Está en la página 1de 9

Rodolfo y Petro: Tiempos oscuros para la seguridad y la defensa nacional colombiana

-por Erich Saumeth Cadavid © 2022

“Cero, cero. Cual defensa, cual guerra, la guerra se acabo, entonces si se acaba la guerra
para que siguen comprando fierros viejos y gastar plata, porque eso vale millones, Es que
ahorita (sic), no es la industria de la guerra, es la guerra contra la corrupción a la que
tenemos que derrotar y derrotar el hambre”: Rodolfo Hernández, candidato presidencial
colombiano, que lidera las encuestas de cara a la segunda vuelta electoral de esta nación.

“En mi gobierno no vamos a votar más plata en la guerra. Puede que el presupuesto de
defensa se baje, se estanque, Ese dinero se irá para la educación superior o para la gente
que hoy tiene hambre.”: Gustavo Petro, candidato presidencial colombiano, que gano la
primera vuelta electoral de esta nación.

Las anteriores declaraciones, emanadas de declaraciones públicas de ambos candidatos,


reflejan de manera precisa cual es la posición, pensamiento, interés y síntesis de lo que
en materia de defensa y seguridad nacional, se implementaría en un eventual gobierno de
cualquiera de los hoy aspirantes.

Meritocracia=Politización:

Más allá entonces de sendos programas de gobierno, en donde se exponen de manera


escuetas, ambiguas y muy generales principios de políticas en defensa, que incluso
coinciden en puntos tales como la importancia de matizar el concepto de hambre (de una
considerable parte de la población), a partir de recursos que se le recortarían al sector
defensa (sin explicar porque solo a el), o en el de la necesidad de crear unidades
especiales –dentro de las FFAA- para destinarlas al cuidado y protección de los recursos
naturales, o en el de mejorar las condiciones prestacionales y pensionales de los
miembros de las Fuerzas Armadas, o en el de revisar y de hecho modificar los
procedimiento de ascensos transformándolos por la “vía de la meritocracia”, que es una
forma disimulada de politizar e ideologizar la institución armada, más allá de todo eso, no
se exponen de formas claras y/o  concisas, como se garantizarán la soberanía e
integridad territoriales de la nación.

¿Soberanía?:

Esto podría ser, primero, porque se ignoran –adrede- esos conceptos (soberanía e
integridad), explicable dado que los mismos no son redituables desde el punto de vista
electoral, o, segundo, porque y por razones ideológicas, se considera que las principales
hipótesis de conflicto nacionales (Venezuela y Nicaragua), desaparecerían por
acercamientos y acuerdos casi que inmediatos luego de asumir el nuevo gobierno, o
tercero, porque modernizar a las Fuerzas Armadas, implica negociar con países con los
cuales no se tiene afinidad política (e incluso ideológica), lo que a su vez justificaría una
cuarta razón, que sería la de politizar al estamentos militar (“vía de la meritocracia”), para
luego si poder plantear procesos de reequipamiento pero con terceros países como
proveedores, distintos todos a los acostumbrados y actuales provisores. En resumen, por
la razón o razones que sean, no hay un compromiso legible para y en el caso de una
amenaza a la soberanía nacional, responder ante la misma, anticipando esta –y de hecho
buscando evitarla- a través de la construcción de capacidades mínimas disuasivas, que
no es nada diferente al urgente reequipamiento de las Fuerzas Militares, por medio de la
materialización de su Sistema Integral de Defensa Nacional (SIDEN).

En este punto, y respecto a la probabilidad que la actual administración colombiana ya


haya dado pasos en ese sentido, con la firma de procesos para la adquisición de sistemas
de supremacía aérea, de defensa antiaérea (SISDAN), de fortalecimiento naval (PES), de
fortalecimiento de la movilidad y fuegos terrestres (APC,¿MTB?), cabría la pregunta de
cómo el nuevo gobierno asumiría los posibles compromisos adquiridos por el actual y si
los honraría y desarrollaría o simplemente desistiría de ellos, aduciendo el combate al
hambre –para justificarlo desde el punto de vista internacional- y echando por tierra años
de detallados procesos de planeación y proyección para la modernización material de las
Fuerzas Militares.

Sin embargo y por los discursos –populistas e irresponsables- de ambos hoy candidatos,
todo indica que se ciernen tiempos muy oscuros para la seguridad y la defensa
nacionales. Esperemos que no sea así…
Definir una política clara de defensa nacional (soberanía - con-flicto armado interno) que
integre no solo las necesidades propias de la acción armada, entiéndase compra y
manutención de herramientas bélicas, sino mecanismos alternativos que busquen la
estabilidad social de aquellas zonas en las que los actores armados ejercen formas de
con-trol político y territorial.

Establecer un nuevo concepto global sobre la seguridad de la Na-ción que determine una
estrategia puntual, coordinada y articulada con las demás políticas de Gobierno; esto,
para cada amenaza, riesgo o vul-nerabilidad, como parte de un proyecto compartido de
una gran estra-tegia integral de seguridad y defensa nacional.

Los recursos naturales, entre estos el agua, serán primordiales en las acciones de
defensa del territorio. Por eso, dentro de las instituciones armadas del Estado, se
conformará con sus miembros equipos especializados para: detener la deforestación, el
desplazamiento forzado de campesinos, la caza ilegal, las contaminaciones de los ríos, la
explotación minera criminal, y todas aquellas acciones riesgosas para el bienestar del
agua y la naturaleza.

Asegurar el bienestar del personal de las Fuerzas Armadas en to-dos sus ámbitos,
incluidas sus garantías jurídicas. Se revisará el sistema de ascenso para permitirle al
uniformado raso aspirar a posiciones que hoy le son negadas en la carrera militar. Los
sueldos y las prestaciones serán mejorados; para ello, hay que recortar los gastos
ineficientes, por ejemplo, el que cubre a personal ejecutivo y a prestadores de servicio
externo con algunos beneficios pensados para compensar la ardua labor del combatiente.

Modernizar el equipo militar, en primer lugar, a través del impulso a la investigación, la


innovación y el desarrollo de proyectos tecnoló-gicos nacionales en procura de minimizar
la dependencia de terceros países. Los miembros de las fuerzas militares estarán
cobijados para acceder a la educación formal en todos los niveles y serán incluidos en los
convenios de generación de patentes.

Garantizar el respeto por sus competencias a las Fuerzas Arma-das para que cumplan
adecuadamente con su función constitucional ymantener el orden a lo largo del territorio
colombiano, áreas marinasy espacios aéreos. Igualmente, el mantenimiento de la
soberanía, la in-tegridad y preservación del territorio, la riqueza de nuestros recursosy
riquezas.
Asegurar la protección de la ciudadanía en poblaciones fronteri-zas, la preservación de la
soberanía nacional y controlar el delito trans-nacional con énfasis en el narcotráfico, el
contrabando y la trata depersonas.

Impulsar el desarrollo de operaciones conjuntas. Esto deberá estaracompañado de una


participación integral entre las agencias del Esta-do, que haga sostenibles los éxitos
militares, muchos de los cuales hansido logrados por esa vía.

Implementar una estrategia de fortalecimiento de la imagen insti-tucional de las fuerzas


armadas, teniendo como eje central el conceptode legitimidad. Para ello, se impulsará la
formación en derechos huma-nos.

La seguridad humana” es el nombre con el que el precandidato del Pacto


Histórico bautizó su propuesta de seguridad, en la que propone un
revolcón no solo a muchas de las políticas que se manejan hoy en esta
materia en el país, sino también a la forma en que se miden los
indicadores de seguridad y defensa en el país.

El senador y precandidato presidencial del Pacto Histórico, Gustavo


Petro, anunció que en caso de ganar las elecciones y de convertirse en el
próximo presidente de la República, reducirá el presupuesto del sector
Defensa del país y destinará más recursos a la alimentación de los niños
en Colombia.

Así lo dejó claro el líder de la Colombia Humana en medio del debate


presidencial de la alianza digital de SEMANA y  El Tiempo, al señalar que en un
posible gobierno suyo “no vamos a votar más plata en la guerra

“Puede que (el presupuesto de defensa) se baje, que se estanque. (…) Ese
dinero se irá para la educación superior o para la gente que hoy tiene
hambre”, sentenció.
Explicó que los indicadores de bienestar deberían tener en cuenta
aspectos como cuántas viviendas se han entregado a militares y
policías, cómo se eliminan las barreras en la carrera de ascenso y también
las asignaciones para los miembros de la Fuerza Pública.

“Vamos aumentar las asignaciones de retiro. Para los soldados y policías


que resulten heridos vamos a aumentar más las asignaciones de retiros en
mínimo 25 %”, reveló el senador.

Ahora bien, en cómo va garantizar entonces la seguridad en diferentes


regiones del país, el precandidato Gustavo Petro afirmó que depende de
cómo se entiende la seguridad.

“Si lo hacemos como se venía haciendo, la seguridad se mide en


muertos, en más armas para matar; pero la seguridad se mide en vidas y
hay que llegar al tema del delito, el cual tiene causas sociales o no tiene.
Si tiene causas sociales, el delito disminuye, desde el más simple hasta el
más complejo. Si se resuelven las causas sociales del delito, no se
necesitan armas para eso”, señaló el precandidato.

Petro, por su parte, dice que habrá una reforma progresiva de las Fuerza
Militares y ajustes de los roles, las misiones y la llamada “doctrina de seguridad
nacional”. También propone que el servicio militar deje de ser obligatorio, señala
que se ajustará la política de ascensos por la vía de la meritocracia, y que se hará
un ajuste en términos salariales y reconocimiento de pensión. También asegura
que se impulsará la eliminación del fuero penal militar.

Además, propone sacar a la Policía del Ministerio de Defensa y dejarla en el de


Interior o el de Justicia para recuperar su carácter civil, lo cual incluye redefinir
sus funciones y prioridades y el desmonte del Esmad. Señaló en este punto que la
nueva Policía no cumplirá funciones exclusivas de las fuerzas militares, ni
prestará servicios de escolta, o administrativos no relacionados con sus
funciones.

en materia de defensa nacional hay quienes dicen que es necesario comprar equipos
nuevos: cero,cero. Cual defensa, cual guerra, la guerra se acabo, entonces si se acaba la
guerra para que siguen comprando fierros viejos y gastar plata, porque eso vale millones.
Es qeu ahorita no es la industria de la guerra, es la guerra contra la corrupción a la que
tenemos que derrotar y derrotar el hambre

en medio del debate presidencial de la alianza digital de SEMANA y  El Tiempo,


al señalar que en un posible gobierno suyo “no vamos a votar más plata en la
guerra

“Puede que (el presupuesto de defensa) se baje, que se estanque. (…) Ese
dinero se irá para la educación superior o para la gente que hoy tiene
hambre”,
El bienestar disuade la violencia.El presupuesto de defensa y seguridad es el segundo
más alto, alcan-zando un monto de 41,9 billones para 2022; sin embargo, no se experi-
menta una sensación de seguridad y por el contrario el problema está empeorando.
En materia de seguridad el país no atraviesa uno de sus mejores momentos, lo cual se
ahonda a la luz de los indicadores que se dieron después de la firma del Acuerdo de Paz
en 2016.

Pero no se trata solamente de los problemas de orden público, sino de que la inseguridad
ciudadana ha alcanzado unas cifras realmente preocupantes. La ciudadanía no se siente
segura. De acuerdo con los resultados de la encuesta ‘Colombia Opina’, reali-zada y
publicada por Invamer para Noticias Caracol y Blu Radio, en abril de 2021, sobre la
percepción de seguridad que actualmen-te tienen los colombianos, se conoció que en el
inicio de ese año “se disminuyó considerablemente, pues los ciudadanos se sienten
inseguros.

De hecho, 92.8 % de las personas consultadas afirmaron que la inseguridad está


empeorando frente a un 5.4 %, que piensan lo contrario”.

Y es que, según la Corporación Excelencia en la Justicia, CEJ, con corte a agosto de


2021, “el delito de mayor impacto es el hurto a personas con 166 mil 858 casos, es decir,
un promedio de 687 hechos cada día. En el 23 % de los casos sobre esta modalidad de
hurto, se evidenció el uso de armas de fuego, en el 20 % se empleó armas blancas o
corto punzantes y en el 51 % no se usó ningún tipo de arma. En cuanto a los delitos
sexuales, las estadísticas arrojaron que en 2021 se han presentado 19 mil 478 casos u 80
casos al día, esto es, 3.3 casos por hora. Y la lista de los delitos de mayor impac-to la
completan los homicidios comunes con un registro de 9.185 casos a 31 de agosto de
2021, esto es, 1.6 casos por hora.

Al respecto, se pudo evidenciar que el momento de la semana con mayor nú-mero de


homicidios comunes es el domingo, específicamente con un promedio de 55 % más casos
que cualquier otro día”.

Un panorama más desolador se percibe en las regiones, donde se- gún la Defensoría del
Pueblo, los grupos de delincuencia orga- nizada “están en 27 de los 32 departamentos del
país afectando a291 municipios”.

El Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz, Indepaz, registra que las disidencias
de las FARC-EP hacenpresencia en 123 municipios de 22 departamentos. A corte de 30
de noviembre de 2021 se han “contabilizado en Colombia 89 ma-sacres perpetradas con
311 muertos, así como 160 líderes sociales que han sido asesinados y a 8 de noviembre
[de 2021] habían sido asesinados 44 firmantes por la paz”.

En medio de este conflicto, según cifras ofrecidas por el Ministe-rio de Defensa, entre
enero y octubre de 2021, 120 miembros de las Fuerzas Armadas han perdido la vida, 38
más que en 2020 durante el mismo periodo.

Faltan muchos indicadores sobre todos los problemas de seguridad que arrastra el país,
dentro de los que habría que incluir el impacto del nar- cotráfico; pero al final se puede
concluir que, prácticamente en todos los casos, subsisten razones económicas que hasta
tanto no mejoren, impedirán una disminución de las cifras, a pesar de los esfuerzos presu-
puestales que se hagan.

En nuestra visión de la gestión pública la seguridad de la ciudadanía tiene como núcleo la


generación de empleo y una política para acabar con el hambre. Generalmente, un
ciudadano con ingresos, sin hambre, no es violento; esto no significa que desconozcamos
la multiplicidad de factores de la inseguridad, hay intereses de todo tipo en el accionar
criminal. Lo que afirmamos es que, de todas las formas a las que acu- diremos para
reducirla, el componente prioritario es la solidaridad.

Por esto es importante cambiar el enfoque y reconocer que mientras subsista un índice de
inequidad tan alto en el país, las cosas en mate-ria de seguridad no mejorarán. Es claro
que, en una población sin sus mínimos vitales asegurados, habrá individuos dispuestos a
hacer lo sea para alcanzarlos y la delincuencia siempre estará ahí, como una opción.

Por eso, para mejorar la situación planteada, nos proponemos cumplirlos siguientes
objetivos: Generar ingresos dentro de la población, desde la perspectiva de que la manera
de acabar con la inseguridad -en su componente estruc-tural- se basa en que los
ciudadanos tengan una fuente de recursos fija, con la cual puedan construir bienestar
para sus familias y para sí mis-mos. Nuestras acciones transversales de empleo, industria
y del campo permitirán lograr ese objetivo, como una alternativa para dignificar ala
comunidad.

A lo cual se le suma la obtención de patentes desde las universidades ligadas a la


creación de una nueva y moderna industria, y el aprovechamiento de los talentos por
medio de iniciativas como la de formar industrias creativas.

Alcanzar la meta de “cero impunidad” para personas que generan la inseguridad, entre
ellos, los políticos corruptos que hacen más lejanas la seguridad social y las necesidades
básicas satisfechas, en el sentido -ya expuesto- de que la politiquería es generadora
directa de violencia por la desatención de las necesidades ciudadanas. Así mismo,
promove-remos la no prescripción de los delitos cometidos por los políticos si es-tos
atentan contra el patrimonio público; habrá cero tolerancia frente a la corrupción. Por eso
se impulsará una norma que exija revisar la vida económica de los servidores y
funcionarios del Estado, con sanciones ejemplares a los miembros de los entes de
control, dejándolos de por vida inhabilitados para tener vínculos con el Estado.

Reestructurar el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec, y mejorar la


infraestructura carcelaria del país. Esto significa relocalizar las cárceles hacia lugares
donde puedan desarrollarse acti- vidades agropecuarias e industriales, en clave de
alcanzar autososteni- miento y generación de bienestar. Igualmente, la cero tolerancia con
la criminalidad aplicará también en la cárcel. No habrá trato preferencial, en especial si el
privado de la libertad es un corrupto.

Es importante mejorar las condiciones de las cárceles, pero también las condiciones de
los funcionarios y empleados del Inpec.La ‘Ciudad Resocializadora’ será la apuesta para
cambiar el concepto de las cárceles y se implementará su creación como un verdadero
proceso de optimización de recursos y resocialización de los penados.

También podría gustarte