Está en la página 1de 162

UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

UDABOL
MATERIA PSICOLOGIA FORENSE

DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

SEXTO S

CAPITULO I

45
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

MANEJO DE CONCEPTOS
Conocimiento, Este concepto abarca, la adquisición de experiencia
que tiene el sujeto con el contexto, esta se denomina:
Conocimiento empirico.- nace de la observación y la
experimentación.
Se caracteriza por basarse en la experiencia personal. uso de
sentidos, es subjetivo, ya que depende del individuo que perciba el
fenómeno
Conocimiento científico.- conjunto ordenado, comprobado y
sistematizado de saberes obtenidos de forma metódica y sistemática
a partir del estudio
Ciencia.- conjunto de conocimiento sistemáticamente ordenados
susceptibles de ser medible, repetibles, cuantificables (fenómenos), a
partir de una técnica metodología previamente establecida
Conducta: Reacción global del sujeto frente a las diferentes
situaciones ambientales (estimulos)
Estímulo: suceso, objeto o situación que provoca una respuesta, en
el organismo
Delito, Acción que va en contra de lo establecido por la ley y que es
castigada por ella con una pena grave

46
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Delincuente, persona que comente un delito, Autor de una infracción,
es decir, de cualquier acto previsto y castigado por la ley penal y que
puede ser objeto de una investigación en este campo.
Ley, Regla o norma establecida por una autoridad superior para
regular, de acuerdo con la justicia, algún aspecto de las relaciones
sociales.
Norma, Principio que se impone o se adopta para dirigir la conducta o
la correcta realización de una acción.
Crimen, El crimen deriva del griego krinein que significa 'separar' o
'decidir', y krisis que significa 'crisis'. El crimen provoca una crisis
que separa a la sociedad exigiendo una decisión sobre su
castigo.

Robo, El hurto se produce sin fuerza, intimidación o violencia.

Un robo ocurre cuando alguien se apodera de una cosa-mueble ajena


mediante el uso de la intimidación o la fuerza

Explicito, Que está dicho o especificado de forma clara y detallada,


sin insinuar ni dar nada por sabido o conocido.
Implícito, Implícito se refiere a todo aquello que se entiende que está
incluido pero sin ser expresado de forma directa o explícitamente.
Trastorno, en medicina una alteración del funcionamiento normal de
la mente o del cuerpo, trastornos que pueden ser causados por
factores genéticos, enfermedades, o traumatismos.
Trastorno en psicología, Según el Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales (DSM) por trastorno psicológico cabría
entender un conjunto de síntomas distintivos que provocan un
malestar, discapacidad o riesgo clínicamente significativos para la
salud de una persona

47
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Distorsión, Las distorsiones cognitivas son aquellas maneras
erróneas que tenemos de procesar la información, es decir,
malinterpretaciones de lo que ocurre a nuestro alrededor, generando
múltiples consecuencias negativas.
Síntomas, Manifestación subjetiva de un estado patológico. Los
síntomas son descritos por el individuo afecto más que observados
por el examinador.
Contexto, El contexto social es el conjunto de circunstancias que
enmarcan una situación que afecta a uno o más individuos. El
mismo hecho puede ocurrir en un entorno u otro y su análisis y
evaluación cambiarán dependiendo de lo que sea.
Percepción, Primer conocimiento de una cosa por medio de las
impresiones que comunican los sentidos
Modelo estructural de la memoria, formada por tres almacenes
Estos son los registros sensoriales, el almacen de memoria a corto
plazo y el amacen de memoria a largo plazo.
La atención es un proceso psicológico básico e indispensa- ble para
el procesamiento de la información de cualquier modalidad, basado
en un complejo sistema neuronal que se encarga del control de la
actividad mental de un organismo.
personalidad, Conjunto de rasgos y cualidades que configuran la
manera de ser de una persona y la diferencian de las demás.
Aprendizaje, Adquisición del conocimiento de algo por medio del
estudio, el ejercicio o la experiencia, en especial de los conocimientos
necesarios para aprender algún arte u oficio
socializacion, es la acción de interactuar con los demás, "la
socialización del niño necesita, para afianzarse, que este viva en su
entorno familiar unas relaciones equilibradas y constructivas"
adaptación, un estado de equilibrio entre las necesidades internas y
las exigencias externas, y los procesos utilizados en el logro de esta
condición.
48
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
creencias, Conjunto de principios ideológicos de una persona, un
grupo social o un partido político
atribuciones, En la psicología social la atribución es entendida como
el proceso de inferir las causas de los acontecimientos o
comportamientos.  En la vida cotidiana, la atribución es algo que
todos realizamos a diario, por lo general sin tener conciencia de los
procesos subyacentes y los prejuicios que conducen a nuestras
inferencias
expectativas, Esperanza o posibilidad de conseguir una cosa

PSICOLOGIA CRIMINAL

Capítulo 1. La Psicología Criminal

1.1 Definición

1.2 El Papel del Psicólogo Criminal

1.3 Antecedentes de la Psicología Criminal

1.4 Definición de Crimen y Delito

1.5 Conducta Criminal

Capítulo 2. Trastornos de Conducta

2.1 Trastornos de Conducta

2.1.1 Etiología

2.1.2 Definición

2.1.3 Trastorno Disocial

2.1.4 Personalidad Antisocial

2.2 Teorías Psicológicas de la Conducta Delictiva…

2.3 Teorías Psicológicas Integradoras

49
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
2.3.1 Teoría del Aprendizaje Social

2.3.2 Criminología del Desarrollo

2.3.3 Teoría General de la Tensión

2.3.4 Teoría de los Vínculos Sociales de Hirshi

2.3.5 Teoría Basada en la Personalidad

2.3.6 La Teoría Sociomoral de Gibbs

2.3.7 Teoría de la Anomia

Capítulo 3. Perfilación Criminal

3.1 Definición Conceptual

3.2 Principios y Objetivos

3.3 Metodología

3.3.1 Perfil Criminal Inductivo

3.3.2 Perfil Criminal Deductivo…

3.3.3 El lugar de los Hechos o el Perfil Geográfico

3.3.4 Modus Operandi

3.3.5 Firma del Homicida…

3.3.6 Victimología

3.3.7 Generación del Perfil Psicológico Criminal

3.4 Tipos de Perfiles Psicológicos

3.5 La Importancia del Perfilador Criminal en el Sistema Jurídico

Conclusiones

Referencias
50
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
INTRODUCCIÓN

El estudio de la delincuencia es un fenómeno muy amplio y complejo y


también interdisciplinario ya que distintas ciencias han aportado
conocimientos y teorías explicativas a la delincuencia.

Una de estas disciplinas es la psicología, la cual se encuentra presente en


toda actividad y comportamiento humano debido a que posee un gran
poder explicativo y predictivo, por lo que desde sus inicios ha buscado
comprender y conocer la conducta delictiva ofreciendo fundamentos
conceptuales de esta área de estudio que resulten más satisfactorios en el
abordaje de esta problemática.

Alrededor de dos siglos, el uso de la técnica de perfiles psicológicos como


instrumento en la investigación criminal, ha dado resultados positivos en el
combate de la delincuencia. Para Jiménez (2012) el término perfil hace
referencia a “un conjunto de datos, informaciones y opiniones que el
experto realiza sobre algún sujeto” (P. 39).

El perfil psicológico de un delincuente es una técnica que proporciona


información provenida del escenario donde se cometió un delito así como
de la víctima de la cual se realiza un estudio exhaustivo y minucioso de sus
características para aportar información relevante para realizar una parte
del perfil criminológico del victimario. Para Myers et al. (1999) citado en
Garrido (2000), mediante la elaboración de este perfil se busca identificar las
características esenciales de la personalidad y la conducta del delincuente.
Por otro lado, en 1981 Beberth destaca que la elaboración de perfiles es
muy útil cuando el delincuente presenta una psicopatología notable de
modo que el lugar de los hechos refleje su personalidad de una manera
considerable (Garrido, 2000).

Para la realización de un perfil delincuencial, el perfilador debe analizar


varios elementos del crimen, por lo tanto, el presente documento tiene por
51
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
objetivo definir y explicar el papel del psicólogo en la elaboración del perfil
criminal dentro del sistema jurídico en nuestro país, su metodología y los
determinantes psicológicos del comportamiento delictivo, para lo cual este
manuscrito se estructura en cuatro partes.

El primer capítulo titulado “La psicología criminal”, nos introduce en la


definición de la psicología criminal, el papel del psicólogo criminal, un breve
recorrido histórico sobre el inicio de la perfilación criminal, además de una
diferenciación de crimen y delito, y finalmente una definición de conducta
criminal.

El segundo capítulo “Trastornos de conducta” brinda una descripción de los


trastornos de la conducta, su etiología y definición; conducta antisocial
diferenciando el trastorno disocial, personalidad antisocial o psicopática,
también nos ofrece una introducción a diversas teorías psicológicas
integradoras para conocer los factores que se combinan para producir la
conducta delictiva y que permitan comprender los mecanismos en los que
operan los factores de riesgo que hasta la actualidad le han permitido a la
psicología criminal establecer secuencias evolutivas en la carrera delictiva.

El tercer capítulo “Perfilación criminal” está dedicado a la técnica del perfil


del delincuente. En este capítulo se consideró indispensable ofrecer la
definición, los objetivos y la metodología empleados en la elaboración del
perfil criminal, también muestra una corta descripción de los perfiles
existentes, para cerrar con una breve visión sobre la importancia del
perfilador criminal en del sistema jurídico.

LA PSICOLOGIA CRIMINAL

La rama de la psicología que se ocupa del comportamiento criminal se


denomina psicología criminal y estudia las conductas individuales o
colectivas de los delincuentes.

52
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
En la última etapa del siglo XX y comienzos del siglo XXI, se observa la unión
de la psicología y la criminología originando la psicología criminal como
consecuencia de una crisis social. Cuando una sociedad se ve inmersa en
situaciones graves de violencia, es cuando ésta reconoce la utilidad de la
psicología para la comprensión de las conductas antisociales que la
vulneran. Si bien entendemos que estos fenómenos sociales tienen un
origen multifactorial; como mencionan Redondo y Puello (2007), sus
dimensiones psicológicas también son clave, debido a que es un sujeto
humano el que efectúa la conducta antisocial, ya que durante los
comportamientos delictivos se involucran interacciones, pensamientos y
elecciones, emociones, recompensas, rasgos y perfiles de personalidad,
aprendizajes y socializaciones, creencias y actitudes, atribuciones,
expectativas etc. Por lo tanto, este sujeto es una totalidad particular y única,
que sufre transformaciones en el trascurso de su vida.

Para poder entender mejor la relevancia y las aplicaciones que puede tener
esta disciplina psicológica, durante este capítulo se brindaran diferentes
definiciones de la psicología criminal que permitan ofrecer una amplia
perspectiva de este tema. Además, se hace referencia a sus orígenes
históricos y a la importancia que ha tenido a lo largo de la historia y a través
de su desarrollo.

1.1 Definición

Para definir con palabras simples y concretas a la Psicología Criminal,


diríamos que es la ciencia que estudia el comportamiento humano
relacionado con el delito. Sin embargo, existen diferentes puntos de vista de
importantes autores para definirla de forma más amplia. De acuerdo a Soria
y Sáiz (2006), la psicología criminal es una vertiente de la Psicología Jurídica,

53
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
que intenta abordar la compresión de la delincuencia, sus causas, efectos y
tratamiento.

Por otro lado, Otín del Castillo (2009) la define como “la rama de la
psicología incardinada en la ciencia criminológica, que se ocupa de estudiar
la génesis del delito, la personalidad y motivaciones del delincuente y que
apoya medidas para su prevención, control, tratamiento y reinserción” (p.
24).

Por lo tanto, la psicología criminal se refiere a la aplicación de los


conocimientos científicos de los que hace uso la psicología como ciencia y su
metodología. Por consiguiente, la psicología criminal “es el conjunto de
principios, métodos y técnicas de la psicología científica, que aplicados al
conocimiento del delito en general, y del crimen en particular, contribuyen a
la investigación de los hechos delictivos graves, la identificación de
criminales y la seguridad de los ciudadanos” (Soria y Saiz, 2006, p. 60).

Es evidente entonces que el campo de acción de la psicología criminal


muestra enormes diferencias, si se persigue la conceptualización legal del
delito (legalismo) o si se incluye cualquier conducta violenta o antisocial
(anti-legalismo).

Concepto

Recogiendo lo más importante de estas definiciones se puede resumir que la


psicología criminal estudia al delincuente, las motivaciones de determinados
delitos y las causas de la predisposición a la criminalidad (estructura social,
influencia del medio ambiente donde se desarrolla etc.). Por lo tanto, la
psicología criminal es una ciencia social que se apoya en los principios y
métodos de la psicología científica y que permite resolver problemas
complejos, porque busca conocer las causas que incitan a un sujeto a
54
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
quebrantar las leyes de una sociedad, los factores psicológicos que influyen
y la representación que su conducta tiene para él. Ahora bien, revisemos
cuál es la relevancia del psicólogo criminal dentro del sistema legal.

1.2 El Papel del Psicólogo Criminal

El papel del psicólogo en el sistema legal es variado; en la actualidad se ha


separado la psicología criminal de otras ramas de conocimiento con las que
ha estado relacionada, como son: la psicología forense, encargada del
peritaje psicológico; la psicología penitenciaria; consagrada a estudiar el
comportamiento de los reclusos (evaluación y programas de intervención);
la psicología de la victimización criminal, estudia los efectos provocados por
la vivencia a causa de victimización criminal; la psicología jurídica, encargada
de investigar lo relacionado a la comisión de los delitos; la psicología judicial,
la cual estudia los principales fenómenos psicológicos relacionados con el
proceso judicial (testimonio, jurado); la psicología jurídica de la familia
encargada de realizar peritaje que ayude en los procesos de separación,
divorcio y nulidad matrimonial, también incluye actividades como evaluador
de custodia de niños; entre otras (Varela, 2014).

Es posible englobar a un psicólogo criminal en diferentes ámbitos, sin


embargo, para este trabajo nos vamos a centrar en uno de los papeles del
psicólogo en el sistema legal, que es la elaboración del perfil criminal.

Una de las principales funciones del psicólogo encargado de la elaboración


del perfil criminal es el estudio de la personalidad de los delincuentes, de
sus acciones, sus reacciones y las intenciones, lo que motiva un criminal a
cometer estos actos. Por consiguiente, su papel como psicólogo perfilador
dentro del sistema legal es ayudar en la detención de los agresores
55
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
mediante el análisis de las particularidades personales de la información
obtenida en el lugar de los hechos. En consecuencia, éste profesional de la
psicología se convierte en auxiliar o colaborador de la administración de
justicia y su labor se realiza en base de la integración en un equipo de
trabajo.

Por lo tanto, la evidencia conductual o comportamental es la base del


trabajo del psicólogo en la elaboración del perfil del delincuente. La
conducta o comportamiento es tanto a lo observable como a los
comportamientos privados (pensamientos, emociones, sensaciones). Los
comportamientos observables son más evidentes que los comportamientos
privados, por lo que se deben abordar desde posiciones y metodologías
distintas. Inclusive cuando las conductas se convierten en una evidencia, no
logran el mismo nivel de claridad que las evidencias físicas. Una evidencia
conductual sería, por ejemplo: la forma en que cometió el delito, dónde y
cuándo lo hizo, y sus posibles motivaciones; por lo cual, aunque sean
evidencias tangibles, son más difíciles de eliminar que las evidencias físicas,
lo que las convierte la mayoría de las veces en las principales evidencias
para poder resolver algunos delitos (Soria y Saiz, 2006).

No obstante, para que el psicólogo que elabora el perfil criminal pueda


desempeñar adecuadamente su función dentro del área de administración
de la justicia, es preciso contar con determinados conocimientos específicos.
Entre los conocimientos específicos que el psicólogo debe poseer, se
encuentran (Finol, 2006; citado en Aristizabal y Amar, 2012):

Las bases biológicas de la conducta. La integración de conocimientos


procedentes de los estudios sobre bases biológicas, del ajuste personal del
entorno, los desórdenes mentales, la reacción al trauma y los
comportamientos antisociales. Además de la comprensión de las influencias
genéticas y de la farmacología.

56
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Las bases cognitivo-afectivas de la conducta. Conocimiento de los procesos
de cognición, pensamiento y motivación humana, así como las capacidades
personales.

Las bases sociales de la conducta. Conducta adaptativa, los procesos de


integración social y de socialización.

Las bases individuales de la conducta. Bases comportamentales,


psicopatología, enfermedad, afectación psicológica, funcionamiento
intelectual e historia de aprendizaje (P. 13).

Finalmente, cabe resaltar que la psicología criminal juega un papel


imprescindible en el sistema judicial, ofreciendo una serie de respuestas
sobre los actores implicados en el delito por medio del perfil del
delincuente, el cual, se ha convertido en una técnica trascendente de la
investigación delictiva. Sin embargo, el uso de la psicología en México a
pesar de haber alcanzado importantes avances en el área educativa, clínica y
en materia de prevención en adicciones, aún se encuentra restringida
dentro de los cambios sociales en las materias de seguridad, justicia y en el
manejo y control del crimen.

1.3 Antecedentes de la Psicología Criminal

Para comprender la relevancia de papel del psicólogo en la elaboración del


perfil criminal es importante hacer referencia a los orígenes históricos de la
psicología a través de su desarrollo en el estudio de la criminalidad.

El uso de la psicología para estudiar y combatir el delito es algo


relativamente reciente, sin embargo, el uso del perfil psicológico se remonta
desde la antigüedad hacia el siglo IV a. de C., en donde el médico griego
Hipócrates de Cos (460 a. C. - 370 a. C.), creía que los trastornos mentales se
originaban en el mismo organismo. Los griegos consideraban que tenemos
57
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
dos tipos del alma psyche y thymos. Hipócrates consideraba la psyche, el
“soplo de la vida”, de la que se deriva “psicología”, que abandona a la
persona cuando muere; interpretando la psyche como el principio crucial de
la vida que separa lo orgánico de lo inorgánico, aportando así la teoría de la
personalidad. Otra parte de la personalidad es el Thymos, que significa un
principio motivacional subyacente en la acción y sentimiento. Nuestra
palabra (e)moción enuncia la idea de que la conducta debe resultar de una
excitación motivacional (Álvarez, Montenegro & Martínez, 2012). Thymós es
cálida emocional, vigorosa de carácter más social, mientras que psyche es
más fría, profunda e impersonal con tendencia a trasportarnos más allá del
mundo físico.

Claudio Galeno de Pergamo (130-210), examinó la clasificación de los


humores de Hipócrates de Cos y los reclasificó, realizando combinaciones
entre los diferentes humores y transformándolos en una teoría de
temperamentos básicos.

Humores de Hipócrates

Temperamento Humor Elemento Características

Melancólico Bilis Negra Tierra Dado a la tristeza, con ideas

lentas y pesimistas.

Colérico Bilis amarilla Fuego Dominante, violento y dado a

accesos de ira.

Flemático Flema Agua Frio y parece incapaz de

emociones internas, indiferente.

Sanguino o Linfático Sangre o linfa Aire Activo, alegre y optimista.

58
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Para Galeno, los niveles en los que están presentes cada uno de los humores
en un cuerpo humano explican los estilos de personalidad y temperamento,
lo cual significa que observando las cantidades de estas sustancias se podía
saber el estilo de comportamiento de una persona y como expresa sus
emociones.

Dentro de la línea de investigación de la conducta nace la fisonomía, la cual


surge en el siglo XVI y se le atribuye a Giovanni Battista Della Porta (1535-
1616), un artista que modelaba el barro y el mármol, el cual desarrolló una
técnica de observación. La fisonomía se encargaba de estudiar la apariencia
externa de los individuos y las relaciones entre dicha apariencia y su ser
interno. Los fisonomistas señalaban, que el rostro de las personas podía
revelar su carácter delincuencial. Della Porta sostenía que existe
interdependencia entre el cuerpo y el alma, sí se encontraban anomalías en
la cabeza, la frente, las orejas, nariz y dientes, eran atribuibles a
características delincuenciales. Además visitaba cárceles y mediante la
observación, prestaba atención en el análisis de autopsias de asesinos y
delincuentes ajusticiados, en la expresión corporal de los ojos, la risa y el
llanto. Indicó que algunos caracteres somáticos le parecían criminales
(cabeza, frente, orejas, nariz y dientes) y destacó el valor de los ojos,
también estudio la psicología de la risa y el llanto. Se interesó por la
apariencia externa del sujeto y la interdependencia de lo somático y lo
psíquico, el cuerpo y la personalidad. Si el cuerpo y el alma se relacionan, las
deformidades corporales se correspondían con vicios y defectos anímicos,
espirituales, por lo que la belleza física se asociaba con la bondad y por el
contrario la fealdad con la maldad (Álvarez et al., 2012).

En 1776, Jean Gaspar Lavater (1741-1801) , publica Fragmentos fisionómicos


para conocimiento del hombre y el amor al hombre, en donde realiza una
serie de comparaciones con los animales, cuando la persona se asemeja a
un perro o a un cerdo, le otorga las características psicológicas que se le
atribuyen al animal.
59
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

Por otro lado, a finales del siglo XVIII, en un intento por explicar el delito,
surge la postura del médico y anatomista alemán Franz Joseph Gall (1758-
1828) creador de la frenología. Gall intentó relacionar la estructura
cerebral y las inclinaciones del criminal; pretendió encontrar el carácter y los
sentimientos de las personas en la configuración externa del cráneo, así en
algún lugar del cerebro hallaría el instinto criminal. Para su estudio trazo
mapas de él; también describió un órgano relacionado con el instinto de
agresión, al que nombró “Wurgsinn” conocido en la terminología francesa
como “organe du meurtre” el órgano del asesinato (Álvarez et al., 2012).

Entre los antecedentes históricos del uso de la psicología en la investigación


de aspectos psicosociales en delincuentes, se encuentra una de las obras
literarias que datan de 1841, el cuento “Asesinato de la calle Morgue” de
Edgar Allan Poe; no obstante, esto tuvo lugar en la vida real en Gran Bretaña
en 1888, cuando George B. Philips (Turvey, 1998; citado en Aristizabal y
Amar, 2012), patólogo forense, diseñó el método “Modelo-herida” el cual se
basaba en la compresión de la naturaleza de las lesiones de la víctima como
base para la elaboración estadística del perfil del delincuente.

En 1874, Gaspar Virgilio publicó La Naturaleza enfermiza del delito, en su


obra, utiliza el término del criminal nato en donde analizó, desde el punto
de vista antropológico, a aproximadamente 300 condenados, los clasificó
por el lugar de nacimiento y el tipo de delito, y concluyó que éste se debía a
enfermedades congénitas, orgánicas, haciendo una especial referencia a los
aspectos climatológicos y meteorológicos como incidentes de criminalidad
(Álvarez et al., 2012).

Durante el último tercio del siglo XIX con la Escuela Positiva Italiana; entre
los representantes más significativos están: Lombroso (1835-1909) y su
60
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Tratado Antropológico experimental del hombre delincuente (1876); Ferri
(1856-1929) y Garófalo (1852-1934), seguidores del método empírico
deductivo basado en la observación del delincuente y de su medio (García-
Pablos de Molina, 1992; citado en Soria y Sáiz, 2006). Lombroso afirmaba
que algunas personas nacen con una tendencia innata a la delincuencia, una
opinión influida por el darwinismo dominante de la época que consideraba
que la mayoría de los criminales componen una subespecie primitiva y
degenerada el “homo delinquens” con caracteres hereditarios biológicos y
psicológicos. Para demostrar esta tesis, realizó mediciones físicas de presos
italianos distinguiendo una serie de anomalías físicas. Posteriormente realiza
la primera tipología de delincuentes: nato que es idéntico al loco-moral, con
fondo epiléptico que es un tipo de homicida con reacciones muy violentas el
cual, después de cometer su crimen se queda muy tranquilo sin aparente
remordimiento; el delincuente loco que es un sujeto que después de
cometer el crimen enloquece en prisión; hay tres tipos de delincuente loco:
(alcohólico, histérico y mattoide); el ocasional (pseudocriminal, criminaloide
y habitual) y el delincuente pasional, este es inmediato y hay tres tipos
(duelo, infanticidio y pasión política) (Soria & Sáiz, 2006).

Por otra parte, en 1993 en su Manual de Criminología, el alemán Hans Gross


brindaba diversos métodos para perfilar la conducta de asesinos,
incendiarios, ladrones, mujeres que testificaban una falsa violación, y otros
tipos (Aristizabal & Amar, 2012). La idea esencial de su filosofía de
investigación es “que los criminales han de ser comprendidos
fundamentalmente a través de sus delitos y que hay que prestar una gran
atención a la conducta del delincuente” (p. 106).

De la misma forma, en 1955 Kretschmer realiza en Alemania un estudio y


diseña una clasificación basada de igual forma, en características físicas
(Aristizabal & Amar, 2012). De acuerdo a esta clasificación, cada tipo de
delincuente se relacionaría con un tipo de delito, de esa forma, los

61
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
leptosómicos son propensos al hurto, los atléticos a crímenes donde se
emplee la violencia, y los pícnicos al engaño y el fraude.

Posteriormente, a la par con los avances que la psicología iba acumulando,


las teorías abandonaron las características físicas para detectar a los
criminales y comenzaron a utilizar características psicológicas.

Mientras tanto en los Estados Unidos, en 1957 el Doctor James Brussel,


psiquiatra y consultor del sistema de salud mental, compara conductas
delictivas con conductas de pacientes mentales. Su perfil de “El
bombardero” un sujeto que colocó más de treinta artefactos explosivos
caseros en un período de quince años en New York (Aristizabal & Amar,
2012). Brussel examinó las escenas de los crímenes y dio un perfil a la
policía. “El bombardero” es un inmigrante de Europa, de entre 40 y 50 años
de edad, que vivía con su madre. Su perfil fue el resultado del razonamiento
deductivo, su experiencia y el cálculo de probabilidades. Apuntó hacia un
hombre paranoico, trastorno que tarda aproximadamente 10 años en
desarrollarse, un dato que además de la fecha de colocación de la primera
bomba, lo condujo a establecer la edad del sujeto. Este trastorno revela el
resentimiento perdurable, la pulcritud y perfección de sus acciones y
artefactos, asi como su vestimenta. La exactitud del perfil provocó que la
policía comenzara a respetar y utilizar las aportaciones de la psicología en
sus investigaciones.

A partir de 1970, en los Estados Unidos, resultaron muy valiosos las


contribuciones y desarrollos realizados por las agencias de seguridad
nacional, de manera que la psicología criminal queda establecida como
técnica de investigación policial para resolver casos difíciles y se crea la
Unidad de Ciencias del Comportamiento en el FBI, especializada en el diseño
de perfiles (Aristizabal & Amar, 2012).

62
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

Para comprender mejor términos como crimen y delito, categorías que


habitualmente han sido presentadas como universales y que resulta difícil
distinguirlas, a continuación se propone presentar su definición para
conocer su naturaleza o gravedad.

1.4 Definición de Crimen y Delito

Con frecuencia se piensa que crimen y delito son términos confusos al


momento de buscar diferenciarlos, sin embargo, aunque resultan ser
semejantes porque tienen aspectos en común, ambos términos poseen
definiciones distintas. Para Hikal (2005), el crimen: “es la acción que agrede
a un individuo o a la sociedad en sus bienes, afecta la integridad mental,
física y material de las personas” (p. 224).

Desde el punto de vista de Enrico Ferri (citado en Hikal, 2005), el crimen es


un acto que involucra motivos individuales y antisociales que perturban la
moralidad social. Desde un enfoque jurídico, delito es la acción u omisión
tipificada, antijurídica, culpable y punible, a la que la ley penal atribuye
consecuencias jurídicas.

Dentro de este orden de ideas, el criminal: es el sujeto que realiza un crimen


o un quebrantamiento a las leyes sociales. “El delincuente es el sujeto activo
de la infracción penal” (Hikal, 2005, p. 224).

63
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Por otro lado, Stancui y Lavastigne revelan que las definiciones jurídicas no
son de utilidad alguna debido a que los códigos penales no proporcionan
ningún criterio para el conocimiento del criminal. De igual manera,
Göppinger considera que “las normas jurídicas sobre el delito, solo sirven a
la criminología para obtener una referencia sobre las conductas contra las
que el estado reacciona con sanciones” (Rodríguez, 2012, p. 18). Por lo
tanto, el crimen jurídicamente delimitado es el punto de partida de la
investigación criminológica, pero no es el objeto de la misma.

Sin embargo, aunque el crimen jurídicamente delimitado no es el objeto de


esta investigación, es necesario dejar en claro la noción del sujeto activo en
el delito.

De acuerdo a Amuchategui (2016), en el derecho penal el sujeto activo es la


persona física que comete el delito, también llamado delincuente, agente o
criminal. Desde un ángulo jurídico “el delito es el acto u omisión que
sancionan las leyes penales” por consiguiente, el delito es la conducta que
un sujeto realiza, en contra de una norma establecida en un orden legal;
esto es, una violación de una norma vigente.

Por lo tanto, es muy importante hacer la distinción entre delito, crimen y


conducta antisocial. El delito es el término que los juristas utilizan para
referirse a la transgresión de la ley. El crimen es el reproche moral injurioso
en contra de una persona y conducta antisocial es lo que los psicólogos,
psiquiatras y criminólogos señalan como objeto de estudio (Hikal, 2005).

En resumen, crimen y delito son actos en contra de la ley, pero el crimen


tiene una connotación

64
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
más enérgica, mientras que el delito es una palabra para describir cualquier
tipo de infracción contra la ley.

En cuanto a la conducta antisocial, a continuación se revisaran las


características de la conducta criminal.

1.5 Conducta Criminal

Existe una serie de características personales que están asociadas al


desarrollo del comportamiento delictivo, ya que este no se presenta por si
solo; hay una serie de razones que lo produce, sustenta y mantiene.

De acuerdo con Aristizabal y Amar (2012), la conducta criminal puede ser


resultado de un proceso deficiente de la conciencia, una deficiencia en la
voluntad o puede ser resultado de un proceso de influencia psíquica, cierta
incapacidad psíquica, una afectación psicológica o de patrones de
personalidad establecidos desde la infancia (p. 25) Para estos autores, la
conducta criminal en algunas ocasiones puede obedecer a una falta de
conciencia; se ha comprobado que algunos individuos cometen actos
criminales sin tener conocimiento de la ilegalidad o del daño en que
incurren.

Por otro lado, Garmezy, Kimble y Zigler (1996) comentan que estos
individuos no están lo suficientemente despiertos; su sistema de alerta no
es el adecuado y no poseen en el momento de ejecutar la conducta un
normal estado de atención, lo que significa que la persona no es capaz de
prestar el cuidado deliberado en el momento del hecho (Aristizabal & Amar,
2012, p. 25).

65
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Desde la perspectiva de Aristizabal y Amar (2012), este individuo no sabe lo
que hace, no presenta pensamientos y sentimientos producidos por la
acción criminal, ni un saber externo del mundo circundante, tal como los
eventos ambientales, control en la exposición a estímulos (sonidos, olores,
etc.) y desenvolvimiento de la propia conducta. Tampoco posee recuerdos,
ni una capacidad de crítica, en pocas palabras no está consciente de sus
propios procesos mentales.

Algunos ejemplos de la falta de conciencia como razón de la conducta


criminal o estados alterados de conciencia (EAC o AEC) como lo denomina
Morris (1992) incluye el sueño, por falta o presencia súbita como lo designa
Carlson (1996) la narcolepsia; también tenemos la privación sensorial en sus
diversas formas, lo que hace que se reduzca el grado de control consciente
sobre la realidad; y finalmente entre esta lista se encuentran los estados
producidos por psicofármacos como las sustancias estupefacientes o
prohibidas, medicamentos y sustancias toxicas, los cuales afectan
claramente la conciencia (Aristizabal & Amar, 2012).

Y un último ejemplo de la falta de conciencia en el momento de realizar un


acto criminal de acuerdo a Aristizabal y Amar (2012), esta también el estado
de inmadurez psicológica, que se refiere a una persona con un inadecuado
desarrollo mental, ya sea por condiciones genéticas o hereditarias,
problemas en el proceso de gestación, dificultades durante el parto o
problemas presentados durante la infancia, puede ocasionar un inadecuado
conocimiento de la realidad o de su propia conciencia, es el caso de ciertos
grados de retraso mental. También se encuentran ciertos trastornos
mentales designados permanentes, que incluyen principalmente trastornos
orgánicos como la esquizofrenia y el trastorno afectivo bipolar entre otros, y
los trastornos mentales transitorios en los cuales se observan algunos
estados disociativos de ansiedad momentáneos.

66
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
No obstante, la acción voluntaria ha sido ampliamente examinada por la
psicología forense, ya que no es lo mismo una falla con la capacidad de
decisión ante un acto criminal que tenerla en consecución del mismo, ya
que esta incluye una razón consiente por lo que se presenta como resultado
de una planeación de consecuentes.

Ahora bien, hay que diferenciar en el individuo criminal su voluntad de su


motivación; para Hofstatter, Helmunth, Weinert y otros (1982) citado en
Aristizabal y Amar (2012) el porqué de la situación es diferente al querer de
la acción, lo que sería la voluntad. La motivación presenta características
como la incitación, una anticipación de acciones que conducen a un
resultado, evaluando las consecuencias, objetivos y utilidad para realizar
una valoración.

La motivación hace referencia a un aspecto consiente; esta motivación es


diferente a la voluntad o capacidad de autonomía y decisión personal. En la
motivación hay control del hecho punible en la voluntad no hay
premeditación, simplemente hay decisión y esta puede estar determinada
por estados mentales patológicos e influencia psíquica por parte de otra
persona o puede estar en

una adecuada situación de normalidad, es decir, no verse influida y tener


otra explicación psicológica (Aristizabal & Amar, 2012).

En definitiva, la conducta criminal es una conducta antisocial y agresiva que


comprende un amplio rango de actos que infringen normas y expectativas
sociales que se reflejan en actos que van en contra del entorno, sin
embargo, en algunas ocasiones no siempre es resultado de la voluntad o
capacidad de decidir y de autodominio.
67
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

CAPITULO 2.

CONDUCTA ANTISOCIAL

Cuando una conducta perturba lo que va en contra de los intereses del bien
común, es considerada como una conducta antisocial. La conducta antisocial
“es aquella que un individuo realiza y que resulta ser contraria a los
intereses o valores del conjunto de la sociedad” (Mulero, 2014, p. 2).
Además, la conducta antisocial será diferente según la edad de la persona,
su cultura y el contexto al que pertenezca.

De acuerdo con López (2008), los actos delictivos son solo un elemento más
de una categoría extensa de conducta antisocial que incluye “un amplio
rango de actos y actividades tales como peleas, acciones agresivas, hurtos,
hechos vandálicos, piromanía, absentismo escolar, huidas de casa o
mentiras reiteradas” (p. 21). Estas conductas quebrantan reglas y
expectativas sociales. Por lo tanto, términos como delincuencia, trastorno
de conducta, revelan con mayor o menor intensidad conductas antisociales.
Ante la situación planteada, es importante destacar las características que
conforman un comportamiento delictivo.

A continuación, se propone presentar una breve descripción de los


trastornos de conducta, cómo se dividen este tipo de comportamientos, las
características y los factores asociados a su aparición.

2.1 Trastornos de Conducta

A lo largo del tiempo, se han realizado diversas investigaciones sobre la


conducta criminal y los factores psicológicos que influyen en la delincuencia,
68
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
por lo que es importante conocer que es lo que conduce a un individuo a
delinquir y en qué etapa de la vida de un individuo se puede desarrollar.

Para Llevadot y Benavides (2010) etimológicamente la palabra conducta


proviene del latín, que significa «conducida o guiada» es decir, “todas las
manifestaciones que se componen dentro de sí suponen que son conductas
por algo que bien pudiera ser interno o externo” (p. 78). Por lo que de
acuerdo al autor, la conducta puede ser dirigida tanto por fenómenos
psíquicos de causa biológica como por la influencia que ejerce el medio
social sobre el sujeto.

Con referencia a lo anterior, se puede observar que la palabra


comportamiento demuestra una mayor implicación del sujeto que
etimológicamente proviene también del latín «comportare» y que significa
«implicar». Por lo tanto, de acuerdo a esto, los trastornos de
comportamiento son “alteraciones en general mucho más benignas y
cercanas a la normalidad que los trastornos que denominamos trastornos
de conducta” (Llevadot y Benavides, 2010, p. 28). Por otro lado, la
agresividad de acuerdo a los autores antes citados “es una respuesta
adaptativa del ser humano y de los animales” (p.82). La violencia por otro
lado, exige de un aprendizaje previo.

Dadas las condiciones que anteceden, una situación de riesgo que puede
vulnerar el desarrollo armónico durante la niñez o la adolescencia, está
determinada por un diverso conjunto de conductas que son
contextualizadas bajo el término de trastornos de la conducta.

2.1.1 Etiología

La causa es multifactorial, se han encontrado en diversas investigaciones,


múltiples factores de riesgo que se relacionan con los desórdenes de
69
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
conducta y la delincuencia, entre los cuales se encuentran factores
genéticos, biológicos, ambientales y sociales.

En relación a los factores genéticos, la investigación sobre los genes


relacionados a la psicopatía, se comenzó evaluando su posible conexión con
genes relacionados al Trastorno de Personalidad Antisocial (TAP), llamado
por algunos autores los “genes asesinos” (John, Robins & Pervin, 2008;
Gallardo-Pujol, Forero, Maydeu-Olivares & Pueyo, 2009; Jara & Ferrer, 2005;
citado en López, 2013).

De acuerdo a Arzate (2010), no se hereda un gen del mal, se heredan ciertos


rasgos de temperamento. En algunas ocasiones el cerebro es hipersensible a
ciertos factores medioambientales; de acuerdo con la autora, “hay gente
que sufre abusos en su infancia y lo sobre pasa muy bien y hay otros que no
sufren tan severo abuso, pero su cerebro y su persona lo vive muy
intensamente, y si a ello se le suma la compatibilidad con determinado tipo
de genes, eso dispara la psicopatía” (párr. 7).

Como se puede observar, los estudios genéticos están descubriendo nuevos


caminos de investigación que clarifican la interacción de los genes, los cuales
en el futuro cercano pueden ayudar a entender la interacción entre los
factores genéticos y ambientales para poder explicar el comportamiento
violento (John et al., 2008; citado en López, 2013).

En relación a los factores estructurales del cerebro que se asocian con el


comportamiento violento, tenemos: la corteza prefrontal, que es la principal
área reguladora del control del impulso y de las funciones ejecutivas. Las
funciones ejecutivas son un conjunto de habilidades que permiten la
anticipación y establecimiento de objetivos, la autorregulación de las tareas
y la habilidad para llevarlas a cabo con eficacia. Por lo tanto, esta área se
relaciona con las conductas impulsivas, problemas para desinhibir una
70
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
conducta, una pobre planificación de la conducta a realizar y una pobre
toma de conciencia de las consecuencias de la conducta a realizar; todas
estas funciones se relacionan con la dimensión ejecutiva de la inteligencia.
Estos déficit en las funciones ejecutivas afectan la capacidad para responder
de forma adaptativa al entorno ante las normas. También existen ciertas
alteraciones en el córtex prefrontal y en el funcionamiento de diversos
neurotransmisores cerebrales, es especial la serotonina, la noradrenalina y
la dopamina (Llevadot y Benavides, 2010).

En segundo lugar está la amígdala, la cual se relaciona con la falta de


empatía hacia los demás y la dificultad en la regulación en las emociones,
provocando conductas explosivas (Arias & Ostrosky-Solis, 2008; citado en
López, 2013). También, se ha observado una reducción volumétrica en la
amígdala, y el hipocampo asociados con el déficit emocional. Un estudio
realizado por Yang, DPhill, Narr, Colletti y Tohga (2009) “se encontró una
reducción del volumen de la amígdala en los sujetos con psicopatía en
comparación con el grupo de control. También se ha reportado cambios
estructurales finos como la reducción de la materia blanca pre- frontal,
probablemente relacionados con una pobre toma de decisiones,
desregulación emocional y daños en el juicio moral (Gao, Glenn, Schung,
Yang & Raine, 2009; citado en López, 2013).

En la actualidad existen otras evidencias científicas que avalan la presencia


de estas alteraciones orgánicas relacionadas con la personalidad antisocial.
Estudios con técnicas de neuroimagen han alcanzado resultados
consistentes en relación a una posible disfunción cerebral en los psicópatas.
Estos datos apuntan a la afectación del lóbulo frontal y de la amígdala. De
igual forma, se ha observado una reducción del volumen de la corteza
prefrontal y en cambios en componentes del

71
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
sistema límbico involucrados en el procesamiento emocional. También
existen evidencias de ciertas anormalidades en la actividad eléctrica cerebral
relacionada con la corteza frontal. Los correlatos bioquímicos de la
psicopatía respaldan a la correlación positiva entre altos niveles de
testosterona y a la manifestación de conductas violentas o impulsivas y una
disminución de la actividad MAO que implicaría altos niveles de serotonina y
norepinefrina (Muñoz et al. 2003). Para concluir este tema, es importante
aclarar que en la actualidad no existe una teoría integradora de los
diferentes resultados de estos estudios.

2.1.2 Definición

Un trastorno de la conducta, también designado trastorno de la conducta


perturbadora es de acuerdo al manual DSM-5 (2014), “un patrón repetitivo
y persistente de comportamiento en el que no se respetan los derechos
básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad” (p. 469).
Estos comportamientos se clasifican en cuatro grupos principales: “conducta
agresiva que causa o amenaza con daño físico a otras personas o animales;
conducta no agresiva que causa daño o destrucción de la propiedad; engaño
o robo, y transgresión grave de las normas” (DSM-V, 2014, p. 472). Este tipo
de individuos frecuentemente inician con un comportamiento agresivo, con
reacciones violentas hacia otras personas; pueden realizar comportamientos
de acoso, amenaza o intimidación; comúnmente inician peleas; utilizan
armas que logran causar heridas graves; realizan la crueldad física contra
personas o animales; roban enfrentándose a su víctima (atraco, robo de
monedero, extorción, atraco a mano armada), o posiblemente han realizado
violación sexual. Entre las diferentes formas de violencia física, rara vez
comenten homicidio (DSM-V, 2014).

Los trastornos disruptivos del control de impulsos y de la conducta, son más


frecuentes en el sexo masculino que en el femenino y suelen iniciarse
durante la infancia o en la adolescencia. Este tipo de trastornos de la
72
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
conducta, son comportamientos que pueden ocurrir en cierto grado, en
personas con un desarrollo normal.

En el trastorno de conducta de inicio infantil, los niños muestran agresividad


física hacia los demás, tienen relaciones alteradas con los compañeros,
existe la posibilidad de haber tenido un trastorno negativista desafiante
durante la infancia temprana y normalmente suelen tener

síntomas que cumplen todos los criterios del trastorno de la conducta antes
de la adolescencia (DSM-V, 2014).

Algunas de las características que se asocian a los trastornos de conducta en


individuos agresivos se encuentra: malinterpretar con frecuencia las
intenciones de los demás como hostiles y amenazantes de lo que en
realidad son y una respuesta agresiva que ellos la perciben como razonable
y justificada. También existen otras características de la personalidad con
rasgos de emoción negativos y de bajo autocontrol en los individuos con
trastornos de conducta como son: la baja tolerancia a la frustración,
irritabilidad, arrebatos, suspicacia, insensibilidad al castigo, búsqueda de
emociones e imprudencia. Los síntomas del trastorno de conducta varían
con la edad, cuando estos individuos alcanzan la edad adulta, los síntomas
de agresión, destrucción de la propiedad, engaño y transgresión a las
normas, pueden mostrarse en el lugar de trabajo y en la casa, hasta el punto
que se puede considerar un trastorno de la personalidad antisocial (DSM-V,
2014).

Por consiguiente resulta claro que el trastorno de la conducta es una serie


de problemas emocionales y de conducta que se presentan a una edad
temprana en un individuo y que pueden involucrar un comportamiento
desafiante e impulsivo e incluso en alguna actividad delictiva.

73
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Aquí

2.1.3 Trastorno Disocial

El trastorno disocial de la personalidad es propio de niños y adolescentes


con comportamientos que violan las normas sociales, e incluso estos niños y
adolescentes pueden continuar con estas conductas cuando crecen.

Para Vázquez, Feria, Palacios y Peña (2010), “el Trastorno Disocial es un


conjunto persistente de comportamientos que evolucionan con el tiempo,
se caracterizan por comportamientos en contra de la sociedad (antisociales)
que violan los derechos de otras personas, las normas y reglas adecuadas
para la edad” (p. 12).

De acuerdo con López (2008), el trastorno disocial intenta agrupar a


aquellos individuos que evidencian un patrón de conducta antisocial
persistente en donde preexiste una desadaptación generalizada en el
funcionamiento diario, por la violación repetida de los derechos básicos de
los demás y las normas sociales apropiadas a la edad. Vázquez et al. (2010)
aseguran que si un individuo tiene 18 años o más, no se cumplen los
criterios del Trastorno Antisocial de la Personalidad.

Vázquez et al., afirman que la edad media de aparición de trastorno disocial


es más temprana en los hombres que en la mujeres. En el caso de los
varones puede desarrollarse entre los 10 y los 12 años de edad, en cambio
en las mujeres se desarrolla entre los 14 y 16 años. Cuando el Trastorno
Disocial inicia antes de los 10 años es un fuerte indicador de persistencia.

74
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Los elementos causales que participan se encuentran variables biológicas,
psicológicas y sociales, las cuales predisponen de manera importante al
individuo.

Es necesario esclarecer que existe diferenciación entre trastorno de la


conducta y delincuencia ya que ambos conceptos coinciden parcialmente en
diferentes aspectos y ambos entran en la categoría general de conducta
antisocial, sin embargo, no son lo mismo. El trastorno de la conducta o la
conducta antisocial, son categorías psíquicas psiquiátricas designadas, y
delincuencia es la designación legal utilizada en los juzgados (López, 2008).

Las manifestaciones del Trastorno Disocial están unidas a una serie de


situaciones familiares, sociales y escolares que las pueden iniciar o
mantener y aunque aparecen en etapas infantiles, pueden continuar en la
adolescencia y se pueden extender a la vida adulta. Durante esta etapa de la
vida, se denomina al problema Trastorno Antisocial de la Personalidad
(Vázquez et al., 2010).

2.1.4 Personalidad Antisocial

Personalidad Antisocial: también denominada “psicopatía, sociópata o


trastorno antisocial de la personalidad” de acuerdo con Hikal (2005), es el
comportamiento que va en contra del orden social (destruye). Para Rafael
Garófalo jurista y criminólogo italiano, se muestra indiferencia y falta de
remordimientos al causar un daño, en donde el sujeto no tiene sentimientos
de empatía ni de respeto hacia los demás.

Características de la personalidad antisocial, de acuerdo a Marchiori (2005):


75
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
o Persona con una marcada inestabilidad en todas sus conductas que
se traduce especialmente en la relación interpersonal agresiva y
autodestructiva.

o Presenta dificultades en el pensamiento, en especial en relación a


un pensamiento lógico debido a que se mueve en un plano muy inmaduro e
infantil.

o El juicio está en desconexión con la realidad y esto posibilita las


fantasías y ansiedades persecutorias. Las características están dadas por la
permanente hostilidad y los juicios que hace están en función de esa
hostilidad.

o La comunicación es inestable y predomina un contenido verbal


sádico e infantil, tiende a una manipulación y burla de las personas.

o En la afectividad, el sentimiento de culpa está muy disminuido, con


escasa capacidad para experimentar emociones. Frente a los demás parece
frio, rígido, pero es una protección a sus sentimientos infantiles. Tienen
fuertes sentimientos de inferioridad y de ahí el comportamiento agresivo.

Éste tipo de personalidad de acuerdo a Hikal, es impulsivo, muestra


desprecio, no tiene capacidad para planear futuro, es agresivo e
irresponsable, es egocentrista ya que piensa que lo que hace está bien, lo
justifica, racionaliza es por eso su falta de remordimiento; es débil, el castigo
no lo intimida; no piensa en el pasado ni en el futuro. No logra adaptarse al
comportamiento legal, puede cometer repetidamente actos que son motivo
de detención como la destrucción de una propiedad, molestar, robar o
dedicarse a actividades ilegales.

El autor también establece un ordenamiento del fenómeno antisocial, en


donde afirma que este suceso se estudia en tres niveles: individual,
conductual y general:
76
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
El primer nivel corresponde a la interpretación conductual (el crimen), en él
se estudia la conducta antisocial individual. Este nivel investiga las causas de
su conducta, en donde se distinguen dos formas de análisis, un crimen en
concreto, efectuado en un momento y lugar determinado; y una forma
criminal en particular y por qué cierto delito es específico.

El segundo nivel pertenece a la interpretación personal (el criminal), aquí se


analiza al autor de la conducta antisocial, en la cual, se debe concentrar en
lo que el sujeto es y no en lo que el sujeto ha hecho. En este nivel su
interpretación es individual, y no se pueden obtener conclusiones generales
ya que los resultados solo tienen aplicación para el caso concreto.

En el tercer y último nivel, el de la interpretación general (la criminalidad),


se estudian el conjunto de las conductas antisociales y sus características en
un lugar y tiempo determinados (Hikal, 2005).

Existen distintas psicopatologías que están asociadas al delito y que


conforman algunos trastornos mentales, los cuales son diagnosticados en
función de la presencia o ausencia de determinados síntomas.

En 1941, Cleckley propuso una definición de la psicopatía en base a criterios


que aún siguen vigentes en la actualidad. Para este autor, “al psicópata le
falta la posibilidad de experimentar emociones, carece de ellas aunque en
apariencia, se exprese de un modo normal” lo que él denomino “demencia o
afasia semántica, que implica que los psicópatas son capaces de entender y
expresar el significado de experiencias emocionales” (Millon y Davis, 2001;
citado en López y Núñez, 2009, p. 4).

77
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Cleckley diferenciaba la psicopatía de la delincuencia ordinaria en función de
indicadores de la afectividad (ausencia de vergüenza o sentimiento de culpa,
egocentrismo e incapacidad para amar y pobreza general de afecto) e
interpersonales (trato superficial, irresponsabilidad en las relaciones
interpersonales y falsedad) (Hicks, Marcon, Patrick, Krueguer y Newman,
2004; citado en López & Núñez, 2009).

Para Piñuel (2008), los psicópatas son personas racionales, lógicas que
conocen perfectamente la diferencia entre el bien y el mal “Lo único que
parece explicar su conducta social es el cálculo frio de lo que van a sacar u
obtener de sus acciones” (p. 24).

En 1970, Hare plasmaba una diferenciación entre tres tipos de psicópatas


primarios, secundarios y disocial. Los primarios son psicópatas “puros” el
tipo descrito por Cleckley, mientras que los secundarios son psicópatas
neuróticos capaces de mostrar culpa y remordimiento y de establecer
relaciones afectivas (Soria y Saiz, 2006), y el psicópata disocial, un individuo
de ambientes marginales con una subcultura propia en el cual también
están presentes la culpa, lealtad y afecto, siendo su conducta antisocial
debida a factores ambientales (Torrubia, 1987; citado en López & Núñez,
2009).

El término psicopatía por el de trastorno antisocial de la personalidad


implica una contextualización más social del mismo. Por lo tanto, cuando se
hace insistencia en la conducta como daño social es más adecuado utilizar el
término trastorno antisocial o sociopatía, mientras que el término psicopatía
define mejor las características psicopatológicas de la persona (Luengo y
Carrillo, 1995; citado en López & Núñez, 2009).

78
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Desde la perspectiva de Mora (2004), los sociópatas se definen de los
psicópatas por algunas características psicológicas y conductuales, a pesar
de manifestar una clara inadaptación social y agresividad, pero esta última,
en caso de la sociopatía, es reactiva a una situación mientras la agresión y
violencia sin motivo aparente, dirigida a conseguir un objetivo concreto,
caracteriza a la psicopatía (López & Núñez, 2009).

Es conveniente precisar, que dentro de la clasificación de los trastornos de la


conducta del DSM- V, trastornos como la esquizofrenia o los trastornos
bipolares, la conducta antisocial que se produce exclusivamente durante su
curso, no se puede diagnosticar como un trastorno de la personalidad
antisocial. En el caso del trastorno de la personalidad narcisista a pesar de
ser carentes de empatía, no poseen características de impulsividad,
agresividad y engaño. En cuanto a las personas con trastorno de la
personalidad histriónica, si bien, comparten algunas características de
impulsividad, son superficiales, imprudentes, seductores y manipuladores,
no participan en comportamientos antisociales de manera característica. En
el trastorno de la personalidad límite, se observa un patrón dominante de
inestabilidad en las relaciones personales, de autoimagen y afectivas, e
impulsividad intensa pero son menos agresivos que los individuos con
trastorno de la personalidad antisocial. Y finalmente, en el trastorno de la
personalidad paranoide, aunque puede aparecer comportamiento antisocial
en algunos individuos, este no es motivado por el deseo de obtener
beneficios personales o para explotar a los demás.

También cabe aclarar que el trastorno de personalidad antisocial no puede


ser diagnosticado en personas menores de 18 años y solo se realiza si hay
antecedentes de algunos síntomas de trastorno de conducta antes de los 15
años. El trastorno de conducta se puede diagnosticar en las personas
mayores de 18 años solo si se cumplen criterios de trastorno de
personalidad antisocial (DSM-V, 2014).

79
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

Para concluir, las personas con una conducta antisocial son individuos que
tienden a vincularse a comportamientos inadecuados, contrarios a las
normas sociales e incluso a las leyes sin tomar en cuenta los derechos ajenos
y favoreciendo los propios, este comportamiento será diferente de acuerdo
a la edad de la persona, su cultura y al contexto al que pertenezca. Como se
puede observar, no resulta sencillo definir la personalidad antisocial ya que
está compuesta con conceptos de criminalidad y psicopatía.

2.2 Teorías Psicológicas de la Conducta Delictiva

Existen varios factores para que se produzca, se sustente y se mantenga la


conducta delictiva; puede ser consecuencia de un proceso deficiente de la
conciencia, un déficit en la voluntad o resultado de un proceso de dominio o
incapacidad psíquica, de una afectación psicológica o de patrones de
personalidad establecidos desde la infancia.

Freud (1905), citado en Rodríguez (1981), sitúa la conducta delictiva


examinando una base orgánica que responde a un factor endógeno del
subconsciente, el “pansexualismo” en el cual todo comportamiento humano
es inconsciente y parte de una radical contraposición de dos instintos
básicos en el hombre: el de la vida o Eros, y el de la muerte o destrucción
Thanatos, instinto que asocia las raíces del comportamiento delictivo con
esta fuerza destructiva innata. El Eros y el Thanatos son un contraste de
instintos para la supervivencia ligados a la vida sexual, denominado “libido”
y que se desarrolla en los primeros años de vida. Para este modelo
psicoanalítico los conflictos están en el inconsciente-subconsciente como
medio para explicar el comportamiento. Precisa que el delito es una
respuesta simbólica para exteriorizar determinados traumas o conflictos,
por esta razón el delito no es una conducta consentida. Además relaciona el
80
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
complejo de Edipo y la neurosis ya que dicho complejo es un componente
criminológico que señala el castigo como una forma de aliviar la culpa, de la
neurosis manifiesta (que es el resultado de una mala estructura mental)
como resultado de un desequilibrio psicológico que causa la conducta
delictiva.

Según Aristizabal & Amar (2012) los cuidados inapropiados durante la


infancia son también una de las razones de la criminalidad, debido a que
terminan transformándose en rasgos estables de personalidad con el
tiempo. Para estos niños no hubo una adecuada vigilancia durante su
infancia, sin una corrección y sanción y una formación moral deficiente, lo
que generó patrones psicológicos con tendencia a la delincuencia.

Otros factores de la criminalidad están asociados a las características


demográficas, como es el estatus socioeconómico bajo y nivel educativo
bajo, aunque existen criminales de cuello blanco quienes proceden de un
estatus socioeconómico alto y nivel educativo alto (Aristizabal & Amar,
2012).

En definitiva, el estudio de la criminalidad es y ha sido objeto de estudio y es


una base en cualquier sociedad por lo que es preciso profundizar en los
componentes circunstanciales y para ello en seguida se dará un repaso por
algunas de las muchas teorías que han intentado dar una explicación a la
delincuencia.

2.3 Teorías Psicológicas Integradoras

81
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Como se ha señalado durante el desarrollo de este trabajo, existe una
relación entre la persona, su ambiente y su conducta y de ahí la importancia
de considerar los factores situacionales al momento de pronosticar una
conducta. Existen teorías que han conseguido mayor poder explicativo
integrando conocimientos solidos de diferentes teorías en una sola,
explicando de una forma más extensa la delincuencia y la interacción con
diferentes factores referentes al desarrollo, a factores cognitivos,
motivacionales, emocionales y de personalidad.

De acuerdo a Farina, Vázquez y Arce (1996) para que se origine un


comportamiento antisocial, tienen que coincidir en el tiempo algunas
variables que pueden estar interrelacionadas. Esta complejidad, ha
ocasionado un cúmulo de perspectivas orientadas en tres factores:
biológico, psicológico y social. Cabe señalar que debido a la escasa eficiencia
de estos modelos y su excesivo reduccionismo explicativo, se dio lugar a
propuestas más ambiciosas, un enfoque integrador que uniera estos tres
grupos en una misma teoría. Por el carácter complejo, evolutivo y
multicausal del comportamiento antisocial es imposible reducir su
explicación causal a un único enfoque, por lo que en este capítulo se
abordaran algunas de las propuestas más importantes del mismo.

2.3.1 Teoría del aprendizaje social

Bandura entrelaza factores conductuales, cognoscitivos y ambientales para


explicar la conducta humana, sugiriendo que los estímulos ambientales
influyen en la conducta y de igual manera, los resultados de la conducta
pueden modificar el ambiente.

82
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Para Bandura el comportamiento se da de manera reflexiva y no automática
por lo que los procesos cognoscitivos juegan un papel importante, debido a
que estos determinan en gran medida cuáles son los estímulos que se
reconocerán, de qué forma serán percibidos y la manera en que se tomará
acción (Hikal, 2005).

La teoría del aprendizaje social sostiene que algunos pensamientos que se


tienen de sí mismo, sirven de protección contra la agresión y la delincuencia;
por el contrario, la detención de las normas sociales, la falta de una
autoevaluación y un bajo sentimiento de culpa, facilitan la comisión de los
delitos. Así también, como punto importante de esta teoría está el concepto
de autoeficacia, que es la percepción que una persona tiene respecto a su
efectividad, las personas que presentan una fuerte y equilibrada autoestima
y un sentido adecuado de autoeficacia, perciben las situaciones difíciles
como retos que deberán de enfrentar y aquellos que se comportan de
manera inapropiada, muestran una pobre opinión de su autoeficacia
manifestando bajas expectativas y fracasando en las conductas encaminadas
a afrontar los problemas comunes.

Igualmente, el individuo puede aprender la conducta criminal por imitación


a través del modelamiento; una vez que ha adquirido este aprendizaje,
generará una percepción de que solo es autoeficaz para eso, lo que significa
que con el tiempo sentirá que sus capacidades solo se sustentan en la
criminalidad y que no posee otras capacidades para sobrevivir y por lo
mismo desechará otras posibilidades (Aristizabal y Amar, 2012).

83
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

CAPITULO II

84
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

2.3.2 Criminología del desarrollo

La criminología del desarrollo se orienta al estudio de la evolución en el


tiempo de las carreras delictivas, la cual concibe a la delincuencia en
relación con las diversas etapas vitales por las que atraviesa el individuo, en
especial durante los periodos de su infancia, adolescencia y juventud
(Farrington, 1992; Loeber, Farrington y Waschbusch, 1998; citado en
Redondo y Puello, 2007). Supone que algunos jóvenes realizan actividades
antisociales de manera estacional, durante la adolescencia, pero las
abandonan pronto de modo “natural”.

En los estudios sobre criminología del desarrollo, también conocida como


carreras delictivas, “se analiza la secuencia de delitos cometidos por un
individuo y los factores” que se vinculan al inicio, mantenimiento y
finalización de la actividad delictiva” (Redondo y Puello, 2007, p. 149). El
primordial foco de atención de esta teoría son los factores de riesgo de la
delincuencia, la cual realiza una diferenciación entre factores como la
precocidad delictiva de un sujeto, su

85
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
impulsividad o su psicopatía y factores dinámicos o modificables como son:
sus cogniciones, el tener amigos delincuentes o el consumo de drogas.

En 1996 Farrington citado en Redondo y Puello (2007), expuso una teoría


psicológica integradora del conocimiento sobre carreras delictivas que
diferencia entre tendencia antisocial de un sujeto y la decisión de cometer el
delito.

La tendencia antisocial dependería de tres factores:

1. Los procesos energizantes, entre los que se encontrarían los niveles


de deseo de bienes materiales, de estimulación y prestigio social, de
frustración y estrés, y el posible consumo de alcohol.

2. Los procesos que imprimen al comportamiento una direccionalidad


antisocial, especialmente si un joven, debido a su carencia de habilidades
prosociales, propende a optar por métodos ilícitos de obtención de
gratificaciones.

3. La posesión o no de las adecuadas inhibiciones (creencias, actitudes,


empatía, etc.) que le alejen del comportamiento delictivo (Redondo y Puello,
2007, p. 150).

2.3.3 Teoría general de la tensión

La teoría general de la tensión formulada por Robert Agnew en 1992, explica


la delincuencia a partir de las relaciones que tienen los individuos con su
entorno próximo. De acuerdo a este modelo, las relaciones o interacciones

86
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
con otras personas que son susceptibles de producir frustración o tensión en
el individuo, pueden precipitar conductas delictivas.

En relación con la motivación para la delincuencia, para Agner esta


comienza cuando el individuo es objeto de diversas fuentes de tensión que
generan emociones negativas como la ira, la frustración o tensión,
resultando las conductas delictivas como una posible acción en contra de las
fuentes de tensión. Una vez expuesta la conducta en contra de la fuente de
tensión, la misma se alivia y la conducta se incorpora como mecanismo para
lidiar con tenciones futuras (Toro, s/f).

Otro estimulo aversivo es la aglomeración y la falta de espacio que ocurre en


las grandes ciudades o en determinados barrios. Todos los individuos
necesitan un espacio territorial suficiente, cuando este no existe aumenta el
estrés individual y son frecuentes los episodios de agresión entre
congéneres.

Cada fuente de tensión constituye un elemento situacional precipitante de


diferentes tipos de delitos. Robo agresión, uso de drogas, etc. A los malos
tratos se puede responder con una conducta delictiva de agresión física y
tras un despido de un trabajo o desempleo unida a graves dificultades
económicas, el robo constituye una opción viable. A demás, la tensión
crónica o experiencia continua a diferentes fuentes de tensión puede
predisponer a los individuos para el inicio de carreras delictivas.

2.3.4 Teoría de los vínculos sociales o teoría de del control de Hirshi

87
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Esta es una de las teorías más importantes de la criminología moderna y fue
formulada por Travis Hirschi en 1969. La teoría de los vínculos sociales de
Hirshi plantea que cuando menor sean los lazos emocionales con las
personas y la sociedad, mayor es la implicación de un sujeto en actividades
delictivas. Explica, que existe una serie de contextos principales en los cuales
los jóvenes se unen o vinculan a la sociedad mediante la familia, la escuela,
el grupo de amigos y las normas de acciones convencionales como las
actividades recreativas o deportivas y se logra mediante apego a lazos
emocionales de admiración e identificación con otras personas, el
compromiso con objetivos sociales, la participación en actividades sociales
positivas y las creencias favorables a los valores establecidos y contrarias al
delito. Una ruptura de estos mecanismos de vinculación a la sociedad
produce la conducta antisocial o delictiva (Toro, s/f).

Por lo tanto son cuatro elementos estrechamente relacionados que


disuaden a los jóvenes de cometer delitos: el apego, el compromiso, la
participación y las creencias. Estas formas de control pueden ejercerse
mediante los mismos mecanismos implicados en cualquier tipo de
aprendizaje social. También son cuatro los contextos importantes de la vida
de las personas: la vinculación a los padres, la vinculación a la escuela, la
vinculación al grupo de amigos y la vinculación a pautas de acción
convencionales en especial la educación, el trabajo, la recreación y los
deportes.

Para esta teoría, existe una relevancia especial al apego afectivo a los
padres, ya que los vínculos emocionales entre padres e hijos, son el vehículo
que facilita los procesos de socialización a través de los cuales los hijos
reciben ideas, expectativas y valores paternos.

2.3.5 Teoría basada en la personalidad

88
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

Esta explicación plantea que existen características biológicas y/o


psicológicas que predisponen a las personas a manifestar conductas
antisociales/delictivas. Diversas investigaciones biopsicológicas plantean que
existe una asociación entre la conducta delictiva y factores neurobiológicos
como lesiones cerebrales, baja actividad del lóbulo frontal, baja activación
del Sistema Nervioso Autónomo y una respuesta psicogalvánica reducida,
entre otros factores. Ciertas características psicológicas también han sido
relacionadas con las conductas delictivas, como: baja inteligencia,
hiperactividad, alta impulsividad, propensidad a la búsqueda de sensaciones
y tendencias al riesgo, baja empatía, alta extroversión y locus de control
extremo (Toro, s/f).

Para profundizar un poco más sobre las diferencias individuales y el delito,


se abordará una perspectiva psicológica actual, la teoría de la personalidad
de Eysenck, la cual plantea que la conducta delictiva es producto de la
influencia de variables ambientales y determinadas predisposiciones
genéticas. Esta teoría postula tres dimensiones temperamentales de la
personalidad (Farina, Vázquez y Arce, 1996):

a) Extroversión-introversión

b) Neuroticismo-estabilidad emocional

c) Psicoticismo

El neuroticismo está vinculado a rasgos como baja tolerancia a la frustración


y alta hipersensibilidad, ansiedad e inquietud. Los introvertidos neuróticos y
los extrovertidos estables tiene un nivel de socialización intermedio ya que
en cada caso uno de los extremos inhibe la socialización y el otro la
potencia.
89
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

Por otro lado, las personas con alto psicoticismo son descritas como
solitarias, problemáticas, inhumanas, crueles, carentes de sentimientos,
buscadoras de sensaciones y hostiles. Estas personas pueden tener
perturbaciones en el pensamiento, en las emociones y en la conducta
motora. Por lo tanto, el factor psicoticismo incluye también algún grado de
psicopatía. Posteriormente Eysenck agrega el condicionamiento y el proceso
de socialización como componentes mediadores en la adquisición de la
conducta antisocial o delictiva.

2.3.6 Teoría sociomoral de Gibbs

De acuerdo con esta teoría, el comportamiento antisocial está asociado a un


desarrollo sociomoral retrasado que se acompaña de un pensamiento
egocéntrico, inclusive, asume que existe una vinculación entre mayor
distorsiones de carácter antisocial y estadios inmaduros de razonamiento
moral (Gibbs, 2003; citado en Farina et al. 1996).

El pensamiento inmaduro se caracteriza por ser egocéntrico,


extremadamente controlado, concreto, instrumental, impulsivo y relativo a
corto plazo, mientras, que el pensamiento maduro es sociocéntrico,
interiormente controlado, empático y prosocial, por lo tanto, el
razonamiento moral aporta un conocimiento que implica habilidades
afectivas, emocionales y prácticas para atender a los propios sentimientos y
a los ajenos. Estas habilidades facultan al individuo para asumir activamente
las normas y leyes sociales y a responsabilizarse por el daño causado
(Lunness, 2000; citado en Farina et al., 1996).

2.3.7 Teoría de la anomia


90
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

En 1986 Durkheim desarrolla el concepto de anomia, que se refiere a la


ausencia de normas en la estructura u organización social. La función de la
normatividad de la conducta antisocial permite distinguir a los individuos
adaptados de los inadaptados dentro de la sociedad, en razón la adhesión a
las normas sociales. Para Durkheim “la cohesión de la sociedad se debe a la
presión que ejerce la conciencia moral sobre sus miembros” (Farina et al.,
1996, p. 33). Por lo tanto, algunos individuos no consiguen asumir un cierto
grado de uniformidad que demanda el proceso de control colectivo y en
consecuencia son definidos como desviados. De esta manera, cuanto más
congruente es la conducta de un individuo con esa congruencia moral
colectiva mayor será su integración en la comunidad.

La teoría de la anomia es la única eminentemente sociológica que apela a


explicaciones sociales para demostrar que la conducta desviada está muy
relacionada y recibe la influencia determinante de la sociedad.

Para la psicología, los comportamientos delictivos involucran la interacción


de pensamientos y elecciones, emociones, rasgos de personalidad,
aprendizajes y procesos de socialización, actitudes y creencias, atribuciones
y expectativas. Estos factores nos llevan a reconocer que el origen de las
conductas antisociales y/o delictivas es multifactorial por lo que cada teoría
debe ser complementaria una de otra.

En definitiva, las teorías integradoras buscan unificar los conocimientos


acumulados por las diferentes teorías criminológicas y así lograr un perfecto
conocimiento de la delincuencia. Esta integración de teorías supone un
avance en la explicación de las causas del delito ya que abordan el hecho
delictivo desde la complejidad de los factores que intervienen, aunque hasta

91
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
el momento no es posible resumir el comportamiento humano delictivo a
un único modelo explicativo.

CAPITULO 3

LA PERFILACION CRIMINAL

Cuando se habla de perfilar nos referimos a delimitar o describir algo,


acentuar particularidades. En el diccionario la palabra perfilar se define
como “establecer claramente los aspectos particulares de una cosa para que
sea más exacta y precisa” (Real Academia Española, s/f; citado en Miranda,
2017, p. 11).

La expresión offender profiling (perfil del delincuente) fue establecida por


los agentes del FBI en el centro de entrenamiento de Quantico (Virginia
Oeste) para designar la técnica de describir el comportamiento y
características probables del autor desconocido de un crimen.

La perfilación criminal es una técnica que permite determinar el tipo de


agresores desconocidos, por lo tanto, un perfilador busca determinar las
características de un desconocido para buscar aclarar la causa de una
conducta, el origen del problema, establecer el diagnóstico más adecuado e
implantar las medidas que se tomaran, la identificación del problema y una
metodología.

El uso del perfil criminal se limita habitualmente a delitos significativos tales


como homicidios y violaciones, en especial en los homicidios porque
representa uno de los delitos de más alto impacto en la sociedad.

Durante la década de los 60, debido al aumento de crímenes en serie, en los


Estados Unidos se planteó la necesidad de crear nuevos proyectos con la
finalidad de ayudar a las fuerzas de seguridad a reducir el número de
92
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
sospechosos. Fue hasta 1978 cuando la Unidad de Ciencias del
Comportamiento (BSU) del FBI estableció el Psychological Profiling Program
(Programa de Perfiles Psicológicos); el cual consistía en realizar entrevistas a
tipos de criminales específicos de Estados Unidos, recopilando información
acerca de sus características, motivaciones, actitudes y comportamientos,
para analizarla, posteriormente sistematizarla (Ressler y Schacman, 1992;
citado en Soria y Saiz, 1996).

Para Soria y Saiz (1996), el enfoque del FBI está fundado en dos
componentes: la experiencia de sus agentes en la investigación de crímenes
y las entrevistas en profundidad con criminales. De acuerdo a los autores
antes señalados, otro paso importante para la técnica fue la estructuración
de la escena del crimen en dos tipologías y para eso se llevaron a cabo
entrevistas a profundidad a 36 asesinos en serie convictos, la mayoría de
ellos con una motivación sexual, lo que llevo al FBI a la creación de una
dicotomía crímenes organizados/crímenes desorganizados propuesta por
Halzelwood y Douglas en 1980; esta distinción paso a ser la división
elemental que permitía separar los crímenes en dos tipos de motivaciones
psicológicas.

El proceso para la elaboración del perfil que se enseña en la Unidad de


Ciencias del Comportamiento del FBI es un método que consta de 6 fases
(Jiménez, 2012):

o Fase de recogida de información

o Fase de toma de decisión:

 Tipo y estilo de homicidio

 Intencionalidad primaria del crimen

93
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
 Riesgo de la víctima

 Riesgo del criminal

 Escalamiento

 Factores temporales

 Factores geográficos.

o Fase de evaluación de crimen

o Fase del perfil criminológico

o Fase de investigación

o Fase de detención.

Por otra parte, la primera vez que se usó la técnica en el Reino Unido fue en
la búsqueda y captura del “Violador de Ferrocarril”, John Duffy, quien
cometió una serie de violaciones y tres asesinatos entre 1983 y 1986, para lo
cual el psicólogo británico David Canter realizo un perfil del criminal muy
preciso; por una parte se basó en detalles fácilmente reductibles, mientras
que otras hipótesis fueron el resultado del análisis de los patrones
conductuales del criminal, junto con la aplicación de las teorías psicológicas
de la conducta. Canter fue el creador de la psicología de investigación
criminal, con fundamentos diferentes de los americanos. Su trabajo también
ha sido llamado Statistical profiling, debido al peso de los principios
metodológicos y científicos que utiliza en su labor. Sin embargo, el FBI como
Canter comparten la creencia de que se pueden predecir ciertas
características del criminal en base a su conducta durante el crimen, la
diferencia es que Canter no busca encuadrar a los criminales dentro de
rígidas tipologías (Soria & Saiz, 1996).

94
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
En el enfoque de Canter, la motivación es una de las posibles explicaciones
de la conducta criminal, sin embargo, considera que es más importante
prestar atención a la conducta observable del criminal que a las causas
generadoras (Canter y Alison, 2000; citado en Soria & Saiz, 1996). El modelo
de Canter emplea las mismas fuentes de información que el FBI (Examen,
fotografías de la escena del crimen, información de la víctima, etc.) pero
contextualiza la información recogida dentro de teorías y principios
psicológicos además del conocimiento empírico.

Para Canter y Alison (2000), son tres los principios psicológicos


fundamentales en la investigación criminal (Soria y Saiz, 1996, p. 371):

1. Selección de conductas (recolección de información). Consiste en


determinar las conductas más relevantes que permitan identificar al autor.

2. Inferencia de características (conclusiones a partir de los datos). Es


el conjunto de deducciones que se realizan sobre el criminal siguiendo las
conductas observables en el acto violento.

3. Vínculo o enlace de crímenes (Identificación de consistencias).


Permite establecer los posibles nexos o similitudes entre crímenes para
determinar la posible unidad en su autoría.

En la actualidad Canter basa su trabajo en el uso de la técnica conocida


como Smallest Space Analysis (SSA), la cual consiste en calcular las
correlaciones representadas en un gráfico espacial de un conjunto de
variables y se examina cada variable en relación con cualquier otra. Las
variables que emergen juntas en el espacio son las que poseen mayor
presencia y homogeneidad en un hecho criminal determinado y las que se
dan en el centro de él son las que aparecen frecuentemente en el tipo de
crimen que estamos investigando, mientras que con las alejadas del mismo
son más frecuentes e inespecíficas (Soria & Saiz, 1996).

95
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

Canter y sus colegas identificaron cinco características predecibles del


criminal en relación con su conducta (Ainsworth, 2001; citado en Soria y Saiz
1996, p. 371):

1. Locación de la residencia. El conocimiento acerca de los lugares


donde se cometieron una serie de crímenes puede darnos información
acerca de la zona de residencia más probable del agresor.

2. Biografía Criminal. Un estudio cuidadoso sobre el modo en que una


persona ha cometido un crimen ofrece indicios valiosos acerca de su historia
criminal.

3. Características Sociales. Un mismo crimen realizado de forma


diferente puede darnos información acerca de características sociales del
delincuente.

4. Características de Personalidad. Éstas reflejan el tipo de crimen y el


estilo de la agresión. Canter sugiere que las mismas características
mostradas por el agresor durante el crimen serán visibles en su vida
cotidiana.

5. Historia Educacional/profesional. Un examen de la conducta durante


la agresión nos ofrece pistas concretas sobre el agresor.

3.1 Definición Conceptual

Es sumamente complejo constituir un perfil psicológico general de la


representación del delincuente, fundamentalmente si se tiene en cuenta la
gran variedad de las posibles causas de la conducta criminal. No obstante,
existen rasgos y características que se adaptan a una gran proporción de
casos.
96
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
El perfil psicológico criminal puede definirse como “un proceso de
identificación de las características psicológicas de una persona basándose
en los crímenes que ha cometido y proporcionando una descripción general
de la persona” (Ressler, Burgess y Depue, 1985; citado en Soria y Sáiz, 2006,
p. 365). Tapias-Saldaña y cols. (2004) lo definen como una técnica de
investigación judicial que consiste en diferir aspectos psicosociales del
agresor en base a un análisis psicológico, criminalístico y forense para
identificar el tipo de persona, para orientar la investigación y la captura.

Al realizar un perfil, existen aspectos de la víctima o de la escena del crimen


de los que se pueden extraer inferencias psicológicas o evidencia psicológica
y es una estrategia clave para lograr generar un perfil. Para Soria y Sáiz
(2006), el perfil criminal es una técnica psicológica que se basa en los
aspectos psicosociales del comportamiento humano y que establece a partir
de la escena del crimen, las características sociales y psicológicas de la
víctima y la motivación del autor, de donde se elaboran los fundamentos
estadísticos que permitirán organizar grupos homogéneos de sujetos que
comenten determinadas actividades criminales, esto permite ayudar a la
investigación.

De acuerdo a Aristizabal y Amar (2012), un reporte de perfil incluye el


género, edad, estado civil, nivel educativo y la información de la ocupación
del ofensor. También se realiza una estimación acerca de si el ofensor
atacará de nuevo y el tipo de víctimas que están en riesgo, los factores
motivacionales y los rasgos de personalidad de los ofensores (Bartol, 2002;
citado en Aristizabal & Amar, 2012).

Un perfil criminal le permite al investigador evaluar la posibilidad de


relacionar varios homicidios, ya que se puede determinar si se enfrenta ante
un solo homicida o ante homicidas aislados.

97
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
3.2 Principios y Objetivos

El objetivo del perfil criminal es demarcar las características del presunto


culpable para reducir un rango entre posibles sospechosos, lo que permite a
los investigadores focalizar y delimitar las posibilidades de indagación,
facilitando centrarse en los objetivos reales.

El perfil psicológico criminal se fundamenta en los siguientes principios


(Soria, 2005):

o Es una técnica psicosocial y no psicológica.

o Identifica grupos poblacionales con características motivacionales


comunes.

o Se basa en la experiencia profesional.

o Es necesario para su elaboración una participación directa o


indirecta en el caso concreto.

o Se parte del análisis de la conducta al margen de la existencia o no


de una patología en el autor.

o Relevancia de los procesos estadísticos, matemáticos y de


ordenador para su generación.

o Ineludible exhaustividad en la recogida de la información, en el


análisis y en la contratación continuada posterior con nuevos casos.

o Necesidad de disponer de amplios conocimientos en otras ciencias


más allá de la psicología (Criminología, Medicina forense, etc.).

o La personalidad del autor no define completamente el acto criminal,


sino que este debe entenderse como un proceso interactivo entre él y la
víctima.

98
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
o Un acto criminal debe entenderse como un proceso social y en
consecuencia analizarse en forma secuencial en el tiempo y en el espacio,
incluyendo el contenido geográfico.

Los principales objetivos de la técnica son (Holmes, 1989):

o Ofrecer al sistema de justicia información sobre las características


psicosociales más probables del agresor (Edad, raza, empleo, religión,
educación, estado civil, etc.), con la finalidad de reducir el rango de posibles
sospechosos y concentrar los recursos de la policía de forma efectiva.

o Ofrecer al sistema de justicia una evaluación psicológica de las


pertenencias encontradas en posesión del agresor. En ocasiones, el agresor
posee objetos robados a la víctima como recordatorio del crimen con
finalidad diversa (souvenirs y trofeos). El perfil debe alertar a la policía de la
posibilidad de encontrarlos en posesión del sospechoso.

o Ofrecer a las fuerzas de seguridad estrategias efectivas en la


entrevista de sospechosos. No todo el mundo reacciona de la misma forma
a las mismas preguntas. Una estrategia puede ser efectiva para provocar la
confesión de un sospechoso e ineficaz para otro tipo de agresor.

Otros objetivos o utilidades de la técnica que pueden ser interesantes al


realizar el perfil de un criminal desconocido son (Tapias-Saldaña y cols.,
2004; citado en Soria y Saiz, 2006):

o Provocar al agresor a través de los medios de comunicación. Los


homicidios sexuales o violaciones con agresor desconocido.

o Justificar la solicitud de pruebas.

o Vincular crímenes de un mismo autor.

99
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

En definitiva, el principal objetivo del perfil criminal es un auxiliar en la


investigación de determinados delitos, el cual aporta información muy útil
para la captura de un delincuente desconocido, por lo que se constituye en
uno o más de los instrumentos del proceso de identificación. A
continuación, se revisará las diferentes formas de elaborar el perfil criminal.

3.3 Metodología

Algunos autores establecieron una diferenciación fundamental entre dos


tipos de metodologías en el perfil criminal: la metodología inductiva y la
deductiva.

3.3.1 Perfil Criminal Inductivo

El perfil criminal inductivo también conocido como el perfil de agresores


conocidos, se basa en el estudio de casos para que a partir de ellos se logre
extraer patrones de conducta característicos de esos agresores.

El perfil criminal inductivo proviene de los principios psicológicos generales


acerca del comportamiento criminal a partir de datos analizados
empíricamente y estadísticamente que derivan de un cierto número de
casos resueltos. Por lo tanto, se trata de un perfil generalizado a un criminal
individual, a partir de las características conductuales y demográficas
compartidas por otros criminales que han sido estudiados y que encajan con
el mismo patrón de comportamiento expuesto por el criminal individual.
Este tipo de perfil se sostiene de tres tipos de fuentes: estudios formales e
informales de poblaciones de criminales recluidos, experiencia práctica del
perfilador con casos aislados y fuentes de datos públicos. El proceso de crear
perfiles criminales inductivos requiere un periodo relativamente corto de

10
0
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
tiempo y no implica grandes esfuerzos o grandes habilidades analíticas por
parte del perfilador (Soria y Saiz, 2006).

Vale destacar que de acuerdo con Garrido (2000), se debe de tomar una
postura mixta, en donde debe ser considerado un método complementario
del otro.

3.3.2 Perfil Criminal Deductivo

El perfil criminal deductivo (perfil de los agresores desconocidos) o el


“análisis de la evidencia del comportamiento” como también se le conoce,
es un método de enfoque clínico que se desarrolla por el FBI, el cual recoge
la lógica del razonamiento deductivo haciendo inferencias con base en el
análisis de la evidencia psicológica del lugar de los hechos. En este método
se va de lo general a lo particular, es decir, de premisas generales como la
edad del agresor, la raza de la víctima, las agresiones específicas hacia la
víctima o si deja algún tipo de simbología; de la evidencia psicológica se
extraen rasgos del agresor para dar como resultado un perfil particular. Es
un proceso de interpretación de evidencia forense que incluye fotografías
del lugar de los hechos, informes de autopsias, fotografías de autopsias y un
escrupuloso estudio de la victimología; con la finalidad de reconstruir de la
forma más exacta posible, los patrones del comportamiento del criminal en
el lugar de los hechos (Norza, Morales, Merchán y Meléndez, 2013).

En este tipo de perfil resulta muy útil realizar comparaciones con las
características de otros comportamientos criminales equivalentes de la
población conocida (penitenciaria o carcelaria) obtenida mediante el
método inductivo (Turvey, 1999; citado en Rodríguez, 2011). Este perfil
excluye todo tipo de información obtenida de otros delincuentes o delitos
similares, y efectúa un

fuerte énfasis en la reconstrucción forense. El perfil criminal deductivo no


implica un individuo específico, ni un delito específico, sino que puede ser
10
1
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
usado para sugerir un tipo de individuo con características psicológicas y
emocionales determinadas; solo describe las características evidentes en la
conducta criminal así como las circunstancias de tal conducta.

Su construcción depende de las habilidades del perfilador para reconocer


patrones de comportamiento criminal, emociones del criminal durante la
comisión del crimen, características de la personalidad del criminal y
características demográficas (Soria y Saiz, 2006).

En la elaboración de un perfil criminal es imperioso el análisis y evaluación


de diversas fuentes como son: escena del crimen, perfil geográfico, modus
operandi, firma del asesino y victimología.

Hasta aquí 2 do parcial preguntas

3.3.3 El lugar de los hechos o perfil geográfico

La escena del crimen o el lugar de los hechos como se le denomina en


México, es el lugar que el homicida ha elegido para matar a su víctima. Las
escenas pueden variar si el homicida ha utilizado diferentes lugares desde
que captura a su víctima hasta que la abandona (el lugar del hallazgo).
Puede atraparla en un primer sitio, puede torturarla en un segundo, matarla
en un tercero y trasladar el cuerpo a un cuarto sitio para abandonarla. Sin
embargo, la escena principal o primaria es donde se ocasiono la muerte o la
agresión de mayor importancia y el resto son secundarias. Por lo regular, es
en la escena primaria donde hay más transferencia entre el homicida y su
víctima, por lo que suele ser en la que hay más evidencias psicológicas y
físicas. Por esto, es trascendental que se resguarde la escena del crimen o el
lugar de los hechos, además, es preciso evaluar si ha ocurrido una
manipulación de dicho escenario (Soria y Saiz, 1996).

El perfil del lugar de los hechos o perfil geográfico describe el aspecto


geográfico donde se desenvuelve el delincuente, el lugar de los hechos, los
puntos geográficos de esos crímenes, sus desplazamientos, el terreno en el
que actúa, zona de riesgo y la base de operaciones.
10
2
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Este tipo de perfil habla mucho del mapa mental del homicida, que es la
descripción que el homicida tiene en su cabeza de las zonas geográficas en
las que se desenvuelve en su vida cotidiana.

Este método de perfil incluye dos fases (Turvey, 1999; citado en Rodríguez,
2011):

• La fase investigadora: en la que se investiga todo lo que tiene que


ver con las evidencias físicas o conductuales.

• La fase del ensayo: esta fase involucra el análisis de evidencias


conductuales de crímenes conocidos donde ya existe un sospechoso. La
meta es ayudar en el proceso de entrevista o interrogatorio y auxiliar a
desarrollar la visión de la fantasía en la mente del ofensor.

3.3.4 Modus Operandi (MO)

El modus operandi en latín significa en modo de operación. En criminalística


hace referencia al modo característico de actuar de un delincuente (Turvey,
2003; citado en Ibáñez, 2012), la forma en que el delito ha sido cometido. Es
un “conjunto de actos estrictamente necesarios para perpetrar el delito y
obtener éxito en su comisión” (Soto, 2014; citado en Sánchez, 2015, p. 13).
Implica el conjunto de todas las acciones necesarias llevadas a cabo para la
comisión del hecho delictivo, desde las gestiones preparatorias, hasta las
que dan por terminado el delito.

Por lo tanto, el modus operandi de un delincuente lo componen sus


elecciones y conductas que utiliza para consumar dicho delito.

Además, el conjunto de los actos conforman un patrón, por lo general


estable, pero puede cambiar por evolución, convirtiéndose en una
característica identificativa de la ejecución o también puede presentar
signos de regresión.

10
3
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Por otro lado, en el MO existen actos de precaución, que son “acciones que
realiza el agresor antes, durante y después del crimen, para ocultar,
confundir y despistar a los investigadores” Esto es simultáneo con las
llamadas escenas simuladas, que son aquellas escenas que haya sido
alteradas intencionadamente y cuyo principal objetivo es la protección del
delincuente o de la víctima. Autores como Soto (2014), clasifican este tipo
de conductas como escenificación, que es la alteración de la escena una vez
cometido el delito. Para este autor, algunas conductas llevadas a cabo en la
escenificación tienen una función en el MO pero a veces van más allá y son
reflejo de las conductas rituales (Sánchez, 2015).

3.3.5 Firma del homicida

A veces en el lugar de los hechos, es muy importante concentrarse en el


análisis de las evidencias psicológicas o conductuales ya que ambas reflejan
el modo en el cual el homicida cometió sus delitos.

Para Ibáñez (2012), el término Firma se utiliza para describir lo específico del
comportamiento que lleva a cabo el delincuente y sirve para satisfacer las
necesidades psicológicas y emocionales de este; sus componentes
psicodinámicos que como procesos emocionales y cognitivos están inmersos
en la conducta de motivación, la cual no es necesaria para completar la
ofensa y no tienen que aparecer en todos los autores, algunos porque no la
tienen o aun teniéndola no han podido plasmarla en el escenario. En
términos legales es un modo delincuencial de operar (MO) distintivo e
inusual, para consumar con éxito una agresión al satisfacer sus emociones
particulares, sus necesidades psicológicas y sus fantasías como parte de un
proceso de desarrollo humano.

El término firma puede tener dos significados:

10
4
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
a) Por un lado, puede referirse al aspecto general del delito en el que
se pueden apreciar signos de lucro, ira, consuelo, venganza, autoafirmación,
sadismo etc.

b) Al comportamiento firmado, es decir a aquellos actos cometidos por


el agresor, que sin estar relacionados con la finalidad del delito ni ser
necesarios para su ejecución, constituyen señales únicas y exclusivas de la
actuación de un determinado individuo, actuaciones, que revelan su
motivación, el porqué de ese crimen, y constituyen la forma característica
con la que un determinado individuo comete el delito (ejemplo: maquillar,
colocar a la victima de determinada manera, cubrir su cara, mutilaciones de
partes concretas del cuerpo, inserciones vaginales de objetos, etc.).

Al igual que el MO, la firma puede sufrir variaciones personales o evolutivas,


cambios cualitativos tanto en la progresión como en regresión, dado que la
firma está provocada por un razonamiento emocional y por lo regular
invariable.

Por lo regular, los agresores seriales utilizan firma como un elemento de


“reto” o “desafío” para los investigadores policiales, por lo que en ocasiones
esto puede construir únicamente una confrontación de inteligencias en
ocasiones dirigidas a facilitar su detención, deseada por el agresor, en
especial cuando la investigación no avanza en tiempo, se corre en riesgo de
abandonar

la misma o el cierre del caso, circunstancias que privarían al autor de la


publicidad de sus actos, situación que mataría su ego.

El análisis detallado de la firma puede indicar el contenido


excepcionalmente violento del comportamiento y su motivación, sea sexual
o de venganza, de castigo o visionaria, no solo por los lugares donde dicha
violencia se aplica (nalgas, pecho, zona genital), sino por la finalidad de la
misma (ejercer poder, control, dominación) y su expresión (ritual, sádica,
obtención de “trofeos”) (Ibáñez, 2012).

10
5
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Conductas de Firma (Ibáñez, 2012, p. 333):

a) El llevarse objetos, prendas de ropa o calzado de la víctima como


“trofeo”.

b) Características especiales de los medios o instrumentos utilizados


para la inmovilización de la víctima, la colocación de estos o la forma de
realizar las ataduras.

c) Muestras de especial sadismo y tortura.

d) Producir heridas en zonas determinadas, con un orden determinado,


o con un arma o instrumento determinado.

e) Dejar el cuerpo de la víctima “expuesto” de una manera especial,


tanto en su postura, maquillaje, peinado, etc., demostrando una excesiva
manipulación y deseo de “decir” algo.

f) Signos de haber obligado a la víctima a realizar determinadas


conductas o adoptar determinadas posturas.

g) Signos de ejercicio de poder, control o dominación sobre la victima


por parte del agresor.

h) Más allá de MO, tomarse un tiempo más largo para “completar” la


escena del delito y expresar su fantasía.

Diferencias entre el MO y la firma:

 El MO es una conducta aprendida, actos que el agresor realiza para


cometer la agresión. Es dinámico y puede cambiar.

 La firma es lo que el agresor hace para satisfacerse a sí mismo.


Puede ser estática o cambiar cualitativamente, dado que representa la
fantasía del agresor (Douglas y Dood, 2007; citado en Ibáñez, 2012, p. 334).

10
6
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

3.3.6 Victimología

La victimología es un aspecto muy importante que se debe tener en cuenta


cuando se realiza un perfil criminológico, debido a que es la víctima la que
sufre en primera persona el delito, sobre ella se plasma el MO y la firma del
homicida. Si la víctima sobrevive, puede aportar información valiosa para la
identificación y captura del criminal; si no, es imprescindible realizar una
autopsia psicológica, de la cual se recojan los aspectos más importantes en
el ámbito personal, familiar, social, económico y laboral de la víctima.

A partir de esta información, es posible conocer la forma en que la víctima y


el agresor se relacionaban y la huella psicológica que el agresor plasma. El
homicida usa a su víctima para narrar su historia, satisfacer sus necesidades
y fantasías y para mostrar cuál es su vínculo con el mundo (Norza, Merchán,
Morales y Meléndez, 2013).

La investigación indica que los delincuentes seriales eligen a sus víctimas de


acuerdo con unas ideas predeterminadas de sexo, edad, apariencia, grupo
étnico, actividad peculiar, etc. (Garrido, 2000; citado en Norza et al. 2013).
De forma general, las víctimas de los asesinos en serie suelen ser
vulnerables y fáciles de controlar.

3.3.7 Generación del perfil psicológico criminal

En relación al proceso de generación del perfil criminal, Ressler establece


seis etapas (Ressler y cols., 2012; citado en Soria y Saiz, 1996) en la
recolección de datos para su elaboración: modelos del proceso de decisión,
análisis del crimen, perfil criminal, la investigación y la aprensión.

1. Etapa de asimilación de datos (profiling inputs). Implica la


recolección de todo tipo de información que pueda ser pertinente para
resolver el crimen. Incluye información sobre la escena del crimen
(evidencias físicas, posiciones de los cuerpos, armas encontradas, etc.), la
10
7
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
victimología (empleo de la víctima, reputación, hábitos, temores,
personalidad, condición física, hobbies, relaciones familiares e
interpersonales, conducta social, etc.), información forense (hora y causa de
la muerte, arma homicida, aspectos pre y post mortem, actos sexuales
perpetrados, reporte completo de la autopsia, pericias del laboratorio, etc.),
información de los reportes policiales (observación policial, hora del crimen,
quien reporto el crimen, vecindario, estatus socioeconómico, fotos de la
escena del crimen, etc.).

2. Etapa de clasificación del crimen (decisión making). La información


se organiza y se realiza un análisis preliminar de dicha información. Etapa de
reconstrucción del crimen (crime analysis). Se intenta reconstruir la
secuencia de sucesos en el crimen, el comportamiento de la víctima y
criminal, el modus operandi del agresor, etc.

3. Etapa de generación del perfil. Se construye el perfil describiéndose


el tipo de persona que cometió el crimen y la organización de su
comportamiento en relación con el crimen.

4. Etapa de remisión del informe escrito. Consiste en enviar a la


agencia que investiga el crimen el perfil elaborado, esta etapa es del uso del
perfil.

5. Etapa de aprehensión. Ya capturado el sospechoso, se examinan los


acuerdos entre los resultados y las diversas etapas en la generación del
perfil.

Por lo tanto, se puede destacar que en la generación del perfil psicológico


son elementales tres factores: el análisis de la escena del crimen, la víctima y
los hallazgos derivados de la investigación criminológica y biológica (Soria &
Saiz, 1996).

3.4 Tipos de Perfiles Psicológicos


10
8
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

El perfil psicológico se utiliza por lo regular en la investigación de delitos


seriales violentos, principalmente en dos de ellos: homicidios y agresión
sexual infantil o adulta realizada por un sujeto desconocido. No obstante, su
desarrollo ha hecho que su uso sea factible en cualquier tipo de criminalidad
serial ya que su repetición de actos son los que hace que se pueda obtener y
analizar patrones de comportamiento estables y características repetitivas
que permitan identificar al autor (González, 2018).

Es sumamente complicado establecer un perfil psicológico general de la


figura de un delincuente, especialmente teniendo en cuenta la gran
variedad de las posibles causas que mueven a un individuo a cometer un
delito.

El homicidio es uno de los delitos más graves que puede cometer un ser
humano y también es uno de los más antiguos. Existen muchos tipos de
asesinos y asesinatos, pero uno de los que más ha llamado la atención
debido a su crudeza y al elevado número de víctimas que deja a su paso es

el del asesino en serie o asesino serial. Un asesino en serie tiene una nota
muy característica, el móvil como motor de comportamiento de sujeto. El
móvil del asesino serial es muy diferente a los móviles que por tradición
empujan a un individuo a cometer un delito de homicidio (Soria y Saiz,
1996).

De acuerdo a Soria y Saiz, el término asesino en serie fue utilizado por


primera vez en 1986 en la prensa americana por el agente del FBI Robert
Ressler. El FBI atribuye la clasificación de asesino en serie a las personas que
han producido tres muertes en intervalos separados de tiempo.
10
9
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

Características del asesino en serie (Holmes y Burguer, 1988; citado en Soria


y Saiz 1996, p. 372):

o El elemento central es el homicidio reiterado.

o En el asesinato en serie suele haber un solo asesino que mata a una


sola persona cada vez.

o No suele haber relación entre el asesino y víctima. Rara vez ocurre


entre personas que se conocen personalmente.

o El asesino en serie está abocado al asesinato; no son típicos


crímenes de pasión en el sentido convencional del término, ni la víctima es
el desencadenante.

o La mayoría de los asesinatos en serie suelen carecer de móviles


claros.

Para Soria y Saiz, “el primer asesinato de un asesino en serie se ve precedido


por factores situacionales estresantes que desbordan su personalidad, al
carecer de los recursos de afrontamiento necesarios y al centrarse en la
fantasía como medio de solución de sus problemas” (p. 373).

Las fantasías tempranas de los asesinos en serie se expresan en sus


crímenes a través de una conducta ritual. De acuerdo con el autor, éstos
fantasean a niveles muy superiores a la ensoñación normal, con fantasías
desmedidamente elaboradas, sin ser normales los temas elegidos (Soria &
Saiz, 1996).

Las necesidades o motivaciones que impulsan y guían en el crimen violento


en serie son por lo regular invisibles debido a que están únicamente en la
11
0
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
mente del delincuente; son personales al ser parte del propio constructo
psicológico de cada asesino serial, en consecuencia estas necesidades en
cada uno de estos individuos son distintas e

individualizadoras.

Como se mencionó al inicio, el agresor sexual también es otro tipo de delito


violento y se elabora este perfil cuando la agresión es en serie. La agresión
sexual infantil no es un tema novedoso, es un acto que se ha ejercido a lo
largo de la historia de la humanidad. En siglos anteriores estos actos se
permitían, se justificaban y se celebraban, sin embargo en la actualidad son
sucesos que se repudian y se castigan por la sociedad, además que la
agresión sexual sobre todo en menores, es el delito más enérgicamente
rechazado por la sociedad. Por lo tanto, es una gran necesidad conocer el
perfil del agresor sexual, tanto para los agentes investigadores del delito y
los profesionales de la salud, como para el público en general y así poder
establecer un perfil que permita reconocerlos.

De acuerdo con Hollin (1989), citado en Soria y Saiz (1996), la mayoría de los
agresores sexuales a menores son hombres, en los cuales las conductas más
frecuentes residen en caricias y tocamientos genitales, masturbación, etc.,
siendo muy frecuente la violación con penetración.

Para Echeburrua y Guerricaechevarría (2010), la edad en la que se


manifiesta con mayor frecuencia el abuso sexual es en la etapa media de la
vida de una persona (entre los 30 y los 50 años). De acuerdo con los autores
el 50% de los abusadores sexuales mayores llevaron a cabo sus primeras
conductas cuando tenían menos de 16 años de edad.

11
1
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Para Soria y Saiz (1996), los agresores infantiles suelen estar adaptados
socialmente y es infrecuente encontrar otras psicopatologías diferentes a su
desviación sexual, en el caso de que existan, las más usuales son los
deterioros cerebrales, las deficiencias intelectuales y el alcoholismo.

Según Carter y cols. (1987), citados en Soria y Saiz (1996), un 57% de los
agresores infantiles admite haber sufrido abuso sexual en su infancia, con
frecuencia relatan sucesos de experiencias sexuales infantiles con
compañeros de su misma edad, vivenciadas con una fuerte activación sexual
y temor a ser descubiertos y castigados por su conducta. Estas experiencias
sexuales a temprana edad con frecuencia derivan en fantasías que son
reforzadas mediante masturbación y se incrementan cuando se añaden
primeras experiencias traumáticas con mujeres adultas. Cabe destacar que
los agresores sexuales parafílicos suelen haber recibido una educación
rigurosa, donde la sexualidad era evidenciada de forma represiva (Soria &
Saiz, 1996).

El análisis del proceso de socialización es primordial para interpretar el acto


de violación como una conducta aprendida, consecuencia de una
concepción errónea de la relación sexual y de la división de roles en el caso
de agresión sexual en adultos, es por eso que algunos hombres tienen una
visión negativa de las mujeres y atribuyen al rol masculino las características
de dominio y agresividad (Soria y Hernández, 1994; citado en Soria & Saiz,
1996).

Para los violadores en serie, la gratificación y el esfuerzo obtenido mediante


la violación es muy poderosa, lo que crea casi una adicción (Garrido y cols.,
1994; citado en Soria & Saiz, 1996).

11
2
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Frecuentemente, este violador intenta convencerse de que la víctima quedó
fascinada con él, que realmente quería sexo, pero no podía admitirlo,
disfrutando el contacto sexual. Sin embargo, en algún nivel se da cuenta que
no ha encontrado lo que buscaba, esto no logra reafirmarlo ni por su
desempeño ni por la respuesta de su víctima y por lo tanto, debe salir y
encontrar otra víctima.

Las agresiones habitualmente se vuelven repetitivas y compulsivas. Puede


existir un incremento en la agresividad, al desesperarse por no poder
alcanzar la experiencia «indefinible» fantaseada. Este tipo de violación es el
resultado de una crisis psicológica precipitada por algún evento que activa
sentimientos de inadecuación e inseguridad. La violación es la forma en la
que el sujeto reafirma su identidad, potencia, dominio, fuerza y niega sus
sentimientos de indefensión, desvalorización, inadecuación, vulnerabilidad y
sus temores de rechazo.

A lo largo de los planteamientos hechos en este capítulo, cabe señalar que


con la elaboración del perfil criminal lo que se logra es identificar el tipo de
personalidad, comportamiento y características demográficas del agresor a
fin de reducir la cantidad de sospechosos. Así mismo, no todos los delitos
son idóneos para el análisis de la investigación criminal. Los más indicados
son aquellos en los cuales se manifiesta un alto grado de psicopatología, en
los cuales ha habido mucha interacción entre la víctima y el agresor y si la
escena es inusual, esperable, sobradamente violenta o donde existe un
grado significativo de ensañamiento o violencia post mortem. Y finalmente,
la habilidad de conducir un análisis del comportamiento va a depender de la
extensión y la calidad del material que se analiza.

3.5 La Importancia del Perfilador Criminal en el Sistema Jurídico

11
3
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Beltran y Vargas (1993) citado en Varela (2014) definen la psicología jurídica
como “un sector de la psicología que se orienta a aplicar el conocimiento
científico y los métodos de la psicología, en el sistema jurídico penal” (p.
1352). Ahora bien, una rama de la psicología jurídica es la psicología forense
la cual desarrolla sus conocimientos y aplicaciones con la finalidad de apoyar
con sus resultados al trabajo jurídico. De acuerdo con las palabras de la
Psicóloga y Criminóloga Lucia Bustos Montes de Oca, Perito Supervisor del
Departamento de Psicología, Poligrafía y Criminología de la Coordinación
General de Servicios Periciales de la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal, el psicólogo forense se encarga de evaluar a todos los
actores que intervienen en una investigación delictiva, al delincuente, a la
víctima y a los testigos, por lo tanto, la psicología forense se auxilia de la
psicología del criminal, psicología de la víctima y psicología del testimonio,
por ende, el perfilador es un psicólogo forense especialista en psicología del
criminal y en consecuencia, debe tener conocimientos de todas estas áreas.

La importancia de la psicología aplicada en la investigación de un delito hoy


en día es fundamental porque permite conocer las diferentes perspectivas
conductuales del delincuente, además de distinguir las personalidades
antisociales en la sociopatía y la psicopatía, así mismo analiza los factores
psicosociales que inciden en el desarrollo de las conductas delictivas para
determinar su concurrencia. En el caso específico del psicólogo encargado
de la elaboración del perfil del criminal, la importancia que tiene este tipo
de perfil en hechos delictivos de gran complejidad es aportar información
vital a los órganos policiales facilitando el esclarecimiento del mismo. Por lo
tanto, la perfilación criminal es una herramienta muy valiosa en la búsqueda
de los responsables de la comisión de los delitos y que combinada con otras
técnicas de investigación, nos orienta en una dirección y aporta
posibilidades de resultados favorecedores en la indagación (Soria y Saiz,
1996).

11
4
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
La contribución del perfilador es muy substancial en una indagación ya que
de acuerdo a González (2018), se puede así reducir el número de acusados
para investigar y para poder determinar al culpable de un delito violento, así
como para proporcionar nuevas vías de indagación. Un ejemplo es al
momento de aclarar en un juicio si la agresión por la que se le acusa a
alguien fue súbita o de demoró, o si el acto fue impulsivo o premeditado.
También se pueden explicar las motivaciones del autor puntualizando que
se trata en una interpretación con base en

los hechos concretos y su vinculación.

Otro ejemplo implica plantear la evidencia vinculando las diferentes escenas


del crimen, en particular, en lo relativo al modus operandi y a la firma del
delincuente, ya que la pericia del perfilador contribuiría de modo relevante
sobre el caso, debido a que cuando más peculiar es una acción que aparece
repetida en una serie de crímenes, más firme es el modus operandi y la
firma y más relevante es la aportación del perfil realizado (Gonzáles, 2018).

Por lo tanto, la aplicación de la técnica de perfilación criminal en la


investigación permite la orientación hacia un culpable de un delito y esto
permite probar la culpabilidad o inocencia de un acusado ante un juicio.

Sin embargo, el perfilador también debe tener un especial cuidado en la


elaboración del perfil criminal ya que algunas veces lejos de aportar
elementos que guíen adecuadamente la investigación, se puede causar más
daño. De acuerdo a Turvey (2016) la mayoría de los perfiladores operan
fuera de los códigos de ética profesional debido al interés de
reconocimiento o con la utilización de métodos imprecisos sin poner
cuidado en los hechos y la evidencia y señalando falsos sospechosos o
11
5
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
excluyendo a sospechosos viables. Según el autor, el perfilador debe
mantener en todo momento una actitud de imparcialidad e independencia,
explicando sus opiniones o conclusiones con estricta concordancia con los
hechos y evidencias. Y no es porque la perfilación sea más carente de ética
que otros métodos de investigación sino la forma en que puede ser
utilizada.

CONCLUSIONES

Después de analizar cada uno de los capítulos que conforman la presente


investigación, es preciso retomar el objetivo general de este trabajo, el cual
es:

Definir y establecer el papel del psicólogo en la elaboración del perfil


criminal dentro del sistema jurídico en México, su metodología y los
determinantes psicológicos del comportamiento delictivo.

Como se ha podido observar a lo largo de este trabajo, el perfil criminal es


una técnica que se basa en la premisa de que la conducta antisocial se
expresa a través de un hecho delictivo; esta evidencia comportamental ha
sido la base fundamental de la psicología dentro la investigación criminal
como herramienta de ayuda. No obstante, para poder asentar el
cumplimiento de dicho objetivo, es necesario efectuar una revisión a cada
uno de los objetivos específicos debido a que el desarrollo de cada uno de
los capítulos que componen este trabajo se basa en cada uno de estos
objetivos, lo que da como consecuencia el acatamiento del objetivo general.

11
6
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Identificar los antecedentes de la psicología criminal y evidenciar el papel
del psicólogo en la construcción del perfil del delincuente.

En el primer capítulo se ha podido evidenciar el papel del psicólogo en la


construcción del perfil criminal, el cual consiste en reconstruir el
comportamiento individual de un delincuente haciendo uso de los
conocimientos teóricos sobre las bases biológicas, las bases cognitivo-
afectivas, las bases sociales y las bases individuales de la conducta. Como se
ha expuesto con anterioridad, el perfilador no describe a una persona en
especial, su labor es aportar características probables del autor desconocido
de un delito, la probabilidad o posibilidad de que la conducta se repita y los
lugares de acción. Por lo tanto, el perfilador no es un adivino, es un
profesional que mediante el análisis de datos objetivos realiza hipótesis,
analiza y concluye hasta donde la técnica le permite.

En relación con los antecedentes de la psicología y su desarrollo en el


estudio de la criminalidad, se encuentran los primeros antecedentes en la
Grecia antigua, donde Hipócrates describe dos tipos de personalidades,
Psyche y Thymos. De igual, manera Galeno examina los cuatro humores de
Hipócrates y clasifica cuatro tipos de temperamento relacionados con los
diferentes

tipos de personalidad. Continuando con las teorías delictivas, Della Porta,


Lavater y Gall firman que ciertas características físicas de los individuos se
encuentran relacionadas con la delincuencia. Entre las teorías más
significativas está la de Lombroso, el cual, diferencia cinco tipos de
criminales dando inicio a un período científico de la criminología.
Posteriormente, el Dr Brussel elabora el perfil de “El bombardero” el cual le
da un lugar importante a la psicología en la investigación criminal. Este
capítulo ha permitido observar la evolución de las teorías de la personalidad

11
7
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
relacionadas a la criminalidad y como la psicología finalmente toma un lugar
importante en la investigación delictiva dentro del sistema de justicia.

En el desarrollo del segundo capítulo se puede comprobar el cumplimiento


con el segundo y tercer objetivo específico que consisten en:

Exponer las características de la conducta delictiva y los factores


psicológicos asociados a ella.

Revisar las diferentes teorías psicológicas relacionadas al estudio de la


personalidad del delincuente.

Como se ha asentado en este capítulo, la conducta antisocial tiende a


quebrantar reglas y expectativas sociales ya que es contraria a los intereses
y valores del conjunto de la sociedad. Cuando esta conducta se convierte en
un patrón repetitivo y persistente de comportamiento se considera un
trastorno de conducta. La gravedad de la conducta antisocial o el trastorno
de conducta, va en relación a la magnitud y frecuencia en la que se
presente, lo que puede conducir a una conducta delictiva. Esta acción
delincuencial tiene un origen en un espacio situacional que posibilita su
aparición. Algunos autores afirman que para que se produzca un
comportamiento antisocial tienen que coincidir en el tiempo numerosas
variables que pueden estar interrelacionadas. El propósito de revisar las
diferentes teorías psicológicas integradoras relacionadas a la delincuencia,
es por la complejidad para explicar este fenómeno ya que posee un carácter
evolutivo y multicausal debido a que se debe conjugar lo personal y lo social
que impliquen factores de orden cognitivo, emocional y comportamental,
así como como áreas de orden familiar, académico o laboral y social.

11
8
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Indiscutiblemente, la integración de estas teorías supone un avance en la
explicación de las causas del delito ya que abordan el hecho delictivo desde
la complejidad de los diversos factores que intervienen, aunque hasta el
momento no es posible resumir el comportamiento humano delictivo a un
único modelo explicativo.

Y finalmente, en el tercer y último capítulo se logra evidenciar el


cumplimiento del cuarto y quinto objetivo específico, en los cuales se
propuso:

Describir los componentes del perfil delincuencial y los factores que rodean
el hecho delincuencial (lugar de los hechos, modus operandi y victimología).

En el desarrollo de este capítulo, se buscó definir el uso del perfil criminal


para lograr comprender mejor la labor del perfilador, desde definir y detallar
los elementos que componen el perfil, la metodología usada y los elementos
que envuelven un hecho delictivo: el lugar de los hechos o perfil geográfico,
el modus operandi, la firma del delincuente y la victimología Cabe destacar
que no todos los delitos son idóneos para el análisis conductual en la
investigación criminal, su uso es más viable en delitos seriales ya que la
repetición de actos es lo que hace que se pueda obtener y analizar los
patrones de comportamiento que permitan identificar las características del
autor del delito. Y finalmente, la habilidad de conducir un análisis del
comportamiento va a depender de la calidad del material que se analiza y la
experiencia y destreza del perfilador.

Es imprescindible señalar la importancia de la psicología aplicada en la


investigación de un delito ya que ésta nos permite conocer las diferentes
perspectivas conductuales del delincuente, además de distinguir las
11
9
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
personalidades antisociales en la sociopatía y la psicopatía y analizar los
factores psicosociales que inciden en el desarrollo de las conductas
delictivas para determinar su concurrencia. De forma específica, el uso de la
psicología en la elaboración del perfil criminal es fundamental ya que es
precisamente en los patrones de conducta, donde se extraen las
características del delincuente, lo que permite aportar información vital a
los órganos policiales porque con esta contribución se puede reducir el
número de sospechosos, proporciona nuevas vías de investigación y facilita
el esclarecimiento del hecho delictivo. En sistema jurídico penal, la
aplicación de la técnica permite probar la culpabilidad o inocencia de un
acusado ante un juicio.

Sin embargo, a pesar de valor y de las aportaciones de la psicología en el


sistema jurídico, para Córdova (2016), en México la psicología criminal o
forense en materia de seguridad y justicia es aun limitada y poco decisiva ya
que en nuestro país la psicología como ciencia aplicada ha sido muy
menguada en materia de influencia en cambios sociales, de seguridad,
justicia y en el manejo del control del crimen. Para concluir, cabe señalar
que la psicología aplicada en la investigación criminal es un presente
promisorio pero se tiene que contar con espacio que la avale, fomente y
respalde dentro de las instituciones de justicia.

REFERENCIAS

Álvarez, G., Montenegro, M. y Martínez M. (2012). Notas para la historia de


la criminología.

Facultad de Psicología, UNAM.

American Psychiatric Association (2014). Manual Diagnostico y Estadístico


de los Trastornos Mentales DSM-5. Editorial Médica Panamericana.

Amuchategui, G. (2016). Derecho penal 4ta. Edición. Editorial Oxford.

12
0
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
Aristizábal, E. y Amar, J. (2012). Psicología forense. Estudio de la mente
criminal. Editorial Universidad del Norte.

Arzate, F. N. (Febrero, 2010). La Parte Sombría de la Personalidad.


Personalidades psicopáticas. Revista Ciencia y Desarrollo. CONACYT.
Recuperado de
http://www.cyd.conacyt.gob.mx/240/Articulos/Entrevista/Entrevista2.html

Córdova, C. A. (2016). Psicología Aplicada en el Sistema de Justicia


Mexicano. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
Recuperado de
https://www.uaeh.edu.mx/scige/boletin/atotonilco/n8/e5.html

Galfione, M. C. (2012). La sociología criminal de Enrico Ferri: entre el


socialismo y la intervención disciplinaria. VII Jornada de Sociología de la
Universidad Nacional de la Plata. Recuperado de
http://jornadassociologia.fahce.unlp.edu.ar/vii-jornadas-
2012/actas/Galfione.pdf

Garrido, V. (2000). El perfil psicológico aplicado a la captura de asesinos en


serie. Anuario de Psicología Jurídica. Universidad de Valencia. Recuperado
de http://journals.copmadrid.org/apj/archivos/64155.pdf onzales, J. F.
(2018). El perfilador criminal en el sistema acusatorio adversarial. Flores
Editor.

Guerrero, J. (1996). La génesis del crimen en México: estudio de


psiquiatría social.

Delincuencia. México: CONACULTA.

12
1
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

CAPITULO III

12
2
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

PSICOLOGÍA FORENSE

1. Introducción

Se dice que la Psicología forense nace en 1908, con los estudios del
médico, doctor en Psicología, Hugo MÜNSTERBERG(27), cuando publica su
obra titulada: En la posición del testigo (On the witness Stand, 1908),en la
que indicaba que en relación al testimonio verbalizado de un testigo, no
se podía obtener nada más que una verdad subjetiva y parcial. Y le parecía
inútil el interrogatorio del abogado como estrategia primaria para extraer
la verdad objetiva del testigo. Y propuso, que la Psicología debía realizar
esa parte del trabajo investigativo mediante técnicas e instrumentos
científicos que pudieran «objetivar» la subjetividad del testigo y sus
recuerdos.

Nace como una psicología del testimonio, pero paulatinamente surge


como una ciencia auxiliar al Derecho(28). La Psicología y la Psiquiatría
aportan al derecho, herramientas, estudios, opiniones y teorías sobre los
acusados y sus motivaciones, sobre la criminogenésis y la criminodinamia.
Todo ello fortaleció la existencia de una Psicología Forense. Por
ello, MUÑOZ SABATÉ(29), la denominaba psicología probatoria, tras la
evaluación. Hoy en día se puede decir que la psicología forense, es un
medio de prueba, porque de esa forma, se incorpora al proceso penal;
mediante sus informes periciales.

2. Definición

La Psicología Forense es la ciencia que usando los procedimientos y


los conocimientos de la Psicología clínica, y de las neurociencias, da un
27 MÜNSTERBERG, Hugo (Danzig, 1 de junio de 1863 - Cambridge, 16 de diciembre
12
3
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO
de 1916), psicólogo polaco-alemán. Pionero de la psicología aplicada, estableció las bases de
la psicología industrial. Desde 1897 trabajó en Harvard, hasta su muerte en diciembre de
1916. Publicó en 1913: The Psychology of the Industrial Efficiency.
28 BARTOL, C. R., / BARTOL, A. M., «History of Forensic Psychology», en HESS, A.K.
/ WEINER, I. B. (eds.), 2ª ed., Handbook of Forensic Psychology, John Wiley& Sons, New
York, 1999.
29 MUÑOZ SABATE, L. / Bayes, R. / Munne, F., Introducción a la psicología
jurídica, Trillas, México, 1980.

12
4
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

diagnóstico sobre la forma de ser de los individuos y de sus conductas


en relación a unos hechos determinados, y de acuerdo a las necesidades
del derecho(30).

Su propósito es obtener evidencias, mediante la administración de la


principal prueba diagnóstica, la Entrevista Psicológica y ayudarse con
la administración de pruebas psicológicas y/o psicopatológicas, para
así poder elaborar un informe que con claridad y que dentro de la
terminología del derecho pueda ser recogido por los distintos sistemas
jurídicos, para su ilustración. Dentro de unos principios de ética y códigos
de conducta. Los Psicólogos de la APA, para reforzar la psicología forense
como, una disciplina y profesión han creado la División 41, Ley y sociedad,
y la Academia Americana de Psicología Forense.

La psicología forense, usa todos los conocimientos de psicología clínica y


en ocasiones puede usar los informes de las neurociencia en general, ya
que puede emplear conocimientos de Neurología, biología, psiquiatría,
fisiología, usando informes de radiología, EEG, TAC, gammagrafías
cerebrales, electrofisiología. Da un diagnóstico de la forma de ser de los
individuos, una valoración más objetiva de la conducta humana, de su
personalidad, de los rasgos preponderantes, de su nivel de inteligencia, y
de la forma de conducirse en sociedad.

Pero el informe acerca del estado mental, de la personalidad, de las


características de sus conductas, en un documento escrito deberá estar
directamente y específicamente, relacionado con los hechos a juzgar.

A lo largo de todo el proceso penal, tiene diversas actuaciones.


1. Asesor del abogado o de las partes, preparando el interrogatorio
o contra interrogatorio para testigos, peritos e imputados, con
técnicas que le ayuden a identificar las áreas de la declaración
y evitar producir distorsiones en el testimonio, así como a
interpretarlos informe periciales de la parte contraria. En este
caso no es tan importante el diagnostico, sino el diagnostico

30 NÚÑEZ DE ARCO, J., El informe pericial en psiquiatría forense (Manual apara


médicos, psicólogos y abogados), Universidad Mayor de San Andrés, Facultad de
Medicina, La Paz, 2001.

12
5
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

relacionado con los hechos y más aun, con el instante en que se cometió
el delito.
2. Realiza la valoración del testimonio, tras una evaluación
exhaustiva, del testigo o imputado, se determina en el informe de la
exactitud y credibilidad del testimonio prestado, es decir, de su mayor o
menor probabilidad de ser cierto. La evaluación de la credibilidad del
testimonio en contextos judiciales se realiza, a partir de indicadores
conductuales(31).
3. Preparación de testigos, para asumir en algunos casos su rolde
víctima, en otros casos, ante la falta de experiencia, para la presentación
del testimonio. En absoluto quiere decir que se pueda manipular el
testimonio, la ayuda, es a la persona, para que tenga más seguridad
personal; no al texto de la declaración.
4. Uno de los aspectos más importantes de la Psicología forense, es
la posibilidad de testificar ante un juzgado en condición de perito,
refiriendo los hallazgos psicológicos encontrados en la evaluación, pero,
en el lenguaje legal de los juzgados(32). Aunque en cada país existe una
legislación distinta, en especial a la tipificación de los delitos, sin
embargo hay una similitud en cuanto a la imputabilidad, en cuanto a la
presentación del informe oral y sus características. Y en cuanto a las
formas de recusación(33). Las preguntas que se formulan durante el
juicio oral, son bastante generalizadas, la capacidad de poder
someterse al juicio, la capacidad de ejercer su legítimo derecho de
defensa, el estado mental del imputado en el momento de los hechos, la
comprensión de sus actos criminales y fundamentalmente la capacidad
del imputado para saber, querer y obrar en el momento de la comisión
del delito(34) (35) (36). El tribunal
31 MASSIP, J. / GARRIDO, E., «La evaluación de la credibilidad del testimonio en
contextos judiciales a partir de indicadores conductuales», Anuario de Psicología jurídica, vol.
10, 2000, 93-133.
32 NIETZEL, Michael, Psychological Consultation in the Courtroom, Pergamon Press,
Nueva York.
33 BLAU, Theodore H., The Psychologist as Expert Witness, John Wiley & Sons, Nueva
York, pp. 19-25.
34 GRISSO, Thomas, Competency to Stand Trial Evaluations: A Manual for Practice,
Professional Resource Exchange, Sarasota, Florida.
35 NÚÑEZ DE ARCO, J., Victimologia y violencia criminal. Un enfoque criminológico y
psicológico, Academia Boliviana de Ciencias Jurídico Penales, La Paz, 2009.
36 SHAPIRO, David L., Psychological Evaluation and Expert Testimony, Van Nostrand
Reinhold, Nueva York.

12
6
UDABOL PSICOLOGIA FORESSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES VELASCO

precisa saber si en el momento de los hechos el informado, se


encontraba en capacidad de querer, entender, obrar y tenía la
voluntad o quería realizar el acto, del cual han sido acusado. Cuando
hablamos del querer, es como dice CREUZ(37), «el querer interno», que
está involucrado a la voluntad. En otras ocasiones determinarán las
circunstancias que puedan modificar la responsabilidad criminal. La
capacidad de ser culpable.
5. Otra actividad, es la ayuda en la selección o rechazo del jurado,
permitiéndole al abogado lograr una selección mejor para su
caso(38)37. No es lo mismo una persona joven en el jurado para una
violación que para un caso de infanticidio. Aunque en nuestro país, en
ocasiones es difícil encontrar el número mínimo de jueces ciudadanos,
por los problemas de localización, por lo que resulta difícil rechazarlos.
6. Como consultor técnico, según el artículo 207 del Código de
Procedimiento Penal. Cooperando al abogado patrocinante en el
interrogatorio al perito de la parte contraria, preparándolas preguntas o
bien realizando el mismo, el interrogatorio, durante el juicio oral.

3. Objetivos de la psicología forense

El psicólogo perito es un técnico que presenta un informe con un alto


grado de validez y fiabilidad. Debe usar un lenguaje claro, evitando usar
el metalenguaje psicológico, que en ocasiones lo hace inoperante antes
las instancias judiciales. Más aun cuando habla de un test psicológico, por
ejemplo de un Rorschach, y evitar en lo posible el propio lenguaje de las
distintas escuelas Psicológicas. Asumir que el perito no es el juzgador,
solo puede contribuir con su informe a aclarar dudas y muchas veces
inclinar la balanza de la justicia en un sentido o en otro, por lo que debe
tener muy en cuenta que toda su técnica y la aplicación de los test, no
son cien por cien fiables, por lo que deben estar respaldados por unos
criterios de imparcialidad.

37 CREUS, Carlos. Derecho Penal: Parte General. (3ª ed.) Ed. Astrea de Alfredo y
Ricardo De Palma y S.R.L.. Buenos Aires [Argentina] 1992.
38 DE VELASCO, Pilar de Paúl, El Tribunal del Jurado desde la Psicología social, Siglo
XXI, Madrid, 1995.

12
7
UDABOL MATERIA PSICOLOGIA FORENSE DOCENTE LIC MARCO A FLORES V.

En algunas ocasiones ni los Jueces, ni el Jurado conoce dichas técnicas y su


fiabilidad. Por lo que es necesario aclarar dichos conceptos y no permitir que el
informe psicológico sea revestido de la autoridad con que los humanos revisten
a las personas que nos hablan de algo que no conocemos.
1. PERSPECTIVAS CIENTÍFICAS EN EL ESTUDIO
DE LA CRIMINALIDAD
Criminología, la Psiquiatría, la Antropología, el Derecho, la Sociología, la
Medicina forense, etc. coinciden en su objeto de análisis de la conducta criminal,
pero lo hacen desde perspectivas radicalmente diferentes, lo que genera en
consecuencia métodos y técnicas de estudio diferentes.
A lo largo del devenir histórico, las distintas ciencias que estudian el com-
portamiento criminal se han mostrado muy críticas con las otras afines y ello

Figura 2.1. Relación histórica de las disciplinas científicas.

Sociología

Conducta criminal

12
8
Psicología Criminología
28 PSICOLOGÍA CRIMINAL

ha provocado un distanciamiento entre sus comunidades científicas. El trabajo


interdisciplinar ha sido escaso y muchas veces confuso así teorías, ignorando la
necesidad de trabajar de forma conjunta si se desea comprender una conducta tan
compleja y multifacética como la criminal.

Figura 2.2. Relación actual entre las disciplinas científicas.

Psicología

Sociología Criminología

Medicina Psiquiatría

1.1. Psicología, sociología y criminología


///La Psicología criminal ha sido entendida tradicionalmente como la ciencia que
estudia las causas y motivos, normales y/o patológicos que conducen a una per-
12
sona a convertirse en un delincuente, y la Sociología, como aquella que analiza la
9
relación entre la delincuencia y distintos segmentos de la población. No obstante,
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 29

debemos puntualizar que la Psicología criminal se sitúa dentro de la Psicología


jurídica como rama de la Psicología y abarca distintas áreas: criminalidad, trata-
miento de delincuentes, investigación criminal, victimización delictiva, etc.
Para nosotros la Psicología criminal es aquella vertiente de la Psicología ju- rídica
que agrupando diversas áreas de la misma intenta abordar la comprensión del
fenómeno de la delincuencia, sus causas, efectos y tratamiento, con la finali- dad
de ayudar a su reducción mediante métodos preventivos o interventivos.
La Criminología puede definirse como la ciencia que estudia el crimen, su
génesis, desarrollo y configuración, pero, según se defina éste, su campo de ac-
tuación muestra grandes diferencias, si se sigue la conceptualización legal del
delito (legalismo) o por el contrario si incluye cualquier conducta violenta o an-
tisocial (anti-legalismo). Pero dicho conflicto respecto de la norma jurídica se ha
extendido más allá de la propia criminología y ha afectado de forma significativa
a concepciones sociológicas del delito y sus autores. Las diferentes escuelas cri-
minológicas aportan numerosas visiones contrapuestas al estudio del fenómeno,
al tiempo que se vinculan más o menos abiertamente a corrientes teóricas afines
en el campo de la sociología y/o la psicología.
La relación de la Criminología con la Psicología ha sido muy crítica, se ha tildado
incluso de irrelevante y marginal en sus conclusiones relativas a la puesta en
marcha de políticas sociales (Parker y Giller, 1981). Es más, la Psicología clínica
ha sido criticada por su colaboración con el sistema legal y su ausencia de análisis
del proceso global en que se halla sumergido el autor de un delito. Otra de las
grandes críticas formuladas a la Psicología ha sido su aproximación de
laboratorio al estudio de la criminalidad y, en consecuencia, su relativo desprecio
por los aspectos ambientales del medio abierto, difícilmente reproducibles en una
situación experimental.///
Blackburn (1993) afirma que para comprender las divisiones existentes en la
actualidad debemos retroceder a los orígenes de la Psicología, la Psiquiatría y la
Sociología. Para él la psiquiatría surge de la alienación o «medicina psicológica»
de mediados del siglo XIX, por contra la Psicología y la Sociología lo hace con
posterioridad a finales de dicha década y con unas disciplinas académicas distin-
tas, cuando ya se halla plenamente instalada a nivel profesional la Psiquiatría.
Otro de los problemas muy relevantes en la relación Criminología-Psicología ha
sido el abandono de la segunda de sus orígenes filosóficos y la adopción del
método científico-experimental. Ello significó un cambio radical en su enfoque de
estudio, la adopción de nuevas técnicas de análisis y el rechazo de las afirma-
13
ciones no comprobable empíricamente.
0
En cualquier caso, la mutua relación e influencia entre ambas disciplinas ha sido y
es muy importante, especialmente tres han sido las áreas de mayor aportación de
la Psicología a la Criminología: la adaptación social de los delincuentes, la
relación entre inteligencia y delito y la conceptualización psicodinámica del delito.
30 PSICOLOGÍA CRIMINAL

La distinción entre Sociología y Psicología es más compleja, aunque en apa-


riencia las unidades de análisis son distintas, pues la primera analiza las tasas
sociales de criminalidad y su interrelación con la estructura social, económica u
otros factores ecológicos; mientras que la psicología se centra en el estudio de la
individualidad criminal y, en consecuencia, de aquellos factores significativos en
la conducta criminal: atributos personales, historia personal, etc.
El desarrollo de la Psicología social y el progresivo estudio de factores socia- les
por psicólogos y de psicológicos por sociólogos ha generado, según Secord, la
aparición de formas de Psicología social en el seno de la Sociología, como la
Sociología psicológica; permite relacionar fenómenos macro-sociales con atribu-
tos individuales. El interaccionalismo simbólico permite analizar los significados
impuestos en contextos de interacción social, siendo dichos significados más de
base social que del individuo propio y la etnometodología que enfatiza en cómo
los actores de situaciones sociales interpretan las situaciones vividas en base a
factores culturales, sociales, históricos, etc. (Secord, 1982). Pero más allá de di-
cha afirmación relativamente sesgada como visión global, sí resulta claramente
cierto en las corrientes teóricas por él citadas.
En síntesis, consideramos que las aportaciones aisladas de la sociología, la
Psicología y la Criminología ofrecen una visión incompleta del fenómeno social e
inducirían a un error en su apreciación científica. Tan sólo una relación fluida, a
nivel teórico y profesional, posibilitará un avance significativo en el conocimien-
to de la conducta criminal. A continuación observaremos las principales aporta-
ciones históricas de la Criminología y la Sociología (Soria y Hernández, 1994).
El estudio científico de las conductas criminales se inicia dentro de la
Criminología en el último tercio del siglo XIX con la Escuela Positiva Italiana. Sus
máximos representantes fueron tres autores cuyas aportaciones sobrepasaron la
propia disciplina. El primero y más significativo fue Lombroso (1835-1909) con
su Tratado Antropológico experimental del hombre delincuente (1876), a
continuación encontramos a Ferri (1856-1929) y Garófalo (1852-1934). Todos
ellos partidarios de un método empírico inductivo basado en la observación del
delincuente y de su medio (García-Pablos de Molina, 1992).
Cesare Lombroso defendía que algunas personas nacen con una tendencia innata a
la delincuencia. Esta tesis se encuentra muy influida por el darwinismo dominante
en la época. Considera que la mayoría de los criminales constituye una subespecie
primitiva y degenerada, el «homo delinquens», con caracteres atávi- cos
biológicos y psicológicos, mutación del avanzado «homosapiens». En un in- tento
13presos
científico por demostrar estas tesis realiza numerosas mediciones físicas de
1
italianos, él mismo se autodenominaba «antropólogo criminal», y distin- gue una
serie de anomalías físicas. En una edición posterior realiza una primera tipología
de delincuentes: nato, loco-moral, epiléptico, loco (alienado, alcohólico e
histérico), ocasional (pseudocriminal, criminaloide y habitual) y pasional.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 31

Las teorías generales sobre el delito, salvo excepciones como Sutherland con la
teoría de los delitos de cuello blanco y los modelos psicopatológicos del de- lito,
han centrado su interés en la delincuencia común, y no será hasta épocas
recientes, como consecuencia de los movimientos sociales generados en contra de
éstos, cuando algunos teóricos han orientado sus investigaciones hacia delitos no
convencionales o de cuello blanco.
La Sociología ha aportado su tradicional incidencia sobre los aspectos de rela-
ción grupal y el delito. Pero debe reconocerse que sus estudios sobre los procesos
sociales que generan y sostienen la criminalidad han resultado fundamentales en
el desarrollo de políticas sociales y económicas tendentes a su reducción.
Especial atención nos merecen sus aportaciones sobre el delito sexual y el de
violencia doméstica cuando hacen referencia a las relaciones de poder y los valo-
res sociales dominantes, ya sea generando o admitiendo esta situación.

Aquí falta 17
En el seno de la ciencia sociológica observamos diferentes conceptualiza-
ciones:
• La corriente estructural frente a la procesal. La visión estructural posee como
objeto de estudio la relación entre los delitos y la organización so- cial; son
fundamentales conceptos como desorganización social, anomia, desigualdad de
oportunidades y subcultura (discrepancia de normas entre diferentes grupos).
• Frente a la anterior visión, la procesal pretende explicar cómo la gente se
vuelve delincuente, cómo se aprende la conducta criminal.
• La visión funcionalista frente a la teoría del conflicto. Los autores de la pri-
mera corriente como Merton y Durkheim sostienen que el delito es esencial para
mantener la salud de la sociedad, sirve para identificar lo que es válido y
moralmente aceptable. Las personas se vuelven delincuentes porque no han sido
adecuadamente socializados. La ley representaría el consenso de los valores
comunes. La perspectiva marxista del conflicto fundamenta en la década de los
70 la criminología crítica, según la cual el delito refleja el conflicto entre las
clases/grupos sociales y la ley es una manifestación de los valores-intereses de
la clase dominante. El delito aparece como una respuesta adaptativa que refleja
los valores de los grupos alejados del poder y en consecuencia el control del
crimen debe superarse mediante cambios radicales socioeconómicos y del poder.
En España el desarrollo de la Psicología criminal se fundamenta en distintos
13
autores y líneas de investigación, destacan, a modo de ejemplo, los trabajos
2 de
Santiago Redondo sobre el tratamiento penitenciario y de Vicente Garrido so-
bre el delincuente desde principios de los años 80, aquellos de Eugenio Garrido
sobre la psicología policial, los de Javier Urra sobre los menores delincuentes y
los de Ramón Arce sobre las decisiones judiciales a mediados de los 80, los de
32 PSICOLOGÍA CRIMINAL

Margarita Diges sobre testimonios judiciales y los de Miguel Ángel Soria sobre la
Psicología de la victimización criminal a principios de los 90, etc. Todo ello
sumado al desarrollo de la formación, la implementación de áreas congresuales, o
bien congresos científicos específicos, y la conformación de equipos de inves-
tigación a nivel universitario (Santiago de Compostela, Madrid, Salamanca, etc.)
permite hablar de una década de oro en el avance de la Psicología jurídica y, por
ende, el punto de partida de la criminal.

1.2. La contribución de las áreas de la Psicología al estudio


de la criminalidad
Las diversas áreas de la ciencia psicológica han ido realizando aportaciones sig-
nificativas cada vez mayores a la comprensión del comportamiento criminal.
Cuatro de ellas han sido las más relevantes:

1.2.1. La Psicología evolutiva


Su aportación ha sido ampliamente reconocida a nivel forense y ha facilitado un
conocimiento muy relevante al desarrollo de la personalidad del delincuente. La
integración y configuración de la estructura personal en cada uno de nosotros
proviene de un conjunto de factores e interacciones que se van produciendo des-
de la más tierna infancia, así el ser adulto se halla condicionado por elementos
previos de desarrollo intelectual, procesos de influencia social e integración de la
personalidad.
La Psicología evolutiva muestra cómo existe una influencia significativa en- tre el
desarrollo cognitivo del niño y su entorno, así la deprivación económica, la
ausencia de estimulación cultural, etc. limitan las capacidades biológicas del
menor.
Dentro de la esfera social, destacan los trabajos sobre los estilos parentales y su
relación con el nivel de autoestima posteriormente desarrollado, especialmen- te
con la aparición de la agresión y sus formas expresivas.
La integración de la personalidad adulta tiene un momento de especial sig-
nificación evolutivo, la adolescencia. Los estudios del comportamiento criminal a
lo largo de este período son extensos y de gran relevancia. Así se producen los
primeros contactos con los sistemas de control social (policía y/o justicia), las
relaciones con los grupos de iguales, el consumo de drogas y/o alcohol, etc. Todo
ello hace de la adolescencia una etapa crítica a nivel evolutivo y de apari- ción de
conductas criminales. La necesidad de subrayar la propia personalidad en13 3
fase de
maduración, la ruptura necesaria con el entorno familiar, traumático o no, la
inseguridad personal y de abrirse a los retos y demandas de la sociedad conducen
al joven a una situación tremendamente confusa, conflictiva y ambi- valente.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 33

1.2.2. La Psicología social


Es la rama de la Psicología con mayor relevancia en el estudio de la criminalidad
y aquella que mayor número de teorías explicativas ha aportado. A continuación
se exponen las cinco principales:
a) Estudios sobre las actitudes humanas
Trabajos iniciales sobre las actitudes humanas establecieron la hipótesis de ser un
antecedente de la conducta humana, así una determinada conducta se sustentaba
en una actitud personal concreta respecto a un objeto o persona. A finales de la
década de los 60 se estableció que sólo en escasos casos exis- tía una relación
directa entre las actitudes y las conductas expresadas. Dicha contradicción
significó una profundización en el análisis de la interacción entre ambas.
Actualmente se considera que el comportamiento basado en una actitud depende
de un complejo proceso decisional intermedio.
b) Teoría de la atribución social
Elaborada a finales de la década de los 50 por Leo Festinger, enfatiza en la
tendencia de las personas a adscribir siempre una causa a la aparición de una
determinada conducta social. La atribución puede aplicarse a factores internos o
externos; es decir, cuando un hecho sucede las personas consi- deramos que su
aparición se debe a la mala suerte, al azar, etc.: custiones externas a la persona
que realiza o sufre una situción concreta. Pero tam- bién puede atribuirse a ella
misma, por su conducta, su carácter, etc., en consecuencia, a causas internas del
mismo sujeto.
c) Teoría de la disonancia cognitiva
Teoría elaborada a finales de los años 50, también por el mismo autor, se puede
definir como la tendencia de las personas a tomar una decisión entre cursos de
acción alternativos, que son valorados de forma similar por el sujeto, y cuya
aceptación de uno y rechazo de otro conlleva una tensión psi- cológica interna. El
elemento clave es que ambas elecciones susceptibles de ser realizadas poseen un
grado de atractivo similar. Una vez tomada la deci- sión, la disonancia sufrida no
finaliza, sino que se persiste; para reducirla el sujeto necesita realizar una serie de
cambios cognitivos o mentales dirigidos a incrementar la atracción de la decisión
tomada y reducir la ignorada. Todo ello produce a la larga un descenso del
malestar psicológico y la desapari- ción de los sentimientos negativos derivados
de la decisión tomada.
d) Estudios sobre procesos grupales 13
4
Estos trabajos, desarrollados tempranamente en la década de los 30, mues- tran
cómo el comportamiento social de los individuos se halla en íntima relación y
dependencia con el de otras personas al encontrarse en una situa- ción grupal. Un
grupo aparece cuando tres o más personas ven influida su
34 PSICOLOGÍA CRIMINAL

conducta por el resto. En dicho caso se dan un conjunto de fenómenos que


provocan una transformación del sujeto, impensable sin la existencia del grupo,
así se observan cambios de pensamiento muy significativos. El más relevante de
todos ellos, y con mayor importancia en la conducta criminal, es la influencia
social: las personas llegan a realizar auténticos cambios de opinión y de juicio al
hallarse en una situación social determinada.
e) Estudios sobre la desindividualización social
Éste concepto, desarrollado a finales de los 60, se basa en el principio ante- rior
según el cual el comportamiento de una persona en el seno de un grupo es
cualitativamente diferente de la conducta individual. Define el fenómeno como
aquel proceso psicosocial por el que una persona pierde su identidad personal en el
seno de un grupo y, en consecuencia, se «desindividualiza». Para realizarlo la
persona reduce su autobservación y, por consiguiente, también restringe su
capacidad de control y los sentimientos de culpa y miedo que conllevan
determinados comportamientos en una concreta situa- ción social.

1.2.3. La psicología biológica


Numerosos científicos sociales y psicólogos han mostrado resistencia a aceptar los
nexos biológicos de la conducta social y por ende criminal. Dicha oposi- ción
se basa en reduccionismos científicos extremos que entienden la conducta de
forma determinista, es decir, controlada por factores biológicos. Esta posición es
difícil de sostener en la actualidad y, por contra, resulta evidente que no sólo existe
un nexo inextricable con los factores sociales; sino que incluso los avan- ces
científicos y socioculturales permiten la manipulación genética y, por tanto, alterar
significativamente la concepción de la biología como algo inmutable e inalterable
externamente.
La visión actual de un interaccionalismo biológico permite comprender que los
procesos biológicos se relacionan con el entorno físico-social y con las ex-
periencias psicológicas desarrolladas por el individuo en su seno. Es decir, si bien
es evidente que no todas las personas nacen con las mismas posibilidades
biológicas, será posteriormente su interacción con el medio lo que determine una
expansión de dichas limitaciones o una reducción significativa o total de éstas.
En su seno se han desarrollado cuatro grandes líneas de investigación:
a) Estudios genéticos
Intentan comprender la influencia de la herencia genética en la persona y en su
conducta criminal. Resultan famosos los estudios sobre gemelos separados 13 y
5
criados en familias diferentes, que observan sus similitudes (atribuibles a factores
biológicos) y sus diferencias (atribuibles a factores sociales).
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 35

b) Estudios sobre adopciones


Consisten en analizar los cambios existentes entre niños adoptados por una
familia sin antecedentes criminales y cuya familia biológica de proceden- cia
poseía antecedentes criminales. Se trata de observar si los reproducen (factores
biológicos) o no (factores sociales).
c) Estudios fisiológicos
Analizan los cambios físicos producidos en cuerpo humano como conse-
cuencia de eventos psicológicos. Para su realización se han utilizado diver- sas
medidas fisiológicas, pero entre todas ellas destaca el EEG o electro-
encefalograma. Por ejemplo, al analizar el EEG de personas sometidas a
aislamiento puede observarse un enlentecimiento de las ondas cerebrales.
d) Disfunción cerebral
En la actualidad existe un acuerdo en considerar la ausencia de relación directa
entre afectación neurológica y comportamiento, pero al mismo tiempo que una
afectación grave tiene un mayor impacto. Quizás la única excepción es la
epilepsia. Su relación con las conductas violentas es algo culturalmente aceptado
desde antiguo, pero de ello no puede decirse, tanto por su número relativamente
escaso como por la extensión de la agresivi- dad humana, que sea la causa
dominante.

1.2.4. La Psicología del comportamiento


El progresivo olvido de la corriente psicoanalista y el desarrollo de la ciencia psi-
cológica basada en la medición y la cuantificación científica conllevaron dirigir su
objeto de estudio al comportamiento observable de las personas, más que a los
factores inconscientes o introspectivos que lo sostenían. La aparición del conduc-
tismo tuvo dos puntos relevantes en el desarrollo de la Psicología criminal:
a) El énfasis en la conducta observable
Permitió desarrollar sistemas de evaluación, medida y control muy podero- sas
basadas en formulaciones estadísticas y modelos experimentales.
b) El énfasis en la validez de las teorías elaboradas
Permitió desarrollar y observar la capacidad de las diversas teorías creadas en la
predicción del comportamiento humano, lo que generó, en conse- cuencia,
numerosas hipótesis y comprobaciones empíricas.
Pero también el estudio de la conducta observada tuvo severas críticas13y ello
6
condujo a sus científicos a introducir, progresivamente, los factores cognitivos
como fuente de estudio en la predicción del comportamiento humano, superando
las reticencias iniciales y desarrollando nuevos métodos evaluativos, sin ignorar
sus fundamentos científicos básicos.
36 PSICOLOGÍA CRIMINAL

2. EVALUACIÓN Y DISTRIBUCIÓN DEL DELITO


2.1. La evaluación del delito
La elaboración de técnicas de estudio de la tasa delictiva en una sociedad no han
sido sencillas, por ello se han ido elaborando diversos sistemas de mesura, que han
recibido críticas por sus limitaciones más o menos importantes. Actualmente
existen tres tipos diferentes de estudio, las estadísticas oficiales, las encuestas y los
estudios sobre la victimización.

2.1.1. Las estadísticas oficiales


Los estudios iniciales sobre el delito se dirigían al análisis de la tasa de crimi-
nalidad a partir de las fuentes estadísticas tradicionales. Entendiéndose por ellas
aquellos datos procedentes de los ámbitos policiales y judiciales. La recogida de
información en dichas fuentes se sistematiza en España durante la década de los
40, pero no se informatiza hasta finales de los 80.
Las fuentes oficiales tradicionales utilizadas en el estudio de la criminali- dad
en España son los datos procedentes de la memoria anual de la Fiscalía del
Tribunal Supremo, las estadísticas judiciales realizadas por el Instituto Nacional
de Estadística y las policiales, tanto aquellas procedentes de la Dirección General
de la Policía como de la Guardia Civil.
Si analizamos un período histórico de nuestro país como fue el paso de la dic-
tadura a la democracia, podemos observar cómo, durante el período 1975-1985,
aparecen tres etapas claramente determinadas, unos niveles bajos de criminalidad
en las últimas épocas de la dictadura, un un incremento brusco y substancial con el
advenimiento de la democracia hasta principios de los 80 y, posteriormente, un
progresivo descenso, lo que permite establecer una relación entre los aspectos
socioculturales y la tasa de delitos (Serrano, 1986).
Dicha conclusión aparece refrendada en múltiples estudios, pero no puede
establecer una relación directa causa-efecto entre factores sociales-económicos
(paro, drogas, etc.) y criminalidad, por las limitaciones de las presentes estadísti-
cas y otros factores intermedios (calidad de vida, etc.).
Progresivamente se han ido limitando las interpretaciones de las estadísticas
oficiales y el riesgo de extraer conclusiones de sus datos, así todos los autores
consultados coinciden en que, al margen de la utilización político-social de los
diferentes gobiernos de las estadísticas oficiales, existe un impacto social del de-
13
lito muy superior al reflejado por éstas.
7
Si bien suele aceptarse, aunque no existe confirmación empírica de que el por-
centaje varía según los delitos, dicha tasa oscura es menor en los delitos contra la
propiedad, aproximadamente un 60%, y mayor en los delitos personales, pudien-
do alcanzar según los países el 80% (Zauberman, 1985).
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 37

Para clarificar los límites de las estadísticas sobre la criminalidad, se han di-
ferenciado diversos conceptos que afectan a la comprensión de su estructura y
extensión real:
a) Delitos conocidos
Incluye todos aquellos delitos cuantificados estadísticamente.
b) Cifra negra de criminalidad
Entendida como la tasa de delito desconocido y que, en consecuencia, no aparece
reflejada en la estadística. Incluye dos grandes grupos: la tasa de delitos que,
habiendo sido cometidos, no se han descubierto y aquellos que no se ha dictado
una sentencia condenatoria, por falta de pruebas.
La cifra negra se subdivide a su vez en dos más:
b.1) La cifra oscura: aquel volumen de delitos que no aparece en las es-
tadísticas, aún conociéndose al autor, por la falta de denuncia de la víctima.
b.2) La criminalidad oculta: hace referencia al volumen de delitos que no
aparecen en las estadísticas oficiales por que la víctima desconoce que el suceso
fuera un hecho delictivo.
En todas las estadísticas oficiales se observa un progresivo incremento de la tasa
de cifra negra de criminalidad con el paso del tiempo. El factor se liga di-
rectamente al concepto de «victimización secundaria», definida como las conse-
cuencias negativas para la víctima derivadas de la denuncia de los hechos delic-
tivos ante la policía o justicia y, en consecuencia, la progresiva desconfianza de
la víctima respecto del sistema de control social, o sea el eje policíaco-jurídico
(Serrano, 1986).
Las principales críticas hacia las fuentes estadísticas oficiales hacen referencia a
la necesidad de desarrollar dos nuevos apartados:
a) El estudio de la segunda victimización como concepto.
b) El desarrollo de sistemas evaluativos más precisos y globales.
Las limitaciones de las estadísticas oficiales se han visto compensadas por la
aparición de nuevos y más sofisticados métodos evaluativos. Por todo ello, desde
mediados de los años 80, no todos los estudios sobre la victimización se centran
exclusivamente en estas fuentes; sino que también se utilizan otras procedentes
del campo social, como son las encuestas, o de los propios delincuentes, ejemplo
las encuestas de delincuencia autorregistradas u otros sistemas de autorreporte
(Zauberman, 1985; Burillo, 1986).
13
2.1.2. Las encuestas de victimización 8

El avance más significativo en el conocimiento de la criminalidad se produjo en


la década de los 70, la constatación práctica de las limitaciones de las fuentes ofi-
38 PSICOLOGÍA CRIMINAL

ciales llevó a la convicción política de analizar de forma diferente el fenómeno.


Dos factores provocaron este cambio de opinión:
a) Incremento de la criminalidad real durante la década de los 60. Hasta dicha
fecha la criminalidad en USA se mostraba estable y con tasas relativamente bajas,
pero en 1964 el impacto delictivo sobre la sociedad americana era tremendo, así
como la preocupación social por la seguridad, y ello produjo que la criminalidad y
su tasa real se convirtieran en un tema de debate elec- toral.
b) Problemática social percibida. A partir de dicha fecha y hasta la actualidad el
delito pasó a ser una de las preocupaciones más importantes de la so- ciedad
americana, así a partir de 1968 fue ya el problema más importante dentro del país
(Zauberman, 1985).
Como consecuencia de todo lo anterior, el Departamento de Justicia de Estados
Unidos creó la «President’s Comission on Law Enforcement and Administration
of Justice», o comisión Katzenbach, para el estudio de cri- minalidad y el
desarrollo de programas evaluativos y de prevención. En los resultados de la
comisión se constataban las limitaciones reseñadas an- teriormente y al mismo
tiempo se puso en marcha la primera encuesta de victimización en USA.
El modelo elaborado sirvió como punto de partida para su aplicación allende del
país americano, así se aplicó, a mediados de los 70, en Europa y Australia y, a
finales de la misma década, en España (CSIC, 1978). Con posterioridad se intro-
dujeron diversas modificiaciones para ajustarlo a la realidad.

Aquí
El primer modelo de encuesta de victimización fue elaborado en 1972, la
«National Crime Survey» constaba de tres partes diferenciadas (Block y Block,
1984), las encuestas en ciudades, realizadas en las 26 mayores ciudades de USA;
las encuestas comerciales, donde se analizaban los delitos de robos y atracos pro-
ducidos en lugares comerciales, y finalmente, el panel de crimen nacional, donde,
utilizando una muestra estratificada al azar de direcciones de ciudadanos, se reen-
trevistaba, cada seis meses durante tres años y medio, a personas con edades su-
periores a los 12-13 años, para conocer si habían sido víctimas de algún delito.
Su éxito fue inmediato, destacaron en sus resultados dos grandes conclusio- nes:
primero, que la tasa de victimización aparecida fue el doble de la recogi- da por
las estadísticas policiales tradicionales y, segundo, que el número delitos graves
era escaso respecto al total de ellos cometidos (Hindelang, Gottfredson y Garofalo,
13
1978). 9
Sus conclusiones llevaron a dos implicaciones cruciales para los estudiosos de la
criminalidad: la necesidad de utilizar amplias muestras para la detección de la
tasa real de criminalidad las dificultades de realización de las encuestas de
victimización en áreas territoriales poco extensas.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 39

Posteriormente se han desarrollado intentos por realizar una encuesta inter-


nacional, pero sus costos elevados y la baja fiabilidad de sus resultados han ge-
nerado numerosas dudas sobre su utilidad. El primer intento de estandarización en
forma de modelo único fue la propuesta de la OCDE, a principios de los 70, que
dio como resultado diversos trabajos pilotos en USA, Holanda y Finlandia
(Tornudd, 1982). Posteriormente destaca la elaborada por Van Dijk, Mayhew y
Killias (1989) sobre 14 países, principalmente europeos, y tres ciudades de otros
estados del mundo, que se prolonga hasta la actualidad.
Según dichos autores, este tipo de encuestas aportan dos tipos de ventajas sobre
las estadísticas policiales que tradicionalmente sirven de comparación: la
denuncia policial de los delitos varía enormemente de unos países a otros y se
conoce poco sobre ello, y las comparaciones de estadísticas policiales se ven cla-
ramente delimitadas por factores culturales, del derecho y técnicos, respecto a la
clasificación, definición y contaje de los eventos delictivos.
A pesar de las ventajas evidentes de las encuestas de victimización sobre los
estudios oficiales, estos tampoco se han librado de las críticas. Por ejemplo, en
la actualidad de la primera realizada, solo la tercera línea continúa. De las tres,
la primera se abandonó por las dificultades de comparación entre ciudades y la
segunda por estar bien documentada dicha criminalidad en las estadísticas policia-
les. Aunque algunas de ellas pueden realizarse esporádicamente: en Barcelona se
analizó la delincuencia en tiendas en 1990 (Alabart, Aragay y Sabaté, 1990).
Block (1989) realizó una comparación entre diferentes modelos mundiales de
encuestas (USA 1972 y 1989; Holanda, 1989; Australia, 1974; Suecia, 1978 y
1982; Israel, 1979 y 1981; Inglaterra, 1981; Gales y Escocia, 1981; Canadá, 1981):
En sus conclusiones destaca cómo todas ellas cubren cuatro grandes áreas de
estudio:
a) Las precauciones tomadas por la población para prevenir el riesgo de ser
victimizado.
b) Las características del estilo de vida de la víctima y su relación con el delito. c)
El entorno de la víctima durante el delito, tanto físico como social.
d) La conducta de la víctima frente al agresor y sus actitudes hacia la policía y el
sistema judicial.
Se diferenciaron en las preguntas formuladas, en las muestras utilizadas, las
actitudes y los comportamientos de las víctimas y la explicitación del evento
delictivo. Todas las encuestas de victimización iban más allá del análisis estadís-
14de las
tico del delito, facilitando el desarrollo de una acción sociopolítica en favor
0
víctimas, el estudio y la comprensión de los fenómenos políticos, sociales y
culturales implicados en la victimización secundaria, el impacto psicosocial del
delito tanto en la víctima como en la sociedad y la implimentación de teorías
criminológicas.
40 PSICOLOGÍA CRIMINAL

El ejemplo más claro de lo anterior fueron las teorías basadas en el estilo de vida
de la víctima, que partiendo de las fuentes teóricas-ecológicas de la Escuela de
Chicago, derivaron hacia unos contenidos de estudio más estrictamente psi-
cosociales, al observarse el delito como un evento temporo-espacial ligado al
entorno y la persona (Zauberman, 1985; Alabart, Aragay y Sabaté, 1988; Lahosa,
1989).
Por todo ello actualmente se acepta que al tratar la criminalidad «debe estu- diarse
el comportamiento como objeto en sí mismo y no puede abordarse sólo desde una
categoría abstracta de base jurídica» (Zauberman, 1985; p. 47).
A pesar de los avances registrados y las modificaciones introducidas, aún hoy en
día las encuestas de victimización continúan recibiendo serias críticas teórico-
metodológicas (Hindelang, Gottfredson y Garofalo, 1978; Block y Block, 1984;
Zauberman, 1985; Block, 1989; Van Dijk, Mayhew y Killias, 1990): los costos
elevados de su realización, la validez de criterio, las dificultades de medida, los
términos utilizados, la subrepresentación de los grupos a riesgo, la concentración
geográfica de altas tasas delictivas, las tasas negras delictuales aún muy impor-
tantes, las implicaciones del uso memorístico para la cuantificación y descripción
de los fenómenos, el efecto telescopio según el cual las personas describen más y
mejor los hechos delictivos recientes la interacción posterior al delito entre la
persona y su entorno que puede modificar su percepción, el tipo de delitos no
incluidos, las dificultades de test-retest y la comparación de resultados interna-
cionales derivados de diferentes realidades sociales y legales.

2.1.3. Otros métodos evaluativos


Existen numerosos métodos evaluativos de la criminalidad esencialmente proce-
dentes de la Psicología social: desde los autorreportes de criminalidad consisten-
tes en que las propias personas citan los delitos realizados al encuestador, a estu-
dios concretos de criminalidad sobre poblaciones muy limitadas de la sociedad,
por ejemplo robos a personas de tercera edad.
En conjunto dichos métodos pueden servir como complemento de los anterio- res,
pero carecen de una visión global de análisis y, por lo tanto, nunca pueden
utilizarse de forma exclusiva. En contrapartida permiten comprender fenómenos
sociales de forma más puntual y concreta que el resto de los métodos.

2.1.4. La superposición de los métodos evaluativos de la criminalidad


En la actualidad se ha generado la necesidad de concebir un modelo interactivo
entre las fuentes estadísticas tradicionales, otras fuentes y las encuestas 14
de victi-
mización, siendo éstas el método básico de análisis (Block, 1984). 1
De forma gráfica podemos observar cómo el total de delitos resultaría ina-
barcable, y los tres métodos de estudio más desarrollados se solaparían unos con
otros, siendo las encuestas de victimización aquellas de mayor potencia.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 41

Figura 2.3. La criminalidad y sus fuentes de estudio.

1. Total de delitos cometidos.


2. Delitos reportados por las fuentes tradicionales.
3. Delitos reportados por las encuestas de victimización.
4. Delitos reportados por otras fuentes.

2.2. Estudios sobre la criminalidad en España


Los trabajos sobre la victimización en España son escasos con una carencia de
continuidad en el tiempo y con diversas perspectivas metodológicas, de orienta-
ción profesional y de objetivo de utilización.
La primera investigación fue realizada por Serrano (1986), quien analizó la cri-
minalidad en España desde mediados de los 70 a mediados de los 80. Utiliza
fuentes estadísticas a nivel nacional principalmente la encuesta de victimización del
CSIC, la Policía y la Memoria del Tribunal Supremo. Su enfoque circunscrito al
ámbito del Derecho se centra en el delito, su impacto y el estudio de sus diversas
tipologías.
Posteriormente se desarrollaron las encuestas de victimización. Sólo existe con
regularidad la realizada anualmente en Barcelona a partir de 1984 14 por la
2
Comissió de Seguretat Urbana de Barcelona (CTSUB), aunque existen datos
previos referentes a 1983. A nivel estatal el Centro Superior de Investigaciones
Científicas (CSIC) elabora una desde 1974 con la misma periodicidad. También
se desarrollaron en las islas Baleares y en la Comunidad Valenciana pero desde
los años 1987/88 (Alicante).
42 PSICOLOGÍA CRIMINAL

2.3. Correlatos demográficos del delito


La Psicología criminal ha establecido de forma clara y precisa determinadas ca-
racterísticas del delito. El hecho de que existan tasas criminales más elevadas en
zonas urbanas y depauperadas socioeconómicamente es de sobra conocido.
Información relevante sobre la base psicosocial de los delincuentes puede ha-
llarse en diversos estudios longitudinales. Veamos sus principales conclusiones
(Blackburn, 1996):
a) Estatus socioeconómico. No parece existir una relación directa, sino me- diada
por diversos factores ecológicos como son nivel de ingresos econó- micos, tasa de
desempleo, etc., en síntesis, la tasa delincuencial está muy influida por la
desorganización familiar. Otros autores enfatizan en que la desigual distribución
de oportunidades genera una tendencia al delito por aquellas clases sociales más
desfavorecidas.
b) Edad. La Psicología criminal ha mostrado un especial interés en la delin-
cuencia juvenil. La distribución de criminalidad parecida muestra un creci- miento
a partir de los 10 años, alcanza un pico máximo entre los 15 y los 18 años, y
declina significativamente a partir de los 21 años. Pero dichos picos no son
homogéneos para todos los delitos y sexos: la edad de los hombres en los delitos
contra la propiedad en USA se sitúa en los 17 años y en los
24 para mujeres; mientras que los delitos violentos se sitúan en los 18 y 24 años,
respectivamente, para ambos sexos.
c) Sexo. Las diferencias entre los dos sexos se conocen desde hace tiempo y
son unas de las más significativas. En 1988 fueron arrestados en USA
3,7 más hombres que mujeres, siendo los ratios de 3,1 para delitos contra la
propiedad y un 7,7 para los violentos. Dichas diferencias son menores en los
informes-autoregistrados que en las estadísticas oficiales. Las ex- plicaciones han
sido muy diversas y abarcan desde factores culturales de dominio y poder en los
hombres, a factores hormonales o biológicos. Los procesos de socialización
diferencial de ambos sexos parecen jugar un pa- pel predominante en su
explicación.
d) Raza. Estudios iniciales sobre la delincuencia mostraron cómo las distin- tas
razas presentaban niveles de criminalidad claramente diferenciados. Estudios
desarrollados en Chicago indican que las tasas tienden a ser ele- vadas en aquellas
áreas de la ciudad donde se produce un rápido cambio étnico en la población que
la compone. A pesar de ello, las estadísticas ofi- ciales continúan mostrando unas
tasas muy superiores de delincuentes de color a blancos y, de forma 14 aún más
clara, en poblaciones penitenciarias. Así demográficamente las personas3de raza
negra representan en USA el
11% de la población, pero alcanzaron un índice del 33% en delitos contra la
propiedad y del 47% en violentos durante el año 1988. Los estudios ba-
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 43

sados en autoreportes muestran unas conclusiones ambiguas, unos autores han


hallado tasas de criminalidad inferiores a las estadísticas oficiales, pero otros
muestran unas tasas más elevadas. Actualmente se considera que existen
múltiples factores intermedios, por ejemplo se observa que las diferencias
raciales desaparecen cuando el estatus social familiar es similar.

3. TEORÍAS EXPLICATIVAS DE LA AGRESIÓN HUMANA


Existen distintas teorías explicativas de la agresión elaboradas por la Psicología.
En un intento clasificatorio los hemos agrupado en los siguientes apartados, to-
mando como referencia los trabajos del psicólogo inglés Blackburn (1996).

3.1. Teorías biológicas


Los estudios etológicos de Karl Lorenz (1966) sobre la agresividad humana le
llevan a proponer el instinto universal de agresión. Dicho instinto posee diversas
funciones, el control de la población, la selección de los animales mejor dotados
para la reproducción de la especie, la defensa del territorio y el garantizar la or-
ganización social.
Lorenz afirma que la necesidad de las personas, al igual que los animales, de
descargar la agresividad nos lleva a realizar actos criminales, acciones militares o
bien actividades deportivas o de relación social agresivas.
Dentro del campo de la Sociobiología, Wilson afirma que las emociones, el
autoconocimiento y la conducta se hallan bajo el control de predisposiciones ge-
néticas. Este elemento favorece la mejora en la capacidad de reproducción de la
especie, la supervivencia del sujeto en el medio y el altruismo.
Según su opinión la agresión expresa una predisposición emocional universal,
pero que se halla sujeta a la adaptación cultural y al aprendizaje individual, es
decir, no se encuentra determinada por la biología, pero sí condicionada significa-
tivamente. En síntesis, todos los seres humanos poseen esta predisposición, pero
la agresión no es destructiva, sino que es un adaptación reactiva ante una amenaza
a la supervivencia del sujeto y no tanto una erupción de energía espontánea.
Tres críticas han recibido la teorías biológicas: la utilización de un concepto
territorial de agresión ligado a la visión evolutiva de sus estudios realizados con
mamíferos superiores, el relegar los estudios psicofisiológicos que destacan la
evidencia de unos sistemas biológicos específicos para la agresión en seres14huma-
4
nos y que sus concepciones conllevan que todo ser humano sea inevitablemente
agresivo pues ello relega los avances comportamentales y cognitivos relativos a
la capacidad de las personas para aprender y controlar su conducta.
44 PSICOLOGÍA CRIMINAL

3.2. Teorías psicosociales


3.2.1. Psicoanálisis
Si bien de forma estricta no podemos hablar de una única teoría psicodinámica de
la agresión humana, sí se asume en su sustrato conjunto la existencia de un instinto
o drive, en su génesis. En consecuencia, las teorías tienden a focalizar sus intereses
en establecer cómo el drive agresivo se controla o canaliza, a lo largo del proceso
de desarrollo de la persona, y cómo se acomoda y regula por los me- canismos
internos del yo y el superyo.
Freud vio la agresión como una reacción a la frustración y al dolor. Posteriormente
introdujo la noción de Thanatos (instinto de muerte) y Eros (instinto de autopre-
servación), con el consiguiente conflicto entre ambos.
Psicoanalistas posteriores rechazaron esta visión y desarrollaron nuevas ela-
boraciones teóricas. Así los psicólogos del «yo» elaboraron la concepción del
desarrollo de la agresión al servicio del yo. Ello significa que la energía puede ser
neutralizada o dirigirse a objetivos constructivos.
La corriente culturalista analiza, través de estudios antropológicos de campo,
cómo la agresión aparece íntimamente ligada a factores culturales, en lo que res-
pecta a su aceptación social, las formas expresivas y su cantidad.

3.2.2. Teorías del aprendizaje y el sociocognitivismo social


Estas teorías se basan en los modelos, según el condicionamiento operante. La
conducta de las personas se controla mediante refuerzos externos y siguiendo el
modelado del comportamiento. Las personas desarrollan conductas propias
aprendidas mediante la imitación de otras personas que les sirven de modelos.
Los primeros estudios sobre la agresión fueron realizados por Dollard y cols a
finales de los años 30, en los que se formulaba la hipótesis de frustración-
agresión. Afirmaban que la agresión siempre se produce por frustración y que, a
su vez, la frustración siempre provoca agresión. Críticas posteriores a sus afir-
maciones les llevaron a una revisión de su teoría inicial y a aceptar que, si bien
pueden existir otras causas que provoquen la agresión (insulto, dolor, amenaza a la
autoestima, etc.), la frustración es la principal.
Posteriores reformulaciones cognitivistas dieron un mayor énfasis a los proce- sos
mentales que se producían previamente a la conducta agresiva ejecutada. Así
Berkowitz, en 1989, argumenta que la relación frustración-agresión es un caso
espe- cífico de una relación más global entre estimulación aversiva e inclinación
agresiva. 14
5
Bandura, en la década de los 80, realizó la teoría cognitiva más relevante so- bre la
agresión humana. En su opinión la conducta violenta puede aprenderse también
por observación de otras personas que la ejecuten. La probabilidad de desarrollarla
o no en una persona dependerá de los estándares de pensamiento que conduzcan a
la autorregulación, a la autorrecompensa o al castigo.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 45

Afirma que cuando una persona realiza una agresión, tiende a realizar distorsio-
nes cognitivas para evitar los aspectos negativos derivados de ésta, y para ello
utili- za distorsiones cognitivas, como pueden ser culpar a la víctima o
deshumanizarla.

4. RELACIÓN ENTRE BIOLOGÍA Y CONDUCTA CRIMINAL


Históricamente esta relación ha sido muy destacada a nivel criminológico, pero
su conexión directa y efectiva con la criminalidad social es escasa. Quizás el peso
biologista y el enfoque médico que subyace ha impedido analizar los componentes
psicológicos implícitos en el acto criminal como conducta humana. Veamos a con-
tinuación los principales avances científicos en esta relación.

4.1. Transmisión genética


Esta visión es una de las más antiguas y sostiene que la aparición de criminales en
consecuencia de su constitución genética. Aunque actualmente la pregunta que
se ha de responder no es tanto cuánto influye, sino cómo lo hace. En dicho
sentido diversos estudios sostienen que los genes influyen en la motivación para
la conducta criminal.
Para demostrar su influencia se han realizado diversos tipos de investigacio- nes
centradas en los estudios de familias, de gemelos, de niños adoptados y el
síndrome XYY.

Aquí 3er
parcial
4.1.1. Estudios de familias
Se compara la distribución de conductas antisociales en familiares biológicos de
delincuentes y no agresores. En sus conclusiones, a pesar de apuntar que las mu-
jeres delincuentes poseen familiares desviados de las normas por encima de las
mujeres no delincuentes, no permiten clarificar las diferencias entre influencias
genéticas y ambientales.

4.1.2. Estudios de gemelos 14


Los estudios con niños monozigóticos o dizigóticos pretenden evaluar 6
las dife-
rencias o similitudes entre ellos. Numerosos estudios se han realizado en esta área
desde la década de los 30. En los primeros de ellos aparecían diferencias que
hacían pensar en la influencia de la genética en el comportamiento criminal, por
ejemplo se reportaban tasas de criminalidad del 77% en monozigóticos y tan sólo
del 12% en dizigóticos (Lange, 1931). En la actualidad los resultados no están tan
claros como podría deducirse del estudio anterior, así ambos grupos presentan
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 45
similitudes en niveles intelectuales, actitudes sociales, personalidad e intereses
(Bouchard y cols, 1990).

14
7
46 PSICOLOGÍA CRIMINAL

4.1.3. Estudios sobre niños adoptados


Se basa en el principio de considerar que si los niños adoptados desde muy tierna
edad presentan características delictivas concordantes con los padres biológicos,
entonces se supone la influencia de dicha base. En un estudio danés, realizado en
1984 con 14.427 niños adoptados, observaron cómo 981 niños y 212 niñas habían
tenido una o más detenciones por actos delictivos. Cuando en ambas familias,
biológica y adoptiva, presentaban uno o más delincuentes, la tasa era del 24,5%;
cuando sólo lo era la familia biológica, descendía al 20%; al 14,7%, cuando lo era
un miembro de la familia adoptiva, y un 13,7%; cuando no existían antece- dentes
delincuenciales (Mednick y cols., 1984). En consecuencia, los autores de-
mostraron la influencia de la biología en el comportamiento criminal. Pero dicha
afirmación necesita analizar con mayor detalle la contribución de los elementos
perinatales a la criminalidad.

4.1.4. Estudios sobre el síndrome XYY


Tratan las variaciones de la configuración normal cromosómica humana com-
puesta por 23 pares, provocada por errores en los procesos de división. Los es-
tudios iniciales parecían apuntar la influencia de la determinación genética en la
conducta criminal. Así la existencia de un cromosoma Y (masculino) extra pare-
cía correlacionar con comportamientos violentos. No obstante, estudios posterio-
res no hallaron una clara relación entre el «superhombre» y la conducta criminal y
provocaron un progresivo olvido científico de dicha línea de estudio.

4.2. Fisiología y Bioquímica


4.2.1. Correlaciones electrocorticales
Los estudios sobre correlaciones electrocorticales se fundamentan en el uso del
electroencefalograma como método de medida, se intentan descubrir cambios en
los ritmos y formas de las ondas, así como sus cambios derivados de modificacio-
nes en la actividad de grupos neuronales del córtex. Sus componentes se dividen
en términos de amplitud y frecuencia, y los ritmos son divididos en cuatro frecuen-
cias de banda delta (0’5-3 Hz), theta (4-7 Hz), alpha (8-13 Hz) y beta (14-30 Hz).
Si bien estudios iniciales hallaron diferencias en la respuesta neuronal dada por
delincuentes y no delincuentes, estudios posteriores no lograron mantener dicha
afirmación y se muestran muy inconsistentes en sus conclusiones.
14
Los estudios sobre los correlatos elertrodermal y cardiovascular consisten en
8
comparar la respuesta electrodermal y la tasa cardíaca de personas delincuentes y
no delincuentes. Los diferentes estudios consultados parecen mostrar una consis-
tencia en hallar tasas cardíacas más elevadas en sujetos asociales que en aquellos
socializados adecuadamente.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 47

Los trabajos sobre los correlatos bioquímicos demuestran que la secreción


producida por las glándulas endocrinas afecta al sistema nervioso central y, en
consecuencia, a la conducta ulterior por él regulada y dirigida. Diversas hormo-
nas han sido analizadas, los andrógenos, segregadas por las gónadas, resultan
cruciales en el proceso de diferenciación sexual del feto y en la posterior etapa
de la pubertad. En este sentido algunos estudios han destacado la capacidad de
ejecución de actos delictivos por sujetos que presentan niveles elevados de esta
hormona. La testosterona posee una relación indirecta mediante los neurotrans-
misores, al inhibir la monoamina oxidasa, que metaboliza numerosos neurotrans-
misores cerebrales, pero se ha observado una relación con procesos psicológicos
de búsqueda de sensaciones, extraversión, bajo neuroticismo y baja socialización
en sujetos con tasas elevadas.
Los andrógenos se han relacionado en la criminalidad femenina con los cam- bios
hormonales producidos durante el ciclo menstrual, especialmente en la «ten- sión
premenstrual».
En segundo lugar, hallamos la insulina segregada por el páncreas, cuya falta
causa una hipoglucemia. Dicha carencia provoca una falta de capacidad para con-
centrarse del sujeto y un incremento de su irritabilidad.
Finalmente, las catecolaminas son substancias segregadas por las glándulas
drenales con dos conformaciones diferentes, la adrenalina y noradrenalina, que
tienden a unirse al miedo, la primera y a la agresión, la segunda.

4.3. Teorías constitucionales


La asociación de conductas desviadas de la norma con características físicas de
sus autores presenta conexiones con la frenología y la fisonomía. Influida esta
corriente por los estudios iniciales de Lombroso sobre la criminalidad, resulta
muy atractiva para la población, pues permite elaborar estereotipos sociales so-
bre los delincuentes. Tradicionalmente los estudios sobre el somatotipo se han
venido desarrollando en Europa e intentan unir la psique al temperamento y a
los trastornos psicopatológicos. Así Sheldon (1942) elaboró tres somatotipos
diferentes: los endomorfos, personas de aspecto gordo y de línea predominante
circular; los mesomorfos, sujetos musculados y de forma corporal triangular, y
los ectomorfos, personas de características físicas delgadas y de forma predo-
minante lineal.
Cada uno de dichos somatotipos se corresponde con un tipo determinado de
temperamento, así, de forma respectiva, obtenemos la viscerotonia, correspon-
14
diente a los endomorfos, que se caracteriza por su actitud hedonística y 9relajada
ante la vida; la somatotonia, propia de sujetos mesomorfos, enérgicos e intere-
sados por la aventura, y la cerebrotonia, característica de personas ectomorficos,
sujetos retraídos y relativamente solitarios.
48 PSICOLOGÍA CRIMINAL

El mismo autor utilizando fotografías pudo realizar una investigación que le


llevó a concluir que el somatotipo predominante en sujetos criminales era el
mesomórfico. Estudios posteriores reorganizaron la agrupación inicial realizada
por Sheldon y no hallaron conclusiones definitivas sobre el tema.

4.4. Disfunción cerebral


Los estudios sobre las disfunciones cerebrales se han dirigido fundamentalmente
al análisis de la relación entre la epilepsia y la conducta criminal. Estudios actua-
les han confirmado que tan sólo existe una relación parcial y que el estigma social
ante dichos sujetos puede ser aún más relevante.
Otra línea de estudio se ha dirigido hacia la hiperactividad infantil causada por
traumas cerebrales del periodo perinatal o de la primera infancia. Se ha relacio-
nado tradicionalmente con conductas delictivas, por afectar significativamente al
grado de concentración y provocar una pérdida de la autoestima, unas deficientes
capacidades escolares y un aprendizaje social muy dificultoso.

5. RELACIÓN ENTRE EL ENTORNO SOCIOFAMILIAR


Y EL DELITO
La Psicología, la Sociología y la Criminología han enfatizado en la relevancia
de los factores psicosociales en la génesis de la conducta delictiva, ya que éstos
afectan de forma significativa al desarrollo de la persona, estudiando el papel de-
sarrollado por la familia, la escuela, el grupo de iguales y el trabajo/matrimonio.

5.1. Estudios sobre la familia


La comparación de los entornos familiares de delincuentes y no delincuentes
indica la presencia de condiciones adversas con regularidad.
Hasta 1950, los estudios sobre la relación entre delincuencia y la familia del
criminal estuvieron influidos por la concepción psicoanalítica basada en la im-
portancia de los primeros cinco años de vida. Posteriormente, las investigaciones
se dirigieron al estudio de la interacción padre-hijo, hasta etapa de la adolescencia
y periodos posteriores, basándose en las perspectivas del aprendizaje social y del
control social. Ello también significó un cambio de enfoque basando del análisis
de las necesidades emocionales del niño a la transmisión de habilidades 15 y recu r-
0
sos por parte de los miembros de la familia.
Los estudios sobre las técnicas disciplinarias familiares en el seno de las fami- lias
de delincuentes las describen como duras, punitivas, laxas, erráticas y con un
desarrollo muy pobre de las habilidades sociales.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 49

Otros estudios analizan las formas de interacción en función de dos dimen-


siones, el afecto entendido como aceptación y calidez en las relaciones frente a
rechazo y la hostilidad, y el control, como demanda y restricción frente a permi-
sibilidad y la ausencia de demandas.
De la combinación de dichas dimensiones aparecen cuatro diferentes estilos de
relación (Maccoby y Martin, 1983): el autoritativo, donde se produce una re-
lación de aceptación y al mismo tiempo de demanda hacia el niño; el indulgente,
que acepta al niño, pero sin formularle ninguna demanda; el autoritario, pro-
ducido cuando existe un rechazo y al mismo tiempo se producen una serie de
demandas, y finalmente el negligente, en el que se conjugan factores de rechazo y
de ausencia de demanda.
De los cuatro estilos relacionales señalados, la disciplina autoritativa es la que
mejor promueve la capacidad de autocontrol y de autoconfianza, por con- tra,
el estilo autoritario posee un impacto negativo sobre el niño y provoca un menor
desarrollo moral, un nivel de agresión elevada y una baja autoestima. Sin
embargo, una deficiente socialización es la consecuencia del estilo indulgente y
negligente.
El conflicto parental, al margen del estilo disciplinario, significa analizar las
actitudes mutuas padre-hijo y su valoración actitudinal.
Diversas investigaciones demuestran que los padres de delincuentes mostra- ban
actitudes negativas hacia sus hijos por encima de las familias de no delin-
cuentes. Pero dejaban sin clarificar si las interacciones negativas del padre o de la
madre eran las más significativas.
Analizada la relación desde la perspectiva del delincuente, éste también tiende a
ofrecer una percepción negativa de su familia. Estudios sobre el abuso infantil
indican la existencia de tasas superiores de negligencia y abuso emocional en
familias de delincuentes frente a las de no delincuentes.
Se ha contrastado ampliamente que los delincuentes suelen proceder de fami- lias
rotas, donde se produce la ausencia de uno o más padres naturales. Así, en una
encuesta realizada en el ámbito de la justicia juvenil en Florida, durante 1972, se
halló que el 28% de los delincuentes masculinos de raza blanca procedían de
familias compuestas por un sólo progenitor, mientras que la tasa nacional descen-
día al 13%; asimismo, en el caso de hombres de raza negra las tasas se situaban
en el 59% y 43%, respectivamente.
La relación antes descrita por la ruptura de la familia suele producirse más por
diversos factores como divorcio, deserción o separación parental que15por la
muerte de un progenitor. 1
En la ruptura de la familia no sólo la pérdida misma de un progenitor resulta
crítica, sino que como consecuencia de ella se produce otro conjunto de situacio-
nes traumáticas:
50 PSICOLOGÍA CRIMINAL

a) Situación conflictiva. La ruptura familiar suele venir precedida o es el re-


sultado de numerosas discordias y enfrentamientos previos entre los proge-
nitores, donde el menor juega un papel de observador activo en las situacio- nes
agresivas que se producen.
b) Ausencia de supervisión. La no presencia de la madre en el hogar se rela- ciona
directamente con una ausencia de control sobre el niño y, en conse- cuencia,
provoca una mayor susceptibilidad del grupo de iguales para el desarrollo de
conductas antisociales.
Los estudios demuestran que los delincuentes presentan con mayor frecuencia
padres también delincuentes frente a los no delincuentes. Diversas explicacio- nes
se han dado para explicar este factor. En primer lugar, para algunos autores la
asociación anterior reflejaría la existencia de factores genéticos comunes, en
cambio para otros es consecuencia del modelo de conducta antisocial exhibido por
los padres.
Otro correlato de la delincuencia claramente establecido es la pertenencia del
sujeto a una familia numerosa, compuesta por cuatro o más hijos. Entre las expli-
caciones más aceptadas aparecen las dificultades para mantener la disciplina, la
disminución en la atención parental recibida y la sugestión al contagio de otros
hermanos iniciados en la delincuencia.
La relación entre deprivación socioeconómica y delincuencia se halla bien
establecida; según las teorías del estrés y la subcultura se produce una adecuación
a los estándares y valores atribuidos a la clase trabajadora, entre ellos se incluyen
el uso de la disciplina asertiva del poder, la utilización de un estilo restrictivo de
comunicación y una orientación hacia el presente más que hacia el futuro.

5.2. La escuela y el grupo de iguales


La aparición de la delincuencia concede una gran importancia a estos dos factores,
especialmente en la fase infantil y juvenil. En un estudio realizado en Cambridge
por Farrington (1972) se analizaron seis escuelas de primaria, que no mostraron
diferencias significativas entre las tasas de delincuencia subsiguientes de sus pu-
pilos. En cambio, sí se hallaron diferencias significativas al analizar las escuelas de
niños comprendidos entre los ocho y los diez años: se comprobó que el 44,6% de
los niños problemáticos se convirtieron en delincuentes, frente al 3,5% de los
menos problemáticos. Farrington sostiene en sus conclusiones que las escuelas por
sí mismas tienen un escaso efecto sobre la delincuencia y considera, por con- tra,
que son las características de los niños admitidos en dichas escuelas, 15 posible-
2
mente reflejando criterios parentales, el elemento más relevante.
Otro campo de análisis ha demostrado que, si bien los procesos escolares pue- den
conducir a la marginalidad de ciertos alumnos y en consecuencia facilitar la
entrada en la delincuencia, en otros casos inhibe dicha progresión.
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 51

Respecto al grupo de iguales, numerosos estudios han hallado que es uno de los
predictores más importantes de la delincuencia juvenil. Por ejemplo, en un
estudio realizado en 1980 en las Salas de Justicia de Maryland se comprobó cómo
cerca de las 2/3 partes de los actos criminales cometidos por jóvenes habían sido
realizados en pequeños grupos compuestos por dos o tres sujetos.
Diversas explicaciones se han apuntado sobre esta evidencia. Las teorías sub-
culturales sostienen que el grupo de iguales del delincuente causa directamente
la delincuencia. La teoría del «strain» considera que el grupo facilita una orienta-
ción anti-escuela y produce a medio plazo una discrepancia entre las aspiraciones
escolares y el rechazo escolar, lo que causa como consecuencia una pérdida de
autoestima. Finalmente, el aprendizaje social defiende, frente a la teoría de la
subcultura delincuencial, que el grupo de apoyo facilita la adquisición, iniciación
y mantenimiento de la conducta delictiva, a través del modelado y del refuerzo,
mediante la aprobación grupal.

5.3. Trabajo y matrimonio


Los fracasos en la escuela secundaria conllevan una dificultad de acceso al mundo
laboral y, en consecuencia, a la perpetuación de la influencia criminogénica. Así
la ausencia de trabajo y las necesidades sociales creadas generan conjuntamente
una presión económica que facilita la conducta de criminal
Tradicionalmente, se han observado tasas de desempleo elevadas asociadas con
una alta delincuencia, pero su asociación a nivel científico no se halla claramente
establecida. Lo mismo ocurre con la relación entre conducta criminal y matrimo-
nio, donde no está claro su papel como factor preventivo de la conducta delictiva.

6. MARCOS EXPLICATIVOS DEL DELITO


Clemente (1995) elabora seis grandes marcos explicativos del delito: la patología
social, la desorganización social, la teoría del etiquetado social, el conflicto de
valores, la desviación social y la teoría de la burocracia.

6.1. La patología social


Según afirma Clemente (1995) «se ha denominado así a esta orientación por ba-
sarse en la analogía de lo orgánico. Se producen una serie de símiles que utilizan
como punto de referencia de las instituciones y organizaciones sociales 15 elemen-
3
tos tomados de la biología. Estas imágenes aún prevalecen en nuestros días, y no
es extraño oír hablar de la “cabeza” de la sociedad para referirse al gobierno de
un país, del “largo brazo” de la ley para referirse a la policía y los tribunales de
justicia, etc.».
52 PSICOLOGÍA CRIMINAL

Uno de los pensadores que más utilizó este símil fue Spencer, quien definía a la
sociedad como un organismo que posee una masa (las personas de la socie- dad),
una estructura compleja que se incrementa con su crecimiento, unas partes
interdependientes, y una vida que está por encima de las vidas de cada parte”. En
su concepción teórica se sostiene que las personas o las situaciones se convertían
en problemas sociales cuando interferían con el funcionamiento normal de la
sociedad «orgánica». Esa interferencia constituía una enfermedad o patología. Así,
para los patólogos sociales, los obstáculos para el proceso social se situaban tanto
en los desajustes de tipo individual como en el mal funcionamiento institu- cional.

6.2. La desorganización social


Este enfoque, situado dentro del interaccionalismo simbólico y con Rubington y
Weinberg (1981) como principales impulsores, considera que tres características
sociales (la migración, la industrialización y la urbanización) crearon toda una
serie de condiciones indeseables en la vida de las grandes ciudades norteame-
ricanas. Los resultados de dichas condiciones siguen considerándose aún en la
actualidad la causa de los grandes problemas sociales: la delincuencia, la dro-
gadicción, el alcoholismo, la enfermedad mental, etc. En un primer momento
histórico, dichos problemas sociales poseían una dimensión pequeña, por lo que la
perspectiva de la patología social todavía tenía un posible tratamiento; sin em-
bargo, la expansión excesiva de estos problemas planteó la necesidad de buscar
nuevos marcos explicativos, creándose el caldo de cultivo adecuado para el surgi-
miento de la orientación de la desorganización social.

6.3. Teoría del etiquetado social


Según esta teoría, la ley se aplica sobre las clases sociales más desposeídas, lo que
provoca la atribución de etiquetas sociales a dichas personas y genera un estigma
social. Esta concepción ha sido situada dentro del paradigma teórico del interac-
cionalismo simbólico, pues se centra en determinar cómo las personas definen
las situaciones, en consecuencia, se trata de una percepción subjetiva de cómo se
estructura el orden social.
Frente a la universidad de Harvard, los investigadores y pensadores de la uni-
versidad de Chicago se orientaron más hacia esta teoría y ello supuso una oposi-
ción entre el concepto de etiquetado social y el de estructura social. Así, mientras
que para la teoría de la desviación era de suma importancia todo aquello 15 rela-
4
cionado con los aspectos diagnósticos (hogares rotos, la anomia, los desordenes
mentales, la clase social, etc.), para la teoría de la etiqueta el aspecto fundamental
es la reacción social, olvidándose en gran medida del acto inicial y final de la
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 53

cadena de la desviación. En general, se podría afirmar que “la teoría de la etique-


ta se va a centrar más en los procesos que en la estructura, más en lo subjetivo
que en lo objetivo, en las reacciones más que en las causas de la desviación»
(Clemente, 1995).

6.4. Conflicto de valores


Paralelamente a la orientación de la desintegración social, nació la perspectiva del
conflicto, que desde el planteamiento de los problemas sociales se convertiría en
la orientación del conflicto de valores. Los integrantes de esta corriente estaban
convencidos de la existencia de estructuras «defectuosas» en nuestra sociedad, y
algunos de ellos propugnaron la necesidad de realizar cambios fundamentales.
En Europa, bajo la influencia de Karl Marx, los estudios sobre el conflicto eran
algo habitual y aceptado especialmente en el análisis de la historia en térmi- nos
de confrontación entre las clases sociales que componen una comunidad. Por
contra, en América esta visión resultaba extraña e inhabitual. En 1925 se inició
su aplicación al estudio de los problemas sociales, pero no fue hasta diez años
después cuando adopta una forma organizada.
Los teóricos del conflicto de valores sostenían que no existía nada raro en el
hecho de que las personas traten de preservar sus propios intereses y valores, por
ello dicha característica no implica ningún grado de desorganización social. Los
pensadores del conflicto de valores atacaron a los de la desintegración social por
la falta de seriedad científica, así como por su ausencia de objetividad.

6.5. Desviación social


La Sociología asistió en el mismo período de tiempo al nacimiento en su seno
de dos escuelas con perspectivas diferentes en el tratamiento de los problemas
sociales: la universidad de Harvard utilizaba un enfoque que dirigía su estudio a
la estructura social, y la universidad de Chicago mantenía un punto de vista dife-
rente enfatizando en los procesos sociales; pero ambas escuelas consideraron la
orientación presente como la más idónea.
Para la escuela de Harvard el concepto de anomia resultó fundamental. Elaborado
por Durkheim en 1897, no fue traducido al inglés hasta 1951, momen- to en el
que logró un gran impacto en la Sociología americana. Fue entendido como aquel
proceso por el cual las situaciones de vacío o de carencia de normas en una
sociedad provocaban la aparición de un conjunto de comportamientos des-15viados
5
entre sus miembros. Siguiendo la presente concepción teórica, el suicidio o el
delito deberían considerarse normales en las sociedades mecánicas, pues su
ausencia sería indicativa de un control excesivo; pero, en sociedades de solidari-
dad orgánica, dichas desviaciones pueden llevar a una situación de anomia.
54 PSICOLOGÍA CRIMINAL

Posteriormente, surgió un concepto complementario de la anomia denominado la


asociación diferencial, que continúa considerando la conducta desviada como
parte natural de la vida social. Pero no fue hasta finales de los 50 cuando Cohen
sintetizó los conceptos de anomia y de la asociación diferencial, y hasta 1957 no
se estructuró esta corriente de pensamiento en la obra de Clinard Sociology of
deviant behavior.

6.6. La teoría de la burocracia


Según esta teoría una organización burocrática es un instrumento privilegiado que
ha modelado la política, la economía y las tecnologías modernas. Su creador,
Weber, establece que la administración burocrática significa fundamentalmente un
ejercicio de control basado en el conocimiento técnico, y por ello es racional.
Seguidores de Marx han adoptado posturas distintas sobre la burocracia, Lenin o
Trosky pensaban que no debía desaparecer con el final del capitalismo y además le
conferían un papel destacado en la sociedad socialista. Pero Bernstein, concor- de
con el pensamiento de Marx, defendía la desaparición de la burocracia.
Como puede observarse fácilmente nos hallamos ante diversas posturas ideo-
lógicas más que ante corrientes científicas contrapuestas.

7. AMBITOS DE APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA CRIMINAL


7.1. Elaboración de teorías sobre el delito
Este primer ámbito hace referencia a dos procesos unidos, uno de carácter re-
trospectivo y otro proyectivo. Las teorías integrativas parten de la visión de la
delincuencia como un fenómeno complejo de base bio-psico-social y, en conse-
cuencia, se parte de un abordaje interdisciplinar.
Las teorías predictivas del riesgo se basan en los estudios predictivos del com-
portamiento humano, así como en aquellas teorías elaboradas sobre la crimina-
lidad que intentan establecer el comportamiento ulterior de reincidencia o no
de una determinada persona ante un hecho criminal. Estas teorías estudian el
comportamiento criminal como algo estático y procesal a la vez, donde el sujeto
puede modificar su comportamiento a través de las experiencias vividas.

7.2. Elaboración de técnicas específicas 15


6
El conocimiento del delincuente permite desarrollar técnicas específicas para los
profesionales implicados en su intervención, especialmente la entrevista, donde el
mejor conocimiento del comportamiento, pensamiento y emociones del criminal y
la víctima han permitido desarrollar nuevos métodos de trabajo con testimonios
Capítulo 2 ■ La Psicología criminal: desarrollo conceptual y… 55

o con aquellos sujetos de los que se duda, durante un proceso de investigación


criminal, si son víctimas o autores de un hecho delictivo, por ejemplo, creando la
entrevista discriminativa acusatoria.
En segundo término hallamos la profundización en los trabajos sobre el inte-
rrogatorio. Más allá de la visión tradicional, se han ido elaborando nuevas técni-
cas para adecuarlo a un mejor conocimiento del sujeto al que nos dirigimos; así se
tiende a establecer las condiciones del mismo según los perfiles psicológicos
elaborados previamente o mediante un proceso de negociación frente a la tradi-
cional presión psicológica.

7.3. Victimización y reacción social


Un mejor conocimiento del delincuente ha revertido en una mayor preocupación
y comprensión de la víctima y sus procesos. En primer lugar, sobre los efectos
psicológicos del acto criminal sobre la víctima conocer más a fondo las secuelas
provocadas por el agresor, al centrarse en gran medida el trauma de la víctima en
las demandas a la satisfacción de la motivación del autor de la agresión. También
podemos observar cómo conlleva una aplicación directa a la práctica policial fa-
cilitándole elementos para comprender la reacción de la víctima como persona y
como testimonio de los hechos delictivos.
En segundo lugar, encontramos los estudios sobre la reacción social ante la
victimización. Al analizar a fondo la conducta criminal y sus efectos individuales
y sociales, dichos estudios han permitido comprender mejor la aparición de con-
ductas sociales de apoyo o rechazo social hacia la víctima, así como las causas
que generan la presencia o no de actos altruistas en la sociedad, y los fenómenos
institucionales de rechazo hacia las víctimas.

7.4. Testimonios
Es sin duda una de las partes más antiguas y novedosas a la vez, pues actualmen-
te se tiende a considerar los testimonios desde un punto de vista interactivo. En
primer lugar, se dispone de material abundante acerca de los procesos básicos que
configuran su actuación, la percepción y la memoria. La información rela- tiva a
ellos permite establecer actualmente la presencia de numerosos factores
contextuales y personales durante el delito, antes de él y con posterioridad que
afectan a cualquier testigo. En dicho sentido un conocimiento más profundo de
15
las motivaciones del agresor facilita interpretar las dificultades de un testimonio y
7
cómo superarlas. En segundo lugar se encuentra con las investigaciones sobre la
evaluación de la credibilidad y la fiabilidad del testimonio. Esta línea ha resul-
tado clave al permitir analizar la interacción delictiva como un proceso dinámico,
incomprensible sin la presencia de uno de sus elementos configurantes.
56 PSICOLOGÍA CRIMINAL

7.5. Investigación policial


Sin duda alguna es donde se han producido los avances más significativos e im-
portantes hasta la fecha, pues ha facilitado numerosos procedimientos para la in-
vestigación de los actos criminales, su resolución, etc. En primer lugar, hallamos
que los perfiles criminales, elaborados desde la segunda guerra mundial, actual-
mente se basan en la interpretación de la motivación del autor del delito.
En segundo lugar, hay que destacar la negociación con secuestradores. Su
clasificación tipológica en base a sus formas de actuación, motivaciones, letali-
dad, etc. ha permitido configurar formas de negociación diferentes según cinco
grandes tipos de modalidades secuestradoras.
Los estudios sobre la estructura de grupos organizados criminales permiten
conocer su sistema organizativo, su capacidad operativa, su resistencia a la pre-
sión externa, su peligrosidad, etc.
En cuarto lugar, los estudios sobre la geocriminalidad que permitan establecer una
comprensión del papel jugado por el espacio en la ejecución del acto crimi- nal, y
en segundo término utilizarlo para la localización del autor del mismo.
Finalmente, los trabajos sobre el contenido psicológico de pruebas o actos
criminales (ataques informáticos masivos, anónimos, etc.).

7.6. Prevención del delito


Fue la base de los estudios sobre la criminalidad. En la actualidad se tiende a
complementar el conocimiento más preciso de la delincuencia con su aplicación
más práctica. En primer lugar, los estudios sobre la elaboración social del delito
demuestran cómo no siempre la visión social que se posee del delito y del de-
lincuente coinciden, es más, divergen significativamente en cuanto a las formas
criminales, el autor del delito y el riesgo para la víctima.
En segundo lugar, encontramos las medidas preventivas y su impacto social; el
diseño de prácticas preventivas esencialmente a nivel primario ha sido el gran
trabajo hasta la fecha, así, el conocer los factores bio-psico-sociales que correla-
cionan con la aparición y desarrollo de la delincuencia permite avanzar mediante
medidas económicas, políticas, sociales, sanitarias, etc. en su desarrollo y favo-
recer su reducción.
En tercer lugar, hay que destacar los estudios sobre los procesos de informa- ción
y asesoramiento comunitario: un mejor conocimiento del delito facilita una 15 mejor
capacidad de información y asesoramiento a la comunidad de protección8frente a
actos criminales. Para ello se favorecen no sólo acciones de protección física o
personal, sino de mejora en la integración comunitaria, de la calidad de vida, etc.
Psicología Criminal y Criminalística

7.7. Psicología
forense
Es una de las áreas de mayor desarrollo hasta la fecha y donde un mejor
conoci- miento del delincuente ha repercutido en la adopción de medidas
judiciales más acorde con sus necesidades y posibilidades de reinserción
social.
Destaca el asesoramiento a jueces y abogados, mediante el cual los
psicólogos forenses han facilitado un mejor conocimiento de la
criminalidad, sus procesos, su concreción en una persona y sus mecanismos
de incremento o reducción a los miembros del mundo jurídico.
Asimismo, destaca la valoración de medidas jurídicas y sus efectos, pues el
psicólogo forense, en calidad de perito, puede proponer medidas judiciales
que beneficien al autor del delito y que tiendan a su reinserción social, para
ello deben adecuarse no sólo a las características del delincuente, sino a las
del medio donde éste vive.

LA PSIQUIATRÍA FORENSE

1. Antecedentes

La psiquiatría es una ciencia muy joven en relación a la ciencia jurídica.


Recién, a mediados del siglo XX, con KRAEPELIN es cuando empieza a tener
una cierta unidad de clasificación y de uniformidad en sus opiniones, y a
desarrollar un método clínico científico natural, comprendiendo a la
psique del hombre como algo en interacción recíproca con su organismo y
sus funciones.

Para el jurista acostumbrado a un método lógico formal, cada concepto


con un contenido determinado; el método científico natural le resulta tan
extraño, como al médico el método lógico formal del jurista.

De esa manera, desde el punto de vista de un jurista el acto criminal es un


acto y sus consecuencias, pero para el psiquiatra en el sujeto activo,
influye la personalidad o su enfermedad; intenta explicar la acción, la
81
Psicología Criminal y Criminalística
crimino génesis y a veces hasta el porqué de esa acción. Los factores
que han influido en el estado mental de esa persona en el momento
determinado de los hechos.

La Psiquiatría Forense, surge, tras un acuerdo necesario, un punto


intermedio, en el que el jurista acepta más la contemplación del sujeto y el
psiquiatra aprende a manejar más el pensamiento lógico formal.

2. Concepto

La psiquiatría forense es una especialidad dentro de la psiquiatría clínica.


Por un lado utiliza los métodos y procedimientos de la psiquiatría clásica, y
por otra el lenguaje y la ordenación legal del Derecho. Y además con una
gran diferencia con la Psiquiatría clínica: ya que su finalidad es el
diagnostico de las distintas facetas del psiquismo, normal y alterado de
los individuos, explicando sus conductas para el uso de los distintos
sistemas jurídicos, en un momento dado, en el momento que suscitaron
los hechos; pero sin incluir un tratamiento.

82
Psicología Criminal y Criminalística

La Psiquiatría Forense es la ciencia que usando los procedimientos y los


conocimientos de la Psiquiatría y de las Neurociencias, da un diagnóstico
sobre la forma de ser de los individuos y sus conductas en relación a unos
hechos y de acuerdo a las necesidades del derecho en todas sus
vertientes. Su propósito es obtener evidencias, mediante la
administración de la principal prueba diagnóstica, la Entrevista
Psiquiátrica y ayudarse con la administración de pruebas psicológicas y/o
psicopatológicas, para así poder elaborar un informe que con claridad y
dentro de la terminología del derecho pueda ser recogido por los
distintos sistemas jurídicos, para su ilustración.
• Diagnósticos psiquiátricos mediante el método clínico de
exploración. (Entrevista Psiquiátrica)
• Descripción del estado de las funciones psicológicas.
• Descripción del estado psicopatológico.
• Descripción y aspecto físico de los individuos.
• Descripción de la personalidad del informado.
• Mediciones de algunas funciones neuropsicológicas.
• Pronósticos médicos acerca de la enfermedad. (duración/
pronóstico /curación, etc.)
• Pronóstico de la capacidad delictógena del individuo.
• Pronostico de peligrosidad potencial ante un nuevo hecho.

3. Ámbitos de la psiquiatría forense

La Psiquiatría Forense tiene como objetivo todas aquellas situaciones en


que la salud o la enfermedad mental del individuo tengan relación con
la Justicia y se demande una respuesta para poder aplicar la normativa
Jurídica que marque la Ley.

Así pues, podríamos hablar de que el objeto de la Psiquiatría forense


es el hombre, en su relación con la Justicia. El derecho mediante su
método inductivo, habla del acto y sus consecuencias y la Medicina con
su método deductivo; de la psiquis y sus conductas. Hasta hace poco, las
demandas del Derecho a la Medicina, se limitaba a los casos criminales y
hoy en día se ha ampliado a los más diversos ámbitos de aplicación de
ésta y cada ámbito con sus peculiaridades.

83
Psicología Criminal y Criminalística

3.1. Psiquiatría forense penal

Es la que concierne al Código Penal el asesoramiento fundamentalmente,


gira en torno de la imputabilidad del inculpado, por tanto su aplicación
sobre el delincuente, la delictogénesis y la consiguiente imputabilidad,
entendida como el conjunto de facultades psíquicas mínimas que debe
poseer un sujeto autor de un delito para ser declarado culpable del mismo.

Los elementos del delito en Derecho, hablan de varias fases secuenciales,


según el profesor ZAFFARONI: La acción, libre y voluntaria. La
Antijuridicidad, acción en contra de la norma establecida. La Tipicidad, la
conducta debe estar descrita en la norma, de la misma forma en que se
cometió y específicamente. Y la Culpabilidad.

Es culpable quien ha seguido los pasos anteriores y reúne los requisitos


psicobiológicos para ser imputable.

No basta, entonces, el hecho de cometer un delito (cumpliendo las fases


de los elementos del delito), para que un individuo se responsabilice de
dicha acción, hay necesidad de una serie de características psicológicas
que lo hagan imputable. El hecho de tener imputabilidad penal, implica
una capacidad de culpabilidad, una capacidad de serle reprochable la
conducta, lleva implícita la responsabilidad de sus actos y por tanto de la
pena.

La capacidad de culpa esta en directa relación a reunir requisitos


psicobiológicos mínimos, el conocimiento de parte del autor del carácter
de lo prohibido de su hacer y la no exigibilidad de un comportamiento
distinto. «Ambas tienen un lado negativo, la existencia de una fuerza
irresistible excluye la acción. La absoluta imprevisibilidad anula la relación
psicológica con el resultado; la causa de legítima defensa autoriza la
comisión del hecho prohibido, las facultades psíquicas del autor
disminuidas o anuladas causan la imputabilidad parcial o total»(74).

74 NÚÑEZ DE ARCO, J., La Víctima, Proyecto Sucre Ciudad Universitaria, Sucre, 2004, 19.

84
Psicología Criminal y Criminalística

En este ámbito, es la Psiquiatría forense quien debe esclarecer los


conceptos que permitan inculpar o no al presunto delincuente, si
cumplen o no los requisitos psicobiológicos para ser culpable y surgen así
todas las variantes psiquiátricas y jurídicas de: Emoción violenta,
trastorno mental transitorio, miedo insuperable, arrebato, obcecación,
enajenación mental, trastornos de la percepción…, que hablan de las
atenuantes y eximentes, en la capacidad de culpa (posibilidad de asumir
la condena, parcial, total o ninguna).

En este ámbito la psiquiatría forense intervendrá además en:


• Valoración del grado de enajenación del sujeto.
• Valoración del grado de conciencia y libertad con el que se ha
ejecutado los hechos.
• Valoración del grado de discernimiento del bien y del mal.
• Valoración de la necesidad de internamiento de inculpados.
(Observación y tratamiento)
• Valoración de la necesidad de internamiento de los condenados
(seguridad y tratamiento)
• Valoración del grado de fiabilidad de testimonios y declaraciones
de testigos e inculpados.
• Valoración de la Enfermedad mental y grado de afectación.
• Valoración del nivel de Inteligencia y grado de afectación sobre los
hechos.
• Valoración de secuelas psíquicas consecuentes a acciones
delictivas
• Valoración de la peligrosidad potencial.

3.2. Psiquiatría forense civil

El Código Civil requiere en múltiples circunstancias del peritaje


psiquiátrico, en este caso los informes periciales giran en torno a la
capacidad de los sujetos informados:
• Incapacidad civil por causa psíquica
• Internamiento psiquiátrico involuntario
• Esterilización del paciente psíquico incapacitado.
• Capacidad de los pacientes psíquicos para ser testigos o testadores

85
Psicología Criminal y Criminalística

• Valoración de la capacidad de contraer matrimonio


• Valoración de las solicitudes de cambio de sexo.
• Valoración de la capacidad para hacer testamento.
• Valoración de secuelas por accidentes de trabajo.
• Valoración de secuelas por accidentes de tráfico.
• Valoración de las secuelas por agresiones.

4. Instituto de Investigaciones Forenses

Tras la vigencia del Nuevo Código de Procedimiento Penal (Ley 1970)


mediante el cual se crea el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF),
según dispone el artículo 75 del mismo Código de Procedimiento Penal:
Un Instituto independiente en sus funciones, aunque dependiente
administrativa y financieramente de la Fiscalía General de la República.

Dicho Instituto, dice, está encargado de realizar, todos los estudios


científicos-técnicos requeridos para la investigación de los delitos o la
comprobación de otros hechos mediante orden judicial.

Tras su creación y desarrollo por parte del Dr. Jorge NÚÑEZ DE ARCO, a
partir del año 2003. En la estructura y organización, se creó, una División
de Medicina Forense, con la siguiente estructura organizacional:
• Jefatura nacional de medicina forense
• Servicios médicos forenses departamentales

Los servicios médicos forenses departamentales, están conformados por


las siguientes secciones:
• Sección de clínica forense
• Sección de Tanatología
• Sección de psiquiatría y psicología
• Sección de patología
• Sección de imagenología

4.1. La sección de psiquiatría y psicología forense

Los psicólogos y Psiquiatras, son nombrados por el Ministerio de Publico,


(Fiscal General) y son seleccionados mediante convocatoria de concurso

86
Psicología Criminal y Criminalística

de méritos y/o exámenes de competencia. Pudiendo denominarse


Psicólogo Forense o Psiquiatra Forense a dicho cargo.

Las funciones son:


• Valoración de la personalidad del sujeto sometido a un proceso
penal.
• Grados de imputabilidad en delitos penales
• o Si existe o no enajenación mental.
• o Si existe o no un trastorno mental transitorio.
• o Si ha existido o no una situación de miedo insuperable en el
sujeto.

Valoración del testimonio presentado por terceros o testigos presenciales


de los hechos
• Estudio y evaluación amplia del presunto delincuente.
• Predicción de peligrosidad de los delincuentes.
• Preparación de testigos.
• Valoración de la existencia de trastornos conductuales:
• Alcoholismo
• Toxicomanías
• Desviaciones sexuales.
• Simulación en atenuantes de la responsabilidad.
• Estudios sobre sujetos internados en establecimientos
Psiquiátricos.
• Sujetos sometidos a expedientes de prodigalidad
• Valoración psíquica que pudieran invalidar la firma de un contrato.
• Análisis acerca de la validez de las declaraciones testificales
• Capacidad e Incapacidad civil por causa psíquica
• Capacidad de los pacientes psíquicos para ser testigos o testadores
• Valoración del consentimiento en los negocios jurídicos.
• Valoración de las secuelas psíquicas, por agresiones.
• Autopsias psicológicas
• Estudios sobre victimología (situación de la víctima en un delito
penal o tras accidente o violencia):
• o Valoración de las secuelas psíquicas ocasionadas por las lesiones.
• o Valoración de las mujeres maltratadas.
• o Valoración del estado de la víctima en las violaciones.
• o Determinación del grado de deterioro como consecuencia de un
pos traumatismo.

137
Psicología Criminal y Criminalística

APUNTES COMPLEMETARIOS

138
Psicología Criminal y Criminalística

LA IMPUTABILIDAD EN LAS
ENFERMEDADES MENTALES

1. Introducción

A lo largo de la historia las enfermedades mentales, han tenido


interpretaciones y significaciones sociales muy distintas. En las sociedades
primitivas los trastornos mentales se atribuían a los poderes demoníacos o
sobrenaturales. Y se aplicaban remedios para reintegrar al sujeto a la
comunidad(134). En la cultura griega se postula una explicación naturalista de
las alteraciones mentales. Es con HIPÓCRATES (460-377 a.c.) que postula
una concepción extra natural, en base a la interacción de cuatro humores
del cuerpo (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema); distinguió la frenitis,
la manía, la melancolía y la paranoia. PLATÓN considera que los trastornos
mentales son en parte orgánicos, consecuencia de diversas enfermedades
y en parte divinos, resultado de una ruptura divina de las normas
sociales(135).

En la Edad Media, bajo la dominación de la Iglesia Católica, las causas de


las enfermedades se las asociaba con la ira de Dios o la acción de los
demonios. Llegó a compararse la enfermedad mental con el diablo y sus
obras; los enfermos mentales, sobre todo las mujeres, fueron perseguidos
y quemados en hogueras por considerarlos brujos (136) (137).

En el Renacimiento los enfermos mentales comienzan a ser considerados


como personas peligrosas, de forma parecida a los delincuentes. Tras la
Revolución Francesa la época de «Libertad de la persona humana».
Aparece la enfermedad mental como parte de la ciencia médica(138).

134 VIDAL ALARCÓN, Psiquiatría, Médica Panamericana, Buenos Aires, 1986.


135 VALLEJO RUILOBA, J., Introducción a la Psicopatología y la Psiquiatría, 4ª ed.,
Masson, Barcelona, 2000.
136 DALLY, P., Psicología y Psiquiatría, El Ateneo, Buenos Aires, 1984.
137 FERRARI, H. A., Psicopatología General y Psiquiatría Dinámica, Cosmos, Córdoba,
1997.
138 Idem

139
Psicología Criminal y Criminalística

El concepto de esquizofrenia comenzó históricamente con el término


«demencia precoz»(139), de Bénédict MOREL(140) a mediados del siglo
XIX, aludía a un estado demencial en personas jóvenes. En 1898 Emil
KRAEPELIN delimitó dentro de la demencia precoz varios trastornos
como la hebefrenia y la catatonia. Pinel, describió con detalle los diversos
síntomas de la demencia precoz, deterioro progresivo de la enfermedad
que terminaba finalmente en este estado de demencia(141). Esta patología
es el antecedente sobre el cual el psiquiatra suizo BLEULER(142) en 1911,
introduce el término «Esquizofrenia» (espíritu dividido o escindido)
para describir el desdoblamiento o fragmentación de las funciones
psíquicas(143).

Probablemente la privación de libertad, haya sido usada en primer lugar


para los dementes y posteriormente para los delincuentes. Y solo es a
partir del siglo XIX, que se hace una diferencia entre el demente enfermo
y el delincuente, se empieza a pensar que el loco delincuente no debía ser
enjuiciado ni como loco, ni como delincuente. Hay tantas historias en
los psiquiátricos, en los que algún demente, quedo instalado en un
psiquiátrico por un robo pequeño, «cumpliendo una condena» de por
vida.

La imputabilidad en las enfermedades mentales, está supeditada a lo que


en el capítulo anterior se ha descrito, es decir la capacidad de ser
culpable, o modernamente de la capacidad de responder al reproche.
Basadas, ambas en que el sujeto debe cumplir los requisitos psico-
biologicos para ser considerado culpable. Si está enfermo mentalmente
no reúne dichos requisitos.

139 MAHIEU, Eduardo Luis, On Morel and dementia praecox, Vertex, Buenos Aires, 2004,
15 (55): 73-5.
140 Bénédict Augustin MOREL (1809-1873) fue un médico francés nacido en Viena,
Austria. En 1857 publicó Traité des dégénérescences physiques, intellectuelles et morales
de l’espèce humaine et des causes qui produisent ces varietés maladives, en el cual explica
la naturaleza, causas e indicaciones de la degeneración humana.
141 DALLY, P., Psicología y Psiquiatría, El Ateneo, Buenos Aires, 1984.
142 BLEULER, Eugenio, Demencia Precoz. El grupo de las esquizofrenias, Horm.
143 VALLEJO RUILOBA, Julio, Introducción a la psicopatología y la psiquiatría, 6ª ed.,
Elsevier, España, 2006.

140
Psicología Criminal y Criminalística

Por otra parte hay necesidad de ceñirnos a algún tipo de clasificación de


las enfermedades mentales, en orden a poder hablar un lenguaje común,
no solo entre médicos, psicólogos, forenses, sino en relación a los informes
periciales y su defensa en juicio oral. Por lo que debemos advertir que a
nivel internacional, existe dos formas de realizar el diagnostico:
a) DSM V. El Manual diagnostico y estadístico de los trastornos
mentales, se trata de un Manual elaborado por el comité de la Asociación
de Psiquiatria Americana (APA), en consenso con infinidad de psiquiatras
de todo el mundo. Es de uso frecuente y obligado.
b) CIE 10. Clasificación de los Trastornos mentales y del
Comportamiento, también surge del consenso entre multitud de médicos.
Y es una publicación de la Organización Mundial de la Salud. (OMS) Es
también, de uso frecuente y obligado.

Las diferencias entre ambas clasificaciones son pequeñas e irrelevantes. El


DSM V, presenta una estructura multiaxial y solo contempla las
enfermedades mentales. La CIE-10 abarca todas las enfermedades y solo,
en su capítulo V, se tocan las enfermedades mentales. Pero en el Manual
que ha editado la editorial Masson, se encuentran ambas clasificaciones en
las enfermedades mentales, con su respectivo código, al lado del
diagnostico y se puede ver que no hay diferencias fundamentales.

De modo que todo informe pericial debe tener en sus conclusiones el


diagnóstico con una referencia al código de clasificación Internacional o al
DSM-V. Para que podamos hablar un lenguaje común y de actualidad. No
se puede seguir utilizando terminología que no esté enmarcada en la DSM
V o en la CIE-10.

2. Imputabilidad en las psicosis

En principio, el nombre de Psicosis, de forma cotidiana; se aplica a todas


las enfermedades mentales. Es una enfermedad mental severa, con
profunda alteración de la personalidad. La psicosis está caracterizada
por una conducta no realista que rompe la mayor parte, si no todas, las

141
Psicología Criminal y Criminalística

formas de adaptación y que desorganiza gravemente la personalidad(144). El


adjetivo psicótico, se aplica cuando existe una alteración grave del juicio
de la realidad(145). También hay que distinguir el uso del término psicosis
psicoanalíticamente hablando de la psicosis de la psiquiatría clínica. Bajo
la denominación psicoanalítica no estaría amparado en el artículo 17 del
Código Penal.

Por lo que es mejor usar los términos de Esquizofrenia. El término


esquizofrenia es relativamente nuevo, aunque la enfermedad en sí
no había pasado desapercibida en el pasado, MOREL (1852) decía de
quienes lo padecían, eran dementes precoces «afectos de estupidez
desde su más temprana edad». Porque su inicio siempre es precoz,
alrededor de los 17 a 25 años(146).

BLEULER (1911) utiliza el concepto de esquizofrenia entendiéndola como


una escisión de lo psíquico, un proceso de dislocación que alteraría la
capacidad asociativa del sujeto y que lo conduce a una interiorización de
la vida psíquica y pérdida de los contactos sociales.

La esquizofrenia estar caracterizada por la escisión de la personalidad,


el pensamiento está alterado tanto en su curso (fragmentación,
interceptación, robo, etc.) como en su contenido (alucinaciones, ideas y
ocurrencias delirantes) hay una pérdida de contacto con la realidad (una
incapacidad de entender la realidad y adaptarse a sus exigencias). Otras
características son la negación de la enfermedad, alteración del sentido
de sí mismo, cambio en las emociones, aislamiento. Presentan una falta
de contacto afectivo con otras personas. Y por otra parte, «la irrupción
de un mundo interior sobrecargado de fantasías desiderativas y, a veces,
ideas delirantes de persecución que implican un apartarse del mundo
real»(147). Afecta al 1% de la población y aún no se conocen las causas que
la desencadenan.

144 FREEDMAN, A.M. / KAPLAN, H.I. / SADOCK, B.J., Tratado de Psiquiatría, t. I, Salvat
Editores, Barcelona, 1982.
145 DELGADO BUENO S. y cols., Psiquiatría Legal y Forense, Colex, Madrid, 1994, 490.
146 Manual del Residente de Psiquiatría, t. I, Litofinder, Madrid, 1997, 963.
147 Manual de residentes Op. cit., p. 963

142
Psicología Criminal y Criminalística

En el DSM V, se hace una gran clasificación: Trastornos del espectro de la


esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
• Trastorno esquizotípico de la personalidad. 301.22 (F21).
• Trastorno de delirios. 297.1 (F22). Tipo erotomaníaco, Tipo de
grandeza, Tipo celotípico, Tipo persecutorio, Tipo somático, Tipo
mixto.
• Trastorno psicótico breve 298.8 (F23).
• Trastorno esquizofreniforme 295.40 (F20.81).
• Esquizofrenia 295.90 (F20.9)
• Trastorno esquizo afectivo. Tipo bipolar 295.70 (F25.0). Tipo
depresivo 295.70 (F25.1).
• Trastorno psicótico inducido por sustancias/medicamentos.
• Con delirios 293.81 (F06.2).
• Con alucinaciones 293.82 (F06.0).

El primer código citado corresponde a la clasificación del DSM V y el


segundo código citado, corresponde a la clasificación CIE 10, de la OMS.

Todos los cuadros psicóticos en principio no tienen capacidad de


culpa, serían inimputables ya que el conocimiento de la realidad está
distorsionado. Por tanto dichos cuadros se ajusta al paradigma de la
enajenación.

No obstante conviene hacer una valoración cuidadosa acerca de cada caso


concreto, cuando el sujeto está en la fase delirante, se encuentra en «su
mundo delirante», no hay contacto con la realidad, por lo que no puede
haber una capacidad de conocer lo que hace ni de una capacidad para el
reproche. Pero una vez remitido el brote psicótico de forma natural o
mediante la medicación, la sintomatología delirante ha desaparecido y su
capacidad de reproche existe, aunque minimizada, porque tiene contacto
con la realidad. Por tanto hablaríamos de una semi imputabilidad. Su
condena en ese caso debería cumplirla en un Centro Psiquiátrico de
acuerdo al artículo 81 del C.P.

De manera similar, hay que nombrar a los llamados Trastorno psicótico


breve, o psicosis reactivas breves, reacciones esquizofrénicas y trastornos

143
Psicología Criminal y Criminalística

esquizofreniformes que dada su brevedad y remisión estarían dentro del


concepto de semiimputablidad. Como el Trastorno psicótico inducido por
sustancias/medicamentos.

Psicosis reactiva: Trastorno mental de tipo psicótico, para el que se


acepta una etiología psicógena, atribuible en gran parte o enteramente, a
una reciente experiencia de la vida del sujeto, generalmente de tipo
traumático. También se habla de la psicosis exotóxica, cuando el sujeto
entra en una situación de enajenación similar a la psicosis por consumo
excesivo de tóxicos (cocaína)

Psicosis de Korsakoff: Síndrome mental asociado habitualmente al


alcoholismo (existe una forma no alcohólica) y caracterizado por
confusión, desorientación y severos trastornos de la memoria (amnesia
reciente), confabulación (las lagunas de recuerdos perdidos se rellenan de
contenidos fabulados, inventados) generalmente acompañado de una
neuritis periférica.

Criterios para el diagnóstico de esquizofrenia en DSMV diagnóstico de


esquizofrenia en DSM IV

A. Dos o más de estos síntomas:


1. Delirios.
2. Alucinaciones.
3. Discurso desorganizado (p. ej., disgregación o incoherencia
frecuente).
4. Comportamiento muy desorganizado o catatónico.
5. Síntomas negativos (es decir, expresión emotiva disminuida
o abulia).
B. Durante una parte significativa del tiempo desde el inicio del
trastorno, el nivel de funcionamiento en uno o más ámbitos
principales, como el trabajo, las relaciones interpersonales o el
cuidado personal, está muy por debajo del nivel alcanzado antes
del inicio (o cuando comienza en la infancia o la adolescencia,
fracasa la consecución del nivel esperado de funcionamiento
interpersonal, académico o laboral).

144
Psicología Criminal y Criminalística

C. Los signos continuos del trastorno persisten durante un mínimo


de seis meses. Este período de seis meses ha de incluir al menos un mes
de síntomas (o menos si se trató con éxito) que cumplan el Criterio A (es
decir, síntomas de fase activa) y puede incluir períodos de síntomas
prodrómicos o residuales. Durante estos períodos prodrómicos o
residuales, los signos del trastornose pueden manifestar únicamente por
síntomas negativos o por dos o más síntomas enumerados en el Criterio A
presentes de forma atenuada (p. ej., creencias extrañas, experiencias
perceptivas inhabituales).
D. Se han descartado el trastorno esquizo afectivo y el trastorno
depresivo o bipolar con características psicóticas.
E. El trastorno no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una
sustancia (p. ej., una droga o medicamento) o a otra afección médica.

2.1. Capacidad legal en las psicosis

La esquizofrenia como tal, con su aspecto delirante, es susceptible de ser


considerada inimputable. Las formas crónicas de esquizofrenia deben
llevar a la incapacitación del enfermo ya que estos enfermos tienen
afectados el mundo de los valores en una gran medida y además su
sintomatología psicótica dificulta su contacto con la realidad (El enfermo
crea un complejo sistema lógico pero partiendo de premisas falsas y
termina por sentirse víctima de ciertas persecuciones o bien valorando
excesivamente sus propias capacidades) y da lugar a un gran rango de
conductas desadaptativas.

En caso de trastornos psicóticos no crónicos, en caso de duda debe


proponerse una incapacitación parcial o transitoria, dejando abierta la
posibilidad de recapacitar al enfermo en el futuro. En algunas paranoias
(trastorno delirante) cabría la posibilidad de una incapacitación, dada la
tendencia a los pleitos que presenta este tipo de enfermos.

145
Psicología Criminal y Criminalística

Todos los cuadros psicóticos en principio anulan la imputabilidad ya


que el conocimiento de la realidad está distorsionado. Por tanto dichos
cuadros se ajusta al paradigma de la enajenación.

La imputabilidad referida a las enfermedades mentales, es la capacidad


psíquica de una persona de comprender la antijuridicidad de su conducta
y de no adecuar la misma a esa comprensión.

Los grados de imputabilidad, están definidos en nuestro Código Penal:

Artículo 17º. Del Código Penal. (INIMPUTABILIDAD). Está exento de pena


el que en el momento del hecho por enfermedad mental o por grave
perturbación de la conciencia o por grave insuficiencia de la inteligencia.
No pueda comprender la antijuridicidad de su acción o conducirse de
acuerdo a esta comprensión.

Artículo 18º. Del Código Penal. (SEMI-IMPUTABILIDAD). Cuando las


circunstancias de las causales señaladas en el Artículo anterior no
excluyan totalmente la capacidad de comprender la antijuridicidad de
su acción o conducirse de acuerdo a esta comprensión, sino que la
disminuyan notablemente, el juez atenuará la pena conforme al Artículo
39 o decretará la medida de seguridad más conveniente.

Que se puede hacer en estos casos, ya que no procede la detención , pero


si la retención en un centro especializado. Se puede usar las medidas de
seguridad:

TÍTULO IV del CÓDIGO PENAL LAS MEDIDAS DE SEGURIDAD


CAPÍTULO ÚNICO

Artículo 79.- (MEDIDAS DE SEGURIDAD).- Son medidas de seguridad:


1. El internamiento, que puede ser en manicomios o casas de salud,
en un establecimiento educativo adecuado, en una casa de trabajo
o de reforma, o en una colonia agrícola.
2. La suspensión o prohibición de ejercer determinada industria,
impuesta, salvo el caso en que por razones de seguridad sea

146
Psicología Criminal y Criminalística

comercio, tráfico, profesión, cargo, empleo, oficio o autoridad,


necesario prolongarla.
3. La vigilancia por la autoridad.
4. La caución de buena conducta.

Artículo 80.- (INTERNAMIENTO).- Cuando el imputado fuere declarado


inimputable y absuelto por esta causa conforme al Artículo 17, el
juez podrá disponer, previo dictamen de peritos, su internación en el
establecimiento correspondiente, si por causa de su estado existiere el
peligro de que se dañe a sí mismo o dañe a los demás.

Si no existiere un establecimiento adecuado, la internación del


inimputable se hará en el que más aproximadamente pueda cumplir este
fin o se lo dejará en poder de su familia, si a juicio del juez aquella
ofreciere garantía suficiente para el mismo fin.

Esta internación durará todo el tiempo requerido para la seguridad,


educación o curación.

Cada dos años, el juez se pronunciará de oficio sobre el mantenimiento, la


modificación o cesación de la medida, sin perjuicio de poderlo hacer en
cualquier momento, requiriendo previamente en todo caso los informes
pertinentes y el dictamen de peritos.

Artículo 81.- (INTERNAMIENTO DE SEMI-IMPUTABLES).- El semi-


imputable a que se refiere el Artículo 18 podrá ser sometido a un
tratamiento especial si así lo requiriere su estado o se dispondrá su
transferencia a un establecimiento adecuado. Esta internación no podrá
exceder del término de la pena impuesta, salvo el caso en que por razones
de seguridad sea necesario prolongarla. El tiempo de la internación se
computará como parte de la pena impuesta.

Podrá también el juez disponer la transferencia del internado a un


establecimiento penitenciario, si considera innecesario que continúe la
internación, previos los informes del director del establecimiento y el
dictamen de los peritos.

147
Psicología Criminal y Criminalística

La culpabilidad es la reprochabilidad de la conducta a una persona


imputable y responsable, que pudiendo haberse conducido de una
manera no lo hizo, por lo cual el juez le declara merecedor de una pena.
No obstante conviene hacer una valoración cuidadosa acerca de cada
caso concreto, ya que por ejemplo en muchos casos una vez remitido
el brote psicótico y con ello la sintomatología delirante, el sujeto
puede cometer un acto delictivo del que en principio sería imputable,
aunque está claro que en estos casos la pena se cumpliría en un Centro
Psiquiátrico.

2.2. Imputabilidad en las psicosis afectivas

Se trata de los actualmente son denominados Trastorno bipolar y


trastornos relacionados. Trastorno bipolar II, 296.89 F 31.81.

La depresión bipolar, que anteriormente se conocía como enfermedad


maníaco-depresiva (PMD), y hoy en el DSM V, como Trastorno esquizo
afectivo, tipo bipolar es un trastorno que cursa con fases de manía o
euforia y depresión. La fase maníaca(148), se caracteriza por la aparición
de un período de elevación del estado de ánimo, anormal, expansivo e
irritable, de al menos una semana de duración.

La fase depresiva es en muchos sentidos el polo opuesta de la manía.


Se caracteriza por la aparición de un estado de ánimo depresivo, de una
duración de al menos dos semanas, durante el cual hay una pérdida de
interés o placer en todas las actividades. Durante el episodio depresivo
se experimentan abatimiento, inhibición de la actividad intelectual,
cambios del apetito, peso y de la actividad psicomotora, falta de energía;
sentimientos de infravaloración o de culpa; dificultad para concentrarse

148 Fase maniaca en la que presenta una sintomatología eufórica, (se expresa a través de
un estado que va desde la euforia y el alborozo a la auténtica excitación incontrolada,
agresión, ira, fuga de ideas, juicio alterado, ideas de grandeza, etc.) cantando, sin dormir,
sin descansar, uno de los síntomas es de regalar cosas y otra la compra de cosas
superfluas, pero generalmente caras. Por ejemplo la compra de 5 o 10 tractores, cuando el
sujeto no tenía campo. Por lo que la familia precisa demostrar que la persona estaba fuera
de sí y que no sabía lo que hacía, para que se anulen los contratos de compra.

148
Psicología Criminal y Criminalística

o tomar decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte o ideación,


planes o intentos suicidas. También se observan alteraciones físicas en el
curso de la fase depresiva: la musculatura parece lacia, la expresión del
rostro se paraliza y los movimientos se hacen más lentos.

En los casos en que predomine la forma o fase maníaca, al tratarse de una


auténtica psicosis, el hecho delictivo cometido sería inimputable. Se habla
de fase hipomaniaca, pro no quiere decir que sea menor, más bien quiere
decir mayor, hiper.

En estos casos habría que valorar la profundidad psicopatológica para


ponerla en relación con el delito cometido.

En los casos en predomine la forma depresiva (siempre que dicha


depresión no derive del acto delictivo cometido) habrá que analizar
cuidadosamente en qué medida predomina lo neurótico sobre lo psicótico
y viceversa; solo así se podrá determinar si ha habido una anulación de la
imputabilidad, una atenuación de la misma o ninguna de estas dos cosas.

En los cuadros mixtos, por ejemplo una depresión psicótica o depresión


delirante, son en la mayoría de los casos inimputables ya que además
entrañan un peor pronóstico y un aumento de la perturbación, por la
sintomatología encontrada que conllevan.

2.2.1. Criterios para el episodio maníaco

A. Un período bien definido de estado de ánimo anormalmente y


persistentemente elevado, expansivo o irritable, y un aumento anormal y
persistente de la actividad o la energía dirigida a un objetivo, que dura
como mínimo una semana y está presente la mayor parte del día, casi
todos los días (o cualquier duración sise necesita hospitalización).
B. Durante el período de alteración del estado de ánimo y aumento
de la energía o actividad, existen tres (o más) de los síntomas siguientes
(cuatro si el estado de ánimo es sólo irritable) en

149
Psicología Criminal y Criminalística

un grado significativo y representan un cambio notorio del


comportamiento habitual:
1. Aumento de la autoestima o sentimiento de grandeza.
2. Disminución de la necesidad de dormir (p. ej., se siente
descansado Después de sólo tres horas de sueño).
3. Más hablador de lo habitual o presión para mantener la
conversación.
4. Fuga de ideas o experiencia subjetiva de que los
pensamientos van a gran velocidad.
5. Facilidad de distracción (es decir, la atención cambia
demasiado fácilmente a estímulos externos poco
importantes o irrelevantes), según se informa o se observa.
6. Aumento de la actividad dirigida a un objetivo (social, en
el trabajo o la escuela, o sexual) o agitación psicomotora
(es decir, actividad sin ningún propósito no dirigida a un
objetivo).
7. Participación excesiva en actividades que tienen muchas
posibilidades de consecuencias dolorosas (p. ej., dedicarse
de forma desenfrenada a compras, juergas, indiscreciones
sexuales o inversiones de dinero imprudentes).
C. La alteración del estado del ánimo es suficientemente grave para
causar un deterioro importante en el funcionamiento socia lo
laboral, para necesitar hospitalización con el fin de evitar el daño
a sí mismo o a otros, o porque existen características psicóticas.
D. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una
sustancia

3. Imputabilidad en las neurosis

Neurosis es un trastorno psíquico sin una alteración orgánica


demostrable, en la cual el juicio de la realidad se haya conservado y hay
lucidez. Las personas neuróticas son conscientes de su enfermedad, ya
que reconocen sus síntomas, de los que la angustia es el más importante.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, las manifestaciones neuróticas
son el resultado de conflictos inconscientes entre varias fuerzas
impulsivas y defensivas, cuya distribución no ha sido exitosa. Los cuadros
neuróticos se producen
150
Psicología Criminal y Criminalística

como consecuencia de conflictos en la estructura psíquica de la persona.


Dichos conflictos son inconscientes. Aunque las causas son inconscientes,
poco tiempo antes de la aparición del cuadro puede observarse que ha
ocurrido un hecho de cierta significación, como la pubertad, embarazo,
adolescencia, fallecimiento de un ser querido, divorcio, etc.

El término neurosis, fue utilizado por primera vez por el médico escocés
Cullen en 1769 en el sentido de «enfermedad nerviosa». FREUD y
el psicoanálisis plantearon las neurosis desde un punto de vista
psicodinámico.

Para LÓPEZ IBOR(149): Todo estado neurótico está montado inicialmente


sobre la angustia vital o angustia endógena, que es un sentimiento vital
distinto cualitativamente de las vivencias normales de angustia, en las que
figuran el miedo reactivo equiparable a la forma psíquica y reactiva de la
angustia, ya que un sentimiento propiamente angustioso de carácter
psíquico y de origen reactivo no existe y la angustia metafísica, espiritual o
existencial.

La etiopatogenia de las neurosis es fundamentalmente psicológica,


excepto en el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno por crisis de
angustia y posiblemente algunas formas de fobia social, donde está
acreditado el papel de un sustrato biológico mórbido. En general se trata
de un trastorno dimensional, de curso fluctuante, donde el sujeto no
pierde el juicio de la realidad. La constelación de síntomas varía desde la
angustia, la alteración de las conductas instintivas y los síntomas
somáticos. Se puede hablar de neurosis nuclear cuando la personalidad del
sujeto presenta una importante conflictividad interna, y de reacción
neurótica si la exigencia exterior supera a la capacidad de adaptación de
un sujeto que no tiene una personalidad de base muy conflictiva.

En las neurosis casi nunca se ve afectada la capacidad de obrar y de


entender los actos que se llevan a cabo, por lo que reducción de la

149 Juan Jose LÓPEZ IBOR . Las neurosis como enfermedades del ánimo. Editorial
Gredos. Madrid; 1966.

151
Psicología Criminal y Criminalística

imputabilidad solo suele darse en escasas circunstancias, en las que las


neurosis tienen un carácter grave o se complican por ejemplo con el
consumo de alcohol y sustancias tóxicas.

También debemos hablar del Trastorno por estrés postraumático, que no


está en relación a la imputabilidad, pero si está incluida en este apartado.
En los Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés, como
Trastorno de estrés postraumático. 309.81 (F43.10). Es el caso de los
trastornos como consecuencia de que la persona ha estado expuesta a
la posibilidad de muerte, lesión grave o de violencia sexual, ya sea real o
como posibilidad. Son secuelas de vivencias traumáticas.

3.1. Trastorno obsesivo-compulsivo y trastornos relacionados

En las neurosis casi nunca se ve afectada la capacidad de obrar y de


entender los actos que se llevan a cabo, por lo que reducción de la
imputabilidad solo suele darse en escasas circunstancias, en las que las
neurosis tienen un carácter grave o se complican por ejemplo con el
consumo de alcohol y sustancias tóxicas. Y en las neurosis compulsivas,
como es el caso de la cleptomanía.

Ese es el caso de las que antiguamente se denominaban como, Neurosis


obsesivas o compulsivas, que en mi opinión si pueden ser semi-
imputables y a veces hasta no tener capacidad de culpa. Por ejemplo en
el caso de una obsesión por coleccionar guitarras, en las que la persona
roba de forma compulsiva guitarras, afectándose la voluntad, no hay
capacidad de culpa.

Esta clasificación ha sido cambiada de clasificación en el DSM V, ya no se


encuentra en los Trastornos compulsivos, se encuentra en el capítulo de,
Trastornos destructivos y de la conducta.

3.1.1. Cleptomanía. 312.32 (F63.2)

A. Fracaso recurrente para resistir el impulso de robar objetos que no


son necesarios para uso personal ni por su valor monetario.

152
Psicología Criminal y Criminalística

B. Aumento de la sensación de tensión inmediatamente antes de


cometer el robo.
C. Placer, gratificación o alivio en el momento de cometerlo.
D. El robo no se comete para expresar rabia ni venganza, ni en
respuesta a un delirio o una alucinación.
E. El robo no se explica mejor por un trastorno de la conducta, un
episodio maníaco o un trastorno de la personalidad antisocial.

3.2. Trastorno de la conducta

A. Un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que


no se respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales
propias de la edad, lo que se manifiesta por la presencia en los doce
últimos meses de por lo menos tres de los quince criterios siguientes en
cualquier de las categorías siguientes, existiendo por lo menos uno en los
últimos seis meses:

Agresión a personas y animales


1. A menudo acosa, amenaza o intimada a otros.
2. A menudo inicia peleas.
3. Ha usado un arma que puede provocar serios daños a terceros (p.
ej., un bastón, un ladrillo, una botella rota, un cuchillo, un arma).
4. Ha ejercido la crueldad física contra personas.
5. Ha ejercido la crueldad física contra animales.
6. Ha robado enfrentándose a una víctima (p. ej., atraco, robo de un
monedero, extorsión, atraco a mano armada).
7. Ha violado sexualmente a alguien.

Destrucción de la propiedad
8. Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar
daños graves.
9. Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien ( pero no
por medio del fuego).

Engaño o robo
10. Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.

153
Psicología Criminal y Criminalística

11. A menudo miente para obtener objetos o favores, o para evita


obligaciones (p. ej. «engaña» a otros).
12. Ha robado objetos de valor no triviales sin enfrentarse a la víctima
(p. ej., hurto en una tienda sin violencia ni invasión; falsificación).

Incumplimiento grave de las normas


13. A menudo sale por la noche a pesar de la prohibición de sus
padres, empezando antes de los 13 años.
14. Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía con
sus padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos veces o
una vez si estuvo ausente durante un tiempo prolongado.
15. A menudo falta en la escuela, empezando antes de los 13 años.

B. El trastorno del comportamiento provoca un malestar


clínicamente significativo en las áreas social, académica o laboral.
C. Si la edad del individuo es de 18 años o más, no se cumplen los
criterios de trastorno de la personalidad antisocial.

4. Imputabilidad en la depresión

La característica esencial de un episodio depresivo mayor es un período


de al menos dos semanas durante el que hay un estado de ánimo
deprimido o una pérdida de interés o placer en casi todas las actividades.
Tristeza con o sin llanto.

Actualmente las depresiones están englobadas dentro de los Trastornos


Depresivos. Y un trastorno depresivo mayor presenta:
1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día. Se siente triste,
vacío, sin esperanza.
2. Disminución importante del interés o el placer por todas o casi
todas las actividades la mayor parte del día, casi todos los días
3. Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso
4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
5. Agitación o retraso psicomotor casi todos los días
6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días

154
Psicología Criminal y Criminalística

7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada.


Autorreproche o culpa por estar enfermo.
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para
tomar decisiones, casi todos los días
9. Pensamientos de muerte recurrentes (no sólo miedo a morir),
ideas suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de
suicidio, o un plan específico para llevarlo a cabo.

Como se puede ver, en estos casos la persona esta decaída, generalmente


en cama, sin ganas de nada, llorando o triste, sin poder dormir o
durmiendo en exceso, con dificultad para pensar, concentrarse o tomar
decisiones, y pensamientos recurrentes de muerte. Muy difícilmente esta
persona será participe de una delito en el que se precise que actué, salvo
está en los casos de suicidio.

4.1. Trastorno disfórico premenstrual 625.4 (N94.3)

Dentro del apartado de los trastornos depresivos, se encuentra el


trastorno disfórico premenstrual, en la clasificación del DSM V, actual.

Este diagnóstico se ha citado como un factor atenuante a la hora de


cometer un delito, por las alteraciones psicorganicas. Y para su diagnostico
debe reunir los siguientes requisitos

A. En la mayoría de los ciclos menstruales, al menos cinco síntomas


han de estar presentes en la última semana antes del inicio de la
menstruación, empezar a mejorar unos días después del inicio de la
menstruación y hacerse mínimos o desaparecer en la semana después de
la menstruación.
B. Uno (o más) de los síntomas siguientes han de estar presentes:
1. Labilidad afectiva intensa (p. ej., cambios de humor; de
repente está triste o llorosa, o aumento de la sensibilidad al
rechazo).
2. Irritabilidad intensa, o enfado o aumento de los conflictos
interpersonales.

155
Psicología Criminal y Criminalística

3. Estado del ánimo intensamente deprimido, sentimiento de


desesperanza o ideas de autodesprecio.
4. Ansiedad, tensión, y/o sensación intensa de estar excitada o
con los nervios de punta.
C. Uno (o más) de los síntomas siguientes también han de estar
presentes, hasta llegar a un total de cinco síntomas cuando se
combinan con los síntomas del Criterio B.
1. Disminución del interés por las actividades habituales (p. ej.
trabajo, escuela, amigos, aficiones).
2. Dificultad subjetiva de concentración.
3. Letargo, fatigabilidad fácil o intensa falta de energía.
4. Cambio importante del apetito, sobrealimentación o anhelo
de alimentos específicos.
5. Hipersomnia o insomnio.
6. Sensación de estar agobiada o sin control.
7. Síntomas físicos como dolor o tumefacción mamaria, dolor
articular o muscular, sensación de «hinchazón» o aumento
de peso.

5. La imputabilidad en los trastornos mentales orgánicos

En el DSM V, está incluido en los Trastornos neurocognitivos mayores y


leves. Lo que Incluye al Síndrome confusional y los siguientes:

5.1. En los Trastornos neurocognitivos mayores, se debe cumplir los


siguientes requisitos:

A. Evidencias de un declive cognitivo significativo comparado con


el nivel previo de rendimiento en uno o más dominios cognitivos
(atención compleja, función ejecutiva, aprendizaje y memoria, lenguaje,
habilidad perceptual motora o cognición social) basada en:
1. Preocupación en el propio individuo, en un informante
que le conoce o en el clínico, porque ha habido un declive significativo en
una función cognitiva

156
Psicología Criminal y Criminalística

2. Un deterioro sustancial del rendimiento cognitivo,


preferentemente documentado por un test neuropsicológico
estandarizado o, en su defecto, por otra evaluación clínica cuantitativa.
B. Los déficits cognitivos interfieren con la autonomía del individuo
en las actividades cotidianas (es decir, por lo menos necesita
asistencia con las actividades instrumentales complejas de la vida diaria,
como pagar facturas o cumplir los tratamientos).
C. Los déficits cognitivos no ocurren exclusivamente en el contexto
de un síndrome confusional. Especificar si es debido a:
• Enfermedad de Alzheimer
• Degeneración del lóbulo frontotemporal
• Enfermedad por cuerpos de Lewy
• Enfermedad vascular
• Traumatismo cerebral
• Consumo de sustancia o medicamento
• Infección por VIH
• Enfermedad por priones
• Enfermedad de Parkinson
• Enfermedad de Huntington

5.2. Trastorno neurocognitivo mayor o leve debido a la enfermedad de


Alzheimer

A. Se cumplen los criterios de un trastorno neurocognitivo mayor o


leve.
B. Presenta un inicio insidioso y una progresión gradual del trastorno
en uno o más dominios cognitivos (en el trastorno neurocognitivo
mayor tienen que estar afectados por lo menos dos dominios).
C. Se cumplen los criterios de la enfermedad de Alzheimer probable
o posible, como sigue:

Para el trastorno neurocognitivo mayor:

Se diagnostica la enfermedad de Alzheimer probable si aparece algo de lo


siguiente; en caso contrario, debe diagnosticarse la enfermedad de
Alzheimer posible.

157
Psicología Criminal y Criminalística

1. Evidencias de una mutación genética causante de la enfermedad


de Alzheimer en los antecedentes familiares o en pruebas genéticas.
2. Aparecen los tres siguientes:
a. Evidencias claras de un declive de la memoria y del
aprendizaje, y por lo menos de otro dominio cognitivo
(basada en una anamnesis detallada o en pruebas
neuropsicológicas seriadas).
b. Declive progresivo, gradual y constante de la capacidad
cognitiva sin mesetas prolongadas.

Para un trastorno neurocognitivo leve:


Se diagnostica la enfermedad de Alzheimer probable si se detecta una
evidencia de mutación genética causante de la enfermedad de Alzheimer
mediante una prueba genética o en los antecedentes familiares.

Se diagnostica la enfermedad de Alzheimer posible, si no se detecta


ninguna evidencia de mutación genética causante de la enfermedad
de Alzheimer mediante una prueba genética o en los antecedentes
familiares
1. Evidencias claras de declive de la memoria y el aprendizaje.
2. Declive progresivo, gradual y constante de la capacidad cognitiva
sin mesetas prolongadas.
3. Sin evidencias de una etiología mixta (es decir, ausencia de
cualquier otra enfermedad neuro degenerativa o cerebro vascular,
otra enfermedad neurológica o sistémica, o cualquier otra afección
con probabilidades de contribuir al declive cognitivo).

D. La alteración no se explica mejor por una enfermedad cerebro


vascular, otra enfermedad neurodegenerativa, los efectos de una
sustancia o algún otro trastorno mental, neurológico o sistémico.

5.3. Trastorno neurocognitivo mayor o leve debido a un traumatismo


cerebral

A. Se cumplen los criterios de un trastorno neurocognitivo mayor o


leve.
B. Existen evidencias de un traumatismo cerebral, es decir impacto
en la cabeza o algún otro mecanismo de movimiento rápido o

158
Psicología Criminal y Criminalística

desplazamiento del cerebro dentro del cráneo, con uno o más de


los siguientes:
1. Pérdida de consciencia.
2. Amnesia postraumática.
3. Desorientación y confusión.
4. Signos neurológicos (p. ej., diagnóstico por la imagen
neurológica que demuestra la lesión, convulsiones de
nueva aparición, marcado empeoramiento de un trastorno
convulsivo preexistente, reducción de los campos visuales,
anosmia, hemiparesia).
C. El trastorno neurocognitivo se presenta inmediatamente después
de producirse un traumatismo cerebral o inmediatamente
después de recuperar la conciencia y persiste pasado el periodo
agudo postraumático.
Se diagnostica la enfermedad de Alzheimer posible, si no se
detecta ninguna evidencia de mutación genética causante de la
enfermedad de Alzheimer mediante una prueba genética o en los
antecedentes familiares
1. Evidencias claras de declive de la memoria y el aprendizaje.
2. Declive progresivo, gradual y constante de la capacidad
cognitiva sin mesetas prolongadas.
3. Sin evidencias de una etiología mixta (es decir, ausencia de
cualquier otra enfermedad neuro degenerativa o cerebro
vascular, otra enfermedad neurológica o sistémica, o
cualquier otra afección con probabilidades de contribuir al
declive cognitivo).
D. La alteración no se explica mejor por una enfermedad
cerebrovascular, otra enfermedad neurodegenerativa, los efectos
de una sustancia o algún otro trastorno mental, neurológico o
sistémico.

5.3. Trastorno neurocognitivo mayor o leve debido a un traumatismo


cerebral

A. Se cumplen los criterios de un trastorno neurocognitivo mayor o


leve.

159
Psicología Criminal y Criminalística

B. Existen evidencias de un traumatismo cerebral, es decir impacto


en la cabeza o algún otro mecanismo de movimiento rápido o
desplazamiento del cerebro dentro del cráneo, con uno o más de los
siguientes:
1. Pérdida de consciencia.
2. Amnesia postraumática.
3. Desorientación y confusión.
4. Signos neurológicos (p. ej., diagnóstico por la imagen
neurológica que demuestra la lesión, convulsiones de
nueva aparición, marcado empeoramiento de un trastorno
convulsivo preexistente, reducción de los campos visuales,
anosmia, hemiparesia).
C. El trastorno neurocognitivo se presenta inmediatamente después
de producirse un traumatismo cerebral o inmediatamente
después de recuperar la conciencia y persiste pasado el periodo
agudo postraumático.

5.4. Otros trastornos

• Trastorno neurocognitivo frontotemporal mayor o leve


• Trastorno neurocognitivo vascular mayor o leve
• Trastorno neurocognitivo mayor o leve debido a un traumatismo
cerebral
• Trastorno neurocognitivo mayor o leve debido a la enfermedad de
Parkinson
• Trastorno neurocognitivo mayor o leve debido a la enfermedad de
Huntington
• Trastorno neurocognitivo mayor o leve debido a etiologías
múltiples

5.5 La Imputabilidad en las demencias

Estado de deterioro, generalmente progresivo, de las facultades mentales


anteriormente existentes en un individuo. Se habla de una locura, de una
perdida de la razón de forma cotidiana, porque hay un deterioro
profundo del conjunto de las funciones psíquicas de un individuo,

160
Psicología Criminal y Criminalística

anteriormente existente. Es, pues, siempre, una condición adquirida y con


significación de descenso o retroceso; esto las distingue del grupo de
retrasos mentales congénitos.

En el caso de las demencias una vez comprobado su carácter orgánico,


irreversible y progresivo, se beneficiaran de la inimputabilidad absoluta.

Si el delito se comete en las fases iníciales de la misma la imputabilidad


estaría solo parcialmente disminuida.

Son procesos de instalación tardía en la vida de la persona que suceden


por diversas agresiones o lesiones cerebrales, también pueden ser de
origen genético.

Son situaciones en las que se produce un deterioro cognitivo de forma


tardía. Entre sus causas conviene resaltar las siguientes: Degenerativas,
vasculares, tóxicas, metabólicas, infecciosas y traumáticas.

5.6. Imputabilidad en la amnesia

La amnesia es la capacidad total o parcial para recordar experiencias


pasadas. Cualquier proceso que interfiera en la formación del recuerdo a
corto plazo o su fijación en la memoria a largo plazo origina una amnesia
completa o permanente(150).

Hay una clásica separación de las funciones de la memoria:


1. Amnesia de Fijación o de registro (anterógrada)
2. Amnesia de Conservación o retención (Retrogradas)
3. Amnesia de Evocación.

1. En la amnesia de fijación o anterógrada, a partir del estímulo


patógeno, hay una imposibilidad de fijación y se pierde los recuerdos que
se habrían de dar a partir de ese momento. Hablamos de todos los
recuerdos y como consecuencia de ello hay una desorientación en el
tiempo y en el espacio del sujeto.

150 FREEDMAN, A.M. / KAPLAN, H.I. / SADOCK, B.J., Tratado de Psiquiatría, t. I, Salvat
Editores, Barcelona, 1982, 900.

161
Psicología Criminal y Criminalística

Amnesia siempre asociada a una patología cerebral, por ejemplo el


Síndrome de Korsakov de los alcohólicos.
2. En la amnesia de conservación, se pierde la capacidad de retener,
es el «debilitamiento senil de la memoria»(151). Puede ser:
a. de tipo masivo: súbito o gradual.
b. de tipo Lagunar
c. de tipo Temático o selectivo.
3. Y en la amnesia de evocación o de rememoración, se trata de la
dificultad de algunos aspectos, generalmente asociada a patología
cerebral. Por ejemplo las afasias amnésticas. En epilepsias
temporales, tumores cerebrales y en la enfermedad de Alzheimer

Los trastornos de este apartado se caracterizan por una alteración de la


memoria que puede ser debida tanto a los efectos fisiológicos de una
enfermedad médica como a la acción persistente de sustancias (p. ej., una
droga de abuso, un medicamento o la exposición a tóxicos).

Los sujetos con un trastorno amnésico tienen deteriorada la capacidad


para aprender información nueva y no son capaces de recordar
acontecimientos pasados o información aprendida previamente. En
algunas formas del trastorno amnésico el sujeto puede recordar mejor
cosas muy remotas del pasado que acontecimientos más recientes (p. ej.,
un sujeto recuerda la estancia en el hospital hace una década, con
detalles que expresa vivamente, sin darse cuenta de que actualmente
está en ese mismo hospital).

En el trastorno amnésico la capacidad para repetir inmediatamente una


secuencia de información (p. ej., dígitos) no está alterada. Los individuos
con trastorno amnésico pueden experimentar como resultado de su
déficit de memoria graves deterioros de su capacidad personal o social,
requiriendo una supervisión cotidiana para asegurar su alimentación y
cuidados mínimos.

Según la actual Clasificación del DSM V, se debe poner, el nombre


del trastorno, es decir; trastorno neurocognitivo mayor inducido por
151 HIGUERAS, A. et al., Compendio de Psicopatología, Círculo de Estudios
Psicopatológicos, 3ª ed., Granada, 1986.

162
Psicología Criminal y Criminalística

(la sustancia específica) o trastorno neurocognitivo leve inducido seguido


del tipo de la sustancia; en el caso del alcohol (es decir, tipo no
amnésico confabulatorio, tipo amnésico confabulatorio) seguido de la
especificación de la duración (p. ej., persistente). A diferencia de los
procedimientos de registro del CIE-10, que combinan en un mismo código
el trastorno inducido por sustancias o medicamentos con el trastorno por
consumo de sustancias.

6. Imputabilidad del síndrome orgánico cerebral

Este trastorno no se presenta antes de los hechos, generalmente se


presenta posteriormente o como consecuencia de los hechos, por ejemplo
en una accidente de tránsito. O como consecuencia de otros accidentes en
los que haya TEC, de forma posterior a los hechos, lo que los puede
inhabilitar, para poder ser testigos y menos acusados.

Es frecuente en victimas en los que se ha producido muchas lesiones, en


especial accidentes traumático cerebrales, que como secuelas pueden
tener este trastorno, que realiza un cambio absoluto en la persona, la
familia generalmente se expresa con la frase, «desde el accidente ya
no es el mismo, está irreconocible». Presenta crisis de agresividad sin
fundamento, se le olvidan las cosas más simples y todas
sus costumbres gustos distracciones, no son las mismas.

Tras el accidente, cualquiera que sea la causa, hay una alteración física en
el cerebro, en ocasiones difícilmente comprobable, a veces solo los test
psicológicos, la encuentran como una alteración psicoorgánica, otras
veces en las tomografías, se encuentran imágenes pequeñas, pero que
evidencian la alteración.

6.1. Trastorno orgánico de la personalidad

Según el CIE-10 «Un diagnóstico definitivo se basa, además de en los


claros antecedentes y otra evidencia de enfermedad, lesión o disfunción
cerebral, en la presencia de dos o más de los siguientes rasgos:
a) Capacidad persistentemente reducida para mantener una
actividad orientada a un fin, concretamente las que requieren períodos
largos de tiempo o gratificaciones mediatas.

163
Psicología Criminal y Criminalística

b) Alteraciones emocionales, caracterizados por labilidad emocional,


simpatía superficial e injustificada euforia, expresiones inadecuadas de
júbilo) y cambios rápidos hacia la irritabilidad o hacia manifestaciones
súbitas de ira y agresividad. En algunos casos el rasgo predominante
puede ser la apatía.
c) Expresión de necesidades y de impulsos que tienden a
presentarse sin tomar en consideración sus consecuencias o molestias
sociales (el enfermo puede llevar a cabo actos antisociales como robos,
comportamientos sexuales inadecuados, comer vorazmente o no mostrar
preocupación por su higiene y aseo personales)
d) Trastornos cognoscitivos, en forma de suspicacias o ideas
paranoides o preocupación excesiva por un tema único, por lo general
abstracto.
e) Marcada alteración en el ritmo y flujo del lenguaje, con rasgos
tales como circunstancialidad, «sobre-inclusividad», pegajosidad e
hipergrafía.
f) Alteración del comportamiento sexual (disminución de la
sexualidad o cambio del objeto de preferencia sexual).

En relación a este trastorno, la Clasificación de los Trastornos Mentales


de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-V), no lo cita; en la
clasificación anterior en la DSM-IV, se indicaba:

«Las manifestaciones más frecuentes del cambio de personalidad


consisten en inestabilidad afectiva, descontrol de los impulsos, crisis
de agresión o de cólera claramente desproporcionada a los estímulos
psicosociales desencadenantes, apatía acusada, suspicacia o ideación
paranoide. Los sujetos con este trastorno ‘no son los mismos’ a juicio de
los demás»(152).

7. Imputabilidad en los trastornos del desarrollo neurológico

La discapacidad intelectual (trastorno del desarrollo intelectual) es un


trastorno que comienza durante el período de desarrollo y que

152 DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, Masson,


Barcelona, 1996, 176.

162
Psicología Criminal y Criminalística

incluye limitaciones del funcionamiento intelectual como también del


comportamiento adaptativo en los dominios conceptual, social y práctico.
Se caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente
inferior a la media, que tiene lugar junto a limitaciones asociadas en dos o
más de las siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación,
cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la
comunidad, autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas
funcionales, ocio y trabajo.

En cuanto a una definición me parece la más moderna y adaptada la de


mi profesor-tutor en la Escuela de Psiquiatría de Sevilla, el profesor
RODRÍGUEZ SACRISTÁN: «El Retraso mental es un desarrollo mental
incompleto o detenido que produce el deterioro de las funciones
completas de cada época del desarrollo, tales como las cognoscitivas,
lenguaje, motrices y socialización»(153).

Fue ESQUIROL (1782-1840)(154), quien distinguía la demencia como una


pérdida de lo que se poseía: la idiocia; o lo que siempre ha sido
denominado como la deficiencia y establecía dos grados: la «imbecilidad» y
la «idiotez». Y el gran Maestro KRAEPELIN (1856-1926) introduce el
término de oligofrenia, frenos=inteligencia y oligo=poco.

Antiguamente, tenía la denominación de retraso mental, término que fue


consolidado por la OMS en su informe 15º, y de esa manera se ha ido
aceptando en el CIE 9 y 10 y en las versiones del DSM, II, IIIR y IV(155). Las
nuevas tendencias en este campo indican que el término más adecuado es
el de persona con discapacidad intelectual, que corresponde al CIE-11
trastorno del desarrollo intelectual.

Se puede hablar de trastorno del desarrollo intelectual.


• Leve. 317 (F70)
153 RODRÍGUEZ SACRISTÁN, J. / BUCETA, Mª J., La deficiencia mental. Aspectos
psicológicos y psicopatológicos de las estructuras deficitarias, Universidad de Sevilla,
1995, 885-905.
154 AJURIAGUERRA, J., Manual de Psiquiatría Infantil, 4ª ed., Masson, Barcelona, 1991.
155 OMS. Organización de los Servicios para Retrasados Mentales. Serie Informes
Técnicos, Nº 392, Ginebra, 1968.

163
Psicología Criminal y Criminalística

• Moderado. 318.0 (F71)


• Grave. 318.1 (F72)
• Profundo. 318.2 (F73)

Aunque la inteligencia es un concepto abstracto siempre ha existido la


tendencia a medirla, los franceses BIDET y SIMON, dieron lugar a lo que
después se denomino la era «Psicométrica de la Psicología». Pronto se
pasó del uso de los términos de medida en EM (Edad mental) al término
de C.I. (Coeficiente Intelectual), creado por W. STERN, que es la razón
entre la EM y la EC (Edad Cronológica), multiplicado por cien.

Coeficientes de Inteligencia(156)
• C.I. entre 69 y 50 Retraso Mental Leve
• C.I. entre 49 y 35 Retraso Mental Moderado
• C.I. entre 34 y 20 Retraso Mental Grave
• C.I. menos de 20 Retraso Mental Profundo.

En estos casos la imputabilidad va íntimamente unido al grado de


deficiencia mental, siendo evidente que a mayor profundidad de
deficiencia más inimputable sería el delito cometido.

Para que una persona sea imputable, debe tener un C.I. de 70 o superior.

8. Imputabilidad en los trastornos por consumo de alcohol(157)

El alcoholismo es una dependencia con características de adicción a


las bebidas alcohólicas. Se caracteriza la constante necesidad de
ingerir sustancias alcohólicas. Así como por la pérdida del autocontrol,
dependencia física y síndrome de abstinencia.

El alcoholismo no está fijado por la cantidad ingerida en un periodo


determinado de tiempo: personas afectadas por esta enfermedad
pueden seguir patrones muy diferentes de comportamiento, existiendo

156 GÓMEZ FERRER, C. / RUIZ LOZANO, M.J. / FERNÁNDEZ MORENO, A., «Retraso
mental», cap. 8, en Planificación Terapéutica de los Trastornos Psiquiátricos del niño y del
adolescente, GUTIÉRREZ CASARAE, J.R. (coord.) y REY SÁNCHEZ, F. (ed.), Smith Kline
Beecham, Madrid, 2000, p. 185.
157 http://es.wikipedia.org/wiki/Efectos_del_alcohol_en_el_cuerpo

164
Psicología Criminal y Criminalística

tanto alcohólicos que consumen a diario, como alcohólicos que beben


semanalmente, mensualmente, o sin una periodicidad fija. Si bien el
proceso degenerativo tiende a acortar los plazos entre cada ingesta.

El consumo excesivo y prolongado de esta sustancia va obligando al


organismo a requerir cantidades crecientes para sentir los mismos
efectos, a esto se le llama «tolerancia aumentada» y desencadena un
mecanismo adaptativo del cuerpo hasta que llega a un límite en el que se
invierte la supuesta resistencia y entonces «asimila menos», por eso
tolerar más alcohol es en sí un riesgo de alcoholización.

La ebriedad o embriaguez, es el estado de intoxicación con el alcohol (es


decir, etanol) a un grado suficiente como para deteriorar las funciones
mentales y motrices del cuerpo. Una persona que habitualmente se
intoxica de este modo se etiqueta como «alcohólico», también es referido
a menudo como «borracho» en lenguaje vulgar. Y en lenguaje más formal
«dipsómano».

Aunque el alcoholes un depresor, por razones que aún están siendo


investigadas, la llegada del alcohol al cerebro produce el lanzamiento de
dopamina y endorfina al torrente sanguíneo, lo cual produce euforia. El
alcohol, habitualmente ingresa al organismo por vía oral, es absorbido a
partir de los 30 a 60 minutos y hasta 180 minutos, mediante un
mecanismo de difusión pasiva, pasando al torrente sanguíneo. En ayunas,
la absorción es más rápida en duodeno y yeyuno. Con el estómago lleno, la
absorción se retarda. El alcohol sufre un proceso de oxidación, que se
desarrolla exclusivamente en el hígado, transformándose el etanol en
acetaldehído y posteriormente en acetato por medio de la cadena
enzimática(158).

Los metabolitos se excretan por vía pulmonar, vía urinaria, por la saliva y
por la leche en época de lactancia. Posteriormente se produce, el efecto
depresivo causado por el alcohol que actúa sobre los canales BK
158 BARRAL, R. / NÚÑEZ DE ARCO, J. / CABALLERO, D., Aspectos de la Medicina Legal
en la Práctica Diaria. Guía para profesionales de lo servicios públicos de salud, La Paz,
OPS/OMS, 2004, 38-39.

165
Psicología Criminal y Criminalística

de potasio, los cuales son calcio dependiente. El etanol actúa sobre el


neurotransmisor GABA, sus efectos son similares a los producidos por los
ansiolíticos tales como el diazepan y benzodiacepinas. El GABA es un
neurotransmisor inhibidor, lo cual significa que retarda o inhibe el
impulso nervioso, produciendo el factor depresivo.

Su excesivo consumo puede originar una intoxicación. Y la importancia


médico-legal del consumo del alcohol, está dada por constituir un factor
de riesgo criminógeno, presente muchas veces en hechos violentos
accidentales (accidentes de tránsito) e intencionales (delitos por lesiones,
homicidios, suicidios, entre otros).

Las bebidas fermentadas, chicha y los vinos, en términos generales,


contienen una concentración alcohólica de 8 a 12 % en volumen, las
cervezas entre 3 y 7 %, y las bebidas destiladas (coñac, whisky, ron, etc.)
entre 45 y 55%.

8.1. Clasificación diagnóstica

En el caso del CIE-10, un único código combina el trastorno mental


inducido por la sustancia con el trastorno por consumo de la misma.

En la clasificación del DSM V, se encuentra separada, como Trastorno por


consumo de alcohol.

A. Un modelo problemático de consumo de alcohol que provoca un


deterioro o malestar clínicamente significativo y que se manifiesta al
menos por dos de los hechos siguientes en un plazo de 12 meses:
1. Se consume alcohol con frecuencia en cantidades
superiores o durante un tiempo más prolongado del previsto.
2. Existe un deseo persistente o esfuerzos fracasados de
abandonar o controlar el consumo de alcohol.
3. Se invierte mucho tiempo en las actividades necesarias
para conseguir alcohol, consumirlo o recuperarse de sus efectos.
4. Ansias o un poderoso deseo o necesidad de consumir
alcohol.

166
Psicología Criminal y Criminalística

5. Consumo recurrente de alcohol que lleva al incumplimiento


de los deberes fundamentales en el trabajo, la escuela o el hogar.
6. Consumo continuado de alcohol a pesar de sufrir
problemas sociales o interpersonales persistentes o recurrentes,
provocados o exacerbados por los efectos del alcohol.
7. El consumo de alcohol provoca el abandono o la reducción
de importantes actividades sociales, profesionales o de ocio.
8. Consumo recurrente de alcohol en situaciones en las que
provoca un riesgo físico.
9. Se continúa con el consumo de alcohol a pesar de saber
que se sufre un problema físico o psicológico persistente o recurrente
probablemente causado o exacerbado por el alcohol.
10. Tolerancia, definida por alguno de los siguientes hechos:
a. Una necesidad de consumir cantidades cada vez
mayores de alcohol para conseguir la intoxicación o
el efecto deseado.
b. Un efecto notablemente reducido tras el consumo
continuado de la misma cantidad de alcohol.
11. Abstinencia, manifestada por alguno de los siguientes
hechos:
a. Presencia del síndrome de abstinencia característico
del alcohol.
b. Se consume alcohol (o alguna sustancia muy similar,
como una benzodiacepina) para aliviar o evitar los
síntomas de abstinencia.

8.2. Curso de la Intoxicación Etílica(159)

Algunos estudios indican que el 47,9 % de la población urbana de 12 a


50 años de Bolivia ha consumido, al menos una vez al mes una bebida

159 BARRAL, R. / NÚÑEZ DE ARCO, J. / Caballero, D., Aspectos de la Medicina Legal en


la Práctica Diaria. Guía para profesionales de lo servicios públicos de salud, OPS/ OMS, La
Paz, 2004, 39.

167
Psicología Criminal y Criminalística

alcohólica. Por su importancia médico-legal, sólo se mencionará la


evolución de la intoxicación etílica aguda.

Embriaguez: Trastorno psíquico temporal de carácter tóxico que altera los


procesos cognoscitivos y disminuye el control voluntario de los actos.

Clasificación de la embriaguez
• Fortuita. (involuntaria), es la ingestión de una o varias copas de
alcohol, pero que para la naturaleza del sujeto es excesiva, razón
que cae en embriaguez aguda. Es eximente.
• Culposa. (voluntaria), es ingestión ocasional o habitual sin
moderación, pero sin intensión de embriagarse. Es atenuante, si
es semiplena.

Dolosa. (premeditada) Ingestión con intensión de cometer un delito o


de obtener un eximente («actio liberae in causa», Art. 19 C.P.). No es
eximente, en los demás casos es delito culposo.
• Plena. (completa), es el pleno estado de confusión donde
el ebrio está privado totalmente de la inteligencia y carente
completamente de la voluntad.
• Semiplena. (incompleta), aún tiene capacidad de querer y
comprender aunque no lucidamente.

Determinación de la culpabilidad
• Si la embriaguez alcohólica es fortuita y plena, es eximente, si es
semiplena es atenuante.
• Si es culposa, responde a título de culpa.
• Si es embriaguez dolosa, responde a ese título.

Se debe considerar que hay dos tipos de ebriedad, la ebriedad


diagnosticada por el nivel de alcohol en sangre. Y la ebriedad por
síntomas clínicos, por ello los oficiales de Policía, usarán un conjunto
de tres a cinco de las siguientes pruebas, para hablar de la: «prueba
de sobriedad en el mismo lugar», midiendo destreza física o agudeza
mental. De manera similar, a como lo examinaría el forense, aunque con
otras pruebas.

168
Psicología Criminal y Criminalística

• Recitar el alfabeto
• Contar en retroceso
• Caminar en línea recta
• Tocarse la nariz
• Caminar de talón a punta
• Balancearse en solo un pie
• Dedos al dedo gordo
• Toquecitos de manos
• Doblarse hacia el frente y hacia atrás con los ojos cerrados

Según la Clasificación del DSM V, la Intoxicación por alcohol, se manifiesta


por:
A. Ingesta reciente de alcohol.
B. Comportamiento problemático o cambios psicológicos
clínicamente significativos (p. ej. comportamiento sexual
inapropiado o agresivo, cambios de humor, juicio alterado) que
aparecen durante o poco después de la ingestión de alcohol.
C. Uno (o más) de los signos o síntomas siguientes que aparecen
durante o poco después del consumo de alcohol:
1. Habla pastosa.
2. Incoordinación.
3. Marcha insegura.
4. Nistagmo.
5. Alteración de la atención o de la memoria.
6. Estupor o coma.
D. Los signos o síntomas no se pueden atribuir a otra afección médica
y no se pueden explicar mejor por otro trastorno mental, incluida
una intoxicación con otra sustancia.

9. Imputabilidad en las drogodependencias

Generalmente cuando relacionamos delito y droga, pensamos en los


aspectos más conocidos como son: Narcotraficante (empresario de la
comercialización de la droga); el Narco-consumidor (distribuidor por la
necesidad de obtener droga), y otro que hace al consumo de droga

169
Psicología Criminal y Criminalística

(más específicamente psicofármacos). Pero además está el sujeto que


ha transgredido la ley bajo los efectos del abuso o adicción a las drogas.

En estos caso hay que distinguir entre consumidor y drogodependiente,


pues solo el segundo ha perdido su libertad ante determinada droga, lo
que evidentemente es una enfermedad mental, circunstancia que no se
da en un simple consumidor.

El perito deberá valorar el grado de dependencia del sujeto a esa


sustancia, su afectación cognitiva y volitiva y todo ello en relación al
momento concreto en que se cometió el delito; si la acción estaba bajo
los efectos de la droga o del síndrome de abstinencia.

La capacidad de comprender únicamente se altera en los momentos


de intoxicación aguda o en estadios finales donde ya existen lesiones
orgánico-cerebrales y la capacidad para dirigir la actuación conforme a
ese conocimiento está alterada por la propia drogadicción y por el
síndrome «amotivacional» del dependiente.

10. Imputabilidad en los trastornos de la personalidad

Los trastornos de personalidad son un conjunto de perturbaciones o


anormalidades que se dan en las dimensiones emocionales, afectivas,
motivacionales y de relación social de los individuos. Estos desajustes o
trastornos son un producto de diferentes causas biológicas o
medioambientales y, aunque haya que hacer clasificaciones según ciertas
categorías comúnmente aceptadas, el diagnóstico debe hacerse de forma
individual(160). Los trastornos de personalidad son muy comunes. Se estima
que entre el 10% y el 13% de la población general tiene algún trastorno
de personalidad(161).
160 RUIZ SÁNCHEZ, Juan José / CANO SÁNCHEZ, Justo José, «Trastornos de la
Personalidad», en Manual de Psicoterapia Cognitiva. http://www.psicologiaonline.
com/ESMUbeda/Libros/Manual/manual18.htm
161 EREZ, Sonia / ALVARADO, Luis / PAREDES, Angélica / MONTENEGRO, Angélica /
MONTES, Cristián / VENEGAS, Lucía, «Programa de trastornos de personalidad de la
Clínica Psiquiátrica Universitaria: un enfoque multidisciplinario», Rev. Chil. Neuro- Psiquiat.,
2001, 39(1): 69-76.

170
Psicología Criminal y Criminalística

10.1.Trastorno general de la personalidad

En la clasificación de los Trastornos Mentales según la American


Psychiatric Association, DSM-V, se indica que para un Trastorno general de
la personalidad, se precisa:
A. Patrón perdurable de experiencia interna y comportamiento
que se desvía notablemente de las expectativas de la cultura del individuo.

Este patrón se manifiesta en dos (o más) de los ámbitos siguientes:


1. Cognición (es decir, maneras de percibirse e interpretarse a
uno mismo, a otras personas y a los acontecimientos).
2. Afectividad (es decir, amplitud, intensidad, labilidad e
idoneidad de la repuesta emocional).
3. Funcionamiento interpersonal.
4. Control de los impulsos.
B. El patrón perdurable es inflexible y dominante en una gran
variedad de situaciones personales y sociales.
C. El patrón perdurable causa malestar clínicamente significativo
o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del
funcionamiento.
D. El patrón es estable y de larga duración, y su inicio se puede
remontar al menos a la adolescencia o a las primeras etapas de la
edad adulta.
E. El patrón perdurable no se explica mejor como una manifestación
no consecuencia de otro trastorno mental.
F. El patrón perdurable no se puede atribuir a los efectos fisiológicos
de una sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) u otra
afección médica (p. ej., un traumatismo craneal).

10.2. Trastorno de la personalidad antisocial

Criterios para el diagnóstico de Trastorno de la personalidad antisocial


301.7 (F60.2), se debe reunir los siguientes requisitos:

171
Psicología Criminal y Criminalística

A. Patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de


los demás, que se produce desde los 15 años de edad, y que se manifiesta
por tres (o más) de los hechos siguientes:
1. Incumplimiento de las normas sociales respecto a los
comportamientos legales, que se manifiesta por actuaciones repetidas
que son motivo de detención.
2. Engaño, que se manifiesta por mentiras repetidas, utilización
de alias o estafa para provecho o placer personal.
3. Impulsividad o fracaso para planear con antelación.
4. Irritabilidad y agresividad, que se manifiesta por peleas o
agresiones físicas repetidas.
5. Desatención imprudente de la seguridad propia o de los
demás.
6. Irresponsabilidad constante, que se manifiesta por la
incapacidad repetida de mantener un comportamiento
laboral coherente o cumplir con las obligaciones económicas.
7. Ausencia de remordimiento, que se manifiesta con
indiferencia o racionalización del hecho de haber herido,
maltratado o robado a alguien.
B. El individuo tiene como mínimo 18 años.
C. Existen evidencias de la presencia de un trastorno de la conducta
con inicio antes de los 15 años.
D. El comportamiento antisocial no se produce exclusivamente en el
curso de la esquizofrenia o de un trastorno bipolar.

10.3.Imputabilidad en las psicopatías

Los Trastornos Antisociales de la Personalidad, que son más conocidos,


como psicópatas no pueden empatizar ni sentir culpa, por eso interactúan
con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan
para conseguir sus objetivos. No necesariamente tienen que causar
algún mal, pero si hacen algo en beneficio de alguien o de alguna causa
aparentemente altruista es sólo por egoísmo, para su beneficio. Según
la teoría por la cual una persona psicópata es una persona perversa, se
supone que, esta clase de personalidad está basada en un sujeto que
mantiene el principio de realidad pero carece de un super yo (autocrítica).

172
Psicología Criminal y Criminalística

Esto hace que la persona psicópata pueda cometer acciones criminales u


otros actos cuestionables con total falta de escrúpulos, sin sentir culpa.

Una personalidad psicopática no se restringe al asesino en serie, tal y


como sugiere el estereotipo del psicópata más extendido en nuestra
sociedad. Un psicópata puede ser una persona simpática y de expresiones
sensatas que, sin embargo, no duda en cometer un crimen cuando le
conviene y, como se ha explicado, lo hace sin sentir culpa por ello. La
mayor parte de los psicópatas no cometen crímenes, pero no dudan en
mentir, manipular, engañar y hacer daño para conseguir sus objetivos sin
sentir por ello remordimiento alguno.

A efectos penales hace mucho que se planteó el dilema sobre si una


personalidad divergente de este tipo es imputable, especialmente si es de
estructura psicótica. Debido a que el concepto de ‘enfermedad mental’
quedó en desuso (ya sea personas sádicas, violadoras, estafadores, o
cualquier otra actividad reprobable que desarrolle el psicópata), se tiende
a sostener que le corresponde punición dado que la persona mantiene
consciencia de sus actos y puede evitar cometerlos. También influye el
derecho colectivo de la sociedad a protegerse de sus acciones. Hay países
como en España que se los considera imputable a todos los efectos,
sin que la psicopatía oficie de atenuante de delito ante el tribunal. Esto
quiere decir que tienen responsabilidad y plena culpa. La imputabilidad
del psicópata siempre ha sido un tema polémico, ya que por un lado no
son enfermos mentales, pero tampoco son personales
«normales».

La valoración deberá hacerse en cada caso en particular debiéndose


valorar la capacidad para comprender lo injusto del hecho y la capacidad
de dirigir la actuación conforme a ese entendimiento. El problema
radica en que a veces se incluye bajo el epígrafe de psicópatas cosas
muy diferentes, conductas desadaptativas con escasas alteraciones
psíquicas. A ello hay que añadir la posibilidad de que la psicopatía sea
complicada porque al trastorno de la personalidad se le añada un cuadro
de drogodependencia.

173
Psicología Criminal y Criminalística

En cuanto al tratamiento de los psicópatas (Trastorno antisocial de la


personalidad), no tiene sentido hablar de un tratamiento, si no hay
enfermedad. A este respecto, GLASSER(162), fue un psicoanalista, que
posteriormente plantea un rechazo frontal al psicoanálisis. Creó la
Terapia de la Realidad. En ella refiere que los delincuentes no están
enfermos, y que la psicoterapia tradicional supone una pérdida de tiempo
al pretender buscar en el inconsciente de los individuos las raíces de
los traumas psíquicos que se manifiestan en síntomas de conducta
antisocial. GLASSER sustituyó la «enfermedad mental» por el
concepto de «irresponsabilidad», y abrió las puertas para las
orientaciones conductuales y cognitivas en el tratamiento de los
delincuentes. YOCHELSON y SAMENOW, indican que en el caso de la
psicopatía, se debe usar el término «responsable» por salud mental, e
«irresponsabilidad» por enfermedad mental(163). En el libro: The Criminal
Personality, publicada en dos volúmenes en 1976, los autores aseguran
que los delincuentes poseen unos patrones de pensamiento criminales
bien definidos, los cuales son definitivamente irresponsables, no importa
lo lógicos y consistentes que sean.

HARE(164), el gran especialista en Psicopatía, decía que el psicópata es


alguien sin sentimiento de culpa o sin conciencia. Pero YOCHELSON y
SAMENOW, indican que los psicópatas sufren una cólera extrema y
persistente. Que experimenta una ira genuina ante quien desafíe su idea
de que él es alguien especial y con privilegios que solo le pertenecen a
él(165) (166). KARPMAN (1961) ha descrito al psicópata como insensible,
emocionalmente inmaduro, desdoblado y carente de real profundidad.
ARIETE (1967, alude a que tienen el concepto de futuro muy vago y por
ello la consecución inmediata de sus fines. MACCORD y MCCORD (1964),
indicaban que los psicópatas eran incapaces de amar y tenían falta del
sentido de culpabilidad.

162 .GLASSER, W., Reality therapy: Un nuevo camino para la Psiquiatría, Narcea, Madrid,
1979.
163 YOCHELSON, Samuel / SAMENOW, Stanton E., The criminal personality, Rowman &
Littlefield Pub. Inc., 1965, ISBN: 1568213492. Ver la edición española, aparecida en
1979, del libro original de 1965, 43.
164 HARE, Robert D., La Psicopatía. Teoría e investigación, Herder, Barcelona, 1984.
165 GARRIDO GENOVÉS, Vicente, Cara a cara con el psicópata, Ariel, Barcelona, 2004.
166 YOCHELSON / SAMENOW, The criminal personality, Aron, New York, 1976.

174
Psicología Criminal y Criminalística

10.4.Trastorno de la personalidad paranoide

En los trastorno de la personalidad paranoide301.0 (F60.0), según la


DSM-V, debe reunir los siguientes requisitos para su diagnóstico:

A. Desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, de tal manera que sus motivos se
interpretan como malévolos, que comienza en las primeras etapas de la edad adulta y está
presente en diversos contextos, y que se manifiesta por cuatro (o más) de los hechos siguientes:
1. Sospecha, sin base suficiente, de que los demás explotan,
causan daño o decepcionan al individuo.
2. Preocupación con dudas injustificadas acerca de la lealtad o
confianza de los amigos o colegas.
3. Poca disposición a confiar en los demás, debido al miedo
injustificado a que la información se utilice maliciosamente
en su contra.
4. Lectura encubierta de significados denigrantes o
amenazadores en comentarios o actos sin malicia.
5. Rencor persistente (es decir, no olvida los insultos, injurias o
desaires).
6. Percepción de ataque a su carácter o reputación que no
es apreciable por los demás y disposición a reaccionar
rápidamente con enfado o a contraatacar.
7. Sospecha recurrente, sin justificación, respecto a la fidelidad
del cónyuge o la pareja.

B. No se produce exclusivamente en el curso de la esquizofrenia, un trastorno bipolar o


un trastorno depresivo con características psicóticas, u otro trastorno psicótico, y no se puede
atribuir a los efectos fisiológicos de otra afección médica.

175
Psicología Criminal y Criminalística

176

También podría gustarte