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INTRODUCCIÓN

Madam C.J. Walker fue una lavandera afroamericana derrota a la miseria y


funda un imperio de la belleza que la convierte en la primera millonaria por
esfuerzo propio. Madam C.J. Walker construyó un imperio de la nada, dando
lugar a una de las historias de superación y éxito más espectaculares de la
historia de los Estados Unidos. Sarah Breedlove, como era su nombre real,
nació en el seno de una familia de esclavos afroamericanos de Louisiana, de
nacer como hija de esclavos pasó a ser la mujer afroamericana más rica de su
tiempo.

Ella vivió en carne propia las dificultades de domar un pelo afro, creó un
milagroso crecepelo que conseguía en muy poco tiempo, que la cabellera
luciera como nunca. Para ese entonces, por fin las mujeres afroamericanas de
Estados Unidos tenían un producto especialmente para ellas, especialmente
creado para su tipo de cabello y con el que podían sentirse mucho más
atractivas y seguras. Madam C.J. Walker, orgullosa de la belleza negra, puso
todo su esfuerzo para ensalzarla y legitimarla, haciendo de ello su modo de
vida. Gracias al desarrollo de sus cosméticos y productos para el cuidado del
cabello destinados a las mujeres afroamericanas. Fundó para su
comercialización la empresa Madam C. J. Walker Manufacturing Company.
HISTORIA DE ÉXITO DE MADAM C.J. WALKER

Un 23 de diciembre de 1867, en un pueblo


llamado Delta del estado de Louisiana,
nació una niña que fue bautizada como
Sarah Breedlove. Fue la primera niña de
su familia que nació en libertad después
de la firma de la Proclamación de
Emancipación. Ella fue descendiente de
esclavos que vivieron durante largos años en una plantación en el estado de
Louisiana.

Su madre murió en 1872, posiblemente de cólera. Su padre se volvió a casar y


falleció poco después. Sarah, habiendo quedado huérfana a sus seis años, se
mudó con su hermana mayor y su cuñado, Willie Powell. Sin embargo, su
cuñado la golpeaba; por ello, para tratar de generar recursos comenzó a
trabajar como empleada doméstica. En 1882, con catorce años, se casó con
Moses McWilliams, huyendo del abuso de su cuñado. Tuvieron una hija, Alelia
McWilliams, nacida el 6 de junio de 1885, Moses falleció dos años después. A
los veinte años, junto con su hija de dos años, se mudó a la ciudad portuaria de
St. Louis, donde vivían dos de sus hermanos; en dicha ciudad trabajó de
lavandera ganando alrededor de un dólar diario, logró salir adelante
poniéndose como única meta de que su hija reciba la educación que ella no
tuvo.

Como muchas mujeres de la época, Sarah sufrió la caída de su cabello y


problemas en el cuero cabelludo debido, principalmente, a una dieta deficiente,
escasos hábitos de higiene y productos como la soda (o sosa) cáustica, que
eran incluidos tanto en los jabones para lavar la ropa como en los de la
limpieza del cabello. Esto debido que en ese entonces la mayoría de los
estadounidenses carecían de agua corriente y electricidad, bañarse era un lujo,
y si a esto se le suma que las condiciones de vida de los afroamericanos eran
todavía más vulnerables y que el hecho de ser mujer dificultaba mucho más las
condiciones de vida, el resultado era una salud muy resentida y sus
consecuencias muy visibles en la apariencia física.
Ella volvió a casarse en 1894, pero dejó a su marido, John Davis, en 1903 por
motivos de excesos maltratos físicos y psicológicos. Un día llega una mujer
llamada Addie a ofrecerle un producto capilar y al verla mal ofrece a cuidar de
su cabello a cambio de sus servicios de lavandería. Contrajo matrimonio por
tercera vez en enero de 1906 con Charles Joseph Walker, un vendedor de
publicidad al que conoció en St. Louis, Missouri; entonces adoptó las iniciales y
el apellido de su marido como nombre profesional. Con el tiempo Sarah
recobró su seguridad y reconoce que su propósito en la vida es ayudar a otras
personas a sentirse bien así como Addie ayudo de ella, así que le pide trabajo
a Addie para ayudarla a vender sus productos pero sorpresivamente ella le dice
de mala manera que no, porque las mujeres de color harán lo que sea por
parecerse a ella, ya que ella era una mujer de color clara y de cabellera rizada
bien cuidada, por ende, le recalco que tenía un acuerdo, en donde Sarah le
ofrecía sus servicios de lavandería y Addie le brindaba su tratamiento capilar,
cuyo producto era llamado "El maravilloso crece pelo", ese día Sarah se lleva
algunos de los productos de Addie a escondidas para demostrarle que puede
hacerlo bien y se vendieron con éxito, por contarle a la gente un poco de su
historia, al vender todos los productos que se llevó, llega a casa de Addie a
entregarle todo el dinero de los productos que vendió y contarle la verdad, pero
Addie le dice ladrona y a pesar que Sarah llevo puesto su mejor vestido para
vender los productos, Addie la humillo y le dijo que parecía una mujer que
recolecta en los campos de algodón y no querían que sus productos los
asocien con alguien como ella, Sarah se disculpa por lo ocurrido.
Al no querer darse por vencida
decide crear sus propios productos
incluso mejores que los de Addie
que tenían quejas por mal olor, no
pasó mucho tiempo antes de que
desarrollara su propia fórmula. Así,
cuando empezó a comercializar su
producto de puerta en puerta, lo hizo
con el nombre de "El maravilloso
crece pelo de Madam C.J. Walker".
Su esposo la ayudó a desarrollar
técnicas de marketing por correo para sus productos, generalmente a través de
periódicos que eran propiedad de afroamericanos. Es entonces en 1905
cuando registra la compañía como Madam C.J. Walker Manufacturing Co.
Pasados unos meses, el negocio ya generaba alrededor de 10 dólares a la
semana, una cantidad bastante considerable para la época. Addie al enterarse
fue a visitarla y le dice que no puede competir contra ella y que cuando fracase
habrá mucha ropa sucia esperandola. Sarah le manifiesta a su esposo de su
sueño de hacer crecer su producto y le pide mudarse, ya que no llegara muy
lejos en ese lugar siendo la sombra de Addie, su marido considera que han
llegado al tope del negocio y que no era posible que se expandiera más. Sarah,
hace caso omiso a su marido y le afirma que sus productos iban a ser
utilizados por mujeres alrededor de todo el país. Los Walker se mudaron a
Pittsburgh, Pensilvania, donde abrieron un salón de belleza y crearon la
institución Lelia College.

Sarah fue una absoluta pionera en utilizar imágenes de mujeres negras para
ilustrar el antes y después de las usuarias del producto. Hasta ese momento,
solo mujeres blancas aparecían en ese tipo de anuncios. Comenzó a mostrar y
vender su producto de puerta en puerta, acudía a las iglesias y reuniones de
clubes, gritaba a los cuatro vientos las ventajas de su producto en los
mercados y creó un catálogo de pedidos por correo. En apenas dos meses ya
ganaba 35$ a la semana, el doble del salario medio de un hombre blanco y
más de 20 veces el salario medio de un hombre negro. No se conforma solo
con esto y recluta un equipo de vendedoras que van puerta por puerta
comercializando su producto y las entrena para que puedan mostrar de manera
profesionalizada a sus clientes las propiedades que esas creman tienen, y así
incrementar el número de pedidos.

Sarah se divorció de su esposo en 1912 por su infidelidad con una de sus


trabajadoras. La señora Walker viajó por todo el país mostrando sus productos,
reclutando vendedores y alentando a los empresarios afroamericanos como
inversionistas comerciales. Sus rondas incluyeron convenciones de
organizaciones afroamericanas, iglesias y grupos cívicos. A medida que
aumentaba la fortuna de Walker, se convirtió en filántropa, apoyando a las
escuelas, las artes y las organizaciones de derechos civiles, además de brindar
oportunidades de creación de riqueza para sus agentes.

Luego de su éxito en los negocios fue conocida por su filantropía y activismo,


realizó cuantiosas donaciones a numerosas organizaciones (en su testamento
dejó dos tercios de sus futuras ganancias a la caridad y a su legado) y se
convirtió en mecenas de las artes; de hecho, Villa Lewaro, la lujosa propiedad
de Walker en Irvington, sirvió como lugar de encuentros para la comunidad
afroamericana. Lamentablemente, Walker no escuchó las advertencias de sus
médicos respecto a que la vida acelerada que llevaba estaba perjudicando su
salud. El 25 de mayo de 1919, a la edad de cincuenta y un años, murió por
complicaciones en su cuadro de hipertensión. En el momento de su deceso era
considerada la mujer de negocios afroamericana más rica en Estados Unidos.

Madam CJ Walker fue una persona que se hizo a sí misma de la nada y


siempre trató de impulsar la educación que ella mismo no puedo recibir
mediante becas y donaciones a la comunidad negra para que asistieran a la
escuela y la universidad. No obstante, su admirable legado como empresaria,
ella donaba a lo largo de su vida cantidades importantes de dinero a los fondos
de becas, la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color
(NAACP) y a las campañas contra la segregación. 

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