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Mancini, Edgardo
Fe al límite. No permitas que los problemas te hablen . - 1a ed. - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires: Certeza Argentina, 2015.
128 p. ; 20x14 cm.
ISBN 978-950-683-211-7
1. Fe. 2. Cristianismo. I. Título
CDD 230
No hay que negar la realidad, solo hay que entender que hay
un nivel superior: la fe al límite.
Área 1
Escribe cuáles son las emociones negativa que a partir de ahora
vas a poner en control del Espíritu Santo. Luego, anota cómo las
vas trabajando según lo que has aprendido hasta ahora. Para
avanzar hacia el área 2 te recomiendo que leas y respondas
primero la sección de preguntas para profundizar.
Área 2
¿Qué cosas has aprendido que podrán ayudarte en aquello que te
propones alcanzar?, ¿qué estás haciendo para aprender más acerca
de Dios?
Área 3
Ahora es tiempo de que te posiciones en el área 3 y hagas una
declaración escrita para vivir tu fe al límite.
Oración de bendición
Padre Dios, quiero darte gracias por este maravilloso regalo que
es la vida.Te pido perdón porque muchas veces no resolví los
problemas usando ese don tan maravilloso que se llama fe.
A partir de este día tomo la decisión de ser más sensible a la voz
de tu Espíritu Santo basándome únicamente en tu Palabra escrita
(la Biblia).
Como dice el libro de Filipenses, yo decido poner mi confianza,
en ti, sabiendo que Aquel que comenzó en mí ‘la buena obra la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo’ (1.6).
Señor ayúdame para que las emociones nunca me confundan y el
conocimiento no juegue en mi contra porque sé que hay un solo
lugar donde me creaste para vivir. Ese lugar es el área del Espíritu
y aun en medio de mis circunstancias más difíciles viviré como el
justo, experimentaré victorias y alcanzaré a desarrollar mi fe al
límite.
Todo esto lo haré para gloria y honra tuya.
En Cristo Jesús. Amén y amén.
Epílogo: Corramos con paciencia
E
stimado lector, estimada lectora, estoy convencido de que
cuando antes entendamos las propuestas de Dios, antes
llegaremos a la metas y esto será con menor sufrimiento y
mayor felicidad. Es por eso que me parece fundamental cerrar con
un última reflexión sobre la carrera de la vida. Recordemos el
pasaje de Hebreos sobre el que trabajamos en el capítulo
‘Desarrolla poderosamente tu fe’:
Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan
grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado
que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos
por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la
fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios.
Hebreos 12.1–2
Es importante que recordemos que hemos nacido en pecado.
David lo relataba así: ‘He aquí, en maldad he sido formado, y en
pecado me concibió mi madre’ (Salmos 51.5). Pero no todo está
perdido. Frente a esta realidad, Hebreos 12.1–2 nos propone
despojarnos de todo peso y del pecado que nos asedia y correr
con paciencia la carrera. Cuando seguimos este consejo (y lo
hacemos de forma continua en nuestra vida), entramos en ‘la
carrera’.
Notemos que Hebreos no habla en plural, no dice ‘varias
carreras’, sino ‘la carrera’; se trata de una sola y única carrera y
de una meta. ‘Corramos’ es una invitación para ti y para mí.
Ahora, me gustaría que veamos otra traducción de este pasaje,
que puede ayudarnos a entenderlo mejor (marcaré en cursiva el
nuevo aspecto que esta nos brinda. La Nueva Traducción Viviente
dice: ‘La carrera que Dios nos ha puesto por delante’. Esta
traducción añade que el Señor es quien nos ha puesto ‘en carrera’.
Esto es tremendamente significativo y muy esperanzador; yo no
me inscribí para correr, Dios lo hizo por mí. Sabemos que todo lo
que él hace es para mi bien, así que si Dios nos anotó para correr,
eso debe darnos la plena seguridad de que alcanzaremos la meta.
Todos los que hemos sido llamados por el Señor necesitamos
entender en nuestro espíritu (porque en la mente ya lo sabemos)
que de nada sirve correr si no alcanzamos la meta. Debemos
‘correr para alcanzar el premio’. El Apóstol Pablo dice: ‘He
acabado la carrera’ (2 Timoteo 4.7). Jesús lo expresa de esta
manera: ‘He acabado la obra que me diste que hiciese’ (Juan
17.4b). Tanto nuestro Señor como el apóstol Pablo nos enseñan lo
mismo: En el Reino todo lo que se comienza se debe terminar.
Sería muy importante encontrar todos los días un tiempo para
meditar esta palabra. Pues nos ayudará a no claudicar en el
camino.
Permíteme mostrarlo así (haré una paráfrasis): Corramos la
carrera en la que Dios nos inscribió. La que nos da la seguridad
de alcanzar la meta, mirando a Jesús, el único camino. Corramos
aceptando la propuesta maravillosa que nos da el Espíritu Santo,
mientras permitimos que la paciencia (uno de los frutos) cada vez
sea mayor en nosotros.
Mientras corres, experimentarás, aumentarás tu resistencia,
correrás con esperanza, nunca te faltará la constancia y la
perseverancia. Por otro lado está la promesa… ‘esta guardada la
corona de justicia, la cual [nos] dará el Señor’ (2 Timoteo 4.8).
Te sorprenderás de encontrar en el camino a tantos que corren.
Te estimulará saber que, en Jesús, ya está terminada la obra, Él
dijo ‘consumado es’ (Juan 19.30). ¡Animo! … No se dormirá el
que te guarda (Salmos 121.4).
Corramos, perseveremos, disfrutemos… y no olvidemos que,
como dice Hebreos 12.1:
Hay sobre nosotros una gran nube de testigos.
Table of Contents
FAL_Portada
FAL_Legales
FAL_Contenido
FAL_Introduccion
FAL_Como leer este libro
FAL_01 Relacion no religion
FAL_02 Area de las emociones
FAL_03 Area del conocimiento
FAL_04 Aprender todo el tiempo
FAL_05 Area del espiritu y de la fe
FAL_06 Fe al limite en la Biblia
FAL_07 Una fe que crece
FAL_08 Jesus desafia nuestra fe
FAL_09 Desarrolla poderosamente tu fe
FAL_10 Fe al limite hoy en dia
FAL_11 Aplicacion practica de las 3 areas