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LA PROBLEMÁTICA EN TORNO
DE LA CIENCIA JURÍDICA
L
a primera pregunta que esta investigación se formuló versó
sobre el concepto de ciencia jurídica. ¿A qué llamamos
ciencia jurídica?. Lo primero que encontramos fue que
a la ciencia jurídica también se le denomina, dogmática jurídica,
ciencia dogmática del derecho, ciencia del derecho en sentido estricto
o, jurisprudencia y que en forma general, ella hace referencia a un
procedimiento reflexivo, sistemático y crítico que permite a los jueces,
abogados, juristas teóricos y demás operadores del derecho, resolver
una hipótesis (problema) posible o real dentro del marco de referencia
de reglas y principios propuestos por el sistema jurídico.
Desde los comienzos de la reflexión crítica y racionalista en Grecia hasta la crisis del pensamiento
metafísico como consecuencia de la aparición de la concepción positivista del conocimiento, poco antes
del siglo XIX, el modelo epistemológico del conocimiento del derecho que dominó fue el propuesto por el
iusnaturalismo, cuya nota esencial fue su carácter metafísico, por lo que el derecho era visto como algo
ideal no reducible ni a datos ni a hechos empíricos. (Robles, 1993, 43).
Desde el siglo XVII, la jurisprudencia empieza a relacionarse
con la ciencia, así, en Inglaterra desde Burke y Blackstone se intenta
constituir como ciencia al igual que la mecánica. En Hegel, ya está
presente estas dos formas de pensar el derecho, por ello distingue
entre jurisprudencia filosófica y jurisprudencia positiva; la primera tiene
como objeto de estudio la idea de derecho (el concepto de derecho y
su realización); la segunda tiene como finalidad la exposición de lo que
sea derecho positivo en un momento histórico determinado.
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de la problemática se modifica; de allí que la cuestión no sea tanto
la cuestión de la cientificidad como de la racionalidad de la ciencia
jurídica.
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12
2. APROXIMACIÓN AL CONCEPTO
DE CIENCIA
L
o primero que debe señalarse es que la ciencia como
institución social y humana existe desde tiempos remotos:
Heródoto señala como las crecidas del Nilo inundaban
periódicamente los campos cultivables, como consecuencia de ello,
los llamados harpedonautas o agrimensores medían las tierras para
redistribuirlas, estos personajes hacían surgir el orden del caos. El
mundo y la vida recomenzaban para los agricultores del valle del Nilo
gracias a la geometría y la medida del agrimensor. Este es, según
Heródoto, el origen de la geometría, acaso sin saberlo el agrimensor
(Serres, 1991, 90-91). Fueron también los egipcios quienes al
construir un saber en el ámbito de la meteorología y la periodicidad
de las estaciones produjeron la primera revolución tecnológica de la
humanidad: la aparición de la agricultura10.
analfabeta. Las estadísticas señalan como a comienzos del Renacimiento existía en Europa un 99% de
analfabetismo en la población rural de Europa y en las ciudades sólo el 50 % sabía leer y escribir.
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masiva de los principios científicos a los procesos de producción
de bienes de consumo (Revolución Industrial), es que la ciencia
se convierte en una institución social con una fuerza decisiva en la
transformación de la historia humana.
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Bacón es una de las figuras más polémica con que cuenta el pensamiento filosófico, quizás por su
pragmatismo exacerbado, su inescrupulosa ambición política y su alabanza desmedida en la renovación
de la ciencia. En su utópico estudio New Atlantis (Nueva Atlántida), que redactó al final de su existencia,
desarrolla una visión del futuro en la que describe una sociedad científica que vive sólo en función de la
ciencia.
14
el poder y el saber,13 conjetura que hoy nos permiten explicar, no
sólo la relación entre la ciencia, la tecnología, el poder político14 y el
poderío militar que experimentamos en nuestro mundo actual15, sino
el porqué se disuelven los límites que existían entre la ciencia como
actividad que pretendía explicar teóricamente la realidad, como un fin
en sí misma, como una investigación o ciencia “pura”, desinteresada
y objetiva, cuyo conocimiento surge de la actitud o deseo del hombre
de explicar y comprender su realidad, de la admiración (Aristóteles), y
sus aplicaciones en una tecnología específica, esto es, como ciencia
aplicada. La revolución industrial es la fiel expresión de esa disolución
entre la ciencia como una actividad pura, teórica y desinteresada y la
de la ciencia como un discurso del poder. Hoy día está claro que es el
marco de las aplicaciones de la ciencia (industria alimenticia, bélica,
farmacéutica, etc.) la que decide y orienta la investigación pura.
13
Esta nueva relación entre el hombre, el sujeto de conocimiento y el saber, esta expresada claramente
en los diez primero aforismos del Novun Organum (Nuevo Organón o indicaciones relativas a la
interpretación de la naturaleza escrita en 1620), especialmente en el tercer aforismo en donde se unen
saber y poder. Bacon habla también del poder del hombre sobre la naturaleza, se refiere a la relación de
dominio que se posibilita por parte de este sobre su entorno; pero este poder sobre la naturaleza es el
camino para el desarrollo político del poder.
14
La tecnocracia es una concepción del gobierno en la sociedad que surge a principios del siglo XX en
Estados Unidos en la que los tecnólogos o técnicos sustituyen al político en la toma de decisiones. En
la tecnocracia, según García-Pelayo, la razón política se identifica con la razón técnica que gobierna el
proceso y la estructura político-institucional; la ciencia y la técnica proveen el conocimiento necesario
para la dirección del sistema lo que elimina los conflictos ideológicos o de intereses. Este esquema de
gobierno no es sino la concreción de un esquema ideológico y de un movimiento sociopolítico mucho
más amplio: el progresismo norteamericano, que fundado sobre “el mito del ingeniero”, abogaban por
una separación entre administración y política y por una redistribución del trabajo en donde esta última
pasara de los políticos a los técnicos expertos, es decir a los tecnócratas, quienes pueden solucionar los
problemas sociales de forma “neutral”. En el fondo la tecnocracia, es la versión más sutil – o si se quiere
final- del racionalismo ilustrado y de la modernidad.
15
Hoy como nunca la actividad científica requiere de la economía y de los tecnócratas, y es desde este
escenario que se definen las políticas públicas en materia de ciencia y tecnología. No podemos olvidar
que, después de la Segunda Guerra Mundial resurge la discusión en torno al enorme potencial que
la ciencia y la tecnología pueden aportar al desarrollo social y económico, y sobre todo, las ventajas
comparativas que esta actividad puede traer frente a los otros estados en materia bélica. Uno de los
factores que influye decisivamente en el rumbo de la ciencia ha sido la guerra, (Recordemos a Arquímedes
y sus espejos para incendiar las naves romanas, a los investigadores de Harbad que diseñan aviones
que escapan a los radares o a los científicos que fabrican armas químicas) o mejor la industria bélica
-la que presupone a la “ciencia bélica”- considerado por muchos economistas como el mejor negocio de
todos los tiempos. (Carrillo, 2001, pp. 81-82).
15
la historia del pensamiento y de la cultura humana: Grecia. ¿Por qué
Grecia? Porque el pensamiento griego es el punto de emergencia de
las dos grandes tradiciones sobre la ciencia que incluso hoy subyacen
a nuestra actividad investigativa: me refiero a la tradición aristotélica
y la tradición galileana. La primera recibe el nombre de Aristóteles,
uno de sus más importantes representantes, la segunda en cambio,
aunque debe su nombre a Galileo Galilei se deriva del pensamiento
pitagórico – platónico y arquimédico.
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3. LA TRADICIÓN ARISTOTÉLICA Y
LA TRADICIÓN GALILEANA DE LA
CIENCIA
L
a forma como comprendemos y nos relacionamos con la
realidad y las categorías que usamos para explicarla o
criticarla o sistematizarla, y en general, la manera como
llevamos a cabo nuestra práctica científica o filosófica en Occidente,
hunde sus raíces, a mi juicio, en dos hipótesis que nos legaron los
antiguos presocráticos y que constituyeron el marco conceptual que
les permitió a ellos desplegar sus indagaciones sobre la naturaleza y
el fundamento último de lo existente. Una de esas ideas Popper la ha
denominado la tradición de la discusión crítica, la otra es ya un lugar
común: la idea del racionalismo absoluto o de una realidad racional. A
ellas me referiré a continuación.
17
excepcional de este tipo de instituciones en el mundo griego fue la es
la escuela pitagórica (Popper, 1958, 26).
18
Si el hombre es logos (razón), si su carácter esencial es el de
ser racional, debía entonces el mundo para ser inteligible, para ser
aprensible y explicable, portar las mismas cualidades racionales. Este
racionalismo fue el gran invento griego, la gran ficción, el legado sobre
la cual hemos construido nuestro saber, edificado nuestras hipótesis
o conjeturas. Ahora bien, éste racionalismo griego se apoya en
algunos presupuestos contra-fácticos que a continuación me permito
sintetizar:
19
la multiplicidad. Esta fue la idea que guió a los primeros cosmólogos
quienes contra toda evidencia del cambio admitieron que algo
permanece y persiste, que a pesar del devenir algo queda y permite
que se hable de unidad.
20
que parte de la observación y a través de la inducción (epagojé16)
obtiene unos principios generales que enuncian las propiedades de
la especie o género. Esta operación intelectual se complementaba
con una segunda: la deductiva, que permitía inferir enunciados
acerca de fenómenos o hechos a partir de premisas que contenían
los principios o causas explicativas y que según Aristóteles podían
ser: formal, material, eficiente y final. La causa material, se refiere a la
materia de la que está compuesta una cosa; la causa formal, supone
la organización sistemática del conocimiento teniendo en cuenta la
especie, el tipo o la clase; la causa eficiente o motriz, explica a los
fenómenos por las causas primeras, fuente de movimiento, generación
o cambio; y, la causa final, que explica el fenómeno en relación con
su objetivo o pleno desarrollo del individuo; de todas ellas, para
Aristóteles, esta última era la de mayor importancia y no debía faltar.
Es precisamente, esta apuesta por la causa final, por la explicación
teleológica de los fenómenos que se estudian, lo que caracteriza esta
tradición epistemológica.
16
Esta palabra ha sido traducida como inducción, sin embargo parece ser que para él no significó lo
que para nosotros significa inducción, esto es, un método que nos conduce a la formulación de juicios
universales a partir de juicios particulares. Aristóteles es deudor de la mentalidad racionalista griega por
ello para él, el conocimiento seguro es el que proviene por vía deductiva, cuya forma primordial era el
silogismo.
17
Esta tesis se opuso a la teoría mecanicista de Demócrito quien afirmaba la existencia de una pluralidad
infinita de mundos compuesto tanto de átomos en movimiento como de vacío entre los mismos y los que
no se rigen por gobierno, inteligencia u orden alguno. La visión aristotélica es organicista y teleológica, el
universo de Demócrito, por el contrario una creación trágica y sin destino lanzada a la suerte en donde
los átomos al chocar producen cosas y una organización aparente que es modificada luego de que se
produce un nuevo choque.
21
Aristóteles sostuvo, que el universo era una esfera semejante
a una cebolla que contenía diversas esferas dentro de sí, una esfera
vasta pero finita cuyo centro era la tierra y cuyo límite se encontraba
en las estrellas fijas incorruptibles; mas allá de éstas no existía nada
excepto el motor inmóvil, que no moviéndose, movía todo lo demás.
Según esta teoría, bajo la esfera de las estrellas fijas se encontraban
los planetas, también incorruptibles, y debajo de estos, la tierra;
ahora bien, envolviendo la tierra se hallaba primeramente el agua y
sucesivamente el aire y el fuego, después venían las esferas cristalinas
a las que pertenecían la Luna, Mercurio, Venus, el Sol, Marte, Júpiter
y Saturno, que eran los únicos siete planetas conocidos, después se
hallaban la esfera de las estrellas fijas.
18
Aristóteles sostiene la existencia de un movimiento y un mundo eterno, increado y coetáneo, en el que
cada cosa tiene su lugar natural: la tierra, el agua, el aire y el fuego, solo en su lugar natural un cuerpo
puede considerase en reposo (Moreau, 1972, 117 y ss.).
22
un punto de partida y uno de llegada, el movimiento para ser eterno
debe ser entonces circular.
23
El procedimiento lógico del pensador medieval partía siempre de
una autoridad aceptada, las que en su orden eran: la autoridad de la
escritura, que conduce a preferir a ésta, frente a cualquier consideración
intelectual formulada por el espíritu humano o la observación, de tal
suerte que si se produce una confrontación entre la observación y las
escrituras, había que preferir a estas últimas; la autoridad de Aristóteles,
que era aceptado en todo aquello que estuviera en contradicción con
los dogmas cristianos, como por ejemplo, el mundo increado y el
determinismo; la autoridad de la razón natural y sus principios innatos,
los que se tienen su fundamento en Dios, pues no es posible oponer
la razón natural a la razón divina; por tanto, razón humana y razón
teológica se integran y articulan (Combrie, 1974, 63-64).
21
El universo medieval tal y como nos lo mostró Dante aceptaba las ideas del astrónomo alejandrino
Tolomeo, que había a su vez sistematizado las doctrinas griegas y aristotélicas. El universo tiene un centro
que es la tierra, tres cuartos de ella estaban cubiertos por agua, en la mitad de la esfera se encontraban
los continentes de Europa, Asia y África, y en el centro de la tierra firme el jardín del paraíso.
22
En el Antiguo Testamento y en el Nuevo, en los escritos de los padres de la iglesia, los concilios, etc.
24
entre un saber y otro se diluían, así, tanto la filosofía como la astronomía
podían teorizar sobre los cielos, las matemáticas se relacionaban con
la cábala y la magia, la filosofía con la alquimia, y con la arquitectura.
Hasta antes del siglo XVI y XVII, fecha en que opera el giro
copernicano, la actitud científica principal era la de observar, el sujeto
de conocimiento era un simple espectador – observador ingenuo que
concibe al mundo como algo que preexiste al acto de conocimiento
y que tiene una y solo una forma de interpretarse23. Mundo, verdad y
experiencia inmediata se identifican. El siglo XVII, no es sólo el siglo
de la revolución científica, es también el escenario de un nuevo sujeto
de conocimiento: el sujeto que duda y que experimenta (Medina, y
otros, 2000, 17).
23
La excepción esta actitud la tuvieron, en la Edad Media, tres actividades: la alquimia, la astrología y el
teratomorfismo. (Gonzalo, 1996, 9-26).
25
capitalismo24 que impondrá la necesidad de cosificar los objetos según
las necesidades y la utilidad, éstos hechos harán que surja un nuevo
régimen de enunciabilidad, un nuevo orden del discurso científico que
respecto de los fenómenos ya no se pregunta ¿por qué? O ¿para
qué?, sino ¿cómo?.
26
platónica que reformularon los hombres de la revolución científica del
siglo XVII, tradición que tiene como hipótesis central la idea de que el
libro de la naturaleza está escrito en lenguaje matemático.
27
En el Diálogo Galileo reflexiona sobre el derecho de la ciencia matemática a explicar la naturaleza en
antítesis a la posición aristotélica fundada en el sentido común. Simplicio, el aristotélico, señala que en lo
que concierne a la demostración de las cosas naturales no hay obligación de exactitudes matemáticas, a
lo que Sagredo se opone, afirmando que naturalmente no, cuando esto es imposible. Pero si es posible
¿por qué no? La tesis aristotélica propuesta en el libro es que, la naturaleza del ser físico es cualitativa
y vaga, por lo que no es aprehensible en la rigidez y precisión de los conceptos matemáticos. Tanto la
cualidad como la forma son por naturaleza no matemática, así, la materia terrestre real no puede hallarse
figuras geométricas exactas, el libro de la naturaleza no está escrito en ese lenguaje. No es posible
elaborar una teoría matemática de la cualidad y ni siquiera del movimiento (no hay movimiento en los
números). Esta articulación de lo cualitativo a lo físico debe ser desmontada para que pueda realizarse un
nuevo amarre conceptual en donde lo físico aparece ligado al número. Más adelante Descartes y Galileo
relegarán lo cualitativo al mundo subjetivo expulsándola del reino de lo objetivo y de la naturaleza.
28
En 1530 concluyo su principal obra: Acerca de las revoluciones de las órbitas celestes publicado por
primera vez en 1543.
27
demostrando la imprecisión de las tesis de Tolomeo, quien según él,
había violado en sus cálculos el principio aristotélico del movimiento
circular de las esferas terrestres.
29
Sobre Kepler puede consultarse a. Duque M, Luz marina. (1996). “Kepler interprete de Dios”, En,
Filosofía & Ciencia. Cali-Colombia: Editorial Universidad del Valle.
28
Como vemos, en la concepción del universo de Kepler se
encuentran todavía presente elementos de orden teológico articulados
al nuevo pensamiento mecanicista y matemático que subyace a la
racionalidad moderna. Copérnico y Kepler pueden considerarse como
las mentes de transición del mundo medieval y el mundo moderno.
Por el contrario, con Galileo encontramos ya el prototipo del científico
moderno, es anti-mágico y anti-teológico en el más alto grado, su labor
está guiada por la idea arquimédica, platónica y pitagórica de reducir
lo real a lo matemático y geométrico.
29
la razón crítica y creadora le permitió construir experimentos
imaginados a partir de hechos observados31. En este hecho incidió
decisivamente, la aparición del telescopio32, hecho sin precedente en la
transformación del conocimiento humano, que contribuirá igualmente
a la modificación del modelo de ciencia y a la forma de elaboración
del conocimiento. La cultura griega y alejandrina construyó su saber
teniendo como marco de valoración el “ojo humano”, con fundamentos
en él intentaron esclarecer la distinción entre lo aparente y lo real, fue
por decirlo de alguna manera una “observación ingenua” (Aristóteles,
1975, 11). El telescopio no sólo hace que se modifiquen las opiniones
y las percepciones que se tienen sobre la realidad, sino que también
redefine el lugar del científico frente al saber y el universo.
31
“Galileo lo dice muy claramente. Así, al discutir el famoso ejemplo de la bola que cae de lo alto del mástil
del navío en movimiento, Galileo explica largamente el principio de la relatividad física del movimiento,
la diferencia entre el movimiento del cuerpo con relación a la Tierra y su movimiento con relación al
navío; después, sin hacer ninguna mención de la experiencia, concluye que el movimiento de la bola con
relación al navío no cambia con el movimiento de éste último. Además cuando su adversario aristotélico,
imbuido de espíritu empirista, le plantea la pregunta: ‘¿Ha hecho usted el experimento?’, Galileo declara
con orgullo: ‘No, y no necesito hacerlo, y puedo afirmar sin ningún experimento que es así, pues no
puede ser de otro modo’” (Koyre, 1978, 193-194 y 248).
32
Puede consultarse al respecto a Asimov, Isaac. (1986). Historia del Telescopio. Madrid: Alianza
editorial.
30
saber formular la pregunta sino poder interpretar correctamente la
respuesta (Koyre, 1975, 49 y 153).
33
Este problema que fue planteado por primera vez al parecer por el filósofo neoplatónico Porfirio
quien en su introducción a las categorías de Aristóteles se interroga acerca de sí las ideas de género,
diferencia, especie, propio y accidente son realidades que tienen existencia independientemente de
nuestro pensamiento, o son únicamente categorías inmateriales y abstractas elaboradas por nuestro
intelecto, cuya realidad es la de ser lenguaje, términos, “nomina”. Este primitivo nominalismo condenado
por la teología católica (concilio de Soissons en 1121) subsistió bajo múltiples formas, una de ellas fue
el conceptualismo de Pedro Abelardo (realismo moderado), quien admitía la existencia de realidades por
fuera del concepto y que corresponden a la materia de nuestras ideas.
31
Fue Guillermo de Occan, quien confrontando las tesis de la
metafísica dogmática y conceptual de la teología medieval, afirmará
que sólo existe lo individual y que la fuente de su conocimiento es la
experiencia directa (empirismo). El problema con los universales fue
resuelto a favor del nominalismo, teoría según la cual, como ya se dijo,
existe solo lo concreto y no lo general (Eco, 1993, 26-27).
3.4.1 Racionalismo
34
Se debe señalar que, Descartes también propuso una tercera dimensión de la realidad, la res perfecta,
Dios; sin embargo, se ha dicho que parece ser que esta fue una concesión a la Iglesia, en razón de la
poca importancia de Dios en su sistema.
35
El racionalismo que heredamos de los griegos, del que Descartes es también deudor, parte de la
premisa de que la physis (naturaleza) tiene logos. El logos hace del universo un cosmos con sentido y
orden, sometido a leyes, por lo que se hace inteligible, necesario, racional y cognoscible.
32
falso, por lo que si nos equivocamos se debe a una cuestión técnica,
por ello, lo que pretende es encontrar las leyes inscritas en la naturaleza
humana que rigen el método que nos permita dirigir la razón y buscar
la verdad en las ciencias. Si se admite que la razón es extensa, debe
admitirse que la razón es la matemática y el método es también la
matemática. En Descartes la garantía de la verdad viene dada a priori
por el círculo homogéneo: Extensión matematizable, pensamiento
matemático, método matemático, la idea de Descartes es la de
matematizar toda la ciencia, lo que se lograría con una matemática
universal aplicable a cualquier objeto.
36
El exponente más importante en el siglo XX del racionalismo es Karl Popper (racionalismo crítico), al
respecto pueden consultarse entre otros ensayos: “Los comienzos del racionalismo” (1958), en donde
Popper reconstruye la tradición de la discusión crítica o racionalistas desde sus orígenes griegos,
Presocráticos, y la presenta como el único medio practicable para ampliar nuestro conocimiento (conjetural
o hipotético); “La defensa del racionalismo” (1945), en el que Popper distingue el racionalismo crítico,
de lo que él denomina el irracionalismo por una parte, y del racionalismo acrítico de otra; “Conocimiento
sin Autoridad” (1960), por medio del cual Popper -según sus propias palabras-, intenta llevar a cabo un
ataque al empirismo clásico.
33
este último caso no se tratará de una realidad natural sino artificial a la
que se denominará: la máquina37.
3.4.2 Empirismo
34
último elemento garantiza la objetividad del conocimiento, por lo tanto,
el camino que debe seguir el científico es el de inicialmente observar
los hechos y registrarlos, absteniéndose de formular cualquier
hipótesis previa a la observación, posteriormente se deben analizar
y clasificar y, luego sí, a través de un procedimiento inductivo realizar
las generalizaciones.
Para Kant, las ideas, sin la intuición están vacías y las experiencias
sin los conceptos están ciegas. El mundo tal y como nosotros lo
percibimos y lo conocemos es discontinuo y fragmentado, es la razón
la que lo organiza y lo hace comprensible al entendimiento humano. La
propuesta kantiana redefine el lugar del sujeto cognoscente frente al
objeto y la producción del saber; el sujeto es co – creador del objeto. Es
el sujeto quien impone sus leyes, sus teorías y conceptos: la naturaleza
no revela nada a menos que se le interrogue. (Kant, 1967, 130). El
criticismo kantiano va a concebir la ciencia moderna -cuyo modelo
ideal es la mecánica moderna de Galileo, Copérnico y Newton- como
una síntesis entre la sensibilidad o intuición y el concepto (Carrillo,
2000, 130-131).
41
En el que Popper estudia el problema lógico y psicológico de la inducción. Según él, Hume acertó
frente al problema lógico de la inducción, al rechazar como justificación racional del conocimiento valido
las llamadas inferencias inductivas, esto es, que de un número de casos observados repetidamente se
puedan concluir (predictiva o retrodictivamente) casos aún no observados. Sin embargo, discrepa con
Hume, en la forma en que éste interpreta el problema psicológico de la inducción. Recordemos que
Hume afirmaba que si bien existe una imposibilidad lógica inductiva, las personas razonables esperan y
creen que los casos no observados se ajustarán a los casos observados por ellos, debido a la costumbre
o el hábito que se halla gobernado por el irracional e irresistible “poder de la ley de asociación”. (Popper,
1953-1974, 114 – 130).
35
El objetivo que guía a Kant cuando escribe su Crítica de la razón
pura es determinar no solo las condiciones de posibilidad, sino también
límites y validez del conocimiento objetivo de la ciencia, el que va a
servir de modelo para llevar a cabo la crítica a la metafísica.
42
Kant denomina trascendental a “todo conocimiento que se ocupa, no tanto de los objetos, cuanto
nuestro modo de conocerlos, en cuanto que tal modo ha de ser posible a priori” (Kant, 1967, 58).
36