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El ciego de nacimiento

Narrador 1: Buenos días padre Arturo, Marcelita profesoras y queridos


compañeros. Nos volvemos a reunir en el auditorio del colegio hoy para conocer
un milagro de Jesús, la curación de un ciego de nacimiento.

Narrador 2: En esta historia les invitamos a contemplar el amor con que nos
mira Jesús y se pone en el lugar de la persona que más lo necesita.

Narrador 1: En aquel tiempo, pasaba Jesús por las calles más concurridas de
Cafarnaúm, de pronto vio a un hombre que desde su nacimiento estaba ciego.

Ciego: alguien me puede ayudar, por favor una moneda, soy un hombre ciego,
por favor una moneda.

Andrés: Señor este hombre ciego siempre está aquí pidiendo ayuda.

Simón: Dicen que es ciego de nacimiento.

Tadeo: Señor ¿él porque ha nacido ciego?, ¿es que sus padres han pecado?

Santiago: ¿quién tiene la culpa de que esté ciego, él o sus padres?

Jesús: Alto, tantas preguntas, este hombre no está ciego porque haya pecado él o
sus padres, sino para que Dios obre en él un milagro. Mientras sea de día yo
tengo que hacer el trabajo que mi Padre me ha encomendado. Yo soy la luz del
mundo.

Narrador 2: Jesús se agachó, tomó un poco de tierra y mescló con su saliva,


luego se lo puso a los ojos del ciego.

Ciego: ¿ qué pasa, qué me estas poniendo a mis ojos?

Jesús: Tranquilo amigo, ahora ve a lavarte a la piscina de Siloé.»

Ciego: Esta bien ( se retira el ciego y va a lavarse)


Narrador 1 : E l ciego obedeció, fue y se lavó. Cuando volvió daba saltos de
alegría, porque podía ver.

Algunos vecinos que antes solían verlo pedir limosna le preguntaban si era el
ciego que pedía limosna.

Vecino 1: «¿No es ése el que se sentaba a pedir limosna?»


Vecino 2: «El mismo.
Vecino 3: «No es él, pero se le parece.»
Ciego: Si, Soy yo el que pedía limosna, ahora puedo ver. Estaba ciego ahora veo.
Narrador 2: Era tanta la alegía que demostraba el ciego hasta se acercaron al
ciego unos hombres y lo llevaron ante los fariseos quienes hacían cumplir las
leyes y ellos le preguntaron:

Fariseos 1: ¿Tú eras ciego? y como es que ahora puedes ver?.


Ciego: Si señor, yo era ciego y Jesús me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Fariseo2: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Judío: Si no viene de Dios, ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Fariseo 3: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Ciego: Yo creo que es un profeta.»
Fariseo 1: tu has nacido pecador de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a
nosotros?»

Narrador 1: No querían creer que había sido ciego este hombre, así que hicieron
llamar a sus padres y les preguntaron:

Fariseo: ¿es este su hijo que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede
ver?

Padres: lo único que sabemos es que el es nuestro hijo y nació ciego. Quien le
abrió los ojos, no lo sabemos

Madre: nosotros no sabemos quien le devolvio la visa, él ya es mayor de edad


pregúntenle a él.

Fariseo1: Ven por favor y confiesa la verdad quien te abrió los ojos?, nosotros
sabemos que ese Jesús es un pecador.

Ciego: Yo no sé si es pecador o no, lo único que sé, es que el me abrió los ojos y
ahora puedo ver.

Fariseo 1: dinos ¿cómo te curó? ¿Qué hizo?

Ciego: ya les he contado varias veces y ustedes no me creen, es acaso que


ustedes quieren hacerse seguidores de Jesús.
Fariseo 2: fuera de aquí no queremos pecadores, ¡sal de aquí!
Narrador: el ciego se retiró quedando convencido de que Jesús era quien lo
había curado y que donde fuese, el hablaría con certeza de que Dios escucha a los
hombres buenos.

Narrador 2: Jesús se enteró que lo habían expulsado del templo y lo buscó


hasta encontrarlo entonces le dijo:

Jesús: ¿Crees tú en el Hijo de Dios?»


Ciego: «¿Y quién es, Señor, ¿para que crea en él?»
Jesús: Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Ciego: se pone de rodillas «Creo, Señor que tú eres el hijo de Dios.»

Jesús: yo he venido a este mundo para Juzgar a todos, les daré vista a los ciegos
y los que ahora ven, quedarán ciegos.

Narrador 1: queridos compañeros, así como este ciego quedó sano y dio
testimonio de que Jesús lo había curado, nosotros también seremos testimonio de
que Jesús nos ama sin medida.

Ayúdenme a decir: ///“Sagrado corazón de Jesús, en vos confío”///

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