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Seminario san Buenaventura de Mérida

Catedra: Pentateuco
Estudiante: Fr. Cristian Terán
C.I. 25256387

LOS PATRIARCAS ENSEÑANZA Y ACTUALIZACIÓN EN EL NUEVO


TESTAMENTO

La etimología del vocablo patriarca se deriva de la traducción latina patriarcha


que proviene del griego antiguo πατριάρχης. La era patriarcal la define la Biblia
desde el patriarca Abraham hasta su nieto Jacob. Si bien los patriarcas son padres,
desde Adán hasta Noé, estos padres no entran en la era patriarcal de la Biblia. Los
personajes de Abraham, Isaac y Jacob, representan a los principales patriarcas.
Una pregunta que nos podemos realizar con respecto a estos personajes tan
importante para el pueblo de Israel es ¿Cuál es el sentido de los patriarcas o el
contenido teológico de esas narraciones que enseñanza nos quieren dar dichas
narraciones?, a esta interrogante no es fácil responder ya que hay distintas
tradiciones a partir de las cuales se realizan las narraciones de dichos personajes
como se verá más adelante. La forma más antigua de la historia patriarcal nos fue
transmitida en la frase inicial del antiguo credo de Dt 26, 50 Aquí se habla con estilo
lacónico del «arameo errante», que «bajó a Egipto y se hizo un gran pueblo» el
arameo es Jacob. 1

Para saber concretamente cual es la enseñanza general de dichas narraciones


es importante decir que cada uno de los materiales, que enriquecieron poco a poco
la historia de los patriarcas, provienen de ambientes y regiones muy distintos y, en
su origen, poseían sólo una validez local muy limitada. En cuanto al sentido
teológico de las narraciones patriarcales es muy importante saber que nadie nos
asegura que existía en los narradores el conocimiento de un solo sentido teológico
que englobara realmente la totalidad de las historias patriarcales2 Tal vez por esa

1
Gerhard Von Rad, Teología del Antiguo Testamento, Teología de las Tradiciones Históricas de
Israel, Ediciones sígueme (Salamanca 1982 )pág. 216
2
Gerhard Von Rad, Teología del Antiguo Testamento Pág. 218
misma razón en las narraciones de los patriarcas hay tantos relatos de tramas
complicados de entender, sólo porque los encontraron en la tradición y los juzgaron
dignos de mención por contener noticias de los acontecimientos que vivieron los
antepasados del pueblo.3 Por tanto vemos que la historias de los patriarcas se
representa la cultura y la vivencia del pueblo escogido por Dios y por tanto uno de
sus objetivo puede ser transmitir cuál ha sido su respuesta de ese pueblo elegido
para con Dios a través de la historia.

En cuanto a la procedencia de dichas tradiciones la Jacob se adhirieron


preferentemente a los santuarios del centro de Palestina: Betel, Siquem, Fanuel; las
de Isaac y Abraham en cambio procedían del sur, en especial de Berseba y
Mambré.4 Sin embargo a pesar de las aparentes diferencias de procedencias para
la construcción de estas narraciones que eran independiente en los orígenes posee
suma importancia para la teología bíblica. A partir de esas tradiciones se puede
reflexionar teológicamente muchas enseñanzas acerca de la obra salvífica de Dios
en la Humanidad. Sobre todo, las promesas hechas a los patriarcas son esenciales
para dichas enseñanzas.

Para comprender las enseñanzas de los relatos patriarcales debemos prestar


atención a la presencia de estos en las distintas tradiciones. Se observa como en la
fe Yahvista se reconoció en todo cuanto narraba las tradiciones antiguas acerca de
los patriarcas 5 estas historia no fueron narradas como un sentido puramente
histórico sino que era parte de la fe de un pueblo. Más que saber si estos hechos
pasaron o no lo importante es saber porque se relata aquello

Pasando ahora a la promesa a los patriarcas, en J y E posee un doble contenido, la


posesión de la tierra de Canaán y la descendencia innumerable, es frecuente
hallarlas juntas como si fuera una sola formula fija, o a veces solo aparece una sola
de ellas6, el cumplimiento de la promesa no iba destinado sólo a una pequeña
comunidad pre-mosaica, sino a todo el pueblo de Israel, que debía nacer de los

3
Gerhard Von Rad, Teología del Antiguo Testamento Pág. 218
4
Gerhard Von Rad, Teología del Antiguo Testamento Pág., 219
5
Gerhard Von Rad, Teología del Antiguo Testamento pág., 220
6
Gerhard Von Rad, Teología del Antiguo Testamento pág., 221
patriarcas. En el texto sacerdotal se le añade también el relato del Sinaí ya que Dios
no solamente le promete al pueblo una tierra sino ser también su Dios. se convierte
entonces Israel en el pueblo de Dios por la revelación de los mandamientos. Así
pues, la historia de los patriarcas, en su redacción actual, ha de interpretarse como
una disposición particular de Yahvéh mediante la cual llama a la existencia al pueblo
de Israel con el cual había realizado una alianza. Por tanto el símbolo dominante
utilizado por Israel para describir su relación con Dios es el de la Alianza.

En el nuevo testamento podemos ver como varias veces se acude al ejemplo de


las historias patriarcales para la predicación, ejemplo de esto es el apóstol Pablo.
Lo hacían sobre todo para referirse a la alianza de Dios con su Pueblo. Como es
sabido el pueblo no siempre fue fiel a dicha alianza, ejemplo de eso lo vemos en los
profetas que denuncian las infidelidades de Israel. Así el profeta Jeremías describe
una nueva alianza futura que estará escrita en el corazón y no en tablas de piedra
como lo fue la alianza del Sinaí.

En el nuevo testamento se cumple en plenitud la alianza que había hecho Dios


con su pueblo en la figura de los patriarcas, ahora lo hace en la persona de Jesús.
Sin embargo si la venida de Jesús desemboca en una nueva alianza eso no quiere
decir que «haya fallado la palabra de Dios» (Rom 9,6), sino que Dios lleva al pueblo
elegido a una nueva relación en la que la Ley es reemplazada por la fe que proviene
de la justicia divina, que en Pablo es siempre su misericordia. Según la perspectiva
de la historia de la salvación paulina, es Cristo el descendiente de las promesas de
Abrahán. La ley mosaica ha sido dada después de Abrahán, como una guía
transitoria y no para reemplazar a la promesa hecha a los patriarcas, que sigue en
pie a la espera de su cumplimiento en Cristo7

Pablo piensa que, en Jesús, el nuevo pueblo de Dios, encuentra la realización


de todas las promesas antiguas hecha al pueblo de Israel en la figura de los
patriarcas. Ejemplo de ello lo vemos en su carta a los romanos «Ellos son israelitas
y a ellos pertenecen el don de la filiación, adoptiva, la gloria, las alianzas el don de

7
G.BARBAGLIO, La teología de San Pablo, Secretariado Trinitario, (Salamanca 2005,)
p.282.
la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo,
según la carne» (Rom 9,4-5).

En los evangelios también se encuentran pasajes donde se habla de que Cristo


da el cumplimiento de dichas promesas y que es el, la alianza nueva y eterna, Mc
14,24 cita las siguientes palabras de Jesús en la última cena: «Esta es mi sangre
de la alianza, que es derramada por muchos» lo que pasa en la cruz es el
cumplimiento del juramento que Dios hizo a Abraham en el Monte Moria. En la cruz,
Jesús está actualizando la historia de Abraham sacrificando su amado hijo Isaac
(cfr. Gen22) la repetición de las palabras “padre” e “hijo” en la historia de Abraham
e Isaac, repetidas veces se le dice a Isaac que es el único y amado hijo de Abraham
(cfr. Gen 22:1, 12, 16). Como Isaac llevaba la leña para su propio sacrificio, y fue
atado al madero, así Jesús llevó su cruz y dejó que los hombres lo ataran a ella.
Abraham recibió a su hijo, libre ya de una muerte anunciada, “el tercer día” (cfr. Gen
22:4). El tercer día Dios Padre también recibió a su Hijo de la muerte (cfr. 1 Cor
15:4)

Por otro lado Cuando Pablo habla de la crucifixión, ocupa las mismas palabras
traducidas en griego: “Él ni siquiera perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros” (cfr. Rom 8:32). Y en la cruz, esa promesa a Abraham finalmente
es cumplida. Dios, en fidelidad a su promesa de alianza, ofrece Su amado Hijo
único, y así hace posible que todos los pueblos sean “hijos de Abraham” y herederos
de las bendiciones prometidas. El apóstol pablo hace referencia a esto en las carta
a los gálatas, el Hijo amado dio su vida para que “las bendiciones de Abraham se
extendieran a los gentiles” o sea todos los pueblos del mundo, los que no eran hijos
de Abraham por nacimiento (cfr. Gál 3:14). Por la fe en el Evangelio, por medio de
creer en Jesús el Mesías, el hijo de David y el hijo de Abraham, todos los hombres
y mujeres son hechos “los descendientes de Abraham, herederos de acuerdo con
la promesa” que Dios hizo a Abraham en Moria (cfr. Gál 3:29).

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