Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
En concordancia con lo que indica la NIA 240, el fraude es un concepto jurídico amplio,
pero, para efectos del desarrollo de un proceso de auditoría, el concepto que le compete
al auditor es el fraude que da lugar a incorrecciones materiales en los estados financieros,
es decir, a la identificación de aquellas acciones que hayan sido encaminadas a alterar la
información financiera de la organización, bajo el cometido de un interés particular.
Para el auditor solo deben ser relevantes dos tipos de incorreciones intencionadas: las
generadas por información financiera fraudulenta, y las causadas por la apropiación
indebida de activos. Es importante señalar que si bien el auditor puede presentar indicios
e incluso hasta identificar la existencia de fraude, no es de su competencia ni alcance
profesional determinar si se ha producido efectivamente un fraude desde un punto de
vista legal.
l auditor que realiza una auditoría de conformidad con las NIA es responsable de la
obtención de una seguridad razonable de que los estados financieros considerados en su
conjunto están libres de incorrecciones materiales debidas a fraude o error. Debido a las
limitaciones inherentes a una auditoría, existe un riesgo inevitable de que puedan no
detectarse algunas incorrecciones materiales en los estados financieros, incluso aunque la
auditoría se haya planificado y ejecutado adecuadamente de conformidad con las NIA.
El auditor es responsable de mantener una actitud de escepticismo profesional, teniendo
en cuenta la posibilidad de que la Administración y/o Gerencia eluda los controles y sean
los responsables de acciones fraudulentas que afecten los resultados auditados.