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que podían usar para acceder a la retaguardia de las 400 tebanos Según Ctesias,
líneas griegas. Sabiendo que sus líneas iban a ser 400 corintios 80 0005
sobrepasadas, Leónidas despidió a la mayor parte del 200 hombres de Fliunte Según estimaciones
ejército griego, permaneciendo allí para proteger su 80 micenos modernas, 200 000
retirada junto con 300 espartanos, 700 tespios, 400 1000 hoplitas focenses
tebanos y posiblemente algunos cientos de soldados En total:
más, la mayoría de los cuales cayeron en los combates. 5200+ (Heródoto)
Tras el enfrentamiento, la armada aliada recibió en
7400+ (Diodoro Sículo)
Artemisio las noticias de la derrota en las Termópilas.
11 200 (Pausanias)
Dado que su estrategia requería mantener tanto las
Termópilas como Artemisio, y ante la pérdida del Bajas
paso, la armada aliada decidió retirarse a Salamina. Entre 1000 y 4000, 22 000-24 000
Los persas atravesaron Beocia y capturaron la ciudad según Heródoto,6 (estimaciones
de Atenas, que previamente había sido evacuada. Con
incluyendo a Leónidas I, modernas)
el fin de alcanzar una victoria decisiva sobre la armada
los 300 espartanos y los
persa, la flota aliada atacó y derrotó a los invasores en
700 tespios
la batalla de Salamina a finales de año.
Mapa
Temiendo quedar atrapado en Europa, Jerjes se retiró
con la mayor parte de su ejército a Asia, dejando al
general Mardonio al mando de las tropas restantes para
completar la conquista de Grecia. Al año siguiente, sin
embargo, los aliados consiguieron la victoria decisiva
en la batalla de Platea, que puso fin a la invasión persa. Batalla de
las
Termópilas
Tanto los escritores antiguos como los modernos han
utilizado la batalla de las Termópilas como un ejemplo
del poder que puede ejercer sobre un ejército el
patriotismo y la defensa de su propio terreno por parte
de un pequeño grupo de combatientes. Igualmente, el
comportamiento de los defensores ha servido como
ejemplo de las ventajas del entrenamiento, el Lugar de ubicación de la Batalla de las
equipamiento y el uso del terreno como Termópilas en la actual Periferia de Grecia
multiplicadores de la fuerza de un ejército, y se ha Central en Grecia
convertido en un símbolo de la valentía frente a la
adversidad insuperable. Mapa
Índice
Trasfondo histórico
Revuelta de Jonia (499-494 a. C.)
Batalla de Maratón (490 a. C.)
Preludio
Alianza Esparta - Atenas
El Oráculo de Delfos
Batalla de
La estrategia griega las
Persia cruza el Helesponto Termópilas
Preparativos de Esparta Lugar de ubicación de la Batalla de las
Termópilas en Europa
Ejércitos
Persas: 250 000 soldados
Griegos: 7000 soldados
La batalla
Primer día
Quinto día
Sexto día
Séptimo día
Final
Bajas
Consideraciones estratégicas y tácticas
Topografía del campo de batalla
Después de Termópilas: bloqueo griego en
Corinto
Significación histórica
Consecuencias
Legado
Monumentos
Epitafio de Simónides
Monumento a Leónidas
Monumento a los tespios En este mapa se pueden observar los avances griegos
Leyendas asociadas a la batalla y persas hacia las Termópilas y Artemisio. Las líneas
sobre el mar marcan las líneas de abastecimiento
Fuentes persa, combatidas por la flota Ateniense.
Un icono de la cultura occidental
La batalla en el cine
La batalla en el cómic
La batalla en la literatura y música
Véase también
Notas y referencias
Bibliografía
Fuentes primarias
Fuentes secundarias
Novela histórica y novela gráfica
Enlaces externos
Trasfondo histórico
La expansión constante de los griegos por el Mediterráneo, tanto hacia oriente como occidente, les llevó a
crear colonias y ciudades importantes (como Mileto, Halicarnaso, Pérgamo) en las costas de Asia Menor
(hoy Turquía). Estas ciudades pertenecían a la denominada Jonia helénica, la cual fue tomada totalmente
por los persas tras la caída del reino de Lidia.
Tras varias rebeliones de estas ciudades contra
los persas, se logró un equilibrio, donde
finalmente el Imperio aqueménida les concedió
un grado de autonomía a cambio de fuertes
tributos,7 a pesar de lo cual los colonos
helenos siguieron aspirando a la libertad
absoluta. Se sublevaron contra el poder
imperial y obtuvieron algunas victorias
iniciales, pero conocían su inferioridad ante el
coloso asiático, por lo que pidieron ayuda a los
griegos continentales. Los espartanos se
negaron en un principio, pero los atenienses sí
los apoyaron, dando comienzo a las Guerras
Médicas.
En 491 a. C. Darío envió emisarios a todas las polis de Grecia, solicitando la entrega "del agua y la tierra"
como símbolo de sumisión hacia él13 y tras la demostración de poder persa del año anterior, la mayoría de
las ciudades griegas se sometieron. Sin embargo, Atenas juzgó a los embajadores persas y los ejecutó
lanzándolos a un foso. En Esparta, simplemente, fueron arrojados a un pozo.13 14 Esto provocó que
13
Esparta también estuviera, oficialmente, en guerra con Persia.
Darío comenzó a preparar en 490 a. C. una misión anfibia bajo el mando de Datis y de Artafernes, la cual
comenzó con un ataque sobre Naxos y la posterior sumisión de las Cícladas. La fuerza invasora se trasladó
luego a Eretria —ciudad de la isla de Eubea—, que asedió y destruyó.15 Finalmente, se dirigió hacia
Atenas y desembarcó en la bahía de Maratón, en donde se encontró con un ejército ateniense al que
superaba en número. Sin embargo, en el enfrentamiento de los dos ejércitos en la batalla de Maratón, los
atenienses obtuvieron una victoria decisiva que supuso la retirada del ejército persa de Europa y su retorno
a Asia.16 Para esa ocasión los persas habrían contado con un ejército que triplicaba al ateniense, pero
sufrió un duro revés.
Esparta no participó en la batalla contra los persas. Atenas, con la
finalidad de hacer frente a la invasión, solicitó ayuda a los
espartanos para luchar pero, como se ha dicho, el origen del
problema residía en las colonias griegas en Asia, y Esparta no había
fundado ninguna ni tampoco las había ayudado en la rebelión. Por
tanto, los lacedemonios no se sentían implicados. Tanto es así que
no acudieron a la batalla de Maratón por estar celebrando las fiestas
de Apolo Carneo (llamadas Carneas).
Preludio
Jerjes rápidamente retomó los preparativos para la invasión de
Grecia que, al tratarse de una invasión a gran escala, necesitaba Guerrero espartano. El pelo largo era
una larga planificación que permitiese acumular las provisiones característico de los hombres de
necesarias y reclutar, equipar y entrenar a los soldados.18 Esparta, según Heródoto, era
símbolo de «hombre libre»
La leyenda de las Termópilas, tal y como la cuenta Heródoto, dice que los espartanos consultaron al
Oráculo de Delfos ese mismo año sobre el resultado de la guerra. Se dice que el Oráculo dictaminó que, o
bien la ciudad de Esparta sería saqueada por los persas, o bien debían sufrir la pérdida de un rey
descendiente de Heracles.23 Heródoto dice que Leónidas, en línea con la profecía, estaba convencido de
que se dirigía a una muerte segura, y que por eso eligió como soldados solo a espartanos que contaran con
hijos vivos.24
La estrategia griega
La confederación volvió a reunirse en la primavera de 480 a. C. Una delegación tesalia sugirió que los
aliados se reunieran en el angosto valle de Tempe, en las fronteras de Tesalia, para bloquear el avance de
Jerjes.25 Se envió una fuerza compuesta por 10 000 hoplitas al valle, considerando que el ejército persa iba
a verse obligado a atravesarlo. Sin embargo, una vez ahí fueron avisados por Alejandro I de Macedonia de
que el valle podía ser atravesado y rodeado por el paso Sarantoporo, y de que el ejército persa era de un
tamaño inmenso, por lo que los griegos se retiraron.26 Poco después recibieron la noticia de que Jerjes
había atravesado el Helesponto.25
Preparativos de Esparta
En aquella época los espartanos, líderes militares de facto de la alianza, estaban celebrando la festividad
religiosa de las Carneas. Durante ese festival la actividad militar estaba prohibida por la ley espartana y, de
hecho, los espartanos no llegaron a tiempo a la batalla de Maratón por estar celebrando el festival.32
También se estaban celebrando los Juegos Olímpicos, por lo que debido a la tregua imperante durante su
celebración habría sido doblemente sacrílego para los espartanos marchar en su totalidad a la guerra.32 33
En esta ocasión, sin embargo, los éforos decidieron que la urgencia era lo suficientemente importante como
para justificar el envío de una expedición avanzada para bloquear el paso; expedición que estaría
comandada por uno de los dos reyes espartanos, Leónidas I.
Leónidas llevó consigo a 300 hombres de la guardia real, los Hippeis, así como a un número mayor de
tropas de apoyo procedentes de otros lugares de Lacedemonia (incluyendo ilotas).33 La expedición
debería intentar agrupar el mayor número posible de aliados sobre la marcha y esperar a la llegada del
ejército espartano principal.33
Finalmente el ejército persa fue avistado atravesando el golfo Maliaco y acercándose a las Termópilas a
mediados de agosto,37 y ante este hecho los aliados mantuvieron un consejo de guerra en el que algunos
peloponesios sugirieron retirarse hasta el istmo de Corinto para bloquear el paso al Peloponeso.38 Sin
embargo, los habitantes de Fócida y Lócrida, regiones cercanas a las Termópilas, se indignaron por la
sugerencia y aconsejaron defender el paso a la vez que enviaban emisarios a pedir más ayuda. Leónidas se
mostró de acuerdo con defender las Termópilas.38
Ejércitos
Los historiadores modernos tienden a valorar las cifras de Heródoto y de otras fuentes antiguas como
completamente irreales, resultado de cálculos erróneos o exageraciones por parte del bando vencedor.41 El
tema ha sido debatido en profundidad, pero parece que existe un consenso en lo referente al tamaño del
ejército, que oscilaría entre los 200 000 y los 300 000 hombres, lo que en cualquier caso sería un ejército
colosal para los medios logísticos de la época,41 42 Cabe recordar que si Jerjes, retiró el grueso de sus
tropas de vuelta a Asia, debió haber dejado en Corinto también un número importante para mantener el
asedio, muy superior a los 100 000 hombres. Sean cuales fueran las cifras exactas, sin embargo, lo que sí
que parece claro es que Jerjes estaba ansioso por asegurar el éxito de la expedición, para lo cual reunió a un
ejército numéricamente muy superior tanto en tierra como en mar al de sus enemigos.42
También existen dudas sobre si en las Termópilas se encontraba reunida la totalidad del ejército persa de
invasión. No está claro si Jerjes dejó previamente guarniciones de soldados en Macedonia y Tesalia, o si
avanzó con todos los soldados disponibles.41 La única fuente antigua que comenta este punto es Ctesias,
que sugiere que 80 000 persas lucharon en las Termópilas.
Periecos
Mantineos 500
Tegeatas 500
Arcadios de Orcómeno 120
3000
Tespios 700 -
Melieos - 1000
Tebanos 400 400
Focidios 1000 1000
Locros «Todos los que tenían» 1000
Total 5200 (o 6100) más los locros 7400 (o 7700)
Peloponesios
Por lo tanto, una posible explicación para la diferencia entre estas dos cifras podría ser la existencia de 900
ilotas en la batalla (tres por cada espartano).45 Si los ilotas estuvieron presentes en la batalla, no existe
razón para dudar que sirviesen en su papel tradicional de escuderos de los espartanos. Otra alternativa, sin
embargo, es que los 900 soldados de diferencia entre las dos cifras fueran periecos, y que se
correspondieran con los 1000 lacedemonios que menciona Diodoro Sículo.45
Lacedemonios
Otra cifra en la que existe cierta confusión es el número de lacedemonios que incluye Diodoro, puesto que
no queda claro si los 1000 lacedemonios a los que hace referencia incluyen a los 300 espartanos o no. Por
un lado dice que «Leónidas, cuando recibió el mandato, anunció que sólo un millar de hombres le
acompañarían en la campaña».44 Sin embargo, luego dice que «Había, por tanto, un millar de los
lacedemonios, y con ellos trescientos espartiatas».44
El relato de Pausanias concuerda con las cifras de Heródoto (al que probablemente leyó), salvo por el
hecho de que sí que ofrece el número de locros que Heródoto no llegó a estimar. Debido a que residían
directamente en el lugar por el que iba a transcurrir el avance persa, los locros aportaron todos los hombres
en edad de combatir que poseían. Según Pausanias serían unos 6000 hombres lo que, sumado a la cifra de
Heródoto, daría un total de 11 200 soldados aliados.48
Muchos historiadores modernos, que normalmente consideran a Heródoto como el autor más creíble,49
suman los 1000 lacedemonios y los 900 ilotas a los 5200 soldados de Heródoto, obteniendo una estimación
de 7100 (o alrededor de 7000) hombres, y rechazan contabilizar los 1000 soldados de Mélida que cita
Diodoro y a los locros de Pausanias.50 51 Los números cambiaron a lo largo de la batalla, esencialmente
cuando la mayor parte del ejército se retiró y sólo permanecieron en el campo de batalla aproximadamente
unos 3000 hombres (300 espartanos, 700 tespios, 400 tebanos, probablemente 900 ilotas y 1000 focidios,
sin contar con las bajas sufridas en los días anteriores).49
La batalla
Primer día
A su llegada a las Termópilas, los persas enviaron a un explorador a caballo para reconocer la zona. Los
griegos, que habían acampado a orillas de las termas, le permitieron llegar hasta el campamento,
observarles, y partir. Cuando el explorador reportó a Jerjes el diminuto tamaño del ejército griego y que los
espartanos, en lugar de estar entrenando rigurosamente, por el contrario realizaban ejercicios de calistenia
(relajación) y peinando sus largos cabellos, Jerjes consideró el informe digno de risa. Buscando el consejo
de Demarato, un rey espartano exiliado que pretendía territorios en Lacedemonia, este le indicó que los
espartanos estaban preparándose para la batalla, y que era su costumbre adornar su pelo cuando estaban a
punto de arriesgar sus vidas. Demarato les calificó como los hombres más valientes de Grecia y avisó al rey
persa de que pretendían disputarles el paso. Enfatizó que había intentado advertir a Jerjes anteriormente en
la campaña, pero que el rey se había negado a creerle, y añadió que si Jerjes lograba sojuzgar a los
espartanos, «no hay ninguna otra nación en el mundo que se atreva a levantar la mano en su defensa».52
Jerjes envió un emisario para negociar con Leónidas. Ofreció a los aliados su libertad y el título de «amigos
del pueblo persa», indicándoles que serían asentados en tierras más fértiles que las que ocupaban en ese
momento.53 Cuando Leónidas rechazó los términos, el embajador le volvió a solicitar que depusiera las
armas, a lo que Leónidas respondió con la famosa frase «Ven a buscarlas tú mismo» (en griego Μολών
Λαβέ, que literalmente significa «ven y cógelas»).54
Heródoto cuenta de la batalla, a propósito del gran tamaño del ejército persa, la famosa anécdota según la
cual, en palabras del autor, el más valiente de los griegos fue el espartano Diéneces, pues antes de
entablarse el combate dijo a los suyos que le habían dado buenas noticias, pues le habían dicho que los
arqueros de los persas eran tantos que «sus flechas cubrían el sol y volvían el día en noche, teniendo
entonces que luchar a la sombra » (ὡς ἐπεάν ὁι βάρβαροι ἀπιέωσι τὰ τοξεύματα τὸν ἥλιον ὑπό τοῦ
πλήθεος τῶν οῒστών ἀποκρύπτουσι, εἰ ἀποκρυπτόντων τὣν Μήδων τὸν ἥλιον ὑπό σκιή ἔσοιτο
πρὸς αυτούς ἡ μάχη καὶ οὐκ ἐν ἡλίω).55 Dienekes, y los espartanos en general, consideraban el arco
como un arma poco honorable, ya que evadía el enfrentamiento cuerpo a cuerpo.
El enfrentamiento se vio retrasado por una milagrosa lluvia torrencial. Y al fracasar la negociación con los
espartanos, la batalla se volvió inevitable. Sin embargo, Jerjes retrasó el ataque durante cuatro días,
esperando que los aliados se dispersasen ante la gran diferencia de tamaño entre los dos ejércitos, hasta que
se decidió finalmente a avanzar.56
Quinto día
Los detalles sobre las tácticas empleadas son escasos: Diodoro comenta que «los hombres se mantuvieron
hombro con hombro» y que los griegos fueron «superiores en valor y en el gran tamaño de sus
escudos»,62 lo cual probablemente describe el funcionamiento de la falange griega estándar, en la que los
hombres formaban una muralla de escudos y de puntas de lanza y que habría sido altamente efectiva si era
capaz de cubrir toda la anchura del paso.63 Los escudos más débiles y las lanzas más cortas de los persas
les impidieron enfrentarse cuerpo a cuerpo y en igualdad de condiciones con los hoplitas griegos.62 64
Heródoto afirma también que las unidades de cada ciudad se mantuvieron juntas, y que rotaban entre el
frente de batalla y la retaguardia buscando con ello prevenir la fatiga, lo cual implica que los griegos
contaban con más hombres de los que eran estrictamente necesarios para bloquear el paso.65 Según
Heródoto, los griegos mataron a tantos persas que se dice que Jerjes se levantó del asiento desde el que
observaba la batalla hasta en tres ocasiones.66 Según Ctesias, la primera oleada fue hecha pedazos con tan
sólo dos o tres bajas entre los espartanos.5
Según Heródoto y Diodoro, el rey persa, tras haber tomado la medida del enemigo, envió a sus mejores
tropas en un segundo asalto ese mismo día: los Inmortales, un cuerpo de soldados de élite formado por
10 000 hombres.62 64
Sin embargo, los Inmortales no lograron más de lo que habían hecho los soldados
enviados con anterioridad, fracasando en abrir una brecha en las líneas de los aliados.64 Los espartanos
parece que emplearon la táctica de fingir una retirada para después darse la vuelta y matar a los
desorganizados soldados persas que corrían en su persecución.64
Sexto día
En el sexto día, Jerjes envió de nuevo a su infantería para atacar el
paso, «suponiendo que sus enemigos, siendo tan pocos, estaban ya
incapacitados por las heridas recibidas y no podrían resistir
más».66 Sin embargo, los persas no lograron ningún progreso66 y
el rey persa finalmente detuvo el asalto y se retiró a su
campamento, totalmente perplejo.5
Estatuilla de Leónidas I siglo v a. C. Heródoto comenta que Jerjes envió a su comandante Hidarnes esa
misma noche junto con los hombres bajo su mando, los Inmortales,
para que rodeasen a los aliados a través del paso, partiendo de
noche. Sin embargo, no dice nada más sobre los hombres que comandaba.69 Los Inmortales habían
sufrido fuertes bajas durante el primer día de batalla, por lo que es posible que Hidarnes recibiera el mando
sobre una fuerza incrementada, en la que estuvieran los Inmortales supervivientes y otros soldados. Según
Diodoro, Hidarnes contó con una fuerza de 20 000 hombres para esta misión.70 71 El paso llevaba desde
el este del campamento persa a lo largo de la colina del Monte Anopea, lindante al Eta, por detrás de los
acantilados que flanqueaban el paso y tenía una ramificación que se dirigía a Fócida, y otra que bajaba
hasta el golfo Maliaco en Alpeno, la primera ciudad de Lócrida.72
Diodoro añade que Tirrastíadas, un hombre de Cime, escapó de noche del campamento persa y reveló a
Leónidas la trama del traquinio.70 Dicho personaje no es mencionado por Heródoto, para quien los
griegos fueron advertidos de la maniobra envolvente de los persas por desertores y por sus propios vigías.
Relata Diodoro que los soldados griegos se lanzaron a un ataque nocturno sobre el campamento persa, en
el que causaron una matanza y que Jerjes habría encontrado la muerte de haber estado en su tienda.73
Heródoto no menciona ese episodio. La fuente de Diodoro tal vez fue Éforo de Cime.
Séptimo día
Al amanecer del séptimo día (tercero de batalla), los focidios que guardaban el paso sobre las Termópilas se
dieron cuenta de la llegada de la columna persa por el crujido de sus pisadas sobre las hojas de los robles.
Heródoto dice que se incorporaron de un salto y ciñeron sus armas.74 Los persas quedaron sorprendidos al
verles correr rápidamente para armarse, pues no esperaban encontrarse con ningún ejército en ese lugar.75
Hidarnes temió que se tratase de los espartanos, pero fue informado por Efialtes de que no lo eran.74 Los
focidios se retiraron a una colina próxima para preparar su defensa asumiendo que los persas habían venido
a atacarles,74 pero los persas, que no querían retrasarse, les acosaron con flechas mientras continuaban su
camino, buscando su principal objetivo de rodear al ejército aliado.74
Cuando un mensajero comunicó a Leónidas que los focidios no habían podido defender el paso, convocó
un consejo de guerra al amanecer.76 Algunos aliados defendieron la retirada, pero el monarca espartano
decidió permanecer en el paso con sus guerreros.76 Muchos de los contingentes aliados eligieron en ese
momento retirarse o les fue ordenado hacerlo por
Leónidas (Heródoto admite que existen dudas sobre lo
que realmente ocurrió).76 77
El contingente de 700
soldados de Tespias, liderados por Demófilo, se negó a
retirarse con los demás griegos, y se quedó para
luchar.78 También permanecieron los 400 tebanos, así
como probablemente los ilotas que acompañaban a los
espartanos.75
o bien vuestra poderosa y eximia ciudad es arrasada por los descendientes de Perseo,
o no lo es;
Pues al invasor no lo detendrá la fuerza de los toros o de los leones, ya que posee la
fuerza de Zeus.
Proclamo, en fin, que no se detendrá hasta haber devorado a una u otro hasta los huesos.80
Sin embargo, dado que la profecía no hacía mención específica a Leónidas, parece una débil razón como
para justificar que cerca de 1500 hombres luchasen también hasta la muerte.79
La teoría que quizá ofrece más credibilidad es aquella que afirma que Leónidas eligió formar una
retaguardia con el fin de proteger la retirada del resto del contingente aliado.79 81
Si todas las tropas se
hubiesen retirado al mismo tiempo, los persas habrían podido atravesar el paso de las Termópilas
rápidamente con su caballería para luego dar caza a los soldados en retirada. Por otro lado, si todos
hubieran permanecido en el paso habrían sido rodeados y totalmente masacrados.75 Con la decisión de
una retirada parcial, Leónidas podría salvar a más de 3000 hombres, que podrían continuar la lucha más
adelante.81
También ha sido objeto de discusión la decisión de los tebanos. Heródoto sugiere que fueron llevados a la
batalla en calidad de rehenes para asegurar el buen comportamiento de Tebas en la guerra.24 Sin embargo,
y como ya Plutarco apuntó, eso no explicaría por qué no se les envió de vuelta con el resto de los
aliados.79 Lo más probable es que se tratase de tebanos leales que, contrariamente a la mayoría de tebanos,
se opusiesen a la dominación persa.79 Es probable que, por ello, acudieran a las Termópilas por su propia
voluntad y permanecieran hasta el final porque no podían volver a Tebas si los persas conquistaban
Beocia.75
Los tespios, por su parte, que no estaban dispuestos a someterse a Jerjes, se enfrentaban a la destrucción de
su ciudad si los persas tomaban Beocia,79 aunque este hecho por sí solo tampoco explica que
permanecieran ahí, teniendo en cuenta que Tespias había sido evacuada con éxito antes de que los persas
llegaran.79 Parece que los tespios se ofrecieron voluntarios como un simple acto de sacrificio, lo cual es
todavía más asombroso si se tiene en cuenta que su contingente representaba todos los soldados hoplitas
que su ciudad podía reunir.82 Esto parece un rasgo de los tespios: en al menos otras dos ocasiones en la
historia un ejército tespio se sacrificaría en una lucha a muerte.79
Final
Al amanecer Jerjes realizó una libación religiosa, esperó para dar a los Inmortales tiempo suficiente para
finalizar el descenso por la montaña, y luego comenzó su avance.60 Los aliados en esta ocasión avanzaron
más allá de la muralla para hacer frente a los persas en la zona más ancha del paso, intentando con ello
incrementar las bajas que pudieran infligir al ejército persa.60 Lucharon con sus lanzas hasta que todas
ellas estuvieron rotas por el uso y luego utilizaron sus xifos (espadas cortas).83 Heródoto cuenta que en la
lucha cayeron dos hermanos de Jerjes: Abrocomes e Hiperantes.83 Leónidas también murió en la lucha y
los dos bandos pelearon por hacerse con su cuerpo, consiguiéndolo finalmente los griegos.83 A medida
que se aproximaban los Inmortales, los aliados se retiraron y se hicieron fuertes en una colina tras la
muralla.84 Los tebanos, «se alejaron de sus compañeros y, con las manos levantadas, avanzaron hacia los
bárbaros» (según la traducción de Rawlinson), pero todavía mataron a algunos antes de aceptar su
rendición.84 El rey persa más tarde haría que los prisioneros tebanos recibieran la marca real.85 Del resto
de defensores, Heródoto dice:
Aquí se mantuvieron hasta el final, aquellos que todavía tenían espadas usándolas, y los otros
resistiendo con sus manos y sus dientes.
Heródoto84
Derribado parte del muro, Jerjes ordenó rodear la colina y los persas hicieron llover flechas sobre los
defensores hasta que todos los griegos estuvieron muertos.84 Cuando los persas se hicieron con el cuerpo
de Leónidas, Jerjes, furioso, ordenó que se le cortase la cabeza al cadáver y que su cuerpo fuese
crucificado. Heródoto hace la observación de que este trato era muy poco común entre los persas, que
tenían el hábito de tratar con gran honor a los soldados valientes.84 86
Tras la partida de los persas, los
aliados recuperaron los cadáveres de sus soldados y los enterraron en la colina. Casi dos años después
cuando finalizó la invasión persa, se erigió una estatua en forma de león en las Termópilas, para
conmemorar a Leónidas.87 Cuarenta años después de la batalla los huesos de Leónidas fueron llevados de
vuelta a Esparta, en donde fue enterrado de nuevo con todos los honores. Se celebraron juegos funerarios
anuales en su memoria.88
En 1939, el arqueólogo Spyridon Marinatos descubrió excavando en las Termópilas un gran número de
puntas de flecha de bronce de estilo persa en la colina Kolonos, lo que hizo que se modificaran las teorías
acerca de la colina en la que habían muerto los aliados, puesto que antes de la excavación se creía que se
trataba de otra más pequeña y cercana a la muralla. Finalmente, el paso de las Termópilas quedó abierto
para el ejército persa.89
Bajas
Según Heródoto, la batalla supuso un coste en vidas
Heródoto dice en un momento de su relato que murieron 4000 aliados, pero asumiendo que los focidios
que guardaban el paso montañoso no murieron en la batalla (como Heródoto insinúa), por lo que ese
número es probablemente demasiado alto; se puede estimar entonces un total de 2000 bajas.92
Por otro lado, el principal punto débil que ofrecía el campo de batalla elegido por los aliados era el pequeño
paso montañoso que transcurría en paralelo a las Termópilas, y que permitía que el ejército fuese
sobrepasado por el flanco y, por lo tanto, rodeado. Aunque probablemente este flanco no era practicable
para la caballería, la infantería persa podría atravesarlo con facilidad (y más cuando buena parte de los
soldados persas estaban familiarizados con la lucha en terreno montañoso).95 Leónidas era consciente de
la existencia de este paso gracias al aviso de los habitantes de Traquinia, por lo que posicionó a un
destacamento de soldados focenses para que lo bloquearan.36
No obstante, durante el transcurso de la invasión los ejércitos de Jerjes causaron serios daños a las ciudades
griegas y muchas de ellas fueron quemadas y arrasadas, como le sucedió a la propia Atenas, que fue pasto
de las llamas, incluyendo los principales templos de su Acrópolis.
Significación histórica
Desde el punto de vista militar, aunque la batalla no fue demasiado significativa en el contexto de la
invasión persa, sí que tiene alguna significatividad especial, basándose en lo acontecido durante los dos
primeros días de lucha. En efecto, la capacidad de los defensores se usa como ejemplo de las ventajas que
aporta el entrenamiento, el equipamiento y el buen uso del terreno como multiplicadores de la fuerza militar
de un ejército.106
La batalla de las Termópilas es una de las batallas más famosas de la antigüedad, referida repetidamente
tanto en la cultura antigua, como en la reciente y contemporánea. En Occidente, al menos, son los griegos
los que reciben las alabanzas por su actitud en la batalla.107 Sin embargo, y dentro del contexto de la
invasión persa, las Termópilas fue sin ningún género de dudas una grave derrota para los aliados, que
supuso desastrosas consecuencias para los griegos.108
Con todo, y como defiende el profesor Peter Green: «En cierto sentido, las victorias últimas de Salamina y
Platea no habrían sido posibles sin aquella derrota espléndida e inspiradora».109 Así pues, por el impulso
moral que le dio a los legitimistas griegos, fue una derrota, aunque resulte difícil de entender, hasta cierto
punto "necesaria".
Cualquiera que hubiese sido el objetivo de los aliados, es presumible que su estrategia no fuese la rendición
de toda Beocia y Ática a los persas.93 Por ello, probablemente no se puedan sostener las lecturas de la
batalla de las Termópilas en las que se considera un intento exitoso de retrasar la acción persa, dando
tiempo suficiente a los aliados para prepararse para la batalla de Salamina,110 111
ni aquellas que sugieren
que las bajas persas fueron tantas que supuso un gran golpe moral para ellos (sugiriendo que los persas
obtuvieron una victoria pírrica).93
La teoría según la cual la batalla de las Termópilas dio tiempo suficiente a los aliados para prepararse para
Salamina ignora el hecho de que la armada aliada se encontraba al mismo tiempo luchando y sufriendo
bajas en la batalla de Artemisio. Es más, comparado con el tiempo probable que transcurrió entre las
Termópilas y Salamina, el tiempo durante el cual los aliados fueron capaces de mantener la posición en las
Termópilas frente a los persas no es particularmente significativo.112 Parece claro que la estrategia aliada
era mantener bloqueados a los persas en las Termópilas y en Artemisio y que, al fallar en su objetivo,
sufrieron una dura derrota.93 La posición griega en las Termópilas, a pesar de encontrarse en una gran
inferioridad numérica, era casi inexpugnable.81 Si hubieran sido capaces de mantener la posición durante
más tiempo, es posible que los persas hubiesen tenido que retirarse por falta de agua y comida.94 Por ello,
y a pesar de las bajas, forzar el paso por las Termópilas fue una clara victoria persa, tanto desde el punto de
vista táctico como estratégico.81 La retirada con éxito de la mayor parte de las tropas griegas, pese a ser
una inyección de moral, no fue de ningún modo una victoria, aunque redujo un poco la magnitud de la
derrota.81
La fama de las Termópilas deriva por lo tanto no de su efecto en el resultado final de la guerra, sino en el
ejemplo inspirador que supuso.112 113
La batalla es famosa por causa del heroísmo de los soldados que se
quedaron en la retaguardia pese a saber que su posición estaba perdida y que se enfrentaban a una muerte
segura.107 Desde entonces, los eventos que tuvieron lugar en las Termópilas han sido objeto de alabanzas
desde multitud de fuentes.114 Una segunda razón que sirvió como un ejemplo histórico de un grupo de
hombres libres luchando por su país y su libertad:
Por ello, casi inmediatamente, los griegos contemporáneos vieron las Termópilas como una
lección moral y cultural crítica. En términos universales, un pequeño grupo de hombres libres
habían luchado contra un inmenso número de enemigos imperiales que luchaban bajo el
látigo. Más especialmente, la idea occidental de que los soldados decidían dónde, cómo y
contra quién luchaban contrastaba con la noción oriental del despotismo y la monarquía -
probándose la libertad como la idea más fuerte ante la mayor valentía mostrada por los
griegos en las Termópilas, atestiguada por las posteriores victorias en Salamina y Platea.115
Si bien este paradigma del «hombre libre» contra los «esclavos» podría verse como una generalización
demasiado burda, es sin embargo cierto que muchos comentaristas han usado las Termópilas para ilustrar
este punto.93
Consecuencias
Luego de la expulsión de los persas, las ciudades griegas tuvieron un arduo y costoso trabajo de
reconstrucción.93 Y pese a la lección del trabajo militar en conjunto, a los pocos años volvieron a estar
enfrentadas entre sí Atenas y Esparta. Después de 130 años de esta batalla, las polis griegas consideraron
retomar la idea de un plan de acción para liberar a las ciudades en Jonia y varias islas, en manos de Persia:
la Liga de Corinto (337 a. C.). Como continuación de las guerras médicas, fue una venganza de los griegos
por la destrucción sufrida, bajo el liderazgo de Macedonia (ex vasallo de los persas), donde emergió
Alejandro Magno para poner en marcha este plan, no solo liberando a Jonia, sino también Egipto,
arrebatándole la totalidad del imperio a la poderosa Persia hasta los confines de la India (334 al 323 a. C.).
Así fue como Persia dejó de existir como imperio definitivamente a manos de los griegos, sus antiguos
vasallos. Este es el período llamado helenístico.
Legado
Monumentos
Se han erigido diversos monumentos alrededor del lugar en el que tuvo lugar la batalla de las Termópilas.
Epitafio de Simónides
El poeta griego Simónides de Ceos compuso un conocido
epigrama que fue utilizado como epitafio en una piedra
conmemorativa colocada encima del montículo funerario
dedicado a los espartanos que lucharon en las Termópilas, en
lo que también es la colina en la que murió el último de
ellos.46 No obstante, la piedra original no se ha preservado
hasta nuestros días, sino que el epitafio aparece en una nueva
piedra que fue erigida en 1955. El texto, según Heródoto,
decía así:46
Epitafio con el epigrama de Simónides.
Ὦ ξεῖν’, ἀγγέλλειν Λακεδαιμονίοις ὅτι τῇδε
Monumento a Leónidas
En 1997 el gobierno de Grecia inauguró oficialmente un segundo monumento dedicado a los 700 tespios
que lucharon hasta el final con los espartanos. El monumento está erigido sobre una piedra de mármol, y
consiste en una estatua de bronce que simboliza al dios Eros, que era adorado en la antigua Tespias. Bajo la
estatua se puede leer en un letrero la leyenda «En memoria de los setecientos tespios».
El hombre sin cabeza simboliza el sacrificio anónimo de los 700 tespios por su país.
El pecho estirado simboliza la lucha, la galantería, la fuerza, la valentía y el coraje.
El ala en posición abierta simboliza la victoria, la gloria, el alma, el espíritu y la libertad.
El ala rota simboliza el sacrificio voluntario y la muerte.
El cuerpo desnudo simboliza al dios Eros, el más importante para los antiguos tespios, el
dios de la creación, la belleza y la vida.
El colorido relato de Heródoto ofrece gran cantidad de conversaciones e incidentes que son imposibles de
verificar, pero forman parte integral de la leyenda de la batalla. A menudo demuestran el estilo de hablar
lacónico e ingenioso de los espartanos.
Por ejemplo, Plutarco recoge en su obra Moralia, dentro de los dichos de las mujeres espartanas, que la
mujer de Leónidas, Gorgo, preguntó a su marido cuando este partía hacia las Termópilas qué debía hacer si
él no volvía, a lo que Leónidas contestó «Cásate con un buen hombre y ten buenos hijos».116
Heródoto también describe el momento en que la embajada persa es recibida por Leónidas. El embajador le
dijo que Jerjes le ofrecería ser el señor de toda Grecia si se unía él, a lo que Leónidas respondió: «Si
tuvieras algún conocimiento de las cosas nobles de la vida, os abstendríais de codiciar las posesiones de
otros; pero para mí morir por Grecia es mejor que ser el único gobernante de la gente de mi raza».117
Entonces el embajador le exigió más firmemente que depusiese sus armas, a lo que Leónidas dio su famosa
respuesta: Molon labe, «Ven y cógelas».118
Sin embargo, la frase de Leónidas no es la única frase de carácter lacónico que recoge Heródoto en su
relato. Según el autor, cuando un soldado espartano llamado Dienekes fue informado de que el ejército
persa era tan grande, y sus arqueros tan numerosos, que sus flechas eran capaces de «bloquear el sol», este
sin inmutarse contestó, «Todavía mejor (...) entonces lucharemos la batalla en la sombra».119
Tras la batalla, y de nuevo según Heródoto, Jerjes tuvo curiosidad acerca de qué era lo que los griegos
habían querido hacer (presumiblemente ante el número tan pequeño de fuerzas que habían enviado), e hizo
que unos desertores de Arcadia fueran interrogados en su presencia. La respuesta fue que todos los demás
hombres estaban participando en los Juegos Olímpicos y, cuando Jerjes preguntó cuál era el premio para el
ganador, la respuesta fue «una rama de olivo». Al escuchar esto, un general persa llamado Tigranes
exclamó, «¡Por los dioses! Mardonio, ¿qué tipo de gente son éstos contra los que nos has traído a luchar?
¡No compiten por riquezas sino por honor!».120
Fuentes
La fuente primaria principal en lo relativo a las Guerras Médicas es el
historiador griego Heródoto. Este autor, que ha sido calificado como
«El Padre de la Historia»,121 nació en el año 484 a. C. en
Halicarnaso, en Asia Menor (una zona gobernada por el Imperio
persa). Escribió su obra Historias entre 440 y 430 a. C., intentando
encontrar los orígenes de las Guerras Médicas, que por entonces
todavía eran un hecho relativamente reciente en la historia (las guerras
acabaron finalmente en 449 a. C.).122 El enfoque de Heródoto fue
una completa novedad, al menos en la sociedad occidental, y por esta
razón se considera que inventó la Historia tal y como la conocemos
hoy en día.122 El historiador Holland afirma sobre el particular que:
«Por primera vez, un cronista se propuso encontrar los orígenes de un
conflicto no en un pasado tan remoto como para que resultase
fabuloso, ni en los caprichos o deseos de algún dios, ni en una
afirmación del pueblo manifestando su destino, sino mediante Busto de Heródoto. Museo del
Ágora de Atenas.
explicaciones que pudiera verificar él personalmente».122
El historiador siciliano Diodoro Sículo, que escribió en el siglo i a. C. su obra Biblioteca histórica, en la
que también ofrece el relato de las Guerras Médicas, se basó parcialmente en el historiador griego Éforo de
Cime. Sin embargo, su relato es bastante consistente en comparación con el de Heródoto.128 Además, las
Guerras Médicas reciben la atención, con menor detalle, de otros historiadores antiguos, entre los que se
incluyen Plutarco y Ctesias, y aparecen asimismo en obras de otros autores, como en Los persas, del
dramaturgo Esquilo. Las evidencias arqueológicas, tales como la Columna de las Serpientes, también
ofrecen un respaldo a algunas de las afirmaciones concretas de Heródoto.129
Además, ese icono se ha extendido no sólo a la propia batalla, sino a la visión idealizada de los espartanos
que ha sobrevivido históricamente. Antes de la batalla, los griegos recordaban a los dorios, una distinción
étnica a la que pertenecían los espartanos, como los conquistadores del Peloponeso. Tras la batalla, la
cultura espartana se convertiría en un objeto de inspiración y de emulación.
Más recientemente, durante la Segunda Guerra Mundial la propaganda nazi, a través de la revista Signal,
comparó la Batalla de Stalingrado con lo sucedido en las Termópilas, un intento heroico de los occidentales
por detener a las hordas bárbaras. También los nazis llamaron «escuadrilla Leónidas» a los pilotos suicidas
que se lanzaban contra los puentes para detener el avance soviético en 1945.
La batalla de las termópilas es rememorada en el himno nacional de Colombia, en una clara analogía entre
los guerreros griegos y los soldados que participaron en las batallas por la independencia. Su novena estrofa
dice:
La batalla en el cine
El león de Esparta (The 300 spartans, 1962), dirigida por Rudolph Maté.
Jack and the Spartans, el episodio 12 de la 2.ª temporada de Samurai Jack, es una nueva
versión de la Batalla de las Termópilas, influenciada por el cómic 300 (historieta) de Frank
Miller
300, estrenada en 2007 y dirigida por Zack Snyder, basada en el cómic homónimo
mencionado más abajo.
La batalla en el cómic
En 1962, los autores argentinos Héctor Germán Oesterheld y Alberto Breccia tratan el
episodio de las Termópilas en una de las entregas de su obra Mort Cinder.
El dibujante y guionista Frank Miller creó una novela gráfica sobre la batalla titulada 300 en
1998,130 tomando como referencias el relato de Heródoto y la película El león de Esparta,
entre otras fuentes, para dar luego su visión de los hechos, mítica e idealizada,
separándose deliberadamente de ellos en aspectos como las indumentarias y armas
utilizadas.
Termópilas
Honor a aquellos que en sus vidas custodian y defienden las Termopilas. Sin apartarse nunca
del deber; justos y rectos en sus actos, no exentos de piedad y compasión; generosos cuando
son ricos, y también si son pobres, modestamente generosos, cada uno según sus medios;
diciendo siempre la verdad, mas sin guardar rencor a los que mienten.
Y más honor aún les es debido a quienes prevén (y muchos prevén) que Efialtes aparecerá y
pasarán, por fin, los Persas.
La batalla de las Termópilas es mencionada en el libro La caída de Reach, del autor Eric
Nylun, de la saga literaria «Halo», del nombre del mismo juego Halo (Halo (serie))
propiedad de Bungie Studios, que traducido se lee:
Un paisaje holográfico apareció en el aula. Los niños caminaron alrededor de las montañas y
colinas en miniatura y dejaron que la ilusión de la orilla del mar tocara sus botas. Soldados del
tamaño de juguetes marcharon hacia lo que Déjà les explicaba era Termopilas, una franja de
tierra entre las montañas y el mar. Miles de soldados marcharon hacia los trescientos que
vigilaban el paso. Los soldados pelearon: lanzas y escudos se astillaban, espadas destellaban y
salpicaban sangre.
Déjà les explico que los trescientos eran Espartanos y que ellos eran los mejores
soldados que alguna vez habían vivido. Los habían entrenado para pelear desde que
eran niños. Nadie podía vencerlos.
John miró, fascinado, mientras los Espartanos holográficos masacraban a los lanceros Persas.
En la canción titulada «40:1» de la banda sueca Sabaton sin embargo, el título junto con la
letra de la canción deja claro que compara las fuerzas polacas con la de los legendarios
300 guerreros espartanos en la batalla de las Termópilas. También en 2016, la banda lanza
el tema de nombre «Sparta», primer sencillo del álbum «The Last Stand» en la que hacen
referencia a la Batalla de las Termópilas.
La batalla de Wizna es conocida como la batalla de las Termópilas polaca ya que una
pequeña fuerza de este país resistió durante tres días en una pequeña área fortificada ante
un ejército alemán numéricamente muy superior antes de ser aniquilada.
El sitio de Castelnuovo es también conocida como la batalla de las Termópilas moderna
española. por la gran diferencia numérica entre el ya cansado ejército de elite conocido
como los Tercios españoles de menos de 5000 hombres contra el ejército imperial otomano
de 50 000 hombres.
Véase también
Heródoto
Batalla de Platea
Guerras Médicas
Guerra en la Antigua Grecia
Antigua Grecia
Esparta
Expedición de los Diez Mil
Alejandro Magno
Portal:Grecia. Contenido relacionado con Grecia.
Notas y referencias
Esta obra contiene una traducción derivada de «Battle of Thermopylae» de Wikipedia en
inglés, concretamente de esta versión (https://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Thermopylae?
oldid=330881064), publicada por sus editores (https://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Therm
opylae?action=history) bajo la Licencia de documentación libre de GNU y la Licencia
Creative Commons Atribución-CompartirIgual 3.0 Unported.
a. Una nota sobre la traducción: Ya sea de forma poética o interpretada, el texto no debería
leerse en tono imperativo, sino como una petición de ayuda aparte de un saludo para un
visitante. Lo que se busca en la petición es que el visitante, una vez deje el lugar, vaya y le
anuncie a los espartanos que los muertos siguen aún en las Termópilas, manteniéndose
fieles hasta el fin, de acuerdo a las órdenes de su rey y su pueblo. No les importaba morir a
los guerreros espartanos, o que sus conciudadanos supieran que habían muerto. Al
contrario, el tono usado es que hasta su muerte se mantuvieron fieles. Se puede traducir de
muchas formas, usando «Lacedemonia» en vez de «Esparta», sacrificando comprensión
por literalidad.
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