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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Tratamiento psicológico para mujeres


adultas víctimas de abuso sexual durante la infancia.

Dennis Yvette Meade Gaudry

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Índice.

Página

1. Introducción. 2

2. Revisión de la literatura. 7

Impacto del abuso sexual infantil en las víctimas a largo plazo. 10

Trastorno de estrés postraumático y abuso sexual infantil. 14

Factores de riesgo y de protección en el abuso sexual infantil 20

Tratamiento psicoterapéutico para víctimas de abuso sexual

en la infancia. 22

3. Tratamientos psicológicos de mujeres Modelo de adultas víctimas

de abuso sexual en la infancia: resultados a largo plazo. 28

4. Objetivos de la investigación.

Objetivos específicos. 40

5. Método.

Participantes. 40

Instrumentos. 41

Procedimiento. 43

Resultados. 47

6. Discusión. 68

Referencias. 80

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1. Introducción.

Uno de los traumas psicológicos más intensos y de consecuencias devastadoras para la

estructuración de la personalidad lo constituye, sin duda, el abuso sexual infantil (ASI), por lo

que debe ser considerado un problema complejo, que requiere de la sensibilización de quien lo

trata (Pereda, 2010).

En el trascurso de todos estos años hemos constatado la gran complejidad que entrañan los
procesos de traumatización grave, y los múltiples factores que mantienen el daño, tanto internos
como externos.
Cuando trabajamos en psicoterapia con estas personas percibimos su vulnerabilidad, no solo a
nivel psicobiológico, sino también a nivel social. Por tanto nuestro trabajo no tiene que limitarse
a reducir la sintomatología psicobiológica, sino también a apoyar activamente el mantenimiento
o, en algunos casos, la creación de un desempeño social dañado o que se ha perdido por
completo. En nuestra práctica tenemos que abordar clínicamente los efectos psicobiológicos de
la traumatización, pero también tenemos que apoyar, sostener y contener a nuestros/as pacientes
cuando se enfrentan a las diferentes administraciones y además, si fuera necesario, elaborar
informes profesionales que les ayuden en los trámites administrativos. Gestiones que para la gran
mayoría resultan triviales o quizá tediosas, para una persona con trauma complejo pueden
resultar inabordables.

Cualquier persona puede ser víctima de una agresión sexual, pero son las mujeres quienes

padecen en mayor medida esta conducta violenta. De hecho, cerca de un 20% de la población

femenina sufre alguna agresión sexual a lo largo de su vida (Campbell & Wasco, 2005;

Vickerman & Margolin, 2009). Las mujeres adultas víctimas de abuso sexual en la infancia

pueden presentar a largo plazo repercusiones psicológicas negativas relacionadas con la

estabilidad emocional (Sarasua, Zubizarreta, De Corral & Echeburúa, 2012).

Datos proporcionados por Martínez Moya (2016), del Instituto de Investigaciones

Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, muestran que dentro del país se

registran altos índices de abuso sexual infantil, en los cuales el 77% de las víctimas son niñas y

el promedio de edad de los afectados es de 5 a 7 años, aunado a que en la mayoría de estos casos

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la víctima conocía al agresor, siendo éste desde un familiar cercano como el padre biológico,

hasta el hermano, el tío, el primo, el abuelo, el padrastro o un amigo cercano de la familia, cuyo

vínculo de confianza aminora la posibilidad de realizar cualquier tipo de denuncia, ya que

además continúan conviviendo con él hasta la vida adulta (Ramírez, 2006).

La gravedad del problema radica en las múltiples secuelas que desarrollan las víctimas de

abuso sexual durante la infancia, las cuales pueden ser muy diversas y su aparición muy incierta,

haciendo imposible establecer un síndrome o conjunto de síntomas específicos para estas

víctimas (Beltran, 2009). Se ha observado que a largo plazo, pueden desarrollar ciertas

alteraciones emocionales o comportamientos sexuales inadaptados en la vida adulta, así como

también, síntomas de ansiedad, de depresión, de desvalorización, de hipersensibilidad, conductas

autodestructivas, vergüenza, disociación, compulsividad, necesidad de aceptación, control y de

perfección, sentimientos de culpa, inquietud con determinados adultos, baja autoestima, pérdida

de la integridad física, psicológica y biológica (Lameiras, 2002). En los casos más graves,

ideación suicida, conductas de alto riesgo que pueden comprometer su integridad física y algo

muy común de observar en estas víctimas, es la escisión de su cuerpo desarrollada como un

mecanismo de defensa que ayudó en la infancia a sobrevivir al abuso sexual, pero que en su vida

adulta se ha transformado en asco por su cuerpo al considerarlo dañado o sucio. Otra de las

secuelas es el abuso de sustancias tóxicas o la pérdida de contacto con la realidad. Además, el

trauma psicológico del abuso sexual puede manifestarse también por indicadores de estrés post

traumático que la víctima experimenta como un estado alterado de sobrevivencia, percibiendo la

vida como si estuviera en constante amenaza y en la cual puede quedar atrapada, provocando la

activación de respuestas de adaptación defensivas en el corto plazo, que pueden llegar a

desarrollarse en forma de síntomas en la vida adulta, coincidiendo con los criterios diagnósticos

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del trastorno de estrés post traumático (Velázquez, Guzmán & Villanueva, 2013).

Es así como el desarrollo del trastorno de estrés postraumático (TEPT) que se observa

como consecuencia de haber sufrido cualquier conducta violenta, lo experimentan el 25% de

todas las víctimas, pero este porcentaje puede ascender hasta el 50-60% en el caso de las mujeres

agredidas sexualmente (Sarasua, Zubizarreta, Corral & Echeburúa, 2013).

A veces se considera que el simple paso del tiempo alivia los síntomas derivados del

trauma de abuso sexual sufrido durante la infancia, sin embargo, diferentes investigaciones

demuestran que la ausencia de intervención terapéutica temprana, puede incrementar los efectos

negativos del evento incidiendo en el desarrollo de TEPT. De ahí la necesidad de desarrollar

tratamientos validados científicamente, confiables y eficaces que contribuyan y garanticen la

mejoría de los sobrevivientes (Vallejo & Córdoba, 2012)

Lo anterior es de gran importancia, pues encontramos que hay abundante documentación

sobre la epidemiología del abuso sexual en menores (Pereda, Guilera, Forns & Gómez-Benito,

2009), sobre las repercusiones psicológicas de este suceso traumático en la estabilidad emocional

de las víctimas (Cortés, Cantón-Cortés & Cantón, 2011) e incluso sobre la credibilidad del

testimonio en casos de peritaje psicológico a víctimas (Echeburúa & Subijana, 2008), pero

todavía resultan insuficientes las investigaciones existentes sobre los aspectos clínicos de la

intervención psicológica (Taylor & Harvey, 2010). Lo mismo sucede en cuanto a la falta de

apoyo profesional, particularmente en trauma relacionado con el abuso sexual sufrido en la

infancia, hay pocos especialistas y se desconoce si sus protocolos de atención ayudan a la

disminución del malestar emocional del TEPT o garantizan la no re-victimización, ya que no se

realizan mediciones de sus intervenciones. Las fallas en este tipo de apoyo o la inexistencia de

éste, pueden generar (Vallejo Samudio & Córdoba Arévalo, 2012):

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 baja adhesió n a los tratamientos psicoterapéuticos y/o a los tratamientos


farmacoló gicos
 el desarrollo de síntomas debido a la no elaboració n del trauma
 pueden ser causa de re-victimizació n
 en el peor de los casos, el tratamiento puede ser un elemento iatrogénico
que agrave el estado emocional de la víctima

Aunado a lo anterior, existe aún una importante población adulta que consulta

recurrentemente por diferentes problemas de salud, sin relacionar directamente los síntomas que

hoy presentan con el abuso sexual que sufrieron en la infancia. Por tanto, el proceso terapéutico

puede resultar no resolutivo, al no detectar ni enfrentar directamente el tema de la traumatización

temprana, llegando incluso a la posibilidad de implementar acciones que lejos de ayudar a la

persona, produzcan una re-victimización o la exacerbación de su sintomatología. Encontramos

que los errores por parte de los profesionales que brindan la atención, abarcan desde el primer

contacto en la tramitación de los casos, hasta la falta de reconocimiento del estado emocional de

las personas afectadas y en muchos casos ausencia de conocimientos específicos para

implementar herramientas terapéuticas que ayuden a la mejoría de la persona (Ibaceta, 2007).

En países como México, donde los altos índices de violencia contra las mujeres son una

realidad, el abuso sexual que sufren miles de niños, niñas y adolescentes, debe ser asumido por

los servicios de sanidad, como un asunto de seguridad y de salud pública, con el objetivo de

brindar atención psicológica de calidad en los centros de salud, con protocolos de atención que

realmente garanticen la no re-victimización, el alivio del malestar emocional, del TEPT y la

adaptación a la vida cotidiana de las víctimas, lo cual repercutirá positivamente en la adhesión a

los tratamientos, la continuidad y lo más importante, al bienestar psicológico y emocional de la

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persona. Por tal motivo, el primer acercamiento y la calidad de la atención primaria en los

centros de salud son determinantes en la recuperación de la víctima (Vallejo & Córdoba, 2012).

En México, aunque se pueden encontrar grandes esfuerzos por tratar y trabajar

terapéuticamente el problema por parte de organizaciones de la sociedad civil e instituciones

gubernamentales, no existe una medición sistemática de los tratamientos por lo tanto, no se

puede corroborar su eficacia ni saber si reducen el malestar emocional o si garantizan la no re-

victimización. Tampoco se conoce cuál es el impacto que tienen en la recuperación del trauma, si

ayudan en el incremento de la autoestima o a la adaptación de la víctima a la vida cotidiana. Es

importante hacer hincapié en este último punto, ya que la re-victimización también incluye la

mala intervención psicológica terapéutica o médica, que brindan profesionales inescrupulosos y

mal entrenados para atender a personas con características psicológicas particulares (Gutiérrez de

Piñeres Botero, Coronel & Andrés, 2009).

Por lo anterior ya mencionado, y con la necesidad de contar en nuestro país con un

tratamiento sistematizado que garantice la reducción del malestar emocional, la recuperación

traumática, el incremento de la autoestima, la adaptación a la vida cotidiana y la no

revictimización de las personas sobrevivientes de abuso sexual durante la infancia, el objetivo de

esta investigación fue el de evaluar la efectividad de la réplica en México, del Tratamiento

psicológico de mujeres adultas víctimas de abuso sexual en la infancia: resultados a largo

plazo, llevado a cabo en España, por Sarasua, Zubizarreta, Corral & Echeburúa (2013), cuya tasa

de éxitos en el tratamiento del trastorno de estrés postraumático es del 90.7% en las víctimas que

completaron el tratamiento, donde los resultados se mantuvieron en las pacientes evaluadas en

los cuatro periodos establecidos de evaluación post tratamiento (un 74.42% al cabo de 12 meses),

con una alta reducción en las recaídas.

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En la presente investigación, se observararon los mismos resultados con la replica del

tratamiento aplicado a 8 mujeres mexicanas sobrevivientes de abuso sexual durante la infancia.

Por ser un tratamiento que ha demostrado empíricamente ser eficiente, los resultados obtenidos

nos permitirán fundamentar y justificar el compartir éste tratamiento con profesionales de la

salud mental y con las instituciones gubernamentales que atienden a víctimas, pues además de

ser de fácil aplicación y de corta duración, al llevarse a cabo en la modalidad grupal, puede

ayudar a que se apliqué a más personas al mismo tiempo, impactando en la reducción de recursos

económicos y humanos.

Cuando nos referimos a trauma complejo estamos hablando del trastorno que llega a sufrir una
persona debido a la acumulación de traumatización crónica.
Es un trastorno que puede generarse cuando una persona se mantiene en contextos
traumatizantes durante un largo tiempo, cronificándose el daño y la sintomatología. O bien
cuando una persona sufre, en diversos momentos vitales, experiencias traumáticas que devienen
en trauma complejo por acumulación del daño.
Queremos señalar que no todas las personas que han sufrido múltiples traumas desarrollan un
trauma complejo, pero el trauma complejo siempre conlleva multitraumatización. Remitimos a
Mingote, Manchon, Isla, Perris y Nieto (2001) donde se señalan factores de riesgo en el
desarrollo del Trastorno de Estrés Postraumático (TEP), los cuales consideramos igualmente
significativos para el Trauma Complejo. La traumatización incide en la totalidad de la persona.
Todas las áreas de funcionamiento estarán en mayor o menor medida afectadas por la
devastación del trauma. El organismo sufre repercusiones a corto, medio y largo plazo en su
sistema neurobiológico:. en el cuerpo, entendido en el sentido más amplio como continente de
una mente (memoria, conciencia, emociones, pensamiento, sensaciones somáticas), una mente en
la que ese cuerpo se representa y se construye. Es importante señalar que vamos a abordar el
daño psíquico de esta forma de traumatización continuada y recurrente. Judith Herman dice: “las
personas que han estado sometidas a un trauma prolongado y repetido desarrollan una forma de
desorden de estrés postraumático progresiva e insidiosa que invade y erosiona la personalidad…
No resulta sorprendente que la repetición del trauma amplifique todos los síntomas de
hiperactivación del síndrome de estrés postraumático” (Herman, 2004, p.144). El DSM-V
(American Psychiatric Association, 2014) no recoge como tal el Trauma Complejo. El
diagnóstico más cercano sería el Trastorno de Estrés Postraumático (TEP) y queda restringido a
un número muy limitado de contextos. En los criterios del TEP, se especifica en su apartado A,
los tipos de situaciones traumáticas para las cuales se contempla el diagnóstico. Estas son: A)
Exposición a la muerte, lesión grave o violencia sexual, ya sea real o amenaza, en uno o más de
las formas siguientes: 1. Experiencia directa del suceso traumático. 2. Presencia directa del
suceso ocurrido a otros. 3. Conocimiento de que el suceso traumático ha ocurrido a un familiar
próximo o a un amigo íntimo. 4. Exposición repetida o extrema a detalles repulsivos del suceso
traumático (se refiere a exposición en el ejercicio de ciertas profesiones). Isabel Nieto Martínez y

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María Concepción López Casares 89 Clínica Contemporánea Vol. 7, nº 2, 2016 - Págs. 87-104
Copyright 2016 by the Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid ISSN: 1989-9912 DOI:
http://dx.doi.org/10.5093/cc2016a7 En el apartado de características diagnosticas del TEP, el
DSM-V sí incorpora eventos traumáticos que necesariamente van a ser repetidos y que se
prolongan a lo largo de un tiempo, como son la exposición a la guerra como combatientes o
civiles; el tráfico sexual; ser secuestrado o tomado como rehén y los prisioneros de guerra.
Judith Herman (2004, p.193) incide en la necesidad de un nuevo concepto para definir estos
daños: “el síndrome que se deriva de un trauma prolongado y repetido necesita un nombre
propio. Yo propongo “desorden de estrés postraumático complejo”. Las respuestas al trauma se
pueden comprender mejor si se analizan más como un conjunto de condiciones que como un
único desorden’”
Según diversos autores, Leuzinger–Bohleber (2015), Frewen y Lanius (2015), Shapiro (2010),
Howe (2005), Fonagy, Gergely, Jurist y Target (2004), Herman (2004), Bateman y Fonagy
(2004; 2006) Allen (1995) la traumatización se puede generar en muy diversas situaciones
vitales, tanto en edades infantiles como en edad adulta. Puede tener diversos orígenes: proceder
de situaciones de trauma de separación temprana; pérdida de objetos primarios; situaciones de
negligencia por parte de los cuidadores primarios; violencia de género; ser testigo o sufrir
maltrato psicológico en la convivencia diaria; vivir largos exilios o migraciones por pobreza o
por conflictos bélicos; persecución política y otros casos con los que nos vamos encontrando en
la clínica que responden a los criterios de destrucción insidiosa del trauma complejo. También
por la acumulación de microagresiones, a veces sin que medie voluntad de daño, que al ser
continuas generan traumatización. Un ejemplo sería un paciente con parálisis cerebral, alta
cualificación educativa y profesional, que describe permanentes experiencias de soportar una
mirada del otro que le crea sentimientos de humillación, de rabia, de no ser visto como realmente
es, etc.

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2. Revisión de la literatura.

Los casos de abuso sexual a niños, niñas y adolescentes, son atendidos por diferentes

profesionales (médicos, trabajadores sociales, psicólogos, policías, abogados, forenses y jueces),

y de acuerdo a su disciplina, cada uno de ellos utiliza un nombre específico para referirse al

mismo hecho. Algunos lo consideran ataques al pudor, estupro, violación, sodomía, pedofilia,

pederastia, incesto, etc., motivo por el cual, el abuso sexual infantil cuenta con una gran variedad

de denominaciones, lo que provoca una falta de precisión, de inexactitud y de incertidumbre en

el diagnóstico, que puede provocar la incorrecta identificación del hecho y la deficiencia en la

imputabilidad (Figuero & Otero, 2005). Por tal motivo, la definición más difundida y utilizada,

es la que proporciona la National Center for Child Abuse and Neglect, que define el abuso sexual

infantil, como:

[…] “los contactos o interacciones entre niño y un adulto, cuando el


primero se utiliza para estimulación sexual del segundo o de otra persona.
También puede cometerse por un menor de 18 años, cuando es mayor que la
víctima o cuando está en situación de poder o control sobre la víctima. Además, el
abuso sexual infantil comprende la violación (penetración en vagina, boca o ano
con el pene, dedo o con cualquier objeto, sin el consentimiento de la persona), el
contacto genital-oral, las caricias (tocar o acariciar los genitales del otro,
incluyendo la masturbación forzada para cualquier contacto sexual sin penetración,
el obligar a que el niños se involucre en contactos sexuales con animales), el
obligar al niños a ver actividades sexuales de otras personas, las peticiones
sexuales, el voyeurismo, el exhibicionismo (mostrar los genitales de manera
inapropiada), y también incluye la explotación sexual infantil (implicar a menores
en conductas o actividades que tengan que ver con la producción de pornografía o
promover la prostitución infantil o el tráfico sexual). En ocasiones se habla de
agresión sexual cuando se añade un componente de violencia al abuso sexual”
(Redondo & Ortiz, 2005, pag. 307).

Son pocos casos donde el abuso sexual infantil (ASI) se da de forma aislada, es decir,

generalmente se puede encontrar en comorbilidad con otros tipos de maltrato, como puede ser el

psicológico, el emocional o el físico. Sin embargo, por sí solo, se considera un tipo más de

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maltrato durante la infancia. Es importante diferenciarlo de la violencia sexual, pues el abuso

sexual infantil se considera una conducta reiterada en el tiempo, sostenida, repetitiva,

persistente e inapropiada, que daña o reduce sustancialmente tanto el potencial creativo como

el desarrollo de facultades y procesos mentales del niño (inteligencia, memoria,

reconocimiento, percepción, atención, imaginación y moral). Estamos hablando de un

atrapamiento psicológico en el cual el menor va quedando preso de las demandas abusador y

donde le es imposible entender lo sucedido o manejar su medio ambiente, por la confusión y

el temor que la situación le produce. La repercusión del impacto se observa en su conducta,

en su malestar emocional y psicológico, así como en su vida social y en ocasiones en su

cuerpo (Aguilar, 2009).

El abuso sexual infantil se ha caracterizado por ser un fenómeno que en la mayoría de los

casos se mantiene oculto por parte de la víctima o de la familia, lo cual dificulta que el menor

pueda acceder a un programa de salud mental que aminore o disminuya la posibilidad de

desarrollar secuelas en la vida adulta (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2006); por otro lado, la

persona adulta víctima de abuso sexual infantil difícilmente relaciona la vivencia traumática con

la sintomatología que presenta en la actualidad u omiten el hecho, ya sea por vergüenza o porque

debido a la propia sintomatología traumática, particularmente la evitación por el malestar

emocional que les produce, no les es posible hablar de ello (Almerge & Gutiérrez, 2015).

Por lo anterior y debido a la falta de denuncia de los casos de ASI, es difícil conocer las

cifras de la incidencia y de la prevalencia real en la población (Echeburúa & Guerricaechevarría,

2006).

Al no ser posible realizar una encuesta a los menores para conocer cuántos casos de

abuso sexual se presentan en el tiempo y forma en el que suceden, para conocer un estimado de

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la incidencia y de la prevalencia de este crimen contra la infancia, se han realizado diferentes

investigaciones a mujeres y a hombres adultos, y según el informe de Finkelhor, Hotaling, Lewis

& Smith (1990), un 27% de las mujeres y un 16% de los hombres, reconocían

retrospectivamente haber sido víctimas de abusos sexuales durante su infancia. Además, en

cuanto a la prevalencia, al ser una conducta reiterada en el tiempo, sostenida, repetitiva y

persistente (Aguilar Cárceles, 2009), se encontró que en el 44% de estos casos, no se limitó a un

hecho aislado (López, 1997). De estas investigaciones se desprende que, aunque es menor el

número de casos donde el abuso sexual que se realiza es con contacto físico, con una cronicidad

considerable y de consecuencias negativas para el desarrollo emocional del menor, no deja de ser

un problema grave (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2011).

Por ser un fenómeno de difícil acceso a las víctimas para su investigación, lo que más

dificulta el estudio y el conocimiento de la incidencia y la prevalencia real del ASI, dependerá de

la metodología de investigación empleada (Soriano Faura, 2009), ya que no es lo mismo recoger

los datos tras entrevistar a niños, que realizar encuestas a los padres o preguntar a adultos sobre

recuerdos de su infancia, las cifras varían considerablemente (Figuero & Otero, 2005).

A pesar de que no es posible conocer con exactitud los casos de víctimas de ASI,

Ramírez (2005) advierte de la gran diferencia porcentual por género y reporta que ser niña y ser

menor de edad es un riesgo mayor, a diferencia de ser niño menor de edad. Por su parte Putman

(2003) coincide, al reportar desde su análisis, que de 7% a 36% de las mujeres y de 3% a 29% de

los hombres, habían sido objeto de abuso sexual en la infancia. En conclusión, se ha observado

que las víctimas suelen ser más frecuentemente mujeres situadas en un rango de edad entre los 6

y 12 años, siendo esto un factor de riesgo para ser víctima de ASI. También en cuanto al tipo de

abuso sexual se encontró que, existe un mayor número de niñas donde el abuso es intrafamiliar

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relacionado con el incesto, con una edad de inicio entre los 7 y los 8 años, y un mayor número de

niños en el abuso extrafamiliar o pedofilia, con una edad de inicio entre los 11 y los 12 años. En

relación a las características del agresor sexual, se ha encontrado que generalmente son hombres

de mediana edad y frecuentemente familiares o conocidos de la víctima (Echeburúa &

Guerricaechevarría, 2006)

Impacto del abuso sexual infantil en las víctimas a largo plazo.

El menor que ha sido víctima de ASI, suele sufrir consecuencias muy negativas para su

funcionamiento psicológico, particularmente cuando el agresor es un miembro de la familia y

cuando se ha cometido una violación. Aunque se ha observado una cierta correlación entre el

abuso sexual sufrido durante la infancia y la aparición de alteraciones emocionales y/o de

comportamientos sexuales inadaptados en la vida adulta, las consecuencias a largo plazo son más

inciertas y de difícil detección (Echeburúa & Echevarría (2011).

El malestar emocional es la sintomatología que con mayor frecuencia se puede observar

en las víctimas de ASI y el que puede persistir hasta la vida adulta de no recibir el tratamiento

psicológico adecuado y el apoyo familiar y social para su recuperación. Existen casos donde el

impacto psicológico del abuso sexual a largo plazo puede ser pequeño (a menos de que se trate

de un abuso sexual grave con penetración), sin embargo si la víctima sufre otras adversidades

adicionales, como el abandono emocional, el maltrato físico, el divorcio de los padres, una

patología familiar grave, etc. se pueden agravar las consecuencias derivadas del hecho

(Echeburúa & Corral, 2006).

Para determinar qué es corto plazo para el desarrollo de secuelas derivadas del ASI, se

consideran los efectos que se presentaron en los dos años siguientes al abuso, y posterior a éste

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periodo ya se puede empezar a hablar de efectos de largo plazo (Merrill, Stander, Thomsen,

Crouch & Milner, 2004). Se ha observado que los efectos a largo plazo se presentan en

aproximadamente el 20% de las víctimas (Beltrán, 2010).

La reacción frente a la experiencia de victimización y las características de la misma no

es igual en todas las personas (Echeburúa & Corral, 2006). Portillo (2001), sostiene que las

consecuencias del abuso sexual dependen de:

La etapa evolutiva: Antes se pensaba que si ocurría en el preescolar el recuerdo era

menor que si ocurría en la etapa escolar o puberal, pero se ha comprobado que no es así, a menor

edad es más profundo el daño en la construcción del sí mismo.

La relación con el abusador: Siempre es más dañino cuando el abusador es conocido,

porque se produce un conflicto de lealtades, mientras que si el agresor es desconocido, el niño se

puede visualizar claramente como víctima.

La frecuencia con que ocurra: es más grave cuando ocurre frecuentemente.

El tipo de develamiento: Corresponde a cuando se descubre el abuso, resulta más

protector cuando el niño está y se siente apoyado en el proceso de develar el secreto. Esta etapa

no siempre ocurre.

La reacción del entorno: Tiene un mejor pronóstico un niño que es validado o que su

testimonio es creído, en comparación a uno que es catalogado de mentiroso o donde la madre

está en complicidad con el abusador. Es justamente a la reacción del entorno a lo que más teme

la víctima, por tal motivo, las consecuencias de revelar el abuso y la intensidad de los síntomas

experimentados, depende de la reacción del mismo, el cual desempeña un papel fundamental,

especialmente de la madre, y sobre todo, que ésta no asuma una actitud ambivalente, de evitación

o complicidad, ya que su postura es un elemento clave para que la víctima mantenga o recupere

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su nivel de adaptación. En este proceso, algo que es muy importante, es el saberse creídos, que lo

que dicen será tomado en cuenta. Sin embargo, en ocasiones la respuesta de los padres ante la

revelación del abuso, puede ser más intensa que la del propio niño, es decir, puede afectar a los

padres de tal manera, que se muestran incapaces de proteger al niño adecuadamente y en los

casos más graves pueden llegar incluso a culparlo de lo sucedido. Aunado a todo esto, es

importante también considerar las consecuencias legales, familiares y sociales que conlleva la

revelación del abuso. Tal es el caso donde la madre se percata del abuso sexual a su hijo

protagonizado por su propia pareja. Los sentimientos de vergüenza y culpa, de cólera y pena, de

miedo y ansiedad, pueden afectar a los padres de tal manera que se muestran incapaces de

proteger al niño adecuadamente y, en los casos más graves, pueden llegar incluso a culparlo de lo

sucedido.

En ocasiones la víctima no desarrolla problemas aparentes durante la infancia, pero

pueden aparecer como problemas nuevos en la vida adulta y no considerar la relación (Beltran,

2010).

En algunos casos, el impacto psicológico a largo plazo del abuso sexual puede resultar

mínimo o nulo (a menos que se trate de un abuso sexual grave con penetración). En ocasiones,

los problemas de una víctima en la vida adulta, en un contexto de vulnerabilidad (conflictos de

pareja, aislamiento social, problemas en el trabajo, etc.) son el detonante para el desarrollo de

depresión, ansiedad, abuso de alcohol, etc, sin que pueda percatarse que están relacionados con

el abuso sexual sufrido durante la infancia. Además, lo que predice una peor evolución a largo

plazo es la existencia de sucesos traumáticos diversos, la duración prolongada de la exposición a

los estímulos traumáticos y la vinculación familiar con el agresor. Aunado a lo anterior, se ha

observado una tasa mayor del 2.4% del desarrollo de trastornos mentales en sobrevivientes de

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ASI, en relación a las personas que no lo sufrieron (Echeburúa & Corral, 2006).

En conclusión Portillo (2001) sostiene que el impacto psicológico del abuso sexual

dependerá de la frecuencia, de la duración, de la gravedad del abuso, de la relación con el

agresor, de la fase del desarrollo psicológico de la víctima cuando tuvo lugar el suceso, de los

recursos personales de afrontamiento y de los factores amortiguadores con los que cuente la

víctima, tales como las relaciones familiares cohesionadas, la red de apoyo social o la autoestima

positiva. Estos factores amortiguadores ayudarán a la víctima en la reducción del impacto

psicológico, aunque todavía son incipientes los estudios relacionados (Sarasua, Zubizarreta,

Corral & Echeburúa, 2013).

Las consecuencias a largo plazo en las víctimas de ASI varían de unos casos a otros, pero

se observa que sí existe una estrecha relación entre este fenómeno y la aparición de alteraciones

emocionales en la juventud y en la vida adulta. Las víctimas adultas pueden experimentar

trastorno de estrés postraumático crónico, sintomatología ansioso-depresiva, comportamiento

sexual insatisfactorio, trastornos de personalidad (especialmente el trastorno antisocial de la

personalidad y el trastorno límite de la personalidad), alteraciones de la conducta alimentaria,

abuso de alcohol o drogas o una adaptación inadecuada a la vida cotidiana. En otros casos,

pueden aparecer alteraciones psicosomáticas (por ejemplo, problemas respiratorios o

gastrointestinales, sobrepeso, dolores de cabeza persistentes, consultas frecuentes a los Centros

de Salud, etcétera), como resultado directo o indirecto de un abuso sexual continuado en la

infancia (Sarasua, Zubizarreta, Corral & Echeburúa, 2013). Sin embargo, Los síntomas más

frecuentemente encontrados en esta población son los referidos a la "conducta sexualizada",

considerada como el síntoma más característico del abuso sexual infantil, además lo

relacionado con las alteraciones en la esfera sexual, ya sean disfunciones sexuales o menor

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capacidad de disfrute. Esta característica se encuentra en el 35 a 40% de los casos de

agresiones; seguida por el trastorno de estrés postraumático (TEPT) en el 21 a 48% y a veces,

en combinación con depresión y ansiedad (Echeburúa & Corral, 2006). En cuanto al control

inadecuado de la ira que puede presentarse en las víctimas, existe diferencia por género; en el

caso de los hombres se manifiesta al exterior en forma de violencia y en el de las mujeres es

canalizada en forma de conductas autodestructivas.

En conclusión y como lo hemos planteado con anterioridad, la sintomatología

internalizada que se encuentra con mayor frecuencia en los sobrevivientes de abuso sexual en

la infancia, son los problemas de ansiedad, depresión, baja autoestima, sentimiento de culpa y

estigmatización; sin embargo debido a la complejidad del fenómeno, de las variables que

intervienen en el desarrollo de las secuelas y a las características personales de cada

individuo, no se puede determinar la existencia de un único síndrome específico ligado a la

experiencia de abusos sexuales en la infancia y adolescencia (Pereda, 2009).

Trastorno de estrés post traumático (TEPT) y abuso sexual infantil.

El TEPT se define como un trastorno que se presenta cuando la persona ha sufrido

agresión física o algún acontecimiento que representa una amenaza para su vida o su

integridad física, o cuando ha sido testigo o ha sabido por personas cercanas de la existencia

de este tipo de acontecimientos en otras personas. La reacción emocional experimentada

debe implicar una respuesta de temor, desesperanza u horror intensos. Los grupos

sintomáticos son: reexperimentación, evitación e hiperactivación. Estos deben prolongarse

por más de un mes desde el suceso traumático y provocar malestar clínico o deterioro en

áreas importantes de la actividad de la persona (American Psychological Association, 2000).

16
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

De hecho las víctimas de abuso sexual infantil son diagnosticadas con TEPT a partir

de una serie de criterios que se enumeran en la siguiente tabla:

Tabla 1. Criterios para diagnosticar el TEPT de acuerdo al manual DSM-IV-TR


(2001, págs 90 y 91).

Criterio A.

Exposición a un acontecimiento traumático, en el que:

 La persona ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más)


acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad
física o la de los demás.

 La persona ha respondido con un temor, una desesperanza o un horror


intensos. Nota: En los niños estas respuestas pueden expresarse en
comportamientos desestructurados o agitados.

Criterio B.

Reexperimentación persistente del acontecimiento traumático, a través de una


(o más) de las siguientes formas:

 Recuerdos del acontecimiento recurrentes e intrusivos que provocan


malestar y en los que se incluyen imágenes, pensamientos o percepciones.

 Sueños de carácter recurrente sobre el acontecimiento, que producen


malestar.

 El individuo actúa o tiene la sensación de que el acontecimiento


traumático está ocurriendo (se incluye la sensación de estar reviviendo la
experiencia, ilusiones, alucinaciones y episodios disociativos de
flashback, incluso los que aparecen al despertarse o al intoxicarse).

 Malestar psicológico intenso al exponerse a estímulos internos o externos


que simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.

 Respuestas fisiológicas al exponerse a estímulos internos o externos que


simbolizan o recuerdan un aspecto del acontecimiento traumático.

17
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Criterio C.

Evitación persistente de estímulos asociados al trauma y embotamiento de la


reactividad general del individuo (ausente antes del trauma), tal y como
indican tres (o más) de los siguientes síntomas:

 Esfuerzos para evitar pensamientos, sentimientos o conversaciones sobre


el suceso traumático.

 Esfuerzos para evitar actividades, lugares o personas que motivan


recuerdos del trauma.

 Incapacidad para recordar un aspecto importante del trauma.

 Reducción acusada del interés o la participación en actividades


significativas.

 Sensación de desapego o enajenación frente a los demás.

 Restricción de la vida afectiva (p. ej., incapacidad para tener sentimientos


de amor).

 Sensación de un futuro desolador (p. ej., no espera obtener un empleo,


casarse, formar una familia o, en definitiva, llevar una vida normal).

Criterio D.

Síntomas persistentes de aumento de la activación (arousal) (ausente antes del


trauma), tal y como indican dos (o más) de los siguientes síntomas:

 Dificultades para conciliar o mantener el sueño.

 Irritabilidad o ataques de ira.

 Dificultades para concentrarse.

 Hipervigilancia.

 Respuestas exageradas de sobresalto.

Criterio E.

Estas alteraciones (síntomas de los Criterios B, C y D) se prolongan más de 1

18
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

mes.

Criterio F.

Estas alteraciones provocan malestar clínico significativo o deterioro social,


laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo.

Echeburúa & Corral (1995), señalan que entre las características propias del

acontecimiento facilitador para el inicio del TEPT en el ASI están, la elevada intensidad del

acontecimiento, su alta frecuencia, la exposición al acontecimiento en edades tempranas, y

que el agente causante del acontecimiento sea el ser humano. La intensidad del

acontecimiento está relacionada con el tipo de abuso y con la relación con el abusador. A

mayor cercanía emocional con el abusador, mayor será el impacto o la posibilidad del

desarrollo de secuelas. También, dependerá de la fragilidad emocional de la víctima causada

por una historia previa de abusos, de sucesos traumáticos, así como de la presencia de patología

en la familia y de la aparición de reacciones disociativas durante el proceso traumático.

El TEPT suele ser más grave y duradero cuando el suceso sufrido es muy intenso o

cuando la víctima es vulnerable psicológicamente y no cuenta con un apoyo familiar y social

adecuado (Resnick, Acierno, Amstadter, Self-Brown & Kilpatrick, 2007).

A través de las investigaciones se ha relacionado el trauma del abuso sexual como

potenciador de síntomas de TEPT (Bustos, Rincón & Aedo, 2009). Lo grave es que de las

mujeres adultas víctimas de agresiones sexuales, en más de un 50% desarrollan el TEPT y un

30% de mujeres que han sufrido particularmente ASI, llegarán a la edad adulta con el

diagnóstico (Guerrero, 2004). Estas supervivientes coinciden en historias de abusos sexuales

severos, abusos físicos y familias caóticas. Presentan, además, comorbilidad con depresión,

con abuso de sustancias, con problemas somáticos, y con el trastorno de personalidad límite.

19
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Las víctimas de agresiones sexuales pueden sufrir un malestar emocional profundo y conductas

de evitación sexual pero los estudios disponibles hasta la fecha se han centrado

fundamentalmente en el tratamiento del TEPT, sin prestar atención específicamente a otros

problemas existentes como la sintomatología ansioso-depresiva o los problemas sexuales

(Echeburúa, Sarasua, Zubizarreta & de Corral, 2013).

Los efectos del abuso sexual se han intentado explicar desde el modelo del trastorno de

estrés postraumático ya que cumplen con los requisitos de trauma exigidos por el DSM-IV R

para el diagnóstico de este cuadro clínico y genera, al menos en una mayoría de las víctimas, los

síntomas característicos de dicho trastorno: pensamientos intrusivos, evitación de estímulos

relacionados con la agresión, trastornos del sueño, irritabilidad y dificultades en la concentración

(Echeburúa & Guerricaechevarría, 2005)

Generalmente el TEPT no se presenta sólo, tiene comorbilidad con miedo, ansiedad,

depresión y sentimientos de culpa. A diferencia de los adultos, en la infancia este cuadro clínico

puede adoptar la forma de un comportamiento desestructurado o agitado y presentarse con

síntomas físicos (dolores de estómago, jaquecas, etc.) La ventaja que este modelo ofrece, es una

descripción operativa de los síntomas derivados del abuso con lenguaje de fácil comprensión, lo

cual facilita a los profesionales involucrados, su uso para el diagnóstico (Echeburúa &

Guerricaechevarría, 2005).

Las investigaciones han demostrado que la falta temprana de intervención

psicoterapéutica en personas víctimas de ASI y que han desarrollado TEPT, puede ocasionar el

incremento de los efectos negativos resultado de la victimización, tanto a corto como a largo

plazo (Vallejo & Córdoba, 2012). Por tanto, es importante considerar que el menor tiempo entre

evento de la agresión sexual y el inicio de la terapia, puede favorecer los resultados del

20
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

tratamiento y aminorar la aparición de síntomas relacionados con el malestar emocional, la

disociación y el aislamiento; de lo contrario, el paso del tiempo sin intervención psicoterapéutica,

puede provocar que se incremente el riesgo de presentar sintomatología más grave.

Gracias a que se empieza a visualizar socialmente el problema del ASI, se tiene acceso a

más información sobre los abusos y la violencia sexual cometida contra niños, niñas y

adolescentes (NNA). Hay víctimas que empiezan a sentirse con mayor seguridad para relatar sus

vivencias de agresiones sexuales, ya sean actuales o pasadas, y con la confianza de solicitar

psicoterapia. Es por ello que se observa un incremento en el número de pacientes con

traumatizaciones sexuales asociadas al motivo de consulta, que solicitan atención psicológica

para su recuperación (Ibaceta, 2007).

Antes de hablar de los procesos psicoterapéuticos para víctimas de ASI, es importante

considerar que no todas las personas que lo han sufrido requieren de un tratamiento psicológico o

farmacológico. Esto dependerá de que la persona presente o no, síntomas que le impidan ser

funcional en la vida cotidiana. En ocasiones, el simple paso del tiempo, el apoyo familiar y

social, el no estar expuesto a otros tipos de victimización, el ambiente familiar resiliente que

permite la expresión de emociones y el regreso a la vida cotidiana, pueden contribuir a digerir

el trauma. Sin dejar de considerar que, aunque presente altibajos emocionales y recuerdos

dolorosos, es capaz de relacionarse y continuar con sus actividades cotidianas, de

relacionarse con otras personas y de disfrutar su vida (Echeburúa & Corral, 2007). Por el

contrario, existen otras personas que les es más complicado sobreponerse a la situación

traumática y se encuentran atrapadas por este suceso, presentan problemas biológicos

relacionados con el sueño y el apetito, constantemente viven atormentadas por el sufrimiento,

con la dificultad para controlar sus emociones y sus pensamientos, conductas inadaptativas y

21
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

en ocasiones contraproducentes, pues se sienten incapaces de hacer frente a la vida cotidiana

y se aíslan socialmente (Echeburúa, 2007b).

Factores de riesgo y de protección en el abuso sexual infantil

La finalidad de hablar de situaciones o factores de riesgo de ser víctima de ASI, se debe a

la necesidad de buscar una asociación probabilística, más que una relación directa de causa-

efecto, pues al conocer la situación de alto riesgo, se podrá incidir para establecer programas de

prevención (Ponce, 2012).  Justamente, se ha observado que el simple hecho de ser niña (mujer)

es ya un factor de riesgo. Diferentes estudios coinciden en señalar que hay de 2 a 3 que son

víctimas por cada varón, especialmente en los casos de abuso sexual intrafamiliar. Esta

asociación se debe principalmente al hecho de que la mayoría de los agresores son varones

predominantemente heterosexuales

Otro factor de riesgo es la edad de las víctimas. Por un lado, las edades de mayor riesgo

son las comprendidas entre los seis y siete años, y entre los diez y doce, por otro. Por ser una

etapa donde empieza el desarrollo sexual, es en la pubertad donde al parecer aumentan a más del

doble los casos de abusos sexuales a menores.

En cuanto a las características particulares de los menores víctimas de abuso sexual, el

factor de mayor riesgo lo constituyen aquellos con una capacidad reducida para resistirse o

revelarlo, como los que todavía no hablan y los que muestran retrasos del desarrollo, tienen

algún tipo de discapacidad, minusvalías físicas o psíquicas, sin dejar de lado a los niños

emocionalmente y psicológicamente vulnerables, debido a que se encuentran carentes de afecto o

son víctimas de algún otro tipo de violencia o abusos (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2005).

22
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Los malos tratos en la infancia –en cualquiera de sus formas- son otro de los factores de

riesgo para el abuso sexual infantil, porque pueden producir en los menores vulnerabilidad

emocional, sentimiento de indefensión, baja autoestima o falta de recursos de afrontamiento,

causados por la falta de cuidados básicos, el abandono, el rechazo físico y emocional por parte de

sus padres o cuidadores, lo cual propicia que el menor pueda ser presa al ser manipulado más

fácilmente con ofrecimientos de afecto, atención y recompensas a cambio de sexo y secreto

(Vázquez Mezquita, 1995). Se sienten atraídos no sólo por la atención, sino también por el placer

que les brinda la relación anómala con el propio abusador, aunque con el tiempo acabe

produciendo en ellos un sentimiento de culpa (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2005).

La ausencia física o emocional de los padres biológicos, la incapacidad o enfermedad de

la madre, el trabajo de ésta fuera del hogar y los problemas de la pareja (peleas, malos tratos,

separaciones o divorcios), sobre todo cuando vienen acompañados de interrupción de la relación

sexual, constituyen factores de riesgo que aumentan las posibilidades de victimización. Las

familias constituidas por padres dominantes y violentos, representan un alto riesgo para la

ocurrencía del ASI, así como las conformadas por madres maltratadas (Echeburúa &

Guerricaechevarría, 2005).

En contraposición, los factores que pueden ayudar a prevenir y a proteger a los menores

de la posibilidad de ASI, lo constituyen los programas de prevención que incluyen, el

conocimiento sobre la sexualidad y el cuidado del cuerpo, así como el desarrollo de habilidades

de afrontamiento, una buena adaptación escolar (en el ámbito académico, social o deportivo),

relaciones adecuadas y cercanas con los padres en la infancia o con sus pares en la adolescencia,

así como el apoyo de amigos íntimos, pues tienen un efecto positivo sobre la autoestima y por

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

tanto, contribuyen a amortiguar el impacto de la victimización o prevenir la ocurrencia del abuso

sexual (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2005).

Tratamiento psicoterapéutico para víctimas de abuso sexual en la infancia.

El gran impacto que representa la presencia de TEPT en mujeres víctimas de

agresiones sexuales durante la infancia, ha impulsado el desarrollo y aplicación de diversas

técnicas de modificación de la conducta. Entre las más utilizadas destacan las técnicas de

exposición en vivo, de exposición en la imaginación, de relajación y de reestructuración

cognitiva (Guerrero, 2004) Aunque el tratamiento cognitivo-conductual ha resultado ser el

más eficaz, existe un porcentaje de pacientes (aproximadamente el 25%) que, según Foa &

Rothbaum (1998) siguen presentando el diagnóstico de TEPT después del tratamiento.

Aunque en general se cuenta con terapias empíricamente validadas para el trastorno de

estrés postraumático (Foa, Keane & Friedman, 2003), el apoyo empírico a los tratamientos

psicológicos para el ASI es aún escaso (Taylor & Harvey, 2010). Más escasos aún, incluso

inexistentes, son los estudios controlados en esta área, con muestras bien definidas, grupos de

control adecuados y un seguimiento a largo plazo. Lo que las víctimas adultas de abuso

sexual infantil comparten es un suceso traumático común, no un diagnóstico clínico

(Maniglio, 2009). Las propuestas terapéuticas son muy diversas y corresponden a la misma

diversidad de los efectos del ASI a largo plazo, los cuales son muy variados e inespecíficos.

Si bien la terapia psicológica para las víctimas adultas del ASI parece beneficiosa para

mejorar el malestar emocional, hasta la fecha ningún tratamiento ha mostrado una clara

superioridad ni tampoco ningún formato (individual o grupal) o duración específicos (breve o

prolongado) han probado ser superiores a otros (Martsolf & Draucker, 2005; Taylor &

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Harvey, 2010). El carácter poco concluyente de los resultados obtenidos hasta la fecha hace

aconsejable la presentación de nuevos estudios.

Diversos autores coinciden en la necesidad de un grupo de apoyo multidisciplinar, para el

tratamiento de las víctimas de violencia sexual (Bernik, Laranjeiras & Corregiari, 2003;

Menicucci, Machin, Aibal, Valverde, Kossel, Morelli, Fernández, et al., 2005). La integralidad

de las disciplinas se hace más evidente para el diagnóstico de TEPT en las víctimas, ya que

requiere de tratamientos de alta calidad por la complejidad y la gravedad de sus manifestaciones,

que genera fuertes alteraciones en la salud mental de las personas (Vallejo & Terranova, 2009).

Además, se recomienda la combinación de técnicas como la relajación para reducir el nivel de

estrés psicofisiológico, la reestructuración cognitiva, la psicoterapia psicodinámica, el uso de

psicofármacos, la hipnosis, entre otras. Los autores aconsejan en los casos leves de TEPT el uso

de psicoterapia, y en los casos moderados y graves el uso de tratamiento farmacológico y

psicoterapéutico combinados por lo menos durante un período de doce meses, y con un

seguimiento posterior (Foa, Davidson & Frances,1999).

En un estudio de Stevens-Simon & Reichert (1994), se presenta un modelo de tratamiento

grupal para adultos sobrevivientes de ASI y, aunque también plantea las reacciones de estrés

postraumático, en esta ocasión se discuten las intervenciones para el desarrollo de factores de

protección. El modelo también hace hincapié en las distintas formas de ayudar a los

sobrevivientes para contar sus historias, volver a experimentar la experiencia y procesar la

experiencia traumática. Además, debido a que es importante para la recuperación de la memoria

y el trabajo a través del afecto asociado en la resolución de ASI, Courtois (2008), nos

proporciona información acerca de la amnesia, la represión y la disociación en las secuelas de

trauma infantil, así como sobre el almacenamiento y la recuperación de la memoria.

25
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Autores como Valker & Nash (1981), han contraindicado el psicoanálisis para los

pacientes con TEPT, pero no así las psicoterapias dinámicas derivadas del psicoanálisis. En todas

ellas, coinciden que es esencial el trabajo de construir una buena alianza terapéutica a través del

cuidado del encuadre y de la interpretación de las resistencias derivadas de una predominante

transferencia negativa. La defensa hostil-paranoide se configura como baluarte protector de una

intensa fragilidad personal. En general, el sufrimiento del paciente es el principal factor

motivador del cambio interno, una verdadera rehabilitación emocional, en la que lo fundamental

es el aprendizaje.

La psicoterapia interpersonal-psicodinámica ha sido definida por Callahan, Price &

Hilsenrothe (2004) como la serie de tratamientos que hacen un énfasis particular en la expresión

de afectos y la exploración de patrones de relaciones, sentimientos o ideas en el presente y

pasado de la persona, que han contribuido a la etiología y mantenimiento de los conflictos

psicológicos. Una investigación desarrollada por estos autores indagó la efectividad de la terapia

interpersonal-psicodinámica en personas abusadas sexualmente y concluyó que este tipo de

tratamiento reduce la sintomatología e incrementa los aspectos relacionados con el ajuste social y

el funcionamiento interpersonal saludable en las personas.

Otros tratamientos que han mostrado ser útiles para hacer frente al trastorno de estrés

postraumático en víctimas adultas de abuso sexual en la infancia, son la terapia de

exposición, la reestructuración cognitiva, el entrenamiento en inoculación de estrés y la

terapia de procesamiento cognitivo.

En otra investigación comparativa entre la psicoterapia analítica de grupo y la

psicoterapia sistémica, se asignó al azar 151 mujeres abusadas sexualmente, de las cuales 82

completaron las terapias de grupo. Para la evaluación de la efectividad de cada terapia, se

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

aplicaron cuestionarios antes y después del tratamiento, como el Cuestionario de Personalidad

DIP-Q, el Cuestionario de Abuso Sexual Infantil, el registro de Flashback diseñado para el

estudio, la Evaluación Global de Funcionamiento (Global Assessment of Functioning/GAF), la

lista de chequeo de síntomas (Symptom Checklist-90-R), entre otros. Sin embargo, aunque

ambos tipos de terapia alivian los síntomas del evento traumático, al mejorar la calidad de vida,

el funcionamiento global y la disminución de los síntomas, la respuesta al tratamiento sistémico

fue dos veces mejor que la de la terapia psicoanalítica en casi todas las medidas (Vallejo &

Córdoba, 2012).

Las guías de práctica clínica elaboradas por la Sociedad Internacional de Estudios sobre el

Estrés Post Traumático, sugieren que la terapia de exposición es un apoyo efectivo para el TEPT,

si se trabaja desde un tratamiento cognitivo y con psicoterapia interpersonal. También, los

investigadores concluyen que la terapia cognitivo-conductual logra cambios positivos a nivel

cualitativo en la sintomatología, y permite modificar cognitivamente las creencias respecto a la

experiencia de abuso, pues se enfoca en la reestructuración de la memoria traumática, lo cual

produce la reducción de síntomas de ansiedad y depresión, mediante técnicas cognitivas y

comportamentales, y en la modalidad grupal, contribuye con cambios positivos a nivel de la

percepción de culpa, confianza y relación con pares, y presentan reducciones significativas en los

síntomas del TEPT, sobre todo en la re-vivencia del trauma, en la evitación e hipervigilancia.

Además, en este modelo terapéutico, la psicoeducación que se le brinda a la persona durante el

proceso, le ayuda a la comprensión de su funcionamiento psicológico y a desarrollar un nuevo

repertorio cognitivo y conductual (Vallejo & Córdoba, 2012).

En mujeres víctimas de abuso sexual durante la infancia en las que se ha utilizado la

terapia enfocada en el trauma, se ha encontrado que les ayuda en la reducción del aislamiento, de

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

la disociación, de los pensamientos intrusivos, de la desconfianza generalizada y de la autoculpa;

además, también en el incremento de habilidades sociales, de la autoconfianza y en la confianza

hacia otros; logrando una mejor capacidad para reconocer en ellas mismas, los síntomas comunes

y la integración de sentimientos con el evento traumático (Vandensen & Carr, 2003).

En el año 2005 se realizó una investigación sobre los efectos de la escritura expresiva en

mujeres que sufrieron violencia íntima de su pareja y que presentaban síntomas depresivos y de

TEPT, y se encontró que resultó ser curativa para la ansiedad y la depresión en estados

patológicos; generó procesamientos cognitivos que beneficiaron el incremento de reflexión sobre

el significado, el sentido y la coherencia del evento traumático logrando la reducción de los

síntomas depresivos en mujeres que han experimentado violencia familiar.

En otra investigación se observó que las personas que padecen trastornos postraumáticos,

tienen una mayor respuesta a la sugestión, lo cual permite que las técnicas hipnóticas funcionen

mejor, siendo más factible inducir experiencias disociativas en forma controlada y estructurada.

En estos casos hay un beneficio en términos de la re-experimentación del trauma, para nuevas

interacciones adaptativas con el mismo. Por tanto, se concluyó que la hipnosis puede incrementar

la eficacia de otras terapias con las que se integre. De la misma manera, los grupos de apoyo

constituyen una buena alternativa para el trabajo con sobrevivientes de abuso sexual durante la

infancia, ya que ofrecen información y educan a los sobrevivientes en materia de violencia

sexual, derechos humanos, sexualidad, violencia intrafamiliar, abuso en el noviazgo, entre otras.

Sin embargo tienen desventajas respecto a la cohesión grupal y la continuidad de los temas por

ser grupos de participación abierta. Cuando se trabaja con terapia grupal una de las metas más

importantes a lograr es la recuperación de los sentimientos de control y estabilidad que se vieron

afectados tras la violación. Cuando una persona que ha sufrido una situación traumática asiste a

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

una psicoterapia de grupo, es necesario que recupere la confianza básica en el otro como ser

humano y confíe en un proceso que le permita re-experimentar el sentimiento de seguridad hacia

los demás como parte de la reconstrucción de su vida y de la elaboración del hecho traumático

(Vallejo & Córdoba, 2012).

Existen propuestas de tratamiento que parten del enfoque de los derechos humanos y

tienen perspectiva de género. La terapia de sobrevivencia propuesta por Walker (1995) es una de

ellas y se basa en la teoría del trauma y la teoría feminista. Su propuesta radica en resaltar las

fuerzas y capacidades antes que las debilidades de las mujeres, la auto-revelación, el poder

compartido, la aproximación holística y la salud mental positiva (Vallejo & Córdoba, 2012).

Respecto a las modalidades terapéuticas, los tratamientos cognitivo conductuales son los

que cuentan con un mayor apoyo empírico. Algunos tratamientos cognitivos-conductuales han

mostrado ser útiles para hacer frente al trastorno de estrés postraumático en víctimas adultas de

abuso sexual en la infancia. Como es el caso de Ehlers y Clark (2000), que proponen potenciar

el cambio terapéutico utilizando después de la exposición en imaginación, reestructuración

cognitiva para cambiar las emociones disfuncionales manifestadas durante dicha exposición.

Por lo que respecta a nuestro país, México, se pueden encontrar diferentes esfuerzos

relacionados con la atención terapéutica para víctimas de ASI, pero no existe un instrumento o

psicoterapia desarrollada y validada particularmente para población mexicana, ya que buena

parte de ellos están editados únicamente en inglés o en el mejor de los casos, simplemente

traducidos al castellano.

La atención psicoterapéutica que recibe esta población no es suficiente considerando que

este tipo de maltrato infantil está pobremente documentado en las áreas de la medicina, en lo

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

social y en lo legal, aunado a la poca estadística e información y además, que no se cuenta con

un sistema que permita identificar el número real de los abusos.

Aunque en México existen instancias donde se les da atención a nivel legal y psicológico,

estas no tienen la capacidad para atender la demanda y los profesionales, no están capacitados

particularmente para trabajo con trauma. Esto se complica en virtud de que todavía existen

perjuicios alrededor de este tipo de delitos y por la falta de psicoeducación de las víctimas, lo que

dificulta que soliciten ayuda profesional. Tampoco se conoce la cantidad de niñas y niños que

han sido atendidos y puestos a disposición de las autoridades del país, ya que no todos los casos

son denunciados y como resultado, es difícil que puedan ser reconocidos para su atención

(Ramírez, 2006). Aunado a lo anterior, son pocos los especialistas que se han adentrado en el

estudio y uso de técnicas específicas para trabajo con víctimas de delitos sexuales. (Velazquéz,

Delgadillo & González, 2013).

3. Tratamiento psicológico de mujeres adultas víctimas de abuso sexual en la


infancia: resultados a largo plazo.
Por lo expuesto en los párrafos anteriores y reconociendo la necesidad de tratamientos

empíricamente validados en población mexicana, la intención del presente estudio es

replicar el Tratamiento psicológico de mujeres adultas víctimas de abuso sexual en la

infancia: resultados a largo plazo, de Sarasua, Zubizarreta, Corral & Echeburúa (2013), pues

existe una vasta investigación científica que muestra su eficacia, comprobando que ayuda en

la reducción de la sintomatología, la comprensión del significado de la experiencia vivida y a

que la persona pueda expresar sus sentimientos en relación al tema, siendo una opción de

tratamiento que puede ser utilizado en nuestro país para trabajar psicoterapéuticamente con

personas que sufrieron abuso sexual en la infancia.

30
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Este tratamiento fue diseñado y validado empíricamente en España con 121 sujetos

que participaron voluntariamente y mostró una tasa de éxitos en el tratamiento del trastorno

de estrés postraumático del 90.7% en las víctimas que completaron el tratamiento. A pesar de

la pérdida de pacientes en el tratamiento implementado por Sarasua, Zubizarreta, Corral &

Echeburúa (2013), en los seguimientos los resultados se mantuvieron (25.58%) en las

pacientes evaluadas en los cuatro periodos establecidos (un 74.42% al cabo de 12 meses),

con una alta reducción de las recaídas.

El tratamiento propuesto consta de las siguientes fases:

Fase terapéutica

La fase terapéutica debe abarcar tanto el desahogo emocional y la expresión de los

sentimientos experimentados como la intervención específica sobre las secuelas cognitivas,

emocionales, conductuales y sexuales sufridas.

Se realiza en primer lugar, la entrevista de diagnóstico y la de evaluación conductual. La

intervención motivacional es orientada a transmitir empatía, el establecimiento de la relación

terapéutica y el apoyo emocional a la víctima; y comprende las dos primeras sesiones. La

segunda parte está dedicada específicamente al tratamiento de los síntomas psicopatológicos

detectados, con tres niveles de intervención de 2, 3 y 5 sesiones cada uno. Los componentes del

programa inicial, con la distribución de sesiones correspondiente y su articulación en el conjunto

del tratamiento, figuran descritos en el marco teórico (Echeburúa et al., 1995) y están resumidos

en la figura 1.

31
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Motivación   Síntomas psicopatológicos


                                     
                                     
1er. nivel de
      2o. Nivel de intervención   3er. Nivel de intervención
intervención
                                     
Percepción Intervención
     
de seguridad Catarsis psicoeducativa Entrenamiento en habilidades de
Apoyo emocional Revaluación cognitiva y afrontamiento
     
emocional emocional del abuso
                                   
                                     
1ª-2ª sesión   3ª-4ª sesión   5ª-7ª sesión   8ª-12ª sesión

Figura 1. Programa de tratamiento tomado de Sarasua, Zubizarreta,


Corral & Echeburúa (2013)

Fase I. Aspectos motivacionales o de Motivación.

Percepción de seguridad en un marco terapéutico empático, donde la base de la relación

terapéutica es el buen trato, puesto que el mismo vínculo establecido con el terapeuta opera como

reparador en la medida en que éste sirve como contraste respecto de la relación abusiva que

conllevan las agresiones sexuales.

Existe un amplio consenso en los autores/as que trabajan con trauma complejo respecto a la
necesidad de acreditación del relato de las víctimas. Es decir, para comenzar cualquier
tratamiento con una persona traumatizada hay que crear un espacio de confianza, donde el/la
paciente sienta que validamos y damos credibilidad a su relato. Sin las fisuras o
cuestionamientos que probablemente ya han recibido de su entorno, de su propia subjetividad
dañada, o de los procedimientos administrativos donde se hayan podido ver implicados/as. Es
importante generar un vínculo seguro, confiable, donde tenga cabida la esperanza en el cambio
terapéutico. Todo esto es especialmente difícil con pacientes traumatizados, si entendemos que,
en su experiencia, su confianza se ha visto traicionada repetidas veces.
Con respecto al vínculo terapéutico, es clave, en la medida de lo posible, promover en esa
persona el juicio crítico hacia nuestro trabajo. Que se sienta con derecho a disentir, a dar su
opinión, a discutirnos, a señalarnos que cree que estamos equivocados. Ir modificando mediante
el trabajo psicoterapéutico la relación de sometimiento y/o oposicionismo que ha sufrido con las
figuras de poder. Generar una actitud proactiva en el paciente, sin olvidar la necesidad de
regulación y contención, ayudará a un desarrollo más sano del tratamiento. También es básico

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

priorizar la seguridad vital de el/la paciente, tanto si el riesgo es interno, como relacional. Por
ejemplo, si trabajamos con una mujer víctima de violencia de género que convive con el
maltratador, será importante tomarse el tiempo de organizar con ella un plan de protección o
huida en el caso de que se produzca una posible agresión. Si el riesgo procede de conductas
autolesivas, nos ocuparemos de valorar los disparadores que pueden desencadenar esa conducta
y preparar un plan alternativo que minimice daños o logre ganar el tiempo suficiente para pedir
ayuda, hasta poder extinguirlas.

La intervención motivacional orientada a transmitir empatía y apoyo emocional a la

víctima comprende las dos primeras sesiones.

La segunda parte está dedicada específicamente al tratamiento de los síntomas

psicopatológicos detectados, con tres niveles de intervención de 2, 3 y 5 sesiones cada uno. Se

trabaja, desde el principio, a través de las habilidades del terapeuta la creación de una buena

alianza terapéutica cuyo objetivo principal es la aceptación incondicional de la paciente de

manera que ésta llegue a reconciliarse consigo misma, independientemente de lo que haga,

piense o sienta.

La expresión emocional, que tiene como objetivo proporcionar comprensión y apoyo a la

víctima, consiste en alentarla a que cuente lo ocurrido y refiera todo lo que ha pensado y sentido.

Se trata de facilitarle el desahogo emocional de la irritabilidad y de las humillaciones sufridas.

Fase II. Síntomas psicopatológicos:

1. Primer nivel de intervención.

Catarsis y ventilación emocional.

Debemos evaluar la sintomatología psicobiológica y relacional que presenta esa persona, cómo
son: sus relaciones familiares y sociales; cómo vive; si tiene o no trabajo, cómo es éste. Todos
estos datos nos proporcionarán algunas claves para abordar el caso de forma más eficaz.
Sabemos que las intervenciones psicoterapéuticas van a ser muy diferentes trabajando con
personas con grave desregulación somática, o con alguien que no puede sentir nada, o que tenga
frecuentes ataques de pánico, o que esté muy aislada social y familiarmente, etc. Mientras se
establece el vínculo de trabajo, es importante que enfoquemos los síntomas más disruptivos que
sufra la persona, y tratemos de implementar técnicas para suavizarlos, por ejemplo, en pacientes

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

muy angustiados, enseñarles técnicas de relajación puede ser de gran ayuda; en desregulación
biológica, mindfulness puede resultar útil.

Desahogo emocional y la expresión de los sentimientos experimentados

Si fuera conveniente proponer una medicación, es necesario trabajar a fondo con el/la paciente la
adhesión al tratamiento. El terapeuta debe explicar muy bien por qué y para qué cree que es
necesario; los beneficios que estima que se pueden conseguir; comprender y elaborar los miedos,
conflictos, falsas creencias, estigmas, etc. que pueda manifestar el/la paciente. Por supuesto, una
buena coordinación con el/la médico/a que lo prescriba es imprescindible. Como venimos
explicando, para poder trabajar con un/a paciente traumatizada hemos de generar un espacio
donde pueda estar en el presente, experimentando el aquí y ahora del relato evocado. Para ello
debemos estar muy conscientes de sus respuestas interoceptivas mientras enfoca la narrativa
traumática. Ser observadores de su estado emocional. Evaluar el estado de conciencia, mientras
habla de ello. Sin olvidar su vertiente relacional y social. En muchos casos los traumas severos y
continuados generan, en los sujetos que los han sufrido, una incapacidad para asociar, simbolizar
y no pueden crear narrativas ni intrapsíquicas ni de los hechos vitales. Las memorias son
fragmentadas y atemporales y presentan, en general, mucha desregulación emocional y
fisiológica. Las relaciones familiares y sociales suelen estar afectadas. Todos estos aspectos son
los que tenemos que elaborar en la psicoterapia.
Recogida de datos biográficos Como hemos explicado anteriormente, en el trabajo con pacientes
traumatizados, es importante tener en cuenta los datos biográficos, los tipos de trauma, la edad,
el lugar, tiempo de exposición a cada experiencia traumática, la intensidad y las condiciones
individuales, familiares y sociales en que tuvo lugar el proceso de traumatización. Todo ello
condicionará la respuesta psicobiológica de la persona, y, por lo tanto, sus reacciones somáticas,
su forma de pensar, las acciones que acomete, los estados emocionales, etc. Una pregunta
recurrente sería, ¿es conveniente que nos cuente exhaustivamente todo lo que pasó? Gabbard
(1997)5 lo denomina la reconstrucción arqueológica de las experiencias traumáticas. Este autor
piensa que, en el aquí y en el ahora de lo que pasa en la consulta, encontramos suficientes datos
para trabajar con estos pacientes. Las memorias del trauma que está encarnado, activadas en el
espacio psicoterapéutico, ayudarán a que aparezcan los recuerdos traumáticos en los momentos
en que puedan ser contenidos, tolerados, regulados psicobiológicamente y resignificados.
También nos darán la clave para la reconstrucción de lo que sucedió y de los daños que produjo.

Hola, ¡ Aunque estamos en cuarentena, esta semana podemos retomar las sesiones de terapia,
pero serán por zoom.
¿Te parece que te vea el martes a las ? Confírmame para que te envíe el ID de la reunión por
zoom. Solo tienes que bajar la aplicación https://zoom.us/ y nos vemos a esa hora.
Un abrazo.

Consiste en facilitar el desahogo de sentimientos y emociones relacionados con la

experiencia traumática vivida, con el propósito de reordenarla cognitivamente de una forma más

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

adaptativa. Se narran los hechos y se describen sus pensamientos e ideas acerca del mismo,

promoviendo la liberación de emociones asociadas a la experiencia vivida. En esta fase, se busca

reducir los síntomas existentes y así, evitar que se conviertan en problemas crónicos, realizando

reevaluación cognitiva, buscando identificar las respuestas normales de las anormales.

2. Segundo nivel de intervención.

a) Intervención psicoeducativa.

El objetivo inicial en esta fase con la víctima es poner nombre a lo sucedido. Asimismo,

el terapeuta debe tratar de clarificarle, en la medida de lo posible, la confusión psicológica y el

proceso psicosocial/judicial complejo en el que se encuentra, así como proporcionarle

habilidades específicas que le ayuden a recorrer dicho proceso con eficacia y sin perder su

autoestima.

Se le explica a la paciente cómo los síntomas que presenta son reacciones normales a una

situación anormal de abusos sexuales en su infancia. Debido a lo impactante de la situación, no

lo pudo procesar adecuadamente, con lo que los recuerdos y sensaciones vuelven repetidamente.

Una analogía que sirve para una mejor comprensión, es decirle a la persona que su mente es

como un cajón de ropa que está tan lleno y desordenado, que ya no cabe nada más y las prendas

se desbordan. Es necesario vaciarlo, limpiarlo y ordenarlo para que se pueda cerrar. Se discute

con ella el folleto de síntomas ante el trauma adaptado de Foa & Rothbaum (1998). Resulta

fundamental recalcar que lo vivido se trata de una experiencia impuesta, bien sea por la fuerza o,

en la mayoría de las ocasiones, por el abuso de poder y el engaño.

El terapeuta debe explicar a la víctima, de forma tranquila y sin dramatismos, el proceso

abusivo y las causas del mismo, así como los factores que han hecho posible que lo mantenga en

silencio durante un tiempo prolongado. Se debe reforzar a la víctima en todo momento, el hecho

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

de haberlo revelado, así como eliminar cualquier sentimiento de culpa o responsabilidad por las

consecuencias derivadas de esa revelación.

Asimismo, es importante que la víctima atribuya la responsabilidad de lo ocurrido al

agresor (Echeburúa & Guerricaechevarría (2011).

b) Revaluación cognitiva y emocional del abuso.

La reevaluación cognitiva está enfocada, en primer lugar, a la explicación de las

reacciones normales ante la agresión sexual y del proceso de adquisición y mantenimiento de

miedos (Foa, Steketee & Rothbaum, 1989). Se trata, en segundo lugar de modificar los

pensamientos negativos asociados a la violación, así como el posible sentimiento de culpa en la

relación con lo que la víctima pudo haber hecho y no hizo y de sustituirlos por pensamientos más

adaptativos. Y por último, se reposiciona el acontecimiento traumático en sus justas dimensiones

y se señalan los aspectos positivos existentes en la nueva situación.

 Desconfianza en las relaciones afectivas e interpersonales.

La víctima de una experiencia traumática pierde confianza en sí misma, pero también en

los demás. La víctima puede llegar a considerar al resto de personas, en unos casos, como

potencialmente peligrosas y, en otros, como ajenas o insolidarias con su dolor (Echeburúa,

2004). Por ello, la superación de la desconfianza de la víctima hacia los demás requiere, en

primer lugar, que aprenda a discriminar en quién puede confiar, sin llegar a establecer

generalizaciones erróneas. La propia relación terapéutica con una persona no abusador constituye

una oportunidad para el modelado de una relación sana. La reevaluación cognitiva desempeña un

papel muy importante en este contexto. Una vez más, se trata de normalizar los esquemas

cognitivos que se producen tras los abusos sexuales, lo que se debe llevar a cabo mediante

técnicas diversas, la capacidad y los recursos personales de la persona. Además de la discusión

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

racional de estos pensamientos distorsionados, pueden utilizarse técnicas de representación de

papeles (role playing), fichas y materiales específicos orientados a desarrollar sus habilidades

sociales a fin de facilitar el éxito de la persona en sus contactos interpersonales. Si la víctima es

una adolescente e inicia una relación de pareja, puede mostrar pensamientos disfuncionales,

como ser utilizada, por su pareja, a nivel sexual o ser engañada, algo que el terapeuta debe

identificar y eliminar.

 Hostilidad, rabia y agresividad.

Puede desarrollar reacciones de ira como resultado de la decepción, la frustración y la

impotencia. Estas emociones pueden dar lugar a una personalidad hostil y negativa y se pueden

manifestar hacia el exterior, con conductas agresivas y antisociales, o hacia el interior, mediante

comportamientos autodestructivos, tales como consumir drogas o comer en exceso.

El entrenamiento en habilidades específicas de afrontamientos, implica la relación

muscular progresiva (según el método propuesto por Bernstein & Borkovec, 1973), la parada de

pensamiento y la distracción cognitiva (como técnicas reductoras de pensamientos intrusivos) y,

por último, instrucciones de exposición gradual a los estímulos temidos para recuperar las

actividades habituales de la paciente (De Corral, Echeburúa & Sarasúa, 1995).

 Alteraciones en el área sexual

La sexualización traumática puede manifestarse en forma de inhibición sexual, que podría

llegar hasta una fobia o a la aversión al sexo, de dificultades de identidad sexual y de

hipersexualidad, que se refleja en diversas conductas disfuncionales: sexualidad precoz,

masturbación compulsiva, excesiva curiosidad sexual, promiscuidad sexual e incluso aparición

de comportamientos abusivos hacia otros menores. En estos casos se ha aprendido a disociar el

sexo del afecto y a utilizarlo de una forma instrumental. La intervención terapéutica requiere

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

modificar actitudes negativas e ideas distorsionadas sobre la sexualidad, así como abordar mitos

y falsas creencias sobre las enfermedades de transmisión sexual o la homosexualidad. Asimismo,

el terapeuta debe incluir, también en los casos precisos, el entrenamiento en habilidades de

comunicación con las personas del sexo opuesto. Si en mujeres con relaciones de pareja aparecen

determinadas disfunciones sexuales (falta de deseo sexual, anorgasmia o vaginismo) que no

remiten con la actuación terapéutica señalada anteriormente, será necesario intervenir

específicamente sobre ellas a través de técnicas concretas, tales como el incremento de la propia

conciencia sensorial, la focalización sensorial con la pareja o el incremento de las fantasías

eróticas (Carrasco, 2002).

Las personas víctimas de abuso sexual en la infancia tienden a utilizar la disociación o la

negación de la experiencia como mecanismos inapropiados de superación del trauma. Una y otra

protegen a la víctima de un trauma que no puede ser procesado adecuadamente en la conciencia.

Mediante la disociación, las emociones se separan del recuerdo de lo ocurrido: la persona no

niega la agresión, pero se muestra incapaz de sentir malestar o, en todo caso, lo atribuye a una

causa distinta. En otras ocasiones, la víctima niega incluso la existencia de lo sucedido (negación

total) o rebaja su importancia o gravedad (negación parcial) y actúa como si nada hubiera

ocurrido. Esta respuesta se encuentra claramente influida por la reacción del entorno ante el

descubrimiento del abuso y se acentúa en función de las consecuencias que de ello se hayan

derivado (Daigneault, Hébert & Tourigny, 2006; Macfie, Cicchetti & Toth, 2001).

Se trata de enseñar a la persona estrategias adecuadas para superar el malestar emocional.

Relatar los abusos y, lo que es más importante, expresar los sentimientos y pensamientos

experimentados permite el desahogo emocional, lo que supone romper con el secreto y el

sentimiento de aislamiento que lo acompaña.

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Por ello, en estos casos, es necesario ayudar a la persona a reexperimentar las emociones

habidas, a reconocer la intensidad de las mismas y a discriminarlas adecuadamente. Se trata de

enseñarle que son reacciones normales a una situación fuera de lo normal. El objetivo último es

facilitar que digiera adecuadamente el atracón emocional que ha experimentado y que es

responsable de los síntomas existentes (Echeburúa & Guerricaechevarría, 2000).

A este respecto, el terapeuta puede recurrir a técnicas como la escucha activa, la narración

dirigida y/o cualquier estrategia que facilite la expresión emocional.

La sintomatología ansioso-depresiva es la más habitual en estos casos y tiene como

consecuencia un cambio en la autoestima, que conlleva una percepción más negativa de sus

propias capacidades y cualidades. El clínico debe considerar todas estas variables y abordarlas a

nivel terapéutico mediante técnicas de relajación y reestructuración cognitiva, así como mediante

estrategias orientadas a reforzar la autoestima en la vida cotidiana y a recuperar un ritmo de vida

adaptativo y gratificante.

i. Sentimientos de culpa y vergüenza.

La culpa puede referirse a cuestiones diversas: la asunción de la responsabilidad de los

abusos (“algo malo habré hecho yo”), la ocultación y el mantenimiento del secreto respecto a

algo malo, cierto disfrute de una relación clandestina o la obtención de algún tipo de privilegios

(mayor atención o regalos).

La eliminación de los sentimientos de culpa y de vergüenza se aborda mediante técnicas

cognitivas encaminadas a reevaluar y modificar las ideas distorsionadas que los producen para

ajustarlas a la realidad de los hechos. La persona debe comprender que el único responsable de lo

sucedido es el agresor y ser consciente de los motivos que le han llevado a permanecer en

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

silencio hasta ahora. Todo ello puede llevarse a cabo mediante la discusión racional, la

exposición a ejemplos o relatos representativos y la lectura de materiales.

ii) Sentimiento de estigmatización, tristeza y baja autoestima.

La baja autoestima deriva de los sentimientos de estigmatización y de indefensión

vinculados al abuso sexual, así como de la tristeza sufrida por la decepción habida con el

abusador. Al haber vivido una situación fuera de lo normal, se puede sentir diferente al resto,

mala o sucia y con una mancha que nunca va a poder borrar.

Se trata de mejorar esta visión negativa la persona, resultado de la distorsión de la imagen

de sí misma. En primer lugar, el terapeuta debe hacer consciente a la persona de que el abuso

sufrido constituye una experiencia negativa de su pasado y de que, sin embargo, puede

recuperarse y lograr una vida normal, y en segundo lugar, hay que modificar los pensamientos

distorsionados y favorecer una imagen personal positiva y no estigmatizada de la víctima. El

objetivo es integrar los aspectos positivos y negativos que forman parte de su forma de ser, así

como potenciar la atención selectiva a las cualidades mientras se abordan las debilidades o

defectos que puedan solucionarse. Se trata, en definitiva, de ayudar a la víctima a continuar

adelante con su vida (estudios, relaciones interpersonales, vida familiar, etcétera), proyectándola

hacia el futuro con una visión positiva (Echeburúa, 2004).

iii) Reexperimentación emocional y evitación cognitiva.

Más allá de un mero recuerdo, la persona puede revivir las situaciones abusivas sufridas

intensa y frecuentemente. Esta reexperimentación, acompañada de una reacción psicofisiológica

de sobresalto, puede presentarse en forma de pesadillas o de pensamientos o imágenes

recurrentes e invasivos. El malestar emocional generado puede llevar a la víctima a tratar de

eludir y a enterrar en el olvido sus vivencias traumáticas como un mecanismo protector. Sin

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

embargo, lo conveniente en estos casos no es la evitación, sino lograr la integración emocional

de las experiencias vividas en la historia vital de una forma gradual (Echeburúa, 2004).

En muchos casos el relato de las experiencias dolorosas, por parte la víctima, y la

expresión de los sentimientos suele interrumpir los mecanismos de negación o evitación, así

como facilitar la digestión de la situación abusiva. Sin embargo, cuando los síntomas de re-

experimentación persisten, es necesario acompañar este desahogo emocional con técnicas

específicas de exposición en imaginación, de manera que la víctima consiga ordenar y mantener

cierto control sobre los recuerdos e imágenes. Para ello se elaboran jerarquías de secuencias que

se exponen a la persona de manera gradual y segura en la compañía tranquilizadora del terapeuta.

iv) Ansiedad, miedos y conductas de evitación.

La mayoría de las víctimas reaccionan con miedo y ansiedad tras una situación de abuso

sexual. Aunque estas emociones pueden considerarse como una reacción adaptativa normal en

una situación de estrés, pueden ser también la base de futuros comportamientos inadecuados si se

generalizan a otras personas o situaciones no peligrosas e interfieren gravemente en la vida

cotidiana de la víctima.

La autoexposición gradual y en vivo a los estímulos evocadores de ansiedad, es la

modalidad más eficaz para hacer frente a las respuestas de evitación. Las técnicas de exposición,

en el caso de ser necesarias, consistirán en exponer a la víctima a estímulos adaptativos y no

peligrosos que provocan respuestas de ansiedad y de evitación en la vida cotidiana. El terapeuta

elaborará junto a la persona, la graduación de las situaciones a las que este se expondrá

paulatinamente, a veces con ciertas ayudas (la distracción cognitiva o llamar por celular al

psicoterapeuta, por ejemplo) y contará con la colaboración de sus familiares para el desarrollo

gradual de las tareas de exposición.

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

En cuanto a la reducción del nivel de ansiedad, se puede incluir una técnica de relajación,

debido, principalmente, a que, además de disminuir la ansiedad y facilitar el sueño, favorece la

sensación de control en las víctimas y propicia una autovaloración más positiva.

3. Tercer nivel de intervención.

Entrenamiento en habilidades de afrontamiento

El entrenamiento en habilidades específicas de afrontamiento implica, entrenamiento en

relajación muscular progresiva y respiración profunda. Enseñar habilidades de solución de

problemas (Dutton, 1992). Ayudar en la recuperación gradual de actividades reforzantes (redes

sociales, fomento de conductas de independencia y de autonomía). Enseñar el afrontamiento de

las conductas evitadas usando las técnicas de exposición, y/o preocupaciones reiterativas por

medio de las técnicas de distracción cognitiva. Enseñar habilidades que le permitan tener un

proyecto de vida buscando la autonomía personal y la recuperación emocional (Dutton, 1992;

Walker, 1991).

El estudio del “Tratamiento psicológico de mujeres adultas víctimas de abuso sexual en la

infancia: resultados a largo plazo”, realizado por Belén Sarasua, Irene Zubizarreta, Paz de Corral

& Enrique Echeburúa, se llevó a cabo con 131 víctimas adultas de abuso sexual en la infancia

que han buscaron ayuda terapéutica, más de 15 años después de haber sufrido unos abusos

sexuales graves y repetidos a manos de un familiar. Se trata, por tanto, de una muestra amplia y

representativa de mujeres jóvenes (en torno a 25-30 años) que presentaban un malestar

emocional crónico que desbordaba sus recursos psicológicos de afrontamiento y que interfería

negativamente en su vida cotidiana.

Respecto al éxito en la evaluación postratamiento en relación con el TEPT, es del 90.7%

(es decir, de las 43 víctimas que sufrían TEPT al comienzo de la terapia 39 lo superaron). Si bien

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

hay una pérdida de 11 sujetos (el 25.58% sobre el total de los casos tratados con TEPT) en los

diversos controles de seguimiento, la tasa de éxitos se mantiene relativamente constante en los

diferentes momentos de la evaluación y llega hasta un 74.42% (n=32) en el último seguimiento

de los 12 meses.

A su vez, la tasa de éxitos en la evaluación postratamiento respecto al malestar emocional

es del 64.52%, es decir, de las 62 víctimas que sufrían malestar emocional al comienzo de la

terapia 40 lo superaron. Estos resultados se consolidan e incluso aumentan ligeramente en los

distintos controles de seguimiento, una tasa del 70.97% a los 12 meses, a pesar de los 15 casos

del 24.19% perdidos en los seguimientos.

4. Objetivos de la investigación.

Objetivos específicos:

1. Comparar la efectividad de los resultados de pre y post intervención en las variables de

autoestima, depresión, TEPT, inadaptación y ansiedad, en las mujeres sobrevivientes de abuso

sexual en la modalidad de terapia grupal.

2. Comparar la efectividad de los resultados de pre y post intervención en las variables de

autoestimas, depresión TEPT Inadaptación y ansiedad, en las mujeres sobrevivientes de abuso

sexual en la modalidad de terapia individual.

3. Comparar si existen diferencias entre los resultados de la modalidad de terapia grupal y

los resultados de la modalidad de terapia individual.

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

5. Método.

Participantes

Se seleccionó una muestra de 8 participantes que cumplieron con los criterios para poder

participar en la investigación, es decir mujeres que sufrieron abuso sexual durante la infancia,

que actualmente no están sufriendo algún tipo de violencia y que no padecen trastorno grave. De

estas víctimas de ASI que iniciaron el programa de intervención (N=8) y de evaluación post

tratamiento, el 100% lo completaron. Cuatro de ellas participaron en la modalidad

psicoterapéutica grupal y otras cuatro, en la modalidad psicoterapéutica individual.

Las mujeres de la muestra se encuentran en un rango de edad de entre 26 y 50 años de

edad, con una edad media de 35.67 años (DE= 7.59). Las mujeres acudieron a la solicitud del

tratamiento psicológico por el ofrecimiento de participar en la investigación de la tesis doctoral y

otras, solicitaban ayuda a la Fundación RenaSer, A. C.

Primero se les explicaron los requisitos y después de que las participantes confirmaron

que cumplían con los criterios de selección, firmaron el consentimiento informado. Finalmente

se logró contar con un total de 9 mujeres.

La atención psicoterapéutica en modalidad grupal, se le brindó a 4 mujeres en un salón de

una escuela primaria y en la modalidad individual a otras 5 mujeres, en consultorio privado.

Instrumentos

Escala de Autoestima (EAE) (Rosenberg, 1965; versión española de Fernández-Montalvo

y Echeburúa, 1997)

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Tiene por objetivo evaluar el grado de satisfacción que tiene una persona consigo misma.

Este autoinforme consta de 10 ítems generales que puntúan de 1 a 4 en una escala de tipo Likert

(rango: 10-40 puntos). El punto de corte en la población adulta es de 29, con una puntuación

tanto mayor cuanto mayor es la autoestima. La fiabilidad test-retest es de 0,85 y el coeficiente

alfa de consistencia interna es de 0,92. La validez convergente y la validez discriminante son,

asimismo, satisfactorias (véase Zubizarreta, Sarasua, Echeburúa, Corral, Sauca, y Emparanza,

1994).

Inventario de Depresión de Beck (Beck, Rush, Shaw, y Emery, 1979)

Es un autoinforme de 21 ítems (rango: 0-63 puntos) que mide la intensidad de los

síntomas depresivos y da más importancia a los componentes cognitivos de la depresión que a

los conductuales y somáticos. El punto de corte más utilizado para discriminar entre población

sana y aquejada de sintomatología depresiva es de 18 (Beck, Brown, y Steer, 1996). El

coeficiente de fiabilidad por el método de las dos mitades es de 0,93. Desde la perspectiva de la

validez convergente, la correlación con la evaluación clínica de la depresión oscila de 0,62 a

0,66.

Escala de Medición de Gravedad de Síntomas de Trastorno de Estrés Post Traumático

(EGS).

La Escala de Gravedad de Síntomas del Trastorno de Estrés Postraumático (Echeburúa,

Corral, Amor, Zubizarreta, y Sarasua, 1997) evalúa la gravedad e intensidad de los síntomas de

este trastorno según los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR (APA, 2000) en víctimas de

diferentes sucesos traumáticos. Esta escala está estructurada en un formato tipo Likert de 0 a 3

según la frecuencia e intensidad de los síntomas y consta de 17 ítems que corresponden a los

criterios diagnósticos (5 hacen referencia a los síntomas de reexperimentación, 7 a los de

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

evitación y 5 a los de activación). El rango oscila de 0 a 51 en la escala global; de 0 a 15, en la

subescala de reexperimentación; de 0 a 21, en la de evitación; y de 0 a 15, en la de activación. Es

una escala con una eficacia diagnóstica muy alta (95,45%) si se establece un punto de corte

global de 15 y unos puntos de corte parciales de 5, 6 y 4 en las subescalas de reexperimentación,

evitación y activación, respectivamente. Las propiedades psicométricas son muy satisfactorias

(Echeburúa et al., 1997)

Escala de Inadaptación (Echeburúa, Corral y Fernández-Montalvo (2000)

Es un autoinforme que consta de 6 items (rango: 0-30 puntos) y mide el grado en que el

maltrato doméstico afecta a diferentes áreas de la vida cotidiana: trabajo, vida social, tiempo

libre, relación de pareja y relación familiar. El punto de corte establecido es de 12 en la escala

total y de 2 en cada uno de los items. Cuanto mayor es la puntuación, mayor es la inadaptación.

En esta investigación se ha utilizado el ítem que refleja el grado de inadaptación global a la vida

cotidiana, con un rango que oscila de 0 a 5 puntos. La prueba, así como la descripción de sus

propiedades psicométricas de fiabilidad y validez, que han resultado ser satisfactorias, puede

encontrarse en Echeburúa, Corral y Fernández Montalvo (2000).

Inventario de Ansiedad de Beck (BAI).

Fue diseñado para evaluar la intensidad de la sintomatología ansiosa presente en un

individuo. El BAI es una escala autoaplicable que consta de 21 reactivos que determinan la

severidad con que se presentan las categorías sintomáticas y conductuales que evalúan. Estas

categorías corresponden a los síntomas que generalmente se incluyen para hacer el diagnóstico

de algún trastorno de ansiedad. La evaluación de la severidad de los síntomas se hace mediante

una escala de 0 a 3 puntos, en la que 0 indica la ausencia del síntoma, y 3 la severidad máxima

del mismo. Los estudios de las propiedades psicométricas del BAI en población clínica y normal

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

de adolescentes y adultos, han demostrado que la escala se caracteriza por una alta congruencia

interna (alphas superiores a .90), validez divergente moderada (correlaciones menores a .60), y

validez convergente adecuada (correlaciones mayores a .50) (3, 14, 18, 24, 26). Los análisis

factoriales han extraído cuatro factores principales, que se han denominado: subjetivo,

neurofisiológico, autonómico y pánico (19, 25).

Procedimiento.

A las 8 participantes se les realizó la entrevista clínica, donde se estableció que habían

sido víctimas de abuso sexual en la infancia y para determinar formalmente si no padecían de

algún trastorno grave, se utilizó el SCL-90. De la misma manera, para la medición de las

variables de esta investigación, se usó la escala de Autoestima, Inventario de Depresión de Beck,

Escala de Medición de Gravedad de Síntomas de TEPT, la escala de Inadaptación y el

Inventario de Ansiedad de Beck, con el objetivo de confirmar que las participantes cumplieran

con los criterios establecidos. Aunque sí se encontró que tres de ellas padecían de depresión y

ansiedad severa, no se encontraban bajo medicación o en cualquier tipo de tratamiento

terapéutico o consejería durante la intervención terapéutica de este estudio.

La modalidad terapéutica aplicada en esta investigación ha sido un tratamiento en formato

con modalidad psicoterapéutica individual para 4 mujeres y otro de modalidad psicoterapéutica

grupal para otras 4 mujeres. En ambos casos se trabajó durante 12 sesiones con duración de una

hora para el formato individual y de una hora y media para el formato grupal, con periodicidad

semanal durante aproximadamente de tres meses.

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TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Se trata de un programa que consta de dos partes. La primera se centra en los aspectos

motivacionales y la segunda está más referida a las consecuencias psicopatológicas derivadas de

los sucesos traumáticos vividos.

Las mujeres participantes en esta investigación fueron evaluadas en dos sesiones.

Asimismo, se les explicó el contenido del programa y se les solicitó que firmaran el

consentimiento informado. En la primera sesión se obtuvieron los datos relacionados con las

características y las circunstancias de la agresión sexual y del apoyo social y familiar. En la

segunda se evaluaron los síntomas psicopatológicos. Las siguientes evaluaciones se realizaron en

el post tratamiento y en los seguimientos de 1, 3 y 6 meses.

Desde el pre-test, así como en los subsecuentes con seguimiento de post-test al mes 1, a

los 3 y a los 6 meses, se aplicaron las escalas de evaluación, siempre en el mismo orden, la

escala de Autoestima, Inventarios de Depresión de Beck, Escala de Medición de Gravedad de

Síntomas de TEPT, la escala de Inadaptación y el Inventario de Ansiedad de Beck. La aplicación

fue directamente en la escuela y en el consultorio. Ambos espacios contaron con los insumos

necesarios para el llenado de los instrumentos.

Para saber si las participantes cumplían con los criterios de selección establecidos para

participar en la investigación, fueron evaluadas en dos primeras sesiones, anteriores al inicio del

tratamiento. Asimismo, se les explicó el contenido del programa y se les solicitó, de estar de

acuerdo, que firmaran el consentimiento informado. En la primera sesión se obtuvieron los datos

relacionados con las características biográficas y las circunstancias del proceso de victimización

sexual y del apoyo familiar y en la segunda sesión se aplicaron las escalas de evaluación

anteriormente mencionadas para conocer los síntomas psicopatológicos.

48
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

En esta investigación, particularmente para el trabajo en la modalidad grupal, la duración

de las sesiones del tratamiento psicológico propuesto por Sarasua et al., (2003) se adaptó a una

hora y media por sesión, respetando las 12 sesiones propuestas por sus autores. En la modalidad

psicoterapéutica individual, cada una de las sesiones duró una hora. En ambas modalidades

psicoterapéuticas se implementó la evaluación pre-tratamiento y post-tratamiento y se mantuvo

el seguimiento a 3 y 6 meses posteriores a la finalización del mismo.

1ª. Sesión pre-tratamiento. Entrevista inicial y diagnóstico confirmatorio.

En la entrevista inicial se aplicó la Entrevista estructurada (anexo 1.) para confirmar el

primer y segundo criterios requeridos para la participación en este estudio: haber sido víctima de

abuso sexual en la infancia y no estar sufriendo algún tipo de violencia. También se les aplicó el

SCL-90 para descartar el padecimiento de algún tipo de trastorno grave.

Esta evaluación se llevó a cabo de forma personal e individual con cada una de las

participantes, tanto en la escuela como en consultorio.

2ª. Sesión pre-tratamiento. Aplicación de escalas de evaluación.

Una vez recabada la información de la historia clínica a través de la Entrevista

estructurada, con la finalidad de conocer el estado emocional y psicológico (variables a

considerar de esta investigación) de las participantes, se procedió a la aplicación de las escalas de

evaluación siempre en el mismo orden: la escala de Autoestima, Inventarios de Depresión de

Beck, Escala de Medición de Gravedad de Síntomas de TEPT, la escala de Inadaptación y el

Inventario de Ansiedad de Beck. De la misma manera, al término de a aplicación de las escalas,

se les solicitó que firmaran el consentimiento informado para aceptar su participación en el

estudio y acordar el lugar y horario de las sesiones. Asimismo, se les explicó el formato de las

49
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

sesiones y un contrato especificando el número total de sesiones terapéuticas, seguido de un

periodo de evaluación post-intervención de 1, 3 y 6 meses.

1ª. Sesión post-tratamiento. Aplicación de las escalas de evaluación.

Después de un mes de terminación del tratamiento, se citó a las participantes en el lugar

donde se llevó a cabo el tratamiento y se les aplicaron las escalas de evaluación, siempre en el

mismo orden y con la misma instrucción que se les dio desde la primera vez: la escala de

Autoestima, Inventarios de Depresión de Beck, Escala de Medición de Gravedad de Síntomas de

TEPT, la escala de Inadaptación y el Inventario de Ansiedad de Beck. El llenado de los

instrumentos por parte de las participantes se realizó de forma presencial.

2ª. Sesión post-tratamiento. Aplicación de las escalas de evaluación.

Después de tres meses de terminación del tratamiento, se citó nuevamente a las

participantes en el lugar donde se llevó a cabo el tratamiento y se les aplicaron las mismas

escalas de evaluación que en el post-tratamiento. El llenado de los instrumentos por parte de las

participantes se realizó de forma presencial.

3ª. Sesión post-tratamiento. Aplicación de las escalas de evaluación.

Después de seis meses de terminación del tratamiento, se citó nuevamente a las

participantes en el lugar donde se llevó a cabo el tratamiento y se les aplicaron las mismas

escalas de evaluación que en el post-tratamiento. El llenado de los instrumentos por parte de las

participantes se realizó de forma presencial.

Resultados

El tratamiento se llevó a cabo en dos modalidades, grupal e individual para conocer si

existían diferencias significativas entre una modalidad y la otra, pues debido a la alta incidencia

50
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

del ASI en nuestro país y al incremento en la demanda de atención terapéutica, se requiere

brindar el tratamiento a un mayor grupo de personas al mismo tiempo.

Modalidad terapéutica grupal.

Compara la efectividad de los resultados de pre y post intervención en las variables de

autoestima, depresión, TEPT, inadaptación y ansiedad, en las mujeres sobrevivientes de abuso

sexual en la modalidad de terapia grupal.

Las variables psicopatológicas medidas en la evaluación pre-tratamiento, que abarcó a 4

víctimas en la modalidad psicoterapéutica grupal, son el trastorno de estrés postraumático (M =

10.25) y el malestar emocional, traducido en sintomatología ansioso-depresiva e inadaptación a

la vida cotidiana (M = 15.75, M = 17.25 y M = 12.25).

Las víctimas de abuso sexual en la infancia padecían TEPT en 4 de los casos evaluados y

presentaron un nivel medio de gravedad, con una puntuación global (M = 10.25; DT = 2.63).

Desde la primera evaluación hasta la cuarta, en los resultados de la medición de las

variables de depresión, de TEPT, de inadaptación y de ansiedad en la modalidad de terapia

grupal, se puede observó de forma general, diferencia estadísticamente significativa, así como un

nivel alto en el efecto del tratamiento, el cual se mantuvo con el paso del tiempo. A su vez, la

tasa de éxitos en la evaluación post tratamiento respecto al malestar emocional es del 100%, es

decir, de las 4 víctimas que sufrían malestar emocional al comienzo de la terapia, lo superaron.

Estos resultados se consolidan e incluso aumentan ligeramente en las evaluaciones post

tratamiento (6 meses). Sin embargo, en la variable de autoestima no se observa diferencia

significativa en cuanto al impacto del tratamiento, pero sí en el efecto del tratamiento al terminar

51
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

las evaluaciones, situación que se revirtió en la última evaluación post tratamiento, pues se

observó un incremento en esta variable (Tabla 2).

Tabla 2
Resultados de la intervención en modalidad grupal

Grupo
Pre tratamiento 1 mes 3 meses 6 meses            

Variables M DE M DE M DE M DE M DE χ² gl p d

Autoestima 31.25 5.56 33.25 4.35 33.50 5.57 38.25 2.36 33.25 4.35 6.63 3 0.08 -1.64

Depresión 15.75 6.80 3.75 5.68 3.75 2.22 2.5 2.65 3.75 5.68 7.92 3 0.04 2.56

TEPT 10.25 2.63 1.00 1.15 3.50 2.38 2.50 2.38 1.00 1.15 10.9 3 0.01 3.08

Inadaptación 12.25 3.59 6.00 10.10 3.00 2.45 1.25 1.89 6.00 10.10 6.2 3 0.01 3.83

Ansiedad 17.25 7.04 8.00 5.72 7.25 3.59 3.25 0.96 8 5.72 7.97 3 0.04 2.78

Autoestima.

En la modalidad terapéutica grupal, en cuanto al análisis comparativo de la efectividad de

los resultados de pre y post intervención en la variable de autoestima, los resultados de las

medias mostrados en la tabla 2, no expresan magnitud en las diferencias entre los puntajes de

pre-test y post-test con una p = 0.08. El nivel de autoestima que se observa con estas medias en

el primer registro pre-tratamiento, marcó un puntaje de la media de M = 31.25, al finalizar el

tratamiento, refleja un pequeño aumento y en la 3ª. evaluación a los 6 meses, continúa subiendo

hasta alcanzar una media de M = 38.25, lo cual expresa que la efectividad del tratamiento se

mantuvo a lo largo del tiempo, porque continuaron subiendo los niveles de autoestima de las

participantes. Sin embargo, este aumento estadísticamente no representa diferencia significativa.

Asimismo, aunque no existe diferencia significativa en el cambio de la autoestima, la d de

Cohen sí muestra efecto del tratamiento de d = -1.64. Esto indica una magnitud o relevancia del

tratamiento muy grande sobre es esta variable, es decir, que el tratamiento tuvo un alto impacto

en la mejoría de la autoestima que presentaban las participantes.

52
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

40

Puntaje de autoestima
Participante 1
30
Participante 2

20 Participante 3

Participante 4
10

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 2. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 de la variable de autoestima en


modalidad grupal.

Lo que se observa en la figura 2, donde se muestra el impacto del tratamiento por

participante, es un incremento gradual de la autoestima, posterior al tratamiento y conforme van

pasando los meses, va aumentado. Al principio el cambio no fue tan impactante en ésta variable,

como lo fue en las demás, pero particularmente en las participantes 2 y 4, es más notorio y

significativo con el paso del tiempo.

Depresión.

En cuanto al nivel de depresión se observa con estas medias, que en el primer registro

pre-tratamiento, marcó un puntaje con la media de M = 15.75. Este puntaje expresa que las

participantes llegaron manifestando niveles medios de depresión, excepto la participante 4, como

se observa en la figura 3.

53
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación post-tratamiento se refleja una gran

disminución en los niveles de depresión de las participantes, mostrando una media de M = 3.75

en el primer mes de seguimiento y posteriormente continúa esta tendencia, que se muestra en la

4ª. evaluación con una media de M = 2.5, lo que significa que la efectividad del tratamiento se

mantuvo a lo largo de 6 meses.

La efectividad del tratamiento para la disminución de la depresión, se puede observar

desde la primera evaluación post tratamiento y se logró mantener a través del paso del tiempo,

como lo muestran las siguientes evaluaciones post tratamiento 2 y 3.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención

en la variable de depresión, los resultados de las medias mostrados en la tabla 2, expresan una

fuerte magnitud de las diferencias estadísticamente significativas y del efecto del tratamiento, ya

que el valor p muestra un gran impacto de p = 0.04, posteriores a la intervención

psicoterapéutica. De la misma manera, la d de Cohen muestra un alto tamaño del efecto del

tratamiento de d = 2.56. Esto indica una magnitud o relevancia del tratamiento muy grande sobre

la variable de depresión, es decir, que el tratamiento tuvo un alto impacto en la mejoría de la

variable de depresión que presentaban las participantes.

54
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

30

Puntaje de depresión 25

Participante 1
20
Participante 2
15
Participante 3

10
Participante 4

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 3. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 de la variable de depresión en la


modalidad grupal.

En la figura 3, donde se muestra el impacto del tratamiento por participante, se puede ver

que llegaron con un alto nivel de depresión, pero desde la primera evaluación post tratamiento se

refleja una fuerte disminución y conforme continuaron las evaluaciones post tratamiento (6

meses), el resultado se mantuvo. Lo anterior reafirma que el efecto y el impacto del tratamiento

en las pacientes sobrevivientes de abuso sexual durante la infancia, es significativo para la

variable de depresión.

Trastorno de Estrés Post Traumático.

Se observa en la tabla 2 que el primer registro pre-tratamiento, marcó un puntaje de la

media de M = 10.25, lo cual expresa que las participantes llegaron manifestando moderados

niveles de TEPT.

Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación post-tratamiento las medias de M =

1.00, reflejan una gran disminución del TEPT entre las participantes en el primer mes de

55
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

seguimiento y posteriormente en la 3ª. evaluación, aunque se mostró un leve incremento en el

TEPT presentando una media en el nivel de M = 3.50, finalmente, en la 4ª. evaluación se redujo,

quedando en una media de M = 2.50, lo que expresa que la efectividad del tratamiento se

mantuvo a lo largo de 6 meses.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención,

los resultados de las medias mostrados en la tabla 2, afirman una fuerte diferencia

estadísticamente significativa del efecto del tratamiento, ya que el valor de p muestra un gran

impacto de p = 0.01, posteriores a la intervención psicoterapéutica. De la misma manera, la d de

Cohen confirma que el tamaño del efecto del tratamiento es alto de d = 3.08. Esto indica una

magnitud o relevancia del tratamiento muy grande sobre la variable de TEPT, es decir, que tuvo

un alto impacto en la mejoría de la variable de TEPT que presentaban las participantes.

25
Puntaje de TEPT

20
Participante 1

15
Participante 2

Participante 3
10
Participante 4

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 4. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 de la variable de TEPT en la


modalidad grupal.
En la figura 4, que muestra el impacto del tratamiento por participante, se refleja un nivel

medio de TEPT con el que empezaron el tratamiento y desde la primera evaluación post

56
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

tratamiento, se observa una fuerte disminución, lo cual se mantuvo con el paso del tiempo y

confirma que el tratamiento tuvo un alto impacto en la mejoría de esta variable en las víctimas.

Lo anterior reafirma que el efecto y el impacto del tratamiento en las pacientes sobrevivientes de

abuso sexual durante la infancia, es significativo para la variable de TEPT.

Inadaptación.

La primera evaluación de la media de los niveles de inadaptación de las participantes que

se expresa en la tabla 2, muestra que llegaron manifestando altos niveles con un puntaje de M =

12.25. Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación post-tratamiento, se observa una gran

disminución de M = 6.00, y así continúo esta tendencia, ya que en el tercer mes de seguimiento

presentaban una media en el nivel de M = 3.00. La efectividad del tratamiento se mantuvo a lo

largo de 6 meses, pues continúo bajando el nivel de inadaptación de las participantes, llegando a

una media de M = 1.25.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención,

los resultados de las medias mostrados en la tabla 2, afirman una fuerte diferencia

estadísticamente significativa del efecto del tratamiento, ya que el valor de p muestra un gran

impacto de p = 0.01, posteriores a la intervención psicoterapéutica. De la misma manera, la d de

Cohen confirma que el tamaño del efecto del tratamiento es alto de d = 3.83. Esto indica una

magnitud o relevancia del tratamiento muy grande sobre la variable de inadaptación, es decir,

que el tratamiento tuvo un alto impacto en la mejoría en la inadaptación que presentaban las

participantes.

57
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

25

Puntaje de inadaptación
20
Participante 1

15
Participante 2

Participante 3
10
Participante 4

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 5. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 de la variable de inadaptación en


la modalidad grupal.

En la figura 5, donde se muestra el impacto del tratamiento por participante, se observa un

nivel alto de inadaptación con el que empezaron el tratamiento y desde la primera evaluación

post tratamiento, se presenta una fuerte disminución en 3 de las mujeres. La participante 4 sufrió

un aumento en esta variable al terminar el tratamiento, sin embargo, con el paso del tiempo en la

3ª. evaluación, empezó a disminuir su nivel de inadaptación, logrando que en la 4ª. evaluación,

llegará a un nivel muy bajo.

Finalmente, en las 4 participantes el tratamiento tuvo un alto impacto en la mejoría de la

inadaptación y reafirma que el efecto y el impacto del tratamiento, son significativos para la

variable de inadaptación.

Ansiedad.

58
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención

en la variable de ansiedad, los resultados de las medias mostrados en la tabla 2, expresan la

magnitud de las diferencias entre los puntajes de pre-test y post-test. Se observa que el primer

registro pre-tratamiento de M = 17.25, las participantes llegaron manifestando niveles altos de

ansiedad. Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación se denota una gran disminución en

esta variable con una media M = 8.00 y posteriormente con el paso del tiempo en la 3ª.

evaluación post tratamiento, nuevamente se refleja una gran disminución de la media M = 3.25,

lo cual expresa que la efectividad del tratamiento se mantuvo a lo largo de 6 meses, pues

continúo bajando el nivel de ansiedad en las participantes.

La efectividad de los resultados de pre y post intervención en la variable de ansiedad que

se mencionan en el párrafo anterior, se refleja en los resultados de las medias mostrados en la

tabla 2. Estas expresan una fuerte magnitud de las diferencias estadísticamente significativas y

del efecto del tratamiento, ya que el valor p muestra un gran impacto de p = 0.04, posteriores a la

intervención psicoterapéutica. De la misma manera, la d de Cohen muestra un alto tamaño del

efecto del tratamiento de d = 2.78. Esto indica una magnitud o relevancia del tratamiento muy

grande sobre la variable de ansiedad, es decir, que el tratamiento tuvo un alto impacto en la

mejoría de las participantes en cuanto al malestar emocional.

59
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

30

Puntaje de ansiedad 25

Pariticpante 1
20
Pariticpante 2
15
Pariticpante 3

10
Pariticpante 4

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 6. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 por sujeto de la variable de


ansiedad en la modalidad grupal.

En la figura 6, donde se muestra el impacto del tratamiento por participante, se puede ver

que llegaron con un alto nivel de ansiedad, pero desde la primera evaluación post tratamiento se

refleja una fuerte disminución en esta variables en 3 de las 4 participantes, y conforme se

llevaron a cabo las siguientes evaluaciones post tratamiento (6 meses), esta tendencia a la baja

continúo y se mantuvo con el paso del tiempo en las 4 mujeres. Lo anterior reafirma que el

efecto y el impacto del tratamiento en las pacientes sobrevivientes de abuso sexual durante la

infancia, es significativo para la variable de ansiedad.

Modalidad terapéutica individual.

Comparar la efectividad de los resultados de pre y post intervención en las variables de

autoestima, depresión TEPT, Inadaptación y ansiedad, en las mujeres sobrevivientes de abuso

60
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

sexual en la modalidad de terapia individual.

Las variables psicopatológicas medidas en la evaluación pretratamiento, que abarcó a 4

víctimas en la modalidad psicoterapéutica individual, son el trastorno de estrés postraumático

(M=23.50) y el malestar emocional, traducido en sintomatología ansioso-depresiva e

inadaptación a la vida cotidiana (M=20.00, M=29.25 y M=10.25).

Las víctimas de abuso sexual en la infancia padecían TEPT en 4 de los casos evaluados y,

desde una perspectiva dimensional, presentaron un alto nivel de gravedad, con una puntuación

global (M=23.50; DT=12.37).

El análisis de los resultados de las participantes en la modalidad individual, serán

considerados en su conjunto como si fueran un grupo.

Como se muestra en la tabla 3, en los resultados de la medición de las variables de

depresión, TEPT, inadaptación y ansiedad en la modalidad de terapia individual, se puede

observar de forma general, diferencia estadísticamente significativa en la disminución en los

niveles de estas variables y, en el caso de la variable de autoestima, se expresa en el incremento

de los niveles de las participantes. Refleja en las cinco variables un alto nivel en el efecto del

tratamiento. La tasa de éxitos en la evaluación post tratamiento respecto al malestar emocional es

del 100% (es decir, de las 4 mujeres que sufrían malestar emocional al comienzo de la terapia, lo

superaron). Estos resultados se consolidan e incluso aumentan ligeramente en los distintos

controles de seguimiento (6 meses).

61
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Tabla 3

Resultados de la intervención en modalidad individual

Individual
Pre tratamiento 1 mes 3 meses 6 meses            
g
    M DE M DE M DE M DE M DE χ² p d
l
Autoestima 28.00 8.29 32.75 3.77 34.75 2.63 38.00 4.00 32.75 3.77 9.51 3 0.02 -1.53
Depresión 20.00 12.83 1.00 1.41 2.25 1.00 1.75 1.53 1.00 1.41 8.3 3 0.04 1.99

TEPT 23.50 12.37 4.75 4.50 5.50 6.14 2.75 3.20 4.75 4.50 9.2 3 0.03 2.29

Inadaptación 10.25 7.93 2.50 4.36 3.50 4.51 3.25 4.72 2.50 4.36 9.3 3 0.02 1.07

Ansiedad 29.25 17.46 4.25 4.92 3.75 3.86 2.00 3.37 4.25 4.92 10.1 3 0.01 2.16

Autoestima.

En la tabla 3, en cuanto a la variable de autoestima se observa en el primer registro pre-

tratamiento un puntaje en la media de M = 28.00, lo cual expresa que las participantes llegaron

manifestando niveles bajos de autoestima.

Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación post-tratamiento, se observa un leve

aumento en esta variable entre las participantes, mostrando una media con un puntaje de M =

32.75 en el primer mes de seguimiento. En el segundo seguimiento a los 3 meses, volvió a

aumentar levemente mostrando un resultado en la media de M = 34.75. Al finalizar la evaluación

post tratamiento la media de la variable de autoestima continúo aumentando hasta llegar a M =

38, lo cual refleja que la efectividad del tratamiento se mantuvo a lo largo de 6 meses, pues

continúo subiendo el nivel de autoestima de las participantes.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención

en la variable de autoestima, los resultados de las medias mostrados en la tabla 3, sí expresan

magnitud en las diferencias entre los puntajes de pre-test y post-test con una p = 0.02.

62
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Asimismo, la d de Cohen muestra que el tamaño del efecto del tratamiento es alto con d =

-1.53. Esto indica una magnitud o relevancia del tratamiento muy grande sobre la variable de

autoestima, es decir, que el tratamiento tuvo un alto impacto en la mejoría de la autoestima de las

participantes.

Puntaje de autoestima
40

Participa
30 nte 1

Participa
nte 2

20 Participa
nte 3

Participa
nte 4
10

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses

Figura 7. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 de la variable de autoestima en la


modalidad individual.

Al igual que en el grupo de tratamiento modalidad grupal, se observó que al principio el

cambio no fue tan impactante en ésta variable, lo que se observa en la figura 7, donde se muestra

el impacto del tratamiento por participante. Se puede ver un incremento gradual posterior al

tratamiento y conforme van pasando los meses, va aumentado. Con el paso del tiempo,

particularmente en las participantes 1 y 4, es más notorio y significativo el incremento en la

autoestima.

63
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Depresión.

En cuanto al nivel de depresión se observa con estas medias, que en el primer registro

pre-tratamiento marcó un puntaje con la media de M = 20.00, lo que expresa que las

participantes llegaron manifestando niveles altos de depresión, excepto la participante 3, como se

observa en la figura 8.

Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación post-tratamiento disminuyeron los

niveles de depresión de las participantes, mostrando una media de M = 1.00 en el primer mes de

seguimiento y posteriormente, en la tercera evaluación tiene un ligero incremento de M= 2.25,

para finalmente en la 4ª. evaluación se da una ligera disminución en ésta variable con una media

de M = 1.75, lo cual expresa que la efectividad del tratamiento se mantuvo a lo largo de 6 meses,

pues continúo bajando.

La efectividad del tratamiento para la disminución de la depresión, se puede observar

desde la primera evaluación post tratamiento y se logró mantener a través del paso del tiempo,

como lo muestran las siguientes evaluaciones post tratamiento 2 y 3.

El análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención en la

variable de depresión, los resultados de las medias mostrados en la tabla 3, expresan una fuerte

magnitud de las diferencias estadísticamente significativas y del efecto del tratamiento, ya que el

valor p muestra un gran impacto de p = 0.04, posteriores a la intervención psicoterapéutica. De la

misma manera, la d de Cohen muestra un alto tamaño del efecto del tratamiento de d = 1.56. Esto

indica una magnitud o relevancia del tratamiento muy grande sobre la variable de depresión, es

decir, que el tratamiento tuvo un alto impacto en la mejoría en los niveles de la variable de

depresión que presentaban las participantes.

64
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

40

Puntaje de depresión
Participante 1
30
Participante 2

20 Participante 3

Participante 4
10

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 8. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 de la variable de depresión en la


modalidad individual.

En la figura 8, donde se muestra el impacto del tratamiento por participante, se puede ver

que llegaron con un alto nivel de depresión, especialmente la participante número 4, logró quien

fue la que presentaba los niveles más altos, al final del tratamiento, se muestra una considerable

reducción, incluso llegando a desaparecer por completo a niveles de 0.

En las 4 participantes desde la primera evaluación post tratamiento, se refleja una fuerte

disminución en esta variable y conforme continuaron las evaluaciones post tratamiento (6

meses), el resultado se mantuvo con el paso del tiempo. Lo anterior reafirma que el efecto y el

impacto del tratamiento en las pacientes sobrevivientes de abuso sexual durante la infancia, es

significativo para la variable de depresión.

65
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Trastorno de Estrés Post Traumático.

Se observa en la tabla 3 en la modalidad terapéutica individual, que el primer registro pre-

tratamiento marcó un puntaje de la media de M = 23.50, lo cual expresa que las participantes

llegaron manifestando altos niveles de TEPT.

Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación post-tratamiento, se refleja en las

medias una gran disminución del TEPT entre las participantes con una media de M = 4.75 en el

primer mes de seguimiento y posteriormente, aunque se mostró un leve incremento en el TEPT

de dos participantes, presentando una media en el nivel de M = 5.50, finalmente en la 4ª.

evaluación se redujeron los niveles quedando en una media de M = 2.75, lo cual expresa que la

efectividad del tratamiento se mantuvo a lo largo de 6 meses, pues continúo bajando los niveles

de TEPT de las participantes.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención,

los resultados de las medias mostrados en la tabla 3, afirman una fuerte diferencia

estadísticamente significativa del efecto del tratamiento, ya que el valor de p muestra un gran

impacto de p = 0.03, posteriores a la intervención psicoterapéutica. De la misma manera, la d de

Cohen confirma que el tamaño del efecto del tratamiento es alto de d = 2.29. Esto indica una

magnitud o relevancia del tratamiento muy grande sobre la variable de TEPT, es decir, que el

tratamiento tuvo un alto impacto en la mejoría de la variable de TEPT que presentaban las

participantes.

66
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

40
Puntaje de TEPT

Participante 1
30
Participante 2

20 Participante 3

Participante 4
10

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 9. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 por sujeto de la variable de TEPT
en la modalidad individual.

La figura 4, donde se muestra el impacto del tratamiento por participante, refleja un nivel

alto de TEPT en 3 de las 4 participantes al momento de empezar el tratamiento y desde la

primera evaluación post tratamiento, se observa una fuerte disminución en las 4 mujeres, lo cual

se mantuvo con el paso del tiempo y confirma que el tratamiento tuvo un alto impacto en la

mejoría en esta variable. Lo anterior reafirma que el efecto y el impacto del tratamiento en las

pacientes sobrevivientes de abuso sexual durante la infancia, es significativo para la variable de

TEPT.

Inadaptación.

La primera evaluación de la media de los niveles de inadaptación de las participantes que

se expresa en la tabla 3, muestra que llegaron manifestando niveles medios con un puntaje de M

= 10.25. Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación post-tratamiento, se observa una

67
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

gran disminución de M = 2.50, aunque hubo un ligero incremento en la 3ª. evaluación

presentando una media de M = 3.50, para la 4ª. evaluación, la media refleja una leve disminución

M = 3.25. La efectividad del tratamiento se mantuvo a lo largo de 6 meses, pues continúo

bajando el nivel de inadaptación de las participantes, llegando a una media de M = 1.25.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención,

los resultados de las medias mostrados en la tabla 3, confirman una diferencia estadísticamente

significativa del efecto del tratamiento, ya que el valor de p muestra un gran impacto de p = 0.02,

posterior a la intervención psicoterapéutica. De la misma manera, la d de Cohen confirma que el

tamaño del efecto del tratamiento es alto de d = 1.07. Esto indica una magnitud o relevancia del

tratamiento muy grande sobre la variable de inadaptación, es decir, que el tratamiento tuvo un

alto impacto en la mejoría en la inadaptación que presentaban las participantes.

30

25
Puntaje de inadaptación

Participante 1
20
Participante 2
15
Participante 3

10
Participante 4

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 10. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 por sujeto de la variable de
inadaptación en la modalidad individual.

68
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

En la figura 10, donde se muestra el impacto del tratamiento por participante, se observa

un nivel alto de inadaptación en una de las participantes al empezar el tratamiento, las otras 3

empezaron con un nivel medio. Finalmente, en las 4 participantes el tratamiento tuvo un alto

impacto en la mejoría de la inadaptación y reafirma que el efecto y el impacto del tratamiento,

son significativos para la variable de inadaptación.

Ansiedad.

En el análisis comparativo de la efectividad de los resultados de pre y post intervención

en la variable de ansiedad, los resultados de las medias mostrados en la tabla 3, expresan la

magnitud de las diferencias entre los puntajes de pre-test y post-test. Se observa que el primer

registro pre-tratamiento de M = 29.25, las participantes llegaron manifestando niveles altos de

ansiedad. Al finalizar el tratamiento, en la primera evaluación se denota una gran disminución en

esta variable con una media M = 4.25 y posteriormente con el paso del tiempo en la 3ª.

evaluación post tratamiento, nuevamente se refleja una gran disminución de la media M = 2.00,

lo cual expresa que la efectividad del tratamiento se mantuvo a lo largo de 6 meses, pues

continúo bajando el nivel de ansiedad en las participantes.

La efectividad de los resultados de pre y post intervención para la variable de ansiedad

que se mencionan en el párrafo anterior, se refleja en los resultados de las medias mostrados en

la tabla 3. Estas expresan una fuerte magnitud de las diferencias estadísticamente significativas y

del efecto del tratamiento ya que el valor p muestra un gran impacto de p = 0.01, posteriores a la

intervención psicoterapéutica. De la misma manera, la d de Cohen muestra un alto tamaño del

efecto del tratamiento de d = 2.16. Esto indica una magnitud o relevancia del tratamiento muy

69
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

grande sobre la variable de ansiedad, es decir, que el tratamiento tuvo un alto impacto en la

mejoría de las participantes en cuanto al malestar emocional.

60

50
Puntaje de ansiedad

Participante 1
40
Participante 2
30
Participante 3

20
Participante 4

10

0
1a. 1 mes 3 meses 6 meses
Evaluaciones

Figura 11. Resultados del pre y post tratamiento 1, 2 y 3 de la variable de ansiedad en la


modalidad individual.

En la figura 11, donde se muestra el impacto del tratamiento por participante, se puede

ver que llegaron con un alto nivel de ansiedad, pero desde la primera evaluación post tratamiento

se refleja una fuerte disminución en esta variables en las 4 participantes y conforme se llevaron a

cabo las siguientes evaluaciones post tratamiento (6 meses), esta tendencia a la baja continúo y

se mantuvo con el paso del tiempo. Lo anterior reafirma que el efecto y el impacto del

tratamiento en las pacientes sobrevivientes de abuso sexual durante la infancia, es significativo

para la variable de ansiedad.

70
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Comparación modalidad terapéutica grupal vs. modalidad terapéutica individual.

Comparar si existe diferencias entre los resultados de la modalidad de terapia grupal y los

resultados de la modalidad de terapia individual, cuando se consideran como grupo.

Tabla 4.

Comparación de la modalidad terapéutica grupal vs. individual.

Comparación modalidad terapéutica


    Grupo Individual    
    M DE M DE p U

Autoestima 33.25 4.35 32.75 3.77 0.53 9.50


Depresión 3.75 5.68 1.00 1.41
TEPT 1.00 1.15 4.75 4.50
Inadaptación 6.00 10.10 2.50 4.36
Ansiedad 8.00 5.72 4.25 4.92  

En la tabla 4 que corresponde a la comparación de la modalidad terapéutica grupal vs. la

modalidad terapéutica individual, se observan niveles de p = 0.53, lo cual representa que no

existe diferencia significativa en las modalidades para el tratamiento psicológico de mujeres

víctimas de abuso sexual en la infancia.

En las dos modalidades terapéuticas se logró la disminución del malestar psicológico y

del estrés postraumático, así como el aumento de la autoestima en las participantes. De la misma

manera, también se mantuvo la efectividad del tratamiento con el paso del tiempo en ambos

grupos.

71
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

6. Discusión

El objetivo de esta investigación fue el de replicar en problación mexicana, un tratamiento

que ha sido validado empíricamente en población española, y al igual que en el original, lograr

aumentar la autoestima, disminuir el malestar emocional y los niveles de inadaptación en las

víctimas de ASI tal y como se ha manifestado también en otros estudios (Martsolf & Draucker,

2005; Pearson, 1994; Peleikis & Dahl, 2005; Taylor & Harvey, 2010).

El programa de tratamiento expuesto, se llevó a cabo en la modalidad grupal en una

escuela primaria, y en la modalidad individual en consultorio privado, a donde en ambos casos,

acudieron las víctimas por iniciativa propia. Participaron 8 víctimas adultas de abuso sexual en la

infancia, las cuales buscaron ayuda psicoterapéutica más de 15 años después de haber sufrido

abusos sexuales graves y repetidos a manos de un familiar. La muestra de mujeres (entre los 26-

50 años) presentó un malestar emocional crónico que desbordaba sus recursos psicológicos de

afrontamiento y que interfería negativamente en su vida cotidiana. Como lo plantean las

investigaciones, la cronicidad de los síntomas y la inadaptación a la vida cotidiana, se debía a la

búsqueda tardía de tratamiento (Echeburúa et al., 1997; Lanktree & Briere, 1995). En el 100% de

los casos de la muestra en las dos modalidades terapéutica, el agresor fue un miembro de la

familia (padre biológico, tío o abuelo), lo que resultó en una peor evolución a largo plazo por la

vinculación familiar (Finkelhor, 1999).

La intervención propuesta de 12 sesiones fue estructurada en cuatro módulos (aspectos

motivacionales y de empatía, psicoeducación, reevaluación cognitiva y habilidades de

afrontamiento), en concordancia con el Tratamiento psicológico de mujeres adultas víctimas de

abuso sexual en la infancia: resultados a largo plazo, propuesto por Sarasua, Zubizarreta,

Corral, & Echeburúa, (2013). Se aplicó en formato grupal (4 mujeres) y en formato individual (4

72
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

mujeres) y se llevaron a cabo 4 evaluaciones a las participantes, una pre tratamiento y 3

seguimientos de post tratamiento al mes, a los 3 meses y a los 6 meses.

Debido a que el abuso sexual es un suceso traumático y no un diagnóstico clínico, las

características psicopatológicas que se observaron en las víctimas (en ambas modalidades)

mostraron la presencia de cuadros clínicos diversos (Maniglio, 2009). Los trastornos más

frecuentes en la muestra estudiada, eran el malestar emocional y el TEPT. En los cuadros

clínicos que presentaban, se pudo considerar una relación con los efectos del abuso sexual, pues

6 de las 8 pacientes no presentaban otra vía de victimización ni las víctimas eran consumidoras

abusivas de alcohol o drogas.

Al finalizar la investigación, estadísticamente se observó una gran magnitud o relevancia

del tratamiento, es decir, que éste tuvo un alto impacto en el malestar emocional, en el TEPT, en

la inadaptación y en la autoestima de las participantes. Resultando en una considerable

disminución del malestar emocional y de inadaptación (88.1% de la depresión, el 84.4% del

TEPT, el 80% de la inadaptación y el 88.7% de la ansiedad). Esta respuesta favorable al

tratamiento coincide con lo reportado en las revisiones de Peleikis y Dahl (2005) y de Taylor y

Harvey (2010).

En el 100% de las víctimas existía un factor de agravamiento de los síntomas, pues 7 de

ellas nunca revelaron el abuso, y aunque una sí se reveló, no se sintió creída por la familia. De

hecho, 7 de la víctimas revelaron que en la terapia, fue la primera vez que lo hablaban. El

malestar emocional generado las había llevado a tratar de eludir y a enterrar en el olvido sus

vivencias traumáticas como un mecanismo protector (Echeburúa, 2004). Sin embargo todas ellas

descubrieron que no lo habían podido dejar atrás, ya que los sentimientos de tristeza, de enojo, la

idea de estigmatización y de repudio por su cuerpo habían continuado a partir del abuso sexual

73
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

que vivieron durante su infancia hasta su vida adulta. A pesar de la dureza de una terapia que

obliga a la víctima a confrontar cogniciones y emociones negativas y dolorosas (vergüenza,

culpa, odio o repugnancia) que, además están relacionadas con personas de su propia familia, se

logró una tasa de éxito en la asistencia del 100%.

Si bien al terminó de la terapia, las participantes no presentaron modificación en la

variable de autoestima, conforme transcurrieron los meses, se observó un incremento en ésta

variable en las evaluaciones post tratamiento. Los resultados satisfactorios obtenidos en la

modificación de esta variable podrían deberse a que en el 3er. nivel de intervención en el

tratamiento el entrenamiento en habilidades específicas de afrontamiento ayudó en la

recuperación gradual de actividades reforzantes (redes sociales, fomento de conductas de

independencia y de autonomía), así como el aprendizaje de habilidades que les permitieron tener

un proyecto de vida, buscar la autonomía personal y la recuperación emocional. En el mismo

sentido, se puede considerar la posibilidad de que debido a que en el segundo nivel de

intervención se utilizaron técnicas de evaluación cognitiva, la víctima haya logrado recuperar la

confianza perdida, tanto en sí misma, como en los demás, al discriminar en quién sí puede

confiar y en quién no, sin llegar a establecer generalizaciones.

Se podría relacionar que como consecuencia de la implementación de técnicas de

relajación y de reestructuración cognitiva, así́ como, mediante las estrategias orientadas a

reforzar la autoestima en la vida cotidiana y con el trabajo con técnicas para la reducción de la

sintomatología ansioso-depresiva, se logró un cambio en la autoestima que conllevó a la

percepción más positiva de capacidades propias y de las cualidades de las participantes. Además,

lo anterior también podría haber ayudado a que las mujeres lograron recuperar un ritmo de vida

más adaptativo y gratificante. Estas técnicas también se utilizaron para trabajar los sentimientos

74
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

de estigmatización y de indefensión vinculados al abuso sexual, así como de la tristeza sufrida

por la decepción por el abusador. Se trabajó para mejorar la visión negativa que la paciente tenía

de su persona, resultado de la distorsión de la imagen de sí misma, por una imagen personal

positiva. El objetivo fue el integrar los aspectos positivos y negativos que forman parte de su

forma de ser, así como potenciar la atención selectiva a las cualidades, mientras se abordaron las

debilidades o defectos que puedían solucionarse. Finalmente, se buscó clarificar la confusión

psicológica en la que se encontraba la paciente, así como también, se trabajó en habilidades

específicas y en sus capacidades, lo cual pudo también tener impacto en el aumento de la

variable de autoestima.

Al finalizar las sesiones de tratamiento 4 de las 8 participantes, reportaron haber obtenido

empleo por primera vez, lo cual puede haber sido motivado por el trabajo en el reforzamiento de

conductas de independencia y de autonomía en la 3ª. fase del tratamiento.

La disminución en los niveles de la variable de depresión podrían atribuirse a que se

trabajó con técnicas que favorecieron el desahogo emocional y la nominación de lo sucedido

durante la infancia. También, porque se le explicó a la paciente, a través de psicoeducación, que

sus síntomas fueron reacciones normales ante una situación anormal. La disminución del

malestar emocional a través de la expresión y re-experimentación de las emociones y el

reconocimiento de la intensidad de las mismas para lograr una discriminación adecuada y el

control de estas emociones en su beneficio, podría ser la causa de que la persona pudiera

expresar en algunos casos por primera vez, las emociones contenidas durante muchos años,

ayudándole a que digiriera adecuadamente el atracón emocional que había experimentado y que

podría ser la causa de los síntomas existentes.

75
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Las participantes del grupo en modalidad psicoterapéutica individual, llegaron

presentando un alto nivel de TEPT, el cual señalan haber sentido coincidentemente desde

pequeñas a partir de que sufrieron los abusos (Kilpatrick, Saunders, Amick-McMullan, Best,

Veronen y Resnick, 1989). Sin embargo, hasta el momento las 8 participantes, no habían

relacionado su sintomatología actual con la experiencia traumática del abuso sexual en la

infancia, pues consideraban que esa vivencia había quedado en el pasado (Tupler, Saur, Krishnan

y Davidson,1997).

Para trabajar con la variable de TEPT, se utilizaron técnicas de reexperimentación

cognitiva que habrían ayudado a que la paciente fuera acomodando la información que no había

sido asimilada a raíz del abuso sexual sufrido y que pudiera comprender que el ASI se trató de

una experiencia impuesta, bien sea por la fuerza, por el abuso de poder y el engaño. También,

posiblemente el cambio se debió a que se llevaron a cabo técnicas para la reevaluación cognitiva

(Guerrero, 2004), enfocadas a la explicación de las reacciones normales ante la agresión sexual y

del proceso de adquisición y mantenimiento de miedos, con la finalidad de modificar los

pensamientos negativos asociados al abuso sexual, a través de la la discusión racional de éste, así

como el posible sentimiento de culpa en relación con lo que la víctima pudo haber hecho y no

hizo, y así, ellas lograran sustituir estos pensamientos por otros más adaptativos. De esta manera,

el objetivo buscó que pudieran reposicionar el acontecimiento traumático en sus justas

dimensiones y los aspectos positivos existentes en su nueva situación de vida.

Además se promovió el relato libre de las experiencias dolorosas y la expresión de los

sentimientos relacionados a la experiencia abusiva con la finalidad de interrumpir los

mecanismos de negación o evitación y facilitar la digestión de los sentimientos y emociones que

mantenían desde la situación abusiva. Asimismo, se acompañó el desahogo emocional con

76
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

técnicas específicas de exposición en imaginación, buscando que la víctima pudiera ordenar y

mantener cierto control sobre los recuerdos e imágenes.

En el trabajo de la variable de inadaptación, se buscó modificar actitudes negativas e

ideas distorsionadas sobre su persona, al enfrentar las conductas evitadas y/o preocupaciones

reiterativas por medio de las técnicas de distracción cognitiva y al establecimiento de una

relación terapéutica de respeto y de confianza, contraria a la relación con el abusador, lo cual se

pretendió que ayudara al desarrollo de la auto confianza y contribuyera a la oportunidad del

establecimiento de una relación terapéutica sana. Además, también se trabajó en el desarrollo de

habilidades sociales, de afrontamiento, de inteligencia emocional y de solución de problemas con

la finalidad de facilitar el éxito de la paciente en sus contactos interpersonales y de adaptación a

la vida cotidiana, que le permitiera tener un proyecto de vida, autonomía personal, recuperación

emocional y buscando se proyectara hacia el futuro con una visión positiva. También a través de

psicoeducación, se pretendió que lograran comprender mejor su funcionamiento psicológico y

desarrollaran un nuevo repertorio cognitivo y conductual.

La disminución de la ansiedad puede estar relacionada con las técnicas específicas

reductoras de pensamientos intrusivos y con técnicas de distracción cognitiva que se aplicaron

buscando que las participantes pararan dichos pensamientos y así, disminuir la ansiedad

provocada por los mismos.

Otra condición que posiblemente ayudó a la disminución de la ansiedad fue el explicar a

la víctima, de forma tranquila y sin dramatismos, el proceso abusivo y las causas del mismo, así

como los factores que hicieron posible que lo mantuviera en silencio durante un tiempo

prolongado. Además se reforzó en la víctima, el beneficio de haberlo revelado y se trabajó con

77
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

los sentimientos de culpa o responsabilidad, por las consecuencias derivadas de esa revelación, a

través de técnicas de reevaluación cognitiva y de deshago emocional.

Un factor que pudo haber influido en que los niveles de malestar emocional de las

participantes se redujeran, fue el utilizar técnicas de autoexposición gradual y en vivo, a los

estímulos evocadores de ansiedad. Como parte del respeto al ritmo de cada paciente, se elaboró

junto con ellas, la graduación de las situaciones traumáticas a las que se les expuso

paulatinamente.

Con el objetivo de no exponer a la paciente a una situación de revictimización que

incrementara la ansiedad, siempre se respetó su ritmo de trabajo y sus necesidades. Este respeto

ayudó también, a establecer un vínculo de confianza y fortalecer la relación terapéutica.

Se utilizaron técnicas de relajación, no solo para disminuir la ansiedad, sino también, para

facilitar el sueño, favorecer la sensación de control y propiciar una autovaloración más positiva.

El trabajo en la modalidad de grupo contribuyó a cambios positivos a nivel de la

percepción de culpa, la confianza y la relación entre ellas, que repercutió positivamente en la

reducción significativa de los síntomas del TEPT, sobre todo en re-vivencia del trauma, evitación

e hipervigilancia. Como parte de las secuelas generadas por el abuso sexual sufrido en la

infancia, las participantes habían desarrollado el sentimiento de desconfianza de forma

generalizada, por tanto, en las primeras sesiones se trabajó la confianza básica entre las

compañeras del grupo, con la finalidad de que se sintieran en un ambiente seguro que les

permitiera re-experimentar el sentimiento de seguridad hacia los demás, como parte de la

reconstrucción de su vida y de la elaboración del hecho traumático (Vallejo & Córdoba, 2012).

Por todo lo anterior, se concluye que el “Tratamiento psicológico de mujeres adultas

víctimas de abuso sexual en la infancia: resultados a largo plazo”, de Sarasua, Zubizarreta, De

78
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Corral y Echeburúa (2013), sí es aplicable a población mexicana, pues se obtuvieron resultados

muy positivos y favorables en la mejoría de las víctimas de abuso sexual en la infancia, tanto en

su bienestar, como en la adaptación a la vida cotidiana y el aumento de su autoestima.

Es importante tomar en cuenta en los tratamientos el estilo de personal del terapeuta

(EPT), ya que es un factor predictor del éxito o fracaso de la psicoterapia. Es una variable que

influye en el establecimiento del vínculo y la alianza terapéutica (Corbella, Balmaña, Fernández-

Álvarez, Saúl, Botella & García, 2009). Por lo anterior, la psicoterapeuta que ha realizado esta

investigación, buscó mantener una actitud que favoreciera un clima terapéutico facilitador del

cambio, basada en el respeto, la calidez, la autenticidad, la congruencia, la aceptación

incondicional de la paciente, la comprensión y la empatía, con la finalidad de establecer el

vínculo terapéutico en un ambiente de confianza y seguridad. Además, procuró generar un clima

donde no exista la crítica y el juicio debido a que una de las secuelas que pueden desarrollar las

personas que sufrieron abuso sexual durante la infancia es la desconfianza generalizada y el

miedo a no ser creídas. De la misma manera, en el momento en que las pacientes relataron su

experiencia traumática, se buscó no reaccionar exageradamente, lo cual ayudó a crear un marco y

una atmósfera positiva y segura, así como una adecuada alianza terapéutica (Santibáñez

Fernández, Román Mella, Lucero Chenevard, Espinoza García, Irribarra Cáceres & Müller

Vergara, 2008). Lo anterior coincide con la propuesta de Sarasua, Zubizarreta, Corral &

Echeburúa (2013), pues ellos consideran en la primera fase del tratamiento, la necesidad de

establecer un ambiente de seguridad en un marco terapéutico empático, donde la base de la

relación terapéutica es el buen trato, puesto que el mismo vínculo establecido con el terapeuta

opera como reparador en la medida en que éste sirve como contraste respecto de la relación

abusiva que conllevan las agresiones sexuales.

79
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

Como sobrevivientes de abuso sexual durante la infancia algunas de las pacientes habían

perdido la esperanza de obtener ayuda y dejar de sufrir, el vínculo terapéutico también se centró

en cultivar la esperanza al momento en que las pacientes expusieron sus sentimientos de

abandono y desesperanza. El vínculo terapéutico podría haberles servido para volver a confiar

(Szmulewicz, 2013)

En el tratamiento original a víctimas de abusos sexuales en la infancia, Sarasua,

Zubizarreta, De Corral y Echeburúa (2013), proponen poner a prueba en investigaciones futuras,

el formato de tratamiento individual vs. grupal y en esta investigación se ha encontrado que no

existe diferencia significativa en la implementación entre la modalidad terapéutica individual y la

modalidad terapéutica grupal, es decir, es posible aplicar cualquiera de las dos modalidades

según sea la necesidad y las mujeres obtienen el mismo beneficio. Además se ha confirmado no

sólo que se trata de un tratamiento efectivo, sino también eficiente, que se puede implementar en

la práctica habitual en el trabajo con víctimas. En cuanto a la modalidad terapéutica, las víctimas

de un trauma pueden beneficiarse de la actuación conjunta de un tratamiento en modalidad

individual, orientado a las necesidades específicas de cada una de ellas o de una modalidad

grupal, generadora de una cohesión social y de unas estrategias adecuadas de solución de

problemas (Echeburúa, 2004; Wainrib & Bloch, 2001).

El tratamiento en modalidad individual es necesario, pero puede resultar insuficiente para

hacer frente a los problemas interpersonales planteados. Los beneficios obtenidos con un

enfoque grupal pueden ser los siguientes: a) superar la resistencia de las víctimas a hablar del

suceso traumático o la tendencia a hacerlo con una desconexión emocional entre lo ocurrido y lo

sentido; b) explicar y comentar las consecuencias psicológicas de un hecho traumático, así como

señalar la normalidad de las reacciones experimentadas ante un hecho anormal; c) romper el

80
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

aislamiento a nivel familiar y social, que es consecuencia, a su vez, de la incapacidad para hablar

emocionalmente del acontecimiento traumático; d) aprender estrategias de afrontamiento a partir

de la experiencia de personas que sufren el mismo tipo de dificultades; e) adquirir una

motivación para el cambio y un aumento de confianza en los propios recursos a través de los

logros de los demás; y f) ayudar a los demás miembros del grupo, lo cual contribuye a la

recuperación de la autoestima. Por otra parte, la pertenencia al grupo puede contribuir a reducir

el victimismo o la rabia por el sentimiento de abandono que aparece con frecuencia en este tipo

de víctimas.

En concreto, el tratamiento en modalidad grupal puede estar especialmente indicado

cuando una persona es víctima de un trauma complejo y resistente al cambio. Estos casos suelen

ser más frecuentes cuando el suceso ha sido extraordinariamente cruel, cuando ha supuesto una

revictimización o cuando viene precedido de una exposición precoz a la violencia en la infancia.

Como el tema de abuso sexual infantil se ha empezado a visualizar y a sensibilizar a la

población, se ha generado un mayor interés en buscar tratamiento psicoterapéutico por las

personas que lo sufrieron, resultando como consecuencia, el incremento en la demanda de

atención psicoterapéutica para esta población. Al compartirlo con profesionales de la salud

mental y con las instituciones que hoy realizan grandes esfuerzos para la prevención y la

atención del abuso sexual infantil, pero que no cuentan con un tratamiento validado

científicamente para el trabajo con víctimas, se puede garantizar la no revictimización, así como

la efectividad en el aumento del bienestar emocional, el reprodesamiento del trauma, el aumento

de la autoestima y de la adaptación a la vida cotidiana de las víctimas. Además, ya que con éste

tratamiento se puede atender a un grupo mayor de víctimas de abuso sexual infantil al mismo

tiempo, se estará realizando un gran aporte, no solo en la reducción de recursos humanos y

81
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

económicos, sino en lo más importante, en el beneficio de las víctimas, quienes en la actualidad,

reciben tratamientos no especializados y por tanto, no perciben un cambio o una mejoría real en

su sintomatología y en su bienestar psicológico, resultando en desesperanza y perpetuando su

dolor.

Una limitación que se observó en esta investigación es el tiempo, pues se contó sólo con

un psicoterapeuta y un año de investigación, a esto se debe la muestra de 8 personas en la

investigación. Se propone capacitar a especialistas en este modelo de Tratamiento psicológico,

para que puedan replicarlo en su trabajo con pacientes víctimas de abuso sexual en la infancia, en

donde se lleve a cabo las mediciones pre y post tratamiento pertinentes y así, lograr su

estandarización en México.

Otra propuesta de investigación a futuro, es la realización de estudios que cuenten con un

grupo de control y aunque es difícil de obtener en este tipo de investigaciones, gracias a que el

tema ya empieza a visualizarse más y las víctimas están más proclives a buscar ayuda, será

posible contar con este grupo. Además, es de gran interés proponer por el bien de las víctimas,

estudios posteriores con una muestra más amplia, donde se midan los resultados de estas

intervenciones y se les dé seguimiento en el tiempo, para lograr la estandarización del

tratamiento en población mexicana y así las víctimas puedan tener acceso a un tratamiento que

garantice su recuperación. De la misma manera, proponer la coordinación intersectorial entre la

ley, las ciencias médicas y la ciencias forenses, la academia y el sistema de justicia, ya que la

discriminación, la culpabilización de la víctima, el desconocimiento de las consecuencias que

deja el hecho traumático, los vínculos terapéuticos negativos, entre muchos más factores, pueden

hacer que el sobreviviente pierda la posibilidad de acceder a intervenciones que podrían

82
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

disminuir las consecuencias físicas y/o psicológicas, prevenir que el trauma se perpetúe y la

violencia continúe.

Para erradicar el crimen que representa el abuso sexual contra niñas, niños y adolescentes,

es de vital importancia seguir pugnando por una Ley integral para combatir la violencia contra la

infancia que, entre otras cosas, identifique las distintas formas de violencia y promueva políticas

de prevención.

83
TRATAMIENTO PSICOLÓ GICO PARA MUJERES ADULTAS VÍCTIMAS DE ABUSO SEXUAL DURANTE LA INFANCIA.

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