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La Gran Depresión de los años 30…:

Para los que han preguntado sobre la foto… su nombre era Allie Mae Burroughs, considerada
la Madre de la Depresión, vivía junto a su familia en Akron, Alabama. Es una fotografía
tomada por el fotógrafo Walker Evans, (1903 – 1975) quien trabajó para la Farm Security
Administration durante la Grán Depresión. En cuanto a la madre,

Una curiosidad: Los propietarios de los terrenos en los que trabajaban estos jornaleros hicieron
correr la voz, el bulo: Walker Evans era un comunista Soviético!!. Lo único que hizo Evans era
retratar la realidad.

Madre migrante, foto de Dorothea Lange, muestra a los desposeídos cosechadores de California,
centrándose en Florence Owens Thompson, de 32 años, madre de 7 hijos, en Nipomo, California
(marzo de 1936).

La Gran Depresión
Fue una grave crisis económica mundial que se prolongó durante la década anterior a la Segunda
Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó
alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de la década de los años treinta o principios de los
cuarenta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a más
países de las sufridas en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta
qué punto puede disminuir la economía mundial.2 La depresión se originó en los Estados Unidos,
a partir de la caída de la bolsa del 29 de octubre de 1929 (conocido como Martes Negro), pero
rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo.1

La Gran Depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres. La
renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios y los precios cayeron, y el comercio
internacional descendió entre un 50 y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos aumentó
al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron
gravemente afectados, especialmente las que dependían de la industria pesada, la
construcción prácticamente se detuvo en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales
sufrieron la caída de los precios de las cosechas que alcanzó aproximadamente un 60 por
ciento. Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del sector
primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas.7

Los países comenzaron a recuperarse a mediados de la década de 1930, pero sus efectos
negativos en muchos países duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial. La
elección como presidente de Franklin Delano Roosevelt y el establecimiento del New Deal en
1932 marcó el inicio del final de la Gran Depresión en Estados Unidos. Sin embargo, en
Alemania, la desaparición de la financiación exterior, a principios de la década de 1930, y el
aumento de las dificultades económicas, propiciaron la aparición del nacional-socialismo y la
llegada al poder de Adolf Hitler.
Causas
El fenómeno se inició en Estados Unidos, tras una década de crecimiento económico, incremento
del endeudamiento y especulación bursátil, con beneficios rápidos y fáciles. (La Especulación
Bursátil, consiste en actuar en el mercado financiero con la finalidad de obtener rápidamente
ganancias en la compra y venta de títulos valores en distintos momentos o bien con otros
mercados, sin importar la necesidad de nadie).

Habitualmente se señala como primer síntoma claro, o como detonante, de la Depresión el


denominado Jueves Negro (24 de octubre de 1929), con el desplome de la Bolsa de Nueva York
y la pérdida vertiginosa del valor de las acciones allí cotizadas, aunque la contracción de la
economía había comenzado en el primer semestre de 1929.

El desplome del precio de las acciones fue extraordinariamente intenso, alcanzando tintes
dramáticos. Gran número de inversionistas vieron cómo su dinero, en muchos casos tomado a
crédito, se volatilizaba en cuestión de días. El crash bursátil motivó una reacción en cadena en el
sistema financiero, con numerosos bancos que empezaron a tener problemas de solvencia y de
liquidez al acentuarse la desconfianza en su capacidad de reembolsar a los depositantes. Aumento
constante del precio de las acciones de Wall Street: La crisis se da por una prosperidad falsa que
al principio las ganancias en acciones eran muy rápidas pero no con bases reales.

Cuantía de la caída y la recuperación


El siguiente cuadro muestra la caída de la renta y la producción industrial entre el comienzo de la
crisis en 1929 y 1932, año que marcó el momento de mayor profundidad de los
indicadores económicos.

Producción industrial 1932


País PIB 1932 (1929 =100)
(1929=100)

Austria 80 62

Francia 86 74

Alemania 77 61

Japón 101 -

Reino Unido 95 89

Italia 98 86

Holanda 93 84

España 97 84

Estados Unidos 73 62

Fuente: 9
En Estados Unidos, el producto interior bruto (PIB) recuperó en 1936 el valor que tenía en 1929,
la tasa de desempleo, que antes de la crisis era menor al 5%, llegó a su máximo en 1933 con un
25%, en 1939 era todavía del 17% y descendió hasta el 10% en 1941 a la entrada en la Segunda
guerra mundial.10

Durante los primeros años de la depresión, entre 1929 y 1932, el índice general de precios en
Estados Unidos, disminuyó el 35,6%.11 Muchos economistas piensan que este proceso de
deflación fue responsable de la profundidad y duración de la depresión y también parece probable
que esta prolongada deflación sólo fue posible por la política del Sistema de Reserva Federal de
disminución de la oferta monetaria.12

Antecedentes : Las consecuencias económicas de la primera guerra mundial


La guerra tuvo unas consecuencias económicas profundas y duraderas, al poner fin al orden
económico internacional, existente desde la segunda mitad del siglo XIX. Supuso un descenso
demográfico directo e indirecto de alrededor del 10% de la población europea y de un 3,5% del
capital existente.13 Desde el punto de vista financiero, el conflicto bélico conllevó un gasto
público descomunal financiado por deuda pública tanto interna como externa que supuso la
multiplicación por seis de la deuda ya existente, también se valieron de la creación de dinero lo
que supuso una fuerte presión inflacionista.

En el transcurso de la guerra, diversas naciones no participantes en la conflicto como Estados


Unidos y Japón se apoderaron de algunos mercados internacionales, tradicionalmente dominados
por los europeos, que en ese momento centraban sus esfuerzos industriales en la producción
militar. En el sector agrícola la demanda exterior de productos alimenticios de los países
participantes creció durante la guerra, lo que estimuló la producción agrícola de los países
neutrales, que al acabar la guerra y volver a la situación anterior vieron como contaban con una
oferta excesiva de productos agrícolas que forzó una bajada de los precios en este sector.

La guerra también estableció un nuevo mapa político de Europa con nuevas fronteras que
trastocó la estructura económica y comercial del continente al romper mercados y perder
eficiencia económica, exigiendo nuevas inversiones.

Las reparaciones económicas impuestas por los vencedores de la guerra a los derrotados fueron
astronómicas. La cantidad fijada para Alemania por el Comité de Reparaciones, en 1921, fue de
132.000 millones de marcos oro,14 lo que significaba, en su momento inicial, el pago anual del
6% del Producto interior bruto de este país. Los acreedores cobraron solo una pequeña parte de
las deudas, a costa de que la economía internacional perdiese oportunidades de fortalecimiento y
crecimiento. 13

El crecimiento de Estados Unidos


Tras el final de la primera guerra mundial, Estados Unidos experimentó un fuerte crecimiento
económico, desplazando a Gran Bretaña del liderazgo económico mundial. Durante los años
previos a la Gran depresión se incrementó en aquel país la producción y la demanda, con una
profunda transformación productiva dominada por la innovación técnica. Del optimismo y de la
bonanza económica también participó la Bolsa que vivió un prolongado incremento de las
cotizaciones, que permitió la formación de una burbuja especulativa, financiada por el crédito. En
1929, desde antes del verano, varios indicadores económicos habían empezado descender de una
manera poco brusca.

Desarrollo de la crisis

Multitud de depositantes solicitan la devolución de sus ahorros, en 1931, tras la quiebra del
Banco de los Estados Unidos.
El crack bursátil
A principios del mes de septiembre de 1929, las cotizaciones de las acciones en el mercado
bursátil empezaron a caer más deprisa. A partir del 25 de octubre se produjo un descenso muy
brusco del precio de los títulos que sembró el pánico entre los inversores. Los especuladores que
habían comprado acciones a crédito tuvieron que venderlas de inmediato, con grandes pérdidas
para intentar poder devolver los préstamos que los bancos ya no le renovaban. El descenso de los
títulos llegó a estar en 1932 a un 15% de su cotización de 1929 antes de la crisis. Las dificultades
estructurales surgidas de la primera guerra mundial más las políticas económicas de la posguerra
junto con el hundimiento bursátil provocaron una caída del consumo, por el efecto riqueza y
también por la preferencia de la liquidez. Las empresas reaccionaron reduciendo sus planes de
inversión.

La quiebra del sistema bancario


La inexistencia en Estados Unidos, de un sector bancario fuerte de ámbito nacional y la quiebra
inicial de algunos bancos hizo que la crisis bancaria se extendiera por todo el país, multiplicando
los efectos de la crisis. La Reserva Federal era la única que podía haber evitado una caída en
cadena de los bancos, mediante concesión de liquidez de forma masiva a los bancos, pero los
gestores de la Reserva Federal, muy al contrario redujeron la oferta monetaria y subieron los
tipos de interés, provocando una oleada masiva de quiebras bancarias. Esta reducción de la oferta
monetaria también provocó el inicio de un proceso deflacionista y la reducción drástica del
consumo y el comienzo de una intensa depresión.

La difusión de la crisis
La crisis, en principio norteamericana, se amplificó a través de su difusión internacional.13

El hundimiento del comercio internacional


Uno de los factores de propagación de la crisis fue el hundimiento brutal del comercio
internacional, que llegó a perder dos terceras partes del valor alcanzado en 1929. Este descalabro
del comercio trasladó los efectos de la crisis hasta aquellos países que tenían sus economías
abiertas al exterior. El hundimiento del comercio internacional se prolongó bastante en el tiempo.
En 1938 el valor del comercio mundial se situaba todavía por debajo de la mitad del nivel del año
1929. La razón del mantenimiento de la caída fue la adopción generalizada de políticas
comerciales proteccionistas encabezadas por Estados Unidos y Gran Bretaña.

Las repatriaciones de capital


En los años siguientes al crack bursátil, se produjo una repatriación de capitales básicamente
hacia Estados Unidos, esto tuvo unos efectos desastrosos para los países más endeudados, por la
dependencia que tenían de los flujos de capitales exteriores, lo que los llevó a graves problemas
de carácter financiero y monetario

La recuperación
La situación económica llegó a su punto de mayor depresión en 1932, desde entonces comenzó
una recuperación lenta y parcial hasta la Segunda Guerra Mundial, en el que siguió persistiendo
la deflación.

Caso alemán
Pero ninguno de ellos sufrió nada comparable a lo que sucedió en la Alemania de entreguerras.
Allí, una serie de factores condujeron a un crecimiento desbocado de la inflación, que dio al
traste con los esfuerzos de los políticos de la República de Weimar por sacar adelante al país tras
la derrota sufrida en la Guerra. Es conocida la anécdota de las amas de casa de Berlín, que iban a
comprar el pan cada mañana provistas de su carrito repleto de billetes de cientos de miles de
marcos.
Cuando, tras una reforma monetaria, la economía alemana pareció empezar a recuperarse, la
situación volvió a empeorar drásticamente por la evolución de la coyuntura internacional en
1929. La retirada de los inversores internacionales condujo al pánico financiero y a la adopción
de medidas draconianas por parte del canciller Heinrich Brüning. El efecto de las mismas, en
particular la reducción por decreto de todos los salarios, fue el opuesto al deseado, provocando
niveles históricos de desempleo y un descontento generalizado con la acción del Gobierno. Una
vez más, la reducción de los salarios destruye el consumo, y esto acaba con las empresas que,
dejando de pagar a sus empleados completan el círculo vicioso de la depresión.

Fue esta desastrosa situación la que favorecería el ascenso de los políticos y las ideologías
extremistas, creándose así el caldo de cultivo necesario para que Adolf Hitler obtuviera mayoría
relativa en las elecciones de 1932 y presidiera desde enero de 1933 un gobierno totalitario.

Período de la Segunda Guerra Mundial


En los albores del ingreso de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, doce años
después del fatídico 24 de octubre de 1929, el gasto federal equivalía al 10% del PIB de los
Estados Unidos. De una fuerza laboral de 56 millones de trabajadores, el gobierno federal
empleaba a cerca de 1,3 millones, el 2'2% en trabajos civiles y militares regulares y a otros 3,3
millones (5'9%) en programas de emergencia de alivio laboral. Otros 10 millones, que
representaban el 17% de la población activa, estaban desempleados. En dos legislaturas e
incontables intervenciones, Roosevelt había incumplido todas sus promesas electorales y
demostrado ser tan incapaz como Hoover para poner fin a la crisis. La deuda nacional había
crecido a casi 40 mil millones de dólares.

Las medidas restrictivas que la administración Roosevelt realizó sobre el comercio, la propiedad
y la libre empresa provocaron que el capital necesario para reactivar la economía fuera gravado
con impuestos y forzado a pasar a la economía sumergida. Cuando los Estados Unidos entraron
en la Segunda Guerra Mundial, en 1941, Roosevelt intentó cambiar la agenda económica con el
resultado de que gran parte de esos capitales se canalizaron a través de la industria bélica en lugar
de destinarse a la producción de bienes de consumo. Desde 1940 la 2ª guerra mundial ya producía
un gran demanda de los productos estadounidenses. En un principio, Estados Unidos sólo iba a
intervenir en la guerra como proveedor de productos de guerra a los países aliados (especialmente
Gran Bretaña y Francia). Esto hizo que el desempleo se redujera porque se revitalizó la industria.
Dado que Estados Unidos no había sido atacado no podía intervenir de manera activa en la
guerra, pero con el ataque Japonés a la base de Pearl Harbor entra de lleno en todos los frentes.

En tiempos de guerra, al presidente Roosevelt se le conceden poderes extraordinarios. Esto le dio


poder para organizar un nuevo aparato administrativo y movilizar a la comunidad científica para
la guerra. Se fue construyendo lo que va a ser la economía de la post-guerra. El Congreso, por su
parte, cancela muchos aspectos del New Deal.

Materiales y mano de obra

En 1945, ya habían sido movilizados más de 12.000.000 hombres y mujeres. Ello implicaba
transportarlos, alimentarlos y equiparlos con el consiguiente gasto público que ello supone. La
actividad industrial se incrementa más de un 30% hasta que los niveles de desempleo llegaron a
niveles insignificantes. Entran en el mercado laboral las mujeres, los jóvenes e incluso personas
mayores, para paliar la ausencia en el mercado laboral de los hombres en edad militar. La
economía permaneció activa a pesar de la vuelta de los veteranos de la guerra que se
reincorporaron al mercado laboral.

Posguerra
Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los países occidentales trataron de enmendar los
errores económicos de los años 30, sentando las bases de un nuevo Sistema Monetario
Internacional, y abriendo progresivamente, de nuevo, sus economías al comercio. Desde
entonces, una de las principales motivaciones de los responsables de política económica de los
Gobiernos, así como de las organizaciones económicas internacionales como el FMI, la OCDE,
el GATT y la OMC, ha sido la de tratar de evitar que se repitan tragedias como las que se
produjeron en la Gran Depresión. Estados Unidos, por su parte, habiendo aprendido la lección,
pone en marcha el Plan Marshall para revitalizar la economía europea y crear con ello un buen
mercado en el que colocar sus excesos productivos.
El triunfo del keynesianismo
El economista inglés John Maynard Keynes (1883 – 1946), apuntó la idea de que el gasto
gubernamental y el déficit presupuestario podían mejorar la marcha de la economía se
impuso en las mentes políticas de todo el mundo. Es el comienzo de las políticas fiscales.

Sus teorías, ha ejercido gran influencia sobre la ciencia económica burguesa actual; fue profesor
en la Universidad de Cambridge, presidente de una gran compañía de seguros inglesa, autor de
varios trabajos respecto a los problemas generales de la teoría económica, de la teoría del
dinero y de la circulación monetaria.

Keynes prácticamente dio una solución a la Gran Recesión Económica de los años 30, con la
edición y publicación de su Libro, el más difundido de Keynes es el titulado “Teoría general
de la ocupación, el interés y el dinero” (1936) , en el que se expone la teoría del
capitalismo regulado, el capitalismo participativo”. La esencia de la teoría keynesiana estriba en
que el Estado burgués, con el fin de conservar y consolidar el régimen capitalista, debe intervenir
activamente en la vida económica y asegurar elevadas ganancias a los monopolios capitalistas
más importantes.

Para ello, a juicio de Keynes, hay que fundar y ampliar empresas capitalistas a cuenta del
presupuesto estatal, hay que prestar ayuda financiera a los monopolios. No es pequeño el papel
que confiere Keynes al desarrollo de las industrias de guerra con el fin de aumentar el empleo de
la población y disminuir el crecimiento del paro forzoso. Para llevar a cabo estas medidas,
Keynes y sus partidarios proponen elevar los impuestos que pagan los trabajadores, intensificar
más aun el trabajo de los obreros. Desde el punto de vista de Keynes, las crisis económicas
pueden superarse regulando la circulación monetaria.

Para que se eleve la ocupación y se amplíe la producción, propugnaba Keynes que el Estado
asegurara el incremento de la rentabilidad del capital disminuyendo el salario real de los
trabajadores, redujera el tipo de interés, recurriera a la inflación, mantuviera una política de
militarización de la economía a costa de los recursos estatales, aumentara los gastos con otros
fines no productivos.

Entendía Keynes que el Estado burgués puede reducir el paro forzoso si se regula el consumo, la
inversión de capital en la producción y el nivel del tipo de interés. Keynes y sus partidarios (el
inglés Beveridge, los norteamericanos Hansen, Chase y otros) se han manifestado como
apologistas del capitalismo monopolista de Estado. Los keynesianos creen que para aumentar la
producción y el empleo de los obreros hay que asegurar altas ganancias y elevar el consumo no
productivo de los capitalistas.

Al mismo tiempo, propugnan que el Estado burgués utilice a los desocupados en obras publicas,
que han de contribuir a que se incorpore fuerza de trabajo adicional y a que aumente la demanda
de artículos de consumo. La idea de Keynes sobre la organización de trabajos públicos
obligatorios encontró su aplicación práctica más completa en la Alemania hitleriana. Ahora bien,
el que los capitalistas, según recomiendan los keynesianos, aumenten el consumo personal de
artículos de lujo no puede provocar ningún aumento significativo de la demanda ni, por tanto,
puede influir seriamente en el volumen de la producción. Bajo el capitalismo, los consumidores
fundamentales son las masas trabajadoras, y sólo es posible aumentar en gran escala la demanda
de bienes de consumo elevando el bienestar de las amplias masas populares, cosa que el
keynesianismo no prevé.

Carecen de base científica las tentativas de los keynesianos en el sentido de explicar por motivos
psicológicos las crisis de superproducción, las fluctuaciones de los precios en el mercado, etc., así
como el asignar al tipo de interés un papel extraordinario en la economía del mundo capitalista.
Las concepciones económicas de Keynes figuran en la base de la teoría de la “economía
dirigida”, teoría difundida en el mundo capitalista y que han incorporado también a su arsenal, los
socialistas de derecha y los revisionistas.
Gran Depresión de los años 30
1. Introducción
2. Antecedentes
3. La Gran Depresión
4. ¿Por qué se produce el crack de 1929?
5. Consecuencias del crack de 1929
6. Tentativas de salvación
7. Bibliografía
1. Introducción
En la aproximación al fenómeno bursátil nada lo es más que la historia de los crash, aunque el humor
resulta por momentos bastante negro.
Pero no es solo cuestión de divertise un poco. En realidad, es algo sumamente instructivo. En las
fases alcistas se van generando un estado de euforia que degenera en las burbujas especulativas. A
modo de "ideología" justificativa de la burbuja se van tejiendo una serie de mitos sobre el
funcionamiento de los mercados financieros, mitos que son aceptados por una masa de participantes
en el mercado cegados por la codicia. El crash no solo tira por tierra los mitos, poniendo de
manifiesto su falsedad. Además se lleva por delante a los
incautos que creyeron en ellos.
Conocer la historia de los crash permite conocer estos mitos y estar precavidos ante ellos. El
historiador por excelencia de los crash, J.K. Galbraith, escribió lo siguiente en el prefacio a la edición
española de su "Breve historia de la euforia financiera":
"En este último cuarto de siglo, y especialmente en la última década, la larga, variada y a menudo
desastrosa historia económica de España ha culminado en una era de notables éxitos. España ha
gozado de un alto y sostenido crecimiento económico, y su tenor de vida ha progresado
admirablemente. En otro tiempo fuente de voluntariosa y
barata mano de obra para el resto de Europa occidental, hoy España demanda idéntico suministro de
trabajadores de la vecina Africa. Esto, no cabe duda, brinda el escenario y el decorado apropiados
para el optimismo, que podría convertirse en la euforia descrita en estas páginas. [...] Así pues, me
sentiría feliz si creyera que logro hacer alguna contribución, por humilde que sea, para prevenir los
excesos económicos que conducen al inevitable día del desencanto y del gran desastre. Esta es la
modesta esperanza, o tal vez debería decir ligeramente inmodesta, que he depositado en este libro."
Admirables palabras, llenas de lucidez, que hago mías.
De todos los grandes crash de la historia el más famoso es de Wall Street en 1929. A diferencia de
otros que desfilarán a lo largo de la serie, la crisis de 1929 es sumamente conocida, su existencia
forma parte de la "cultura general" de la gente. Hay muchas referencias y estudios, incluso una
monografía muy famosa escrita por Galbraith.
Existe un paralelismo entre la situación política y económica de Europa a partir del tratado de
Versalles. A esta Europa corresponde una economía en crisis, que no solo es reflejo de los destrozos
de la guerra sino también de las medidas económicas y de la falta de solidaridad en los tratados de
paz.
Uno de los grandes problemas es el pago de indemnizaciones y deudas entre los países:
* Alemania ha de afrontar el pago de las indemnizaciones de guerra.
* Inglaterra adeuda a Estados Unidos.
* Francia había contraído una deuda altísima con las empresas y el gobierno de los Estados unidos,
Inglaterra debía colaborar
en ese pago.
Todo esto provocaría graves problemas, por lo que en 1924 se aprueba el plan Dawes, era el intento
de colocar a Alemania en condiciones de pagar a los aliados, para que éstos a su vez puedan pagar a
Estados Unidos.
Pero no funcionaría.
En 1925 se inicia una nueva etapa. Alemania es admitida en la Sociedad de Naciones, se revisan y
disminuyen las indemnizaciones y se intensifican los intercambios y las transferencias de capital.
Un aire de optimismo sopla en el mundo.
Una gran crisis mundial estalló el 24 de octubre de 1929, el famoso "Jueves Negro". Aquel día, en
Wall Street (donde está la Bolsa de valores de Nueva York), el pánico se apoderó del mundo de las
finanzas: la cotización de los valores se hundió. Muchos ciudadanos, desde grandes hombres de
negocios hasta pequeños accionistas, se arruinaron. La depresión económica pronto se extendió por
casi todos los países del mundo; y, como seguía a un período de prosperidad que había suscitado toda
clase de esperanzas, causó una tremenda impresión: "Hombres y mujeres", escribió el historiador
Arnold Toynbee, "previeron la posibilidad de que se dislocara el sistema social de Occidente". La
crisis desembocó en una época de inestabilidad y de tensiones que culminó con el auge del nazismo y
el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
2. Antecedentes
La Primera Guerra Mundial
Esta guerra arrasó buena parte de Europa: diez millones de muertos, regiones enteras devastadas (la
Europa balcánica, Polonia oriental, Rusia Blanca, el nordeste de Francia, Bélgica) y la red de
comunicaciones casi totalmente destruida en las zonas de combates.
La Primera Guerra Mundial enriqueció a Estados Unidos, que se convirtió en el gran banquero del
mando.
La guerra, muy costosa, provocó también el endeudamiento de muchos de los beligerantes: por
ejemplo, Francia, que había previsto, para caso de guerra, un crédito de 2.500 millones de francos de
su Banco Nacional, tuvo que pedir prestados 75.000 millones (sobre todo, a banqueros de Londres y
de Nueva York).
De 1914 a 1920, el endeudamiento total de los beligerantes (con exclusión de Rusia) pasó de 26.000
millones a 225.000 millones de dólares. En cambio, muchos países prestamistas o proveedores de
armamentos, de alimentos, de materias primas o de maquinaria se enriquecieron; entre otros,
naciones neutrales como Suiza o los Países Bajos, así como Japón y Estados Unidos. Estos últimos se
impusieron cada vez más en el mercado mundial: al terminar la guerra poseían la mitad del oro del
mundo, y entre 1913 y 1929 su renta nacional pasó de 33.000 a 72.000 millones de dólares.
Creación de dinero, inflación y caída de la demanda.
Para satisfacer la renacida demanda, mejoró el rendimiento de las fábricas, pero subieron los precios.
En contrapartida, cuando había que pagar los productos adquiridos, el crédito era escaso. Incapaces
de hacer frente a sus deudas los gobiernos multiplicaron las emisiones de billetes, lo que favoreció la
inflación.
Una Primera crisis grave sacudió a la economía mundial entre 1919 y 1923; fue muy notoria en
Alemania, donde el marco, en 1923, se devaluaba cada hora y donde los obreros llegaron a cobrar su
salario después de cada hora de trabajo.
Una segunda fase se produjo con la caída de la demanda a medida que caía el nivel de vida. Los
productos no vendidos se acumulaban, las fabricas cerraban sus puertas y esto aumento el
desempleo.
Surge el capitalismo monopolista.
Los magnates de las grandes empresas aprovecharon la inflación para comprar a bajos precios
fabricas enteras. La concentración de la producción en pocas manos (monopolios) se aceleró y el
trabajo en cadena con baja paga de salarios se convirtió en el gran negocio.
Estados Unidos, a la cabeza de la economía mundial.
La Primera Guerra Mundial enriqueció a Estados Unidos, que se convirtió en el gran banquero del
mando. De 1923 a 1929, la producción industrial de este país creció un 64%, con tasas aún más
elevadas para el petróleo, acero y los productos químicos. La prosperidad se generalizó, y su símbolo
fue la proliferación de automóviles: en 1929, se fabricaron en Estados Unidos más de cinco millones
de vehículos (tantos como en el próspero año 1953).
Para aumentar las ventas, los industriales y los banqueros americanos desarrollaron el sistema de
ventas a crédito. Se calcula en 7.000 millones de dólares el valor de los créditos concedidos en el año
1929; el 60 % de las ventas de automóviles y el 40 % de las transacciones inmobiliarias se efectuaban
entonces a plazos. Se constituyeron o se reforzaron inmensos imperios industriales:
La United Steel Corporation controlaba el 60 % de la producción de acero;
La Ford y la General Motors dominaban dos terceras partes de la industria del automóvil.
Estos gigantes industriales estaban unidos a poderosos bancos. El mito de la prosperidad permanente
ganó terreno, y el sistema de vida americano, fascinó al mundo.
3. La Gran Depresión
La frágil prosperidad de los años veinte
Europa logro salir de la crisis. Las monedas y los precios se estabilizaron. La producción aumentó. En
1929 Francia era el primer productor mundial de mineral de hierro y el segundo productor de
automóviles, detrás de Estados Unidos.
El desarrollo de Alemania se veía obstaculizado por los 132.000 millones de marcos oro que debía a
los vencedores como
reparaciones de guerra. No obstante, este país consiguió un escalonamiento de los pagos (hasta 1988)
gracias a los americanos, que deseaban colocar en él sus capitales.
En los años 20, los norteamericanos invirtieron en empresas alemanas más de mil millones de
dólares. En casi toda Europa renació la vida, de los negocios, aumentó la prosperidad y se hicieron
fortunas: fueron los años locos", en los que Europa vivió con despreocupación.
Una observación detenida hubiera descubierto algunos motivos de inquietud. Las tensiones políticas
subsistían: en 1923, Francia ocupó el Ruhr para exigir que Alemania pagase las reparaciones de
guerra.
En este país y en Italia, nazismo y fascismo causaban cada día mayor preocupación por su
nacionalismo beligerante. En 1923, Miguel Primo de Rivera instauró en España una dictadura
militar, y en 1926 los militares dieron un golpe de Estado en Portugal. En el Próximo Oriente y en el
resto de Asia, los pueblos colonizados trataban de liberarse de la tutela europea.
Gran Bretaña tuvo dificultades para salir del marasmo económico; sus instalaciones productivas eran
viejas, y el paro crecía sin cesar. Y, aunque la industria se desarrollaba, no ocurría lo mismo con la
agricultura: en Estados Unidos, los precios agrícolas permanecieron bajos, los agricultores se
endeudaron y, en diez años, más de dos millones de ellos tuvieron que abandonar sus tierras.
Alzas vertiginosas
Las monedas no se habían estabilizado por completo, y los problemas se complicaron: las divisas ya
no se hallaban garantizadas sólo por las reservas de oro, sino también por algunas monedas fuertes,
como la libra esterlina y, después, el dólar. Por último, el mercado bursátil, en el que se negociaban
las acciones de las industrias, vivía bajo el signo de un optimismo desaforado. En la bolsa de Nueva
York, el precio medio de los valores subió un 25 % en 1928 y un 35 % en los primeros meses de 1929.
Algunas acciones habían experimentado alzas vertiginosas (en 1929, las de General Motors valían
cincuenta veces más de su valor inicial). El mercado al alza, engendró una especulación que aumentó
desmesuradamente el volumen de las transacciones bursátiles: en marzo de 1928 se negociaban al día
medio millón de acciones y, en junio de 1929, se alcanzaban los ¡cinco millones! Los financieros se
lanzaron a operaciones complejas y aventuradas, valiéndose del crédito depositado en ellos.
Estallaron numerosos escándalos financieros, que testimoniaban la corrupción de los negociantes y el
compromiso de ciertos medios políticos.

El "Jueves Negro"
A principios de octubre de 1929, en Wall Street, ciertos indicios comenzaron a inquietar a los
corredores de la gran bolsa de valores neoyorquina. Los precios al por mayor del hierro, del acero y
del cobre, así como los beneficios de la industria del automóvil, bajaban.
El jueves 24 de octubre de 1929, conocido como el jueves negro", se inicia la crisis económica
mundial con el crack financiero de Wall Street.
Presagiando la tormenta, algunos especuladores astutos trataron de vender sus títulos mientras las
cotizaciones aún iban en alza. El movimiento ya estaba en marcha, y las ventas se multiplicaron.
Entonces los grandes bancos decidieron comprar para detener la baja, pero no pudieron hacer frente
a los 16 millones de acciones volcadas sobre el mercado el martes 29 de octubre. Las autoridades no
comprendieron la situación; en noviembre, el presidente Hoover aún decía: " Compren ahora, la
prosperidad está a la vuelta de la esquina"
El desconcierto fue general: ¡casi trece millones de títulos fueron puestos a la venta a cualquier
precio!, la caída de las cotizaciones se aceleró; el 13 de noviembre, las acciones industriales habían
bajado de 469 puntos a 220: quien tuviera
¿Por qué se produce el crack de 1929?
Con excepción de la Unión Soviética, todos los países se vieron afectados por la crisis bursátil y
financiera. Esta crisis sólo era la expresión de una situación económica muy grave pues desde 1928
las compras habían disminuido y los mercados se hallaban saturados.
Este imprevisible descenso de las actividades industriales fue la causa de la caída de la bolsa. Y el
crack bursátil aumentó las
dificultades económicas a partir de entonces.
Para 1928, la minería del carbón, la industria textil y los astilleros no habían recuperado su nivel de
actividad de 1920, y persistía el paro (dos millones de desocupados). Las tierras hipotecadas por
miles de agricultores cayeron en manos de grandes sociedades. Ello no impedía que la euforia fuera
extraordinaria. En septiembre de 1928, el presidente de la Bolsa de Nueva York todavía afirmaba:
"Muchas personas aún no han comprendido que, al parecer, esto es el fin de los ciclos económicos tal
como los hemos conocido. Estoy convencido de la esencial y fundamental solidez de la economía
americana. Los acontecimientos de los próximos años se encargaron de desmentirle de manera
flagrante.
En todo boom hay un elemento especulativo, comenzando por el siglo XVII. Durante la tulipomanía
holandesa (1630), un tipo poco común de bulbo se podía vender a 5.500 florines -50.000 dólares en
moneda actual-. En el crack posterior, muchas personas se arruinaron. La historia se repitió casi cien
años después, con la llamada "burbuja del mar del Sur" (1720), cuando una empresa de aventureros
ofreció hacerse cargo de la deuda nacional británica a cambio del monopolio del comercio con las
colonias españolas en América. En esa loca fiebre especulativa, los precios de las acciones subieron de
130 a 1.000 libras en siete meses, para estallar posteriormente. Entre los muchos que perdieron su
dinero se encontraba el famoso científico Isaac Newton, quien comentó amargamente: "Puedo
calcular los movimientos de los cuerpos pesados, pero no la locura de las personas". Antes del crack
de 1929 se produjo el famoso escándalo de la tierra en Florida. Se pagaban fabulosas sumas de dinero
por una ciénaga. Como siempre, la orgía especulativa terminó en lágrimas.
El capital ficticio, como llamaba Marx a la riqueza de papel generada por la especulación, ha jugado
un papel similar en cada boom en la historia del capitalismo. Durante el período de auge hay una
demanda febril de capital y una búsqueda irracional de beneficios rápidos y dinero fácil. Como
explica Marx, el ideal de la burguesía es siempre hacer dinero del dinero sin la penosa necesidad de
involucrarse en la producción. Este es el origen del juego en la Bolsa y otras formas de especulación.
Durante los períodos de boom se generan grandes cantidades de capital ficticio y se dan por válidas
aunque carezcan de una base real. En el actual boom de EEUU, éste fenómeno alcanza proporciones
extraordinarias. No sólo se aprecia en los precios de Wall Street, inflados hasta el punto de que no
guardan relación con el valor real o la rentabilidad de las empresas correspondientes, sino también
en las asombrosas cantidades de capital ficticio que circulan por los mercados monetarios del mundo
como derivados y recursos especulativos similares.
De una manera distorsionada la Bolsa refleja el movimiento de la economía real y a su vez puede
tener un gran impacto en ella. El actual boom del consumo en EEUU depende hasta cierto punto de
la subida del precio de las acciones y de la deuda. Una vez que la burbuja estalle, tendrá un efecto
destructor en la llamada confianza del consumidor. En la actualidad, casi el 50% de los
norteamericanos posee acciones, directa o indirectamente, diez veces más que en 1929 y el doble que
en 1987, año del último gran crack bursátil. Imaginar que un crack en estas circunstancias no tendría
efecto en la economía real es una fantasía.
La última semana de octubre de 1.929 se produjo la hecatombe. Hubo sobre todo dos jornadas de
auténtico pánico financiero: el día 24, cuando casi 13 millones de títulos fueron vendidos, y
especialmente el 29, en que se negociaron 16,5 millones de títulos. Muchas familias estadounidenses
vieron cómo de un soplo se desvanecían todas las ganancias que habían acumulado en los 18 meses
anteriores.
Se cumplía así el principio de que lo que sube baja. Pero como otro principio dice que lo peor puede
empeorar, aún quedaba más, y la caída de la Bolsa neoyorquina persistió hasta el 8 de junio de 1.932,
en que tocó fondo. Ese día, el índice de Wall Street marcaba una octava parte de la que había sido su
máxima cotización.
El martes 29 de octubre fue el día más devastador en la historia de la Bolsa de Nueva York y,
posiblemente, el más devastador en la historia de todos los mercados. Todo lo peor de todos los días
anteriores se dio apretada en él", escribe John Kenneth Galbraith en su libro El crac del 29.
El mecanismo que desencadenó la caída, con un efecto de bola de nieve, fue que, durante los días de
euforia especulativa, los inversores habían comprado acciones mediante préstamos que estaban
garantizados por esas acciones que adquirían. Cuando el valor de éstas comenzó a bajar, los
prestamistas vendieron los títulos depositados en garantía para recuperar al menos una parte de las
cantidades prestadas, lo que no iba a hacer más que acelerar la caída.
La mañana del jueves 24 de octubre de 1.929, una multitud se arremolinaba en Wall Street, donde el
mercado era un tumulto de vendedores: los precios no hacían más que bajar y, a las once de la
mañana, el pánico invadió la Bolsa. La policía avisada de que algo raro estaba ocurriendo, acudió
para mantener el orden. Pero el aspecto de aquellas personas no era el de unos agitadores, sino que
sus rostros denotaban una especie de horrorizada incredulidad ante el desplome bursátil.
Para evitar incidentes entre los inversores y los curiosos que se habían acercado a Wall Street, a las
12:30 se ordenó desalojar las dependencias de la Bolsa reservadas al público. Uno de los que debieron
salir a la calle era Winston Churchill, ex-ministro de hacienda británico, que estaba en América de
visita y dando conferencias. Churchill se admiró del orden y la calma que, dada la gravísima
situación, mantenían los especuladores.
Ante el desplome, al mediodía, los cinco banqueros más importantes del país decidieron sostener el
mercado y dieron órdenes de compra. Dijeron que las bases de la Bolsa eran firmes y que la
depreciación se debía a correcciones técnicas. Su actitud tranquilizó los ánimos y contuvo los precios.
Pero la calma duró poco, pues el lunes siguiente, día 28, la situación empeoró. Y el 29, martes negro,
las pérdidas equivalían a las ganancias de más de año y medio. Ese día, los banqueros se reunieron
dos veces, pero su intención ya no era sostener el mercado, pues estaban vendiendo. Habían aceptado
que algo iba mal en la economía y que los problemas no eran técnicos.
Consecuencias del crack de 1929
Los bancos restringieron el crédito, y se exigió a los industriales y los agricultores que pagaran sus
deudas. Se multiplicaron las quiebras: en Estados Unidos, hubo más de 28.000 quiebras comerciales
e industriales en 1931 y 5.000 bancarias en tres años.
El crack de 1929 inició la pavorosa crisis conocida como "gran depresión". Como nadie podía
comprar, se produjo una baja general de los precios, y los productos se acumularon en las fábricas;
consecuentemente, como los patronos no vendían, los salarios bajaron, la producción se redujo y el
paro aumentó, con lo que aún se podía comprar menos.
La producción industrial del mundo se redujo en un 38 % entre 1929 y 1932, y el volumen del
comercio internacional descendió en un tercio.
Era un círculo vicioso. Se destruía los productos por falta de compradores: automóviles nuevos eran
desguazados; en Brasil, se utilizaba café para hacer funcionar las locomotoras; en Dinamarca y
Argentina se sacrificaban las reses.
El desarrollo de la crisis industrial estaba ligado con la crisis agrícola crónica que padecía el mundo
desde 1918.
En la agricultura, la crisis afectó tanto a las pequeñas y medianas explotaciones como a las grandes.
Millones de campesinos, expulsados de sus tierras por los acreedores, y numerosos peones agrícolas
que no encontraban trabajo pasaron a engrosar las ya prietas filas de los desempleados de las
ciudades. En las tierras que les habían sido confiscadas nació una gran agricultura mecanizada.
La crisis provocó las mayores arbitrariedades: mientras millones de seres humanos morían de
hambre en el mundo, los productores tiraban a destruían los artículos cuyo precio de venta se hundía.
La leche o el café eran tirados a las alcantarillas o al mar. La distribución gratuita de estos productos
hubiera hecho bajar todavía más los precios, por consiguiente, se prefería destruirlos
sistemáticamente.
La producción de cereales, la ganadería y la economía lechera se vieron afectadas. Al bajar el nivel de
vida de los asalariados, descendieron bruscamente las ventas de los agricultores. Los precios al por
mayor se hundieron: en Nueva York, el bushel (unos 35 litros) de trigo bajó de 148 a 44,5 céntimos de
dólar.
El desempleo alcanzó proporciones nunca vistas: diez millones de parados censados oficialmente en
el mundo en 1929. ¡Cuarenta millones en 1932! En Estados Unidos, el 25% de la población laboral
estaba en paro. Ante las oficinas de socorro, las sopas populares y los albergues nocturnos, se
alargaban las filas.
Al llegar la crisis, los vendedores reclamaron lo que se les debía, y los deudores, a menudo parados,
no pudieran pagar, por lo que se sucedían los embargos. Los parados se vieron obligados con
frecuencia a mendigar su comida en organizaciones de caridad.
En la vida política internacional se recrudecen los nacionalismos. La vuelta al proteccionismo, al
nacionalismo, como el fascismo italiano o el nazismo alemán. Comprobada la imposibilidad de
instaurar una era de entendimiento cada potencia se desentenderá del resto. Aquí comienza, en gran
medida, el camino hacia la guerra.
En orden de política interior se produce un descrédito de la democracia parlamentaria. Al
demostrarse la necesidad de la intervención estatal se refuerzan los gobiernos autoritarios y los
poderes ejecutivos toman las riendas por encima de los otros dos poderes del Estado.
La crisis repercute también en la demografía, que se detiene, hasta se produce una regresión. En
países totalitarios, temerosos de la repercusión que un descenso de la natalidad puede tener en su
potencial militar, estimulan los nacimientos.
Los movimientos de población también son afectados. Se detiene la concentración urbana. Se
paraliza la emigración internacional.
Sin embargo, hay algunos sectores que se benefician, el descenso de precios aumenta la capacidad
adquisitiva de aquellos que mantienen sus ingresos.
En casi todos los países se fortalecen los sindicatos y los partidos políticos obreros.
También en el orden intelectual se produce una crisis de valores.
Tentativas de salvación
Ante una crisis tan profunda, los gobiernos tenían que intervenir. En Estados Unidos, el presidente
Roosevelt, elegido en 1932, puso en práctica el New Deal: el Estado llevó a cabo una política
inflacionista para aliviar las deudas; devaluó el dólar en un 59 % para favorecer las exportaciones,
millones de parados fueron empleados en un vasto plan de obras públicas y en la ordenación de
vastas regiones; se fundaron instituciones de crédito agrícola que otorgaban préstamos a bajo interés,
y se oficializó la ayuda a los parados.
Estas medidas permitieron una recuperación de la actividad económica, pero resultaron
insuficientes. Hubo que esperar hasta 1939 para que la recuperación fuera evidente. Las tensiones
internacionales favorecieron el desarrollo de la industria de armamentos.

El New Deal, a pesar de su éxito a medias, había enterrado al capitalismo liberal: el Estado había
pasado a ser árbitro y organizaba la economía. Pero no todos los Estados optaron por reorganizar el
capitalismo.
Producto de la reactivación económica causada por el plan del presidente Roosevelt fue reelegido tres
veces:1936, 1940 y 1944.
En Alemania, el nazismo se aprovechó de la crisis. los nacionalsocialistas denunciaron la economía
liberal y a los "capitalistas judíos", a quienes hacían responsables de todos los males. Deseaban
suprimir los sindicatos y reemplazarlos por un sistema corporativo. Los grandes industriales, que
sabían muy bien que el pretendido anticapitalismo de Hitler era pura farsa, vieron en él un bastión
contra la agitación social y el avance comunista. Había empezado la era de la barbarie nazi, y con ella
la marcha hacia la guerra.
John Maynard Keynes
Para las teorias económicas de Keynes, véase keynesianismo.
John Maynard Keynes

John Maynard Keynes


5 de junio de 1883
Nacimiento
Cambridge, Reino Unido
21 de abril de 1946
Fallecimiento Tilton, Sussex del Este, Reino
Unido
Época Economía del Siglo XX
Región Economía Occidental
Escuela Keynesianismo
Economía, economía política,
Intereses
probabilidad
Ideas
Efecto multiplicador
notables
Influido porDesplegar
Influyó aDesplegar

John Maynard Keynes, primer Barón Keynes, CB (pronunciado /ˈkeinz/) (Cambridge, 5 de


junio de 1883 - Firle, 21 de abril de 1946) fue un economista británico, cuyas ideas tuvieron una
fuerte repercusión en las teorías económicas y políticas modernas, así como también en las
políticas fiscales de muchos gobiernos.

Keynes y sus seguidores de la postguerra destacaron no solo el carácter ascendente de la curva de


oferta, en contraposición con la visión clásica, sino además la inestabilidad de la demanda
agregada, proveniente de los shocks ocurridos en mercados privados, como consecuencia de los
altibajos en la confianza de los inversionistas. Dado este énfasis en la demanda, era natural para
Keynes proponer el uso de políticas fiscales y monetarias activas para contrarrestar las
perturbaciones de la demanda privada, por lo que es particularmente recordado por su aliento a
una política de intervencionismo estatal, a través de la cual el estado utilizaría medidas fiscales y
monetarias con el objetivo de mitigar los efectos adversos de los períodos recesionarios de las
fluctuaciones cíclicas o crisis cíclicas de la actividad económica. Los economistas lo consideran
uno de los principales fundadores de la macroeconomía moderna.

Contenido
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 1 Biografía
o 1.1 Notas biográficas
o 1.2 Carrera
 1.2.1 Sobre la divisa india
 1.2.2 Tratado sobre Probabilidad
 1.2.3 Tratado sobre la Reforma Monetaria
 1.2.4 Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero
 1.2.5 ¿Cómo pagar la guerra?
 1.2.6 Obras "menores"
o 1.3 Inversor
o 1.4 Principales contribuciones al pensamiento económico
o 1.5 Muerte
 2 Influencias en la obra de Keynes
 3 Influencia de Keynes
 4 Crítica
 5 Referencias
 6 Véase también

 7 Enlaces externos

Biografía
Notas biográficas

46 Gordon Square, en Londres. John Maynard Keynes vivió allí desde 1916 hasta 1946.

John Maynard Keynes fue hijo de John Neville Keynes, profesor de economía en la Universidad
de Cambridge y Florence Ada Brown, una autora de éxito y reformadora social. Su hermano
pequeño Geoffrey Keynes (1887–1982) fue cirujano y gran bibliófilo; su hermana pequeña
Margaret (1890–1974) contrajo matrimonio con el premio Nobel en fisiología Archibald Hill
(1922).

En su etapa universitaria, Keynes tuvo parejas masculinas, incluyendo una relación con el pintor
Duncan Grant del grupo Bloomsbury, entre 1908 y 1915. Keynes continuó financiando a Grant
por el resto de su vida.1 2 La fascinación homoerótica de Keynes por Sergéi Diaghilev le llevó a
conocer en octubre de 1918 a Lidya Lopokova,3 una bailarina rusa de su compañía, con quien
contrajo matrimonio luego de un viaje por Taiwán.

Keynes fue un inversor de éxito logrando hacerse con una gran fortuna (después de afianzarse
como economista ya que en su juventud sufrió grandes pérdidas que debieron ser cubiertas por su
padre). Durante el Crack del 29 casi queda en bancarrota, pero pudo recuperarse en poco tiempo.
Se le considera un gran bibliófilo, en especial por lo que respecta a las ediciones originales de las
obras de Isaac Newton. Estaba interesado en la literatura en general y el drama en particular; se
constituyó en empresario del Teatro de Artes de Cambridge, labor en la que puso gran
entusiasmo (cierto día que el portero estaba ausente se le pudo ver a él mismo cortando las
entradas en el hall). Gracias a esto, la institución se convirtió durante un tiempo en el más
importante escenario británico fuera de Londres.

Bertrand Russell decía de Keynes que era la persona más inteligente que había conocido,
señalando que, "Cada vez que hablaba con Keynes, sentía que mi vida estaba en sus manos, y
rara vez no me hacía sentir un poco tonto". Otro conocido comentario que Keynes hizo a su
mujer fue que había "encontrado a Dios en el tren de las 5:15" cuando recibía a Ludwig
Wittgenstein, el protegido de Russell, para su estancia en Cambridge.

Carrera
Sobre la divisa india

Keynes aceptó una cátedra de economía en Cambridge, financiada personalmente por Alfred
Marshall, desde la cual comenzó a construir su reputación. Pronto fue nombrado para la
Comisión Real para la Moneda y Finanzas de la India, donde mostró considerable talento para
aplicar la teoría económica a los problemas prácticos.

Sus habilidades fueron muy demandadas durante la Primera Guerra Mundial. Trabajó para el
consejero del Chancellor of the Exchequer, ministro británico para asuntos financieros, y para el
HM Treasury, el Tesoro de Su Majestad, en asuntos financieros y económicos. Entre sus
responsabilidades se encontraba el diseño de los contratos crediticios entre Gran Bretaña y sus
aliados continentales durante la guerra, y la adquisición de divisas escasas.

Su muy popular expresión "A largo plazo todos estaremos muertos..." ("In the long run we are all
dead") es frecuentemente citada.

Tratado sobre Probabilidad [editar]

Keynes publicó su Tratado sobre Probabilidad en 1920, una notable contribución a las bases
matemáticas y filosóficas de la teoría de la probabilidad.

Tratado sobre la Reforma Monetaria [editar]

Atacó las políticas deflacionarias de los años 20 en Un Tratado sobre la Reforma Monetaria de
1923, una incisiva argumentación sobre por qué los países deberían apuntar a la estabilidad de los
precios domésticos al tiempo de proponer el uso de tipos de cambio flexibles. En el Tratado
sobre el Dinero de 1930 (en 2 volúmenes) expone su teoría de tipo Wickselliana sobre ciclo de
crédito.

Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero [editar]

Su obra central, la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, desafió el paradigma


económico dominante al momento de la publicación en 1936. En este libro Keynes presenta una
teoría basada en la noción de demanda agregada para explicar la variación general de actividad
económica, tales como las observadas durante la Gran Depresión de los años 30. Según su teoría,
el ingreso total de la sociedad está definido por la suma del consumo y la inversión; y en una
situación de desempleo y capacidad productiva no utilizada, "solamente" pueden aumentarse el
empleo y el ingreso total incrementando primero los gastos, sea en consumo o en inversión.

La cantidad total de ahorro en la sociedad es determinada por el ingreso total y, por tanto, la
economía podría alcanzar un incremento del ahorro total, aún si las tasas de interés se bajaran
para estimular los gastos en inversión. El libro abogaba por políticas económicas activas por parte
del gobierno para estimular la demanda en tiempos de elevado desempleo, por ejemplo a través
de gastos en obras públicas. El libro es a menudo visto como la fundación de la macroeconomía
moderna. Los historiadores concuerdan en que Keynes influyó en el New Deal del presidente
estadounidense Franklin Delano Roosevelt, pero discuten aún sobre el grado de dicha influencia.
Una política de gasto deficitario del tipo de la emprendida en el New Deal comenzó a efectuarse
en 1938, que había sido llamada pump priming, y había sido aprobada por el presidente Herbert
Hoover. Pocos economistas renombrados en los EE.UU. comulgaron con las ideas de Keynes
durante los años 30. Con el tiempo, sin embargo, sus ideas fueron más ampliamente aceptadas.

¿Cómo pagar la guerra? [editar]

En el año de 1942 Keynes era ya un economista ampliamente reconocido, hecho evidenciado en


su admisión en la Cámara de los Lores con el título de Baron Keynes de Tilton en el Condado de
Sussex, ubicándose en la bancada del Partido Liberal. Durante la Segunda Guerra Mundial,
Keynes argumentó en ¿Cómo pagar la guerra? (1940) que el esfuerzo bélico debería ser
mayormente financiado mediante el aumento de colonias en África y por mayores impuestos, en
lugar de gasto deficitario, para de esa manera evitar la inflación. A medida que la victoria Aliada
parecía más segura, Keynes estuvo muy involucrado en las negociaciones que establecieron el
sistema Bretton Woods, en su papel de líder de la delegación Británica y presidente de la
comisión del Banco Mundial. El plan de Keynes, referente a una unión internacional de clearing
propuesta para un sistema de administración de divisas, involucraba un banco central mundial, el
Bancor, que sería responsable de una unidad mundial única de cambio. Sin embargo, el peso de
los EE.UU. en las negociaciones fue determinante para que el resultado final estuviera más
acorde a los planes más moderados de Harry Dexter White.
Obras "menores" [editar]

Keynes escribió Ensayos en Biografía y Ensayos en Persuasión, el primero aportando retratos de


economistas y otras personas notables, mientras que el segundo presenta algunos de los intentos
del autor de influir en los formadores de políticas durante la Gran Depresión. Keynes fue editor
jefe para el Economic Journal desde 1912.

Inversor [editar]

La brillante actuación de Keynes como inversor bursátil está demostrada por la información
pública del fondo que administró en nombre del King's College de Cambridge.

Desde 1928 a 1945, a pesar de recibir un gran golpe durante el Crack de Wall Street de 1929, el
valor del fondo de Keynes mostró un considerable crecimiento anual promedio de 13,2 %,
comparado con un nivel general en el mercado del Reino Unido que se redujo en un promedio del
0,5 % anual.

El enfoque generalmente adoptado por Keynes con sus inversiones lo resumió él mismo en:

 1. Una selección cuidadosa de unas pocas inversiones considerando su bajo precio en


relación a su valor intrínseco actual probable, y el potencial en un período dado de años, y
en relación a otras inversiones disponibles en ese momento.

 2. Una tenencia firme de estas relativamente grandes cantidades contra viento y marea,
quizás por varios años, hasta que, o bien han satisfecho la expectativa que se tenía sobre
ellas o sea evidente que su compra fue un error.

 3. Una posición equilibrada de la inversión, es decir una variedad de riesgos a pesar de


que las tenencias individuales sean grandes, y riesgos contrapuestos si es posible (por
ejemplo, una tenencia de oro entre otras inversiones en acciones, ya que probablemente se
moverán en direcciones opuestas cuando haya fluctuaciones generales.

Keynes argumentó que "Es un error el pensar que uno limita sus propios riesgos diversificando
mucho entre empresas de las cuales uno sabe poco y no se tiene ninguna razón particular para
confiar... El conocimiento de uno y su experiencia son en definitiva limitados y raramente hay, en
cualquier momento dado, más de dos o tres empresas en las cuales siento que puedo depositar
una confianza completa." ("It is a mistake to think one limits one's risks by spreading too much
between enterprises about which one knows little and has no reason for special confidence ...
One's knowledge and experience are definitely limited and there are seldom more than two or
three enterprises at any given time in which I personally feel myself to put full confidence.")

Algunos pueden considerar que el consejo de Keynes respecto a la especulación mantiene su


vigencia:

(Invertir es) intolerablemente aburrido y sobre exigente para cualquiera que esté exento
del instinto apostador; mientras que quien lo tiene debe pagar a esta propensión el precio
adecuado.

Cuando revisaba un importante trabajo en inversión de valores, Keynes argumentó que


"compañías industriales bien manejadas, como regla, no distribuyen el total de sus beneficios a
sus accionistas. En los buenos años, si no en todos los años, retienen parte de sus beneficios y los
reinvierten en sus negocios. Por ende hay un elemento de interés compuesto operando en favor de
una inversión industrial razonable."

Principales contribuciones al pensamiento económico [editar]

En su obra principal, Teoría general del empleo, el interés y el dinero, Keynes escribió sus
opiniones en lo referente al empleo, teoría monetaria, y el ciclo de comercio, entre otros temas.
Su obra dedicada al empleo se oponía a todo lo que los economistas clásicos habían enseñado.
Keynes decía que la causa real del desempleo era el insuficiente gasto en inversión. Él creía que
la cantidad de trabajo entregada es diferente cuando el decremento en los salarios reales (el
producto marginal del trabajo) se debe al decremento del salario monetario, que en el caso
cuando se debe a un incremento del nivel de precios, asumiendo que el salario monetario se
mantenga constante.

Se puede sintetizar su aporte en el concepto de que cuando la demanda deviene transitoriamente


más pequeña, ello puede tener como consecuencia, en determinados contextos institucionales, el
que la oferta también sea contraída; con lo que resultaría un nuevo equilibrio del mercado, pero
habiendo perdido el mercado mismo cierta magnitud entre ambos momentos.

En su teoría, el desencadenante de esos movimientos en la demanda y la oferta es el mercado de


capital; la demanda de capital transitoriamente deviene menor, a partir de lo cual la oferta de
capital le sigue mímicamente a la baja, en vez de mantenerse transitoriamente o aumentar
transitoriamente.

Al resolverse ambos movimientos, el de la demanda de capital y el de la oferta de capital, ambos


a la baja, el mercado como un todo vuelve a un nuevo equilibrio. Pero en éste, la cantidad de
capital aplicado sera menor que antes, por lo cual la nueva proporción resultante entre los demás
factores de producción- Trabajo y Recursos, y el capital últimamente en el mercado, se alterará.
Al reducirse o retenerse parte del capital o ahorro de antaño, una parte de los otros dos factores
resultará excedente y no podrá más que quedar fuera del mercado; se realiza como un creciente
stock involuntario de estos otros dos factores. Todo esto sucede en el contexto de cierta
inflexibilidad en la información que se disemina y comunica, a partir de un marco institucional
dado; que queda más o menos anacrónico o extemporáneo a los giros en el mercado de capital,
que desencadenan luego el desempleo o la formación involuntaria de stocks de factores.

En su Teoría del dinero, Keynes dijo que los ahorros e inversión estaban determinados en forma
independiente. La cantidad destinada a ahorro tenía poco que ver con las variaciones en las tasas
de interés que a su vez tenían poco que ver con cuanto se destinaba a inversión. Keynes pensó
que los cambios en la cantidad destinada a ahorro dependían en la predisposición para consumir
que resultaba de cambios incrementales, marginales, al ingreso. Por tanto, la cantidad destinada a
inversión estaba determinada por la relación entre la tasa esperada de retorno sobre la inversión y
la tasa de interés.

Muerte [editar]

Keynes murió de un infarto, sus problemas cardíacos fueron agravados por la presión de su
trabajo en los problemas financieros internacionales de la posguerra. Su padre, John Neville
Keynes (1852–1949), vivió tres años más. El hermano de Keynes, Sir Geoffrey Keynes (1887–
1982) fue un distinguido cirujano, profesor universitario y bibliófilo. Sus sobrinos fueron el
fisiólogo Richard Keynes (nacido en 1919); y Quentin Keynes (1921–2003), aventurero y
bibliófilo.

Influencias en la obra de Keynes [editar]


 Silvio Gesell
 Arthur C. Pigou
 Alfred Marshall
 Adam Smith
 David Ricardo
 Karl Marx
 Thomas Malthus

Influencia de Keynes [editar]


Las teorías de Keynes fueron tan influyentes, aun al estar siendo disputadas, que todo un
subcampo de la macroeconomía llamada economía Keynesiana al día de hoy continua
desarrollando y discutiendo sus teorías y las aplicaciones de estas. John Maynard Keynes se
interesó en diversos campos de la cultura y fue una figura central del llamado grupo de
Bloomsbury, conformado por prominentes artistas y escritores del Reino Unido. Sus ensayos
autobiográficos Two Memoirs se publicaron en 1949.
Crítica [editar]
Su obra de 1930 Tratado sobre el dinero ("Treatise on Money") (2 volúmenes) fue visto como el
mejor trabajo de Keynes por uno de sus más frecuentes oponentes intelectuales, Milton Friedman.
Friedman y otros monetaristas han argumentado que los economistas Keynesianos no prestan
suficiente atención a la estanflación y otros asuntos inflacionarios.

 Friedrich von Hayek hizo una reseña del Tratado sobre el dinero tan dura que Keynes
pidió a Piero Sraffa que reseñara (y condenara no menos duramente) el propio trabajo de
Hayek. El conflicto Keynes-Hayek fue más que una de las batallas en la guerra entre
Cambridge y la Escuela de economía de Londres, fue precursor del enfrentamiento de las
dos principales concepciones liberales, contradictorias entre sí, dominantes desde el final
de la II Guerra Mundial y hasta la actualidad.
 Ludwig von Mises
 Ayn Rand
 Henry Hazlitt ha escrito un libro llamado El fracaso de las nuevas economías (The
Failure of the New Economics), una detallada crítica capítulo a capítulo de la Teoría
general de Keynes.4

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