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Adamari Garcia Ramos Grupo:202 Turno: Matutino 04/04/2022

Teoría del futbol

"El fútbol es un deporte y un juego. Como deporte exige para su práctica fuerza,
resistencia física y habilidad muscular. Como juego está sometido a leyes lógicas que el
futbolista necesita conocer”.

El fútbol es un juego
Abstractamente, jugar es una sucesión de jugadas. Los equipos deciden el orden de las
jugadas condicionados por las reglas y los objetivos estratégicos del juego.
En este capítulo enunciaremos las jugadas básicas del fútbol y veremos que los objetivos
estratégicos del juego conciernen el marcaje y el desmarque. Veremos también de qué
maneras se pueden ordenar las jugadas para conseguir dichos objetivos. Pero antes
describiremos el espíritu característico del fútbol moderno.
Espíritu del juego
Para comprender el espíritu del juego, es conveniente conocer sus orígenes. Los orígenes
del fútbol se remontan al fútbol medieval inglés. Este juego popular apenas reglamentado
se centraba en la pugna violenta por el balón y carecía de aspectos estratégicos y de
colaboración. A partir de la primera mitad del siglo XIX empezaron a desarrollarse estos
aspectos, practicándose el entonces llamado football que sería la raíz común del fútbol
(asociación) y del rugby. La escisión oficial de estos dos deportes se produjo entre los años
1868 y 1873, periodo en el cual fútbol y rugby unificaron sus reglamentos cada uno por su
cuenta
La separación de fútbol y rugby se explica por dos razones fundamentales de preferencias:
 Los unos consideran atractivo jugar mayormente con los pies, los otros
mayormente con las manos.
 Los unos consideran atractivo poco contacto físico en las pugnas, los otros más.
El debate sobre jugar con pies o manos "va más allá de la reglamentación de la disciplina
deportiva que sea, es un paradigma filosófico, antropológico y cultural". En cuanto a la
diferencia de contacto físico en las pugnas, ello es significativo hasta el grado de que
mientras el fútbol se clasifica como juego de desmarque, el rugby se considera juego de
combate
El espíritu del fútbol goza pues de jugar el balón con los pies y pugnar con moderado
contacto físico. Ello se refleja en sus jugadas básicas que enunciamos a continuación.
Las jugadas básicas
Las jugadas básicas del fútbol que se suceden en el juego son: el regate, el duelo uno
contra uno, el pase, el remate y los desplazamientos sin balón.
En el fútbol se oponen dos equipos que pugnan por un balón para marcar goles. En
situaciones típicas del juego, el portador del balón regatea, es decir conduce el balón con
los pies mientras un oponente intenta tarde o temprano arrebatárselo limpiamente en lo
que se denomina un duelo uno contra uno. Para los adeptos al fútbol, lo esencial y
atractivo de ello es que el balón se debe tratar sin las manos, mayormente con los pies, y
que el duelo debe ser disputado sin apenas contacto físico. Las reglas del fútbol, en
especial el apartado de faltas e incorrecciones, velan para que el juego se practique así.
El pase por parte del portador del balón consiste en hacer llegar el balón a un compañero
para que él a su vez lo controle. El recurso del pase en el fútbol limita las pugnas y a la
postre los contactos físicos. Lo esencialmente atractivo del pase es su espíritu
colaborativo. El remate es el intento inmediato de un jugador de introducir el balón en la
meta contraria, la jugada más emocionante del fútbol.
Para realizarlos en las mejores condiciones, el pase y el remate se apoyan en
determinados desplazamientos sin balón. Es la jugada del desmarque, que explicamos a
continuación.
El desmarque
Si clasificamos los deportes según su esencia, el fútbol entra en la categoría de juegos
de desmarque
El desmarque es procurar situarse en una posición lo más ventajosa para recibir el balón y
continuar el ataque con la menor oposición posible por parte de los contrarios.
El marcaje es contrarrestar el desmarque.
El desmarque tiene dos sentidos cualitativamente diferentes:
 Desmarcarse para recibir el balón y continuar el ataque pero sin estar en buenas
condiciones para rematar.
 Desmarcarse como rematador, pudiendo recibir el balón en buenas condiciones
para rematar.
Éste último significado, el desmarque del rematador, es el concepto clave que define los
objetivos estratégicos del juego futbolístico, como veremos a continuación.
Los objetivos estratégicos del juego
A partir de una visión dualista, el juego se subdivide en dos fases fundamentales: el
proceso de ataque y el proceso de defensa
La finalidad del juego en ataque es simplemente endosar un gol al equipo adversario. No
mucho menos simple es el objetivo estratégico para lograr cada gol:
"desmarcar al rematador y entregarle la pelota"
La persecución de este objetivo por parte del equipo en posesión del balón es siempre un
proceso colaborativo. La culminación de este proceso de ataque es que el rematador
reciba la pelota desmarcado y pueda así, evitando un duelo, intentar lograr un gol sin más
oposición que la del guardameta.

La finalidad del juego en defensa es simplemente no encajar un gol. Para ello hay que
procurar que todos los atacantes estén marcados estratégicamente de manera que
ninguno pueda rematar desmarcado. Si un jugador tiene o recibe el balón, algún oponente
podrá disputárselo. En otras palabras, el objetivo estratégico para evitar un gol es
"...transformar el ataque colectivo [desmarque y entrega al rematador] en un ataque
individual [duelo]...
Una vez conocidos los objetivos estratégicos del juego, queda saber cómo ordenar las
jugadas lógicamente en todo partido de fútbol para alcanzarlos.
Ordenar las jugadas
En general, hay dos maneras de ordenar las jugadas para hacer efectiva la estrategia
adecuada a un juego:
 por pensamiento y colaboración (esto último en juegos de equipo)
 por introducción o adaptación de reglas claves del juego.
¿Cuál de estas maneras prima en el fútbol?
Por un lado, en cuanto a la ordenación de jugadas en defensa, no hay que pensar
únicamente en el fútbol de once contra once sino también en las variantes con menos
jugadores por bando como el fútbol sala o el de niños. Ya en el caso de jugar dos contra
dos se plantea la tarea de vigilar no solamente al portador del balón sino también al que
puede recibir la pelota y rematar. Si el número de jugadores por bando es pequeño, el
marcaje estratégico se realiza por colaboración: Básicamente, a cada jugador se le asigna
tácimente un contrario con la tarea de poder hacerle frente si éste recibe la pelota. Para
ello ha de pensar en cada momento dónde posicionarse. Sin embargo, a partir de un
cierto número de jugadores por bando y de unas ciertas dimensiones de campo, existe
una regla relacionada con el marcaje estratégico que surgió en los orígenes del fútbol:
el fuera de juego.
Por otro lado, el modo de ordenar las jugadas en ataque siempre es una respuesta al
marcaje estratégico a superar. En especial, hay que considerar qué regla de fuera de juego
rige para poder contrarrestarla.
En los dos próximos capítulos veremos los fundamentos de la ordenación de las jugadas:
primero el desarrollo y significado estratégico de la regla del fuera de juego y luego la
evolución cultural del fútbol, muy influenciada por esta regla.
La ley de fuera de juego
Como en cualquier deporte, en el fútbol, para apoyar y determinar el sentido y espíritu del
juego, su lógica interna, nos sirven sus reglas o leyes. Entre ellas destaca por su carácter
estratégico la ley de fuera de juego.
Origen y sentido
Entre las costumbres del football que empezaron a establecerse entrado el siglo XIX,
destaca la de prohibir que un jugador se adelantara "demasiado" sin balón. Para ello se
aplicaba la llamada ley de fuera de juego, que prohibía pasar el balón a un jugador
"demasiado" avanzado.
Comúnmente se considera que la ley de fuera de juego apoya únicamente al equipo
defensor, en cuanto si un atacante se adelanta demasiado, los defensores no han de
preocuparse por él. Mas bien mirado es una ley que también cuida de que no haya
"desertores" que se desentiendan de ayudar al equipo en tareas defensivas quedándose
siempre cerca de la meta contraria esperando el próximo ataque. Ello nos lo revela
el origen del término "fuera de juego": En el siglo XIX se decía que un jugador demasiado
avanzado estaba "fuera de su bando y fuera de juego" ("off his side and out of play"). ] Más
exactamente, la palabra "off-side" (fuera de bando) proviene del término militar inglés
"off the strength of his side", algo así como "estar omitido de su grupo" despojado de
derechos.
La ley de fuera de juego está evidentemente relacionada con el marcaje: Un jugador en
fuera de juego no puede recibir el balón, y por tanto está más que marcado. La cuestión
más interesante es investigar en qué grado esta ley apoya el marcaje estratégico. ¿Es
necesaria para marcar a todos los oponentes? ¿Es acaso suficiente? Naturalmente, la
respuesta dependerá de cómo se definió a lo largo de la historia lo que es concretamente
estar "demasiado" avanzado.
Las leyes del fútbol se consolidaron a lo largo de la historia, "siempre en reacción a la
práctica, ya sea para confirmar o para evitar [usos]" En el caso de la regla de fuera de
juego, ésta fue atenuada sucesivamente para debilitar la defensa y favorecer al ataque.
Formas históricas
La forma más antigua del fuera de juego definía que
"un jugador se encontraba en posición de fuera de juego siempre y cuando estuviese más
adelantado que el balón jugado por un compañero suyo.
Esta forma se incluyó en el primer reglamento de la Football Association de 1863. En la
imagen de ejemplo más abajo vemos que debido a esta regla severa cada equipo se
apiñaba forzosamente detrás del balón. El pase a un compañero adelantado era
imposible. Es evidente que esta regla era más que suficiente para marcar
estratégicamente a cada contrario, pues cualquier atacante que portaba o recibía el balón
tenía enfrente no solamente a uno sino a todos los oponentes. A diferencia del estilo
rugby, en el estilo asociación era muy difícil zafarse de este marcaje controlando la pelota
sólo con los pies y no con las manos. Más adelante veremos cómo se intentaba.

Si bien esta forma era la más extendida, sobre todo en la primera mitad del siglo XIX, no
era la única. Hasta 1873, las reglas del 'football' variaban enormemente según la
comunidad geográfica o escolar, en especial la ley de fuera de juego. Así, también se
practicaban, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XIX, variantes menos
restrictivas del fuera de juego con el siguiente patrón:
"Un jugador se encontraba en posición de fuera de juego si estaba más adelantado que el
balón y tenía a menos de equis oponentes ante sí al jugar el balón un compañero suyo."
Veamos ejemplos importantes:
 En las reglas de Eton de 1847 así como en las de Cambridge de 1848/56 se
estipulaban cuatro oponentes
 En las reglas de la Football Association de 1866, que sustituyeron a las de 1863, se
estipularon tres oponentes
 Las reglas de campo de 1867 ideadas por el Queen's Park Football
Club estipulaban dos oponentes
Por otra parte, no hay que dejar de lado que en la región centrada en Sheffield, "la más
importante cultura futbolística existente en las décadas de los 1850 y de los 1860" se
jugaba con la versión de cero oponentes, es decir sin ley de fuera de juego Sólo en 1863 se
empezó a experimentar allí con la regla en su version de un oponente (el guardameta).
La forma previa a la actual
A partir de 1870 se hizo insistente el deseo de las varias asociaciones independientes de
unificar sus reglas de juego para celebrar partidos entre ellas, lo que culminó en la "fusión
oficial de las reglas de Sheffield con las de la Football Association en 1878 que proporcionó
la plataforma estándar para la propagación del juego en todo el mundo" Con respecto a la
regla de fuera de juego, la forma que se impuso fue la recogida por la Football Association
en 1866, que rezaba así:
"Un jugador se encontraba en posición de fuera de juego si estaba más adelantado que el
balón y tenía a menos de tres oponentes ante sí al jugar el balón un compañero suyo."[17]

En el gráfico de arriba vemos que, con la regla de "tres oponentes", el jugador clave para
establecer la zona de fuera de juego era el antepenúltimo jugador del equipo defensor.
Mientras normalmente el guardameta era el último jugador, el penúltimo se encontraba
por definición dentro de la zona de fuera de juego. Si el portador del balón lo pasaba a
cualquier compañero y éste entraba en la zona de fuera de juego, el penúltimo defensor
se podía enfrentar a él. Esto significa que la regla de fuera de juego continuaba
siendo suficiente en la versión de "tres oponentes" para marcar estratégicamente a todos
los atacantes.
La forma actual
La regla de fuera de juego actual sustituyó a la regla de 1866 en 1925 y sigue en su esencia
en vigor hasta ahora. En aquel año, la liga profesional de fútbol inglesa consideró
oportuno debilitar la regla previa para fomentar un fútbol de más goles. Para ello, se
disminuyó el número de oponentes de tres a dos. Recordemos que la regla actual reza así:
"Un jugador se encuentra en posición de fuera de juego si está más adelantado que el
balón y tiene a menos de dos oponentes ante sí al jugar el balón un compañero suyo."

En el gráfico de arriba vemos que, con la regla de "dos oponentes", el jugador clave para
establecer la zona de fuera de juego es el penúltimo jugador del equipo defensor, siendo
normalmente el guardameta el último jugador. Ahora bien, a diferencia de la regla
anterior, por definición ningún otro defensor se encuentra dentro de la zona de fuera de
juego. Si el portador del balón lo pasa a cualquier compañero y éste entra en la zona de
fuera de juego, nadie se puede enfrentar a él. Esto significa que la regla de fuera de juego
se torna insuficiente en la versión de "dos oponentes" para marcar estratégicamente a
todos los atacantes.
A pesar de esta insuficiencia, se justifica la necesidad del fuera de juego actual por reducir
los espacios de los atacantes y con ello apoyar tácticamente el marcaje:
"...normalmente se utiliza el fuera de juego desde el punto de vista defensivo para reducir
los espacios de los atacantes... Esta situación se provoca adelantando la línea defensiva,
colocando a sus hombres paralelamente a la línea de meta, desplazándose éstos hacia
delante, superando la posición de los atacantes a los que tienen que marcar. A la vez, los
mediocampistas y delanteros del equipo defensor presionan al poseedor del balón, de
modo que al realizar el pase lo haga de forma imprecisa. El portero también interviene
adelantando su posición para anticiparse a los posibles balones largos que los atacantes
envíen a las espaldas de sus defensas. Otra posibilidad por parte de la línea defensiva es
que mantenga una posición adelantada pero estática; los defensas deberán entonces
posicionarse en diagonal uno respecto al otro, ya que de esta forma un compañero podrá
rectificar su posición y alcanzar al contrario que ha salido en posición correcta." [23]
La finalidad de reducir el espacio es más patente si consideramos que el fuera de juego no
se aplica o sólo reducidamente en variantes del fútbol con menos espacio por jugador,
como vemos en la siguiente tabla.

m² por
N. de Aplicación Metros
Metros Superficie jugador de
Variante jugadores del fuera de de
de largo en m² campo de
por equipo juego ancho
un equipo

Sin fuera de 171.0 –


Futsal 5 38 – 42 18 – 25 684 – 1050
juego 265.5

Limitada a la 1500 – 250.0 -


Fútbol 7 7 50 – 65 30 – 45
zona de 12 m 2925 487.5

Fútbol Regla de 100 – 4500 – 450.0 –


11 45 – 91
11 1925 110 10010 1001.0

Crítica
Hemos visto que las reglas de fuera de juego anteriores a la actual fueron criticadas y
consecuentemente modificadas por ser demasiado severas para el equipo atacante. En el
caso de la regla actual, ya no se puede decir que la ley favorezca únicamente al equipo
defensor. El equipo atacante también puede beneficiarse de ella:
"El fuera de juego (entendido como medio táctico defensivo) [...] se mueve en el límite del
éxito (recuperación de la posesión del balón ante la ubicación antirreglamentaria del/los
oponente/s) y el fracaso (existencia de grandes espacios por detrás de la línea defensiva
propiciándose situaciones claras para conseguir gol), además de que su señalización está
sujeta a la apreciación del equipo arbitral, con la consiguiente posibilidad de errar [...]
La dificultad para los árbitros de señalar correctamente la infracción del fuera de juego es
en efecto un gran inconveniente de esta regla. Incluso existe un estudio médico-científico
que llega a la siguiente conclusión: "El ojo humano no está capacitado fisiológicamente
para detectar un fuera de juego".
Así pues, la ley de fuera de juego es un arma de doble filo difícil de aplicar, ya sea
tácticamente por parte del equipo defensor, ya sea justamente por parte de los árbitros.
Es por ello que varios expertos postulan o vaticinan la abolición de la regla de fuera de
juego:
 Ricardo Olivós "... no se explica como no se suprime el fuera de juego, una vez que
ya su función es innecesaria para ordenar la defensa. Probablemente se teme a las
imprevistas consecuencias que podrían acarrear su supresión, pero éste es un
temor infundado, al habernos demostrado la (formación) WM que existe otra
forma de ordenar la defensa diferente a la del fuera de juego."
 Ken Bray también aboga por la supresión de la ley de fuera de juego: "[...] Los
defensores podrían por fin dedicarse simplemente a su tarea, a saber la de marcar
a sus oponentes [...] Para los árbitros y sus asistentes sería un enorme alivio [...]"
 Bernhard Peters, experto en hockey sobre hierba y fútbol, "vivió en 1996 la
abolición del fuera de juego en el hockey sobre hierba y está convencido de que en
el fútbol ello no acarrearía cambios graves"
 Marco van Basten, responsable de desarrollo técnico de la FIFA desde septiembre
del 2016, propone suprimir el fuera de juego: "El fútbol se parece cada vez más al
balonmano, con equipos que instalan una muralla delante de su área. Sin la regla
del fuera de juego habría más posibilidades para los delanteros y más goles. En el
hockey sobre hierba se suprimió el fuera de juego y no hay problemas".
No obstante, son muchas las voces que consideran que el fuera de juego "potencia la
realización de un juego inteligente” y que "el juego empobrecería y perdería su
estética" sin esta ley.
La evolución cultural del fútbol como juego
El juego es la lógica ordenación de jugadas basada en un planteamiento. "Esta lógica
interna sería el producto de la interacción continua, a lo largo del desarrollo histórico del
juego, entre las principales convenciones del reglamento y la evolución de las soluciones
prácticas aportadas por los jugadores de mano de los progresos realizados en el desarrollo
de las habilidades tácticas, técnicas y de la condición física."
Por supuesto, la convención del reglamento decisiva en la evolución del fútbol fue la ley
del fuera de juego tratada anteriormente. Bajo su influencia se sucedieron en el desarrollo
histórico del fútbol periodos de estabilidad, en los que el planteamiento del fútbol como
juego era claro y simple, y periodos culturales de revolución y desconcierto.
El antiguo pase largo
Originalmente, el fútbol era un deporte de regate. No se observaban sucesiones de pases
precisos sino únicamente aislados pases largos.
Ya hemos visto que la regla de fuera de juego más antigua no permitía pasar la pelota a un
jugador más adelantado que ésta. Ello obligaba al portador del balón a regatear e inducía
a todos los jugadores del equipo defensor a situarse detrás del balón, con lo que todos los
jugadores atacantes estaban marcados. Para intentar librarse de este marcaje, el
conductor del balón, sin oportunidad de avanzar con él frente a la nube de oponentes,
solía lanzarlo atrás a una zona despoblada, donde un compañero lo chutaría bien lejos
y alto. Ello daba a los atacantes tiempo y oportunidad de correr adelante. Se esperaba con
ello que un jugador desmarcado pudiera controlar el balón y marcar.

En el gráfico de arriba vemos un ejemplo donde el jugador con balón tiene la oportunidad
de chutarlo alto. Para no incurrir en fuera de juego, los compañeros deben quedarse
detrás del balón hasta que sea chutado. Será difícil entonces para un atacante controlar el
balón con los pies, pues el balón no está precisamente dirigido al atacante y éste sólo
puede correr decididamente tras el balón después del chut, estando los defensores
normalmente más cerca del punto de aterrizaje que los atacantes. No obstante, no había
mejor forma de contrarrestar el marcaje que con este pase largo, alto e impreciso. No era
fácil así lograr goles.
Por otra parte, el fútbol de la región de Sheffield también estaba basado en el pase largo
directo hacia adelante. La ausencia allí de una regla de fuera de juego permitía a
determinados jugadores (llamados kick throughs) postarse muy cerca de la meta para
recibir el pase largo. Para imaginarse mejor esta manera de jugar en Sheffield, hay que
saber que las porterías eran mucho más estrechas que en otras comunidades,
concretamente 12 pies (4 yardas),] lo cual es la mitad de la medida actual de 8 yardas
(7.32 metros). Ello explica que tampoco allí fuera fácil lograr goles, aun soliendo jugar sin
portero fijo.
El juego conminativo
A partir de mediados de los años 1860, se empezó a observar que algunos equipos
abandonaban el puro regateo (secundado por altos pelotazos) y descubrían el recurso de
los pases precisos entre compañeros, dando lugar al juego combinativo. La causa más
determinante de ello fue el desuso de la regla de fuera de juego que sólo permitía pases
atrás, ya que sin esta restricción los compañeros se podían distribuir más libremente en el
campo para recibir pases. "No por casualidad se desarrolló un juego más bien basado en el
pase que en el regate en Sheffield, donde la regla del fuera de juego era
considerablemente más liviana que la de la Football Association".
Otro factor que propició el juego combinativo fue seguramente la reducción de las
dimensiones del campo y del número de jugadores por bando, pues con demasiados
jugadores y un vasto campo, la visión de conjunto para combinar se complica. Esta
reducción paulatina culminó en 1897 cuando se fijaron oficialmente las dimensiones del
campo equiparables a las actuales y se limitó el número de jugadores por bando a once.
Anteriormente, eran comunes campos de 200 yardas de largo y 100 de ancho mientras el
número de jugadores por bando variaba sustancialmente, pudiendo pasar de la veintena.
El juego combinativo llevó finalmente a que los jugadores se distribuyeran cada uno en
una zona del campo para pasarse el balón, como veremos a continuación.
El sistema piramidal
Al discutir anteriormente la regla de fuera de juego anterior a la actual, hemos visto que
con ella bastaban dos jugadores para marcar a todos los contrarios. ¿Cómo se
contrarrestaba este marcaje? Veamos el siguiente diagrama. Un jugador de ala ha logrado
llegar hasta la línea de meta con el balón. Dado que no hay posición de fuera de juego
detrás del balón, algún compañero en el centro podía recibir un centro atrás y marcar.
Para jugar de esta manera por las alas y centrar, el número óptimo de delanteros resultó
ser de cinco.

Con dos defensas y cinco delanteros, tres jugadores quedaban en medio. La tarea de estos
centrocampistas era transmitir el balón rápidamente de la defensa al ataque. Este
esquema 2-3-5 se dio en llamar formación clásica ] o piramidal y "fue utilizado de manera
dominante durante casi cincuenta años". Partidos jugados por ambos bandos en esta
formación eran muy atractivos de ver y jugar. El balón, más rápido que el más veloz
jugador, podía circular fácilmente adelante mientras cada jugador permanecía en su zona
asignada.
La formación WM
Con la nueva regla de fuera de juego de 1925, defender con sólo dos jugadores se volvió
insuficiente. La clásica formación 2-3-5 dejó de ser pertinente, con lo que comenzó un
periodo de desconcierto. Después de varios tanteos, prevaleció la idea de un preparador
inglés llamado Herbert Chapman. Chapman decidió retrasar un centrocampista a la
defensa. Con ello resultó una disposición de jugadores llamada formación WM [42] por
recordar a estas dos letras. Al igual que en el sistema clásico, cada jugador se acomodaba
en su propia zona y el balón circulaba rápido entre ellos.

Hay algo destacable sobre la formación WM que había sido logrado sin querer
conscientemente: Los equipos oponentes distribuidos según este esquema 3-2-2-3 se
superponían. Cada mitad delantera de un equipo coincidía con la mitad trasera del otro.
Por ello, en cada zona se encontraban dos oponentes apareados que se marcaban
mutuamente.
La formación WM dominó la cultura del juego por largo tiempo, pero no era un sistema
estratégico estable. Por un lado, procuraba una manera de defender en cuanto cada
jugador cubría al oponente de su zona. Mas, por otro lado, no pudo cristalizar una
solución estratégica para atacar, dado que el cada vez más férreo marcaje en la zona
dificultaba colocar a un jugador libre para rematar.
La deszonalización
En el capítulo precedente hemos visto que la rígida formación WM no permitía una
verdadera estrategia de ataque. Al permanecer en su zona, cada atacante estaba siempre
cubierto por su oponente. ¿Por qué cada jugador permanecía en su zona? La razón es
histórica. En el sistema clásico, el permanecer cada uno en su zona era atinado pues
resultaba una estrategia coherente tanto en defensa como en ataque. Esta atadura a la
zona la conservaron todos los equipos con la formación WM por inercia. No obstante, la
formación se fue resquebrajando gradualmente, pues el jugador atacante urgió cada vez
más de separarse de su oponente e incluso de abandonar su zona.
Este concepto de deszonalización de los atacantes tuvo dos manifestaciones: la horizontal
y la vertical. Horizontalmente, dos atacantes a la misma altura permutaban sus puestos.
Ello causaba un poco de confusión en la defensa contraria, pero cada jugador permanecía
marcado. Verticalmente, un jugador de la retaguardia avanzaba a la vanguardia cuando su
equipo estaba en posesión del balón. Fue la manera vertical la que desestabilizó la
formación WM: Ya no era suficiente para los jugadores del equipo defensor el permanecer
en su zona y esperar ya que irremediablemente algún defensor tendría que afrontar a más
de un oponente. El ejemplo más influyente de deszonalización vertical fue el exhibido por
el equipo de Brasil campeón del mundo en 1958.
En 1974, año del Campeonato Mundial en Alemania, se llegó a considerar que "los
sistemas [o formaciones] murieron definitivamente". La deszonalización tomó la forma
del fútbol total, practicado por jugadores "polivalentes" para ocupar "el terreno de fútbol
[...] enteramente en cada instante por cada jugador".
No obstante, la deszonalización no acabó de definirse claramente y fracasó. A menudo, los
defensores pensaron que marcar consistía en perseguir incesablemente a su oponente
como una sombra y los atacantes creyeron que desmarcarse consistía solamente en
acudir a un sitio despoblado de oponentes. Todo ello indujo al aumento de
desplazamientos no estratégicos, extenuantes e innecesarios. No se encontró un
planteamiento sencillo y adecuado para abandonar la zona, con lo que se volvieron a
utilizar conceptos zonales como las formaciones (4-4-2, 4-3-3, 5-3-2, ...) y los puestos fijos
(líbero, delantero centro, ...).
La sofisticación
Tras la época de deszonalización, se conviene en que las formaciones rígidas no se deben
sobrevalorar pero no se abandonan, sino que se descubre en la organización del fútbol
una doble dimensión estructural:
 "una dimensión 'estática' denominada sistema de juego o dispositivo táctico, que
representa el modo de colocación de los jugadores sobre el terreno de juego. Esta
colocación de base fundamental (traducida, por ejemplo, por diagramas 4-4-2, 4-5-
1, 4-3-3, etc.) restablece el orden [...] y sirve de punto de partida para los
desplazamientos de los jugadores [...]"
 "una dimensión 'dinámica' establecida por las diferentes tareas y misiones tácticas
distribuídas entre los jugadores [...]"
El desarrollo y la práctica de estas estructuras se revela como un proceso complejo
y sofisticado, en el que se impone la influencia de los preparadores tácticos que intentan
guiar a los jugadores con numerosas innovaciones y consignas.
Además de sus acepciones positivas (refinamiento), el concepto de sofisticación también
las tiene negativas (complejidad engañosa). Seguramente, un aspecto que contribuye a
una complejidad engañosa es el hecho de que, a diferencia del ajedrez, en la terminología
futbolística no se suele distinguir bien entre táctica y estrategia. De hecho, es común
denominar estrategia del fútbol a las jugadas iniciadas a balón parado en lugar de referirse
a la ordenación teórica fundamental del juego, lo que la distinguiría de los
comportamientos tácticos ocasionales.
El fútbol ideal
Para reflexionar sobre el fútbol ideal, se parte de un juego de fútbol donde teóricamente
ambos equipos son igualmente talentosos. Bajo esta premisa, la hipótesis es que el fútbol
está basado en un simple y óptimo planteamiento. Si un equipo sigue este planteamiento
y el otro lo descuida, el primero siempre ganará. Si ambos equipos cumplen el
planteamiento simple, los partidos se jugarán con orden. Jugarlos o presenciarlos será
deleitoso. Serán superfluas las tácticas complicadas.
Conocer el planteamiento simple sirve como hilo conductor para practicar o presenciar el
fútbol real. Dado que el fútbol conlleva una gran complejidad técnico-táctica, el ser
conscientes del planteamiento simple en un fútbol ideal ayuda a no perder el norte
durante el partido. Estratégicamente, los jugadores saben en cada momento qué hacer y
dónde está su puesto óptimo y los espectadores disfrutan del partido desde un punto de
vista superior.
El planteamiento simple
Hemos visto en la evolución cultural del fútbol que antaño, antes de la formación WM,
hubo dos periodos en los que se jugaba con un planteamiento simple, resumidos a
continuación.

Sistema Planteamiento de defensa Planteamiento de ataque

Todos los jugadores estaban obligados a


Lanzar la pelota alto y lejos
Sistema permanecer detrás de la pelota, con lo que
para dar tiempo al rematador
antiguo cualquiera podía enfrentarse a un contrario
a desmarcarse.
portador del balón.

El antepenúltimo defensor determinaba la


Dejar sin efecto la ley de fuera
línea de fuera de juego, mientras el
Sistema de juego desfondando por las
penúltimo defensor se ocupaba de
clásico bandas y centrando hacia
cualquier intrusión en la zona de fuera de
atrás.
juego.
En ambos casos, hemos visto anteriormente que la regla de fuera de juego
correspondiente era suficiente para realizar el marcaje. Así mismo, en ambos casos se
encontró una manera de contrarrestar el marcaje, con lo cual se podía jugar en un sistema
fácil de entender y aplicar, ordenado y estable.
Los sistemas antiguo y clásico ofrecían planteamientos sencillos para jugar al fútbol. Mas
en la época moderna, al dejar de ser suficiente la regla de fuera de juego para marcar a los
contrarios, se pasa por una formación WM frágil para desembocar en las crisis de la
deszonalización y de la sofisticación. ¿Hay que desistir en la época moderna de un
planteamiento simple? ¿O quizás éste se haya ofuscado por el devenir histórico? En todo
caso, la única proposición conocida de planteamiento simple para el fútbol moderno se
puede formular como sigue.
"A muchos les gusta complicar las cosas, cuando en realidad el fútbol es un deporte muy
sencillo que no ofrece misterio alguno. [...] En realidad, todo el juego moderno puede
concretarse definiéndolo como el sistema de hombre contra hombre, que es de lo que se
trata en sustancia. [...] El concepto se reduce a marcar oportunamente al adversario y
saberse desmarcar en el momento preciso."
La defensa ideal moderna
El planteamiento de defensa debe asegurar que ningún oponente esté libre de marcaje. Si
un oponente está desmarcado y recibe la pelota, podrá avanzar sin oposición,
desestabilizando la defensa. En el fútbol moderno, la solución está en aparear cada
oponente con un miembro del equipo defensor. Cada jugador orienta su posición en
relación a su oponente para garantizar que, si su oponente recibe el balón, se le podrá
oponer antes de que pueda conseguir un gol o desestabilizar la defensa.

En el gráfico de arriba vemos que cada defensor se ocupa de un contrario. A los contrarios
más alejados de la meta defendida basta marcarlos a distancia. No resulta fácil poner
acertadamente la estrategia del marcaje individual en práctica:
"Aunque el marcaje individual tiene una gran ventaja teórica (quitando totalmente el
espacio a cada atacante), pocos equipos pueden usar este sistema en partidos de once
contra once (el sistema es más fácil con menos jugadores por bando). El sistema requiere
una organización superior, condición física, concentración, disciplina y habilidad en el uno
contra uno. Una organización exitosa requiere una buena visión de los jugadores,
liderazgo y buena comunicación."
Hay que resaltar que este planteamiento teórico no contempla el perseguir al contrario
todo el tiempo y por doquier. De malentenderlo así, es obvio deber criticar que "quien
marca al hombre corre por donde el rival quiere. [...] Es el adversario quien dispone del
esfuerzo y el espacio [...]"] y preferir la defensa en zona.
"Se defiende en zona cuando cada hombre tiene asignada la administración de una
parcela de terreno. El jugador va modificando su posición dentro de ese espacio en
función del sitio donde se encuentra el balón". Pero como ya se vio en la época de la
deszonalización, el gran talón de Aquiles estratégico de una defensa en zona es que "las
zonas se pueden sobrecargar (más atacantes que defensores en el área a cubrir) [...].
En suma, "un sistema de marcajes individuales sigue siendo el ideal defensivo (moderno)"
El ataque ideal moderno
Para contrarrestar el marcaje individual, el equipo atacante trata de forzar tener más
atacantes que defensores en la zona activa. La zona activa es la zona entre la pelota y la
meta. En el siguiente ejemplo, al tener el jugador 1 la pelota, la zona activa va de la línea A
hasta la línea de meta. Dado que el defensor encargado de marcar al jugador 1 quedó
temporalmente detrás de él, se encuentran cuatro atacantes contra tres defensores – el
portero no cuenta – en la zona activa. La defensa se halla en estado inestable.

Si el jugador 1 pasa la pelota al jugador 2, la nueva zona activa va de la línea B a la línea de


meta. Entonces hay tres defensores contra tres atacantes en la zona activa; la
superioridad numérica de los atacantes acaba, y la defensa vuelve a ser estable. Esta es la
razón por la que no siempre es adecuado pasar adelante. Si el jugador 1 avanza con el
balón en lugar de pasarlo, tarde o temprano un defensor tendrá que descuidarse de su
oponente para disputar el balón al portador. Entonces, el oponente sin vigilancia queda
libre cerca de la portería y podría marcar si recibiera el balón.
Viceversa, a veces es adecuado pasar el balón atrás. En nuestro ejemplo, un pase del
jugador 2 al jugador 1 crea una superioridad numérica al trasladarse el límite de la zona
activa de la línea B a la línea A.

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