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La Conspiración de Querétaro

1) El ambiente en la Nueva España era muy tenso, el pueblo


se cuestionaba de los privilegios de la Corona Española,
estaban saturados de las injusticias y malos tratos por parte de
los españoles.

Existieron una serie de reuniones en el año de 1810, ante los ojos


de los españoles eran conocidas como “tertulias literarias” pero
en realidad eran conspiraciones. En estas reuniones
clandestinas participaban varios personajes que compartían los
ideales de la fuerza de los movimientos independentistas.

Una de las conspiraciones se realizó en la casa del Corregidor


de Querétaro: José Miguel Domínguez.

Ahí estaban presentes los anfitriones: Miguel Domínguez y


Josefa Ortiz de Domínguez, y militares de la corona española
como Ignacio Allende, Juan Aldama y Joaquín Arias.
Decidieron incluir al cura Miguel Hidalgo al plan, pues
necesitaban de alguien que tuviera estrecha relación con el
pueblo.

Hidalgo - ¡JUSTICIA! Allende - ¡LIBERTAD! Aldama - ¡INDEPENDENCIA!

El Corregidor les decía que el pueblo vivía sometido al yugo de


gobernantes distantes. En aquella reunión se decían cansados,
expresaban su deseo de ser libres y Domínguez decía que su
destino dependía de ellos mismos. ¡Es hora de que lo hagamos
saber!

El comandante Arias tiró intencionalmente una copa de vino


sobre la mesa, interrumpiendo a Domínguez.
Se disculpó con él y le decía que podía continuar.

Miguel Hidalgo continúo diciéndoles: ¡Nuestro destino no


puede depender de la gente que no respeta nuestros
derechos! Debemos unirnos como pueblo y retomar el poder
de los opresores.

Arias interrumpió de nuevo, tenía una pequeña duda: ¿Cómo


proponen que se haga esto?

A lo que Josefa Ortiz respondió: ¡Con mucho valor y con


mucha cautela, sr. Arias!

Arias se sentó de nuevo dando la razón a la corregidora.


Volvió a cuestionar ¿Quién encabezará este movimiento?

Allende dijo: ¡Lo iniciaré yo!, seguido Aldama le dijo: ¡Cuenta


conmigo!

Arias continuaba dudoso diciéndole a Allende que ellos 3 sólo


eran oficiales de la corona y valiosos para la milicia española,
le cuestionaba si él pretendía que ellos iniciaran esa trai…ción,
este movimiento.

Allende le contestó: A veces un hombre debe hacer lo que es


correcto aunque ello implique cambiar de bando.

Hidalgo se levantó diciendo: Cuenten con mi espada y mi fé.

Los corregidores de Querétaro también expresaron su apoyo.

Hidalgo fijó fecha para octubre.


2) Un comandante supremo del ejército español se
encontraba en su oficina. Cuando de pronto llegó el militar
Arias, diciendo que tenía información importante.

El comandante le preguntó sobre la información que le llevaba.

Arias le dijo que nunca había sido su carácter andar de soplón,


pero que el bienestar de su colonia debía tomar prioridad. Él
había escuchado que la corona sabía reconocer a sus súbditos
más leales. Le contó al comandante que había observado a
Allende y que tenía actitudes sospechosas, sin mencionar la
gente con quien se juntaba.

El comandante enojado, le pedía que fuera conciso y Arias


decía que creía que Allende estaba conspirando contra la
corona.

El comandante le cuestionó: ¿Cómo te has enterado de eso?

Arias contestó que siempre había sido muy observador, pero el


comandante dudó y le dijo que sabía que él había estado en
las reuniones conspiradoras.

Le decía que lo único que le agradecería era el haberle


evitado la molestia de irlo a buscar. Ordenó que se lo llevaran a
encarcelar al convento de San Francisco.

El capitán dio la orden a uno de los militares que le dijera al


corregidor de Querétaro que emitiera una orden de arresto al
capitán Ignacio Allende y que investigara a todos.
3) La Corregidora, doña Josefa Ortiz de Domínguez se
encontraba en su alcoba; cuando de pronto, su esposo Miguel
Domínguez la encerró poniéndole llave a su puerta. Ella
escuchó el ruido de la puerta.

Le preguntó: ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué me encierras?

El Corregidor le dijo: ¡LA CONSPIRACIÓN HA SIDO DESCUBIERTA!


Me han ordenado aprisionar a nuestros compañeros, aún no
hemos sido implicados tú y yo, pero podría suceder en
cualquier momento y debemos tomar precauciones.

Josefa pedía que la dejaran salir, que necesitaba avisarles a los


demás, Miguel Domínguez se negó, se disculpó con ella y se
fue, dejándola encerrada.

Ella comenzó a pegar en el suelo con el tacón de su zapatilla


para que alguien la escuchara.

El ruido llamó la atención de Ignacio Aldama, quién a través de


la puerta, le preguntó en qué podía servirle.

Ella le dijo que tenía que darse prisa en buscar a Aldama, que
él debía avisarle al capitán Allende que sus planes habían sido
descubiertos.

Él la obedeció, tomó un caballo y a prisa se marchó …

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