diversos componentes de las vivencias y "correlatos intenciona-
les" que están en conexión con ellos. Pero esto mismo puede investigarse y describirse analítica o sintéticamente en vastas investigaciones, sin ocuparse con profundidad alguna del yo puro y sus modos de participar en ello. Claro que uno tiene que tocarlo con frecuencia, en tanto que es precisamente un concomitante necesario. Las meditaciones que nos proponemos seguir llevando a cabo en esta sección estarán dedicadas principalmente al lado objetivamente-orientado, por ser el primero que se ofrece cuan- do se parte de la actitud natural. A él apuntan ya los problemas bosquejados en el parágrafo inicial de la sección.
§ 81 . El tiempo fenomenológico y la conciencia del tiempo
Una discusión propia requiere el tiempo fenomenológico como peculiaridad general de todas las vivencias. Es muy de observar la distinción entre este TIEMPO FEN0- / 181/ MENOLÓGICO, esta forma homogénea de todas las vivencias/ en UNA corriente de vivencias (la de UN yo puro) y el TIEMPO "OBJETIVO", esto es, el TIEMPO CÓSMICo. 611 [162] Por la reducción fenomenológica la conciencia ha perdi- do612 no sólo su "enlazamiento" (lo que es obviamente una ima- gen) aperceptivo a la realidad material y su inclusión, aunque sólo sea secundaria, en el espacio, sino también su inserción en el tiempo cósmico. Aquel tiempo que es esencialmente in- herente a la vivencia en cuanto tal, con· sus modos de darse -los modos del ahora, el antes, el después; los modos, determinados modalmente por ellos, del simultáneamente, del sucesivamen- te, etc.-, no se puede medir por la posición del sol, ni por un reloj, ni por un medio físico, ni en general se puede medir. 613 El tiempo cósmico tiene con el tiempo fenomenológico una relación en cierto modo análoga a la que tiene la "difusión" inherente a la ESENCIA inmanente de un contenido de sensa- ción concreto (digamos de un contenido visual en el campo de los datos de sensación visuales) con la "extensión" espacial objetiva, a saber, la del objeto físico que aparece y se "matiza" vi- sualmente en este dato de sensación. Así como sería un contra- sentido subsumir bajo el mismo género esencial un momento ESTRUCTURAS GENERALES DE LA CONCIENCIA PURA 271
de la sensación, como el color o la difusión, con el ' momento
cósico que se matiza por medio de él, como el color de la cosa y la extensión cósica, así lo sería también por respecto a lo tempo- ral fenomenológico y lo temporal del mundo. En la vivencia y sus momentos vivenciales puede exhibirse aparicionalmente el tiempo trascendente; pero por principio no tiene sentido aquí, como en ninguna otra parte, suponer una semejanza figurati- va entre la exhibición y lo exhibido, la cual presupondría, en cuanto semejanza, unicidad de esencia. Por lo demás, no debe decirse, acaso, que la forma como el tiempo cósmico se manifiesta en el fenomenológico sea exac- tamente la misma que aquella en que se exhiben fenomenoló- gicamente otros momentos esenciales cósicos del mundo. Con seguridad es el exhibirse de los colores y demás cualidades sen- sibles de la cosas (en los correspondientes datos sensoriales de los campos sensoriales) de una índole esencialmente distinta, y también de distinta índole el matizarse las figuras espaciales cósicas en las formas de difusión en el interior de los datos de sensación. Pero en lo antes expuesto subsiste por todas partes comunidad. El tiempo es, por lo demás, como se desprende de las / in- / 182/ vestigaciones que seguirán más tarde, el título de una ESFERA DE PROBLEMAS totalmente CONCLUSA y una esfera de extra- ordinaria dificultad. Se mostrará que lo que hemos expuesto hasta aquí ha encubierto en cierto modo toda una dimensión, y tenía necesariamente que encubrirla, para mantener desen- marañado lo que por lo pronto es visible únicamente en la actitud fenomenológica614 y que, prescindiendo de la nueva [163] 1
dimensión, conforma un campo cerrado de investigación. El
"absoluto" trascendental que hemos preparado mediante las reducciones, no es en verdad lo último, es algo que se consti- tuye a sí mismo en cierto sentido profundo y de todo punto peculiar, y que tiene su protofuente en un absoluto último y verdadero. Por dicha, podemos dejar fuera de juego los enigmas de la conciencia del tiempoª en nuestros análisis preparatorios, sin ªLos esfuerzos del autor referentes a esto y largo tiempo vanos llegaron en lo esencial a una conclusión en el año de 1905 y sus resultados se comunicaron en lecciones dadas en la Universidad de Gotinga. 272 SOBRE LA METODOLOGÍA Y LA PROBLEMÁTICA
poner en peligro su rigor. Sólo apenas los tocaremos en las
siguientes proposiciones: 615 La propiedad esencial que el título de temporalidad ex- presa, referido a las vivencias en general, no designa sólo algo universalmente inherente a cada vivencia singular, sino una FORMA NECESARIA DE VINCULACIÓN DE VIVENCIAS CON VI- VENCIAS. Toda vivencia real (logramos esta evidencia sobre la base de la clara intuición de la realidad de una vivencia) es necesariamente una vivencia que dura; y con esta duración se inserta en un continuo sin término de duraciones -un conti- nuo LLENO. Toda vivencia tiene necesariamente un horizonte de tiempo por todos lados infinito y lleno. Esto quiere decir al mismo tiempo: toda vivencia pertenece a UNA "CORRIENTE DE VIVENCIAS" infinita. Toda vivencia singular puede, lo mismo que empezar, también acabar y con ello concluir su duración, por ejemplo, una vivencia de alegría. Pero la corriente de vi- vencias no puede empezar ni acabar. Toda vivencia, en cuanto ser temporal, es vivencia de su yo puro. 616 A esto es necesa- riamente inherente la posibilidad (que, como sabemos, no es una posibilidad lógica vacía) de que el yo dirija su mirada de yo pura a esta vivencia y la capte como realmente existente o como durando en el tiempo fenomenológico. También es inherente a la ESENCIA de la situación la posibi- /183/ lidad/ de que el yo dirija la mirada al MODO DE DARSE tempo- ral y conozca con evidencia (como todos adquirimos de hecho esta evidencia, reviviendo en la intuición lo descrito) que no es posible una vivencia que dure, a menos que se constituya en un flujo continuo de modos de darse como lo unitario del proceso o de la duración; además, que esta manera de darse DE la vivencia temporal es a su vez ella misma una vivencia, [164] aunque de nueva especie y dimensión. Por ejemplo, la alegría 1
que empieza y acaba y entre tanto dura, puedo tenerla primera-
mente a ella misma en la mirada pura, acompañando sus fases temporales. Pero también puedo ftjar la atención en su manera de darse: en el modo respectivo del "ahora" y en cómo a este ahora, y por principio a todo ahora, se adhiere con necesaria continuidad uno nuevo y siempre nuevo, y cómo, a una con esto, todo ahora actual se muda en un "hace un momento", y el "hace un momento" a su vez y continuamente en un siempre ESTRUCTURAS GENERALES DE LA CONCIENCIA PURA 273
nuevo "hace un momento" de "hace un momento", etc. Y así
para todo nuevo ahora empalmado. El AHORA actual es y sigue siendo necesariamente algo pun- tual, una FORMA PERSISTENTE PARA UNA MATERIA SIEMPRE NUEVA. Lo mismo pasa con la continuidad de los "HACE UN MOMENTO"; es una CONTINUIDAD DE FORMAS de contenido siempre nuevo. Lo cual quiere decir a la vez: la vivencia du- radera de alegría está "concientemente" dada en un continuo de conciencia de esta FORMA constante: una fase de impresión como fase límite de una continuidad de retenciones, las cuales, sin embargo, no están en un plano de igualdad, sino que HAN DE REFERIRSE UNA A OTRA EN UNA FORMA INTENCIONAL- CONTINUA -una ensambladura continua de retenciones de re- tenciones. La forma recibe un contenido siempre nuevo, o sea, continuamente "se agrega" a cada impresión, en la que está dado el ahora-vivencia!, una nueva impresión que corresponde a un punto continuamente nuevo de la duración; continuamen- te se muda la impresión en retención, ésta continuamente en retención modificada, etc. Pero a ello hay que añadir la dirección contraria de las mu- dánzas continuas: al antes corresponde el después, al continuo de las retenciones un continuo de las protenciones.
§ 82 . Continuación. El triple horizonte de las vivencias es a la vez / 184/
el horizonte de la reflexión sobre las vivencias Pero descubrimos todavía más. TODO ahora vivencia!, aunque sólo sea el de la fase inicial de una vivencia que empieza a com- parecer, tiene necesariamente su HORIZONTE DEL ANTES. Pero éste, por principio, no puede ser un antes vacío, una forma vacía sin contenido, un sinsentido. Necesariamente tiene la sig- nificación de un ahora pasado, que en esta forma abraza algo pasado, una VIVENCIA pasada. Necesariamente han precedido en el tiempo a toda vivencia recién iniciada otras vivencias; el pasado vivencia! está lleno sin solución de continuidad. Pero todo ahora vivencia! tiene también su necesario HORIZONTE DEL DESPUÉS y tampoco éste es un horizonte vacío; necesaria- mente se muda todo ahora vivencia!, así sea el 1 de la fase final [165] de la duración de una vivencia que cesa, en un nuevo ahora, y éste es necesariamente un ahora lleno. 274 SOBRE LA METODOLOGÍA Y LA PROBLEMÁTICA
Cabe también decir a este respecto: necesariamente se vin-
cula a la conciencia del ahora la de lo recién pasado, conciencia que es ella misma a su vez un ahora. NINGUNA VIVENCIA PUE- DE CESAR SIN CONCIENCIA DEL CESAR Y DEL HABER CESADO, y ésta es un nuevo ahora lleno. La corriente de vivencias es una unidad infinita, y la FORMA DE CORRIENTE es una forma que ABARCA NECESARIAMENTE TODAS LAS VIVENCIAS DE UN YO PURO -con varios sistemas de formas. La ampliación más detallada de estas intelecciones y la de- mostración de sus grandes consecuencias metafísicas, las reser- vamos para las futuras exposiciones anunciadas. La peculiaridad general de las vivencias -como posibles da- tos de la percepción reflexiva (inmanente)- de que acabamos de tratar, es parte integrante de una peculiaridad todavía más amplia, que se enuncia en la LEY ESENCIAL de que toda vi- vencia se halla inserta en un nexo de vivencias esencialmente cerrado en sí no sólo bajo el punto de vista de la SUCESIÓN temporal, sino también bajo el punto de vista de la SIMULTA- NEIDAD. Esto quiere decir que todo AHORA vivencia} tiene un horizonte de vivencias que tienen precisamente también la for- ma originaria del "ahora", y en cuanto tales conforman el HO- RIZONTE DE ORIGINARIEDAD ÚNICO DEL YO PURO, su íntegro AHORA-de-conciencia originario. Este horizonte entra unitariamente en los modos del pasa- / 185/ do./ Todo antes, en cuanto ahora modificado, implica, para toda vivencia que se tiene a la vista de la cual él es el antes, un horizonte sin fin que abarca todo aquello que pertenece al mismo ahora modificado, en una palabra, su horizonte de lo "simultáneamente sido". Las descripciones dadas anterior- mente deben completarse, pues, con una nueva dimensión, y únicamente hecho esto tenemos TODO el campo temporal fe- nomenológico del yo puro, que éste puede recorrer partiendo de una cualquiera de "sus" vivencias en las TRES dimensiones del antes, el después y lo simultáneo; o tenemos TODA la CO- RRIENTE, UNITARIA SEGÚN su ESENCIA y rigurosamente con- clusa en sí, de las unidades vivenciales temporales. UN yo puro - UNA corriente de vivencias llena en las tres dimensiones, esencialmente concatenada en esta plenitud, re- ESTRUCTURAS GENERALES DE LA CONCIENCIA PURA 275
clamando de sí misma continuidad de su contenido: estos son
correlatos necesarios.
§ 83. Captación de la corriente unitaria de vivencias como "idea" [166]
Con esta PROTOFORMA DE LA CONCIENCIA está en relación según leyes esenciales lo siguiente. Si la mirada pura del yo da reflexivamente en alguna viven- cia y la capta perceptivamente, existe la posibilidad apriórica de volver la mirada a otras vivencias HASTA DONDE este nexo al- canza. Pero por principio no es NUNCA este nexo ENTERO algo dado o que pueda darse por medio de una sola mirada pura. A pesar de ello, también él es en CIERTO modo intuitivamen- te captable, aunque se trate de un modo de una índole por principio distinta, a saber, en la forma de la "FALTA DE LÍMI- TES EN LA MARCHA PROGRESIVA" DE LAS INTUICIONES INMA- NENTES, desde la vivencia ftjada hacia nuevas vivencias de su horizonte de vivencias, desde la ftjación de éstas hacia las de su horizonte, etc. Mas la expresión de HORIZONTE DE VIVENCIAS no quiere decir aquí solamente el horizonte de la temporalidad fenomenológi ca según sus dimensiones descritas, sino diferen- cias de modos de dación DE NUEVA ESPECIE. Según esto, una vivencia que se ha tornado objeto de una mirada del yo, o sea, que tiene el modo de lo MIRADO, tiene su horizonte de viven- cias no miradas; lo captado en un modo de la "atención", y eventualmente con creciente claridad, tiene un horizonte de/ /186/ inatención hacia el fondo, con relativas diferencias de claridad y oscuridad, así como de relieve y de falta de relieve. En esto radican posibilidades eidéticas: traer lo no mirado a la mirada pura, hacer de lo marginalment e advertido algo advertido en primer plano, de lo no destacado algo destacado, de lo oscuro algo claro y cada vez más claro.ª En el continuo progreso de captación en captación, capta- mos ahora, decía, en cierta manera también la CORRIENTE DE VIVENCIAS COMO UNIDAD. No la captamos como una vivencia singular, sino en el modo de una IDEA EN EL SENTIDO KAN- TIANO. No es nada puesto y afirmado al buen tuntún, sino
ª"Horizonte" equivale aquí, pues, a las expresiones "halo" y "fondo" en el
§ 35, p. 62. 276 SOBRE LA METODOLOGÍA Y LA PROBLEMÁTICA
algo dado en forma absolutamente indubitable -en un sentido
correspondientemente amplio del término darse. Esta indubi- tabilidad, aunque fundada también en la intuición, tiene una fuente enteramente distinta que la que tiene vigencia para el ser de las vivencias, las que vienen a dación pura en la per- cepción inmanente. Es precisamente lo peculiar de la ideación que intuye una "idea" kantiana el no perder la intelectividad [167] por ser inasequible la determinación adecuada de su conteni- 1
do, aquí de la corriente de vivencias. Vemos a la vez que a la
corriente de vivencias y a sus componentes en cuanto tales es inherente una serie de modos de dación diferenciables, cuya investigación sistemática tendrá que formar una tarea capital de la fenomenología general. De nuestras consideraciones podemos sacar también el prin- cipio eidéticamente válido y evidente de que NINGUNA VIVEN- CIA CONCRETA puede valer como ALGO INDEPENDIENTE EN SENTIDO PLENO. Cada una de ellas está "menesterosa de com- plemento" por parte de un nexo no arbitrario, sino impuesto en cuanto a su índole y forma. Por ejemplo: si consideramos cualquier percepción externa, digamos la percepción de esta casa determinada, tomada en su plenitud concreta, entonces a ella es inherente, como un nece- sario fragmento de determinación, el entorno de la vivencia; pero sin duda éste es un fragmento de determinación sui ge- neris, necesario y sin embargo "EXTRAESENCIAL", a saber, un / 18 7/ fragmento cuyo cambio no hace cambiar en nada el / conte- nido esencial617 PROPIO de la vivencia. SEGÚN EL CAMBIO DE LA DETERMINACIÓN DEL ENTORNO, CAMBIA, PUES, LA PER- CEPCIÓN MISMA, mientras que la diferencia ínfima del género percepción, su particularidad interna, puede ser idénticamente pensada. 618 Que dos percepciones esencialmente idénticas en esta particularidad sean idénticas también por respecto a la deter- minación del entorno, es por principio imposible: serían indi- vidualmente UNA percepción. Esto puede en todo caso llevarse a intelección por respecto a dos percepciones y a dos vivencias en general pertenecientes a UNA corriente de vivencias. Toda vivencia tiene influencia sobre el halo (claro u oscuro) de las demás vivencias. ESTRUCTURAS GENERALES'DE LA CONCIENCIA PURA 277
Una consideración más detenida mostraría, además, que
son IMPENSABLES dos 619 CORRIENTES DE VIVENCIAS (esferas de conciencia para dos yos puros) DE IDÉNTICO CONTENIDO ESENCIAL, como también, lo que ya es visible por lo dicho has- ta aquí, que una vivencia PLENAMENTE DETERMINADA de la una pudiera acaso pertenecer a la otra; sólo vivencias de idén- tica índole interna pueden serles comunes (aunque no comu- nes en el sentido de individualmente idénticas), pero nunca dos vivencias 620 que tengan además un "halo" absolutamente igual.
§ 84 . La intencionalidad como tema fenomenológico principal
Pasamos ahora a una peculiaridad de las vivencias que puede francamente designarse como el tema general de la fenomeno- logía "objetivamente" orientada: l la intencionalidad. Ella es una [168] peculiaridad esencial de la esfera de las vivencias en general, 621 en la medida en que todas las vivencias participan de alguna manera en la intencionalidad, aun cuando no podamos decir de TODA vivencia que tiene intencionalidad en el mismo senti- do en que, por ejemplo, podemos decir, de toda vivencia que cae como objeto bajo la mirada de la reflexión posible, así .sea sólo un momento vivencia! abstracto, que es temporal. La in- tencionalidad es lo que caracteriza la CONCIENCIA en sentido estricto y lo que justifica que se designe la corriente entera de las vivencias a la vez como corriente de conciencia y como unidad de UNA conciencia. 622 En los análisis esenciales preparatorios de la segunda sección sobre la conciencia en general hubimos de destacar ya (todavía ante/ la puerta de entrada de la fenomenología y /188/ especialmente con el fin de conquistarla mediante el método de la reducción) una serie de determinaciones generalísimas relativas a la intencionalidad en general y a la marca distintiva del "acto", de la "cogitatio".ª De las mismas hemos hecho uso ulteriormente, y pudimos hacerlo, aunque los análisis primiti- vos no fueron llevados a cabo todavía bajo la norma expresa de la reducción fenomenológica. Puesto que concernían a la esencia propia pura de las vivencias, no podían, consiguiente- ªCfr. supra, §§ 36-38, pp. 64-69.