprensión de los cambios que acompaña este proceso
y la forma en que estos ocurren, constituye la base fundamental de conocimiento que
debe tener el terapeuta que trabaja con niños y niñas. Por lo que nos aproximamos al
concepto de autonomía personal, ocupación, de las actividades de la vida diaria,
poniendo especial énfasis en los aspectos diferenciales de su comprensión en relación
con el niño.

La Terapia Ocupacional es, según la definición de la Organización Mundial de la Salud


(OMS, 2004):

“El conjunto de técnicas, métodos y actuaciones que, a través de actividades


aplicadas con fines terapéuticos, previene y mantiene la salud, favorece la restauración
de la función, suple los déficits invalidantes y valora los supuestos comportamentales y

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su significación profunda para conseguir la mayor independencia y reinserción posible
del individuo en todos sus aspectos: laboral, mental, físico y social”.

Por otra parte, La Asociación Americana de Terapia Ocupacional (2010), AOTA por
sus siglas en inglés, en su Marco de Trabajo para la práctica de Terapia Ocupacional,
define la profesión como “la aplicación de valores centrales, conocimiento y habilidades
para ayudar a los clientes (personas, organizaciones y poblaciones), a comprometerse
con las actividades diarias u ocupaciones que ellos quieren y necesitan hacer, de forma
que apoyen la salud y la participación."

Dado a lo anterior los terapeutas ocupacionales (T.O.) tienen una visión holística del
cliente considerando los factores que lo involucran como los valores, las creencias, la
espiritualidad, las funciones y estructuras corporales. Estas características se ven por la
presencia o ausencia de enfermedad, la privación y la discapacidad. Esta situación
afecta a las destrezas de ejecución, la demanda de la actividad y los factores
contextuales y del entorno. (AOTA, 2010).

Los terapeutas ocupacionales son responsables de todos los aspectos del servicio de
terapia ocupacional y de la seguridad y la efectividad de ese proceso de brindar el
servicio. La terapia ocupacional está basada en el conocimiento de comprometerse con
las ocupaciones, organiza la vida diaria y contribuye a la salud y el bienestar se cree que
las ocupaciones son multidimensionales y compleja, por lo que el compromiso con la
ocupación como el foco de la intervención de la terapia ocupacional incluye el aspecto
tanto subjetivo (emocional y psicológica) y objetivo (físicamente observable) de los
aspectos del desempeño. Los profesionales de la terapia ocupacional comprenden el
compromiso de esta dual y holística perspectiva y dirigen o manejan todos los aspectos
del desempeño cuando brindan la intervención (AOTA, 2004).

La amplitud del campo de trabajo de la Terapia Ocupacional es reconocida, no así su


labor específica en estos. En los ámbitos de actuación del Terapeuta Ocupacional (T.O.)
existen distintos niveles o categorías para el ejercicio de la profesión, estos van dirigidos
desde la prevención de la disfunción, luego el desarrollo o recuperación de la función,
mantenimiento de esta y luego el nivel de evaluación y orientación (Reed y Sanderson,
1979). Se entiende, por tanto, que el o la T.O. es capaz de intervenir desde la prevención
del abuso sexual infantil, hasta los distintos estadios por los que pasa el niño o niña que

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ha vivido uno o más episodios de abuso sexual, incluyendo los cuidados agudos,
cuidados intermedios y cuidados de larga duración, todo esto como parte de un proceso
de restauración del desempeño ocupacional y vida ocupacional de este grupo específico.
El T.O. es capaz de ejercer su rol desde una perspectiva de readaptación, reeducación o
rehabilitación global gracias a su herramienta terapéutica específica, la actividad, pero
en la Terapia Ocupacional esta actividad es multifocal, posee componentes motores,
sensoriales, psicológicos y socioculturales, además de la especificidad de su área de
intervención, que es el entorno cotidiano (Détraz, 1992).

5.2 La práctica en Latinoamérica

Las primeras escuelas de Terapia Ocupacional fueron creadas a fines de los años 50’
(Argentina, Brasil y Venezuela en 1959) y comienzos de los 60’ (Chile en 1963,
Colombia en 1966). Previo a estas fechas, se reportan curso de Terapia Ocupacional en
Guatemala (1955), aunque la formación formal en este país se inició en 1970; México
con cursos anteriores a 1956; y Perú donde se inició la formación en forma continuada
en 1970, pero donde se dictaron previamente cursos en forma esporádica. La terapia
ocupacional en Latinoamérica ha ido evolucionando favorablemente. El incremento de
la esperanza de vida de la población, de enfermedades incapacitantes, de problemas
salud mental entre otros aumentan la necesidad de profesionales como los Terapeutas
Ocupacionales para promover el bienestar de la población a través de un óptimo
desempeño ocupacional como antecedente en Latinoamérica, la terapia ocupacional
cuenta con una oferta de postgrado en países de Latino América como Brasil, Chile,
Colombia y México; en donde las especialidades de mayor coincidencia fueron neonatal
y pediátrica, clínica, salud mental y cuidados paliativos. (Gómez e Imperatore, 2010).

5.3 Modelo de Ocupación Humana (MOHO)

Este modelo de trabajo para la práctica fue creado en 1980 por Gary Kielhofner. Este
modelo parte de la idea de que las características internas de la persona y su entorno
externo están íntimamente ligadas a una totalidad dinámica. Considera al ser humano
como un sistema dinámico que siempre está en desarrollo y que cambia con el tiempo.
El Terapeuta Ocupacional facilita la participación del cliente en ocupaciones con el
objetivo de modelar sus destrezas, la rutina, los pensamientos y sentimientos que tiene

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sobre sí mismo. Es un modelo aplicable a cualquier persona, en cualquier momento de
la vida, que tenga problemas en la vida ocupacional.

Para intentar dar una explicación a cómo se escogen, moldean y se llevan a cabo las
ocupaciones, el MOHO conceptualiza que las personas estás formadas por tres
elementos que están en continua interacción: la volición, la habituación y la capacidad
de desempeño, y todo ello influido por un componente externo: el ambiente tiene un
sistema de evaluación, para la que diseñó una serie de herramientas con las que
podremos evaluar cada uno de sus componentes, algunas de ellas son: Perfil
Ocupacional Inicial del Modelo de la Ocupación Humana (MOHOST), Entrevista
Histórica del Desempeño Ocupacional (OPHI-II), Cuestionario Volicional (QV),
Evaluación de Habilidades Motoras y de Procesamiento (AMPS), etc. Las ventajas del
MOHO es que valora el significado de la actividad, por otro lado, una de sus
desventajas es su falta de desarrollo del ambiente.

El Modelo de la Ocupación Humana nos ofrece herramientas para aprender a evaluar y


fortalecer de la mejor manera el desarrollo de todos estos aspectos personales de los
niños, las familias y el entorno social y educativo, que, en su relación permanente,
facilitan la participación en las diversas actividades relevantes de la vida. En definitiva,
es un marco amplio e integral que se centra en las necesidades únicas del niño y su
familia para promover una participación ocupacional satisfactoria en todos ellos.

5.4 El Cuerpo Vívido

Al analizar la experiencia de la capacidad de desempeño, este modelo emplea el


concepto de “cuerpo vivido”, éste involucra que el cuerpo debe ser comprendido como
objeto físico observable, mediado, etc. y como aquel que experimenta la vivencia
involucrando conceptos de cuerpo y mente. El concepto de cuerpo vivido hace
referencia a cómo éste encuentra, percibe, toca, toma, ama o rechaza al mundo.
Nosotros nos experimentamos como cuerpo, por ende, este concepto nos permite
observar desde otra perspectiva como nos desempeñamos y cómo se experimenta la
enfermedad o el deterioro y cómo estos afectan al desempeño.

Respecto a las influencias ambientales, el medio ambiente siempre va a influir en lo que


sentimos, pensamos y hacemos. La influencia del medio ambiente es también
importante para la cognición y la emoción, según la concepción de este concepto.

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5.5 Desempeño Ocupacional y áreas del desempeño

El Desempeño Ocupacional según lo refiere Alicia Trujillo (1994) es: “el actuar de las
personas en ambientes específicos, proceso durante el cual la persona se motiva, inicia y
completa distintas ocupaciones, interviniendo capacidades personales, exigencias
ocupacionales y demandas ambientales”

También se refiere a hacer una forma ocupacional. Ej: lavar los platos o cortar el pasto.
Los desempeños ocupacionales están influenciados por la habituación. Los roles
influyen en el tiempo y rango de formas ocupacionales. Las acciones que forman el
desempeño ocupacional se llaman habilidades y se define como acciones dirigidas a
objetivos observables que una persona utiliza cuando realiza. Se refieren a las acciones
concretas que realizamos en medio del emprendimiento de una forma ocupacional.

El modelo del desempeño ocupacional reconoce 3 tipos de habilidades: Motoras, de


procesamiento, de comunicaciones e interacción. La primera hace referencia a la
movilidad de la propia persona o movilizar los objetos para las tareas, incluye acciones
como estabilizar e inclinar el propio cuerpo y manipular levantar y transportar objetos.
En cuanto a la habilidad de procesamiento, estas se expresan en acciones secuenciadas
lógicamente en el tiempo, mediante la selección y el uso de las herramientas y los
materiales apropiados y la adaptación del desempeño cuando se encuentran
problemáticas. Ej: elegir objetos. Y, por último, las habilidades de comunicación e
interacción, que se refiere a la transmisión de las intenciones y necesidades y la
coordinación de la acción social para actuar junto con las personas. Ej: ser asertivo.

Las áreas de desempeño ocupacional son amplias categorías de la actividad humana que
forman parte de la vida cotidiana:

Actividades de autocuidado; se refiere a la planificación, ejecución y seguimiento de


hábitos, rutinas, y actividades para la diaria supervivencia biológica, intelectual y socio
emocional. Incluyen vestido y desvestido, orientación de las prendas en el espacio y en
su cuerpo, manejo de las botonaduras y cierres; alimentación, uso adecuado de los
utensilios y del vaso para beber; arreglo personal, preparación de los elementos

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necesarios para la higiene, lavado de dientes, cara y manos, limpieza y vestido luego de
ir al baño, entre otras consideradas también actividades de cuidado personal.

Actividades de trabajo y productividad /educativas; implican las actividades laborales y


educativas, así como el cuidado del hogar y de otras personas. Se refiere a aquellas
actividades productivas que exigen por parte de la persona el cumplimiento de normas y
tiempos de ejecución, y que se distinguen por su contribución a su propio beneficio
aquellas que son necesarias para el desarrollo educativo-académico del niño, actividades
relacionadas con las tareas pre-académicas, académicas y actividades pre-vocacionales,
incluyendo el uso de útiles escolares, manejo de la tijera, escritura manual y en
ordenadores.

Actividades de Juego y esparcimiento; incluye las habilidades de exploración y


desempeño del juego, identificando intereses, destrezas y desafíos apropiados para cada
niño. El desempeño activo del juego promueve el desarrollo de habilidades
sensoriomotoras, cognitivas y psicosociales, así como la integración de los sistemas
sensoriales, y como sabemos en pediatría es una herramienta potente para nuestro
trabajo. (AOTA, 2010).

5.6 Población infantil en edad escolar

La infancia y adolescencia han sido descritas históricamente desde las ciencias humanas
y en especial desde la psicología como un continuo de etapas de desarrollo en las que se
espera que el sujeto en desarrollo cumpla e integre determinadas metas (Erickson, 1977;
Piaget, 2005). El cumplimiento de dichos logros se supedita a vínculos dependientes
con adultos significativos que proveen los cuidados y protección que hacen posible el
desarrollo saludable del niño/a y el adolescente. Estos vínculos primarios se establecen,
como regla general, al interior de las familias de origen, posibilitando el desarrollo
psíquico del sujeto y marcando la pauta de sus futuros estilos vinculares.

Según Masalán González (2003), “La edad escolar que se extiende entre los 6 y 11-12
años, es una etapa en que el niño aprende sobre el mundo exterior y donde se hace cada
vez más independiente de sus padres”. En esta etapa los niños y niñas generan un
sentido de responsabilidad con temas que le sean significativos, mediante la inserción y

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exploración de la cultura que está inmersa en su sociedad, especialmente cuando ingresa
al contexto escolar. Sin embargo, cabe destacar que este estudio abarca todos los casos
que sean acordes al tema en cuestión, incluyendo a los niños y niñas no escolarizados,
más bien se utiliza etapa escolar para determinar una etapa del ciclo vital en particular.
Al comienzo de la etapa, conservan muchas características preescolares, pero a medida
que pasa el tiempo, se acercan al umbral de la adolescencia con una independencia más
segura. En relación con el desarrollo, en cuanto al físico, podemos decir que la
velocidad del crecimiento es lento y gradual en la mayoría del cuerpo, sin embargo, hay
una gran variedad de diferencias en cada niño o niña de la misma edad. En relación con
el desarrollo cognitivo a los 7 años presenta un cambio cualitativo muy marcado que
genera un pensamiento prelógico a un pensamiento lógico frente a situaciones que
pueda vivenciar, en este periodo su percepción de la realidad es objetiva, lo cual es
concreto, eso quiere decir que puede poner atención a cosas que son predecibles
promoviendo estabilidad potenciando sus capacidades de aprendizaje, además al
relacionarse con su entorno le permite desarrollar un sentido de sí mismo como ser
activo y pensante, dejan el egocentrismo de la etapa anterior.

5.7 Abuso sexual y sobrevivencia

En un contexto de desarrollo sexual normal y acorde a la etapa evolutiva de la niñez,


esta población evidencia cambios en todos los niveles medibles del ser humano,
hablamos de la experimentación de la maduración y transición de una etapa a otra, con
manifestación en dimensiones físico-biológicas, psicológicas y conductuales. Para
Masalan & Gonzalez (2003) “en la niñez avanzada, estos cambios son más notorios,
entre los 10 y 11 años, las niñas y niños comienzan a experimentar ciertos cambios
físicos, que son más evidentes en las niñas que en los niños, se produce la secreción de
algunas hormonas, por lo general viene el cambio de tono de voz en los niños, vello
facial en ambos, etc.”.

Por otro lado, según UNICEF (2011), “se entenderá como abuso sexual infantil al
involucramiento de un niño, niña o adolescente menor de 15 años en actividades
sexuales no acordes a su nivel evolutivo, es decir, al desarrollo emocional, cognitivo o
social esperado para la edad” (pág.9). Este tipo de abuso puede ocurrir de diversas

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maneras, con o sin contacto físico, de manera verbal que van desde provocaciones,
tocamiento intencionado de genitales, forzamiento de tocar de manera inapropiada al
abusador, exposición de órganos sexuales, violencia con penetración anal, vaginal o
bucal, etc. También se le puede llamar abuso sexual a la explotación sexual comercial
infantil, donde una persona utiliza el cuerpo de un niño o niña para sacar provecho de
carácter económico y sexual.

Las dimensiones involucradas en el concepto de abuso sexual infantil son las siguientes:

- Derechos Humanos; el abuso sexual afecta la dignidad humana y constituye una


vulneración grave de los derechos reconocidos en la Convención sobre los
Derechos del Niño.
- Dimensión ética; el abuso sexual implica un ejercicio abusivo del poder. En el
caso de niños, niñas y adolescentes, la edad determina una condición de
indefensión física y psicológica.
- Dimensión sociocultural; es importante considerar que existen factores
relacionados con la familia, la cultura y la sociedad que, al reproducir la
desigualdad de poder entre adultos, niños, niñas y adolescentes, favorecen la
ocurrencia del abuso sexual infantil. Estos factores además condicionan a que se
ponga en duda la veracidad del relato. Un aspecto específico de la dimensión
sociocultural son los estereotipos y relaciones de género. El enfoque de género
permite analizar las diferentes situaciones de niños, niñas y adolescentes a la luz
de las expectativas, roles y comportamientos que les son socialmente atribuidos
en función de su sexo.
- Dimensión psicológica; el abuso sexual, por ser una forma grave de maltrato,
altera el desarrollo biopsicosocial actual y futuro de un niño, niña o adolescente
que ha sido víctima. Es además un factor importante de riesgo para su salud
mental en la edad adulta, pudiendo generar o producir, entre otros, cuadros de
depresión, trastornos de estrés postraumático, trastornos de personalidad y
disfunciones sexuales.
- Dimensión biológica; el abuso sexual puede implicar lesiones físicas detectables
en forma inmediata y otras a largo plazo, principalmente problemas de salud
sexual y reproductiva, tales como infecciones de transmisión sexual o daños en
estructuras corporales.

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- Dimensión legal; el abuso sexual infantil está tipificado como delito en el
Código Penal chileno, por vulnerar los bienes jurídicos de la “indemnidad
sexual” para las personas menores de 14 años y “libertad sexual” para las
personas mayores de esa edad. Esta dimensión está contemplada en la ley 19.927
del Código Penal.

Las formas de acercamiento utilizadas por los abusadores pueden ocurrir por varios
medios que van desde el uso de la fuerza y violencia física, hasta la manipulación
psicológica e invasión de la ocupación principal de un niño o una niña, como el juego,
tipificando el abuso sexual como parte de éste, creando en el niño o niña la certeza de
que el contexto de juego es desprotegido, peligroso o configura una amenaza.

Dentro del grupo etario considerado, el abuso sexual puede resultar en la muerte de la
víctima, sea producto de la misma agresión con consecuencia de muerte por asesinato o
por suicidio luego de sufrir el abuso sexual. Es por esto por lo que a aquellas víctimas
de abuso sexual que no han muerto físicamente se les considera como víctimas
sobrevivientes. Son aquellas que deben seguir desde la reconstrucción y restauración.

5.8 Trauma y Restauración

Existe una variabilidad de experiencias de tipos de abuso sexual y los contextos en los
cuales se desarrollan, por ende, el nivel de impacto en las víctimas es diferente, esto
conlleva a que la sintomatología presentada varíe en cada niño o niña, por ejemplo,
algunos pueden presentar sintomatología de forma inmediata y otros puedan tardar un
tiempo. Estas consecuencias dependen de diversos factores del niño o niña como por
ejemplo el desarrollo cognitivo y emocional, el daño producido, la relación que tenga
con el abusador, la cultura que esté dictada por la sociedad en la que vive, el temor o
culpabilidad, tratamiento, entre otros. Es importante destacar que existen evidencias
donde destacan el riesgo de presentar síntomas depresivos o ansiosos, intentos de
suicidios, Síndrome de Stress Post traumático o incluso abuso de alcohol en la vida
adulta, y que es tres veces mayor riesgo que en niños que no son víctimas de abuso
sexual. Berntsen & Rubin (como se citó en Capella & Gutiérrez, 2014) consideran que
las experiencias traumáticas pueden formar puntos de referencia para la organización de
la narrativa personal y así ser considerados como un componente central de la identidad

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personal, lo cual puede tener efectos perjudiciales en el bienestar de la persona, en tanto
destacan una visión negativa de sí mismo y el mundo. De manera concreta, el trauma es
el resultado de un acontecimiento al que la persona no encuentra significado, y que
experimenta como algo insuperable e insufrible según Finkelhor y Browne (como se
citó en Deza, 2005).

Desde una perspectiva ocupacional, el trauma se refleja en un deterioro del desempeño


en diversas actividades o la no adquisición de una nueva destreza o habilidad
correspondiente a un hito propio del desarrollo infantil, entre las más frecuentes se
encuentran actividades de la vida diaria o de autocuidado, como la higiene menor y
mayor, actividades instrumentales, como el cuidado de su entorno; su pieza, su casa o
una mascota si la tuviese, además, la participación social se ve restringida casi en su
totalidad, por motivos de regulación emocional o trastornos ansiosos, dentro de la
participación social se encuentra también el juego, instancia de vital importancia en el
desarrollo, puesto que es un área donde el niño o niña no solo experimenta el disfrute o
placer de la actividad, sino que además constituye un momento de aprendizaje social,
sobre todo en la población en edad escolar.

Desde el punto de vista psicoterapéutico, la reparación hace alusión a reparar el daño


que el niño o niña ha sufrido a consecuencia del abuso sexual, bajo ningún punto de
vista este concepto se refiere a “arreglar” al niño o niña, porque esto supone su
cosificación (Capella & Gutiérrez, 2014). Por otro lado, desde un punto de vista
etimológico, este concepto se crea bajo una palabra polisémica, donde queda abierta una
gran cantidad de posibles significados, dejando a libre elección su interpretación, lo que
podría desembocar en múltiples equivocaciones o confusiones, del mismo modo,
Martínez (2012) afirma que: “Se ha generado a nivel nacional una discusión respecto a
la escasa sistematización, claridad, especificidad y profundidad de a qué se refiere el
concepto de reparación” (como se citó en Capella & Gutiérrez, 2014). Asimismo, esta
investigación se refiere al concepto de restauración y no reparación ya que la
restauración permite y da pie a la acción de “recuperar” las ocupaciones que se vieron
impactadas por este abuso sexual, al cómo eran antes de esta situación, promoviendo su
funcionamiento óptimo desde la resignificación de las ocupaciones. Un ejemplo de esto
sería el caso de una de las áreas claves para la niñez: El juego, el cual se constituye
como ocupación principal en ellos y ellas, aquí necesitarán recuperar habilidades
motoras, habilidades sociales, habilidades cognitivas, entre otras. Por el contrario la
18
reparación alude a solo arreglar algo, el cual sería el agravio, hacer modificaciones
necesarias a algo que se encuentre estropeado, la identidad personal en caso de la
psicología, sin embargo, mediante la restauración se podrá recuperar y/o conservar la
esencia, que en este caso es la niñez, siempre respetando los márgenes del “ser de niño”
que se necesita en el ciclo vital y a su vez para desenvolverse de la mejor manera
posible en todos los contextos que le sean importantes y significativos.

Por último, una intervención terapéutica centrada en el usuario o usuaria debe


considerar un lenguaje basado en la comprensión de la población a la cual se interviene,
en este caso la población infantil víctimas de abuso sexual y sus familias, si estos se
identifican y hacen suyo el lenguaje, puesto que éste debe ser un facilitador y
potenciador en el proceso mismo de la terapia ocupacional.

Los conceptos de resiliencia y recuperación se utilizan para describir cómo las víctimas
y los sobrevivientes pueden mantener o recuperar un nivel saludable de funcionamiento
después del abuso. Se dice que las personas resilientes mantienen niveles relativamente
saludables de funcionamiento después de la exposición a un evento potencialmente
traumático. La recuperación, por otro lado, se caracteriza por una disminución
significativa del bienestar inmediatamente después de los eventos traumáticos; esta
disminución puede durar varios meses, años o incluso décadas. Posteriormente, hay una
mejora gradual en el funcionamiento y una reducción de los síntomas hasta que el
individuo alcanza un nivel de funcionamiento y bienestar más o menos equivalente al
que experimentaba antes del trauma. (Cate Fisher, Alexandra Goldsmith, j Rachel
Hurcombe Claire Soares, julio 2017, pg. 112)

5.9 El Juego como ocupación principal de las infancias

Para la Terapia Ocupacional, el juego es uno de los pilares fundamentales debido a que
es la ocupación más significativa para los niños y niñas, donde se desenvuelven la
mayor parte del tiempo y es el eje principal del aprendizaje y su desarrollo, Según
Blázquez, Mahmoud y Guerra (2015), “Es conocido por su atribución al desarrollo,
físico, cognitivo, social y emocional”, por otra parte, señalan que este mismo cumple la
función de fortalecedor del autoconcepto y autoestima y es modelador de la frustración
en la ejecución de actividades que requieran mayor demanda (pág. 103), con respecto al

19
autoconcepto y autoestima, estos son esenciales a considerar en un plan de intervención
basado en el juego.

La interrogativa sobre cómo surge el juego, o qué significado tiene en la vida de un niño
o niña y para su desarrollo, podría enfocar su respuesta en la construcción de este
concepto. En una revisión sobre los autores que definen el Juego, Donald Winnicott en
su libro “Realidad y juego” (1971), ofrece una importante mirada con respecto a qué
representa el juego en un infante, este pediatra y psiquiatra, de corriente psicoanalista,
refiere que el juego no es solo una expresión simbólica del conflicto propio del
desarrollo psicosexual del niño o niña, sino que, más importante aún, el juego actúa
como ente estructurador de su psiquismo en formación. Por otra parte, recalca que el
juego pertenece a una zona intermedia que no es ni la realidad subjetiva del niño o niña,
ni su mundo exterior, esto debido a que él o ella utiliza los objetos de la realidad
exterior al servicio de su realidad interna. (Winnicott en López, 2014).

En cuanto a la relación entre la población estudiada y el juego según su desarrollo


evolutivo, la teoría propone a este grupo etario en la “etapa de latencia”, concordando
con el ingreso al sistema de educación formal, ellos experimentan rutinas guiadas
mayormente por reglas y normas, a diferencia de etapas anteriores, razón por la cual
disfrutan juegos reglados como los juegos de mesa, o bien juegos sociales reglados,
como el fútbol, escondidas, mancha o pintas, entre otros. Por otra parte esta etapa se
caracteriza por la creatividad y actividades artísticas y creaciones manuales, esto es
posible gracias a que el niño o niña a dejado atrás el “pensamiento intuitivo o animista”
y logra acceder al “pensamiento lógico”, asimismo, acá, el niño o niña ha llegado
gracias a que ha comprendido la prohibición y posibilidad de castigo que implica
realizar juegos o actividades sexuales con figuras vinculares o en presencia de ellos, por
esto, el niño reprime su curiosidad sexual hasta llegada la pubertad, en esta etapa, de
latencia, cobra importancia las actividades y juegos que desafíen su propio potencial
cognoscitivo. (López, 2014). En conocimiento de la multifuncionalidad del juego, es
sabido que durante la detección de un abuso sexual infantil, cobra vital importancia los
mecanismos implicados en el juego de esta etapa, si bien en estas edades desarrollan
mayores herramientas para lograr el pensamiento abstracto, aun permanecen en el
pensamiento concreto, por esto mismo, necesitan de elementos concretos, en el caso del
juego; juguetes, y/o acciones que les ayude a elaborar lo que estén vivenciando, lo que
López (2014) cita como “proyección”, donde exteriorizan emociones, pensamientos,
20
vivencias, sentimientos, percepciones, recuerdos, intereses o deseos, esto con el fin de
observarlos desde fuera de una forma más objetiva y entender aquello que les resulta
mas difícil y complejo de integrar. Asimismo, López (2014), agrega que:

“Jugador y Juego son dos caras de una misma moneda, es por eso que, un niño o niña
que juegue a cambiarle pañales a un muñeco bebé no estará proyectando
simbólicamente la misma conflictiva interna que otro niño o niña que jugará a colocarle
compulsivamente inyecciones en la zona genital del mismo muñeco bebé”.

Desde la Terapia Ocupacional se utiliza el juego como una herramienta con el objetivo
de promover una participación plena, permitiendo la adquisición de las destrezas que se
puedan requerir para la ejecución de una tarea. Es importante destacar uno de los juegos
más interesantes para los niños, el juego de roles, donde se pueden observar todas estas
destrezas como las cognitivas, sensoriales o perceptuales, motoras, comunicativas, etc.
El juego es un área ocupacional que se desarrolla de manera libre, donde el niño decide
a qué jugar y plantea sus intereses ante cualquier cosa, es por esto que el juego para que
sea juego debe existir motivación intrínseca, intereses, debe ser un acto voluntario y se
debe participar activamente, esto conlleva a generar un grado aprendizaje y para lograr
una participación activa tenemos que tener en cuenta todos los aspectos que influyen en
ella donde buscamos contribuir a potenciar su autoestima y mejorar su propio
autoconcepto. Según López (2010), “El juego es una actividad presente en todos los
seres humanos. Habitualmente se le asocia con la infancia, pero lo cierto es que se
manifiesta a lo largo de toda la vida del hombre, incluso hasta en la ancianidad” (pág.
19).

5.10 Independencia y autonomía en actividades de la vida diaria

Según Milagros (2015): “Las actividades de la vida diaria se clasifican dentro de las
áreas de ejecución en Terapia Ocupacional y se definen como las actividades dirigidas
al cuidado de nuestro cuerpo, son imprescindibles para la vida, permitiendo la
satisfacción, desarrollo y supervivencia de la persona”. (pág. 17)

En cuanto a la independencia “entre los 3 y 11 años el niño, desarrolla paulatinamente


su independencia en las ABVD, esto se ve potenciado por las experiencias adquiridas y

21
la práctica continua en cada actividad; entre los 3 y 7 años el niño es capaz de localizar
con exactitud las partes de su cuerpo y se mueve en el espacio con mayor seguridad, lo
que le permite tener un mejor control de sus movimientos al realizar las actividades de
vestido, desvestido, higiene, manejo de pasadores y botones de diversos tamaños. A los
7 años es cuando todas las habilidades adquiridas por los niños son afianzadas y
establecidas”. (citado en Milagros, 2021, pág. 22)

En el segundo periodo, que va desde los 6 a 12 años, nos dice que el niño desenvuelve
la conciencia moral, que luego se convierte en conciencia social. Disfruta el trabajo en
grupo, respeta las opiniones de los demás, brinda su punto de vista ante un conflicto, se
dirigen con respeto a los demás, presenta mayor fuerza física, coordinación y tolerancia.
(citado en Milagros 2021).

Por otro lado, la autonomía según milagros (2015) “es considerada una cualidad
humana que le brinda al ser humano la oportunidad de actuar por sí mismo,
convirtiéndose en el protagonista de su vida. Esta cualidad permite al niño sentirse
seguro consigo mismo, mostrando independencia personal por las personas de su
entorno familiar, mostrando así ser capaces de expresar sus emociones con claridad,
tomar acciones con responsabilidad conociendo y respetando los resultados o
consecuencias, la capacidad de tolerar la frustración y desenvolverse adecuadamente en
un grupo social”. (pág. 27)

5.11 Estrés post traumático y su impacto en el sueño

La mayoría de los casos de abuso sexual en niños y niñas tienen repercusiones negativas
en el estado psicológico. La gravedad e impacto del abuso sexual infantil, junto a las
múltiples manifestaciones sintomáticas y patológicas producidas, dan cuenta que
prácticamente no hay área de la sintomatología que no haya sido asociada a una historia
de abuso sexual o violación (como se citó en Bustos, Rincón y Aedo, 2009).

En esta etapa vital son más comunes los sentimientos de culpa y vergüenza tras la
situación de abuso sexual. El síntoma que generalmente se encuentra en los casos de
abuso sexual infantil es la conducta sexualizada. Según Spencer (2019):

22
“La conducta sexual se puede definir como el contacto físico entre personas,
fundamentalmente con el objetivo de dar y/o recibir placer sexual o con fines
reproductivos. La misma, abarca muchas posibles actividades o formas de relación entre
dos personas y no se limita sólo a coito o penetración. Incluye, en general, cualquier
contacto que suponga excitación sexual con o sin orgasmo, como, por ejemplo: abrazos,
masajes, caricias o besos en el cuerpo, caricias en la zona genital, sexo oral y
penetración (con o sin eyaculación)” (pág.10).

Estos eventos de abuso sexual puedes desarrollar TEP que, según Bustos, Rincón y
Aedo (2009) se define como:

“Un trastorno que se presenta cuando la persona ha sufrido agresión física o algún
acontecimiento que representa una amenaza para su vida o su integridad física, o cuando
ha sido testigo o ha sabido por personas cercanas de la existencia de este tipo de
acontecimientos en otras personas”.

En donde las respuestas emocionales deben ser de temor, desesperanza u horror y sus
grupos de sintomatología deben presentarse por más de un mes después del evento
traumático y desarrollar deterioro en las actividades de la vida diaria en las áreas más
importantes de cada individuo.

En Chile debido a la inexistencia de instrumentos validados y la importancia de evaluar


el TEP en niños y adolescentes víctimas de abuso sexual se decidió validar un
instrumento llamado CPSS, que es según Bustos, Rincón y Aedo (2009), “una escala
para evaluar de manera oportuna y rápida TEP en niños y adolescentes. Se trata de la
Escala Infantil de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (The Child PTSD
Symptom Scale, CPSS)”. La CPSS incluye 17 ítems acerca de los síntomas
postraumáticos que abarcan los tres grupos sintomáticos (reexperimentación, evitación y
activación). Fue validada en niños sobrevivientes de un terremoto en California, Estados
Unidos. El estudio mostró que la CPSS mide sintomatología postraumática y es fácil de
aplicar.

Esto permite la detección temprana de TEP y se pueda intervenir de la mejor manera


para evitar ciertas complicaciones que se puedan dar tanto a corto como a largo plazo.

23
5.12 Enfoques para la intervención desde la Terapia Ocupacional

Es muy común que la intervención otorgada en relación al abuso sexual infantil se


oriente hacia el niño, sin embargo, Meza (2015) comenta que: “Es sabido ya que se
contempla la rehabilitación de víctimas del abuso, pero en este ensayo propondré
estrategias de intervención en los agresores, intervenciones que apuntarán a la
disminución de conductas psicopáticas”, según la psiquiatría:

“Los psicópatas se caracterizan básicamente por su desprecio hacia las normas


establecidas por la sociedad. Carentes de principios morales, sólo valoran a las demás
personas en la medida en que puedan serles de alguna utilidad práctica, de modo que no
tienen reparo alguno en atropellar los derechos ajenos cuando éstos representan un
obstáculo para el logro de sus propósitos” (citado en Meza 2015).

Entonces, en relación con esta perspectiva de Meza (2015), la intervención desde la


Terapia Ocupacional se enfocaría en terapia comprensivo – conductual, aceptación del
código de convivencia y la comprensión de la raíz del problema. Sin embargo, es
importante mencionar según Meza (2015), “no existen bases teóricas desde la Terapia
Ocupacional, debido a la falta de información al respecto, sino más bien, se basó
principalmente en aplicaciones generales en salud mental y psiquiatría para describir,
comprender y proponer intervenciones en una línea psicopática”.

6. DISEÑO METODOLÓGICO.

6.1 Tipo y nivel de investigación

En la presente investigación se realiza un estudio de tipo cualitativo y descriptivo,


mediante revisión bibliográfica, cuyo propósito u objetivo principal es explorar y
analizar las variables que genera el impacto en el desempeño ocupacional en niños y
niñas de edad escolar sobrevivientes de abuso sexual en Latinoamérica, además, se
busca discutir y presentar resultados que entregue dicha revisión sistemática de datos y
posterior análisis. La recolección de datos para este estudio se realizó mediante
documentos de diversos autores con el objetivo de explorar las diferentes perspectivas
personales de cada autor, asimismo, los estudios son variados en cuanto a los lugares o

24
contextos estudiados, obteniendo una perspectiva diversa en cuanto al territorio
latinoamericano.

Por otra parte, en este trabajo se ha practicado un muestreo cualitativo no probabilístico


teniendo en cuenta la metodología propuesta, se incluyen contenidos relacionados a los
prejuicios sociales, el estigma y los tabúes sobre el abuso sexual infantil y de cuánto
afecta en el desempeño ocupacional de esta población. Del mismo modo, se integra un
gran valor cualitativo que permite enriquecer y contextualizar la actualidad, además, se
agregan las limitaciones legales, situacionales, contextuales, familiares y todos los
problemas que imposibilitan o dificultan el reconocimiento, la revelación y la denuncia
del abuso sexual infantil. Asimismo, se incorporan los hallazgos sobre modalidades de
abuso sexual infantil invisibilizadas por la ausencia de investigaciones asociadas al
deterioro de actividades de la vida diaria, educación, ocio y tiempo libre, y finalmente al
juego marcando una incógnita en cuanto a un tratamiento o intervención más adecuada.

6.2 Población / muestra

La población objetivo para esta investigación son niños y niñas en etapa escolar, esto
quiere decir que se incluirá hasta los 11 años, sin embargo, no necesariamente el
escenario a investigar debe ser el contexto escolar, tampoco es criterio excluyente el
hecho de que la población estudiada no se encuentre escolarizada. El requisito principal
es que, teniendo el rango de edad considerado niñez (0-11 años), y que además es
habitual o se esperaría que un niño o niña se encuentren en la escuela (5-11 años), los
cuales hayan sido víctimas de una situación de abuso sexual y que vivan en cualquier
país de Latinoamérica.

6.3 Métodos de investigación

Los métodos que se utilizaron en esta investigación para la recolección de información


fueron documentos encontrados mediante Google Académico y páginas web de
organizaciones tales como MINSAL, SENAME, entre otras, con un intervalo de tiempo
desde el 2003 al 2021 donde se logró encontrar una variabilidad de bibliografía que nos
permite la posibilidad de comparar, contrarrestar y argumentar todo lo que los diferentes

25
autores exponen de acuerdo a sus estudios y opiniones con el fin de encontrar una
opinión más completa considerando diversas perspectivas.

6.4 Técnicas e instrumentos de investigación

La presente investigación es una monografía, esto quiere decir que el principal


instrumento es la búsqueda y análisis de información, tanto profesional como científica,
el cuál exponen conclusiones de acuerdo con el tema en cuestión, y como técnica se
utiliza la comparación y el contrarrestar la información extraída de estos documentos y
páginas web con el objetivo de llegar a una sola conclusión considerando diversas
prácticas, experiencias y perspectivas con relación al mismo tema.

7. DISCUSIÓN

Mediante el análisis comparativo de las diferentes fuentes bibliográficas revisadas en


esta revisión sistemática, podemos aseverar la falta de estudios actualizados referentes a
un eventual deterioro del desempeño ocupacional experimentado por esta población
infantil que ha vivenciado el abuso sexual y que esta vivencia podría configurarse como
un impacto, no solo en su desempeño sino también en sus elecciones ocupacionales, en
la forma de llevar acabo sus ocupaciones, las motivaciones e intereses anteriores o
aquellos surgidos después del episodio de abuso sexual. Además, agregamos que desde
la disciplina de Terapia Ocupacional, el tema sobre abuso sexual infantil es escasamente
abordado, generando un gran sesgo en la intervención misma de las infancias, puesto
que se constituye como una realidad no separativa, es decir, los profesionales que
intervienen a población infantil deben estar capacitados para enfrentar casos de abuso
sexual, ser capaces de estar alerta y poder ser un ente que pueda advertir las señales que
el niño o niña entrega desde su desempeño en las distintas áreas. Por otra parte, los
resultados en la búsqueda sobre estudios en diferentes países de Latinoamérica, los
escenarios son repetitivos, Chile y Colombia lideran en arrojo de distintos documentos
relacionados al tema, no obstante, el área de la Psicología muestra un amplio abanico,
mientras que lo relacionado a las ciencias de la ocupación es escaso o de poca
profundidad.

26
La invitación última es a interesarse en esta temática, la justificación habla por sí sola
sobre la urgencia, inclusive, podríamos mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta
sobre qué tanto sabemos sobre abuso sexual infantil, sobre qué saben los niños y niñas
de éste, sobre cómo prevenirlo, detectarlo e intervenirlo. Basta con explorar nuestros
entornos, a nuestras infancias, a los adultos que nunca tuvieron restauración, a personas
que viven en un eterno conflicto interno, desencadenando depresiones, trastornos
ansiosos o trastornos de personalidad, exteriorizados en dinámicas sociales violentas o
en desequilibrios ocupacionales, esta exploración nos entregaría un ápice de la
importancia de restaurar ocupacionalmente a los niños y niñas mediante la valoración
exhaustiva de su desempeño ocupacional, esto para tener adultos sanos y tener una
sociedad saludable.

8. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Conforme a los hallazgos más relevantes de nuestra discusión, se logra encontrar dos
tipos de fuentes, en primer lugar, aquellas que nos entregaron información relevante
sobre teoría de conceptos, definiciones y enmarcaciones respecto de la temática, luego
están aquellos estudios que profundizan en variables sobre el abuso sexual infantil y
diferentes aspectos relacionados, como la relación con el juego, con el desarrollo
infantil, con la terapia ocupacional, con la psicología, entre otros. El cuanto al
cumplimiento de los objetivos se determina lo siguiente:

- Se identifican las áreas del desempeño ocupacional más importantes de la


población infantil en edad escolar y su afectación, impacto o deterioro posterior
a la vivencia de abuso sexual que han sufrido. Estas incluyen juego, actividades
de la vida diaria básicas, relacionadas al autocuidado, además del descanso y
sueño.
- Queda expuesta la relación que existe entre cuerpo vívido e impacto en el
desempeño ocupacional, y cómo este concepto propio de la disciplina de Terapia
Ocupacional explica por sí solo la experiencia de trauma y su función en el
desempeño ocupacional de la población infantil.
- La modalidad exploratoria de diversos enfoques que aborden el abuso sexual
infantil desde la Terapia Ocupacional se expone en este trabajo con el fin de dar
una muestra de los lineamientos de intervención en esta disciplina, pero, además,
evidenciar que falta incluir o trabajar con respecto a esta temática y población.

27
Finalmente, respecto del objetivo general en cuestión, y dado los resultados de los
objetivos específicos, este estudio da a conocer cabalmente el impacto en el desempeño
ocupacional de los niños y niñas que han sufrido abuso sexual y han sobrevivido, con la
esperanza de ser escuchados, contenidos y con la necesidad de restauración de su vida
ocupacional.

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