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El Regimiento de Granaderos a Caballo «General San Martín» (RGC) es una unidad del
arma de caballería del Ejército Argentino fundada en 1812 por el general San Martín.
Actualmente se desempeña como guardia presidencial y tiene diversas funciones
protocolares.
Al arribar a Buenos Aires, el 9 de marzo de 1812, el entonces teniente coronel de
caballería José de San Martín comprobó el difícil estado en que se encontraba la
organización militar de las Provincias Unidas del Río de la Plata, alzadas en armas contra el
ejército realista como consecuencia de la Revolución de Mayo que había estallado en
Buenos Aires, en 1810.
San Martín ofreció sus servicios como militar al Primer Triunvirato, que era el gobierno
superior provisional del país.
El objetivo que perseguía San Martín con la creación de este nuevo cuerpo de Caballería
era el de dotar a las precarias milicias revolucionarias del Río de la Plata con una mayor
cantidad de efectivos para poder contener los embates del ejército realista. También,
aumentar su formación militar y su eficacia, siguiendo los preceptos que había aprendido
durante su carrera militar en España.
Desde sus inicios, se estipuló que el regimiento debía estar conformado por cuatro
escuadrones de tres compañías cada uno; y fue así que bajo la estricta tutela de su jefe y
fundador al realizar la selección de sus integrantes, en el mes de mayo de 1812, quedó
conformado el primero de sus escuadrones y sus tres compañías respectivas.
Organización y reclutamiento
San Martín dispuso el reclutamiento de los hombres más aptos y estipuló un estricto
código de disciplina, que hasta el día de la fecha, bajo la denominación de Código de
honor sanmartiniano, rige el accionar diario de los Granaderos a Caballo. Su valor
personal, las prácticas de ataque y defensa que él mismo enseñaba y sus grandes
condiciones de mando, le granjearon rápidamente la simpatía y el respeto de sus
subordinados, quienes sentían verdadera admiración por su jefe.
Código de Honor
De la misma forma en la que San Martín reclamó de los granaderos el acatamiento de una
conducta ejemplar frente a la sociedad y el ejército, hizo caso irrestricto de tales
disposiciones sosteniendo como forma de vida la política de «predicar con el ejemplo».4
Granaderos en posición de firmes
La férrea disciplina, el culto al valor y al honor, la exigencia y rigurosidad en la instrucción
física y militar quedaron entonces patentes en las siguientes disposiciones, establecidas en
aquel entonces como la lista de «Delitos por los cuales deben ser arrojados los oficiales»,
a fin de establecer una norma de conducta para los oficiales del regimiento que sentara el
ejemplo para el resto de la tropa. Esta dicta:5
Por cobardía en acción de guerra, en la que aún agachar la cabeza será reputado tal.
Por no admitir un desafío, sea justo o injusto.
Por no exigir satisfacción cuando se halle insultado.
Por no defender a todo trance el honor del cuerpo cuando lo ultrajen a su presencia o
sepa ha sido ultrajado en otra parte.
Por trampas infames como de artesanos.
Por falta de integridad en el manejo de intereses, como no pagar a la tropa el dinero que
se haya suministrado para ella.
Por hablar mal de otro compañero con personas u oficiales de otros cuerpos.
Por publicar las disposiciones internas de la oficialidad en sus juntas secretas.
Por familiarizarse en grado vergonzoso con los sargentos, cabos y soldados.
Por poner la mano a cualquier mujer aunque haya sido insultado por ella.
Por no socorrer en acción de guerra a un compañero suyo que se halle en peligro,
pudiendo.
Por presentarse en público con mujeres conocidamente prostituidas.
Por concurrir a casas de juego que no sean pertenecientes a la clase de oficiales, es decir,
jugar con personas bajas e indecentes.
Por hacer un uso inmoderado de la bebida en términos de hacerse notable con perjuicio
del honor del cuerpo.
Referencias[editar]