Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El relato del trabajo del Dr. Semmelweis y las dificultades que encontró constituyen
una página fascinante en la historia de la medicina.
Semmelweis notó que algunas de las mujeres admitidas en el hospital, habían dado
a luz en el trayecto de su casa al hospital. Aún más, a pesar de las condiciones adversas de
esos nacimientos, el índice de mortalidad por fiebre puerperal, entre las personas
involucradas en estos casos de “nacimiento en la calle", fue siempre mucho menor que el
promedio del índice de mortalidad en la Primera División.
En 1846 una Comisión que había sido nombrada para investigar este asunto atribuyó
la prevalencia de la enfermedad en la Primera División, a lesiones que resultaban de un
examen bastante rudo realizado por los estudiantes de medicina, quienes recibían su
capacitación en obstetricia en la Primera División, Semmelweis presentó como refutación
a esta proposición, los siguientes argumentos: a) las lesiones resultantes, en forma natural,
del proceso de nacimiento de los niños eran mucho más extensas que aquellas que
pudiesen ser causadas por un examen rudo de los estudiantes. b) las enfermeras que
recibían su capacitación en la Segunda División examinaban a sus pacientes en una forma
bastante similar, desde luego por su experiencia, sin los defectos de las lesiones; c) cuando,
en respuesta al informe de la Comisión, el número de estudiantes de medicina fueron
reducidos a la mitad y las auscultaciones de las parturientas fueron reducidas a un mínimo,
la mortalidad después de una breve declinación, se elevó a niveles altos, nunca antes
observados.
La similitud entre los síntomas del proceso de la enfermedad del Dr. Kolletschka y
los de la enfermedad de las mujeres en su clínica condujeron a Semmelweis a la conclusión
de que sus pacientes habían muerto de la misma enfermedad, provocada por el
envenenamiento de la sangre. Así pues, consideró que él, su colega y los estudiantes de
medicina había sido los medios o los conductores de la materia infecciosa, ya que
acostumbraban, tanto él como sus asociados, ir directamente a las salas de maternidad
saliendo del cuarto de autopsias, para examinar a las mujeres que estaban en proceso de
dar a luz, dándoles tratamiento sólo después de un superficial lavado de manos, las cuales
retenían con frecuencia un olor fétido característico de lo cadavérico.
Semmeleweis, en apoyo a ésta su hipótesis contaba con una serie de hechos que
pueden explicar porque el índice de mortalidad en la Segunda División fue
consistentemente mucho menor: las pacientes en esa división eran siempre atendidas por
parteras cuya capacitación y entrenamiento no incluía instrucción de anatomía a través de
la disección de cadáveres.