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Historiade

la literatura
argentina
2
Del Romanticismo
al Naturalismo

,
Centro Editor de América Latina
Dirección: Susana Zanetti
Sec:re1aría de redacción: Graeiela Beatriz Cabal
Asistencia técnica: Jorge Alberto Warley
Asesoramiento artístico: Osear D (az
Diagramación: Alberto Oneto, Diego Oviedo,
Silvia Battist essa
Coordinación y producción: NataHo Lukawecki,
Fe rm ín E. Márquez, Elisa Randa, Alejandro E.
Nicoletti, Gabriel Drogo.

~ 1980/ 1986
Ce ntro Editor de América Latina S.A.
J unin 981 - Buenos Aires
Hecho el depósito de ley
Impreso en la Argent ina
en: Litodar. Vi el 1444, Buenos Aires
ISB N Edición completa 95025 1601 X
ISBN Vol umen 2 95025 16125
r

,res de este volumen

Jose rlernández • María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo


' Martín Fierro · María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo .. - -
La generación del ochenta. Las ideas
\ y el ensayo * · Adolfo Prieto .":' •
Lucio V. Mansilla * , Rodolfo Vinacua : .' - S(,
La generación del ochenta. La
\ imaginación * Adolfo Prieto
'_a "prosa ligera" y la ironía. Cané
I Wilde * Sus ana Zanetti - ..'0'-... ..
01 natu ralismo y E. Camba ce res * Andrés Avellaneda
El ciclo de la Bolsa * Noé Jitrik
El teatro. Desde Caseros hasta el
,zarzuelismo criollo Luis Ordaz
I - ~ ~ _,,:,-
Los últimos románticos * Beatriz Sarlo
El folletín . Eduardo Gutiérrez Jorge B. Rivera :. '., .,
La poesía de Almafuerte * Roberto Corvalán Posse
Fray Mocho . El costumbrismo
hacia 1900 Eduardo Romano
Afirmación de la escena nativa , Luis Ordaz
El escritor y la industria cultural. El
camino hacia la profesionalización
- ; ....
(1810-1900) Jorge B. Rivera
FIOrencio Sánchez Luis Ordaz
Gregorio de Lafern'lre Luis Ordaz . - ?: ;

El ensayo positivista José Vazeilles

edición, 196:7/68
~ , .} ", '1

Martín Fierro
María Teresa Gramuglio y Beatriz Sarlo

Una nueva conciencia. - Un fo· rro un nuevo tipo de conciencia. La


lleto humilde en cuya portada puede mera yuxtaposición de las tres líneas
leerse "El gaucho l\l1artin Fierro~ por enumeradas no podría haber produ-
José Hernández", fue impreso en la cido ni la perdurabilidad estética ni
Imprenta de La Pampa en 18lZ. Sie- la fuerza d-e su denuncia. O para
te años después la libreria del Plata decirlo más precisamente: que la
presentó la primera edición, adorna- fuerza de sus contenidos sociales pro-
da con diez lálll.inas, de La vuelta de venga especialmente de su sorpren-
.Martin Fierro, del mismo autor. En- dente ajuste verbal y narrativo, in-
tre ambas un éxito de púhlico, que duce a pensar que José Hernández
no había tenido antecedentes en el modifica, a veces de modo radical,
Río de la Plata, ni por su extensión tanto la tradición en la cual proyec-
ni por su composición social. En ta inscribirse, inaugurada por Hidal-
"Cuatro palabras de conversa ción go, como la denuncia que compartía
con los lcctúrp:: ; ". qt!C' enca beza la con D iego Gregari o ele la Fuente, con
Vudta, Hernández informa que de Nicasio Oroüo, con Vicente Quesa-
la primera parte de su poema se han da, con Emilio Castro. Las flexio-
sucedido once ediciones, con un total nes particulares del programa social
de 48.000 ejemplares. Anuncia, al - las veremos en seguida- parecen
mismo tiempo, que del presen te fo- anunciar la peculiar inscripción de
lleto se tiraron 20.000 ejemplares. su poema en la gauchesca, y están
El hecho, que no dejó de despertar destinadas a confirmar, al mismo
la perplejidad de sus contemporá· tiempo, una comunidad cultural con
neos. altera con un so]o impulso la el conjunto de saberes, dedres y
relación entre las obras que hasta creencias rura les: la "sabiduria del
ese momento habían sido escritas en pueblo", reivindicada en el Martín
la Argentina (o por argentinos) y Fierro en oposición a la "ciencia" ur-
para las que los románticos Echeve- bana: Porque esto tiene otra llave /
rría y Gutiérrez habían propagardi- y el gaucho tiene su cencÍa.
zado el nombre de literatura nacio- Como palanca central de esta con-
nal. Ida y Vuelta de Martín Fierro ciencia más intensa de lo rural lite-
confirmaban a la vez la popularidad rario y sociológico, en el Martín Fie-
de una forma (que luego se deno- rro se elige un lenguaje. No se mi-
minaría gauchesca), la oportunidad metiza ingenuamente por el acopio
de una denuncia sobre la condición de interjecciones y modismos, ni por
social del gaucho, y la transforma- la prolijidad lexicográfica de accio-
ción literaria del saber y la experien- nes, costumbres, comidas y diversio-
cia rurales. . nes, con Ulla jerga rú stica que ha-
Cada una de estas tres lineas exis- blada por los gauchos significaría el
tían. antes de Martín Fierro por se- alma de " lo gauchesco" . La lengua
parádo y, en ocasiones, precariamen- del l\.1artin Fierro está constituida
te entrecruzadas. Pero su confluen- por un conjwlto no demasiado abi-
cia en el poema de Hernández pro- garrado de peculiaridades fonéticas,.
duce un efecto nuevo, a la vez lite- un puñado de arcaísmos y america-
rario e ideológico. Podría agregarse: nismos y una sintaxis que elude la
de ideología literaria, porque Martín subordinación. Se d'e fine esencial-
Fierro ' propone~ en una estructura men te por el sistema de metáforas
formal que no es la del realismo del (Hernández fue consciente de ello,
:;iglo XIX, una representación realis- como lo demuestra en sus prólogos),
ta. ¿Cómo se produce esta alquimia por el sistema de connotación, por
en. la escritura de un periodista y po- los desplazamientos de la ironía.
lítICO de segunda fila, militante casi El !VJ.a-rtin Fierro, construyéndose a
siempre en el bando de la derrota? partir de las convenciones de la poe-
Hay que presuponer en Martín Fie- sía gauchesca, las modifica por la
25
rec....locación de esas formas en una
nue~a ideología literaria y por la ex':'
plicitación de un programa social.
Se verán en seguida los cambios ope-
rados en la convención y los despla-
zamientos de sentimientos. ideas, ac-
titudes y enunciados. De ' este modo
el material del poema, al or ganizar
un sistema de ideas, una retórica, un
saber rural y rula lengua, se inscribe
en la tradición gauchesca de Hidalgo
a Ascasubi, pero diferenciándose de
ella. Al m ismo tiempo retoma los te-
mas que Hernández había expuesto
en sus artículos en El Río de la . Plata
( \tLo.:ic l ó; i,..L..iJ r v) , 'pr{Jpc.¡ 1...1vll':"i¡Jvle~
una fuerza demostrativa que se ge-
nera en las peripecia.s de la narra-
ción y en la perfecta .representación
iiteraria. Un nuevo tipo .de concien-
,·ja sobre el gaucho (y no sólo sobre
.. us desdichas, sino más globalmente
,obre lo rural ) se impone al público
culto después de la publicación del
:'I.1artin Fierro. Y es, precisamente~
sste nuevo tipo de conciencia la que
gana a sus oyentes rurales, los des-
tinataI~os de aquellos ejemplares del
folleto que, según la versión ya clá-
sica, lo compraban en las pulperías,
entremezclado con cajas de velas y
latas de sardinas.

Política y literatura: un sistema


/lustración de Roberto Páez ."Jara la de articulaciones. - La actividad
edición de MaJ:tin Fierr<> de· Centro política de Hernández a partir de la
Editor de América Latina. 1968 década de 1850 (véase el capítulo an-
terior ) , sus escritos sobre la cuestión
del gaucho y de la tierra, de la po-
litiea de fronteras y del indio, publi-
cados desde 1869 en El Río de la Pla-
ta, constituyen. los momentos de ~m
.sistema de mediaciones. En efecto:
Martín Fierro r esulta de la articu- ·
ladón literaria de este conjunto de
materiales. Ellos, al configurar un
diagnóstico, un programa y rul ideal
social orgánico, compnican al poema
una serie de ejes temáticos: el rura~
lísmo, la solidaridad social, el pr o-
yecto de una sociedad más equitati-
Cepo proveniente de Pergamino, vamente organizada.
prori'rzcia de Buenos Air.e.s. Los motivos~ los temas~ las figuras,
Museo Histórico N acianal los personajes del programa social de
Hernández son la materia del 111ar- . tos de El Rio de la Plata, pero e'
tín Fierro. Rastrearlos en sus escri- además una constante que sobrevive INSTRUCCION
tos periodísticos supone al mismo hasta la redacción de la Instrucción
tiempo detectar la fle.,,¿ón p.articular del estanciero. La perspectiva según
que el liberalismo ~eviste en el pen- la cual las necesidades e intereses ESTANCIERO
samiento de Hernandez, al smtch- de la comunidad rural no coinc~den
za.-rse con tendencias paternalistas y con los del gobierno urbano, y de
democratizantes, en un espacio his- que éste tiene la obligación política
TRATADO COMPLETO
tórico donde la sociedad rural man- y moral de atender a los reclamos
tenía un peso decisivo. El sistema del campo, es central en el diagnós- LA PLANTEACION

de mediaciones, que se extiende des- tico y en el programa de Hernández.


de el federalismo reformista en po- Esto confiere un sesgo particular a M!![JIl nE 11\ E.mClE(lllmll O, CJIIrO
lítica al diagnóstico social sobre la su liberalismo. Por un hdo escri- CJ;IJ &EI1tlEru m m, mUI nULU!
situación del gaucho y la campaña be: "Gobernar no es comerciar, es
(más aun, la forma peculiar en que simplemente administrar dentro dE' JO~ E H E RNANOr:Z

"e amfl lgHman la s idp8" dí" mnoprnl- las lo)'es. Pe!"cibir im pu'~'sto", }" ap!i
dad con los elementos de cultura . carlos a la marcha reguiar de los po-
campesina arcaica), diseña el perfil deres, que consiste en IDBilltener el
de Hernández y es el soporte ideal orden público: hacer justicia~ garan- :. . .'
de la peculiar estructura lógica y tir el ejeI"cicio de los derechos comu- . • ¡
afectiva del iVIartin Fierro. La ecua- nes y pI"opender a que la iniciativa
ción clásica de HEcheverria + Al- individual encuentre en la libertad ...........,.u
berdi" con que se definió el pensa- el poderoso resorte de su desenvolvi- c: •• , • • " .......... . . . . _ ~

miento hernandiano, requiere algu- nriento" ("La división de la tierra".


nas precisiones que permitan captar septiembre de 1869) . Pero esta afir-
la textura de ideas, de actitudes, de mación, en la tradición alberdiana. Partack de le primera edición de la
impulsos sociales que, presentes en de independencia de la sociedad civil Instruccíón del Estanciero
el discurso periodístico, constituirán respecto del Estado, concebido en
una de las claves del Martín Fierro. una e.-xpresión mí.ni.ma- ideal, se como
Los escritos periodísticos proporcio- bina (y esta combinación hace posi-
nan un diagnóstico sobre la condi- ble el Martín Fierro) con la convic-
ción del habitante de la campaña ción de que las instituciones liberales
que incluye varias líneas argumen- no bastan: "Es n ecesario secundar
tales: la ley y su aplicación desigual su espíritu progresista" . En esta pro-
en la ciudad y en el campo, la polí- posición está todo el programa que
tica de tierras públicas, la política desarrollará Hernández. La cuestión
inmigratoria, la cuestión indígena y es cómo ha concebido esa tarea cla-
el servicio de fronteras. Estas líneas ve de "secundar su espíritu progre-
;e organizan en un sistema de opo- sista".
siciones que puede resumirse en dos Hernández tiene UD modelo de rela-
parejas de conceptos descriptivo-va- ción con los indios (su propio modelo
lorativos: derechos naturales del ha- de "conquista del desierto" que no
bitante de la campaña versus arbitra- es ni el del contingente, ni el de Al-
riedad del gobierno de las ciudades; 'iina, ni el de Roca ) . "Nosotros DO
y desorden social versus ideal social tenemos el derecho de expulsar a los
orgánico. A su ve~ puede detectarse indios del territorio y menos de ex-
otro sistema de figuras cuyos con- terminarlos", escribe en "¿Qué civi-
flictos son tema central en el Martín lización es la de las matanzas?". L!l
Fierro: este sistema opone al gaucho civilización no da otro<; derechos, dis-
(al habitante de la campaña) frente curre Hernández, que los que son
al pueblero, a la autoridad, al gringo compatibles con su cultura y su pro-
y al indio. greso. Y es precisamente el progre-
El ruralismo se articula en cada uno so el que finalmente someterá al in-
de los temas sociales de los escri- dígena, integrándolo a la sociedad
nacional. Es necesario reconocer que propiedad agraria burguesas y peque-
el programa hernandiano respecto ño burguesas) quedaba enfrentada a
del indio debe ser leído junto con el la que en definitiva fue la forma de
sistema de juicios, comprobaciones, propiedad en el campo argentino. La
tradiciones y prejuicios que el Mar- dispersión de Fierro y de sus hijos
tín Fierro exhibe sobre este punto. en el Canto 33 de la Vuelta es la me-
El ruralismo hernandiano es el fac- táfora del programa incumplido de
tor que enlaza su programa social José Hernández. Con los elementos
con los sentimientos que la comuni- que lo constituyen Hernández tejió
dad campesina -primer objeto de el revés de la trama de la suerte de
las incursiones indígenas- nutría su personaje: Martín ~ierro: que
frente a los indios. En este sentido, vuelve del desierto a ver si lo dejan
como en algunos otros, la ideología trabajar, sólo tendrá ante sí el des-
de Herná ndez revela su carácter tino de peón de estancia. Sin duda,
compuesto y heterogéneo, hechura ese año de 1879, en el que Hernán-
Je Pi"Ü~ \.o~lJio s gene.rales, programas cfp :7. redonne(i su programa rural (di -

específicos, y actitudes, sentimientos visión de la tierra pública, entrega


o prácticas que son parte de la tra- de las extensiones ganadas al indio
ma del mundo rural. a Jos soldados que las defendieron:
Este modelo abigarrado se repite en púJítica racional de inmigración vin-
sus opiniones sobre la inmigración. culada al reparto de tierra) es el que
Polemizando con El Nacional, que marca el momento más profunda-
sostenía la tesis npicamente liberal mente reformador de sus ideas. El
de que la inmigración en sí misma momento, por otra parte, utópico: su
y sólo amparada por las institucio- programa no encontraría en la Ar-
nes es un factor positivo para la re- gentina un sector que, desde el Es-
pública, Hernández opina que la mi- tado, pudiera realizarlo.
5ión del Estado no se agota en la "La ciudad y la campaña", titulo de
Ponada de la edición critica de supervisión del cumplimiento de las uno de los artículos de Hernández
Carlas Alberto Leumann del publicado también en 1869, señala
M anín Fierro: 1945 disposiciones legales. Es más, la in-
migración puede llegar a convertirse otro de los ejes que tematizará en
en un factor negativo si los gobier- sus propuestas de reforma y que, co-
nos no enfrentan una cuestión fun- mo motivo, pasará al Martín Fierro.
damental: la carencia de una polí- Si en las décadas anteriores a Case-
tica progresista de la tierra pública ros, discurre Hernández, la campaña
está en el origen de la concentración sublevada impuso su fuerza a la ciu:'
de inmigrantes serruocupados en las dad, luego, en 1860, "la ciudad se
ciudades. Sólo la división en peque- levantó, henchida de fuerza, para
ñas parcelas y su entrega a quienes imponer a la campaña sus leyes re-
deseen explotarlas podrá contribuir presivas". Esta venganza de la ciu-
a plantear correctamente tanto el dad es, en opinión de Hernández, la
problema de los contingentes inmi- negación de los principios de libera-
gratorios como el más grave, en su lismo político por los que se luchó
opinión, de la indigencia de los hijos hasta entonces. El país se le apare-
del pals. La división de la tierra pú- ce desdichadamente desmembrado, y
blica hubiera tenido como consecuen- opuestos los intereses rurales a los
cia, según el programa de Hernán- urbanos. El ciudadano pobre o rico
dez, la constitución de una capa de de la campaña es un ciudadano de
campesinos independientes del lati- <:egunda categoría, a quien no le son
fundio y del arrendamiento. Desde reconocidos sus derechos constitucio-
este punto de vista la propuesta de nales de igualdad ante la ley. La:
Hernández (que combina su preocu- prueba de este crimen que hiere en
pación por la organización armónica profundidad a la sociedad argentina
de la sociedad rural sobre bases de es la institución del contingente, for-
mado exclusivamente por mjos de la
campaña, quienes se hacen cargo por
completo del servicio de fronteras
para la defensa frente al indio.
Hernández, preocupado por el desti-
no del gaucho que es carne de can-
tón, donde padece la miseria y el
castigo arbitrario, proyecta en la ini-
quidad del servicio de frontera una
causa de futuros males nacionales:
"¿Y habremos de consentir que se
perpetúe la injusticia, la causa de un
antagonismo fatal, que puede pro-
ducir mañana tremendas complica-
ciones?" El ideal de una sociedad
armónica (consigna que se hace pre-
sente también en el Martín Fierro)
donde el gobierno repare las injus-
ticias y las oposiciones que des-
membrarán fatalmente al cuerpo na-
cional es otra de las flexiones parti-
culares del liberalismo hernandiano.
Su paternalismo (Pero también los
------=-~--~~~~ que mandan / debieran cuidarnos al-
Portado. de la edición de Martín go) pertenece al horizonte cultural
Fierro, comentada r anotada por del mundo campesino. El ideal de
Ekuteno F. Tiscornia, Coni, 1951 una sociedad organizada, donde la
justicia intervenga activamente en
la reparación de las desigualdades
insoportables, tiene sus raÍCes en esa
versión atenuada del Estado liberal
que reivindica en sus intervenciones
periodísticas José Hernández. Es en
nombre de los principios liberales
que se exige la igualdad ante la ley,
iguales deberes e iguales derechos
para la ciudad y el campo, pero la
concreción de estos principios articu-
la la imagen de un Estado que pro-
teja los derechos del habitante rural,
y, entre ellos, los del gaucho. "De-
rechos na turales anteriores a toda
ley humana": la manera como Her-
nández concibe estos derechos, el lu-
gar que ocupan en su intervención
política de la década de 1860, es lo
que caracteriza su pensamiento co-
mo una versión ruralizada, paterna-
lista en ocasiones, del liberalismo.
Ida y Vuelta de Martín Fierro te-
matizan esta trama de ideas. En la
Ida, como en los escritos de la dé- Ilustración de Juan Carlos Castagnino
cada de 1860, el tona de la denuncia para la edición popular de Martín Fierro
puede ser más neto, pero la Vuelta, de Eudeba. 1962
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que desemboca en una nueva disper- una culminación o momento de apo-
sión, no deja dudas de que globa!- geo, señalado por el Martín Fierro
mente la visión del mundo de Her- considerado el punto más alto de la
nández y su diagnóstico de los males curva. Como la naturaleza es infle-
que estaban -asolando la campaña xible, a ese momento culminante de-
bonaerense habían conservado sus be seguir una declinación, y a tan
elementos más estables. Una nueva triste etapa del proceso quedan rele-
conciencia precisamente de los ma- gadas obras posteriores como el San~
les de la sociedad argentina, que el tos Vega de Obligado, Don Segundo
1n.ero enunciado de las instituciones Sombra de Güiraldes y, a veces
liberales no había remediado. Nue- "Biografía de Tadeo Isidor o Cruz';
va conciencia que, por lo demás, ha- de Jorge Luis Borges, todas repre-
bita en un hombre de las filas rura. ' sentativas de la literatura gauchesca
les pero no oligárquicas, un miem- en lengua culta. Este esquema de
bro segundón de la élite política que corte organicista refleja en la his-
o;, iendo periodista y, en ocasiones, sol- toria 1iteraria una concepción tam~
dado, elige la forma gauchesca para bién organicista de la "vida" del gau-
condensar literariamente los temas cho como grupo social, que es asi-
de su denuncia y su programa social. milada a una vida humana, con su
nacimiento, desarrollo, apogeo, deca-
Martín Fierro y la gauchesca. - dencia y muerte inexorables, ajenos
En el sistema .literario argentino a los ~vatares de la historia.
existe un con.t unto de obras que sue- El Martín Fierro es, por cierto, una
1('11 ser agrupadas bajo el nombre ge- cu!mínación, pero no en ese sentido
nerico de "gauchescas". Esta deno- que habitualmente se le adjudica, ya
T apa de la edición popular de minación eneu bre una gran varie- que no realiza con mayor perfección
_ !artin Fierro. Eudeba, 1962 dad de clasificaciones que indica las el modelo de gauchesca que se iría
dificultades inherentes al manejo de gestando según una curva de "pro-
ese material. Algunas de ellas ya greso" del género. Antes bien, pro-
han sido consignadas en otro lugar pone sus variantes y diferencias den-
de esta obra y se establecen tenien- tro de un conjunto que, más que
do en cuenta el lenguaje utilizado, seguir una evolución natural, da
las formas de transmisión, los temas, cuenta de las tensiones y actitudes
el tipo de autor y muchos aspectos que aparecen frente al material gau-
formales de su construcción. chesco, y de la intencionalidad que
No obstante esta diversidad de clasi- anima la selección de los recursos
ficaciones, y como contrapartida de que el sistema ofrece.
ella, las historias de la literatura ar- En 1872 el sistema de la gauchesca
gentina reúnen bajo el nombre ge- ya está constituido. Lo define un
nérico de literatura gauchesca un conjunto de fó.r mulas, tópicos y te-
grupo de obr as en prosa y en verso, mas que han sido muy bien sinte..
cuyo lenguaje a veces, y cuyo tema tizados por Jorge B. Rivera en La
.siempre, tienen que ver con el ám- primitiva literatura gauchesca: pre-.
bito rural y la presencia del gaucho dominio de la forma "diálogo", en la
como protagonista. De este modo, que se reúnen la mayor cantidad de
por encima de la cronología y de los "requisitos gauchescos", y dentro de
estilos, se ha delimitado un campo ella un grupo de convenciones que
- suele constituir un punto especial se reiteran en los diversos cultores
en n uestros programas de literatura del género (fundamentalmente el ri-.
argentina- en el cua.!' Martín Fie- tual del encuentro, que inclu ye fór-
rro halla su inserción, y que es con- mulas fijas de salutación, alusiones
cebido como uria especie de ciclo na- al caballo, ofrecimiento de mate, ta-
tural: "orígenes" . de la poesía gau- baco y bebida, quejas sobre la situa-
chesca, "desarrollo". al que sigue ción política o personal), y que sirve
.'

para permitir la iniciación del relato


de cada personaje. Visto desde esta
óptica.er Fausto de Estanislao del
Campo ( 1866) es una verdadera sID-
tesjs de estos motivos- aunque trans--
formada en un divertimento y des-
pojada de todo. alean?, de prot~
política o de militanCIa. Y esto úl-
timo es otro de los rasgos que carac-
terizaron la gauchesca, ya que la
simple elección de los temas y el
lenguaje rústicos, más allá de lo for-
mal o de lo estrictamente lingüísti-
CO: estuvo casi siempre ligada a op-
ciones que d""bordaban el campo li-
terario para remitir a lo poli tico.
Una primera diferencia aparece de
manera explicita el;! la Carta-prólo-
go de Hernández a Zoilo Miguens,
en la primera edición de El gaucho
l' {artín Fierro: "Quizá la empresa
hubiera sido para mí más fácil y de
mejor érito~ si sólo me hubiera pro-
puesto hacer reír a costa de su igno-
rancia, como se halla autorizado por
el uso en este género de composicio-
nes __ . " y más adelante agrega:
Martín Fierro no va a la ciu-
dad a referir lo que ha visto y ad.!ni-
rado en un 25 de Mayo u otra fun-
rión semejante .. . sino que cuenta
sus trabajos, sus desgracias, los aza·
res de su vida de gaucho, y Ud. no
desconoce que el asunto es más di·
fícil de lo que muchos se lo imagi·
narán". Diferencia, dificultad para
resolver literariamente: estos datn".
asumidos y explicitados por Hernán·
dez, permiten suponer que era cons· "I-a (·or ra/:'. J. L. Palliere
riente de la presencia de la gauches-
ca como sistema constituido, o al
menos de sus predecesores inmedia-
tos en el género, de los que se separa
para conectarse con otras formas li-
terarias.
En la retórica de la gauchesca, las
férmulas rituales del encuentro fun-
cionan como un indicador preciso:
m~can el género, informan que
qUIenes se encuentran son dos pai-
sanos, dos gauchos, que se disponen
a "dialogar", o sea que uno de ellos
(o cada uno de ellos) contará algo
al otro. Este ceremonial enmarca el

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relato y lo hace posible, y su reapa- que los temas que constituían el re-
rición espaciada, en forma de co- pertorio de esos antiguos cantar~
mentarios o de convites, lo realimen- gauchos se asemejan muchísimo ¡;
ta, permitiendo que se reanude o que los de Martín Fierro. Permite infe
Las prosas de la palabra pase de uno a otro per- rir, además, que la utilización de lé
sonaje. Nada de esto se encu,entra primera persona era frecuente, nI
José Hernández en Martín Fierro, donde el tradici<>- tanto porque los cantores narrarru
nal encuentro es reempl aza do por sus propias aventuras, sino porque l
una situación de discurso que dibuja fórmula exigía que el cantor contar
de otro modo las figuras del emisor como efectivamente vividas por (
Prosas del Martín Fierro es el título con y del r eceptor, y que acerca el poe- una serie de aventuras más o. mene
el que Antonio Pagés Larraya publicó ma a formas que aluden a la orali- tipificadas. Al r econocerse esta f
un largo estudio sobre las ideas de dad de la transmisión. Estamos en liación, Martín Fierro se conecta ce
Hemández en sus trabajos periodistícos y presencia de un texto escrito que al formas anteriores, más populares, )
so conflueücia en Martín Fierro. presentarse como dicho (cantado y gadas al canto oral, que a su VI
junto con una selección amplia de articulos, contado) r eproduce la situación del tienen tópicos y m otivos del canci
intervenciones parlamentarias sobre la antiguo gaucho cantor ante su au- nero popular de raíz hispáuica.
CtIestíón capital y algunas páginas de la ditorio o la de lectura en voz alta
Instrucción del Estanciero. Este Ningún ritual de encuentro hace I
a un grupo de oyentes analfabetos_ sible el relato en Martín Fierro,
volumen aporta el conocimiento de
materiales hasta entonces dispersos en Rodolfo Borello trae a colación una al iniciarse el poema ni cuando
periódicos o, como en el caso de Vida del cita del Facundo que, a su juicio, encuentros, e~ectivamente~ OCUlTl
"nos da un cuadro asombrosamente La-aparición de Cruz se inserta
Chacho, bajo la fonna de foUeto; el
revelador de cuál era la situación de la historia como una exigencia de
material parece índispensable para uoa .
descripción del programa político y SOCial esas formas poéticas en 1840". Dice acción, como un nudo argumeD'
hernandiano. Años después, Adolfo Sarmiento: "El cantor mezcla entre fo rtuito y car gado de dramatismo,
sus cantos heroicos la relación de sus medio de la pelea con la partida.
Prieto, presentó otra selección, en la que
propias hazañas _ Desgraciadamente, simple indicación "CRUZ" al en
junto a muchas páginas de Prosas . .. ,
se agregan algunos artículos publicados el cantor, con ser el bardo argentino, zar el Canto X señala el cambio
no está libre de tener que habérselas narrador y sirve para irriciar otro
en La Capital de Rosario.
con la justicia. T ambién tiene que lato personal. Esta característic,¡
Ambos volúmenes se abren con la Vida dar cuenta de sendas puñaladas que hace aún más evidente en la VUI
del Chacho, publicada en El Argentino de ha distribuido, una o dos desgracias donde los encuentros ocurren o
_ Paraná en 1863. A la exaltación del (¡ muertes! ) que tuvo, y algún caba- narrados en una situación típic,¡
caudillo asesinado y la execración de sos llo o muchac ha que robó_ El año '"relato enmarcado", en la que s·
asesinos (Sarmiento es marcado como 1840, entre un grupo de gaucbos y configurando un ttuditorio reprE
principal responsable) se une al proyecto a orillas del majestuoso Paraná, es- tado: Martin Fierro narra en la
de suscitar el pronunciamiento g~l g!:!!e!':i! taba sentado en el suelo y con las perla el encuentro con sus hijos,
Urquiza, recluido en su palacio de San piernas cruzadas un cantor que tenía recen P icardía y el Moreno,
José y alejado, a juicio de Hemández, de azorado y divertido a su auditorio un público presente que escuch
la causa nacional, que debía seguir con la larga y animada historia de relatos. Martín Fierro añuncia
encabezando. Esta Vida señala uno de los ,I sus trabajos y aventuras. H abía ya su s hijos van a cantar: Están ro
momentos decisivos de la campaña de I contado lo del r apto de la querida, ¡os presentes, / y yo ansioso P{
Hernández contra la política de Mitre, I con los trabajos que sufrió; lo de la cuenten / Lo que tengan-que e
aun cuando sea Sarmiento el acusado de desgracia, y la disputa que la moti- (final del Canto 10 ) _ Me paree
ejecutor moral del asesinato. Pero VÓ; estaba r efiriendo su encuentro el muehaclw / Ha templau y
la patética biografía militar del Chacho, \ con la partida y las puñaladas que dispuesto_ / Vamos a ver qué
un soldado acostumbrado a la derrota, en su defensa dio; cuando el tropel hace. / y juzgar su desempeño
primero frente a Rosas y luego por los
ejércitos que ha enviado Buenos Aires
al interior, es casi un símbolo del bando
I y los gritos de los soldados le avisa-
ron que esta vez estaba cercado .. . "
El dramatismo con que Sarmiento
del éanto 11 ). Estos sucesivos
cios culminan con la incorpOJ
de los r elatos del llijo Mayor
de los vencidos al cual Hemández, presenta esta estampa del cantor, ha- Canto 12 y del Hijo Segun
federal urquicista primero, jordanista \ el Canto 13_ El relato de Pi
ciendo coincidir la narración de la
después, perteneció hasta mediados de la pelea con la aparición ·'verdadera" y la irrupción del Moreno,.
década de 1870. \ de la partida, no impide observar ciados por un narrador. se Vll
Los artículos publicados en La Capital,
en 1868, en especial '/Los sucesos
de Corrientes y la prensa anarquista" y
" Tres proposiciones" Son otro momento
de su -campaña antimitrista.
Hernández, que había participado en el
gobierno correntino de López, derribado
por una asonada mitrista, y que luego
militaría en contra de la c2fldidatura de
Sarmiento, marca a fuego las
actividades de los partidos liberales
mitristas en el litoral y en la mesopotamia:
UEI pobló de cadáveres iluestras
campañas con sangrient2s intervenciones
cnnéiaas: hol!f f;¡ 'c'lbe!'?ní2 de !as
provincias con atentatorias o farsaicas

I intervenciones pacíficas; consintió en la .


bárbara persecución de que durante su

'\.1
gobierno ha sido objeto el partido
federal ¡ hizo enmudecer la prensa libre
desterrando a los que levantaban su
voz para pedir justicia contra los
, atentados; sancionó el tratado de la T riple
\/ I Alianza contra las conveniencias y contra
el sentimiento nacional; precipitó al
ti país a la guert"a con el Paraguay y ha
I
,
\ permanecido 3 años al frente del ejército
f para hacer conocer su impericia e
incapacidad militar ". A esta misma serie
I pertenece su artículo " El Rosario debe se r
la capital de la República" (La Capital.
I " de julio de 1868) que, aunque
originado como los restantes en los
avatares de la lucha política, tiene un
mayor contenido doctrinario. El eje de
su ru.'gumentación gira sobre la necesidad
de contrabalancear el peder de Buenos
Aires y de sus partidos locales mediante
la pl'esencia, en Rosario, de las
autoridades nacionales. Hernández
comprende con claridad que la clave para
la organización institucional de la
república es arribar a una situación
estable respecto de las aspiraciones de
hegemonía nacional de las fracciones
dominantes porteñas. Un límite a
estas aspiraciones sería, en su opinión, la
,ede de la capital lejos de las
presiones diarias de la política bonaerense,
y la independencia del distrito federal
respecto de la sede de las autoridades
provinciales. En 1880, cuando se discutió

.'
Angei Vir.ente Peñaloza. el Chocho. la cuestión capital, la situación
, ,
;>clftica nacional había cambiado lo • también con la historia. No se pue-
m:ficiente como para que la defensa ae de dejar de notar cómo este encuen-
tro en la pulpería se asemeja a otros
Bnenos Aires como capital de la. LA VUELTA e-ncuentros de larga tradición litera M
IqJÚblica pudiera ser realizada, en la
Lcstislarura bonaerense, por el t ia como los en cuentros en ventas y
c~os de las novelas de av entura~,
~o Hernández.
La año más tarde, en 1869, y ya Buenos
Ai:res, Hernández comienza a editar
MARTIN FIERRO en los que cada p ersonaje cuenta su
historia para que luego se descubra
que se vinculan entre si. En l'vl artín
g¡ diario El Río de la Plata, cuyo JOsf: l[EB:\".\:\"DEZ
Fierro Picardía r esulta hijQ de Cruz,
programa, redactado al parecer per Guido )' el Mor eno, hermano del n egro a
r Spano. resumía una seri~ .de quien Martín Fierro dio muerte en
posnuaci o~ Hbcr:!!-democl'af lcos: la primera }Jarte. La lejanía de eSM
amonomia de las municipalidades; t(' mod elo hace qu e no se lo perciba
diminaCÍón del contingente de· frontera; de lnmedia lu l...úr...iU f Ór I!lll l ", rptórica
elección popular de los jueces de paz, -sobre todo para el público de Mar-
comandantes y consejeros escolares. Los tín Fierro, seguramente n ada fam:i-
artículos de la pluma de liarizado con aquellas novelas- y
H ernández, centrados en la defensa del por eso conserVa un mayor efecto
habitante de la campaña, critican de realidad en comparación con el
sistemáticamente el servicio de frontera y código retórico de la gauchesca, CUM
las desigualdades jurídicas y políticas yas fórmulas estaban más presentes.
que convertían al hombre de campo en Además, se emparenta con otra eta-
"""'l. "",,1 U II UII IU ,UTI. c.a. r....ri. t1
un entenado de la sociedad nacional.
pa literaria en que la lectura en voz
En 'Wjos y. entenados", "La alta era frecuente debido a la escasez
ir.it61icla se suprime, no se disminuye", de libros y a la cantidad de analfa-
"El servicio militar y los pobres", betos.
"¿ Qué civilización es la de las matanzas?" La difer encia a puntada tiene que
se articula, bajo diversas formas y Portada de la primera edición de ver con el mayor realismo del poe M
argumentos, una misma pregunta: La vuelta de Martin Fierro ma. Los p ersonajes, que en la gauM
,.r¿qué contradicción tan monstruosa es chesca son indifer enciados y perfec M
esa que convierte al ciudadano de la' tamente intercambiables (otro signo
campaña en guardián de los intereses de retórico del género ) , ingre san en
la capital, más que de los suyos Martín Fierro con indicadores de
propios?" verosimilitud que les confieren una
Las soluciones propuestas por "personalidad" mucho más definida.
Hernández exigían una política de A sí, las hi~torias personales se i~ser­
colonización del desierto, en vez de la tan en la Pistoria general, enrIque-
línea de fronteras tal como se ]a concebía ciéndola. reproduciéndola o amplián-
entonces. En lugar de contingentes dola co'¿ nuevas · experiencias · y ám-
formados por paisanos arrancados de su bitos.
hogar, que aportaban no sólo su condici6n Dentro del sistema de la literatura
de milicos sino la de mano de obra gauchesca A1. artÍ n Fie rro practica
para el eventual comandante, formar una diferenciación que es tal vez la
tropas enganchadas, prov.istas de d ~cisiva: el reemplazo del diálogo
armas pero también de ·instrumentos de por el monólogo. Este c~mbio no se
trabajo, y asegurar a esos soldados realiza sin tan teos: al eVItar la plena
la posibilidad de "adquirir un pedazo sujeción a lo e.s~ab~;cido? e~ poema
de tierra y edificar en él su cabaña ácude a otra fIliaclOD y uhhza un
primero, su casa más tarde". comienzo de raíz tradicional: Aquí
Estas propuestas deben ser interpretadas fue pongo a cantar. ¿Por quct .este
en el marco de sus ideas acerca del 4,.:aInbio y c u.í les son su s poslbl~~
régimen de propiedad de la tierra y el efec tos? Se pu ede señalar (y ~a c~·
aestino de los latifundios públicos. rica ya lo ha h echo) que la h1 ston~
propiamente dicha comienza en el r emi ten a formas de transmisión oral En su artículo "La división de la tierra u
Canto r l , y que los Cantos I y TI (presencia de un cantor o cantores sostiene que la propiedad privada es la
fu.n cionaIl como una introducción. que cuentan su s historias); formas base de la civilización y del progreso,
En ella se tematiza el canto mismo tradicionales de la literatura univer- pero que las nuevas tierras
v la figura. del cantor, se evoca una sal, heredadas probablemente a tra- incorporadas por el aV2nce de la fro ntera
Edad Dor ada que no es licito iden- vés de la literatura española (invo- no pueden concentrarse en las pocas manos
tificar con ningún tiempo histórico caciones a los santos, tema de la de los grandes propietarios. UNo hay
concreto, y se utilizan recursos típi- Edad Dorada). Todo ello filtrado, paí~es más pobres y más atrasados
cos de la literatura oral como for- en otro nivel, por la particular ex- -afirma- que aquellos donde la
mas de llamar la atención y mante- perien cia lingüística de H ernández propiedad está repartida en unas
nerla con pasajes anticipa torios: Y en su contacto con los hombres del cuantas cl ~ses privilegiadas". ·
atiendan la relación / Que hace un campo. Trece años después; en la HIntroducción"
aaucho perseguido, / Que padre y El tanteo inicial, verdadero juego de a Instrucción del estanciero,
':narido ha sido / Empeñoso y dili- aceptaciones y rechazos, da como re- Hernández expondrá una vez más y muy
f!.entp. / y sin em bar {{o la ¡!cn t e / L o Stl lti-H"lO E"ste complE"jo entraméln o ele
cIaramentt.! el carácter rural de su
tiene por un bandido (Canto l, úl- referencias literarias, que nene que programa. Como "'los pueblos modernos
tima estrofa) . Si gustan ~ en otros ver con la vida misma de Hernán- no nenen barreras que los separen"¡
cantos / Les diré lo que he sufrido dez., con su formaci ón no urbana, América se convertirá en !a colonia rural
(Canto TI, última estrofa). Tuve en con su pertenencia a estratos infe- de Europa y Europa en colonia fabril
mi pago en un tiempo / Hijos, ha- riores' de los grupos gobe rnan tes.
de América. Es el modelo que se
cienda y muier- / Pero empecé a Puede proponerse como un homólo- desarrollará con ímpetu en la década del
padecer, / Me echaron a la tronte- go del carácter complejo de su con- 80, marcando el ritmo floreciente
rG- / ¡Y qué iba a hallar al volIJer! figuración ideológica, en la que el de las relaciones argentino-británicas.
/ Tan sólo hallé la tapera (Canto lII, . arcaísmo del sistema de valores in-
primera estrofa). herente a su concepcién ruralista, io Pero tarnoien sus ideas sobre el
El rechazo del código de la gauches- liga a la causa de los últimos fede- reparto de la tierra reaparecen, más
ca acarrea la n ecesidad de hallar rales del interior y lo lleva a la de- tímidas sin duda, en esas mismas páginas,
otra forma introductoria para lo que fensa de los grupos empobrecidos de donde indica la necesidad de'
se va a contar (a cantar )~ y esto se la campaña; todo ello en absoluta "establecer y fomentar el sistema de
coexistencia con su adhesión al idea- coloni~s. ceo hijos del p3ís".
realiza imprimiendo un giro ,liferen-
te al circuito habitual de esa litera- rio del progreso liberal, que contra-
tura. Es sabido que la mayor parte _decía aquellos aspectos.
de los autores gauchescos eran hom- La presencia de dos sistemas de es-
bres cultos, urbanos, que vehiculiza- critura en la producción de Her-
han su mensaje politico y militante nández (en lengua gauchesca y en
hacia un público rural e inculto por leng¡:Ja c ulta ) constituye otra m ani-
medio de un lenguaje -que trataba festación de esas coexistencias; no se
de representar las formas del hab1a debe concluir de allí que se opere
campesina. Hernández no se apar- una especie de división vertical 1ID-
"fa de esa caracterización y Martín tre dos sectores opuestos y diferen-
Fierro, en tanto realiza la misma ciados de su pensamiento. Por el
elección de lenguaje, se inscribe cla- contrario, la coexistencia se articula
ramente en esa linea. Pero, al mis- de diversos modos, y plantea, ade-
mo tiempo, practica un movimiento más. no pocos problemas cronológi-
inverso, más propio de la poesía po- cos. En el caso de Martín Fierro,
pular, al utilizar formas de intro- las variantes que se han señalado
... ducción y recursos narrativos pro- permiten percibir esa complejidad
. vementes de formas · cultas arcaicas. de la elaboración que en una visión
Varias líneas literarias convergen hornogenE'i zante tiende a perderse,
entonces en Martín Fierro: la gau- ya sea asimilando aceitadamente la
chesca, OOI! la elección de algunos de obra ni conjunto de la gauchesca o,
sus recursos más característicos (len- desdl-' otra perspectiva, proponiendo
guaje, ámbito, personajes rusticas); vin cul aciones poco pertinentes con
la poesía popular, con elementos que la liter atura universal.
35
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Fortín Primera División, sobre la margen izx¡uzerd<- lel río T.' ~uquén.
La adopción del monólogo -eon los diversos ámbitos, tipos y costum-
matices que inmediatamente se pun- bres que aparecen en el relato se El paso de lo
tualizarán- se r esuelve en la cons- traman en las historias de los perso-
trucción de un discurso personal, ca- najes, se encarnan en e1las~ como la individual a lo socHa!
racterístico también de la gauchesca, cárcel en el relato del Hijo Mayor
pero con una vuelta de tuerca que o las triquiñuelas del juego en el de a través de los
enÍatiza la proximidad afectiva y el Picardia.
~erismo de lo narrado: representa- iVlarnn Fierro está escrito en yersos sujetos del relato
das por la primera persona grama- octosilábicos. metro que r efuerza su
tical, las figuras del cantor y del pro- vinculación ron lo popular y con la
tagonista se superponen, lo que se gauchesca. pero predomina una for-
canta es 10 que se cuenta como vi- ma estrófica. la sE'xtina. cuya origi- ¿En qué consiste, dónde res,ide el akaiJ.ce
vido, la experiencia personal está en social de Martín Fierro? No exclusÍYamei]te
nalidad lo difE'rf'n< ia. notablemente
la base de todos los enun ciados. Si en su carácter gauchesco, ya que no
del resto de est¡.¡", p roducciones. J\1ás
lo frecuente en la gauchesca es el allá de ICl S rli~r u si onp~ acerca de los toda la literatura gauchesca ha alcanzado
relato de Jo ocurrirlo ('omo sucesos o monel n<; fll! f' ·;r d1\' I/'('l{ ""lAjfl f'ct;:} E'<;. esa c~lificación de p07sÍa s?cia1. ~~gú:!
Ul..vu h :;... Ülli t::iHo;::. Git! óJu:> d. través JI;; j\ll 1:.'~ 1 R ~-IS¡1:1 J l(l p \H· .. . ~ ~ '>'l~ !'. .' 3'.' :
trOla. tljHlé:lIllt'J IlL' ih.'l'li andl 81la, vale
una voz que los pone como exterio- la pena des tacar (lue su economía la período de la independencia buscabí!
res.. aquí cada narrador forma par- hace sumamen te eficaz para trans- incluir al gauchaje en el proyecto de
te de lo n arrado, su pertenencia al rnitir un con teni do narrativo que se emancipación del dominio colonial
mundo r epresentado es total y su va puntua ndo con enunciados refle-
español; la poesía militante de las guerras
com promiso con ese mundo, por lo xivos y valorativos que se integran civiles y del rosismo, ligad.: a las
tanto, más abarcador. Escenas y cos- en la acción y al mismo tiempo pue- luchas de faccÍón y de partido, intentó
tumbres se alejan de la exterioridad den desprend erse de ella. Su esque-- ganarlo para bandos ocasionales y
pintoresqmsta y se hacen funciona- ma, más ceñido que los de la décima tiene un carácter casi pUTam!!ote
les al r elato. Para calibrar los efec- J" el rom ance, menos puntual que
instrumental; por fin Hernández, en
tos de esta diferencia, basta recordar el de la cuarteta, posibilita agrupa- Martín Fierro, "definió con rigor las
las comparaciones que a menudo SE' mientos y trabazones reforzados por injusticias que padecía el hombre de los
han hecho entre las descripciones de la rima y por las pausas sintácticas campos sin derivarlas de una peqlleña
Fausto y las de Martín Fierro.. o 1" qu e configuran el modo especial de 1ucha de banderías politicas y subrayando
imagen del indio de Santos Vega con articulación del tex.'1o. Así. la ten- el más vasto alcance social de} tema".
la presencia feroz que propone la dencia él agruparse en dísti¿os, la re- En este sentido, Martín Fierro es, y al
ida. lativa facilidad con que estos dísticos mismo tiempo no es, la biografía de 1m
N o se agotan aquí las variantes: el form"n subunidades dentro de la es- Hsoberbio cuchillero de pulpería", corno
tema del payador, tema gauchesco trofa! apuntan a cierto mimetismo quiere Borges. Lo es en lA sola
por e..."celencia, se modifica de mane- del discurso con las formas del habla medida en que la historia del protagonista
ra radical. El simple transmisor re- gnuchesca tal como Hernández la ¡ constir.Jye el eje centralizadol' del relaw.
~erenciado de una historia se trans- veía, con su falta de enlaces lógicos, No lo es, porque más allá del sistema
forma en la misma dirección que
hace de muchos elementos y episo-
su desconocimiento de las reglas y
otros rasgos que consigna en ambos I de ideas que ímpuIsa el proyecto de
denuncia de Hemández, el texto se
dios de Martín Fierro núcleos fun-
cionales del relato. En ."dar/in Fie-
prólogos, el de 1872 y el de 1879.
Teniendo en cuenta estos aspectos,
I
!
, propone, en su modo de estructurarse,
es decir, a través de las formas que
rro no se narra una payada ni se es posible revisar también la aparen- asume el discurso, como "ejemplar",
habla de payadores: hay, sucede, se te simplicidad de un narrador en pri- como colectivo, como representativo de un
dramatiza una payada, de modo que mera persona, ya que en realidad grupo y no sólo de un destino individuaL
lo legendario aludido en otros textos Martín Fierro se organiza a través
se materializa en los pasos de una 'de un arduo proceso de enunciación El modo como los signos lincoüísticos
forma escrita que trata de recuperar que implica la presencia de varias hacen posible este pasaje de lo. indivídual
efectivamente la forma tradicional, y voces: en la Ida, la de un cantor que a lo social puede verse permanentemente
la il?-corpora a la historia por medio anuncia Voy a cantar mi historia. en el texto. Por ejemplo,
l e la relación en1J. e- los personajes, enunciado ambiguo por excelencia, en el Canto II de la Ida.
Jesplazando el dramatismo del en- ya que la historia que se canta no Los dos primeros versos de este Cante
frentamiento al plano verbal. Con- es necesariamente la historia perso- tienen un sujeto en primera persona:
viene agregar que, del mismo modo, nal. Esta ambigüedad es caracterís- Ninguno me hable de penas / Porque yo

37
tica de los Cantos 1 y TI, Y después curso, de enunciados, que van pun-
~ vivo, que inmediatamente es
Z 1 lazado por sujetos indefinidos: de varios acercamientos momentá- tuando lo que se cuenta_ Estos dis-
neos las figuras del narrador y el . cursos pueden ser personales (Aun-
y naide se muestre altivo / Aunque
en el esrribo esté- / Que suele quedarse protagonista se superponen clara- que es todita mi "ida / De males una
mente en la primera estrofa del Can- cadena) o impersonales (A cada al-
a pie / El gaucho más alvertido. Junta
to III: TUlle lm mi pago en un tiem- ma dolorida / Le gusta cantar sus
esperiencia en la vida / Hasta pa dar y
po, .' Este anclaje de los anteriores penas) y obedecen a varios registros
PI='" I Quien la tiene que pasar / que configuran también la historia,
Eatre sufrimiento y llanto ... discursos en una historia personal na
implica, por supuesto, la desapari- su brayándota, calificando a los per-
\ ..... el hombre ciego al mundo / ción de formas impersonales, de dis- sonajes y transmitiendo distintos
Cautiándoló la esperanza. Esta (' ursas reflexivos y aun n~rrativos contenidos va lorativos.
nriación de los sujetos hace que el asumidos por otras voces. Tener esto Los enunciados que no son ' estricta-
discurso se desplace desde el sujeto en cuenta permitiría explicar la in- mente narrativos tienden a agrupar-
de la experiencia personal (yo) a un tervención de un narrador en terce- se en dos núcleos: uno, que toma las
'"*":' hlstÓrico-soci,al. <el ~•.ucho) pa~. ra persona en el final de la Ida. EstE formas de un discurso casi puramen-
:-att;c:!!' C~~ el mas mdef!mdo y genenco t l,lf r:l !ln¡- ~J.o }-,;'¡Cf> can!f') dí' :m1h:l'~ f:m ¡O", " ';;,;' ú,j :'¡!""tit' o" (bnt!" b 50-::1.11 y l o
qcien, el hombre) propio de íos ciones, del cantar y de1 cantor~ asu- político aparecen como tema eXpli-
Ifiscursos reflexivos del código de la me la historia y se hace responsable cito (Que el gaucho que llaman vago
sabiduría popular tradicional: de su conclusión: En este punto el / No puede tener querencia- / y
Porque nada enseña tanto / Como el cantor / Buscó un porrón pa consue- ansi de estrago en estrago / Viue llo-
t-=.nr y el llorar. .. ¡La pucha que lo . . ' y daré fin a mis coplas / rando la ausencia). El otro, como
aae liciones / El tiempo con Con aire de relación, / Nunca faltú una especie de código de la sabidu-
sus mudanzas! un preguntón / Más curioso que mu- ría popular, que se sinte.tiza en for-
Esm exclamación es un verdadero ;er, .i,.,Y tal vez q:áera saber / Cónu; ma de refranes. Entre ambos polos
piTo<e sobre el cual el discurso gira sobre fue la conclusión. las variantes son múltiples. Un re-
sí mismo: introduce el tema del tiempo, Con menos tan teos: el procedi.TDien- pertorio de las funciónes que los dis-
alude a un sujeto personal por medio to se repite en la Vuelta. La figura tintos tipos de discurso cumpl€!l en
del recurso expresivo de la exclamación, del cantor se aproxima :más rápida- el texto: podría dar cuenta de ciertos
1 preludia el tópico de la Edad Dorada. mente a la del .personaje Martín Fie- problemas habitualmente controver-
rro. De modo ' simétrico, reaparece tidos en torno de i\l1artín Fierro: en-
La evocación de la Edad Dorada implica el cantor que cierra el relato, pero tre ellos, precisar el alcance y el sen-
la nostalgia del narrador y la sus Í1.wciones. se han ampliado: co- tido de la denuncia social que el poe-
eoruraposición con un presente mo e.r..1ª Ida, termina la historia a ma lleva implícita y hace explicita,
desdichado. La distinción entre ambos la manera de un narrador tradicio- y su r elación con las ideas del autor.
tiempos es asumida por el narrador en nal del siglo XIX, que informa a los
primera persona: yo he conocido _. _, Junto con aquellos enunciados que
tectores sobre la suerte de los perso- proclaman la altanería y el orgullo
ricuerdo ... , y podría sintetizarse najes y anuncia otra posible conti-
(como lo percibió Battistessa) en dos por el canto, la presencia de los tó-
nuación; pero además asume en el picos de la sabiduría popular y los
formas adverbiales opuestas: canto final todos los niveles y for-
enronces . .. pero aura.
r efranes ha absorbido casi siempre
mas del discurso que se habían des- la atención de la critica. Uno de los
A partir del yo inicial de la cuarta plegado en el texto. rasgos más notables de la inserción
estrofa, el narrador define su acercamiento de los refranes en el texto es su fre-
con el presente, y en el juego de Saber popular y prédica social. cuente imbricación con la historia,
aproximaciones y alejamientos _ La alternancia de sujetos, de "vo- de modo que la sentencia, general-
temporales que se establece ingresa ces", r efuerza otra alternancia visi- mente expresada en los dos versos
también la segunda persona ble en el texto: la de los distintos finales de la estrofa, no sólo es su
(Pues si usté pisa en su rancho) J
tipos de enunciados. Varias histo- culminación formal, su cierre, sino
fOlrnla que compromete al interlocutor rias se cuentan en el Martín Fierro; también su co rolario, avalado por
tElto en la situación del discurso como lo narrativo tiene notable predomi- una experiencia. Un ejemplo: Y es-
ea el sentido de lo que se cuenta. nio en su estructura, de modo que to digo cln:ramente / Porque he de-
El ciclo de! gaucho, desde aquel pasado el relato, sobre todo en la primera ;ao de ;ugar- / y les puedo asigu-
fdi:z que se añora hasta el desdichado parte, parece no tener respiro. Pero rar / Como que fui tkl oficia- /
presente, ha involucrado a las tres como en todo relato, hay, junto a las Más cuesta aprender Un vicio / Que
pe<SOnas del discurso (yo-tú-él). formas narrativas, otros tipos de dis- aprender a traba;ar. El hecho de
Esta historia individual será también
una historia social.
. En la misma dirección que aquí se
propone ha trabajado Rodol!o BOI'ello,
quien señala' con acierto que "Hay en
Fierro dos existencias que son una sola:
el hombre solitario y pobre
injustamente perseguido; el representante
ejemplar de toda una clase social
condenada al infierno". Y agrega
en seguida : wy~ ~n la primera e~;¿ro¡El
. . . . . . . . on delicada labor lingüistica-
Hernández dice de Fierro.yo la voz
colectiva que poco a poco se irá
_ ~~ " : " ~i<;":or! ,, ""r! nf_~ ~fl : ;I) (' -t () tÍ 0 ~·

Una voz irreemplazahle que mu itipHca


en numerosas voces: Aquí me pongo
a cantar / A l compás dI:! la vigü.ela, /
Que el hombre que lo desvela / Una pena
esrrordinana, / Como la ave solitaria /
Con el ca!ltar se consuela."

La ramada (Entre Ríos). J. L. Palliere. Museo Histórico Nacional

39
IWs-'u-ación de Glerice para la primera edición de La vuelta de Martín Fierro
,¡¡)

- - lo
que los refranes provengan de las La presencia de refranes y prover-
fuentes más diversas, no impide que bios en Martín Fierro remite a ese JOS!. HERNÁND[Z
en la mayoría de los casos se des- propósito mimético que Hernández
prendan de la historia, como si es- declara en ambos prólogos de la obra,
tuvieran formándose -según ha ob- y tiene que ver con un rasgo cultu- MARTÍN FIERRO
servado Leumann-, y corrobora la ral del mundo campesino. Dice en TO E ARGE..' \"Tl:-"C: G.\ t:CIIO EI'IC
dirección constructiva general del el prólogo de la Vwlta, (el gaucho)
texto que, como ya se vio, tiende a "Canta porque hay en él cierto im- T Qmt..rd lnlo Engl,lb 1'"""" " ',,1,
integrar todos Jos enunciados y te- pulso moral, algo de métrico, de l .. troúlM'l"'" 'mI !'<It<:J
mas, vinculándolos al relato. Sin rítmico, que domina en su organi- h,
embargo, este código de la sabiduna zación y que lo lleva b.asta el extra- HENRY ... lFRED HOlMES
entronca con los temas universales ordinario extremo de que todos sus
del saber popular y a menudo cons- refranes, sus dichos agudos, sus pro- .<~ ",
tituye los pasajes más moralizantes verbios comunes son expresados en
d.1 texto. dos yersos octosíJabos pf'Tf :"'rt í'!TI1Pl1 tp ,
TWl ":ü.la....teri,:;L.cd \,.,UJ.1.lU ~~i:1 aUWl- ,m eduias, ac entuados con mtleXlbJe
regularidad, llenos de armonía, de '-
dancia de temas del refranero po-
pular es la presencia de un discurso sentimiento y de profunda inten-
"social" sobre el gaucho, que se des- ción". La mayor abundancia de esos
prende del relato y lo refuerza, es exponentes de la sabiduria popular.
decir, que suspende momentánea- en la Vuelta concuerda con los pro-
mente la narración para acceder a pósitos didácticos que Hernández de-
un nivel declarativo cuyo fUDciona- clara en ese mismo prólogo y atenúa HISPASIC l:-nlTUn
IN THE. V Nrtw ST,l.TU
miento es similar al de los refranes. aquella virulencia de la denuncia, S[W YOI.'" 1948
También estos enunciados son un co- más característica de la Ida.
rolario de la historia, pero en lugar Algunas correcciones de los manus- Portada de t/lla ¡;.rn·¡¡Jn inglesa del
de cristalizar en la sintética forma critos, registradas por Leumann, sub- ,Martín Fierro 1J/lhlinula en Nueva York
del refrán, asumen formas diversas rayarían esta tendencia de la Vuelta.
y suelen constituir, por oposición al Así, en los consejos del Viejo Viz-
grupo anterior, la parte más virulen- cacha, una versión anterior que lue-
ta del texto. go fue modificada deCÍa de modo
Diversos sujetos se hacen cargo de contundente: Los que nacen para po-
este discurso, el mismo Martín Fie- bres / Lo han de ser aunque traba-
rro (Ida, Canto VIII); Cruz (Ida, ¡en; mientras que en el texto defi-
Canto XII); Picardía (Vuelta, Canto nitivo se ha convertido en: Los que
27) ; el narrador en tercera persona no saben guardar / Son pobres G:'.J..n- ¡Jo UJ''I-lfll"t.tl6 ~U!.ltrl:"t>

(Vuelta, Canto 33). Las formas va- que tTabaien, fórmula más edificante m·Uu.11 'HLI..U6l5.tU"\'
riadas que asume lo aproximan a que indica una visión optimista de
veces al grupo de los refranes, sobre los resultados del trabajo. En el Can-
todo en aquellos enunciados en que to .¡¡ de la Vuelta, cuando Martin
se atribuye las desdichas del gaucho Fierro habla de su regreso, a conti-
a una especie de destino fatal (De nuación de Me acerqué a algunas
todo el que nació gaucho / Esta es estancias / Por saber algo de cierto,
la suerte maldita); en otros casos, había dos versos que fueron suprimi- El GAUCHO MARTIN fIERRO
se conectan con la crítica poütica dos: Dispuesto como venía / a some-
(Todo se güelven prore/os / De co- terme al gobierrw, enunciado dema- y
ronias r carriles- / y tirar la plata siado transparente que afecta la ve-
a miles ! En los gringos enganchaos, rosimilitud del personaje. En los dos
LA VUElTA DE MARTIN fIERRO
/ Mientras al pobre soldao / Le pe- niveles que estas variantes represen- JOSE HERNANDEZ
lan la chaucha - ¡ah viles!); tam- tan, el de lo político y el de lo social,
TI{ \J)t·ctno AL ;\RME~IO POR
bién pueden asumir la forma de un se trasl,Últan los movimientos de re- . ;I.<s,r. un,~
programa social (Debe el gaucho te- formulación o de atenuación de las
ner casa, / Escuela, iglesia r dere- ideas de H emández. Portada de la versión armenia
chos). Estas atenuaciones valen por aque- de Martin Fierro

41
llo de que son indicios: de una dife- que en el texto se encarna en otros
Los pobres r~nte t~si~a de la Vuelta. que ha términos: los puebleros y los gau-
SIdo atnbUlda -como es sabido--- al chos; indios y cristianos; criollos y
de la campaña cambio de condiciones objetivas en gringos; "'inorantes" y "estruidos";
la vida de Jos~ Hernández, particu- campaña y ciudad. Junto a eso, la
larm~nte relaClonadas con la presi- inflexibilidad de la denuncia sobre
Aenque la palabra ugaucho" no denCIa de Avellaneda y con su incor- la condición social del gaucho. Se
siempre designó una categoría socia! bien poración a la legislatura de la pro- podrá argüir que en la Ida Martin
ddinida, en sI siglo XIX se aplicó vincia de Buenos Aires. A menudo Fierro rompe su guitarra y parte al
a los diversos componentes de la mano la crítica ha afirmado que hay dos desierto, mientras que en la Vuelta
de obra, estable o temporaria, de la Hernández (el de antes y después regresa y retoma el canto; que en
c&mcia ganadera dedicada a la cría del de este cambio)J o bien dos Martín la Ida se presenta la soledad del can-
'f2CUDO. Por extensión, el término
Fierr o, el de la Ida y el de la Vuelta. tor, únicamente interrumpida por la
Las diferencias entre ambas partes presencia de Cruz; y en la Vuelta,
designó al habitante pobre y sin
del poema existen ? se man-inpstan el agrupamiento (encuentro con los
propiedad de la cam paña ; en ocasiones;
t::H vC\.nu~ ct,=>p~LLUt> J.~ ict t.:UL1~uUt;t;l(JrL
!-!ij ~:. , :':01: l")i·::.!!"d!:!, ('.)!! ~! :"L,:·,:!:·.:.
tzm.bién al malhechor, al tuera de la con un público) en la pulpería. Pe-
ley, al matrero. Su modo de vida estaba especialmente en la presencia de nu-
merosos personajes reunidos en un ro lo definitivo es que ambas cosas~
de<erminado por el tipo de explotación
mismo espacio en la Vuelta que ha regreso y compañía, no perdurarán:
mral a cuyas faenas se hallaba ligado: nueva partida, nueva separación,
la estancia vacuna, asentada sobre .. ido interpretada como un abandono
del monólogo y una sujeción a la cambio de nombres y ni siquiera la
grandes extensiones, donde se practicó
forma tradicional del diálogo. Pero posibilidad de optar por la adhesión
n:a:a explotación técnicamente a un mundo al que se teme (el de los
3.lI'aS3.da, en el marco de relaciones de más inquietante es la comprobación
de que en la Vuelta; junto con las indios) como gesto de repudio frente
ttabajo precapitalistas.
historias, proliferan las descripciones al mundo que se rechaza. Anónimos
Peón en ocasiones, puestero otras, y perdidos en su propia tierra·, los
de ámbitos, los cuadros de costum-
domador o herrador, sobre el gaucho se pe-rsonajes, en el desolado final de
~jercía el rigor de un dispositivo político,
bres y los discursos genéricos (refra-
la Vuelta ponen de manifiesto no
administrativo y judicial según una nes), es decir, todo aquello que hace tanto la inexistencia de un cambio
legislación de origen colonial, vigente y al pintoresquismo de la gauchesca. (Pero cuanto saqué en limpio / Fue
emiquecida por nuevos decretos y Es correcto admitir que esta prolife- que estábamos lo mesmo) sino la
ordenanzas durante los primeros ración o dilatación de la materia na- imposibilidad concreta de integrarse
cincuenta años del siglo XIX. rrativa entraña una notable modifi- en el proyecto de conformación del
cación con respecto al carácter eco- p.aís.. E s así c?mo la historia, la pe-
La existencia de estos 'pobres del
nómico y expeditivo de la Ida. Las rIpeCIa, desmIente las vacilaciones
c:ampo~ está indisulublemente unida al
descripciones de las costumbres de del nivel discursivo, confirma la de-
predominio de la gran propiedad en l.
campaña bonaerense y el litoral los pampas, las reflexiones sobre las nuncia sobre el destino del gaucho
mujeres, · las indicaciones para no y, sobre todo, subraya la continuidad
ganadero. Hacia 1851, 382 propietarios
controlaban el 82 % de los perder el rumbo en el desierto, los del pensamiento de Hernández en
establecimientos rurales que excedieran la consejos de Vizcacha y de Fierro, y este aspecto.
Iegna cuadrada. Y debe recordarse hasta el mayor ensañamiento en la
que esta extensión era considerada como
condena del indio indican necesaria- El desorden: una experiencia bá-
m~nte un cambio que se articula, en sica. - Martinez Estrada ha dicho'
BDidad mínima para una explotación
beneficiosa. Los mismos propietarios prImer lugar, sobre el trasfondo de- que ei Martín Fierro es, entre otras
euidaban con minucia que no prosperaran. los escritos políticos y la oratoria cosas. una biografía notable. Pensa-
en los márgenes del sistema, las de José Hernández, y luego, con su ba, sin duda, en la biografía social y
pequeñas chacras. En 1854, por ejemplo. trayectoria política. personal del gaucho. En efecto, co-
preocupados estancieros de Junm Pero existen, por sobre estas diferen- mo historia de una vida el poema de
peticionaron ante las autoridades cias, dos núcleos irreductibles que se- Hernández impone la pregunta so-
bonaerenses a fin de que no se autorizaran nan la unidad entre ambas partes. bre los nexos entre la "historia" (el
las explotaciones que bajo la forma de Uno de ellos, la articulación de un relato) y la "vida" que la "relación"
"pnestos y chacritas" poseían la cantidad sistema de oposiciones, sintetizado del lVlartín Fierro aspira a represen-
exigua de cincuenta animales. Proponían en la mati2ac;ión o inversión de la tar verdaderamente: Y ya con estas
que se confiscaran los bienes de los fórmula "civilización y barbarie", noticias / Mi relación acabé- / Por
ser ciertas las conté, / Todas las de;- p~queños ,propietarios para que éstos se
gracias dichas. Vleran obligados a ser "útiles a la
Hernández cuenta males que cono- . sociedad y a ellos mismos en clase de
cen todos / Pero que naides contó. peones y dependientes".
La verdad de esta afirmación que el La preocupación de los ga~aderos es
texto h?ce sobre su propia materia testimonio de la escasez endémica de
narrativa, es uno de los elementos mano de obra rural y, por
de la cu estión. Efectivamente: los consiguienle, de una serie de esfuerzos
males sociales que lvlartín Fierro de- realizados para disciplinarla.
nuncia eran conocidos y la cita de
Xicasio Oroño que sirve de epígrafe Funcionarios urbanos y ru rales, civiles
a la primera edición de 18,72 testi- policiales y militares, tenían c'omo tar;a
monia que sus verdades se escucha- la de con vertir a los "habitantes pobres
ban íncluso en el Congreso y hasta de la campaña, los carentes de
podían llegar a leerse en los grandes propiedad o los muy pequeños
rlj;,rin~ nn In rror:l <:in ('mh"r(!n rtn propietari0s '~!1 ~!!.~'J de chro; :;:;<li".1 ~:i
el MaTan ji zerra, por su orgamza- estancIa, qu e los convocaba al ritmo
ción literaria, por el fuerte impulso estacional de las t2reas ganaderas,
de la n arración, la denuncia de los para arrojarlos al ocio y
males sociales se funde en una es- presumiblemente a la miseria en los
tructura de ideas y sentimientos que meses de inactividad laboral.
está en la base de su eficacia moral Como peón de estancia, el gaucho podía
y estética. evitar el destino que esperaba a los
Los elem entos, tomados por separado, llamados " vagos n (quien no pudiera
no eran nuevos: Hernánde"z ya los Tapa de la edición de M artín Fierr:, acreditar mediante papeleta de conchavo
había enunciado en su s ar tículos P('~ de Editorial Peuser. 1958 su trabajo como dependiente rur..a.l ) y
riodísticos y habia propuesto sobre " malentretenidos n (los pobres del campo
ellos un programa de r eforma social. que fueran sorprendidos en fies tas,
En cambio, su fusión con un conjun~ pulperías, carreras, fuera del partido
ro de actitudes (ya nos h emos refe~ donde residían, etc.) . Vagos y
rido al ruralismo) y con una prác~ malentretenidos engrosaban la milicia
tica, la literaria, produce un efecto de fronte ras, el fortín o el cantón. El
nuevo r especto de la traru ción de la comisario y el juez de paz eran los
gauchesca sobre la que se r ecorta el encargados de hacer cumplir la legislación
.\1ortín Fierro, y, por supu esto, de que definía jurídicamente la situación
la denuncia social tal como había si~ del gaucho y lo empujaba hacia la estanda
do escrita (y leída ) h asta ese mo- por medio de la ~.9.erción extraeconómica:
mento. La deslumbrante eficacia del HTodo individuo "de la campaña que DO
acoplamiento de la forma narrativa ' tenga propied~úl legítima de qué
versificada en lenguaje rústico y del subsistir - reza una disposición
programa social de H ernández, no bonaer~nse sobre policía rural de 1815-
puede explicarse por la m era con- será reputado de la clase sirviente ... ;
fluencia de dos líneas, una literaria todo sirviente de la clase que fuere,
y la otra " sociológica", como si exis- deberá tener una papeleta de su patrón,
tiera por un lado la gauchesca a la visada por el juez del partido; todo
cual Hernández llegó para fecundar individuo de la clase de peón que no
con SUS ideas y de esta siembra hu- conserve este documento será repu~ado
biera surgido el Martín Fierro. Sin por vago ... ; todo individuo aunque t~nga
duda el sistema de mediaciones es papeleta que transite la campaña sin
más complejo. licencia del juez territorial, o refrendado
Existe una comunidad de experien- por él, siendo de otra parte, será
cias y sentimientos (que no es por reputado por vago .. _; los vagos serán
cierto una iden tid ad de peripecias remitidos a esta capital y se destinarán al
biográficas) que cumplen nna fun- servicio de las armas ... : los que no
43
Stuuan para este destino, se los obligará ción mediador a. Ella podría explicar cuenta sus desdichas en un poema
z reconocer un patrón, a quien servirá la aparición (asombrosa para la li- que ha escrito Hernández. "Mis des-
frrmsamente dos años en la primera teratura argentina de la década del dichas", las que H ernández ha rela-
TeZ por SU justo salario, y en la segunda setenta ) del poema, la elección de la tado eligiendo una perspectiva, la de
-yez por diez años ... " Rosas y Valentín forma literaria y , en consecuencia, Fierro, aparecen en ese último canto
AIsina, gobernadores de Buenos Aires, la fuerte estructura narrativa. Una de la Vuelta, como propiedad de ese
la kgislatura entrerriana de 1860 y la cierta disposición básica, que le per- n arrad or que ya no es Fierro. ¿Qué
bonaerense en 1865 aprobaron mite entender la experiencia gene- indican estos desplazamientos? Mis
disposiciones similares. ralizada en la comunidad rural, COD- dichas desdichas designa a la vez la
vierte a un político y periodista como narración y su tema (las peripeóas
La leva es la otra pesadilla de los tantos en el autor del j\llartin Fierro : del gau cho y la narración de esa.::
bahimntes de la campaña. Creada como la inseguridad y el desor den , la nos- peripecias) . y Hernández, tan pre-
iasttumento de reclutamiento de soldados talgia por una sociedad protectora y
~¡ !:;, :::!!!f~!!~~ efe la frontera C011 el indio.
ciso. tan enemigo de los ripios como
org¡.í nlrfl . 10 rlf'mostró Amaro Villan ueva, per-
es utilizada además como fOl"llla La arbitrariedad y el ae::'Ul ueu .:.v.a .ll ¡~ ~~ . .. ... ; ~ _ : ~ i ,··· ·· . . c;l,¡r i/m
",¡>lementaria para la disciplina de la las eíes causales de la biografía ti·
mano de obra rural. El contingente cuyo Una estructura a la vez de ideas y
pica del gaucho, que lvlartín Fierro de sentim ientos hace posible pensar
destino es el fortín - d destino de FienG- co nvertirá en motores narrativos.
es objeto de arbitrariedad y la articulación de la biografía gau-
di:screcionalismo, que incluso algunas Transformar ]a denuncia en narra- cha con una experiencia básica de
amoridades denuncian. En 1869, el ción, dramatizar el sistema de opo- H ern á ndez que, com o una herida
~dor bonaerense Emilio Castro
siciones del mundo rural, inventar constituyente, reaparece (se r epite)
a.fi:rmaba en un informe sobre cantones un per sonaje (en una literatura que en el M artin Fierro. H emández pa-
de frontera: "El pago, el vestuario, el
carecía casi por completo de nove- deció, en su propia vida, el desorden
recionamiento de carne y el entretenimiento las) son aciertos de Hernández. Im· ne la política y el desquicio de la
ao se han hecho en ninguna ocasión posible olvidar al enunciarlos que el sociedad nacional. Martínez Estrada
0lIl la regularidad y la exactitud que
texto quizá más socialmente orien- ha rastreado la irregularidad de vida
Clcigían el deber y la justicia y tal vez la tado de la literatura argentina, de- familiar, de la r elación con sus pa-
desidia y los abusos de los jefes ha llegado muestra al mismo tiempo una ha- dres, los casi inces an tes desplaza-
bilidad y una elevada conciencia mientos de su hogar, las muertes
basta no proveerlos del armamento
necesario, acaso porque sea exacta la lingüística que hace literariamente tempranas que lo asediaron y , luego,
verosjnúl ]a den uncia social. Al mis-
grave inculpación que les dirige la la inestabilidad de su vida política,
mo tiempo, la perspectiva desde don-
opinión pública de que esos guardias los traslados forzosos de Paraná a
nacionales en la línea de frontera se de se escribe el poema, explica la
perfección estilística que, descartan- Corrientes. de Corrientes a Buenos
emplean en ocupaciones muy distiDtas Aires, de allí a Paraná, a Brasil. a
do el pastiche campesino, construyE:>
de las del servicio militar a que Montevideo. .. La .oposición de uni-
en lengua vulgar la historia trágica
van exclusivamente destinados". tarios y federales desquició a su fa-
de Fierro.
Esta condensación de narración y milia, más tarde la oposición entre
perspectiva social r esponde a una Buen os Aires y la Confederación de-
necesidad que explica al Martín Fie- sencadenó veinte año s en los que
rro y, a su vez, requiere ser expli- H ernández fue un político casi erran-
cada. No por casualidad, en el úl- te (véase el capítulo anterior) . El de-
timo canto de la V uelta se lee: Pues sorden y la inestabilidad, la insegu-
son mis dichas desdichas / Las de ridad de la vida gaucha que reconoce
todos mis hermanos. No es Fierro el alli sus causas, se duplican en la bio-
que dice esos dos versos, sino ese pro- grafía de Hernández, cuyos avatares
blemático narrador en ter cer a perso- r econocen también esos motores. El
na que cierra tanto la Ida como la esquema narrativo del Martín Fierro
Vuelta. El posesivo con que se de- nos informa de esta estructura que
termma la historia (mis desdichas) ha marcado los afectos y las ideas de
señala doble y ambiguamente tanto H ernández, dotándolos de sus rasgos
las desdichas padecidas por Fierro distintivos, los r asgos que, posible-
como las desdichas contadas por ese mente, contribuyan a explicar la gé-
narrador, y la historia de Fierro que nesis del Martín F·¿erro.
- :.,. __ "
Configuración del relato. - Id"
y Vuelta son narraci.ones: UD.él.
ganización de materIales d~flJlldil.
or- .. ..,.. - -....,.r-~...,..,.~ -.~

"'. ~
'-
en primer lugar. por la cantdad d.c
peripecias y, en segundo, por la atT]o
bución de éstas a un misnlo persona- .,
je (o a un conjunto de personajes),
En verdad, en Martín Fierro suceden
muchísimas cosas: un inicial cambio
de fortuna , con varios desplazamien-
tos en el espacio y un tiempo n arra-
tivo minuciosamente registrado, tr ai-
ciones, h.J.chas, amistades, muertes,
adquisición de experiencia, transmi- ;.'L,·.\ '
sión (lp ~élh('rr",. intrnm1 ~~i(¡n dr villa-
¡' ,
, ~
.. ..

1105, encuentros y separaciones. Es


historia cantada, como precisamente
se dice, con aire de relación.
Los momentos decisivos de esta his-
toria (tanto de la biografía de Fierro
como de la de Cruz, los dos Hijos
y Picardía) se organizan sobre dos
grandes líneas, la aflicción y el de-
sorden que, como tales, son los mo-
tores subjetivo y objetivo de las pe-
ripecias del r elato. La aflicción es a
la vez razón y tema del canto. Va-
rias veces a lo largo del poema se
enuncia que la narración es n arra-
ción de desdichas, y se subraya al -J
mismo tiempo que justament e en
esas desdichas ella encuentra su ver-
{>K "

dad. El sufrimiento desencadena el '-


relato, al que por otra parte avala
por el aprendizaje que significa: Por-
qUP nada enselÍ.a tanto / Como el su-
frir r el llorar; o: Sufriendo tanto
dolor / Muchas cosas oprciuli--"':" ; y
también: Yo nunca tUlle otra estllrllJ
/ Que una pida desgraciada. La ('7>(
periencia y el saber adq uiridos en. la
desgracia son uno dto los temas dp!
Martín Fierro que, en. este ca';o ({, '
IDO en otro s~ opera con proposicion. '.
.
reconocibl es de los aforismo... qw •I
c:odifican diversamente la sahidurii!
popular: el sufrimiento: se dic0, für-
ma y educa al hornbr~.
Pero, al mismo tiempo, en tanto de-
sencadenantes del relato respondl n
a un sistema narrativo dondp no h~: ,"
relato sin una situación dp. desgracié!.
Martín F'ierro tiene tema para su Juan 1. Podestá en Martín Fierro

45
canto porque es un gaucho desgra- habitante pobre de la campaña. En
ciado y desde el comienzo se anuncia el poema, estas situaciones reapare-
que su historia merece interés por cen en el núcleo de todas las peri-
ser la historia de alguien que ha sido pecias: Le alvertiré que en mi pago
feliz y que ahora (en el ahora del I Ya no va quedando un criollo- /
relato) es desgraciado. Así, la Edad Se los ha tragau el ayo, I O juido o
de Oro del Canto II es índispensable muerto en la guerra. Condensación
a la economía narrativa. Esa época literaria de un mal social, la biogra-
venturosa y vaga en la que el gau- fía de Fierro mueve su relato repro-
cho (y Martín Fierro) vivía seguro duciendo la::; causas (illjusticia; ar-
en un mundo ordenado es W1 tópico bitrariedad, desamparo) que Her-
literario sobre el que se valoriza el nández denuncia. En el movimiento
sufrimiento presente y futuro. La narrativo y en el diagnóstico social
función narrativa es tan clara que esta reproducción asegura la verosi-
-,~. "'" p.-o ..,¡~J..,.;" po";" ... "'paaal pone en evidencia el carácler .ill11e- mlJitun rf"alls1a elel poema y garan ·
-~ p&lri.o pmaiari Iu p<tmú..."". cesario de la búsqueda de su refe- tiza el perfecto ensamble de discur-
rente histórico (referente que, por so literario y discurso de ideas. En
lo demás, es improbable. Véase el re- Martín Fierro, las necesidades na- ·
cuadro: Los poores de la campaña). rrativas son, al mismo tiempo, nece-
El poema abierto así sobre el anun- sidades sociales, y;- en consecuencia,
cio de una pérdida (social y perso- se homologan los motores del relato
na], pérdida de un mundo ordenado y el sistema de causas que tejen el
y pérdida del hogar de Fierro) se drama del gaucho.
mueve hacia una doble separación: La imagen literaria del desamparo
en la Ida, Fierro y Cruz abandonan social que en ]a Ida recorre las eta-
la ~'civilización rural" (las peripe- pas de despojo, persecución y sepa-
cias del relato demuestran que ésta ración~ en la Vuelta tiene una co-
los ha expulsado) para irse a vivir rroboración narrativa en la serie de
con los indios; en la Vuelta, Fierro muertes que saturan las historias .de
encuentra a sus hijos para separarse los hijos de Fierro y de Cruz: mue-
de ellos. Esta segunda privación es- ren madres, padres, tías, tutores. El
tá significativamente subrayada por hijo del gaucho es guacho, como sue-
el cambio del nombre: Corwinieron le confirmarlo su · historia social, y
entre todos I En mudar alli de nom- abandonado reiteradamente. Por ú]~
&I'''~~do~~h=b~
tirno~ la dispersión prevalece, impo-
.. Cepe.Ia, PI.-,. ~,11fF1:a lB ~ bre. El valor del múltiple despojo
niendo su función de desenlace in-
(del hogar, de los hijos, del propio cluso a los enunciados que bajo la
nombre) resume el movimiento de la
ferma de consejos Fierro imparte en
narración: si en la Ida Fierro cuenta
el Canto 32: los hermanos que debe-
sus desdichas, en la V ueZta, el re- rían permanecer unidos se dispersan_
greso del desierto permite enlazar su el viejo Fierro no podrá ser cuidado
historia con la de sus hijos y Picar- por sus hijos. Así, el reenq.lentro
día. Narración de sufrimientos can- funcionó en el poema como motor
tada con la aflicción de quien los ha de la narración de nuevas desgracias
padecido, la vida del gaucho es tElar y reveló su verdadero significado ' en
de desdichas y máquina de daños. la separ~ción del desenlace.
Telar y máquina donde se compo- Pobre como lagartija l · y sin respe-
nen las historias del poema_ tar a naides, I Anduve cruzando al

--
-o.M . . . . _.i. ..... _...II~ ..... _ . . . . . .

Voluntarios para la campaña.


Caricatura de H. lVJeyer. El Mosquito,
19 de marro de 1864
Aquí no .hay imitación / Esta es pu-
ra realidá. El desorden y desamparo
son los males sociales que Hernández
había denunciado en sus escritos pe-
riodísticos: la arbitrariedad de las
autoridades y la desprotecciqn del
aire / Como boZa sin manija, dice el
Hijo Menor de Fierro. Este andar
como bola -sin mani;a, sin rumbo fi·
jo, al azar, es una comparación ade-
cuada del destino gaucho y en con-
secuencia de todos los destinos que
se relatan en la Vuelta. La falta de la estructura de ideas y sentinüentos
rumbo y el rumbo de los cuatro que tematiza el desorden como mal
vientos hacia los que se dispersan social, surge el sentido del texto de
Fierro, sus hijos y Picardía, preva- las d05 partes de Martín Fierro.
lece sobre la letra de los consejos de
Fierro. El narrador del Canto 33 re-
pite este tema: Sólo el gaucho l'¡ue
errante / Donde la suerte lo llez1a.
La comunidad de ideas entre la Ida
y la Vuelta es precisamente la que
permite captar sus diferencias: al~
gunos de los enunciados, sobre todo
bajo la forma de consejos y aforis-
mos que transmiten el Hijo Mayor
y Fierro, pr oponen n ormas morale!'
~plicab!cs a un mundo rural más ur
denado, con una justicia menos arbi-
traria. Sin embargo, el sentido que
atraviesa los treinta y tres cantos y
el remache del último que afirma al
mismo tiempo el carácter inconcluso
de la historia y la orfandad contem-
poránea de su protagonista (Porque
naides toma a pecho I El defender a
su raza ), demuestra que la estructu-
ra de ideas y sentimientos que descu-
brimos en la génesis y constitución
del poema prevalece sobre los despla-
zamientos políticos de José Hernán-
dez. El programa que se enuncia en
el Canto 33 (Debe el gaucho tener
casa, / Escuela, iglesia r derechos)
es el pr.ograma de Hernández en los
primeros añ os de la década del 70.
La consiguiente afirmación de que
se ha cantado No para mal de nin-
guno / Sino para bien de todos , no
significa por sí misma, ni leída. en
el texto de ]a Vuelta, más que ]a
repetición del ideal de una sociedad
orgánica (de una r elación armónica
entre campo y ciudad, entre pobres
y ricos, entre gauchos y terratenien-
tes) que es un elemento central de
la tesis del Martín Fierro, además de
ser pieza constitutiva de las ideas so-
ciales de su autor . Los desplazamien-
tos de la Vuelta respecto de este eje
son subordinados: tanto la Ida como
la Vuelta tienen como propuesta tá-
cita (sobre la que se r eCGrta esa bola
sin "}ani;a que es el gaucho) el mis- Interior de un rancho. Ilustración para
mo Ideal de reparación. Más aun, Viaje a caballo de William Mc Cann, 1852
de la confluencia de este ideal con

47
.•
••

Bibliografía
básica

~éase también la del capítulo ante- Mafud, Julio, Contenido social del Barba. Fernando, Los autonomistas
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