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MI TESTIMONIO

Dios les bendiga, mi nombre es Caleb Diaz, tengo la bendición de contar mi


testimonio. Para empezar, tuve el privilegio de nacer en un hogar cristiano, crecí
en los caminos de Dios. Sentía la presencia del Señor desde niño; mis padres me
llevaban a los ayunos juntamente con mis hermanos, nos enseñaban la palabra de
Dios. Me sabía muchos textos bíblicos me gustaba leer la Biblia, pero conforme
pasaban los años iba creciendo y a la vez poco a poco me estaba apartando de Dios,
ya no quería ir a la iglesia. Mi mentalidad fue cambiando al ingresar a mi etapa de
adolescencia y a la secundaria, me fui enfocando más en mis amistades, perdía el
tiempo con ellos, iba a donde ellos salían. De ese modo fui olvidando las cosas de
Dios, me volví más rebelde y contestaba a mis padres; mi carácter cambio mucho,
ya no quería ayudar a mis padres.

Me gustaba mucho el futbol, llegaba a casa muy tarde ya que del colegio me pasaba jugar futbol con mis
amistades, una noche caminando solito después de un partido, escuche unas palabras lindas que yo no podía
entender quién me estaba hablando y me decía: ¡Qué haces Caleb! no te das cuenta; todo este momento que
te guardado, conociste mi palabra ibas a los seres libres del niño Yo te miraba te miraba con tanto esfuerzo
que hacías esos cartelitos para las marchas, pero te fuiste apartando de mi presencia, yo no te quiero soltar
porque tengo grandes cosas para ti, quiero hacer algo poderoso con tu vida

En aquel instante fui corriendo a mi casa, me encerré en mi cuarto y empecé a meditar en aquellas palabras
que había escuchado y mis lagrimas empezaron a caer ya que se me venían recuerdos cuando era niño junto
con mis hermanos hacíamos la obra de Dios a temprana edad, y ahí me di cuenta de que Dios no me había
dejado solo ya que el Señor aún estaba conmigo a pesar de todas las cosas malas que había hecho, él me
perdonó y me limpio. Desde ese día ya dejé de ir a jugar fútbol, corte con las malas amistades. Mis padres
llegando del trabajo a casa, les dije que quería ir a la iglesia, pero como no tenía camisas no quería ir vestido
con ropa mundana ya que sentía ese temor de no ir de ese modo. Mi madre me había enseñado a trabajar
desde los 12 años, y bueno yo me había comprado ropa mundana; le dije a padre que me acompañara a
comprar camisas y pantalones para ir a la casa de Dios.

Un día vi una publicación en mi Facebook, en la cual era una invitación de confraternidad para adolescentes
que titulaba “Mi nueva historia”, justamente aquel mismo día recibí un mensaje de un hermano que me hiso
la invitación para asistir a aquella confraternidad, Dios puso en mi corazón el sentir de poder ir.

Al ingresar a la iglesia de San Pablo sentí algo muy especial y diferente, me saludo el hermano de la puerta y
me sentaron en la primera fila, me encontré con el hermano Luis que me había hecho la invitación y me dijo:
¡Bienvenido Caleb! Empecé a escucha la palabra de Dios, cuando hicieron el llamado yo pasé adelante y mis
lágrimas caían, lloré como un niño; qué cuando le pide algo a su padre con ruego y yo le decía: ¡Señor Jesús
perdóname, perdóname por favor! todo lo que he hecho, todo lo que te ha desagradado de mí, perdóname
por favor por haber hecho cosas malas cosas escondidas le decía a Dios, desde ese momento hice un pacto
con Dios le dije quiero escribir mi nueva historia en esta iglesia junto él.

Ahora tengo la salvación de mi alma, ya que me reconcilie con mi Dios, cambio mi corazón y me dio sus grandes
bendiciones inmerecidas que son su paz, consuelo y gozo a mi alma. Ahora le sirvo con todo mi corazón y mis
fuerzas, Dios cada día me enseña a ser un mejor cristiano, sigue formándome a su voluntad. Y le estoy muy
agradecido a Dios por mis padres que siempre oraron por mí.

Este es mi breve testimonio, Dios les bendiga.

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